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La administración en la sociedad moderna

La administración pública presta un servicio a la sociedad y esta es la base de su legitimación,


atender a los intereses y deberes de los ciudadanos en un marco de equilibrio, eficiencia y
eficacia. Los cambios económicos y sociales están produciendo un cambio en la percepción
y exigencia que los ciudadanos tienen de los servicios públicos. Este cambio exige nuevas
formas de relación con los ciudadanos y consecuentemente nuevas formas de organización.
Responder a estas nuevas exigencias requiere de una administración capaz de adaptarse a las
nuevas demandas sociales mediante una reforma organizativa y cultural en la prestación de
los servicios públicos.

Por tanto, la modernización de la administración es necesaria tanto para atender dichas


nuevas exigencias como para asumir el aumento de tamaño originado por las nuevas
competencias. Dos son las líneas de trabajo que orientan este proceso de cambio. Por una
parte, la voluntad real de llevar a cabo este proceso de adaptación, un renovado compromiso
con la responsabilidad de servicio público que sitúe a los empleados y a sus responsables
como administradores de recursos públicos y a los ciudadanos como elemento central de sus
preocupaciones y, por otra, la incorporación de las nuevas tecnologías a los procesos
administrativos y de prestación de servicios que permitan romper con viejas reglas para crear
nuevas formas de trabajo imprescindibles con las que dar respuesta a las exigencias de los
ciudadanos.

EL PRIMER aspecto, quizá el más importante, dentro de este proceso de modernización es


el que tiene que ver con la gestión y organización del personal de la administración. El
antiguo modelo de empleado público está dando paso a uno nuevo en el que la formación y
la carrera profesional toman un papel de primera importancia. La formación es vital porque
continuamente aparecen nuevas herramientas y procedimientos que los trabajadores deben
incorporar a sus hábitos de trabajo; de no hacerlo, entorpecerían el funcionamiento de la
administración en su conjunto.

Por otro lado, el diseño de una carrera profesional real cobra una gran importancia dentro de
la motivación del trabajador, que puede asumir diferentes retos a lo largo de su vida laboral
sin sentirse estancado en un mismo puesto de trabajo. Esta carrera profesional ha de ser
entendido no sólo en sentido vertical, si no también en el horizontal; al igual que en el sector
privado es normal que los trabajadores desarrollen su carrera en diversos sectores, también
se ha de dar esa oportunidad al empleado público, de modo que pueda avanzar hacia aquellas
actividades para las que esté mejor preparado en cada momento y dé respuesta a las
necesidades de cada servicio. Todo ello ha de ser complementado con un nuevo enfoque del
modelo retributivo, en el que se debe incorporar incentivos económicos a la productividad,
al rendimiento y a los resultados. De este modo se consigue un doble objetivo, al mejorarse
la eficiencia en la prestación de los servicios públicos y, por parte del trabajador, al ver un
fruto adicional de su esfuerzo por desarrollar una carrera profesional sólida.

LAS NUEVAS tecnologías incorporadas al mundo laboral están obligando a un considerable


esfuerzo de adaptación, todo ello desde dos vertientes. En primer lugar, desde el punto de
vista organizativo, el sistema de trabajo de hoy en día tiene muy poco que ver con el de hace
sólo unos años. La informatización está alcanzando todos los niveles y cada vez son más los
procedimientos que se realizan integralmente en red. Ello está dando como resultado un
considerable ahorro en tiempos de trabajo y, por otro lado, una ganancia en la transparencia
y control del gasto público. En segundo lugar, no por ello menos importante, la
modernización de los procedimientos también ha de realizarse de cara al público. Cada vez
son más los trámites administrativos que el ciudadano puede realizar a través de canales como
Internet o el teléfono. El modelo de ventanilla única, a través de la cual se pueda realizar
cualquier tipo de gestión con el sector público, debe ser un elemento imprescindible de una
administración moderna. Todo ello ha de redundar en una relación entre la administración y
el ciudadano más rápida y fluida y en una gestión más eficiente de los servicios públicos.

Otro aspecto importante dentro de la implantación de las nuevas tecnologías consiste en el


papel de la administración como agente económico. A través de su relación con las empresas
de la comunidad, la modernización de sus procedimientos está sirviendo como fuerza tractora
para incentivar también la modernización de dichas empresas, que deberán adaptar sus
procedimientos a las nuevas tecnologías para poder seguir optando a contratos con la
administración o para ganar fluidez en sus relaciones con la misma, lo que supone un claro
impulso a la competitividad de las empresas de nuestra comunidad, un aspecto vital en la
economía globalizada de hoy en día.
En resumen, la atención de las necesidades del ciudadano, la provisión de servicios de calidad
y la eficiencia en el gasto necesario para realizar dicha provisión deben ser los principios que
guíen la acción del sector público, pues es lo que lo legitima a la hora de atender las
necesidades más básicas de todo ciudadano. La demanda de servicios públicos crece y
cambia según se transforma la sociedad y la administración tiene la obligación de atender
dichas necesidades para poder garantizar a todos los ciudadanos una igualdad de
oportunidades real, evitando la exclusión social y corrigiendo los desequilibrios territoriales,
compaginando estas obligaciones con el impulso al crecimiento económico. La
modernización de la Administración Pública es un esfuerzo necesario, por lo tanto, que
legitimará el conjunto de su actuación.

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