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EL CHOFER

Nombre Autor:

Manuel J. Fernández

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Bubok Publishing S.L., 2013

1ª edición

ISBN:

Impreso en España / Printed in Spain

Editado por Bubok

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Dedicatoria
”Este libro va dedicado a todas las personas que
prefieren soñar en vez de dormir y que son capaces
de creer en sus sueños”.

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Índice

EL CHOFER

Turno de noche 9

Morir o vivir 16

Mercancía peligrosa 22

Dispara a matar 29

Cuenta atrás 41

Sin cobertura 47

Lluvia sobre niebla 56

Muerte florida 64

Cuenta pendiente 70

Acto de valor 78

Final de trayecto 81

Sombra de venganza 91

Misión cumplida 100

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-TURNO DE NOCHE-

El semáforo continuaba en rojo y Leonard


Vermont miraba con frecuencia a su alrededor para
saltárselo, ante la tardanza y absurda espera de la luz
verde en una calle tan poco transitada a la 1:00 am de la
madrugada; según sus datos, esa era la última ciudad
antes de llegar a su destino. Decidido no lo dudo más y el
vehículo empezó a avanzar dejando la urbe atrás,
encontrándose de nuevo en una carretera oscura y
solitaria. Eran ya varias horas conduciendo aquel coche,
con una mercancía que como siempre le incomodaba y
quería regresar cuanto antes a casa después del servicio.
Repasó la dirección una vez más y según los datos, sabía
que en cualquier momento encontraría un desvío y el
camino de tierra que desde allí bordeaba el lago hasta una
vieja aldea, donde se encontraba el tanatorio que ni
siquiera aparecía en el mapa.

-Debe ser por aquí- se dijo desviándose por un camino


rural iluminado solo por las luces del coche y el tímido

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reflejo de una luna menguada, que se dejaba ver a
momentos entre las nubes. Al llegar a un cruce, detuvo el
coche y trató de encontrar el camino correcto; no tenía
ganas de equivocarse dadas las circunstancias. Miró el
reloj y bajó del vehículo para asegurarse por donde seguir.
Desde ese punto partían varios caminos y no se veían con
claridad. La noche era algo fresca y había bruma en el
camino dificultando la visibilidad. Viendo el coche
fúnebre desde donde estaba, todo adquiría una imagen
bastante siniestra.

-Tengo que hablar seriamente con Roy, cada vez acude


más a mí para cubrir algún servicio. Además, ¿qué pinto
yo a la 1:30 de la madrugada, trasladando un ataúd en
medio de la noche?-…
Normalmente solo hacía servicios dentro de la misma
ciudad, lo habitual en un trabajo como conductor de
funeraria. Aunque Roy esa noche (como favor personal)
prefirió que fuera Vermont quien se encargara
personalmente de transportar el féretro, pues se trataba
de un cliente con credenciales diplomáticas importantes y
no quiso correr riegos.

-Por un amigo lo que sea- pensó mientras se dirigía al


coche. Aunque hacía semanas que no se veían mucho y la
verdad era entendible después de todo. Roy estaba algo

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distante, quizá por su repentina relación, o por sus planes
de boda que querían llevar a cabo cuanto antes. Y
lógicamente quería estar con su prometida.

La mente de Leonard solía recordar algunos


acontecimientos vividos los últimos meses.

-Ciertamente me cuesta creer que al fin decidas casarte.-


Le decía a Roy al conocer la noticia. No era normal para
Vermont que su amigo tomara esa decisión, sin conocer
apenas a Sara. Pero siempre le apoyó y le animó a dar el
paso decisivo.

-No sé porque se preocupa tanto por un muerto, la


verdad.- Se dijo mientras recordaba que esa tarde lo notó
intranquilo y nervioso. Podría deberse a que él y su futura
mujer coincidían poco últimamente, desde que a Sara la
enviaban a menudo fuera del país, como supervisora del
Museo de Historia de la capital.

-Bueno al menos esto de ser chofer me mantendrá


ocupado.- Sabiendo que en realidad era una estrategia de
su amigo para motivarlo y ayudarlo a superar la
desaparición de Chloe, esposa de Leonard, en aquel
fatídico viaje a Siria como corresponsal del Journal News.

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-No tienes porqué ir cariño, que envíen a otro
corresponsal.- A veces recordaba Vermont esa última
conversación.

-Sabes que no puedo negarme Leonard. Además has


estado investigando y te han confirmado que hay poca
actividad terrorista y una oportunidad para
desenmascarar las cosas que ocurren allí.- Le contestaba
Chloe.

-Es cierto, pero lamentablemente conozco esa zona y es


inestable. No vayas por favor, esta vez no. Tengo un mal
presentimiento.- Le argumentó mientras ella preparaba el
equipaje.

Fue inútil. A los pocos días, Chloe y otros periodistas


realizaban un reportaje en un campamento de refugiados,
cuando fueron secuestrados por un grupo de terroristas.
Desgraciadamente se llevaron a todos a un paradero
desconocido y fracasaron todas las acciones diplomáticas,
así como la búsqueda por parte del gobierno local,
dejando a todos los familiares a merced de la dolorosa
espera.
Leonard recurrió a sus contactos del ejército pero nunca
obtuvo respuesta. Siempre le daban esperanza de alguna
localización e intervención inmediata, pero los

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secuestradores se movían con la rapidez necesaria
impidiendo cualquier intento de rescate.

-La verdad le debo mucho a Roy- pensó.

Él siempre había estado a su lado desde que estuvieron


juntos en la UINU (Unidad de Intervención de Naciones
Unidas). Roy pertenecía al mando operativo mientras que
Vermont al de intervención. Desde entonces era habitual
hacerse favores mutuos. Tuvieron que trabajar en
misiones diversas y situaciones difíciles: Ruanda, Somalia,
Bosnia, Afganistán, Líbano, Iraq… Misiones secretas a las
que destinaban sólo a un comando de élite de cascos
azules, perfectamente entrenados y formados por un
selecto grupo de soldados de diferentes puntos de Europa,
y que luego eran enviados por la ONU a algún “punto
caliente” del planeta. Evaluando el grado de conflicto en
cada “zona cero” y salvaguardando la seguridad de
aquellas personas que gozaban de protección por la
Comunidad Internacional. Habiéndolas de proteger a
toda costa, evacuando y ocasionando las menores bajas
posibles. Actuando siempre con la discreción de una
sombra… El “Comando s.h.a.d.o.w.” al cual los dos
pertenecieron hasta la segunda invasión a Kuwait en el
año 2.003.

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-Formábamos un gran equipo.- Comentaban a menudo
entre charlas y recuerdos.

Todo el comando tenía el nivel de entrenamiento de las


Fuerzas especiales: conocimiento de armamento,
explosivos, combate cuerpo a cuerpo…
Recordaba que desde entonces celebraban un ritual,
cuando se reunían en algún bar una o dos veces por
semana y ambos brindaban mencionando siempre sus
viejos códigos de conducta: Observar, evaluar, decidir
y actuar… ¡Salud!

Volvió a meterse en el coche con una extraña sensación.


Bajó la ventanilla quedándose absorto con la fresca brisa
de la noche y el olor a hierba del camino. Giró la llave del
Mercedes pero no quiso arrancar. Se quedó en silencio por
un instante tratando de encontrar una respuesta a su
inquietud. Era como si no estuviera solo. Se frotó la cara
con ambas manos y un escalofrío recorrió su cuerpo. Un
ruido venía de la parte de atrás del vehículo,
concretamente del ataúd… Pero, ¿cómo era posible?
Leonard no era dado a situaciones paranormales, pero
aprendió que el miedo no había que tenérselo a los
muertos, si no (en todo caso) a algunos vivos. Sin
pensarlo dos veces bajó del coche algo confuso,

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observando el féretro a través de los cristales mientras
abría el portón del maletero. Los sonidos y golpes hacían
pensar que alguien se encontraba atrapado en aquella
enorme caja de madera. Quitó los seguros que obstruían
la apertura desde el interior, e inmediatamente levantó la
tapa…

-¡Maldita sea, ya no podía aguantar más, me estaba


asfixiando!-
Un hombre con traje oscuro intentaba salir del ataúd
apuntándole con un arma.
Vermont se apartó sin dar crédito a lo que sus ojos
presenciaban.

–Ya era hora amigo, creí que no volvería a salir con vida
de esta caja-
Dijo el hombre con acento árabe mientras se aflojaba la
corbata.

– ¿Qué es esto, se trata de una broma?- comentó Leonard.

El hombre salió del coche sin dejar de apuntar al chofer y


enderezándose poco a poco fue adquiriendo una altura
considerable; Vermont le calculó al menos 1,90 m. y
debería rondar los 120 kilos de peso.

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-Con razón destacaba el tamaño del ataúd- Se dijo para sí.

– ¿Una broma? Podríamos considerarlo así, ya que con su


ayuda, mi estimado chofer y con el de la funeraria, hemos
burlado los controles de seguridad del aeropuerto y hemos
podido atravesar el país sin levantar sospechas. La verdad
el plan no ha podido salir mejor, es una pena que le tocara
precisamente hoy el “turno de noche”, ya que su trayecto
lamentablemente acaba aquí…

Una vez más, Leonard se encontró en una de esas


situaciones que hubiese deseado no estar, pero la realidad
lo enfrentaba a luchar por su vida ante un gigante
imprevisible.

Era momento de “observar”…

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-MORIR O VIVIR -

El individuo sacó un móvil de su bolsillo y


excusándose irónicamente con el chofer, realizó una
llamada corta, y aunque habló en árabe, Vermont
entendió que avisaba a sus amigos dándoles su posición, y
por lo visto no tardarían en llegar. Por último realizó otra
llamada.

-¿Sr. Gautier? Es un placer saludarle. Ha sido inteligente


al acceder al trato y ayudarnos con la distribución.
Aunque debo confesarle que ha sido bastante complicado
respirar las dos últimas horas. Como puede comprobar, el
plan ha salido a la perfección y en el ataúd tengo lo que
pidió. No se preocupe, nos veremos mañana en Bruselas,
frente al Museo conforme a lo acordado. Nadie saldrá
herido si hace lo que le pedimos.

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Perplejo por lo que le estaba pasando, inmediatamente
comprendió que tenía que buscar alguna alternativa para
salir con vida de aquella situación.
Queriendo ganar tiempo, Leonard aprovechó para
obtener algo de información.

–Disculpe, pero ¿quién es usted en realidad?-

-¡Curiosa pregunta! ¿Quiere saber mi nombre? Me llamo


Abbas, y digamos que soy el responsable de nuestra
organización en Europa-.

-¿Organización, qué organización? Preguntó el chofer.

–Somos un grupo de anticuarios árabes que debido a la


situación de algunos países en Oriente Medio, sabemos
que existen numerosas obras de arte que están siendo
abandonadas, saqueadas o incluso destruidas. Nuestra
misión es ofrecerlas al mejor postor, de esta manera nos
beneficiamos todos, además durante la Guerra del Golfo,
gran parte de la que solía ser la colección de arte árabe
más importante del mundo, se conservaba en el museo de
Arte e Historia de Kuwait, y aunque parte de sus obras
fueron destruidas o quemadas, nosotros nos encargamos
del resto conservándolas a buen recaudo-.

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Leonard sospechaba que o bien se trataba de alguna pieza
de gran valor, o había algo más en aquella caja…

Abbas concluyó su narración revelando lo que sería el


auténtico plan secreto de la misión.

-No sé por qué le cuento esto a un conductor de funeraria,


quizá sea la primera vez que revelo nuestro objetivo, ya
que al mismo tiempo y de manera encubierta, estamos
consiguiendo asentar las bases de ataque y organización
de nuestra guerra santa en Europa-.
Comentó Abbas mientras comprobaba el cargador del
arma.

-¿Vuestra guerra santa? ¿Me está hablando de Al Qaeda,


de Hamás?
Pero la población civil no tiene la culpa de las decisiones
políticas, y es injusto que ocasionéis atentados contra
inocentes que solo quieren vivir en paz.

-Sabemos que los políticos son los que deciden, pero


aquellos líderes que apoyaron y consintieron las
incursiones bélicas contra nuestro pueblo, deben pagar en
su justa medida, y eso incluye militares, políticos y civiles-
Contestó Abbas.

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-¿Qué hay en el ataúd? Preguntó Vermont.

-¿En verdad le interesa?.. Le diría que lo habitual cuando


se va de viaje, excepto que en esta ocasión el equipaje era
yo mismo, aunque reconozco que con algo de exceso de
peso…

-Perdón que le interrumpa, dijo Vermont, ¿viene metido


en ese ataúd desde Oriente Medio, haciéndose pasar por
el cadáver de un diplomático para evitar las revisiones y
controles aeroportuarios, para aparentar que es un
anticuario, cuando en realidad es un terrorista?

-Así es, no lo ha podido usted definir mejor- Contestó


Abbas.

-Pero aún no ha contestado a mi pregunta, ¿Qué trae en el


ataúd en realidad?-Volvió a preguntar Leonard.

-Ya le he dicho chofer, objetos personales, unas piezas del


Museo de Kuwait, algunas fotos, serotonina para dormir
durante el viaje y ¡ah! lo olvidaba, una porción de sarín y
ántrax suficiente para aterrorizar a media Europa-…

-¿Sarín? ¿Me está diciendo que trae en ese ataúd ántrax y


gas sarín?-

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Dijo Leonard tratando de evaluar el alcance de lo que
acababa de escuchar…

-¿pregunta usted demasiado para ser un chofer, no cree?


Y la verdad no suelo dar tantas explicaciones, pero así se
irá al otro mundo sabiendo que muere por una buena
causa, la nuestra-.

Comentó Abbas mientras se disponía a apuntar al chofer.

-Bueno, debo darle las gracias por la información,


supongo que tendré que despedirme- dijo Leonard.

-En efecto “buen viaje…”

No hubo tiempo para más, Vermont se abalanzó sobre él,


sorprendiéndole por completo, asestándole una patada en
el pecho que lo balanceó hacia atrás, -y tal como calculó,-
el gigante se golpeó la nuca con el portón del coche, que
abierto como estaba, quedaba a la altura de su cabeza,
haciéndolo caer de bruces. Leonard aprovechó la posición
de Abbas que tenía apoyadas las manos en el suelo,
propinándole una fuerte golpe y dejándolo fulminado. Sin
dudarlo cogió el arma y se dispuso a examinar el ataúd.
En ese momento dos todoterreno se acercaban a gran

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velocidad, y Vermont en cuestión de segundos arrancaba
el coche fúnebre y salía a toda prisa distanciándose del
lugar del altercado.

El terreno era bastante arenoso e irregular y sabía que no


era recomendable realizar una huida con demasiado
movimiento debido a la carga que transportaba, además
desconocía la zona y temía volcar o provocar cualquier
choque, o accidente desafortunado.
Condujo un rato tratando de ganar distancia a los que
seguro serían sus perseguidores en pocos minutos y buscó
un lugar alejado de la carretera desviándose para parar y
revisar la carga…

Era momento de “evaluar”…

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-MERCANCÍA PELIGROSA-

-¡Abbas, Abbas! ¿Qué ha pasado? ¡Despierta!...


¿Dónde está el coche? ¿Qué haces tirado en el suelo?
¡Levántate Abbas!
El alboroto de todo el grupo era desconcertante sin saber
a adonde ir, ni a quien buscar…

El gigante empezó a volver en sí. Al principio no sabía


muy bien donde estaba ni que le había ocurrido, pero de
inmediato se levantó buscando al chofer , tratando de
adivinar la dirección que tomó el coche fúnebre.

-¡Maldita sea! Ese chofer nos ha robado la mercancía…


¡¡Lo quiero muerto antes que llegue a descubrirnos!!

Dijo a gritos Abbas, mientras trataba de parar la


hemorragia que tenía en la cabeza.

Vermont sabía que acababa de frustrar los planes de unos


mercenarios de antigüedades y lo peor de todo, de unos

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terroristas. Tenía que salir de allí a toda costa y avisar a
las autoridades pero no iba a ser tan sencillo, el camino
que tomó lo dirigía en sentido contrario a la carretera
principal, y eso lo acabarían por descubrir los terroristas,
pues conocerían perfectamente la zona.

-Ha tomado el camino del lago, está perdido ya que no hay


salida posible y tendrá que regresar en cualquier
momento.-
Gritó uno de los 4 árabes que se encontraban en el primer
coche.

-Pues vamos tras él, no hay tiempo que perder.-

Leonard trató de buscar su móvil pero fue inútil, debió


perderlo en algún momento fuera del coche.
Dadas las circunstancias, pronto le darían alcance sus
perseguidores, pues el camino se hacía cada vez más
angosto y era cuestión de tiempo dar media vuelta o
continuar a pie en medio de la noche con aquella
“mercancía”.

Enseguida paró el vehículo, y se dispuso a revisar el


contenido del ataúd. Dentro encontró cinco cajas, cuatro
de ellas eran estrechas y alargadas, con estatuas en dos de
ellas y las otras dos contenían lo que el árabe afirmó. La

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última, más pequeña y ligera, contenía una cámara de
video pequeña, dólares americanos, un puñado de euros y
un sobre con fotografías.
Tenía que hacer algo rápido y sacando con cuidado las dos
cajas de madera, se alejó del coche y buscó una zona
cercana a unas rocas junto a unos árboles que rodeaban el
área. Allí empezó a excavar un hoyo en la tierra con sus
manos hasta que depositó una de las cajas dentro y lo
disimuló con ramas.
Sólo faltaba una caja.
De repente un 4x4 se acercaba rápidamente y Vermont se
vio obligado a regresar al coche.

-¡Abbas! ¡ya lo tenemos! No tiene escapatoria…


El todoterreno fue directamente a cortarle el paso a
Leonard, pero no contaban con que el coche fúnebre se
dirigía también hacia ellos…

-¡Ese tipo está loco!, ¡viene hacía nosotros!


El coche de Vermont fue a toda velocidad hacia el 4x4…

-¡Gira, gira Khaleb!

El coche fúnebre realizó una maniobra que provocó la


salida del camino del todoterreno, que colisionó contra
una cerca de madera cayendo en una zona pantanosa…

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-¡Maldito chofer! Nos la ha vuelto a jugar… da marcha
atrás ¡vamos!

-Al menos eso les llevaría algún tiempo-, pensó Leonard.

Aceleró cuanto le permitía el camino sabiendo que en


breve aparecería el otro coche, y no quiso correr riesgos,
apagó las luces del Mercedes y bajó la velocidad.

-¿Dónde estará el otro coche?

De inmediato sintió unos disparos sobre su vehículo, a esa


velocidad era un blanco fácil, encendió las luces de nuevo
y aceleró…
El otro todoterreno estaba cruzado en medio del camino
cortándole toda posibilidad de fuga, y cuatro tipos le
disparaban sin piedad…
Vermont tenía que pensar rápido…Frenó en seco..
Dió marcha atrás sabiendo que se le iban acabando las
alternativas.

Miraba a ambos lados del camino y se sintió encajonado


entre la cerca que bordeaba el lago y la arboleda…
De repente, alcanzó a distinguir un sendero a través de la
maleza y sin dudarlo se dirigió a él; llegó hasta una valla

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de madera y subió la velocidad para atravesarla, siguiendo
su huida por un camino rural en medio de la noche…
Pronto llegó a una aldea pequeña, llena de casas
abandonadas y calles oscuras.
Decidido, detuvo el coche y se dispuso a esconder la
mercancía donde no la pudieran encontrar.

Justo entonces empezó a lloviznar sobre el poblado…

-Esto parece una pesadilla- comentó.

Observó la casa más alta y sospechó que antiguamente


habría sido una iglesia o almacén. Una vez dentro buscó
un rincón detrás de unas vigas de madera y dejó la
segunda caja a buen recaudo. Luego regresó al coche y
decidió llevarse la caja pequeña para revisarla. Buscó un
lugar seguro y encendió la cámara para ver la grabación y
obtener más información de esos terroristas. En ella
aparecían soldados mercenarios apuntando y
atemorizando a un grupo de civiles en un paraje desértico.
Estos se veían constantemente amenazados mientras los
grababan de cerca, comprobando que se trataba de varios
hombres y mujeres con acento europeo.
En una fracción de segundo, un frío helado erizó su piel al
escuchar la voz de Chloe. Sin duda era el grupo de civiles
secuestrado donde estaba su mujer. Su corazón dio un

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vuelco e inmediatamente revisó el sobre. En efecto
estaban algunas fotografías de ella y del resto de sus
compañeros, todos con más o menos buen aspecto, lo que
tranquilizó a Leonard.
Aquello parecía increíble. Detrás de cada foto habían
escrito su nombre y un móvil con la persona de contacto
con la que seguramente tendrían que negociar el rescate.
Comprobó que en efecto su número de móvil era el escrito
en la foto de su mujer.
Continuó revisando la grabación y vio claramente como
les inyectaban alguna sustancia y los dormían
introduciéndolos en ataúdes y trasladándolos a algún
aeropuerto.

-Pero ¿Cómo era posible? ¿Cómo tendrán pensado


realizar el rescate? Tiene que haber algún tipo de
conexión. - Pensó Leonard.

Eso tendría que averiguarlo personalmente.

Ahora tenía que pensar en salvar su vida y en salir del


almacén cuanto antes, de lo contrario al primer sitio que
buscarían sería en ese donde se encontraba.

El sonido inconfundible de los coches acercándose a la


aldea puso en alerta de nuevo a Vermont.

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-Ya están aquí- se dijo...

Analizó la situación y comprobó que tenía una pistola con


5 balas en el cargador, ante al menos 9 terroristas
armados y muy furiosos.
Hacía mucho que no se encontraba en una situación límite
como esa, de modo que se vio obligado a tratar de
resolverla como en otras ocasiones… Habría que
improvisar…
Buscó un lugar alejado del escondite fuera del almacén.

Era momento de “decidir”...

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- DISPARA A MATAR-

Vermont miró su reloj, eran casi de las 3:30 am de


la madrugada.

-¡Por fin una pista del paradero de Cloe!- Exclamó


perplejo.
Leonard no perdió la esperanza de encontrarla, pero
reconocía que cada vez era más difícil. Nunca hubo
contacto por parte de los secuestradores y todas las
investigaciones fueron infructuosas. Era como si a todos
se los hubiera tragado la tierra.

Se situó en la primera planta de lo que antes habría sido


sin duda una cantina. El suelo y las paredes estaban
hechos de madera y una escalera conectaba la estancia del
bar con el piso de arriba.
De inmediato notó la presencia de alguien dentro del
local. Escuchó unos pasos que caminaban despacio,
recorriendo cada estancia del comedor.

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-En breve vendrá hasta aquí.- Afirmó en su mente.
Un crujido de madera proveniente de la escalera avisaba
que el terrorista se dirigía al piso de arriba y Vermont se
escondió asegurándose que su enemigo venía solo…
Con sigilo el terrorista examinaba cada habitación del piso
superior.
Sólo tenía que esperar el momento oportuno y caer
“literalmente” sobre su perseguidor.
La puerta estaba entreabierta y el árabe entró despacio
apuntando con un arma cada rincón de la habitación.
El chofer se encontraba apostado en una de las vigas
superiores y en un instante se abalanzó sobre él cayendo
los dos al suelo. Vermont se incorporó de inmediato
poniéndose en guardia y ante el desconcierto de su
oponente que trataba de levantarse, le propinó un fuerte
golpe haciéndolo chocar contra una de las vigas y
quedando inmóvil en el suelo.
Registró sus bolsillos buscando cualquier objeto que le
pudiera valer para comunicarse, pero sólo encontró un
pasaporte, unos cigarrillos y un arma corta.

-Este se llama Azím- dijo Leonard, y en ese momento el


terrorista que se había recuperado, lo agarró
sorpresivamente por la espalda tratando de asfixiarlo y
levantándolo sobre sí mismo, hizo caer al chofer de

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cabeza contra el suelo de manera estrepitosa. Vermont
trató de reaccionar, cuando de nuevo sintió los brazos de
su enemigo, que lo llevaban como a un muñeco en
dirección a una de las paredes de la habitación,
empujándolo fuertemente y con la intención de estrellarlo
contra uno de los muros. El chofer se adelantó al
movimiento rápidamente saltando y caminado sobre la
pared, que con la inercia, dio una vuelta de 360º
provocando el choque inesperado del árabe contra el
muro y dejándolo momentáneamente aturdido por el
golpe.
El tipo era corpulento y fuerte, cosa que nuestro hombre
ya había comprobado.

-Voy a romperte los huesos- alcanzó a decir el árabe con


un acento no demasiado entendible…
Leonard lo analizó brevemente comprobando que era
zurdo, que usaba una defensa habitual de boxeo y que
agachaba demasiado la cabeza.
El cuerpo a cuerpo era inevitable y no se podía prolongar
demasiado.
Los golpes del boxeador eran muy peligrosos y buscaban
hacer el máximo daño posible, pero el chofer los
esquivaba o interceptaba provocando el cansancio de su
oponente y consiguiendo disminuir en gran medida el
ritmo del ataque inicial.

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-Vamos, no me decepciones, dame tu mejor golpe- le retó
Vermont, y esperó su izquierda tal como sospechaba.
Aunque arriesgó su mandíbula unos centímetros, este se
apartó lo suficiente pudiendo tener todo el flanco
izquierdo del árabe para golpearle a placer.
El puñetazo brutal a las costillas, fue el que primero que
acusó con dolor Azím quedándose sin respiración; los
demás golpes fueron los que lo dejaron fuera de combate.

-¿Dónde tenéis a los prisioneros?, ¿están aquí en


Holanda?
¡Vamos habla!- El árabe le sonreía mientras sangraba por
la boca.

-¿Prisioneros? ¿Qué sabes tú de los prisioneros chofer?-


preguntó el terrorista.

-Quiero saber dónde están.- Dijo Leonard.

-¿Tienes acaso algún familiar secuestrado por nosotros?-


Si es así pronto morirán. Es su destino. Y no podrás
impedirlo.

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El árabe trató de hacer un esfuerzo agarrando las manos
de Vermont, y éste tuvo que golpearle pudiendo al fin
amordazarlo por completo.

-Bueno uno menos- se dijo.

Miró por la ventana y localizó el coche fúnebre. Los 4x4


estaban aparcados al lado y dos hombres sacaban el ataúd
del Mercedes haciéndose con las dos cajas de
antigüedades.
Desde allí no podía ver dónde estaban los demás…
Salió por la ventana y subió al tejado para tratar de
conocer la situación de sus enemigos.
Pudo ver otros dos hombres con linternas en la parte
norte de la aldea, uno por el lado oeste y dos más que
venían desde el sur.

-Eso contabilizan 8 hombres… ¡Falta uno!- pensó.

Bajó por un desagüe que conducía a un callejón trasero,


tratando de hacer el menor ruido posible, pero una vez
abajo supo que no estaba solo y había alguien más en
aquel oscuro callejón…

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Vermont conservó la calma, pero le era imposible localizar
a su adversario, estaba demasiado oscuro.
De repente, alguien salió de la oscuridad lentamente.

-Levante las manos chofer, estoy apuntándole a la cabeza-


le dijo el individuo.

Leonard asintió y puso las manos sobre su cabeza,


mientras iba cobrando forma aquella enorme sombra que
caminaba entre la lluvia acercándose hacia él.

-¿Sabe que ha estado a punto de echar a perder un


montón de meses de trabajo?- dijo el árabe.

El hombre traía un arma en la mano derecha, era también


bastante corpulento y cojeaba visiblemente de una pierna.

-Creo que voy a divertirme un rato contigo antes de avisar


a mis amigos, las órdenes eran matarte antes de que
amaneciera…- comentaba mientras se acercaba
lentamente.

-Por lo que veo, esta es mi “noche de suerte”- susurró


Vermont.

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-Tengo que decirle que es usted bastante escurridizo, pero
ahora es ¡todo mío!-

El hombre se cambió el arma de mano, alertando sin


saber del siguiente movimiento y de inmediato le lanzó un
puñetazo a Leonard sin sospechar que su mano iba a ser
interceptada por el codo izquierdo del chofer, que rompió
su muñeca debido al impacto, e hizo bajar la guardia al
enorme árabe, que en un instante sintió una fuerte patada
en su mano izquierda, quedando desarmado y con un
brazo agarrándole fuertemente por el cuello, haciéndolo
caer al suelo.

-¡Un móvil! Dijo Vermont registrando sus bolsillos…


-Nombre: Shahir.-

-Dime ¿Dónde tenéis a los prisioneros?-

De repente escuchó que más enemigos se acercaban y no


tuvo más remedio que apretar su brazo contra el cuello de
Shahir, dejándolo fulminad0 y buscó un lugar oscuro
para ocultar el cuerpo.

Abbas apareció con dos hombres más quedándose frente


al callejón.

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-¡Abbas! ¡He encontrado a Azím en la cantina, creo que
está muerto!

-¡Khaleb, Makim, llamad a los demás, a ver si falta


alguien!-… dijo en voz baja Abbas.

-¡No encontramos a Shahir! ¿Dónde se habrá metido ese


cojo estúpido?…

-¡Búsquenlo! Gritó Abbas. Pronto amanecerá y tenemos


una cita en Bruselas-…

-¡Vamos, búsquenlo!

Leonard ya había oído suficiente, y se encaminó entre las


sombras hacía los coches ante el desconcierto de los
terroristas, atravesando por el interior, casas y almacenes,
cuando uno de sus pies se hundió en el suelo de madera
de uno de los locales, quedando por sorpresa inmovilizado
y atrapado…

-Lo que yo decía…. ¡¡Mi noche de suerte..!!- susurró entre


dientes Vermont.

Aunque intentó liberarse cuanto antess, fue inútil. Sabía


que en cualquier momento vendrían por él

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-¡Quédese quieto!-
Dos terroristas le apuntaban y se acercaban desde el piso
de abajo.

-No se preocupen, no puedo moverme, este suelo de


madera tiene más años que yo, ¡ayúdenme, no puedo
mover la pierna!- dijo el chofer alzando las manos.

-¡Vamos a levantarlo, seguro que se la ha roto!-…Dijo uno


de ellos.

Los dos hombres se acercaron y lo agarraron por ambos


brazos, tratando de levantarlo. Todo hacía pensar que
tenía la pierna rota…
En ese momento aprovechó su posición, propinándoles a
ambos un fuerte golpe en los genitales haciéndoles
estremecerse, al tiempo que agarró a cada uno por los
tobillos y los levantó consiguiendo que ambos cayeran al
suelo a la vez…
De inmediato se oyó un enorme crujido y el suelo cedió
cayendo los tres al piso de abajo, propiciándose un
desplome de maderas y restos de amasijos, que enterró
literalmente a los tres hombres.

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-¡Nasif, avisa a Abbas y dile que lo tenemos! Decía uno de
los árabes tratando de salir de aquella montaña de astillas.

-Hakem, ¿dónde está ese tipo? ¡ayúdame!, ¡no consigo


moverme! Creo que tengo algo roto…

-Bueno, en realidad aún no me he marchado.- Dijo


Vermont saltando sobre Nasif y fracturándole el brazo
derecho.

-Decidme algo sobre los prisioneros. ¿Dónde están?-

-En ese instante ambos gritaron para llamar la atención


de los demás y Leonard tuvo que huir.

-¿Qué ha sido ese ruido? ¿Quién grita?- Dijo Abbas.

-Proviene de aquel almacén- comentó otro de ellos.

-¡Atención todos! Rodeemos ese sitio, ¡vamos!- dio la


orden Abbas.

Los cinco árabes rodearon el almacén y dispusieron entrar


de inmediato.

-¡Makim, Jafar, adentro! …

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-¡Abbas, aquí están Nasif y Hakem con muy mal
aspecto!… dijo uno de ellos. –Creo que se derrumbó el
piso de arriba.

-¿Y el chofer?, preguntó Abbas.

-Ni rastro- contestó Jafar.

-¡Vengan todos aquí rápido! Dijo Abbas…

-Ese chofer nos está aniquilando uno a uno. Lo hemos


subestimado, ese hombre es ciertamente muy hábil para
ser un simple conductor de funeraria-. Comentó otro de
ellos…

-¿Habéis localizado las otras tres cajas? Preguntó Abbas.

-No, en el coche solo estaban las dos cajas con las


estatuillas-. Dijo Khaleb.

-Suficiente por ahora, sigamos con el plan, ¡vámonos y


suban a los coches!- Replicó Abbas. –En unas horas
pondremos el resto de ántrax y sarín en el centro de
Bruselas con la ayuda de Gautier.-

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Vermont trató de asimilar lo que acababa de escuchar.
En las otras dos cajas se encontraban más cantidad de
ambos gases mortales.

En pocos segundos salían los dos todoterreno del lugar.

Leonard tenía que pensar deprisa…

-¡Tengo que detenerlos como sea!- Se repetía


constantemente mientras corría hacía el mercedes.
Sabía que en cuestión de horas pondrían en marcha una
operación terrorista sin precedentes en Europa y de algún
modo eran el único enlace para encontrar a Chloe.

Llegó el momento de “actuar”…

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-CUENTA ATRÁS-

-¡No puede ser! Revisé las otras cajas y solo eran


antiguas figuras de piedra… a no ser que dentro fueran
escondidos los restantes restos de ántrax y sarín…-
Debo evitar a toda costa que lleguen a Bruselas.

Vermont se introdujo rápidamente en el coche


disponiéndose a arrancarlo, cuando sintió un hierro frío
sobre su nuca…

-Hola amigo chofer, suba las manos y colóquelas en el


volante-

Leonard quedó petrificado, nunca imaginó que alguien le


estaría esperando y reconoció mentalmente que se
adelantaron a su movimiento.

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-Sabía que vendría a perseguirnos; es usted muy
obstinado, ¿se lo habían dicho antes?- Dijo el hombre
desde el asiento de atrás.

-Alguna vez lo he oído, para qué voy a mentirle- comentó


el chofer mientras lo miraba un instante por el espejo
retrovisor.

El árabe abrió la puerta saliendo del vehículo y sin dejar


de apuntarle.
-Salga del coche lentamente y dígame quien es usted en
realidad antes de que lo mate chofer-

Vermont respiró profundamente y le llamó por su nombre


al tiempo que se bajaba del coche fúnebre.
La lluvia arreciaba sobre el poblado y se escuchaba el
continuo choque del agua sobre los techos de las casas.

-Abbas se llama ¿verdad?- Comentó Leonard


entrelazando las manos detrás de la cabeza.

-¿Quién es usted chofer?- dijo con voz muy seria mientras


se acercaba con el arma empuñada con las dos manos.

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-Mi nombre no tiene importancia, ustedes sois un grupo
de terroristas y no puedo permitir que llevéis a cabo
vuestro plan-

La voz del árabe sonaba firme y enfadada.

-Entonces no me dirás quién eres ¿verdad? He perdido


esta noche a varios hombres de nuestra organización.
Hombres bien entrenados que sin pestañear no hubiesen
titubeado en matarle. En cambio son ellos los que
quedaron fuera de combate gracias a usted, quien quiera
que sea-…

En ese momento le propinó a Vermont un fuerte golpe en


la cabeza con el arma haciéndole caer al suelo, y una vez
ahí, le dio una patada en el costado que Leonard la acusó
estremeciéndose como una lombriz sobre el suelo cada vez
más encharcado.
Sabía que debía aguantar algunos golpes antes de iniciar
un contrataque, y no le quedaba más remedio que dejarse
golpear por aquel hombre, intuyendo que éste necesitaba
descargar su ira sobre él. Sin embargo el lado positivo,
era que el árabe guardó su arma para tener ambos brazos
disponibles.
El terrorista cogió al chofer y levantándolo lo estrelló
contra el capot del Mercedes, luego lo volvió a agarrar

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esta vez por las piernas, haciéndolo girar en el aire y
lanzándolo a varios metros de distancia.

-Esto me está gustando más de lo que creía- decía


mientras se encaminaba hacía el chofer que yacía inmóvil
en el suelo ahora embarrado.
Leonard trató de seguir consciente y reunir fuerzas para
tratar de defenderse, pero no iba a ser tan sencillo. El
corpulento árabe se abalanzó sobre él, y con ambas manos
le apretaba el cuello suspendiéndolo en el aire y quedando
sus pies a una distancia considerable del suelo…

-No creo que aguantes mucho más chofer, sé que eres un


tipo duro, pero voy a destrozarte-…

Vermont abrió los ojos y analizó su posición en una


fracción de segundo…El gigante le había dejado sus
piernas libres y muy cerca de una zona vulnerable para
alguien que tiene sus dos brazos ocupados.
Leonard separó ambas piernas echando una hacia atrás, y
utilizó la inercia y su impulso para colocar un fuerte
rodillazo en el estómago del árabe, que lo hizo
tambalearse aunque sin soltar del cuello a Vermont y
estrellándolo contra el suelo.
-¡¡Muere, maldito seas, muere!!-Le gritaba mientras
trataba de asfixiarlo.

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Leonard reunió fuerzas y consiguió colocar sus piernas en
el cuello del terrorista y aprisionarlo hasta hundirle –no
sin esfuerzo- la cara en el frío barro.
Finalmente fue cediendo y no tuvo otra opción que soltar
a Vermont mientras trataba de respirar.
Casi desvanecido trató de revolverse, pero ya no
representaba una amenaza para nuestro hombre.

-¿Por qué hacéis esto Abbas? ¿Quién es ese tal Gautier?


¡Háblame de los prisioneros!- Preguntó el chofer.

-¡Ja,ja,ja! ¡Vete al diablo! dentro de unas horas esa


mercancía irá al corazón de Europa e iniciaremos nuestra
misión-.

-No, si puedo evitarlo Abbas-


Vermont lo amarró y registrando sus bolsillos revisó su
pasaporte…
¡¡Hassan, este tipo se llama Hassan!!...¿entonces Abbas es
el otro?
Leonard pensó sorprendido y volvió a analizar al gigante
que le había torturado. En ese momento pudo distinguir
que en efecto se trataban de dos personas diferentes, pero
casi idénticas.

-¿Tienes un hermano gemelo verdad?- preguntó al árabe;

45
-¡No te diré una mierda maldito intruso! Respondió.

-O sea, que tu hermano te envía para que hagas el trabajo


sucio, mientras él, hace el trabajo sencillo. Los
prisioneros, ¿Están cerca, verdad?- Afirmó Leonard.

-¡¡Te aniquilará chofer, mi hermano te aniquilará!!-

-Ya lo veremos- Le dijo amordazándolo a un poste y


subiendo al mercedes lo miró mientras arrancaba…

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-SIN COBERTURA-

La oscuridad de la noche iba desapareciendo,


dando paso a una nublosa mañana, con una fina, intensa y
constante llovizna, ofreciendo un paisaje gris y solitario al
camino. Vermont realizó un recuento de lo ocurrido hasta
el momento. Recordó que aún quedaban cuatro
terroristas, sin saber muy bien en todo esto donde
encajaba el Sr. Gautier, con quien se habían citado en
Bruselas.

-Son casi las 6:00 am, no puedo perder tiempo, necesito


llegar a Bruselas lo antes posible. Tengo que avisar a la
policía y, ¡Roy! necesito informarle de esto cuanto antes…-

Leonard buscó el móvil que había encontrado en el


bolsillo de uno de los terroristas pero fue inútil;
seguramente en el último enfrentamiento, quedaron
esparcidas por el suelo todas las cosas que fue recaudando
de sus adversarios, además de magulladuras, arañazos, y

47
buena parte de su vestuario bastante deteriorado y
maltrecho.
El coche fúnebre se dirigía a toda velocidad hacia
Bruselas, atravesando carreteras desérticas y buscando la
autopista, durante un amanecer gris, lluvioso y lo que era
peor, envuelto ahora en una espesa niebla, que dificultaba
si cabe aún más, la posibilidad de encontrar alguien y
avisar a las autoridades.

-¡Es imposible, me temo lo peor!, no tengo tiempo de


alertar a nadie y sería muy complicado de explicar;
seguramente se escaparían y pondrían en funcionamiento
su plan; entonces no habría marcha atrás y resultará
imposible localizar a los prisioneros…
“Estoy sin cobertura”-

Nuestro hombre hizo un breve análisis de la situación y


comprobó que estaría solo hasta el final. Muchas vidas
dependerían de su manera de proceder en esa “misión
inesperada”.

-¡Está bien Abbas! Voy por ti-. Exclamó Vermont.

El coche fúnebre quedó aparcado en una de las calles


aledañas al parque del museo. La niebla era tan densa que

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apenas se alcanzaban a distinguir las luces de los
semáforos.

-Bueno, llegó la hora.- Dijo Leonard.


Y cruzó la avenida para adentrarse en el parque.

A causa de la niebla era imposible visualizar a media


distancia cualquier indicio de actividad. El parque era
enorme y plagado de árboles y vegetación.
Todo estaba en calma y extremadamente desértico.
Leonard pensó que seguramente se habrían citado en el
centro del parque.
Pronto encontró un gran estanque que se perdía a los
pocos metros en esa nube gris impenetrable. De repente,
escuchó unas voces que provenían de algún lugar cercano
al estanque, y se fue acercando guiado por los sonidos que
sin duda se encontraban a tiro de piedra.
Vermont caminó sigilosamente, siguiendo la barda que
rodeaba el lago, hasta que consiguió desdibujar la silueta
de un puente de piedra.
La fría mañana cortaba el aliento y la aproximación al
grupo de personas apostadas en el centro del puente,
tendría que ser aprovechando los sonidos y silencios que
emitía la naturaleza del propio parque… El viento sobre
las ramas, las hojas que el aire arrastraba por el suelo, el
sonido del agua, el de algún ave cercana…

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La falta de visión era un inconveniente para todos y solo
Vermont contaba con el factor sorpresa.
La luz de un cigarro alertó a nuestro hombre y distinguió
la figura de uno de los terroristas, vigilando uno de los
accesos al puente.

-Al fin y al cabo era previsible-. Pensó.


Vermont se encaminó hacia la orilla y trató de ganarle la
espalda. Una vez en posición, se acercó como el aire que
acaricia la hierba y llegó hasta la farola donde se
encontraba el vigilante. Ahora era cuestión de pericia no
delatar su posición.

-Vamos, un poco más…-se decía mientras iba rodeando la


base de piedra y se acercaba al terrorista por la espalda.
Leonard le tocó en el hombro y esperó a que volteara. En
ese instante, le asestó un fuerte codazo en la barbilla que
hizo tambalear al vigilante. De repente, otro hombre más
apareció entre la niebla saltando sobre Vermont, que de
manera inesperada, recibió una patada en el pecho
golpeándose duramente la espalda contra la roca.

-¿Otra vez tú?- Dijo el terrorista mientras casi no podía


creer que el chofer estuviera allí.

-¡Levántate Makim! ¿Estás bien?-

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-Si Jafar, este malnacido me ha roto dos dientes…

-¡Matémosle!-

Leonard estaba fuera de combate, o eso quiso aparentar.


Ambos terroristas se acercaron acorralándolo contra la
pared y uno decidió atacar, adelantando su posición y
lanzándole un puñetazo a la cara. En el mismo instante,
Vermont esquivaba el golpe y se agachaba hundiendo su
hombro derecho sobre el vientre de su oponente, al
tiempo que su codo izquierdo le asestaba un martillazo a
la cara, desplazando al árabe que casi no podía
mantenerse en pie.

-Te sacaré las tripas- Alcanzó a decir el otro que llevaba


un cuchillo en la mano.

Leonard sabía que era muy probable que los demás


supieran de su presencia, o pronto lo harían.

Fue inmediato. El cuchillo buscaba el cuello del chofer,


que con su mano interceptó la muñeca del terrorista; pero
aquel enorme tipo hizo retroceder a Vermont hasta la
pared levantándolo y suspendiéndolo en el aire. Leonard
trató de zafarse pero era inútil, la fuerza de ese hombre
era descomunal y tenía que pensar rápido. Apoyó una

51
rodilla contra el pecho del árabe y con la otra empezó a
golpear sus costillas… una, dos, tres, cuatro veces y al fin
empezó a notar sus efectos, pues iba disminuyendo la
tensión muscular de su enemigo. Luego puso las dos
piernas sobre la roca para tomar algo de impulso y
aprovechando la inercia, le propinó un fuerte cabezazo en
la cara que le hizo doblar sus rodillas y soltarle de
inmediato.

Leonard notó que algo gélido y líquido recorría


lentamente su tórax. Fue en ese momento cuando se
percató que tenía un corte en su pecho, provocado por el
cuchillo del terrorista.

De nuevo el primer vigilante volvió a entrar en acción,


dirigiéndose con rabia hacia Vermont, que lo esperaba con
ambos puños cerrados.

-¡¡Quiero partirte en dos chofer!! Alcanzó a decir, al


tiempo que recibía un impacto en su vientre y otro en la
mandíbula.

Leonard tenía a ambos terroristas cada vez más


enfadados, y era cuestión de improvisar otro contrataque,
o mejor aún, de improvisar un nuevo ataque; de modo que
se hizo hacia atrás hasta la base de piedra de la farola y

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viendo que ésta tenía un brazo formando un arco hasta su
extremo, no lo pensó dos veces y saltó agarrándose al
arco, dirigiendo su impulso y sus piernas contra uno de
los vigilantes, que al sentir el impacto voló literalmente
unos metros estrellándose contra el suelo. El otro quedó
petrificado al ver el impacto, dando tiempo suficiente para
que la inercia hiciera regresar las piernas de Vermont, que
lo atraparon por el cuello tratando de dejarlo
inconsciente, aunque el árabe se retorcía para ganar
alguna bocanada de aire. De nuevo entre la niebla volvía
aparecer el otro vigilante tambaleándose y aturdido por el
golpe, y Leonard aprovechó su situación para levantar con
sus piernas al que tenía apresado y lo hizo girar haciendo
un círculo en el aire y provocando el choque estrepitoso de
los dos terroristas que quedaron desplomados sobre el
empedrado.

-¡¡Jafar,Makim!! ¿Todo en orden?- La voz de Abbas


provenía de algún lugar del puente.

Aunque se escuchaba más cerca, con la niebla hacia muy


difícil localizar a alguien a esa distancia.

-¡Khaleb, ve a ver qué pasa!-

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Khaleb era el guardia personal de Abbas. Un
experimentado mercenario que velaba x su seguridad y
siempre permanecía cerca de él.

-¡Echa un vistazo y ten cuidado!-


Khaleb desapareció entre la grisácea nube en busca de los
demás. Caminaba despacio y desconfiado hasta por la
quietud del lugar.

-¡Abbas, aquí no hay nadie! ¿Dónde se han metido estos


estúpidos?

-¡Búscalos y estate alerta!- le gritó Abbas.

Leonard había conseguido arrastrar los dos cuerpos hasta


unos arbustos.

Khaleb caminó a una distancia considerable del puente y


algo llamó su atención entre la bruma. Eran unos cuerpos
tumbados en la orilla del lago.

El árabe se acercó mostrándose alerta...

-¿Makim? ¿Jafar? Y le dio la vuelta al primero.

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-¿Qué diablos ha pasado aquí?- y se dispuso a voltear al
segundo. Al hacerlo una mano lo agarraba fuertemente
del cuello y lo hacía caer sobre la hierba.

-¡¡El chofer!! ¡¡Abbas!! ¡¡Está aquí!!- Gritó al tiempo que


sacaba su pistola, pero Vermont bloqueó su mano y se
inició un forcejeo, cayendo ambos al suelo y rodando
entre la maleza.

De repente, un disparo enmudeció el parque…

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-LLUVIA Sobre niebla-

-No es posible. Ese chofer otra vez.- Dijo Abbas.

- Gautier, tenemos que irnos.

-¿Algún problema? ¿Quién ha disparado? ¿Quién es ese


chofer? Dijo Gautier.

-Alguien que tendría que haber muerto hace unas horas,


pero lo estará en unos minutos. Dígale a sus hombres que
nos esperen en la entrada oeste.-

Gautier venía escoltado por dos guardaespaldas


corpulentos, que transportaban dos bolsas con la
mercancía esperada por Abbas.

-¡Dirk, Ashot, vayan a la puerta oeste!, - Ordenó Gautier.

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Leonard caminaba lentamente abriéndose paso entre la
bruma visiblemente cansado. Los forcejeos con los
últimos terroristas habían dejado estigmas en el cuerpo de
Vermont y con cautela fue encarando la subida al puente.

El lugar era frio y solitario. Los pasos sobre el adoquinado


fueron aproximando al chofer a la cima, y entre la bruma
fue desdibujando a una persona apoyada sobre la baranda
de piedra dándole la espalda.

-Abbas, no permitiré que sigas adelante con tu plan -Dijo


Vermont acercándose a él.

El individuo seguía de espaldas y murmuraba algo en


árabe en un tono continuo y casi imperceptible, al tiempo
que se daba la vuelta y se ponía frente a Leonard con un
correaje en el pecho repleto de explosivo…

-¡Tú no eres Abbas!- Murmuró El chofer.

-Eso ya no ha de importarte…“Leonard”-
Se oyó decir a otra persona que apareció entre la niebla
con una voz claramente familiar.

-¿Sara? ¿Eres tú? pero ¿Qué haces aquí? - Preguntó con


asombro Vermont.

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La prometida de Roy estaba junto a Jafar con un
detonador en la mano…

Al otro lado del puente, Abbas y Gautier caminaban a


prisa para distanciarse del lugar, ya que en breves
segundos habría una detonación producida por una
inmolación.

-Vamos Gautier, alejémonos de aquí. He ordenado a


alguien que se encargará personalmente de aniquilar a ese
chofer y necesitamos un sitio tranquilo para entregarle las
reliquias. Están en un parking cercano.

-Si pero ¿cómo está mi hija? Le prometo que colaboraré y


llevaré esas piezas antiguas donde me diga, a cambio de
recuperarla.- Exclamó con lamento Gautier.

-Su hija está bien, y si se rige a nuestro plan la recuperará


en unas horas.- Dijo Abbas.

-Esta situación es muy peligrosa. No sé si podré repartir


las antigüedades en el edificio Berlaymont. Es la sede de
la Comisión de la Unión Europea y hoy se reúnen los
líderes políticos de cada país miembro, por lo cual, los

58
controles serán extremadamente rigurosos.- Profirió
Gautier.

-¿Qué quiere decir Gautier? ¿Qué ya no le interesa el


trato? ¿Qué no está dispuesto a seguir nuestro plan? Se ve
que no le importa demasiado la vida de su hija.-
Comentó Abbas en un tono cada vez más alterado…

-Le recuerdo que usted es diputado en el Parlamento de la


UE, por consiguiente puede eludir los controles de
seguridad, dejar las piezas y salir del edificio sin levantar
sospechas.-

Mientras tanto en el puente de piedra, Vermont se


encontraba en extrema peligrosidad.

-Eso tampoco importa Leonard. Vas acompañarnos en


este viaje y disfrutarás de una “muerte florida”.- Alcanzó a
decir Sara con su acento árabe y voz cada vez más
temblorosa.

Leonard sabía que en cuestión de segundos todo aquello


saltaría por los aires y no dio un paso más. Desde aquel
punto del puente, no habría escapatoria si decidía correr.
No tenía opción.

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-Vamos, no tienes por qué hacerlo, ¡suelta el detonador!,
no acabes así con tu vida- Le dijo Vermont.

-No tenemos miedo a morir, es nuestro destino, es nuestra


misión, y has estado a punto de echarla a perder.-
Comentó de nuevo Sara.

-¿Cómo has podido fingir y utilizar a Roy? Él te quería.


Profirió Leonard.

-Era parte del plan. Necesitábamos un sistema infalible


para introducirnos en Europa y Roy era necesario.-
Respondió Sara.

-¿Y Chloe? ¿Qué tiene ella que ver en todo esto?- Gritó
Vermont.

-Fue pura casualidad, créeme Leonard. No sabía que ella


estaba en ese grupo secuestrada. Nunca me proporcionan
información sobre las operaciones. Y ya está hecho. Ella y
tú estáis sentenciados.-

-Pero ¿Dónde está? ¿Sigue viva? Tienes que decírmelo


Sara.- Le suplicó Vermont tratando de acercarse a ella.

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-¡No des ni un paso más!- Ordenó ella.

A 50 metros de allí, Gautier se sentía cada vez más


indeciso y desconfiado.

-¡No, no estoy seguro de poder hacerlo!.- Titubeó Gautier


tratando de convencer a Abbas. -Además no me ha
enseñado ninguna prueba que afirme que mi hija está en
Europa sana y salva.- Exclamó finalmente.

-¿No está seguro? Me temo que no puedo permitirlo.- Dijo


Abbas con voz amenazante.- Le he traído a su hija y le he
dicho que está bien. La prueba de que está viva la tiene ese
maldito chofer, y usted accedió a colaborar con nosotros a
cambio de ella y de la mercancía que le pedí. No vamos a
cancelar el trato ahora.-

-¡Lo lamento pero no! No tengo garantías que afirmen


que mi hija está viva- Sentenció Gautier alejándose del
terrorista.

-¿No quiere ayudarnos con la misión?- Refirió Abbas


agarrándolo fuertemente por el brazo.

61
- ¡Suélteme maldita sea!- Gritó Gautier, y sus dos
guardaespaldas se presentaron a escasos metros de
ambos.

-¡Suelte al señor Gautier!- Exclamó Dirk apuntándole con


un arma…

Todos quedaron en silencio.

Entre tanto sobre el puente estaba la suerte echada.

-Quédate donde estás Leonard. Ya te he dicho que eso ya


no importa.- Volvió a replicar Sara.

-¡Sara! ¡No lo hagas!-


Otra voz familiar se escuchó en la niebla y unos pasos se
oían cada vez más cerca. Poco a poco apareció la figura de
un hombre.

-¿Roy? ¿Qué estás haciendo aquí?- Exclamó ella perpleja


ante la presencia de su prometido.

-No te acerques. No tendrías que haber venido. ¡Vete por


favor!- le gritó Sara desesperada.

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-¿Que estás haciendo con ese detonador? ¿De qué va todo
esto?- Preguntó Roy desconcertado.

-Vamos, díselo Sara. Explícale que perteneces a una


organización terrorista. Que utilizaste la funeraria para
posicionaros en Europa. Que tenéis secuestrada a Chloe y
a sus compañeros quien sabe dónde, y que tratáis de
cometer un atentado con gases de destrucción masiva.-
Explicó Vermont.

-¡Dime que no es cierto Sara por favor!... He buscado


alguna justificación a tus salidas constantes del país, a tu
interés por el funcionamiento internacional sobre el
traslado de féretros y cadáveres. Y a nuestra relación
cuando nos conocimos casualmente en aquel aeropuerto
en Frankfurt; que ahora pienso que no fue tan casual.

-¿Cómo me has encontrado? Preguntó Sara.

-Envié a Leonard a cubrir este servicio, pues goza de toda


mi confianza y no quise alertarle acerca de mis sospechas.
El sabría cómo actuar en caso necesario. Por otra parte,
intenté encontrar alguna conexión con el traslado del
féretro, pero fue inútil. Finalmente decidí seguirte esta
mañana y comprobar en que estabas metida.

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Esto sobrepasa cualquier conjetura que hubiera podido
imaginar y no voy a permitir que sigas adelante.- Exclamó
Roy sin apartar la vista de ella.

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-MUERTE FLORIDA-

-Entregadme las bolsas o le rompo la tráquea


ahora mismo-. Abbas tenía a Gautier agarrado por el
cuello y dispuesto a todo.

-Hagan lo que les dice. ¡Ashot tráelas! -…Ordenó Gautier.

-Y tú baja el arma. No me gusta que me apunten.- Dijo


Abbas.

Ashot apareció con sendas bolsas y las puso al alcance del


terrorista.

-Ahora ¡ábrelas!- Gritó Abbas.

Al hacerlo la expresión del árabe se tranquilizó. Ambas


venían llenas de armas y explosivos.

-Ya tiene lo que quería, ahora suélteme y váyase-

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Los dos guardaespaldas estaban esperando la mínima
oportunidad para reducir al corpulento Abbas, y él sabía
que no le dejarían irse con la mercancía fácilmente.

Sobre el puente, Leonard y los demás se encontraban en


una situación imprevisible. Sara tenía los ojos cerrados y
sus lágrimas recorrían su cara.

- Entonces ¡”Apretaré el detonador”!-

-¡No lo hagas Sara! ¿Piensas matarme a mí también?-


Dijo Roy acercándose cada vez más a la mano con el
detonador.

-Roy, no te acerques más a ella. No merece la pena amigo


mío.- Sugirió Vermont.

Mientras tanto, Jafar continuaba balbuceando con los ojos


cerrados.

-Vamos Sara, suelta eso. Podemos a arreglar las cosas.-


Comentó Roy con cariño.

66
-Ya no hay marcha atrás Roy... Tengo que hacerlo.
Lo siento…- Trató decir mientras temblaba entre sollozos.

Fue entonces cuando Roy tocó su mano y la abrazó


tratando de tranquilizarla.

-¡Perdóname cariño! Dijo Sara. No quiero seguir con esto.


Pero tengo a mi familia amenazada en Siria y todos ellos
dependen de mí. Estarán bien si yo muero. Por eso no me
preocupa morir aquí; si ese es mi destino.-

- Tu familia estará bien, lo prometo. Y piensa que apoyar


el terrorismo no es la solución para proteger a tu familia.-
Dijo Roy mientras la abrazaba tiernamente.

De repente, Jafar caminó hacia ellos arrebatándole el


detonador a Sara.

-¡Ustedes no entienden nada! Nuestro pueblo está


sometido y nuestras familias amenazadas. Este es nuestro
destino.- Alcanzó a decir levantando el detonador…

Roy abrazó fuertemente a Sara tratando de protegerla.

67
…La explosión que provenía del puente fue
“ensordecedora”…
El estruendo provocó al unísono la estampida de aves y
pájaros, y las alarmas de algunos coches cercanos
quedaron sonando intermitentes.

Al mismo tiempo, el suelo del parque se estremeció,


haciendo tambalear todo a su alrededor. Abbas aprovechó
el desconcierto para empujar a Gautier contra Dirk, que a
causa del temblor y el choque, los hizo caer por una
pendiente hasta el lago. De inmediato se lanzó contra
Ashot, enzarzándose una pugna brutal entre dos gigantes
cruzándose golpes demoledores.
Abbas cada vez más determinante, poco a poco fue
mermando las fuerzas del ruso hasta bloquearlo.
Sometiéndolo por la mandíbula y fracturándole su codo
izquierdo. Ashot desesperado realizó un último esfuerzo,
levantando a Abbas por la cintura y cayendo ambos
rodando hasta el agua…

…En un principio creyó estar en otro mundo. Leonard no


podía creer que la explosión no le alcanzara cuando no
tuvo más remedio que saltar al agua justo antes de la

68
inmolación. La solidez del puente debió protegerlo
durante la caída. Aun así, sufrió varios cortes y golpes
producidos por restos de piedras desprendidas como
proyectiles, a causa de la detonación. Intentó levantar la
cabeza para localizar a su amigo y a Sara, pero le fue
imposible. Vermont quedó seminconsciente en la orilla
del lago.

-¡Rápido Dirk, sácame de aquí! Si señor Gautier. ¿Está


usted bien?-

Gautier y su guardaespaldas trataban de salir del agua


aturdidos por los golpes de la caída.

A unos metros entre la maleza, Abbas comprobaba que


Ashut se había roto el cuello a consecuencia de la caída.

-¡Busca a ese terrorista! ¡Haz lo que puedas por detenerlo!


¡Tiene a mí hija!- Exclamó Gautier apoyándose en un
árbol de ramas bajas sin poder permanecer de pie.

Dirk sacó su arma apuntando en todas direcciones, pero la


lluvia volvía a caer sobre Bruselas y definitivamente

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aquella mañana no favorecía la localización de algún
objetivo cercano entre esa niebla espesa.
De repente, un disparo inesperado hizo caer al suelo al
guardaespaldas estremeciéndose del dolor.

-¡Mi pierna!- Gritó Dirk desde la orilla.

Abbas salió del agua y caminó hacia él sin dejar de


apuntarle, mientras Gautier preso del pánico levantó las
manos viendo que sus dos hombres ya no podrían
protegerle.

70
-Cuenta pendiente-

-No me mate Abbas, teníamos un trato. Enséñeme


alguna prueba de vida de mi hija y terminaré el trabajo,
lo juro.- El tono de Gautier era desesperado.

-El plan sigue en pie. Entregue las dos reliquias en la Sede


de la UE. Hoy será un gran día para nuestra causa. Hágalo
o mataré a su hija.- Afirmó Abbas.

-¿Y si algo sale mal? No estoy seguro de volverla a ver con


vida. Al menos dígame donde la tiene. Se lo suplico.-
Gautier hablaba preso de un ataque de nervios
apoyándose en el tronco del árbol.

-Nada va a salir mal Gautier a no ser que usted me falle. Y


de ser así, su hija morirá con un cinturón repleto de
explosivo en el centro de Europa.- Advirtió el árabe.

71
-¡Pero si me descubren “me detendrán” y tampoco volveré
a verla!- Gritó Gautier.

-Y si no lo hace lo mataré aquí mismo y luego a ella.- El


tono del terrorista no admitía dudas.

De repente, una sombra apareció entre la niebla saltando


sobre Abbas, sin darle a tiempo a reaccionar. Gautier solo
pudo ver al corpulento árabe golpearse varias veces la
cabeza con las ramas, mientras tropezaba tratando de
detener la embestida, hasta quedar tambaleándose al
borde del lago.

-¿Tu…? ¿Otra vez? ¡Es imposible…!- Dijo con la voz


entrecortada.
-¡”Maldito seas chofer”!- La cabeza y la espalda de Abbas
habían sufrido numerosas contusiones y heridas
producidas por las ramas y aristas del árbol. Asimismo, su
mente no concebía la presencia de Vermont.

-Has llegado demasiado lejos chofer, pero voy a matarte


con mis propias...- Antes que continuara hablando,
Leonard corrió hacia él impulsándose con la suficiente
fuerza para golpearle con ambas rodillas, una en el pecho
y la otra en la cara, precipitándose los dos al agua desde el
saliente de piedra.

72
Por varios segundos quedaron bajo el agua mientras la
lluvia caía sobre el estanque. Finalmente Leonard arrastró
al árabe hasta la orilla agarrándole del cuello.

-¡Por favor, mi hija, la tiene secuestrada!, ¡Tiene que decir


donde la tiene!- Gritó Gautier.

-¡Cállese y no se mueva!- Makim -uno de los hombres de


Abbas- habiéndose recuperado apareció de pronto,
sometiendo a Gautier apostado contra el árbol y con su
cuchillo amenazando su yugular.

-Esto aún no ha terminado chofer.- Le advirtió el


terrorista, que con la otra mano le apuntaba con un arma
corta.

-Abbas, ¿estás bien?- preguntó Makim teniendo


controlada la situación.

-Lo estaré en un momento. En cuanto mate a este ¡hijo de


perra!- Afirmó Abbas.

Vermont no contaba con la posibilidad de que Makim


hubiera supuesto de nuevo una amenaza y se reprochó no
haberlo inmovilizado de algún modo cuando pudo
hacerlo.

73
En un instante, el arma que apuntaba a Leonard, empezó
a efectuar disparos. Roy había aparecido por sorpresa y
tenía agarrados los brazos de Makim, forcejeando para
hacerle soltar la pistola.
Mientras tanto, las manos de Abbas aprisionaron las
muñecas del chofer cuando éstos estaban frente a frente.

-¡Malditos hijos de…!- No tuvo tiempo de acabar la frase.


Los brazos de Vermont se zafaron buscando uno de ellos
un golpe certero en su garganta cortándole la respiración,
mientras el otro le golpeaba la mandíbula ahora
desencajada.
A escasos metros, el cuchillo de Makim buscaba
constantemente el cuerpo de Roy, que mostraba en su
rostro numerosos cortes y quemaduras producidas por la
explosión.

-¡Vamos! ¿Quieres matarme verdad? ¡Adelante, vamos!-


Exclamaba Roy mientras esquivaba la afilada hoja de
metal.

Gautier mientras tanto, observaba la escena preso del


pánico y petrificado sin poder reaccionar.

74
Abbas trató de golpear la cara de Leonard, pero éste
interceptó el ataque con su codo y volvió a impactar la
mandíbula del terrorista fracturándola. De inmediato
sobre el cuerpo del gigante, repitió varios golpes a ambos
lados del tórax y éste retrocedió cerca del árbol tratando
de ganar un poco de aire.
Roy visiblemente herido y cansado, continuaba
defendiéndose, tratando de esquivar el cuchillo de Makim.
En un movimiento arriesgado, pudo agarrar la muñeca del
árabe y golpearle en la cara, haciéndole soltar el arma
blanca.

-¡No me importa morir! Gritó Makim.

-A mí tampoco, por eso ¡voy a matarte! Le dijo Roy.

Los dos hombres se enzarzaron en un cruce de puñetazos,


golpes y patadas, asestando Roy los más certeros e
impactando en las zonas vitales de Makim.

La gris y fría mañana seguía acompañada de un manto de


fina lluvia.

-Tu causa se ha convertido en un motivo personal Abbas,


y has arrastrado a mucha gente inocente contigo.- Le dijo
Vermont.

75
-Nuestra organización lleva muchos años preparándose, y
sufriréis más de lo que imaginas. ¡Tú, chofer te has
convertido en mi motivo personal!.- Exclamó amenazante
el terrorista apuntándole con el dedo.

Roy mientras tanto, doblegaba a Makim haciéndole caer


al suelo y con un golpe contundente, lo dejó sin sentido al
borde del estanque. Tratando de normalizar su
respiración, pudo ver que tenía diversos cortes en su
cuerpo producidos por el cuchillo del árabe, así como
heridas, quemaduras y contusiones a consecuencia de la
explosión.
Aún aturdido por lo acontecido, recordó los últimos
segundos en el puente mientras abrazaba a Sara. Roy
estaba seguro que la haría recapacitar y que ella también
fue una víctima de la maldita organización. Pero la onda
expansiva de la explosión, los lanzó a varios metros hasta
el estanque y no volvió a verla. Cuando volvió en sí, tenía
manchas de sangre en su cuerpo y solo había restos de
ropa de Sara flotando en el agua…

Por otra parte, Leonard afirmaba algo que Abbas y él


sabían.

76
-En efecto, los dos tenemos una cuenta pendiente.-
Sentenció Vermont apretando sus puños.

-¡Adelante, ven a por mí, chofer! ¡Vamos! - Le gritó Abbas


con rabia.

Leonard no lo pensó dos veces y corrió hacia él


golpeándole con su cuerpo, haciéndole retroceder y
dejando al terrorista incrustado en el árbol, con una rama
atravesándole la espalda hasta el pecho.

Abbas emitió un gemido de dolor.

-Nunca sabréis donde están los prisioneros.- Dijo casi


susurrando.

Leonard le miró fijamente a los ojos mientras la lluvia caía


por su cara.

-No Abbas. Te has olvidado que yo era tu chofer y tengo la


dirección. Nunca imaginaste que yo saldría con vida al
llegar a tu destino y no reparaste en ese detalle. Aún no he
llegado al “final del trayecto”.-

Gautier estaba de rodillas petrificado con las manos en la


cara.

77
-¿Es verdad? ¿Usted lo sabe?- Dijo entre lágrimas Gautier.

-Su hija, mi mujer y los demás están en una aldea cerca de


Wülfrath, junto a un lago. No muy lejos de la frontera con
Alemania.-

-Pero ¿cómo han llegado hasta allí?- preguntó Gautier.

-Seguramente les inyectaban una gran dosis de serotonina


y los trasladaban dormidos en ataúdes con
documentación diplomática, que como sabrá usted, están
exentas de revisiones en aeropuertos y fronteras. Un plan
perfecto para una vez en Europa, contactar con la familia
de cada persona secuestrada y coaccionarla a cambio de
su vida.- Dijo Leonard sin dejar de mirar a Abbas.

Los ojos del árabe parpadearon lentamente sabiendo que


eran ciertas las palabras de Vermont.

-¿Tu mujer? ¿Teníamos secuestrada a tu mujer? -Exclamó


apretando los dientes. –Espero que cuando llegues estén
todos muertos.

Leonard lo miró profundamente con rostro serio y sereno.

78
-Voy a acabar con tu organización, acabaré con tus
hombres y liberaré a los prisioneros.-

Abbas cada vez más acabado levantó su rostro.

-¿Quién demonios eres?- le dijo mientras su sangre


brotaba de su boca.

-Para ti el chofer equivocado. Contestó Vermont.

-Vendrán más como yo, te lo aseguro. ¿Qué harás chofer?-

Leonard se acercó a él para decirle sin lugar a dudas.

-¡Los mataré a todos!-

-¡Maldito seas chofer, maldito seas…! y su voz se apagó


fundiéndose con el sonido de la llovizna sobre las hojas de
los arboles…

79
-acto de VALOR-

Roy permanecía en el borde del estanque aún


conmocionado por lo sucedido y sin poder asimilar la
desaparición de su prometida.

-Es injusto Leonard. Estoy seguro que ella me quería. No


tuvo tiempo de explicarme nada más. Seguramente la
obligaban a colaborar y tengo el convencimiento que no
estaba al tanto del secuestro de Chloe.- Dijo con
sentimiento.

-También pienso lo mismo.- Le dijo Vermont asintiendo a


lo que su amigo comentaba.- No merecía morir así.-

-¿Cómo te encuentras? ¿Estás herido? - Preguntó Leonard


viendo que su amigo no presentaba muy buen aspecto.

-Hacía mucho que no luchaba contra alguien. Acuérdate


que participé en pocas misiones en línea de ataque. Creí

80
que no volvería hacerlo después de la UINU.- Comentó
Roy pensativo.

-¡Por favor! ¡Mi hija, su mujer y las demás personas


secuestradas! ¡Tienen que hacer algo!- Gritó Gautier
desesperado.

-Vamos Leonard. Rescatemos a Chloe y a los demás.-

-¿Cómo en los viejos tiempos?- Exclamó Vermont tocando


el hombro de su amigo.

-Como en los viejos tiempos.- Le dijo Roy agradeciendo el


gesto.

De repente, Khakeb –el guardia personal de Abbas-


emergió del agua como una exhalación, dirigiéndose al
chofer para apuñalarlo por la espalda.

-¡Leonard cuidado!- Roy viendo la intención del


terrorista, se interpuso entre ambos, empujando a
Vermont y recibiendo el impacto del cuchillo en su
espalda.

81
-¡Roy no!- Gritó Leonard tratando de reaccionar y viendo
a su amigo caer de rodillas ante el árabe.

Khaleb estaba decidido a acabar con la vida de Vermont y


se dispuso a dispararle.

-¡Te mataré chofer! Le gritó a punto de disparar.

En ese instante, otra persona salió sorpresivamente del


lago.

-¡Sara! - Dijo Roy mientras veía a su prometida rodear con


sus brazos el pecho de Khaleb con una granada en la
mano.

-¡No Sara, por favor no lo hagas!- Alcanzó a decirle


mientras ella le miraba con sus ojos llorosos.

-¡Lo siento Roy, no os haré más daño!- Exclamó tirando


de la anilla que aseguraba el percutor de la bomba. El
terrorista trató de revolverse, pero ella lo hizo caer
hundiéndose con él en el estanque.
A los pocos segundos, hizo explosión la granada bajo el
agua, ante la triste mirada de Roy ahora tendido en el
suelo.

82
-Estoy aquí amigo mío, estoy aquí.- Le decía Vermont
mientras éste iba cerrando sus ojos. -Me has vuelto a
salvar la vida una vez más. “Como en los viejos tiempos”.

-Leonard, ¡Sara se ha ido!, ¿Por qué lo ha hecho? ¿Por


qué?- Trataba de explicarse Roy sangrando copiosamente.

-¡Gautier, llame a una ambulancia! ¡Rápido!- Gritó


Vermont.

-Leonard,- le dijo Roy agarrándole del brazo.

-Ya sabes que hacer. Busca a Chloe y no permitas que le


hagan daño. Esto es algo que tendrás que hacer tú solo
como en otras ocasiones. Siempre fuiste un lobo solitario
y el mejor de nuestra unidad.
No te preocupes por mí, estaré bien.-

-De acuerdo, pero procura no moverte. Tienes una herida


profunda en la espalda. La ambulancia no tardará en
llegar.- Le explicó Vermont.

-¡Vete ya Leonard! Sé que lo harás bien, como siempre. Y


recuerda, ¡observa, analiza, decide y actúa!- Le aconsejó
su amigo.

83
Antes de irse, volvió a mirarle y se acercó para
transmitirle unas palabras de ánimo.

-Roy, ¡siento mucho lo de Sara, ha sido muy valiente!- Le


dijo Vermont sinceramente.

-Su amigo no pudo pronunciar ni una palabra más y tan


sólo levantó su pulgar derecho, en señal de aprobación.-

-¡Gautier, venga aquí!, presione la herida para parar la


hemorragia. Posiblemente pierda el conocimiento pero
Roy es fuerte y aguantará hasta que llegue la ambulancia.
Le haré un torniquete al chico del tiro en la pierna.-
Mencionó Leonard.

-Aun me cuesta creer que haya podido aniquilar a todos


estos hombres. ¿Quién es usted en realidad?- Preguntó
Gautier sin salir de su asombro.

-Solo soy una persona que quiere vivir en paz.- Contestó


Vermont.

Ambos se desearon suerte y Leonard se perdió entre la


niebla.

84
-FINAL DE TRAYECTO-

Vermont salió del parque dispuesto a encontrar a


Chloe y los demás prisioneros. Subió de nuevo al
Mercedes y puso rumbo a Wülfrath. Mientras tanto,
Gautier se encargaría de avisar a las autoridades de
Bruselas y narrar lo sucedido esa mañana. Asimismo, le
dio instrucciones para que informara a la policía del lugar
donde posiblemente estarían los prisioneros.
Un rato más tarde, numerosas unidades de ambulancias y
efectivos de seguridad acudieron al parque cercando la
zona.
Leonard no podía creer lo cerca que había estado de Chloe
unas horas antes, pero sabía que pronto volvería a verla…

-Espero que no sea demasiado tarde- pensó.

Mientras conducía no dejaba de recordar a Roy y a Sara.

-Ella lo había estado engañando para utilizar la funeraria,


sin embargo, no se sentía parte de la organización

85
terrorista. Creo que finalmente pudo más su corazón y se
enamoró de Roy.- Pensó.

Dos horas más tarde, Leonard encontró de nuevo el desvío


y el camino de tierra que bordeaba el lago hasta una vieja
aldea. Allí seguramente se encontraría el lugar donde los
tenían escondidos.
La policía podría tardar en llegar aun y no podía quedarse
de brazos cruzados. Aunque sabía que la situación era
muy arriesgada, decidió entrar en la zona circulando
despacio por la calle principal y solitaria del poblado. Una
camioneta aparcada en un callejón, hizo sospechar a
nuestro hombre.
Fue acercándose lentamente al vehículo y alguien salió
con un arma en la mano haciéndole señas para que parara
el coche delante del furgón. Posiblemente era la intención
de Vermont, pero luego cambió de idea y a pocos metros
aceleró, atropellando al sujeto y quedando su cuerpo
aprisionado entre el Mercedes y la camioneta.
Leonard entró en aquella especie de almacén militar y
encontró numerosas armas y explosivos suficientes como
para organizar un pequeño ejército. El techo era alto y las
cajas de munición ocupaban gran parte del hangar.
Buscó alguna puerta o rendija donde pudieran
encontrarse y escuchó un ruido. No tenía la certeza si
habrían más terroristas, por lo que fue con cautela en

86
dirección hacia dónde provenía el sonido. Daba la
impresión de ser golpes contra paredes. Al fin encontró
una puerta baja de madera.

-Tiene que ser por aquí- pensó animado Vermont.

La abrió sigilosamente y bajó unas escaleras muy despacio


llegando a un lugar oscuro, solo alumbrado por una
lámpara y una pequeña ventana donde entraba algo de
ventilación.
Los golpes se dejaron de escuchar y alguien hablaba con
acento árabe.

-¡Si siguen dando esos golpes vuestra comida se la daré a


“las ratas”! Pronto cada uno iréis quedando libres si
vuestras familias colaboran con nosotros.-

Definitivamente los tenían en aquel sótano y había al


menos otro terrorista más.
Tendría que actuar con cuidado por la seguridad de los
prisioneros.
Leonard se colocó debajo de la escalera donde estaría más
oculto. Desde ese punto, pudo visualizar el zulo a través
de los peldaños, comprobando que los civiles se
encontraban dentro de unas celdas improvisadas. Intentó
localizar a Chloe pero fue inútil.

87
Por el suelo había cuerdas esparcidas y varias cadenas
colgaban del techo. La luz era demasiado débil y el
vigilante caminaba delante de ellos, por lo que sería
extremadamente peligroso abatirlo de un disparo.
Fue entonces cuando se le ocurrió otra alternativa.

Unos gritos desde arriba alertaron al vigilante de que algo


andaba mal. La puerta de acceso al sótano se abrió y otro
terrorista empezó a bajar los escalones explicando que no
estaban solos en el almacén.

-¡Maher! Si alguien baja hasta aquí mata a los prisioneros-


dijo mientras descendía.

-Cuenta con eso Abdel- Aseguró el otro.

Vermont tuvo que improvisar y aprovechó el momento


para agarrar los pies de Abdel desde atrás mientras
bajaba, provocando que cayera estrepitosamente sobre los
peldaños y golpeándose hasta llegar al suelo.

-¡Abdel,! ¿Qué te ha ocurrido, estás bien?- Le preguntó el


vigilante acercándose para ayudarle.

88
Fue entonces cuando el chofer utilizando una de las
cadenas colgantes, le aprisionó por el cuello y consiguió
elevarle, dejándolo suspendido a medio metro del suelo.

-¡Auxilio! ¡Auxilio!- Trataba de gritar Maher mientras


pataleaba.

Abdel aún aturdido, intentaba incorporarse y sacando su


arma disparó sobre Leonard hiriéndole en el brazo.

De inmediato, Leonard saltó sobre él colocando sus dos


pies sobre las rodillas del terrorista, que emitieron un
crujido seco y contundente, quedando fracturadas ambas
extremidades.

-¡Maldito hijo de perra! ¡Mis piernas! Gritó Abdel.


Seguidamente lo inmovilizó.

De nuevo regresó a Maher que luchaba constantemente


por permanecer vivo, y una vez desarmado, lo bajó hasta
el suelo y lo arrastró amarrándolo por los tobillos y brazos
a través de los escalones.

Los gritos de los dos eran estremecedores.

89
-Solo espero por vuestro bien que no le hayáis hecho daño
a nadie.- Les dijo en tono firme y serio.

Los prisioneros observaron la escena y todos quedaron en


shock al ver a Leonard. Aun no asimilaban que ese
hombre hubiera venido a salvarlos.

-¿Hay más vigilantes en la aldea?- Preguntó Vermont a los


dos terroristas.

-¡No, sólo éramos tres!- Contestó Maher entre gemidos.

Esa no era una buena noticia, ya que nadie contesta sin


poner resistencia; aunque sea verbal.

-Ha contestado demasiado rápido, lo que significa que hay


alguien más…- Aseguró Leonard para sí mismo.

De repente, una granada de mano rodaba desde arriba


cayendo por los escalones.

Vermont no se equivocó al dudar del terrorista. Tenía que


pensar rápido.

90
Agarró a Abdel por los hombros y lo lanzó de bruces
encima del explosivo.

-¡Maldito loco!- Alcanzó a decir gritando el árabe sin


poder mover sus piernas.

Para asegurar la detonación, Leonard no tuvo más opción


que apoyarse sobre la espalda del terrorista mientras éste
caía sobre el artefacto.
Al instante hizo explosión la granada, provocando un
pequeño seísmo en el sótano; llenando de humo y trozos
que se desprendían del techo.
Las voces de los civiles también gritaron hasta que se hizo
el silencio.
Vermont quedó algo conmocionado por el estallido pero
feliz de estar vivo. Miró por un momento a Abdel y
comprobó que estaba muerto.
De inmediato se dirigió a los civiles.

-Escúchenme todos. No deben preocuparse, pero necesito


que mantengan la calma. La policía y el ejército no
tardarán en llegar.- Dijo Vermont agarrándose el brazo
herido y tratando de tranquilizarlos.

-¿Leonard? ¿Eres tú?- Una voz provenía de un rincón de


aquel antro oscuro.

91
-¡Chloe! ¿Dónde estás?, preguntaba Vermont acercándose
a las celdas.

-¡Leonard cariño, estás aquí! ¡Me cuesta tanto creer que


seas tú!- le dijo entre sollozos Chloe, mientras su rostro se
iba iluminando desde la oscuridad.

-¿Cómo te encuentras, te han hecho daño?- preguntó


Vermont acariciando suavemente su cara a través de los
barrotes. -Estoy bien. Aunque esto ha sido una pesadilla.
Lo importante es que estás aquí.- Dijo Chloe agarrando
sus manos.

-Escúchame atentamente.- Le dijo Leonard mirándola a


los ojos. -Tenéis que ser fuertes un poco más. Díselo a
todos.-

-Pero ¿A dónde vas?- preguntó Chloe sin poder reprimir


sus lágrimas.

-Voy a detener a quien haya ahí arriba, antes de que baje y


nos mate a todos.- Le contestó dirigiéndose a los
vigilantes.

Vermont requisó un par de armas cortas que tenían


encima Maher y Abdel y se las entregó a Chloe.

92
-Si algún terrorista baja esa escalera, tendréis que acabar
con él, de lo contrario os matará a todos.- Les previno
Leonard. Luego subió con cautela los peldaños apuntando
con una pistola a la puerta de acceso.

-Por favor, ¡ten cuidado!- le susurró Chloe.

Vermont no sabía a quién o quienes se enfrentaba.


Lentamente abrió la puerta y entró al almacén
escondiéndose tras unas cajas. Todo estaba en penumbra
y en peligroso silencio.

93
-SOMBRA DE VENGANZA-

-Esto no me gusta- se dijo para sí.

Analizó el lugar y cerró los ojos para tratar de escuchar


alguna actividad. Al instante, se producían unas descargas
de fusil, impactando una de ellas a escasos centímetros de
su cabeza. Por la trayectoria del proyectil, intuyó que
venían desde algún punto de la parte superior de la nave.
Allí era un blanco fácil, así que se movilizó hacia un flanco
tratando de cubrirse entre las sombras del lugar. Leonard
mantuvo sus ojos cerrados y de inmediato se incorporó lo
suficiente apuntando y disparando hacia donde
provenían las detonaciones. Uno, dos, tres disparos y
volvió a ponerse a cubierto. Se mantuvo en silencio
apoyado sobre unos contenedores y esperó. A los pocos
segundos, se oyó un quejido agonizante y un cuerpo caía
al vacío precipitándose sobre unas cajas de munición.
Vermont se acercó con sigilo sin dejar de apuntarle. El
lugar tenía poca visibilidad debido a la escasa entrada de
luz. Cuando llegó hasta él, comprobó que era otro de los

94
hombres de Abbas; lamentó su juventud y se cercioró que
estaba muerto. Miró su pasaporte; nombre: Rawí.
Llamó su atención la caja de munición que había bajo el
cadáver. Separó la tapa y cogió una de las balas para
asegurarse guardándola en su pantalón. Por la
envergadura supo que eran del calibre 50, seguramente de
una Browning, una ametralladora muy poderosa de largo
alcance.
De repente, una sombra apareció por su espalda,
golpeándolo por sorpresa y haciéndolo rodar por el suelo.
Vermont acusó el ataque sin poder reaccionar y de nuevo
la sombra se le hecho literalmente encima pisándole el
estómago.

-Vas a desear no haber venido, ¡maldito chofer! ¡No puedo


creer que estés aquí!- le dijo el tipo sin dejar de patearle.

Leonard se encontraba sin aliento, herido y siendo


golpeado por un tipo enorme que parecía conocerle…

-¿Cómo has averiguado este sitio chofer? ¿Dónde están


Abbas y los demás?- preguntó mientras presionaba la
cabeza de Vermont contra el suelo.

95
-Tengo que darte una mala noticia. Tus amigos han caído,
y no creo que vayan a volver.- Exclamó Leonard tratando
de ver la cara de su enemigo.

-¡No es posible, no te creo maldito seas!- profirió el árabe


tratando de asfixiarlo con ambas manos.

Vermont intentaba respirar pero las manos de esa bestia


no lo permitían. En ese momento reconoció a Hassan, el
hermano de Abbas, a quien hacía unas horas tuvo la
oportunidad de conocer antes de partir a Bruselas.

-No me esperabas ¿verdad chofer?, imagino que te


sorprende que haya venido. Dime ¡Abbas! ¿Dónde está
Abbas?- Le gritaba mientras que con una mano apretaba
su cuello y con la otra presionaba el brazo herido
haciéndole desfallecer de dolor.

De repente, un disparo rozó el hombro del terrorista


incrustándose en una de las cajas.

-¡Suéltalo!- Se escuchó en el almacén.

Éste se incorporó dándose la vuelta y caminando hacia


quien le había disparado.

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-¡No te acerques maldito hijo de perra!- Le gritó tratando
de sostener el arma, pero ésta se le escurrió entre sus
dedos cayendo al suelo.

-¿Qué estás haciendo aquí? Sigues siendo una pesadilla


desde que te secuestramos, pero dejarás de serlo ahora
mismo.- Exclamó el árabe con voz amenazante.

Vermont consiguió abrir sus ojos y volver en sí, alertado


por el golpe de algo sobre el suelo. Se fijó atentamente y
vio por el suelo restos de munición esparcida, maderas
rotas y el cabello de una mujer.

-¡Dios mío Chloe!- Pudo susurrar acercándose a ella.

Tocó su cabeza y su mano se manchó de sangre.


Comprobó sus signos vitales y se tranquilizó al ver que
funcionaban correctamente. Luego se levantó con rostro
sereno pero sus ojos reflejaban una furia contenida.

-Veo que te gusta golpear a las mujeres, ¿verdad Hassan?-


preguntó Vermont apretando sus puños.

-A las mujeres y a las perras como ella. ¿Dónde está mi


hermano?- Preguntó aproximándose a él.

97
-La última vez que lo vi no tenía buen aspecto. Lo deje en
un árbol apoyado en una rama. Ya solo quedas tú
Hassan.- Comentó Leonard.

-Voy a matarte lentamente chofer, luego me divertiré con


ella un rato y después acabaré con los demás.- Le dijo a
punto de agarrarle.

Vermont permanecía impasible esperando la reacción del


terrorista. Dejó que éste se acercara lo suficiente para
saltar sobre él perforando su yugular con la bala del 50,
atravesando su garganta y provocándole al instante una
hemorragia interminable. Mientras sus piernas se
aflojaban, Hassan se atragantaba constantemente con su
propia sangre, hasta que a los pocos segundos, quedaba
inerte en el suelo tumbado sobre unos sacos de arena.

Al fin respiró aliviado y de inmediato fue a por Chloe.

-¡Cariño! ¿Estás bien? Vamos contéstame. Insistió


tratando de reanimarla.- ¡Chloe, Chloe!...-

Al fin reaccionó tocándose la cabeza y mirándole despacio


a los ojos.

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-¡Leonard, creí que estabas…! ¡Oh Dios mío! ¡Ha sido
horrible! – Alcanzó a decirle rompiendo a llorar.

Ambos se abrazaron durante un rato.

-Animo cariño, vayamos por los demás y salgamos de


aquí. La vida nos espera.- Dijo finalmente Vermont.

Los dos bajaron las escaleras del sótano avisando al grupo


de civiles que esperaban impacientes y nerviosos.

-¡Escúchenme todos! ¡La pesadilla ha terminado!


Exclamó Leonard.

-¡Es increíble, al fin somos libres!- comentaban mientras


las celdas se abrían.

-¡Ya están fuera de peligro pero salgan con cuidado de uno


en uno!- les dijo Vermont.

Mientras salían, cada uno le miró a los ojos en señal de


agradecimiento.

-Es increíble lo que ha hecho por nosotros. ¡Gracias de


todo corazón!- Le dijo otra de la chicas secuestradas.

99
Las sirenas de la policía se oían cada vez más cerca y el
ánimo de todos empezó a manifestarse.
Una vez fuera, la policía aseguraba el lugar y varias
ambulancias fueron atendiendo a los civiles.
Vermont informó de las dos cajas escondidas, una cerca
del lago y la otra en la aldea, donde también encontrarían
a más terroristas.

-Cariño, no sé quién tiene peor aspecto de los dos- le dijo


Chloe mirándolo de arriba a abajo, y ambos se echaron a
reír.

-No te preocupes, estoy bien.- Comentó Leonard.

-¿Bien? Estás hecho una pena. Tú también necesitas un


médico, y por lo que veo, unos días en el hospital.- Insistió
Chloe.

-Cuesta creer lo que ha conseguido Vermont. No sé cómo


lo ha hecho pero es usted un héroe, ¡enhorabuena!-
El jefe de equipo y los demás efectivos quedaron
sorprendidos al ver el hangar lleno de armas y
municiones.

-La verdad no sé quién demonios es usted ni de dónde ha


salido, pero ha desmantelado un comando terrorista

100
preparado para actuar, y que hubiesen podido cometer
atentados en cualquier país con este armamento. Europa
siempre estará en deuda con usted.- Comentó el comisario
de policía saludándole efusivamente.

-¿Sabe algo de las personas que quedaron en el parque en


Bruselas?- Preguntó Leonard al comisario.

-Tengo entendido que los heridos fueron trasladados al


hospital.- Respondió el policía.

-Por favor, averigüe como se encuentra Roy Miller. Es mi


amigo y lo apuñalaron por salvarme la vida.- Insistió
Vermont.

-¡Dios mío Roy! Pero ¿Cómo está? Exclamó Chloe.

El comisario realizó una llamada y enseguida le


informaron del estado de Roy.

-Su amigo está fuera de peligro, aunque tardará en salir


del hospital. Ha perdido mucha sangre- Contestó el
agente.

101
-MISIÓN CUMPLIDA-

Dos semanas más tarde se celebró en Bruselas un


acto en homenaje a los civiles que habían estado en
cautiverio. Todos acudieron mostrando su agradecimiento
personal a Vermont, así como el resto de diputados
europeos.

-He estado hablando con algunos de sus superiores del


ejército. Todos coinciden en que usted vuelva a la Brigada
de la UINU. Tanto su amigo Roy como usted, fueron
soldados de élite europeos y han sido partícipes en
numerosas misiones. Todas con éxito por lo que me han
comentado. Es una pena que ambos no sigan en activo.-
Le comentó Gautier en privado.

-Esa fue una etapa que ya quedó atrás Gautier. Ahora


somos civiles que intentamos tener una vida normal y la
vida militar forma parte de nuestro pasado.-Le contestó
Leonard.

102
-Bueno, nunca se sabe dónde estará la siguiente misión.
Personas como usted quedan pocas y si cambia de opinión
estaré encantado de saber que vuelve al ejército, o de
recomendarle como guardaespaldas personal aquí en
Bruselas.- Insistió Gautier.

-Me temo que está decidido, pero gracias de todas


formas.- Contestó Vermont.

Gautier como portavoz, pronunció unas palabras a todos


los asistentes en nombre de los países miembros de la UE,
condecorando a Leonard Vermont con la medalla al
Mérito y al Valor.

-Esta medalla representa el agradecimiento de millones de


personas, y en particular, del mío personal.
Aquella mañana no sólo salvó a mi hija, a su mujer y al
resto de secuestrados, también me salvó a mí y desarticuló
una cúpula terrorista que hubiera ocasionado muchísimas
muertes y atentados por toda Europa.- Dijo Gautier con
rotundidad. Luego prosiguió diciendo.
-Quiero hacer mención de la inestimable ayuda y valor de
Roy Miller y Sara Khalida. Ciudadanos como ellos nos
hacen reflexionar y nos demuestran que existen personas
con determinación capaces de arriesgar su vida por salvar
otras.-

103
En ese momento Vermont miró a Roy y éste sonreía con
nostalgia al escuchar esas palabras.

-¿Cómo te encuentras socio? Le preguntó Leonard con


tono afectuoso.

-Bueno, he estado mejor. Ya sabes que las heridas


requieren un tiempo para cicatrizar. Contestó Roy.

-Sé que lo de Sara ha sido muy duro para ti, pero tienes
que seguir adelante amigo mío.- Le dijo Vermont.

-Gracias por excluir a Sara del grupo terrorista. Hubiese


sido muy duro para mí que en Europa se la recordara
como una criminal.- Exclamó Roy.

-No tienes por qué dármelas. Ambos sabemos que ella


estaba coaccionada y nunca cometió ningún atentado.-
Profirió Leonard.

-Bueno, habrá que regresar a Ámsterdam. Creo que va


siendo hora de volver al trabajo.- Comentó Roy
acomodándose su abrigo.

104
-Estoy de acuerdo. Te vendrá bien volver a la normalidad.-
Le dijo Leonard antes de proseguir. - ¿Sabes Roy? Cuando
decidimos retirarnos hace diez años lo hicimos con el
propósito de llevar una vida normal, intentando no correr
riesgos, ni poner en peligro nuestras vidas ni la de
nuestros seres queridos. Lo que ha ocurrido nos lleva a
pensar que nadie está exento de peligros dentro o fuera
del ejército. Nos entrenaron para proteger, pero nadie
más que la vida nos enseña a superar una pérdida. Eso es
algo que debemos superar nosotros mismos.-

-Gracias amigo mío. Ojalá las cosas hubieran sido


distintas.- Le comentó Roy.

Gautier y su hija se acercaron para desearles suerte y


despedirse.

-Leonard, Chloe, Row, ha sido un placer conocerles.

-Lo mismo digo Gautier.- Le dijo Roy estrechando su


mano.

-Por cierto, me han entregado una carta para usted. Por lo


visto el mensajero quería que se la entregara
personalmente.- Profirió Gautier.
-¿Una carta para mí?- Preguntó extrañado Roy.

105
Abrió el sobre desconcertado y desdobló el papel
buscando un poco de intimidad.

Querido Roy, te sorprenderás al leer esta carta y te costará


entender que siga viva. No puedo entregarme ni dejar que
me vean o mi familia correrá grave peligro.
Te agradezco que no me involucraran con la organización
terrorista, pero al hacerlo, pueden creer que he desertado
y es mejor para todos que piensen que estoy muerta.
Gracias a Dios sé que te encuentras bien y siento mucho
que las cosas tengan que ser así.
Ahora intentaré luchar por salvar a mi familia en Siria y
sacarlos de ahí. Sé que es muy peligroso ya que hay
muchos miembros de la organización que custodian la
aldea, pero esto se ha convertido en una cuestión personal
y para regresar contigo debo arreglar ciertas cosas. Espero
estar preparada aunque tengo miedo cariño.
Si consigo hacerlo iré a buscarte Roy.

Eternamente tuya Sara.

-Roy, ¿Te encuentras bien? ¿Qué ocurre socio?- Le


preguntó Vermont al ver la cara de su amigo.

106
-¡Está viva Leonard!, ¡Sara Está viva!– dijo con júbilo y
cierta tristeza.

-¿Cómo? ¡Es imposible! ambos la vimos sumergirse y


explotar junto al terrorista.- Exclamó Vermont.

-Así fue, pero se las ingenió para salir viva del lago y
mantenerse oculta. Mira Leonard, lee esta carta.- Le pidió
Roy.

Al hacerlo Vermont quedó perplejo.

-¿Qué piensas hacer Roy?-

-Esperaré un tiempo prudencial, y luego iré a buscarla.-


Le contestó.

-Sabes que cuentas conmigo ¿verdad?- Le dijo Leonard.

Lo sé socio.

Vermont y Roy se dieron un fuerte abrazo sabiendo que


ambos podrían contar con su apoyo. Mientras tanto Chloe
los observaba contenta por la noticia y por la amistad que
los unía desde hacía años. Aunque eso conllevara el

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retorno al peligro en un futuro no muy lejano, en caso que
Sara no apareciera.
Pero el amor que sentía por Leonard era demasiado
grande y le apoyaría en lo que fuera necesario.
Chloe le dio un cariñoso beso a Roy alegrándose por lo de
Sara y por haber estado cerca de Vermont cuando lo
necesitó. Luego agarró la mano de su esposo y tiró de él.

-Estoy muy orgullosa de ti Leonard.- Le dijo. Y mirándole


a los ojos se acercó a su mejilla para susurrarle algo.
Vermont movió su cabeza levemente para escucharla. En
ese instante cerró los ojos y respiró profundamente. Una
sonrisa apareció en su cara al oír las palabras de Chloe.-
Te amo.

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