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ISEGORÍA.

Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 44, enero-junio, 2011, 185-201
ISSN: 1130-2097

NOTAS Y DISCUSIONES

Los principios cosmopolitas y la justicia global


Cosmopolitan Principles and Global Justice
ISABEL VICTORIA LUCENA CID 1
Universidad Pablo de Olavide, Sevilla

RESUMEN. Este trabajo desarrolla los principios ABSTRACT. This paper develops the principles
del modelo cosmopolita de justicia global ba- of a viable cosmopolitan model of global jus-
sados en el igual valor moral de todas las per- tice that takes seriously the equal moral worth
sonas. El modelo cosmopolita nos muestra of persons. The cosmopolitan model shows
como podemos pasar de la teoría a las políticas how we can move from theory to public policy
públicas que promuevan la justicia global. that makes progress toward global justice. The
Este artículo está dividido en dos partes. En la article is divided into two central parts. In the
primera, examinamos los antecedentes éticos y first, we exam the ethics and philosophical an-
filosóficos de los ideales cosmopolitas y los tecedents of the cosmopolitan ideals: the prin-
principios del orden cosmopolita. Seguida- ciples for a cosmopolitan order, and its justifi-
mente, analizamos los metaprincipios de auto- cations with the metaprinciples of autonomy
nomía y razonamiento imparcial. En la segun- and imparcialist reasoning. In the second, we
da parte, discutimos los aspectos teóricos y address several pressing problems, discussing
prácticos más problemáticos y controvertidos both theoretical and practice issues involved
que presentan los principios cosmopolitas para with theses principles for global justice.
alcanzar la justicia global.
Palabras clave: Democracia, pobreza global, Key words: Democracy, global poverty,
autonomía, razonamiento imparcial, globali- autonomy, imparcialist reasoning, globaliza-
zación, derechos humanos. tion, human rights.

The cosmopolitan ideal: A world in which some fundamental principles of justice


govern relations between all persons in all places.

The cosmopolitan requirement: any commitment to some fundamental principles


of justice at the domestic level ought to be extended so as to generate principles of
justice with cosmopolitan scope 2.

[Recibido: Jul. 10 / Aceptado: Mar. 11] 185


Isabel Victoria Lucena Cid

I. Introducción abordar desde una perspectiva suprana-


cional 4, invocan la necesidad de algún
El actual proceso de globalización viene mecanismo efectivo de gobernanza mun-
acompañado de profundos cambios en el dial como prerrequisito para alcanzar la
contexto internacional y de nuevos retos justicia global.
políticos como ponen de manifiesto las Este trabajo se centrará, fundamen-
consecuencias de presente crisis finan- talmente, en los principios que justifican
ciera y económica y los nuevos proble- la socialdemocracia cosmopolita de Da-
mas mundiales. Entre otras cuestiones no vid Held. Para ello, en la primera parte
menores, la globalización proporciona un haremos un breve repaso de los antece-
serio desafío al principio de soberanía es- dentes éticos y teóricos de su proyecto
tatal y su papel en la esfera internacional. para desarrollar, en segundo lugar, los
Los Estados todavía mantienen un esta- principios y metaprincipios que sustenta
tus legal de efectiva supremacía sobre lo su proyecto cosmopolita. En la segunda
que ocurra en sus territorios, sin embar- parte, analizaremos los aspectos más
go, esto está significativamente compro- controvertidos que presenta su teoría a
metido en varios niveles, sobretodo por través del debate que se ha suscitado en
la ampliación de la jurisdicción de las los últimos años en el ámbito de la filoso-
instituciones regionales e internacionales fía política y otras disciplinas afines y, fi-
y las obligaciones derivadas, asimismo, nalmente, valoraremos si los presupues-
del derecho internacional. 3 Incluso cuan- tos de Held satisfacen las demandas de
do la soberanía estatal parece intacta, los un sistema global más justo.
Estados sólo tienen poder para resolver
II. Los principios y metaprincipios
asuntos puramente domésticos que no
cosmopolitas
influyen en otros ámbitos políticos. El
complejo sistema global que va desde el En la actualidad existen múltiples ins-
terreno económico al ecológico, conecta tituciones regionales e internacionales
el futuro de las comunidades locales con (Fondo Monetario Internacional, Organi-
los destinos de las comunidades en otras zación Mundial del Comercio, Banco
regiones del mundo. En este contexto, la Mundial, Unión Europea, G20, etc.) que
noción de Estado como autogobierno, or- ejercen una influencia cada vez mayor en
ganismo autónomo, etc., aparece como el curso de nuestras vidas, sin embargo,
anómalo y yuxtapuesto con la organiza- estos organismos presentan un gran «dé-
ción transnacional en muchos de los as- ficit de legitimidad democrática». 5 Si
pectos de la vida económica, política, so- dentro de los Estados-nación contamos
cial y cultural. con teorías desarrolladas sobre los princi-
En este nuevo escenario global se pios y derechos de los ciudadanos que los
han cronificado y han aparecido un gran Estados deben implementar, no sucede lo
número de problemas que comparten una mismo en la esfera internacional, de ahí
característica común: son problemas que que surjan cuestiones sobre ¿cuáles po-
tienen un alcance internacional. El des- drían ser los principios de justicia o
gobierno de los mercados financieros, la estándares democratización, o normas
amenaza terrorista, las guerras multina- que deberían aplicarse a las instituciones
cionales, el agotamiento de los recursos internacionales? 6 Los principios cosmo-
naturales, la pobreza y la desigualad, la politas que propone Held pretenden ser
degradación ambiental, etc., representan una respuesta a esta cuestión y represen-
viejos y nuevos desafíos que hay que tan una elaborada concepción de la de-

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Los principios cosmopolitas y la justicia global

mocracia y la gobernabilidad para el or- ron en su filosofía. En sus obras se en-


den global. cuentran conceptos como la universal
dignidad del ser humano, la coexistencia
2.1. Antecedentes filosóficos y éticos humana pacifica, el derecho natural, etc.
Igualmente influyentes fueron en su
Los fundamentos filosóficos y éticos del tiempo los neotomistas Bartolomé de las
cosmopolitismo se encuentran no sólo en Casas, Francisco de Vitoria y Francisco
la conocida obra de Immanuel Kant y su Suárez. 11 La aportación de estos filóso-
idea de que tenemos deberes universales fos al pensamiento cosmopolita clásico
hacia todos los seres humanos. 7 El pen- es muy importante ya que define algunos
samiento cosmopolita se retrotrae mu- de sus rasgos fundacionales.
chos siglos atrás. Encontramos referen- La Ilustración confirma los princi-
cias en las tradiciones monoteísta y en la pios del derecho universal y el mutuo
literatura hebrea, china, siria, persa, etc. 8 consenso, y representa el paso del pensa-
Sin embargo, donde aparecen elementos miento clásico cosmopolita al moderno.
claros sobre el cosmopolitismo es en la
La influencia de los estoicos y de los to-
antigua Grecia y en las obras de los cíni-
mistas sobre algunos de los filósofos de
cos Diógenes de Sinope y Crate. Dióge-
la Ilustración es muy relevante. Entre
nes sostenía que todos los seres humanos
ellos se encuentran Hugo Grocio 12, John
deben poseer ciertos deberes positivos de
Locke, F. M. A. Voltaire, Denis Diderot,
hospitalidad y fraternidad como si com-
Immanuel Kant, Thomas Paine y Thomas
partiesen una ciudadanía común. Dióge-
nes se describía a si mismo como cosmo- Jefferson. Las ideas estoicas y tomistas
polita cuando declaró la célebre frase de sobre la razón universal, el igual valor y
que no se siente en casa en ningún lugar dignidad humana y las demandas de jus-
excepto en el cosmos mismo. 9 ticia universales son los pilares del de-
Otros legados del pensamiento cos- sarrollo del pensamiento cosmopolita
mopolita se los debemos a Zenón de Ci- durante el período de las Luces y han per-
tio, Cicerón, Séneca y Marco Aurelio, manecido hasta nuestros días. No obstan-
entre otros. La República de Zenón fue la te, el nexo más fuerte entre el pensamien-
primera discusión amplia de la polis en el to ilustrado cosmopolita y el contem-
contexto de la cosmópolis. La tradición poráneo lo encontramos en la filosofía
estoica y greco-romana mantenía que los política de Immanuel Kant. Este autor
seres humanos comparten una capacidad ofrece una teoría cosmopolita más elabo-
similar de razonamiento y que esta habi- rada y orientada a la práctica, cuya pro-
lidad común es la base fundamental para yección va más allá de las ideas éticas,
establecer la fraternidad humana y una jurídicas y religiosas de sus antecesores.
comunidad universal. 10 Su libro La Paz Perpetua marca esa dife-
Durante el período de cristianización rencia con otros autores, su proyecto no
del Imperio Romano, la influencia de los está limitado a un ámbito geográfico de-
Estoicos se mantuvo y se convirtieron en terminado, sino que tiene como objetivo
una fuente de inspiración para los filó- la obtención de una paz de carácter mun-
sofos cristianos ya que su pensamien- dial. 13
to no entraba en contradicción con el cos- El ideal kantiano pretende delinear
mopolitismo/catolicidad de la doctrina las condiciones morales, jurídicas y polí-
judeo-cristiana. San Agustín, Tomás de ticas para establecer una justicia cosmo-
Aquino y Martín Lutero adaptaron algu- polita. Al igual que muchos teóricos de
nos textos de los estoicos y los introduje- su tiempo, Kant creía que el mundo esta-

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ba cada vez más interconectado hasta el influyeron en la creación de las Naciones


punto de que la vecindad humana era ine- Unidas, 19 la declaración universal de de-
vitable. 14 Como consecuencia de esta in- rechos humanos, 20 el derecho internacio-
terconexión e interdependencia surge la nal, 21 la asistencia y la intervención hu-
necesidad de asegurar el derecho público. manitaria, 22 la necesidad de un gobierno
En este sentido, Kant sostiene que «el democrático global, 23 la justicia ecológi-
mayor problema para la especie humana ca y el movimiento por la justicia econó-
(...) es poder crear una sociedad civil ca- mica global. 24 Aunque el cosmopolitismo
paz de administrar la justicia universal- ha resurgido recientemente auspiciado por
mente» y que «la idea de un derecho cos- los cambios y desafíos de la globalización,
mopolita no resulta una representación la teoría kantiana ha permanecido como
fantástica ni extravagante, sino que com- fuente de inspiración para aquéllos que
pleta el código no escrito del derecho po- continúan creyendo en la lealtad que de-
lítico y el derecho de gentes en un dere- bemos a la humanidad. 25
cho público de la humanidad, siendo un En la actualidad, muchos de los teó-
complemento de la paz perpetua, al cons- ricos cosmopolitas han centrado su in-
tituirse en condición para una continua vestigación en los principios morales y su
aproximación a ella». 15 Lo que necesita- aplicación en cinco ámbitos interrelacio-
mos son principios internacionales con- nados: la justicia global, el cosmopolitis-
sistentes que «puedan ser eventualmente mo cultural, el cosmopolitismo jurídico,
regulados por el derecho público, de este el cosmopolitismo político, y el cosmo-
modo podremos alcanzar poco a poco politismo político, basados directa o indi-
una constitución cosmopolita». 16 Kant rectamente en la filosofía política y moral
establece tres tipos de constituciones ju- de Kant. 26
rídicas: el derecho político de los hom- Una de las cuestiones más antiguas
bres en un pueblo (ius civitatis); el dere- de análisis y estudio que ha abordado la
cho de gentes o de los Estados en sus re- teoría cosmopolita ha sido el tema de la
laciones mutuas (ius gentium); y los justicia. 27 Como hemos visto previa-
derechos de la humanidad como ciudada- mente, tanto los filósofos clásicos grie-
nos de un Estado universal de todos los gos como los modernos estaban preocu-
hombres (ius cosmopoliticum). 17 El ius pados por delimitar cuáles deberían ser
cosmopoliticum sólo regularía las rela- las condiciones necesarias para la justicia
ciones de hospitalidad (porque Kant, universal, y desde esta posición ética cri-
como muchos cosmopolitas contemporá- ticaron en su época aquellas prácticas
neos, rechaza expresamente que sea de- políticas y morales que quebraban la jus-
seable crear un Estado mundial). Sin em- ticia.
bargo, ésta no es una versión aceptada En este sentido, la teoría cosmopolita
por todos los estudiosos kantianos, ya actual está interesada, especialmente, en
que algunos identifican la creación del definir y defender las condiciones que
Estado de naciones (considerándolo una garanticen la justicia global y en exami-
especie de Estado mundial) con la base nar las responsabilidades morales, políti-
institucional para el desarrollo del dere- cas y económicas que se deben asumir
cho cosmopolita. 18 para proteger a la humanidad. El cosmo-
La obra de Kant, junto a la de otros politismo pretende refundar las estructu-
pensadores cosmopolitas, ha inspirado nu- ras institucionales internacionales y ha-
merosos movimientos globales en el pasa- cerlas más justas a la hora de distribuir y
do más reciente. Muchos de sus principios garantizar los derechos y deberes funda-

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Los principios cosmopolitas y la justicia global

mentales. 28 La pretensión de la justicia junto de principios que podrían ser uni-


global implica el planteamiento de pro- versalmente compartidos y servir de base
fundas cuestiones sobre un modelo de para la protección y el fomento de la
cooperación interestatal que sea capaz de igualdad y la dignidad de todas las perso-
ofrecer unos principios comunes para la nas. Estos principios son: 1) igual valor y
coexistencia justa y pacífica de todos los dignidad humana; 2) capacidad de acción
seres humanos. 29 Un aspecto común en activa; 3) responsabilidad y rendición de
la pluralidad de las propuestas normati- cuentas; 4) consentimiento; 5) toma co-
vas cosmopolitas es el compromiso con lectiva de decisiones sobre los asuntos
los principios éticos aquí expuestos y con públicos mediante procedimientos de de-
el principio universal de igual valor y liberación y votación; 6) inclusión y sub-
dignidad individual más allá del tradicio- sidiariedad; 7) evitar daños y satisfacer
nal paradigma del Estado-nación. las necesidades urgentes; y 8) sostenibi-
Si tal y como sostiene Held, la igual- lidad. 34
dad política y la vida democrática presu- El primer principio propone como
ponen la igualdad de las condiciones so- unidad moral al ser humano individual,
ciales y económicas, la naturaleza exacta no al Estado o cualquier otra forma de
de los principios de la justicia social ten- asociación humana. La humanidad perte-
drá que ser explicada con más cuidado y nece a una única esfera moral en la cual
su ámbito tendrá que ser examinado a cada persona tiene igual valor y digni-
fondo. 30 Pero, antes de abordar la natura- dad 35. Esta noción puede entenderse
leza y las implicaciones de estos princi- como el principio de igualitarismo moral
pios, es necesario distinguir dos aspectos individualista, o simplemente, igualita-
que suelen ir unidos para poder compren- rismo individualista. Para Held, defender
der el sentido y la proyección de los mis- este principio no significa negar el valor
mos. Por una parte, la búsqueda de los de la diferencia y la diversidad cultural,
orígenes de los principios esclarecen las sino afirmar que existen límites a la vali-
circunstancias éticas o la motivación de dez moral de las comunidades, límites
la preferencia por, o el compromiso con que reconocen y demandan que debemos
un conjunto de principios, y por el otro, tratar con igual respecto y dignidad a to-
que su validez o importancia forman la dos los seres humanos. 36
base para evaluar su validez intersubje-
tiva. 31 El segundo principio, sobre la capa-
cidad de acción activa, se concibe como
2.2. Los principios cosmopolitas la habilidad de actuar de otra manera,
para un orden político global connota la capacidad de los seres huma-
nos para razonar conscientemente, de ser
El cosmopolitismo se basa en valores éti- reflexivos y de autodeterminación. Impli-
cos, culturales y jurídicos cuya validez ca la habilidad para deliberar, juzgar, es-
universal pueden proporcionar un orden coger, y actuar entre los distintos cursos
político mundial más justo. En sus obras de acción posibles, tanto en la vida priva-
Law of States, Law of People: Tree Mo- da como en la vida pública.
dels of Sovereignty, 32 Global governant: Estos dos principios son inseparables
The Social Democratic Alternative to the del tercero: responsabilidad y rendición
Washington Consensus y recientemente de cuentas personal. Es inevitable que las
en sus libros Cosmopolitanism: Ideals, personas puedan elegir proyectos cultu-
Realities & Deficits y Cosmopolitanims rales, sociales o económicos diversos,
Reader, 33 David Held presenta un con- pero esas elecciones distintas necesitan

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ser reconocidas y aceptadas. Los agentes políticas deben estar presentes en todas
deben ser conscientes y responder, direc- estas esferas de decisión.
ta o indirectamente, de las consecuencias El séptimo principio está relacionado
de sus acciones ya sean «intencionadas o con la justicia social: su objetivo es pro-
no intencionadas», y que puedan restrin- teger a las personas del daño y mejorar
gir o delimitar las elecciones de los de- sus condiciones de vida. Este principio
más. Los individuos tienen, igualmente, pretende dar prioridad a las necesidades
derechos y obligaciones. humanas más urgentes y, hasta donde sea
El principio de consentimiento (cuar- posible, en los casos menos urgentes,
to principio) reconoce que el compromiso proveer a todos los seres humanos de la
con los anteriores principios requiere un protección y la garantía de disfrute de los
proceso político no coercitivo a través del anteriores principios.
cual la gente pueda negociar y alcanzar Finalmente, el octavo principio es el
sus objetivos. La interdependencia de las principio de sostenibilidad. Este princi-
vidas y de los proyectos comunitarios re- pio especifica que todo desarrollo econó-
quieren formas de razonamiento público, mico o social debe ser compatible con la
procesos de deliberación y de decisión administración adecuada de los recursos
que tengan en cuenta por igual a cada per- naturales y los sistemas ecológicos para
sona. El principio de consentimiento mantener el equilibrio y la diversidad na-
constituye la base de los acuerdos colecti- tural y garantizar las condiciones para la
vos y del gobierno. vida de las generaciones futuras.
Los principios cuarto y quinto deben Estos ocho principios pueden resu-
ser interpretados conjuntamente. Aunque mirse en tres bloques: el primero de ellos
el quinto principio reconoce que una de- (1-3 principios) establecen los rasgos
cisión pública legítima es aquélla que de- fundamentales del universo moral cos-
viene del consentimiento, los procesos de mopolita. El segundo (4-6 principios)
toma de decisiones deben estar asociados formula las bases de la participación indi-
a la inclusión de los agentes en todas las vidual y colectiva en los procesos de
fases y procedimientos de debate y a la toma de decisiones públicas que pueden
participación a través del voto. afectar a las personas y a los colectivos.
El sexto principio, de inclusión y El poder público, en todos los niveles,
subsidiariedad, tiene como objeto clarifi- será legítimo siempre y cuando se respe-
car el criterio fundamental para definir ten estos principios. El último bloque (7 y
los límites de los colectivos en los proce- 8 principios) establece el marco para
sos de tomas de decisiones y sobre qué priorizar las necesidades urgentes y la
bases. Este principio subraya que aqué- conservación del medio ambiente. 37
llos que pudiesen estar afectados signifi- Held sostiene que estos valores cos-
cativamente por las decisiones públicas mopolitas son los elementos básicos de la
deberían poder disfrutar de igualdad de vida pública democrática, despojados del
oportunidades en los procesos de deci- vínculo contingente con las fronteras de
sión, directamente o a través de sus repre- los Estados-nación. 38 Es decir, estos
sentantes elegidos, para poder influir en principios no suponen que el vínculo que
las decisiones finales que se acuerden. une autodeterminación, responsabilidad,
Por otro lado, este principio reconoce democracia y soberanía pueda entenderse
también que en el proceso de tomar deci- simplemente en términos territoriales. 39
siones, ya sean translocales, transnacio- Estamos ante una interpretación demo-
nales o transregionales, las asociaciones crática moderna de la aspiración estoica

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Los principios cosmopolitas y la justicia global

de pertenencia a múltiples formas de afi- ferencia al artículo de Rawls. 44 En este


liación: local, nacional y global. 40 sentido, mantiene que un concepto básico
o una idea es política si representa la ar-
2.3. Los metaprincipios de autonomía ticulación de la vida política pública y, en
y de razonamiento imparcial: las bases concreto, si se basa en el noción distinti-
del pensamiento cosmopolita va de la persona como ciudadano «libre e
igual» de una forma «comprensible» para
Para Held, las razones que justifican los todos. 45
principios cosmopolitas anteriormente El metaprincipio de autonomía es un
expuestos dependen de dos metaprinci- valor arraigado en la cultura política de
pios fundamentales o nociones organiza- las sociedades democráticas. Es parte de
doras del discurso ético: la «estructura profunda» de ideas que han
i. Metaprincipio de la autonomía: cul- dado forma a la constitución de la vida
tural e histórico, y el política moderna. 46 Held formula este
ii. Metaprincipio del razonamiento im- principio subrayando que: «Los indivi-
parcial: filosófico 41. duos deberían disfrutar de los mismos de-
rechos (y por consiguiente, de las mismas
El metaprincipio de autonomía esta- obligaciones) en la especificación del
blece el espacio conceptual en el que marco que genera y limita las oportunida-
puede tener lugar el razonamiento impar- des disponibles para ello. Esto es, debe-
cial. La autonomía proporciona motivos, rían ser libres e iguales en los procesos
razones y consideraciones que ayudan a de deliberación sobre las condiciones de
establecer un acuerdo en términos razo- sus vidas y para determinar dichas con-
nables. El metaprincipio de autonomía diciones siempre y cuando no utilicen
genera una preocupación por cada perso- este marco para negar los derechos de
na como sujeto de interés moral igual; otros». 47
por la capacidad de cada persona para ac- Como se deduce de la definición an-
tuar de forma autónoma respecto del aba- terior, la autonomía es un principio para
nico de opciones de que dispone; y por la la demarcación del poder legítimo; ex-
igualdad de la condición de cada persona presa una preocupación por la especifica-
respecto de las instituciones básicas de ción de las bases del acuerdo democráti-
las comunidades políticas. 42 co, cuyas características son:
Por otro lado, el metaprincipio de ra-
zonamiento imparcial es la base para in- a) La noción de que las personas deben
tentar llegar a este acuerdo, es un recurso disfrutar de los mismos derechos y
de razonamiento diseñado para abstraer obligaciones en el marco político que
de las relaciones de poder las condiciones configura sus vidas y sus oportunida-
fundamentales que permiten la capacidad des, lo que significa que deben dis-
de acción activa, la autoridad legítima y frutar de la autonomía para poder
la justicia social. 43 llevar a cabo sus proyectos, indivi-
duales y/o colectivos, como agentes
2.3.1. La autonomía como principio libres.
de justificación ética b) El concepto de derecho implica el
derecho a llevar a cabo una actividad
En opinión de Held, el concepto de auto- sin riesgos de interferencias injustas
nomía es el núcleo del proyecto democrá- o arbitrarias. Los derechos definen
tico. Sus fundamentos y su posición son las esferas legítimas de acción inde-
«políticos no metafísicos», haciendo re- pendiente. Capacitan —crean espa-

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cios de acción— o limitan estos es- personas. En relación con los principios
pacios, esto es, ponen coto a la ac- anteriormente expuestos, la búsqueda de
ción independiente para que dicha una autonomía más plena se caracteriza
actuación no restrinja la libertad de por un impulso para alcanzar las condi-
los demás. ciones básicas de igualdad y libertad de
c) La idea de que la gente debe determi- la persona, la regulación democrática de
nar en libertad e igualdad las condi- la vida pública (incluidos el consenti-
ciones de su propia vida, significa miento, la deliberación, la votación y la
que deben ser capaces de participar inclusión) y la necesidad de garantizar la
en un proceso de debate y delibera- atención a aquéllos que carecen de la ca-
ción abierto a todos sobre una base pacidad de participar en, y actuar dentro
de igualdad y libertad, en relación de, lugares clave del poder y las institu-
con los asuntos de mayor interés pú- ciones políticas. 49
blico. Frente a estos argumentos, muchos
d) La condición planteada en este meta- autores comunitaristas plantean sus obje-
principio —que los derechos indivi- ciones sobre el lenguaje de la autonomía
duales deben ser protegidos— supo- y la autodeterminación y su validez inter-
ne un llamamiento en favor del régi- cultural limitada debido a sus orígenes
men constitucional. El principio de occidentales. Held responde a esta crítica
autonomía especifica tanto que los diciendo que hay que hacer una distinción
individuos deben ser libres e iguales entre los términos y discursos políticos
como que las mayorías no deben im- que impiden ver con claridad, o sostienen
ponerse a los demás. Siempre deben intereses y sistemas de poder particulares
existir disposiciones institucionales y los que buscan evaluar expresamente la
que protejan la posición de los indi- posibilidad de generalizar demandas e in-
viduos o de las minorías, es decir, re- tereses, y hacer que el poder, sea político,
glas y salvaguardas constitucionales. económico o cultural, rinda cuentas. En
e) Las demandas o exigencias de los este sentido, el lenguaje de la autonomía
grupos (hombre o mujeres, indíge- y la autodeterminación genera un com-
nas, heterosexuales u homosexuales) promiso o precompromiso con la idea de
siempre serán menos importantes que todas las personas deberían ser igual-
que los derechos o libertades indivi- mente libres; es decir, que deberían gozar
duales; porque la naturaleza unitaria de una libertad igual para realizar sus
u homogénea de éstos siempre se propias actividades sin injerencias injus-
pueden exagerar y desatender las di- tificadas. Si esta noción es compartida
ferencias individuales. No obstante, por todas las culturas no se debe a que és-
la participación en el debate público tas hayan dado su aquiescencia al discur-
en condiciones de igualdad y libertad so político occidental moderno, sino por-
supone necesariamente que debe que han llegado a ver que existen ciertos
atenderse y examinarse la naturaleza lenguajes que protegen y alimentan la no-
de dichas demandas y comprobarse ción de igualdad de condición y valor, y
su generalización. 48 otros que han tratado de ignorarlo o inhi-
La consolidación del metaprincipio birlo 50.
de autonomía se produjo en la época mo- Las condiciones para la aplicación
derna a través de las luchas de la ciudada- del principio de autonomía son esencia-
nía para obtener «una autonomía más les, ya que si se quiere que sea plausible,
completa» para todas y cada una de las este principio debe atender y ocuparse de

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aspectos teóricos y prácticos, de cuestio- cráticos». 53 El metaprincipio de autono-


nes tanto morales-filosóficas como orga- mía, por tanto, exige un examen riguroso
nizativas-institucionales. Así, el concep- de las cuestiones relacionadas con la es-
to de autonomía tiene una base tanto em- tructura de la propiedad financiera y pro-
pírica como normativa; la primera estaría ductiva. Como señala Held, «si la igual-
relacionada con la historia y la filosofía dad política es un derecho moral, tam-
política sobre el establecimiento del go- bién lo es una mayor igualdad en cuanto a
bierno democrático liberal, y la segunda las condiciones de los recursos producti-
se deriva de un ejercicio de reflexión vos. El reconocimiento de la necesidad
acerca de cuáles son las condiciones que de reducir al mínimo la desigualdad de la
deben darse para que sea eficaz. propiedad y el control de los medios de
Para una adecuada institucionaliza- producción son fundamentales para posi-
ción del principio de autonomía necesita- bilitar una agenda política accesible y sin
mos una concepción de lo político más riesgos. Sin una clara restricción de la
amplia de la que se encuentra en las teo- propiedad privada no podrá cumplirse
rías políticas republicanas, liberales o una condición necesaria para la democra-
marxistas. Es indudable que la política cia». 54 En este sentido, Held apuesta por
tiene que ver con el poder, es decir, con la sistemas de propiedad cooperativa, que
capacidad de los agentes, agencias e ins- implican la posesión colectiva de las em-
tituciones sociales para transformar su presas por grupos de trabajo ya que este
medio, social o físico. Trata de los recur- modelo es más compatible con la autono-
sos que sustentan esa capacidad y de las mía democrática que la propiedad estatal
fuerzas que modelan e influyen en su o privada.
ejercicio. 51 En opinión de Held, «si se
2.3.2. El razonamiento imparcial
concibe la política de esta forma, enton-
como principio para la igualdad
ces la concreción de las condiciones para
de oportunidades para todos
la aplicación del principio de autonomía
equivale, en primera instancia, a la con- La posibilidad de generalizar las deman-
creción de las condiciones para la parti- das e intereses de todos los ciudadanos
cipación ciudadana en las decisiones implica «razonar desde el punto de vista
sobre cuestiones que son importantes de otros». Los intentos de centrarse en
para ellos. En primera instancia porque este «punto de vista social» encuentran
es aquí donde la teoría deliberativa de- su elaboración contemporánea más clara
muestra su valor». 52 en la posición original de Rawls, la situa-
Otra de las condiciones de aplicación ción de discurso ideal de Habermas y la
del principio de autonomía es la demo- formulación del razonamiento imparcial
cratización de la esfera económica. Para de Barry. Otras teorías imparcialistas de
ello, es ineludible la regulación del mer- corte liberal igualitarista están represen-
cado y su reformulación. Las consecuen- tadas por autores como Dworkin y
cias que la actual crisis financiera y eco- Ackerman entre otros. 55 Todos ellos cir-
nómica mundial están teniendo sobre las cunscriben el concepto de imparcialidad
decisiones políticas de los gobiernos na- al ámbito de las instituciones políticas,
cionales, pone en evidencia cómo la de- las encargadas de salvaguardar los dere-
mocracia está siendo «cuestionada por chos fundamentales de los individuos. La
poderosos conjuntos de relaciones y or- imparcialidad representa en este caso la
ganizaciones económicas que pueden garantía de que el Estado vela por los de-
desviar o distorsionar los procesos demo- rechos fundamentales que representan el

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consenso más amplio y profundo que han deliberativistas definen como requisitos
logrado alcanzar los ciudadanos. Son fundamentales para una deliberación in-
bien conocidas las propuestas que tratan clusiva y plural, a saber, la inclusión de
de representar este consenso a la manera todas las voces relevantes, la igualdad de
de un contrato hipotético. El mecanismo participación y la posibilidad de determi-
de representación más conocido en este nación de la agenda política, la reciproci-
sentido es la rawlsiana posición original. dad, la simetría de todos los participantes
En ese lugar ideal ficticio «se deciden los y la apertura del espacio deliberativo a
principios que determinarán los criterios los grupos tradicionalmente desfavore-
de justicia y las formas de cooperación cidos. 58
entre los diferentes pueblos, pero sin que La justicia como imparcialidad se re-
sea necesaria la creación de un Estado fiere, pues, a los procesos de toma de de-
mundial. Rawls sigue, por tanto, a Kant cisiones y no sólo a los petrificados aun-
al pensar que un gobierno mundial sería que insoslayables sistemas de derechos,
un despotismo global o un imperio frágil, pero sobretodo se refiere a la acción y a la
y sólo apoyaría el establecimiento de de- autonomía de los sujetos que pueden or-
terminadas instituciones gobernadas por ganizadamente alzar su voz contra la in-
el derecho de gentes con posibilidad de justicia de la labor de unas instituciones
intervención. Se trata de un construc- situadas por encima de quienes eligen a
to puramente hipotético que describe el sus representantes. En otras palabras, la
proceso de decisión por parte no ya de imparcialidad se refiere a «calzarse los
ciudadanos sino de supuestos electores zapatos del otro» sin eludir la responsabi-
imparciales de principios de conviven- lidad de admitir las reclamaciones de
cia que actúan como representantes de quienes padecen desventajas. 59
aquéllos». 56 Si entendemos la justicia como im-
El monologismo y las incongruen- parcialidad de este modo discursivo-deli-
cias de este mecanismo han sido critica- berativo observamos que no es contraria
dos ampliamente por republicanos y co- a la política de la diferencia, antes bien,
munitaristas. Para autores como Jürgen en opinión de Held, es necesaria como
Habermas, Joshua Cohen, Philip Pettit, criterio procedimental básico del discur-
Brian Barry, Sheyla Benhabib, Jon Elster, so democrático. En lugar de reforzar y
etc., la democracia comporta un sentido reinstituir los prejuicios al servicio de la
epistémico, esto es, una capacidad de au- ideología mayoritaria, tal y como opina
tocorrección y revisión a través de la Young 60, exige la puesta en común de to-
transformación de las preferencias endó- dos los puntos de vista y la discusión pú-
genas de los implicados en un problema blica sobre cuáles son los intereses que
de justicia. Esta transformación ha de merecen legítimo reconocimiento. En de-
darse si la sociedad busca una verdadera finitiva, la imparcialidad obliga a tomar
democratización y participación abierta y en consideración la diferencia ya que su
plural, tanto en el ámbito de las institu- mecanismo no es la simple universaliza-
ciones representativas como en el ámbito ción, sino la descentración de la perspec-
de las deliberaciones sociales informales. tiva individual y grupal y la disposición
De esta forma, la imparcialidad represen- al examen deliberativo de las perspecti-
ta en el diálogo tanto institucional como vas ajenas. 61
informal, lo que Habermas 57 describe Estas formulaciones tienen en co-
como presupuestos básicos de la comuni- mún una preocupación por conceptuali-
cación orientada al entendimiento, y los zar una postura moral imparcial desde la

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Los principios cosmopolitas y la justicia global

cual evaluar formas concretas de razona- y las cuestiones de seguridad nacional e


miento práctico. Esta perspectiva moral internacional. Aunque Kymlicka com-
abierta y social es un instrumento para parte muchos de los principios que sos-
enfocar nuestras ideas y evaluar la vali- tiene Held, le critica que no ofrezca nin-
dez intersubjetiva de nuestros conceptos guna teoría acerca de las precondiciones
sobre el bien. Ofrece una vía para ex- necesarias que hagan posible esta partici-
plorar principios, normas y reglas que pación política a nivel global.
podrían, razonablemente, inspirar el Como muchos multiculturalistas, co-
acuerdo. 62 munitaristas y nacionalistas liberales,
Kymlicka considera que aunque no pode-
III. Conclusión: la democracia mos seguir tomando al estado-nación o a
cosmopolita ante el reto de la justicia las minorías nacionales como el contexto
global único o dominante de la teoría política, y
que necesitamos una concepción más
Las críticas al modelo de socialdemocra- cosmopolita de la democracia y de la go-
cia cosmopolita, sobre su viabilidad y po-
bernabilidad, la pertenencia nacional aún
sibilidad de implementación, han prolife-
funciona como base para la solidaridad
rado en un amplio debate académico y
entre sus miembros porque «construye
político. Las objeciones realizadas a la
un sujeto político colectivo —un noso-
teoría general de David Held y otros cos-
tros— con la capacidad de actuar colecti-
mopolitas han propiciado la redefinición
vamente por largos períodos de tiem-
de los fundamentos de la moral cosmopo-
lita y los requerimientos del cosmopoli- po». 65 La pertenencia a un colectivo o
tanismo institucional 63, para lograr la Estado-nación proporciona la solidaridad
gobernabilidad democrática global. A pe- y confianza necesarias para mantener re-
sar de la importancia de estas críticas, las laciones de redistribución y participación
observaciones críticas expuestas por los democrática, algo que el proyecto de go-
nacionalistas, 64 el comunitarismo y el li- bernabilidad cosmopolita no contempla
beralismo reformista, entre otros, no su- ya que no aborda las cuestiones de identi-
ponen obstáculos insalvables para llegar dad colectiva y justicia social. 66
a un acuerdo sobre los aspectos funda- Sin desestimar totalmente el modelo
mentales del cosmopolitismo contempo- heldiano, Kymlicka cree que una opción
ráneo. En este apartado vamos a debatir para democratizar las instituciones trans-
brevemente sobre la posibilidad de un or- nacionales es confiar en las identidades
den cosmopolita que propicie la justicia nacionales existentes y encontrar la ma-
global. nera de que estas instituciones sean más
Una de las virtudes del modelo de responsables a través de la participación
Held, en la que coinciden muchos de sus de los Estados-nación. Así, los ciudada-
críticos, es que reconoce que la democra- nos podrían sentir que tienen algún con-
cia ha de trascender a los Estados-nación trol sobre los organismos internacionales
para que los ciudadanos puedan partici- a través de un proceso normal de partici-
par en los procesos internacionales de pación política nacional. El problema que
toma de decisiones. Según Kymlicka, ne- suscita esta propuesta es que algunos Esta-
cesitamos esas instituciones para tratar dos no son muy democráticos, de modo
no sólo los aspectos negativos asociados que el mero hecho de ser un Estado-na-
a la globalización económica, sino tam- ción no garantiza procedimientos de par-
bién los problemas medioambientales co- ticipación democrática. De lo que se de-
munes, la desigualdad y pobreza mundial riva que la influencia de los ciudadanos

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Isabel Victoria Lucena Cid

sobre las instituciones transnacionales constituiría la base del derecho interna-


únicamente a través de sus Estados-na- cional) y que debería incluir el disfrute de
ción podría no estar democratizando real- la autonomía. En opinión de García, la
mente el sistema. 67 adhesión al principio de autonomía im-
Otra manera de democratizar el or- plicaría el deber de trabajar por el esta-
den político global sería aumentar el nú- blecimiento de una comunidad interna-
mero y el modelo de representación en cional de Estados democráticos que se
las asambleas internacionales. A este res- comprometen a respaldar el derecho pú-
pecto, Held propone que se establezca blico democrático dentro y fuera de sus
una segunda cámara en Naciones Unidas fronteras: la comunidad democrática cos-
donde, por ejemplo, las organizaciones mopolita. 71
no gubernamentales internacionales y las Muguerza, en cambio, pone el énfa-
minorías etnoculturales pudiesen estar re- sis en los «conflictos morales», relativos
presentadas. 68 Como resultado, la auto- a las reglas morales y las pautas de con-
nomía individual se vería reforzada al ductas que presiden la vida en comunidad
conceder a los individuos un medio para y de las que depende la visión que se ten-
participar políticamente más allá del Esta- ga en ella de los derechos humanos. En
do-nación. El problema que advierte este sentido, el conflicto moral más grave
Kymlicka en esta propuesta está relacio- sería el que «atañe a la vigencia o la con-
nada con el desarrollo, una identidad y culcación de esos derechos, tanto si su vi-
una solidaridad común y los procesos de- gencia o conculcación tienen lugar a titu-
liberativos necesarios para establecer y lo intracomunitario —esto es, en el seno
mantener este tipo de socialdemocracia de tal o cual comunidad— cuanto si tie-
cosmopolita. 69 nen lugar a título intercomunitario y
En su libro Global Justice. A Cosmo- como consecuencia de un conflicto entre
politan Account, Brock se cuestiona so- dos o más comunidades; lo que hace pen-
bre los principios de justicia que deberían sar que los derechos humanos (...) que
sustentar el modelo de democratización acaso constituyan el mejor banco de
cosmopolita. Si el cosmopolitismo de- prueba sobre el que calibrar la pretendida
fiende el principio de igual valor de todos superioridad del cosmopolitismo, así
los seres humanos, debería asumir una como del individualismo llamados a ver-
serie de principios de gran alcance tebrarlo, frente a la falsa disyuntiva del
que promuevan el bienestar y los dere- comunitarismo y el universalismo» 72.
chos universales de todos los seres hu- Como hemos visto en el segundo
manos. 70 A diferencia de autores como apartado, para Held, el principio consti-
Muguerza, de Lucas, Kymlicka, etc., tuyente del proyecto de socialdemocracia
Held no cree que la base de dicha estruc- cosmopolita es el metaprincipio de auto-
tura sean los derechos humanos, sino los nomía y el metaprincipio del razona-
derechos intrínsecos a la democracia (los miento imparcial. El primero es el núcleo
derivados de las exigencias del metaprin- del Estado moderno como sistema de po-
cipio de autonomía que hemos revisado der limitado que se impone a todos por
anteriormente). Para garantizar estos de- igual. No obstante, la igualdad que exi-
rechos es necesario apelar al concepto de gen estos principios se ve amenazada por
«derecho democrático cosmopolita», que la persistencia de estructuras de desigual-
pertenece a un dominio diferente del de- dad y los conflictos valores. Para superar
recho de los Estados y de las leyes que estas dificultades se hace imprescindible
vinculan a un Estado con otro (lo que consagrar y proteger mediante estrategias

196 ISEGORÍA, N.º 44, enero-junio, 2011, 185-201, ISSN: 1130-2097


Los principios cosmopolitas y la justicia global

diversas los distintos tipos de derechos 73 tación sino también de participación). La


y para conseguirlo, Held subraya que es segunda condición es que las institucio-
necesario disponer de un modelo (razo- nes deben proveer en las instancias de de-
namiento imparcial) de participación en liberación los medios y procedimientos
los asuntos públicos. El objetivo de su para que gane el mejor argumento y no
modelo es acabar con el conflicto que se cualquier argumento que proponga la
genera entre las distintas concepciones mayoría (esta condición responde al im-
del bien y de la justicia. El método, «que perativo de razonabilidad y se relaciona
la gente ceda en sus concepciones sobre con la primera al necesitar igualdad de
el bien y que busque una base justa para posibilidades de acceso a canales de re-
vivir junto a los otros que tienen una con- presentación y tener asegurado la equi-
cepción diferente». 74 Pero, ¿cómo deter- dad de las condiciones de deliberación).
minar esa base justa para una vida co- La tercera condición es que la ciudadanía
mún?, ¿qué principios podrían integrar esté bien informada y que esta informa-
las bases para un acuerdo bajo unas con- ción fiable sea la base de las decisiones
diciones hipotéticas para instar a las par- públicas (esta condición responde al re-
tes a que se alcance un acuerdo sólo en querimiento del acuerdo informado de
términos de justicia?, y ¿qué justicia? 75 Scalon vinculado a la calidad de los pro-
En relación con este tema, Held se cesos deliberativos). Estos principios
apoya en Barry quien pretende ir mas allá de trato equitativo, procesos decisorios
que Rawls con su teoría de la justicia abiertos a un amplio debate y el énfasis
como equidad y responder a las objecio- en la información pública de las iniciati-
nes que le hace MacIntyre 76 o Sandel, 77 vas y acciones políticas, son el resultado
e intenta demostrar que no hay una con- no sólo de la implementación de procedi-
cepción del bien que se prefiera sobre la mientos institucionales imparciales sino
demás en su teoría de la justicia como im- de una voluntad de justicia. 80
parcialidad. 78 Barry fundamenta su idea De los enfoques aquí presentados po-
de la justicia como imparcialidad sobre el demos decir que ni los fundamentos del
acuerdo libre y sin coerción planteado cosmopolitismo multicultural de Kymlic-
por Scalon. 79 Lo importante en la pro- ka, 81 las teorías comunitaristas o repu-
puesta de Barry es que los individuos blicanas de Sandel, Taylor, Burnheim,
apoyen un orden institucional regido por Dryzek o Walzer 82, ni las propuestas
procedimientos que anulen los efectos de normativas (principio de igualdad y plu-
las diferencias de poder de negociación ralismo) del cosmopolitismo plurinacio-
en la distribución de derechos, poder, nalista de Javier de Lucas 83 o la defensa
oportunidades y recursos. Esto se consi- del nacionalismo de Miller, 84 entre otras
gue a través de las «circunstancias de la corrientes críticas, entran en colisión o
imparcialidad», que son las condiciones son irreconciliables con los principios del
bajo las cuales las reglas sustantivas de cosmopolitismo democrático que ofre-
justicia de una sociedad tenderán a ser ce Held basados en el metaprincipio de
justas. La primera de estas condiciones es autonomía y el metaprincipio de razona-
que el acuerdo sea voluntario, lo que se miento imparcial. La contribución distin-
traduce en la necesidad de que el orden tiva de la socialdemocracia cosmopolita a
institucional provea un estatus de igual- la justicia global es la oposición moral a
dad fundamental a todos los ciudadanos los abusos de poder de las fuerzas trans-
(esta condición implica no sólo la igual- nacionales, y en este punto no existe de-
dad de acceso a los canales de represen- sacuerdo. 85

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Isabel Victoria Lucena Cid

Como subraya Ramoneda 86 sobre el el ejercicio de imparcialidad más allá de


libro de Amartya Sen 87, una teoría de la las fronteras de cada Estado». 88
justicia más atenta a la injusticia real que La idea de la justicia de Sen apela a
a la justicia ideal, tiene un instrumento: el la imparcialidad como instrumento y se
razonamiento público; y un lugar: la de- alía en este aspecto con la teoría de Da-
mocracia. En un mundo como el actual, vid Held para consensuar un posible
en que «quedan muy pocos no vecinos» y acuerdo que respete el principio de auto-
donde los problemas han dejado de ser nomía y los derechos derivados de la so-
una cuestión puramente doméstica, hay cialdemocracia cosmopolita. 89 Conclui-
que ofrecer principios básicos a partir de mos estas páginas con las palabras de
los cuales crear condiciones favorables Amartya Sen, «El sentimiento de injusti-
para toda la humanidad. «Si la democra- cia es el impulso sobre el que se constru-
cia es deliberación, “gobierno por discu- ye La idea de la justicia. Y este senti-
sión”, es el lugar natural para el razona- miento es irritación y razonamiento» 90
miento público, para la discusión de la capaz de construir las bases de la justicia
pluralidad de razones, para un ejercicio que necesita un mundo cada vez más
imparcial de evaluación y para extender globalizado.

NOTAS

1 Profesora Contratada Doctora. Área de Filosofía 7 Ver Held, D. y Brown, G. W., «Introduction», en

del Derecho de la Universidad Pablo de Olavide, Se- Held, D. y Brown, G. W., Cosmopolitanism Reader,
villa. Visiting Fellow en el Centre for the Study of Cambridge: Polity Press, 2010.
Global Governance, London School of Economics 8 Hadas, M., «From Nationalism to Cosmopolita-
and Political Science. Reino Unido. Correo-e miluc- nism in the Greco-Roman World», Journal of the His-
cid@upo.es. I.Lucena-Cid@lse.ac.uk. Este trabajo ha tory of Ideas, vol. 4, n.º 1 (1943): 105-111.
sido realizado en el marco del Programa «José Casti- 9 Diógenes, L. S. F., Vidas, opiniones y sentencias
llejo» Ministerio de Educación. JC2009-00154.
de los filósofos más ilustres, VI 38 (trad. José Ortiz y
2 McKinnon, C., «Cosmopolitan Hope», en Brock,
Sanz), Madrid: Sucesores de Hernando, 1905; ver
Gillian y Brighouse, Harry (ed.), The Political Philo- también Seneca, L. A., Diálogos, Madrid: Tecnos,
sophy of Cosmopolitanism, Cambridge: Cambridge 1986; Rist, J. M., La filosofía estoica, Crítica: Barce-
University Press, 2005. lona, 1995; Zenon de Citio, «De la Republica», en
3 Keohane, R. O., «Governance in a Partial Globa- Cappelletti, A. J. (intro., trad. y notas), Los estoicos
lized World», en American Political Science Review, antiguos, Madrid: Gredos, 1996; Aurelio, M., Medita-
Presidential Address, 95 (1), pp. 1-13, 2001. ciones Madrid: Gredos, 1977.
4 Sartori G. y Mazzoleni, G., La tierra explota: 10 Cicerón, M., De Oficios, Buenos Aires: Espasa

Superpoblación y desarrollo, Madrid: Taurus, 2003, Calpe, 1943.


ver Patomäki, T., «Problems of Democratizing Global 11 La obra de Francisco de Vitoria gira alrededor
Governance: Time, Space and the Emancipatory Pro- de la ordenación de los Estados en la comunidad inter-
cess» en European Journal of International Relations, nacional y del ser humano como una persona moral.
2003 (9) 3, pp. 352-356. Vitoria antepone el derecho a las supuestas concesio-
5 Kymlicka, W. y Straehle, C., «Cosmopolitanismo, nes divinas. Al concebir a la humanidad como persona
Estados-nación y nacionalismo de las minorías: un aná- moral su doctrina se acerca al cosmopolitismo, cuyo
lisis crítico de la literatura reciente», en Cuadernos resurgimiento se debe, como veremos seguidamente, a
para la Reforma de la Justicia, n.º 3, Instituto de Inves- Kant. De Vitoria, F., Obras de Francisco de Vitoria.
tigaciones Jurídicas, México, 2001, Formato html: Reelecciones teológicas, Madrid: Biblioteca de Auto-
http://www.bibliojuridica.org/libros/libro.htm?l=5. res Cristianos, 1950. Ver también, Suárez, F., De legi-
6 Kymlicka, W. y Straehle, C., «Cosmopolitanis- bus, Madrid: CSIC, Instituto Francisco de Vitoria,
mo, Estados-nación y nacionalismo de las minorías: 1971.
un análisis crítico de la literatura reciente», en Cua- 12 Grotius, H., Del derecho de prensa; Del derecho

dernos para la Reforma de la Justicia, op. cit. de la guerra y de la paz: textos de las obras «De Iurde

198 ISEGORÍA, N.º 44, enero-junio, 2011, 185-201, ISSN: 1130-2097


Los principios cosmopolitas y la justicia global

Praedae» y «De Iure Belli ac Pacis», Madrid: Centro rentes rótulos, como justicia internacional, ética inter-
de Estudios Constitucionales, 1987. nacional y la ley de las naciones (law of nations).
13 Kant, I., Sobre la Paz Perpetua, Madrid: Alian- 28 Pogge, T., «Moral Universalism and Global

za Ed., 2004; ver Kant, I., Ideas para una historia uni- Economic Justice», en Brooks, T. (ed.), The global
versal en clave cosmopolita y otros escritos sobre Fi- Justice Reader, Oxford: Blackwell Publishing, 2008.
losofía de la Historia, Madrid: Tecnos, 1987. 29 Held, D. y Brown, G. W., Cosmopolitanism
14 Kant, I., Sobre la Paz Perpetua, op. cit., p. 67. Reader, op. cit.
15 Held, D. y Brown, G. W., Cosmopolitanism 30 Held, D., Modelos de Democracia, Madrid:

Reader, op. cit. Alianza Editorial, 2007.


16 Kant, I., Sobre la Paz Perpetua, op. cit., p. 68; 31 Johnson, A. y Pleyers, G., «Globalización, de-

Pauline Kleingeld, «Approaching Perpetual Peace: mocracia y mercados: una alternativa socialdemócra-
Kant’s Defence of a League of States and his Ideal of ta. Entrevista con David Held», op. cit.
a World Federation», en European Journal of Philo- 32 Held, D., «Law of States, Law of People: Tree

sophy, 12:3, 2004, pp. 304-325. Models of Sovereignty», en Legal Theory, 8 (1), 2002,
17 Ibidem, p. 69. Ver también Habermas, J., «La pp. 1-44.
idea kantiana de paz perpetua. Desde la distancia his- 33 Held, D., Global governant: The Social Demo-

tórica de doscientos años», Isegoría, n.º 16, mayo de cratic Alternative to the Washington Consensus, Cam-
1997, pp. 91-117. bridge: Polity Press, 2004; Held, David, Cosmopolita-
18 García Guitian, E., «Sobre la democracia en el nism: Ideals, Realities & Deficits, op. cit.; Held, D. y
ámbito internacional», en Isegoría, 24, pp. 77-95, Brown, G. W., Cosmopolitanism Reader, op. cit. Ver
2001. también, Held, D., «Principles of cosmopolitan
19 Archibugi, D., Cosmopolitan Democracy: An Order», en Brock, G. y Brighouse, H., The political
Agenda for a New World Order, Cambridge: Cambrid- Philosophy of cosmopolitanism, Cambridge: Polity
ge University Press, 1995. Press, 2005.
20 Fine, R., «Cosmopolitanism and human rights: 34 Held, D., Cosmopolitanism: Ideals, Realities &

radicalism in a global age», en Metaphilosophy, Deficits, op. cit.


vol. 40, n.º 1, January 2009; Pogge, Thomas, World 35 Held, D., Cosmopolitanism: Ideals, Realities &

Poverty and Human Rights: Cosmopolitan Responsi- Deficits, op. cit., p. 51; Beiz, C., «Cosmopolitan Libe-
bilities and Reforms, Cambridge: Polity Press, 2.ª ed., ralism and the States Systems», en Brown, C. (ed.),
2008. Political Reestructuring in Europe, Ethical perspecti-
21 Habermas, J. en Cronin, C. y De Greiff, P. ve, London: Routledge, 1994; Pogge, T., «Cosmopoli-
(eds.), The Inclusion of the Other, Cambridge, MA: tanism and Sovereignty», en Brown, C. (ed.), Political
MIT Press, 1998, pp. 115-17. Habermas, J., Between Reestructuring in Europe, Ethical perspective, op. cit.
Facts and Norms: Contributions to a Discourse The- 36 Held, David, Cosmopolitanism: Ideals and Rea-

roy of Law and Democracy, Cambridge: Polity Press, lities, op. cit., p. 52. Ver Held, D., Global Covenant:
1992. The Social Democratic Alternative to the Washington
22 Kaldor, M., Human Security: Reflections on Consensus, op. cit. Held, D., «Principles of Cosmopo-
Globalization and Intervention, Cambridge: Polity litan Order», en Brock G. y Brighouse H. (eds.), The
Press, 2007; Barry, B., «International Society from a Political Philosophy of Cosmopolitanism, op. cit., ver
Cosmopolitan Perspective», en Mapel D. R., y Nardin, Held, D., Cosmopolitanism: A Defence, Cambridge:
T., International Society: Diverse Ethical Perspecti- Polity Press, 2003.
ves, Princeton: Princeton University Press, 1998. 37 Held, D., Cosmopolitanism: Ideals, Realities &
23 Held, D., Democracy and the Global Order. Deficts, op. cit., pp. 52-55.
From the Modern State to Cosmopolitan Governance, 38 Johnson, A. y Pleyers, G., «Globalización, de-

Cambridge: Polity Press, 1995. mocracia y mercados: una alternativa socialdemócra-


24 Held, D. y Brown, G. W., Cosmopolitanism ta. Entrevista con David Held», en Sociológica, 23
Reader, op. cit. (66), 2008, pp. 187-224.
25 Nussbaum, M. et al., «Patriotism and Cosmopo- 39 Held, D., Global Covenant: The Social De-

litanism», The Boston Review, October-November mocratic Alternative to the Washington Consensus,
1994, and Theory, Culture and Society and Public op. cit.; Held, D., «Principles of Cosmopolitan
Culture; Brennan, T., At Home in the World: Cosmo- Order», op. cit.
politanism Now, Cambridge, MA: Harvard University 40 Glasius, M.; Kaldor, M. y Anheier H., Global

Press, 1997. Civil Society 2006/2007, London: SAGE, 2006; Held,


26 Held, D., Cosmopolitanism: Ideals, Realities & D. y Patomäki, H., «Los problemas de la democracia
Deficits, Cambridge: Polity Press, 2010. global», en Papeles, 95, 2006.
27 Algunos de los grandes asuntos que se debaten 41 Held, D. y Patomäki, H., «Los problemas de la

en la actualidad bajo el epígrafe de justicia global han democracia global», op. cit.
sido debatidos durante siglos desde los comienzos de 42 Held, D., «Principles of Cosmopolitan Order»,

la civilización. Pero éstos fueron discutidos bajo dife- op. cit.

ISEGORÍA, N.º 44, enero-junio, 2011, 185-201, ISSN: 1130-2097 199


Isabel Victoria Lucena Cid

43 Esta idea del razonamiento imparcial se basa en 58 Held, D. y Patomäki, H., «Los problemas de la

la teoría de Brian Barry que sostiene: «Llamaré una democracia global», op. cit.
Teoría de la Justicia como imparcialidad, a aquella 59 Held, D., «Principles of cosmopolitan orden»,
teoría de la justicia que recurre a los términos del en Brock, Gillian y Brighouse, Harry (ed.), The Politi-
acuerdo razonable». Barry, Brian, La justicia como cal Philosophy of Cosmopolitanism, op. cit.; Held,
imparcialidad, Barcelona: Paidós, 1997; Held, D. y David y Patomäki, Heikki, «Los problemas de la de-
Patomäki, H., «Los problemas de la democracia glo- mocracia global», op. cit.
bal», op. cit. 60 Young, O., «The Actors in World Politics», en
44 Rawls, J., «Justice as Fairness: Political no Me- Rosenau, V. Davis y East, D. (eds.), The analysis of
taphysical», en Philosophy of Public Affairs, 14 (3), International Politics, Nueva York: Cornell University
pp. 223-251. Press, 1972.
45 Held, D. y Patomäki, H., «Los problemas de la 61 Held, D. y Patomäki, H., «Los problemas de la

democracia global», en Papeles, op. cit. democracia global», op. cit.


46 Held, D., Cosmopolitanism: Ideals and Reali- 62 Barry, B., La justicia como imparcialidad,

ties, op. cit., p. 59. op. cit.


47 Held, D., Modelos de Democracia, op. cit. Ver 63 Cabrera, L., «The cosmopolitan imperative:

Burnheim, J., «Democracy, the Nation-State and the Global Justice throught accountable integration», en
World System», en Held, D. y Pollitt, C. (eds.), New The Journal of Ethics (2005) 9: 171-199, p. 172.
64 Ver Miller, D., «The Ethical Significance of Na-
Forms of Democracy, Londres: Sage, 1986,
pp. 218-39. Hill, T., «The Importance of Autonomy», tionality», en Ethics, vol. 98, n.º 4, 1998.
en Kittay, E. y Meyers D. (eds.), Women and Moral 65 Canovan, M., Nationhood and Political Theory,

Theory, Totowa: Roman and Allanheld, 1987. Cheltenham: Edward Elgar, 1996, p. 72.
48 Held, D., Modelos de Democracia, op. cit. 66 Kymlicka, W. y Straehle, Christine, «Cosmo-

49 Held, D. y Patomäki, H., «Los problemas de la politismo, Estados-nación y nacionalismo de las mi-
democracia global», en Papeles, op. cit., ver también norías: un análisis crítico de la literatura reciente»,
Johnson, A. y Pleyers, G., «Globalización, democracia op. cit.
67 Kymlicka, W. y Straehle, C., «Cosmopolitismo,
y mercados: una alternativa socialdemócrata. Entre-
vista con David Held», op. cit. Estados-nación y nacionalismo de las minorías: un
50 Ibidem. análisis crítico de la literatura reciente», op. cit.; ver
51 Ver Leftwich, A., States of Development, Cam- Bobbio, N., «Democracy and the International
bridge: Polity Press, 2000; Giddens, A., Central pro- System», en Archibugi, D. y Held, D., Cosmopolitan
blems in social theory: Action, structure, and contra- Democracy. An Agenda for a New World Order, Cam-
diction in social analysis, Los Angeles: University of bridge: Polity Press, 1995, pp. 17-41.
68 Held, D., Democracy and the Global Order.
California Press, 1979.
52 Held, D., Modelos de Democracia, op. cit., From the Modern State to Cosmopolitan Governance,
London: Polity Press, 1995; Urbinati, Nadia, «Can
p. 381.
53 Ibidem.
Cosmopolitical Democracy be Democratic?», en
Archibugi, Daniel, Debating Cosmopolitics, London:
54 Ibidem, p. 402.
Verso, 2003.
55 Held, D., Modelos de Democracia, op. cit., 69 Ver el exhaustivo análisis que hace Brock de las
p. 403; ver Habermas, J., Theory and Practices, Cam- propuestas de Kymlicka y Held sobre el principio de
bridge: Polity Press, 1988; Habermas, J., Between la diferencia global y el principio de igualdad de opor-
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57 Habermas, J., Between Facts and Norms: Con- D. (ed.), Global Justice, Global Institutions, Calgary:
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200 ISEGORÍA, N.º 44, enero-junio, 2011, 185-201, ISSN: 1130-2097


Los principios cosmopolitas y la justicia global

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74 Barry, B., «Derechos Humanos, Individualismo
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75 Ibidem, p. 222.
Icaria, 2003.
76 MacIntyre, A., Tras la Virtud, Barcelona: Críti- 84 Miller, D., «Against Global Democracy», en K.
ca, 2004. MacIntyre sostiene que aunque el liberalis- Breen and S. O’Neill (eds.), After the Nation: Critical
mo, en principio, rechaza las pretensión de cualquier Reflections on Post-Nationalism, Basingstoke: Palgra-
teoría acerca del bien con pretensión de hegemonía, de ve Macmillan, 2010; Miller, D., «Social Justice versus
hecho, es una teoría de este tipo. Además, el liberalis- Global Justice?», en Cramme, O., y Diamond, P.
mo no ofrece argumentos convincentes en favor de su (eds.), Social Justice in the Global Age, Cambridge:
concepción del bien excepto cuando recurre a premi- Polity Press, 2009; Miller, D., «Justice and Bounda-
sas que en su conjunto presuponen dichas teorías. Los ries», en Politics, Philosophy and Economics, 8, 2009,
puntos de partida de los teóricos liberales nunca son 291-309; Miller, D., «The Ethical Significance of Na-
neutrales respecto a las concepciones del bien hu- tionality», Ethics, 88, July 1988, pp. 647-62; Walzer,
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77 Walzer, M., Las Esferas de la Justicia, México:
Four Critics», Philosophy and Public Affairs, 9, 1980,
Fondo de Cultura Económica, 2004. pp. 209-29; Cohen, Mitchell, «Rooted cosmopolita-
78 Barry, B., Teorías de la Justicia, Barcelona: Ge-
nism», en Mills, N. (ed.), Legacy of Dissent, New
disa, 1997. York: Simon and Schuster, 1994.
79 Scalon, T. M., «Contractualism and Utilitaria-
85 Richard W., Globalizing Justice. The Ethics of
nism», en Sen, Amartya y Williams, Bernand (eds.), Poverty and Power, Oxford: Oxford University Press,
Utilitarism and Beyond, Cambridge: Cambridge Uni- 2010.
versity Press, 1992, pp. 103-128. 86 Ramoneda, J., «Contra la Injusticia», en El
80 Barry, B., The possibility of Justice (vol. II de A
País, 03/04/2010.
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Press.
81 Kymlicka, W., Las odiseas multiculturales: las 2010.
88 Ramoneda, J., «Contra la Injusticia», op. cit.
nuevas políticas internacionales de la diversidad, Bar-
89 Sen, A. y Held, D., Global Justice, en: Global
celona: Paidós, 2009; Kymlicka, W., Ciudadanía Mul-
ticultural, Barcelona: Paidós, 1996. Policy Dialogues. London School of Economics and
82 Sandel, M., Democracy’s Discontent, Cambrid- Political Science, 8 julio de 2010. http://www.global-
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