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Conflicto de Competencias 100%.PDF Cambio
Conflicto de Competencias 100%.PDF Cambio
DOCENTE:
XXXXXXXXXXXXX
TEMA:
“CONFLICTO DE COMPETENCIA”
CICLO: VIII
ESTUDIANTE:
XXXXXXXXXXXXXXXXXXX.
AYACUCHO-PERU
2018
DEDICATORIA:
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II. COMPETENCIA
El proceso competencial consiste bien en la vindicación o bien en la determinación
de una potestad constitucional o, cuando menos, de relevancia constitucional, caso
este último referido a las atribuciones conferidas por ley orgánica a un ente estatal
creado por la Constitución. Contrario sensu, no es posible controlar a través de un
proceso competencial la concordancia de un acto determinado con el contenido
sustantivo de la Constitución, si es que éste cumple con las condiciones formales y
materiales de competencia. Tal pedido debería dilucidarse en el marco de los
procesos constitucionales de control de actos, como son el hábeas corpus, acción de
amparo y hábeas data.
Se advierte además una doble finalidad en el proceso; por un lado, el
pronunciamiento sobre la titularidad de una competencia, y por otro, la legitimidad
de determinada decisión (expresada en alguna disposición, acto o resolución),
emitida con vicio de incompetencia; no podría existir conflicto si la duda sobre la
titularidad de la competencia no se materializa en alguna decisión concreta, o si,
existiendo esta, no se fundamenta en una vulneración del orden de competencias.
Habiéndose definido a qué nos referimos cuando hablamos de proceso competencial,
se presenta a continuación una revisión de un dato general sobre este proceso. Se
analiza descriptivamente una disparidad en la utilización de este proceso en el país
por parte de los legitimados activos, tomando en cuenta las 103 demandas ingresadas
desde 1997, año en que se presentó la primera demanda, hasta el año 2015.
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constitucionalidad para generar un acto estatal. Ahora bien, en términos
generales en este tipo de proceso constitucional se debe advertir competencias
que precisan sus ámbitos personales, material, temporal, territorial, sobre el cual
se hablará más adelante, y procesal. Así, la Constitución y demás normas del
bloque de constitucionalidad pueden establecer: qué tipo de acto estatal puede
ser realizado por un determinado agente u operador del poder político, pues es
usual que la actividad de las autoridades se exprese en algunas de las funciones
estatales (normar, administrar ejecutar, dirimir conflictos, controlar)
(competencia material); qué operadores o agentes del poder político se
encuentran facultados para realizar un determinado acto a nombre y en
representación del Estado (competencia personal); el período de validez del acto
estatal ejecutado, toda vez que, en principio, la competencia no tiene
limitaciones temporales, a menos que la Constitución u otra norma determine
que tales atribuciones son categóricamente finitas o accidentales (competencia
temporal); y la forma o mecanismo cómo deberá realizarse el acto estatal para
conservar su constitucionalidad (competencia procesal).
El Tribunal Constitucional conoce los conflictos de competencia que opongan al
Poder Ejecutivo con uno o más gobiernos regionales o locales; a dos o más
gobiernos regionales o municipales entre sí; y a los poderes del Estado entre sí
o con cualquiera de los demás órganos constitucionales o a estos entre sí.
La existencia de un conflicto competencial no se desarrolla en abstracto sino que
está asociada necesariamente a una decisión concreta comisiva u omisiva.
Es la naturaleza y los caracteres que asume la denuncia de incompetencia del
acto u omisión lo que determina la clase de conflicto competencial y el tipo de
pronunciamiento que el Tribunal pueda expedir.
En ese sentido, es condición necesaria para la procedencia del proceso
competencial que existan una o más actuaciones estatales que adolezcan de
vicios competenciales.
Como el proceso competencial implica un examen de las competencias o
atribuciones de las entidades reconocidas constitucionalmente, es preciso
determinar en la demanda la existencia de un conflicto de competencia; es decir,
de qué forma una de aquellas entidades ha afectado las competencias o
atribuciones de otra, ya sea por omisión o comisión.
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3.1. COMPETENCIA DE RANGO O RELEVANCIA CONSTITUCIONAL
Para disponer la procedibilidad de una demanda competencial es preciso que ésta
verse sobre un conflicto de atribuciones o de competencias entre los órganos
reconocidos en la Constitución (poderes del Estado, órganos constitucionales y
gobiernos regionales o municipales), según competencias estipuladas en la propia
Constitución o en el bloque de constitucionalidad.
Ahora bien, a través del desarrollo jurisprudencial se ha distinguido el conflicto
constitucional de competencias del conflicto constitucional de atribuciones.
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son justiciables, salvo el caso en que los órganos jurisdiccionales encargados del
control y la defensa de la constitucionalidad se pronuncien sobre la existencia, a
favor de sí mismas, de una competencia jurisdiccional sobre la materia.
Asimismo, el poder conferido por una competencia reconocida a un órgano
determinado se manifiesta en el ejercicio de alguna función estatal, sea ésta
normar, llevar a cabo o ejecutar un acto administrativo, dirimir conflictos o
incertidumbres jurídicas, o controlar. En tal sentido, el vicio competencial
susceptible de ser conocido en un proceso competencial se presenta cuando un
órgano constitucionalmente reconocido se subroga inconstitucionalmente o
afecta a otro en el ejercicio de alguna de estas funciones
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Así, se ha establecido que los conflictos competenciales pueden ser alternativamente
típicos, positivos o negativos, o atípicos por menoscabo de atribuciones
constitucionales o por omisión en cumplimiento de acto obligatorio, catálogo que,
por supuesto, no agota las formas en las que puede manifestarse un conflicto
constitucional.
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del Estado, o cuando mediante la omisión de un determinado acto estatal obligatorio
se afecta el ejercicio de las atribuciones o competencias de otro1.
Puede ser de dos tipos:
o Clásico, que se presenta cuando más de un órgano constitucional se considera
incompetente para llevar a cabo un determinado acto estatal.
o Por omisión en cumplimiento de acto obligatorio o por menoscabo de omisión,
que no concuerda plenamente con la definición clásica del conflicto negativo, sino
que por no cumplir una entidad estatal con alguna actuación determinada, se
termina impidiendo que otra actúe conforme a sus competencias
3.3. PETITIUM
En la mayoría de los casos, el proceso competencial está orientado a recuperar o
defender determinada atribución o competencia asignada a una entidad pública por
el ordenamiento constitucional. Pero no es la única forma existente de plantear el
petitum. Así, se pueden encontrar tres opciones:
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También debe tomarse en cuenta que si el conflicto versare sobre una competencia o
expresada en una norma con rango de ley, el Tribunal Constitucional debe declarar
que la vía adecuada es el proceso de inconstitucionalidad.
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Tampoco es competente el Tribunal Constitucional para pronunciarse sobre un
posible doble régimen tributario que podría generarse como consecuencia de la
falta de delimitación territorial entre dos circunscripciones202.
No es objeto de un proceso competencial declarar que determinados actos
administrativos, como las resoluciones de alcaldía, son válidos o que ya no se
encuentran en vigencia, o determinar de alguna forma su eficacia temporal, pues
existen vías específicas claramente delimitadas para la discusión de tales
pretensiones. Entre tanto los actos administrativos no sean declarados nulos por
el propio órgano de la Administración o judicialmente se declare su invalidez,
tales actos gozan de la presunción de validez y, por ende, son de cumplimiento
obligatorio.
Tampoco existe en nuestro ordenamiento procesal constitucional, una acción de
‘falta de competencia’ de alguno de los poderes o entidades constitucionalmente
reconocidos.
De otro lado, en cuanto a la nulidad de resoluciones judiciales, en un primer
momento el Tribunal Constitucional entendió que dicha pretensión no podría ser
materia de un conflicto competencial, en tanto se trata de resoluciones con
calidad de cosa juzgada, cuyas principales características son la
inimpugnabilidad, la inmutabilidad y la coercibilidad. Posteriormente, sin
embargo, dicha postura fue modificada y luego matizada.
No es posible controlar a través de un proceso competencial la concordancia de
un acto impugnado con el contenido sustantivo de la Constitución, si es que éste
cumple con las condiciones formales y materiales de competencia.
Asimismo, resulta ajeno a la naturaleza del proceso competencial pretender
usarlo como mecanismo para impugnar resoluciones judiciales que, por ser
contradictorias entre sí, podrían ser idóneas para vulnerar los derechos
constitucionales del demandante209.
Finalmente, no es posible solicitar, vía proceso competencial, la nulidad de
resoluciones judiciales de amparo, puesto que ello debe dilucidarse a través del
proceso de amparo contra amparo.
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V. CONCLUSIONES
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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