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Cook - Evaluación de Universidades
Cook - Evaluación de Universidades
EXPERIENCIAS Y CONSECUENCIAS
Charles M. Cook•
Conferencia sobre
“La experiencia Norteamericana en Acreditación Institucional de la Educación
Superior”*
Uno de los dos fenómenos más significativos que han afectado a la educación
superior en los últimos 20 años ha sido la multitud de esfuerzos dirigidos hacia la
evaluación de la calidad institucional. El otro es el surgimiento de la tecnología de la
información, particularmente en la última década, como una fuerza remodeladora del
carácter y contenido de la universidad. Volveré sobre la tecnología en mis comentarios
finales pero mi tema de hoy es la actividad de determinar la calidad de nuestras
universidades.
•
Director de la Comisión de Instituciones de Educación Superior, Asociación de Escuelas y Colegios de
Nueva Inglaterra, 209 Burlington Road, Bedford, MA 01730-1433, Estados Unidos de Norteamérica.
*
Traducido por Leandro E. Haberfeld, equipo técnico CONEAU.
Está basada en la idea de que la educación superior es una empresa única, algo separado
y apartado del reino de lo profano. Este otro mundo es una derivación de la creencia en
la importancia de una irrestricta prosecución del conocimiento solamente por su propio
interés. Como el Cardenal Newman, fundador de la Universidad Católica en Dublin,
expresó hace más de un siglo, existía una necesidad de separar la actividad de búsqueda
de la verdad en la que estaba comprometida la comunidad de profesores, que constituye
la universidad, de lo que él llamó los “necesarios cuidados” de la humanidad. La
universidad, entonces, debía ser dejada sola, autónomamente persiguiendo sus propios
objetivos, básicamente no desafiados. Ser capaz de hacerlo, se decía, era un ingrediente
esencial de civilización. La realización del ideal de Newman, algunos han argumentado,
ha resultado en la generación de una elite que se protege a sí misma para quien la
calidad era lo que ellos decían que era. En este ambiente había poco para hablar de
mejoramiento, menos todavía para relacionar a la educación con las necesidades de la
sociedad y nada que decir acerca de la rendición de cuentas.
¿Entonces, qué es lo que está sucediendo aquí? ¿Por qué todo este interés en la
calidad; esta sentida necesidad por la evaluación de la calidad y su aseguramiento, de
dónde viene? Existen, yo creo, al menos dos factores principales. Uno es el
reconocimiento, primero en Europa Occidental, pero se ha diseminado rápidamente por
todos lados (aunque ha sido largamente establecido hace años en los Estados Unidos)
que la educación, particularmente la educación superior, contiene la clave del bienestar
nacional en una economía global crecientemente dirigida por la información y
tecnológicamente dependiente. (Aunque no es el tema de esta conferencia, resulta
valioso remarcar que los movimientos de reforma dirigidos hacia el desarrollo de la
calidad están teniendo un amplio espacio en la educación primaria y secundaria). Como
el siglo muestra en su cierre, la idea se ha enraizado en las consciencias de aquellos
involucrados en el comercio y la industria, especialmente en la clase de los
emprendedores así como entre quienes hacen políticas, que la preservación de la
fortaleza de la economía y, ciertamente, su avance depende fuertemente de la educación
superior tanto en su papel de creadora de nuevo conocimiento a través de la
investigación con aplicaciones comerciales como en el rol de entrenadora de una fuerza
de trabajo calificada en un mercado crecientemente sofisticado, complejo y competitivo.
Una estadística es instructiva. Dos tercios de todos los nuevos trabajos en los Estados
Unidos requieren alguna clase de educación postsecundaria. En el marco de las mismas
universidades existe una creciente apreciación de su papel e importancia en una
sociedad más amplia y cómo puede ser utilizada para su propio desarrollo, aunque el
ideal de Newman permanece fuerte. Esto representa de muchas formas el triunfo de las
ciencias sobre las humanidades y las ciencias sociales, un resultado fuertemente
estimulado por el imperativo por nueva tecnología para la guerra ocasionado por los
conflictos del siglo XX. En circunstancias donde la economía no se ha levantado
todavía, ésta crece y avanza o es dejada atrás incrementando los empobrecidos. En
circunstancias donde la educación superior se ha beneficiado por la expansión del apoyo
que le brinda el estado, con la expectativa de significativos retornos en la forma de una
pragmática riqueza desarrollando graduados creativos y competentes, se les ha
requerido a las universidades que demostraran su valor, su calidad. Se les ha pedido que
sean capaces de rendir cuentas. Y reconociendo que los viejos paradigmas no estuvieron
funcionando, nuevas técnicas están siendo buscadas para liberar las energías de
inventiva de la educación superior.
Un segundo factor relacionado con el surgimiento del movimiento por la calidad
es la democratización y la resultante masificación de la educación superior. La
universidad ha sido durante casi toda su existencia un espacio donde se preserva una
pequeña elite y también quien la conserva. El surgimiento de la democracia en el siglo
XX ha cambiado eso. Las últimas décadas han visto un vasto incremento en el número
de estudiantes y, como reacción, en el número de universidades. El título universitario o
al menos alguna clase de entrenamiento postsecundario se ha convertido en el pasaporte
a un buen empleo tanto en el sector público como en el privado. En esta circunstancia
aquellos que proveen apoyo a las universidades, que en muchos lugares ha crecido hasta
alcanzar proporciones colosales, han requerido no sólo que la calidad del producto sea
demostrablemente alta sino que estas instituciones desarrollen programas que den
respuestas a las necesidades de la economía.
Reconociendo que los ejemplos algunas veces proveen las mejores definiciones,
la institución que a mi entender ejemplifica mejor lo que ha venido crecientemente
significando el concepto de calidad es el Instituto de Tecnología de Massachusetts
(MIT). La experiencia del MIT indica que no es nuevo acerca de lo que estamos
hablando pero algo que alguna vez fue localizado y una cosa excepcional fuera de los
Estados Unidos se está transformando en una cosa más universal; es el modelo al que
muchos aspiran. ¿Qué podemos decir sobre el MIT? Mientras que siempre ha sido un
líder en las ciencias básicas y en el entrenamiento de científicos también representa el
ideal en términos de traducir educación superior en negocios generadores de riqueza.
Un estudio reciente indica que si las más de 4000 compañías fundadas por estudiantes
de posgrado y profesores de MIT se convirtieran en una nación independiente, el
ingreso que producirían la haría la 24º nación más rica del mundo. Ellas dan cuenta de
rentas por encima de los $230 mil millones y emplean más de un millón de personas.
Más de la mitad fue creada dentro de los 15 años de haberse graduado, y una de cada
seis fue fundada dentro de los cinco años. Los fundadores de las compañías atribuyen a
MIT el haberles fomentado el ímpetu emprendedor.
Pero el movimiento por la calidad no sólo trata acerca de objetivos sino también
sobre cómo alcanzarlos, eso es cómo cambiar el paradigma desde uno donde la calidad
obedece a un mandato o donde es dejada enteramente en manos de las universidades la
definición de la calidad a otro más parecido al representado por el MIT. ¿Cómo puede
ser liberado el potencial de energía creadora pero en el sentido correcto? ¿Cómo puede
la universidad transformarse para dar más respuestas a las necesidades sociales, y cómo
puede ser internalizada esta actitud de dar respuestas en el marco de la institución de
manera que ésta continuamente se adapte a demandas y necesidades cambiantes? ¿Si un
cambio completo no puede ser alcanzado y, siendo las universidades instituciones que
solo cambian glaciarmente, cómo pueden al menos ser empujadas en esta nueva
dirección? Estas son las cuestiones con las que lidian aquellos abocados al movimiento
por la calidad.
Otra interesante división de enfoques para medir la calidad, y un área que brinda
valor a algunos desarrollos en nuestra discusión aquí, es el asunto de cuál debería ser el
foco de atención en la evaluación de la calidad. ¿Deberían ser los resultados, sin
embargo definidos, dejando el problema de cómo son alcanzados a la institución? ¿O
debería ser una clase de auditoría donde la búsqueda de la calidad se pose en si la
institución posee o no mecanismos efectivos mediante los cuales la calidad es
asegurada? Este último enfoque refleja la sentida incapacidad de formular de manera
detallada y amplia definiciones aplicables de calidad, estándares si ustedes desean. ¿O
podemos diseñar mecanismos de aseguramiento de la calidad que combinen ambos
enfoques? Espero recibir sus comentarios en este importante asunto.
Dicho esto, resulta también correcto observar que nosotros en los Estados
Unidos hemos sido también afectados por el movimiento por la calidad. Muchas de las
mismas fuerzas que se encuentran actuando en todos lados se han sentido en nuestro
sistema de educación superior. Como en todos lados, este sistema experimentó una
expansión increíble desde mediados de siglo. La educación universitaria es nuestro
último componente de nuestro ideal democrático y la gran mayoría de los graduados de
la secundaria busca alguna clase de experiencia postsecundaria. Nosotros también nos
preocupamos por nuestra competitividad en la economía global y buscamos alcanzar
una mayor realización de la conexión entre educación superior y bienestar económico.
El envío del informe es seguido por una visita de los pares, que son
administradores y profesores de otras instituciones acreditadas quienes sirven como
evaluadores voluntarios. Su tarea primaria es la validación del contenido del informe de
autoevaluación. La mayor parte de las visitas dura alrededor de tres días y el tamaño de
los equipos varía dependiendo del propio tamaño de la institución y su complejidad.
Algunas regiones emplean típicamente equipos más grandes que otras, 30 para
universidades comprensivas, aunque los nuestros en Nueva Inglaterra son más
pequeños; nuestra reciente evaluación de la Universidad de Harvard fue llevada a cabo
por un equipo de diez personas.
Los estándares de las seis regiones pueden variar en detalle pero su estructura es
remarcablemente similar. En esencia son de criterios abiertos (open ended criteria) que
están basados en la evaluación de la institución contra sus propios propósitos. Se
realizan cuatro preguntas:
Estos criterios guían lo que es una evaluación de brocha gorda que conduce a
conclusiones generalizadas como opuestas a resultados detallados por profesores o
programas o determinaciones cuantitativas. También podría añadir que el foco de la
evaluación no se encuentra en el éxito de la función de investigación cuando ésta
existiera. Este enfoque para la definición de la calidad refleja múltiples cosas. Primero,
nuestro profundo compromiso con la autonomía institucional. Segundo, necesitamos
criterios que puedan ser aplicados a un amplio rango de instituciones; la variación y
variedad de lo que es considerada educación superior entre nuestras 3000 instituciones
regionalmente acreditadas debe ser vista para ser creída. También refleja nuestra propia
perspectiva sobre la calidad, que no puede ser significativamente definida en detalle; el
contenido de la educación de la educación es demasiado complejo y diverso para eso.
Pero también definiciones detalladas o altamente focalizadas atrofian la creatividad y la
experimentación tan vitales para el crecimiento institucional y su mejoramiento.
Entonces aparece la pregunta básica sobre cuales deberían ser los estándares o
criterios para la medición de la calidad. ¿Criterios abiertos que son inherentemente
subjetivos o detallados estándares cuantitativos? ¿Cuáles sirven para asegurar y mejorar
la calidad? ¿Es uno u otro o pueden ser equilibrados? ¿Deberían los estándares estar
estrechamente focalizados o deberíamos abocarnos a la elaboración de múltiples
medidas? ¿Cómo pueden desarrollarse los estándares de modo de no promover rigideces
y sí la creatividad?
Estoy seguro que cada uno de ustedes ha traído a esta conferencia preguntas
similares que beneficiosamente podremos discutir.
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Science, 13 de Octubre de 1995, p. 247