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DOCTRINA PRÁCTICA Apuntes históricos sobre la búsqueda de la verdad...

Doctrina Práctica
RESUMEN ABSTRACT
El autor analiza si desde el punto de vista The author analyzes whether from the
histórico y a partir de las caracterizaciones historical point of view and from the cha-
que, de ordinario, se asocian al sistema racterizations that are usually associated
procesal penal inquisitivo (vale decir: tor- with the inquisitive criminal procedure
tura, confesión, carencias en cuanto a los system (ie, torture, confession, deficiencies
derechos a la defensa y al contradictorio in the rights to defense and contradictory
y, por último, recurso a la prueba tasada and, for last, recourse to the test assessed
como método de valoración de la prueba) as a method of evaluating the test) it is
es posible señalar que se haya orientado a possible to point out that this system was
la búsqueda de la verdad. oriented to the search for the truth.

* El presente texto, con las modificaciones pertinentes, constituye parte del capítulo ii de la tesis Más
allá de toda duda razonable. Crítica a las concreciones actuales del estándar de prueba penal, con la que
obtuve el título profesional de abogado en julio del 2017.
** Abogado por la Universidad Católica San Pablo, Arequipa. Defensor particular y docente asistente
de los cursos: Seminario de Tesis, Introducción al Derecho Procesal, Derecho Penal General y Cien-
cia Política en la misma casa superior de estudios. Extrabajador de la Corte Superior de Justicia de
Arequipa y exconsultor de la Cooperación Alemana al Desarrollo - Agencia de la GIZ en el Perú.

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Penal Derecho procesal penal Dante Gustavo Delgado Alata

Palabras clave: Sistema procesal penal / Keywords: Criminal procedure system /


Acusatorio / Inquisitivo / Adversary system Accusatory / Inquisitive / Adversary system
/ Búsqueda de la verdad. / Search for the truth.

Recibido: 17-03-18 Title: Historical notes on the search for truth


Aprobado: 20-04-18 (and other related aspects) in the inquisitive
Publicado en línea: 02-07-18 criminal procedure system

1. Introducción cariz trascienden el ámbito académico.


Para cualquiera que se aproxima De hecho, con algunas variantes, se
al estudio del derecho procesal penal, presentan también en alguna que otra
es una constante ubicar algún epígrafe, decisión judicial como, por ejemplo, el
acápite, tópico o apéndice de los libros, voto pronunciado por el juez supremo
artículos o ensayos que consulte en los Morales Parraguez, donde este señala
que se haga alusión a la distinción de lo siguiente:
los sistemas procesales acusatorio e in- [L]a doctrina procesal penal con-
quisitivo; de hecho, por varias razones, solidada tiene por establecido que, el
a uno y otro se les suele presentar como fin inmediato de todo proceso penal, lo
sistemas antagónicos. constituya la acreditación o demostra-
De las muchas razones que se esgri- ción, a través de la actividad probatoria
men para destacar las diferencias, una de de los extremos de la acusación fiscal,
ellas señala que un sistema acusatorio, a mas no la búsqueda de la verdad histórica
diferencia de uno inquisitivo, no se ha- de los hechos materia de juicio, como se
lla orientado a la búsqueda de la verdad concebía en décadas pasadas, propio de
—a secas o unida con algún calificativo una 2concepción inquisitiva del proceso
como, por ejemplo, “real”, “absoluta”, […] . [Cursiva agregada].
“histórica”, etc., o con mayúscula inicial: En las líneas que siguen, evidente-
“Verdad”1—. Planteamientos de este mente, no pretendo abordar in toto la
compleja temática de la distinción de los
sistemas procesales acusatorio e inquisiti-
1 Así, se indica que en el proceso (acusatorio) vo; su extensión, por un lado, desborda
no hay “fines” y, en todo caso, si los hubiera
sería “atroz” considerar que, para resolver el las páginas que puede soportar una con-
conflicto de manera justa, el juez tenga que tribución como la presente, y, por otro
determinar la verdad de los hechos. Cfr., entre
otros, pues la lista es extensísima, Montero
Aroca, Juan, La prueba en el proceso civil, 4.ª 2 Sala Penal Permanente (voto dirimente
ed., Madrid: Civitas, 2005, p. 53 y Muñoz del Sr. juez Morales Parraguez), Recurso de
Basaez, Hugo, “La verdad y el proceso”, en Nulidad N.º 1143-2013 Ayacucho, Lima: 26
Derecho & Sociedad, n.º 39, Lima: diciembre de diciembre del 2013, considerando cuarto,
del 2012, p. 190. f. j. n.° 4.1.

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lado, reconozco que es de escasa utilidad halla caracterizado de la manera indica-


práctica realizar trazas y demarcar límites da precedentemente, pueda orientarse,
conceptuales definitivos entre uno y otro todavía, a la búsqueda de la verdad.
sistema procesal, amén de su eminente Atenderé primero la cuestión “a)”
carácter abstracto3. Sin embargo, lo que —señalado en el párrafo anterior—,
sí he de referir es que llama mucho la incluidos los temas allí consignados y
atención que lo anterior sea aceptado tan algunos otros que se relacionen con ellos,
fácilmente, como si todo el asunto de la en el siguiente acápite; luego atenderé
búsqueda de la verdad y su ligazón —ya “b)” —segunda cuestión—, lo trataré
a nivel “conceptual”— con el sistema brevemente y a manera de colofón en
procesal inquisitivo se trate, paradójica- el tercer acápite.
mente, de una verdad incontrovertible,
como si un proceso penal adscrito a un
2. ¿Vale la pena mantener la distinción
sistema acusatorio no pueda considerar de los sistemas procesales penales
la misma en su estructuración. acusatorio e inquisitivo?
Por lo anterior, estimo importante
2.1. ¿La tortura y la confesión obtenida
efectuar un análisis de dos cuestiones
por dicho cauce están presentes tan
subyacentes a los planteamientos que li-
solo en el sistema procesal penal
gan la búsqueda de la verdad al sistema de inquisitivo?
enjuiciamiento llamado —por siglos—
inquisitivo: a) si la distinción trazada Como indica Damaška, por extraño
entre los sistemas procesales penales que parezca, la idea de censurar la valora-
antagónicos (acusatorio e inquisitivo), al ción de pruebas prohibidas apareció por
menos por las distinciones atinentes a la primera vez en el derecho continental
tortura, la confesión obtenida por dicha y, además, se generalizó y fue aceptada
vía y empleada como prueba en contra en pleno proceso penal inquisitivo del
del acusado, la nula posibilidad de ejerci- ancien régime cuando Farinacci, uno de
cio del derecho a la defensa y el recurso, los más famosos litigantes del siglo xvi,
como método valorativo de las pruebas, sostuvo que la decisión del tribunal no
a la prueba tasada, es “verdadera”, es puede basarse en pruebas obtenidas con
decir, que tales atributos corresponden violación de derechos naturales4.
tan solo a un sistema inquisitivo y no a Además de lo anterior, es muy
uno acusatorio; y b) si es así, cómo podría difícil —sino imposible— sostener
explicarse —si pudiera, claro está— que
un proceso penal adscrito a un sistema
4 Damaška, Mirjan, El derecho probatorio a la
procesal inquisitivo, y que además se deriva, traducido por J. Picó i Junoy, Madrid:
Marcial Pons, 2015, pp. 30 y 31, nota 17:
3 Cfr. San Martín Castro, César, Derecho en el caso concreto, Farinacci se refirió a la
procesal penal. Lecciones, Lima: INPECCP y prohibición de utilizar una confesión obtenida
Cenales, 2015, p. 40. por medio de tortura en un caso de homicidio.

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que el sistema procesal penal acusatorio to, sí eran acusados o convocados para
(o, incluso, el actual adversary system rendir testimonio y, además, podían
en su versión norteamericana) nunca ser (y con toda probabilidad lo eran)
haya conocido ni, menos, empleado la “torturados”. Por ello, la tortura fue
tortura como medio para obtener una considerada medio de prueba ordinario
confesión. en aquel sistema acusatorio “puro”7.
Es que, desde el punto de vista his- Asimismo, recientemente Ambos
tórico, el primer sistema procesal penal demostró que el proceso penal refor-
conocido en la historia, el acusatorio mado de Worms, de 1498, pese a ser
“puro”5, era sumamente injusto, pues eminentemente “acusatorio”, también
el proceso se reservaba exclusivamente conoció y empleó la tortura8. Por su
para los “ciudadanos” o sus familiares, parte, Ormazabal Sánchez también
de modo que cualquiera de estos, con ha demostrado que, en efecto, la práctica
su accusatio —de ahí toma el nombre—, del tormento tampoco era desconocida
eran los únicos que podían iniciarlo; no en el common law. En efecto, el autor
podían hacerlo, en cambio, los esclavos, en mención escribe que en el tormen-
ya que no tenían el estatus para acusar to podía hacerse padecer al reo, así lo
(no podían, pues, pretender ninguna ha indicado en las siguientes líneas:
clase de “venganza”6), aunque, en efec- “[Q]ue rehusase declarar si era culpable
o no […] o para forzarlo mediante
5 Cfr. Ambos, Kai, “El principio acusatorio y el la denominada peine forte et dure a
proceso acusatorio: un intento de compren- consentir ser juzgado por un jurado,
der su significado actual desde la perspectiva consentimiento esencial en el sistema
histórica”, en Donna, Edgardo (dir.), La
prueba en el proceso penal, vol. ii, Santa Fe: de enjuiciamiento inglés”9. Para cerrar
Rubinzal-Culzoni, 2010, p. 590. Armenta
Deu, por su parte, se refiere a él como la
“versión originaria” del sistema acusatorio. Ambos, “El principio acusatorio y el proceso
Cfr. Armenta Deu, Teresa, Sistemas procesales acusatorio: un intento de comprender su sig-
penales. La justicia penal en Europa y América nificado actual desde la perspectiva histórica”,
¿Un camino de ida y vuelta?, Madrid: Marcial art. cit., p. 595.
Pons, 2012, p. 21. 7 Cfr. para el caso de Grecia: Levene, Ricardo,
6 Y este era, quizá, el único derecho perseguible Manual de derecho procesal penal, p. 28, citado
y, por qué no, el primigenio objeto del proceso por Víctor Arbulú Martínez, Derecho pro-
penal en occidente. Cfr., sobre lo primero, cesal penal, t. i, Lima: Legales, 2013, p. 14;
Cuello Iriarte, Gustavo, Derecho probatorio para Roma, y sobre la extensión de la tortura a
y pruebas penales, Bogotá: Legis, 2008, p. 584; cualquier testigo: Falcone, Roberto, El juicio
lo segundo es conjetura del autor apoyada, en oral, 1.ª reimp., Buenos Aires: Ad-Hoc, 2014,
parte, en las reflexiones sobre la “pena” que p. 51.
hacen Jescheck y Weigend. Cfr. Jescheck, 8 Cfr. Ambos, “El principio acusatorio y el
Hans-Heinrich y Thomas Weigend, Tratado proceso acusatorio: un intento de compren-
de derecho penal. Parte general, vol. i, traducido der su significado actual desde la perspectiva
por M. Olmedo Cardenete, Lima: Instituto histórica”, art. cit., pp. 605 y 606.
Pacífico, 2014, pp. 95 y 96. Cfr., también 9 Ormazabal Sánchez, Guillermo, El dere-
sobre esto, aunque de modo más general; cho a no incriminarse, Pamplona: Aranzadi,

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este punto, conviene señalar también lo vale decir: asistencia letrada, no incrimi-
paradigmático que resulta que en pleno nación y contradictorio12.
siglo xxi y en la que sería la “cuna” del Los derechos a la asistencia letra-
adversary system, haya surgido “el debate da y a la no autoincriminación (nemo
[…] acerca de la conveniencia de auto- tenetur), de evidente e indiscutible
rizar interrogatorios más ‘duros’ en los valor para el cabal ejercicio del derecho
procesos penales por terrorismo […]”10. a la defensa, ya eran conocidos desde
1234 —con la Glossa ordinaria de las
IMPORTANTE decretales del papa Gregorio ix—, en el
derecho continental. De hecho, según
Es muy difícil —sino imposible— Ormazabal Sánchez, estos derechos
sostener que el sistema procesal pe- recién se conocieron en Inglaterra en el
nal acusatorio (o, incluso, el actual siglo xviii. Antes de ello, la Star Chamber
adversary system en su versión nor- de Westminster, un tribunal especial con
teamericana) nunca haya conocido
competencia en lo civil y en lo criminal
ni, menos, empleado la tortura como
medio para obtener una confesión. y que rigió desde el siglo xv hasta 1641
—deplorado, precisamente, por ser un
tribunal al servicio de la tiranía del poder
2.2. ¿La imposibilidad de ejercer el de- regio—, se caracterizó, de acuerdo con
recho de defensa y el contradictorio el referido autor, por “el secreto o falta
únicamente se dio en el sistema de publicidad de sus actuaciones, el
inquisitivo? hecho de actuar sin necesidad de previa
acusación formal (indictment) y la falta
He de referir, con Nieva Fenoll,
de inmediación y oralidad en el enjui-
que no es cierto que, entre otros as-
ciamiento, todo ello junto con […] el
pectos, todos los procesos penales del
juramento ex officio”13.
sistema inquisitivo hayan sido escritos,
secretos —por ende, carentes de cual-
Tratado de derecho procesal penal, t. i, Lima:
quier forma de publicidad— y sin po- Idemsa, 2015, p. 40.
sibilidades de ejercicio del derecho a la 12 Cfr., sobre la oralidad y publicidad en los
defensa11, con todo lo que este implica, procedimientos de los pueblos primitivos,
Cuello Iriarte, Derecho probatorio y pruebas
penales, ob. cit., p. 576.
2015, p. 30. 13 Ormazabal Sánchez, El derecho a no incri-
10 Ambos, “El principio acusatorio y el proceso minarse, ob. cit., p. 33. Allí mismo el men-
acusatorio: un intento de comprender su sig- cionado autor se refiere también a la High Co-
nificado actual desde la perspectiva histórica”, mission, un tribunal eclesiástico caracterizado
art. cit., p. 606. Para contextualizar la cita, por las mismas notas. (Cfr., para el desarrollo
corresponde señalar que la referencia es hecha durante los siglos xvi y xvii, Ibid., pp. 33-
a propósito del atentado del 11 de septiembre 36; y, para notas posteriores a la Revolución
del 2001. francesa, Andrés Ibáñez, Perfecto, Justicia
11 Cfr. Nieva Fenoll, Jordi, La valoración de la penal, derechos y garantías, Lima-Bogotá:
prueba, p. 2, citado por José Neyra Flores, Palestra-Temis, 2007, pp. 294-296).

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El derecho al contradictorio, ade- 2.3. ¿Prueba tasada en el sistema inquisi-


más, y como indica Taruffo al referir- tivo? Una explicación tan interesante
se ordo iudiciorum y a sus respectivos como usualmente dejada de lado
ordines iudiciarii que rigieron en casi Damaška responde esta interro-
toda Europa durante la Edad Media, gante señalando que en la crítica sub-
tampoco fue desconocido en el dere- yace una muy generalizada y errónea
cho continental, incluso en sus más interpretación de la historia del derecho
tempranas épocas (siglo xiii). En dichas probatorio continental que únicamente
épocas lejanas, el proceso continuó sería válida si, y solo si, se llegase a de-
siendo dependiente en gran medida de mostrar que todos los países de Europa
las partes14, no se procedía de oficio, ni en los que rigió el proceso inquisitivo
el objeto del proceso podía referirse a procedieron de una y exactamente la
aspectos no determinados por las partes misma manera16.
en sus actuaciones; sin duda, esta es la
base de los actuales principios ne proce- De hecho, salvo el caso de la
dat iudex ex officio y ne eat iudex ultra tristemente célebre regla que exigía
petita partium. Además, aún en estas dos testigos presenciales de los hechos
lejanísimas épocas las partes intervenían para condenar y que, precisamente por
en condiciones de igualdad, aportaban ello, prohibía la condena en base a un
pruebas e intercambiaban argumentos solo testimonio17. Históricamente y en
“en forma de contradictorio”, como
las partes. Esta es la fase del ordo quaestionum
señala el profesor de Pavía tras realizar en que las partes presentan sus pretensiones,
un muy bien documentado análisis del sus argumentaciones y sus peticiones […]”.
asunto15. Taruffo, Simplemente la verdad. El juez y la
construcción de los hechos, ob. cit., pp. 41 y 42.
16 Cfr. Damaška, El derecho probatorio a la deri-
14 Cfr. Ambos, “El principio acusatorio y el va, ob. cit., p. 36.
proceso acusatorio: un intento de compren- 17 Cfr. Gross, K., Das Beweisverfahren im ca-
der su significado actual desde la perspectiva nonischen Prozess, pp. 291-294, citado por
histórica”, art. cit., p. 597. Damaška, El derecho probatorio a la deriva,
15 Taruffo, Michele, Simplemente la verdad. El ob. cit., p. 36. Y parece que este es un aspecto
juez y la construcción de los hechos, traducido que, por supuesto, sigue discutiéndose Sanci-
por D. Accatino Scaglioti, Madrid: Marcial netti, por ejemplo, lo discute desde el punto
Pons, 2010, p. 42. “El ordo iudiciorum — de vista de las tradiciones judeo-cristiana. Cfr.
escribe Taruffo— era verdaderamente un Sancinetti, Marcelo, “Testimonio único y
derecho procesal común […] complejo y principio de la duda”, en InDret, n.º 3, Barce-
sofisticado, compuesto por muchas partes y lona: julio del 2013. Recuperado de <https://
por una secuencia de actos y de actividades, bit.ly/2sHbmgy>. Nieva Fenoll identifica
[…] el procedimiento está claramente separa- las fuentes de las que derivó el brocardo testis
do en fases y momentos que siguen un orden unus, testis nullus en lo señalado en el texto.
bien definido. Tras la proposición del libellus Cfr. Nieva Fenoll, Jordi, La valoración de la
por el actor, la litis contestatio representa la prueba, Madrid: Marcial Pons, 2010, pp. 47
fase introductoria, en la que se determina el y 48. Cfr., sobre el rechazo de dicho brocardo
objeto de la controversia sobre la base de las en la jurisprudencia peruana, el significativo
demandas y de las excepciones formuladas por Acuerdo Plenario N.º 2-2005/CJ-116 y, sobre

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términos generales las reglas de prueba adversary system—) establecidas según


tasada que, de ordinario, se asocian al los cánones de racionalidad imperantes
sistema inquisitivo (y, desde la literatura en dichas épocas21. Excepcionalmente,
del common law al derecho continental), además, en el caso de los dos testigos
más que determinar, en “afirmativo”, (presenciales22) su puesta en práctica fue
al juez a declarar probados los hechos enfáticamente rechazada por Baldus
independientemente de su convicción de Ubaldis, uno de los más autoriza-
(cual si fuese un mero autómata), dos juristas continentales del siglo xiv,
ejercían un efecto contrario, más bien
“negativo” —o, como prefiere Nieva las que rigen en Puerto Rico, Cfr., Chiesa,
Fenoll, admonitivo18—, sobre el juez: Ernesto, Tratado de derecho probatorio (Reglas
impedían formar su convicción de de evidencia de Puerto Rico y Federales), ts.
i, ii y iii, 1.ª reimp. de la 1.ª ed., E.U.A.:
cualquier modo y, más puntualmente, Publicaciones JTS, 2005. De igual modo,
de modo irracional. para un estudio del proceso penal en Puerto
Rico y en Estados Unidos de América, Cfr.
De esta forma, tales reglas funciona- Chiesa Aponte, Ernesto, Derecho procesal
ban, por lo general, como “reglas de co- penal de Puerto Rico y Estados Unidos, vols. 1,
2 y 3, 1.ª reimp. de la 1.ª ed., Bogotá: Forum,
rroboración probatoria […]”19 (como las 2002. Cfr., finalmente, acerca del proceso
numerosísimas que se pueden encontrar adversarial, en general, y la ideología liberal
consultando las Federal Rules of Evidence inherente a él. Taruffo, Michele, El proceso
civil adversarial en la experiencia americana.
norteamericanas20 —sí, leyó bien, del El modelo americano del proceso de connotación
dispositiva, traducido por B. Quintero, Bo-
su origen hispano. Vizcarra Vizcarra, Paúl, gotá: Temis, 2008, pp. 237-275 o Taruffo,
“Precisiones al Acuerdo Plenario N.º 02-2005/ Michele, “Contra la verifobia. Observaciones
CJ-116: declaración de la víctima suficiente disperas en respuesta a Bruno Cavallone”,
para enervar la presunción de inocencia”, en traducido por M. Aramburo, en Taruffo,
Actualidad Penal, vol. 16, Lima: octubre del Michele y Bruno Cavallone, Verifobia. Un
2015, pp. 192-208 y, principalmente, el índice diálogo sobre prueba y verdad, Lima: Palestra,
de la obra de Climent Durand, Carlos, La 2012, pp. 67 y 68; y, finalmente, sobre la crisis
prueba penal, t. i, 2.ª ed., Valencia: Tirant lo que atraviesa el adversary system en cuanto a
Blanch, 2006. sus pilares estructurales: tribunal arquetípico
18 Cfr. Nieva Fenoll, Jordi, La valoración de la dividido (juez profesional y jurado), concen-
prueba, ob. cit., pp. 51, 53, 57, 59, 72 y 89. tración temporal de procedimientos y el ca-
19 Cfr. Damaška, El derecho probatorio a la deri- rácter adversary del sistema de enjuiciamiento
va, ob. cit., p. 35; también el pronunciamiento norteamericano como nota cultural. Cfr.
de Mittermaier, de hace más de un siglo, Damaška, El derecho probatorio a la deriva,
da cuenta de ello y, por supuesto, continúa ob. cit., pp. 21 y ss.
vigente todavía: la garantía de credibilidad 21 Cfr. Nieva Fenoll, Jordi, La valoración de la
del testimonio, diría el autor en mención, es prueba, ob. cit., p. 96.
su perfecta concordancia con los resultados de 22 Pues, de ser “referenciales”, la mentada regla,
las demás pruebas. Cfr. Mittermaier, Carl, unida a otras exigencias tales como la cohe-
Tratado de la prueba en materia criminal, p. rencia y coincidencia en lo afirmado por estos,
309, citado por Pedro Gutiérrez, El menor su origen diverso, la contextualización de las
víctima de abuso sexual, Buenos Aires: La circunstancias en que tuvieron acceso al relato,
Rocca, 2012, p. 97. su verosimilitud —o corroboración—, parece
20 Para una lectura de las mismas, así como de razonable. Cfr. Ibid., p. 282.

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quien —con absoluta actualidad— ya cargo”26. Ante un juez así, ignorante,


indicaba por aquel lejano tiempo que era forzoso, pues, quitar “de sus manos
“no puede dictarse ninguna regla verda- la valoración de las pruebas al consi-
dera y cierta sobre la credibilidad de las derarlos incapaces, encontrando […]
argumentaciones de los testigos debido a la solución en la predeterminación del
la variabilidad de los hombres, a la mul- valor de las pruebas, incluso haciéndose
tiplicidad de sus comportamientos y la con números”27.
desconocida finalidad de los testigos”23. En contextos como el descrito —
Ahora bien, como se indicó, la que no son todos los del derecho con-
generalización, por muy arraigada que tinental en la Edad Media—, es claro
esté, es errónea y, si bien es cierto que no que tal práctica terminó imponiendo
puede predicarse de los países “cultos” de los prejuicios sociales de la época, prin-
la Europa continental de la Edad Me- cipalmente contra mujeres y extranjeros,
dia —principalmente los del sur24—, sí en lugar de cánones de racionalidad28.
puede asociarse, por ejemplo, a Francia, Es que, como precisa el profesor de
donde el juez medieval, al que se asocia Pavía, si, en efecto, frente a la prueba
el empleo a rajatabla de la prueba tasada legal se concibe a “la libertad del juez
—mismo autómata él—, no gozaba del como arbitrariedad[,] podría ser razo-
prestigio y la confianza de la sociedad de nable el recurso a las reglas de prueba
su tiempo25. legal concebidas como garantía de la
Por lo general, este juez era, según
indica Taruffo, un “ignorante” que 26 Taruffo es un poco más duro, pues precisa
desconocía las leyes locales y que llegó que “muchos hijos de comerciantes ricos se
a ser juez porque “papi le compraba el volvieron jueces al no ser primogénitos y no
poder heredar el patrimonio de la familia, así
que, o no tenía suficiente valor como para vol-
verse soldados, o no eran mujeres para poderse
casar con alguien que fuera pudiente, […]”.
23 Damaška, El derecho probatorio a la deriva, Taruffo, Michele, Proceso y decisión. Lecciones
ob. cit., p. 36, nota 30. mexicanas de derecho procesal, Madrid: Marcial
24 Para una visión general de estos y con Pons, 2012, p. 72. Y, ni qué decir del papel
abundantes referencias bibliográficas, Cfr., de los abogados y del origen histórico —para
Taruffo, Simplemente la verdad. El juez y la nada alentador— de los “asistentes judiciales”
construcción de los hechos, ob. cit., pp. 24-31 —Assistenzräte— del que habla Cavallone.
y 39-44. Cfr. Cavallone, Bruno, “En defensa de la
25 Prestigio y confianza con los que, por sus verifobia. Consideraciones amigablemente
cualidades, el juez italiano del Ordo Iudiciorum polémicas sobre un reciente libro de Michele
sí contaba desde muchos siglos atrás: este juez Taruffo”, traducido por M. Aramburo, en
dominaba la interpretación y aplicación del Taruffo, Michele y Bruno Cavallone, Veri-
derecho, la argumentación oral y la redacción fobia. Un diálogo sobre prueba y verdad, Lima:
escrita y conoció también la lógica. Era, pues, Palestra, 2012, pp. 23 y 24.
el juez que se formó en el estudio del trivio y 27 Taruffo, Proceso y decisión. Lecciones mexica-
del Corpus Iuris justinianeo. Cfr. Ibid., pp. 26 nas de derecho procesal, ob. cit., p. 72.
y 27. 28 Loc. cit.

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libre convicción”29, pues tanto por el así, el tránsito hacia la libre valoración
carácter admonitivo de dichas reglas, al de la prueba en el sistema inquisitivo no
que aludí precedentemente, así como parece haber sido algo tan traumático
porque tal libre convicción siguió estan- como podría uno pensar; de hecho, en
do salvaguardada en algunos supuestos, algunas latitudes —del sur de Europa,
toda vez que las reglas de prueba legal, principalmente— esta podría no ha-
por muy legales que fueran —incluso ber sido lo desconocida que, hoy, uno
en la época codificada de las mismas—, creería.
no cubrían todos los casos y, además, En ese sentido, podría apuntarse
sobre ellas se expresaban numerosas que el sistema de la libre apreciación o
opiniones contrarias de los doctrinarios valoración de la prueba (actualmente
de la época que, como refiere Baldus de conocida como sana crítica racional) no
Ubaldis, dejaban al juez cierto margen correspondió, sin más, al sistema procesal
de discrecionalidad para optar por una penal acusatorio. De hecho, de acuerdo
u otra interpretación (esto, como es con Arocena32, Damaška33 y Taruffo34,
fácil de advertir, es de actualidad30). En este es el sistema probatorio que tras
resumen, en tanto más particularizada algunas variantes que iniciaron con la
era la regla de prueba legal, mayor era íntima convicción, que históricamente sí
el margen de maniobra del juez31. Visto caracterizó al sistema acusatorio “puro”35,
29 Taruffo, Michele, La prueba de los hechos,
traducido por J. Ferrer Beltrán, Madrid: 32 Cfr. Arocena, Gustavo, “La valoración
Trotta, 2002, p. 402. de la prueba (con especial referencia a la
30 Sobre casos actuales similares a los referidos en reconstrucción del hecho, las pericias y las
cuanto al incremento del margen discrecional interpretaciones)”, en Donna, Edgardo (dir.),
del juez como producto de las opiniones La prueba en el proceso penal, vol. i, Santa Fe:
contrarias de los juristas y, en particular, a Rubinzal-Culzoni, 2009, pp. 285-290.
propósito del nivel de corroboración que 33 Cfr. Damaška, El derecho probatorio a la deri-
exigiría el estándar probatorio aplicado al va, ob. cit., pp. 37-39.
reconocimiento en rueda. Cfr. Miranda 34 Cfr. Taruffo, “Contra la verifobia. Ob-
Estrampes, Manuel, “Licitud, regularidad y servaciones disperas en respuesta a Bruno
suficiencia probatoria de las identificaciones Cavallone”, ob. cit., p. 58.
visuales”, en AA. VV., Identificaciones fotográ- 35 Cfr. Neyra Flores, Tratado de derecho pro-
ficas y en rueda de reconocimiento. Un análisis cesal, ob. cit., p. 55. Armenta Deu, Sistemas
desde el derecho procesal penal y la psicología del procesales penales. La justicia penal en Europa y
testimonio, Madrid: Marcial Pons, 2014, pp. América ¿Un camino de ida y vuelta?, ob. cit., p.
117-154; y, Álvarez Dávila, Francisco, “Los 22. Aunque Silva Melero refiere que la prueba
testigos oculares del delito. Apuntes sobre documental tuvo valor pleno (Cfr. Silva Me-
la naturaleza jurídica y presupuestos para la lero, V., “La prueba procesal”, pp. 3-5, citado
validez probatoria del reconocimiento de im- por Elías Polanco Braga, La dinámica de las
putados”, en Herrera Guerrero, Mercedes pruebas en el procedimiento penal, México D.F.:
y Elky Villegas Paiva (coords.), La prueba Porrúa, 2012, p. 3, nota 7), lo que encontraría
en el proceso penal, Lima: Instituto Pacífico, explicación —sin mellar la libre valoración
2015, pp. 181-198. que realizaba el jurado— en razón a que otras
31 Taruffo, La prueba de los hechos, ob. cit., pp. culturas, de data bastante anterior a Grecia o a
393 y 394. Roma, dejaron rastro escrito de limitaciones a

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Actualidad

Penal Derecho procesal penal Dante Gustavo Delgado Alata

se instituyó —solo formalmente, pues, mismo no hay nadie que pueda objetar
se reitera, ya era conocido desde antes en las caracterizaciones que, de ordinario,
el derecho continental— en el proceso se asocian al sistema procesal inquisitivo,
penal “moderno”, esto es, el diseñado tras resta analizar un último aspecto, cual es
la Revolución francesa (¡paradójicamente definir si, siendo válida la diferenciación
en Francia, donde los jueces, como se y siendo ciertas tales caracterizaciones, es
indicó, no se hallaban preparados para posible señalar cómo un proceso penal
ejercer tan honorable cargo!). adscrito a un sistema procesal penal de
corte inquisitivo puede aspirar, todavía,
¿SABÍA USTED QUE? a la búsqueda de la verdad.
Para ser breve, estimo que si en el
Desde el punto de vista histórico,
el primer sistema procesal penal co- saco del sistema procesal penal llamado
nocido en la historia, el acusatorio inquisitivo se suman tortura, confesión
“puro”, era sumamente injusto, pues obtenida y —además— empleada como
el proceso se reservaba exclusiva- prueba, nulas posibilidades de ejercer los
mente para los “ciudadanos” o sus fa- derechos a la defensa, al contradictorio
miliares, de modo que cualquiera de y a la no incriminación y si se considera
estos, con su accusatio —de ahí toma
el nombre—, eran los únicos que po- también el empleo de la prueba legal
dían iniciarlo; no podían hacerlo, en aplicado a rajatabla, esto es, aplicado en
cambio, los esclavos, ya que no te- su versión más degenerada36 por parte
nían el estatus para acusar, aunque, del juez, no existe posibilidad alguna
en efecto, sí eran acusados o convoca- de decir que un proceso penal con tales
dos para rendir testimonio y, además, ribetes se haya orientado, jamás, a la
podían ser (y con toda probabilidad
lo eran) “torturados”. búsqueda de la verdad (con o sin califi-
cativos, y en mayúsculas o minúsculas).

3. ¿Qué verdad entonces se buscó en 4. A modo de conclusión


el sistema inquisitivo? Expuesto lo anterior, no parece
Asumiendo que todo lo dicho en el que puedan defenderse íntegramente
acápite que antecede es erróneo y que asi- las trazas señaladas para distinguir a tan
antagónicos sistemas procesales: acusato-
la discrecionalidad de la libre valoración de los rio e inquisitivo. De hecho, no parecen
juzgadores o ayudas a estos para resolver pleitos
derivados de acciones clandestinas. Así, puede
verse el juramento de testigos que reclamaba el 36 Y, por ello, contra epistémica en el sentido
art. B-5 del Código de Ur-Nammu y la nece- de que no permite obtener resultados verda-
sidad de practicar ordalías para enjuiciar casos deros, pues elimina la posibilidad de valorar
de brujería que recogió el § 2 del Código de racionalmente las pruebas del caso concreto.
Hammurabi de los que habla Nieva Fenoll Así, la prueba aparece como una actividad
(Cfr. Nieva Fenoll, La valoración de la prueba, esencialmente “destructiva”. Cfr. Taruffo, La
ob. cit., p. 40, notas 8 y 9). prueba de los hechos, ob. cit., p. 392.

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Doctrina práctica Apuntes históricos sobre la búsqueda de la verdad...

ser lo antagónicos que, como se dice, 5. Referencias bibliográficas


serían. Para decirlo de manera breve, Álvarez Dávila, Francisco, “Los testigos ocula-
históricamente las caracterizaciones que res del delito. Apuntes sobre la naturaleza
se asocian a este —inquisitivo— están jurídica y presupuestos para la validez pro-
presentes también en aquel —acusato- batoria del reconocimiento de imputados”,
en Herrera Guerrero, Mercedes y Elky
rio—; y, además, fuera del ámbito de la Villegas Paiva (coords.), La prueba en el
contraposición enunciada, las mismas proceso penal, Lima: Instituto Pacífico, 2015.
fueron moneda común, también, de paí- Ambos, Kai, “El principio acusatorio y el pro-
ses pertenecientes a la tradición jurídica ceso acusatorio: un intento de comprender
de common law. su significado actual desde la perspectiva
histórica”, en Donna, Edgardo (dir.), La
Por otra parte, a no ser que se parta prueba en el proceso penal, vol. ii, Santa Fe:
de un concepto muy extraño acerca de Rubinzal-Culzoni, 2010.
la verdad de los hechos, ninguna de las Andrés Ibáñez, Perfecto, Justicia penal, derechos
y garantías, Lima-Bogotá: Palestra-Temis,
caracterizaciones que, aislada o con- 2007.
juntamente consideradas, se asocian al
Arbulú Martínez, Víctor, Derecho procesal
sistema inquisitivo permiten ligar a este penal, t. i, Lima: Legales, 2013.
con la verdad de los hechos objeto de Armenta Deu, Teresa, Sistemas procesales penales.
juzgamiento37. Para ser más claro y que La justicia penal en Europa y América ¿Un
no quede ninguna duda, allí se buscó camino de ida y vuelta?, Madrid: Marcial
cualquier cosa menos la verdad. Los ca- Pons, 2012.
racteres que se asocian a tal sistema pro- Arocena, Gustavo, “La valoración de la prueba
(con especial referencia a la reconstrucción
cesal —y, por extensión, a los procesos del hecho, las pericias y las interpretacio-
penales adscritos a él— son, en esencia, nes)”, en Donna, Edgardo (dir.), La prueba
incapaces de conducir a la averiguación en el proceso penal, vol. i, Santa Fe: Rubinzal-
de la verdad. Culzoni, 2009.
Cavallone, Bruno, “En defensa de la verifobia.
Consideraciones amigablemente polémicas
sobre un reciente libro de Michele Taruffo”,
traducido por M. Aramburo, en Taruffo,
37 Sin perjuicio de lo señalado con respecto a Michele y Bruno Cavallone, Verifobia.
Farinacci y a la prohibición del empleo de Un diálogo sobre prueba y verdad, Lima:
confesión obtenida por tortura, podría es- Palestra, 2012.
tablecerse que, como refiere Andrés Ibáñez,
con la tortura, la información obtenida por Chiesa Aponte, Ernesto, Derecho procesal penal
vía de confesión es poco (o nada) fiable y, de Puerto Rico y Estados Unidos, vols. 1, 2 y
en ese contexto, uno puede declararse autor 3, 1.ª reimp. de la 1.ª ed., Bogotá: Forum,
incluso de acciones de imposible realización. 2002.
Cfr. Andrés Ibáñez, Justicia penal, derechos Chiesa, Ernesto, Tratado de derecho probatorio
y garantías, ob. cit., p. 115. Acerca de un sis- (Reglas de evidencia de Puerto Rico y Fede-
tema procesal que opte por la prueba tarifada
rales), ts. i, ii y iii, 1.ª reimp. de la 1.ª ed.,
y su renuncia a la búsqueda de la verdad. Cfr.
Contreras Rojas, Cristian, La valoración de E.U.A.: Publicaciones JTS, 2005.
la prueba de interrogatorio, Madrid: Marcial Climent Durand, Carlos, La prueba penal, t.
Pons, 2015, pp. 52 y 53. i, 2.ª ed., Valencia: Tirant lo Blanch, 2006.

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