Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Presidente, doña Encarnación Roca Trías, don Fernando Valdés Dal-Ré, don Santiago Martínez-
Vares García, don Juan Antonio Xiol Ríos, don Pedro José González-Trevijano Sánchez, don
Antonio Narváez Rodríguez, don Alfredo Montoya Melgar, don Ricardo Enríquez Sancho, don
Cándido Conde-Pumpido Tourón y doña María Luisa Balaguer Callejón, Magistrados, ha
pronunciado
la siguiente
SENTENCIA
En el recurso de amparo núm. 3328-2018, promovido por doña Mireia Boya Busquet y doña
Anna Gabriel Sabaté, representadas por la Procuradora de los Tribunales doña Isabel Afonso
Rodríguez y asistidas por los Letrados don Carlos López Miquel y don Benet Salellas Vilar, contra
el Auto de fecha 10 de abril de 2018 por el que la Sala de Admisión del Tribunal de Causas
Especiales de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (causa especial núm. 20907/2017)
desestimó el recurso de súplica presentado frente a anterior providencia de 29 de enero de 2018.
Han intervenido el partido político VOX, representado legalmente por don Francisco Javier Ortega
Smith-Molina, y procesalmente por la Procuradora doña María del Pilar Hidalgo López y el
Letrado don Pedro Fernández Hernández; doña Carme Forcadell i Lluis y doña Anna Simó i
Castelló, representadas por el Procurador don Emilio Martínez Benítez y la Letrada doña Olga
Arderiu Ripoll; don Jordi Cuixart i Navarro, representado por el Procurador don Luis Fernando
Granados Bravo y la Letrada doña Mariana Roig Altozano; don Jordi Sánchez Picanyol, don Jordi
Turull i Negre y don Josep Rull i Andreu, representados por el Procurador don Aníbal Bordallo
Huidobro; y doña Dolors Bassa i Coll, representada por el Procurador don Aníbal Bordallo
Huidobro y el Letrado don Mariano Bergés Tarilonte; el Abogado del Estado y el Ministerio
2
Fiscal. Ha sido Ponente el Magistrado don Cándido Conde-Pumpido Tourón, quien expresa el
parecer del Pleno.
I. Antecedentes
1. Por escrito recibido en el Registro General de este Tribunal el 12 de junio de 2018, doña
Isabel Afonso Rodríguez, Procuradora de los Tribunales, actuando en nombre y representación
procesal de doña Mireia Boya Busquet y doña Anna Gabriel Sabaté, interpuso recurso de amparo
contra el Auto de fecha 10 de abril de 2018 por el que, en la causa especial núm. 20907/201, la
Sala de Admisión del Tribunal de Causas Especiales de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo
desestimó el recurso de súplica presentado frente a anterior providencia de 29 de enero de 2018.
a) Ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo se sigue causa penal por delitos de
rebelión, sedición, malversación de caudales públicos y desobediencia, en virtud de querella inicial
presentada por el Fiscal General del Estado el pasado 30 de octubre de 2017.
c) Por Auto de fecha 22 de diciembre de 2017, el Magistrado Instructor, tras apreciar que
“los hechos objeto de investigación pudieran haberse desarrollado bajo la dirección y coordinación
de un conjunto de personas, entre los que se encontrarían los presidentes y portavoces de los
grupos parlamentarios independentistas del disuelto Parlamento de Cataluña”, amplió
subjetivamente la investigación a las recurrentes, entre otras personas, al tiempo que ordenó
3
comunicar la existencia del procedimiento a los nuevos investigados, “así como las sospechas que
sobre ellos se ciernen, con instrucción de los derechos que les asisten, de conformidad con el
artículo 118 de la LECrim., así como de su posibilidad de ejercerlos de manera inmediata”.
El citado incidente debe ser inadmitido a trámite, ex artículo 240 LOPJ, toda vez que
se suscitan cuestiones completamente ajenas al mismo y a través de las cuales no se pone de
manifiesto ningún defecto causante de indefensión. En el escrito presentado se realizan una
serie de consideraciones que, o bien están relacionadas con la falta de competencia de este
Tribunal, que ya hemos resuelto, o no tienen relación alguna con esta causa, o no se
predican de una resolución judicial determinada para que esta Sala puede siquiera valorar
los presupuestos contemplados en el precepto de la Ley Orgánica del Poder Judicial ya
mencionado.”
imparcial y predeterminado por la ley, reiterando, además que los procesos penales seguidos en
única instancia ante la Sala Penal del Tribunal Supremo no podían ver revisado su fallo
condenatorio o su pena impuesta por un Tribunal superior, limitación ésta que abogaba por una
interpretación restrictiva de su propia competencia.
Por otra parte, tras exponer la doctrina del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos sobre el contenido del derecho a un juez imparcial, específicamente sobre
la denominada “valoración objetiva” de la imparcialidad judicial, dirigida a determinar si hay
hechos verificables que fundamenten una duda legítima sobre su apariencia, cuestionan que la Sala
6
presente dicha apariencia de imparcialidad por cuanto la acción penal que ante ella se sigue ha sido
impulsada e iniciada por el Fiscal General del Estado quien, con anterioridad a ocupar dicho cargo,
era uno de los miembros que integraban la propia Sala Penal del Tribunal Supremo. Consideran
que esta situación es equiparable a la “amistad íntima” que, como causa de recusación, recoge la
Ley Orgánica del Poder Judicial (art. 219.9). En el mismo sentido, entienden que las declaraciones
públicas de la Vicepresidenta del Gobierno atribuyendo al poder ejecutivo el mérito de “haber
descabezado” el liderazgo de los partidos y movimientos que apoyan la independencia de
Cataluña, consiguiendo su exilio o su privación cautelar de libertad en la causa, arrojan dudas
fundadas sobre la imparcialidad de la Sala.
Concluye la demanda señalando que es indicio de la vulneración del derecho al juez legal
alegado que la decisión de la Sala aceptando la competencia para el conocimiento de los hechos
denunciados (provisionalmente calificados en la querella como delitos de rebelión y otros) haya
desatendido y modificado, sin justificación suficiente, anteriores criterios jurisprudenciales de la
propia Sala, que han venido siendo aceptados por la Fiscalía y aplicados regularmente por el
Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Añaden, por último, que al asumir la competencia para
enjuiciamiento, no será posible, en su caso, la revisión de su eventual condena a través de una
segunda instancia, limitación ésta que, en estas circunstancias, no se vería compensada por el
hecho de ser enjuiciados por el Tribunal Supremo, sobre cuya neutralidad y apariencia de
imparcialidad mantienen las dudas ya expresadas, lo que “provoca que el procedimiento presente
se encuentre ya discurriendo por los senderos del detestable derecho penal del enemigo aplicado,
entre otras, a nuestras dos defendidas”.
4. Tras apreciar la conexión objetiva del presente recurso de amparo con el registrado con el
número 1440/2018, también interpuesto por las recurrentes, lo que determinó la reasignación de la
ponencia, mediante providencia de 18 de septiembre de 2018, el Pleno, a propuesta del Presidente,
acordó recabar para sí el conocimiento del recurso de amparo y admitirlo a trámite por apreciar
que concurre en el mismo una especial trascendencia constitucional dado que plantea un problema
o afecta a una faceta de un derecho fundamental sobre el que no hay doctrina de este Tribunal, y
porque puede dar ocasión para aclarar o cambiar su doctrina, como consecuencia de un proceso de
7
reflexión interna (STC 155/2009, FJ 2, b). A tenor de lo establecido en el art. 51 LOTC, acordó
también dirigir comunicación a la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo para que remitiera
certificación o fotocopia adverada de las actuaciones correspondientes al Auto de 10 de abril de
2018 y la providencia de 29 de enero de 2018, dictadas en la causa especial 20907/2017,
interesando al mismo tiempo que se emplazara a quienes fueron parte en el procedimiento, a
excepción de las demandantes de amparo, para que en el plazo de diez días pudiesen comparecer
en este proceso de amparo.
5. Una vez emplazadas, se han personado en este proceso, en forma legal y tiempo, el
partido político VOX; doña Carme Forcadell i Lluis y doña Anna Simó i Castelló; don Jordi
Cuixart i Navarro; don Jordi Sánchez Picanyol, don Jordi Turull i Negre y don Josep Rull i
Andreu; y doña Dolors Bassa i Coll, así como el Abogado del Estado.
Rechaza también que existan dudas fundadas sobre la apariencia de imparcialidad de la Sala,
pues no lo son las que se aducen por las recurrentes: niega, en tal sentido, que el Fiscal General del
Estado no pueda ejercer sus funciones en defensa de la legalidad ante la propia Sala de la que
formó parte, y resta relevancia jurídica a las declaraciones de la Vicepresidenta del Gobierno a las
que aluden las recurrentes, por tener únicamente un contenido retórico y autojustificativo.
Tampoco aprecia que la limitación en la revisión de un eventual fallo condenatorio otorgue
relevancia constitucional a su queja, pues se ve compensada por ser el órgano de enjuiciamiento
“la cúspide del Sistema Judicial” y ser sus resoluciones recurribles ante este Tribunal
Constitucional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Termina su alegato denunciando una
supuesta estrategia de abuso de derecho procesal, del que este recurso formaría parte, dirigida a
dilatar la causa penal y apartar al Tribunal Supremo de su conocimiento.
b) La representación procesal de doña Carme Forcadell i Lluis y doña Anna Simó i Castelló
se adhiere a las pretensiones formuladas por las demandantes en su recurso de amparo y solicita su
estimación. Señala que la pretensión ejercitada es coincidente con la que han formulado en el
recurso de amparo núm. 637/2018, a través del cual han cuestionado los Autos de 31 de octubre y
18 de diciembre, de la Sala, que han declarado y ratificado en súplica su competencia objetiva para
la investigación y, en su caso, enjuiciamiento de los hechos denunciados. Y en relación con la
alegada vulneración del derecho al juez predeterminado por la ley, tras asumir el contenido de la
demanda y recordar la necesidad de interpretar restrictivamente cualquier cláusula de aforamiento
penal, califica como manifiesta la vulneración denunciada por apreciar que se trata de una
interpretación absolutamente imprevisible y arbitraria de la norma competencial aplicable, que
orilla anteriores pronunciamientos jurisprudenciales, tanto del Tribunal Supremo como del
Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que, hasta la fecha, no habían sido cuestionados por el
Ministerio Fiscal, lo que conculca los principios de legalidad y seguridad jurídica (art. 9.3 CE), así
como su derecho a la igualdad ante la ley (art. 14 CE).
d) La representación procesal de doña Dolors Bassa i Coll, tras exponer los antecedentes
procesales de las resoluciones cuestionadas en amparo, comparte íntegramente con las recurrentes
sus alegaciones sobre la falta de competencia de la Sala para conocer de la causa penal por cuanto,
según afirma, no existe dato fáctico alguno que pueda justificar la apreciación de que los hechos
investigados tuvieron lugar fuera del territorio de la Comunidad Autónoma de Cataluña. Al
destacar la justificación insuficiente de la atribución competencial que impugna, señala, de forma
añadida a la alegada vulneración del derecho a un juez predeterminado por la ley, que supone
también una vulneración de su derecho a la igualdad en la aplicación de la ley por apartamiento
injustificado de los precedentes jurisprudenciales que cita. Por último, hace referencia a una
eventual vulneración de su derecho a la revisión del fallo condenatorio y la pena impuesta por un
Tribunal Superior, que derivaría de la asunción de competencia por el Tribunal Supremo.
Entiende, en primer lugar, que el recurso es extemporáneo (art. 44.2 LOTC) en un doble
sentido:
10
(i) por no haber acudido las demandantes a plantear la supuesta vulneración de su derecho al
Juez legal a través del remedio ordinario y útil del que disponían para impugnar el Auto de 22 de
diciembre de 2017, que no es otro que solicitar su reforma o recurrirlo en apelación.
(ii) porque, en vez de hacerlo, las demandantes utilizaron cauces procesales manifiestamente
improcedentes para invocar y tratar de obtener la reparación del derecho fundamental alegado, ya
que, ni es posible legalmente plantear cuestión de competencia al Tribunal Supremo, ni tampoco la
solicitud de nulidad de actuaciones interesada –ex art. 240 LOPJ– se refería a una decisión judicial
concreta, sino que se utilizó dicha vía para hacer valer la alegada vulneración del derecho al juez
ordinario predeterminado por la ley. Alega el Abogado del Estado que, conforme a reiterada
jurisprudencia, el plazo de interposición del amparo es de caducidad, improrrogable y no puede ser
extendido mediante la prolongación artificial de la vía judicial previa a través de la interposición de
recursos manifiestamente improcedentes (STC 200/2012, FJ 3 y ATC 42/2010, de 12 de abril, FJ
2).
Por otra parte, considera que las recurrentes no han agotado la vía judicial antes de acudir al
proceso de amparo, pues dirigen sus quejas frente a una resolución interlocutoria adoptada en un
proceso penal no finalizado, lo que, según jurisprudencia constante, que se resume en la STC
76/2009, FJ 3, permite apreciar en este caso, como causa de inadmisión, la prevista en el art.
44.1.a) LOTC, que obliga, antes de acudir al amparo, a agotar la vía judicial con todos los medios
de impugnación previstos por las normas procesales para el caso concreto. En aplicación de dicha
doctrina, entiende palmario que no se ha producido el agotamiento de la vía judicial previa, por lo
que el recurso de amparo es manifiestamente prematuro en cuanto las recurrentes no han hecho
uso de la posibilidad que les ofrece el art. 19.6 LECrim., que les permite cuestionar la jurisdicción
del Tribunal de enjuiciamiento “en los tres días siguientes al en que se les comunique la causa para
calificación”.
Por último, respecto a la alegada vulneración del derecho a un Juez imparcial, alega que las
recurrentes tampoco han agotado la vía judicial, al no haber hecho valer dicha queja a través del
cauce procesal idóneo, que es el incidente de recusación.
Tampoco se habría producido la alegada vulneración del derecho a los recursos legalmente
previstos (revisión del fallo por un Tribunal superior, en segunda instancia) por cuanto dicha
consecuencia deriva de ser investigadas y, en su caso, enjuiciadas por el Tribunal Supremo, órgano
jurisdiccional superior en todos los órdenes, lo que permite contrarrestar las limitaciones de que se
queja, conforme al apartado 2, del art. 2 del protocolo 7 del CEDH, y la jurisprudencia que lo
interpreta. A la misma conclusión se llega en relación con la supuesta vulneración del derecho a un
Juez imparcial, por cuanto la causa alegada es débil e hipotética, sin que la supuesta pérdida de
imparcialidad se apoye en dato fáctico alguno.
compete pronunciarse al respecto, de forma que, iniciada la instrucción, una vez admitida a trámite
la querella, las cuestiones relativas a la competencia relacionadas con la conexidad procesal de las
causas deben exponerse ante el Instructor, respuesta esta que considera “se acomoda a las más
elementales normas procesales”.
1. Como con más detalle se recoge en los antecedentes, el presente recurso de amparo se
dirige contra el Auto de 10 de abril de 2018 que, al desestimar el recurso de súplica presentado
por las recurrentes, ratificó la providencia, de 29 de enero de 2018, de la Sala de Admisión del
Tribunal de Causas Especiales de la Sala Segunda (Penal) del Tribunal Supremo, que justificó
la asunción de su competencia por remisión al contenido de anteriores resoluciones dictadas en
la causa (Autos de 31 de octubre y 18 de diciembre de 2017). El pronunciamiento judicial
impugnado mantuvo la competencia de la Sala para la investigación y, en su caso,
enjuiciamiento, de la acción penal que, por supuestos delitos de rebelión, sedición y otros,
formuló el Fiscal General del Estado. Conviene precisar, ya en este momento inicial, que en la
demanda se identifica expresa y específicamente dicho pronunciamiento sobre la competencia
para conocer de la causa penal como objeto único de su alegada vulneración de derechos
fundamentales.
Las pretensiones de amparo planteadas por las recurrentes son apoyadas y compartidas
por la representación procesal de doña Carme Forcadell i Lluis y doña Anna Simó i Castelló,
así como por las de don Jordi Cuixart i Navarro y de doña Dolors Bassa i Coll, quienes,
reiterando sus argumentos, solicitan la estimación del recurso.
Afirma, de otra parte, que las recurrentes no han agotado la vía judicial antes de acudir
al proceso de amparo, pues lo que cuestionan es una resolución interlocutoria dictada en un
14
Por razones distintas a las ya expuestas, el Ministerio Fiscal considera también que el
recurso de amparo no solo carece de fundamento, sino que es prematuro porque fue presentado
antes de agotar la vía judicial previa. Entiende, por tanto, que las recurrentes disponen aún de
una vía judicial útil para que la cuestión que plantean en el recurso pueda ser examinada por el
Magistrado Instructor, sin que quepa olvidar que las resoluciones cuestionadas tienen una
naturaleza interlocutoria y que el debate competencial puede volver a suscitarse en distintos
trámites procesales posteriores.
Con independencia del contenido concreto de cada una de las cuestiones de fondo
planteadas en el recurso como vulneraciones de derechos fundamentales, el momento procesal
en el que ha sido presentado es relevante. Tal y como se analizó en la STC 147/1994, de 12 de
mayo, del Pleno (que constituye un auténtico punto de referencia en la materia), nos
encontramos en un supuesto en el que, sin haber finalizado el proceso a quo, se acude ante este
Tribunal en demanda de amparo por una aducida vulneración de derechos fundamentales
producida en el seno de un proceso penal que se hallaba aún en curso en el momento de
presentarse la demanda, y que aún hoy, por encontrarse en la fase intermedia previa al juicio
oral, sigue sin resolverse de forma definitiva.
Se trata así de evitar que los Jueces y Tribunales ordinarios queden privados de la
función, constitucionalmente atribuida, de tutelar los derechos e intereses legítimos y,
señaladamente, los derechos fundamentales consagrados en la Constitución. No respetar la
subsidiariedad del proceso de amparo, pronunciándose este Tribunal antes que los Tribunales
ordinarios, sería tanto como “advertir a los ciudadanos de que no pueden esperar que los Jueces
y Tribunales ordinarios protejan sus derechos fundamentales, y que sólo en este Tribunal
pueden confiar a este respecto, lo que no es compatible con el dictado constitucional” (ATC
173/1995, de 6 de junio, FJ 2). Al mismo tiempo, con este diseño es posible prevenir que quede
abierta una vía de intersección de la jurisdicción constitucional con la ordinaria, lo que, de
forma indirecta, provocaría una indeseable inseguridad jurídica: de una parte, en cuanto se
residenciarían ante el Tribunal Constitucional cuestiones aún no solventadas definitivamente en
la vía judicial; de otra, porque finalizado el proceso de amparo proseguiría la vía judicial, en
cuyo curso no sería imposible un pronunciamiento contradictorio con lo resuelto en vía de
amparo.
Por ello hemos reiterado, con un criterio constante, que el marco natural donde
denunciar las vulneraciones de derechos fundamentales y extraer de ellas, si fueran constatadas,
las oportunas consecuencias procesales, es, precisamente, el proceso en cuya tramitación se
puedan haber producido.
Aclaró entonces el Pleno que, en algunos casos, puede parecer que los demandantes han
agotado los recursos legalmente exigibles en la vía incidental o interlocutoria en la que se
adoptan las decisiones judiciales cuestionadas (habitualmente recursos de reforma y apelación,
queja o súplica), pero la satisfacción del requisito de admisibilidad dirigido a garantizar la
subsidiariedad del recurso de amparo es sólo aparente cuando, no habiendo finalizado el
proceso, tiene el demandante todavía ocasión de plantear ante la jurisdicción ordinaria la
vulneración del derecho fundamental invocado y tiene también la posibilidad de que esa
denunciada vulneración de derecho fundamental sea apreciada (FJ 3, STC 147/1994). En esa
medida, como exigencia añadida al requisito establecido en el art. 44.1 LOTC, nuestra
jurisprudencia ha establecido que no cabe acudir en amparo cuestionando resoluciones
interlocutorias, incidentales o cautelares (salvo excepciones que después analizaremos) cuando
las invocadas vulneraciones de derechos fundamentales pueden todavía ser alegadas por la parte
y examinadas por los órganos judiciales, reparándose, en su caso, en la Sentencia que en su día
se dicte o, de forma definitiva, aún antes de ésta. Dicho de otra forma, no se trata propiamente
del agotamiento de los concretos recursos previstos procesalmente contra la resolución
cuestionada en sí misma considerada, sino de la visión en su conjunto del proceso judicial
18
previo, para descartar que en su seno quepa aún el planteamiento y reparación de la supuesta
vulneración; por lo que el respeto a la naturaleza subsidiaria del amparo exige que se espere a
que el proceso finalice por decisión firme sobre su fondo, lo que conlleva inevitablemente
asumir una cierta dilación en el pronunciamiento sobre tales contenidos.
Por tanto, en principio, han de agotarse no solo los recursos legalmente establecidos
contra la resolución cuestionada, sino también la vía judicial en la que se han producido las
supuestas vulneraciones de derechos fundamentales, cuando en ésta aún es posible la reparación
del derecho.
A partir de las consideraciones expuestas cabe extraer una regla general que aboga por
la inadmisibilidad de las pretensiones de amparo planteadas en procesos penales no concluidos.
No obstante, como veremos, dicha regla presenta excepciones en la jurisprudencia
constitucional que están relacionadas con la naturaleza de la lesión invocada y del derecho
fundamental concernido; lo que, para dar respuesta a los óbices de procedibilidad que han sido
19
alegados, nos exige aquí identificar dichas excepciones, examinando, a partir de ellas, la
admisibilidad de las quejas de amparo fundamentadas cada una en la supuesta vulneración de
diversos derechos fundamentales.
5. Las quejas se han planteado en la causa penal que, por supuestos delitos de rebelión,
sedición, malversación de caudales públicos y desobediencia, se sigue en instancia única ante la
Sala Segunda del Tribunal Supremo.
Tal y como expone el Abogado del Estado, en particular, en lo que se refiere al proceso
penal hemos venido manteniendo una regla general, a tenor de la cual, “en aquellos casos en los
que el proceso aún no ha concluido por decisión que se pronuncie sobre la condena o
absolución, e incluso en los que la celebración del juicio oral no ha tenido lugar, resulta
prematura la invocación de lesiones que podrían ser examinadas ulteriormente en el curso del
proceso” (SSTC 73/1999, de 26 de abril, FJ 2; 76/2009, de 23 de marzo, FJ 3; y 78/2009, de 23
de marzo, FJ 2). En las sentencias citadas se ha reiterado que “el marco natural en el que ha de
intentarse la reparación del derecho constitucional vulnerado por la actuación del órgano
jurisdiccional es el mismo proceso judicial previo, de tal modo que, en principio, sólo cuando
éste haya finalizado por haber recaído una resolución firme y definitiva puede entenderse
agotada la vía judicial y, consecuentemente, es posible acudir ante este Tribunal en demanda de
amparo”. En el mismo sentido se han pronunciado también las SSTC 247/1994, de 19 de
septiembre, FJ 1; 196/1995, de 19 de diciembre, FJ 1; 205/1997, de 25 de noviembre, FJ 3;
18/1998, de 26 de enero, FJ 2; 54/1999, de 12 de abril, FJ 3; 73/1999, de 26 de abril, FJ 2;
121/2000, de 10 de mayo, FJ 2; 155/2000, de 12 de junio, FJ 2; 270/2000, de 13 de noviembre,
FJ 3; 69/2001, de 17 de marzo, FJ 12; 236/2001, de 18 de diciembre, FJ 2; 100/2002, de 6 de
mayo, FJ 3; y 171/2009, de 9 de julio, FJ 2; así como, con pretensión de exhaustividad, los
AATC 169/2004, de 10 de mayo, FFJJ 1 y 2; y 404/2004, de 2 de noviembre, FFJJ 3 a 5.
Esta regla general no prohíbe de modo absoluto que el Tribunal Constitucional conozca,
mientras el proceso se encuentre pendiente, de impugnaciones dirigidas contra resoluciones
interlocutorias dictadas por un órgano judicial. Y así, para preservar el libre ejercicio de los
derechos fundamentales, se han establecido excepciones en la doctrina constitucional que
podemos agrupar en tres supuestos:
mismos un perjuicio irreparable, como cuando el seguimiento exhaustivo del itinerario procesal
previo, con todas sus fases y etapas o instancias, implique un gravamen adicional, una
extensión o una mayor intensidad de la lesión del derecho por su mantenimiento en el tiempo;
hipótesis que, hasta la fecha, este Tribunal ha acogido en relación con el derecho a la libertad
personal y a la libertad sindical (SSTC 128/1995, de 26 de julio; y 27/1997, de 11 de febrero).
(iii) por último, cabe incluir entre estas excepciones los supuestos de revocación de
sentencias penales absolutorias que habilitan la posibilidad de un nuevo enjuiciamiento (STC
23/2008, de 11 de febrero, FJ 2), pues el Tribunal ha apreciado que en tales casos lo que está en
juego es la prohibición del doble enjuiciamiento (ne bis in ídem procesal), con independencia
del resultado favorable o desfavorable del mismo, lo que constituye gravamen suficiente para
acudir directamente al amparo. Bien es cierto que, en estos casos, la flexibilidad se ha llevado al
límite admitiendo que “en casos de anulación de sentencias absolutorias con retroacción de
actuaciones se puede o bien impugnar en amparo directamente dicha decisión, sin incurrir en
falta de agotamiento, o bien esperar a que se dicte la nueva decisión por si la misma fuera
absolutoria, sin incurrir en extemporaneidad (STC 149/2001, de 27 de julio)”.
Específicamente, dado que son los dos motivos de amparo planteados en la demanda,
nuestro análisis se extenderá (i) a la alegada vulneración del derecho a un juez imparcial
planteada pese a no haber intentado el incidente de recusación en la vía judicial y (ii) a la
vulneración del derecho al juez predeterminado por la ley por incompetencia objetiva ratione
materiae de la Sala Penal del Tribunal Supremo, que había acordado la admisión a trámite de la
querella que da inicio a la causa.
6. Afirman las recurrentes que existen dudas fundadas sobre la imparcialidad de la Sala
de lo Penal del Tribunal Supremo que ha asumido la competencia para investigar y, en su caso,
enjuiciar, los hechos objetos de la querella. Cuestionan que la Sala presente dicha apariencia de
imparcialidad por cuanto la acción penal que ante ella se sigue ha sido impulsada e iniciada por
el Fiscal General del Estado quien, con anterioridad a ocupar dicho cargo, era uno de los
miembros que integraban la propia Sala, situación ésta que consideran equiparable a la “amistad
íntima” que, como causa de recusación, recoge la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ, art.
219.9). Consideran también que las declaraciones públicas de la Vicepresidenta del Gobierno
atribuyendo al poder ejecutivo el mérito de “haber descabezado” el liderazgo de los partidos y
movimientos que apoyan la independencia de Cataluña, consiguiendo su exilio o su privación
cautelar de libertad en la causa, arrojan dudas fundadas sobre la imparcialidad de la Sala.
Aún más, este Tribunal ha concluido, de forma reiterada y continua, que la resolución
judicial que en una causa penal pone término al incidente de recusación, pese a su finalidad e
importancia sobre el desarrollo del proceso penal, no supone tampoco el agotamiento de la vía
judicial previa. No sólo porque la LOPJ (art. 228.3) prevé expresamente que “contra la decisión
del incidente de recusación no se dará recurso alguno, sin perjuicio de hacer valer, al recurrir
contra la resolución que decida el pleito o causa, la posible nulidad de ésta por concurrir en el
juez o magistrado que dictó la resolución recurrida, o que integró la Sala o Sección
correspondiente, la causa de recusación alegada”, sino porque, además, si se llegara a decretar
la apertura del juicio oral, en su fase preliminar, tanto en el procedimiento abreviado, como en
el proceso ordinario por delito a través de las cuestiones de previo pronunciamiento –según ha
entendido la jurisprudencia del Tribunal Supremo desde 1982-, es posible hacer valer y obtener
la reparación de las supuestas vulneraciones de derechos fundamentales que se aleguen por las
partes (ATC 173/1995, de 6 de junio, FJ 2). Desde entonces, en numerosas resoluciones,
algunas de ellas dictadas en relación con procesos seguidos ante la Sala Penal del Tribunal
Supremo con acusados aforados, se ha apreciado la falta de agotamiento de la vía judicial como
causa de inadmisión de las pretensiones de amparo que cuestionan directamente la inadmisión o
desestimación de los incidentes de recusación planteados, ya sea contra el Juez Instructor de la
causa o alguno de los Magistrados que integran la Sala de enjuiciamiento (SSTC 32/1994, de 31
de enero; 196/1995, de 19 de diciembre; 63/1996, de 16 de abril; 205/1997, de 25 de
noviembre; 18/2000, de 31 de enero, FJ 5; 69/2001, del Pleno, de 17 de marzo, FJ 2; así como
en los AATC 168 y 173/1995, de 6 y 7 de junio; y 414/1997, de 15 de diciembre).
Hemos de poner de relieve que las recurrentes (una declarada en rebeldía y la otra
acusada, contra quien se ha decretado la apertura del juicio oral), tienen todavía, en su caso, la
oportunidad procesal de plantear al Tribunal de enjuiciamiento, como artículo de previo
pronunciamiento, la declinatoria de jurisdicción que fundamenta su queja (arts. 26, in fine y
666.1ª de la LECrim.). Por tanto, en principio, cabe concluir que la pretensión de amparo
analizada -sin anticipar juicio alguno sobre la verosimilitud de la lesión denunciada- se
encuentra dentro de la regla general de inadmisibilidad por falta de agotamiento de la vía
judicial previa que hemos expresado en el fundamento jurídico cuarto.
24
Nos corresponde analizar ahora si la naturaleza y contenido del derecho alegado justifica
alguna de las excepciones que hemos reseñado en el fundamento jurídico quinto; esto es, si por
su contenido o por el cauce procesal utilizado, la queja puede ser analizada aún antes de haber
finalizado la causa penal en la que se plantea. En este sentido, hemos de destacar que existen
dos precedentes en los que este Tribunal ha considerado admisible el examen de la pretensión
de amparo que alega la vulneración del derecho al Juez predeterminado por la ley aún antes de
haber finalizado la causa en la que dicha cuestión incidental había sido planteada.
apreciar que, frente a la directa invocación del art. 24.2 CE en estos casos, no se oponía el
principio de subsidiariedad del amparo.
No constituye un fundamento adecuado que permita dar por agotada la vía judicial en
esta materia la alegación del contenido del derecho al juez legal como motivo de un recurso que
impugna una decisión cautelar, incidental o interlocutoria. No lo es porque quien ha de resolver
el recurso, sea el Magistrado instructor, la Sala de Admisión o la Sala de recursos de la Sala de
26
FALLO
Ha decidido
27
Inadmitir el recurso de amparo formulado por doña Mireia Boya Busquet y doña Anna
Gabriel Sabaté contra la providencia de fecha 29 de enero de 2018, dictada por la Sala Penal del
Tribunal Supremo en la causa especial núm. 20907/2017, que ha sido ratificada en súplica por
Auto de fecha 10 de abril de 2018.