Está en la página 1de 19

El tutor ignorante.

Hacia una de-formación de la función tutorial

1/18/2009 - Por: Francisco Mora Larch

Introducción.

La experiencia de trabajar de cerca con grupos de docentes que recibían o tomaban un


Diplomado básico de tutoría, me permitió ir visualizando y registrando, a veces de manera
dramática, los problemas que como docentes han enfrentado, pensando también en lo que
podrían encontrar en su futura práctica como tutores universitarios.

Todo partió de ofrecer a la Institución formadora, un seminario de entrevista psicológica en


el marco de una experiencia formativa usando la técnica de grupos operativos para
entrenar a los futuros tutores en el manejo de aquel recurso técnico-metodológico para el
trabajo tutorial.

Más allá de esto, pienso que la experiencia desarrollada con los compañeros docentes
permite pensar o re-pensar la cuestión de la formación de un tutor. Vale la pena señalar
que un Diplomado de 150 horas, podría llenar el hueco o la laguna que impide a un
docente ser un tutor. Los presupuestos pueden saltar a la vista.

Un docente universitario es un profesional que se dedica a la docencia, el nivel exigido a


este profesional, se entiende, debe ser formativo, no de instrucción o mera información.
Siempre hemos supuesto que los docentes deben ser para los niños, púberes,
adolescentes y jóvenes no sólo maestros o profesores que enseñen el contenido de una
materia o ciencia a los alumnos, antes bien, los maestros deben ser educadores en el más
amplio sentido del término, es decir, sujetos que formen a los estudiantes a su cargo, ya
que el maestro lo quiera o no, es un modelo o ejemplo para los estudiantes.

Esta es y ha sido la gran responsabilidad que los docentes han heredado de la función
magisterial, el docente es antes que un modelo de profesional y de educador, una especie
de líder que guía a los estudiantes no sólo a través de enseñar una disciplina o una rama
de ella, sino que es líder en el sentido más social o político del término, enseña la
convivencia, modela relaciones, fomenta y promueve ciertos estilos de vínculos con las
personas, con la realidad y con los objetos de conocimiento.

El docente es más docente en el ser que en el hacer y es que su hacer lo determina su


ser, un sujeto que deviene modelo humano, en el sentido de mostrar y enseñar cómo
tratar a los otros, cómo enfrentar la realidad, cómo transmitir la cultura y sobre todo el tipo
de relaciones que hay que aprehender (en un momento determinado de la organización
social) para bien del individuo y de su contexto, para asumirse como un socius político y
funcionar como agente de reproducción o de cambio social.

El docente como tutor.

La figura del docente se delinea en la imagen que le ha sido adscrita social e


institucionalmente, debe ejercer desde su magisterio, la vocación de ayuda que está en la
base de su profesión, de su "destino" o inclinación: Se podría formular así: "ayudar a

otros a crecer", prepararlos con "las armas del conocimiento", de las disciplinas, e
instrumentarlos para enfrentar la realidad material y humana con el fin de defenderse y
enfrentar de la manera más adecuada "los peligros del mundo", (en palabras de Pichón
Rivière, que realicen "una adaptación activa a la realidad" [3]).

¿Cómo se hace esto? El docente intuía, y muchas veces estaba convencido de que a través
de su enseñanza logrará inspirar y transmitir a los estudiantes el amor a los libros, a la
lectura, a la instrucción, al conocimiento crítico de la realidad material y social, al fomento
de ciertos valores que deben ejercerse desde la posición de autoridad por el saber, y el
compromiso moral y humano que comporta ejercer su propia labor docente.

La imagen fomentada del docente por los aparatos del estado, era el de ser una especie de
tutor, que se encargaba de educar a las futuras generaciones de hombres y mujeres, no
sólo de instruirlos sino de formarlos como personas "inteligentes" y comprometidos con la
justicia, la igualdad y la democracia.

Así, más allá de las tareas académicas, el profesor buscaba conscientemente formar a los
alumnos como personas íntegras para la convivencia social y humana, aunque lo hiciera
más por intención, por experiencia, por intuición que por una formación que lo
instrumentara para esta labor. Se le otorgaba una confianza casi incuestionada basada en
la idea mesiánica de ser una especie de "segundo padre", poseedor de autoridad vía la
apropiación de un saber, imagen matizada por las características de padres idealizados,
demasiado atareados como para poder dedicar a los muchachos un tiempo que parece
caro a todos y que pocos están dispuestos a otorgar.

Sin embargo, me sigue pareciendo que la función educativa de los docentes debería
mantener o conservar ciertas funciones que, muchas veces, no quieren ser ejercidas por
ellos, una forma de resistirse a algo que internamente desean: estar más cerca de los
estudiantes, compartir con ellos sus problemas y conflictos; sentir el ser apreciado e
integrado como figura significativa por los alumnos. La congruencia con un rol tutorial, en
este caso, se ve obstaculizada por la falta de compromiso del docente consigo mismo, por
los déficits de auto-conocimiento que demuestra y las dificultades neuróticas no atendidas,
que le impiden establecer vínculos más cercanos y auténticos con sus alumnos (4).

Los problemas en la institución.

Los problemas actuales de las instituciones educativas son muchos y muy variados, desde
los problemas de falta de recursos económicos, pasando por la falta de preparación y de
formación de los docentes, hasta llegar a las problemáticas especificas de los estudiantes.
Podríamos establecer tres tipos de problemas que enfrenta toda institución:

1) Problemas a nivel de la propia institución (falta de recursos, estilos de gestión directiva y


educativa, etc).

2) Problemas a nivel socio-dinámico (entre personal administrativo y docente; problemas


inter academias; problemas entre grupos de docentes; entre maestros yalumnos; entre
grupos de clase o grupos de alumnos).

3) Problemas psicosociales: dificultades en el ejercicio de la docencia; dificultades escolares


de los alumnos; psicopatologías de maestros al ejercer la función docente, chantajes
económicos y emocionales con los alumnos, agresividad y sadismo en la enseñanza; los
"nuevos" problemas que presentan los alumnos: agresividad y rebeldía en el aula o en la
escuela; conductas socio o psicopáticas; sufrimientos y dificultades de los alumnos cuyos
padres tramitan un divorcio; suicidios entre los estudiantes; estados depresivos; cuadros
de ansiedad pre y post exámenes; drogadicción; embarazos prematuros; violaciones en los
campus universitarios; fallecimientos, anorexias y bulimias; problemas de orientación
vocacional y educativa, etc..

La mayoría de los problemas que enumero me fueron compartidos en el Seminario de


apoyo sobre "la entrevista psicológica en tutoría y docencia" por los docentes que asistían
a este curso teórico vivencial. Los docentes usaron el espacio ofrecido en el taller para
externar sus malestares existenciales, administrativos, laborales, experiencias de mucha
frustración cuando la institución les pide realizar tareas para las que no existen las mínimas
condiciones materiales, y ni siquiera sienten el apoyo administrativo de la autoridad para
llevarlas a cabo.

Esto exigiría de la institución educativa un serio trabajo de reflexión sobre su gestión y


recurrir a realizar un Análisis Institucional que permita favorecer los cambios que se
plantean; combatir y eliminar las disociaciones y los dobles discursos que nos envía la
institución en su funcionamiento contradictorio y "normativizante".

El fracaso de la función docente.

Un problema crucial es la cuestión de la formación de los profesores y docentes. En todo


caso, si las crisis recursivas de la institución educativa son o parecen cíclicas, es porque no
hemos sabido definir objetivamente los problemas y la mejor forma de resolverlos. Hay una
gran dificultad para reconocer el fracaso de la función docente (5); ¿cuál es esta?

A la escuela y en concreto, al docente o maestro, se le demanda como función que no sólo


instruya a sus alumnos, sino que sobretodo forme personas, ciudadanos conscientes y
responsables, aptos para la convivencia humana y social. Esto se lograría a través de una
práctica específica que es la enseñanza. Enseñar, del latín popular, según Debesse (6)
significa "proporcionar signos, significar, indicar, y más tarde instruir, transmitir un saber".
Me parece valiosa la referencia, en el sentido primero de que lo que hace un padre con sus
hijos, es irles proporcionando más allá del alimento y del cuidado físico necesario -pero
insuficiente para la existencia humana-social-, el significar cada experiencia, atribuir signos
a cada sensación, cada percepción, cada dolor, molestia o placer; es irlos formando como
seres sociales, seres de lenguaje, al remitir cada experiencia a signos lingüísticos que
establecen un registro simbólico de lo vivido, a palabras- significantes que separan y a la
vez permiten poder vincular al sujeto a su mundo, a la cultura en laque nace.

Bajaríamos un peldaño en la escala de la socialización, si buscáramos sólo instruir, enseñar


una actividad sin lograr que esta sea significativa para la persona, pero esto es lo que ha
logrado con éxito la escuela, alejar y separar los signos (aprendizaje intelectual) del
significado y el sentido que conllevan para la vida práctica y para la convivencia humana,
es el momento en que la educación se muestra renunciando y perdiendo el sentido de su
labor: formar personas. No es gratuita la adhesión de J. Ranciere a J. Jacotot (7) al aceptar
el postulado de que el aprendizaje discursivo a través de "la explicación mediadora" del
maestro produce atontamiento.

Del tutor académico (o más de lo mismo).

"Es difícil comprender hasta qué punto estamos encerrados en nosotros mismos. Hasta qué
punto percibimos a los demás a través del prisma deformador de nuestros deseos y
nuestros arquetipos"

Levy-Valensi, E.
El Diálogo Psicoanalítico.

Justo y después de verificar y corroborar el fracaso de la educación en todos los niveles


(primaria, secundaria, preparatoria, universidad), se intentan paliar los errores, las fallas,
los descalabros que provoca el fracaso de la institución educativa (8).
Pero se recurre a querer solucionar los problemas con los mismos métodos que han
mostrado su ineficacia e inoperancia: más información; instrucción; explicaciones;
memorización; exámenes, acumulación de conocimientos, ampliación de contenidos, pero
no asimilación, procesamiento e integración de la información, se quiere ampliar el
contenido del pensamiento, pero no se proporcionan herramientas para pensar.

Filosofía de base de la práctica educativa para formar tutores: que el docente aprenda, que
se forme como tutor no importa como; el asunto es hacer, no pensar, acreditar y/o de-
formar nuevos tutores al igual que instruimos de-formamos estudiantes y profesionales, al
cabo que si nos equivocamos ponemos un parche y rehacemos todo las veces que sea
necesario, lo importante es "que nos vean trabajar y que estamos ocupados en el asunto".

Los actuales programas de tutoría a nivel universitario se diseñan con una fórmula: más de
lo mismo; este hecho implica que los pedagogos y docentes no se permiten usar el
pensamiento y la reflexión para re-pensar, re-plantear y no sólo constatar los problemas
educativos y las causas que los originan. La introducción del término Tutor y Tutoría, nos
puede hacer pensar en una reformulación de los problemas, aunque las desventajas siguen
siendo palpables. Por ejemplo: se puede proponer que un Programa Institucional de
Tutoría Académica o Integral puede y debe lograr resolver las problemáticas centrales que
aquejan a la institución universitaria:

1. Bajo nivel y rendimiento académico;


2. Una mediocre eficiencia terminal;
3. Alto nivel de deserción escolar.

De entrada, la propuesta se antoja irreal; si todo el aparato burocrático y operativo no


resuelve la cuestión ya no de una formación humana sino ni siquiera un nivel aceptable de
instrucción intelectual e instrumental operativa de los egresados. A la vez, la forma de
ensayar soluciones, parece carecer de una teoría que de cuenta de una función docente
efectiva y eficaz a la hora de educar de manera integral a los estudiantes.
Esto sin pensar por ejemplo en que los que egresan, serían realmente profesionales
habilitados para ejercer la profesión sólo por que obtuvieron su kárdex o lograron un título
académico (y sólo eso).

De cómo la institución queda intocada.

Pero sobre todo, el mensaje implícito para los tutores-docentes es el siguiente: Si la


universidad, si la institución educativa no va, no es por ella, es por los muchachos, por los
alumnos, por los estudiantes que no estudian, que no piensan, que no se interesan por
nada. Y los docente y maestros, olvídense de criticar o revisar las concepciones
pedagógicas, didácticas e instrumentales que poseen. En todo caso obtengan una garantía:
los docentes ya no serán cuestionados en su hacer, en su pensar, en su persona, en su
verborrea, en su demagogia, en su actuar psicopático; si el alumno falla o causa
problemas, mándenlo a una tutoría para resolver sus broncas o lo que su fracaso origine.

Los muchachos pasan, la institución permanece. Parece que se realiza y cristaliza la Idea
en uno de los pocos entes institucionales todavía creíbles o con credibilidad en sus
intenciones mesiánicas: la escuela. Así que dejen intocada a la institución educativa, ella es
un presupuesto, la escuela no es más un producto social, como muchas otras cosas, debe
pasar como un ente natural sin el cual la vida es impensable, ha alcanzado un estatus
ontológico de realidad natural con la cual hay que tratar cualquier asunto relacionado con
la constitución del humano como ser socializado (o robotizado)

La organización y administración, escolar es consustancial, no la cuestionen, no se


cuestionen, no piensen, sólo hagan, sobretodo llenen su tiempo de trabajo administrativo,
muchos reportes, muchos números, cantidades y sobre todo estadísticas, ya que ellas les
proporcionaran la verdad sobre lo que sucede con estos pollos o ratas (porque si
cuantificamos lo humano, este se convierte en un número, y como tal intercambiable) que
amaestramos, que domesticamos, que logramos hacer competitivos en la incompetencia.

Vayamos a aplicar aprendizaje por competencias, o sea, que los chicos sean competentes
en el sentido de que es capaz de poder hacer cosas, eso sí, menos pensar, la idea es hacer
para ser competitivos; aquí, es donde se da una vuelta de tuerca de manera subrepticia:
No se trata de ser persona para hacer cosas; en la ideología de las competencias, se trata
de que sepas hacer, aunque no seas persona, es más, la única manera de ser persona sólo
pasa a través de hacer cosas, aunque no tengan un sentido humano para ti.

Un problema no resuelto. La formación del tutor.

"La personalización es una tarea del comportamiento: captar la realidad con profundidad y
sentido crecientes y no contentarse con realidades pragmáticas superadas, que se vuelvan
'simulacros' vacíos de sentido".

Caruso, Igor.
El Psicoanálisis Lenguaje Ambiguo.

El problema central de la educación, es el problema no de la instrucción, ni de las


competencias sino de la formación de los sujetos, ciudadanos libres, conscientes,
responsables, adaptados críticamente a la realidad, no entes pasivos que no piensan y sólo
saben hacer cosas (por lo regular sin pensar).

Me refiero aquí, que si el docente no tiene tiempo ni aptitudes para formar íntegramente a
sus alumnos, por lo menos la aparición de la figura del tutor debería paliar la omisión de un
tutor en la escuela que se ocupe de formar a los estudiantes de manera integral. Pero la
oportunidad de trabajar la formación integral de los alumnos puede perderse si queremos
que el tutor refuerce la de-formación que ya produce un trabajo no reflexivo e ineficaz de
la práctica docente convencional en general.

Pero ¿qué es formar?, ¿cómo se forma una persona que "desea formarse"?; ¿qué proceso
debe recorrer un docente que en vez de instruir, busque realmente educar a los alumnos?
Desde los T Group de K. Lewin (9), los Grupos de Terapia de W.R. Bion (10) en Inglaterra,
junto a los Grupos Operativos de Pichón Riviere (11) en Argentina, surge una tradición en
la que se conjuga el interés por los fenómenos que se producen cuando un grupo de
personas se reúne y mantiene unos lazos lo suficientemente estables y profundos como
para constituirse en un grupo.
Se harían luego explícitas las ideas desde la pedagogía francesa con Gilles Ferry (12), en
los años 60s para "descubrir el grupo de formación", cuando en una clase, el profesor
renuncia a su rol tradicional y se convierte en un facilitador o monitor que acompaña al
grupo (y sólo eso) en su propio proceso de aprendizaje, esto implicaría que el tipo de
vínculo establecido con el adulto (o docente) produce modificaciones que inciden no sólo
en la apropiación de contenidos académicos a nivel mental sino en los procesos de
formación de los alumnos (re-estructuración o modificación) cuyo efecto logra un cambio
de la posición subjetiva del sujeto.

Pero los teóricos del trabajo psicoanalítico en grupos nos ofrecen herramientas
conceptuales para pensar los procesos formativos: Missenard menciona que "la formación
no consiste en dar a cada uno (de los participantes de un grupo), una 'forma' previamente
definida, sino en ubicarlo en una situación tal que le permita iniciar un movimiento
personal, en el momento en que lo demanda". El trabajo con la concepción operativa de
grupo, requiere de una elaboración grupal, teniendo como intermediaria la tarea, y se basa
en un reacomodo de las identificaciones de cada uno de los "yo" de losparticipantes (y en
su relación con el coordinador).

Este movimiento de las identificaciones permite comprender la formación esencialmente


como una de-formación, una pérdida de las 'formas antiguas' (formas de relación con la
tarea o tema; formas de relación con los otros y consigo mismo), los participantes re-
estructuran su economía psíquica afectando directamente al yo en sus percepciones, en
sus formas de ser y hacer, la subjetividad primaria es trastocada en función de la realidad
grupal que ayuda a tramitar los efectos y las influencias de lo social más amplio (13),
permitiendo que el yo de los participantes se reestructure en sus relaciones internas y
hacia el mundo externo, esto pasa a través de una labor de recomposición de las
identificaciones del yo del sujeto.

Al hablar de formación en el campo educativo, sostengo que sin descuidar el aprendizaje


intelectual o teórico de las disciplinas que se estudian, se intenta trabajar el campo de la
relación educativa, es decir, la modalidad del vínculo establecido entre educador-educando;
la experiencia de J. Jacotot hace doscientos años no dejó de incomodar a los pedagogos de
su tiempo: mostró que el profesor, al renunciar al vínculo intelectualizado de la explicación
y a la posición de autoridad que le confería un saber, se producían efectos sorprendentes
en los alumnos.

¿Qué resultaba?: lo primero era que en lugar de una línea de información unidireccional,
vía docente?alumnos se establecían múltiples vías de comunicación en red, intercambios
que fomentaban la expresión, pero también la recepción y la escucha del interlocutor: se
producía una re-estructuración de las relaciones educativas en el aula.

Más allá de esto, la educación formativa induce experiencias de relación que permiten
poner en cuestión la posición subjetiva de cada uno, la retroalimentación que provoca el
intercambio de información significativa produce efectos de sentido, favoreciendo la
reorientación de pautas de conducta y la modificación de estructuras vinculares
estereotipadas, logrando los sujetos recuperar márgenes amplios de libertad de acción con
mayor grado de conciencia individual y social.

En todo caso, un trabajo que provoque o promueva este tipo de resultados, nos habla más
del docente y de la labor que realiza en un registro que toma en cuenta las singularidades
de cada uno de los que ahí se forman, podemos hablar de un docente que se inscribe en
una labor cuyo primer eje lo conforma el trabajo con su propia subjetividad, superando
estereotipias y revisando una y otra vez lo hecho y el modo en que ha sido hecho.

La formalización de los grupos de formación, con un respaldo teórico sólido se lo debemos


tanto a la corriente francesa del "Trabajo Psicoanalítico en los Grupos" (14) (desde los
años setentas), como a la escuela argentina de Grupos Operativos (en la década de los
sesentas). Sin embargo, en esta última encontramos una síntesis superadora de dos
posturas que se fueron delineando en la práctica:

Frente a los grupos de discusión y pedagógicos que centraban su atención en los


aprendizajes intelectuales (dinámica de grupos), aparecen los grupos "sin tarea" explícita
manifiesta, pero poniendo el énfasis en aprendizajes vivenciales y sirviendo como espacios
de entrenamiento en las relaciones y los vínculos interpersonales (laboratorios de
relaciones humanas), muchas veces descuidando los aprendizajes intelectuales. Más allá de
ello, la concepción operativa de grupo realiza una síntesis superadora de ambas posturas
(15).
Los grupos operativos se definen por estar centrados en una tarea (16), objeto y medio de
su aprendizaje (teórico), sin embargo, retoman de la segunda vertiente el aprendizaje de lo
vivencial, cuando un grupo se conjunta cara a cara para enfrentar y resolver los problemas
que la tarea teórica e intelectual les propone. Diríamos de nuevo con Jacotot-Ranciere, que
cada sesión grupal lleva a una aventura intelectual y humana, donde se apunta, en un
proyecto ideológico explícito, a un proceso de "emancipación intelectual" (17) y personal-
grupal.

La formación en grupos, nos habla de una experiencia y una práctica que apunta tanto a
un trabajo externo (cambios efectivos en los vínculos con la realidad), con herramientas
internas (conceptuales y afectivas), como a un trabajo interno, (re-estructuración de las
identificaciones primarias y narcisistas), con "herramientas externas" (conceptuales y
procesos vivenciales) que permiten y producen modificaciones de la realidad externa (el
grupo con el que se trabaja), como procesos de modificación interna (re-organización de la
economía psíquica y de las estructuras identificatorias constitutivas del troquelado yoico, en
el nivel de la subjetividad primaria de los sujetos participantes en la experiencia).

El tutor ignorante. Un tutor en desarrollo humano (a falta de mejor término).

"Antes de ser el acto del pedagogo, la explicación es el mito de la pedagogía, la parábola


de un mundo dividido en espíritus sabios y espíritus ignorantes, espíritus maduros e
inmaduros, capaces e incapaces, inteligentes y estúpidos.

Ranciere, J.

El Maestro Ignorante.

¿Qué es lo que debe hacer un tutor en la escuela?, ¿cuál deber ser su formación?; ¿qué
orientación debe darle a su labor crítica como tutor?, ¿qué función debe cumplir como
tutor, que no como docente? Una posible respuesta a las preguntas planteadas se
condensa en una propuesta de entrenamiento en un Diplomado de formación de tutoría en
desarrollo humano y estrategia grupal, esta propuesta fue planteada al equipo de tutores
de la Facultad de Psicología de la UANL. Poco tiempo después de recibida y gracias al
vinculo cercano sostenido con el Lic. Javier De León, docente de la facultad, se reformulo
el programa de tutorías en esta tomando una modalidad grupal.

El enfoque central parte de considerar que la figura del tutor se puede recortar en un perfil
armado por varias referencias históricas y modernas, pero que sobre todo debe estar
enfocado a promover el crecimiento personal, social, educativo y profesional de los
alumnos, favoreciendo y promoviendo explícitamente lo que Pichón Riviere menciona como
"una adaptación activa y crítica a la realidad" (19). Esto se logra a través del trabajo con
el esquema referencial y operativo de cada participante (con su subjetividad; este trabajo
sólo puede ser realizado si se crea una situación de formación, para esto nos apoyamos en
el dispositivo de la concepción operativa de grupo, aunado a las reglas de trabajo de los
grupos de formación analítica El esquema referencial operativo es una estructura subjetiva
abierta al intercambio con el mundo externo, estructura no acabada y de-construyéndose
permanentemente, en un inter-juego constante entre la fantasía interna y la estructura
social.

Vuelto un "operador social" y enfocado a la tarea anterior, el nuevo tutor no puede instruir,
ni dar clases, ni asesorar académicamente, ni enseñar técnicas de estudio, ni orientar, ni
dar consejos, tampoco a proteger o dar información que el muchacho fácilmente podría
obtener, sin necesidad de un tutor. En pocas palabras el tutor no puede ni debe funcionar
como funciona todo mundo en un nivel convencional dentro de la escuela.

Y no debería hacerlo porque se ha visto que esto de nada sirve o que incluso produce
efectos contraproducentes, si tenemos como objetivo que el estudiante estimule su energía
y sus deseos para un desarrollo independiente, responsable y comprometido con el entorno
social.

Quizás el tutor deba actuar como un "Maestro Ignorante", a la manera de un Jacotot-


Ranciere, estando presente como presencia significativa, con la voluntad de acompañar un
proceso y sólo eso; interesándose, verificando, mostrando con el ejemplo, limitándose a
constatar pero a la vez transmitiendo que se está seguro, por la "igualdad de las
inteligencias" (20), que cualquiera puede resolver los problemas que se le presenten en la
vida.

Los problemas educativos y escolares antes que ser obturados por respuestas no
pensadas, por soluciones que funcionan como taponamientos para evitar que el sujeto
hable, son sólo un pretexto para el aprendizaje (no sólo de los alumnos, sino sobretodo de
los docentes). Pero parece que cualquier problema que se presenta en la escuela debe ser
resuelto sin un análisis previo del problema, cuando esto se hace, sólo se lo constata y se
lo trata de resolver o "acallar" lo más pronto posible. Jamás se lo ve como un factor que
debe ser contextuado como emergente de un campo de fuerzas, síntoma de una situación
socio-dinámica que requiere de una "lectura sintomal" que detecte que todo fenómeno
humano, es un hecho construido colectivamente.

En todo caso requeriríamos un referente tan actualizado como el maestro ignorante de


Jacotot-Ranciere, es decir, la propuesta más viable en el momento actual puede ser la
construcción de-construcción del perfil del tutor académico, apuntando a lo que podríamos
denominar un Tutor Ignorante en el modelo de Jacotot-Ranciere.

El tutor ignorante desarrolla una filosofía de base: todo ser parlante es capaz de aprender
cualquier disciplina; parte de un presupuesto: la igualdad de las inteligencias; accede a un
saber: mi saber no sirve sino como obstáculo al deseo de saber del otro; por lo tanto,
renuncia a su saber en la relación con el otro; posee la convicción de que el problema que
el otro enfrenta, puede ser resuelto por él mismo, con la ventaja de que si lo hace,
aprende a aprender sin la explicación mediatizada del maestro (alineación en un vínculo de
autoridad intelectual-dependencia emocional); al renunciar a su saber, el tutor puede
establecer "una relación de co-operación" no obturada por su propio saber; el saber
funciona como mecanismo fóbico por la angustia que despierta un contacto más directo y
no mediatizado con el alumno; basado en una relación de poder por el saber, el estudiante
está condicionado a ubicarse en una posición pasiva y de ignorancia con respecto al tutor,
espera de él la solución mágica a sus problemas.

El tutor ignorante simplifica el problema de los perfiles tutoriales, envía a re-pensar la


relación del docente con el saber académico, remite a una filosofía de la relación educativa;
plantea una reformulación de la función de la escuela en los tiempos postmodernos; envía
a de-mistificar el rol docente, lleva a adentrarnos en la educación formativa de maestros y
alumnos, y en particular cuestiona la política implícita de todo acto educativo.

Tutoría académica: una vuelta de tuerca a lo instituido.

Los problemas escolares, académicos y educativos no se problematizan, es decir, no se los


piensa como material a ser procesado, más bien se los clausura con una respuesta rápida e
inmediata sobretodo en bien de la administración escolar, se buscan además respuestas o
soluciones acordes a la lógica del mercado neoliberal: solución, rápida, efectiva o
productiva, funcional al sistema, que olvide al sujeto como ser ente social, apelando sólo a
un organismo que se adapta al medio, vuelto sólo sujeto de consumo … de exámenes de
regularización, que deje ganancias palpables.

Cada problema escolar, intelectual, educativo, es una oportunidad para aprender acerca de
esta realidad y crecer como persona desarrollando más y mejor nuestra humanidad, pero
nada se quiere saber de esto, hay una especie de clausura mental, de pensamiento o de
toda reflexión, como forma lógica que no debe ser cuestionada y de la que no debes
hablar y sobre la cual llamar la atención.

El mensaje implícito es que aprendas a hacer, sólo eres porque eres "hombre de acción",
porque la acción y la actividad producen resultados concretos que se traducen en
ganancias y te hacen ser un consumidor, no un ser humano. Y es que la ley del mercado
exige de los sujetos en la actualidad que su vida gire en torno a un único problema: cómo
ingresar a la maquinaria de circulación del mercado, la única que cuenta, si se es dueño,
agente productivo o si se es un consumidor de mercancías.

Aquel que no se ajuste a las leyes del mercado (poseedor, productor o consumidor),
deberá pagar con creces a nivel real y subjetivo el verse excluido de los circuitos de
intercambio comercial en los que todos desean verse inmersos a costa de su humanidad.
Parece que estamos dispuesto a pagar ese oneroso costo, y los que no, como la gran masa
de la población mundial (las dos terceras partes), se verán sujetas a sentirse y ser
superfluas, prescindibles para los demás y para todos (21).
El ser ya no importa, si no se puede cambiar a un sujeto por otro, sí se puede sustituir a
un consumidor por otro. Seremos en nuestra condición existencial más ratas, más pollos
con los cuales experimentar, seres intercambiables al caminar por el sendero luminoso que
se aleja de lo humano para alcanzar la gloria de ser una maquina sin necesidad de
convertirnos en robots diseñados con la nano-tecnología. Convirtamos la tutoría en tutoría
académica y adaptémonos pasivamente, irreflexivamente a los mandatos del discurso
universitario, versión contemporánea y sofisticada del discurso del Amo.

Para terminar.

En la época del dominio del sistema capitalista neoliberal los aspectos humanos de la
convivencia social se han ido desplazando de la prioridad de las agendas gubernamentales
y de aquellas instituciones sociales enfocadas a atender a los sujetos y a los colectivos que
tramitan sus dificultades y problemas (sus malestares), en espacios sociales que se van
volviendo cada vez más insensibles a escuchar, no sólo deseos e intenciones sino
necesidades prioritarias; las instituciones educativas, en sus diversos niveles, no escapan a
esta inercia del sistema mercantil mundial (los ISO han hecho su aparición en la escena
escolar).

De ahí, que el trabajo con seres humanos requiera de una atención especifica cuando de
educar, guiar, orientar o formar a otros es la tarea esencial de la institución. El aspecto
clave para encaminar los esfuerzos con inteligencia en este campo, recae en la formación
científica y humana del docente, sobre todo cuando cumple una función realmente
educativa. Sería conveniente revisar críticamente los programas de formación docente y
tutorial, para empezar a instrumentalizarnos racionalmente a fin de enfrentar de manera
adecuada lo que se nos presenta en las aulas escolares; la relación educativa, como vínculo
humano maestro-alumno es una dimensión tan delicada que ella de por si requeriría, como
dice Bachelard, de un "psicoanálisis especial".

Los resultados obtenidos en los Seminarios de formación, utilizando la concepción


operativa de grupo, junto al diseño de experiencias (talleres) que incluyen sólidos marcos
teóricos como base de técnicas de movilización, psicodrama, rol playing y otros recursos,
pueden ser una alternativa viable para re-pensar la formación docente y del docente como
tutor. En las experiencias grupales compartidas con los docentes de la UANL en el
Seminario de la entrevista psicológica en tutoría y asesoría, encontramos una pauta para
proponer no solo un cambio de enfoque, sino una estrategia que permita dar respuesta a
problemáticas que rebasan con creces la oferta de un trabajo individual (supuestamente
personalizado).

La ventaja en este sentido, es que el tutor empieza a comprender que los grupos, y los
grupos de clase son un factor poderoso y eficaz para resolver los problemas y dificultades
que se presentan en clase, de manera colectiva. Gran parte de la solución deriva de que a
través de la formación que proporcionan las experiencias de grupos centrados en una
tarea, se logra modificar de forma efectiva la posición subjetiva sostenida hasta ese
momento por el docente.

Más allá de ello, se logra con esto acceder a una función social, donde la escucha
interesada e instrumentada para el trabajo tutorial, encuentra un sentido instrumental y
humano para lograr conectar con el otro, haciendo eco y asumiendo el compromiso y la
implicación que toda relación entre humanos requiere, cuando se intenta establecer una
autentica praxis en la institución educativa, espacio crítico para el aprendizaje del diálogo,
la comunicación y la co-operación social. 1. Mora Larch, F. (2005) Una Experiencia de
formación con docentes-tutores universitarios (24 sesiones de grupo operativo en dos
semanas).

Bibliografía:

2. Mora Larch, F. (2006) Las tres vasijas del tutor. Inédito.


3. Pichón Riviere, E. (1971) Del psicoanálisis a la psicología social Ed. Galerna, Buenos
Aires.
4. Amiel, Lebigre, F. (1980) La función docente. Oikos Tau, Barcelona.
5. Seve, Lucien, et al (1978) El fracaso escolar. Edic. de Cultura popular. México.
6. Debesse, en, A, Lebigre, F. (1980) La función docente. Oikos Tau, Barcelona.
7. Ranciere, J. (2003) El maestro ignorante. Ed. Laertes. Madrid.
8. Holt, John. (1977) El fracaso de la escuela. Alianza edit. Madrid.
9. Véase Anzieu, D. y J. Martin. (1978) La dinámica de los grupos pequeños, Ed. Kapelusz.
Buenos Aires.
10. Bion, W.R. (1973) Experiencias en grupos. Ed. Paidós, Buenos Aires.
11. Pichón Riviere, E. (1971) . Del psicoanálisis a la psicología social Tomo II. Ed. Galerna,
Buenos Aires.
12. Ferry, Gilles, (1977) El trabajo en grupo. Ed. Fontanella. Barcelona.
13. Mora Larch, F. y Foladori, H. ( 1985) Determinaciones inconscientes en la elección de
carrera. En Análisis vocacional grupal. UAE Morelos, Cuernavaca. Este trabajo se puede
consultar en www.geomundos.com/salud/psicosocial, con el título: Investigación, Grupo
Operativo y Elección Vocacional.
14. Anzieu, D. Et al. (1978) El trabajo psicoanalítico en los grupos. Siglo XXI edits. México.
15. Klein, Ricardo. (2004) El trabajo grupal. Lugar Editorial, Buenos Aires.
16. Bauleo, A. (1980) El grupo operativo. Cuadernos de salud mental, No.3 Estudiantes de
área clínica; Fac. de psicología de la UANL.
17. Ranciere, J. op cit.
18. Mora Larch, F. (2005) Proyecto: Diplomado de una “Tutoría en Desarrollo Humano y
estrategia grupal” para docentes – tutores universitarios. Monterrey, Inédito.
19. Zito Lema, V. (1971) Conversaciones con Enrique Pichón Riviere. Timerman ediciones.
Buenos Aires.
20. Ranciere J. op cit.
21. Lewkowics, Ignacio, (2003) intervención en el panel: Conceptualización de catástrofe
social. Límites y encrucijadas, en Clínica psicoanalítica ante las catástrofes sociales. Ed.
Paidós, Buenos Aires, pp 63-69.

Bibliografía

1. Asensio, José M. Una educación para el diálogo. 2004.


2. Ayala, Francisco, La función del profesor como asesor. Ed. Trillas, México, 1999.
3. Bettelheim, Bruno. Educación y vida moderna. Edit. Crítica. Grijalbo, Barcelona, 1982.
4. Delval, Juan, Aprender en la vida y en la escuela. Ed. Morata, Madrid. 2001.
5. Dolto, Francoise. “La escuela digestiva” en La dificultad de vivir, Tomo II. Gedisa. Bs. As.
1982.
6. Lucarelli, Isabel, El asesor pedagógico en la escuela. Paidós, Buenos Aires, 2000.
7. Mannoni, Maud, La educación imposible Siglo XXI edits. México, 1979.
8. Mannoni, Maud, La primera entrevista con el psicoanalista. Gedisa. Buenos Aires, 1|973.
9. Mauco, Georges, Psicoanálisis y educación. Ed. C.Lohlé, Buenos Aires, 1969.
10. Mendel, Gerard, La descolonización del niño. Edit. Ariel. Barcelona, 1974.
11. Pichón Riviere, E. Del psicoanálisis a la psicología social T. II. Ed. Granica. Buenos
Aires, 1971.
12. Ranciere, Jaques. El maestro ignorante. Ed. Laertes. Madrid, 2003.
13. Schatzman, M. El asesinato del alma. Siglo XXI Edits. México, 1977.
14. Seve, Lucien, et al. El fracaso escolar. Edic. de Cultura Popular. México, 1978.
15. Tort, Michel. El cociente intelectual. Siglo XXI Edits. Madrid, 1977.

Artículos.

1. Castellanos, A. La tutoría académica. Entrevista. En:


educación.jalisco.gob.mx/consulta/educar/18/tutoria.html
2. Devalle, A. et al. Los docentes: Una apuesta para contrarrestar la crisis. Ficha
fotocopiada.
3. Hernández, G. “El maestro: lugar y saber desde el psicoanálisis”. Internet:
sapiens.ya.com/temasinfancia.
4. Herrera, Rosario La des-educación en aforismos. En
www.geomundos.com/salud/psicosocial
5. Mora Larch, F. Laboratorio social, grupos de formación y psicohigiene profesional. En
www.geomundos.com/salud/psicosocial
6. Mora Larch, F. El grupo operativo en la práctica de la formación. en
www.geomundos.com/salud/psicosocial
7. Mora Larch, F. El docente y las nuevas tareas. 2004. en
www.geomundos.com/salud/psicosocial
8. Mora Larch, F. Referentes teóricos como guías prácticas del Tutor. Inédito 2005.
9. Tello, César, G. La formación docente en Argentina. Abordaje epistemológico. Internet:
contexto-educativo.com.ar/2005/2/nota-07.htm
10. UNAM. Manual del tutor. 2004. Bases conceptuales. Internet.
www.tutor.unam.mx/ap_manual10.html

También podría gustarte