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Catyara L

Venía del maratón, quedé en los relámpagos de brea, la balanza, el cansancio de


mantenerme atento a cada una de las cosas, ser un poco Sherlock Holmes y no
torcer el vuelo de saeta. Y pregunté por qué razón es que deseaba dejar atrás a
los demás, verme pisar la meta con la gloria que supone llegar primero (premios,
saludos, en fin) atragantada y le tuve desconfianza a los asuntos que no fueran
del corazón. ¿Por qué decir lo que ya dije o por qué no hacerlo? Son preguntas
que hice mientras la carrera y todavía, pero ahora siento ganas de ver televisión.
Hace tantos años que no tengo una que no podría asegurar en qué momento fue
que la dejé de lado y ahí tenés, me digo, quiero ver televisión. Es más, el otro
día fui a visitar un amigo y vimos una película fenomenal hecha de estereotipos
y cosas inflamables y vaya uno a saber, que por la droga en fin el fantástico
universo que nos era forzado, eh vimos “XXX”. Escrito es más confuso de lo que
imaginaba. No porno sino “XXX”. Una de acción. Maravillosa, por cierto. ¿Adónde?
Claro, tenía que ver con el cansancio. La televisión soluciona vanidades porque
uno no está vivo mientras la mira, no necesita pensar. Son cultos los que pueden
hacer alguna clase de comentario de y sobre la televisión mientras está prendida.
Pero allá, de a poco el impulso a caer al sillón y desactivarme, en la carrera
(fastuosa competencia) nos exhortan a explicar cada uno de los lexemas que no
estén deliberadamente constituidos en la obra. Es tanto que necesito unas
vacaciones de automatismos, tanto. Fantaseo trabajo fijo, novia, perro, kilos de
televisión. Campeonato canadiense de curling, novelas brasileñas, ¡History
¿Y cómo es que no hay cine en vivo? Tenemos transmisiones en vivo, no me
entra en la cabeza. Recién me paré con el ánimo de encontrar a Lamaga y salí a
pegar faso. Llegué a la plaza, no había nadie, cuando fui a salir paré a
preguntarles a unos pibes si conocían a mi amigo y no pero mi amigo apareció y
fuimos a los dominicanos. Puerta cerrada, me voy que tengo hambre, media
cuadra, dale yo te pego, cien pesos, esperemos acá. Nos sentamos y Nahuel
empezó a llamar gente que no conocía. Todo el mundo lo conocía, esto continuó
hasta que me fui. Media hora, no salía el faso pero cayó un nene de unos doce y
me regaló una tuca. La fumé y el chabón base, base, base. Con todo el mundo.
Para todos pero una hora y el faso nada. ¿Cómo andas, nieri? Como de ver a un
amigo que no veía hace dos años por estar en cana ¿cómo voy a venir? Una hora
y media. No te doy una puñalada por Morena, porque la quiero a tu hija, ¿te
pensás que no tengo huevos? ¿Te gastaste mi guita en base? Ya sale, vamos a
vender la campera, soy de la calle, ¿no tenés un buso? Dos horas. A la esquina.
Me pareció que era la gorra. El semáforo en rojo. Pará que es la gorra. ¡Contra
la pared! Nahuel-base corre-corrió. ¿Qué tendrá? Listo, a ese, le voy a romper
las piernas. Otro móvil. Caminé una cuadra y le pedí un cigarro a uno, ¿qué pasó?
La yuta. No tengo nada, pero bolsillo faca y perdí los cien. A mí me armaron una
causa, tenés que ir a Mitre y Callao, un garrón. Gracias vecino. Bar. Birra, saludos.
Recuento. ¿Tenés dos gambas? Hippies. Gente común en común acuerdo y
disposición. Tiene que haber una línea de milonga. Birra. Faso que había

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rescatado con Nahuel. Nahuel-base. Camino re loco. Cigarro. Bastón. Naranjas a


la pimienta. Lamaga no está.
En el ciento tres hay algo que suena a mí. Por acá venía hablando de las panzas
de las chicas y ahí está todo o al menos un intento de todo. Anoche no pude
acostarme porque me envolví en una empresa indecente. Acaricié un pelo que
era de alguien y me dijeron cosas que eran para mí pero no supe cómo
vivenciarlo, que es algo del ciento tres o por ahí del noventa y dos. Claro que
cada pieza cabe y de eso no se discute, no podría juzgarlo a pesar de ser una
ficción. Pero hay ruidos en la panza y hay algo de profundo. Profundo como el
mar, que no es de cueva ni de suelo sino más bien una sustancia. Va flotando,
pegar el oído a la marea siempre pareció acertado y no creo que se pueda oler
ahí, o verlo, porque encima hay unas capas de ropa que ya no se puede sacar,
aunque a veces pareciera que sí se las saca, y pregunta sin abrir la boca y mira
los dibujos que pego en la pared a modo de cuadro y que cuando me aburren no
los puedo sacar y entonces pego otro dibujo arriba para que se preste a confusión
o parezca un calendario, y ella no fuma pero no le molesta el aliento ni la ropa
gomería. Pero algo esconde, quizás no el aliento pero sí, hay algo que no me dice
y por eso pregunta con los ojos. Y anoche le conté que también puedo hacer
figuras con tinta y le regalé una efigie de cera con pastalina (que es invento mío)
y tampoco dice mucho que digamos. Pero le gustó y desde eso que no dormimos,
yo por escuchar la panza y ella por no preguntarme, aunque un poco preguntó
cuando se paró a mirar el calendario y echó una vista a los cepillos, que son dos
y uno es rosado y el otro azul, entonces preguntó pero con la nuca, hizo un
movimiento que sería indescifrable si no supiera dónde los guardo. Fuimos al
banco antes de todo eso y ahí jugamos a los bandidos, tengo una campera con
capucha que me hace ver maleante. Ella se tapó la cabeza con una bufanda negra
que le presté (se la llevó, la doy por perdida) y entramos varias veces y salimos
todas las que hizo falta para que pasara alguno de traje y por suerte vinieron
muchos. Yo le conté que asustar gente es mi hobbie preferido pero que también
hay que tener cuidado por el mal gusto y con las señoras es un poco peligroso
por las cosas de la edad, pero cuando
Me gusta el casco de expedición, es blanco y tiene una linterna. Vamos en
dirección oeste, si tal cosa fuera posible, que no lo es, entonces simplemente
caminamos. Ser un cuadro es mucho más complejo de lo que parece, no basta
la maceta partida o el acrílico ni la técnica sino los elementos en el contexto de
la expedición. Ella va a enterrarme en algún lugar del inmenso jardín donde no
pueda encontrarme. Tiene que haber tierra revuelta y abundante colchón, o
mantillo, para disimular el pozo. Descendemos por una pendiente y vemos el río,
pero ese no es un buen lugar, me encontraría de inmediato. El casco le sirve para
no chocar con las ramas, la linterna está apagada (es de día) y además tiene los
ojos vendados. Camina despacio y cuenta sus pasos sin quererlo, entonces recita
números en voz alta para perderse. Su propuesta es noble, aunque me cueste lo

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que soy: Quiere encontrar el cuadro cuando sea grande y su hijo tenga la edad
que ella tiene ahora para mostrárselo. El cuadro, o sea yo, es sobre la
intervención del humano en el proceso natural, por eso soy un acrílico y una
maceta y un cuadro. Ni que hablar de la técnica o la crítica en sí que son claras
reflexiones arquetípicas. Es entretenido, recorre un sendero y se preocupa y
carga con una pala y piensa el tiempo como una constante, algo ridículo sabiendo
lo que sabe y pintando lo que pinta, o sea yo. Cree que las cosas son una
sumatoria de otras cosas, como si estuviera hecho de materia y fuera solo un
cuadro. Y ella no es sino una niña, ¿cómo podría no serlo? Saberlo es el problema
que le tortura los sueños, cree, y ahí está. Somos meros actos, ella, yo, la maceta,
la pala, la técnica. Fenómenos mentales, místicos, no rituales. Lo sutil es visto
como sólido por los ojos del homo y por eso entiendo de qué va todo esto del
entierro. No hay ninguna diferencia entre colgar un cuadro y sepultarlo, podría
mostrarme a su hijo ahora mismo y de todas formas lo vería en quince años. Lo
que ella cree es lo que cree que entiende y lo que se le escapa es que ya me vio,
o mejor dicho, nos estamos viendo. Sé quién es su hijo (y lo sabré) lo quiera o
no, por más tierra que me eche encima. No somos un secreto sino una narración,
siquiera contamos una historia por nuestra condición comunicativa que encharca
y le pone nombres a las cosas, que dice esto es oeste y esto, como si existiera el
movimiento, es descender.
Nacido en Santa Fe, mil ocho noventicuatro.
Estoy cansado de las descripciones y los giros que hay que darles la vuelta para
ver por dónde va, para entendidos. No me gustan y no las quiero. Protesto en
contra de las personas adentro de las habitaciones y lo que comen al desayuno
porque uno no vive así, más bien se tiene hambre y se hace el pan y se le pone
el dulce y se come, no se piensa en la habitación ni en el se decorado. La de los
entendidos es mentirosa y no dice nada, es una cuestión de belleza, si no no me
explico que se le pongan lámparas o yuyos a las pinturas o no le sobre ninguna
ese, y convencerse es fácil cuando uno ve que hay un rechazo fuerte entre lo
que dice y lo que hace, entre ir a poner el agua y poner el agua. Detalles que
son entendidos: un barómetro como prueba de la existencia de los barómetros,
citar a cuanta persona dijo alguna vez molleja. Yo se lo quise mostrar con unas
papas y como le hacía ruido la panza pensé que teníamos que comer porque no
se puede andar sin fuerzas y eso viene comiendo. Entonces me distraje en una
lectura repetitiva y se me pasó de punto la comida y después vimos lo difícil que
era perseguir papas quemadas, no las podíamos pinchar aunque ella aseguró que
le gustaban las más negras, pero no le pude creer, y yo también le aseguré que
era la primera vez que me pasaba; no te preocupés, no me preocupo, no pasa
nada, ya lo sé, tenés más papas, tengo, y pude hacer otra tanda que a esas las
cuidé excelentemente. El otro día fui a ver a un nene que tenía cinco años de
vivo y vimos un poco de la tele, que a los de cinco les parece fenomenal. Entendí
que ya se acostumbró a hablarle a la pared como los linyeras, el de la tele decía

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digan verde y él decía verde y el de la tele muy bien ahora el árbol es verde,
gracias por tu ayuda amiguito. No me gustó. Le dije que lo cambiara pero no
quiso, le dije que si cambiaba y decía cambio iba a ver, que si me daba el control
mejor así sucedía la magia. Me dio y le dije decí cambio y lo dijo y yo cambié y
se contentó pero tuvimos otra pelea porque no le di las gracias, entonces me
quitó el control y apagó la tele y ahí pude decírselo. La mamá vino y quiso que
dejáramos de jugar a la televisión, que eso hace mal y mejor si pintan, dijo, vos
sabés pintar. He visto listas que duran días y no se cumplen. Una vez un tipo hizo
una y eso que le advirtieron, pero, señor, tenga cuidado porque no lo va a
cumplir, la gente las hace cuando se va a morir si al final si siempre falta lo
mismo, unas cosas que van es su lugar y cuando se acaban hay que reponerlas
o se genera un vacío en la sala y hay que ver como se aguanta porque las
coincidencias no existen, pero que las hay las hay.
La señora está lavando y acá juera llueve. No me lo esplico.
Más, luego de la mención, trató de invocarlo. Consentido pecó e hizo que
apareciera en el cristal, y el reflejo le costó la vida, pues no se vio a sí mismo.
Sintió que le acometía ferocidad, atravesó arenas con la mano y extrajo al único
ser que le significaba. No le fallaron las piernas, no tuvo la decencia de hablar o
soltar el llanto, ya se encontraba muerto en vida. El vestido le rebasaba la palma
y debajo de las telas quedaba lo que había sido una reina. Hubo de aplastarla,
ya no poseía rostro y no lo recordaba, siquiera el planeta le era familiar. Miró
alrededor y supo que debería destronar al mando del mando, cuando el cristal se
despedazara ya se habría ganado el don de Dios de la Guerra y el universo entero
yacería a sus pies.
Como hizo el solo con la boca no le costó mantener el ritmo pandereta, si bien a
veces se le corría por la incomodidad de la silla o por pisar demasiado fuerte, yo
la vi cuando hacía todo eso junto y me pareció muy lindo y me acordé de cuando
tocó una chica y yo estaba ahí para escucharla pero me daba vergüenza porque
era muy pero muy linda, y ella tocó y yo la vi pero no cuando me miraba. Ese día
no llovía, ahí abajo al menos parecía que no, y me fui por la hora y no pude
decirle que me gustaba aunque supongo que lo sabía. De las que piensan que
recitar es entretenimiento y de bufón nunca tuvo un pelo, tocó hasta los de Luis.
Tuve que verla a lo mandala, no como un dibujo sino que había algo adentro
suyo que emanaba para afuera y volvía a metérsele, volvía a entrar siendo otra
ya hecha también de mis ojos contra sus dedos y otras cosas como que no llovía,
por ejemplo, y yo volví a un lugar que no conocía pero que era bastante parecido
a los demás lugares donde se unen las personas, esa cara a Buenos Aires de
salón de fiesta y museo contemporáneo y galería de plantas para regar cortar,
fui mandala por las lapiceras que traía en el bolsillo y otras personas que
compartían sus ideas y las sillas. Una de las sillas era de barbería y eso trajo una
serie de ocurrencias para ganársela, entonces cuando teníamos que cambiar
botellas se complicaba bastante por culpa de la silla, y yo pensé en instalarle

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unas ruedas para ir con ella a todos lados y como las herramientas sobraban y
un amigo llevó un carrito viejo, nos pusimos a injertar una cosa en la otra y
quedó.
-/-/asf,_ un jiró.n muhlc;olor flamea.do (goteante) para
la paz_.
Como una pelea entre dos exagerados.
Lo único que sé es que no sé quién soy, pensó interviniendo a Sócrates con clase.
Trató de ahogarse en las veredas, iba de acá para allá esquivando enumeraciones
y caras conocidas, aprovechaba para sumergirse en las lecturas que todavía le
rondaban. Apuraba el paso en las avenidas y frente a los pancheros, más que
nada por el olor pero también por los taburetes, había tenido un taburete y
conocía su valor, servían únicamente para tocar la guitarra, cualquier otro uso
era un insulto. Ah, sí. ¿Quién come tranquilo con las patas colgando? Le daba
miedo la máscara de la niñez, otra cara que no podía usar porque se estaba
achicando, la edad, la nostalgia, todo eso lo hacía más chico y le daba miedo. Vio
unos taburetes amuchados contra una barra y no pudo dejar de imaginarse el
vértigo de estar ahí arriba con una salchicha bajo un chorro de mostaza, y tropezó
levemente contra una piedra invisible de la calle. Cuando llegó a la vereda se
calmó, la avenida le quedaba en la espalda tanto como la panchería y no se le
cruzó ningún niño. No que no le gustaran, en realidad quería ser uno de ellos
pero su estructura física impedía varias cosas y una de ellas era parecerse a los
niños. Y también la sospecha constante con la que los otros sospechaban
(inmaduro o pervertido o psicótico), pero adentro suyo era simplemente un niño.
Le llamaban la atención los carteles aunque muy bien no los entendía y recelaba
la maldad de las cosas brillantes. Meritocracia, indirecto libre, comunicación,
todas cosas que no podía por chico y
Llevaba un tiempo sin mudarse o cambiar de novia, tenía una buena verdulería
cerca, no le gustaba ese barrio pero tampoco le gustaban los otros, entonces le
veía el lado positivo. Bah, pensó, pienso en decir y termino siempre con la boca
cerrada. Y el chorro a punto, a factura de manteca y para el fondo, al estómago,
pasa dos meses (doscientos treinta-idos años) la bola ahí y hasta me termino
encariñando, al final no quiero que se vaya. Tampoco es para tanto, son torpes
ensayos de la voz. Una vez leyó algo de Meschonnic, que le recomendaron de la
academia, y le pareció acorde la comparativa. Ensayo de la voz. Ah, sí. Voz
Poética vs. Voz Antropológica. No iba a inclinarse por las obvias Biológica o
Anatómica porque estaba segurísimo que la voz venía de otra parte, que el
cuerpo rugía y nada más y veía ese otro algo que subraya las cosas, lo único que
las puede subducir y sacarlas al aire como cualquier clase de vicio. Se
decepcionaba seguido con las imágenes de cosas presentadas sin más, prefería
sus acrílicos estampados contra cartulinas negras y después tener que remendar
el embrollo. Se sentó en el banquito y miró los colores. Elegía a su manera porque

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pintaba lo que veía, pintaba cuadros vistos en los paseos, siempre había algo que
le llamaba la atención y se atascaba en la garganta y tenía
Vos no buscás nada, corazón, lo que te hace falta es método y no lo vas a
encontrar acá. Acá está. En la pulsión, lo indómito, en el acto mismo del presente
que no tenga un solo pensamiento atravesándolo y caracterizando y endo indo
ando. El sentido vulgar que hace que tires palabras en cadena y se hagan unos
chorizos, hermano, vos y el otro que te habita también. Pasa que son una manga
de cagones. Lo que hacen es esconderse, buscan excusas, se justifican con libros
que brotan de la mesa, que sostienen la mesa, tienen mesas de libros y se los
meten en el orto, de qué te sirve leer si no podés hablar. Con toda esa vibración
en las palmas la gastás contra las tapas, sos un estereotipo, hermano, no pasás
de la ropa que tenés puesta. De y seguir como las gárgolas, agazapado, con la
lengua afuera y una sonrisa maléfica; eso sí, de quejas nos tenés a todos llenos
pero que te quedás plantado te quedás. ¿Por qué siempre hay alguien que se
tiene que ir? Además de todo, las construcciones se basan en materiales, es lo
único que tenemos. De acá en adelante es posible hacerle caso al ese de no sé,
de frente a los aplausos y las tapas sugestivas o directamente agarrar todos los
materiales y meterlos en la caja de vacío. Tirás el mate, la bombilla, la yerba y el
agua, y tenés un mate. No importa que esté cebado, lo elementos existen. De lo
demás se ocuparon brillantemente, sobran doscientas hojas en Anna Karenina o
quizás quinientas. Por eso abrite a la no-búsqueda, eso ya lo conocés, abrite al
método. Cada cosa tiene su lugar pero cada cosa debe descubrir su lugar. Eso es
el lenguaje te guste o no y si no le das vueltas al asunto es porque te gana el
sillón y la propaganda filosófica, te dejás lamer por la meritocracia y el blanco
que se sale de la hoja para ahogarte. A las patadas c
Gente de nombre y apellido. Qué ni soy acuario
La desarmo en cuatro y sumerjo alcohol. Tenía que limpiarla, dos días que estoy
solo. Bah es una forma de decir. Data mis amigos se maltratan el hígado a unos
kilómetros. Tomo una hoja de papel de cocina (que la heladera) y procedo. La
boquilla, el filtro, la carcasa y la tapa donde va la ganja. Moliendo, saco la pava
del fuego me siento, mate en mano, encendedor. Juancito. Hace un calor.
¿Qué es mejor: admitir que hace dos meses que no ves el chaleco del perro
encima del freezer o admitir que vos lo dejaste encima del freezer y hace dos
meses que no le contás?
Pintar, necesito guita lo posible. Todavía pido y fortuna, cosas no menores. Voy
a comprar a que he de dejarlo. ¡Ponerme la remera! ¿Y los ángeles? Serán para
otra ocasión, no puedo con todo al mismo tiempo. Hay que hacer lo que a uno
le hace (dicen), es mi filosofía. Si no es porque algo mal adentro. Es más corto
de lo esperado, el de a la vuelta está y ahorro el viaje hasta hospital. La ciudad
sucia zonda, parkour de cigarro nervioso. Es en mucho tiempo que no me pasa
algo así, poder meter el gol pero patear afuera. Quizás suene patético pero
cuando uno se pierde deja de tener en claro que es lo que quiere y también las

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ganas de saberlo. Pero eso no va a meterse en el medio. Ahora veo más allá.
Cambiar el mundo. Pega fuertísimo.
Insertar una ficción aquí. La que más beneficio le cause. Sigue:
Yo andaba por ahí rengo de ideas y con pocas ganas de saber que iba a pasar y
así se dieron las cosas. Florecieron otros dedos en mis manos, unos que sabían
lo que hacían, soñé con el león por primera vez. Dejamos de odiar, de creer en
banderas y soportar la plata, el hambre de gloria desmedida, renacimiento etílico
que fumamos en la adolescencia. Y la cosecha (se esperaba) duró poco. Según
el mensajero llegará cuando tenga que llegar. Según yo, un poco menos
optimista, llegará cuando me alcance la guita. El sol, la brisa dorada de sorna
como si también durmiera la siesta. Hablé primero, dijo que no era un recuerdo
de una vida pasada ni un amigo o demonio. Era yo. Era cómo había sabido dar
forma a mi propia hambre de violencia. El ángel. El ego, por qué estas
representaciones, la sabiduría no del balance sino todo lo contrario. Anoche hice
algo que hacía mucho no hacía: ir a un resto-bar de buena reputación. A veces
me auto impongo recuerdos y ecos de felicidad. Pero es: ¿Debería cambiar? El
traedor de agua, Acuario, the water bearer. Shield, mi auto protección. Nirvana
extra sensorial. Los bombardeos de información son brutales y todavía no
entiendo lo que me muestra, átomos. La Bruja y el Guerrero. El miedo.
Me gustaría dejarla ir.
Luna nació de su padre, nunca tuvo mamá ni fue producto de un embarazo. Un
día su papá caminaba por el jardín y sintió una presencia embargante, cayó sin
fuerzas al suelo y ya la tenía entre las manos. Cuando alzó la vista vio la luna de
la tarde y no resistió la coincidencia. Lloró por el milagro y lloró aún más cuando
ella dio sus primeros pasos en ese mismo jardín. Jugaban entre los girasoles
gigantes, ninguna persona fue tan hábil como Luna para cazar conejos. Lo hacía
con sus propias manos y sin la ayuda de trampas, simplemente corría con todas
sus fuerzas, conocía hasta el último centímetro del prado. Su habilidad le sirvió
enormemente cuando apareció el lobo a darles caza a ella y sus conejos. Luna
creció en el juego de la guerra y se hizo tan fuerte que pudo luchar contra el lobo
frente a frente y luego de varios días de batalla se hicieron amigos.
Cuarta proposición en la nota pedantísima: Una luna de Cheshire con este frío
lacerante (olor a pelos quemados de pierna contra estufa), véase la pauta de no
escribir para lector alguno, ni provocación ni orden ni autorretrato ni candela.
Dejar de lado el esoterismo y la respuesta, darle el carácter intransitivo intrusivo
e incomunicativo que se merece el lenguaje pero que nunca tuvo porque siempre
hubo alguno queriendo decir algo. Me repulsa la idea de pararme en algún lado
con el método, eso sirve para los que pintan cuadros o hacen obras o son artistas,
a mí (alien enajenado de su propia mothership) (en su propia mothership) no me
queda la arista ni la finalidad, más bien me basta con la pulsión. Pintar sin el
pincel pero sin imaginar que pinto; una proeza, no. Nada más alejado de la
utopía. Sé dónde queda la utopía por más horizonte sé dónde está porque la

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puedo entrever o imaginar. Decido no prestarme ningún servicio, la pulsión como


responsabilidad contra la intensión y la falta de espontáneo cariño hacia el
plástico. Autor y plástico. Plastor. Daj. Frenar la búsqueda ya que hay nada en la
vuelta de la esquina ni debajo del faro ni a la sombra del ombú ni en la baldosa
que falta en la vereda. Ni tampoco en la familiaridad del famoso neutro (las cosas
que uno tiene que escuchar) o la fascinación por el universo Star Wars o La Tierra
Media, ejemplos sobran para no ir a pararse ahí de nuevo. Se puede dejar todo
inconcreto, no exponer una sola pintura y a la puta madre que lo parió, qué
buscarle las patas al gato si no hay ni gatos. Quedarse en la ilusión de
contrarrestarse a sí mismo o leer o contradecirse, que son todas estrategias y
ninguna sale del corazón, es todo materia gris o materia al fin pero es materia, y
ésta cartulina rosa no quiere decir nada ni tiene movimiento autómata abstracto,
es ac-soluc-tamente nada. Y la culpa es del entretenimiento, de la magia del
juglar que era el único capaz de gastarse al rey y cojerse a la princesa, ¿quién
no quiere cojerse a la princesa? Que levanten las manos. El vino de Baudelaire,
el apriete de presentación y fraternidad igualitaria y libertina, oh ese frígio
coronador de entendimiento falso como el anhelo de cualquier otra cosa que no
sea deseo o sexualidad (ya limada hasta el límite de lo tolerable).
La decepción le llegó en la adolescencia, después de una niñez de barrio con
doscientos amiguitos y pan casero. Las mudanzas hicieron del desarraigo una
costumbre y el apego le fue casi una debilidad, su refugio estuvo en el amor
hecho en casa y en los miles de verdes que veía entre las hojas. Su primer dibujo
incluyó su propia persona, un árbol y una mamá cocinera que emanaba vapor, y
desde entonces la fijación con el pan. En los asados de los domingos en los
abuelos, cada tres o cuatro meses, aparecía el otro amor materno: La Gallega.
Hacía trampa, tenía horno de barro y usaba levadura casera, que en realidad era
un pedazo de pan leudado guardado en el cajón de la mesa. Se sabía que el
casero de la Gallega era épico, nació ya con el sabor en impuesto en la comida,
y su mamá había robado la receta. Lorena sintió las dos muertes como la propia,
encima en el mismo año, apenas podía levantar el pincel para mirarlo y devolverlo
a la lata con agua. Se contentó con cáscaras. Más mudanzas en busca de miga
esponjosa que tuviera olor a mamá, a abuela, a casa con amor puesto en las
muñecas y la panza. Probó muchas buenas cáscaras y hasta aceptó la mentira
de que no le hacía falta. Cuando llegó a los treinta y sus cuadros empezaron a
ser comprados, no le hizo falta dar clases ni hacer filetes o murales y se le hizo
otro hueco en el corazón. Alquiló una casa magnífica en un barrio muy pobre y
abrió sus puertas a los vagabundos. Muchos de ellos escapaban del hedonismo
pero pocos cocinaban y si lo hacían, no era pan. El hueco se hizo más ancho. Un
chileno guitarrista y poeta apareció una tarde y le contó que a dos cuadras se
repartían facturas para la gente en situación de calle. Lorena aceptó acompañarlo
esa misma noche a las ocho en punto, la panadería quedaba en frente de la
iglesia mormona. Llegaron a la fila y ya cruzaban dos muchachos con bolsas

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negras gigantes. Llegamos justo, chiquilla, dijo el chileno. Se repartía a mano


(dos puñados para cada uno), había que llevar bolsita, pero cuando les tocó no
quedaban facturas. Se acabaron, dijeron, saquen pan de ahí, de la otra bolsa. El
chileno metió la mano y sacó un casero gigante que todavía emanaba vapor.
Quién te ha visto y quién te ve.
Más ejemplos para el pibe de ahora, wey. Asado en familia y vos con tu novia y
tu tía a la izquierda y tu vieja a la derecha y te viene un chiste verde. ¿Cómo
hacés, pibín, para no quedar como el gil que sos? Facilícimo, (en situaciones
cotidianas) ya no cabe más ninguna, al frente con el Iambo Iombo mierda al
ventilador.
I’ll write the blues. The blues of disconformity. And cry myself to sleep, like a
sheep. I’ll write the saddest blues. About me, and you. And cry an ocean on my
bed. I’ll see boys shooting at each other. I’ll see girls being put down. And cry
for those that’re dead. I’ll write the only blues. It won’t make it too far. And cry
it out to reach my heart.
La poesía es el lenguaje más elevado para el alma; la pintura deshace el concepto
metafísico y planta el correlato objetivo de frente al espejo. No hay nada que se
le parezca al espíritu en el trazo verdadero, pero hay un sujeto de carne y hueso
consciente de su cuerpo y encima de eso, capaz de simbolismos. La poesía y la
pintura son retratos de las creencias místicas, llámese alma o cuerpo; ya no
estamos seguros de nada en particular y la mejor manera de realizarse es a
través de la filosofía como periodo de lactancia, de aquí en adelante vendrá el
verdadero arte a imponerse encima de las formas y los fondos, del esteticismo y
el empirismo, del significado y el significante, etc. En las menos prestigiosas
instituciones se plantea la posibilidad de abandonar (como primer paso, quizás
analógicamente visto como chupete o escarpines) las figuras autorales por
completo gracias a las post vanguardias colectivas. No estamos seguros de nada
en particular pero somos muchos y tenemos preguntas, entonces pintemos
murales, escribamos los versos que no serán firmados ni atribuidos a ningún
saber o persona específica, destrocemos la academia y también a las
vanguardias, que son primas lejanas e insatisfechas. Abra paso a la pulsión que
no existe fuera del espacio, que ni siquiera tiene historia para refugiarse de la
lluvia. Bajar y descender (finalmente y después de un par de siglos) dicen lo
mismo y ya no vale la pena verbalizar los movimientos verticales. Deje caer los
dedos en el lienzo, es más, no utilice lienzo alguno. Tome la toalla del baño y
ensúciela con tierra y tendrá la obra que necesita y su pulsión será saciada y
estimulada al mismo tiempo. Ríase de la sintaxis y el relato, invéntese un idioma
y háblelo consigo y verá lo que refresca, tendrá ganas de escribirlo. Hágale la
guerra a la inteligencia, a la erudición, a la técnica, a las pretensiones y los valores
intelectuales. Hágale la guerra al valor. No saque la basura a las ocho, no bañe
a su perro, no escriba manifiestos, no los lea, deje de leer esto que supone una
estrategia o método de ejecución, no me crea una sola palabra, no se crea una

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sola palabra, dele una patada al balde. Peleesé, yo ya me cansé de las patadas
al vidrio y me ando divirtiendo pintando paisajes enteros en un solo color, yendo
y viniendo con el pincel con una impunidad extrema. Ya no me importan las cosas
que se opinen sobre las cosas ni me quedo con las sentencias, lo que se haya
dicho se dijo ya y se está diciendo, valga la mísera redundancia. Ahora bien, si le
cuesta entenderse con el cuadro y mira el nombre encima de la fecha que
claramente explicita “cuadro”, hágase un tiempito para escribirme, mándeme una
carta-reproche como se hacía en los tiempos de gloria y déjeme adelantarle que
no voy a contestar más que sandeces. Sería terapéutico para ambos, podremos
apreciar el cuadro una vez más y quizás incluso escribir un poema pésimo e
hilarante, algún sin sentido que acompañe el vino o la mera reflexión. Permítame
jugarle alguna broma y permítase echarse una siesta en el verde del patio (verá
la coincidencia de los verdes en el cuadro, al final uno siempre está pintando el
presente).
Ya me siento un poco mejor aunque no tenga que ver con Buenos Aires. Estoy
cansado también de eso, de darle la cara de ciudad a las personas que la caminan
y sus árboles a las plazas enjauladas. Porque en Palermo los árboles son
estacionarios: uno pasa en invierno y no queda una sola hoja, pero en el centro
la cosa cambia. El centro es verde. Ay, Buenos Aires, por eso te llaman la Reina
del Plata. Ciertamente me cansó el tópico, como la distancia supuestamente
gigante entre el lenguaje intelectual y el marginal, como si no fueran la misma
cosa. Como este falo, que para mí es un falo porque me dice qué hacer. Si lo veo
como falo es mi decisión, es lo que pasa también cuando creo que el número
cuatro del disco es la balada y no era más que otro tema más de rock. Pero que
hay dicotomías las hay. Fijarse en el binomio sexual o en el binomio bien y mal
o el binomio pimienta y sal, que son todos binomios bien distintos entre sí, o
como el falo y Buenos Aires. Quizás sea que hice el camino entre reflexiones y
todas me llevaban hasta donde no quería ir, a pensarme como me piensan los
otros, que no pasan de pretensiones porque es imposible verse, uno puede
reflejarse, como dijo Lacan y otros que se dedican a ser muebles de consultorio.
No caer en el modo despectivo de creerme algo más que un mueble, ni mucho
menos en salas tan lindas y bien decoradas como son los consultorios. Veo que
la decoración también forma parte, Buenos Aires tiene árboles de muchos tipos
y así se viste de ella misma y yo a veces pienso cosas y eso me hace ser quien
soy.
Vicio: Estado del texto en el que se mantiene. Sonido inaudible e ineludible, tono
famosísimo para la academia. Vicio: Astringencia de las letras. Vicio: Cuando uno
quiere fumar no piensa en un cilindro de tabaco, más bien no se piensa, hay una
vibración que uno identifica por costumbre. Vicio: Eso que subyace en el texto.
Vicio: Eso que trasciende el lenguaje para que las letras amontonadas se
transformen en arte. (Guardi cichón que acá sale).

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Catyara L

Cuando camino por lugares de los que desconfío suelo tener a mano una lapicera
que se le secó la punta. Me serviría para defenderme y no me trae problemas si
me para la policía, que en esta época pasa seguido. Un día entre los días pasé
por la estación a la media noche, fui a comprar bizcochitos y turrones y me
pararon para registrarme. Eran dos policías (o militares. Ahora todos tienen letras
para distinguirse como en Estados Unidos de Norteamérica) y uno me dijo,
señalando que pare con la palma derecha: Disculpe, señor ¿Qué lleva ahí? Y tuve
que mostrarle la bolsa pero eso no lo convenció mucho, así que me pidió los
documentos y me hizo una serie de preguntas mientras el otro oficial me
escrutaba como si estuviera a punto de sacar un arma para dispararles, hasta
sostuvo la mano sobre la funda. Casi que le digo: Oficial, no tiene sentido que
saque un arma si usted está listo para disparar porque me dispararía primero,
pero con esa gente es muy difícil entenderse. Cuando vieron la lapicera les
expliqué para qué servía y me dejaron ir, como si mi confesión hubiera abierto
un vínculo basado en la desconfianza.
-Le tiene miedo a las escobas.
-Ah, ¿sí?
Efectivamente, Lagata les temía. Golpeamos el suelo con baldes de pintura y
como tampoco funcionó y forjamos una alianza de caza. El patio tenía paredes
de cemento, una cubierta de pintura, nueve puertas y una terraza bloqueada
porque una mujer había querido tirarse, aunque Lagata no iba nunca ahí.
Cerramos el paso a medias. De ahí que estuvo a las corridas entre nuestras
piernas, divertida. Nosotros queríamos atraparla, pero tampoco jugar al gato y al
ratón.
-Me dan miedo porque vos me pegás.
-¿Cómo que le pegás?
-Nunca le pegué.
-Sí me pegás.
-¡Nunca te pegué!
La discusión continuó por tres días hasta que descubrimos que Lagata sabía
mentir.
Loana me mira y yo le miro las tetas, son bárbaras. Cualquier conversación me
viene bien, tengo una birra en la mano y ella está sin corpiño y de musculosa.
Acá es donde me quejo de la suerte de cogerme a la mejor amiga, etc. Traté de
que se cumpla la del trío pero no y casi se me escapa el pan. Che, y ahí está la
pileta y hace un calor... Obviamente me saqué la remera pero ya se
acostumbraron, las muy hijas de puta. Al principio me tocaban la espalda. El pan
anda de gira y nosotros acá con la birra en la mano, metámonos. Dale. Sacate la
remera que se te va a mojar. ¡Ni en pedo! Me importa tres carajos, se te va a
mojar y es más porno. Sí, dale que dale vos. Es joda, ya sabés. Me saco el lompa
y acerco la mesa para apoyar la fresca. ¿Me estás jodiendo? ¿Vos qué te pensás,
que voy a tener el culo mojado toda la noche? Andá… Además el bóxer es lo

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Catyara L

mismo que una malla de nadador. Acá no podés nadar, gil, tiene dos metros la
pileta. Qué no. Hasta hago el tiburón. Cagaste. ¡No seas boludo, la remera! Es la
idea. ¡Pará! Sos un gil. ¿Te sirvo? Voy a buscar otra. Siempre que uno tira de la
soga hay que dejarlas que se enfríen solas. Tardo un rato en la cocina y apago
la música, que no se crea que me la voy a culear. Bue, ¿adónde te fuiste a buscar
la cerveza, a Quilmes, boludo? Sí. Juego a la mancha con los aviones. Dejo la
birra en la mesa. Loa. ¿Qué? Nada. Decime, bolas. Pasa que me pasan cosas.
Con vos. Ya sé que no da y eso y que yo tengo algo y vos también, pero me
pasan cosas. Qué querés que le haga. Se queda quieta y me mira. No sé, ahora
nos vemos seguido y al final tengo mucho más en común con vos que con ella y
no te diste cuenta pero a mí me parece que hay una química fuerte. No me
pasaba hacía mucho. Y es una pija la situación, me viene a pasar ahora y con
vos. Acaricia el agua. Bueno, pero, ¿qué querés que haga? Vos estas con. Ya sé,
por eso te digo. Me lo quería sacar, nada más. Perdón. No, boludo, no me pidas
perdón. O sea, es un garrón, pero está bueno que lo hables. No te tenía, además.
Vos parecés de los otros. Sí, pero ahora es distinto. Dejo el vaso. Loa. Me acerco.
¿Qué? Y, ¿vos? Me acerco. Yo, nada. Entre nosotros no va a pasar nada. Le
agarro el borde de la remera. Me busca la mirada y abre un poco la boca. Loa.
Me acerco. No va a pasar nada entre nosotros, gil. Sonríe. Date por culiada.
Cousin Mary. El balance estaba implícito. La alegría se confunde con la razón y
tuerce el trazo a propósito, ahora tiene vida propia. El bolseado cobra sentido,
los instrumentos llueven como acuarela, el marco también es objeto de arte. All
along the watchtower. Las nubes permiten las texturas, el sol realza los colores,
la lluvia tiene nombre y apellido. Tiene. La belleza de las coincidencias pide una
hora de reflexión, de análisis. My guitar wants to kill your momma. El tallado en
madera aporta la cuota de pertenencia a la nada misma, es el arte por el arte sin
más, mero esteticismo. Ni siquiera, es pura pulsión. Tallar, pintar, tallar, té,
pintar, tallar, café, pintar, pizza, barnizar. El taller rebalsa de olores, el piso
evidencia la locura del pincel. When the levee brakes. Tiene. La televisión yace
derrotada con la computadora y el celular. Las ideas no dejan de pulsar y cuando
son, cuando toman su propia forma, otras ideas empujan y relegan a las viejas.
El hambre ataca con violencia. Los dedos se acalambran. La vista falla. Es
exquisito. Starship trooper. Eruption. Machine Gun. Another brick in the Wall. Tin
pin alley. Fat bottomed girls. Cortez the killer. Barro tal vez. Lucille. La expedición
termina, la arritmia ataca, las piernas ya no pueden mantenerse, las sábanas
parecen olas, los párpados son de todos colores excepto negro, las sienes se
solidifican. Tiene. Little red rooster. Monage daydream. Corregir es imperativo.
Wenesday nigth prayer mee
Despertar encima de diarios.
El drama se instala en el mandala, vástago de la racionalización irracional RRR.
Historicista, plagado de certezas yace junto a los conceptos que profesa la

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Catyara L

información formal. El drama no circula sino que está impreso, es homogéneo y


hasta explicable.
Hay que partirlo.
Destrozar el mandala es la esencia del universo. Así existe, es creado y destruido,
fracturado para no ser implementado ni pensado menos analizado. Todo anhelo
de justicia, toda pizca de cordura es una pérdida de tiempo.
Hay que aplastarlo.
La masa no existe, no tiene forma ni fondo. Pintura: Irrelevante. Poesía:
Irrelevante. Política: Un insulto.
Aplicar la locura es alcanzar la genialidad. Desgarrar el espacio hasta comprimirlo
entre lo que sea que vean los ciegos. Bajar la luna del cielo, fumar correcciones,
llevar una espada en el tren.
Hay que deshacerlo. Nnn gggggg ttttttt gggggg bbbbbb rrrrrrr.
Como la cola del dragón, como una tapa de nata se eleva el mandala a gusto de
la sapiencia. Patético.
Andariego. Muñecas.
Conocí a Lién en el chino de la vuelta. No sabía si era hija, sobrina, esclava o
simplemente empleada de Lin, así que se lo pregunté cuando ya habíamos
entrado en confianza, después de algunas frases en un chino horripilante. Las
asiáticas me llamaban muchísimo la atención y pensé que la suerte no las traía
al barrio porque sí.
-¿Cuándo vamos a tomar una birra?
-¿Una birra?- se rio.
-Birra, chela, cerveza, a mother fucking beer. Lo que quieras. ¿Cómo se dice birra
en chino?
Quedamos, ya había roto el hielo.
-Si no te portás bien, te mato.
-No pasa nada, vieja, está bien que salga un rato. Hicieron cuarenta y cinco
millones de kilómetros, ¿cómo no se va a tomar una birra en esta hermosa
ciudad?
-Vos sabés, ya te dije.
No era la hija pero se cuidaban como familia. De todas formas Lin me habló a las
semanas y confesó que Lién andaba contenta.
Lo primero que hice para ganármela fue regalarle un cuadro. Despertaba a
cualquier hora y sentía que si no pintaba no iba a dormir más, y le llevé uno de
esos que generalmente eran autómatas. Hacía un enchastre, lo arreglaba y
cuadro listo. Por ese tiempo también tallaba los marcos y así me gané a Lin.
Lién cantaba lindo. La llevé a los bares de San Telmo en los que había micrófono
libre, karaoke, esas cosas, y le empezaron a gustar los Redonditos. A mis amigos
les parecía copado que anduviera con una china del chino y en una de las zapadas
la invitaron a una banda y resultó que Lién escribía canciones. A los pocos meses
ya habían firmado con un sello importante (Ísimo) y estaban grabando un disco

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Catyara L

con gira programada y todo. Nos dejamos de ver. Lin me pidió unos marcos para
enviar a China y empecé a vendérselos uno detrás de otro.
La lata de jugo como cuando estaba en cana con los pinta en maya a la sombra.
Los tatuajes de tinta, los de carne, las limas, el tráfico de broches. No tiro la toalla
ni saliendo de la ducha.
Hay formas de no dejar pincelada alguna. Lo descubrí con la nariz en el maldito
libro de técnicas. Bla bla blá, clave: imprimatura. -¿Cómo pensar una vanguardia
(aunque sea post-vanguardia) en el Século Veinchium? Imprimatura, base, creta.
Hasta aquí llegamos los que vemos la piel debajo del trapo. -Imprimatura- me
susurra el susurro que grita detrás de mis ojos. -¿Qué con ella?- le grito también
susurrando. -Dibuja la imprimatura, haz el cuadro de creta y ni siquiera harás un
cuadro. -Y, ¿qué es lo que haré?
-Una maldita pintura.
-Vení, ¿a ver, que hiciste?
-Esa soy yo, y ese es papá y esa sos vos.
-Ay, me muero. ¿Esa es Lassie?
-Sí.
-Qué lindo.
-Para vos.
-¡Gracias! Lo vamos a pegar en la heladera.
Estoy aprendiendo. Llevo puestos los murales en los pliegues del pantalón.
Camino con el peso arraigado a ningún lugar terráqueo como un yugo de
trascendencia, la estela que repercute y flamea. Estoy aprendiendo de mis
propios errores, ahora los veo con tanto amor que no puedo sentir apego, sería
mentirme y quiero quererme. Me quiero en los errores, cuando el enchastre es
irreversible y parece un tajo o una rajadura en la tabla. No importa el tipo de, la
calidad de, el color de, la dificultad de, sino el amor con que veo el desastre
impreso ahí y en el pantalón. Salgo de la ducha apurado para admirar el trapo
que me viste y que también es una obra digna, ahí está lo que realmente soy,
entre los pliegues, en el daño irreparable, en la crítica que me constituye día a
día. No creo ya en el aval o la perseverancia, sin la catástrofe tendría adornos y
en cambio tengo ropas manchadas que no puedo lavar porque sería un sacrilegio,
y las lavo para poderlas ensuciar nuevamente. La estela, el rastro existe porque
existo y hago y puedo hacer. Hago y soy y el error cuenta lo que quiero decir.
Sin intermediarios, sin vanidades o egos. Tengo tanto por aprender. Estoy
aprendiendo. Me quiero tanto y tengo tanto por aprender.
¿De qué se queja el calentador de mierda éste?, pensaba con odio al chirrido que
largaba la pantalla de la garrafa. Necesitaba enojarse con algo y al clima no le
podía recriminar, por filosofía pensaba que eso era de ser humano corriente.
Llovía a baldazos y solo paraba de madrugada, cuando hacía mucho frío y no le
convenía salir del taller. Dormía, comía y etcéteras ahí, que más que casa era su
refugio.

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Catyara L

Se quejaba de la calidad de los óleos, detestaba los líquidos (sobre todo al


cobalto, culpable de varios empastes inarreglables) y el apuro de su pincel no le
había permitido el secado correcto. Y estaban los baldazos contra la vereda y la
ventana. Había considerado subir a un taxi con el cuadro debajo de un nylon y
dejarlo en lo de Liz, que pintaba en su casa y con calefacción central. En el taller
solo tenía filtraciones, paredes frías y un par de estufas a vela que no le proveían
siquiera de ambientación. La garrafa era retornable. Encima estaba internado en
la incursión de sus propios óleos caseros y había dado con los colores exactos.
Ni una sola proporción fuera de lugar. Liz no le creía, o decía no creerle, entonces
la idea del taxi se le hacía dulce pero no con los baldazos y la perfecta proporción
de pésima calidad. Pasó meses entre libros y consultas a sus renombrados pares
y profesores, quienes lo consideraban un buen pintor, lo que no le era suficiente.
Sus impulsos eran irrefrenables pero sus acabados no traían nada distinto. Si no
puedo innovar voy a rescatar, se dijo una tarde al espejo. Picar el barniz había
sido una pesadilla, no tenía paciencia y no le interesaba tenerla, pero lo que había
desplegado lo solicitaba. Los polvos de colores, benditos colores en polvo, los
pidió a Austria como le sugirió su mentor.
Se arrepentía hasta la muerte de la bola que comenzó cuando quiso ser notado,
y se relamía como un tigre con el cerdo mal herido y medio muerto a un par de
pasos. La proporción perfecta. Si Liz lo viera, si mis amigos supieran lo que tengo
a medio secar en la pieza del segundo piso, pensaba. Cada segundo frente al
cuadro sentía una cosquilla del negro marfil más negro que había visto, lo tenía
frente a sí, era su fondo y sombras, su diseño, su pincel, su creación. Pésima
calidad. Pensó en abrir una academia de fabricaciones específicamente de óleos,
porque cuando vieran ese marfil sentirían un hueco en el alma y lo querrían
comprar y él podría advertirles: No, señores. Esto se logra con de-ter-mi-na-ción,
no con dinero. Ahí tendría su guarida de los lobos que le arrebataban las críticas
y de las ovejas que no creían en él. Tendría el mundo al alcance de las manos.
Si no fuera por los baldazos, pensaba mientras acomodaba el atril frente a las
estufas y los pies por debajo.
Justice? Really? What you do is nothing like justice. Fairness, equality, concrete
judgment based on value. Law is no justice. You see, you can use fire to
terminate rats inside a boat, but the problem are not rats but the pestilent they
bring with them. Therefore, if you are to burn the rats you should also burn the
ill ones now contaminated; actually, the best option it to burn down the hole
boat. But fire could be used to keep rats away. See? Law acts when it’s too late,
justice is made in time, it’s foreseen, preparing the soil for the coming rain. Law
(and specially you) have nothing to do with it.
Matar es una elección.
-Cualquiera que haya vivido en
Pero la ruta es más buena al lado de una minita.

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Catyara L

Not even drunk writing works with these fifty pages excess. Can’t be represented
by silence, it’s worthless. At the end of the day the tale is far enough to charm
readers, public, audience. Pathetic.
All attempt to comes with an enormous ego, a mere intention. Still an excess and
still gross; no poetry, no singularity.
2031. El año primero de la era de ellas.
No soy bueno para el arte, nunca lo he sido. Cabeza dura, metódico. Así dominé
las técnicas y así lo haré en el futuro. No tengo ninguna virtud o habilidad artística
en especial pero me divierte hacerlo, me libera de la real pulsión que reprimo día
a día. No soy un buen pintor, soy un buen asesino. Esa es mi verdadera destreza.
El vidrio es un gran aliado, ¿sabías? Cuando quieras matar personas dentro de
una casa o edificio, puedes volar los cimientos, envenenar el agua o simplemente
explotar las ventanas, que es más fácil y eficiente. ¿Drogadicto? Muele vidrio y
deposítalo en bolsas, lucirá como cocaína y no hará falta veneno. ¿Político? Las
ventanillas de los autos, calienta la base de los vasos, triza la tapa de sus hornos.
No necesitas más que piedras.
Ahora, dentro tuyo hay átomos y partículas mucho más pequeñas que esas.
Quarks, seguro las oíste, las demás son similares. Reflejan o deflectan la luz y
sin luz no hay espacio y sin espacio no hay tiempo. Eso es todo lo que podemos
percibir, es todo nuestro universo. ¿A qué suena el término “quarks”? ¿Qué le
sucede al vidrio cuando se calienta? 2031. Harán cincuenta grados centígrados
en la faz de la tierra. Funcionamos tal y como lo hace el universo, la misma
naturaleza. El desarrollo de una conciencia que las plantas tienen y este pedazo
de suelo tiene, lo creas o no. Sesentaicinco en verano y treintaicinco en invierno,
más que suficiente para irse a vivir a las cavernas. Todas las partículas tienen
cristales dentro, solo hace falta cruzar el umbral de radiación para que se
desintegren. Las máquinas serán programadas para la substitución de sus partes
y no percibirán el tiempo sino el espacio. Ninguna entidad dependiente del
carbono las sobrevivió y dieron lugar a este increíble mundo basado en oxígeno.
Conmigo no tendrás hijos, probablemente ni siquiera sea apto para eso. Las
plantas también tienen estructura subatómica, no sobrevivirán. No habrá refugio
más que el subterráneo y tampoco valdrá de mucho. ¿Doce, trece años? Prefiero
pasarlos sin el yugo de la responsabilidad. No traeré una carga a un mundo
convaleciente.
Renuncio.
Se enteró de su fama cuando menos la buscaba. Le pedían consejos sobre la
escritura, rítmica y hasta melodía. Veía las piezas como si fueran una gran
constelación. Planetas eran melodías. Átomos, micro afinaciones. El bosón,
armonía. Condición aleatoria de ordenamiento.
Dentro de la ebullición se fusionan las frecuencias y el oído promedio está ahí
para apreciarlo.

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Catyara L

Hay quablar de lo que uno no sabe, señora, dígalo así, facilón. Después se pone
a revisar los libros de la vanguardia, ¿maqué vanguardia, maqué? resivienta de
prestir nel omio traecto, destili bus dest esas horil a. Gue fe térrun nel ciu, na lo
siu, ije te voila sabrosísimo. Aparece por aquí y nada por allá, facilón facilín. Hága
lo mismo, hagalé que le cae derecho a los tobillos y los tipos pin pan se caen
como moscas cuando cae el paquete de las mediterráneo, no la pone más nadie
La diferencia entre un buen pintor y uno malo es la capacidad de terminar la
obra, piensa, y ahí tiene el problema. El círculo impulsa a crear obras que él llama
pequeñas y pide consumarlas; no está bien visto el cuadro por la mitad. Pero no
puede concentrarse, no encuentra un balance que frene sus impulsos creativos
de comenzar y recomenzar sin terminar la obra. Todos sus cuadros están por la
mitad y lo peor es que no le molesta, más bien lo entristece que nadie quiera
apreciar su capacidad explosiva, se siente bastante solo y le gustaría que alguno
de sus pares hiciera lo que quisiera con las pinturas, ya no le importan demasiado,
se desapega, podría donarlas. La condición bastarda, estos cuadros no saben qué
son y por eso no encajan. No son representaciones, no pertenecen a un estilo
definido. Al menos son únicos, piensa, tomando una hoja y destapando una
témpera sentado en la sillita del cuarto de su sobrina.
-No hay ningún mundo correcto, Lala. Si a vos te dicen que esto es así o asá,
sacales la lengua.
-Bueno. ¿Qué estás haciendo?
-Una pintura. ¿Te gusta?
-Más o menos. Yo no te presté mis colores.
-¿Y si te la regalo?
-Bueno.
-¿Me dejás usarte los colores?
-Sí. Allá hay naranja, en la caja.
-No había pensado en el naranja.
-Si le ponés naranja te va a quedar bonito.
-¿Te gusta el naranja?
-Es mi favorito.
-La puta madre, le tienen miedo a la trivialidades.
-¡Mamá, el tío está insultando!
Conocí al chamán-cacique el primer día en la aldea. Me senté en las afueras hasta
que me hizo señas desde su casa. Entré, sirvió maíz y conversamos. Dijo que las
hojas de coca no eran verdes, sino azules. Discutimos, aunque tuve que darle la
razón.
¿Por qué pintor y no poeta? Fácil: no necesito explicar cada puta pincelada.
La ciencia es la catástrofe secuela del entendimiento y el lenguaje. Desapegarse
de todo concepto es tan necesario como inútil y lo será hasta que el primero de
nosotros lo logre.

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Catyara L

Goodman en la Concha de dios: “¿No deberíamos, tal vez, abandonar esta loca
proliferación de mundos y retornar a la cordura? ¿No deberíamos dejar de hablar
de versiones correctas, como si cada una fuera o tuviera su propio mundo, y no
sería mejor, acaso, reconocerlas a todas como versiones distintas de un mismo
mundo neutral que las subyace a todas? El mundo así recuperado, como antes
comentamos, sería un mundo sin géneros, sin orden ni movimiento, sin reposo o
sin esquema, un mundo, en suma, contra el cual, ni a favor del cual, valdría la
pena luchar”
Respuesta: Querido Goodman y compañía, le dejo este presente a efectos de la
distancia que nos separa sin la cual le culiaría la esposa. La loca proliferación y
la cordura son conceptos que no entiende, ni usted ni yo, y estaría mejor dejarlo
así, no aporta al caso. Su segunda pregunta es tan pelotuda como la primera, un
no-análisis no conlleva estudio ¿Mundo sin géneros, eso le parece malo? ¿Acaso
no lee muchas cosas y es un intelectual? ¿No ve que los géneros son el problema?
La distinción entre las cualidades entre los seres humanos debieran ser técnicas,
quizás, o creativas. Los géneros son las diferenciaciones que impulsaron a las
guerras, la potestad, la propiedad y todo eso que hace que nuestras vidas sigan
siendo miserables. Un mundo sin géneros sería un mundo sin problemas. ¿Qué
es eso del orden, movimiento, reposo y esquema? ¿De dónde sacó la idea que
sin análisis eso pasaría? ¿Alguna vez lo intentó, usted o alguien más? Es una
conclusión especulativa y con ninguna base analítica (de la que claramente se
jacta, mucho más cuando se defiende de no-ser-el-super-científico-que-se-las-
sabe-todas). Finalmente en el final caracteriza un mundo por el que no vale la
pena luchar. ¿Lucha usted a menudo, intelectual de quinta sentado en una silla
burguesa? ¿Por qué hay que luchar por el mundo? ¿Quién le dijo que eso es lo
correcto y por qué lo repite?
¿QUÉ CARAJO LES PASA?
Leia princesa
dame tu fortaleza de hija sayayina Skywalker
tómame en tu brazos de realeza brava y combativa
enséñame a ser como tu ametralladora
láser, como tu espíritu
jedi, del lado claro de la fuerza
santísima trinidad, hermana, hija y madre
amada del huraño Han Solo
recelosa de Chewbacca y
compincha de Arturito
¿QuieeeeeeeEE-eén
sehatomadotodoelvino

Encuentre las siete diferencias y/o similitudes entre el trotamundos y el árbol de


espinas.

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Catyara L

vale mucho más la reacción porque es cuando aprendo, cuando salgo de las
cuatro paredes (que llevo a todas partes), cuando quiero verla y aparece y no le
hablo y no sé por qué, ni qué busco o si me busca y nos desencontramos. Juego
con los perros, mira las alhajas, la miro, juega. Vamos al cine y vemos la película,
sé su nombre, está su madre en la sala y mi buso chorrea sendero. Pienso en
enviarle una carta y por supuesto que no lo haré, no, querida Bianca, de qué
podríamos hablar. Siendo tan distintos.
Estoy muriendo de cáncer de cuerpo. Es incurable. Me dijeron que tenía solo un
tres por ciento de probabilidad salvarme con quimioterapia así que nunca la tomé,
pero ahora vivo la vida.
Belén salió de su casa y subió al auto de sus papás. Belén tomó la palanca de
cambios y recordó su primera vez. A Belén le pasaba siempre lo mismo. Belén
manejó veintitrés minutos hasta Vistalba donde se daba el curso. Belén bajó,
puso el seguro y se retó. ¿Qué puede pasar acá?, pensó Belén refiriéndose a la
zona y la hora. Belén entró, saludó a sus amigas y le presentaron al profesor de
bio-decodificación. Belén ordenó sus cosas, abrazó a las demás alumnas y
elongó. Belén pudo seguir las visualizaciones sin problema, aprendió los
conceptos nuevos y relacionó todo lo que pudo con lo que ya sabía; Belén nunca
se dejaba estar. Belén puso una mano en la cartera y con la otra buscó el teléfono
que había olvidado en el auto. Belén caminó por el pasto pensando en sus amigas
nuevas y el profesor, cuando estuvo cerca vio que la puerta estaba abierta. La
putísima madre que lo parió, pensó Belén.
Estoy cagando sangre, mamá, estoy cagando sangre.
Entonces miramos al cielo. Bruna estaba en la pileta y señaló las estrellas fugaces.
“Olha”, dijo. Yo sabía que eran meteoritos (muchos meteoritos) contra la
atmósfera, pero se hicieron cada vez más grandes y me dio miedo que alguno
pasara y cayera en la Tierra, y lo peor fue que uno pasó. Se hizo casi de día, cayó
en la pileta. “Salí”, grité y salió justo antes que el agua se calentara demasiado y
supimos que nos teníamos que ir. Había un camión con acoplado que podíamos
usar, entonces nos subimos, lo encendí y manejé por la playa de
estacionamiento. Descargué el semi en la puerta para que no nos persigan los
de la fábrica, “¿qué botón es?”, le pregunté, “el treinta y uno”.
Oiga, que se me acaba de ocurrir una teoría. Si uno escribe hasta donde le dan
las ganas y no sigue y sigue y sigue como un quaker atrás de la idea tratando de
cerrarla, le quedaría más bien un texto incoherente, inconexo, quizás, pero
marcado en el compás de los umbrales. ¿Que a qué le llamo umbrales? A saber:
Eso que lo engancha, que le muestra un mundo y uno dice “ah, claro, este tipo
es así o asá, hace esto y ahora quiere hacer lo otro”, y ya está, uno quiere saber
qué pasa después. Lo podríamos bautizar como “escritura abstracta”, en obvia
alusión a la pintura. Bueno, acorde a mi teoría, lo que pasa después es problema
del lector. Yo escribo hasta donde se me dan las ganas.
Puto.

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Catyara L

A Betty le dio mucho placer el disco “Crisis”, era fanática de Las Pastillas del
Abuelo y se alegraba que ese álbum fuera tan bueno. Le daba una excusa para
hablar de la banda con sus amigas, con conocidos, con transeúntes; cualquiera
que le anduviera cerca era víctima de los halagos y su fanatismo y, por primera
vez en mucho tiempo, los demás podían ver las cosas a su modo.
También defendía los viejitos de la banda, mayoritariamente conocidos por la
interpretación solista del Piti, cantante y guitarrista. Esa era otra quimera a
vencer, puesto que la calidad de la música era claramente inferior. Pero –pensaba
Betty- , lo que importa es el sentimiento, lo que trasmite. Y quería trasmitir algo
así de fuerte también. Había aprendido a tocar la guitarra por ellos y cantaba sus
temas todos los días desde hacía cuatro años, estaba convencida que lo seguiría
haciendo en el futuro.
Con mala fortuna era de Mendoza, un lugar lejos del arte masivo y la clase de
bandas como Las Pastillas del Abuelo. Iban a la ciudad cada dos o tres años y
tocaban dos o tres veces seguidas en distintos lugares. Conseguía asistir
puntualmente, pero eso nunca le permitió conocerlos en persona o hablar con
ellos más que para el autógrafo (con la respectiva foto). Eso pasa –pensaba
Betty- por fiera. Si no fuera tan fiera me dejarían entrar al camarín y estaría con
ellos haciendo la porquería. AHORA BIEN:
¿Quién dejará de hundir su mano en busca del tributo para la pequeña olvidada?
El frío pagará. Pagará el viento. La lluvia pagará. Pagará el trueno.
El otro día lo caché al gordo metalero para preguntarle si quería venirse a escribir
conmigo en la post vanguardia. Le mandó saludos a mi vieja.
Es un tema todo esto del arte. No sé qué haría sin él pero nunca tuve muy claro
qué es lo que hago o estoy haciendo. Sé que sino pudiera escribir me mataría.
Pensandoló, tengo veintisiete, entraría al club más prestigioso del mundo. Lo
único que tendría que hacer es morirme de sobredosis o ahogado en vómito
como un campeón en una king size, una bañera o algo que parezca un ataúd.
Una crítica a la sociedad mugrienta en la que estoy inmerso.
Sí, inmerso. Tendría que ser una bañera. O una pileta como en Sunset Boulevard,
con un tiro en el pecho de una puta vieja loca.
¡ARO, ARO, AAAROOO! Te voa decí algo importante. Es importante
Lo más probable es que la Betty tuviera toda la razón.
Y esa fue la historia de otro formalista ruso más. En siglo veintiuno.
-Las espadas cortas no cortan acero- bromeó.
Solo lo hacía antes de luchar. Sonreímos. Tenzen recordaba los experimentos
mejor que yo.
Los primeros impactos dieron de lleno a estribor y la Tortuga respondió el fuego.
-¿Debajo del agua?
-También. Fue lo último que aprendí en Koga- respondí.

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Catyara L

La segunda ronda también le dio a la Tortuga. De no acortar distancia nos


hundiríamos. Miré por el agujero que se había abierto por los cañonazos y calculé
que llegaríamos a nado.
-Vamos.
Salté y Tenzen saltó detrás de mí. Lo perdí de vista en cuanto tocó el agua, era
más rápido que yo. Antes de sacar todo el aire ya había escuchado el campanazo
de su espada contra el acero, estaría saliendo a superficie. Nadé unos metros
más y descargué mi técnica. Abrí dos tajos en el estómago del barco.
Volví a rotar para ganar impulso, pero hacia arriba, y me bastó para aterrizar en
la cubierta. Tenzen hacía desastres en los comandos así que me ocupé de los
cañoneros y fusileros. En menos de dos minutos tomamos el barco.
The question is not when they’re gonna stop, but who is gonna stop’em.
Una carpeta amarilla con una hoja blanca adentro. Otra hoja aparece
mágicamente, da una voltereta y cae dentro de otra carpeta amarilla. La segunda
queda vacía. Quedan 4 minutos.
-A esta hora no se puede andar por acá.
-Si. Voy más rápido caminando.
-Je, je. ¿Señor? ¡Señor, no se baje!
-Voy más rápido caminando.
-¡Si quiere lo dejo acá pero me tiene que pagar el viaje!
-Voy a caminar.
-¡Señor! Puta, viejo de mierda… Señor, ¿adónde va?
-Y nada, si la fila no se mueve. Voy caminando.
-Tiene que pagar el viaje.
-Hace media hora que estamos en esta cuadra, nene.
-No, no, no. Nada de nene. Págueme el viaje. Se subió en Almagro, ¿qué le pasa?
-¿Y? ¿Qué hiciste?
-Nada, nos cagamos a puteadas y tuve que dejar que se vaya.
-No me digás. Se te escapó un viejo.
¿Por qué no cine? Me lo sigo preguntando. No comprendo qué hago todavía en
la pintura. No me sirve, no lo puedo decir, no soy lo suficientemente bueno.
Encontré un libro de Steiner y me impresionó, vi amalgamas simples en extremo
y con mucha intensidad. Sí, también hay dibujitos pero cuando toma las ideas
abstractas llega a los límites de la imaginación. Poco más que círculos y lo demás
son ondas en el pizarrón negro. La tiza deja entrar el fondo y crea el efecto de la
yuxtaposición tridimensional, algo tan difícil de trabajar en óleos. Me padezco
burgués. Me siento un estafador y eso que pienso en Parker sobre olvidarse de
todo y un Picasso que quisiera pintar como un niño, que dicho sea de paso no
logra y he ahí su inmensidad, pero no recurren a mí esos motivos. Debo ir a
buscarlos, fusionarlos; mi poesía es fuerte y tengo el oído fino pero no basta en
un mundo donde el lenguaje representa tanto. No les puedo seguir el paso. Dicen
demasiadas cosas. Música, vestimenta, postura, micro-expresiones, tensiones en

21
Catyara L

la voz, léxico, especificación antropomórficoideolóca, feedback de interacción. La


lista es gigante aunque se pueden reconocer todos éstos en simultáneo, es eso
el Satori. El truco está en no pensarlo, de otra forma se vuelve agotador.
Ahora veo. Es más fácil de lo que pensaba. ¿Usar lijas, quizás, para un efecto
táctil y visual al mismo tiempo? Creta.
Aquí en la banda estoy yo, el americano
unas hormigas medio trasparentes que disparan
Y, de los primeros en teorizar en cine fueron los más importantes. Notaron que
podían crear el sentido a través de los efectos y no de la continuidad. Entonces
surge todo este nuevo horizonte, vago, donde uno como espectador simplemente
repone la información que hace falta. Se expanden las tomas (tanto por
continuidad como por enfoque: se crean lentes que modifican la profundidad de
campo) y se magnifica el detalle: Recordarán la fantástica escena inicial de “La
Ventana Indiscreta” de Hitchcock, donde se muestran los adornos y con eso ya
conocemos al personaje (que a su vez tiene un yeso, claro disparador y
condicionante de la trama) como mero ejemplo a combatir. Tanteo la digresión
que causaría una especie de literatura continua que no plantee conexiones entre
planos. ¿Será legible?

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Catyara L

Parte II

Sobre el lenguaje

níveo sobre un ascético blanco, con destellos violáceos y azules de todos los
tipos, cielo tapado, texturas, un bálsamo para el espíritu las olas que cruzan el
barco gestionan un cosquilleo en el plexo, un dedo concentrado por el momento,
más que fijo y cruje el nervio empuja lejos, moja mis pies, guarecidos debajo de
un traje llamado zapato (especializado ascenso hasta el alcanfor, olor a madre
tierra seca, empolvada, poco por el paso del tiempo, mitad y atontamiento por el
golpe, zapateo a tiro de legua, un brazo que no baja sobre el respaldo del asiento
pero su calor cerca, de perfil, atenta, mano cristalina reprimido por el miedo del
fracaso, tiemblo, le imagino forzosamente la ropa puesta, del tramo entre los
pastos, pantano y fértil sangre, las tazas recién ojos contra el filo describir sería
imposible, una única representación sin el tono remendista de Tolstoi o el
realismo mítico de Kafka visión periférica absoluta, acompañada de nada
representada fielmente por vez olas, el cloro, un cuerpo flotante en estado de
reposo y falta de ropita interior, bombachita, no mano en el borde se despega,
después explica que hay que girar y meterse por entre los caños, dar una
voltereta poética sin el modelo de comunicación, a tientas quizás pero serena y,
¿de qué valdría el signo? es como sábanas por el piso, todo es libertad de acción,
las puertas abiertas al verano aplastante vestido el termo, agua hervida más dosis
excelsa de azúcar que aprieta las mandíbulas, una desazón tierra, polo sur,
eureka, agujas congeladas por hurgándose los bolsillos encuentra que le falta el
ticket del viaje del vidrio que separa los dedos; su reflejo en las uñas de Eru
podría ser el nombre si se prestara a la confusión que, que líneas de los batallones
en formación
que me parta un rayo a la mitad, dejar de estar pendiente de la paja a las nueve
a eme que no cuadra con ninguna existencia digna, dignificante almenos, si se
pudiera ver que no que de tanta esperanza en seguir vivo, plantearse las mismas
dudas que Julio pero con poca eficiencia, porque él nado de la tortuga me dijo
en el sueño cuando le pregunté qué hacer para no decir más nada: Narrá, pibe,
que te va a ir bien pero me aburre el mundo cierra, los personajes cierran, las
ideas cierran, el libro cierra y mirá que contratapa, pero si se luce la editorial
pinto y los vendo en La Boca sentado en el piso con el mate armado, le regalo
un cuadro a la de los churros y me trae el agüita a punto y no mandarme al arco
por gordo, me cansé de cumplirle los caprichos al petiso orejudo tartamudo y
pito corto, y pelado por herencia, Eru es más que una secuencia porque podría
en otra cosa, como dejar de usar esmaltes y pasar de una a la tiza a lo Steiner
con sus pizarrones I’s Ocampo a los relatos, crudos pero lisos, y vibrantes, tiene
un tigre que parece un tigre de verdad y qué fijación con eso, che, cuanta mentira
de extranjerización burocrática, el hacer un circo argentum como si eso fuera

23
Catyara L

posible no tiene buena historia, pasan tantas cosas que uno no sabe que es lo
más importante, incluso: el más bueno se hace malo, o sea,
hiperrecontramalísimoqueterecontra, el simpático se hace líder, el bueno-malo
conquista la Tierra, pelean, gana el simpático, entre los dos salvan la Tierra,
punto
día agachado mirando el teléfono (que ahora cabe en un bolsillo trasero de joggin
I-pants que te lee la mente y envía los comentarios hilarantes por pared de
corbatas, ¿de dónde sacaron? me pregunto en obvia alusión a los objetos frente
mío, a las correcciones que ya no me interesan; si tengo un fantasy qué?, si
pongo signos qué? si no los drano, me bajo y pregunto en un kiosko que para
dónde le meto y me dice acá dos cuadras, pá, y hay un festichón que promete lo
que nunca irá a cumplir, eso de comerse a la jipona que sostiene la pared que
sostengo con el culo y el bruxismo, estás sola? andá, deciseló, go es cinco y el
nombre del juego pero no tienen el mismo ideograma, se pronuncian igual
nomás, cinco es wu en chino pasa que flasheé que preguntabas y se me cayó un
poema con eso, si, bueno, que querés, estás más buena, te escribo por las dudas,
no vaya no quiero rendir y a la mierda, se los voy a decir en la jeta, a tirar la
bronca porque ya no aprendo un sorete de nadie, dejen a Borges en paz si
tampoco lo entienden, se quedan trabados en palabritas (fíjate cómo usa el
término—zi zeñoda) y al final leen lo mismo que lee Piglia y después me lo
repiten, y yo leo más o menos lo mismo que Piglia, entonces: yo más Piglia =
dos lecturas; yo más Piglia más vos = me quedo en mi casa punto
stop, stop, ocho Sorozcos
de cocina y en los espacios muertos meter las ficciones, pero siempre
manteniendo el eje de la receta (barato, fácil y rico, para lumpenes pobres como
yo) (lumpen = vago), en los segmentos simplemente plantear una situación
absurda; hacer un chiste o comentario incómodo, generar un encadenamiento
que incluya música específica, que cante manuelita se tomó un cajón Santaolalla
pero en un tres cuartos de gato valseado y sacar de ahí alguna otra digresión,
que lo audiovisual opere según sus mejores características, a saber: la
representación del flujo de pensamientos, fíjate que uno piensa una cosa y
después otra que no tiene nada que ver pero sí, ahí está el segredo, abandonar
el melodrama viejo y conocido de los no correspondidos y el culebrón novela todo
lo que actualmente pasa a las tres de la tarde en la televisión, en la interné, entre
la calor y la estepa (había que ser un genio, che, pero mirá vos como ando de
despierto a estas horas del dosmildiezysiete me perdonaré a mí mismo por
haberlo escrito? siento que hablo con los demás acerca mío y es una mera ilusión,
tiene que ver con el volumen de la música, los susurros al oído, hay gente que
escribe sobre susurrar pero nunca le susurraron, es un arte hermano, hay que
cruzar el umbral y retirarse don’t really care if you’re a sort of angel or demon, a
least you’re not a walking dead I can tell just by looking at your legs which are
deliciously curvy and hand calling you blond as blond as can be habría que

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Catyara L

bastarse de acomodar el cuerpo y perder el miedo a caerse, si uno se cae no


pasa nada, por suerte el piso queda cerca, por suerte papá!
De alguna manera hay que comenzar. El cansancio de la repetición de la vida:
levantarse, comer, dormir y repita eso foreveranever, sería más fácil andar boca
abajo a la espera de la mosca en la tela, la forma de echar el bicho afuera (o
acomodarlo en la pared) es por medio de un descargo, quejarme y quejarme y
dale que va contra el que canta peor que yo pero vende discos y el que pinta
paisajes de revistas, el escritor “sensibilidad social” que le encanta a doña Claudia
y sus congéneres, el músico de género, los problemas de género o el género del
género, miro porno a ver si me saco la mufa pero no sirve, el descargo es cada
vez menos efectivo y no quiero un laburo fijo ni horas para gastar, quisiera leer
a quien se me cante en el momento en que de ser asaltado o aunque sea correr
un poco, parece que los pibes me ven como una laucha del raterío o algo así, no
tengo un solo problema entre diferencia en los pasos preestablecidos, o estás
flotando casi erguido o más bien te conectás con la tierra y los silencios que en
la danza clásica prácticamente no existen, o no los puedo pensar ahora como
silencios, parece pibes en el tren que ya no piden sino tienen Ocupaciones, a
saber: éste pide con los mocos chorreando, éste de acá tiene una big band de
hermanitos y caen todos a tempo en el llanto, éste está rehabilitado de la base y
tiene que mantener a su hijo, ese arte de notarse entre la gente que los ve como
polillas, ni fly les echan simplemente pasan sin mirarlos porque la Ocupación no
le sienta al de los mocos y la hermanita no llega bien al Do, esas zapatillas tienen
que estar rotas así no eso ahora tomá un guaymallén y que te dure porque no
pienso laburar para ¡Justicia pide la desgracia! Vase en acto primero destajado
por
en el Diario de A.F se lee todo lo que se le olvida al prologador comentarista
editoriano, más bien hay una especie de disculpa sin al final si se escuchó el
mensaje porque atrás dibujé un pito y al rato se le cayó la falda al ruso y le vimos
el maní y los huevitos, estaba la piba de historia del cine al lado mío para
confirmar la historia pero la segunda parte la pasamos en el otro lado, es menos
bonito pero soy un niño, ¿no se acuerdan? a veces lloro por culpa de las notas y
otras veces me rio ajenas, poco puedo de Siria qué se yo que pasa allá, no fui
nunca, no lo quiero ver en la tele porque me parte el alma viejo, se caen los
dientes y me dormido, pasa factura contra la almohada y por suerte a veces viene
a calmarme un poco y armarme un cigarro, que es cuando aprovecho para las
consultas de literatura, no tuve la chance de conocerlo personalmente pero de
verdad que estoy seguro que lo quiero, es como un una lu na Adele, gran voz
pero poco ingenio, pobrecita, se pone triste por cualquier cosa y ahí te va una
canción che, media pila, hacé un viaje arrancá el shim o
con Facu y decíamos que al final no tiene sentido porque hablamos cualquier
cosa, uno que escuchalo a Wilson, tiene unas ideas bárbaras, da para sentarse
de poniente a poniente con un trapo en la cabeza una botella de malbec, algún

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Catyara L

blend sino, ochenta por ciento abertura de estilos, aporta mitología al sello propio
de los acordes en secuencia, es también una fusión un fondo blanco e inclina la
copa, bordes lágrimas sedimentos claridad, luego un olor primario la nota madre,
algo que suena mejor que todo lo demás, en mi caso es un La natural en la tercer
cuerda, con un bending trémolo del olor secundario y boca, enjuagar retrogusto
frutas maderas especias cueros, cuerpo astringencia manteca segunda
convincentemente aplicado en las escalas (todas) de Do Re Mi Sol La Si, con
algunas excepciones y también recurrencias en los bemoles, como el Fa sostenido
y una buena tabla de quesos, café en grano, tacos y deck, el blanco violeta al
oeste, el verde selva en los ojos reflejo de oro sonrisa cliché me encanta que te
guste lo que hago, simplemente dejo que pasen las cosas, es como lo disfruto lo
más primario lo vuelto único, la fuerza de fusionarse a los cabos desatados,
escuchar por primera vez a Hendrix, pimienta y frambuesa y clavo de olor y pelo
de conejo, un Guglienminprieto sin el eructo correspondiente, especie de
esperanza sol en el medio de la calva doble piso estación espacial, pastelería
indica postres que salen de cosas de las que se hacen los postres unos halos y
personalidades gigantes, ah! le histoirie(s) du cinèma! recién la veo por vez
primera que fantástico que Godard piense en imágenes, comprende la ligadura
de los cronos y las caras, ningún primer plano ningún artificio ninguna
comunicación, aquí se intenta la réplica de tales expresiones en cuenta que el
texto se conforma en la escritura y ella es un mero lenguaje (que trascienden los
que pueden) creado por y para el hombre con el propósito de comunicar el arte
tiene fin en sí hacer por hacer es crear, hacer por deber es construir verá cuantos
disparan con el fratacho y la lijita, acá tiro piedras a la acequia y después las voy
a buscar abajo del puente con el barro podrido y las arañas, más que piedras son
bolitas trompos figuritas galletitas ópera lo que tenga a mano, le pego una lamida
primero y después a la puta que lo parió meta Tool y Cortázar, Hitchcock,
Salgado, Pollock y todo me sale como me llega por el tubo hace un suck! reviento
la bolita contra el agua o uso las figus de shuriken y ni te digo si ando con un
palo, me pongo a dibujar con fuego lanza espada jo-jutsu fierro fierro voy yo
guacho, soy solo y tengo la diez gil una re casaca en el verosímil, mágicamente,
constituido, por aquella ficción que denominamos realidad o “realidad”,
altamente burlada por el pop y su versión de lo real; también el cubismo y su
versión. Y el dadaísmo. Y el daltonismo. Etcétera. Etcétera. Se entiende. La
cuestión va dentro de los límites puestos por el azar y la anarquía del universo:
lo que la sociedad pelea a capa y espada con sus relojes presidentes teorías
lenguajes y lea tres líneas más arriba, justo aquí. El verosímil, ¡ah, vieja putona
de gorra y bigote! Me corren con el alquiler cada tres meses un aumento, paremo
la mano amigo, si acá lo gile no se bañan todo fierro fierro, pero más importante
todavía hablar sobre lo que no se dice, qué vamos a decir? ¿Cómo? el carácter
intransitivo del lenguaje es el estado presente, la única manera de ser escritor es
escribir pintor y pintar y otros binomios más, véase que no se aclara más el

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Catyara L

panorama por un tema de espacios, por el aburrimiento fatal que propone la


cuotita de astucia y malicia, un binomio más, las cosas que no se pueden hacer
estando uno acá y el otro en otro tiempo y espacio porque el otro no existe, al
menos no en este plano. ¿Qué lector? ¿Qué academia? Acá estoy y esto es una
hoja con letras, ¿qué reivindicaciones se podrían hacer si todavía vamos a votar?
Entonces yo pienso y digo ¡ja! qué me importa que lo compren al libirijillo éste si
es una porquería, ilegible amigo si llegaste hasta acá déjame decirte una cosa:
andá buscate novia. Y ya que estamos, introduciremos ficción a ver qué pasa si
de paso.

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Catyara L

Parte II-b

Ficcionalización

-¿Qué entendiste?- Todo. Ahora me cierra absolutamente todo- me sonreí -Puedo


sentarme en la escalera a robarles indecencias a la gente, un poco como Las Olas
de Woolf pero menos pretencioso- Ah, sí. La pretencionalidad es peligrosa- Lo
es, ergo inevitable también- Mirá, el otro día me contaron que Sebastián se pagó
el feca y apareció con una proposición de edición, corrección, impresión y
publicación- ¡Fenomenal! ¡Felicitaciones!- en Crónica- Me boá poner pedante y
pedagógico- La tengo medio tirada viejo, qué se le va a hacer- Pasa que es la
única donde se escribe- McOndo se publicó hace veinte años y seguimos en le
mesme- No hay nada que no vuelva en unos meses- Sabés que el tipo escribe,
vieja, se me metió en el podio- ¿Ah, sí?- Me cago en Latinoestética- Estaba en la
presentación y nos fumamos un cigarro y preguntó qué escribía. No le pude
contestar, que infeliz- Esto no camina dijo Katsky chapoteando- Encima vengo
de filmar el spot- Mi opinión política es anárquica, o sea, no política- Conmigo
hasta cruzar las aguas. Si es de la mano mejor, me dan miedo los puentes-
Memorias, quejas, paseos, lo que tengas adentro que suene distinto en el cuerpo,
que te haga chiquitito y flotado- Liviano- Liviana- ¿Será un nombre en Suiza,
che?- No sé. En Catamarca seguro- Está bien si sobra un pedazo- No tengo ganas
de hablar de pintura, tengo ganas de pintar- Mañana al mediodía llevo al pibe al
colegio y ya vuelvo y estoy libre- Vinito de Mendoza, debe haber un litro más o
menos- Esto es medicina, hermano. En el evangelio tanto Pablo le invita un vaso
a Juan. Le dice: Toma un vaso para curar tu estómago. El vino era de Pablo así
que aflojó uno solo- Cantó hasta que me dormí- Fluye- Unos buenos verdes, vos
me entendés. Nos vamos el sábado temprano, le damos una mano y volvemos a
la noche- Quiero viajar, que me lean me chupa un huevo pero la oportunidad es
lo que cuenta. Quiero salir de los tres metros cuadrados, conocer gente en otros
países, que me sorprendan. La calle ya la tengo, ¿qué más, que me choreen?
Ponele que sí, quizás me plante a pelear- Andá- La pasión (moneda corriente, sí.
Lugar común) irrefrenable de sentarse y darle y darle y guardar. Y minimizar y
desplegar y darle y darle- Se va a imprimir, a la concha de la gorra- Hay que abrir
la pokebola y pikachu- Es sobre los escenarios, un muestrario de látigos, pálpitos
salen caen como mantras- Destesto confundir las letras, maldita dislexia- Por
favor, no te olvides- Qué manías de mierda- Por favor, no te olvides. Porque no
voy a poder y no quiero sufrir solo. Vos al norte y yo del sur, y dejás ir, sabés
hacerlo pero por favor no lo hagas. No te olvides que abrí la boca y no salió el
chorro- Las Olas se pone insoportable en el último capítulo, se le caen todos los
recursos que venía usando y se malpega y el personaje aparece malpegado y es
insoportable- Pasa cuando te metés en lo que no conocés pero si sabés tocar,
pintar, tallar, escribir, parkear- La configuración- Pienso en esa clase de cosas y

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Catyara L

al final no me siento- Sentate, boluda, es liberador. Como ponerse en bolas


adelante de gente- Las cosas que hace, se manda con todo a todo- Civilismo
versus barbarie, escuchame: ¿Cuánto más se van a mentir? Sabe que estamos
con los ojos en la remera, miramos a través de marcas y no sabemos de qué
árbol es ésta hoja- Ni éstas de acá. Se me conectó la máquina- Cuando no se
corre es muy bueno, la única palabra fuera de registro: niño. Véase- Aguantame
un tabaco, lavándula- como crápulas (se le ha volado la papisa y- ¿Qué pasó?-
No sé- Uno cruza y se queda- ¿No das la mano?- A veces- ¡Ah, estos malditos
franceses! ¡Nos dejaron! Ediciones diluidas de mano en mano apretadas dos
meses en cada libro- Las ficciones como coquita- Tengo la rodilea a la miserea-
Existir es el dilema, dijo. A esto le sumó omnipresencia, un hinchamiento de las
zonas pectorales, alto voltaje en la espina, escrutinio directo. El tipo no te deja y
no te deja de mirar- ¿Cuál es la diferencia si es todo ficción? Compararnos,
atravesar el espejo, floración tardía de azúcar manos vacías ocres naranjas y
rojos desechos, ramos de sol vestigio de presagio del adagio, armas voladoras
gouramis sobre borra y balleneros, balaustrada de arena entre los dientes,
desierto, multitudes, epicentros/o salas/o exposiciones, cheque puesto al
derecho del consumidor, magnolias que antes pudo más bien nadie destronar,
pero helo ahí al precioso, sobornable a la caricia de una dama, fieros lobos
cebados sentido bruñido de moralidad, aparición con vida de Santiago, válido a
todas las edades y credocondición- Ejercicios, ¡ejercicios!- Okey, te sirve para
cuando no tenés ganas de correr como un sacado, amigo, pero la posta es correr-
Cuando pienses en un escenario pensalo como si ya estuviera ahí. Imaginate a
los personajes naturalizados. Es el único válido, no hace falta siquiera referirlo
más que una vez. El personaje habla con el pájaro que no puede volar, escenario:
jaula. Es importante que quede claro porque es la manera de configurar la post
vanguardia, dale play a lo que tenés adentro de la cabeza, rapeá, déjate llevar
por la caída de las nubes, antes del piso hay aire y ahí se baten las alas,
enamorarse de todas y cada una y también de vos mismo en el de la ventana, el
espejo es eso que se tragan tus ojos cuando mirás para afuera- Comete una
fruta, nieri- Quién- Quién- Quién, podrá ayudarte ahora- Los excesos son melaza
al paladar puro- Porque aquí no queda ya nada nuevo- ¿Introducir poemas?

El virus brama
envuelve a la bestia bruta
va vertiéndola
la envilece
desviste
enviado divino objeto volador verificado
predica valor y calores
hipérbola
mágica voluntad

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Catyara L

rimbombancias
merodean las vertientes de las manos
las descargas de tu dedo de mi dedo
rumores, ruidos, truenos
la postura afectada del café
tener el piso en el techo

Ahí encontramos el límite: se ve cuando queremos decir statement y no hay


cómo. Se pueden llenar un par de hojas también, existe el infraverso que nos
chupa para decir lo dicho- La guerra está entre los que cojen y los que no cojen-
Resuenan estruendos claros traídos- Sabe de lo que tiene debajo de las costillas,
siente pulsiones internas que empujan por salir. Su vida se resume en escenas,
aparece y desaparece a voluntad. Por su parte, siente que decir cosas es un
pretexto, que le basta con golpear una o dos puertas y ya duerme apaciblemente-
Aquí no hay respiro- La simbiosis entre la escritura y el destino. Imprimir es
sinónimo de verificar. Hay una huella que delata y un relato sobre la huella, un
círculo. No se sabe cuándo empezó pero es implícitamente eterna; es, al fin y al
cabo, destino- ¿Por qué entonces la deficcionalización?- Para que la huella se
haga cicatriz, de ahí sale la guita, el poder y las creencias- La primer palabra nace
en el asado. Un mono que caza una vaca (y le sobra) llama a su vecino mono
para compartir la presa. Se miran felices de estar comiendo. El vecino dice
“bueno” señalando la bondiola- Está demasiado explicado- Fui varias veces
acusado de didactismo- La única actividad en serie que sucede es la de ingerir
televisión. Seis temporadas de lo que sea, mi pobre angelito el veinticinco en
telefé- Si vas con uno peor que tú, corres el peligro de creerte mejor de lo que
eres- No la merezco y por eso la conocí. La conocí, me partió el pecho y partió.

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Catyara L

Parte III

Cerca de la no ficción (¿la no qué?), irreductibilidad. El recurso destituye los


poderes, la escritura basada en la incomunicación resuelve el dilema integrativo
de sociedad sin necedad-necesidad de mandos. Los entes administradores no
funcionan, las deidades son construcciones, el dinero es un papel. La diégesis
funcional no tiene razón, al reaccionar con palabras no coincidimos por la
condición humana, queda despertar los sentidos, exaltar las emociones,
implantar la rabia en las encías ajenas para que puedan ver lo que veo y sentir
lo que siento. Los odio pero quiero salvarlos y no es importante. Los aborrezco y
debo todo lo que soy. En algunos años tendrá sentido el suicidio masivo y la
invasión del consciente, ahora valen las horas, las medias, la madre patria
escarmentada y elusiva, la pija más grande del mundo, la persecución por las
escaleras, querer ser como son ellos y valorarme. No sé quién soy pero sé lo que
hago y no voy a dar más concesiones. Tengo parkour, tengo anarquía. Tengo
arte y tengo anarquía. Me tengo y tengo anarquía. Soy la anarquía, la llevo en la
mochila y es mi transpiración.
En “El camino del encuentro” encuentro pasajes que hablan de sexo (que sería
como ponerla pero con una extensión de la tarjeta). Cito una cita Bucayina: “Dice
un paciente mío que cuando uno tiene una mujer capaz de ser madre y puta,
tiene una mujer de puta madre”. El planteo viene por las diferentes creencias
sexuales entre ambos sexos: El nene coge con todas pero le hace el amor a la
novia y la nena hace el amor con todos y coge con nadie (ir al fucking libro o
preguntarle a Érica por detalles).
De puta madre: el combo perfecto. Como heterosexual (y lo escuché de gays
también porque yo no me importo con quien la colocan los de mí alrededor) una
mujer que cubre mi lista cubre la de todos y es una tipa de puta madre. El
problema está en que no tenemos un término para los machos “de puta madre”,
a saber; que sea lindo, inteligente, creativo, musculoso, laburante, buena
persona y todos los etcéteras en la lista de cualquier humano que busque un
macho de la misma especie.
La anarquía trasciende todo plano conocido socialmente por que no ejerce lucha
de poderes, no distingue diferencias que no sean anatómicas. Soy anarquista (o
trato, en esta verga de planeta),
¡Oh, l’histoire du cinéma! Très bien, très jolie (u la lá). En la conformación del
inexacto vale muy poco el sentido y esto es por una razón: No Hay Un Sentido.
Amigo, note que salió de la tierra (una clase dura de vientre) y de aquí no se
puede escapar. El azar nos ha creado y será lo que nos destruya, u la lá la unidad
es el encuentro indivisible, la utopía verdadera, salirse del envase para ocupar
otro envase y ya que no puedo, ya que ninguno pudo ni va a poder, nos
etiquetamos, y vestimos, y votamos, y mentimos, y matamos, deberíamos morir
o al menos espantarnos de la crueldad imbécil del humano. No Hay Un. La

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Catyara L

palabra traba, el lenguaje maldito hecho por nosotros, construcción


construcción!, ancla comunicativa, ¡Ah, desesperante! La escritura es la
trascendencia del lenguaje.
Un susurro que
u la lá
se cuela
Jean-Luc
No Hay
el universo es perecedero
¿para qué construir
¡Ah, l’histoire
inmortalidad?
¿Cómo?
Nos
somos seres mortales
una tajada, quizás
l’histoire l’histoire
Quisiera que
No Hay un Sentido
Quisiera,
Quisiera que algún día (ojalá pronto) cuando una persona quiera describir a un
tipo de puta madre se sienta cómoda llamándolo anarquista. Até máis.

Esto está muy bien, muy bien.


Acá se termina.

O acá.

O no.
Quizás sí pero no.

Acá sí.

Listo, dejá de escribir y terminá esta poronga.

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Catyara L

Parte IV

Sobre El Aleph

Ya perdí las razones que me impulsan a dejar un Eru inconcluso, quizás la tela
encuentre motivación íntima y sea el mundo el tajo del velo.
A fuerzas mayores a la condición de asceta y artista fui rendido a esa misma
condición, podría internarme en la mentira de la nada (sería recaer, retrotraerse)
o en la del todo, valga destacar que hay más que materia y energía, no solo
rueda y símbolo.
Maldigo la hora en la que Roland explicó (para todos) la maldición de la lectura,
pues ya no hago más que obedecerle. Los espejos son laberintos y monedas
forzosamente acuchilladas prestas a la caña y alguno que otro robo oblicuo,
diagonal. Y me transfigura la distancia entre los cascos y la costa, quizás
solucionada por los árabes y adelantados dueños de perros salados y barcos de
a pie.
Las coincidencias abundan. Las runas son los nombres de Odín, el Ragnarok, la
misma moneda con que el todo paga el ahorque de los dioses con caras; ni hablar
de las calabazas cazadoras en Guanacache o los hongos fruto del compost natural
de los hormigueros. De lo cierto refiero a los patos causantes del pathos, el ergo
del sendero de las fórmicas, los dragones sulfúricos del Gobi y la imprenta sumisa
de Gutenberg, pues la reproducción permite el paso del tiempo y se hizo medible
por la sangre a fuerza de lazos y colaboraciones. El problema se hizo explicable
y por eso problema. Entonces pido el bienentendido, el lugar común en la fábrica
de sueños, la toma de los pechos (turgentes) de la novicia rebelde o la funda del
pistolón del cawboy.
Tampoco recuerdo mi rostro en las mañanas pero sí un canal entre dos cordilleras
echo a herida de pala. Noto con cuanta fuerza el impulso cava y el símil entre las
palabras Pala y Palabra ya se me hace ineludible. No logro soltar el hacer para
pensar y el pensar para el hacer, y desde entonces, el ascetismo se alza como
un espejismo en la ciudad y se vuelve real entre diarreas y vides (solo algunos
meses después) disfrazado de álgebra artística, el Mi séptima bemol de Machine
Gun.
Ya no podré dormir, me lo indica la potencia inagotable de mis hombros y el
hambre que me acosa. Concluirá más nada tras el cielo del desierto, perderé la
virtud del camino y el olfato gladiador que me caracteriza (otra coincidencia:
Espada, Asada, Pala y Arpón). Luchar será un acto simbólico y en estado de alerta
y reposo no podré sostener la justa. Ser el mejor traerá la muerte en vida y
todavía otras catástrofes, como la lengua castellana y el prodigio criollo, y más
aún tras la siesta; ya ningún frío lacerante pero sí la sonrisa de Cheshire impresa
en el sol eclipsado por la presencia del humano. La inconstancia como constante,
la retórica al servicio de la poética, la reversión en la duplicidad aristotélico-

33
Catyara L

platónica, caras mismas de un mismo ser. Quizás así se explique la simplicidad


del oxímoron hecho a falta de vanidades, puesto que ya toda frase es metáfora,
de ahí que la lengua popular se destile (o purifique) a fuerza de populismo.
Los niveles reconocibles de la escritura están desechos pero conectados, la
historia es el cómo del relato y éste el qué y dónde. La clave yace en la
Imprimatura, y yace. Por eso mismo me desconozco, ya no tengo dudas sobre
mí y de hecho, sobre ninguna otra cosa, pues “la rebelión consiste en mirar una
rosa hasta pulverizarse los ojos”.
Al amparo de los árboles de otros crece un nuevo tallo, a la sombra. No fui
plantado y por eso soy un pala y una maceta y un cuadro, una simetría. Cargamos
el mismo peso: Una biblioteca extensa y consumada, la búsqueda del placer de
la existencia, la simplicidad, y por último, el deleite en el mero acto, las
transposiciones, los sonidos (replicó Dunraven—. Recuerda el universo).
De suerte habrá otra historia infinita porque ha existido antes, gracias a Alá,
Jehová y Hotoke-sama, aunque fueran meros personajes. Eru es otro tipo de
Dios, menos estricto y misericordioso. Sus profetas anuncian la continuidad de la
muerte y el espacio, la función nostálgica del Kongurei (apilarse a un
instrumento) en la vasta pradera cabalgada, el sabor del pueblo oprimido por la
distancia y el peso de sus hierros a la cintura. Eru no conquista, crece, se aprieta
contra los yuyos, silva en el pajonal y tiene las manos hechas pedazos. Pero
tolera que lo llamen, nos hizo a la espera de su imagen y semejanza pues le
corren las arañas por las plantas de los pies.
Tampoco corto lágrimas cuando historias de anarcos, mi propio bisabuelo se
arrancó los dientes a la venia de la guerra, y luego de eso fue arrastrado por el
barco, desdentado. Me pregunto su resignación, lo que lo aplastó tan en bruto
que hubo de sacrificar no solo el suelo sino el más preciado de los placeres.
¿Habrá sido huérfano de madre y padre? ¿Cuántos otros se quedaron?
Eru no existía en aquellos días más que en las semillas del orégano, pero dijo no
alegrarse más por los fusiles que por pesticidas. Al cabo del Franquismo, fue a
vivir con la tormenta y se expandió por todo el cielo; el problema, dijo, fue que
el pueblo le temía. Pero era un simple dios-acuario, el traedor de lluvia, el
semillero. Todo lo que hubo luego fue la excusa y Eru enojó. Arrojó al propio
humano sobre la tierra y ya no dijo más nada, lo dejó hacer.
Pero, puesto ya en la experiencia, el hombre solo pudo resignarse. De no pensar
por el vacío en las tripas fue a descansar con la gula satisfecha, y ahora
recapacitan los que no tuvieron; hoy los hombros cargan bolsas y las depositan
sobre otros hombros en suceso. Lo que entiendo (como siervo de Eru) es que no
hay alternativa. Tampoco justifico la guerra a los rastreros, ¿hacer valer el plomo,
hacer valer la tierra? Mi guerra es contra el valor pero soy el único, aunque sea
orden de mi Dios.
De suerte habrá historia en el futuro. Y de suerte no la escribiré.

34
Catyara L

los panzones lo aflojaron


lo manosea cualquiera
le miran la nena y los ropajes
le alcanzan una vieníssima en un empaque
el paisano se olvida de a poco
lo poco que le queda

también se me hicieron a un lado


por caminar despatarrado y con las suelas rotas
por no callarme la boca ante la ley ni rastreros
si al final, como trueno, andaba de lechuza
encapuchado, por la sombra
con una faca en la vaina

ni en la parra ni de viaje ni en la falta de estrellas


nunca fui baquiano
ni mucho menos partidario de algún panzudo político
que señale con la mano y haga caer un bolso
con andrajos y petróleo en lata
y venga al mes a llevarse voto

no me engañan sus mentiras


les retruco la cara
créame que no tiemblan
tienen su pandilla de rastreros
a vicio, mentiras, remeras
en un corral que no cabe una gallina

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Catyara L

Parte V

El Tratado

Perspectiva

La atención sobre el o los objetos es la base de la perspectiva.


Se ha tratado mucho a los objetos (como significantes) y lo que entendemos por
ellos, o sus significados. En ésta relación de significado-significante, existe
inevitablemente la característica de la percepción, que distingue los objetos y
aprecia sus características.
Con respecto a ella, varias escuelas, movimientos, vanguardias, instituciones,
etc., se tomaron el trabajo de profundizar en las formas y así dejaron en segundo
plano a los modos clásicos, que básicamente se ocupaban de solo “retratar”
objetos, pensamientos o ideas, sin darle un valor agregado del individuo que
observa, más que para reafirmar la vox populi. Dicho de otro modo, las obras
clásicas tomaron mundos dados e interpretados de una manera particular (por
un escritor, claramente. Ironías de las épocas) y era a todos por igual. La señora
así se podía identificar con Karenina, Ofelia u otro extravagante estereotipo.
Los movimientos más contemporáneos deformaron esos mundos (diégesis, para
la literatura) y lo mostraron a través de lo que suponían como perspectiva, o
hacia el otro extremo, donde las artes eran simplemente un juego, sin una
finalidad. Los ejemplos más extremos han sido vanguardias, en especial el
surrealismo, el formalismo y el neo barroso.
Ahora, si nos mudamos de arte hacia el entrenamiento marcial tradicional, vemos
que la manera de percibir es extremadamente similar, pero varían altamente los
resultados. Por ejemplo: Según la literatura y las artes marciales, una taza es un
objeto con utilidades, con una forma física determinada, colores, texturas, inserta
en tal o cual ambiente y en un tiempo histórico, puede estar llena o vacía, etc.
Algunos autores de grandes expectativas (Proust y el interminable desayuno)
lograron hacer de los objetos un punto de partida al que (y también de los que)
convergen miles de movimientos y formas, quizás ahondando en lo que hoy se
conoce como norma-desviación, que es la escritura pegada a las “reglas
establecidas” o su deformación.
Entonces la obra se torna casi universal, por sus muchos puntos de vista. Pero
no dejan de ser vistas del escritor, o los escritores. Incluso los cadáveres
exquisitos son trabajos hechos por individuos y no por un colectivo. Son sumas
de egos, en el buen sentido de la palabra.
Las artes marciales toman éstos puntos de vista pero construyen no solo de
manera simultánea sino en capas: Cada maestro fue alumno de un maestro quien
fue alumno de un maestro y así sucesivamente, y esto lleva a que las técnicas
(que se basan en objetos, pensamientos o ideas) sean justamente colectivas. De

36
Catyara L

nuevo, los escritores también tienen maestros, pero solemos basarnos en sus
trabajos y desde ahí aportar (o no) con alguna caracterización propia, a pesar de
la impresionante fuerza de la intertextualidad.
Es ésta mi taza. La famosa “muerte del autor” es simplemente muerte en tanto
a firmas y en muy raras ocasiones.

La propuesta: ¿Por qué no dejar las categorizaciones y arrancar de cero para una
nueva vanguardia? ¿Cuánto costaría que un texto fuera una obra colectiva?
Me gustaría aprovechar el increíble momento histórico del que soy parte. Ya no
quedan Freuds ni Cortázars, se volvieron nuestra carne, peleamos por hacer lo
mismo que ellos pero con una marca propia. ¿Por qué no construir a partir de
tales construcciones ya que tenemos licenciatura en escritura? Y no solo eso, nos
sabemos individuos colectivos (admítanlon). Ya entendimos que está todo en el
aire porque solo buscamos aprender de vos a vos, cuando quizás sea conveniente
un poco más de shinden (transmisión del corazón).

Cómo lograrlo

No tengo ninguna intención de declararme insano mentalmente y proclamar que


sé realmente cómo hacerlo, pero se me ocurre: Dejar de lado los conceptos de
fundamento, expresiones y arquetipos, y cambiarlos por los de repeticiones, citas
y estereotipos (aquí cito textualmente a Barthes pero con intenciones mucho más
perversitas).
Cada escritor tiene la capacidad de generar pero no la de crear. Como humanos,
no podemos hacer aparecer las cosas de la nada, sino transformar lo que
tenemos. Es lo que hacemos, pero con simples metas y no con motivos. Las
metas serían escribir una novela de tal o cual estilo, correcta en tal o cual cosa y
que postule tal escena a través de tales métodos. Hasta ahí va bien, pero
logramos solamente una novela, una obra; en el mejor de los caos, un texto.
Si admitimos nuestro limitado alcance de una vez y colaboramos, los resultados
serían fantásticos. Las pocas veces que algún artista decide juntar dos o más
disciplinas se torna una especie de patrocinador de arte (no de dinero. El arte o
tiene que ver con la plata) y los resultados son tan diversos que se toman días
en procesar tanta información junta. Como espectadores, solemos llevarnos
nuestras opiniones a casa (cosa que considero buena) pero a la crítica también
la hacemos doméstica, al menos en ésta clase de obras. De pronto, el “artista-
patrocinador” tiene una pieza en sus manos que quizás sea excepcionalmente
buena, pero pocos se atreven a darle un juicio de cualquier tipo al no poder
identificarla con un estilo claro o por alguna limitación del crítico o la crítica, etc.
Tomemos el caso de una de mis profesoras en escritura narrativa. Realizó un
libro (con colaboradores) en el que ocho temas eran dados a interpretación sin
mucha más información que esa. De cada tema, ocho escritores desarrollaban lo

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Catyara L

que les parecía conveniente y ocho artistas plásticos también. Se recopilaron los
textos con las fotos o dibujos de las obras plásticas, conformando así el libro con
sesenta y cuatro textos e imágenes.
El alcance es brutal. Son sesenta y cuatro estilos diferentes de artes diferentes
en sesenta y cuatro páginas. ¿Qué estilo es, si los textos son prosaicos y poéticos?
¿Es una obra plástica y/o literaria? ¿Cómo lo analizamos?
No se puede. Hace años que las conceptualizaciones de las artes se tornaron
vagas y se volvió dificilísimo distinguir incluso las unidades básicas. Solamente
dentro de la literatura hay posturas sobre los monemas, fonemas, estilos, sintaxis
fraseos, objetos, el texto como todo y otros veinte mil etcéteras. Ya no sabemos
dónde pararnos para meter la cantidad desbordante de información.
¿Qué pasaría si al mezclar no solo distintas artes como también distintos artistas,
logramos dar con una respuesta? ¿Qué pasaría, si al contrario, la cosa se vuelve
más compleja y no damos con más que preguntas?
Como buen científico amateur y mal informado, creo que vale la pena intentarlo.
El problema de ésta hipótesis es su comprobación, ya que necesitamos de la
mayor cantidad de artistas posible.
El segundo problema lo aporta la Crítica (Shift + C), que se ocupa de realizar una
segunda lectura de las obras y cae en redundancias haciendo aportes
irrelevantes, como lecturas biográficas o políticas, que parecen ser los únicos
disparadores creativos. No propongo eliminar a la Crítica sino, al igual que a las
obras, expandirla: Que la lectura de dichas obras pueda encontrarse en la misma
pieza. Esta es una manera de incluir más artistas a los conjuntos de ejecutores
anónimos.

El acierto

Hay una simple caracterización que vale la pena definir: La semiología, la


lingüística, la psicología, la semiótica, la sociología, etc. son ciencias que analizan
al hombre dentro de la sociedad a través del lenguaje con sus respectivos
símbolos, o del otro lado, analizan al lenguaje a través de individuos sociales. Si
bien cada una se especializa en lo suyo, podemos agruparlas casi con naturalidad
(incluso a la vieja chota de la Historia).
Lo que Benveniste propone junto a Jackobson, Barthes, Bourdieu, Freud y tantos
otros más, es básicamente un estudio generalizado de la sociedad y de los
individuos que la conforman tomando como base al lenguaje. Acá lo destacable:
Se define a los individuos como seres que son mientras utilizan el lenguaje. Sin
lenguaje no hay sociedad y sin sociedad no hay unidades menores que la
conforman, o sea, individuos. Se propone que las personas existen gracias a su
capacidad técnica de utilizar símbolos.
Entonces, ¿cómo estudiamos ese conjunto de símbolos (que me gustaría
denominar como Lenguaje) sin realizar un análisis social y psicológico? De nuevo,

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Catyara L

no se puede. La única manera de profundizar es tratarlo a través de sus usuarios.


La investigación de símbolos de pronto se vuelve tan importante como la del
subconsciente. Para dar un ejemplo extremadamente rústico:
Tenemos a Pepe que va en auto y le grita a otro conductor para que se
apure, usando la frase “¡Apurate!”. A través del psicoanálisis se muestra la
neurosis de Pepe; para la sociología tenemos un estancamiento de la
productividad (aunque podría ser tomado también como un comportamiento
normalizado. Ambos resultados son válidos, como muchos otros más); según la
lingüística tendríamos un enunciador, Pepe, un enunciatario, que es el otro
conductor, un canal, un mensaje codificado, etc. El punto es que tenemos la
capacidad de analizar un comportamiento híper cotidiano usando casi todas las
ciencias sociales, o al menos a las que valen la pena.
¿Todavía creen que es posible que un individuo o un grupo reducido, intelectual
y clasista, tengan la capacidad de análisis que hace falta? Y, ¿si en vez de a Pepe
el gritador tuviéramos que analizar El Aleph de Borges (que dicho sea, es
invencible. Digo más: ¿Emma Sunz?)? ¿Son satisfactorios los resultados, las tesis,
las preguntas que se responden y plantean?
Otro ejemplo de la vida real y privada, como pasa en la vida real: Un profesor de
narrativa propone, junto a otros, una muestra de la cultura Heavy Metal de
Argentina donde reúnen libros, decoración, instalaciones, testimonios de agentes
del movimiento, música en vivo, etc., todo en la misma exposición. ¿No cabría la
denominación de obra para la muestra? ¿No es algo que está sucediendo y de
esa forma se vuelve arte, como proponen los intelectuales?
Pensar ésta muestra como performática sirve para ensanchar su alcance, que ya
no sería un conjunto de obras ya realizadas en exposición donde el espectador
no interviene, sino algo que está sucediendo y por consiguiente, propone (incluso
necesita) la intervención del espectador, ya no como mero “público” sino más
bien como “lector”.
A su vez, existen ficciones-instalaciones en varios puntos del planeta en donde el
espectador es forzado (a través de un pequeño arancel intercambiable con una
entrada que habilita el ingreso. Véase: papel por papel) a participar de las obras,
como en Breg y sus secuaces.

Tomo estos conceptos generales y generalizadores para definir pobremente lo


que hace algún tiempo llamamos texto: El alcance potencial de todos los
lenguajes a través del proceso de escritura. Si bien ya estaba conceptualizado
(Kristeva), cabe resaltarlo para aquellos que no leen más que lo que es obligatorio
en el colegio. Un texto puede contener a cualquier lengua conocida y por conocer,
y también a todas las posibilidades de expresión. Dicho de otra forma, cualquier
pensamiento, idea, emoción o comportamiento podría ser retratado en un texto.
¿Por qué a través del proceso de escritura? Porque es la única plataforma en la
cual la expresión humana se podría plasmar completamente; no solo ficción, sino

39
Catyara L

también matemática, astrofísica, música, metafísica, etc. El análisis del texto es


lo que se llama y seguiremos llamando Crítica.
El espíritu crítico es el que hace el amor al arte, tanto desde el artista como desde
el receptor. Es una cuestión de gustos. El tema está que cuanto más se estudia
la teoría, más “refinado” suele volverse ese gusto. Incluso en expresiones vagas
como la fotografía fija, que tiene una teoría limitadísima e instrumentalmente
está en pañales. Afirmo esto por experiencia propia y por la cantidad de
tecnología disponible fuera del mercado fotográfico. Pequeño impasse
explicativo:
En el momento en que podamos meter en una cámara un diafragma como
los que tenemos y además de eso, uno que pueda captar infrarrojos,
ultravioletas, térmicas, rayos X, etc., y lentes tanto microscópicos como
telescópicos (¡no de los que tenemos! que puedan retratar planetas a distancia
o alguna otra clase de materia, ojalá saquen fotis adentro de los agujeros negros)
y ¿por qué no materia oscura, rayos cósmicos, ondas gravitacionales? La cuestión
es que no producimos tales instrumentos en un formato que no requiera de un
equipo especializado de científicos. Pero ¿y si pudiéramos pensar a la fotografía
como un arte también de ciencia como se hace con la fotografía documental?
¿Por qué lo vemos como cosas separadas? ¿Por qué un astrofísico no es tomado
como fotógrafo y viceversa, o no les damos las condiciones de educación formal
adecuada?

¿Será el sentido del gusto (gracias Bourdieu) la única crítica posible, la que logre
estudiar el arte sin desnaturalizarlo? ¿Tendrá sentido la acumulación de teoría
que supuestamente condiciona la “magnitud” de las obras después de gente
como Hendrix?

Bienvenidos al Tratado.

Anarquismo

Con permiso voy a dentrar


aunque no soy convidao
pero en mi pago un asau
no es de naide y es de todos

Si no sabés quien es, matate.

La manera de retratar al mundo que pretendemos como artistas, tanto como los
estudios que precisan llevar adelante aquellos investigadores sociales, solo
pueden darse de una manera efectiva a través de la falta de gobierno. Eso es el
famoso anarquismo. No es el caos (nadie sabe qué es el caos), no es la guerra

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Catyara L

ni la violencia, ni tampoco el derrumbe de la sociedad. Es la convivencia sin


gobierno (ni siquiera es un concepto político o partidario como cree la plebe y
alientan los patris).
Es muy simple, y sin embargo, desprestigiada. Para explicar un poco el por qué,
quiero dar un ejemplo: Un estudio muy reciente (incluso lo vi en un video de dos
minutos en YouTube) mostraba una sala de espera donde habían un par de
actores contratados que se paraban cuando sonaba una chicharra. En cuanto
entraron otras personas a la sala (no contratadas), notaron este comportamiento
e imitaron a los actores; cada vez que sonaba la chicharra se levantaban de la
silla. Los actores se fueron a los pocos minutos y entraron otras personas a la
sala que hacían lo mismo. Al final de video tenemos a un montón de personas
realizando un comportamiento inútil e inexplicable. Nadie vino a decirles qué era
la chicharra ni porqué sonaba ni porqué había que pararse, y sin embargo, lo
hicieron sin hacer preguntas.
Al mismo tiempo, en las artes marciales, existe una costumbre de seguir las
enseñanzas del maestro sin chistar, y después de años de entrenamiento uno
logra comprender los porqué y demás. Pero no es el mismo escenario. Primero
que nada, los porqués existen. Segundo: en el tatami se acuerda que el maestro
es el que sabe de la disciplina y los aportes que uno haga no son irrelevantes,
pero si un poco vagos, claramente porque uno es alumno y no tiene los
conocimientos necesarios.
Es la opinión de alguien que sabe versus la de alguien que no sabe. Además,
existe un vínculo de persona a persona, lo que no pasa con las instituciones y
gobiernos. Uno está constantemente detrás de un vidrio y es obligado a llevar y
traer papeles para poder moverse por la superficie de la tierra con libertad.
A su vez, notamos que la mayoría de los comportamientos sociales que no
involucran a la naturaleza humana (comer, dormir, refugiarse, y bueno, ponerla)
son construcciones altamente cuestionables y (gracias Sigmund) neuróticas,
generalmente explicadas a través de sus propios métodos. O sea, cada vez que
uno pregunta “¿Por qué tengo que andar vestido?”, la respuesta es simplemente
“Porque sí”.

Libertad

En algún momento alguien repitió hasta el cansancio que la democracia es


sinónimo de libertad, que la libertad es la palabra de dios, que la madre en coche.
Remitámonos al ejemplo del video en YouTube.
Libertad es un concepto inútil, como el de gobierno. ¿Para qué necesito de
libertad si soy parte del continuo espacio-tiempo donde existen humanos y tienen
la capacidad de andar sin fronteras? Advertencia: La cosa se pone interesante:
No tenemos la capacidad de andar sin fronteras. ¿Por qué? Porque a alguien se

41
Catyara L

le ocurrió plantar una bandera en un pedazo de tierra y reclamarlo como propio.


¿Por qué? No me lo explico de otra forma que por poder.
Debido a nuestra condición de mamífero territorial, decidimos (después de
doscientos mil años) inventarnos el concepto de propiedad privada, que era algo
así como “no pongas en peligro a mi descendencia” y se volvió un “te muestro
todo lo que me dicen que debo tener, pero no lo podés tocar”.
¿Por qué separar una cosa de la otra, la descendencia y la propiedad? Primero
que nada, nuestros hijos son la forma sucesiva de perpetuar a la especie. Fuimos
hijos y seremos padres, es lo que tenemos impreso en el ADN. Segundo, los
tiempos cambiaron. Nuestra capacidad social tecnológica se ocupa de que
nuestra descendencia sea capaz, en un futuro, de procrear. De eso se trata la
educación, la salud y demás acuerdos sociales.
Lo que asegura la supervivencia de la especie no es nuestra territorialidad sino
nuestra capacidad social/técnica. La tecnología hace nuestra vida más fácil y
deberíamos preocuparnos por mejorarla, no por acumularla en nuestras
pequeñas cuevas de cemento (gracias Ducasse. ¿Ven por qué detesto las citas?
Voy a estar así toda la tarde…).
Una salvedad: Esto sucede en el primer mundo y algunos países suertudos del
tercero y no en toda la extensión de los mismos. En el resto, adonde no llegan
los intereses privados, o llegan pero solo de manera depredadora, la gente no
tiene techo, se muere de hambre, los azotan las pestes y su esperanza de vida
no pasa de un tercio de la nuestra.
Salvedad de la salvedad: Tampoco poseen una calidad de vida apropiada aquellas
minorías que el mercado considera dignas de ignorar, como las comunidades
indígenas, los transexuales, las personas con algún grado de discapacidad, los
pobres, los inmigrantes, los negros, las mujeres, etc., dependiendo de qué región
se tome de referencia.
Dijimos que la tecnología hace nuestra vida más fácil, está hecha por y para
humanos. Entonces, ¿por qué hay humanos que no tienen acceso a ellas? Y mil
veces peor, ¿por qué nos parece algo natural?

El Arte

Algunos estudios (algo dudosos) afirman que en la creación, la frecuencia


cerebral humana disminuye a catorce Mega Heartz y eso nos permite meditar en
el proceso. Lo que realmente puedo afirmar como artista, es que la percepción
cambia: el subconsciente es capaz de invadir el estado de vigilia, los recuerdos
(palabras, imágenes, situaciones, emociones) están a mano y se superpone la
vida en presente, entre otras cosas.
A veces la gente se pregunta por qué tal o cual persona sensible no es artista o
por qué los artistas son sensibles. Primero que nada, ¿sensible a qué?; y segundo,

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Catyara L

esa capacidad de presencia en el Ahora destaca los comportamientos naturales.


Uno se vuelve “más uno” cuando crea o improvisa, es otro modo de conocerse.
El arte intercambiable (más papel por papel) y las presiones del poder (capacidad
de influencia) nos acostumbraron a que el artista sea un estandarte, una bandera
flameante en la lucha del pueblo. Nadie puede retratar un proceso social mejor
que un artista. Pero también se fuerza a los artistas a formar parte del proceso,
de otra forma es complicado encontrar un aval o una manera de vivir de la
creación genuina e individual.
Por eso mismo es importante integrar a las disciplinas y a quienes las forjan. Y
por eso también es importante abrir el círculo que encierra los que dirán y
prejuicios varios. El artista crea mejor cuando es libre y es mucho más libre
cuando crea, de esto hay pruebas en todo el mundo.
Si nos basamos en la Historia, ciencia que se encarga del registro de
comportamientos y acciones de los seres humanos (gracias No sé quién),
veremos que los grandes cambios surgieron mayoritariamente por necesidad.
Cuando hubo poca comida nos hicimos nómades; nos quedamos sin espacio y
fuimos a la guerra. Ahora existen otras prioridades y la libertad del arte impulsa
a ver las cosas desde otras perspectivas, pero ¿cómo aportar a la sociedad
teniendo un trabajo fijo y monótono durante ocho horas, todos los días y por el
resto de la mísera vida? Es difícil balancear el lado artista y el lado “digno” de la
sociedad. Si no se trabaja no se es digno, afirmación colectiva por consenso.
Che: ¿digno de qué?
Las opiniones externas al yo son irrelevantes. El hecho de que las tomemos tan
en serio tanto para darlas como para recibirlas, es el indicador de la falta de
madurez social de la época. Ya tratamos los problemas de esclavitud, ¿por qué
toleramos una semi esclavitud? ¿Por qué no se puede opinar diferente de las
creencias religiosas sin recibir desaprobación? ¿Por qué es solo posible mostrarse
gay trajeado como la Reina del Plata? ¿Acaso se puede ser algo más que príncipe
o princesa? Tenemos muchas dudas. ¿Quién me avala? ¿Esto se puede? ¿Digo lo
que realmente pienso?
Son todas paredes para el yo. Conviene dejarse ir y buscar el aprendizaje. No
importa la inclinación sexual, ni el color de piel o el país de nacimiento, la tierra
es una sola y entre todos podríamos cuidarla.
Y cambio de tema cuando se me canta: Sabemos que el cien por ciento de los
productos basados en combustibles fósiles son reemplazables; ¿por qué no lo
hacemos?

El Mercado

Terror bolchevique. El malo más malo de la historia.


Error.

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Catyara L

La inquisición, la dictadura, el mercantilismo, la monarquía. Cualquier sistema


eliminado o integrado por el mercado se ha visto en una mejora monumental en
los últimos doscientos años. Pero, como se trató unos párrafos atrás, fue la
tecnología la que empujó el avance y no la política (no fue la política que no tuvo
nada que ver ni la política ni los políticos o cualquier ejercicio de la política o
políticas la re concha de dios).
El mercado no es lo peor pero ya no nos beneficia. Es el que bombardea todos
los días con información violenta, quien publicita momentos de excitación
absurda, quien presiona por la rutina y la homogeneidad de las acciones. El
mercado valida la falta de infraestructura, el hacinamiento, el narcotráfico, la
delincuencia, la desinformación. La única real solución es eliminarlo, dejar de
depender de él.
Los recursos existen y son abundantes. Cada ser humano podría ser alimentado,
vestido, educado y estimulado mañana mismo. La comida alcanza y sobra; las
fábricas sobran; los libros sobran; la capacidad de comprensión sobra. Pero
cobramos la comida y la derrochamos. Cierran fábricas por baja producción y las
que continúan en funciones no pueden automatizarse por la cantidad de empleos
que serían perdidos en obvio detrimento de la producción. La gente no lee y no
le interesa hacerlo, el cariño espontáneo es una debilidad. Necesitamos cambiar
en todos los estratos.
Si el grueso de la población no tuviera la presión de trabajar, lo que es
absolutamente posible a través de la automatización, viviríamos una explosión
artística sin precedentes. No hablo de obligar al ingeniero a dejar de hacer lo que
le gusta, más bien todo lo contrario. Nos conviene que pueda hacer lo que le
gusta y también deberíamos estimularlo a que investigue y mejore las cosas. Lo
que sí apareja la anarquía sin gobierno y sin empleo, es que los servicios
desaparezcan o tiendan a hacerlo. No tiene sentido tener mozos si el tipo que
come en el restaurante se levanta a buscar el plato, ni haría falta choferes para
trenes magnéticos, ni carteros, si tuviéramos la capacidad instantánea de
comunicarnos. No habría empleados estatales, ni políticos ni domésticas. Cada
quien haría lo que sea de su interés, y si lo notamos, la mayoría de los grandes
impulsores, compositores, innovadores y demás, no buscaban ser pagos sino
poder hacer lo que querían hacer. Lo ejemplos abundan.

Dinero

La clave para llegar a la anarquía está en la tercera gran eliminación sistémica:


el Monedín.
Es el ejercicio de poder por excelencia. Ya no necesito el favor de los dioses para
acumular objetos e influencia, lo único que me hace falta son papeles o números
en una cuenta. El que se pague por algo trasciende automáticamente el uso del

44
Catyara L

objeto, se convierte también en prestigio, o sea, más influencia y poder, y por lo


tanto, dinero. Lo que uno compra no se descuenta, se acumula.
Eso quiere decir que si tengo un yate que vale diez, para el mercado
supuestamente tengo o un yate o los diez. Pero vamos al contexto: Tener diez o
un yate, ¿qué significa? Tener un colchón y hambre, ¿qué significa?
Los yates son botes inútiles. Con los recursos para construirlo se podría haber
hecho un pesquero o un transporte o incluso una nave para la recreación, aunque
no tendría por qué ser solo para un sector específico de la población (ese uno
por ciento que posee el cuarenta por ciento de los recursos). En una anarquía
habría botes mejores que los yates y los podríamos usar.
Mientras dure el mercado, el grueso de la población no tiene acceso a
entretenimiento, educación, salud, en fin, a un desarrollo apropiado. Del otro
lado existe el prestigio. Tener un yate abre las piernas del mercado y no tenerlo
las cierra, y punto. Las personas con domicilios marginales deben modificar su
información para insertarse laboralmente, mientras el que tiene el yate
probablemente nunca necesite inserción.

El comunismo propone una igualdad virtual que sería efímera. Si todos tienen el
mismo valor, en cuanto comience el intercambio existirá alguno influyendo sobre
otro. Pasó y volverá a pasar. En la anarquía no existe el valor. No hay razón para
que exista.
El valor supone influencia en todo su espectro, “esto no lo podés tirar porque te
lo regalé”, “vale tanto porque invertí veinte horas por día en hacerlo”, “valgo
porque soy tu papá”. No hace falta apreciar los objetos, personas, obras, ideas o
lo que sea bajo éste concepto.
Cuando uno se valoriza es cuando encaja como un engranaje en el sistema. ¿Por
qué vale el engranaje? Porque alguien plantó una bandera y dijo “todo esto es
mío y por eso tiene valor”; “ah, entonces yo trabajo y también valgo pero mucho
menos que usted, oh, honorable empresario. Me gustaría que me esclavice por
papeles puesto que no resisto la rectitud de su bigote macerado”.
El trabajo dignifica, ¿cierto?, afirmación colectiva por consenso.

Quizás cabría hablar sobre el Proyecto Venus. Vale la pena investigarlo, aquí no
se tratará por ahora. Sería demasiado extenso y la información se encuentra en
formato audiovisual (verlo es mucho más interesante que leerlo).

Apelar al sentido común

Acá hay un odio tremendo entre la ciencia (la magnánima e indestructible ciencia
todopoderosa) y el sentido común (las apreciaciones de los ignorantes sobre
cosas irrelevantes).

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Catyara L

Se puede acortar la distancia entre ambos conceptos a través de varios métodos,


pero el único que me interesa apela al sentido común.
Primero, ¿qué es una ciencia? El tratamiento a través de un método. ¿Son
infalibles los métodos? Por supuesto que no. Cada vez que se afirma algo
científicamente es dado por falso o incompleto después de unos años.
¿Qué métodos se utilizan? El famoso Método Científico, que es teoría.
Teoría = Práctica Acumulada. ¿Realizada por quién o quiénes? Seres ignorantes
que se interesan por cosas irrelevantes, o sea, seres humanos. La ciencia es
exactamente lo mismo que el sentido común pero con alcohol en gel. No sabemos
ni podemos pensar el mundo fuera de nuestra percepción dada.

Retornando al arte, uno de los exponentes máximos del análisis es Bourdieu,


quien distingue en Campos las producciones sociales, sus creadores y
consumidores. Trata, de una manera estructuradísima, de explicar los fenómenos
sociológicos y se preocupa específicamente por la escritura. Bourdieu plantea que
el artista y la obra se pueden explicar de una manera histórica, tomando como
parámetros a las demás obras preexistentes, la posición social del productor y su
capacidad de autonomía relativa. Me parece correcto, aunque sigue siendo
indistinto a la hora de la creación.
Lo que postulo es dejar el análisis de lado a excepción del concepto que cada
persona considere importante frente a una obra o cuando esté en creándola.
Analizar la obra como “entidad dependiente” con respecto a un artista, también
como “entidad dependiente” dentro de un marco social “dependiente” de una
historia (claramente) “dependiente”. Esto significa que cada vez que una persona
ve un cuadro tiene que pensar inmediatamente en todos los procesos que
existieron en el universo para acercarse críticamente a la pintura.
Bourdieu, un tipo optimista.
Aceptar el proceso de creación como un proceso universal, los cuales no tienen
una explicación satisfactoria, sería la manera más sana de analizar la obra.

Los críticos (científicos de todo tipo, en realidad), también son atravesados por
todos estos Campos interminables de información. No son seres objetivos. Ser
objetivo es imposible, no forma parte de las características del ser humano y no
lo hará en el futuro.
¿Por qué entonces la relación entre el arte y la anarquía? Acá es donde cobra
sentido.
El proceso social es anárquico, verlo de otra forma sería tratar de darle
importancia a conceptos irrelevantes o incluso a mentiras, como es el caso de las
religiones y su propuesta sobre seres trascendentales, mágicos y creadores.
¿No es la creación/transformación parte del universo? Sería fantástico no verse
(como creador) limitado por las presiones políticas, económicas y religiosas.
Tendríamos la capacidad de fomentar toda clase de expresión, y también, de

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Catyara L

colaborar utilizando los recursos disponibles. Ya no nos preocuparía no pintar


porque no tenemos el dinero para los acrílicos, podríamos ir a una bodega y
sacarlos. Y no solo eso, en un mundo sin presiones, tampoco sería coherente
acumular acrílicos por su valor inexistente, entonces podríamos simplemente
tomar lo que necesitáramos y volver a dejarlo en su lugar para que otro lo use.
Esto implica contribución sociocultural inmediata y el corte del derroche que
tenemos hoy en día. No existiría la obsolescencia programada y descendería
inmensamente la contaminación.
¿Se imaginan tener la oportunidad de tocar cualquier clase de guitarra? ¿Entrar
a una bodega de guitarras y tocar la que se nos ocurra? Lo único por lo que
habría de preocuparse sería de volver a dejarla en su lugar, pero supongamos
que esto no ocurre. Una cantidad increíble de personas deciden llevarse todas
las guitarras de todas las bodegas.
¡Oh, que desgracia!
Los lutieres tendrían la capacidad de utilizar cualquier recurso a disposición para
crear nuevas. La información sobre lutería estaría disponible y sería fácilmente
accesible. Los lutieres aman lo que hacen, solo habría que dejarlos y ellos mismo
proveerían de nuevas guitarras, probablemente mucho mejores que las que ya
conocemos, más duraderas, menos contaminantes, con menor cantidad de
madera, etc.

Anarquía es igual a falta de gobierno y esto importa porque las clases dominantes
todavía consideran que debemos ser gobernados. Pero no hay ninguna otra
criatura, materia, energía, combinaciones entre ambas o lo que sea que uno
pueda imaginar que esté gobernada por algo, excepto por el universo en sí, o
sea la física. ¿Por qué el ser humano se ve en la necesidad de tener una supuesta
guía? ¿No será que estamos simplemente convencidos que debe ser así? ¿Acaso
somos de otro universo?

Una mirada holística en contra de lo holístico

Un texto universal no es aquel planteado por Bourdie (con toda la carga histórica
de la sociedad) sino aquel en que la sociedad decidiera descargar toda su
información potencial en un continuo espacio-tiempo. El proceso colectivo
aparejaría que, dentro de un mismo texto, existiera una constante virtual infinita.
Podríamos crear una ficción crítica y poética. ¿Habrase visto antes (eh, oswal, te
shaman…)? Ni siquiera haría falta la unificación de las voces, sería más práctico
simplemente combinarlas y crear así un nuevo post-post-post-estructuralismo
(para darle un nombre ridículo) o como a mí me gusta, Neo Pastoso.
Esta idea es positivista, sí, ya sé. Conviene que la gente que sabe escriba sobre
lo que sabe. No es afán avalador o valorativo, es trasmisión de conocimiento.
Ejemplo: ¿Para qué leer toda la obra de Lacan si quiero hablar de psicoanálisis

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Catyara L

del siglo veinte? Me conviene que lo haga un analista. Mejor dicho, apoyado en
la enseñanza, nos conviene que lo haga un analista. Y de eso se trata el Tratado,
que la marca de la nueva vanguardia sea la potencia infinita, la utopía, el
horizonte inalcanzable.
Sabemos que no lograremos la literatura perfecta, pero ya es hora que
empecemos a intentarlo. No hace falta que aparezcan los nombres de los
colaboradores en la tapa, no somos dueños de lo que sabemos, simplemente lo
transformamos. Esa sería una verdadera obra colectiva. Ah, y citar es de ñoño.
No se incline tampoco por los ejemplos compilatorios más arriba, ya no queda
espacio en McOndo para la ludopatía. El Tratado es un ensayo, una crítica, nada
más.
¿Cómo publicarla o trabajarla a posteriori, o traducirla, si no tenemos derechos
de autor? Acá hay una trampa, mejor dicho, otro círculo del mercado. Ésta clase
de obras no se pueden concebir en el sistema, ya que cualquiera podría
apropiársela y tratar de generar lucro. Bueno, una solución pedorrísima sería
generar nuevas clases de patentes que no le pertenezcan a nadie en particular,
que sea patrimonio de la humanidad. ¿Se ha hecho antes con alguna pieza de
arte? No lo sé, todavía no soy grande. La otra opción sería retratar el proceso en
etapas e ir plasmándolo o publicándolo de a pedazos, de esa forma, en caso de
apropiación, existiría evidencia que la obra no tiene un real propietario.
Pero, ¿se terminaría alguna vez? No es posible saberlo y lo ideal sería que no
terminara nunca, que los siete mil millones de personas puedan poner un dedo
en el texto de alguna manera. Aportes de todo tipo puede ser realizados por todo
tipo de personas; nuevamente, los ejemplos abundan. De todas formas, lo más
inteligente sería sentarse a escribir.

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Catyara L

PARTE VI

Literatura no-ficcional

Voy a aclarar de entrada que no soy escritor, ni me interesa serlo.


Estoy en un motorhome que no es mío, lo heredé. No ando viajando sino que me
vine al campo, que también heredé, de casi doce hectáreas. Campo pelado, sin
cultivo, hay matas y nada más.
Me vine para acá a ver el tema del casero, le pega a la esposa y la vieja no quiere
hacer la denuncia. Vine a ver si los echaba, pero cuando llegué, salieron un
montón de pendejitos a decirme que tuviera cuidado con los pumas. Ellos tienen
un alambrado y los bichos no lo saltan.
Cuando llegué, le dije de todo al viejo, me echó para afuera del alambrado y dije:
bueno, qué va a pasar si me quedo una noche, nada más, y se vinieron los
pumas.
En la casilla tengo agua corriente, que se acabó, y a la electricidad nunca la
arreglé. Me quedé sin batería en el teléfono pero la computadora anda, todavía
tiene carga. Por lo menos puedo escribir, qué se yo.
Los pumas no me dejan bajar, que los partan a los que dicen que están en peligro
de extinción, hay como quince, no los puedo ni contar. Hasta hay dos cachorritos.
Tampoco tengo comida, me puse a gritar y el hijo de puta del viejo no viene.

Maté a uno. Recién me subí y dije: listo, lo escribo. Armé una lanza con un cuchillo
y un palo de escoba, lo até con una media y salí como los indios a chusear a los
pumas. Cuando abrí la puerta agarré desprevenido a uno y lo ensarté. Cómo no
tener un mate, la puta que lo parió, qué bien me vendría.
Me siento como Monzón.

Ahí ya saqué cagando a casi todos, pero se vuelven los hijos de puta, saben que
me tengo que quedar acá.

El viejo salió en la camioneta, viejo hijo de puta, ya te va a tocar a vos, viejo y la


re concha de la Berta.

Maté a otro. Se me rompió la lanza, voy a hacer unos palos, tengo más cuchillos.
Se fueron las hembras con los cachorros.

Ahí volvió el viejo hijo de puta ese, cuando zafe de los pumas lo ensarto también
a él, por golpeador y soberano hijo de una gran puta. Encima es de noche y me
re cago en la putísima madre de todo el mundo y lo pumas también la re putísima
madre que me parió a mí también.

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Que feo que escribo. No voy a cambiar nada, que quede así. Es una historia
increíble, a bancarse la puteada.

Estoy hecho un ninja asesino, maté a dos más. Están los cuerpos ahí afuera, los
otros no se los comen, la mayoría se fueron.
Quedan dos, pero si salgo con los palos seguro que la hago.

Dios te pone donde te tiene que poner y fíjate vos. Me recibí de campeón de los
campeones, contra pumas encima, eh, ningún boludo terminó siendo el pelado.
Estoy seguro que la nafta que me falta se la robó el viejo, lo voy a ir ensartar. Si
alguien ve esto es que me cagó matando, sino, lo borro y cuento todo en la radio.
Me encantó escribir. Le dejo un beso a mi tía Lala, que es la única persona que
quiero.

Catyara.

La no-ficcionalización (término nuevo, la no-ficción es lo que conocemos por


Crónica) es una literatura ficcional que pretende no serlo. Es horripilante, pero
plantea el verosímil diegético de una forma limpia. No depende de los recursos
retóricos del buen gusto sino del registro de la literalidad.
Es imposible plantearla desde un narrador extra-diegético y es casi imposible
reconocerlo sin un análisis exhaustivo del texto y su contexto; aquí cabrían las
lecturas políticas y biográficas que la Crítica se empeña en subrayar.
Éste texto es un ejemplo. Pasemos al análisis:
Primera oración: Todo lo que sugieren que no se haga. ¿Por qué? Porque es
indefendible. La mayoría de los escritos están hechos por escritores
(profesionales, semiprofesionales, símilprofesionales, etc.) y se pierde el
verosímil al no poder replicar una escritura hecha por un no escritor. Los no
escritores que escriben lo hacen en un diario íntimo, redes sociales y cosas así,
de tipo personales.
Todavía en el primer párrafo, vemos cómo se construye la diégesis: El personaje
no tiene más opción que escribir sin ser un escritor. Está solo, encerrado, no
puede irse (nos enteramos más adelante cuando habla de la nafta) sin otra cosa
que hacer y nadie lo puede ir a buscar.
La situación de alrededor también configura la diégesis: Que hayan pumas en el
campo es bastante normal y son animales que matan sin tener hambre, un
problema real en las montañas, a pesar del peligro de extinción. El marido
golpeador también es normal y el acostumbramiento de las familias a las
situaciones precarias también. Acá entra la lectura política, yo no la voy a hacer.
Lo de las baterías es verosímil; la computadora dura más que el teléfono porque
se usa menos. El personaje no es el dueño del motorhome y puede no haber
arreglado algún desperfecto eléctrico y no tener un cargador adaptable a doce

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Catyara L

volts, pero lo que tiene sí o sí es una escoba y elementos básicos de cocina, que
es lo que usa para pelear.
El personaje representa una amenaza para el casero, es verosímil que no reciba
ayuda de él o la familia, que obviamente se encuentra oprimida. Los vecinos
pueden ser inexistentes también, para lo que sabemos el personaje solo pasa
una noche en el campo.
Segundo párrafo: Mata a un puma ayudado por el azar. ¿Es posible? Sí, poco
creíble, pero posible al fin. Tradicionalmente se peleaba (todavía se hace pero
muy raramente) solo a facón. Una lanza brinda mayores posibilidades por la
distancia.
La escritura se vuelve importante para el personaje conforme avanza el texto.
Cuida los espacios, tiene poca batería. Utiliza una sintaxis rara, hay malas
conjugaciones y repeticiones, entre otras marcas. Se señala como mal narrador
por los insultos y no por la narratología; no es un escritor, no puede ver los
errores pero por las dudas se justifica.
Frases hechas (Dios te pone…), redundancias (ninja asesino), la falta de
descripciones (pasa de contar lo que hay a contar lo que pasa y nada más; eso
agrega vértigo pero pierde escenario), las referencias (Monzón, la tía Lala), son
planteos que haría un narrador que justamente no es escritor (ilusión referencial).
El último párrafo plantea que (posiblemente) el personaje narrador y el viejo se
matan entre ellos. No tiene sentido un texto que circula si alguno de los dos
queda vivo, y de esa forma se plantea una posible extensión diegética fuera del
texto en sí.

Existen tres niveles distinguibles dentro de la escritura, según la corriente Levi-


Strauss: Historia (qué pasa), Relato (cómo está contado lo que pasa) y
Enunciación (las anteriores más sintaxis, morfología, recursos poéticos,
puntuación, etcéteras).
Para cualquier texto se utilizan los mismos cánones literarios, pero lo interesante
de la escritura no-ficcionalizada es el nivel de Historia. El Relato está mal
constituido así como la Enunciación, y por eso pierden relevancia. Lo interesante
de ésta post vanguardia es la impronta que cobran los hechos, el testimonio; es
lo que hizo importante a la música popular, la poesía y la fotografía (fija y en
movimiento), entre otras artes. Además, tenemos un solo personaje importante,
un solo narrador, una sola visión. Es esto o nada.
Es muy importante también tener en cuenta que los clichés y las reflexiones no
sirven de mucho, hay que evadirlos lo más que se pueda. La ventaja que nos dan
es el sentimiento de pertenencia, generar un vínculo con el lector, pero es un
vínculo forzoso. Es mejor que el texto hable solo y una buena forma de hacerlo
es a través de los personajes.
Hoy tenemos una muy buena literatura a nivel Relato y relativamente buenas
Historias; las excepciones se pueden contar desde los grandes de la época:

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Catyara L

Fogwil, Lamborghini, Larraquy, Aira y Cucurto, de los que destaco. Ellos


construyeron Historia sin pecar de ingenuos y forjaron caminos vertiginosos que
hoy podemos seguir; el semi-surrealismo caótico de Aira; la brutalidad exquisita
de Larraquy; la extensión infinita del lenguaje margino-intelectual de Cucurto, los
narradores de lo Real de Fogwil y andá a saber Lambo-Lambo.
Son parámetros post vanguardistas (o no) para mirar de otra forma a las
Historias. No interesa cómo está escrito, sino qué.

Sugerencia: No-ficcionalizar puertas a adentro, en la academia lo destestan.


Saliú.

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