Nueva Época, Año 5, Nº 45 Diciembre de 2018

El amor al terruño es una fuerza que mueve

montañas: Laura Solar

Momentos de la inauguración de la zona arqueológica Cerro del Teul

Editorial: ¿Para qué ir a la zona arqueológica Cerro del Teul?

El amor al terruño es una fuerza que mueve montañas: Laura Solar

Ecos de la fiesta de apertura de la zona arqueológica Cerro del Teul

Caminar y cantar con María en Pinos, Zacatecas. La Fiesta de los Faroles


! !
¿Para qué ir a la zona arqueológica Cerro del
Teul?
P
¿ or qué la historia es una asignatura
que enfada a la mayoría de los
estudiantes de primaria, secundaria y
preparatoria? ¿Por qué la historia es una
materia aburrida, en lugar de despertar
el interés por aprender? ¿Por qué
cuando hablamos del pasado, por lo
general, sólo buscamos las grandes
hazañas, de los grandes personajes de
las grandes culturas? ¿Por qué muchos
visitan la Zona Arqueológica Cerro del
Teul como si fueran a un centro
comercial? Estas preguntas miran hacia
una realidad común, hacia una visión
acerca del pasado como algo que ya
ocurrió, como algo que quedó atrás y
que sólo puede ser objeto de curiosidad
y de mirada frívola. Y también son
preguntas que nos cuestionan en medio
de una sociedad educada por los
imperios multinacionales del
espectáculo, del lucro, de la imagen
personal, de la frivolidad, de las
pantallas digitales, de las redes sociales
virtuales y de la moda.
Se ha extendido mucho esta
visión de la historia pensada como
museo; la historia como colección y
relación de antigüedades inertes; la
historia que despide olor a rancio; la
historia como el cuaderno amarillento y
descuidado del viejo profesor que narra
sin emoción los acontecimientos del
pasado. Es la mejor manera de alejar a
las nuevas generaciones formadas en la
cultura de la inmediatez, de lo fugaz y
! ! ! !
! ! ! ! !
EDITORIAL
de la diversión fácil como valor
supremo.
¿Cómo proponer una historia que
trascienda actividades rígidas y
monótonas y que supere creativamente
la cultura del entretenimiento banal? La
historia sólo tiene sentido en relación
con el presente y de cara al porvenir.
Las preguntas, los retos y los
quehaceres del hoy tenemos que
llevarlos y plantearlos mirando las
lecciones del pasado. Los problemas y
sueños del futuro necesitan dialogar con
el pretérito. Esta es una manera de
acercarnos a la historia, en diálogo con
ella, poniendo como centro la realidad
presente y futura. Don Luis González y
González creía que para estudiar historia
había que partir de un problema del hoy
y, desde ahí, hacerle preguntas a
nuestros antepasados.
El presente plantea desafíos que
no podemos menospreciar: migración,
falta de oportunidades para los jóvenes,
desempleo, violencia social,
inseguridad, abandono del campo,
deterioro del medio ambiente,
corrupción extrema en la vida pública,
educación que da la espalda a la
realidad, desarraigo, crisis de valores,
rompimiento de los vínculos sociales,
sociedad que ha perdido su capacidad de
lograr acuerdos sobre los asuntos
relevantes para el bien común, la
política vista como profesión de
bandidos, arribistas y mercenarios,
individualismo, cultura de la diversión
Director fundador: Javier Chávez Rivas.
Director: Hugo Ávila Gómez
En internet: https://www.facebook.com/elteulense
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en donde lo que cuenta es escapar como
sea del aburrimiento y de todo aquello
que angustia y perturba.
Pensando en problemas como
estos podemos subir al Cerro del Teul.
¿Qué tienen que decir los antiguos
teulenses a la realidad del mundo
contemporáneo? El estudio de la
historia, el estudio de los mundos del
pasado, dice Ryszard Kapuscinski, nos
permitirá comprendernos mejor a
nosotros mismos, a nuestra cultura, a
nuestra sociedad. El acercamiento a la
historia nos permitirá entender por qué
somos como somos, cómo hemos
llegado a tener los problemas de la
actualidad, qué errores hemos cometido,
cómo podemos corregir el rumbo, cómo
podemos transformarnos y cómo
podemos enfrentar juntos los retos de
hoy y construir un porvenir donde haya
lugar para la justicia, la reconciliación,
la paz, la esperanza, la vida buena y
plenamente humana. Por eso esto tiene
razón la arqueóloga Laura Solar cuando
afirma que “la recuperación del
patrimonio cultural es un factor de
unidad social y de integración del tejido
social”.
De esta manera, el rescate, la
investigación y la difusión de la zona
arqueológica Cerro del Teul, de sus
estructuras arquitectónicas, de sus
monumentos ceremoniales, de sus obras
de ingeniería, de los objetos hallados en
pasa a pág. 4
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El amor al terruño es una fuerza que mueve
montañas: Laura Solar
El 5 de octubre de 2018, en la
ceremonia de inauguración de la Zona
Arqueológica Cerro del Teul, la
arqueóloga Laura Solar Valverde,
codirectora de este proyecto, dijo que
abrir al público la zona arqueológica
Cerro del Teul fue una obra colectiva,
una suma de voluntades de distintos
sectores sociales: arqueólogos,
trabajadores, particulares,
organizaciones de la sociedad civil,
presidentes municipales, funcionarios
del INAH, medios de comunicación,
diputadas federales, gobernador del
Estado. Entre todos aportaron lo
necesario para que este sueño se viera
cumplido: recursos económicos,
gestiones, trámites, comunicación,
acompañamiento, medidas legales y
confianza.
Reconoció que este proyecto es
mucho más que una obra del gobierno,
la ciudadanía tiene un papel principal:
“Los zacatecanos aman su historia y
rescatarla lo asumen como un reto
personal”. Recuperar el Cerro del Teul
era un sueño de los habitantes de este
pueblo. Era una idea de muchas
generaciones llegar al descubrimiento
de los tesoros históricos y culturales
del Cerro del Teul, y con este proyecto
arqueológico ese sueño los teulenses
“lo lograron con sus propias manos”.
Por eso la participación social
es muy importante. La arqueóloga
Laura Solar manifestó que el rescate y
puesta en valor del Cerro del Teul no
inició con los trabajos de exploración
y restauración, ni termina con la
inauguración de la zona arqueológica.
Recobrar el patrimonio cultural es una
tarea que viene de mucho antes y
continuará mucho después. Por eso
invitó al pueblo del Teul y de
Zacatecas a seguir activo en las
actividades para promover al Cerro del
Teul. Aseguró que es necesaria la
participación ciudadana para
acercarse, no sólo a la conservación de
los elementos materiales de este lugar,
sino también al conocimiento y
difusión de los valores patrimoniales
del Cerro del Teul.
¿Qué más podemos aprender
de esta experiencia de dar vida a la
Zona Arqueológica Cerro del Teul?
Laura Solar lo dijo bien: “El amor al
terruño es una fuerza que mueve
montañas, el espíritu de equipo es un
motor inagotable. Los esfuerzos de la
sociedad y del gobierno resultan más
eficaces cuando se enfocan en
objetivos comunes y se trabaja en
unidad para conseguirlos”. Además de
que “la recuperación del patrimonio
cultural es un factor de unidad social y
de integración del tejido social”.
Concluyó su mensaje con estas
palabras: “Hoy se reconoce el valor
del pasado teulense, pero también es
una responsabilidad. Confiamos en
que el pueblo del Teul sabrá resguardar
el legado cultural recibido”.

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viene de pág. 2
¿Para qué ir a la zona arqueológica Cerro
del Teul?
el subsuelo, de los restos humanos
encontrados, de la visión del mundo
de quienes ahí habitaron, nos puede
arrojar valiosos conocimientos sobre
aquellas viejas y sabias culturas
prehispánicas que tienen mucho que
enseñarnos sobre el arte del buen vivir
en lo individual, en lo social, en el
vínculo con la naturaleza y en su
relación con lo sagrado.
Por eso El Cerro del Teul es un
lugar para que lo visitemos, lo
estudiemos, lo conozcamos, lo
difundamos, lo revaloremos desde las
escuelas, las organizaciones de la
sociedad civil, las empresas, las
instituciones de los distintos órdenes
de gobierno. Si los teulenses nos
apropiamos culturalmente de este
patrimonio, sabremos comunicar
adecuadamente a los visitantes acerca
de los valores del pasado que son
capaces de iluminar el presente y
ofrecer soluciones a la problemática
de nuestro país.
Así, al mismo tiempo que la
zona arqueológica puede ser una
herramienta y un símbolo para recrear
la identidad teulense y para
reconstruir el tejido social, también
puede ocasión para generar iniciativas
de emprendimiento y creatividad. La
comunicación y el encuentro con
turistas y visitantes que vienen
buscando el Cerro del Teul, también
puede ser un factor de bienestar
social, de nacimiento de empresas
turísticas, de creación de empleos y de
reactivación de la economía local.
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! ! ! ! !
Más allá de los legítimos simple distracción. Son respetables
intereses económicos y turísticos, es todas las intenciones y motivaciones
necesario utilizar todos los medios a para venir al santuario de la cultura
nuestro alcance: arqueológicos, caxcana.
antropológicos, educativos, turísticos,
Nuestra tarea como teulenses
económicos, sociales, culturales para
es hacer que la visita al Cerro del Teul
no olvidar nuestro pasado y para
sea para dialogar con los antiguos
mantener viva la cultura heredada de
habitantes que vivieron aquí antes de
los antiguos teulenses que mucho
la llegada de los españoles, para
tienen que enseñarnos para enfrentar
aprender de ellos, para experimentar
los desafíos del presente y del futuro.
en cabeza propia la fuerza de la
En una sociedad en donde nada historia, para que después de visitar
nos sorprende, donde todo es este antiguo santuario prehispánico
frivolidad y banalidad, donde los todos los visitantes podamos decir:
grandes fabricantes de dinero en el “de veras que eran sabias estas
mundo promueven una cultura que culturas y estas personas que ahora
sólo busca divertir, hacer posible la llamamos indios”. Podemos asistir al
evasión fácil, sobre todo a través de la Cerro del Teul para pensar nuestros
supremacía de la imagen y del sonido, problemas de manera diferente, para
por encima de la palabra, además de reflexionar nuestro presente a la luz de
cuidar el pasado, la misión de la Zona los aportes de las antiguas culturas,
Arqueológica Cerro del Teul es para repensar nuestra realidad y vivir
conmover (mover-con, poner en la vida de otra manera.
movimiento) a los visitantes
Los arqueólogos lo hacen muy
(forasteros y nacidos o residentes en el
bien. Para el resto de la población
Teul). No sólo emocionar o instruir.
tenemos aquí un reto didáctico: ¿cómo
La experiencia de subir al Cerro del
plantear la subida al Cerro del Teul de
Teul es para comunicar una carga
manera que sea una experiencia para
emocional positiva, para cuestionar
con-mover, para sacudir perezas,
nuestras rutinas, para hacernos pensar
frivolidades y egoísmos y, de esa
y para nutrir nuestros impulsos y
manera, ayudar a construir una cultura
motivaciones. Esa fuerza que inspire
más humana, que nos despierte a la
la ida al Cerro del Teul se tiene que
realidad y nos rescate de la cultura del
convertir en acciones.
espectáculo?
¿Para qué ir a la zona
arqueológica Cerro del Teul? Hay
quien viene por esnobismo, por imitar
los comportamientos de quienes se
consideran cultos o, incluso, por
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Ecos de la fiesta de la apertura de la zona
arqueológica Cerro del Teul
Pitágoras tenía la opinión de que a
una fiesta asistían personas guiadas por
motivos distintos: hay quienes van a
hacer negocios; movidos por el interés
de la ganancia y el dinero buscan la
compañía de quien asegurará su afán
de lucro. Otros se presentan para
lucirse, para mostrar su cuerpo, sus
ropas finas y costosas y alimentar su
ego con la impresión que logran
generar. Y un tercer tipo de personas,
los más libres, que no buscan ni dinero
ni honores, sólo se congregan con el fin
de observar, de convivir, de platicar
con los demás, de escuchar cosas
interesantes. En estos mismos tipos de
personas se clasifica la humanidad,
creía Pitágoras. Hay quienes solamente
piensan en hacer dinero. Otros sólo
buscan quedar bien, tener fama y ser
reconocidos o se dedican a pasarla
bien, a divertirse y gastar su vida en
entretenimientos vanos. Y según
Pitágoras, el filósofo pertenece al tercer
tipo de personas porque persigue la
sabiduría sólo con un interés de
crecimiento humano, libre de egoísmo,
de vanidad y de deseo de guardar las
apariencias.
El día 5 de octubre de 2018, en
la inauguración de la zona
arqueológica Cerro del Teul se vieron
los tres tipos de personas. Hubo
quienes llegaron sólo porque asistiría el
gobernador y la clase política. Había
que estar ahí pensando en el contrato,
en la gestión, en el beneficio
económico y político de hacer acto de
presencia. Hubo también quienes
llegaron para lucirse, para hacer vida
social, para platicar de los chismes de
actualidad, para guardar la apariencia
de que les interesan las cosas de la
cultura. Y, finalmente, los menos
llegaron para aprender, con un genuino
interés de ser testigos de un
acontecimiento histórico. Y fueron los
pocos que realmente pusieron atención
a los discursos e hicieron el recorrido
por el Cerro con la mente abierta y el
espíritu despierto para dejarse
sorprender. Fueron de los pocos que
hicieron preguntas y que realmente
están interesados en cuidar el pasado.
El director del INAH, Diego
Prieto, dijo que lo que pasó en el Teul
es la forma como trabaja esa
institución. Investiga el pasado, da
valor a un sitio arqueológico y pone
dicho conocimiento al alcance de la
sociedad. Con ello sabemos que una
zona arqueológica es propiedad de la
nación y es a toda la sociedad a quien
corresponde su preservación, cuidado y
valoración.
Los diferentes discursos, el del
gobernador, el director del INAH, el
director del Centro INAH Zacatecas y
la arqueóloga Laura Solar, resaltaron
que abrir una zona arqueológica sólo es
posible cuando se unen las voluntades
del gobierno federal, el gobierno
2
estatal, el gobierno municipal,
diputados federales y la sociedad civil.
Todos hicieron énfasis en el papel de la
ciudadanía teulense, en las personas del
pueblo que se integraron como
trabajadoras en la obra de exploración
y rescate del Cerro del Teul. Este es un
poderoso mensaje para el futuro del
Cerro y para el futuro de la sociedad: si
queremos llegar lejos, si queremos
hacer cosas valiosas, se requiere la
unidad, la integración de todos los
sectores sociales y trabajar juntos por
el bien común.
La apertura de la zona
arqueológica Cerro del Teul es una
buena noticia, un acontecimiento
largamente esperado. Ahora tenemos el
reto de cuidar y valorar este legado
cultural de nuestros antepasados, de
saber trabajar unidos y de ser creativos
para aprovechar esta riqueza histórica
de modo que cada sean más las
personas que conozcan a profundidad
el significado de los hallazgos
encontrados en el Cerro del Teul y que
este conocimiento anime a realizar
acciones propositivas y que ayuden al
bien común del Teul y de la nación.

! !
Caminar y cantar con María
en Pinos, Zacatecas
La Fiesta de Los Faroles
Mire usted. Véngase de la bocacalle.
Vea al cerro, ahí están los vecinos del
barrio que al rato prenderán sus
antorchas. Entérese de lo que es la
Fiesta de Los Faroles. Porque estará
viendo luces, faroles, platos con velas,
casas adornadas, gente en procesión
cantando y rezando, pero tiene que
saber a qué se debe nuestro alboroto.
Las cosas no son nomás porque ya.
Tienen una historia y un porqué.
Déjeme le platico la tradición según yo
la entiendo, conforme a mí me lo han
contado y según yo la interpreto.
Porque sí, ¡mucha gente, mucha
música, mucha danza y mucha pólvora!
Pero, ¿a qué se debe todo esto? ¿qué
significa para nosotros los pinenses
esta devoción?
Para empezar, como dice el
Papa Francisco, María fue una mujer
que caminó y sigue caminando.
Caminó para visitar a su prima Isabel;
caminó hacia Jesús cuando faltó vino
en la boda; caminó rumbo al Gólgota
para acompañar a Jesús en la cruz, en
ese umbral oscuro y de dolor; caminó
junto a los apóstoles en el inicio de las
primeras comunidades cristianas. Y
sigue caminando con ternura y
delicadeza de madre cuando por medio
de una imagen, una medalla o una
estampita entra a una sala de hospital, a
una casa, a una calle o a un templo para
preguntarnos: ¿No estoy yo aquí que
soy tu madre? María camina, llega y se
hospeda en el corazón humano, en la
vida familiar, en el trajín laboral, en la
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existencia del pueblo y nos enseña a
permanecer de pie en medio de los
apuros.
Usted estará de acuerdo en que,
en la experiencia de la piedad popular,
María camina junto al pueblo en sus
acontecimientos diarios y en los días de
fiesta sale a pasear con muchos signos
de regocijo y solemnidad. Eso pasa en
diversas partes del mundo y en todo
Latinoamérica. María sale en
peregrinación a visitar a su pueblo, a
todos los pueblos.
Aquí en Pinos, Zacatecas,
existen registros de una fiesta que
conmemora el hecho de que María
anda con nosotros desde 1601. Los
franciscanos y los indígenas venidos
del centro de México fundaron el
barrio de Tlaxcala en el pueblo que
tuvo un nombre más largo que la
Cuaresma, el Real de Nuestra Señora
de la Purísima Concepción de Cuzco y
Descubrimiento de Minas que llaman
de la Sierra de Pinos y levantaron ahí
un templo dedicado a la Inmaculada
Concepción de María. Desde entonces
caminan el barrio, la villa y la vida en
la compañía de María.
Y cada año, en un novenario
que termina con su fiesta del 8 de
diciembre, el lengendario barrio
indígena de Tlaxcala lleva en andas
una imagen de la Concepción y con
ella recorren otros barrios y otras
comunidades como sabe hacer fiesta el
pueblo, con música, danza, cohetes y
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comida. Dicen que así ha sido desde
1601.
Por la tarde del 8 de diciembre
comienza el regreso luego de recorrer
caminos, casas y capillas, y después de
escuchar los sufrimientos, los ruegos y
los agradecimientos de la gente. Los
peregrinos que vienen con la imagen
hacen una inmensa fila de autos,
motos, bicicletas, danzantes, peatones
y jóvenes atletas que a paso veloz
portan la antorcha de la fe. Acompañan
el retorno de María a su casa, el templo
del barrio del Tlaxcala.
A la entrada del pueblo de Pinos
los están esperando personas emigradas
a la ciudad de México, a Guadalajara y
a Monterrey. Este día regresan a
saludar a la patrona del barrio de
Tlaxcala. A ellos se une otro grupo de
peregrinos venidos del Cerro de San
Pedro, San Luis Potosí. Ellos son
descendientes de obreros que venían a
trabajar a las minas del Real de Pinos y
tenían la devoción de presentarse en el
templo de María Concepción del barrio
de Tlaxcala. Ya no hay minas
trabajando por estos rumbos, pero los
sucesores de aquellos antiguos mineros
siguen regresando al pueblo de Pinos,
ahora atraídos por el camino real que
los acerca a la madre que los bendice y
los salva de los peligros.
pasa a la pág. 7
 7 Nº 45, Diciembre de 2018
viene de pág. 6
La Fiesta de Los Faroles en Pinos, Zacatecas
Como usted lo está viendo,
cuando empieza a caer la tarde y la
sombras de la noche van abrigando la
inmensidad del valle de Pinos, un
numeroso grupo de muchachos
encienden con antorchas la oscuridad
del Cerro de La Gallina. Hacen figuras
humanas. Entre ellas, forman un farol.
Todos ellos son descendientes directos
de los primeros habitantes del Barrio
de Tlaxcala. Fíjese, van dejando las
antorchas en el piso y las figuras
siguen dibujadas, ahora en el suelo del
cerro, y corriendo inician su descenso;
todos llevan en la mano una antorcha
encendida. Es una procesión a paso
veloz; procesión de marchistas que se
une al grupo de emigrantes y a la otra
enorme fila de peregrinos que vuelven
de las comunidades. Son tres caudales
de caminantes que, convocados por el
símbolo de la Concepción de María, se
reúnen a la entrada del pueblo para
hacer un solo río de pasos, cantos,
rezos y danzas. Caminan la ciudad y yo
me figuro que nutren su corazón con
los fueguitos de las plegarias, los
cantos y la alegría de estar reunidos,
cerca de la madre tierna, humilde,
pobre de cosas y rica de amor, porque ventanas que también están
todos necesitamos de un corazón de
madre, que sepa custodiar la ternura de
Dios y escuchar los latidos del hombre,
que cuide la vida y traiga la paz de
Jesús al corazón de cada persona y al
mundo entero. El pueblo se vuelve
protagonista. El pueblo sale del
anonimato y responde a la invitación
de María a participar, a unirse en una
sola comunidad, más allá de las
diferencias que los separan, como dice
el Papa Francisco.
Vea. La romería está llegando a
la calle Tlaxcala. Ingresa por un arco
de flores que cubre el inicio y lo ancho
de la calle, de banqueta a banqueta. Se
incorpora a una calle festida de fiesta.
Lazos de papel de china, color azul y
blanco, cuelgan de azotea a azotea. El
viento frío de diciembre los agita y
mece. Papelitos que se inclinan a
saludar la alegría del pueblo que
camina con María.
Fíjese que, sobre todo, hay
faroles. Faroles de papel con un foco
encendido dentro. Cuelgan de lazos
dispuestos a lo ancho de la calle, de
azotea a azotea también, alternados con
los lazos de papel de china. Todavía se
ven por ahí algunas cazuelejas con
sebo y una mecha prendida. Mire, ahí
está una señora animando el pabilo que
se estaba apagando. Esa es la casa de
don Juan Marín, un señor que en la
década de 1960, revivió la tradición de
la Fiesta de Los Faroles que, por
entonces, estaba muy apagada.
Ponga atención a las puertas y
emperifolladas con faroles encendidos,
uno al centro, arriba del quicio y uno a
cada extremo, formando un triángulo
iluminado en sus vértices. Así ha sido
desde 1601. Los faroles y las cazuelas
de sebo son de un tiempo anterior a la
energía eléctrica. Imagínese cómo de
bonita luciría aquella calle oscura,
alumbrada por un ejército de faroles de
papel de china. Y la luz es un signo
espiritual frente a las tinieblas del
2
pecado, de la enemistad, del miedo, de
la desesperación y del peligro. Eso
significan los faroles. Son una
fortaleza. Por eso, yo digo que el
pueblo de Pinos camina y canta con
María y enciende la noche con faroles,
danzas, cazuelas de sebo, música y
adornos de papel de china.
Ahora la marcha termina en el
templo del Barrio de Tlaxcala. Tanta
gente no cabe dentro, ¿dónde habían de
acomodar este gentío? La misa se tiene
que celebrar al aire libre, en la plaza de
frente al atrio. En esta solemnidad
religiosa se hace memoria de nuestra
antigua tradición. Dios, a través de
María, enseña al pueblo a caminar
unido, integrando a todos. Creo que la
escuela de María es la escucha atenta y
en silencio; la escuela de María es la
sencillez, la humildad y el servicio.
Con María el pueblo aprende a
ablandar su corazón, conoce la fuerza
de la fraternidad y oye el vibrar de lo
sagrado en el fondo de la conciencia.
Pienso que esta actitud se va
transformando en adoración,
reverencia, gratitud, amistad, buena
voluntad, fraternidad, júbilo. El 8 de
diciembre es bien notoria la pedagogía
de María. El pueblo sale a su encuentro
y se convierte en protagonista de la
concordia, de la reconciliación y de la
solidaridad. Y todo esto no puede
desembocar más que en
manifestaciones de lo que es alegría.
María es maestra, madre y guía del
pueblo de Pinos.
pasa a la pág. 8

! !
viene de pág. 7
La Fiesta de Los Faroles en Pinos, Zacatecas
El guía se despide. Observo en
silencio, trato de asimilar lo que ocurre
a mi alrededor y lo que he escuchado y
he visto. Todo es luz, todo es sonoridad
armoniosa. Todo es alegría en la calle
Tlaxcala la noche del 8 de diciembre.
Inmenso torrente humano custodiado
por un amplio grupo de voluntarios
que cuidan todo el tiempo del buen
orden y la seguridad de la procesión.
Y me acerco al doctor Armando, la
doctora Eva y a don Julián, mis
compañeros en el resto de la fiesta.
Te r m i n a l a c e l e b r a c i ó n
religiosa. Continúa la danza, la
vendimia de cena y golosinas. Aquello
es un hervidero de pasos, voces,
saludos, sonrisas. Más tarde se
enciende un árbol de pólvora. La
imagen de la Concepción de María
ocupa el lugar central en este artificio
de luces multicolores y rehiletes de
pólvora con el signo de los pueblos
mágicos. Abundancia de juegos
pirotécnicos. Se echa la casa por la
ventana en la fiesta de María, la fiesta
del 8 de diciembre, la Fiesta de Los
Faroles.
Y sigue el baile. Dos grupos
musicales animan el resto de la noche.
! ! ! ! !
El calor del guateque puede más que el
viento helado que muerde la carne de
los habitantes del antiguo Real de
Pinos. La plazuela se desborda de
familias, parejas, grupos de jóvenes,
puestos de comida. Huele a fritangas,
se escucha el crujir del aceite hirviendo
al contacto con las tortillas de maíz.
Las personas sostienen en la mano
temblorosa platos desechables con
tamales o tacos de birria. Los más
chicos saborean un buñuelo o un duro
preparado con verduras y cueritos. Con
las luces de la noche brilla el vaho de
las bocas y resplandece el humo de los
vasos de unicel con canela, café y
atole. Se siente la emoción de la
proximidad, del tiempo leve y festivo.
La celebración es un instante de
eternidad. Todo se suspende. Se hace
pausa al trajín de todos los días. El
tiempo se detiene para dejar fluir lo
que endulza el corazón. En la fiesta
todo es caricia para la vista, el oído, el
tacto y el gusto. La fiesta es el
coronamiento de la alegría.
Ha pasado la música. Las luces
se han apagado. Los faroles vuelven a
su lugar de donde saldrán el año
próximo. La calle está vacía y el gentío
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volvió a su rutina de todos los días.
Pero algo queda haciendo ruido.
Resuena la idea como campana que
convoca a la plegaria, imagino el
símbolo: María es un signo que ha
ayudado a crear identidad, a fortalecer
la personalidad de las personas y de los
pueblos; es una alegoría que ha
vigorizado y reanimado el tejido social
que une e integra a nuestras
comunidades. María es una insignia
que da a las personas la inspiración
para salir, para participar, para levantar
el espíritu y salir del abandono y el
olvido en que lo tienen quienes son
ciegos a la sabiduría, las necesidades y
la bondad del pueblo.
Queda el agradecimiento con el
pueblo de Pinos. La Fiesta de Los
Faroles es una herencia que ha sabido
cuidar la gente que ahora ocupa el
lugar de los antiguos moradores del
desierto del Gran Tunal. El 8 de
diciembre permanece una tradición
viva y con sentido.
(HAG)