Una de las practicas sagradas antiguas más universales era la de la
meditación y contemplación. Esto es algo que el mundo moderno ha perdido y esto es verdaderamente lamentable. Nos hemos acostumbrado a dejar que otras personas y hasta aparatos mecánicos piensen por nosotros e investiguen por nosotros. El análisis de sí mismo, el examen de sí mismo y la contemplación de sí mismo son cosas sumamente interesantes y valiosas para cada uno de nosotros. Todo aquél que esta avanzando en el sendero, en los países orientales, encuentra que la contemplación de sí mismo es algo sumamente valioso. Quienes no se han entregado a esta clase de pensamientos como practica regular, hallaran algo sorprendente e interesante si comienzan esta practica y abren así un nuevo mundo de aventuras. El procedimiento indicado es tomar por lo menos media hora, una vez a la semana, y retirarse dentro de un silencio absoluto en el hogar o en alguna parte al aire libre donde se pueda estar sin perturbaciones y donde nuestra atención no se distraiga. Será muy valioso sentarse aunque sea con una luz suave o con absoluta obscuridad. Después de relajarse y sentarse cómodamente, se debe proceder a dirigir los pensamientos hacia adentro al propio yo, o en otras palabras, al verdadero personaje interior. Debemos tratar de hacer un análisis exacto y honrado de nosotros mismos. Durante esta contemplación y análisis, las siguientes preguntas o asuntos para examinarse deben venir a nuestra mente: ¿Por qué soy yo quien yo soy? ¿Por qué tengo yo el nombre, la herencia familiar y la sangre de mis antecesores? ¿Qué objeto tiene todo esto para mí? ¿Qué ventajas estoy obteniendo de los puntos buenos y fuertes de esas condiciones? ¿Cuales son los puntos salientes de mi carácter como yo los juzgaría si los viera en otra persona? ¿Cuales son los puntos débiles? ¿Cuales son los rasgos de mi carácter o personalidad que agradan a otras personas o que me agradarían a mí si los hallara en otros? ¿Y cuales son los indeseables? ¿Qué rasgos o hábitos personales tengo que yo no admiro en otra persona? ¿Cuales rasgos o hábitos tengo que mis mejores amigos no sospechan en mi y por qué los tengo? ¿Qué cosas personales y privadas hago yo que no son nobles, sustanciales o dignas? Probad este proceso del análisis de sí mismo, dedicando algún rato una vez por semana, de diez a quince minutos, estando a solas. Veréis que vuestro propio yo es el mundo más grande para aventuras y descubrimientos de que tenéis noticias. Pudiera ser que hallaréis dentro de vosotros un yo mas fuerte de lo que sospecháis o quizás halléis en vuestro interior un yo débil. Este articulo fue publicado por primera vez en la revista "El Rosacruz" Vol. I No.5 Editado en Mayo de 1948