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RESUMEN CAP 1 MISCHA SCHWARTZ “TRANSMISIÓN DE INFORMACIÓN MODULACION Y

RUIDO”

INTRODUCCIÓN

Aunque las comunicaciones digitales comenzaron su gran desarrollo a partir de la década de los
50, mucha de la terminología y conocimientos básicos se han derivado del viejo arte de la
telegrafía. Un resultado de esta situación ha sido la variedad de formas en las cuales se han
definido las velocidades de transmisión y la consiguiente confusión que se ha creado. Un
ejemplo muy común es la confusión entre el baudio, el bit y el bit por segundo (bps). El baudio
es un parámetro de naturaleza eléctrica que representa la velocidad de modulación o velocidad
básica de transmisión en impulsos por segundo; es una medida de la capacidad de un canal para
transportar impulsos digitales y está muy relacionado con el ancho de banda del canal.
Estrictamente hablando, el baudio es un enunciado de la velocidad de señalización e indica
cuántos impulsos de portadora son apropiados para transmitir información por unidad de
tiempo sobre un canal dado. Por otro lado, el bit es la unidad de información y es una medida
de la cantidad de información contenida en un mensaje dado y que puede transmitirse mediante
impulsos o en

cualquiera otra forma. El baudio no se refiere entonces a la cantidad o flujo de información; la


cantidad de información que se puede “empacar” en cada baudio se representa por el número
de bits por baudio, y la velocidad o flujo de la información se expresa en bits por segundo (bps).
La velocidad de modulación en un canal dado generalmente es fija, mientras que la velocidad
de la información puede ser variable. En un sistema estrictamente binario sucede que cada
impulso contiene un bit de información, de modo que en este caso la velocidad de la
información, en bps, y la velocidad de modulación, en baudios, es la misma. Pero, en general,
estos términos no son intercambiables, como es el caso de sistemas que operan a velocidades
superiores a 1200 bps sobre un canal telefónico. Hemos dicho que para los servicios de
comunicación de datos se utilizan las redes telefónicas existentes que han sido proyectadas en
un principio para la transmisión de señales a frecuencias vocales (300 a 3300 Hz). Si bien los
canales telefónicos son adecuados para la transmisión de la voz, ellos pueden crear problemas
cuando se utilizan directa e indiscriminadamente para la transmisión de señales digitales. En
efecto, los canales de voz están expuestos a diversas perturbaciones propias del canal que
alteran las señales de datos en el curso de la transmisión produciendo errores en el punto de
destino de la información. Pero no solamente son las perturbaciones propias del canal las que
interfieren en la recepción fiel de la información, pues se tiene el ruido eléctrico que se introduce
en el sistema afectando la calidad de la señal. Para caracterizar esta situación, Shannon
[Shannon, 1948] demostró que la capacidad de transmisión de un canal, en bps, venía dada
mediante la expresión C B S N = + log ( ) 2 1 bps (1.1) donde S es la potencia promedio de la
señal, N la potencia promedio del ruido y B el ancho de banda del canal. Esta expresión, conocida
como “Ecuación de Hartley-Shannon”, permite determinar el flujo máximo de la información
sobre un canal en términos de tres parámetros (S, N y B) conocidos o fácilmente cuantificables.
Por ejemplo, si en un canal telefónico se tiene una relación S/N de 30 dB y si el ancho de banda
efectivo disponible es de 3 kHz, la capacidad del canal será del orden de los 30 kbps.
Aparentemente ésta es una cifra excelente, pero en la práctica las velocidades de transmisión
son menores. En general, las velocidades de transmisión por los canales de voz se clasifican en
tres categorías: bajas, medias y altas, tal como se muestra en la Fig. 1.1. En vista de la gran
diversidad de formas de transmisión digital por diferentes clases de circuitos, el mayor problema
consiste en elegir el mejor método para cada uso en BAJAS MEDIAS ALTAS Hasta De 600 De 2400
600 bps a 2400 bps a 14400 bps Velocidades de Transmisión sobre un canal de voz I. BASES PARA
LA TRANSMISION DE DATOS

particular. Se puede transmitir un elevado volumen de datos con una velocidad de 2400 bps o
más, por ejemplo, pero hay casos en que es preciso contar con un método eficiente de
compensación o acondicionamiento para reducir al mínimo la probabilidad de error en la
transmisión. Sólo en esta forma se puede alcanzar el alto grado de confiabilidad necesario. La
velocidad de transmisión es, pues, una característica que determina la capacidad de canales que
puede aceptar un circuito. En los circuitos de banda a frecuencias vocales se puede transmitir
hasta 14400 bps a 2400 baudios con métodos de modulación apropiados y mediante un
acondicionamiento del canal. Velocidades de información superiores a los 14400 bps solamente
se pueden alcanzar mediante control de error y compresión de datos. Al emplearse equipos de
entrada con bajas velocidades, el canal se puede dividir en subsánales para la transmisión de
datos a bajas velocidades. Las normas relativas a los canales de transmisión de datos, es decir,
todas las cuestiones que tienen que ver con la transmisión de datos que exijan un conocimiento
de las redes de comunicación o que puedan tener influencia en esas redes, corresponden al
exCCITT (Comité Consultivo Internacional de Telegrafía y Telefonía) ahora denominado Sector
de Normas de Telecomunicaciones, Unión Internacional de Telecomunicaciones,
distinguiéndose con las siglas UIT-T, que utilizaremos en lo sucesivo. Estas normas están
contenidas principalmente en la serie G.700 a G.900 de las Recomendaciones del Volumen III y
en las series V y X del Volumen VIII, del Libro Azul (1988). En particular, en esta edición estaremos
utilizando la edición CD en español UITS002, diciembre 2000. En cuanto a las reglas de base para
el empleo de sistemas de radio en general, y particularmente en sistemas digitales, el ente
responsable es el ex-CCIR (Comité Consultivo Internacional de Radio) ahora denominado Sector
de Normas en Radio, Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT-R). Son de especial
importancia sus resoluciones y recomendaciones, pues en ellas están contenidas las normas más
importantes para el diseño de sistemas de comunicación y, en especial, los sistemas de
transmisión de datos.

EL CANAL DE VOZ

En su mayoría, los equipos de transmisión que se emplean en los modernos servicios de


telecomunicaciones, aparte del telefónico, se proyectan para funcionar en la banda de
frecuencias de uno o varios canales de voz o una fracción de canal. El concepto de canal de voz
puede ser diferente según la utilización que se le dé o según los requisitos que se le impongan.
Sin embargo, pese a la gran variedad de usos y a la diversa calidad de los sistemas de transmisión
necesarios, los canales de voz tienen un común denominador: todos se determinan
primordialmente de acuerdo con las características de la voz y oído humanos. La calidad de un
canal telefónico se puede medir en función del grado de inteligibilidad y del nivel de intensidad
con que se escuchan los sonidos que se transmiten por el canal. La energía de la voz, es decir,
su intensidad, se concentra casi toda en la gama de frecuencias bajas, mientras que la
inteligibilidad viene determinada por las componentes a frecuencias altas. Si no se transmitiera
las frecuencias inferiores a 1 kHz, la inteligibilidad

EL CANAL DIGITAL

La comunicación digital es una expresión general que puede cubrir cualquier intercambio de
información codificada. En un sentido más restringido puede definirse como la “transmisión de
datos entre dos o más dispositivos terminales”. Esta definición restringida hace aparecer el
importante concepto de “interfaz” entre la fuente generadora de datos y el canal digital
propiamente dicho.

La fuente de información representa la entrada de datos a transmitir. Esta fuente puede ser una
cinta magnética, una memoria de una computadora o simplemente una señal eléctrica
proveniente de un proceso industrial. Puede ser también un operador frente a una consola.

El transductor convierte la información de la fuente en una señal eléctrica de naturaleza digital,


le agrega cualquiera redundancia necesaria y la correspondiente información de control y
supervisión. El transductor puede ser, por ejemplo, el digitalizador de una termocupla o un
instrumento de medición, un lector de cintas, un teletipo, o un miembro cualquiera de la clase
de dispositivos comúnmente denominados “terminales de datos”. El transmisor es la interfaz
entre el transductor y el canal de transmisión. Su objetivo principal es el de transformar las
señales digitales en formas compatibles con el canal de transmisión; por ejemplo, se puede
utilizar diferentes técnicas de modulación mediante un dispositivo denominado “MODEM
(MOdulador-DEModulador)” que puede ser una unidad separada o formar parte del transmisor.
Más adelante trataremos los módems con mayor atención. El canal de transmisión puede ser un
canal telefónico, conductores metálicos (par trenzado o coaxial), fibras ópticas, un canal de
radio, rayos infrarrojos o cualquier otro medio de transmisión. A menudo en un sistema de
comunicación dado se utiliza diferentes combinaciones de estos medios de transmisión. Sin
considerar su forma física, el canal de transmisión es asimilable a un filtro pasabanda con ciertas
características de fase y amplitud. El canal estará también sujeto a perturbaciones externas y
puede no ser estable en términos de la amplitud, fase o frecuencia. El receptor complementa al
transmisor restaurando la señal recibida a su forma original y entregándola al transductor para
su descodificación y utilización final en el extremo receptor de la información. En general, el
sistema de transmisión es un circuito complejo que comprende capacitancias en paralelo,
inductancias en serie, transformadores de acoplamiento de impedancia, amplificadores,
moduladores y demoduladores, y filtros pasabanda. En particular, la banda de base puede
experimentar numerosas modulaciones y demodulaciones en su trayectoria entre terminales.
Todos estos efectos tienen como consecuencia una limitación de la banda del espectro de las
señales de datos y en particular en los canales telefónicos, pues estos canales han sido diseñados
para la transmisión de voz y no en función de requerimientos específicos para la transmisión de
datos. En los años 70 comenzó la definición de sistemas de transmisión pura de datos, en los
cuales los canales se diseñan especialmente para la transmisión de señales digitales. Sin
embargo, debido a su gran cobertura geográfica, se continuará utilizando la infraestructura
telefónica y el problema que se presenta es el de cómo hacerlo con el máximo rendimiento. Las
imperfecciones del canal telefónico tienen que ser tomadas en cuenta en el diseño de sistemas
digitales. Especialmente, en lo que se refiere a la redundancia, se aplica el mismo alto grado de
redundancia contenido en el lenguaje hablado. Un ejemplo es en la transmisión de facsímil y
telefotografía en las cuales el “ruido” contribuye a una pérdida en la calidad tonal, disminución
del contraste, ligeras imperfecciones en los bordes, etc., pero que son tolerables hasta un cierto
grado; prueba de ello es que la transmisión en facsímil (FAX) por los canales telefónicos
corrientes se hace a velocidades que no serían posibles para otro tipo de transmisión, como, por
ejemplo, para transacciones bancarias. Sin embargo, en la transmisión de datos la información
se genera con un mínimo de redundancia, de tal manera que es necesaria la recepción de todos
y cada uno de los datos transmitidos para interpretar correctamente el mensaje recibido. En
estos casos, el comportamiento del medio de transmisión es crucial en el diseño global del
sistema; es necesario entonces conocer al máximo los parámetros que inciden en la degradación
de la señal.

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