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Escuela Interna Ecléctica Teosofía Solar y Universal

LA GUÍA ESPIRITUAL
Y
LA VOZ DEL ALMA

Material diagramado y publicado en Internet por “EISA”:


Escuela Iniciática Solar de las Almas

http://escuela-de-las-almas.blogspot.com.ar

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TEMARIO

- Introducción.-------------------------------------------------------------------------------- 3

 Sobre la Guía, los mensajes superiores, y la Voz del Alma.------------------- 4

 El Instructor físico, el estudiante, y el ego inferior.-------------------------------- 6

 La Intuición: el poder de la revelación. --------------------------------------------- 19

 La Voz del Alma.-------------------------------------------------------------------------- 22

 El desarrollo de la capacidad cognitiva intuitiva.---------------------------------- 26

 La Purificación como medio de transparentar la Voz del Alma.-------------- 34

 La Voz del alma en los seres ascendentes y descendentes.----------------- 39

 Glosario. ------------------------------------------------------------------------------- 42

Las palabras con el signo (*) se pueden encontrar en el Glosario, al final de este ensayo.

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Introducción

Este es un ensayo sobre “la guía espiritual”, sus posibles formas de


manifestación, y los errores en los que suelen caer los estudiantes al iniciar su
búsqueda. También es tratado el tema de “los instructores espirituales”, que
suelen generar espejismos en los buscadores, y, al final, se desarrolla la idea de
“la Voz del Alma” y su guía directa en el ‘darse cuenta’ y en el ‘ver’, y el
desarrollo científico-madurativo de la Intuición como “facultad cognitiva”. Se
cierra el ensayo mostrando las diferencias entre “la operatividad de Buddhi en
los almas ascendentes (chispas monádicas)” y “Buddhi como fuego ya activo en
los seres descendentes (avatares menores)”.
Esta presentación no pretende ser un tratado completo en estas
materias. Los conceptos vertidos son solo una guía a partir de la cual cada
estudiante podrá profundizar según el grado de sus intereses y capacidades.

Que la Luz de Buddhi se encienda cada vez más en todos los estudiantes.

El Escribiente.

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Sobre “la Guía”, los “mensajes superiores” y “la voz del alma”

La siguiente es una síntesis y reelaboración (por el aquí escribiente, A.B.)


de un párrafo del libro “Tratado sobre los 7 Rayos” (de Alice Bailey; pág. 375 a 378).

En estos tiempos en los cuales existen muchos grupos anunciando ser


“contactados” y “receptores” de ‘enseñanzas superiores’, se hace necesario
estudiar y discernir sobre las posibles fuentes desde donde pueden provenir
esas guías, tanto las verdaderas, como las falsas, y todas las gradaciones
intermedias entre ambas categorías.

Una “guía” o enseñanza puede provenir de las siguientes fuentes:

1- La guía hallada en una persona en el plano físico, hacia la cual se dirige


la persona que busca ayuda y esclarecimiento. Esta guía ocurre en forma
consciente y directa, y la calidad de la guía podrá ser muy variada,
mediocre, mala o buena, según el nivel de conciencia de quien cumple el
rol de guía y su grado de sabiduría para manejar este rol, (si fuese en
verdad merecedor para sostenerlo). (Este punto será profundizado en el tema
siguiente).

2- La vida oculta de deseos y aspiraciones nobles del hombre místico,


religioso, afloran desde su subconsciente adoptando ciertas formas y
tendencias, ‘señales internas’, las cuales interpreta como una guía
superior, como la Voz de Dios que le habla, o de algún ser superior. (Muy
común en el tema de los “mensajes canalizados” tan difundidos hoy en
día, que muchas de las veces provienen, como se afirma en este punto,
del propio mundo psíquico del estudiante).

3- La recuperación de antiguas tendencias y aspiraciones espirituales de


reencarnaciones anteriores que afloran a la superficie de la consciencia
durante la vida grupal, siendo mal interpretadas como la Guía de
Maestros espirituales, de la Jerarquía, o la Voz de Dios. Esta guía puede
ser en general buena en cuanto al grado de verdad que contenga, pero
debe reconocerse su real fuente, que no es la Divinidad directa, sino que
provienen de la misma naturaleza interna de los integrantes del grupo
(de uno, o algunos).

4- La guía registrada puede ser simplemente, sensibilidad a las voces y


buenas intenciones de gente benévola que está en el plano astral
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esperando reencarnar. Mientras se ciernen sobre la zona limítrofe de la


vida externa, esperando el momento de renacer, los seres humanos
encarnados establecen frecuentemente contacto subconsciente con
ellas, especialmente durante la vida de sueño, cuando el cuerpo físico
está en reposo. En ese estado y plano, comunican al neófito
informaciones y enseñanzas (buenas, mediocres o muy deficientes), lo
cual al despertar el aspirante mal interpreta muchas veces como ‘la Voz
de Dios’, de un Maestro, o de un Ángel.

5- Las guías pueden ser de naturaleza emocional y astral, resultado de los


contactos logrados en el plano astral. El aspirante podrá ser bien
intencionado y firme en su aspiración pero al estar polarizado en la
devoción emocional, y siendo débil aún en el plano mental, contacta y
extrae inspiraciones del plano astral, que aunque estas puedan ser
buenas, inofensivas y bien intencionadas, no son, como él cree, ‘la Voz
de Dios’ o de algún ser superior, sino espejismos o entes astrales, que los
hay de muchas categorías y tipos.

6- La guía puede provenir también de la sintonización del sujeto con la


mente o mentes de otras personas. Esto sucede frecuentemente cuando
se trata de personas inteligentes con la mente enfocada. Es telepatía
directa, pero inconsciente. La Guía puede provenir del contacto con la
mente enfocada de un grupo de trabajadores con la cual el hombre
puede tener cierta afinidad, a sabiendas o no. Estas guías pueden ser
conscientes o inconscientes, y ser de calidad buena, mala o neutra. El
auxilio aquí es el discernimiento propio.
Es muy habitual la manifestación de “mensajes inspirados” que se dicen
recibir de “los Maestros” o “los ángeles”, y que en realidad provienen de
la afinidad y del contacto que el receptor tiene con la energía mental de
otras personas y grupos. (Repetimos: Esto es “telepatía inconsciente”
directa).

7- La guía puede provenir del contacto con formas mentales. Las formas
mentales son creadas por la energía y el poder del pensamiento
sostenido, pudiendo ser de calidades y cualidades diversas. Las formas
mentales elevadas (de naturaleza benéfica) pueden ser empleadas por
los Guías de la Raza para ayudar y guiar a la humanidad. Aún siendo estas
últimas producto de pensamientos altruistas y bien intencionados, no
deben ser tomados como la guía directa de la Divinidad.

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8- Existe la guía real de los verdaderos Iniciados y Adeptos, a través de sus


discípulos y aspirantes. En este tipo de guía, el Iniciado nunca trata de
controlar a la persona o decirle lo que debe hacer; sus instrucciones son
orientadoras para el adelanto del aspirante que debe contactar con la
energía de su propia alma, pero nunca serán autoritarias ni
manipuladoras, siempre respetan el libre albedrío del hombre. En
muchos casos, los aspirantes captan las poderosas vibraciones de los
pensamientos de los Adeptos dirigidos a sus discípulos, y piensan luego
que tales transmisiones eran dirigidas directamente para ellos, y si bien
enseñanzas provechosas pueden ser extraídas de las mismas, se sigue
incurriendo en el error de pensar que “el Maestro en forma directa se ha
contactado”.

9- El contacto puede provenir de la propia alma del individuo, cuando por


la práctica de la meditación, la disciplina y el servicio, ha establecido
contacto con ella y existe, por consiguiente, un canal directo de
comunicación entre el alma(*) y el cerebro a través de la mente. Cuando
dicha comunicación es clara y directa, constituye la verdadera guía divina
proveniente de la divinidad interna. Pero si la mente no se ha
desarrollado ni existe pureza de carácter, estando el hombre sujeto aún
al control de las energías inferiores de la personalidad, esta
comunicación podría recibirse distorsionada o malinterpretarse. Cuando
se capta correcta y verdaderamente la Voz Interna, la guía es infalible y
la Voz del Dios Interno (la Conciencia monádica ó álmica) se revela con
claridad a Su “instrumento”, el hombre en el plano físico. La voz del alma
en el hombre puede traducirse en pensamiento y por lo tanto en
“mensaje”, pero la Voz del alma es, fundamentalmente, “INTUICIÓN”.
(Este punto se destacó en otro color, por considerarse, en esta escuela interna, el de
mayor importancia para el avance en conciencia de los estudiantes del mundo).

10- Existen otras fuentes que pueden ser tomadas como Guías, desde
donde pueden provenir inspiraciones y revelaciones, como la de seres
extraterrestres y/o intraterrestres con capacidades telepáticas
desarrolladas, por ejemplo. Ha habido casos, (y los hay, aunque los
verdaderos no son tantos como se cree…) de contactos de este tipo, pero
en este caso es deseable que el ‘canal receptor’ de la transmisión tenga
corroboraciones de que lo receptado ha provenido de tal pretendida
fuente. (En esta escuela interna, por ejemplo, se han recibido transmisiones de este
tipo, con esporádicas y certeras pruebas corroborativas).

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Muchos “mensajes canalizados” que circulan libremente por Internet


que dicen ser de fuente extraterrestre, son en realidad de alguna otra
fuente, como las ya citadas más arriba; por eso decimos que los
mensajes de este tipo particular de fuente debería tener corroboración
de algún otro tipo, que no sea solo la recepción de lo recibido como
“mensaje”.

Existen muchas moradas del Padre en el universo, y variados niveles de


vida y Luz en cada una de ellas, por lo tanto los contactos pueden ser múltiples
y variados. Es ‘la Voz del alma’ la que nos debe decir, intuitivamente, cuándo
algo es verdadero y cuándo no lo es…, más allá de cual se diga que es la fuente
de transmisión. Pero lo que llamamos “Voz del alma”, “Voz de la Conciencia” o
“Voz del Corazón”, no es algo infalible en los seres humanos, porque para que
sea certera e infalible, la purificación de la mente debería ser perfecta, y la gran
mayoría de los seres humanos (aspirantes y discípulos) no poseen tal
purificación, sino que están ‘en proceso’ de purificación. Por lo tanto hay que
observar con actitud siempre abierta y reflexiva aquello que decimos sentir
ser verdadero, porque con el avance en la purificación interna, lo que
creíamos ser verdadero puede pasar a ser falso... De esto se desprende que:

“El proceso de purificación es el proceso de “des-ilusión” de la mente”

Por lo dicho, siempre hay que tener una actitud de discernimiento y


cuidado, y reflexionar y meditar antes de difundir lo que podemos creer que es
“un mensaje superior”, sobre todo cuando se afirma con tanta seguridad y
liviandad ser mensajes de ‘Maestros’…, que la mayoría de las veces podemos
estar seguros que no son tales, aunque el contenido y vibración del ‘mensaje’
pueda ser bueno igualmente… Los verdaderos “Adeptos” no se ocupan en dar
mensajes personales, particulares, (aunque no significa que no puedan hacerlo,
y en especiales ocasiones lo hagan), porque están muy ocupados en tareas
mayores para beneficiar a la Raza Humana y a los diferentes departamentos y
sectores del Plan Evolutivo, que es muy basto. Los Maestros no gastan su
tiempo y energías en ‘mensajes’ cuyo contenido conceptual e intelectual no
ofrezca nada nuevo ni revolucionario, ni sea una ‘piedra fundamental’ para el
avance y el progreso de la Humanidad. Los Maestros inspiran a sus discípulos
mediante la Intuición, y muchas veces los estudiantes, ya avanzados en
purificación interna, ignoran que, en la raíz de destellos intuitivos y/o
inspiraciones para dar cauce a alguna labor de servicio, está el aura irradiativa
de un Maestro, dando secreto impulso a lo que debe ser realizado.
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Tener estos conceptos en claro puede ser una pauta base para discernir.

Con todo lo dicho puede ponerse en evidencia la necesidad de revisión


de los aspirantes y grupos del mundo ante este tema, el cual, como se ha visto,
es más complejo y serio de cómo habitualmente se considera.
La clave en todo, siempre es el discernimiento.

El Instructor físico, el estudiante, y el ego inferior

(Por el escribiente, “A.B.”)

Existe, en estos tiempos de transición planetaria(*), mucha información


disponible, pero al mismo tiempo mucha confusión en los seres humanos,
porque a pesar de que hay mucha información, hay poco discernimiento en los
seres humanos. Esa carencia, la de la de la facultad discernidora, impide
distinguir con inteligencia lo falso de lo verdadero de entre tanta información
existente. Esa falencia en la reflexión, en el discernimiento, sumado a la
búsqueda psicológica de seguridad y protección (por carencias afectivas
básicas) y a la crisis existencial propia de una cultura mundial mayormente
materialista y con los valores fundamentales en crisis, ha llevado a millones de
humanos a buscar ‘guía espiritual’ en el plano físico. Lamentablemente, esa
guía buscada se encuentra muchas veces en instructores poco preparados, y en
el peor de los casos, en “lobos vestidos de ovejas”. Decimos
“lamentablemente”, porque los que se encuentran con este tipo de deficiente
o falaz guía, lo descubren cuando ya es demasiado tarde o habiendo perdido
mucho tiempo, el cual pudiese haber sido empleado en avanzar de alguna otra
forma en comprensión, por caminos más auténticos.
El auténtico ‘instructor de almas’ es una rareza en la Humanidad actual,
y, aunque sí existen, también es cierto que los Nuevos Tiempos están exigiendo
cada vez más una maduración psicológica de los estudiantes que les permita
prescindir de la dependencia de una Guía externa (instructor en el plano físico).

Antes de seguir profundizando en este tema, se hace necesario aclarar


sintéticamente algunos conceptos básicos: el de “instructor” y el de “maestro”,
tan usados en nuestros días, aunque pocas veces bien interpretados, lo cual da
por resultado retrasos en los estudiantes, porque los conceptos mal o
deficientemente interpretados retrasan a los estudiantes que tratan de
penetrar en los insondables misterios de la Conciencia.
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Veamos los conceptos clásicos. Un instructor es alguien que instruye, es


decir, que enseña alguna materia a otros que son aprendices de esa misma
materia. La materia que se enseña puede ser de ciencia, de arte, de filosofía, de
música, y muchos “etcéteras” más. El instructor enseña lo que sabe según sea
su caudal de conocimientos, pero no necesariamente el instructor siempre es
un “maestro”, porque este último es quien se graduó en la materia que enseña
(un “instructor maestro”). Existen instructores que pueden ser aprendices
(mediocres o avanzados), pero que aún no son maestros de la ciencia que
enseñan. Maestría denota excelencia en algo, es decir, conocimiento total y
sobrada capacidad para enseñar lo que se enseña. Un ejemplo: En una
universidad de humanidades, el maestro de filosofía (“instructor graduado”, es
decir que ya rindió todas las materias de todos los años en la universidad)
puede, en algún momento, elegir a su mejor alumno de 4° año, para que éste
dé una clase sobre alguna temática en particular en un aula de 2° año.
Entonces, en ese momento, el maestro deja como instructor (provisorio) a un
alumno avanzado que se ha preparado para dar una clase (o varias) en un nivel
inferior. El ‘maestro-instructor’ observa al ‘alumno-instructor’ mientras éste da
las clases a los demás estudiantes. De esta manera, el estudiante aún no
graduado, se va preparando para un posible futuro en el rol de maestro-
instructor, cuando ya esté graduado.
En resumen: Instructor es quien enseña. Un maestro, es pues, un
aprendiz que ha llegado al final de una gran etapa de aprendizaje, obteniendo
la graduación; por lo tanto un maestro es un “instructor graduado” (lo cual no
significa que el maestro no tenga nada más que aprender, solo que su aprendizaje
proseguirá en un nivel superior). Pero, como hemos visto, no solamente los
maestros pueden ser instructores; ya que existen los instructores no
graduados, que pueden enseñar, según su capacidad y bagaje de
conocimientos y habilidades, y que no necesitan haber llegado al final de sus
estudios en curso para enseñar algunas materias o estudios de su
conocimiento.

Aquí hemos dado ejemplos simples, en el área de la vida material y


dentro de los límites del intelecto. Pero cuando hablamos del área espiritual, la
cosa cambia, (aunque se conserven intactos los conceptos básicos recién
ofrecidos). Veamos…
Existen los instructores (‘graduados’ y ‘no graduados’) de filosofía,
ciencias, artes, etc., pero en el terreno de lo espiritual, es decir, en todo lo que
es “SUPRA-MENTAL”(*), los instructores son pocos y menos aún los instructores
graduados (maestros espirituales).
Un maestro espiritual es un “alma graduada” en el sendero de la
conciencia (al menos en la Escuela-Tierra), y esa graduación es conocimiento
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experiencial consciente en el terreno supramental (superior al intelecto), al


menos de la región completa de BUDDHI (con sus 7 subniveles) y subniveles de
Atma(*), sumado a un conocimiento y manejo pleno de los tres mundos
inferiores (físico-etérico, astral y mental). Estos niveles de logro requieren que
se completen los procesos iniciáticos de la conciencia o alma. Cada iniciación(*)
del alma abre la puerta al conocimiento directo de alguna realidad interna
relacionada a una particular esfera de vida. (Estos son conocimientos sobre las
iniciaciones del alma humana y su relación con los mundos o esferas (físico, astral, mental,
intuicional, etc.), que no será posible explicar aquí, en esta oportunidad).
Según sean los subniveles de Buddhi(*) conquistados por el peregrino
estudiante, así será su capacidad intuitiva para servir de instructor para otros
que vienen detrás, es decir, que poseen un desarrollo menor (o tal vez casi
nulo) del área supramental.
Debe quedar en claro que lo “espiritual” es un terreno superior a la
mente intelectiva y a la razón discursiva. Por eso, una cosa son los instructores
en el área intelectual, que transmiten conocimientos teóricos a un grupo de
aprendices; y otras cosa es el ‘Instructor de almas’, o ‘guía espiritual’, que,
además de poder enseñar conocimientos teóricos sobre antroposofía,
cosmogonía, etc. (que puede o no hacerlo), capacita para servir de guía en los
procesos de la conciencia o alma por los cuales necesita atravesar el ser
humano que entra por el Sendero de la autotransformación.
Es decir que, un buen y capacitado instructor en el terreno espiritual no
es quien solo sabe intelectualmente, teóricamente, sobre temas esotéricos,
metafísicos, cosmosóficos, espirituales, etc., sino que necesita haber
experimentado y realizado en sí mismo (y hasta cierto grado) los niveles
superiores al intelecto humano, y cuanto más claro lo tenga en sí mismo y
cuanto mejor lo haya elaborado son su discernimiento, mejor sabrá explicarlo
cuando deba enseñar a otros sobre esos niveles del ser (aunque además
deberá contar con destrezas didácticas para saber enseñar lo que sabe, cosa
que no todos los instructores tienen por igual, siendo en esto algunos muy
buenos, otros, mediocres, y otros pésimos).
Además, se debe tener en claro que el haber experimentado la Divinidad
directamente (lo que en Yoga se conoce como Samadhi(*)) una o muchas veces,
no significa que, al volver de ese estado extraordinario de contemplación, el ser
humano se encuentre liberado de su yo ilusorio, psicológico. Esto es un error
que algunos cometen, el creer que llegar a tener experiencias elevadas,
místicas, como el experimentar la Unidad trascendental en meditación, los
liberará automáticamente de los defectos del yo personal. Esto no es así, ya
que el proceso de purificación en los niveles inferiores seguirá su marcha. Y es
más: A veces el experimentador de tales estados místicos de beatitud y paz
(experiencias válidas, por cierto, para conocer los “pisos superiores” del ser),
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tiene dificultad para no convertir esas experiencias en una forma más de


fortalecimiento del “yo ilusorio” (yo personal). El envanecimiento y la
autoimportancia por haber tenido experiencias “elevadas” es un ejemplo de
esto. No se puede dejar de reconocer, sin embargo, que las energías superiores
del ser, son armonizantes y purificadoras, con lo cual el efecto del impacto
permanente de las energías espirituales (búdicas, átmicas y logoicas) en el área
personal del ser humano que está en proceso de despertar interior, puede
ayudar a la autotransformación y al perfeccionamiento del carácter (no a través
de esquemas morales externos, sino como resultado del fluir búdico-átmico).
Pero esto no será suficiente para completar “el trabajo”, ya que se necesitará
de AUTOOBSERVACIÓN consciente y estado de alerta permanente para darse
cuenta de todas las artimañas del yo.

Los instructores más calificados serían los “instructores-maestros”. El


saber esotérico-teosófico enseña que las almas graduadas como Maestros de
Sabiduría (los que han completado la purificación y se han liberado de la
ilusión), son esas corrientes de vida que han alcanzado el grado de Adepto (5°
Iniciación álmica-espiritual), en este ciclo o en un ciclo anterior. Este nivel de
Instructor es una verdadera rareza en el plano físico de la Tierra, porque, por lo
general, los Maestros actúan desde el nivel mental superior y supramental,
influyendo en los discípulos y estudiantes del mundo para producir avances en
los lineamientos de la evolución. Por lo tanto, los instructores espirituales que
se pueden encontrar alrededor del planeta, son, por lo general, discípulos de
cierto grado de avance, no Maestros.

Conviene ahora, antes de proseguir con el desarrollo del tema, hacer las
siguientes distinciones:

1. Un ‘instructor espiritual’ es quien conoce por experiencia directa los


niveles supramentales (Buddhi, Atma, y más allá si fuese muy avanzado).
Se vuelve a aclarar esto para que el estudiante no confunda lo que es un
“instructor espiritual” con lo que es un “psíquico”, porque este último se
maneja con energías “sub-mentales”, mientras que el primero lo hace
con energías “supra-mentales”. Muchos neófitos estudiantes en busca
de lo espiritual, confunden todo: “psiquismo” con “espiritualidad”, y esto
es un gran error. El conocimiento esotérico-teosófico es importante para
discernir y no confundir los tantos.
2. Existen los instructores espirituales que son “almas ascendentes”(*) y
los que son “espíritus descendentes”(*). Ambos tipos de instructores
pueden ser diferentes en su prédica e irradiación por esta distinción en
su naturaleza peregrina. (Ver Glosario al final de estos escritos).
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Ya aclarados los anteriores conceptos, podemos seguir adelante.

Ya que vimos que casi todos los instructores en el terreno de lo espiritual


que existen en el plano físico, no son “Maestros” sino estudiantes (en el mejor de
los casos, avanzados, que en la literatura esotérica clásica se los ha denominado “Discípulos”
e “Iniciados”) con ciertas experiencias vividas y algunas capacidades
desarrolladas en el área supramental, es claro que habrá que tener “los ojos
bien abiertos” cuando el estudiante que busca instrucción se encuentre en su
camino con algún instructor en el plano físico. Veamos este tema a
continuación, con algo más de detalle.

Es muy común que los instructores en el plano físico aún tengan


bastante camino por delante en purificación interior, y esto debe ser
entendido y reflexionado por los estudiantes que siguen las enseñanzas de
algún instructor, para no “idealizar” al que cumple con dicha función,
atribuyéndole dones, sabiduría y perfecciones, que en realidad no posea (al
menos no como lo imagina el estudiante). Las proyecciones psicológicas que
hacen los seres humanos de sus maestros e instructores (que son muy
habituales aunque muy poco advertidas) les impiden muchas veces progresar
más allá en el verdadero camino de iluminación y expansión de la conciencia; y
lo más grave ocurre cuando el instructor no hace nada para evitar este mal,
permitiendo (o en el peor de los casos ‘fomentando’) la idolatría y/o la
dependencia emocional, por encontrar cierto provecho para su propio ego…
Esto puede ocurrir en variados niveles y formas, desde las más groseras y
evidentes, hasta las más sutiles formas de engaño. (La palabra “engaño” se
utiliza en forma amplia, ya que el engaño puede ser consciente o inconsciente).

Solo un ser humano en quien se ha purificado lo suficiente su conciencia,


logrando no permitir que su yo psicológico (yo inferior) lo actúe, puede estar en
condiciones de ser un buen instructor. Para ser un “buen instructor” en temas
sobre teosofía, espiritualidad, cosmogonía, etc., no es suficiente con enseñar
bien la materia teórica, sino que el operante de instructor (sobre todo si dirige
un grupo de estudio) debe tratar de evitar la generación de espejismos
psicológicos de los estudiantes, como la idolatría hacia su persona, o dejar que
los demás crean cosas de él, que en realidad no son tales.
Como los instructores espirituales están generalmente a medio camino
de su propio despertar espiritual, no siempre saben evitar los espejismos y las
proyecciones psicológicas de los seguidores de sus enseñanzas, y a veces hasta
no desean hacerlo, porque encuentran (en su ‘ego’) cierto placer psicológico en
ello.
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Los instructores aún imperfectos tienen manejos de su ego (área


psicológica inferior, de la personalidad) que aún no ven, o que no desean ver, y
menos aún aceptan que alguien les señale lo que ellos no ven o no quieren ver.
El ‘ego’ es muy hábil para justificarse a sí mismo, y cuando posee un
refinado intelecto, lo utiliza para ladear los hechos para donde le conviene, o
para arreglar las interpretaciones a su propia manera, muy hábilmente, de
manera que los incautos estudiantes no solo no lo ven, sino que quedan
deslumbrados por “tal elocuencia e inteligencia”…

Ocurre a menudo que el instructor deslumbra a sus seguidores con su


magnetismo personal y/o evidente elocuencia, y así produce (lo sepa o no)
espejismos psicológicos en los que buscan su guía. Están quienes hacen esto a
propósito, para obtener reconocimiento, prestigio y poder ante las masas; pero
también están los instructores que, aún siendo impulsados por la energía de la
buena voluntad, aún así, no ven las “tretas del yo” en sí mismos, no se dan
cuenta de los sutiles manejos de su propia sombra(*), que como astuta y oculta
serpiente de la vanidad intenta sobresalir, ser reconocida y apreciada, tener
poder y dirección, o, en aparente contrariedad, mostrar una mansedumbre y
humildad “creada” como forma de atraer la atención (lo cual es más de lo
mismo: búsqueda de reconocimiento y poder de alguna clase).

Entre “las tretas del yo” que se pueden observar en la mayoría de los
instructores humanos, se encuentran las siguientes (entre otras tantas):

1. Buscar sobresalir de alguna manera para atraer la atención. Los


métodos para hacerlo pueden ser muy variados, desde el perfil alto y
señorial hasta la falsa modestia, y muchos más, por lo cual no se citarán
aquí. Pero lo que importa en este punto es el aspecto de “atraer la
atención”; porque, es de común conocimiento en psicología ocultista,
que esto lo busca el ser humano para “obtener energía”. Lograr la
atención de los demás (o en cualquier relación humana) es obtener
cierto tipo de energía psíquica del que presta atención. Obtener la
atención de los demás es obtener energía, y esto puede ser un juego
para el yo inferior; aunque para el verdadero instructor espiritual, que no
busca sobresalir, el atraer la atención puede ser necesario para brindar
alguna enseñanza útil y necesaria. La diferencia entre el instructor que
aún no ve las tretas de su propio ego, y el instructor que fluye con la
dirección de su alma espiritual, puede ser sutil y difícil de distinguir para
la mayoría de los estudiantes. Entre ambas posiciones, se encuentran los
instructores que están a medio camino de su purificación (o que no han
llegado al final de la misma), y que, por lo tanto, si bien han despertado
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en ellos cierto nivel de intuición, no están exentos de ciertos manejos


sutiles de su yo psicológico.
2. Buscar tener siempre “la última palabra”, para que quede en claro quién
es el que dirige y rige. Esto puede adquirir formas grotescas, o sutiles.
3. No citar las fuentes del saber. Esto ocurre cuando el instructor habla de
todo lo que conoce y tiene en su memoria, sin dar jamás referencias de
las fuentes de donde obtuvo tales conocimientos, porque de esa manera,
muchos de sus seguidores (en su ignorancia) pensarán que la mayoría de
lo que sale de su voz es de su propia autoría o “intuición” (no siendo en
realidad, la mayoría de las veces, más que repetición de conocimientos
ancestrales).
4. Tener actitudes defensivas cuando ve peligrar su podio de guía grupal.
Tales actitudes, para quien pueda ver la psicología humana, se notan en
las actitudes, las reacciones, las miradas, y las palabras (cuáles se
emplean, y en qué contexto de la reunión grupal). De este tercer punto
se pueden desprender muchos más, ya que las actitudes defensivas
pueden ser de muchos tipos y formas.
5. Criticar a los demás instructores, escuelas o grupos, como forma de
autoafirmación, pero sin jamás ver sus propios errores y menos aún
reconocerlos ante los integrantes de su propio grupo. Cualquier
estudiante algo más aventajado en observación y discernimiento puede
ver esto, y los que sigan a un instructor que tenga este tipo de manejo
psicológico, serán los que no vean este tipo de tretas (tal vez por estar
obnubilados ante el “destello magnético” del instructor). Recordamos
que estas “tretas psicológicas” pueden ser conscientes, medianamente
conscientes, o inconscientes.
A veces el mismo instructor no ve sus propios errores o incoherencias, y
no advierte su propia falta de autoobservación y autocrítica, porque,
como se ha dicho, “es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la biga en
el propio ojo”.

Todas estas conductas no ayudan a crear una verdadera Fraternidad


entre los diferentes grupos y escuelas espiritualistas, sino que, en vez de
integrar y unir, separan y dividen. Donde hay “tretas del ego” sin superar, hay
división y separación. La Jerarquía Espiritual impulsa hacia la integración, hacia
la Fraternidad, pero esto no es posible de realizar si nuestra mente está
comparando y separando todo el tiempo, y esto es lo que, generalmente,
suelen hacer muchos fieles de religiones y de grupos espiritualistas, casi sin
excepciones. Es muy común que cada cual crea ‘tener la razón’ y/o ‘ser la mejor
opción’, desdeñando a los demás. Esto también puede adquirir formas
grotescas o sutiles.
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Sin ver el ego(*) y permitir su disolución (lo cual no significa “matar el


ego”, porque en esa actitud el mismo ‘yo’ se fortalece…), es decir, sin
disolución de “lo falso” en la naturaleza del hombre, no hay Servicio (con
mayúsculas, “servicio espiritual”).
Aquí hemos llamado “ego” al yo psicológico (o yo personal). Este está
compuesto de una red de identificaciones sensoriales y mentales, por lo tanto
es un falso centro. Aunque sea falso en esencia, es una red de energía
psicológica muy real en los niveles inferiores de la conciencia. Esta red de
identificación sensorial-mental, que da la idea de ser un yo separado de todo lo
demás, se reproduce en cada reencarnación del alma en el triple mundo
material (físico-etérico, astral y mental), hasta que, después de ingresar el alma
por el sendero de purificación e iniciación, llega finalmente a la Liberación (de
las ilusiones producidas por las esferas de vida inferiores). Esto también es
entendido como (o lleva al) Nirvana (vocablo ´sanscrito que significa
“extinción”). La extinción del yo sicológico, el falso centro de conciencia
producido por continuos procesos de identificación, es el final del proceso de
“PURIFICACIÓN”(*); es “Liberación”(*), y es, posteriormente, y durante el final
del mismo proceso liberador, “Nirvana”(*), que es la extinción del cuerpo
causal(*) al ser absorbido por la Mónada(*).

Estos últimos conceptos son necesarios debido a que existen


‘instructores-guías’ que aún no tienen la suficiente claridad respecto de estos
temas, y sin esa claridad, no pueden ser buenos guías, porque enseñan
conceptos deficientes, como por ejemplo, que “el yo inferior debe ser
comandado por el yo superior”. Aquí habría que decir que, en primer lugar, si
bien esa es una forma simplificada de ver el tema, no es correcta, porque la
idea de un yo inferior y de un Yo superior es, en todo caso, una representación
mental, una graficación abstracta (y aún infantil) de un tema más complejo (o
tal vez mucho más simple…, según quien lo mire). (Véase el término “Ego” en el
Glosario).
Mientras no entendamos la naturaleza y mecánica del yo psicológico y
sus artimañas, no habrá posible avance en el auténtico servicio a la Vida. El
Servicio comienza por la observación de sí mismo, sin huir de “lo que aflora”.
Esto se llama purificación, aunque puede ser entendido también como un
proceso de “despersonalización”, “vaciamiento”, “desaprender”, etc. Sin este
proceso de purga psíquica, el Ser Interno, o auténtico Ser (crístico, intuitivo,
búdico, monádico, etc.) no puede aflorar en el hombre con transparencia.

Habiendo ya comentado algunos aspectos sobre el tema de ‘las tretas del


ego’ y ‘los errores’ del mundo de los instructores, enfoquémonos ahora en los
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errores en los que suelen caer “los seguidores” de los instructores. Veamos
algunos:

1. Quedarse solamente con las enseñanzas que da el instructor y dejar de


investigar por sí mismo en otras vertientes esotéricas serias, creyendo
que todo lo que necesitan saber, del instructor vendrá. A esta actitud se
le puede llamar “dormirse en el instructor”. Si repasamos los conceptos
anteriores y recordamos que la mayoría de los instructores físicos (el
98%, hablando generosamente) no son maestros de sabiduría sino
instructores en proceso de aprendizaje, se entenderá que la actitud de
“reposar en el instructor” con fe ciega no será aconsejable, porque un
error conceptual emitido por el instructor, o un consejo errado, puede
entrar en la mente del estudiante y permanecer allí durante años,
décadas, o durante toda su presente vida, si el estudiante no se decide a
investigar libremente por sí mismo (sin temores a contradecir al mismo
instructor).
2. Creer que el instructor es infalible, que no puede cometer errores, y
creer que lo sabe todo. (Se verá la relación entre este punto y el
anterior). Nadie “lo sabe todo”, ni siquiera los Maestros de Sabiduría,
que también tienen sus senderos de aprendizaje, (aunque, por supuesto,
van más allá que los aprendizajes de la Humanidad, porque ellos
superaron la etapa humana); pero en otro nivel, superior al humano,
Ellos también son aprendices. Creer en “la infalibilidad del instructor” es
un error no poco común entre los “seguidores” de un Guía.
3. La actitud de “esperar todo del instructor” (puntos n°1 y 2) trae otro
problema subsidiario: “No trabajar en las propias deficiencias y
problemas psicológicos que el estudiante pueda tener”. Es común
encontrar seguidores de un guía espiritual que tienen problemas
psicológicos sin resolver, y que por seguir solamente las enseñanzas del
instructor jamás abordan realmente sus problemas internos. Esto es
perjudicial para el estudiante. Un buen instructor con “ojo abierto” (al
menos con ‘ojo clínico’ para ver los aspectos psicológicos) podría advertir
al estudiante, pero esto, lamentablemente, por lo general no ocurre, o
pocas veces como debiera suceder. En este punto, no hay que dejar de
considerar que los instructores (la mayoría) cargan con sus propios
problemas psicológicos… Muchas veces, los temas espirituales y
filosóficos funcionan a manera de “escape” para una psiquis
atormentada por problemas sin resolver. Esto es común en todo ser
humano, y, por ende, sucede tanto en los estudiantes como en los
instructores (salvo en raras excepciones de almas muy purificadas,
especialmente a partir de la 4° iniciación).
16
Escuela Interna Ecléctica Teosofía Solar y Universal

4. Idealizar al instructor con los propios trasfondos de ideales del


estudiante-seguidor. Esto puede llevar al estudiante, en ocasiones, y
después de un tiempo, a sentirse defraudado y a acusar al instructor por
no cumplir con “sus expectativas” (originadas en ideales del propio
estudiante y proyectadas en el instructor). Esto lleva a veces a
difamaciones del estudiante-seguidor hacia el instructor-guía. Los grupos
guiados por un instructor espiritual, después de cierto tiempo, pueden
comenzar a tener problemas debido a este tipo de acontecimientos.
5. Los problemas de celos, envidia y soberbia, tan comunes en la psiquis de
los humanos promedio, y de los cuales no están exentos en general los
estudiantes, suelen proyectarse (tarde o temprano) en el instructor,
siendo éste el blanco de proyecciones inconscientes que forman parte de
la psiquis de los estudiantes. Las transferencias y proyecciones
psicológicas (tanto de ideales elevados como de defectos) son comunes
en estas relaciones. El estudiante inteligente deberá estar debidamente
advertido en estos puntos. Este es un tema muy delicado y de sutilezas
psicológicas. En ocasiones, un estudiante bastante despierto podrá ver
aspectos (negativos y/o positivos) en el instructor que puedan ser
ciertos; pero otras veces lo que el estudiante vea pueden ser
proyecciones psicológicas, es decir, cualidades o defectos que él mismo
proyecta inconscientemente en el prójimo. En este último caso, el
estudiante puede estar muy convencido de ‘lo que ve’, sin advertir que
son espejismos de su propia fantasía psicológica. Otras veces, lo que el
estudiante dice ver, puede ser una mezcla entre un hecho real pero con
agregados de aspectos imaginarios de su propia autoría subconsciente.
Habitualmente, los defectos que se cree estar convencido de ver en los
demás, son defectos de su propia ‘sombra’ (ego) no reconocidos en sí
mismo; y, los ideales de perfección y virtudes proyectados en otros,
suelen ser aspectos de deseos, sueños y aspiraciones, también
inconscientes.

Hemos hablado de los posibles problemas de los instructores y de los


estudiantes. Como síntesis de todo lo analizado hasta aquí, podemos decir que:

 Existen falsos instructores, cuyas magnéticas personalidades


pueden confundir a muchos neófitos estudiantes. Se alerta sobre
esto, para que los buscadores de la Vida Interna tengan “los ojos
bien abiertos”.
 Un Instructor debidamente purificado y Liberado puede ser una
buena y necesaria guía en algún momento y durante cierto tramo
del peregrinaje de ciertas almas; pero nunca creará dependencia
17
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en ninguna de sus formas. Además, de esta calidad de instructores,


ya se dijo que los hay muy pocos; lo cual no significa que quien lo
necesite y merezca internamente, no pueda acaso encontrarlo.
Pero hay que tener mucho cuidado, porque el espejismo hace
pensar y sentir al estudiante que ha encontrado a un calificado
instructor espiritual, cuando muchas veces esto no es así, y
termina desilusionándose, tarde o temprano…
 Lo más común y corriente es que los instructores en el plano físico
tengan aún un camino de purificación por delante, y, aunque se
sientan llamados a enseñar lo que saben y a ofrecer los frutos de
su camino interior, lo cual es muy loable, no están exentos de errar
ni de ser, a veces, presas del orgullo, la vanidad, y de cualquiera de
los movimientos del yo psicológico que aún no han purificado.
 Un Instructor, a nivel informativo y didáctico, puede ser útil y
válido. Lo que ocurre a menudo es que el factor psicológico-
afectivo se mezcla durante el proceso de la enseñanza y del
aprender, y existe, generalmente, la incapacidad para poder ver
esto en todas sus formas (incapacidad tanto de los instructores
como de los estudiantes). Esta incapacidad de “ver” se convierte
en tragedia porque produce apegos y dependencia basados
espejismos, y, consecuentemente, retraso para el auténtico
avance de la conciencia.
 Por otro lado, los estudiantes deben entender que un instructor
físico será solo ‘un accidente’ en el camino, una oportunidad de
experiencia en el extenso sendero del alma, y que no debiera ser
tomado como la guía permanente y/o “la salvación”, siendo estas
actitudes (muy comúnmente) proyecciones psicológicas de ocultas
necesidades internas que el estudiante aún no ve en sí mismo.

Quien ocupe una posición de instructor, debería plantearse estos temas


en profundidad, para no permitirse generar espejismos en los demás,
perjudicando a los que así se ilusionen. También los buscadores de las
Verdades eternas y de la Luz Interna, que en esta escuela llamamos
“estudiantes”, deberían estar en estado de alerta y atenta observación, para
evitarse caer en espejismos y dependencias psicológicas con instructores físicos
(dependencias que comienzan con “proyecciones psicológicas”, y que a su vez
responden a “trasfondos psicológicos” del propio subconsciente del ‘estudiante
seguidor’).
No obstante, todo es aprendizaje, y aún con las imperfecciones y errores
de los bienintencionados instructores y estudiantes, puede el proceso de la

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conciencia seguir su marcha hacia la LIBERACIÓN, que, tarde o temprano,


llegará tanto para los unos como para los otros.

Finalizamos este tema sobre el Instructor espiritual, los estudiantes que


buscan instrucción, y los movimientos del yo psicológico en todo esto, con unas
preguntas para la reflexión:

- ¿Cómo podría un estudiante que busca a un ‘maestro espiritual’ darse


cuenta que lo encontró realmente, si aún su facultad intuitiva no está
desarrollada como para ver con certeza la esencia o verdad…?

En otras palabras:
- Si alguien busca guía espiritual para realizarse espiritualmente, ¿cómo
podrá estar seguro de que la encontró, con su ceguera espiritual a cuestas…?
¿No podría estar acaso su visión nublada por emocionalismo devocional y
proyecciones psicológicas de las cuales no se percata…?

Y además: Si acaso el buscador ya tuviese desarrollada la Intuición (su


Buddhi): ¿Para qué habría de buscar con tanto ahínco y deseo un maestro
espiritual, si ya tiene al suyo propio, su Buddhi…?

LA INTUICIÓN: El poder de la revelación.

(John Raifsnider)

Una cosa es discutir abstractamente sobre mundos distantes; otra cosa


es realizarse a sí mismo como partícipe en ellos. (Agni Yoga).
Intuición(*) es una palabra que se emplea por muchas personas y las
gentes le han asignado muchas interpretaciones en su significado. Al escuchar
el concepto, uno recordará inmediatamente la última impresión “psíquica”
recibida… Otro lo identificará con una experiencia con la que a veces
tropezamos, en la que ciertos pasajes de algo que ha leído parecen destacarse
en significado y confirman una convicción interior. Otros lo relacionarán con
esa habilidad inherente que algunos tenemos para apreciar o reconocer las
condiciones psicológicas ocultas de quienes nos rodean. Todas estas facultades
pueden en verdad ser instrumentos útiles de percepción, sin embargo ninguna
se refiere a lo que estamos considerando ahora.

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Los records literarios nos dicen que el término “intuición” significaba


originalmente “contemplar”. Esto implica algo que se ve. ¿Pero qué es lo que
usualmente llamamos “ver”? Un objeto entra dentro de nuestro campo de
visión y decimos que “lo vemos”. Alguien nos presenta un pensamiento o
punto de vista y decimos: “ya veo lo que usted quiere decir”. Ambas son
formas u objetos, una física y la otra mental. La “forma”, dice el diccionario, es
“el aspecto visible de una cosa”, y un “objeto” es la parte objetiva de algo. Por
lo tanto podemos inferir que todo lo que miramos normalmente, sea material o
mental, es de hecho una cubierta o velo sobre aquello que escapa a nuestra
vista. Al enfocar nuestros ojos sobre un árbol ¿estamos viendo el árbol en su
esencia o solo un aspecto o sugestión de su vida y su ser actual? Al mirar a un
hombre ¿vemos al hombre o solo una imagen suya? Al considerar un concepto
¿no estamos contemplando la sustancia del pensamiento cuya forma solo
“representa” una verdad que está más allá del alcance del intelecto?
Al responder a estas cuestiones a la luz de la razón debemos admitir que
lo que la mayoría de nosotros llama “ver” no es en realidad una verdadera
visión, sino solo una visión limitada y parcial. Sin embargo latente en todo lo
que aspira a la verdad está la capacidad de una penetración pura y directa cuya
presencia ha sido rotulada “intuición”. Al afirmar esto, podemos entender que
la intuición puede significar nada menos que “revelación”. Es ese poder de
consciencia que “revela”, es decir que “retira el velo” que por tanto tiempo ha
ocultado la vida de nuestra vista.
El reconocimiento de que la forma puede ocultar lo real es un paso hacia
la remoción de la tendencia a obscurecer la visión más profunda. Muchas veces
se ha dicho que las apariencias son engañosas y constituyen lo que en Oriente
se llama maya (ilusión). Esto es cierto en cuanto a todas las apariencias en
todos los niveles de la vida de la personalidad…
…Quienes huellan de manera consciente el sendero espiritual descubren
que tales condiciones emocionales como el temor, la cólera, y la depresión no
son sino pliegues y sombras de la cortina de lo que llamamos plano astral, otro
velo que oculta la realidad. Hasta los sentimientos atractivos de emoción y
felicidad personal eventualmente vienen a ser considerados como meras
“imitaciones fantasmas” del Amor Divino y del gozo divino del Alma. Así
también deben ser gradualmente suplantados los limitados y estrechos
equívocos de los procesos mentales inferiores por percepciones más amplias y
más puramente filosóficas de la mente superior.
La capacidad liberadora del pensamiento filosófico abre un vasto
horizonte de ideas cada vez más amplias a seguir. Estas gradualmente penetran
la consciencia con el plan y el patrón, el propósito y el destino de la vida.
Eventualmente llega el día en que todos los conceptos e imágenes construidos
que han servido de guía al estudiante a través del polvo y la bruma de las
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regiones inferiores se tornan inadecuados curiosamente en forma dolorosa. Se


ha llegado a un punto en que el agarre intelectual una vez confiable sobre el
conocimiento y los principios abstractos está al borde de ser desplazado por
algo más grande, algo de una magnitud inconmensurable por comparación.
Una mente repleta e informada ya no bastará. La teoría ya no basta por sí sola.
Estos han sido solo los mapas, los planos sobre los cuales el diseño universal de
las cosas ha sido trazado y registrado. Y como el mapa solo indica la topografía
y el terreno del paisaje pero no provee una experiencia actual y directa del
territorio, así el viajero espiritual nunca conoce la verdadera naturaleza de la
esfera cósmica en la cual vive hasta que se adentra más allá del estudio de sus
planos.
Mediante el estudio de la naturaleza esotérica el aspirante se pone en
contacto con altos ideales y conceptos. Estos sirven para elevar su pensamiento
hasta niveles más profundos y abstractos de la mente. Se le brinda un campo
rico y significativo de conocimiento para explorar y desarrollar. Su visión se
amplía y su penetración se hace más aguda con el tiempo. El es una escalera,
cada uno de cuyos peldaños es una forma mental, una idea a ser captada y
comprendida. A medida que el camino se desenvuelve él debe esforzarse al
siguiente peldaño de esta escalera cuya cima se desvanece en las alturas de lo
que parece una realidad distante. De repente un día, en su lucha por ascender
otro peldaño, algo inesperado ocurre. Durante un momento inconmensurable
parece que ya no necesita la escalera. Es como si le hubieran salido alas.
Enseguida es transportado a un mundo lejano que hasta entonces parecía
inaccesible. Sin embargo él sabe que este mundo de sus más nobles sueños y
aspiraciones nunca estaba lejos, no, está más cerca que cualquier otra cosa que
antes ha tocado. Todo cuanto antes creía saber, ahora se da cuenta de que
nunca lo entendió. Esta plenitud, esta maravilla, este esplendor de luz, esta
exaltación total de todas las cosas percibidas no puede compararse con lo que
una vez conoció en la meditación… La “unidad universal”, que antes le parecía
lejana en el tiempo, ahora, en este segundo congelado de tiempo, es parte de
su vivencia total. No necesita pensarlo, no necesita hablar de ello, en cada
aliento él es por sí mismo la presencia viviente de esa Unidad. Es el Amor, sí, y
en todas partes y en todos los seres circula. Es Poder, sí, una palanca que todo
lo mueve detrás de todas las cosas. Es Inteligencia, seguramente, pero no como
el intelecto humano, más bien es una razón pura y absoluta, ilimitada y
verdaderamente infinita en su alcance. Compartiendo ahora este Amor y Poder
e Inteligencia universales, ya no se siente apegado a los frágiles mente y
cerebro humanos. No necesita depender de lo que él sabe en verdad que es
solo un mecanismo, un instrumento de receptividad. Sus alas se han abierto y
ahora tiene la corriente que lo eleva. En verdad, por primera vez vive.

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La Voz del Alma

En este ensayo sobre “la Guía espiritual y la Voz del Alma” se han
tocado diversos puntos para reflexionar (ver el 1° tema), y se ha desarrollado
especialmente (en el 2° tema) aspectos a considerar en la guía espiritual a través
de un instructor físico, con todos los espejismos y problemas que esta relación
“instructor-aprendiz” puede generar si no se está bien advertido y con “los ojos
bien abiertos”. Luego (en el 3° tema) se presentó una reflexión sobre la Intuición,
dejando muy en claro que tal facultad de la conciencia no tiene que ver con las
formas sensorias ni con las representaciones mentales, sino que se trata de una
facultad superior al intelecto (facultad supramental). En este último punto, el
de la Intuición, es donde se engarza este nuevo tema, el 4° y último de este
breve ensayo, que, el aquí escribiente ha intuido desarrollar para ofrecer a los
estudiantes.

¿Qué es la Voz del Alma?

Podríamos responder diciendo que es la Voz de la Conciencia, y estaría


bien contestado, pero…: ¿qué conciencia?
La palabra ‘conciencia’(*) es la clave de la comprensión aquí. Se sugiere al
lector ir al Glosario (al final de estos escritos) para ver los significados del
término antes de seguir la línea de este tema.

Como se verá, si bien se puede hablar de una Conciencia Kósmica Única,


total, existen, dentro de esta Conciencia Kósmica, innumerables Conciencias o
Inteligencias (galácticas, estelares y planetarias), y dentro de estas últimas,
conciencias menores en evolución. El ser humano en la Tierra es un tipo de
conciencia, polarizada en su actual estado de desarrollo en los niveles
emocional y mental, y buscando ingresar (poco a poco) en el nivel de
conciencia intuitivo. Por lo tanto “la Voz de la Conciencia” sería, para el
hombre de la actual Raza Raíz(*), el grado de cualidades de energías de
comprensión (sabiduría) que exista en su Cuerpo Causal(*), y para los humanos
más avanzados, esta ‘Voz del Alma’ puede significar “la Voz Intuitiva” (de
Buddhi, o de Atma-Buddhi(*)). Todo dependerá del nivel de desarrollo álmico
alcanzado.

Se dice en las distintas tradiciones religiosas y esotéricas que el ser


humano debe reencontrarse y religarse (de ahí el término “religión”, de “re-

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ligar”) o unirse (Yoga significa “Unión”) con Dios, el Espíritu Universal, con la
Realidad Última, etc.
Todas las tradiciones y enseñanzas, más allá de sus diferencias, coinciden en un
punto básico, que lo podremos mencionar como tres aspectos del mismo tema:

1. Que la Vida es UNIDAD y que venimos del Reino de la Unidad, (el


Paraíso).
2. Que al descender a la manifestación nos olvidamos de la UNIDAD (el
Hogar, el Ser Real). (Sería como decir que se despiertan los sentidos materiales y
se atrofian los espirituales).
3. Que el hombre puede regresar a la UNIDAD a través de un proceso de
purificación, desilusión y elevación de la conciencia.

Los métodos precisos o técnicas para regresar al Paraíso de la Unidad


pueden variar de religión a religión, de escuela en escuela, pero existe un
elemento de vital importancia que no puede faltar en ninguna auténtica
escuela esotérica y/o religión:

“EL DISCERNIMIENTO”

Practicar cualquier método de meditación, cristiana, yóguica, budista,


etc., o entregarse a la devoción a Dios, a mantras y plegarias, puede servir para
producir ciertos despegues vibracionales de la conciencia, sobre todo cuando
esta se halla apegada al mundo material y sensorial. Pero todo lo que se haga,
por más sagrado que se considere el método, si no hay DISCERNIMIENTO, tarde
o temprano termina estancando al practicante.
El DISCERNIMIENTO es empezar a reconocer, una por una, las ilusiones.
Es Inteligencia al servicio del Despertar de la conciencia. Esta facultad
(enraizada en manas superior y buddhi) jamás debe faltar, y nunca se detiene
en el despierto estudiante, siempre “va por más” hasta limpiar la conciencia
por completo de ilusiones y espejismos.
El DISCERNIMIENTO puede valerse de serios estudios filosóficos (filosofía
oriental y occidental) como punto de partida, pero el estudiante debe
replantearse por sí mismo todo, hasta llegar “por sí mismo” a LA PURA RAZÓN
o COMPRENSIÓN PURA (Buddhi puro) y dejar que esta germine. Este es el
método para la formación de “La Voz del Alma” dentro del hombre y para el
desarrollo y construcción interna del Cuerpo de Luz.

El empleo del discernimiento, vida tras vida, va llenando al Cuerpo


Causal(*) de comprensiones logradas, que, en vidas venideras, resonarán como
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“Voz de la Conciencia” dentro del hombre. Por esto es que puede afirmarse
que no todos los seres humanos poseen por igual la Voz de la Conciencia,
porque esto varía según sea el desarrollo del cuerpo causal en cada individuo.
Los humanos más primitivos álmicamente (con muy poco acopio de
comprensiones logradas en sus cuerpos causales) son, justamente, los que no
poseen “conciencia moral”. La conciencia moral internalizada como “Voz del
Alma” se logra a través de muchas reencarnaciones y experiencias kármicas
experimentadas y superadas, todo lo cual se aloja como “APRENDIZAJE”
(lecciones de vida adquiridas) dentro del Cuerpo Causal.
El proceso del DISCERNIMIENTO se desarrolla y eleva escalón en escalón
en cada reencarnación del alma que ya ha iniciado el Sendero del retorno
consciente a la UNIDAD.

El DISCERNIMIENTO no es una técnica o método, sino una facultad de la


mente superior (influenciada por destellos de Buddhi) que, al desarrollarse a
través de la constante e inteligente reflexión, abre un túnel cada vez más ancho
hacia la región supramental en el hombre. Esa región, que ya pertenece al
reino espiritual, región inmediatamente superior (en escala vibratoria) a la
mente abstracta, es BUDDHI o REGIÓN INTUICIONAL.
El DISCERNIMIENTO puede comenzar en la región del pensamiento, hasta
lograr penetrar en Buddhi y ayudar así a desarrollar la facultad intuitiva; pero el
principio búdico latente en el hombre como germen no desarrollado, no se
puede desarrollar como ‘facultad operante’ con la sola actividad de la razón
discursiva mental, porque el intelecto es inferior a Buddhi, y lo inferior no
puede desarrollar por completo lo superior a sí mismo. El intelecto que se va
iluminando a través del discernimiento, abre la brecha hacia Buddhi
(despertando la inteligencia y mejorando la calidad discernidora), pero el desarrollo de
Buddhi como facultad de Intuición, se produce en “doble dirección”:

1. De abajo hacia arriba: Con la entrega del hombre a los Superior, en fe, y
con elaboraciones cada vez más refinadas del discernimiento
(operaciones de la mente superior en comunión con percepciones
supramentales, que llegan a manera de destellos intuitivos desde
Buddhi-Atma e impactan en la mente superior y en la región superior del
cuerpo astral del hombre).
2. De arriba hacia abajo: Energías del Rayo Logoico (que descienden a
través del rayo monádico) junto al magnetismo irradiativo del aura de la
Jerarquía Espiritual Planetaria que impactan en el principio búdico del
estudiante y lo excitan, haciéndolo reverberar, y produciendo en el alma,
y por ende en la personalidad, destellos de comprensión intuitiva, que a
la vez, el estudiante, reelaborará con su discernimiento.
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Estos dos puntos, como se podrá observar, forman “un círculo virtuoso”
de iluminación-comprensión que precisa de ambas direcciones (‘de abajo hacia
arriba’ y de ‘arriba hacia abajo’) y que finaliza en la formación del CUERPO DE
LUZ(*) y en la Liberación(*).

¿Qué es la Voz del Alma, entonces…?

Es la Voz de la Conciencia, pero esta ‘voz’ no es ni verbal, sino que es


INTUICIÓN, una experiencia directa de comprensión y certeza que destella en
el ser del hombre, y nace con el desarrollo del cuerpo causal y, posteriormente,
se completa en el desarrollo Cuerpo de Luz espiritual.

Restaría decir que la Intuición posee niveles de desarrollo, porque la


esfera búdica tiene 7 subniveles, por lo tanto, cuantos más subniveles búdicos
desarrollados y vitalizados tenga el hombre, mayor y más expansiva será su
facultad búdica, facultad que lo irá conduciendo de vuelta al Paraíso, al Ser, a la
UNIDAD.

LA FRATERNIDAD es la prueba del desarrollo de Buddhi.

Solo entre seres búdicos, es decir, entre cristos,


es posible la auténtica FRATERNIDAD.

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El desarrollo de la facultad cognitiva intuitiva

Al llegar a esta parte del desarrollo de este ensayo el lector ya debe tener
una idea de lo que es el alma humana (el cuerpo causal) y de lo que es Buddhi o
Intuición. Si aún tuviere confusiones al respecto, el escribiente sugiere
remitirse al Glosario que está al final, en donde están los significados de los
conceptos que estamos estudiando.
Si se entiende que, esotéricamente, el alma humana es el cuerpo causal
o “burbuja álmica”(*) (según la terminología empleada en esta escuela interna)
compuesta de materia mental superior, no será difícil llegar a entender cuando
en Teosofía (en el Glosario Teosófico) se afirma que EL ALMA HUMANA ES EL
INTELECTO. Esta última definición podría chocar contra las ideas de muchos
estudiantes (al no tener en claro el alcance del significado del término
“intelecto”), pero, esotéricamente, tal definición es correcta. Desde el punto de
vista esotérico, el intelecto es el eslabón entre el Espíritu y el hombre físico.
El intelecto es, actualmente (en la actual quinta raza), el medio de
cognición del ser humano, y todas las elaboraciones de ‘comprensión profunda’
se guardan dentro de la burbuja álmica(*) (cuerpo causal), y, a través del ciclo de
reencarnaciones, todo el acopio de comprensión logrado por el alma en cada
encarnación conformará ese “Archivo del alma”, que es la sabiduría alcanzada
por la corriente de vida humana a lo largo de los ciclos. Es por eso que se ha
dicho que no todos los seres humanos poseen por igual la “Voz del Alma” o
“Voz de la conciencia”, porque esto dependerá del nivel de desarrollo del
cuerpo causal.
En esoterismo teosófico se enseña que el alma tiene niveles en el
hombre. Si se quiere estudiar el tema en profundidad y detalle, no se puede
hablar simplemente de “alma”. Hay ‘niveles álmicos’, y para entenderlos el
estudiante deberá estudiar y conocer lo mejor posible “la constitución
completa del hombre”(*). Pero veamos a continuación, en forma breve, cuáles
son estos “niveles álmicos” del hombre según el saber teosófico:

1. El alma instintiva. Es el aspecto kámico, del deseo, relacionado con el


pasado animal que vive dentro del ser humano: el instinto. Este aspecto
está relacionado al área emocional y es el que hay que purificar y
trascender (reteniendo solamente ‘las esencias’ válidas del aprendizaje
infrahumano).
2. El alma humana, o alma intelectiva o racional. Este nivel álmico
corresponde al campo mental, especialmente a la mente superior
(esotéricamente es el cuerpo causal). Es la capacidad discernidora del
hombre, la cual debe desarrollarse a pleno en la actual etapa racial. Los
principios universales de la Ética y la auténtica moralidad (la conciencia
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moral, que permite distinguir entre lo justo y lo injusto, lo correcto y lo incorrecto, y


entre lo malo, lo bueno y lo mejor de entre lo bueno) llegan a comprenderse e
internalizarse a través del constante discernimiento y de ‘digerir’ con
comprensión todas las experiencias en el triple mundo inferior (físico,
astral y mental).
3. El alma divina, o alma intuicional. Una vez desarrollada hasta cierto nivel
el alma humana, comienza el desarrollo de ese aspecto superior del
alma, denominado (en Teosofía) “ALMA DIVINA”(*), correspondiente a la
esfera de Buddhi (o Atma-Buddhi), la región inmediatamente superior a
Manas (mente). El alma divina (Buddhi) es, al principio de la evolución,
tan solo un principio en latencia, pero al ir desarrollándose luego, se
transforma en “ALMA DIVINA AUTOCONSCIENTE”(*) (término empleado en
esta escuela interna).

Este tercer punto es el que nos introduce en este último tema de este
ensayo: “el desarrollo de la facultad cognitiva intuitiva”.

Antes de entrar directamente en ese tema, es necesario aclarar un


punto, que suele ser un error muy usual entre los aspirantes a la vida espiritual:
El confundir intuición con emocionalidad. Este punto requeriría de un
exhaustivo estudio y análisis, pero aquí solo daré algunas pautas conceptuales.
Es cierto y verdadero que el principio búdico o intuitivo (superior al intelecto) al
descender (como impulso emitido por la Mónada) al área de la personalidad
humana, puede producir un destello en la región superior del cuerpo astral del
hombre traduciéndose esto como devoción, aspiración a Dios, inspiración
artística (genialidad) y/o emociones de elevada calidad vibracional; pero ocurre
que, muchas veces, las emociones y sentires devocionales no son causadas por
la influencia espiritual de Buddhi, sino que provienen del propio trasfondo
psicológico del estudiante. Corrientemente los estudiantes que están
atravesando por una etapa mística devocional enfocada en el área emocional,
creen que casi todo lo que “sienten” relacionado al sendero espiritual, es la Voz
del Alma o “del corazón”, como también le llaman. Pero no advierten que,
muchas veces, “el sentir” puede estar mezclado con esquemas psíquicos
subconscientes del propio trasfondo psicológico. Por eso, hay que advertir que,
si bien es cierto que la intuición (Buddhi) puede impactar en el área del sentir,
también en cierto que puede haber impurezas de trasfondos psicológicos en
esto. Todo estudiante debiera conocer esto y permanecer en estado de alerta-
percepción, para evitar cometer errores al seguir un “sentir” que indique
alguna dirección, por creer que proviene del alma, cuando puede no ser así.
También es un error común la creencia (muy de la ‘New Age’) de que
“hay que dejar de pensar para lograr sentir, en el corazón, la voz del alma”, o
27
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frases similares. Si bien esa idea aporta cierto grado de verdad, no es verdadera
completamente. Valdrá el esfuerzo analizar esa creencia, porque es justamente
por falta de reflexión que muchas veces los estudiantes quedan varados en un
nivel sin poder pasar al siguiente. Veamos…

Para las mentes humanas que no pueden detener los pensamientos, que
son permanentes, mecánicos, y condicionados por las experiencias de la vida
cotidiana, la idea de “dejar de pensar” para, en el silencio, poder escuchar “el
sentir”, puede ser buena y útil. Pero, para quienes están pasando de la etapa
emocional-devocional (relacionada a la 2° Iniciación) a la etapa en la cual el
estudiante se empieza a focalizar en la mente (relacionada a la 3° Iniciación) el
“pensar” se hace absolutamente necesario, al punto tal que de esta actividad
dependerá su progreso álmico. Pero en este último ejemplo no hablamos del
pensar mecánico e irreflexivo atado al mundo del deseo y de las cambiantes
emociones (kama-manas(*)) lo cual es actividad de la mente inferior, sino de un
pensar creativo, reflexivo y penetrante capaz de edificar y transformar la
conciencia. En el ingreso del estudiante hacia el sendero que conduce a la 3°
Iniciación, la luz de la mente debe comenzar a brillar con continuas reflexiones
y discernimientos, los cuales podrán estar motivados por estudios filosóficos
serios en el orden humano, moral, político (altruista y filantrópico), sociológico,
metafísico, etc. Por lo tanto, en esta etapa, la frase anterior (“dejar de pensar para
poder escuchar el sentir del corazón”) quedará sin efecto real, porque en esta etapa
los destellos de la Mónada a través de Buddhi, en lugar de impactar en el astral
superior (lo cual no significa de que no pueda ocurrir también ) comienzan a impactar
en la región mental superior. Es aquí en donde el estudiante comienza a tener
reflexiones iluminadas por la Intuición y llega a transformarse en un agudo
filósofo de la Vida, (y su desafío será, a partir de allí, transformar su filosofía(1),
cada vez mejor, en vida práctica). No le hace falta “dejar de pensar para sentir”,
porque ‘siente en su mente y piensa en su corazón’. Se trata, entonces, de una
actividad en la cual no es posible dividir entre el “sentir” y el “pensar”, porque,
a partir de ese nivel de progreso, ambos aspectos se interrelacionan
íntimamente en los procesos de la conciencia.

------------------------------------

1- Filosofía: Del griego filos: amor; y sophia: sabiduría. Filosofía es “amor a la sabiduría” o
bien “amor a la verdad”. La auténtica filosofía (que no es repetición memoriosa de lo que
otros pensadores y filósofos han dicho, sino creatividad y revelación interna) despierta en los
humanos en los cuales su Buddhi ha comenzado a activarse como Intuición.

28
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Taimmi, en su libro “Renovación de sí mismo y Realización por sí mismo”, dice:

“…La Intuición nos da un sentido infalible de lo recto y lo falso, de la verdad y la


mentira; nos permite ver todas las cosas en su propia perspectiva y en su esencia.
Pero no elimina la necesidad de usar la mente mientras estamos activos en los
mundos inferiores. . . Por un lado está conectada con fenómenos pertenecientes al
intelecto, y por el otro con fenómenos relacionados con las emociones cuando la
energía del plano Intuicional desciende a los planos inferiores. Su modo de
manifestarse depende del tipo de mecanismo por cuyo medio opera. Cuando opera
en el campo del intelecto se refleja como conocimiento espiritual. Y cuando
opera en la esfera de las emociones se refleja como amor espiritual. Es la misma
fuerza en ambos casos, pero su expresión depende del mecanismo por cuyo medio
opera.”

Aclarado este punto, que “intuición no es emocionalidad” aunque en


ocasiones pueda expresarse como un “sentir”, y que no hace falta “dejar de
pensar” para que la Intuición opere, dirijámonos al estudio de la Intuición como
facultad a desarrollar.

Corrientemente se habla de intuición como sentires especiales y


ocasionales que serían como una guía interna. Existe la creencia popular
(cierta) de que el ser humano puede tener algunos destellos intuitivos (o
álmicos) en momentos especiales de su vida, por ejemplo, en momentos en los
cuales se encuentra en una encrucijada y debe tomar decisiones importantes.
Se cree que, en tales circunstancias, a veces aflora ‘un sentir’ (como ‘una
certeza interior’ del camino a tomar) que puede funcionar a manera de guía.
Muchos han comprobado una y otra vez la veracidad de este tipo de
experiencias. Esa es una de las formas en que la Intuición opera, pero no la
única (aunque sí, tal vez, la más conocida). Sin embargo la intuición opera de
muchas otras formas. Veamos algunas a continuación.
En primer lugar hay que aclarar que Buddhi e Intuición no son
exactamente sinónimos. Buddhi es un plano, nivel, o esfera de la Existencia,
una dimensión de vida, y todo ser humano posee su “principio búdico” (al
principio de la evolución humana, dormido o inactivo), pero Buddhi activo como
facultad operativa en el hombre se denomina INTUICIÓN. De esto se puede
inferir que “todos los seres humanos tienen (en su interna constitución) el
‘principio búdico’, pero no todos tienen “Intuición”. El principio búdico como
facultad operativa (Intuición) existe solamente en los humanos que ya han
transitado cierto camino de evolución, y, especialmente desarrollado en los
que han iniciado el sendero espiritual (el “Viaje de regreso al Ser, en la Unidad)
a través de los procesos iniciáticos del alma.

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Se explico antes que, corrientemente, se entiende ‘intuición’ como un


sentir que aflora a veces y que señala el camino verdadero o mejor a seguir…
Pero la intuición no se limita solamente a este tipo de experiencias;

INTUICIÓN ES ‘PENETRACIÓN’.

Es una facultad en la conciencia que posee el ‘impulso natural’ de


penetrar en el mundo de los arquetipos y significados y extraer de allí la
esencia. Un ser humano con la facultad búddhica activada posee la condición
natural de comprender (casi sin esfuerzo) el significado (en su raíz arquetípica)
de cada palabra, de cada símbolo, o de cada circunstancia o evento. Solo le
bastará con un poco de investigación valiéndose de su mente intelectiva(*)para
ponerse en contacto con la materia que desea conocer, y el resto del trabajo lo
hace (sin esfuerzo personal) su mente intuicional(*), penetrando
instantáneamente hasta el fondo del símbolo o tema investigado.

“La mente inferior o concreta no puede por sí sola comprender ningún objeto;
necesita que la luz de la Intuición resplandezca a través de su imagen mental. Según
la psicología Oriental, la mente es mecánica y no posee la capacidad de comprender
ninguna cosa. Esa comprensión de los objetos que la mente presenta ante la
conciencia interna, es una de las funciones primarias y simples de Buddhi. Y esta
función está presentes desde el mismísimo comienzo, cuando el Cuerpo Intuicional
es todavía rudimentario.”
(I. K. Taimni)

Esotéricamente, INTUICIÓN es el átomo búdico simiente(*) en proceso de


activación y reverberación. Hasta que este ‘átomo divino’ no se activa, el
hombre es un ser mecánico, un autómata repetidor de costumbres y hábitos de
conducta y pensamiento. Mientras el átomo búdico está dormido (inactivo)
dentro de la matriz del cuerpo causal, el ser humano vive su vida en la ‘etapa
kármica’ (aprendizaje a través del acierto y el error), aún sin verdadera
comprensión y sin gran creatividad (creatividad búdica, que es “inteligencia”).
Es en torno a este átomo de luz búddhica que, llegado el momento, comienza a
tejerse, con sutiles hebras de energía de la Tríada Superior(*), el Cuerpo de Luz.
(Véase “Cuerpo de Luz Trinitario” en el Glosario).
La necesidad de conocer los significados y el origen etimológico de las
palabras ‘llega desde el alma a la mente consciente del estudiante’ a partir de
un impulso del átomo búdico en proceso de activación y despertar.
El estudio de etimología, filosofía y ciencia puede estar motivado por el
despertar del átomo búdico, pero no bastará con el estudio de tales materias
para cubrir la “necesidad álmica” de saber, de conocer la verdad. La
investigación en las ciencias y filosofías humanas puede ser (y lo será) un inicio

30
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del “viaje hacia la verdad, hacia las esencias”, pero, tarde o temprano, el
estudiante sentirá una insatisfacción que lo conducirá a tratar de descubrir
“por sí mismo”, sin los patrones de ideas externas (o yendo más allá de los
mismos) a través de su propia reflexión discernidora, sin temor a contradecir
“lo establecido” cono verdad, cuando su ‘sentir intuitivo’ así lo indique. Esta es
‘la Voz del Alma’ guiando los pasos en el sendero espiritual. Buddhi activado
como “INTUICIÓN” es esa Voz de la conciencia señalando hacia la penetración
de las formas y apariencias, en busca de la esencia, de la verdad.

Mientras la mayoría de las personas en el mundo se conforman con el


uso mecánico de las palabras, con una idea superficial (la mayoría de las veces
errónea o falseada) de su verdadero significado, un grupo menor de la
Humanidad, en cuyas almas el Átomo Nous ha comenzado a activarse (o ya en
proceso de construcción de la conciencia), no se conforma con la mecanicidad y
el empleo indebido de los términos y se ocupa de develar los significados. La
mayoría prefiere seguir viviendo en el error y la ilusión, y solo pocos se
esfuerzan por descorrer los velos de maya, con estudio, reflexión y meditación.
En estos últimos, el impulso de Buddhi, que llega como “necesidad de conocer
la Verdad”, se transforma, más tarde, en “conocimiento de las esencias”:
COMPRENSIÓN.
Una persona en quien la Intuición va despertando, acepta la “des-ilusión”
como forma de camino, porque en ella ha nacido una necesidad de ver y vivir
‘en la verdad’, dejando atrás todo lo que sea falso, ilusorio. Las personas se
ponen mal cuando experimentan “desilusiones”, porque, sin darse cuenta,
prefieren vivir ilusionadas, es decir, seguir viviendo en el mundo de los objetos
y en los sueños relacionados a dichos objetos del deseo; lo cual los aleja de la
esencia espiritual y del propósito espiritual de la vida. Y es interesante ver
cuánto de ilusionadas están, que, después de una desilusión, al cabo de un
tiempo, buscan otra cosa con la cual volver a ‘ilusionarse’ (en reemplazo de la
ilusión anterior que quedó deshecha ante la desilusión). Es decir que millones
de personas en el mundo de hoy van de ilusión en ilusión, sin jamás buscar la
verdad de la vida, pues solo los mueve la voz del deseo. Sin embargo, para
estas almas humanas, el deseo será la motivación (aunque ilusoria, necesaria por el
momento) que los lleve por caminos de experiencias que igualmente regarán al
alma, hasta que, en vidas posteriores, el Átomo Nous despierte y reverbere, y,
sin poder ignorarlo, cambien el rumbo de sus intereses hacia propósitos y
búsquedas más esenciales y elevadas.

El ser humano de la actual Raza Raíz (muy sumida en la materia y recién


comenzando a elevarse por el ‘arco ascendente’ de la evolución) conoce “desde afuera
hacia adentro”, es decir, comienza conociendo la cosa, el objeto, desde la
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imagen, la apariencia exterior (a través de la actividad sensoria-cerebral), para,


seguidamente, descubrir las características y cualidades del objeto (su
funcionalidad, su propósito, etc.), hasta que, finalmente, quien tienen la facultad
intuitiva activada para hacerlo, penetra en la esencia del objeto, en el corazón
del objeto, y lo “conoce por dentro”; (‘conocer por dentro’ no en término
espaciales, sino ‘espirituales’).
La necesidad de conocer la verdad que subyace en el mundo material,
plagado de ‘objetos’ (cosas físicas, emocionales y mentales, que son todos “objetos”,
cada uno en su región o plano); esa necesidad de penetrar en la Verdad, proviene,
en su raíz, del LOGOS(*), y, descendiendo por el rayo monádico, activa Buddhi
haciendo reverberar el átomo búdico simiente o Nous dentro del hombre. Este
es el inicio del despertar de la Intuición.

Una definición simple de INTUICIÓN sería la siguiente: Es comprensión


pura, sin la necesidad del auxilio de la razón discursiva (actividad mental
superior), aunque puede fluir también a través del pensar. Como el ser humano
(en general) no está lo suficientemente ‘purificado’ (con la disolución de su
kamamanas(*)) y ‘preparado’ (es decir que no posee aún bien construido el
antakarana(*)), no puede tener una afluencia de Buddhi en forma activa y
permanente, por lo cual, Buddhi activo se hace presente solo en ocasiones y a
manera de “destellos”, “relámpagos” o “flashes intuitivos” (de comprensión
inmediata o sentir místico). Esto (como ya hemos visto) ha generado la creencia
popular (inclusive entre no pocos estudiantes de esoterismo) de que la
intuición funciona así, a manera de destellos esporádicos y especiales, sin miras
a que pueda ser de otra manera.
Pero, ya hemos dicho, que no hay que quedarse en la creencia que la
intuición es “una magia ocasional del sentir”, porque, aunque al inicio del
Sendero espiritual sí sucede así, con el progreso de la evolución, la intuición se
convierte en “una facultad de cognición permanente”, una facultad de
penetrar en el corazón de todas las cosas, visibles (materiales) e invisibles (las
ideas) a fin de extraer la verdad o esencia fundamental.

El que escribe este ensayo propone dejar de ver a la intuición tan solo
como un aspecto místico y mágico, y comenzar a verlo en forma ‘científica-
esotérica’, es decir, como una facultad latente que puede ser desarrollada en
toda su potencia a través del tránsito por el sendero espiritual.

La “MEDITACIÓN” será un camino clave para tal propósito; pero no hay que
caer en el error de creer que este aspecto del alma llamado Intuición puede
florecer como facultad permanente sin desarrollar antes plenamente el
intelecto. Se dice esto porque es común este error, el de pensar que el
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intelecto puede saltearse, y que solo bastará con “dejar de pensar” para que la
Intuición aflore… Es cierto que al principio del sendero espiritual (en el
aspirantado y el probacionismo, y en las primeras dos iniciaciones menores)
sobrevienen destellos intuitivos en el peregrino que pueden impactar en “su
sentir”, en su emocional, sin pasar por la mente; pero esto ocurre de esa
manera al inicio del sendero, como señalación mística que proviene desde la
Mónada, atraviesa Buddhi y llega al sentir directo del buscador para incentivar
su camino y direccionar su búsqueda. Es decir que este misticismo devocional
(o ‘misticismo cálido’(*), como se le llama en esta escuela) que surge a partir de ciertas
experiencias relacionadas a los “relámpagos de Buddhi-Atma”, después de una
etapa, que puede durar varias vidas, se transmuta en misticismo filosófico
(misticismo frío (*)), y así comienza una nueva etapa para el sendero del alma, en
la cual el intelecto, motivado por Buddhi, experimenta todas las posibilidades
de desarrollo mental (de los 7 subplanos del plano mental) facilitando,
simultáneamente, el despertar y afloramiento de las facultades búdicas. Todo
esto se relaciona al despertar del NOUS(*); (tema en el cual no es necesario tratar
aquí, pero que ha sido tratado en otros materiales de esta escuela interna. Ver el libro “La
Vida Interna, la ciencia del Nous y la Ley de Transmigración Espiritual”, publicado en esta
escuela, entre otros).
Como podrá observarse, el misticismo(*), una vez que aparece en el inicio
del Sendero espiritual, ya no desaparece, pero sí se transforma, pasando a
focalizarse de una esfera en otra (más precisamente del plano emocional al
mental, y más adelante, del mental al intuitivo). Así como el campo emocional
puede se purificado hasta transformarse en un espejo limpio y transparente en
el cual se puedan reflejar y vehiculizar las energías espirituales e impersonales
del Logos, y así como la mente debe limpiarse de creencias dogmáticas
transformándose en vehículo e instrumento eficaz de Buddhi-Atma y del
Propósito del Logos, así mismo, el principio búddhico en el hombre, debe
también transformarse en ‘despierta facultad intuitiva’, vehiculizante del
Espíritu (Atman) y transformándose, en su pleno desarrollo, en un radiante
‘cuerpo crístico de luz’. Tal es el destino del ser humano; aunque, por el
momento, solo un muy menor porcentaje de la Humanidad está desarrollando
su Cuerpo de Luz Crística(*), ya que la mayoría se debate en procesos de
purificación emocional y desarrollo del área mental.

Se despide aquí el escribiente, esperando haber sido de utilidad con


estos análisis, observaciones y reflexiones publicadas.

PAZ PARA TODOS

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La Purificación como medio de transparentar la Voz del Alma

Este tema es una continuación de los anteriores, pero poniendo énfasis


en el fundamental aspecto de la PURIFICACIÓN, sin el cual la Intuición, que
despierta como “Voz del Alma”, no podría reflejarse límpidamente y en forma
clara en el hombre físico, en su mente y corazón (su sentir).
Purificación significa, fundamentalmente y desde el punto de vista
psicológico y espiritual, “DESILUSIÓN”. Para entender lo que es la desilusión
hay que interpretar lo que significa “ilusión”.

Desde el punto de vista del yoga y de la ciencia oculta, ilusión es la


identificación de la mente con los objetos de los sentidos físicos, llegando a
creer que lo que se percibe a través de los mismos, es la Verdad.
Las experiencias sensoriales conducen al despertar del deseo en el
hombre. El mundo del deseo está cargado de impulsos de atracción y repulsión
en estrecha conexión con el mundo material-sensorial. Cada ser humano posee
un cuerpo de deseos (que otros autores llaman “cuerpo emocional” o “cuerpo del
dolor”), excepto los que ya se han purificado y han trascendido las impurezas y
espejismos de ese cuerpo inferior. Estos últimos, los que purificaron su cuerpo
astral (emocional) disuelven el aspecto deseo y quedan con un cuerpo astral
purificado, lleno de energía cristalina en el cual Buddhi puede reflejarse sin
interferencias, como en un espejo. Pero esto requiere de una gran limpieza
astral, con la liberación de todos los espejismos del mundo astral.
El deseo, que proviene de la ilusión con los objetos de los sentidos,
produce interferencia durante el reflejo de la Intuición; por eso es tan
importante la Purificación, que es “des-ilusión” durante el camino del alma por
los senderos de la materia. El estudiante tiene que luchar contra el sugestivo
dictado de los sentidos físicos con la lumbre de la pura razón y con su
Discernimiento, para ir superando y venciendo los espejismos e ilusiones.

La idea, profundamente arraigada en el hombre, de “ser una persona


física separada y diferente de los demás y de todo el medio ambiente”, es,
desde la visión espiritual (monádica) una gran ILUSIÓN. La mente del hombre
físico se identifica con las asociaciones mentales que son el producto del
mundo sensorial y del mundo del deseo, y, con esas identificaciones, genera
una “sensación de yo”, es decir, una ‘sensación-idea’ o ‘forma de pensamiento’
(forma astral-mental) muy poderosa que percibe como “su yo personal”.
El yo personal o yo psicológico está conformado por un cúmulo muy
enmarañado de experiencias y asociaciones que, durante el sendero de retorno
a la Vida Impersonal y espiritual, la conciencia del hombre deberá desentrañar

34
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y desenmarañar. Este proceso de desenmarañar la compleja “forma de


sentimiento-pensamiento” que es el yo psicológico, es PURIFICACIÓN.

El Gran Juego del Espíritu permite la Ilusión en el mundo material, en el


reino humano, ya que eso sirve para la generación de cualidades de
autoconsciencia durante la Evolución, pero, llegado el momento, las ilusiones
deben desintegrarse, y, querer perpetuarlas (lo cual está dentro de las
posibilidades esperadas…) conduce al dolor.
El deseo de sostener y perpetuar las ilusiones lleva a experiencias de
dolor, porque la naturaleza evolutiva no se detiene y los procesos de la
conciencia o alma, tampoco, por lo que, cuando ya es el momento de avanzar
en purificación a través de la “desilusión” de la mente, el alma empuja e impele
al hombre a “desinstalarse” de su cómodo sitio de ilusión y confort, aunque su
cuerpo de deseos se resista y luche para subsistir. Este proceso se ha
denominado, en casi todas las tradiciones religiosas y/o esotéricas: “LUCHA
INTERIOR”. Tal lucha (cuando es auténtica y no forzada por espejismos
psicológicos) se produce al encontrarse, en direcciones opuestas, la corriente
de vida monádica-álmica con las fuerzas elementales del deseo. Este
“encontronazo” produce fricción, lucha, y muchas veces (y durante cierta
etapa) dolor y sufrimiento en el astral del estudiante. El dolor es superado
cuando la comprensión crece y la energía de la armonía va reemplazando a las
turbulencias del kamamanas(*).

La purificación, que comienza enfocándose en el cuerpo de deseos,


después de cierta etapa, pasa a focalizarse en el área mental. En esta región
comienza una revisión de todas las creencias e ideas, inclusive (y
fundamentalmente) de aquellas que el peregrino ha defendido “con uñas y
dientes” durante años o décadas (y tal vez durante ‘vidas’). Todo debe ser
revisado, pues la purificación debe avanzar hasta dejar a la mente limpia e
iluminada, sin conceptos falsos o erróneos o ideas fantasiosas.
Estas etapas pueden llevar años o décadas para quienes ya iniciaron el
proceso en vidas anteriores, o llevar varias vidas por delante en quienes recién
inician el proceso.
Vale aclarar que la purificación del área del deseo no se detiene al
comenzar la purificación del área mental, sino que se ha agregado el nivel
mental al “Trabajo”, y después de cierto tiempo, la purificación puede
polarizarse en este nivel.

Las ilusiones que sostienen la gran ‘forma de pensamiento-sentimiento’


denominada “yo personal”, son como una gran “SOMBRA”(*) que impide que la
energía activa de Buddhi llamada INTUICIÓN pueda reflejarse con claridad. En
35
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resumen: La sombra del yo puede nublar o hasta impedir la Luz de Buddhi. Es


por ello que en ocasiones la Luz Monádica (a través de Buddhi) debe irrumpir
con poder y destello en el discípulo generando una experiencia mística, para
que este sea sacudido íntimamente, “vea”, y cambie de rumbo su vida
escuchando la Voz de su Alma, que lo llama de ‘regreso al Hogar de la Unidad’.

Durante la lucha interior y la purificación, la Intuición encuentra


obstáculos para su libre circulación estable y permanente en los campos astral
y mental del hombre, precisamente porque son esos dos niveles inferiores del
hombre los que están con purgas y limpiezas. Pero, a medida que el proceso
avanza, Buddhi logra reflejarse cada vez mejor en la personalidad humana,
expresándose como armonía, paz, y una mayor y más penetrante inteligencia
espontánea y natural. Estas condiciones, cuando comienzan a mostrarse, son
signos de que la purga psíquica (astral-mental) ya ha atravesado su peor parte,
y, aunque aún pueda faltar un tramo del sendero de purificación por andar,
este se realizará ya sin tanta “lucha interna”, con mayor aceptación y armonía,
debido a que la comprensión de Buddhi ha ganado mayor terreno en las
regiones correspondientes a la personalidad.
La purificación de la conciencia del hombre lleva muchos procesos y
etapas y se va profundizando con cada iniciación del alma.

La Purificación puede ser entendida como un proceso de elevación


vibracional a través del acrisolamiento del ‘triple mundo personal’ (físico-
etérico, astral y mental) llevado adelante por el “Trabajo Interno” de entrega a
Lo Superior y de autoobservación, con la consecuente y cada vez más creciente
influencia de la emanación Búdica-Atmica hacia la personalidad.

Todo este proceso es “alquímico” porque se van cambiando las


substancias atómicas-moleculares de los vehículos inferiores al ir elevándose
la vibración gracias a la reverberación creciente del Átomo Nous.
La elevación vibracional aumenta a medida que el Sol Crístico (Buddhi
activado) desciende y se va integrando con ‘el hombre físico-astral-mental’.
Durante este proceso, en el cual LA MEDITACIÓN cumple con un papel de
fundamental importancia, es necesario que el estudiante aprenda a disciplinar
sus hábitos físicos y mentales, no dejándose arrastrar por los elementos
kámicos (del sánscrito “kama”= deseo) aún no purificados.
El ‘elemental del deseo’(*) intentará en cada oportunidad llamar la
atención para lograr nutrirse de vibraciones bajas (tamásicas) con las cuales
lograr fortalecerse y ‘subsistir’. Pero una vez avanzado el proceso purificador,
solo le quedará al elemental del deseo “dar los últimos manotazos y golpes” sin

36
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lograr mucho, porque el estudiante, ya más alerta y preparado, sabrá proceder


con atenta inteligencia y no permitirle a la ilusión del deseo prevalecer.
En este punto hay que aclarar algo: El estudiante no debe intentar “matar el
deseo”, sino aprender a conocerlo y a moderar sus costumbres (lo cual es más
difícil), porque intentar “ahogar” el deseo es reprimirlo dentro del
subconsciente, en donde juntará fuerzas hasta que el día menos pensado,
“explotará” sorprendiendo al inadvertido estudiante. El sendero espiritual, con
respecto al aspecto “deseo”, no es de represión, sino de conocimiento,
comprensión y moderación (templanza).
El estudiante debe comprender que existen, en el mundo del deseo,
muchos tipos de deseos con sus diferentes cualidades y grados vibracionales,
desde los más burdos y oscuros (tamásicos) hasta las aspiraciones y sueños más
elevados (sáttvicos). Por lo tanto, debe aprender a discernir y a discriminar, no
permitiendo que las bajas vibraciones ‘lo actúen’, y dando lugar (con equilibrio
y moderación) a las demás. Con el paso del tiempo, la purificación va
madurando y los deseos más densos y materialistas van perdiendo su fuerza,
dejando de tener el peso angustiante que mostraban al inicio del Viaje…
No hace falta tratar de ‘matar los deseos’ más burdos, sino ocuparse en
el estudio de temas edificantes, en el servicio a la vida (en algún área de las
tantas que existen) y en aspiraciones nobles y benéficas, y con ello los deseos
más burdos van perdiendo su fuerza porque la energía es sublimada y
canalizada hacia proyectos más elevados. Es decir que la energía del deseo no
muere sino que se va transmutando desde las vibraciones bajas a las más
elevadas (al principio, no sin una “lucha interior”, como fue explicado ) y se va
canalizando en aspiración hacia la Verdad y Voluntad al Bien; así, todo se va
armonizando en ‘un nuevo estado de ser’…
No hablaremos aquí de la importancia de la meditación (y sus diferentes
métodos), de la importancia de las respiraciones conscientes, del cuidado del
cuerpo físico, de la dieta alimenticia, etc., por considerarlos temas
sobradamente difundidos en casi todas las escuelas (teosófica, arcana,
rosacruz, gnóstica, antroposófica, etc.).

En síntesis, se puede decir que:

La Purificación es el proceso de desilusión


que lleva a la desintegración del yo psicológico.
Este proceso es de Alquimia espiritual de los vehículos del alma
y de Transfiguración de la Conciencia.

En el transcurso de esta purificación el estudiante va descubriendo “las


tretas del yo” que se producen para mantener su ilusoria existencia. Este
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descubrimiento, el de “las artimañas del yo”, no sucede por el estudio y por el


análisis teórico de estos temas (aunque esos conocimientos puedan ser
necesarios como base), sino como fruto de la autoobservación atenta. Es en el
estado mental de alerta y de la observación atenta, como Buddhi puede verter
su luz y el “darse cuenta” suceder.
VER las artimañas del ilusorio y personal yo, “darse cuenta” a cada
instante de las sutilezas del ego en sus diversas formas de soberbia,
autoimportancia, egoísmo, etc., solo puede suceder gracias a las corrientes de
Buddhi a través de los atentos ojos del estudiante.
Cuando la purificación ya ha avanzado lo suficiente, el hombre comienza
a transformarse en un espejo cada vez más puro de las energías espirituales.
Esto no produce orgullo, porque ese sería un indicio del yo ilusorio aún no
purificado. La impersonalidad (ser y servir en forma impersonal, sin
favoritismos) es uno de los aspectos que resultan del proceso purificador de la
conciencia, y la verdadera Fraternidad su más evidente sello autentificador.

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La Voz del Alma en los seres ascendentes y en los seres descendentes

Hasta aquí hemos tratado el tema del despertar de Buddhi y de la Voz del
Alma en la forma más clásica del estudio esotérico (aunque con modos y algunos
términos particulares de esta escuela), que es considerando al hombre como una
“Chispa monádica”(*) o ‘espíritu virginal’(*) (en estado perfecto y divino porque
del Logos han nacido, pero en estado de “inconsciencia”) que desciende a la
materia con el propósito principal de llegar a generar ‘consciencia monádica
despierta’. Para lograr tal propósito, la Mónada(*) se reviste de materia búdica
y mental generando la “burbuja álmica”(*) y desde el nivel álmico desciende a
la materia mental inferior, astral y física, generando al hombre material ( el ser
humano de carne y hueso). La burbuja álmica permanece durante las
reencarnaciones, pero los ‘ropajes’ o ‘envolturas materiales’ que conforman el
hombre físico, se van cambiando en cada reencarnación del alma. Este proceso
ocurre en todas las Mónadas Virginales (o chispas espirituales), y al llegar al
sendero que conduce a la purificación y a las iniciaciones del alma o conciencia,
el hombre se vuelve cada vez más autoconsciente de su ser como “Espíritu”,
desidentificándose de sus vehículos inferiores en los cuales la Mónada se está
manifestando. Entonces, el ser humano se vuelve receptivo de la Voz Búdica
(de su Alma) y más tarde se integra también, a consciencia, con la energía
Atmica (el Espíritu). Este es el proceso natural que realizan todas las almas que
son en realidad Chispas monádicas virginales que están en proceso de
autorealización y expansión consciente. Pero existen, además de las Chispas
monádicas, otros seres que, ya habiendo evolucionado en conciencia en otros
esquemas planetarios, ya han dejado de ser “Chispas espirituales” y se han
transformado en “Llamas”(*) (con distintos grados de luz, según su avance en
conciencia). Estas Llamas o Fuegos, son Inteligencias Monádicas(*) que también
han descendido al planeta Tierra, tomando envolturas materiales en la raza
humana. Estos son los que, en el título, hemos denominado “seres
descendentes”, porque se han autoconvocado para venir a la Tierra en un viaje
de servicio y aprendizaje simultáneos.
Los ‘seres descendentes’ ya no son ‘chispas espirituales’ sino Llamas
Monádicas, o “Conciencias Monádicas”(*). Estas almas espirituales no precisan
hacer todo el recorrido de ascenso hacia el Espíritu como lo hacen por primera
vez las almas ascendentes (Chispas), sino que necesitan tan solo “RECORDAR”
su origen. Cuando lo recuerdan (intuitivamente) fluyen con un conocimiento
cósmico y espiritual que ya traen en sus esencias monádicas. Pero no todos
tienen el mismo nivel de desarrollo monádico; algunos son como Cristos
jóvenes, adolescentes, otros “Cristos adultos”. Son seres del Cosmos Sideral
que, por Ley de Sacrificio, han podido descender al Planeta Tierra, aceptando
“olvidar sus orígenes cósmicos y espirituales”, al menos durante un tiempo,
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para transitar el camino del aprendizaje terrestre como uno más entre los
hombres. Algunos olvidan sus orígenes durante muchas reencarnaciones;
otros, nacen ya con un recuerdo intuitivo. Esto último depende del “contrato
de descenso”(*) que firmaron con el Logos antes de venir. Estos seres no son
para nada “perfectos” (como a algún lector se le podría ocurrir pensar) sino
que, por el contrario, muchas veces se comportan como almas-niño, jugando
con el elemento astral del deseo, que en este planeta presenta características a
veces muy diferentes que de donde ellos provienen. Conocer la materia de
este planeta y el elemento deseo con el astral de la Tierra, puede ser un juego y
una aventura para ellos. Así que no son perfectos en sus caracteres, aunque sí
tienen (en su Archivo espiritual) la noción de lo recto y justo y un sentido de
Fraternidad aprendido y conservado tiempo atrás, en otros planetas… A veces,
durante las peripecias de sus reencarnaciones terrestres, y sumidos en un pozo
de olvido y dolor, se olvidan tanto de “quienes son”, que pueden también caer
en errores humanos comunes y bajos; pero tarde o temprano resurgen como el
Ave Fénix de sus cenizas, y vuelven a recuperar su Ser. Cuando comienzan a
“recordar”, la Voz del Alma en estos seres puede resonar con sabiduría y puede
ser instructiva muchas veces para las almas ascendentes que viajan por primera
vez en forma consciente hacia las regiones supramentales.
El los seres descendentes (avatares menores) el Buddhi no necesita ser
activado, ya que ya poseen un Cuerpo de Luz construido en pasadas
evoluciones; pero precisan actualizar sus facultades búdicas, y lo hacen
aprendiendo algunas nuevas lecciones que el plan de la Tierra tiene para
ofrecer a los ‘descendentes’.
La Voz del Alma (el Alter Ego Solar) de estos seres, llegado el momento,
les muestra una Misión de vida, el propósito de servicio por el cual, en las
regiones del espíritu, se autoconvocaron. En ese momento comienza la Tarea
de servicio en “Misión Saras”. Ellos comienzan a volcar la Luz de sus esencias
solares a través del canal humano, hacia la Tierra.
Muchos santos y reformadores de la Iglesia Católica han sido seres de las
estrellas que han venido a la Tierra a misionar. Entraron a la Fe Católica en
tiempos en que la Iglesia estaba contaminada por falsos cristos y lobos vestidos
de ovejas. Lucharon contra la corrupción y lograron vencer muchas veces,
aunque no sin ser martirizados, muchos de ellos, hasta la muerte física. Aquí se
citó el ejemplo de la Fe Católica, pero lo mismo ocurrió en las demás religiones,
en las cuales debían realizarse trabajos de mejoramiento y reformas
necesarias. Otros crearon nuevos movimientos para la Vida Interior, que se
conocieron como “Escuelas de Misterios”. Así, confundidos por entre la
multitud, deambulan estos seres del cosmos desde razas anteriores hasta la
actualidad. Ellos fueron como “levadura en la masa”, para ayudar a la
Humanidad a florecer en la Verdad y crecer en conciencia.
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Tanto las almas ascendentes que se van transformando en Llama Crística,


como los seres descendentes que ya traen una Llama encendida
desde el más allá, conforman en este planeta:

“LA VOZ BÚDICA DE LA HUMANIDAD”

PAZ PARA TODOS LOS SERES

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GLOSARIO

Aclaración: En este Glosario se ofrecen solo algunos significados. Para mayor y


más variada información sobre los vocablos, consulte el “BREVIARIO de estudios
esotéricos EISA”, que contiene, en orden alfabético, la terminología esotérica de esta
escuela. Ya ha sido publicado, y lo puede encontrar en internet para descargar en forma
gratuita.

Alma - Es el “principio vida” presente en todo el Kosmos y en todas las creaturas.


En el ser humano el alma (técnica y esotéricamente explicado) es el “Cuerpo Causal”
(véase el término); pero, sin embargo, en esoterismo teosófico se dice que existen tres
niveles de alma en el hombre: 1- el alma animal, que es lo que Platón llamaba “alma
concupiscente” (el principio kámico, o deseo, en el hombre); 2- el alma humana, que
sería lo que Platón denominaba “alma racional” (el intelecto, la mente, en cuya región
superior se encuentra el “Cuerpo Causal”), y: 3- el alma divina, que sería, propiamente,
“Buddhi”, o “Buddhi-Atma”. El ser humano debe ir venciendo los impulsos instintivos de
su “alma animal”, mientras aprende a desarrollar su intelecto fortaleciendo así su alma
racional; para pasar, más tarde, al desarrollo de Buddhi o Alma Divina, llegando así a
obtener el ALMA DIVINA AUTOCONSCIENTE en su Cuerpo de Luz.

Alma Divina - Es Buddhi-Atma, es decir, los principios 6° y 7° de la constitución


septenaria humana (o el 1° y el 2° si se cuenta de lo sutil a lo denso) (véase ‘Principios
septenarios’). Al inicio de la evolución humana el alma se focaliza en el desarrollo del
aspecto manásico (mental). Esa es la denominada “alma humana”. Durante el largo
proceso del desarrollo de la conciencia intelectual, Buddhi y Atma (Intuición y Espíritu)
quedan eclipsados, debido a que el foco de actividad se encuentra en Manas. Pero a
medida que pasan las encarnaciones humanas, el alma va despertando poco a poco a
Buddhi, porque el intelecto, en elevadas alturas y profundidades del pensamiento
siempre conlleva algo de Buddhi. El filósofo, por ejemplo, busca la verdad en las esencias
de cada cosa, de cada idea y pensamiento, y esa búsqueda de la verdad esencial
despierta a Buddhi de su interno sueño y comienza a activarse la “mente intuitiva” (véase
el término). Cuando el Alma Divina (Atma-Buddhi como substancia) se vitaliza hasta alto
grado tomando materia de comprensión autoconsciente queda construido el Vehículo de
Luz del Alma Divina, que en esta escuela se ha denominado “Cuerpo de Luz Trinitario”
(porque además de Atma y Buddhi posee también la materia más refinada de Manas).
(Véase ‘Alma Divina Autoconsciente’ y ‘Cuerpo de Luz Trinitario’).

Alma Divina Autoconsciente - Son los dos principios más elevados de la


constitución septenaria del hombre, Atma y Buddhi, que, dejando de ser solamente
substancia o materia prima superior, se transforma, con la evolución, en materia
organizada vehiculizante del aspecto conciencia. Es decir que en un hombre que ya ha
superado la 4° Iniciación (correspondiente al Arahat) Atma-Buddhi no son solamente
materia o substancia sutil inexplorada, sino substancia con la cual se ha elaborado una
especial matriz de la conciencia formando el “Cuerpo de Luz” (véase), vehículo espiritual
en el cual, a partir de su construcción, puede manejarse el hombre interno o Ego.

Almas ascendentes - O también “Espíritus ascendentes”. Son las Mónadas


virginales (o Chispas espirituales virginales) pertenecientes al Esquema Evolutivo
Terrestre que se están elevando, por primera vez, desde el reino animal al reino súper-
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humano o espiritual, pasando ahora por el transito intermedio de evolución


denominado reino humano. Llamamos “almas ascendentes” o “espíritus ascendentes” a
las Chispas espirituales que por vez primera están atravesando la experiencia de vida a
través de los caminos de la Materia. En contraposición a este concepto está el de los
“Espíritus descendentes” (véase el término).

Antakarana - (Sánsc.). O antahkarana. Significa “puente de comunicación”. El


antakarana es el canal de contacto entre el ‘hombre de barro’ y el ‘hombre solar’ (véanse
ambas denominaciones en el BREVIARIO). Es, en síntesis, la mente intelectiva que conecta
ambas esferas, la inferior y la superior en el hombre (la mente inferior con la mente
superior y Buddhi). El ser humano debe lograr traspasar la barrera de experiencias
sensorias y elevarse a través de los conceptos claros y la comprensión hasta el territorio
supramental, es decir, hasta su Espíritu. Este es un verdadero “Viaje Interior” (Véase este
término en el Breviario, de esta escuela).

Atma - El Espíritu Eterno e indivisible de toda la existencia. Es también el 1°


principio en la constitución septenaria del hombre. (Véase ‘Principios septenarios’).

Atma-Buddhi - Es, en el hombre, su Alma Divina. Buddhi es la primera


envoltura de Atma (el Espíritu puro) y esa envoltura búdica es algo parecido a una
esfera de energía vacía al inicio de la evolución del hombre. Al paso de la evolución del
alma la esfera se irá llenando de cualidades de conciencia, que serán los elementos
necesarios para construir el Cuerpo de Luz. (Véase ‘Cuerpo de Luz’).

Atma-Buddhi-Manas - La Trinidad superior del hombre u ‘hombre espiritual’,


en contraposición a la trinidad inferior “cuerpo físico-astral-mental inferior” que
conforman al ‘hombre material’. Manas es considerado el principio intermedio entre la
esfera espiritual y la esfera material del hombre, por lo tanto, Manas (los subplanos
superiores) en unión con Buddhi-Atma es la Tríada espiritual, pero manas (los
subplanos inferiores) en unión con el físico y el astral es la tríada material humana.
(Véase ‘Tríada espiritual’ y ‘Tríadas unificadas’).

Atman - (Sánsc.). Es el singular de Atma, es decir, el mismo Espíritu Uno, Atma,


pero como Rayo o Chispa divina en el hombre. (Véase ‘Mónada’).

Átomo búdico simiente - Véase ‘NOUS’.

Buddhi - (Sánscrito). Es uno de los planos dentro del Plano Físico Cósmico
(Véase “Planos Cósmicos” en el BREVIARIO de esta escuela). En la constitución
septenaria del hombre Buddhi sería el 6° Principio (o el 2° si se cuentan los 7 desde la
región espiritual hacia la región material). Es la primera envoltura (véase ‘envolturas’)
de Atma, el Espíritu puro, y es un principio superior a la mente intelectual, discursiva.
Buddhi es la substancia supersutil de la Razón Pura, no la razón discursiva, intelectual,
sino la ‘Razón intuitiva’ que vive por sí misma en la esencia de cada cosa y entidad. Sin
embargo, al principio de la evolución, Buddhi es una substancia mayormente dormida en
el hombre, la cual debe despertar y vitalizarse para convertirse en “captación penetrante
de las esencias” y en Sabiduría. La facultad búddhica ha sido interpretada como
“INTUICIÓN”. El Principio Búdico en el hombre posee 7 subniveles, así que existirían 7
modos o aspectos de la facultad intuitiva que, durante el despertar espiritual, el hombre
deberá ir realizando en forma experiencial. La Intuición es una facultad espiritual
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directa, es decir, que no precisa de guías o instructores externos; es un destello luminoso


en el alma del hombre que lo capacita para “VER” en la esencia de las ideas, las cosas y
los seres en forma directa, sin intermediarios. (Véase ‘Principios septenarios’, en el BREVIARIO).

Burbuja álmica - Término empleado por esta escuela interna para referirse a la
esfera de materia mental superior que encierra al Nous (reflejo de la Mónada o Chispa
Divina) en su interior. Es el alma humana o “esfera álmica individual” dentro de la cual
progresa la conciencia humana a través del acopio de múltiples experiencias de
comprensión, producidas a través del ciclo de reencarnaciones. Dentro de la burbuja
álmica se van gestando y formando los “anillos de comprensión” (véase el término) que
son la suma y síntesis de las cualidades de consciencia adquiridas durante las sucesivas
reencarnaciones del alma. (Véase ‘cuerpo causal’).

Chispa Monádica - Podríamos definirlo como ‘una molécula espiritual’, o bien,


como un simple átomo de luz emanado del gran Sol Espiritual del TODO. (Véase “Chispas”).

Chispas - También denominadas “Chispas espirituales” o “Chispas Divinas”. Estos


son términos figurativos y simbólicos para hacer referencia a la ‘Molécula o Unidad Divina’
que, en Teosofía, se conoce como “Mónada” (véase el término). En India se le denomina Atman
o Purusha (según se trate de una u otra escuela de filosofía). En El Libro de Urantia estas
“Chispas” reciben el nombre de Ajustadores del Pensamiento (pero vírgenes, sin experiencia;
ya que también los hay experimentados y en tal caso ya no serían ‘Chispas’, sino ‘Llamas’ o
‘Fuegos’). Como sinónimo del término “Ajustador del Pensamiento” se usa también en el
libro citado, los términos: “Monitor Misterioso” o “Monitor Divino”. Esos términos son
acertados porque dan idea de “Algo” muy elevado y profundo en el ser humano que
“monitorea” su alma y su viaje evolutivo a través de las sucesivas reencarnaciones por los
mundos del tiempo y del espacio. Ese “Monitor Divino” puede ser una simple Chispa virgen
del Gran Fuego Espiritual, o ser Llamas con distintos grados de vibración solar lograda. El
término “Chispas” se aplica a las almas ascendentes, mientras que el término ‘Llamas’ o
‘Fuegos’ se aplica a los Avataras(*) mayores y menores que ingresan a la Tierra.

Conciencia - (Del lat. Conscientĭa). Según su significado exotérico este vocablo


se emplea para referirse al conocimiento de sí mismo y de las cosas y a la n oción
moral de los actos, es decir que la palabra sería aplicable (exotéricamente) solo al ser
humano; pero su significado esotérico es mucho más abarcativo. Según el esoterismo
la conciencia lo abarca todo, el nivel subconsciente, el nivel consciente y los múltiples
niveles o esferas supraconscientes de la existencia, que en su conjunto total sería lo
que se designaría como ‘conciencia cósmica’ o ‘conciencia universal’. También se usa
para referirse al estado anímico evolutivo de las diferentes especies y reinos de vida,
y entonces se puede hablar de “conciencia mineral”, “conciencia vegetal”, “conciencia
animal”, “conciencia humana” y “conciencia suprahumana”. Para el esoterismo la
conciencia es ‘el principio vida’ logrando un progreso anímico a través de la
evolución. Todas las formas materiales existentes poseen un principio vida o alma
que anima la forma, ese principio vida es ‘conciencia’ en cierto estado de desarrollo.
Todas las entidades vivientes, desde el diminuto microbio hasta las galaxias poseen
‘conciencia’, es decir ‘alma’, aunque en gradaciones y cualidades muy disímiles, y
podrían dividirse los infinitos entes del Universo en dos grandes grupos: los que
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poseen conciencia de sí mismos (en algún grado) y los que no. El animal sabe cómo y
dónde buscar su alimento y su refugio porque posee ‘conciencia instintiva’, pero “no
sabe que sabe”. Esta última propiedad la posee el hombre así como todos los seres
(más allá del hombre) que poseen conciencia reflexiva.

Conciencia humana - Exotéricamente es la facultad del sentido moral en el


hombre (capacidad de distinguir entre el bien y el mal), que no todos los hombres tienen
igualmente desarrollada. Este significado se ahonda con la comprensión esotérica, como
se verá. En esoterismo (al menos como enseñanza de esta escuela interna) la conciencia
humana es el alma humana, es decir el alma que logró la individualización y el derecho a
ingresar a la evolución del reino humano. Más técnicamente ‘la conciencia humana’ es el
acopio de comprensión dentro de del cuerpo causal. Ese acopio es ‘el capital’ existente
en ‘el Banco del alma’ conformado con todos ‘los frutos’ de las reencarnaciones que,
hasta un momento dado, el alma ha tenido en la Tierra. Cuantas más cualidades de
comprensión existan en el cuerpo causal más luminosa será la conciencia interna del
hombre, luminosidad entendida como ‘mayor capacidad del sentido moral y de
reconocimiento de la verdad’, y por lo tanto, ‘mayores cualidades adquiridas para tomar
decisiones’ (sentido de justicia, equidad, misericordia, ecuanimidad, sabiduría, todo en
equilibrio armónico). Esta energía de comprensión en el interior del ser humano es lo
que se conoce corrientemente (más entre la cristiandad) como “la voz de la conciencia”,
que es lo que susurra el sentido del bien y del mal, de lo justo y lo injusto a la inferior
esfera de la personalidad humana. Este ‘sentido moral’ no todos los seres humanos lo
tienen igualmente desarrollado debido a que, como fue explicado, dependerá del grado
de acopio de comprensión en el cuerpo causal, lo cual está directamente relacionado con
el nivel madurativo del alma. (Véase cuerpo causal y alma individual).

Conciencia intuicional - Adviene en el hombre con el desarrollo del principio


búdico o mente intuicional. Lo está viviendo cierto porcentaje (minoritario) de seres
humanos que pertenecen hoy a la 6° subraza de la actual raza aria. Aunque Buddhi
siempre está presente en la raíz de los pensamientos creativos y filosóficos, solo se
logra desarrollar como ‘consciencia’ en aquellos que, después de grandes y
trabajosos esfuerzos reflexivos, logran finalmente desprenderse del apego al
pensamiento discursivo para entrar en la mente contemplativa de Buddhi. Este es un
nivel de ‘meditación’. El desarrollo de este nivel implica la construcción de cierta
parte del Cuerpo de Luz. La conciencia intuicional será el foco del desarrollo en la
futura 6° raza raíz. Como en esa raza el esfuerzo por el desarrollo del intelecto habrá
sido ya superado por la raza anterior (la actual), se alojará como función mecánica en
el subconsciente colectivo, debido a que, como se dijo, la actividad consciente estará
ocupada en el desarrollo total de Buddhi. Esto significa que los hombre de la 6° raza
raíz, en su mayoría, ya nacerán con su antakarana construido.

Conciencias Monádicas - (Véase “Mónada”). O “Inteligencias Monádicas”. Son


‘entidades vivientes autoconscientes’ que hay llegado a desarrollar (en distintas escuelas
planetarias) “la conciencia de unidad”. El nivel de apertura y vibración de estas conciencias
en la comprensión y vivencia de la Unidad, las posiciona en algún lugar del “Gran Árbol de
la Vida Universal”.

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Contrato - Existen, a nivel de la conciencia, diferentes clases de contrato que


pueden efectuarse. Existen los contratos psicológicos, que son pactos (buenos o
perjudiciales, según sea la naturaleza del pacto) que se efectúan entre dos o más
individuos y que pueden llevarse de encarnación en encarnación hasta que se cumplen,
o se disuelven a través de la acción del karma. También existen los contratos a nivel
álmico, que tienen que ver con una línea oculta de aprendizaje; estos contratos rigen la
actividad del cuerpo causal y reglamentan las condiciones de futuras reencarnaciones.
También existen los contratos de los Espíritus descendentes que se realizan para poder
venir a la Escuela Tierra (véase ‘contrato de descenso’).

Contrato de descenso - En esta escuela, y desde el punto de vista esotérico, esta


palabra hace referencia al “contrato interno” que hacen los autoconvocados (véase este
término) para venir a la Tierra a realizar cierto tipo de experiencias las cuales
precisarán desde una encarnación a ciclos completos de reencarnaciones, dependiendo
esto del contrato “firmado” a nivel álmico-espiritual.

Cuerpo Causal - Es la “burbuja álmica” generada en el plano mental superior por


la Mónada (Espíritu), para poder, desde ese nivel, descender aún más, hasta la materia
de la encarnación física. Este descenso del Espíritu hacia los mundos materiales permite
la generación de conciencia consciente y de cualidades muy refinadas de comprensión.
El nombre de cuerpo “causal” se debe a que las experiencias que se van acopiando
dentro de esta ‘burbuja manásica’ obran como ‘causas’ para moldear las vidas venideras.
El cuerpo causal o alma humana, da lugar, con el tiempo, al desarrollo de un cuerpo
superior al Causal: el Cuerpo Espiritual (Cuerpo de Luz Trinitario), y finalmente el
cuerpo causal, liberándose de las ataduras de la materia, se disuelve siendo absorbido en
sus esencias por el Cuerpo de Luz.

Cuerpo de Luz - Forma genérica de nombrar al vehículo superior de conciencia


(superior al cuerpo causal) que se va desarrollando y construyendo en el alma del
hombre cuando ya está con cierto avance en el Sendero. Otros autores lo denominan
“cuerpo espiritual”. Para más detalles véase “Cuerpo de Luz Trinitario”.

Cuerpo de Luz Crística - Ver ‘Cuerpo de Luz Trinitario’.

Cuerpo de Luz Trinitario - En literatura teosófica se habla de “cuerpo búdico” y


de “cuerpo átmico” como cuerpos independientes, con base en la idea de que el hombre,
con cada principio y en cada plano, desarrolla un cuerpo o vehículo; pero en esta escuela
se recibe que se trataría en realidad de un solo Cuerpo Sutil, espiritual (entendiendo a
esta palabra en forma amplia), conformado primeramente con materia búdica, y al ir
polarizándose el alma cada vez más en Atma tal Cuerpo se termina de desarrollar. Sería,
por lo tanto, un Cuerpo Sutil conformado fundamentalmente con materia búdica y
átmica (y con lo más sutil de manas superior) que denominaremos CUERPO MONÁDICO
o CUERPO TRINITARIO DE LUZ. La conciencia que ya ha desarrollado este cuerpo puede
decidir, por acto de voluntad, polarizarse en Manas y restablecer la ‘burbuja mental’
completa para actuar plenamente en el nivel mental, o puede focalizarse en Buddhi para
ejercer cierta actividad de servicio desde ese nivel; también puede polarizarse en Atma y
funcionar principalmente desde ese nivel. Pero el alma que tiene construido su CUERPO
DE LUZ TRINITARIO ya no está obligada a reencarnar, y si alguna vez renace en un
cuerpo físico será por ‘Ley de Sacrificio’, para cubrir una necesidad de servicio al Plan,
para, una vez terminada la misión, volver a su propia esfera o plano superior de
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actividad. Así es que, podrá el estudiante ver, que la personalidad humana conformada
con la trinidad inferior “física- astral-mental” es el área de experimentación a través de
la cual el alma termina focalizándose, por necesidad de comprensión, en planos y
subplanos cada vez más elevados, con lo cual va gestando y desarrollando ‘LA TRINIDAD
SUPERIOR’ como vehículo pleno de conciencia. Mientras la ‘trinidad inferior o personal’
es lo que podríamos denominar “trinidad material”, así también diríamos que la
Trinidad Superior es la “Trinidad Espiritual”. (Extraído de “La evolución del alma y el
Código Dorado GNA”, de esta escuela).

Eclecticismo - Filosofía o escuela filosófica en la cual se procura conciliar lo que


se considera lo mejor de diversos sistemas filosóficos. Fue un ejemplo de esto la Escuela
Neoplatónica (o escuela ecléctica) fundada en la floreciente Alejandría en el siglo III d. C.
por Ammonio Saccas. Este filósofo empleó el término “Teosofía” para su filosofía, en la
cual procuraba conciliar las enseñanzas de Platón y Aristóteles con las filosofías de
Oriente, incluyendo pura filosofía espiritual y misticismo, e incorporando más tarde
también la Teúrgia. Los prosélitos y filósofos de esta escuela eran llamados ‘filaleteos’
(“amantes de la Verdad”) y “analogistas”, por su práctica de interpretar las leyendas,
mitos y misterios con el empleo del pensamiento razonado analógico (utilizando el
principio de correspondencia). No se debe caer en el error de confundir “eclecticismo”
con “sincretismo”, ya que el primero es la acción discernidora e intuitiva para integrar
“esencias”, mientras que el segundo es el intento (casi siempre fallido) de relacionar y
tratar de ‘hacer encajar’ métodos y formas (lo externo) de distintas vertientes.

Ego - Es el “Yo”, la autoconsciencia. No confundir ‘Ego’ (con mayúscula) con ‘ego’


(con minúscula, que es el término que se ha empleado en este material). En esta escuela
se coloca la mayúscula o la minúscula a este vocablo para referirse, en el primer caso al
Yo Superior con sus principios superiores (Atma-Buddhi Manas) y en el segundo caso al
yo inferior o yo personal, el ser humano con sus principios inferiores (físico, astral y
mental concreto). Pero esto es solo a fin del estudio teórico, ya que en realidad lo que se
denomina ‘ego’ o yo inferior no tiene existencia real porque es impermanente y
transitorio y porque está basado en la ilusión de la mente. En cambio el Yo Superior, al
contener en su esencia a Atma, el Espíritu Universal, tiene eternidad, o bien,
intemporalidad. Pero si llegamos a ver que el “yo inferior” no existe en realidad (mas
que como un centro falso y transitorio) entonces sería incorrecto hablar de “Yo
superior”, y deberíamos hablar solamente de Yo, como el “Yo Supremo” (ni inferior ni
superior), es decir: la Realidad Absoluta, que es UNIDAD; el auténtico SER en todo
(Atma).

Elemental del deseo - Los elementales son seres que viven en los elementos de
la Naturaleza, es decir, en la substancia misma de los elementos. Son ‘espíritus de la
Naturaleza’. Tienen la particularidad de buscar la densitud material porque son vidas
que están viajando por “el arco descendente” de la vida; por lo tanto tienden hacia
“abajo”, mientras que el hombre evoluciona ascendiendo por el “arco ascendente” de la
vida, hacia el Espíritu. Por lo tanto, estas dos fuerzas se contraponen dentro del hombre.
Los cuerpos inferiores del ser humano están formados por vida elemental. El cuerpo
físico está animado por vida elemental etérica, y el cuerpo de deseos está animado por lo
que en esoterismo se ha denominado “el elemental del deseo”, una vida elemental que
busca sostener su existencia en base a emociones y deseos de todo tipo, ya que vive de
esas energías. Mientras el ser humano está experimentando los deseos y las emociones
como parte de su evolución este elemental le permite vivir las sensaciones emocionales
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Escuela Interna Ecléctica Teosofía Solar y Universal

y astrales que necesita conocer, pero cuando el hombre entra en el sendero espiritual
debe ir dejando las energías inferiores, ya que entiende que ya las ha experimentado lo
suficiente y representan ahora un “peso” e impedimento para elevarse a regiones
superiores. Es allí donde comienza “la lucha interior”, tan conocida en todas las
religiones del mundo.

Espíritus descendentes - Llamamos de esta manera, en esta escuela, a los seres


que, ya con cierto nivel de consciencia lograda a través de la evolución en otros mundos-
escuela, han decidido “bajar” al planeta Tierra con la doble función de ‘aprender’ nuevas
lecciones y a la vez ‘ayudar’ con sus esencias espirituales a la Humanidad de este
planeta. Los seres descendentes forman parte de un Logos mayor al de la Tierra y están
en este planeta para ser canales entre su Logos y el Logos terrestre. (Véase también
‘Animación suspendida’ y “autoconvocados” en el BREVIARIO DE ESTA ESCUELA).

Espíritus Virginales - Son las “Chispas espirituales” o “Unidades de Vida Divina”


que por vez primera están realizando el viaje evolutivo. Es decir que comienzan como
“chispas vírgenes” nacidas del Espíritu Uno, y deben recorrer el sendero de la Evolución
desde la Materia hacia la Fuente Divina (desde donde fueron emanadas), generando a su paso
el fuego de la autoconsciencia en cada nivel. Estos Espíritus dejan de ser “virginales” al
adquirir la suficiente experiencia transformada en comprensión y en cualidades vivas de la
conciencia. Entonces, estos Espíritus, que eran virginales, se transforman en Espíritus de
Fuego Autoconsciente, (y los hay de muchos niveles de conciencia). Los Espíritus Virginales
y los Espíritus Autoconscientes encarnan en la Tierra en cuerpos humanos confundiéndose en
la sociedad de la vida de superficie; y solo la Intuición ya activada puede permitir reconocer
la naturaleza monádica o espiritual de un ser humano.

Iniciaciones - Palabra que proviene de la raíz ‘initia’, (Latín). En esoterismo


hace referencia a las bases, principios y fundamentos de conocimiento y comprensiones
necesarios para transitar cierto camino. “El caminante” es el alma, o bien, la conciencia,
que cada vez que llega al final de un camino debe atravesar un portal (figurativamente
hablando) para proseguir camino. El Gran Camino o Sendero conduce a las almas hacia
la cumbre de la Sabiduría, pero este Gran Sendero tiene niveles o escalas, que son las
“Iniciaciones”. Al final de cada nivel hay un portal que cruzar, y es el paso a una nueva
Iniciación, y esto implica una profundización en los principios y/o una revelación de
nuevos principios y fundamentos que el caminante debe conocer y experimentar. Se han
estudiado los procesos iniciáticos de la conciencia del hombre comparándolos con las
etapas principales de la vida de Jesucristo: 1°- El Nacimiento de Jesús (1° iniciación del
alma); 2° Su Bautismo (2° iniciación del alma humana); 3°- La Transfiguración (3°
Iniciación, o Primera Gran Iniciación); 4°- La Crucifixión (4° Iniciación), y 5°- La
Ascensión (5° Iniciación, en la cual el alma se convierte en Adepto). Las iniciaciones
prosiguen en ascenso después del adeptado, pero la Humanidad (en general) aún tiene
que transitar el trayecto de lo recién descrito. En síntesis, las Iniciaciones son etapas
para el avance de la conciencia. Existen Iniciaciones correspondientes a las almas
humanas, Iniciaciones a nivel de las evolucionantes conciencias planetarias, Iniciaciones
galácticas, etc. (Véase también ‘Crisis iniciáticas’ en el Breviario).

Inteligencias Monádicas - Vér “Conciencias Monádicas”.

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Intuición - Corrientemente se utiliza esta palabra de manera incorrecta al


referirse a todo tipo de sensaciones y percepciones sutiles. En esoterismo Intuición es
“captación búdica”, es decir un nivel de captación de la realidad que existe a nivel del
plano búdico y no más abajo. En dicho nivel existen las esencias de todas las cosas y
seres, ‘es’ el mundo de las esencias y cualidades más internas de todo lo manifestado en
la materia. Por ejemplo, al observar una flor, el observador puede reconocer la flor
externamente, es decir, por su forma, tamaño, color, aroma, etc., y por su conocimiento
mental de lo que es una flor (la memoria), pero si el observador tiene materia búddhica
despierta en su alma podrá sentir íntimamente a la flor, podrá conocerla en la región de
la esencia, y así puede llegar a descubrir secretos de la flor no revelados, como por
ejemplo las propiedades curativas que esa flor puede tener, lo cual ni siquiera los
estudios de la ciencia hayan podido llegar a obtener mediante sus variados métodos de
investigación experimental. Sin embargo en el ejemplo dado el captador estará haciendo
uso, además de la intuición, de capacidades sensitivas del nivel etérico y astral, que son
los niveles en los que actúan mayormente las propiedades curativas de las plantas. La
Intuición más pura (sin mezcla con captaciones de otros planos) es la que revela la
Esencia de las esencias, es decir, la Esencia de Unidad. El intuitivo en este nivel reconoce
‘sentidamente’, ‘místicamente’, la Presencia de la Unidad en todas las cosas y seres.

Kama-manas - (Sánsc.) Es kama (deseo) en unión con manas (mente inferior).


Este conjunto y simbiosis energética conforma lo que se conoce como yo inferior o ego
humano, en contraposición al Yo superior o Ego.

Liberación - Es el estado de complitud del cuerpo causal que no precisa ya de


más reencarnaciones del alma en cuerpos humanos. A partir de Moksha o Liberación, el
alma, ya en su Cuerpo de Luz, está libre para seguir su aprendizaje en otras escuelas
superiores del Cosmos (pero sin necesitar ya más encarnar en cuerpos físicos, como se
explicó). Se aclara que ‘la Liberación’ es respecto del proceso de reencarnaciones en la
Escuela-Tierra, no del Aprendizaje, el cual prosigue más allá. Esto no había sido
comprendido debidamente por muchos esoteristas que pensaban que Moksha y Nirvana
eran estados estáticos de fusión con el Espíritu y nada más. Lo que ocurre es que, como
hasta ahora casi nada se había hablado de “las escuelas superiores” y del progreso de las
almas liberadas más allá de la Tierra, esta falta de información dio origen a malos
entendidos. Liberación es el fin del alma en la Escuela-Tierra, cortando con los lazos
materiales y kármicos, porque todo lo que se podía aprender es dicha escuela planetaria
el alma ya lo ha adquirido. La conciencia se encuentra así libre de deseos materiales o de
‘sueños por cumplir’ que la impelan a reencarnar nuevamente; es decir, que ya libre de
los deseos y apegos materiales, sigue su camino hacia escuelas superiores. Algunas
almas Liberadas, se quedan en la Escuela Tierra para ayudar a los ‘alumnos-almas’ que
luchan por graduarse en la Liberación. Los que tras su Liberación se quedan a ayudar y
toman aprendices a su cargo son llamados “Maestros de Sabiduría”.

Logos: - (Palabra de origen griego). Expresión, Palabra, Ley; el sentido o la razón


de algo. Es la manifestación o expresión de algo oculto. Así, por ejemplo, el lenguaje es ‘el
logos’ del pensamiento. Al emplearse esotéricamente, LOGOS significa la expresión o
manifestación de la Vida Divina en alguna esfera de vida, sea esta un universo, una
galaxia, una constelación, una estrella, un sistema solar, o un planeta. Así pues, cuando
se dice “Logos Universal” es el “cargo” que desempeña un ser (de filiación Divina) en un
Universo Local; es la expresión de Su gobierno, Propósito y Ley en dicha región del Gran
Universo. El concepto es igualmente aplicable cuando se habla de Logos Galáctico, Logos
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Solar y Logos Planetario. Cada Logos se encuentra dentro de un Logos mayor, que lo
abarca y contiene (Esferas dentro de Esferas). Todo Logos es un Ser evolucionante
(descendente o ascendente) que desempeña su gobierno con la ayuda de un séquito
jerárquico que lo asiste, para que la vida y los procesos evolutivos sean posibles en su
esfera de influencia.

Mente - La Teosofía tradicional (blavatskiana) entiende a este vocablo como la


energía de Manas (energía del Pensamiento) que permite al hombre razonar y elevarse
filosófica y moralmente a medida que desarrolla sus facultades intelectivas. Es el
principio que diferencia al hombre del animal (y aquí puede verse por qué se dice a
veces que ‘hay humanos que tienen de humanos muy poca cosa’, porque se dejan
arrastrar por sus deseos y pasiones y son casi o totalmente nulos en pensamiento
racional). La Mente es considerada como el 5° principio de la constitución septenaria
humana, pero de una manera más amplia ‘la MENTE lo es todo’, como dice el Kybalión:
“Todo es Mente, el Universo es Mental”. En esta escuela interna se utiliza esta palabra
para designar a los principios superiores del Hombre, tres niveles de Mente que
denominamos: “Mente Intelectiva”, “Mente Intuicional” y “Mente Espiritual”. (Véanse esos
vocablos).

Mente espiritual - Es la substancia supersutil de Atma.

Mente intelectiva - Es la substancia de la esfera correspondiente a la formación


de pensamientos.

Mente intuicional - Es la substancia supersutil de Buddhi.

Misticismo - Es el camino interior de la conciencia que conduce al


reconocimiento vívido de la insondable Vida Oculta, invisible a los sentidos físicos, pero
muy real y tangible para los sentidos internos. Existen diferentes formas de misticismo
que se corresponden con diferentes etapas del progreso evolutivo del alma. Para
referirnos a estas formas distintas de misticismo, en esta escuela se habla de “misticismo
cálido” y de “misticismo frío” (véase), aunque se entenderá que es solo a efecto del
estudio de este tema, habiendo muchas categorías intermedias entre almos aspectos (el
‘cálido’ y el ‘frío’) del misticismo.

Misticismo cálido - Es una manera simbólica y sugerente de referirse al


misticismo enfocado especialmente en el despertar y desarrollo del centro cardíaco. En
este tipo de misticismo está presente la devoción dual. El “dualismo espiritual” (si se
permite el término, aunque sea contradictorio) es muy común en todas las religiones,
porque siempre hay dos polos de energía que son los que generan “la fricción cálida”
cardíaca: el buscador y lo buscado, el orador y la Fuente Suprema, la conciencia material
y el Cielo Espiritual. La fricción cálida (entre la Materia y el Espíritu) es ‘la Conciencia’,
cuyo centro de actividad mística es el corazón. Este tipo de misticismo corresponde a las
primeras iniciaciones del alma humana. En tales etapas del alma también existe
actividad de los centros cerebrales, pero están subordinados al corazón, el cual
predomina. En este “misticismo dual” que va despertando la Conciencia crística todavía
hay cierto grado de ilusión, el cual va siendo superado al pasar del dualismo a la Unidad,
lo cual es un proceso, con destellos al principio, y mayor estabilidad cuando el alma
alcanza la 4° Iniciación.

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Misticismo frío - Término que expresa de forma figurativa la comunión


espiritual de quien ha superado la etapa mística del dualismo, en la cual el aspecto
emocional (influido por Buddhi) era aún muy preponderante. En el ‘misticismo frío’ las
energías no solo perduran en el corazón sino que se afianzan y maduran, pero mientras
tanto se limpia la consciencia de lo dual y se diluye el emocionalismo, a la vez que gran
parte de la energía sube a la cabeza (y también desciende desde centros superiores a la
coronilla) despertando la consciencia de unidad. Lo llamamos “misticismo frío” porque
no hay dualidad ni emocionalidad sugestionada por ideales psicológicos como factores
preponderantes, pero hay sin embargo, en este misticismo, gran profundidad y
sensibilidad. Mientras el misticismo cálido es el camino del religioso devocional, el
misticismo frío lo es del ocultista, “el científico del alma y el espíritu”. Ambos, el místico
devoto y el místico ocultista son amantes de la vida, pero las energías están enfocadas de
diferentes maneras.

Mónada - (Del griego monas: unidad, Uno). La Mónada es el Rayo espiritual en


cada hombre, proveniente del Uno. La esencia más pura del hombre es un Rayo
espiritual o Rayo monádico. Existen infinitos Rayos pero la fuente de todos los Rayos es
Una, de la misma manera que las moléculas de agua en el océano son casi infinitas, pero
el océano al cual pertenecen es UNO, sin divisiones. En lugar de Rayos se puede hablar,
simbólicamente, de “Chispas” infinitas provenientes de un mismo Fuego. En las
escrituras sagradas de la India se lo ha denominado Atman y también Purusha, y en el
cristianismo es ‘el Padre’, ya que es el Espíritu, el Uno, presente en cada hombre en
forma de Chispa o Rayo. Las infinitas Chispas espirituales o Rayos monádicos nacen en el
seno de la Isla Eterna del Paraíso (ver el término) y desde allí se riegan a los universos
locales; desde estos las Chispas Divinas fluyen hacia los centros de las galaxias, y cada
galaxia, reenvía grupos de chispas monádicas a los innumerables sistemas solares, y así
las “Chispas-Mónadas” llegan a los planetas en los cuales se desarrollan los planes de
evolución.

Nirvana - (Sánsc.). Significa extinción, disolución. Es la extinción del yo


condicionado al ser absorbida el alma o conciencia por el Cuerpo Monádico ya
establecido como Cuerpo de Luz. El ser ya no vuelve a la Tierra por necesidad de
reencarnar porque ha aprendido ya todas ‘las lecciones de vida’ que la Escuela-Tierra
podía ofrecer, y queda libre para seguir su Viaje por el Cosmos rumbo al Cielo Central
del Macrouniverso (Ver ‘Isla Central de Luz’). Si un ser ya liberado regresa alguna vez a la
Tierra ya no será por necesidad de reencarnar sino por Ley de Sacrificio.

Nous - Vocablo griego, tomado del egipcio “Nout”, que significa “el Uno, solo
Uno”. Es el reflejo del Espíritu Virginal dentro del alma humana en su aspecto de
Arquetipo Divino. Nous es la Chispa Divina en el ser humano con ‘el Chip’ del Ideal del
Logos Solar para el logro de la perfección del hombre. Es el Átomo Divino o Átomo
Búdico permanente con la semilla arquetípica solar en su interior, (véase ‘Arquetipo’).
Durante la encarnación del alma el Átomo Solar permanece “dormido” dentro del
corazón del ser humano durante el tiempo de gestación de la conciencia hasta que el
alma madura lo suficiente como para producir el despertar del Nous en el corazón. Este
evento produce un efecto clarificador e impulsor del alma hacia el bien y la búsqueda de
la Verdad. (Consulta: ‘Pequeño Tratado de Alquimia’ y ‘La evolución del alma y el Código
Dorado GNA’, de esta escuela).

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Purificación - Proceso que consiste en la purga de rígidos esquemas de energías


de hábitos, pensamientos, emociones y sentimientos a medida que el ser integra
energías superiores de más refinada y elevada vibración. Este proceso puede ocurrir
tanto a nivel individual como a nivel global y planetario, y de hecho, es lo que está
aconteciendo. Al producirse las purgas purificadoras suelen removerse las energías
produciendo muchas veces traumatismos en las diferentes esferas del ser. El resultado
final es la iluminación y la entrada a un nuevo orden de vida. (Véase ‘ascesis’ y ‘ascensión
planetaria’ en el Breviario).

Raza Raíz - Así se denomina al troncal principal de una raza humana. Existen 7
razas-raíces en cada ciclo mundial, cada una con sus correspondientes 7 subrazas, las
cuales van naciendo en forma superpuesta; es decir que no aparece una subraza al
desaparecer su antecesora, sino que se van sumando e intercalando durante el
desarrollo de la raza. Se denomina raza “raíz”, porque cada raza nace de una raíz de la
raza precedente. Así como de un trozo de raíz tomado de una planta ya crecida, nacerá
una nueva planta; así se procede con el nacimiento y desarrollo de las razas sucesivas.
Por ejemplo: De la 5° subraza de la 4° Raza (Atlántica) se tomaron los moldes o modelos
genéticos para generar la nueva raza (la 5°); es decir, la actual Raza Aria. De la misma
manera, de la 6° subraza de la presente raza, se están tomando los moldes humanos en
los cuales poder trabajar para el posterior surgimiento de la futura 6° Raza Raíz. Y
cuando la 6° raza ya esté establecida y ya haya llegado a su 7° subraza, de esta última el
Manú y los ángeles genetistas tomarán los moldes para establecer la 7° Raza Raíz.

Samadhi - (Sánsc.). Es un estado de arrobamiento contemplativo que resulta de


la devoción mística o de la meditación. Quien lo vivencia experimenta éxtasis, paz,
bienaventuranza, estados de unidad, etc. Hay varios niveles de Samadhi según sea la
profundidad de penetración interna del que lo vive. La mente experimenta este tipo de
estados al abandonar las limitaciones del pensamiento discursivo y penetrar en regiones
superiores que podríamos denominar “supramentales”, por estar más allá de la mente
cerebral. En el Raja Yoga existe un método de meditación (de ‘los 8 pasos’) para alcanzar
el Samadhi (el 8° paso); pero este es un estado que no es exclusivo del Yoga, sino que
pueden acceder al mismo todos los que penetran de alguna manera más allá del estado
ordinario de la mente, en regiones espirituales. Hay quienes han sobrevalorado la meta
del Samadhi, creyendo que es el estado mismo de Liberación; pero no es así. Samadhi es
la experiencia de la contemplación divina de la cual el hombre vuelve a la consciencia
con lo vivido, pero luego su vida prosigue como la de cualquier mortal, evolucionando y
teniendo que seguir su proceso de purificación allí donde lo dejó. El Samadhi es una
experiencia con los mundos superiores pero la Liberación significa que el alma no
necesita más reencarnar. Son dos cosas diferentes, porque después de vivenciar varios
estados de Samadhi en una encarnación el alma puede necesitar todavía reencarnar para
cubrir experiencias que aún debe atravesar, sobre todo la experiencia de disolución del
yo inferior, del vaciamiento, sin la cual la Liberación no es posible. Samadhi es válido
como experiencia de reconocimiento consciente del reino de la Unidad, pero también
este tipo de experiencias pueden fortalecer el yo psicológico (el yo inferior). Todo esto
debe ser advertido. (Véase ‘Moksha’, para ver las diferencias).

Sombra - El reflejo del Espíritu es el alma, y el reflejo del alma es el yo personal.


Es decir que la persona humana es “un reflejo de un reflejo” del verdadero Ser (Atman,
Espíritu). Por lo tanto el yo personal no es el Ser, sino que es como una “sombra” del
verdadero Ser. La sombra cree ser el ‘ser’ identificándose con los objetos materiales y
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con el mundo de deseos y con el mundo de las ideas, tomando todos esos objetos de
percepción en los tres mundos como su ser real. El ser humano cree ser su cuerpo físico,
cree ser sus emociones y cree ser su mente con sus ideas, más todas las identificaciones
innumerables que de esas tres esferas de actividad surgen. Estas identificaciones
combinadas generan una “sensación de identidad personal”, es decir, la sensación de ser
un yo separado y particular, con gustos y características propias, diferentes a las de los
demás “yoes personales”. Esta ilusión es la sombra. El hombre ha olvidado que es el
Espíritu, y, en cambio, se reconoce en los objetos materiales, en los deseos y emociones,
y en las creencias e ideales. No se da cuenta de la ilusión en la que ha caído desde las
altas cumbres del Espíritu, su auténtico y verdadero SER. Cuanto más pesada u oscura es
la sombra, significa que más imperfecto es el yo inferior, y más imperfecto el carácter
con que se expresa. Cuando se inicia el sendero espiritual, que es el sendero de retorno
al verdadero Ser, la Purificación comienza y esto significa que la sombra irá siendo
alquimizada y disuelta, poco a poco. Este proceso también se ha denominado “alquimia
espiritual” y “autotransformación”.

Supramental - Significa todo lo que está por encima del plano mental. Hace
referencia a lo que está por encima de la mente intelectiva del hombre, es decir, Buddhi,
Atma, y planos superiores aún. (Véase ‘Mundos’ en el BREVIARIO, para entender los
planos o esferas en nuestro planeta Tierra).

Transición Planetaria - Es el “Tiempo-bisagra” entre dos etapas o ciclos en un


planeta. La Tierra atraviesa la etapa final de la Raza Raíz Aria (la actual 5° Raza). Como
es sabido, cada raza raíz (de las 7 que deben aparecer en este ciclo) posee 7 subrazas
que se van manifestando progresivamente durante la vida de la Raza Madre, (aunque a
veces se pueden manifestar 2 subrazas casi simultáneamente, como ocurrió en la actual
Raza Aria con la 4° subraza, Céltica, y la 5° subraza, Teutónica-anglosajona). En la
actualidad ya se está manifestando la 6° subraza (del Troncal racial ario) y comienzan a
aparecer humanos de 7° subraza aria. Estas dos subrazas son “de transición”, porque
representan el final de la actual 5° Raza Raíz, y la antesala de la siguiente 6° Raza Raíz.
El tema de la Transición Planetaria no es solamente un tema racial, como se
explico, sino un tema vibracional que se relaciona a la Ascensión Planetaria. La Tierra
está transitando un sendero de cambio vibracional radical que la llevará a vivir una
Iniciación Planetaria, conocida a veces como “NACIMIENTO PLANETARIO”; tras el cual
solo las almas debidamente preparadas, podrán calificar para habitar la Nueva Tierra. Se
trata de un nuevo estado de conciencia y de materia que se manifestará, tanto en la
Tierra, como en la Humanidad que la habitará (siendo esa humanidad la
correspondiente a la futura raza raíz). Estos temas son más complejos, y se han tratado
en esta escuela interna en otros materiales ya publicados.

Tríada Superior - Es la Tríada espiritual de la constitución del hombre formada


por Atma-Buddhi-Manas (manas superior); es lo que podríamos llamar, esotéricamente,
“el Triángulo superior”. (Ver ‘Atma-Buddhi-Manas’ y ‘Constitución del hombre’).

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Otros materiales relacionados a este, de esta escuela interna, que se


encuentran en internet ( http://escuela-de-las-almas.blogspot.com.ar )
y se pueden descargar en forma libre y gratuita:

- Estudios sobre el alma.


- La evolución del alma y el Código Dorado GNA.
- La Tarea Interna.
- El Alma y su Trabajo.
- Pequeño Tratado de Alquimia Espiritual.
- Gladiadores del Sol.
- Diagramas de esoterismo EISA.
Y otros…

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