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Dialnet SistemasDeParentescoYEstructurasFamiliaresEnLaEdad 595373 PDF
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Es obvio, que todas las expresiones citadas hacen referencia a redes de rela-
ciones, en las cuales la consanguinidad desempeña un papel importante. Sin embar-
go, el elemento biológico no es el único que esta presente en el parentesco, sino que
los factores sociales tienen tanta o mayor importancia, siendo ésta una de las prin-
cipales razones por la que no existe un único modelo de parentesco y por el con-
trario prima la diversidad, tanto si atendemos a los sistemas de parentesco existen-
tes en la actualidad, como si comparamos éstos con los que existieron en el pasado.
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Mª ISABEL LORING GARCÍA
SISTEMAS DE PARENTESCO
Filiación
Los lazos de consanguinidad, es decir, los que unen a los progenitores con sus
hijos y a éstos entre ellos, pueden establecerse a través de un único sexo, siendo
entonces calificados de unilineales, patrilineales o agnaticios si se hacen a través del
varón y matrilineales o uterinos si se hacen a través de la mujer. Pero también pue-
den establecerse conjuntamente a través del padre y de la madre: en estos casos los
vínculos de consanguinidad son calificados de bilineales o bilaterales, siendo tam-
bién frecuente, especialmente entre los historiadores, calificarlos de cognaticios,
palabra que deriva de la latina cognatio, que en su sentido clásico aludía a la tota-
lidad de los consanguíneos, tanto por línea paterna como materna1.
1
Cfr. J. Goody, La evolución de la familia y el matrimonio en Europa, Barcelona, 1986, pp. 302-
303.
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
2
Cfr. Y. Thomas, “Pères citoyens et cité de pères (II a.C.- II d.C)”, en VV. AA., Histoire de la
famille, 1, Mondes lointains, mondes anciens, Paris, 1986, p. 201.
3
J. Goody, La evoluci—n de la familia...., pp. 41-42.
4
Ibidem, pp. 330-331.
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independencia del sexo del sucesor5. Así el general romano Constancio llegó al
trono imperial de Occidente en 421 tras ser asociado al trono por el emperador
Honorio, hijo de Teodosio el Grande, respetándose así la fórmula clásica; pero lo
importante no fue el hecho de su asociación, sino el de su matrimonio con Gala
Placidia, la hija aquél. En la parte oriental del Imperio, también ocurrió algo seme-
jante y el general Marciano alcanzaría el trono imperial en 454 al ser asociado al
trono por Pulqueria, hermana de Teodosio II muerto sin descendencia. La empera-
triz Pulqueria es también la primera mujer en alcanzar personalmente el trono impe-
rial, pues fue ella misma quien asoció al trono a Marciano, con quien por supuesto
se casaría.
En el caso de los primeros reinos germánicos ocurre algo semejante, pues las
sociedades germánicas estaban también fuertemente marcadas por el sistema cog-
naticio y la transmisión de bienes también incluía a las mujeres. Esta realidad se
constata tanto en el caso de los primeros pueblos que se establecieron en el interior
del Imperio y que experimentaron por tanto con mayor fuerza la impronta romana,
como entre los más netamente germánicos, caso de los anglosajones y lombardos6.
Para ilustrar esta realidad podemos citar el ejemplo de Teodorico el ostrogodo,
quien al no contar con descendiente varón fue sucedido en 526 por su nieto Atala-
rico, que por ser menor de edad estuvo bajo la regencia de su madre Amalasunta.
En realidad fue esta hija de Teodorico la que realmente gobernó y en quien poste-
riormente recaería el trono a la muerte sin descendencia de su hijo, si bien para
5
Cfr. P. Guichard y J.P. Cuvillier, ÒLÕ Europe BarbareÓ, en Histoire de la famille, 1, Paris, 1986,
p.283.
6
Ibidem, pp. 330-331.
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
Ahora bien, como se dijo al principio este sistema de filiación coexistió con
otros de carácter unilineal, aunque estos últimos sólo están constatados con nitidez
7
El posterior asesinato de Amalasunta por orden de aquŽl provoc— una importante crisis suceso-
ria e incluso fue el detonante de las guerras justinianeas, las llamadas guerras g—ticas que pusie-
ron fin al reino ostrogodo.
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Mª ISABEL LORING GARCÍA
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A. Barbero, M. Vigil, La formaci—n del feudalismo en la Pen’nsula IbŽrica, Barcelona, 1978,
pp. 279-353.
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
Afinidad o alianza
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Escribo llamado porque no esta nada clara su filiación germánica.
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2º grado
4º grado 4º grado
(abuelo/a)
(tía abuela) [3ª] (tío abuelo) [3.ª]
1er grado
3er grado (tía) [2º] (padre/madre) 3er grado (tío) [2º] 5º grado [3º]
tíos segundos
EGO
2º grado [1º] 2º grado [1º] 4º grado [2º] 6º grado [3º]
hermana hermano primos primos
hermanos segundos
Diagrama romano limitado al séptimo grado por línea colateral, límite fijado por el derecho suce-
sorio, y en el que se han incluido en negrita y entre corchetes los grados de acuerdo con el cóm-
puto llamado germánico.
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
entre primos hermanos, pero los primos hermanos, que resultaban parientes en 4º
grado según el cómputo romano, lo son en 2º grado según el cómputo germánico y
la legislación romana sí prohibía el matrimonio entre parientes de 2º grado; más
tarde, en el siglo VI, la iglesia también prohibió el matrimonio entre primos segun-
dos, es decir, entre los descendientes de un mismo abuelo, pero aquí ocurre otro
tanto, pues los primos segundos en el cómputo romano ocupaban el grado 6º, mien-
tras que en el germánico ocupan el 3º y la legislación romana también prohibía el
matrimonio entre consanguíneos de 3er grado.
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Este ejemplo de Lotario II sirve también para esclarecer las razones de la fuer-
te oposición que encontró la iglesia para imponer su modelo pues, como se ha visto,
éste entraba en confrontación con las estrategias hereditarias de la nobleza. Así el
divorcio y el concubinato permitían asegurar la descendencia y la continuidad al
frente de esos mismos patrimonios, mientras que el matrimonio entre primos per-
mitía conservar los bienes de las mujeres dentro de la familia. La iglesia realmente
no comenzó a implantar su modelo más que a partir del siglo X y no logró impo-
nerlo de forma efectiva hasta los tiempos de la Reforma de la Edad Media Central.
Este triunfo final del modelo eclesiástico fue posible gracias a que con el tiempo se
impuso una cierta transacción con los sectores de la nobleza laica, pues si éstos ter-
minaron por aceptar la intervención y control de la iglesia sobre el matrimonio y en
consecuencia sobre sus estrategias hereditarias, como contrapunto lograron arbitrar
fórmulas para participar de los ingentes bienes que fue acumulando la iglesia a tra-
vés de las donaciones testamentarias de los propios laicos y al mismo tiempo pusie-
ron límites a las prohibiciones eclesiásticas en materia de incesto.
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Por otra parte, las transferencias a favor de la iglesia contaban con importantes limitaciones y
sólo podían realmente llevarse a efecto cuando los lazos espirituales que se establecían con los
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
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Esta situación no comenzó a cambiar hasta los siglos XII y XIII, cuando en
medio del auge demográfico y del dinamismo económico de la Edad Media Central
los señores, tanto eclesiásticos como laicos, comenzaron a otorgar cartas de fran-
quicia a las comunidades urbanas y también rurales, cartas que significativamente
comenzaban siempre reconociendo a unos y a otros, campesinos y burgueses, las
llamadas libertades personales, que se concretaban en libertad de movimiento y de
matrimonio.
11
Cfr. M. Bloch, “Liberté et servitude personelles au Moyen Âge, particulèrement en France”,
Melanges Historiques, I, Paris, 1963, pp. 293-296.
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
trolar el sistema social y establecer una claro dominio de la iglesia sobre dicho sis-
tema12.
El parentesco espiritual
12
Cfr. A. Guerreau-Jalabert, “Sur les structures de parenté dans l`Europe médiévale”, Annales
E.S.C., 6 (1981), p. 1034.
13
Una buena aproximación metodológica al tema del parentesco medieval, con especial referen-
cia al papel del parentesco espiritual, puede verse en A. Guerreau-Jalabert, “Sur les structures
de parenté.... (1981), pp. 1028-1049 y “El sistema de parentesco medieval (real/espiritual) y su
dependencia con respecto a la organización del espacio”, en R. Pastor (comp.) Relaciones de
poder...,1990, pp.85-105.
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En segundo lugar, los cristianos en su vida adulta podían establecer una alian-
za privilegiada con Dios y la Iglesia, affinitas es la palabra latina que mejor la defi-
ne, creando con ello unos vínculos más estrechos que los derivados del bautismo.
Esta alianza, especialmente reservada a clérigos y monjes, guarda un estrecho para-
lelo con la relación conyugal y los ritos que la establecen presentaban y siguen pre-
sentando analogías con el matrimonio. Basta citar cómo el ritual de consagración
de los obispos comportaba y comporta, entre otros elementos, la imposición de un
anillo, símbolo de su unión con Dios, y en el caso de los votos monásticos además
del anillo cuando se trata de monjas el rito también incluía e incluye la imposición
del velo. Esta alianza con Dios y la Iglesia apartaba a clérigos y monjes de las redes
de parentesco real, al menos parcialmente, ya que dejaban de contribuir a reprodu-
cirlas, al quedar excluidos de las relaciones matrimoniales y sexuales en razón de
su celibato, pero al mismo tiempo introducía a unos y otros en una nueva red de
relaciones.
Por último, los cristianos adultos que no optaban por la affinitas podían refor-
zar los lazos con Dios y la Iglesia a través de las confraternidades y fraternidades
de diverso tipo que establecían con los centros eclesiásticos y las comunidades
monásticas. Por ejemplo, entre los siglos X al XII son muy frecuentes las donacio-
nes pro remedio animae, es decir, por la salvación del alma, a favor de un determi-
nado monasterio. Estas donaciones, además de contribuir a incrementar el patrimo-
nio de los centros monásticos, servían de vehículo para que los donantes estable-
cieran una relación especial de “familiaridad” con la comunidad monástica objeto
de sus favores, especialmente con su santo patrono y a través de la intercesión de
éste con la propia Divinidad. Así, era frecuente que los monjes de las abadías dis-
pensaran una serie de privilegios a estos donantes, como oraciones, sufragios, misas
de aniversario, asignación de sepultura en el propio templo, o bien en el claustro o
cementerio contiguo, etc...etc...14. Es decir, esas donaciones permitían integrar de
algún modo a los donantes en la comunidad de fratres, haciéndoles partícipes de
una serie de beneficios espirituales y, tal como se ha apuntado más arriba, también
de otros tantos beneficios materiales. Por ejemplo, reservando el cargo abacial a
14
J. Orlandis, “La elección de sepultura en la España medieval”, en La iglesia en la España visi-
gótica y medieval, Pamplona, 1976, pp. 259-306; S. D. White, Customs, Kinship and Gifts to
Saints, 1988, p. 26.
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
ESTRUCTURAS FAMILIARES
15
Véase supra nota 10.
16
Para estos distintos usos de expresiones, vocablos, conceptos y las consiguientes confusiones
que genera cfr. J. Goody, La evolución de la familia..., p. 21 y L’Oriente en Occident, 1999, pp.
208-211.
17
Sobre este tema pueden confrontarse las observaciones realizadas por A. Guerreau-Jalabert en
los trabajos citados en nota 13, especialmente en el de 1981, pp. 1028-1033.
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FAMILIA
Un buen ejemplo de lo que se acaba de exponer lo proporciona el vocablo
“familia,” que es el que aparece en el título de esta Semana de Estudios Medievales
y que va a requerir una mayor atención, pues se trata de un vocablo que no sólo
goza, sino que siempre ha gozado de una gran imprecisión, debido no sólo a los
diferentes usos disciplinares, sino sobre todo al carácter polisémico de esta palabra.
En su acepción amplia, de uso frecuente entre los sociólogos, hace referencia
a un conjunto de personas unidas por filiación, matrimonio y parentesco artificial,
y como es fácilmente deducible a tenor de lo que se ha venido exponiendo resulta
equivalente a las expresiones que se acaban de analizar: sistemas de parentesco y
estructuras familiares. Precisamente, es con este sentido con el que aquí se ha
empleado al incluirla en el título de esta Semana de Estudios: La familia en la Edad
Media.
Ahora bien, entre los historiadores suele ser más frecuente utilizar el término
“familia” en su acepción más reducida, aquella que la identifica con la célula
doméstica, es decir, con un conjunto de personas emparentadas que comparten una
residencia, en latín domus de la que deriva la palabra doméstico; residencia que, por
otra parte, puede y suele contar con individuos no integrados en el grupo de paren-
tesco, los criados o servidores, en latín famulus, palabra que precisamente da ori-
gen al nombre latino de familia.
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Cfr. F. Zonabend, “De la famille. Regard ethnologique sur la parenté et la famille”, en VV.AA.,
Histoire de la famille, París, p. 15.
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
Por otra parte, a lo largo de la Edad Media algunas de estas acepciones irán
evolucionando y otras terminarán perdiéndose. En un principio, durante toda la Alta
Edad Media e incluso durante la Edad Media Central se seguirá utilizando en su
acepción originaria para designar especialmente al conjunto de esclavos, colonos y
demás dependientes de los dominios eclesiásticos, que si bien no residían bajo el
mismo techo habitaban y explotaban un mismo dominio o señorío. No obstante, con
el tiempo este uso, sin llegar a desaparecer, irá perdiendo importancia19.
19
Ni D. Du Cange, Glossarium mediae et infimae latinitatis, ni J.F. Niermeyer, Mediae latinita-
tis lexicon minus, recogen testimonios con esta acepción posteriores a las primeras décadas del
siglo XII.
20
Cfr. R. Le Jan, Famille et pouvoir dans le monde franc (VII-Xe siècle), París, 1995, pp. 340-
343 y 429.
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bre de ese punto central de toda casa, donde se mantiene un fuego destinado a coci-
nar los alimentos y caldear el ambiente. Además, familia en su acepción de grupo
doméstico de corresidentes adquiere también nuevos usos y así por extensión se uti-
lizará en los siglos medievales para designar al conjunto de fratres o conventuales
de un monasterio, que precisamente habitan bajo un mismo techo y se encuentran
bajo la dirección de un abad, cuya autoridad viene a ser equivalente a la del pater
familias.
21
Du Cange, op. cit., sub verbo parens, incluye parentela, presentando un testimonio del siglo VI
(Venancio Fortunato) en que esta voz alterna con la de familia y otro del siglo VII (Edicto de
Rotario) donde se utiliza para referirse a los consanguíneos hasta el 7º grado; Niermeyer, op.
cit., sub verbo perentela incluye un testimonio procedente de los Capitularia Regum Franco-
rum, posiblemente del s. IX, en el que parentela se utiliza tanto para referirse a parientes con-
sanguíneos como afines, con los que se ha entroncado por matrimonio.
22
Niermeyer, op. cit., sub verbo lineagium presenta ya un testimonio de los años 1060-1081.
23
Dicccionario de Autoridades, RAE, 1732, ed. Facsímil, 1976, sub verbo, donde remite a Argote
de Molina y a su obra Nobleza de Andalucía.
24
Los antropólogos emplean la palabra linaje en un sentido diferente para referirse a un grupo de
emparentados ramificado que se articula sobre la base de un sistema de filiación unilineal, tanto
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
Es decir, para los redactores de las Siete Partidas familia era una palabra oscu-
ra cuyo sentido era necesario aclarar. De algún modo, los juristas castellanos del
siglo XIII vienen a respaldar la estructura de esta conferencia y a demostrar con su
testimonio la importancia que tiene el tratar de esclarecer los términos y conceptos
relacionados con el parentesco. Por otra parte, de este texto se infiere que, en con-
formidad con lo que se ha ido exponiendo, a lo largo de la Edad Media la palabra
familia redujo su campo semántico para designar prioritariamente la célula domés-
tica, célula que incluía al pater familias, la mujer e hijos, pero también a personas
no pertenecientes al grupo de emparentados: et los servientes, et los siervos et los
otros criados.
sea agnaticio como uterino, mientras que en su acepción original linaje hace referencia a un
grupo de emparentados en línea directa y vertical, no ramificado pues se prescinde de los cola-
terales, de cáracter preferentemente agnaticio.
25
Las Siete Partidas, tit. XXXIII, l. VI, Madrid, RAE, 1807, 3 vols.
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Aforrado, siervo que recibe la libertad de su señor, pero que se mantiene en una estrecha depen-
dencia del mismo, siendo incluso posible que aquél lo hiciera retornar a la servidumbre en
determinadas circunstancias, cfr. Siete Partidas, Part. IV, tít. XXII, ley VI.
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
contaban con una media de 4,75 habitantes por fuego, y estaban habitados por fami-
lias conyugales27.
Las fuentes altomedievales, por el contrario, son bastante pobres en lo que con-
cierne a la composición de las unidades domésticas y, en cambio, mucho más ricas
a la hora de proporcionar datos sobre las redes de parentesco. De todos modos,
algunos datos hacen sospechar que la célula doméstica era algo más amplia en la
Alta Edad Media. Como ya indicamos más arriba la domus noble, es decir, el grupo
doméstico aristocrático era relativamente amplio, pues, aunque centrado en la fami-
lia nuclear, incluía junto a la pareja conyugal y sus descendientes a otros parientes28.
27
Cfr. J. Goody, L’Orient.... pp. 214-215, quien cita para los siglos bajos medievales el caso de
Inglaterra; Klapisch, C., que se ocupó del área Toscana y mas especialment de la ciudad de
Prato, también constata un predominio de la celula doméstica reducida o nuclear durante la
Baja Edad Media, a pesar que de que la contracción demográfica incrementó la probabilidadad
de ampliar dichas células al incluir junto a la pareja paterna a un hijo casado y estimando que
este tipo de hogar pasó del del 11% al al 19% entre 1371 y 1427. “Declin demographique et
structure du ménage. L`exemple de Prato, fin XIVe-fin VXe”, en Histoire de la famille, 1, Paris,
1986, p. 264.
28
Véase supra nota 20.
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hermanos solteros del marido permanecen también en la casa y otras donde convi-
ven varios hermanos casados con sus mujeres e hijos, si bien todos estos casos pare-
cen constituir la excepción. En todo caso, se piensa que con la expansión demográ-
fica y el crecimiento agrario de la Edad Media Central se acentuó el predominio de
las familias campesinas nucleares29.
Hasta aquí esta primera parte entre terminológica y conceptual, en cierta medi-
da imprescindible dada la confusión imperante en el vocabulario relacionado con el
parentesco, confusión que como se ha podido constatar ya se daba en el siglo XIII.
Por otra parte, al hilo de todas estas precisiones terminológicas se han ido adelan-
tando algunas ideas básicas sobre las estructuras familiares en la Edad Media, que
a continuación resumimos con objeto de que desde el principio de estas jornadas
queden claramente establecidas algunas nociones:
29
Cfr. W. Rösener, Los campesinos en la Edad Media, Barcelona 1990, pp. 193-194. R.
22
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30
G. Duby, “Presentatión de l’enquète”, en Famille et parenté dans L’Occident médiéval, Roma,
1977, p. 10.
31
El apartamiento del trono de Francia de la pequeña reina Juana, hija de Luis X, por su tío y
regente Felipe de Poitiers, que se hizo coronar rey en Reims el 9 de enero de 1317, y la poste-
rior declaración de que la mujer no tenía derecho a ocupar el trono del reino de Francia supu-
so una clara ruptura con la normativa vigente y no sería seguida por ninguna otra monarquía
coetánea, por ello la pequeña Juana pudo en cambio mantener sus derechos al trono del reino
de Navarra.
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SISTEMAS DE PARENTESCO Y ESTRUCTURAS FAMILIARES EN LA EDAD MEDIA
meros reyes fue fruto del azar biológico: la pronta muerte de Carlomán, hermano
de Carlomagno, y la de los hijos de éste a excepción de Luis el Piadoso, que quedó
como único heredero. Precisamente las guerras internas que asolaron el reinado de
este último estuvieron en parte determinadas por sus intentos de establecer una cier-
ta primacía a favor del primogénito Lotario. Finalmente, a su muerte el reino de los
francos volvería a fragmentarse en el famoso tratado de Verdún de 843.
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