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Introducción
“Es mariana y evangélica, mucho antes que una realidad
sociológica, el pobre es una realidad teológica”.1
Aún recuerdo con detalles las clases del padre Juan Pablo en 1998 enseñando con
sus queridas “folias” del padre Ferrara en el Seminario de Río Cuarto. Eran mis primeras
clases con él y serían sus últimas. Ese mismo año, lo acompañaríamos en su enfermedad y
en su última despedida. Pasado unos años, me reencontré con sus libros y apuntes en la
biblioteca del Seminario, entre ellos los del padre Tello. Hoy, a casi veinte años de su
partida, al regresar al fondo Filipuzzi e investigar el fondo Tello de la biblioteca, me
sorprendí al encontrar distintas reflexiones y disertaciones en distintos encuentros junto a
los grandes exponentes de la hoy llamada teología argentina.
La investigación se enmarca en la Iglesia Argentina de los 70, que venía realizando
desde 1967 un gran esfuerzo de estudio y de encuentros para aplicar la renovación
conciliar. Esta reflexión, con el estudio de la realidad religiosa, moral, cultural, educacional
y civil del país culminaría con la “Declaración de San Miguel” en 1969. En este periodo, la
Comisión Episcopal de Pastoral (COEPAL) y sus peritos, se dedicaban a “pergeñar las
líneas-fuerzas abiertas por el Plan Nacional de Pastoral, dando cauce a la Pastoral de
Conjunto en la Iglesia argentina.2
Desde el documento de San Miguel hasta el año 1973, se desarrollará un “proceso
de asunción de la pastoral popular como orientación general y lanzamiento de líneas
prioritarias promotoras de la acción conjunta: Santuarios; Juventud, multiplicación de la
1 CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Lineas Pastorales para la Nueva Evangelización, Buenos Aires,
teológico pastoral del Concilio Vaticano II y de los documentos finales de Medellín, Tesis doctoral PUCA, Buenos Aires,
2004, disponible en: <http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/greenstone/cgi-
bin/library.cgi?a=d&c=tesis&d=mons-enrique-angelelli-pastor-evangeliza> [consulta: Ocubre 2017]. p. 160.
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presencia misionera de la Iglesia”. Farrell sintetiza este “camino por lograr una pastoral de
conjunto” con las siguientes “prioridades pastorales: la actualización conciliar (1967-1969),
el catolicismo popular (1970-1972), la presencia misionera de la Iglesia (1973-1974),
matrimonio y familia (1975-1980).3 Se comprende la piedad popular “como expresión de
una fe católica inculturada”, que comenzó en tiempos de Medellín, fue impulsada “sobre
todo desde la teología argentina” y tuvo “un fuerte eco” en Pablo VI (EN 48), que invitaba
a amar con caridad pastoral “la religión del pueblo”.4
La tradición oral decía que Filipuzzi había colaborado con los peritos de esta
comisión. Buscaremos esclarecer el contacto que estableció con estos referentes de la
teología cursando la licenciatura en la PUCA, desde marzo de 1967 hasta agosto de 1968,
participando en la CEA como delegado pastoral regional y como miembro del equipo de
Pastoral Popular ―ex peritos de la COEPAL―.
La investigación desarrollará los distintos aportes y su contexto. Luego de una
semblanza de su vida, presentaremos su trabajo de síntesis como delegado pastoral
diocesano y regional durante la consulta del Sínodo de los Obispos de 1971. En segundo
lugar, en su tarea de animación ecuménica diocesana, se rescatará una disertación sobre la
lectura de la Biblia desde Latinoamérica. A continuación, se estudiará a partir de fuentes
inéditas, su participación en el equipo de reflexión pastoral o equipo de pastoral popular,
que se estaba reconfigurando a partir de 1973.5 Por último, estudiaremos los aportes
realizados con Rodríguez Melgarejo cunado compartieron la riqueza de la pastoral popular
argentina en congresos internacionales.
3 G. T. FARREL, Iglesia y Pueblo en Argentina. Historia de 500 años de Evangelización, Buenos Aires, Patria
Grande, 1992, p. 248.
4 C. M. GALLI, "Líneas teológicas, pastorales y espirituales del magisterio del Papa Francisco",
todo, varios de sus integrantes siguieron reuniéndose y renovándose como grupo de reflexión teológica bajo
el liderazgo intelectual de Gera”, en: J. C. SCANNONE, "El Papa Francisco y la Teología del Pueblo", Selecciones
de Teología 53 - 213 (Marzo de 2015) 39-50.
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6 G. HUMARÁN, "En las huellas de Juan Pablo y Pedro. Semblanzas", Boletín Diocesano Obispado Villa
de la Concepción del Río Cuarto 158 (2008) 23-26. CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Lineas Pastorales para la
Nueva Evangelización, p. 35.
7 Fue la II Asamblea General Ordinaria, realizada desde el 30 de septiembre al 6 de noviembre de
1971, se reflexionó sobre "El sacerdocio ministerial y la justicia en el mundo". Estos Sínodos tienen origen en el
discurso inaugural de la última sesión del Concilio (14 de septiembre de 1965) cuando el mismo Papa Pablo
VI hizo pública su intención de instituirlos con estas palabras: «Tenemos la alegría de anunciaros la
institución, tan deseada por este Concilio, de un Sínodo de los Obispos que, compuesto de obispos,
nombrados la mayor parte por las Conferencias episcopales con nuestra aprobación, será convocado, según
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las necesidades de la Iglesia, por el Romano Pontífice, para su consulta y colaboración, cuando, para el bien
general de la Iglesia, lo considere oportuno». Este Sínodo de 1971, que muchos estiman “olvidado” y solo
está disponible en portugués en la página oficial de la Santa Sede, reflexionaba: “La acción en favor de la
justicia y la participación en la transformación del mundo se nos presenta claramente como una dimensión
constitutiva de la predicación del Evangelio, es decir, la misión de la Iglesia para la redención del género
humano y la liberación de toda situación opresiva”.
(http://www.vatican.va/roman_curia/synod/documents/rc_synod_doc_19711130_giustizia_po.html).
8 J. P. FILIPUZZI - I. COSTA, Síntesis de la consulta al presbiterio de Río Cuarto sobre el Sínodo de los Obispos de
realizada entre los sacerdotes de la Zona "Centro-Cuyo", junio de 1971, [ms.], en: BAF, Fondo J. P. Filipuzzi, Sínodo.
10 Esta oración, que se encuentra redactada en latín, comienza rezando: “Adsumus, Dominus Sancte
Spiritus, adsumus, peccati quidem immanitate detenti, sed in Nomine Tuo specialiter congregati” (“Aquí
estamos, Señor, Espíritu Santo, aquí estamos frenados por la inercia del pecado pero reunidos especialmente en Tu Nombre. Ven
a nosotros y permanece con nosotros dígnate penetrar en nuestro interior, enséñanos lo que debemos hacer, por donde deberíamos
caminar, y muéstranos lo que debemos practicar para que con tu ayuda sepamos agradarte en todo. Se Tú el único inspirador y
realizador de nuestras decisiones. Tú el único que, con Dios Padre y su Hijo, posees un nombre glorioso. No permitas que
quebrantemos la justicia. Tú que amas la suprema equidad, que la ignorancia no nos arrastre al desacierto, que el favoritismo no
nos doblegue, que no nos corrompa la acepción de personas o de cargos. Por el contrario, únenos eficazmente a Ti solo con el Don
de Tú gracia, para que seamos uno en Ti y en nada nos desviemos de la verdad. Y lo mismo que estamos reunidos en Tú nombre,
así también mantengamos en todo la justicia, para que hoy, nuestras opiniones, en nada se aparten de Ti. Y, en el futuro,
obrando rectamente, consigamos los premios , con la presentación eternos. Amén.”).
11 “Los delegados de las regiones fueron los siguientes: Juan Muñoz (NOA), Aldo Martini (NEA),
Juan Filipuzzi (Centro-Cuyo), Gerardo Farrell (Gran Bs. As.), Vicente Vetrano (La Plata), Amadeo Dilulio
(litoral), Pascual Rodríguez (Comahue) y Luis Zanini (Entre Ríos)”, en: DELEGADOS DE LOS PRESBÍTEROS
DE ARGETINA, Informe. Síntesis de la opinión de los sacerdotes sobre el tema del Sínodo "Naturaleza del Ministerio
Sacerdotal", 1971, [ms.], en: BAF, Fondo J. P. Filipuzzi, Sínodo.
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12 Recorte de periódico sin referencias firmado por Julio Fotheringham anexado a la jornada del 23
de mayo de 1971: “Hay una gran diferencia entre católico y simplemente cristiano, y pese a los abrazos, sonrisas que se crucen
e incluso comunes ceremonias que se realicen que católico esta separado del simplemente cristiano por un abismo [este párrafo está
resaltado por el lector]”, en: Ecumenismo, en: BAF, Fondo J. P. Filipuzzi, Ecumenismo.
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salvado. Volvía a preguntar: “¿de qué me tengo que salvar yo hoy por la fe en Cristo?” Y
concluía:
J. P. FILIPUZZI, Biblia, Palabra de Dios para todos y para todos los tiempos, 4-8 de octubre de 1971, [ms.],
13
“Somos un equipo que trabajamos desde hace varios años juntos, que no tenemos nombre,
porque ya no podemos decir que somos peritos de la COEPAL. Somos los innominados, pero
que nosotros lo llamamos equipo, y puede ser de pastoral, de reflexión pastoral o el equipo de
pastoral popular.”16
Además de Filipuzzi y Gera, el documento identifica a Mons. Angelelli, Vernazza y
Tello.17
14 Cf. J. P. FILIPUZZI, y otros, "Radiografía de un trabajo pastoral: San Cayetano (Liniers)", en:
EQUIPO SELADOC, Religiosidad Popular, Salamanca, Ediciones Síguemes, 1975, 313-333.
15 J. P. FILIPUZZI, Apuntes manuscritos, 1973, [ms.], en: BAF, Fondo J. P. Filipuzzi.
16 AAVV, Seminario de Pastoral Popular. Plenario Final, 7-9 de septiembre de 1973, [ms.], en: BAF,
Fondo Tello, p. 2.
17 El mismo obispo de la Rioja Enrique Angelelli compartía la originalidad que había tenido el
Consejo Pastoral Nacional (CPN): “Yo creo que dada la experiencia que hemos tenido en la finada COEPAL,
creo que se podrían tomar algunos elementos de esa experiencia, y proyectarlos ahora al futuro, teniendo en
cuenta también lo que aquí se dijo. O sea, entre los organismos que tenía la COEPAL existía -porque creo
que ya no existe más- el Consejo Nacional de Pastoral. Ese Consejo cumplía y creo que cumplió una misión
bastante rica por lo menos hemos sentido la influencia de ese organismo en el orden nacional [para que] no se
quedara en una parte puramente intelectual o circunscripta a Buenos Aires [...] Logró oficialmente, desde la
diócesis, los delegados pastorales. Ese delegado debía recoger la vida del lugar, la vida eclesial, y la traía y la
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“La Comisión Episcopal de Pastoral nació para preparar y orientar [el] Plan Nacional de
Pastoral de Conjunto. Y dentro de las tareas que realizó, organizó un equipo de peritos que a
través de su trabajo, plantearon un proyecto o una forma que se llama Pastoral Popular, y que
tuvo su documento base en San Miguel. Y que trató de articularse a través del Consejo
Nacional de Pastoral y otros organismos, con políticas para lograr lo que planteaban ese
documento. Esa Comisión Episcopal de Pastoral como tal, nucleó a un grupo de gente que
empezó a trabajar en la linea de la PP. en la actualidad ya no sigue siendo una Comisión del
Episcopado nacional, ha pasado a otras manos, y entonces está el planteo que estamos
haciendo.”18
Al presentar distintas propuestas respecto al modo que debería trabajar el nuevo
equipo, expresaba:
“Hay dos maneras distintas de implementar la propuesta [...] Creo que no son contrapuestos;
que de alguna manera son dialogales, pero habría que preguntarse seriamente: el grado de
organicidad, de institucionalización y todo lo demás ¿tiene que nacer de acá, o tiene que nacer
de las bases que se coordinan, y que de esa manera buscan la cooperación del equipo, porque
encuentran en el equipo una reflexión pastoral que los alienta a seguir en el camino. Yo creo
que los movimientos tienen que ser de los dos lados, pero depende dónde se ponga el acento.
Creo que eso sería importante en la reflexión.”19
“Hay fuerte acento en mantener la tarea del equipo que trabajaba en la COEPAL y reforzar la
presencia de esa línea pastoral dentro de la realidad argentina. Eso me parece que es
coincidencia muy amplia. Pienso que hay un grado de coincidencia básica en que para eso es
necesario que realice tareas y se citan: encuentros en el interior, Centro de Documentación,
mesas de trabajo, alguna referencia de apoyo a los obispos que pudieran estar en esa línea. Se
cita el continuar tratando de auscultar un poco la opinión de las bases de la Iglesia argentina,
retomando lo válido del CPN.”20
Por último, reconocía la necesidad del aporte del padre Tello:
“No es que estemos con posiciones distintas, sino que estamos inseguros. Algunos lo afirman y
otros ven las dificultades. Y entonces acudimos a consultar a un buen práctico, a un buen
conductor. No sé Tello si querés contestarnos…”21
El encuentro se cierra con una demostración de confianza de parte de Mons.
Angelelli y las palabras del padre Tello.22
volcaba en un gran Consejo, donde nos juntábamos cuarenta, cincuenta y aún cien. Fueron gradualmente y
entraron religiosas, y entraron laicos. Tenían que existir Consejos Pastorales en las diócesis, pero al Concilio
no se le ocurrió inventar el Consejo en el orden nacional y nosotros lo inventamos [...] reflejaba en gran parte
a las bases y al tiempo se llegaba a una reflexión honda, se daban pautas también de acción pastoral. Y yo
propondría [...] que sí se creara una cierta organicidad e institucionalización a modo como fue el Consejo
Pastoral Nacional”, en: ibíd., p. 5-6.
18 Ibíd., p. 5.
19 Ibíd., p. 7.
20 Ibíd., p. 8-9.
21 Ibíd., p 9.
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Al siguiente año, el padre Juan Pablo ya comienza a formar parte activa del equipo.
Según el testimonio de Nemesio Filipuzzi, hermano de Juan Pablo, Rodríguez Melgarejo le
dijo que “todos los meses se juntaban Juan Pablo, Él, Giaquinta, Gerardo Farrell, Justino
O’ Farrell, Gera y Tello y debatían sobre religiosidad popular”. El equipo le pide a Filipuzzi
que elabore un documento preparatorio para el próximo encuentro nacional sobre pastoral
popular. Hemos encontrado solo la primera página y algunas notas al final mecanografiadas
que se encuentran archivadas en el fondo Filipuzzi. En primer lugar presentaba los
objetivos de este segundo seminario:
“Se organiza el Seminario de este año. Sus objetivos serán brindar un lugar de encuentro que
haga posible el intercambio de experiencias entre quienes están interesados por intentar una
acción de pastoral popular; dar a conocer a los participantes reflexiones sobre el tema de
Evangelización, que tratará este año el Sínodo; y ubicar en la perspectiva de lo que hoy
acontece la tarea de pastoral popular.”23
En la primera nota al final expresaba el camino recorrido por el nuevo equipo de
reflexión:
“La reflexión presente se nutre e identifica con la tarea realizada por el equipo de peritos de la
COEPAL, de la Conferencia Episcopal Argentina. Este equipo fue convocado por los obispos
en 1966 para redactar el Plan Nacional de Pastoral y asesoró la tarea de la COEPAL hasta
mayo de 1973. La reforma de los Estatutos de la CEA hizo que dejara de realizar este servicio.
La tarea de reflexión continúa ahora como la de un Equipo de Pastora que responde a las
necesidades que se presenten.”24
Párrafo seguido, expresaba su situación de participar en este grupo de reflexión:
22 Decía Tello que “el equipo de trabajo tendría que comenzar a trabajar en estas áreas: información,
servicio de documentación, pero a través de eso, una información que vaya conectando, estableciendo
conexiones [...] También empezar a pensar la forma del encuentro nacional y comenzar como equipo a ver las
posibilidades de una cierta tarea de coordinación. Que puede hacerse con instituciones que ya están, o
movimientos que están ya en marcha: los obispos populares, el MICAR, CONFER, el Movimientos de
Renovación de Vida Religiosa; Ligas Agrarias, INCUPO, etc. [...] Información, encuentro nacional y
coordinación con movimientos [...] Serían como las tres áreas principales para empezar a trabajar como
equipo”, en: ibíd., p. 14.
23 J. P. FILIPUZZI, Seminario Sobre Evangelización y Pastoral Popular (Documento preparatorio), 1974, [ms.],
“La perspectiva, de alguna forma, nos la dará la opción de pastoral popular [...] Ya en Juan
XXIII, en la Constitución sobre la Iglesia en el mundo moderno, del Vaticano II, sobre todo
en los documentos de Medellín, la Iglesia ha intentado realizar su tarea de reflexión pastoral y
de renovación, a partir de un método equivalente a: ver, juzgar y obrar. Y tratar de descubrir,
desde la fe, la situación, la historia por la que se arriba a esa situación; tratar de iluminar esas
situaciones desde la fe, con los criterios y contenidos teológicos, para encontrar así el camino
que la lleve a elaborar las propuestas concretas de acción que le permitan hacer presente su
misión en medio de una determinada situación.”26
A continuación, desarrollaba como se desarrollaría la primera etapa que estaría a
cargo del padre Farrell:
“la justificación de por qué, para poder ver los problemas que plantea el mundo actual a la
evangelización, y para encontrar un camino que dé mayor vigor a la tarea evangelizadora
dentro del Pueblo de Dios, hace falta analizar la situación en la perspectiva del movimiento
histórico, o sea, leer los signos de los tiempos desde la historia, o intentar hacer una
interpretación teológica de la época contemporánea; para ello le hemos entregado una ficha
con un discurso que el Papa Pablo VI expuso para explicar.”27
Al presentar la segunda etapa del encuentro, que correspondería al juzgar, decía:
“La segunda etapa dará un poco como el contenido o los criterios teológicos que tenemos que
manejar para poder realizar el juicio desde la fe, de esta situación histórica [...] a cargo del P.
Gera.”28
Por último, presentaba la tercera etapa que reflexionaría sobre el obrar pastoral:
“Esta tercera etapa estará a cargo de algunas reflexiones del P. Boasso y el P. Tello [...] desde
una opción de pastoral popular, que pretende partir en sus planteos pastorales desde el pueblo,
con 250 personas [...] nos encontramos con limitaciones muy fundamentales que son el tiempo
y el número [...] por lo tanto [...] hemos tomado simplemente dos puntos sobre los que
trataremos de trabajar [...] según los papeles que hemos recibido como respuesta al
cuestionario, había dos puntos en los cuales se insistía y que será un poco la tarea de
elaboración pastoral [...] religiosidad popular y otro el tema de la opción hoy, con lo que hoy
significa en la Argentina.”29
Culminaba la introducción el padre Filipuzzi, esperando que no solo el seminario
“salga bien”, sino que signifique en la vida de cada uno y para la tarea que realizan por el
pueblo, “algo concreto y real”.
26 J. P. FILIPUZZI, Seminario sobre Evangelización y Pastoral Popular. Objetivos, 20-23 de junio de 1974,
“Filipuzzi
Ponencia:
1. Secularización: Proceso de secularización. Teología de la secularización.
2. Principios generales de Pastoral Popular.
Debate
1. Secularización.
2. Marxismo.
3. Pueblo - elitte.
Debate: Guillermo
(Muy empobrecida la transcripción)
Temas: gracia – cultura y pueblo.”31
La síntesis del debate, como veremos, desarrolla los puntos esenciales de esta
ponencia y de los cuestionamientos que se realizaron. Quizás pueda entenderse la “falta de
cintas de grabación y la no edición de esta ponencia, si consideramos que la junta militar
chilena había derrocado a Allende en septiembre de 1973.
Gracias a un reportaje que le hiciera la revista Latinoamérica, en diciembre de ese
mismo año, donde el padre Filipuzzi relataba lo sucedido en este encuentro. Podemos
acceder, en el anexo de este trabajo, a los detalles de esta reflexión que tanto Guillermo y él
habían realizado en ese país hermano.
“a. Surgen de la iniciativa de Dios que se manifiesta allí de un modo particular y son un lugar
privilegiado de culto.
b. En ellos se da una experiencia de encuentro con Dios y con los hombres, que tenemos que
ahondar y llevar a una creciente maduración en la fe.
c. Son un bien del pueblo argentino.
d. Tienen un lugar fundamental dentro de la Pastoral de Conjunto.” 34
El tercer punto, realiza una reflexión teológica pastoral que reconoce que “el cariño
del pueblo por sus santuarios llamó a la reflexión”, que la “situación dura que toca vivir al
latinoamericano, descrita por Medellín, sensibilizó a los agentes de la pastoral”. Esto llevó a
“orientar una tarea de comprensión y amor”.
El quinto punto presenta las experiencias pastorales respecto a los sacramentos, las
promesas, las bendiciones y las peregrinaciones, dónde el “peregrino, testimonio de Fe y
Esperanza, siempre llega al Santuario”. En el punto sexto, presenta dos problemas
particulares, la “Difunta Correa” y “Ceferino Namuncurá”. Reconoce los abusos respecto a
este último, que para la gente ya era “san Ceferino”, y comenta que los rectores le pidieron
a la CEA “solicitar la pronta beatificación como medio de orientar esa devoción más
adecuadamente”. Por último, se ocupa de la presencia de la iglesia en los barrios y
ambientes rurales, concluye el padre Filipuzzi:
“Estas experiencias tuvieron a veces resultados negativos. Pero cambió la orientación cuando
se trató de partir de la situación del pueblo. La visita de la Virgen a los hogares y novenarios de
SAntuarios, barrios y ambientes rurales", en: Historia y misión: ponencias, aportes y experiencias del II Encuentro
Latinoamericano de Religiosidad Popular, celebrado en Santiago de Chile, mayo 1977, Santiago (Chile), Ediciones
Mundo, 1977, 158-163.
34 Ibíd., 160.
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Conclusión
Hemos podido documentar y corroborar la tradición oral que decía que el padre
Filipuzzi había colaborado con los peritos de la COEPAL y con los referentes de la hoy
llamada teología argentina. De la misma manera, hacer caer el mito de que no había ningún
escrito suyo de esta época.
Se descubre que el contacto con estos referentes comenzaría desde que cursó la
licenciatura en la PUCA en 1967 y 1968. De la misma manera, se han encontrado registros
de su trabajo de síntesis y reflexión durante su actuación como delegado pastoral diocesano
y regional durante el Sínodo de los Obispos de 1971. Por último, y quizás la etapa de mayor
vínculo y reflexión teológica, desde que empieza a vivir en San Cayetano en 1973, se reúne
una vez por mes a reflexionar sobre la Pastoral Popular, junto a Gera, Tello, Farrell, y
demás referentes de la teología argentina y ex peritos de la COEPAL.
La investigación ha podido presentar los distintos aportes y su contexto, pero
somos conscientes que necesitarán un trabajo ulterior de análisis y enriquecimiento con las
nuevas fuentes que se están encontrando. Este estudio nos permitirá profundizar en el rico
pensamiento del padre Filipuzzi que junto a estos referentes de la teología han enriquecido
la pastoral popular argentina, y que hoy vemos resonar en el magisterio universal del papa
Francisco, de manera especial en Evangelii Gaudium.
Concluimos esta primera parte de la investigación, con la reflexión sobre la
evangelización que presentaba el padre Filipuzzi en el encuentro de Pastoral Popular de
1974:
35 Ibíd., 163.
36 FILIPUZZI, Seminario sobre Evangelización y Pastoral Popular. Objetivos, p. 2.
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Anexos
Revista Latinoamérica 1 n. 2
ENCUENTRO LATINOAMERICANO SOBRE RELIGIOSIDAD
POPULAR
Organizado por la Vicerrectoría de Comunicaciones y la Facultad de Teología de la
Universidad Católica de Chile, se llevó a cabo en ese país durante los días 3 al 8 de
diciembre el "Encuentro latinoamericano sobre religiosidad popular". Juan Pablo Filipuzzi,
colaborador nuestro en Buenos Aires, nos proporcionó las principales ponencias que se
expusieron en esa oportunidad:
- Guillermo Rodríguez Melgarejo (Argentina): "Presencia Física de la Iglesia.".
- Juan Pablo Filipuzzi: (Argentina): "Religiosidad popular y secularización”.
- Renato Poblete (Chile): "Secularización en América Latina".
- Benjamín Guarda (Chile): "Religiosidad popular durante la colonia".
- Joaquín Allende (Chile) : "Propuesta pastoral frente a la religiosidad popu1ar".
Los distintos temas fueron abordados a través de un fecundo diálogo
interdisciplinario posibilitado por la presencia de teólogos, sociólogos, historiadores y
antropólogos. Las conclusiones del Encuentro revelan la importancia que los ritos
populares religiosos tienen dentro ele la cultura latinoamericana y proponen partir de ellos
para ayudar a madurar una visión de fe.
Surgieron algunas divergencias en torno a conceptos fundamentales como “pueblo,
“cultura”, “cultura y fe”, “comunidad”, etc. y las circunstancias dolorosas que vive el
pueblo chileno también hicieron sentir su influencia. A pesar de todo la experiencia resultó
sumamente positiva y confirmó un hecho irreversible: LATINOAMERICA quiere
expresarse política, cultural y religiosamente conforme a su propia idiosincrasia.
El director de LATINOAMERICA dialogó extensamente con el Padre FiIipuzzi
quien reseñó algunos de los conceptos vertidos en su ponencia:
"Estarnos acostumbrados, y desgraciadamente lo tenemos muy pegado, a estudiar la historia como
la historia de los grandes hombres que construyen el curso que sigue la humanidad o como la historia de
grupos de fuerza y de poder que van haciendo que van haciendo las opciones que marcan la marcha de todo
el género humano. Y con esa primera afirmación se distorsiona la óptica de la visión del hombre y sobre todo
del hombre latinoamericano y del hombre argentino.
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El sujeto primero, primario y original, aquel al que se le atribuyen los actos de la historia y que en
definitiva es responsable de las opciones que asume en la historia, el que sufre las consecuencias de las
opciones que asume, es el Pueblo. Y esto lo hago no como una afirmación abstracta, sino como una
constataci6n histórica. Tomo algunas afirmaciones del primer folleto del MICAR:37 Verdaderamente
sentimos que los pueblos son una realidad histórica, cultural y sobre todo política, son las grandes mayorías
que en nuestro continente y en Argentina generalmente han sido oprimidas y marginadas y que
históricamente se han enfrentado a todos esos intentos de marginación, de opresión o de subyugación en favor
de algún imperialismo o de algún centro de poder".
Detrás de estas afirmaciones hay algo importante: Pueblo no es el resultado mecánico de una
estructura económica de producción que crea una clase oprimida sin capacidad de decidir su suerte en la
historia. Pueblo no es un conjunto de seres humanos alienados por una ideología que los hace pasivos y que
sólo podrán tener capacidad de lucha en la medida que una minoría esclarecida por la razón y la ciencia los
arranque de su postración.
El Pueblo es una realidad histórica, cultural y sobre todo política o sea un conjunto de seres
humanos con capacidad para decidir la historia, para decidirla en lucha, en enfrentamiento; pero con
capacidad para darle un curso a la historia, para asumirla siendo protagonista, siendo sujeto original de
todos sus actos y eligiendo su propia manera de vivir.
El Pueblo es una gran mayoría. El grupito pequeño, la minoría étnica que vive en un lugar
determinado pero que no tiene significaci6n porque no alcanza a sellar la historia con su impronta no es
Pueblo. Tampoco basta con sumar y agregar individuos separados que no tienen nada que ver entre sí,
aunque la idea de Pueblo lleve implícita la de número. Por eso decimos que son las grandes mayorías
populares generalmente oprimidas y marginadas. Pero es un conjunto humano que tiene una historia
en común, que ha ido construyendo una serie de interrelaciones mutuas, por haber enfrentado en común
determinadas opciones frente a Dios, frente a la naturaleza y frente a los demás…”.
-Entonces ¿para hablar de cultura popular es necesario partir de estas reflexiones
sobre “Pueblo”?
-"Por supuesto. La cultura popular es aquella que identifica a los integrantes del Pueblo como
tal y los hace reconocerse como miembros de un mismo Pueblo. Somos Argentinos, nos reconocemos
Argentinos porque encontramos algo común entre nosotros y que no es simplemente una libreta de
enrolamiento o el hecho de haber nacido en un mismo lugar geográfico ni llevar una misma escarapela; sino
que hay un modo de vivir o una cualidad en el modo de vivir que hace que sintamos que somos
Argentinos en un lugar que nos distingue y que nos permite decir: éstos son argentinos, éstos no son
argentinos, etc.
y si los Pueblos son una realidad histórica, una realidad cultural, son también una realidad
política, o sea una realidad en la que un conjunto de hombres se interrelacionan en la búsqueda de un
bien común, donde surgen relaciones de poder, donde el conjunto de la realidad del Pueblo (realidad que
es comunidad también) tiende a una gran organización a un grado de enfrentar en común, todas las
opciones que le plantea la historia como tal”.
***
“…La realidad fundamental que nosotros llamamos CULTURA POPULAR se expresa en
el modo de vivir de un pueblo, en su manera de enfrentar la naturaleza y la geografía, de entablar la
relación mutua desde el nivel familiar hasta el nivel político con otros pueblos. A través de su postura
frente a Dios, frente a lo que trasciende más allá del mundo en que vive y de la mera relación humana. Es
también el bagaje de costumbres, de modos de ser de hablar, de comportarse, de enfrentar la vida y
preservarla a través de la búsqueda del alimento y de1 dominio de la naturaleza.
En este sentido todo Pueblo, aunque no tenga bibliotecas ni haya recibido la escritura de los países
desarrollados tiene una cultura propia que es su modo peculiar de vivir, que la identifica como tal y que lo
hace realmente un sujeto capaz de hacer historia”.
“…Me acuerdo que por el año 66 se hablaba mucho de nuestro problema: no tener el proyecto de
país que queríamos. No sabíamos cómo queríamos que fuera la Argentina del año 80. Por lo tanto era
necesario reunir a sociólogos, futurólogos y una serie de científicos para que nos hicieran el modelo de país y a
partir de ahí poder encarar tareas concretas.
Es evidente que quienes construyen el modelo de país que se acerca al año 80 no son precisamente
ninguno de esos sociólogos y futurólogos sino que es el mismo Pueblo que con su lucha va marcando
claramente sus metas de vida para enfrentarse como Pueblo a los demás Pueblos y para convivir como
Pueblo en su propia realidad humana.
De allí que no puede pensarse que una minoría lúcida que posee el poder de la razón y de la
ciencia es la que liberará al Pueblo de su alienación y le hará ver el proyecto de liberación que le conviene. Si
estamos convencidos que el Pueblo es sujeto de la historia, que tiene una cultura popular propia y que se ha
expresado siempre fundamentalmente como enfrentamiento con los proyectos culturales que han intentado
destruirlo como Pueblo; tenemos que reconocer que ese Pueblo desde sí, desde sus propios contenidos, desde su
propia cultura hará su proyecto de liberación. Y de alguna manera los que tienen el poder de la razón, de la
ciencia, tienen el deber de sumar ese poder instrumental al proyecto popular de liberación que el Pueblo
construye en su vida diaria y con su lucha política, cultural y social.
Pienso que en el caso del Pueblo Argentino esto se puede afirmar con mayor certeza, porque la
cultura argentina ha nacido iluminada por la fe cristiana que es una fe que lleva en sí misma una dinámica
revolucionaria que impulsa a la liberación. Aun cuando el que la predique sea un dominador. La fe como
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Jornada Juan Pablo Filipuzzi
Río Cuarto, 6-7 de Noviembre de 2017
don de Dios que llega al corazón del hombre tiene en sí misma ese dinamismo revolucionario y la cultura
argentina por la predicación evangélica y por el bautismo que ha depositado la fe en su corazón, está
iluminada por esa fe que lo llama y lo empuja a ser libre.
Esto hace que podamos afirmar, desde otra perspectiva y con certeza, que evidentemente el proyecto
del Pueblo, el proyecto popular, el que el pueblo construye desde sus propios contenidos es un proyecto de
LIBERACION.
Y aquí hay una afirmación oportuna que nace de la fe: "La fe crece en un pueblo que crece y el
Pueblo crece apoyado en su fe".
Esta expresión nace en un contexto donde habitualmente se dice que la fe es como el copete último
del desarrollo humano. Al hombre hay que promocionarlo primero humanamente. Hay que darle la ciencia,
progreso, bienestar y como último grado de su desarrollo tiene que aparecer la fe. Porque la fe que aparece
donde no hay cultura, donde hay pobreza., donde hay humildad, donde hay ignorancia, allí es alienación.
Yo pienso, por el contrario, que la fe como don de Dios, como aquello que viene de Dios para
llegar al corazón del hombre y empujarlo a alcalizar su propio destino es algo que está en la raíz de todo
proceso humano de crecimiento, de desarrollo, de liberación, precisamente porque tiene en sí misma ese
dinamismo de cambio que impulsa a la liberación.
Por eso, nuestro Pueblo crece apoyado en su fe que le da una gran fuerza de lucha revolucionaria.
Por eso pienso que la fe sólo crece realmente en un Pueblo que crece. Porque esa fe como don de Dios que
llega al corazón del hombre puede encontrar en él resistencias que impiden que desarrolle todo su contenido.
Ubicado esto en una dimensión personalista, en el corazón de un hombre egoísta, la fe encuentra trabas que
frenan su dinamismo que impulsa a amar al otro.
De la misma manera determinadas situaciones culturales, por ejemplo una situación de ser
dominador puede frenar en la realidad cultural de un pueblo y en su vida, todo el dinamismo revolucionario
que tiene la fe. En cambio, en el que vive sometido y que siente en fronteras muy vitales del vivir o del
morir, del ser Pueblo o dejar de serlo, la realidad de la dominaci6n, encuentra en la fe un campo propicio
para desarrollar toda la potencialidad revolucionaria que tiene como tal.
Concluyendo: la fe tiene capacidad revolucionaria.
En un Pueblo que en su opción histórica es dominador y vive de la denominación, la fe encuentra
uno traba cultural, política y social que lo frustra en su capacidad de llevar al hombre a lo fundamenta, al
amor, al cambio.
Creo que los pueblos europeos enfrentan una gran crisis de fe que se hace evidente desde varias
perspectivas. Por ejemplo si uno ve una película de Bergman o lee un libro existencialista advierte que
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existe toda una realidad de pueblo gastado, sin opciones, sin sentido, que enfrenta una realidad de la
muerte como algo fatal, destructivo, que acaba toda vida…”38
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Bibliografía