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Muere el catedrático Francisco

Calvo Serraller, referencia


indiscutible en el mundo del
arte
Fallecido el viernes a los 70 años en Madrid, fue
director del Museo del Prado, ensayista, comisario
de numerosas exposiciones y colaborador de EL
PAÍS desde su fundación
Juan Cruz

El catedrático de Historia del Arte Contemporáneo, ensayista y


colaborador de EL PAÍS desde su fundación, Francisco Calvo Serraller, ha
fallecido este viernes en Madrid a los 70 años. Calvo Serraller acudía cada
dos martes a su cita con los lectores de este periódico a través de sus
columnas bajo el epígrafe de Extravíos. La última, sobre el Museo de
Bellas Artes de Bilbao, se publicó el 6 de noviembre. Nacido en Madrid, en
1948, era miembro, desde 2001, de la Academia de Bellas Artes de San
Fernando y dirigió el Museo del Prado por un breve periodo de tiempo,
entre octubre de 1993 y mayo de 1994. Había sido propuesto por la
entonces ministra de Cultura, la socialista Carmen Alborch, y dimitió por
unas informaciones sobre el uso de salas del museo para un reportaje de
una revista.

Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de


Madrid, se doctoró con premio extraordinario en Historia del Arte. Calvo
Serraller inició su actividad docente en 1970, en la Complutense, en la que
posteriormente sería catedrático de Historia del Arte Contemporáneo.
Dirigió cursos de arte en diversas instituciones y como comisario realizó
numerosas exposiciones.

A Calvo Serraller, fallecido tras una enfermedad dolorosa que él hizo


invisible, que no lo doblegó nunca, el mundo del arte lo tiene que despedir
con muchos honores. En primer lugar, con el honor que merece la claridad
con la que expresó su sabiduría, en la cátedra y en la prensa; fue crítico de
arte de este periódico, aquí nos enseñó a valorar lo que desconocíamos y
regaló a los lectores con un conocimiento exhaustivo que explicó con
brillantez e inteligencia. Otro honor, como catedrático y divulgador, y
también como servidor público. Fue un audaz director del Museo del Prado
y fue en esta institución, a la que adoraba, en la que tuvo su última
intervención pública, el lunes 5 de noviembre, en un Madrid lluvioso, en el
homenaje de despedida, por jubilación, de su amiga Manuela Mena, que
era conservadora jefa del departamento de Pintura del siglo XVIII y Goya.

En esa ocasión, de memoria, venciendo una enfermedad que intentaba sin


éxito disminuir tanto su voz como su mente, organizada en torno a la
inteligencia con la que miró el arte, Calvo Serraller explicó la trayectoria de
Mena con el espíritu de un periodista ilustrado; recordó incluso cómo la
figura de Mena se había instalado entre los iconos del pop inglés, pues ella
estuvo siempre relacionada con lo más moderno de la cultura anglosajona,
pictórica o no. Un amigo suyo, que lo escuchó dictar esa conferencia sin
papeles, le envió esa noche un mensaje en el que destacaba lo que había
dicho, de qué modo, como hacía en la crítica de arte y también en sus
columnas en el periódico. Se había servido de la palabra para construir el
monumento que se le debía a Mena. "Un retrato tan poético y humano",
decía el mensaje. Paco era así, capaz de hacer retrato de otros y de usar,
como los grandes de la historia de la escritura sobre el arte, el lenguaje
escrito para que la pintura, sobre todo la pintura, y cualquiera de las artes
plásticas, fuera en su voz un correlato de la belleza que intentaba descifrar.

Calvo Serraller era madridista, discutidor de fútbol y de cualquier cosa,


analista y hombre con sentido del humor; era de la estirpe de Javier
Pradera, su amigo. Como profesor era como el flautista de Hamelin, capaz
de llevarse consigo alumnos fascinados por su manera de descifrar el
saber. El Prado lo contrató en 1993; las burocracias imperantes lo apearon
de ese puesto un año después, pero él no guardó resquemor ni nunca usó
su autobiografía para desmerecer esa zona tan importante de su
dedicación, que prosiguió desde la crítica y desde la docencia. En estos
años fructíferos que terminaron demasiado pronto escribió ensayos o
monografías de todos los artistas relevantes del panorama español, dirigió
seminarios, comisarió exposiciones, publicó libros de enorme relevancia
para el estudio de las artes (Teoría de la pintura del Siglo de Oro, La
imagen romántica de España, Los géneros de la pintura, El siglo de
Picasso…). La reconstrucción española de la imagen de Picasso, el respeto
nacional por esta figura trasterrada, tiene en Paco Calvo uno de los
responsables máximos. Y de los más generosos.

Era un hombre comprometido con el arte y con la vida. Fue emocionante


siempre su relación con su familia, con sus hijos, con sus amigos. Con este
periódico. En tiempos en que la juventud nos animaba a todos a olvidar o a
competir, su relación dialéctica con estas páginas ayudó a consolidar su
opinión, como una forma de poner dique a la tentación periodística de
olvidarse de lo importante. Y por eso fue uno de los pilares de EL PAÍS, no
solo por lo que este periódico señalaba, sino por lo que él nos advertía
como camelos que él desvelaba.

Para quienes hemos trabajado con él, y en cierto sentido a sus órdenes,
pues tenía la autoridad moral y profesional para hacerlo, esta pérdida es
una enorme herida. Cuando uno de nosotros le escribió hace días para
darle las gracias por sus palabras de homenaje a Mena, él respondió así:
"Gracias por tan buen aliento". Él fue para nosotros un aliento mayor, un
maestro.

Sus publicaciones, de Carducho a Barceló

Entre las numerosas publicaciones de Francisco Calvo Serraller destacan


Edición crítica de Los diálogos de la pintura de Vicente Carducho 1633
(1979), Teoría de la pintura del siglo de oro (1981), El Guernica de Picasso
(1981), España: medio siglo de arte de vanguardia: 1939-1985 (1985),
Imágenes de lo insignificante. El destino histórico de las vanguardias en
el arte contemporáneo (1987), Del futuro al pasado. Vanguardia y
tradición en el arte español contemporáneo (1989), Artistas españoles
entre dos fines de siglo: de Eduardo ​Rosales a Miquel Barceló (1991),
Velázquez (1991), La senda extraviada del ​arte (1992), Enciclopedia del
arte español contemporáneo (1992), Escultura española actual (1992),
Breve historia del Museo del Prado (1994), El Greco (1995), La imagen
romántica de España. Arte y arquitectura del siglo XIX (1995), El siglo
XIX en el Museo del Prado (1996), Las meninas de Velázquez (1996),
Goya (1996), Rafael (1997), Paisajes de luz y muerte: la pintura española
del 98 (1998), El arte contemporáneo (2001), Miquel Barceló. El taller de
esculturas (2002) o La constelación de Vulcano. Picasso y la escultura del
hierro del siglo XX (2004).

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