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LA CULPA Y SUS DESTINOS1

CULPA ES LA PALABRA QUE ELIGE EL YO PARA DAR CUENTA DE UN ACTO QUE LO


HA DAMNIFICADO. SE TRATA DE UNA INTERPRETACIÓN A LA MANERA DE LA
ELABORACIÓN SECUNDARIA YOICA EN EL TRABAJO DEL SUEÑO.

LOS PRECIOS DE LA CULPA

Un interrogante esencialmente humano.


La necesidad inconsciente de castigo participa en la construcción de toda
neurosis y es una de las principales fuerzas que la estabilizan. Tanto la
complejidad, como la consolidación de los síntomas de la neurosis depende
de lo intensa que sea esa necesidad.2 A su vez, intensidad y alcance de
dicha necesidad dependen del monto de destructividad pulsional
proveniente del superyó inconsciente; superyó que hunde sus raíces en el
ello. Pero ¿A qué se debe y cómo se explica que el poder que al superyó le
da la inclinación a la vigilancia,3 mude en implacable severidad hacia el yo?
Y, ¿En qué consiste, en suma, y cuál es el propósito de tal agresión?

1 “No es fácil que los pacientes nos crean cuando les señalamos ese sentimiento inconciente
de culpa. Saben demasiado bien de las torturas (remordimiento) en que se exterioriza un
sentimiento conciente de culpa, una conciencia de culpa, y por eso no pueden admitir que
albergarían en su interior mociones de esa clase sin sentirlas para nada. Opino que, en cierta
medida daremos razón al veto de los pacientes si renunciamos a la denominación “sentimiento
inconciente de culpa” por lo demás incorrecta psicológicamente (porque no corresponde llamar
“inconcientes” a los sentimientos) y en cambio hablamos de una “necesidad de castigo”(…)
(1824)Freud, S. Obras Completas, Amorrortu e. XIX, “El problema económico del
masoquismo” pág. 172

2 “Ahora bien, descender de las primeras investiduras de objeto del ello, y por tanto del
complejo de Edipo (…) lo pone en relación con las adquisiciones filogenéticas del ello y lo
convierte en reencarnación de anteriores formaciones yoicas, que han dejado sus sedimentos
en el ello. Por eso el superyó mantiene duradera afinidad con el ello, y puede subrogarlo frente
al yo. Se sumerge profundamente en el ello, en razón de lo cual está más distanciado de la
conciencia que el yo.” (1923) Freud, S. Obras Completas, Amorrortu e. XIX, “El yo y el ello”
pág. 49
3“El superyó debe su génesis a que los primeros objetos de las mociones libidinosas del ello, la

pareja parental, fueron introyectados en el yo, a raíz de lo cual el vínculo con ellos fue
desexualizado, experimentó un desvío de las metas sexuales directas. Sólo de esta manera
posibilitó la superación del complejo de Edipo. Ahora bien, el superyó conservó caracteres
esenciales de las personas introyectadas: su poder, su severidad, su inclinación a la vigilancia

1
Las adquisiciones filogenéticas del ello
La filogenia es un acopio de repeticiones regida por la compulsión que
forma parte de las necesidades pulsionales básicas de cada individuo.4 Las
pasiones que se reencarnen desde siempre serán: matar al padre, comerse
a los hermanos y ayuntarse con la madre. Dichos sedimentos de anteriores
formaciones yoicas se regeneran por medio de la fijación de las pulsiones a
la represión, la cual se repite en el individuo de cada generación y que da -
en consecuencia-, la disposición a reproducir un cuadro arcaico: la neurosis.
“En “Inhibición, síntoma y angustia”, Freud vuelve nuestra atención sobre las
represiones, diciendo que “el factor fijador a la represión es la compulsión de
repetición del ello inconsciente”5 (es decir, la atracción al incesto y su consecuencia
criminosa). Se cae en la cuenta de que este componente del ello –la compulsión de
repetición- ha estado activo desde la fundación misma de lo psíquico: en su
organización, el yo inconsciente ha varado al ello en la fijación de las pulsiones
(sustrayéndoles autonomía para quitarles poder, pero sin domeñarlas; su potencial
es solamente reducido a la latencia). “Lo reprimido (...) no es más que una parte
del ello”.6 // En la entraña de las resistencias del yo está la compulsión de
repetición (la incitación al incesto y la muerte). Las resistencias, cuya configuración
yoica cumple la función dinámica de defender al yo del asedio de mociones
pulsionales, son relativamente firmes hacia el mundo exterior y hacia el porvenir,
pero expugnables desde adentro, desde un pasado actualizado en su fijación. Las
mociones, que no pueden más que obedecer a la compulsión de repetición, son las
no fijadas, mientras que las que han sido reprimidas, no es que no obedezcan, sino
que en ellas no es tan evidente porque obedecen menos debido a dos factores: el
debilitamiento del factor fijador -compulsión de repetición consumido en el
cumplimiento de su función - y la ligadura (a la manera de una brida) que la fijación
conlleva.
Al designar Freud a la compulsión de repetición del ello inconsciente como factor
pulsional responsable de la fijación a la represión constitutiva del aparato psíquico,

y el castigo.”(1924)Freud, S. Obras Completas, Amorrortu e. XIX, “El problema económico


del masoquismo” pág. 172
4“La neurosis debe pues, en tanto la represión ha triunfado en ella, reproducir un cuadro

arcaico.” (1915) Freud. S. (inédito) “Panorama sobre las neurosis de transferencia”.


5(1926) Freud, S. Obras CompletasVolumen XX, “Inhibición, síntoma y angustia” op. cit.,

p.144.

(1923) Freud, S. Obras Completas, Volumen XIX, “El yo y el ello” op. cit., p.26.
6

2
no sólo le concede un carácter constructivo para el individuo sino también para la
especie. Esta suerte de memoria ancestral encontraría en el proceso de
configuración del yo la oportunidad de producir una alteración, intentando darle
forma y tiempo a lo que no la tiene. Los yoes de la filogenia, la especie en suma,
improntando al individuo, la compulsión al Edipo acerca del cual Freud le escribía a
Fliess, los Schema congénitos por vía filogenética procurando la colocación de las
impresiones vitales, triunfantes sobre el vivenciar individual. Yo no quiere incesto
(sobre todo porque amenazaría con disgregarlo), pero ello sí.”7
Siendo sus ascendientes las primeras investiduras del ello y la
compulsión,8 el superyó nace destinado a ser continente de la tragedia
edípica.
El parricidio e incesto consecuente, en la filogenia, tiene fueros
protectores. Esos crímenes perviven desde siempre, desentendidos de
cualquier legalidad. Es que se trata de actos de yoes anteriores que -al
devenir filogenéticos, resultan incategorizables. Pero durante la génesis del
superyó, la introyección de los primeros objetos de las mociones libidinosas
del ello, la pareja parental, impone el peaje de la desexualización. Las
intenciones pulsionales del ello hacia el objeto-madre y el objeto-padre
sufren un desarme: deponer las investiduras sexual-incestuosas equivale a
reconocer su capacidad criminosa. ’Enterado’ del peligro, el yo se apodera
de la severidad y la inclinación al castigo de los objetos parentales que ha
hecho suyos para darle vida a una instancia moral capaz de evitar la
tragedia. El superyó nace entonces, ‘sabiendo de la escena trágico-
incestuosa’ pero con la misión de desconocerla, olvidarla, negarla o
desmentirla. Por eso el aura que no lo abandona, tiene figuración en la Ley
del Talión, la consigna ineludible: -desde ‘daño por daño’, hasta ‘muerte por
muerte’.
Pero…

No es fácil que los pacientes nos crean

7
(2014) Giménez Noble, F. eXel Publishing, “Compulsión de repetición”, Cap. 6, pág 91
8“La leyenda de Edipo captura una compulsión {Zwäng} que cada quien reconoce porque ha
registrado en su interior la existencia de ella.” (1886)Freud, S. Obras Completas, Amorrortu
e. I, “Cartas a Fliess, carta 71, pág. 307

3
Gerard, de regreso de un viaje, avisa que no puede venir a análisis porque

tuvo un acevé al llegar. Pocos días después retoma sus sesiones con estas

palabras:

-Lo primero que quiero contarle es un sueño que tuve el día que llegué.

Yo estoy dormido y siento que alguien quiere abrir la puerta. Me despierto

sobresaltado, en el sueño, todo en el sueño y la puerta comienza a abrirse.

Es la puerta de mi casa, pero en el sueño se abre al revés… Para el otro

lado ¿Me explico? Yo trato de impedir que alguien entre, tratando de

cerrarla y digo: ¿Beti? ¿Beti? Y me despierto muy asustado. Como le dije

por teléfono, cuando le avisé que no podía venir… Fue así. Yo llegué muy

cansado el domingo, por más que viajé más cómodo, yo no duermo en los

aviones y bueno, me levanto, camino, y estaba rendido. Al día siguiente

venía mi hijo para ir a almorzar y cuando me levanto para abrirle, las llaves

se me caen de las manos y no siento el brazo izquierdo. Así que le digo a él

que abra con su llave y le cuento y le pido que me lleve al Hospital.

El resto se lo conté por teléfono. Me hicieron estudios y fue un acevé,

leve, que por suerte no dejó secuelas.

Fui a conocer a mi bisnieto… Fue muy emocionante, aunque… Bueno,

pensé en ella, digo, que no lo pudo ver. Esas cosas. Ahora, para esta época

se cumple el año

-Beti no pudo conocerlo, y tampoco pudo viajar en bussiness

-Yo nunca había viajado. Con ella siempre decíamos: con la diferencia

tenemos para otro viaje… Pero ahora… Y total, cuántos veces más podré

viajar. Y bueno.

-…

4
-Ojo, yo estoy bien. Me estudiaron todo, tengo los by-pass hace veinte años,

la presión controlada, todo parece estar bien

-Demasiado bien

-¿?

-Viajó cómodo, tuvo la satisfacción de conocer al biznieto. Beti, ella en

cambio, no

-Usted dice por el sueño, como que me viene a reclamar

-Más que a reclamar, a hacerle daño. En el sueño está muy asustado. La

presencia de ella lo amenaza. Menos mal que pudo construír ese sueño

-¿Por qué? ¡Si fue aterrador, horrible!...

-Porque el sueño amortiguó el acevé. Sus acciones egoístas, entre comillas,

despertaron una reacción que se proponía castigarlo. En el castigo está la

penitencia. Podría haber quedado limitado para moverse, no poder viajar

más. En el mejor de los casos

-Pero el sueño… Cómo…

-El sueño logró –en parte, figurar como cumplido el deseo de mortificarse.

Lo pone en Beti, envidiosa de su vida y de sus satisfacciones porque ella

perdió la de ella. En lo inconsciente la penitencia debía imponerse

produciéndole un daño. Parte de ese efecto logró simbolización mental

mediante el sueño. Es como si usted hubiera pensado, que merecía un

castigo; eso le restó fuerza a la derivación somática

-El acevé sucedió… Primero ¿En el sueño? ¿Y allí perdió parte de su

fuerza? ¿Por qué lo dice?

5
-Por la puerta. En el sueño la puerta se abre al revés. Para el otro lado. La

desfiguración del sueño seguía un modelo funcional del cuerpo. Las

consecuencias de un acevé…

-Aparecen en el lado opuesto

Supuestos y discusiones

La primera observación atañe a un hecho que llama la atención.

*Habiendo sufrido un trastorno que –aunque pasajero, fue somático,

prevalece en Gerard, como primera cosa, la necesidad de considerar

su sueño.

Cuando Freud revisa la bibliografía científica sobre los problemas del

sueño9, encuentra varios testimonios que vinculan perturbaciones precisas

de los órganos internos operando como excitadoras de sueños; “Los

autores coinciden en señalar la frecuencia de los sueños de angustia en

enfermos que padecen afecciones cardíacas y pulmonares. 10 Tissié llega a

decir que los órganos enfermos imprimen el sello característico sobre el

contenido del sueño.” 11

La viudez de Gerard sitúa a Gerard en una condición endeble; la pérdida

sufrida lo anoticia de que sus investiduras eróticas retornan, le están

golpeando la puerta y le exigen una decisión. O les da aquiescencia y Beti

pasa a erigirse en su yo, o las desaloja mediante el proceso de represión.

9
(1900)Freud, S. “La interpretación de los sueños” Amorrortu e. IV, cap 1, pág.60
10
“ “ “ “ “ “ “ “…está
comprobado que el interior del cuerpo pasa a ser, en estados patológicos, fuente de estímulos
oníricos…”
11
El subrayado es mío, a fin de resaltar la coincidencia de este autor con la interpretación –en
el sueño de Gerard, del motivo que guió a la desfiguración onírica, a figurar el cierre de la
puerta hacia el lado contrario.

6
Pero como las investiduras son oriundas del ello12 y portavoces de su

necesidad de cobrar cualquier forma –con tal que la misma se sustente,

resulta evidente que -de las dos alternativas- la que le representa al ello un

mayor porcentaje de hegemonía, es la alternativa melancólica. Gerard-

cobrando ‘los rasgos’ de Luci-; ofreciéndose al ello para repararle su pérdida

mientras desahucia a su yo13 (yo que se confiesa culpable y se somete al

castigo14). Afrontar la represión no elimina pero sí, desmedra, parte del

poder del ello, el cual sentirá las defensas del yo como una limitación.

La posición sexual de Gerard, y en desafío del superyó,15 es claramente

esta última. Pero en realidad, la bofetada y el guante las recibe el ello. Así

que es hora que –vía fatalidad- se le recuerde la endeblez y dependencia en

la que su yo se encontró en el pasado y que aún mantiene su imperio aún

sobre el yo maduro.

*El sueño es el testimonio de un acto psíquico que, aunque

inconciente, revela una capacidad yoica de autoconservación.

En ese aspecto funcional, el sueño de Gerard se podría analogar al

sueño del pequeño Sergei Pankeief, que -al precio de contraer una

gravísima enfermedad neurótica que nunca pudo justificar- lo protegió de

conocer su disposición homosexual hacia el padre. Aunque, a diferencia de

lo sucedido con Gerard, en el caso del Hombre de los Lobos, el superyó ha

sabido más que el yo que el ello inconciente (no sabido).

12
(1923) Freud, S. “El yo y el ello”, Amorrortu e. XIX, Cap. III, pág. 31: “…las investiduras
parten del ello que siente las aspiraciones eróticas como una necesidad.”
13
Desexualización
14
(1923) Freud, S. “El yo y el ello”, Amorrortu e. XIX, Cap. V, pág. 52
15
(1923) Freud, S. “El yo y el ello”, Amorrortu e. XIX, Cap. III, pág. 36: “ El superyó
conservará el carácter del padre, y cuanto más intenso fue el complejo de Edipo y más rápido
se produjo su represión (por el influjo de la autoridad, la doctrina religiosa, la enseñanza, la
lectura), tanto más riguroso devendrá después el imperio del superyó como conciencia moral,
quizá también como sentimiento inconciente de culpa, sobre el yo,”

7
*Ningún yo llega a ser yo, sin contraer una deuda que sólo se salda

con infortunio.

El sentimiento de culpa normal, conciente (conciencia moral) es la

condena del yo por su instancia crítica, el ideal del yo.

La necesidad de padecer es un factor moral que se impone como castigo

-no como consecuencia de una ‘mala acción’ en determinada circunstancia

de la vida, sino como una deuda congénita e impagable por desconocida.

*No es fácil para el analista luchar contra esta resistencia.

La necesidad de resarcimiento del ello proviene de la desexualización

que el yo le infringió y es ineludible. El yo no encuentra ante él, otra

maniobra de aplacamiento que ofrecerse castrado. A excepción de que

pueda localizarse el origen del sentimiento de culpa como preciso producto

“…de una identificación con otra persona que antaño fue objeto de una

investidura erótica”,16 muchas personas, en tratamiento psicoanalítico o no,

empeorarán en lugar de mejorar.

*Como última observación

Cabe reiterar que los dos senderos señalizados por Freud para la

investigación clínica de la deuda-culpa que sólo se salda con un gradiente

de ocasionamientos que van, desde la efracción parcial, hasta (en algunos

casos) la destrucción completa del yo son: la identificacíon ‘prestada’ y la

entrega melancólica.

16
(1923) Freud, S. “El yo y el ello”, Amorrortu e. XIX, Cap. V, pág. 51:

8
9

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