los surcos, pues ya he indicado en aquéllas el número y dis-
posición de los pliegues anastomóticos que las unen; y de la existencia de éstos resulta perfectamente comprendida la direc- ción y segmentos admisibles para los surcos. х Sólo añadiré que el más profundo de todos es I 6paralelo silviáno, que Gratiolet elevó al rang-о de cisura por esta misma profundidad, por su relativa precocidad en la aparición (sexto mes) y por haberlo observado en muchos monos, hasta en los casi lisencéfalos, según Charpi. Por excepción, alguna vez se ve partido en dos segmentos. El surco intermediario de Jensen, destinado á separar, según 1 el mismo Charpi, la terminación de ¿ de la terminación de la rama larga de la cisura de Sylvio, no he tenido ocasión de observarlo ni una sola vez. Además t- está casi siempre dividido en varios segmentos, de los cuales los posteriores (por lo común dos) son incisuras verticales; en algunos casos verdaderamente no existe. 1 Por fin P es más largo que la parte longitudinal de l , con- servada ordinariamente, y puede estar dividido en dos ó tres segmentos; más frecuentemente, en dos.
V.
LÓBULO OCCIPITAL.
La disposición y variedades que hemos observado sólo con-
sienten un estudio individual de las circunvoluciones y los surcos, después de conocidos los datos anatómicos referentes á todo el lóbulo y cada una de sus partes.
Resumen de las observaciones.—1. Como circunvoluciones póstero-ante-
riores, irradiando de la punta ó polo de este lóbulo, verdaderamente no a a existen más que tres, que corresponden á la 3.a, 4 . y 5 . de la clasifica- ción de Broca. El resto del lóbulo se halla dispuesto de un modo excep- 1 cional y aparentemente caprichoso, que procuraré detallar. POe se divide 1 e 1 en dos ramas que se continúan con O y O . O nacida de la rama externa, no bien ha nacido cuando se encorva hacia abajo formando un ángulo de 45° y, después de un trayecto corto y flexuoso, se continúa con otra parte cortical ó circunvolución más ancha póstero-anterior y continua