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El 23 de marzo de 1903 nace Elena Caffarena en la ciudad de Iquique, hija de padre

italiano, de madre italiana y de abuelos italianos que emigraran desde Estados Unidos a
probar suerte a la gran ciudad de …. Iquique.
Que no es más que un puerto con una plaza y un par de casa entremedio del inmenso
desierto de atacama.
Iquique que deriva de la palabra aimara iki iki que significa “lugar de sueños”
Se instalaron con un pequeño almacén en donde vivían y vendían de todo.
Como el Señor Caffarena era comerciante y muy apretado siempre andaba preocupado
de los gastos.
Padre
¡Mama mía! ¿Cómo se te ocurre andar comprando? Son tiempos difíciles mujer ¡Cuanto
dirrochi di dinero!
Madre
Amore mío, en el puerto había cargamento di barco, tu sabes cuánto se dimoran en
llegare, no puedo estar zurciendo siempre las medias, si se rompen tan fachilmente.
Padre
¿Si se rompen tan fachilemente? Se rompen tan, fáchil, men, te… ¡¡io como no lo había
visto antes!! Io soy tan intelillente y tu sos tan bella Amore, grazie, grazie…!!
El Señor Caffarena tuvo la brillante idea de cambiar el almacén por una máquina para
fabricar medias
¡Medias caffarena! Le puso, un nombre muy originale.
Como el promedio de hijos por familia en el país era de cinco, el Señor y la Señora
Caffarena tenían una gran prole de siete hijos, pobre Señora Caffarena, por lo que tenían
que vender muchas medias.
Entre los un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete hermanos. Elena era la tercera bambina,
se pasaba el tiempo entre el Liceo de niñas y el trabajo en casa.
Elena era una chica peculiar, sabía que había más que medias en la vida de una mujer,
en el Liceo había descubierto una Inevitable Atracción, una Gran Pasión, un Seductor
Gusto por los libros, se quedaba los recreos entremedio de las estanterías de la
biblioteca, conoció a…
Blest Gana, Baldomero Lillo, a Fernando Santivan, a Rafael Maluenda, a Pedro Prado,
entre otros.
Un día, le había ido tan bien al Señor Caffarena que no tenía como aumentar sus ventas,
solo las mujeres de los jefes salitreros y las prostitutas compraban medias, había que
atender a los mineros que trabajaban en la pampa salitrera.
Padre
Por el bien del negochio familiare nos vamos para la capital. La joven Elena tuvo que
dejar atrás su amada biblioteca y Liceo.
Años 20. Santiago
Eran los años veinte, habían ocurrido acontecimientos que cambiaron al país totalmente,
nunca en su historia existió tanto dinero circulando ¡Chile era rico! pero los chilenos no. La
emigración campo ciudad era gigantesca, miles de familia llegaban cada día a Santiago,
del Sur, del Norte, del Este a instalarse en la ciudad en busca de trabajo y comida.
Había muy pocos afortunados y los Caffarena eran uno de ellos.
En el barrio de Recoleta se instalaron en una casa que usaban como taller de medias y
calcetines, ahora con cuatro máquinas fabrican los productos que son vendidos en el
mismo local, atendidos y producidos por la misma familia Caffarena.
Al Liceo N 4 llega Elena a terminar sus estudios de humanidades. Conoce a 3 niñas
María, Lola y María que serían sus eternas amigas y compañeras de lucha. Compartían
las cuatro el gusto por los libros y el aprendizaje.
Alentada por su directora Doña Sara Guérin de Elgueta da la prueba de bachillerato en
donde a duras penas aprueba, nunca le gustaron las matemáticas. Ingresa a la
prestigiosa Escuela de Leyes de la Universidad de Chile. ¡¡Convirtiéndose en una de las
primeras diez mujeres en ingresar a la Universidad!! ¡¡Eeeh…!! ¡Bravoo!...
¡Espera ¿Qué?!
LAS PRIMERAS DIEZ MUJERES
EN LA UNIVERSIDAD MAS ANTIGUA DEL PAIS CON SETENTA AÑOS DE
EXISTENCIA
¿TAN SOLO TIENE 10 ALUMNAS?
Constitución Política 1833 de la República de Chile
“El modelo educacional chileno está dirigido hacia el aprendizaje de las labores "propias
de su sexo"… el ingreso a la universidad solo está permitido para los ciudadanos varones
con derecho a voto y ser votados. La función de la mujer es reconocida en la medida en
que se eduquen para ser buenas madres y esposas diligentes.”
Esto recién cambio en 1877, cuando el ministro Miguel Luis Amunátegui firma el famoso
“Decreto Amunategui” que permite a la mujer el ingreso a la universidad.
Decreto:
Se declara que las mujeres deben ser admitidas a rendir exámenes válidos para obtener
títulos profesionales, con tal que se sometan para ello a las mismas disposiciones a que
están sujetos los hombres.
Comuníquese y publíquese.
Pero esta gran idea no se le ocurrió al Señor ministro, un año antes dos directoras de
colegios secundarios intentaron inscribir en la universidad a sus alumnas para rendir los
exámenes de admisión ¡dos veces! Genero tal escándalo en los medios de prensa “¿Qué
cómo puede ser esto? Es inadmisible que abandonen su hogar”, que muchos grupos de
mujeres salieron a protestar. El ministro no tuvo más que opción que firmar el famoso
Decreto ¿Cómo se llama?... Aaah Amunategui, el señor historia tiene lagunas de
alzhéimer.
En la universidad Elena tenía que usar uniforme y estar rodeada de una cortina en la sala
de clases para no “desconcentrar” a sus compañeros.
Rápidamente Elena junto a sus tres amigas, piden ingresar a la FECH. Quienes después
de pensarlo un rato, las aceptaron con entusiasmo y les encargan la importante
responsabilidad de ocuparse del orden y correcta presentación del local de reuniones.
Había jóvenes Políticos, Anarquistas, Obreros, Sindicalistas, Escritores, Filosos y Poetas,
que discutían apasionadamente sobre el escenario nacional e internacional.
Elena decidió que esto debían saberlo más mujeres “no podemos quedarnos al margen
de este conocimiento”, empezaron a invitar a otras alumnas de otras escuelas,
advirtiéndoles que: Aquí no se viene nada a buscar marido, a asistir a las reuniones que
diarias hacia la FECH.
Elena se influye de estas interesantes reuniones e ingresa a los talleres voluntarios para
obreras y obreras, donde conoce a Luis Emilio Recabarren quien motiva su interés por la
igualdad de los derechos de los menos favorecidos de la sociedad.
Se hace voluntaria en la Oficina de Defensa Jurídica Gratuita. Alzándose como líder
estudiantil de la "reforma universitaria" junto a sus compañeras.
Cuando los estudiantes habían ocupado la Casa Universitaria y se instalaron en el Salón
de Honor, ¡el rector dijo que llamaría a la fuerza pública para que los desalojaran! Esto
produjo tal revuelco en los dirigentes estudiantiles que pensaban abandonar el salón y
entre medio de la discusión Elena se subió a la tribuna y grito a los cuatro vientos:
¡El que no sea Hombre que se valla! No hacen faltas cobardes. ¡Hay que mantener la
calma, esta es nuestra casa, nos sentaremos y recibiremos a quien venga!
Se titula de abogada en 1926, convirtiéndose en la numero 15 mujer jurista chilena.
Viaja a Europa con la intención de estudiar Derecho Civil, pero termina viajando por varios
países, descubre que las europeas que llevan años luchando por sus derechos civiles, en
Paris” conoce a Gabriela Mistral quien le ayuda a refirmar sus idead, con los años
siguieron manteniendo una estrecha correspondencia.
Regresa a Chile en 1929 y al poco tiempo se casa con Jorge Jiles Pizarro, abogado y
militante del partido comunista, pero Elena no se conformaba con el matrimonio al
observar las infames desigualdades que viven las mujeres chilenas en comparación con
los hombres.
En 1935 junto a otras 11 mujeres funda el Movimiento PRO-Emancipación de la Mujeres
de Chile, MECH. Que busca la emancipación social, económica y jurídica de la mujer en
todo estrato social.
Vinieron mujeres de todos lados del país, universitarias, dueñas de casa, sindicalistas,
empleadas domésticas, obreras, profesionales al MEMCH
Publican el primer periódico escrito y producido por mujeres “La Mujer Nueva”, publican
sus acaloradas reflexiones y se declaran abiertamente feministas
“Demandamos por el derecho al sufragio femenino, exigimos poder votar en las
elecciones presidenciales y presentarnos como candidatas.
También demandamos por un salario mínimo para la mujer, la protección de la
maternidad, la regulación del trabajo de las empleadas domésticas, reglamentar el aborto
y divulgar los métodos anticonceptivos para disminuir la mortandad de infantes chilenos y
mejorar las condiciones de las mujeres de estratos sociales más bajo.”
Esto no le gustó nada al gobierno ni mucho menos a los grupos más conservadores,
quienes las atacaron en sus medios de prensa como mujeres que buscaban el libertinaje
y destruir a la familia chilena.
los grupos políticos opositores vieron aquí la posibilidad de tener fuerza política
“Invitemos a las chiquillas a ser parte de nosotros esto puede generar un revuelo”
Pero ellas ni lesas ni tonta al tirito se dieron cuenta de lo que querían, porque claro
hablaban del proletario, del trabajador, del obrero, pero siempre refiriéndose en
masculino… así que les dimos el gusto de contar con nuestra grata presencia, pero sin
ser parte de ellos ni olvidar nuestro objetivo.
Así fue como apoyamos al candidato Pedro Aguirre Cerda, quien ganó las elecciones en
1939 y nos prometió públicamente darnos el derecho a voto.
Pedro Aguirre Cerda: “Es una especia de deslealtad para con la mitad del género
humano, que de tal modo la mantengamos en cadenas”
Con esa hermosa voz que tenía.
Nos pusimos a trabajar rápidamente con Flor Heredia y redactamos un proyecto de ley
que enviamos directamente al congreso, argumentando que contamos con habilidades
intelectuales, laborales, pagamos los mismos impuestos y somos la mitad de la población,
tenemos deber y derecho a decidir quién será nuestro gobernante
Pero del congreso… nada, no había respuesta y atrasaban el proyecto, que innovador.
Los partidos políticos no tenían real interés y nos miraban con desconfianza
Político: Y no sé, es complicado ¿por quién van a votar? ¿Por ustedes o por nosotros?,
ampliar la democracia puede resultar algo muy riesgoso
insistiendo al gobierno, pero el presidente Pedro Aguirre Cerda cae enfermo y muere a los
pocos días, sembrando un desanimo en las todas las organizaciones femeninas.

Después de ocho años de insistencia en el congreso y con el patrocinio de un grupo de


senadores, ¡es aprobado en el senado el proyecto de ley!
En 1949 se organiza una gran celebración en el Teatro Municipal de Santiago, en donde
asisten varias autoridades, ministros, politicos y toda la prensa. El presidente Gabriel
González Videla en acto público firma la ley que autoriza el voto político para la mujer
chilena
Y las miles de mujeres que habíamos luchados veinte años para crear y promulgar esta
ley no fuimos invitadas. En cambio nos quedamos en nuestras casas celebrando, con
nuestros hijos y nuestros maridos, para levantarnos y seguir trabajando como todos los
días y soñando con un futuro más justo…

Pocos días después el maricon de González Videla me cago, firma en secreto “la ley
maldita” de defensa de la democracia, prohibiendo y persiguiendo al partido comunista, y
a pesar de no pertenecer a ningún partido cancela mi inscripción en los registros
electorales ¿Por qué? Por defender en mi calidad de abogada, a cuarenta mujeres y sus
más de cien hijos menores de edad que estaban prisioneros en un campo de
concentración de Pisagua. El único delito de esas madres era pensar distinto del primer
mandatario. Fui acusada de comunista, de agitadora, de cabecilla de una revuelta… y me
proscribieron.
Igual tuve más suerte que otros, no me encerraron ni me tuve que esconderme como mi
marido.
En 1958 se saca la ley maldita y por fin pude votar, después de tres décadas de espera.
No les puedo decir por quine vote, el voto es secreto, pero tenía una alegría de porfiar
poder hacer valer mis derechos.
Años después un joven perro de ojos azules que caminaba con sus botas de teniente por
el barro de pisagua, se acuerdan, bueno bombardea la moneda y no habrá más
elecciones libres por varios años para mujeres y para hombres.
Yo cuento esta historia para que no se olviden de todas las mujeres que tuvimos que
luchar por nuestros derechos o por lo menos un mundo mas igual.

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