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Nina Llinares

Manual
de aplicación de los
cuencos
tibetanos

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Dedico con todo mi amor este libro
a mi hijo Juan Edén, pues en su risa y en su voz
también he encontrado el sonido sagrado.

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Prólogo a mi primer libro de cuencos
(Editorial Terapion, España)

Cada vez son más las personas que se sienten atraídas por el sonido de
los cuencos llamados tibetanos, unos porque los han oído cuando alguien
en una feria alternativa los ha hecho sonar, y otros porque les ha llamado
la atención su forma, en una tienda o en casa de alguien, y entonces des-
cubren que este «mágico» sonido es ese sonido peculiar que se introduce
muchas veces en los CD de música New Age que tanto relajan.
Lo más gratificante es descubrir que cualquier persona puede hacerlo
sonar; no hace falta tener conocimientos musicales ni técnicas especiales
ni solfeo, ni estudiar ninguna técnica complicada... Sólo hace falta sentirse
atraído por él... Así de sencillo. Lo tomas en tus manos, coges su baqueta
y das un tímido golpe; a continuación «siempre» ocurre una de estas dos
cosas: o abres los ojos como platos mirando fijamente el cuenco (como
sorprendiéndote de que ese mágico sonido salga de él y lo hayas provocado
tú), o bien cierras los ojos y se te dibuja una tierna sonrisa en la cara.
Y a pesar de ser tan sencillo hay tantas y tantas cosas que se pueden hacer
con un cuenco tibetano que... aquí tienes este libro-manual recopilado en los
talleres–seminarios que desde hace algunos años imparto, y en los que día a
día, persona tras persona, grupo tras grupo, descubro cada vez más este soni-
do que hace el cuenco cuando «canta» y su «encanto» nos cautiva, y espero
que tú también, lector, quedes «encantado» con la experiencia.

Luz, Paz y Amor


En Alicante, bajo el signo de
Géminis del año 1997
Nina Llinares

Prólogo a mi primer libro de cuencos l 

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Consideraciones preliminares
a la presente edición

Estimado lector, muchas cosas han sucedido desde que en el año 1998
salió a la luz la primera versión de este libro, y de entre ellas, la más desta-
cable, es que gracias a ti, la presente edición ha podido ver la luz. Gracias
por tu interés. Gracias por estar ahí. Gracias por amar tanto como yo este
maravilloso sonido del cuenco tibetano.
Éste fue mi primer libro publicado y desde aquí, agradezco a Juli
Peradejordi, director de la Editorial Obelisco, su confianza y apoyo para
que de nuevo haya sido editado.
Numerosas han sido las personas relacionadas con las terapias holísticas
que, tras la lectura de este manual sobre el sonido del cuenco y sus aplicacio-
nes, lo han incorporado a sus sesiones terapéuticas y me han ido participan-
do periódicamente sus resultados tanto a nivel profesional como personal.
Por mi parte, yo también he ido «creciendo» y aprendiendo; el
so­­nido del cuenco tibetano me ha llevado a impartir mis talleres en
México, donde aprendí mucho con los sanadores de sonido chamánico,
en Argentina, donde tuve el honor de dar un concierto de sonido sagra-
do con Albert Rabestein y sobre todo, en los últimos años, he seguido
ampliando mis conocimientos sobre sonido gracias a la inestimable apor-
tación de mi esposo, Oswaldo Rocha, ya que es músico y compositor
profesional especializado en percusión y con quien comparto mi interés
por los instrumentos étnicos. Juntos hemos dado conciertos que han teni-
do una maravillosa acogida y han despertado un poco más el interés en
la recuperación de este sagrado instrumento. Por todo esto y mucho más,
aquí tienes en esta edición, más información sobre el uso y las aplicacio-
nes del sonido sagrado del cuenco tibetano.

Consideraciones preliminares a la presente edición l 11

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Te invito, también a ti lector, a que me hagas llegar tus sugerencias,
resultados, inquietudes y todo lo que te inspire y quieras compartir tras la
lectura de este libro... pues cada vez somos más las personas unidas por
esta onda circular que nos permite reencontrarnos de nuevo tras muchos
ciclos que sólo el sin-tiempo recuerda y que el sonido sagrado del Om
que emite el cuenco nos trae.

Luz, Paz, Amor, Alegría y Bendiciones


En México, bajo el signo de Virgo

Nina Llinares

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1. El origen de los cuencos tibetanos

En los Monasterios del Tíbet, el uso del cuenco


era una práctica habitual para la consecución de
estados meditativos, equilibrio de los hemisferios
cerebrales y de la propia polaridad. Los monjes
tibetanos conservaban de esta manera un equilibrio total entre el cuerpo
físico y los cuerpos sutiles. El sonido del cuenco les ayudaba a mantener
la salud a nivel físico. Para este fin practicaban el sonido gutural que llega
hasta el nivel celular, haciendo que todas las células recibieran el sonido
único y personal realizado con el instrumento interno que son las cuerdas
vocales y que cada célula reconoce como vibración de bienestar, lleván-
dolas a sentirse en su día a día en perfecto equilibrio y armonía.
Estos cuencos estaban hechos de forma artesanal y su composición incluía
la combinación de siete metales (el siete es el número del poder en equilibrio).
Estos siete metales eran: oro, plata, níquel, cobre, cinc, antimonio y
hierro. En algunos textos se da la información que se utilizaba «hierro
espacial»; es decir, meteoritos.
Actualmente es muy difícil encontrar estos cuencos elaborados de
forma artesanal. Para su realización los monjes artesanos disponían sobre
una plancha la mezcla de estos metales fundidos formando un círculo, y a
base de golpes precisos le iban dando su forma característica. Es por este
motivo por el que los auténticos cuencos del Tíbet y Nepal presentan ese
aspecto rudimentario (se notan los golpecitos y hendiduras).
Hoy en día se siguen mezclando metales para su elaboración, aunque
suelen combinarse tres metales: cobre, bronce y hierro, y lógicamente, ya
no son los monjes artesanos del Tíbet quienes los fabrican.

El origen de los cuencos tibetanos l 13

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Hay cuencos de diferentes tamaños y grosores. Cuanto más fina es
su estructura más intenso y rápido será hacerlo cantar, y su sonido va a
depender de la resonancia personal; es decir, que nos «encante».
Los mismos monjes tibetanos hacían de forma artesanal los auténticos
cuencos tibetanos destinados para la sanación y los rituales sagrados.
Estos cuencos pueden tener una antigüedad, como mínimo, de cua-
renta o cincuenta años. Resulta excepcional hoy en día encontrar uno de
estos cuencos, y además su precio puede resultar muy elevado.
He tenido la suerte de poder encontrar algunos de estos cuencos
ocasionalmente en algunos rastros o mercados al aire libre en algunas ciu-
dades de Europa y Latinoamérica y su energía es muy poderosa... se siente
que su vibración al hacerlos sonar, de algún modo, es diferente, como
si conservaran todo el amor de su anterior propietario. Este hecho me
lo han corroborado personas que han acudido a mis cursos y que también
han adquirido de esta manera su cuenco tibetano.
Hoy en día, del Tíbet, Nepal y la India nos pueden llegar cuencos
elaborados por artesanos de allí, puesto que la demanda turística como
objetos decorativos va en aumento, además de la utilización meditativa y
la faceta terapéutica que van incorporando algunos sanadores, terapeutas,
etc., como ayuda a las nuevas terapias vibracionales y energéticas a través
del sonido de los cuencos tibetanos.

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2. Saber elegir tu cuenco tibetano

Podemos encontrar cuencos tibetanos arte-


sanales en tiendas denominadas de la «Nueva
Era»; es decir, en lugares especializados en
libros de crecimiento personal, inciensos,
esencias florales, música de relajación, etc.
También en ferias de artesanía étnica, en
establecimientos especializados en produc-
tos orientales e incluso en algunas tiendas de objetos de segunda mano y
anticuarios de algunas ciudades tanto de Europa como de Latinoamérica.
Muchas personas me han contado la cadena de sincronicidades (que
más parecen circunstancias mágicas que casualidades) por las que su
preciado cuenco tibetano ha llegado a sus vidas, como si una cadena de
causalidades hubiera permitido que fuera el cuenco quien los ha elegido
y no al contrario.
Para elegir un cuenco tibetano no conviene ir con prisas, ya que debe-
mos tomarnos un tiempo para sostenerlos uno a uno en nuestras manos
y hacerlos sonar, sentir su peso, su particular energía, su forma. Visualmente
no tiene nada que ver el que nos parezca más o menos atractivo. Lo impor-
tante es hacerlos sonar y sentir cómo «resuena» en nuestro interior.
También conviene que valoremos la diferencia entre sostener en nues-
tras manos un cuenco tibetano realizado de forma artesanal y un cuenco
fabricado de forma industrial: ésta es una experiencia muy personal que
sólo puede apreciarse de forma práctica por uno mismo: hay bastantes
diferencias entre uno y otro, principalmente de precio (evidentemente
los cuencos industriales son mas baratos y mas estéticos), pero recuerda:

Saber elegir tu cuenco tibetano l 15

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todo objeto sagrado no tiene precio sino valor. Aun así, puede que sientas
algo especial al hacer sonar un brillante y dorado cuenco realizado con
molde industrial y que te enamore su sonido… entonces, si tu corazón te
dice que ése es tu sonido, hazle caso ya que lo importante no es lo que
yo pueda decirte sino lo que te diga tu corazón.
Si bien es cierto que la elección de un cuenco tibetano es muy perso-
nal, se puede dar el caso de que quieras adquirirlo para regalárselo a otra
persona, en este caso mi sugerencia es que igualmente sientas su sonido
y energía tomándolo entre tus manos y haciéndolo sonar, sintiendo su
vibración mientras piensas en la persona a la que se lo vas a obsequiar
tratando de imaginar el sonido «que mejor le resonará»: si confías en tu
intuición, seguro que no te equivocarás.
No es necesario tener ningún conocimiento previo para saber tocar el
cuenco tibetano, pero es importante que tengas en cuenta estas sencillas
sugerencias:

3 Toma entre tus manos el cuenco tibetano que ha


llamado tu atención; siéntelo, obsérvalo, mira
su interior y su exterior (algunos cuencos tibe-
tanos han sido decorados con dibujos o letras
de lenguaje sánscrito o gurumuki, otros han sido
coloreados, algunos tienen una apariencia de ser
muy muy viejos, incluso usados…. no te dejes llevar por las apa-
riencias: si tu intuición te ha llevado a tenerlo entre tus manos:
siéntelo, siente su energía).
3 Coge con tu mano diestra la baqueta de madera golpeadora y
acércala al borde del cuenco: recuerda sostener el cuenco tibeta-
no en la palma abierta de tu otra mano con los dedos extendidos,
de lo contrario, cuando lo golpees, la sujeción de tus dedos parará
la emisión del sonido y apenas notarás su increíble vibración.
3 Ahora sin dudar, golpea suavemente pero con firmeza el borde
del cuenco. Quizá te sirva el modo en el que yo doy el golpe:
apoyo mi dedo índice sobre la baqueta de madera y de esta forma
dirijo el golpe con firmeza y suavidad a la vez.
3 No dudes en que el golpe será el adecuado y no te aflijas si no
lo consigues a la primera; recuerda que todo es práctica y en
ocasiones lo sencillo nos parece complicado. No te preocupes si

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el golpe se lo das «al aire»; seguro que en tu segundo intento lo
consigues.
3 Cuando por fin tengas ya la seguridad de que el golpe dará justo
en el borde del cuenco, cierra los ojos y disfruta del maravilloso
sonido que emite tu cuenco.
3 Siente los diferentes sonidos que hay dentro de la vibración que
emite tu cuenco: sentirás que hay un sonido ascendente, otro
hace como ondas expansivas y otro más emite tenuemente un
maravilloso Om.
3 ¡Felicidades, lo has conseguido¡ Ya eres una persona experta en el
sonido sagrado del cuenco tibetano.
3 Ahora, en tus siguientes golpes al tañer tu cuenco puedes sujetar­­-
lo con tu mano diestra mientras dura el sonido y lentamente
su­bir­lo y bajarlo por el centro de tu cuerpo, acercándotelo al oído
cuando pa­rezca que se ha extinguido el sonido para sentir cómo
todavía perdura su vibración.

De esta manera puedes realizar una preselección hasta determinar cuál es


el cuenco tibetano que mejor suena con tu propia vibración. Puede ocu-
rrir que sea más de un cuenco los que quieran que los lleves contigo.
En cuanto al tamaño, también es algo que tendrás que sentir: los cuen-
cos pequeños emiten un sonido más agudo mientras que los cuencos de
mayor tamaño tienen una vibración sonora mas grave como te explicaré
más adelante.

El sonido del cuenco cantor: el Om

Además del sonido que se logra al golpear el borde del cuenco con la baque-
ta, puedes hacer «cantar al cuenco». Se le llama así al sonido que emite el
cuenco al pasar una baqueta de forma vertical por el borde de su contorno
mediante una presión continuada hasta lograr que emita un especial y agudo
sonido. Para ello es conveniente utilizar una baqueta de madera a la que pre-
viamente se habrá forrado con una tela como, por ejemplo, piel de gamuza
(de venta en tiendas especializadas para el curtido de pieles, material para
artesanos zapateros, etc.). De esta manera evitaremos que la madera sin forrar
resbale sobre el borde del cuenco y produzca distorsiones en el sonido.

Saber elegir tu cuenco tibetano l 17

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Podrás comprobar que este sonido va más allá de la realidad. Si lo dejas
sentir con los ojos cerrados, notarás cómo su energía sonora toma forma
en espiral ascendente, ya que ésta es la manera en la que muchas personas
logran entrar en trance y conectar con realidades paralelas expandiendo su
percepción. Por otra parte, también hay personas a las que les resulta exce-
sivo el sonido tan agudo que emite el sonido del cuenco cantor y prefieren
sin ninguna duda el sonido que emite al golpear su borde.

Girar en sentido horario

Puedes hacer cantar el cuenco tanto en sentido horario como antihorario.


Es decir, girando la baqueta de madera por el borde externo del cuenco
sin levantarla, hacia la derecha o hacia la izquierda. En sentido horario
activamos la energía, expandimos, invocamos ayuda a los planos superio-
res de conciencia y ampliamos nuestra propia percepción interna.
El sonido que surge es expansivo.
Este sonido, en cuanto a la sanación equilibra nuestro campo electro-
magnético o aura, lo vigoriza y le da energía. Sentiremos cómo nuestros
centros vitales o chakras se armonizan y cómo se da una especial expan-
sión de nuestro chakra corona.

Girar en sentido antihorario

Cuando hacemos sonar el cuenco con la baqueta en el sentido contrario


de las manecillas del reloj, lo que hacemos es atraer la energía hacia
dentro; es ideal para concentrarnos. De esta manera podemos limpiar
nuestra aura de energías parasitarias o de vibración lenta, estancada o
blo­queada en alguna parte de nuestro cuerpo tanto en el aura como
en la energía interna, es decir la energía que puede haberse acumulado
en forma de molestia o dolor en alguna de nuestras vísceras, órganos
o sistemas. Éste es el principal motivo por el que ante un dolor muscular o
de cabeza, cuando es de tipo energético, en la mayoría de ocasiones no se
obtiene ningún diagnóstico a pesar de habernos hecho pruebas o análisis
y sin embargo el dolor o molestia sigue estando presente, notaremos que

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al pasar el sonido del cuenco alrededor de la zona afectada, iremos notan-
do cómo pueden aliviarse e incluso desaparecer dichas molestias.
En este sentido, cuando la zona que nos causa molestias esté situada
en una parte del cuerpo donde nos resulte fácil y cómodo aplicarnos el
sonido del cuenco, sólo tendremos que hacerlo sonar y dirigir el sonido
hacia dicha zona, dejando que el efecto armonizador de la vibración del
cuenco, repare el desequilibrio de la energía, para lo cual permitiremos
que el sonido sea «absorbido» por completo, esperando que finalice la
vibración para emitir de nuevo otro golpe sobre el borde del cuenco con
la baqueta que hayamos elegido para tal fin.
En el caso de que la zona que queramos tratarnos no esté al alcance
o comodidad de nuestros brazos (la zona de la espalda por ejemplo)
tendremos que pedir a otra persona que nos realice esta sencilla terapia
vibracional tras indicarle cómo debe realizar el golpe o tañido del cuenco
según sea nuestra preferencia.
Por supuesto que esta forma de aplicación del sonido del cuenco es un
remedio puntual y temporal que no sustituye en modo alguno al hecho de
recibir una sesión completa de sonido de cuencos tibetanos de manos de un
terapeuta especializado en el sonido del cuenco.

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