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1.

- LA PREHISTORIA Y LA EDAD ANTIGUA


Rasgos generales de la Prehistoria. Atapuerca.
Hasta hace poco, la investigación arqueológica situaba la aparición del
hombre en Europa en torno a los 500.000 años. Sin embargo, en la década
actual los descubrimientos realizados en la Sierra de Atapuerca (Burgos) han
transformado por completo esta hipótesis.
En la sima de la Gran Dolina aparecieron los restos de un homínido cuya
datación se sitúa en torno a los 800.000 años. Se trata de los homínidos más
antiguos hallados, hasta la fecha, en toda Europa. A estos restos se les ha
puesto la denominación de Homo antecesor (descubierto por el equipo de
Atapuerca formado por Arsuaga y Carbonell, entre otros, en 1997).
Según el equipo de Atapuerca el árbol evolutivo sería el siguiente: el
Homo ergaster sería el primer Homo en abandonar el continente africano
dando paso al Homo erectus documentado en Asia y al Homo antecesor, la
especie más antigua de Europa. El equipo de Atapuerca propone al Homo
antecesor como el antepasado común del Homo heidelbergensis y del Homo
rhodesiensis, que derivarían en Homo neanderthalensis y Homo sapiens,
respectivamente.
El continente europeo tradicionalmente se creía que había sido habitado
por primera vez por el denominado Homo heidelbergensis (denominación de
los Homo erectus de Europa con unos 500.000 años de antigüedad). Sin
embargo, el descubrimiento del yacimiento de Atapuerca (Burgos) propone una
nueva especie, Homo antecesor, que hace tambalear el esquema tradicional
retrasando la llegada a Europa unos 300.000 años, incluso actualmente se han
descubierto fósiles de Homo antecesor con una cronología que supera el millón
de años.
Aceptar que Homo antecesor es una nueva especie supone aceptar que
llegaría a la Península Ibérica por vía terrestre, es decir, desde Asia
atravesando toda Europa, puesto que se descarta la vía marítima ya que las
corrientes del Estrecho de Gibraltar no serían favorables en aquellos
momentos, pero los únicos fósiles más o menos contemporáneos encontrados
en el resto de Europa y Asia se asocian a Homo erectus. Por esto, el equipo de
Atapuerca proponía que H. ergaster daría lugar a H. antecesor en África
expandiéndose desde allí hacia el norte y finalmente derivaría en una nueva
especie, Homo heidelbergensis. Respecto al origen de Homo sapiens, se cree
que Homo heidelbergensis se ramificaría en dos ramas paralelas
representadas por Homo neanderthalensis y Homo sapiens, los cuales llegaron
a convivir. El equipo de Atapuerca propone que la ramificación en dos ramas ya
se da antes a partir del Homo antecesor que derivaría en Homo
heidelbergensis y en Homo rhodesensis, que a la vez darían lugar al Homo
neanderthalensis y alHomo sapiens, respectivamente.
En suma, con los hallazgos de Atapuerca (Gran Dolina y Sima de los
Huesos) y los restos ya conocidos del Paleolítico Medio y Superior la Península
Ibérica se convierte en un espacio geográfico clave para conocer la evolución
humana en Europa y en uno de los enclaves con mayor número de yacimientos
de todo el Paleolítico imprescindibles para conocer el largo periodo de la
Prehistoria.
Los pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas de
fenicios, griegos y cartagineses.
Aproximadamente hacia Ier a. C. comienzan las primeras referencias
escritas sobre Iberia. En este periodo la diversidad cultural aumenta y los
pueblos extranjeros, procedentes de Centroeuropa (celtas), y del Mediterráneo
oriental (fenicios y griegos), llegan a la Península Ibérica en busca de tierras
que cultivar o metales para comerciar. Paralelamente el sustrato indígena
evoluciona por influencia de estos colonizadores originando la civilización íbera.
En primer lugar el mundo celta se formó con la llegada, en dos grandes
oleadas (s IX y s. VI a. C.), de pueblos originarios de centroeuropa, que
hablaban una lengua de tipo indoeuropeo. Estos pueblos se asentaron en toda
la península excepto en el levante y en el sur (vettones, galaicos, astures, etc).
Introdujeron el hierro, el sistema de enterramiento por incineración.
En segundo lugar, el mundo ibérico fue un fenómeno cultural. Se
extendían por la costa mediterránea, y valle del Ebro. Con una economía
agraria y comercial más desarrollada que los celtas poseían unas estructuras
sociales y políticas más avanzadas que éstos. Sus manifestaciones artísticas
son muy ricas con fuertes influencias fenicias y griegas (dama de Elche).
Por otro lado en otras zonas geográficas se desarrollaron otras áreas
culturales. Así en el valle del Guadalquivir se desarrollo el mitológico reino de
Tartessos, con un gran desarrollo de la minería y del comercio y una estructura
monárquica. En el área de la provincia de Soria, se desarrollo el área cultural
de los celtíberos que participaba de características comunes a íberos y celtas.
En este periodo, paralelamente, aparecieron en etapas sucesivas, los
fenicios y los griegos, procedentes del Mediterráneo Oriental y cuyo objetivo
era obtener materias primas y distribuirlas por el resto del Mediterráneo. La
colonización fenicia fue exclusivamente comercial, pretendía monopolizar uno
de los puntos estratégicos de la ruta de los metales (estaño y cobre). Para ello
estableció factorías a ambos lados del estrecho de Gibraltar. La más
importante fue Gadir. La colonización griega también pretendía acercarse a la
ruta de los metales. No obstante, debido a su rivalidad con los cartagineses
finalmente quedaron reducidos al área del nordeste de la Península donde
fundaron Ampurias. El comercio griego penetró mucho más al interior de la
península que el fenicio, y puso a los indígenas en contacto con la cultura, los
dioses, la tecnología y los gustos estéticos del mundo helénico.
Los griegos desaparecieron de la escena hispánica hacia el 550 a.C.
desplazados por una nueva fuerza política y comercial: los cartagineses,
pueblo heredero de los fenicios, instalados en Cartago que, con el tiempo,
habían conseguido un gran poderío económico, llegando a dominar el
Mediterráneo occidental.
En suma, a la largo de este período la Península Ibérica entra en la
Protohistoria, con la aparición de áreas culturales cada vez más complejas, con
estructuras políticas preestatales y una economía cada vez más dependiente
de los circuitos comerciales extranjeros. Paralelamente, los pueblos
colonizadores introdujeron entre los indígenas nuevos cultivos, el uso del
hierro, técnicas mineras, el torno del alfarero, el uso de formas mercantiles
monetarias, nuevos conceptos urbanísticos, tipos de escrituras y formas
culturales. Esta aculturación de los pueblos indígenas costeros el hizo avanzar
hacia formas económico-culturales más evolucionadas que los pueblos del
interior.
Conquista y romanización: La pervivencia del legado cultural
romano en la cultura hispánica.
Se entiende por romanización el proceso de imposición y/o adaptación
de los pueblos hispanos a las estructuras económicas, sociales, políticas y
culturales del Imperio romano. El proceso de romanización de Hispania tuvo
dos fases: la conquista militar y la integración de los pueblos hispanos en el
Imperio romano. Aquí nos vamos a centrar en el análisis de la primera fase.
La conquista militar de Hispania se realizó en tres etapas fundamentales:
Primera etapa: supuso la ocupación del litoral mediterráneo y de los valles del
Ebro y del Guadalquivir (área ibérica) a fines del siglos III y principios del II a.
C. Coincidió con la Segunda Guerra Púnica (que enfrentó a Roma y a Cartago).
La derrota cartaginesa dejó el territorio peninsular a merced de los romanos.
Segunda etapa: la penetración en la Meseta. Tuvo lugar durante la segunda
mitad del s. II a. C. El motivo fue acabar con las acciones de pillaje que desde
las bases célticas del centro se efectuaban sobre las urbes romanas del sur y
el control de la zona aurífera de Noroeste peninsular. En esta zona los puntos
más conflictivos fue la resistencia de Numancia, ciudad celtíbera que se opuso
hasta la extenuación a Roma y la rebelión de Viriato en la Lusitania.
Tercera etapa: sumisión de la franja cantábrica en el siglo I a. C. El motivo fue
acabar con las frecuentes incursiones en busca de botín de las tribus del norte.
Sin embargo, la romanización en esta área no se completó. Por tanto, Roma
tuvo que mantener campamentos militares al pie de la Cordillera Cantábrica.
De manera casi paralela a la conquista asistimos a la denominada
romanización, proceso histórico iniciado en la Península hacia el s. III a. C.
mediante el cual la población indígena, especialmente la del área ibérica (zona
levantina y meridional) asimiló los modos de vida romanos en diversas facetas
(lengua, religión, obras públicas, derecho, administración, urbanismo…). Se
trata básicamente de un fenómeno de aculturación que no fue homogéneo ni
en el tiempo ni en el espacio.
Los principales agentes de romanización fueron, en primer lugar la
presencia permanente del ejército, que, además una vez licenciados se
beneficiaron del reparto de tierras asentándose definitivamente en la península
con la fundación de colonias (ciudades nuevas creadas por los romanos)
ahondando aún más en el proceso de romanizació. Todos estos procesos
lograron la expansión del latín y la eliminación de las lenguas ibéricas e
indoeuropeas, lo que supuso la unificación lingüística de la Península. Por otro
lado, con la extensión del latín penetró el Derecho Romano, otro de los legados
clave de la civilización romana, en muchos de cuyos principios aún se sustenta
el derecho moderno.
Finalmente el grado de romanización fue tal que grandes figuras de la
política, oratoria, filosofía, etc., romana fueron hispanos; así cabe citar a
Séneca, uno de los grandes maestros del estoicismo; el poeta Lucano,
Columela, autor del más famoso tratado de agronomía de la antigüedad, el
geógrafo Mela, el retórico Quintiliano y el poeta satírico Marcial.
En definitiva, la Península Ibérica no sólo se convirtió en una colonia
económica del imperio romano limitada a la aportación de materias primas sino
que la integración de la península al imperio fue absoluta contribuyendo con
grandes figuras culturales a Roma. (Recordemos que aquí también nacieron
los emperadores Adriano, Trajano y Nerva).
Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: Instituciones y
cultura.
Los visigodos se asentaron definitivamente en Hispania en el año 507.
Su principal zona de asentamiento se localizaba en las llanuras de la Meseta
Central, y eligieron Toledo como capital de su reino. El problema más grave de
esta monarquía visigoda fue el de la fusión del elemento visigodo con la
mayoría hispanorromana.
El reino visigodo en Hispania se basaba en dos elementos esenciales: la
herencia romana (organización administrativa, Derecho romano, lengua latina)
y la herencia germana (reyes electivos, derecho consuetudinario). El hecho de
que los visigodos vencedores constituyeran una población cercana a las
100.000 personas y los hispanorromanos vencidos fueran unos siete millones
planteaba un problema en la convivencia entre ambas etnias.
Al principio la solución fue mantener una sociedad dual, es decir,
separada, quedándose los visigodos con los altos cargos militares y de la
administración y con la propiedad de las mejores tierras. Sin embargo, las
continuas disputas entre los clanes visigodos y la oposición, sobre todo, de la
nobleza hispanorromana condujo a los reyes godos a llevar a cabo un proceso
de unificación para conseguir la fusión de ambas comunidades. Se trataba de
lograr la unidad territorial, política, jurídica y religiosa.
La política unificadora fue iniciada por Leovigildo (2ª mitad siglo VI). Lo
primero que hizo fue derogar la ley que prohibía los matrimonios entre godos e
hispanorromanos, e inició la unificación territorial: expulsó a los suevos y
arrebató numerosas plazas a los bizantinos. La unión religiosa fue llevada a
cabo por Recaredo, hijo de Leovigildo. En el III Concilio de Toledo, Recaredo
abandonó el arrianismo con todo su pueblo y aceptó el catolicismo como
religión oficial del reino. La unión legislativa se llevó a cabo mediante la fusión
del Código de Eurico (promulgado para el pueblo visigodo) y el Código de
Alarico (para el pueblo hispanorromano). Fue Recesvinto quien promulgó un
único código para ambos pueblos: el Liber Iodicurum o Fuero Juzgo.
Las instituciones políticas son un reflejo la evolución en el proceso de
integración de ambas comunidades. Al principio los principales cargos estaban
reservados a los godos pero tras las diversas unificaciones la nobleza
hispanorromana también participó. En la monarquía visigoda el gobernaba con
ayuda del Officium Palatinum, órgano de poder que estaba compuesto por el
Aula Regia (un consejo real integrado por los nobles y miembros del clan
familiar más próximos), y los Concilios de Toledo o asambleas mixtas de
eclesiásticos, nobles y rey, donde participaron muchos hispanorromanos. Estos
concilios constituían el órgano religioso y político más importante del reino.
En cuanto a la cultura, los visigodos adoptaron y continuaron con la
tradición latina, cristiana e imperial romana, aunque sobre una sociedad
profundamente ruralizada. Sin duda la figura más relevante de todo este
periodo que contribuyó fue San Isidoro de Sevilla.
En suma, los visigodos, finalmente, habían llegado a construir un Estado
unificado que dio lugar a la aparición de un cierto nacionalismo hispano. Sin
embargo, las continuas sublevaciones de los nobles visigodos; los
enfrentamientos entre etnias, la oposición de la nobleza hispanorromana a los
privilegios de la nobleza visigoda, etc., impidió la consolidación de este Estado.
Esta cuya debilidad fue aprovechada por los musulmanes para disolver el
Estado visigodo.

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