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EL CHOFER
Nombre Autor:
Manuel J. Fernández
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Bubok Publishing S.L., 2013
1ª edición
ISBN:
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Dedicatoria
”Este libro va dedicado a todas las personas que
prefieren soñar en vez de dormir y que son capaces
de creer en sus sueños”.
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Índice
EL CHOFER
Turno de noche 9
Morir o vivir 16
Mercancía peligrosa 22
Dispara a matar 29
Cuenta atrás 41
Sin cobertura 47
Muerte florida 64
Cuenta pendiente 70
Acto de valor 78
Final de trayecto 81
Sombra de venganza 91
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-TURNO DE NOCHE-
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reflejo de una luna menguada, que se dejaba ver a
momentos entre las nubes. Al llegar a un cruce, detuvo el
coche y trató de encontrar el camino correcto; no tenía
ganas de equivocarse dadas las circunstancias. Miró el
reloj y bajó del vehículo para asegurarse por donde seguir.
Desde ese punto partían varios caminos y no se veían con
claridad. La noche era algo fresca y había bruma en el
camino dificultando la visibilidad. Viendo el coche
fúnebre desde donde estaba, todo adquiría una imagen
bastante siniestra.
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distante, quizá por su repentina relación, o por sus planes
de boda que querían llevar a cabo cuanto antes. Y
lógicamente quería estar con su prometida.
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-No tienes porqué ir cariño, que envíen a otro
corresponsal.- A veces recordaba Vermont esa última
conversación.
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secuestradores se movían con la rapidez necesaria
impidiendo cualquier intento de rescate.
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-Formábamos un gran equipo.- Comentaban a menudo
entre charlas y recuerdos.
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observando el féretro a través de los cristales mientras
abría el portón del maletero. Los sonidos y golpes hacían
pensar que alguien se encontraba atrapado en aquella
enorme caja de madera. Quitó los seguros que obstruían
la apertura desde el interior, e inmediatamente levantó la
tapa…
–Ya era hora amigo, creí que no volvería a salir con vida
de esta caja-
Dijo el hombre con acento árabe mientras se aflojaba la
corbata.
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-Con razón destacaba el tamaño del ataúd- Se dijo para sí.
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-MORIR O VIVIR -
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Perplejo por lo que le estaba pasando, inmediatamente
comprendió que tenía que buscar alguna alternativa para
salir con vida de aquella situación.
Queriendo ganar tiempo, Leonard aprovechó para
obtener algo de información.
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Leonard sospechaba que o bien se trataba de alguna pieza
de gran valor, o había algo más en aquella caja…
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-¿Qué hay en el ataúd? Preguntó Vermont.
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Dijo Leonard tratando de evaluar el alcance de lo que
acababa de escuchar…
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velocidad, y Vermont en cuestión de segundos arrancaba
el coche fúnebre y salía a toda prisa distanciándose del
lugar del altercado.
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-MERCANCÍA PELIGROSA-
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terroristas. Tenía que salir de allí a toda costa y avisar a
las autoridades pero no iba a ser tan sencillo, el camino
que tomó lo dirigía en sentido contrario a la carretera
principal, y eso lo acabarían por descubrir los terroristas,
pues conocerían perfectamente la zona.
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última, más pequeña y ligera, contenía una cámara de
video pequeña, dólares americanos, un puñado de euros y
un sobre con fotografías.
Tenía que hacer algo rápido y sacando con cuidado las dos
cajas de madera, se alejó del coche y buscó una zona
cercana a unas rocas junto a unos árboles que rodeaban el
área. Allí empezó a excavar un hoyo en la tierra con sus
manos hasta que depositó una de las cajas dentro y lo
disimuló con ramas.
Sólo faltaba una caja.
De repente un 4x4 se acercaba rápidamente y Vermont se
vio obligado a regresar al coche.
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-¡Maldito chofer! Nos la ha vuelto a jugar… da marcha
atrás ¡vamos!
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de madera y subió la velocidad para atravesarla, siguiendo
su huida por un camino rural en medio de la noche…
Pronto llegó a una aldea pequeña, llena de casas
abandonadas y calles oscuras.
Decidido, detuvo el coche y se dispuso a esconder la
mercancía donde no la pudieran encontrar.
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vuelco e inmediatamente revisó el sobre. En efecto
estaban algunas fotografías de ella y del resto de sus
compañeros, todos con más o menos buen aspecto, lo que
tranquilizó a Leonard.
Aquello parecía increíble. Detrás de cada foto habían
escrito su nombre y un móvil con la persona de contacto
con la que seguramente tendrían que negociar el rescate.
Comprobó que en efecto su número de móvil era el escrito
en la foto de su mujer.
Continuó revisando la grabación y vio claramente como
les inyectaban alguna sustancia y los dormían
introduciéndolos en ataúdes y trasladándolos a algún
aeropuerto.
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-Ya están aquí- se dijo...
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- DISPARA A MATAR-
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-En breve vendrá hasta aquí.- Afirmó en su mente.
Un crujido de madera proveniente de la escalera avisaba
que el terrorista se dirigía al piso de arriba y Vermont se
escondió asegurándose que su enemigo venía solo…
Con sigilo el terrorista examinaba cada habitación del piso
superior.
Sólo tenía que esperar el momento oportuno y caer
“literalmente” sobre su perseguidor.
La puerta estaba entreabierta y el árabe entró despacio
apuntando con un arma cada rincón de la habitación.
El chofer se encontraba apostado en una de las vigas
superiores y en un instante se abalanzó sobre él cayendo
los dos al suelo. Vermont se incorporó de inmediato
poniéndose en guardia y ante el desconcierto de su
oponente que trataba de levantarse, le propinó un fuerte
golpe haciéndolo chocar contra una de las vigas y
quedando inmóvil en el suelo.
Registró sus bolsillos buscando cualquier objeto que le
pudiera valer para comunicarse, pero sólo encontró un
pasaporte, unos cigarrillos y un arma corta.
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cabeza contra el suelo de manera estrepitosa. Vermont
trató de reaccionar, cuando de nuevo sintió los brazos de
su enemigo, que lo llevaban como a un muñeco en
dirección a una de las paredes de la habitación,
empujándolo fuertemente y con la intención de estrellarlo
contra uno de los muros. El chofer se adelantó al
movimiento rápidamente saltando y caminado sobre la
pared, que con la inercia, dio una vuelta de 360º
provocando el choque inesperado del árabe contra el
muro y dejándolo momentáneamente aturdido por el
golpe.
El tipo era corpulento y fuerte, cosa que nuestro hombre
ya había comprobado.
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-Vamos, no me decepciones, dame tu mejor golpe- le retó
Vermont, y esperó su izquierda tal como sospechaba.
Aunque arriesgó su mandíbula unos centímetros, este se
apartó lo suficiente pudiendo tener todo el flanco
izquierdo del árabe para golpearle a placer.
El puñetazo brutal a las costillas, fue el que primero que
acusó con dolor Azím quedándose sin respiración; los
demás golpes fueron los que lo dejaron fuera de combate.
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El árabe trató de hacer un esfuerzo agarrando las manos
de Vermont, y éste tuvo que golpearle pudiendo al fin
amordazarlo por completo.
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Vermont conservó la calma, pero le era imposible localizar
a su adversario, estaba demasiado oscuro.
De repente, alguien salió de la oscuridad lentamente.
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-Tengo que decirle que es usted bastante escurridizo, pero
ahora es ¡todo mío!-
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-¡Abbas! ¡He encontrado a Azím en la cantina, creo que
está muerto!
-¡Vamos, búsquenlo!
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-¡Quédese quieto!-
Dos terroristas le apuntaban y se acercaban desde el piso
de abajo.
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-¡Nasif, avisa a Abbas y dile que lo tenemos! Decía uno de
los árabes tratando de salir de aquella montaña de astillas.
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-¡Abbas, aquí están Nasif y Hakem con muy mal
aspecto!… dijo uno de ellos. –Creo que se derrumbó el
piso de arriba.
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Vermont trató de asimilar lo que acababa de escuchar.
En las otras dos cajas se encontraban más cantidad de
ambos gases mortales.
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-CUENTA ATRÁS-
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-Sabía que vendría a perseguirnos; es usted muy
obstinado, ¿se lo habían dicho antes?- Dijo el hombre
desde el asiento de atrás.
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-Mi nombre no tiene importancia, ustedes sois un grupo
de terroristas y no puedo permitir que llevéis a cabo
vuestro plan-
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esta vez por las piernas, haciéndolo girar en el aire y
lanzándolo a varios metros de distancia.
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Leonard reunió fuerzas y consiguió colocar sus piernas en
el cuello del terrorista y aprisionarlo hasta hundirle –no
sin esfuerzo- la cara en el frío barro.
Finalmente fue cediendo y no tuvo otra opción que soltar
a Vermont mientras trataba de respirar.
Casi desvanecido trató de revolverse, pero ya no
representaba una amenaza para nuestro hombre.
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-¡No te diré una mierda maldito intruso! Respondió.
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-SIN COBERTURA-
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buena parte de su vestuario bastante deteriorado y
maltrecho.
El coche fúnebre se dirigía a toda velocidad hacia
Bruselas, atravesando carreteras desérticas y buscando la
autopista, durante un amanecer gris, lluvioso y lo que era
peor, envuelto ahora en una espesa niebla, que dificultaba
si cabe aún más, la posibilidad de encontrar alguien y
avisar a las autoridades.
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apenas se alcanzaban a distinguir las luces de los
semáforos.
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La falta de visión era un inconveniente para todos y solo
Vermont contaba con el factor sorpresa.
La luz de un cigarro alertó a nuestro hombre y distinguió
la figura de uno de los terroristas, vigilando uno de los
accesos al puente.
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-Si Jafar, este malnacido me ha roto dos dientes…
-¡Matémosle!-
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rodilla contra el pecho del árabe y con la otra empezó a
golpear sus costillas… una, dos, tres, cuatro veces y al fin
empezó a notar sus efectos, pues iba disminuyendo la
tensión muscular de su enemigo. Luego puso las dos
piernas sobre la roca para tomar algo de impulso y
aprovechando la inercia, le propinó un fuerte cabezazo en
la cara que le hizo doblar sus rodillas y soltarle de
inmediato.
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viendo que ésta tenía un brazo formando un arco hasta su
extremo, no lo pensó dos veces y saltó agarrándose al
arco, dirigiendo su impulso y sus piernas contra uno de
los vigilantes, que al sentir el impacto voló literalmente
unos metros estrellándose contra el suelo. El otro quedó
petrificado al ver el impacto, dando tiempo suficiente para
que la inercia hiciera regresar las piernas de Vermont, que
lo atraparon por el cuello tratando de dejarlo
inconsciente, aunque el árabe se retorcía para ganar
alguna bocanada de aire. De nuevo entre la niebla volvía
aparecer el otro vigilante tambaleándose y aturdido por el
golpe, y Leonard aprovechó su situación para levantar con
sus piernas al que tenía apresado y lo hizo girar haciendo
un círculo en el aire y provocando el choque estrepitoso de
los dos terroristas que quedaron desplomados sobre el
empedrado.
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Khaleb era el guardia personal de Abbas. Un
experimentado mercenario que velaba x su seguridad y
siempre permanecía cerca de él.
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-¿Qué diablos ha pasado aquí?- y se dispuso a voltear al
segundo. Al hacerlo una mano lo agarraba fuertemente
del cuello y lo hacía caer sobre la hierba.
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-LLUVIA Sobre niebla-
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Leonard caminaba lentamente abriéndose paso entre la
bruma visiblemente cansado. Los forcejeos con los
últimos terroristas habían dejado estigmas en el cuerpo de
Vermont y con cautela fue encarando la subida al puente.
-Eso ya no ha de importarte…“Leonard”-
Se oyó decir a otra persona que apareció entre la niebla
con una voz claramente familiar.
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La prometida de Roy estaba junto a Jafar con un
detonador en la mano…
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controles serán extremadamente rigurosos.- Profirió
Gautier.
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-Vamos, no tienes por qué hacerlo, ¡suelta el detonador!,
no acabes así con tu vida- Le dijo Vermont.
-¿Y Chloe? ¿Qué tiene ella que ver en todo esto?- Gritó
Vermont.
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-¡No des ni un paso más!- Ordenó ella.
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- ¡Suélteme maldita sea!- Gritó Gautier, y sus dos
guardaespaldas se presentaron a escasos metros de
ambos.
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-¿Que estás haciendo con ese detonador? ¿De qué va todo
esto?- Preguntó Roy desconcertado.
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Esto sobrepasa cualquier conjetura que hubiera podido
imaginar y no voy a permitir que sigas adelante.- Exclamó
Roy sin apartar la vista de ella.
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-MUERTE FLORIDA-
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Los dos guardaespaldas estaban esperando la mínima
oportunidad para reducir al corpulento Abbas, y él sabía
que no le dejarían irse con la mercancía fácilmente.
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-Ya no hay marcha atrás Roy... Tengo que hacerlo.
Lo siento…- Trató decir mientras temblaba entre sollozos.
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…La explosión que provenía del puente fue
“ensordecedora”…
El estruendo provocó al unísono la estampida de aves y
pájaros, y las alarmas de algunos coches cercanos
quedaron sonando intermitentes.
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inmolación. La solidez del puente debió protegerlo
durante la caída. Aun así, sufrió varios cortes y golpes
producidos por restos de piedras desprendidas como
proyectiles, a causa de la detonación. Intentó levantar la
cabeza para localizar a su amigo y a Sara, pero le fue
imposible. Vermont quedó seminconsciente en la orilla
del lago.
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aquella mañana no favorecía la localización de algún
objetivo cercano entre esa niebla espesa.
De repente, un disparo inesperado hizo caer al suelo al
guardaespaldas estremeciéndose del dolor.
70
-Cuenta pendiente-
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-¡Pero si me descubren “me detendrán” y tampoco volveré
a verla!- Gritó Gautier.
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Por varios segundos quedaron bajo el agua mientras la
lluvia caía sobre el estanque. Finalmente Leonard arrastró
al árabe hasta la orilla agarrándole del cuello.
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En un instante, el arma que apuntaba a Leonard, empezó
a efectuar disparos. Roy había aparecido por sorpresa y
tenía agarrados los brazos de Makim, forcejeando para
hacerle soltar la pistola.
Mientras tanto, las manos de Abbas aprisionaron las
muñecas del chofer cuando éstos estaban frente a frente.
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Abbas trató de golpear la cara de Leonard, pero éste
interceptó el ataque con su codo y volvió a impactar la
mandíbula del terrorista fracturándola. De inmediato
sobre el cuerpo del gigante, repitió varios golpes a ambos
lados del tórax y éste retrocedió cerca del árbol tratando
de ganar un poco de aire.
Roy visiblemente herido y cansado, continuaba
defendiéndose, tratando de esquivar el cuchillo de Makim.
En un movimiento arriesgado, pudo agarrar la muñeca del
árabe y golpearle en la cara, haciéndole soltar el arma
blanca.
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-Nuestra organización lleva muchos años preparándose, y
sufriréis más de lo que imaginas. ¡Tú, chofer te has
convertido en mi motivo personal!.- Exclamó amenazante
el terrorista apuntándole con el dedo.
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-En efecto, los dos tenemos una cuenta pendiente.-
Sentenció Vermont apretando sus puños.
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-¿Es verdad? ¿Usted lo sabe?- Dijo entre lágrimas Gautier.
78
-Voy a acabar con tu organización, acabaré con tus
hombres y liberaré a los prisioneros.-
79
-acto de VALOR-
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que no volvería hacerlo después de la UINU.- Comentó
Roy pensativo.
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-¡Roy no!- Gritó Leonard tratando de reaccionar y viendo
a su amigo caer de rodillas ante el árabe.
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-Estoy aquí amigo mío, estoy aquí.- Le decía Vermont
mientras éste iba cerrando sus ojos. -Me has vuelto a
salvar la vida una vez más. “Como en los viejos tiempos”.
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Antes de irse, volvió a mirarle y se acercó para
transmitirle unas palabras de ánimo.
84
-FINAL DE TRAYECTO-
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terrorista. Creo que finalmente pudo más su corazón y se
enamoró de Roy.- Pensó.
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dirección hacia dónde provenía el sonido. Daba la
impresión de ser golpes contra paredes. Al fin encontró
una puerta baja de madera.
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Por el suelo había cuerdas esparcidas y varias cadenas
colgaban del techo. La luz era demasiado débil y el
vigilante caminaba delante de ellos, por lo que sería
extremadamente peligroso abatirlo de un disparo.
Fue entonces cuando se le ocurrió otra alternativa.
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Fue entonces cuando el chofer utilizando una de las
cadenas colgantes, le aprisionó por el cuello y consiguió
elevarle, dejándolo suspendido a medio metro del suelo.
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-Solo espero por vuestro bien que no le hayáis hecho daño
a nadie.- Les dijo en tono firme y serio.
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Agarró a Abdel por los hombros y lo lanzó de bruces
encima del explosivo.
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-¡Chloe! ¿Dónde estás?, preguntaba Vermont acercándose
a las celdas.
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-Si algún terrorista baja esa escalera, tendréis que acabar
con él, de lo contrario os matará a todos.- Les previno
Leonard. Luego subió con cautela los peldaños apuntando
con una pistola a la puerta de acceso.
93
-SOMBRA DE VENGANZA-
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hombres de Abbas; lamentó su juventud y se cercioró que
estaba muerto. Miró su pasaporte; nombre: Rawí.
Llamó su atención la caja de munición que había bajo el
cadáver. Separó la tapa y cogió una de las balas para
asegurarse guardándola en su pantalón. Por la
envergadura supo que eran del calibre 50, seguramente de
una Browning, una ametralladora muy poderosa de largo
alcance.
De repente, una sombra apareció por su espalda,
golpeándolo por sorpresa y haciéndolo rodar por el suelo.
Vermont acusó el ataque sin poder reaccionar y de nuevo
la sombra se le hecho literalmente encima pisándole el
estómago.
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-Tengo que darte una mala noticia. Tus amigos han caído,
y no creo que vayan a volver.- Exclamó Leonard tratando
de ver la cara de su enemigo.
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-¡No te acerques maldito hijo de perra!- Le gritó tratando
de sostener el arma, pero ésta se le escurrió entre sus
dedos cayendo al suelo.
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-La última vez que lo vi no tenía buen aspecto. Lo deje en
un árbol apoyado en una rama. Ya solo quedas tú
Hassan.- Comentó Leonard.
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-¡Leonard, creí que estabas…! ¡Oh Dios mío! ¡Ha sido
horrible! – Alcanzó a decirle rompiendo a llorar.
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Las sirenas de la policía se oían cada vez más cerca y el
ánimo de todos empezó a manifestarse.
Una vez fuera, la policía aseguraba el lugar y varias
ambulancias fueron atendiendo a los civiles.
Vermont informó de las dos cajas escondidas, una cerca
del lago y la otra en la aldea, donde también encontrarían
a más terroristas.
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preparado para actuar, y que hubiesen podido cometer
atentados en cualquier país con este armamento. Europa
siempre estará en deuda con usted.- Comentó el comisario
de policía saludándole efusivamente.
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-MISIÓN CUMPLIDA-
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-Bueno, nunca se sabe dónde estará la siguiente misión.
Personas como usted quedan pocas y si cambia de opinión
estaré encantado de saber que vuelve al ejército, o de
recomendarle como guardaespaldas personal aquí en
Bruselas.- Insistió Gautier.
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En ese momento Vermont miró a Roy y éste sonreía con
nostalgia al escuchar esas palabras.
-Sé que lo de Sara ha sido muy duro para ti, pero tienes
que seguir adelante amigo mío.- Le dijo Vermont.
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-Estoy de acuerdo. Te vendrá bien volver a la normalidad.-
Le dijo Leonard antes de proseguir. - ¿Sabes Roy? Cuando
decidimos retirarnos hace diez años lo hicimos con el
propósito de llevar una vida normal, intentando no correr
riesgos, ni poner en peligro nuestras vidas ni la de
nuestros seres queridos. Lo que ha ocurrido nos lleva a
pensar que nadie está exento de peligros dentro o fuera
del ejército. Nos entrenaron para proteger, pero nadie
más que la vida nos enseña a superar una pérdida. Eso es
algo que debemos superar nosotros mismos.-
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Abrió el sobre desconcertado y desdobló el papel
buscando un poco de intimidad.
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-¡Está viva Leonard!, ¡Sara Está viva!– dijo con júbilo y
cierta tristeza.
-Así fue, pero se las ingenió para salir viva del lago y
mantenerse oculta. Mira Leonard, lee esta carta.- Le pidió
Roy.
Lo sé socio.
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retorno al peligro en un futuro no muy lejano, en caso que
Sara no apareciera.
Pero el amor que sentía por Leonard era demasiado
grande y le apoyaría en lo que fuera necesario.
Chloe le dio un cariñoso beso a Roy alegrándose por lo de
Sara y por haber estado cerca de Vermont cuando lo
necesitó. Luego agarró la mano de su esposo y tiró de él.
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