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TRATADO PARTE PRIMERA

TRATADO FILOSOFICO

DE LA

PSIQUE DORMIDA

LOS FENOMENOS PSICOLOGICOS

abelardo falletti

150 Falletti, Abelardo


FAL Tratado filosófico de la psique dormida y los
fenómenos psicológicos. – 1ª. ed.– Capitán Bermúdez :
el autor, 2003.
220 p. ; 20x17 cm.

ISBN 987-43-5930-7

I. Título – 1. Psicología

Fecha de catalogación: 30-04-03


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EDICION DEL AUTOR


ABELARDO FALLETTI

Av. Francia 267 - (2154) Capitán Bermúdez


Teléfono 041- 4916372
e mail : falletti@netcoop.com.ar
despertar@netcoop.com.ar
Rep. Argentina

Este libro se terminó de imprimir


en el mes de mayo del año 2003
en los estudios del autor
Av. Francia 267 (2154) Capitán Bermúdez-Argentina

Primera edición, mayo del 2003

Derechos reservados - Copyright 2003


Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio que fuere, se trate de un medio
oral, artístico, gráfico, electrónico, televisión abierta o por cable, cine, vídeo, CD, o similares
incluyendo toda difusión reducida y/o masiva sin excepción alguna.

ISBN 987-43-5930-7

... “Sólo me resta agradecer tus sabias enseñanzas y comentarte que me han ayudado
y transformado más que lo que sistemáticamente aprendí a través de cincuenta años de
estudios en todos los niveles y modalidades.”
Dr. Jorge Luis Micozzi
Psicólogo y Profesor Universitario
Santa Fe - Argentina

... “Abelardo Falletti es un hombre difícil de encontrar y comprender. Surgido de su


propia Comprensión y careciendo de diplomas académicos indaga asuntos espinosos.
En sus obras no oculta nada al lector, sino que juega limpio con él, brindándole las
mismas posibilidades que disfrutó para encontrar algo siempre-nuevo; más aún,
frecuentemente le guía hasta el umbral dejándole la alegría del descubrimiento: única
pedagogía valedera. De allí que sus libros sean para quien los estudia algo único, una
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experiencia insólita, y a la vez cautivadora... ¿Se está intentando levantar una punta del
velo que cayó sobre este Conocimiento, o es el velo todo el que se corre?”

Prof. Enrique Maldonado Roger


Universidad Nacional
Córdoba
Argentina

INTRODUCCION

Este tratado filosófico de la psique dormida y los fenómenos psicológicos muestra una
parte mínima de investigaciones filosóficas y psicológicas propias, en mi simple carácter
de Hombre, es decir Filósofo.
Fueron realizadas a partir del año 1973 hasta la actualidad, es decir han demandado
treinta años de descubrimientos relativos al origen real del Hombre unido al problema
emocional humano utilizando un laboratorio viviente. Cada uno de esos descubrimientos
fue verificado en mí mismo y al mismo tiempo por una razonable cantidad de discípulos
que pudieron comprobar en sí y por sí mismo y siguen comprobando de hecho la verdad
de cada uno de dichos descubrimientos.
Descubrimientos que en todo los casos están respaldados por la neurología, la física
cuántica, la matemática, la geometría y la biología entre otras disciplinas científicas,
además de la filosofía que acompaña al hombre desde la antigüedad hasta nuestros días.
Se trata de una Revolución Psicológica-Filosófica en el Hombre que elimina la
necesidad mecánica del auto análisis, y abre, al mismo tiempo, un campo absolutamente
nuevo para los profesionales que se ocupan de los tratamientos psicoterapéuticos y para
los profesionales de la medicina.
Se trata, en definitiva, de una nueva lectura psicológica del Hombre, sin contacto con
lo conocido, y que a la vez renueva el significado original de la verdadera Filosofía.
Desde hace varios años está ocurriendo un extraño fenómeno en todo el planeta, y más
marcadamente en los Estados Unidos. Muchos pacientes desilusionados, después de más
de cien años de reinado del diván, están recurriendo a lo que consideran filosofía para
comprender la realidad de sus problemas porque no tienen otro lugar hacia donde huir.
Se trata de una idea de la filosofía sin efectos concretos transformada en una supuesta
disciplina que funciona como método terapéutico desde hace casi una década y que se ha
constituido en una alternativa a las soluciones psicoterapéuticas o bien a las terapias
químicas. Un profesor de Filosofía del City College de Nueva York, llamado Lou
Marinoff, que ofrece sus servicios desde 1991 dice que la mayoría de sus pacientes son
“refugiados que escaparon de la psicoterapia”.
Menciono estos hechos para entender que el consuelo que da el psicoanálisis es nada
más que una teoría armada por S. Freud sin base científica alguna y que ha sido impuesta
como si se tratara de una Biblia.
Y ante la natural decadencia de la teoría después de más de un siglo de ponerla en
práctica en todo el mundo, aparecen movimientos tendientes a ocupar su lugar basados
también en meras teorías, como el caso de las terapias New Age y de los profesores de
filosofía, entre otras.
Un profesor de Filosofía no es un Filósofo sino que estudia y enseña lo que dijeron los
Filósofos desde la antigüedad, y por lo tanto no está capacitado para aplicar un método
terapéutico a los demás ni a él mismo.
Este Tratado Filosófico de la Psique dormida es original, está basado en hechos
científicos y tiene efectos manifestados concretos tanto en el Filósofo como en sus
discípulos. Y afirma que los métodos terapéuticos que surjan de su aplicación tienen que
estar en manos de profesionales que hayan experimentado en ellos mismos la verdad
del método terapéutico que habrán de aplicar a sus pacientes.
el autor
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I
La psique y el cuerpo

Para tener un cuerpo es necesario la presencia de un Sujeto fuera del mismo. El problema es: ¿Quién
es ese Sujeto y cómo aparece en el Cerebro?
El filósofo Colin McGinn dijo al respecto: “Sabemos que el cerebro es de facto la base causal de la
conciencia, pero parece que no podemos comprender cómo es posible que sea así... De alguna forma,
sentimos que el agua del cerebro físico se convirtió en el vino de la conciencia, pero llegamos a la
conclusión de que existe un vacío total cuando se trata de la naturaleza de dicha conversión. Las
transmisiones neurales parecen precisamente del tipo erróneo de materiales con qué dar a luz la
conciencia, pero parece que, de algún modo, realizan este misterioso alumbramiento. El problema
mente-cuerpo es el problema de comprender cómo se obra el milagro.”
Este “Tratado de la psique dormida y los fenómenos psicológicos” es una respuesta concreta al
problema humano planteado por McGinn.
La palabra “psique”, en su significado original, quiere decir “alma o aliento de vida“ y por lo tanto
implica la presencia de lo metafísico en el cuerpo físico humano de acuerdo con el significado original de
lo metafísico que quiere decir “más allá de lo físico” y que proviene de los griegos.
Es una palabra utilizada por primera vez en el siglo I a.C. por Andrónico de Rodas al ordenar las
obras de Aristóteles.
¿Que quiere decir “más allá de lo físico”? Lo físico está determinado por un cuerpo de tres
dimensiones temporales convertidas en una idea-forma por el cerebro humano y que se encuentran
sostenidas por un movimiento propio en el espacio-tiempo, de modo tal que “más allá de lo físico”
implica en el hombre algo incorpóreo, invisible, que constituye un todo llamado cuerpo-psique
unitotalmente asociados.
El cuerpo físico humano, sin la presencia de la psique, sería sencillamente un cuerpo animal. Esto
quiere decir que lo humano en el hombre es la psique. El hombre es la Unitotalidad físico-metafísico, y
en todo lo que es asociado hay un orden basado en una estructura jerárquica.
Este hecho permite establecer la estructura jerárquica en esa Unitotalidad física-metafísica llamada
hombre en el que lo metafísico es aquello que le otorga cualidades humanas.
En la pirámide jerárquica de cualquier Unitotalidad perteneciente a la naturaleza una de las partes de
dicha Unitotalidad está arriba y tiene influencia
sobre la otra parte que está abajo. Es algo que ocurre en el cuerpo físico del hombre que es una
Unitotalidad Orgánica. Allí las neuronas gobiernan la armonía y movimientos de dicha Unitotalidad, y
obviamente tiene influencia directa sobre todos los órganos y también sobre las diferentes categorías de
células corporales.
Por lo tanto surge como evidencia cierta que en la Unitotalidad físico-metafísico, lo que está arriba
dentro de la estructura jerárquica es la psique, desde la que desciende una compleja serie de influencias
sobre el cuerpo físico.
El cerebro del cuerpo físico en el hombre es una masa gelatinosa de materia gris de naturaleza
mental, que tiene, en sí y por sí mismo, a su cargo las siguientes funciones físicas esenciales:
a) Mantener la reproducción, seguridad y continuidad del cuerpo físico, ordenar los movimientos del
mismo y procurarle la subsistencia como parte de la Naturaleza que lo contiene. El cerebro tiene
mecanismos de funcionamiento instintivos, mentales de conocimiento exterior, motores, y sexuales
afectados a la garantizada reproducción del cuerpo físico.
b) El Centro Instintivo es el que se ocupa constantemente de mantener la Unitotalidad orgánica del
cuerpo físico. Para cumplir adecuadamente con esta función recibe de instante en instante informaciones
de cada parte del cuerpo físico hasta la célula más alejada. Estas informaciones las recibe a través de los
linfocitos T que navegan por la sangre, y de acuerdo con estas informaciones emite órdenes a cada parte
del cuerpo para que operen con un único fin: el sostenimiento de la Unitotalidad Orgánica del Cuerpo
del cual forman parte. Eso es Inteligencia. Lo contrario sería que cada parte del cuerpo se interesara
únicamente por su propia continuidad, en cuyo caso la perdería junto con la Unitotalidad Orgánica que
es el cuerpo del que forma parte. Eso sería estupidez.
Los estudios de Freud indicaban que los traumas emocionales eran, en muchas oportunidades, los
causantes de síntomas físicos, y la pregunta que suscita la hipótesis de Freud es ¿qué determina el tipo
de síntoma que supuestamente produce un trauma emocional particular?
Actualmente se pretende ligar directamente determinadas zonas de perturbaciones emocionales con
síntomas físicos puntuales, pero tal pretensión es ilusoria.
Lo que ocurre es que todas las explosiones emocionales que ocurren durante el día sin necesidad de
ser traumas emocionales interfieren las informaciones que los linfocitos T hacen llegar de instante en
instante al Centro Instintivo. Tal cosa implica que el Centro Instintivo dará órdenes sobre la base de esas
informaciones alteradas, y por lo tanto afectará su función destinada a sostener la Unitotalidad Orgánica
del cuerpo.
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Esa es la causa de que aparezca un síntoma físico que no está predeterminado por el tipo de
explosión emocional y/o trauma emocional, sino que el síntoma físico que se manifieste dependerá de las
debilidades potenciales en ese cuerpo físico en particular. Cada cuerpo físico adquiere al nacer una
debilidad potencial determinada, que será lo primero en ser afectado ante cualquier perturbación física
directa o por las interferencias ya mencionadas. A medida que esa debilidad potencial es afectada se irá
pluralizando e instalando en diversas partes del cuerpo físico. Este hecho no tiene una relación directa
con determinadas perturbaciones o traumas emocionales, y pretender trazar un mapa relacionando
directamente ciertos tipos de perturbaciones o traumas emocionales con síntomas físicos
predeterminados es una divertida ocurrencia nada más.
c) Relacionar al cuerpo físico con el mundo exterior que lo rodea, a través de los cinco sentidos que
son los que lo abastecen de informaciones exteriores que en el cerebro constituyen memorias
consolidadas de conocimiento exterior.
Por otro lado hay que decir que esa masa gelatinosa de materia gris carece por sí misma de la
capacidad de realizar un proceso emocional que se corresponda con lo metafísico. En el cerebro del
cuerpo físico, en sí mismo, no hay Sentir.
El Sentir es metafísico, y es por lo tanto lo humano en la Unitotalidad física-metafísica.
Debido al orden jerárquico anteriormente mencionado, una de las influencias que desciende sobre el
cerebro-cuerpo físico del hombre es un Significado de Sí constituyendo una Unitotalidad que convierte
al hombre en algo ajeno a las unitotalidades físicas que componen la Naturaleza.
Esta influencia del Significado de Sí tiene un lugar predeterminado para manifestarse en el mundo
físico. Ese lugar es el conjunto glándula pineal-hipotálamo del cerebro, ahora sí, humano a raíz de dicha
influencia metafísica.
Este Significado de Sí, que procede del mundo metafísico habitado por diferentes dignidades del
alma, es la psique dormida en el cerebro al identificarse con el cerebro y sus contenidos quedando en
poder del funcionamiento mecánicamente natural del cerebro al servicio de la naturaleza.
Este hecho es el que hace humano al hombre. En verdad el Hombre es metafísico, es ese Significado
de Sí que procede de una Alta Fuente Metafísica.
Es lo que en psicología se denomina: “Sentimiento de Yo Soy” a partir del cual un enorme sector de
memorias consolidadas de conocimiento exterior se convierten milagrosamente en la plataforma de
lanzamiento de los procesos emocionales.
Pero a la hora de explorar científicamente el origen de ese “Sentimiento de Yo Soy”, la ciencia clásica
completa no tiene más remedio que declararse incompetente en esa dirección. Lo que la ciencia sabe es
que ese Sentimiento de Yo Soy no es del cerebro. Cómo y por qué está allí no lo saben. Lo único que les
queda es investigar como funcionan los procesos psicológicos a partir de esa presencia desconocida.
De modo que en los laboratorios científicos llenos de cosas muertas no puede capturarse ese
Significado de Sí de origen Metafísico para investigarlo y sacar conclusiones que permitan explicar el
misterio del Hombre, hasta un punto tal que los científicos sinceros han abandonado toda búsqueda en
esa dirección. Ante esta situación ¿ cómo puede un Hombre comprender quién es y cuál es su verdadero
origen? Tiene un único camino. Está solo. Tiene que convertirse en un investigador de sí mismo en el
laboratorio viviente que hay dentro de él, sin condenar ni justificar lo que descubra. Sin guiar esa
investigación solamente en dirección a lo que pueda gustarle, y sin desechar lo que descubre y no le
agrade. En ese laboratorio metafísico no puede ser enseñado, no puede solicitar auxilio. No puede pedir
que le den todo hecho. Tiene que descubrir todo por sí mismo, y lo que descubra no podrá salir de su
propio laboratorio metafísico. Ese descubrimiento está en el territorio metafísico, y es imposible
trasladarlo al territorio físico. Y si, por ignorancia, se pretende ese traslado será una cosa muerta.
Lo primero que pide la psique dormida en el cerebro humano es que le faciliten un método, una
palabra que viene del griego: “en camino”, pero utiliza la palabra método queriendo decir “un sistema
que le diga de antemano a dónde conduce y cómo se logra esa hermosa idea final”.
Ese sistema, se lo llame como se lo llame, requiere un intermediario que le dé al hombre todo hecho.
Y el final es idéntico al principio.
La psique dormida en el cerebro humano tiene una posible intuición, manifestada en mayor o menor
grado según sea la brecha (si es que la tiene) en su estado de identificación que la aísla de su origen
metafísico. Utilizando la palabra intuición con el significado que proviene del latín y que es un “Ver” en
virtud del cual sin espacio ni tiempo tiene un conocimiento-sentir propio que es objetivo, sin pasos
previos, sin enlace de datos y argumentos, y fundamentalmente sin intermediario alguno sea un agente
exterior o por la intervención deformadora de la idea, el gusto o el disgusto.
La psique dormida en el cerebro humano, creída ser el cuerpo físico, ha olvidado su Alta Fuente
Metafísica de Origen, y al leer lo que se acaba de escribir en los párrafos anteriores, si carece de la
brecha mencionada y por lo menos un gramo de veracidad interior, dirá que se le está pidiendo volar
cuando para moverse en la existencia sólo cuenta con brazos y piernas. En verdad no es así. Ignora que
al dormirse y creer ser el cuerpo físico, se le han hecho perezosas las alas que le permitían moverse en el
territorio metafísico. Pero es sólo eso: se han vuelto perezosas.
Y oyendo esto la psique dormida en el cerebro contestará: ¿Y qué utilidad tiene semejante sacrificio
y esfuerzo sobrehumano para descubrir todo eso?
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En verdad, ninguna utilidad. Lo utilitario es propio del territorio mental o físico. En lo metafísico el
utilitarismo no tiene cabida. De lo utilitario tiene que ocuparse el cerebro cuya capacidad en ese sentido
es incomparable, y funciona mentalmente mucho mejor en la búsqueda del utilitarismo cuando la psique
despierta, se desapega del cerebro, y retorna a su origen metafísico.
Por lo tanto este tratado dará solamente un indicio de cómo se ve desde lo metafísico el mecanismo
con el cual funciona la psique dormida, o el “aliento de vida” borracho de ilusiones mentales en la cuna
del cerebro humano.
En esa borrachera de conceptos emocionales aparece lo que es denominado psicología en el cerebro
humano
Como entidad metafísica los primeros en utilizar la palabra “psique” fueron los órficos, pertenecientes
a una corriente mística inaugurada probablemente por Orfeo, y que atribuyeron al alma un origen
sagrado.
Para Sócrates y Platón el alma es un principio espiritual e inmortal que forma una Unitotalidad con el
cuerpo físico del hombre, pero no es del cuerpo físico.

II
Psicología o la ciencia del cuerpo animado

La borrachera psicológica gira en torno de la palabra conciencia cuya etimología proveniente del latín
quiere decir: “conocimiento”.
Y como no puede haber conocimiento sin conocedor, en psicología la palabra “conciencia” está
referida a una cierta capacidad del sujeto embriagado de ilusiones mentales sobre él mismo para
reconocerse como centro de lo que está ocurriendo tanto en su mundo cerebral invisible como en el
exterior. Esta supuesta capacidad es, en el mejor de los casos, una capacidad parcial porque no alcanza
en el sujeto para darse cuenta de su borrachera de ilusiones mentales.
Se trata de una “conciencia de estar”, es decir de una conciencia exterior, física o cerebral si se
quiere, que no incluye el aspecto metafísico sin el cual no habría ni siquiera un sujeto embriagado de
ilusiones mentales sobre él mismo ni ciencia piscológica alguna. En la psicología sólo se habla de
“conciencia de estar” por la sencilla razón de que el sujeto en cuestión se embriaga con una sola idea
“tener”, “poseer”, se trate del territorio mental o del territorio emocional que mágicamente aparece por
la psique dormida en el cerebro.
Pero esa idea del territorio metafísico degradada a raíz de la psique dormida en el cerebro, ese
territorio metafísico corresponde al Ser que no es una idea, no al tener.
La consecuencia de este hecho es que la única conciencia de la que se habla en latería psicológica es
de la conciencia de estar, del poseer, del tener, porque estas son las únicas cosas que el Sujeto puede
reconocer en los sucesos tanto exteriores como a los invisibles dentro del cerebro.
Ese sujeto, en cambio, no tiene la capacidad de disponer de la conciencia de ser. No la puede
disponer porque en el Ser no puede haber conocimiento alguno. Y como no la dispone recurre a su
borrachera de ilusiones mentales y la sustituye por la “conciencia de lo que cree ser”. Esta sustitución
demuestra su estado de embriaguez porque no hay un solo instante en su territorio psicológico que no se
encuentre en un estado de “debiera ser”, es decir “soy esto y quiero ser aquello” o “soy vanidoso y
quiero ser humilde” o “Soy pecador pero quiero ser virtuoso” o “Soy orgulloso pero quiero ser
humilde”, etc.
Es evidente, claramente evidente, que el Ser no puede estar, en modo alguno, queriendo Ser.
Al escuchar esto, la psique dormida sustituida por un sujeto ilusorio dirá: “Ese debiera ser me
impulsa a ser mejor en la existencia. Sin eso vegetaría como una vaca.”
La embriaguez le impide ver que con ese “debiera ser” está vegetando como una vaca de lujo en el
primaveral territorio metafísico del Ser.

III
Propiedades de la Conciencia

Los estados de conciencia son mentales y causados de instante en instante. No existe un solo instante
de conciencia incausada. Desde el punto de vista de las diferentes formas que adquiere el estado de
conciencia hay que decir que son como las gotas de agua que forman la corriente de un río. Si se mira el
río desde un punto fijo se verá que las mismas gotas de agua pasan sin cesar por ese punto fijo. Así
parecen pasar los diferentes estados de conciencia, que aparentemente van cambiando sus formas
aunque en verdad las que van modificándose son las causas que provocan ese estado.
A pesar de esa constante apariencia de cambio de estados de conciencia ocurre que esos aparentes
cambios tienen una continuidad permanente, en la que el cambio es sólo de ideas-formas y el estado de
conciencia es siempre la misma, como la gota de agua que compone el río.
Por otro lado, la conciencia, tal como ya fue dicho, es conocimiento, y no hay conocimiento sin el
conocedor. Por lo tanto la conciencia es inevitablemente conciencia de “algo”, pero a su vez ese “algo”
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adquiere existencia para el Sujeto o Conocedor cuando tiene conciencia de él. Esta es la razón por la
cual tiene la seguridad, la certeza, respecto al conocimiento de ese “algo”.
Ese “algo” puede ser un objeto físico. Si se tiene la idea del objeto físico, es obvio que la idea no es el
objeto. De allí que la certeza de la que se habla está referida al hecho de tener conciencia. La certeza
no está referida a aquello de lo cual se tiene conciencia.
Como se trata de una conciencia de estar, siempre está referida a cosas visibles, exteriores, o bien a
procesos cerebrales de pensamientos y de emociones causadas por algo y que por ser cerebrales tienen
que ser considerados exteriores aunque sean invisibles porque tales procesos responden a memorias
consolidadas adquiridas desde el exterior.
Es importante ahora repetir un párrafo anterior:
“Ese “algo” puede ser un objeto físico. Si se tiene la idea del objeto físico, es obvio que la idea no es
el objeto. De allí que la certeza de la que se habla está referida al hecho de tener conciencia. La
certeza no está referida a aquello de lo cual se tiene conciencia.”
La psique dormida en el cerebro humano permite la posibilidad de que el Sujeto Ilusorio que la
sustituye tenga ideas de cosas que son metafísicas, tales como amor, libertad, virtud, Dios, espíritu,
humildad, paz, plenitud, alma, Creación, y algunas otras.
Así como la idea del objeto físico no es el objeto, tampoco la idea del amor es el amor, la idea de
libertad es la libertad, la idea de la virtud no es la virtud, la idea de Dios no es Dios, la idea de la
humildad no es la humildad, la idea de la paz no es la paz, etc.
Sobre esas ideas el Sujeto Ilusorio tiene establecidos un “debiera ser” a través del cual persigue el
logro de la “idea”, no de la cosa en sí porque no la conoce. Tiene la idea de libertad pero no conoce la
libertad, de lo contrario no la andaría buscando individual y colectivamente sin cesar durante 6000 años
de historia humana conocida.
¿De qué cosa es consciente, y tiene certeza del hecho de su estado de conciencia en el ejemplo
anterior? ¿De la idea de libertad o de la libertad?
A la libertad no la conoce, sino que la busca. Lo que conoce y con certeza es la idea de libertad.
Tiene únicamente certeza de su conciencia de la idea de libertad. No tiene conciencia de la libertad
porque no la conoce.
Y del mismo modo, cerebralmente no tiene conciencia del alma ni de Dios, sino que tiene
conciencia de la idea del alma y de la idea de Dios, con lo cual se está diciendo que ambas cosas son
creaciones mentales del cerebro humano, y por tanto basadas en circuitos electromagnéticos y químicos.
Esta afirmación no es una cuestión teórica sino una cuestión de hecho. Está confirmada también por la
experimentación científica en el más alto nivel. Recientemente en la revista Nature Neuroscience se
publican los resultados de años de investigación científica realizadas por el científico Francis Crick,
distinguido con el Premio Nobel 1962.
Esta experiencia científica fue iniciada por Francis Crick en el año 1976 en el Instituto Jonas Salk,
destinada a encontrar las bases científicas de la conciencia. Luego de años dedicados exclusivamente a
esta investigación, Crick pone en tela de juicio la conciencia real en el hombre porque todas la
experiencias realizadas concluyen indicando que desde el punto de vista científico lo que se llama
conciencia nace de reacciones bio-químicas del cerebro, y como consecuencia el significado del alma y
de Dios que tienen todos los hombres, negándola o aceptándola, es nada más que parte de la conciencia
surgida de reacciones bioquímicas en el cerebro.
De este modo la teoría del psicoanálisis se aleja cada vez más de la ciencia.
Y como el estado de conciencia de estar se encuentra sostenido por la certeza, la seguridad y la
continuidad, la psique dormida en el cerebro humano dirá:
“Sin la idea de libertad seríamos esclavos”
Y mientras lo vaya diciendo arrastrará las cadenas que la mantienen eternamente atada al cuerpo
físico, embriagada de ilusorios conceptos mentales.

IV
Vida psíquica
Vida psíquica es sinónima de alma, y es lo que aparentemente estudia lateoría psicológica conocida.
Pero lo paradójico es que dicha ciencia desconoce lo que es el alma; desconoce cómo y por qué razones
aparece el Sentimiento de Yo Soy en esa masa gelatinosa de materia gris llamada cerebro, convirtiendo
circuitos electromagnéticos entre las neuronas en procesos emocionales.
En verdad todo lo manifestado por el cerebro es Tiempo. El espacio es Tiempo.
Para explicar el funcionamiento del cerebro en este aspecto se representa
1 científicamente según la
neurología y la física cuántica del siguiente modo: 4
2

3
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En este gráfico del cerebro los números representan:

1. Distintos grupos de células de la corteza cerebral contienen separadamente la información


captada por los sentidos.
2. Para unir esta información y percibir el espacio, el movimiento y las formas del mundo manifestado
el cerebro tiene un mecanismo regular de barrido que “lee” los contenidos de las células corticales
cada 12,5 milésimas de segundo a razón de 40 barridos por segundo.
3. El barrido es generado por el núcleo intra liminar y recorre la corteza desde adelante hacia
atrás, de un modo invertido a como posteriormente ve lo que observa.
4. Las células de la corteza responden al barrido y envían al tálamo la información que contienen en
ese preciso instante.

Como consecuencia de ello el mundo manifestado que el cerebro llama “realidad” no se percibe en
forma continua sino “cuadro a cuadro” debido al flujo de imágenes integradoras. La conciencia de
estar, o sea de existir en un mundo de formas. Surge de este diálogo por barrido temporal entre el
tálamo y la corteza.
La ciencia sólo conoce esta conciencia de estar e ignora como surge la idea de ser o psiquis con su
sentimiento de Yo en ese kilogramo y medio de cableado neuronal gelatinoso que es el cerebro. Y no lo
sabe ni podrá saberlo porque no se puede saber con el cerebro.
Así es como lo que el hombre cerebral llama conciencia psicológica es idéntica a la conciencia física o
conciencia de estar, lo que significa decir que llama conciencia a una cierta manera de darle forma los
sucederes de imágenes cerebrales.
Esta conciencia de estar es un fenómeno a contrapelo de la lógica de los sentidos al expresarse luego
del barrido hacia atrás. Supongamos que uno quiere agarrar una polilla que gira en torno de una vela.
Entonces distintos grupos de neuronas visuales procesan simplemente impresiones que luego
conformarán las líneas verticales, las oblicuas, las horizontales, las curvas, el movimiento y el color de la
escena, pero todas estas impresiones entrarán al cerebro por separado, fragmentadamente.
Si se busca un lugar en el cerebro que integre una imagen visual coherente a partir de semejante
ensalada de información fragmentada, será imposible encontrarlo porque no existe.
El cerebro no tiene una sede, un lugar, un espacio en el que se encuentre depositada la percepción de
las formas, masa y movimiento del mundo manifestado.
Lo que en verdad sucede es lo siguiente: El cerebro no supone una coincidencia neuronal de lugar
sino de TIEMPO. Se trata de una sucesión de inventarios momentáneos de lo que hay en toda la corteza
gris.
En este proceso interviene el núcleo intra liminar (un anillo de neuronas contenidas en el tálamo) y la
corteza cerebral. Estas dos partes se conectan entre sí de un modo mecánico y automático unas 40 veces
por segundo durante la vigilia, unas 15 veces cuando se está distraído, 8 veces en el semisueño y tan
sólo dos veces en el sueño profundo.
El núcleo intra liminar emite ondas que van leyendo la actividad de las neuronas corticales en un
barrido ultrarrápido que arranca desde los lóbulos frontales y VAN HACIA ATRAS recorriendo toda la
corteza en 12,5 milésimas de segundo.
Ese diálogo entre tálamo y corteza está muy disimulado para el investigador científico debido al ruido
electroquímico general del cerebro.
Cuando ese barrido termina ha ocurrido lo siguiente: el núcleo intra liminar ha preguntado: “¿Qué
pasa?” a todas las regiones donde se procesa la información sensorial, ha obtenido las respuestas y
posteriormente el conjunto se integra en una imagen coherente que no es otra cosa que una
representación del estado propio y de los que llamamos mundo EN ESE INSTANTE.
Así es como la experiencia psíquica sucede como si fuera una película, cuadro a cuadro. El cerebro es
como Hollywood: una fábrica de sueños. El diálogo entre tálamo y corteza crea imágenes en cada
barrido y LO HACE SIEMPRE, INEVITABLEMENTE.
La vigilia es por lo tanto un sueño más, transitada por relaciones establecidas por virtuales procesos
mentales y emocionales.
Y con este cerebro, el único que dispone el hombre, los creadores de la teoría psicológica creen,
como sus pacientes, que los fenómenos psicológicos virtuales que surgen de procesos cerebrales
corresponden a la “vida” del hombre.
Advertidos de este hecho los científicos que elaboran lateoría psicológica, han decidido blanquear el
engaño y el autoengaño afirmando ahora, luego de cien años en que han atendido miles de millones de
pacientes, que lo que estudia dicha ciencia son los fenómenos psíquicos y no la vida psíquica.
Esta aclaración dice con claridad meridiana que la psique está dormida en su identificación con el
cerebro produciendo en él fenómenos psíquicos virtuales que lo aíslan de la Vida.
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La ciencia de los fenómenos psicológicos en el cerebro humano desconoce este aislamiento, y


obviamente no sabe qué hacer con él, y ha hecho un cambio de palabras para salir de una contradicción
pero sigue sosteniendo que esos fenómenos psíquicos que investigan y elaboran terapias es la vida en el
hombre.
No sólo eso, sino que creen y sostienen que es la única vida posible en el hombre. y que no existe una
psicología de otra cualidad a la de los fenómenos psíquicos que investigan y tratan de ordenar mediante
parches y parches sucesivos.

V
Fenómenos psíquicos

Se denominan de este modo todos los hechos psíquicos que se producen a raíz de las reacciones
mecánicas que se corresponden con el funcionamiento del cerebro. Es muy conocido, y por lo tanto
indiscutible, que el cerebro está reaccionando de instante en instante a cada impresión que recibe el
mundo exterior.
Este hecho está indicando que todos los fenómenos psíquicos que son procesos emocionales en el
cerebro son reacciones mecánicas causadas por las impresiones que recibe del mundo exterior.
La ciencia que investiga dichos fenómenos psíquicos, como respuesta a esta afirmación, dirá que el
que responde es el Yo y no la maquinaria cerebral. Con lo cual está hablando de un Yo que se encuentra
fuera de dicha maquinaria, y que por lo tanto tiene la maquinaria a su servicio.
Este es un argumento infantil que no resiste el menor análisis. Basta un darse cuenta elemental. Si la
respuesta a las impresiones exteriores se realizara desde un Yo que está fuera de la única maquinaria que
conecta al hombre con el mundo exterior sobre la base de los cinco sentidos ¿cómo es posible que ese
Yo pueda ser emocionalmente afectado por las impresiones exteriores que recibe el cerebro?
Si ese Yo, del que habla la ciencia que investiga estos fenómenos psíquicos, estuviera fuera de la
maquinaria cerebral jamás estaría dicho Yo en un péndulo emocional de satisfacción e insatisfacción
causado por las situaciones exteriores que bombardean de instante en instante el cerebro. En otras
palabras, sería imposible tocarlo desde el exterior. Y del mismo modo sería imposible que ese Yo
soportara problemas emocionales surgidos de las experiencias acumuladas desde el seno materno y
acumuladas en memorias consolidadas en el cerebro.
Ese Yo es una idea que surge en el cerebro constituyendo una pareja “Imagen de Sí - Yo ilusorio”,
debido a la psique dormida, identificada con el cerebro y su contenido. Como el hombre físico ignora
qué es el alma entonces la sustituye con una idea, con un Yo Ilusorio sostenido por la borrachera de
ilusiones mentales en el sueño de la psique dormida. Ese Yo del que habla la ciencia de los fenómenos
psíquicos es ilusorio porque es onírico.
Por esta razón no se puede hablar de vida psíquica en la ciencia que investiga los fenómenos
psíquicos. Un yo ilusorio no puede vivir. En verdad se trata de un fenómeno proyectado por un cerebro
apoderado de un Significado de Sí dormido, procedente del alma despierta, es decir un Yo Viviente.
Esos fenómenos psíquicos son el producto de un Significado de Sí enajenado, alienado, que se encuentra
encarcelado en la maquinaria cerebral y que está caído en un sueño que lo aísla de la Vida Psíquica.
El hombre que habita en el territorio de esos fenómenos psíquicos es el rey de las sustituciones. Hasta
tal punto que ha sustituido su propia realidad. Es un estado de borrachera hipnótica porque desde ese
Yo Ilusorio huye permanentemente de su propia realidad, y se deja despellejar el corazón para sostener
al sustituto como una demostración trágica del narcisismo. Es una tragedia porque desde todos los
ángulos que se lo quiera enfocar se trata de una existencia onírica que tiene un único final. Un final que
se encuentra predeterminado desde el comienzo mismo porque no hay ningún sitio libre de su propia
realidad, se evada como se evada de sí mismo no podrá salir de su propia realidad.
Los fenómenos psíquicos pueden ser mentales y emocionales, que pueden manifestarse para la
observación cerebral por separado o simultáneamente.
En verdad los fenómenos psíquicos que se originan en el cerebro humano y que pueden ser llamados
puramente mentales no existen. Todos los procesos mentales o intelectuales están impregnados por la
pareja Imagen de Sí - Yo Ilusorio, que es una mezcla concepto - sentir ya que todo el mundo emocional
que aparece en el fenómeno psíquico es un concepto emocional. No existe en el fenómeno psíquico algo
que pueda ser llamado emocionalmente puro, dividido del concepto.
Todos los estados emocionales de los fenómenos psíquico son causados. Y la causa es el
conocimiento, se lo llame consciente o inconsciente por la psicología tradicional. No existe un estado
emocional incausado en esos fenómenos psíquicos producidos en el cerebro humano.
Es más aún. Todo movimiento emocional en los fenómenos psíquicos es un movimiento de
conocimiento emocional, porque tiene como plataforma de lanzamiento una memoria consolidada por
síntesis de proteínas, tal como en su momento lo dijeron Pascal y Scheller entre otros.
Y si hay memoria, hay conocimiento.
Los fenómenos psíquicos de conceptos emocionales están referidos a un sujeto compuesto: Imagen
de Sí- Yo Ilusorio. Y lo que afecte a esa Imagen de Sí es llamado emocional. Si se expande será placer,
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si es degradada será dolor, si algo satisface sus necesidades de huir de la soledad psicológica será amor,
si algo deja de satisfacer esas necesidades será odio. Es decir que todos los procesos emocionales en los
fenómenos psíquicos son una especulación destinada a la satisfacción de sí mismo, aunque se trate del
dolor más intenso porque aparecerá un sentimiento de víctima que lo hará sentir virtuoso.
Hay una gran variedad de diferentes formas de conceptos emocionales, pero en verdad se trata de
diferentes formas de la misma emoción: el miedo.
Se trata de un miedo inevitable porque todas esas diferentes ideas-formas emocionales son causadas y
se encuentran basadas en la posesión, en el tener aquello que satisface las necesidades de satisfacción ya
comentadas. Y como lo que se posee o tiene a tales efectos puede modificarse, alejarse, o
definitivamente perderse, ocurre que en el mismo acto de la satisfacción de sí, simultáneamente, aparece
el temor a la posibilidad de la pérdida.
El temor no aparece en el momento de la pérdida sino en adelantarse al hecho de la posibilidad de la
pérdida, y este temor se instala simultáneamente con la satisfacción de sí.
Inevitablemente el temor está presente en todos los fenómenos psíquicos porque el funcionamiento
mecánico del cerebro es adelantarse constantemente a los hechos.
Por lo tanto en los fenómenos psíquicos no existe nada que pueda asociarse con la Voluntad porque si
todos sus movimientos de conceptos emocionales son causados por el impulso de las necesidades
psicológicas, tal cosa no es voluntaria. La voluntad implica libertad, y si se obra por impulso de
necesidades no se puede hablar de libertad ni de voluntad.
Donde esto queda muy patentizado es en lo que suele llamarse “amor” y que en determinado
momento se dice: “Te necesito, te amo”, y si en algún momento se le dice al ser amado: “No te
necesito”, el ser amado siente que se lo ha dejado de amar.
¿De qué libertad o Voluntad se puede hablar? El que ama sostiene que necesita lo que ama. El
amado, a su vez, necesita que lo usen para satisfacer la necesidad del otro.
¿Y de qué amor se habla? Tiene un nombre preciso: “amor de sí mismo”.

la pérdida del Significado Propio


El Significado Propio en el Hombre es la Psique Despierta, mientras que con la Psique Dormida en el cerebro y
su contenido el Significado en el hombre ha sido enajenado.

La melancolía- obra pictórica de Durero:

Durero modifica profundamente el pensamiento medieval introduciendo una visión humanista. A la virtud creadora
se le asocia el humor melancólico, según las teorías neoplatónicas de la época que jerarquizaban el genio
humano en tres niveles: el arte, la búsqueda intelectual y la búsqueda espiritual. La melancolía representa el nivel
inferior, es decir, la nostalgia creadora del artista en busca de un ideal inaccesible.
La pérdida del Significado Propio manifestada en el verbo:
Verbos auxiliares: Los tiempos compuestos de los verbos se construyen en español mediante verbos auxiliares
(haber y ser) y el participio del verbo que se conjuga. Por lo tanto, estos verbos auxiliares están
gramaticalizados; es decir, han perdido su significado propio y han pasado a ser meros morfemas de la forma
verbal que le sigue —el auténtico verbo—, indicando el tiempo, modo, aspecto, número y persona de la forma
compleja verbal resultante. Lo mismo ocurre con las perífrasis verbales, formadas por un verbo gramaticalizado
que funciona como auxiliar y un infinitivo.
Verbos auxiliares, son aquellos que han perdido su significado propio y sirven para formar otros tiempos de otros
verbos o lo que es llamado perífrasis verbales.
Son verbos auxiliares haber, ser y todos aquellos que, al haberse gramaticalizado, se han convertido en
auxiliares de otros, para formar perífrasis verbales.
Haber se utiliza para formar los tiempos compuestos de todos los demás verbos en español, antepuesto al
participio: he amado, habrás temido, haya salido. Las formas compuestas no personales de los demás verbos se
construyen también con este auxiliar: haber amado, habiendo temido.
Con el verbo ser antepuesto al participio de otro verbo, cuando la forma verbal es simple, o entre una forma del
verbo haber y el participio del verbo que se conjuga, cuando el tiempo es compuesto, se forma la pasiva en
castellano: Soy amado, habrás sido querido, habiendo sido solicitado.

fenomenología del significado


Los contenidos de la mente-cerebro son una serie de actos como el recordar, desear y percibir, e incluso el
contenido abstracto de esos actos, se llaman ‘significados’. Esos significados permiten a un acto ser dirigido
hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y la direccionalidad es la esencia de los fenómenos psicológicos.
Pero hay que advertir respecto a que “direccionalidad” no puede ser confundida con “intencionalidad” porque la
Psique-dormida se encuentra aislada de la Voluntad.

VI
Cómo acercarse a los fenómenos psicológicos
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Sólo existen dos formas de acercarse a los fenómenos psicológicos.

1) La introspección.
Tomando el término introspección con su significado original del latín, es decir “intro”: dentro,
“inspecere”: Mirar.
“Mirar” quiere decir simplemente eso: “Mirar”, sin modificar lo que se ve ni pretender modificarlo.
Para que ese “mirar” sea objetivo, verdadero, no tiene que haber condena ni justificación respecto a lo
que se mira.
Obviamente la retrospección que observa el pasado está impregnada de condena o en su defecto de
justificación. Eso no es introspección.
Al creer que la introspección está referida a observar el pasado, aparecen en su momento las críticas
de Augusto Comte y Friederich Lange, que destacan con claridad meridiana que es imposible que el yo
psicológico pueda ser simultáneamente sujeto-observador y objeto de su propia observación. Y tienen
razón científica. La tienen porque el Yo psicológico del que hablan es la proyección del pasado
emocional acumulado en las memorias consolidadas, y por lo tanto toda las auto-observaciones que
pueda hacer serán el pasado auto-observándose.
Es el mismo problema que se le presenta a los científicos con cierta veracidad interior en sus
investigaciones. El físico cuántico Erwin Schrodinger dice sobre este particular: “Sin ser conscientes y
rigurosamente sistemáticos al hacerlo, excluimos al Sujeto del Conocimiento del dominio que nos
proponemos entender de la Naturaleza. Nos distanciamos de nuestra persona y adoptamos el papel de
un observador que no pertenece a este mundo, que en virtud de este procedimiento se convierte en un
mundo objetivo.”
Bryan Appleyard dijo, a su vez: “El descubrimiento de Galileo fue ver una forma de comprender el
mundo con una eficiencia extraordinaria consistente en hacer como si no existiéramos. Pocas creencias,
cultos e instituciones han planteado a sus seguidores una exigencia tan extrema y extraña. Es como si
con toda precisión una secta hiciera hincapié sólo en que sus seguidores creyeran que son invisibles, a
partir de lo cual, todo lo demás se seguiría. Cabe suponer que semejante creencia se limitaría a calar en
unos pocos excéntricos e inadaptados. Con todo, tal exigencia de la ciencia es, sin embargo, aun más
radical porque no nos damos cuenta de cómo la consentimos, ni de nuestra excentricidad. Y, por
asombroso que pueda parecer, no nos damos cuenta porque da resultados. Funciona.”
La introspección es el experimentar directo de una ciencia verdadera que indaga en un laboratorio
viviente, no de cosas muertas. El pasado acumulado en memorias emocionales consolidadas por síntesis
de proteínas es una cosa muerta, lo mismo que el devenir o futuro proyectado desde dicha plataforma de
lanzamiento que es el pasado.
La introspección es en el ahora. No contempla el pasado ni el futuro. Su único objetivo es descubrir,
no tiene un observador con la intención de modificar, ni de mejorar o eliminar lo que se ve, sea lo que
fuere aquello que se ve.
La introspección es tal cuando sus descubrimientos concluyen en el enunciado de una ley respecto al
funcionamiento del mecanismo en que se originan los fenómenos psicológicos. Y ese mecanismo es el
mecanismo del cerebro humano verificando en el propio experimentar lo que afirman dos disciplinas
científicas: la neurología y la física.
Al desconocer esta verdadera introspección que descubre el funcionamiento del mecanismo cerebral
en el cual se encuentra instalada la psicología, el filósofo y psicólogo alemán Wilhelm Wundt sostuvo
que lo observado introspectivamente sólo podría tener valor para el sujeto-observador, careciendo en
consecuencia de validez universal.
Las leyes del funcionamiento cerebral son aplicables a todos los hombres que habitan el planeta, al
margen de las diferentes acumulaciones del pasado emocional en sus memorias consolidadas.
Al hablar de un sujeto-observador estos psicólogos están pensando en ese sujeto o Yo que es
producto de la proyección del pasado acumulado en el cerebro, ignorando que ese yo, ilusorio
obviamente, sólo es posible por el Significado de Sí que aparece en el cerebro sin pertenecer al cerebro,
y cuya procedencia es metafísica y por lo tanto es ajeno a todo ese pasado emocional acumulado en las
memorias consolidadas por síntesis de proteínas. Y desde allí, desde ese lugar metafísico se puede mirar
objetivamente el funcionamiento del mecanismo cerebral.
Por esta razón el psicólogo norteamericano John Watson, expositor del conductismo, sostuvo que la
introspección conduce a la metafísica creyendo que en tal caso no sirve como método científico, y
termina negando la existencia de la conciencia psicológica desde el momento que nadie la ha visto ni
tocado.
Sin embargo la introspección verdadera demuestra no sólo el hecho metafísico en el Hombre sino que
también demuestra que en los fenómenos psicológicos que son producto del funcionamiento del
mecanismo del cerebro todos ocurren en un sueño, tal como lo aseguraba Watson.
De todos modos a Watson se le escapa que la llamada “conciencia psicológica” que niega se
encuentra basada en lateoría psicológica clásica referida a la Conciencia de Estar, es decir en el sujeto
que tiene conciencia de existir físicamente, y por tal causa no se ocupa de la vida psíquica sino de los
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fenómenos psicológicos. Por esta razón, en lo que se refiere a la vida psíquica, no existe una conciencia
de sí mismo.
Es imposible reemplazar la introspección verdadera por técnicas científicas exteriores aplicadas al
hombre. Este fue el caso de la psicometría, inaugurada en un laboratorio de Leipzig en el año 1878.
Pero no tardó en advertirse que lo que se medía -más que los fenómenos psícológicos- eran los
estímulos y las reacciones fisiológicas concomitantes de ese hecho. Los fenómenos psicológicos, como
tal, escapaban a las posibilidades de las mediciones.
La introspección es un experimentar y en ningún caso una experimentación en la que el investigador
no espera que el hecho se produzca sino que lo provoca con lo cual sólo se pueden investigar cuestiones
más bien físicas que fenómenos psicológicos, como pueden ser las sensaciones y percepciones pero en
ningún caso el fenómeno psicológico del pensamiento y el de los procesos emocionales.

2) La extrospección.
La introspección interpretada como una auto-observación de las memorias emocionales adquiridas a
través de los cinco sentidos del cerebro humano, en vez de estar dirigida al funcionamiento del
mecanismo de dicho cerebro apropiado de un sentir que no le pertenece y que, por lo tanto, es
absolutamente ajeno al mundo fenoménico de la Naturaleza.
Esa interpretación equívoca, como lo es toda interpretación, desecha el fundamento esencial de la
introspección verdadera que es objetiva porque lo que se auto-observa es el funcionamiento de una
máquina (el cerebro) y es imposible en tal caso la subjetividad de condena o justificación de lo que se
observa porque es una máquina que no puede ser modificada en modo alguno. ¿Qué condena o
justificación se le puede proyectar? Es inexorablemente así, y punto.
Esta introspección verdadera puede conducir al descubrimiento de qué realidad o no tienen los
procesos emocionales en el cerebro. Puede conducir al descubrimiento de qué realidad o no tiene el
supuesto sujeto psicológico que se auto titula como generador de tales procesos emocionales.
La ignorancia de esta Introspección verdadera dio lugar a que se cuestionara su legitimidad por parte
de Wund, basándose en los antecedentes de Comte y Lange, dando origen al método de la
extrospección.
En la extrospección el observador, el analizador, es exterior al sujeto psicológico que se observa y
analiza. Por ser exterior se ha pensado que al no estar emocionalmente involucrado con los contenidos
emocionales del sujeto entonces puede ser objetivo en esa observación y análisis.
Esta idea tropieza con escollos insalvables.
En primer lugar el analizador u observador necesita que el sujeto analizado le informe de sus
contenidos emocionales.
Tal cosa presupone que hay un sujeto psicológico que le da esas informaciones. La pregunta es ¿ Y si
dicho sujeto fuera imaginario, ilusorio?
De ser así todo el método extrospectivo naufragaría. Se supone que el método extrospectivo está
fundamentado en hechos científicos, pero no existe ninguna demostración científica de que el sujeto
psicológico que cree generar sus propios procesos de pensamiento y sentimientos sea real, algo vivo.
Por el contrario se hace necesario repetir lo dicho anteriormente en el capítulo “Vida psíquica”:

“Vida psíquica es sinónima de alma, y es lo que aparentemente estudia lateoría psicológica


conocida. Pero lo paradójico es que dicha ciencia desconoce lo que es el alma; desconoce cómo y por
qué razones aparece el Sentimiento de Yo Soy en esa masa gelatinosa de materia gris llamada cerebro,
convirtiendo circuitos electromagnéticos entre las neuronas en procesos emocionales
Advertidos de este hecho los científicos que elaboran lateoría psicológica, han decidido que lo que
estudia dicha ciencia son los fenómenos psíquicos y no la vida psíquica.”

Si esto es así, entonces no se puede hablar de un sujeto psicológico real, vivo, en el mundo de los
fenómenos psicológicos.
En segundo lugar todo el método extrospectivo está basado en la objetividad del sujeto psicológico al
producir su información al observador o analizador externo, olvidando que el sujeto ilusorio forma un
conjunto indisoluble con una Imagen de Sí Mismo, de la cual no puede despojarse, obviamente, en
presencia del observador o analizador externo. Es un hecho que la Imagen de Sí Mismo acomoda los
fenómenos psicológicos a sus necesidades de expansión o como mínimo a sus necesidades de
sostenimiento y/o recuperación.
Un sujeto psicológico en esas condiciones no puede decir la verdad aunque lo desee, aunque lo
pretenda, porque se trata de un sujeto imaginario que constantemente busca su propia satisfacción.
Y en tercer lugar: el observador o analizador es un sujeto que está en las mismas condiciones que el
sujeto observado y analizado, aunque haya salido de la Universidad con las notas más sobresalientes y
disponga un sistema novedoso para tabular convenientemente los dichos del sujeto psicológico
observado o analizado y que haya sido premiado en las convenciones mundiales sobre esta especialidad.

VII
46

La actividad dentro de los fenómenos psicológicos

Los fenómenos psicológicos están en una constante actividad, sin pausa alguna, debido a que la
maquinaria cerebral que utilizan para sus procesos se encuentra conectada con el mundo fenoménico
exterior a través de los cinco sentidos, de modo tal que cada impresión que toca la maquinaria cerebral
activa su funcionamiento. Y no hay un sólo instante en que los cinco sentidos no reciban una catarata de
impresiones.
Por tratarse de fenómenos psicológicos atados a la conciencia de estar, es decir conciencia de la
existencia física, surge una actividad reconocida por un sujeto invisible.
Este sujeto invisible aparece únicamente en el Hombre. No hay otra cosa en toda la Naturaleza en la
que aparezca este sujeto invisible, y ello se debe a la presencia del Significado de Sí en el corazón del
hombre.
Por tratarse de fenómenos psicológicos hay que hablar de actividad, es decir de un proceso temporal
en el cerebro en que el Sujeto reconoce dicho fenómeno psicológico.
Es algo diferente por entero a lo que se corresponde con la Vida Psíquica porque en ella no hay
actividad sino una Acción sin Actor, es decir sin sujeto dividido de la misma y que la reconozca. Al decir
“diferente por entero” se está diciendo que no hay punto de contacto alguno entre la Acción y la
Actividad.
En la actividad hay un proceso temporal que va de lo conocido a lo conocido, es decir de memoria o
grupos de memorias asociadas a otra memoria o grupos de memorias asociadas, y es por tal causa que
aparece el Sujeto Invisible que reconoce el fenómeno psicológico que proyecta dicha actividad. La razón
de este hecho es sencilla: no puede haber conocimiento sin el conocedor.
En la Acción, no hay proceso temporal alguno y es ajena al cerebro, al mundo fenoménico, a la
Naturaleza y al Cosmos. Es un significado metafísico siempre-nuevo, incognoscible.

VIII
La conciencia emocional y lo inconsciente o lo no reconocible

La conciencia emocional es causada y por tanto implica conocimiento y conocedor o sujeto que lo
reconoce. Lo Inconsciente, en el sentido de incognoscible dentro del cerebro humano, es una idea de lo
incausado, es decir ausencia de conocimiento y de conocedor o sujeto que lo reconoce.
Por lo tanto la conciencia emocional es una actividad reproducida y de manifestación reconocida en
un proceso temporal, y lo Inconsciente, eliminada la idea, es un Sentir Unico Atemporal.
Lo inconsciente, el Sentir Unico Atemporal, es la Vida Psíquica, y fuera de ella está la conciencia en
el mundo de los fenómenos emocionales que no es la Vida en el Hombre sino la existencia psico-física en
el Hombre.
La existencia está fuera de la Vida. La Vida es el Ser, y existencia en su significado original quiere
decir “lo que está fuera del Ser”. La Vida o Ser es Atemporal, y la existencia es temporal.
Por tal causa la existencia en el cerebro del hombre físico es un permanente devenir emocional
(tiempo-espacio psicológico). Este devenir emocional suele ser llamado precisamente “debiera ser”. Es
decir “soy esto” y “quiero ser aquello”, ó “tengo esto” y “quiero tener aquello”. Todo eso se encuentra
dentro de lo conocido porque no se puede tener lo desconocido ni pensar en lo desconocido, porque
todos esos procesos cerebrales están basados en reacciones de las memorias adquiridas.
Por lo tanto cada “debiera ser” es una posibilidad de conocimiento emocional pretendidamente
realizable. Pero la realización es una cosa diferente por entero a la posibilidad. Esa posibilidad de
reconocimiento emocional es llamada deseo. Así es como la existencia del hombre físico es una cadena
de deseos o posibilidades de reconocimiento emocional irrealizables, aún cuando exteriormente las cosas
se realicen mentalmente tal como fueron planeadas.
Que un hombre haga un plan mental y emocional, a la vez, para casarse con la mujer elegida y
finalmente se case con dicha mujer es, en principio, haber realizado el aspecto mental del plan, pero las
expectativas emocionales previamente puestas en ese plan, es decir la posibilidad de conocimiento
emocional apetecida tal como fue pretendida no se realizará jamás.
Si no fuera así ocurriría que al formular el primer deseo éste se realizaría plenamente, ¿Y qué sentido
tendría tener otro deseo en un estado de plenitud? Si apareciera otro deseo entonces el primero no fue
realizado plenamente, y por lo tanto fue, es y será irrealizable.
Los planes mentales pueden realizarse. De hecho en la Naturaleza se realizan inexorablemente todas
las posibilidades mentales, como que una semilla se transforme en árbol, que una gallina ponga un
huevo, que del huevo se transforme en una gallina, que una oruga se transforme en mariposa, etc. Son
posibilidades mentales porque al ser temporal es algo que está fuera del Sentir Atemporal.
La conciencia emocional está en cada uno de los procesos mecánicos que corresponden a los
fenómenos psicológicos relacionados con este constante devenir en el que se proyectan en cadena las
posibilidades de conocimiento emocional irrealizables. Allí hay conocimiento, esta vez emocional, y por
lo tanto un Conocedor.
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Al tratarse de un “conocimiento emocional” tal cosa está implicando que las emociones que surgen
de esos proceso son “conceptos emocionales”. Es decir, no se trata de una emoción pura sino que está
teñida o desvirtuada por la idea, por lo mental.
Esto sucede porque el Significado de Sí que aparece en el cerebro sin que la ciencia pueda detectar su
origen y las razones, convierte en procesos emocionales a buena parte de los circuitos neuronales de la
conciencia de estar que es absolutamente mental.
De modo que cuando lateoría psicológica conocida divide la conciencia en diferentes planos, estos
planos son de conciencia mental, de conciencia de estar. Se trata de una mezcla de lo mental con lo
emocional, pero la psique está exclusivamente referida al Sentir.
El hombre puede tener conciencia de los conceptos o ideas emocionales proyectadas mecánicamente
desde las memorias adquiridas desde el exterior y consolidadas en el cerebro, pero no se da cuenta (lo
que sería conciencia de sí mismo, que es otra cosa), de este hecho: sus llamadas emociones no le
pertenecen y funcionan automáticamente con la maquinaria mental basada en la especulación y el logro.
De modo que plantear la división de la conciencia en varios planos mentales, como pueden ser
“foco”, margen, umbral e infra-consciente, no se corresponde con la realidad de los fenómenos
psicológicos en el hombre.
Estos fenómenos psicológicos se producen en un hombre en el que el Significado de Sí que instala los
proceso emocionales en el cerebro se encuentra enajenando, alienado, fácilmente sugestionable y sumido
en un sueño hipnótico.
Por estas razones Freud armó su teoría inspirado fundamentalmente en los trabajos sobre el
hipnotismo realizados por Jean M. Charcot, médico psiquiatra francés, y por Charles Richet, Psicólogo
francés.
Su teoría afirma que hay una zona infraconsciente que fue denominada inconsciente, a mi entender de
manera errónea, en la que se almacenan las cargas psíquicas desalojadas de la llamada conciencia, las
que, debido al carácter dinámico de esta zona (la infraconsciente), ejercen una presión constante sobre el
plano consciente.
Con lo cual esa división entre consciente e inconsciente, según la idea de Freud no existe.
Freud justificaba este desalojo afirmando que la conciencia, habitualmente, resiste esta presión
sometiendo a las requisitorias de lo inconsciente, según Freud, a una rigurosa censura, para evitar que
lleguen a la superficie tendencias poco edificantes, ya que de esta naturaleza son justamente los hechos
psíquicos desalojados.
Al decir “tendencias poco edificantes” se hace una referencia directa a lo pecaminoso, a la moral
social imperante en el entorno que rodea, y por el cual transita, la existencia psico-física en el Hombre.
De modo que el desalojo se produce a través de la adquisición de frenos inhibitorios que obedecen a
principios morales y religiosos, absolutamente subjetivos, en la primera educación. Esto es posible por el
estado auto-hipnótico que coloca a lo psico-físico en el Hombre en el dominio de lo sugestionable. En
verdad esos frenos inhibitorios son idénticos a las órdenes que se le da a una persona hipnotizada y que
esta termina cumpliendo aún después de recuperar su estado de conciencia de estar.
De modo que todo aquello que es desalojado del estado de conciencia psico-física y que constituye lo
equívocamente llamado inconsciente es una represión hipnótica destinada a no exteriorizar las llamadas
“tendencias poco edificantes”, con lo cual el sujeto puede sostener exterior y automáticamente una
Imagen de Sí valorada por el medio social.
Pero en verdad, las “tendencias poco edificantes” primero se activaron en el plano llamado consciente
y de inmediato la censura reprodujo el desalojo, es decir impidió que las tendencias poco edificantes se
manifestaran en la relación visible con los hechos exteriores.
Cambiando de lenguaje la acción del desplazamiento, según Freud, es un mero maquillaje emocional
para mostrar una Imagen de Sí que oculta la inmoralidad interior, invisible.
Esto habla de un hombre psico-físico repleto de tendencias poco edificantes cuya existencia
consiste en un permanente conflicto interior para “engañarse” primero a sí mismo y luego a las demás
personas desde un disfraz.
Sin embargo hay algo más. Tan profundas son sus necesidades de llenar el vacío interior que ese
auto-hipnotismo provoca en el hombre psico-físico, que le encanta que lo engañen con ese disfraz que
usa para satisfacer las necesidades de evasión de dicho vacío.
Pretender llenar ese vacío es producto de una ceguera emocional en el hombre, comparable con la
abeja que sigue llenando la celda agujereada sin advertir que jamás logrará llenarla.
La censura para lograr el desalojo es otro deseo o posibilidad de conocimiento emocional irrealizable.
La consecuencia de este sistema de desalojos es que las relaciones emocionales están basadas en un
uso psicológico mutuo para satisfacción de sí mismo en ambas partes, creyendo que en el hombre no hay
otro sentir más que ese, que no hay otra existencia más que este sistema de conflictos permanentes y de
engaños mutuos.
Es obvio que si dos o más personas se relacionan emocionalmente para lograr la satisfacción de sí
mismo cada una ellas, la única posibilidad es que la relación sea conflictiva y sobre todo “poco
edificante” a pesar de los desalojos tan cacareados.
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K. Jung, a su vez, afirmó que la totalidad del inconsciente tiene un “ímpetu vital” que se traduce en
formas muy variadas que tienen como fin la seguridad de la Imagen de Sí - Yo Ilusorio que opera en la
conciencia y que tal cosa se encuentra en la raíz de todos los conflictos emocionales.
La consecuencia de este hecho que señala K. Jung, es que no hay división entre lo llamado consciente
e inconsciente y que los desalojos que habitan en lo llamado inconsciente se disfrazan de diversas
maneras burlando la censura de los frenos inhibitorios.
Cambiando de lenguaje, el mundo de los fenómenos psicológicos está basado en una auto-mentira
que es proyectada en las relaciones exteriores, y como todos los conjuntos psico-físicos en el Hombre
funcionan del mismo modo, hay un tejido social cómplice que mantiene oculto el escenario de la mentira
emocional generalizada.
De esta forma lo que se ha producido es un aislamiento o “desalojo” de lo verdadero en el Hombre
Invisible, dando lugar a una existencia psico-física virtual, en la que todo es un acto reflejo temporal,
obviamente condicionado, tanto mental como emocionalmente.
En ese Hombre Invisible, las cosas suceden como en el experimento realizado por el sabio ruso
Pavlov tomando como sujeto a un perro. Acompañó el acto de la alimentación del perro con un toque de
campanilla durante numerosas ocasiones sucesivas. Y pudo demostrar luego que el perro segregaba
secreciones digestivas al solo sonido de la campanilla sin necesidad de presentarle el estímulo habitual de
la comida.

IX
El Instinto y la Inteligencia.

En el cerebro hay un Centro Mental Instintivo que tiene a su cargo el funcionamiento orgánico del
cuerpo físico, en el que cada parte del mismo está al servicio del sostenimiento de dicha Unitotalidad
orgánica.
Eso es una manifestación de la Inteligencia. La Inteligencia es algo mental, y toda la Naturaleza, de la
que forma parte del cerebro humano, constituye una Unitotalidad orgánica mental que se proyecta
holográficamente en cada cosa que la compone.
Por lo tanto en el cuerpo físico humano hay operando una Inteligencia Instintiva por la que cada
parte del organismo físico, así se trate de la célula “menos importante”, funciona para sostener la
Unitotalidad orgánica de la que forma parte.
Eso es Inteligencia. Para aclarar lo que se está queriendo decir supongamos, por ejemplo, que a
alguna parte se le ocurriera dedicarse solamente a ella misma abandonando su participación en el
sostenimiento de la Unitotalidad Orgánica de la que forma parte, eso sería estupidez.
La Inteligencia es eso.
¿Qué significa, entonces, la Inteligencia en el Hombre?
El Hombre es un conjunto psico-físico, de modo que hay en el algo ajeno a la Naturaleza. Para el
cuerpo físico opera la Inteligencia Instintiva de la Naturaleza o Mente Unitotalmente Manifestada. Pero
el aspecto mental-emocional en el Hombre es ajeno a la Naturaleza.
Para aclarar esto en el Hombre se puede tomar como ejemplo “el miedo”.
Con el cuerpo físico ha experimentado que acercar una mano al fuego hasta el punto de tomar
contacto directo con el mismo es algo que atenta con la seguridad del cuerpo físico. Como consecuencia
de ello se instala un miedo instintivo a tener un contacto físico con el fuego.
Ese miedo es Inteligencia.
Por otro lado, en los fenómenos psicológicos instalados en el cerebro-cuerpo físico surge el anticipo
del miedo a perder la posesión emocional de una persona usada para satisfacer la necesidad psicológica
de evadirse del sentimiento de soledad.
Ese miedo no es Inteligencia. Ese miedo es estupidez, en el sentido de ignorancia de sí mismo,
porque es el mismo miedo que tenía antes de encontrar esa evasión. Es decir, tiene miedo al sentimiento
de soledad y sigue teniendo miedo al suponer que ha logrado llenarlo usando a otra persona, u otras
cosas.
Por otro lado, la Inteligencia humana no es capacidad intelectual por más desarrollada que se
encuentre. La capacidad intelectual puede ser medida, la Inteligencia no.
Se puede poner como ejemplo a un científico que tiene una capacidad intelectual enormemente
desarrollada, que es digno del Premio Nóbel, da conferencias por todo el mundo, es admirado por sus
propios colegas, se ocupan diariamente de él las revistas especializadas, pero en su existencia privada, en
su mundo emocional, anda mendigando un poco de amor, un poco de felicidad, un poco de libertad,
después de hacer la guerra durante todo el día para superar a otros científicos y mantener la posición
que ha logrado retorna por la noche a su casa con la esperanza diaria de encontrar un poco de paz pero
se encuentra en el medio de otra guerra, y no sabe qué hacer con sus conflictos interiores y exteriores en
sus relaciones con su familia, amigos y conocidos y necesita que alguien lo escuche pero se encuentra
que ese “alguien” no existe. Todos esos “alguien” hacen como que escuchan pero sólo oyen su propio
ruido.
Tiene una capacidad intelectual muy desarrollada, pero carece de Inteligencia. Tiene los mismos
problemas cotidianos que el hombre que tiene una mínima o casi nula capacidad intelectual.
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El hombre está solo frente al problema humano.


En ese nivel, que es psicológico, sólo hay Inteligencia en el Descubrimiento de sí mismo, en el
Conocimiento Propio.

el pensamiento. actividad y abstracción

El pensamiento es un proceso o actividad cuya base de lanzamiento son las percepciones adquiridas y
conservadas en memorias consolidadas por síntesis de proteínas.
Al proceso activado por las permanentes impresiones que movilizan al cerebro de instante en instante
y promueve la asociación de significados entre las diferentes memorias bipolares que se combinan entre
sí a partir de una idea surgida en el mismo momento de iniciarse el proceso, se lo llama pensamiento.
De modo que primero está la idea y luego se produce el proceso que conduce al sostenimiento de esa
síntesis que es la idea inicial. Sin embargo la sensación que se produce en el Sujeto está invertida. El
Sujeto tiene la sensación de que primero estuvo el proceso combinatorio y que el resultado es una
síntesis creativa llamada Inteligencia.
La idea o concepto inicial que activa el proceso de pensamiento es siempre conocida, es decir
adquirida como información debido a la capacidad abstractiva. No hay una idea incausada. Y también
puede aparecer una idea causada por necesidades de la Imagen de Sí Mismo, como también puede
aparecer como una idea bipolar es decir la opuesta de una idea que el cerebro está recibiendo desde el
exterior en ese mismo instante.
Pero la esencia de la Inteligencia implica una abstracción, es decir abstraer la idea de la cosa o el
objeto en sí. Se trata de un darse cuenta que tanto las cosas u objetos visibles e invisibles no son la idea
que se tiene de ellas.
Esta abstracción en el plano psicológico es fundamental, porque el aislamiento de la Inteligencia en
ese territorio hace caer al hombre en un estado de sueño hipnótico que le hace creer que la Idea del
Amor es el Amor, que la Idea de Libertad es la Libertad., etc.
Este aislamiento de la Inteligencia le impide tener una existencia verdadera, y sobre todo vivir.
Maritain solía decir que negar la capacidad abstractiva es negar la condición humana, y no le faltaban
razones. Esa negación o aislamiento de la capacidad abstractiva está sustituyendo el raciocinio por un
proceso mecánico del cerebro que va de lo conocido a lo conocido. El raciocinio conduce a un lugar
nuevo en la mente.
X
El hábito

La palabra “hábito” proviene del latín “habere” que significa “poseer”, “tener”, que es la
característica de lo temporal o existencia.
Es una capacidad del cerebro en cada cosa que compone la Untitotalidad Orgánica de la Mente, o
Naturaleza. Dicha capacidad no pertenece al Centro Mental Instintivo mencionado en el capítulo
anterior, sino a un sector del cerebro que funciona como Centro Mental Motor, y consiste en darle
continuidad permanente a las memorias consolidadas, adquiridas desde el exterior obviamente,
reproduciéndolas mecánicamente como reacción a retos exteriores asociados en los circuitos de las
células cerebrales con las memorias respectivas.
De modo que el hábito es adquirido en la existencia, no es algo instintivo, y se caracteriza por su
permanente continuidad.
El centro motor en el cerebro humano es el que permite utilizar adecuadamente un instrumento
musical, una máquina de escribir, y una computadora, practicar deportes, andar en bicicleta, manejar un
auto, y cosas similares.
También ocurre a través del centro motor mental que una persona adquiera el hábito de fumar
después de cada comida y tomar un café, en cuyo caso esa conducta habitual es irreflexiva, automática e
involuntaria.
Está científicamente demostrado que “los reflejos condicionados en el cerebro animal
desaparecen con la misma facilidad con que se forman, pero no lo hacen accidental o
arbitrariamente, sino obedeciendo a condiciones definidas. Su desaparición tiene un manifiesto y
claro significado biológico: si la señal comienza a indicar incorrectamente, es decir, si deja de ser
heraldo de la próxima presa o del inminente peligro, cesa de ser señal y pasa a ser un fenómeno
neutro.” ( Y.P. Frolov. La actividad cerebral. Cap. II).
A medida que el hábito se reproduce va instalando una huella muy profunda en los circuitos
cerebrales y termina siendo una cosa rígida, cristalizada, adquiriendo una estabilidad que otorga el grado
de certeza, de seguridad, que inevitablemente necesita el cerebro para funcionar adecuadamente.
Por lo tanto el hábito meramente físico y aquellos que corresponden efectivamente al Centro Motor
Mental que ya fueron mencionados, no sólo no constituyen la raíz del problema humano sino que por el
contrario hacen posible la existencia física humana.
El cerebro no tiene otra forma de funcionar, y es perfecto para relacionarse con los retos físicos que
propone la existencia.
46

El cuestionamiento que se tiene que hacer todo Tratado de los Fenómenos Psicológicos, tanto
emocionales como mentales en el Hombre, y que surgen como consecuencia de la psique dormida que se
instala en el cerebro pero es ajena a la Naturaleza, ajena a la Existencia, es el siguiente:
Si se toma el tiempo histórico de la existencia del hombre se ha tratado de solucionar de solucionar el
problema humano analizando, investigando, el mundo de los fenómenos psicológicos que funcionan de
acuerdo con los mecanismos cerebrales, y las reacciones químicas que se producen a través del centro
instintivo, y luego de cientos de siglos en esa dirección se llega a la conclusión de que el problema se
soluciona con la farmacología, es decir a pastillazos limpios, por parte de los científicos, y por gente
llamada espiritual cambiando el régimen de alimentación física o realizando ciertos ejercicios físicos que
propician una relajación que puede conducir a un estado de meditación en el que se supone que el
cerebro se aquieta, se silencia.
Todo eso se ha hecho, se sigue y seguirá haciendo con el mismo resultado de siempre, es decir que el
problema humano sigue intacto. Se tiene la sensación absoluta que el problema humano es insoluble y
que sólo puede ser tratado con diversos medios de consuelos, cuyas formas se varían cada vez con
mayor rapidez.
Así es como los llamados avances en ese sentido son siempre los mismos consuelos pero cambiados
de formas.
Así es como todos los fenómenos psicológicos se vuelven rutinarios, constantemente reproducidos,
con el consiguiente empobrecimiento del sentir y la ausencia de un recto pensar, que como consecuencia
del hábito inexorable para el cerebro conduce a un lamentable grado de insensibilidad en la propia
relación interior y también exterior.
Hay cuestionamientos que no ha surgido jamás en todas las investigaciones científicas conocidas:
¿Será el cerebro el único lugar en el hombre para sentir y pensar? ¿ No habrá otro lugar dentro del
Hombre? ¿ No valdría la pena preguntarse, después de tantos siglos de fracasos, si el problema humano
está en creer que no hay otra posibilidad que no sea tener el sentir y el pensar en poder de esa masa de
hábitos que es el cerebro? ¿ No habrá que preguntarse si el problema no reside precisamente en ignorar
o no aceptar esa posibilidad? ¿ Se puede solucionar el problema del sentir y pensar humano sin descubrir
previamente la procedencia del Significado de Sí o Sentimiento de Yo Soy o cómo y por qué aparece
únicamente en el hombre originando todos lo fenómenos psicológicos que se manifiestan en el cerebro
humano? ¿ No es tan desconocido ese Significado de Sí como el origen de la vida? ¿ Por qué a la ciencia
investigar el origen de la vida le resulta más sencillo que indagar en el origen del Significado de Sí?
¿ Puede el sentir y pensar humano ser producto de un hábito, de un reflejo condicionado en el cerebro
animal en el Hombre y por lo tanto mecánicamente compulsivo? ¿ Hay allí voluntad? ¿ Hay allí libertad?
¿ Hay allí un sentir y pensar propios? ¿ Hay allí alguna vez un sentir nuevo? ¿ Hay allí un pensar que
lleve a un significado nuevo de sí mismo?
Ya se conoce la respuesta científica a todas esas preguntas: conducen a la idea de lo metafísico, dicho
de una manera despreciativa. Ciertamente con razón, porque la idea de lo metafísico no es lo Metafísico.
¿Cómo puede una idea producida por algo físico, como es el cerebro, ser ciertamente lo Metafísico?
Lo curioso es que la ciencia, reconociéndose incapaz de contestar todos esos cuestionamientos,
prosigue ofreciendo soluciones al problema humano sabiendo de antemano que está incapacitada de
solucionarlo.

XI
Atención

En el territorio de los fenómenos psicológicos que se producen en el cerebro la única atención posible
es enfocar la conciencia exterior del observador en alguna presencia manifestada sea visible o invisible.
Esto quiere decir que esa presencia manifestada puede ser visualizada por los cinco sentidos, en cuyo
caso es visible, como así también puede referirse a la presencia manifestada de un estado mental y/o
emocional del propio observador cerebral, pero en este caso es invisible.
Es invisible pero no deja de ser exterior porque todo lo mental y emocional que está en el cerebro
humano es adquirido desde el exterior, y por lo tanto sus movimientos tienen su causa en retos
exteriores visibles mezclados con memorias consolidadas invisibles que fueron previamente introducidas
desde el exterior.
Todo lo que pertenece al cerebro humano es exterior, aunque sea invisible para los cinco sentidos.
Hay una sola cosa invisible que está en el cerebro pero que no le pertenece y es verdaderamente
interior. Esa cosa es el Significado de Sí que se encuentra mezclado con una masa de materia gris llena
de circuitos neuronales y que para la ciencia cerebral es inabordable, imposible de meter en un tubo de
ensayo, e imposible de determinar científicamente su origen siendo que gobierna la totalidad de la
existencia humana.
Para el cerebro humano si la atención se pluraliza en varias presencias manifestadas entonces se
dispersa. Para ser efectiva tiene que estar direccionada a una sola cosa porque el cerebro funciona de
uno en uno como las computadoras. Es imposible que puede dirigir su atención a dos cosas
simultáneamente, y a tres menos aún.
46

De modo que como lo afirmaba el psicólogo inglés James Ward “la atención, acto fundamental de la
existencia psíquica, es una y la misma que la conciencia”.
La atención está dirigida por la fuerza del significado. Atención y significado son una pareja
indisoluble. Tan sólo lo que tiene significado para el observador es atrapado por la atención e ingresa a
la existencia del observador.

XII
Claridad
Como consecuencia directa del funcionamiento del cerebro que es incapaz de pensar en dos o tres
cosas simultáneamente, sino que lo hace de uno en uno y los va pegando, se considera que una atención
o conciencia exterior simultáneamente amplia es considerada una atención o conciencia disminuida. Y
por lo tanto se considera que la claridad sólo se logra estrechando el campo de la atención o conciencia
exterior en un objeto determinado con exclusión automática de todo lo demás.
Esta selección es automática y la realiza el significado. De modo tal que el objeto de la atención
queda fijado.
Esta es la causa por la cual existen los especialistas, y la ciencia se divide en diferentes disciplinas
aisladas una de la otra sin posibilidad alguna de que se produzca una analogía creativa entre los
descubrimientos de cada una de ellas, que generalmente son contradictorios.
Que sean contradictorios no quiere decir que algunos de ellos sean falsos y otros verdaderos desde el
punto de vista científico. Ambos son rigurosamente científicos. Sin embargo al científico le resulta
imposible efectuar una analogía creativa entre su disciplina y las demás armonizándolas.
El científico es un hombre, y el hombre hace lo mismo en su existencia: está dividido en
compartimentos estancos. No es uno. Interiormente es un montón de hombres especializados allí donde
está el problema humano, es decir en su inmensurable territorio mental y emocional. Hay allí, entre esa
legión de hombres invisibles y especializados, las mismas contradicciones que existen entre las diferentes
disciplinas científicas.
Este es el origen de los conflictos en los fenómenos psicológicos. Es imposible hablar de claridad allí.
La claridad sólo puede ser dándose cuenta por sí mismo de este hecho. Y en este darse cuenta hay
una atención simultánea.

XIII
La atención y los estímulos

La ausencia de un nuevo significado, lo rutinario, lo recurrente, lo conocido no son estímulos


propicios para mover la atención.
El hombre tiene dos clases de existencia. Una es visible, la que llamamos exterior, y que es un mundo
de ideas-formas, y la otra es invisible, la cuna de los fenómenos psicológicos.
La palabra atención proviene del latín “tenderead”, es decir “tender hacia...”.Sin atención no hay
hombre. Por lo tanto su atención puede tender hacia su existencia visible o hacia su existencia invisible o
hacia ambas.
Esa tendencia de la atención está sujeta a los estímulos que la muevan. Y tal como ya fue dicho la
ausencia de un nuevo significado, lo rutinario, lo recurrente, lo conocido no es un estímulo propicio para
mover la atención.
¿Están esos estímulos en la existencia invisible de los fenómenos psicológicos?
Las emociones son causadas por diferentes formas de sucesos exteriores, pero todos los estados
emocionales que pueden generarse son reconocidos y por ese motivo se les da nombre a cada uno de
ellos: esto es dolor, esto es placer, esto es envidia, esto es ambición, esto es esperanza. Si no fueran
conocidos sería imposible reconocerlos.
Por lo tanto esos procesos emocionales son invisibles, rutinarios, recurrentes y carecen de nuevos
significados, y no pueden propiciar el estímulo de la atención.
La consecuencia es que la atención tiende a las causas visibles porque estas varían sus formas de
instante en instante, todo allí se está moviendo, nada se encuentra fijo, todo es un festival de formas
variables y todo aquello que moviliza sus fenómenos psicológicos reconocidos sea para satisfacción o
insatisfacción de sí mismo se convierte en un impulso propicio para el estímulo de la atención.
Por otra parte, el simple recuerdo de las causas visibles de esos impulsos propicios genera en el
mundo invisible una reproducción virtual de dichos impulsos y renueva la atención hacia los mismos
como si estuvieran ocurriendo en el ahora.
La psicología trata los fenómenos psicológicos, y en ese territorio no existe la atención voluntaria,
porque toda la atención tiende a satisfacer necesidades emocionales para satisfacción del conjunto
Imagen de Sí - Yo Ilusorio. De modo que si se actúa por la compulsión de una necesidad emocional no
puede hablarse de voluntad ni de libertad.
Precisamente, por no ser voluntaria, la atención que tiende a lo visible como a lo invisible es tan
pendular como las necesidades emocionales a satisfacer.
46

Estas necesidades originan posibilidades de conocimiento emocional que son irrealizables, y que
dentro de los fenómenos psicológicos son llamados “deseos”. En plural: “deseos”. No hay un único
deseo por la sencilla razón de que el deseo es irrealizable plenamente. Si no fuera así, es decir que el
deseo se realizara plenamente, ¿qué sentido tendría tener otro deseo? En la plenitud plenamente
realizada no hay deseo, porque la plenitud no tiene medida en más ni en menos.
A raíz de esta imposibilidad de la realización de los deseos las necesidades emocionales son
pendulares y dentro del territorio de los fenómenos psicológicos originan una atención también pendular.
Este péndulo implica variaciones, fluctuaciones e intermitencias porque dentro de los fenómenos
psicológicos no hay plenitud en modo alguno. Hay, en cambio, satisfacciones intermitentes causadas por
sucesos exteriores.
La pregunta es: ¿ Por qué razón no hay una satisfacción plena?
Porque está causada por cosas exteriores o personas, sobre las cuales se ejerce una posesión
psicológica desde el mismo instante en que se genera la satisfacción de sí. Pero como en la existencia
nada está modificándose al compás de las oscilaciones de las necesidades emocionales del poseedor sino
que se está moviendo u oscilando de instante en instante en su propio tiempo y ritmo entonces no hay
seguridad alguna en el ejercicio de la posesión psicológica y por lo tanto en la satisfacción de sí mismo
se genera simultáneamente el temor a la pérdida de lo que se posee para la propia satisfacción. Se pierda
o no la cosa o la persona que causa la satisfacción de sí mismo, ésta oscilará como un péndulo
requiriendo el cambio o la correspondiente transformación de la cosa o de la persona para que se ajuste
a sus oscilaciones las 24 horas del día. Y eso no es plenitud sino conflicto.

XIV
Las razones por las cuales la existencia se opone a la plena
realización de los deseos

La existencia es movimiento y por tal causa en ella todo aparece como corpóreo llenado
constantemente el vacío de ideas-formas en el espacio y tiempo.
La mejor forma de definir la existencia es la siguiente: “miedo al vacío”.
El deseo, por su parte, es un plan destinado a satisfacer las necesidades del conjunto Imagen de Sí -
Yo Ilusorio.
Ese plan emocional llamado deseo se basa en informaciones cerebrales que se obtienen en un punto
dado del tiempo-espacio. El plan contempla las necesidades emocionales de sí mismo en ese momento y
la forma de satisfacerlas mediante cosas y/o personas exteriores según las muestran las informaciones
recogidas en ese mismo punto del tiempo por los cinco sentidos.
Ese plan no es flexible porque se encuentra fijamente atado a necesidades emocionales de la Imagen
de Sí, que surge como consecuencia de una relación también fija, jamás perturbada, del Significado de Sí
con la misma.
El plan emocional está basado en informaciones cerebrales respecto a cosas exteriores contenidas en
el plan. Pero esas informaciones son incorrectas al instante siguiente porque en la existencia todo se está
moviendo sean cosas y/o personas junto con sus pesadas cargas de necesidades emocionales personales
y oscilantes o pendulares.
La ecuación entonces es sencilla: el deseo es un plan fijo, inflexible, que se pretende realizar a través
de cosas y/o personas que constituyen una existencia en constante movimiento.
La consecuencia es que la existencia se opone siempre y en todos los casos a los deseos humanos.
El deseo es como el juguete viviente que un niño caprichoso pretende que se ajuste a su inmodificable
capricho circunstancial. Y llorará sintiéndose víctima del juguete.
Esta es una cuestión inmodificable en el hombre dentro del mundo de los fenómenos psicológicos que
se procesan en el cerebro-cuerpo animal, y mientras crea que esos fenómenos psicológicos son la Vida
Psicológica.
Un cerebro-cuerpo animal no puede tener Vida Psicológica. La Vida Psicológica es en la Psique. Y
los fenómenos psicológicos son consecuencia de una Psique dormida en la cuna del cerebro-cuerpo
animal en el Hombre.
Si Calderón de la Barca hubiese cambiando “vida” por “existencia o fenómenos psicológicos” su
frase quedaría construida del siguiente modo:
“La existencia es sueño, y los sueños sueños son.”
“Los fenómenos psicológicos son oníricos, y los sueños sueños son.”
Y así construidas forman parte de este Tratado.

XV
La memoria

Conceptualmente la memoria es una función psíquica mecánica que es independiente de la conciencia


por parte del sujeto.
46

Es equívoco considerar a la memoria como la capacidad de conservar lo adquirido desde el exterior y


revivir fenómenos psicológicos anteriormente procesados.
Es equívoco por diferentes razones. Una de ellas es que la capacidad de conservar y revivir los
fenómenos psicológicos procesados es propio del funcionamiento de la máquina cerebral con el
agregado de un significado que no pertenece al cerebro y menos a la memoria. Otra de las razones es
que la memoria no es una sola sino una legión de grupos de memorias asociadas por el significado. Otra
de las razones es que las diferentes memorias no constituyen un depósito ubicado en el algún lugar del
espacio cerebral. Y finalmente, la razón fundamental, es que las memorias surgen a raíz de una
sincronización temporal y al instante siguiente se disgregan por todo el cerebro y en cada célula y
órgano del cuerpo físico.
Por otro lado hay memorias instintivas, sexuales, motoras, factuales, intelectuales y emocionales que
son de diferentes cualidades y tiempos, de modo que no puede existir una definición genérica de lo que
es la memoria. Y aún dentro de las motoras están las memorias factuales, intelectuales y emocionales.
El equívoco parte de la ignorancia respecto a estas diferentes cualidades dentro del cerebro humano.
Para la indagación de los fenómenos psicológicos interesan, por un lado, las memorias que al
activarse son reconocidas como experiencias propias del sujeto, cosa que excluye a las instintivas y a las
memorias motoras factuales, obviamente., como puede ser caminar porque en este caso el sujeto camina
sin reconocer como experiencia propia las memorias motoras que se activan para caminar. Tal cosa se
encuentra fuera de los fenómenos psicológicos procesados por el mecanismo cerebral al encontrarse
impulsado por la energía del significado. Pero por otro lado también interesan, y de un modo
mayoritario, las memorias emocionales adquiridas sin que el sujeto se dé cuenta de ello y menos aún las
reconozca como experiencias propias. Esas memorias motoras emocionales actúan, en esos caso, por sí
mismas sin que el sujeto lo perciba. El sujeto no las percibe y siente que él es quien genera por sí mismo
esa actividad emocional.
Por lo tanto la memoria no es la conciencia del Sujeto. El Sujeto es conciencia cuando se da cuenta
que en ningún caso es el generador de la actividad de los fenómenos psicológicos. Solamente se puede
llamar conciencia a la memoria si se toma a la palabra conciencia como “conocimiento exterior”.
Afirmar lo contrario es confundir al Sujeto con las memorias. Pero esta afirmación implica reconocer
que el hombre es un retrato. Y si se considera que los fenómenos psicológicos que se desarrollan a raíz
de la psique dormida e identificada con el cerebro, son verdaderamente un pensar y sentir humano,
entonces se está reconociendo que el hombre es nada más que memorias, una obra de mármol
accidentalmente delineada por las impresiones exteriores que recibe desde el seno materno tal como el
viento va modelando la forma de la copa de un árbol.
Si lateoría psicológica conocida habla de un sujeto que reconoce las memorias, y a esto llama
conciencia, entonces ese sujeto tendría que estar fuera de las memorias que constituyen su pasado
emocional, por ejemplo. O de lo contrario ese Sujeto es una proyección de las memorias emocionales.
Pero si el sujeto está fuera de las memorias, ¿cómo pueden afectar al Sujeto dichas memorias
emocionales, dicho pasado? Si el sujeto está fuera de las memorias emocionales, entonces no forma
parte de las mismas ya que puede reconocerlas según afirman.
Esto es una trampa. Está fuera y las reconoce como propias hasta el punto de crearle conflictos
emocionales internos sin necesidad de agentes exteriores. Y si no está afuera de las memorias
emocionales, ¿en qué lugar del cerebro está?
Lateoría psicológica no lo sabe. Como tampoco sabe cómo aparece el proceso de sentimiento en esa
masa gelatinosa de materia gris en que se manifiestan por sincronización temporal las memorias. Y no lo
sabe porque el aparente sujeto no está en el cerebro junto con las memorias que reconoce como
experiencia propia.
Lateoría psicológica ignora este hecho, y prefiere transitar las calles pavimentadas y aceptadas sin
salir de la seguridad que le da lo conocido en vez de aventurarse por las polvorientas calles nunca
transitadas del verdadero descubrimiento que la conduzca a un nuevo lugar en la Mente aunque tal cosa
represente la pérdida absoluta de la seguridad en el territorio emocional. Es el terror a esta consecuencia
lo que paraliza al hombre científico, y lo mantiene encerrado en un círculo hipnótico transitando
únicamente las calles pavimentadas que le dan la garantía de un consuelo.
Como se puede apreciar el estudio verdaderamente científico conduce a una jaula, que sin contemplar
lo metafísico es una jaula sin salida. Pero la salida está fuera de la seguridad emocional y el consuelo que
otorgan las calles pavimentadas.

Ley de opuestos y péndulo

El cerebro es una máquina que trabaja sobre la base de opuestos, de lo contrario sería incapaz de
comparar.. Como tampoco podría recibir informaciones que provengan del exterior a través de los
cinco sentidos que funcionan como bocas de ingreso. No puede hacerlo de otro modo ni puede ser
modificado
Es imposible que ingrese a la memoria una idea sin opuesto. Para tener la idea de lo bueno, por
ejemplo, tiene que estar acompañada por la idea de lo malo. Si la información que recibe el cerebro es
neutra resulta imposible que se acumule en la memoria como cosa neutra. Para que ello forme parte de
46

la memoria tiene que ser convertida en ideas duales y otorgarle algún significado independiente o
asociado a otras ideas duales previamente contenidas en la memoria.
Es imposible que un hombre o su opuesto (una mujer) puedan recordar absolutamente todo lo que
hicieron un día determinado de la semana anterior. Recordarán sólo una mínima parte de ese día que
tuvo una vigilia de casi mil minutos durante los cuales el cerebro estuvo recibiendo impresiones en cada
milésima de segundo, dicho esto al solo efecto de poder comunicar lo que se está planteando. Y lo poco
o mucho que puedan recordar será aquello que tuvo algún significado dentro de su propio territorio
emocional.
Si midiéramos ese día de una semana atrás por lo que tuvo significado, su existencia quedaría
reducida a cuatro o cinco cosas.
¿Y si hiciéramos el mismo pedido para un día determinado de diez años atrás?
Lo más probable es que no recuerde absolutamente cosa alguna, excepto que se tratara del día en que
cumplió quince años si es mujer. Este recuerdo se “salva” por el significado que tiene para una mujer
cumplir los quince años de edad. Un hombre generalmente no lo recuerda.
Esta diferencia quiere decir que el significado está ligado al eje de “sí mismo”, y como consecuencia
de ello la memoria emocional depende del mismo eje. Y este “eje” no es el mismo en cada persona
humana. Este “eje” diferencia o más bien divide a un hombre y su opuesto (la mujer) de otro u otros.
Todos esos ingresos que constituyen la memoria se encuentran “archivados” en compartimentos
duales que se encuentran ordenados por una voluminosa red de significados asociados.
Es esta red la que permite encontrar una información archivada en la biblioteca de la memoria. Cada
reto que toque la maquinaria es un pedido a la red para que busque la información que demande el
significado del reto en cuestión.
El camino que seguirá la recolección de datos así requeridos dependerá del significado que firma el
pedido respectivo, que no es el mismo en dos personas humanas en todo el planeta por las razones
apuntadas anteriormente con respecto al “eje de sí mismo” como tampoco será idéntico el contenido de
la memoria que responde, obviamente.
Existe una fórmula matemática que demuestra este hecho. Obviamente el sistema matemático es
creado por el cerebro humano y por lo tanto el cerebro proyecta en ese sistema su propio
funcionamiento.
Para comprender esta cuestión hay que tener presente cómo recibe el cerebro los retos exteriores que
exigen una respuesta emocional. Para explicarlo se verá el siguiente gráfico
Mundo psicológico Mundo Exterior

Imagen de Sí Mismo
Respuesta Circuito afectada, que responde Reto o situación exterior
que origina un
emocional elegido según las necesidades
movimiento emocional
del eje del Significado
R de Sí S

C
Respuesta anticipada al elegir el circuito

Para responder a las necesidades del eje psicológico ( C ), éste determina la respuesta a la situación
(S) que lo satisface. Pero la respuesta tiene que tener un sustento argumentativo, de modo que el eje
psicológico (C) elige los circuitos neuronales que serán activados para obtener la respuesta requerida
con anticipación.
Matemáticamente este hecho se presenta utilizando una suma radicalizada.
Suponiendo que a la respuesta se le otorga el siguiente valor numérico:

(R) = 45

Esta respuesta anticipada determina el circuito neuronal a seguir con la siguiente fórmula, de modo
absolutamente independiente de las razones que originaron la situación exterior (S):

(C) = R * (R - 1)

45 * (45-1) = 1980 (C)

Para verificar la fórmula matemática se le asigna un valor numérico antojadizo a la situación exterior
y sus razones (S) = 78. Con lo cual la fórmula se desarrolla de la siguiente manera:
46

45  1980  1980  1980  1980  1980  1980  1980  78

Y se obtendrá el mismo resultado aunque se varíe el valor de las razones de la situación (S)

(S) = 56

45  ... 1980  1980  1980  1980  1980  1980  1980  56

(En ambos casos se comienzan las raíces cuadradas de derecha a izquierda tantas veces sucesivas
como se desee)
Esta operatoria matemática se despega de la regla establecida para las cuatro operaciones aritméticas
que establece que si se altera un factor se altera el resultado. En este caso no es así.
Si se desea verificar la fórmula hay que modificar el valor de (S) tantas veces como se quiera hacerlo.
Ese camino de recolección hacia atrás para exponerla después invertida es, a su vez, un camino
de doble vía debido a que cada contenido que se recoja está instalado de un modo dual o por opuestos.
En la recolección se selecciona una de las dos cosas, jamás las dos porque tal cosa es imposible para el
cerebro en ese mismo momento. En otro instante puede realizar un recorrido por la otra vía, pero
simultáneamente no es posible en modo alguno. Esa decisión en cada punto del recorrido está atada,
está absolutamente ligada, al significado que activó en ese instante la maquinaria cerebral desde el eje de
sí mismo y el interés de este eje define la decisión en cada punto del recorrido.
Supongamos una escena de celos dentro de un matrimonio de parte del esposo. Ha recibido alguna
información proveniente de un amigo que le hace dudar muy firmemente y por primera vez de la
fidelidad de su esposa luego de veinte años y tres hijos muy cuidadosamente educados (S).
Los datos suministrados por su amigo aparecen como creíbles y concuerdan con los hechos del día y
la hora que rodean la información recibida.
Aún no ha retornado a su casa y el cerebro de ese hombre está en ebullición. Ha perdido la seguridad
emocional y la imagen de sí mismo se ha deteriorado mezclándose con una frustración inesperada que lo
hunde en una angustia única e inmedible.
Es el significado momentáneo (C) que parte de este eje de sí mismo el que dispara el mecanismo de
recolección y selección en la memoria.
Guiado por el interés de ese eje la memoria le mostrará a dicho hombre una serie de recuerdos que
confirmarán la sospecha y le traerá al presente las actitudes más indeseables de parte de su esposa desde
que la conoció, y que soportó o ignoró porque en otros aspectos ella le cubría satisfactoriamente sus
necesidades psicológicas.
En ese momento la memoria le confirmará que está casado con la peor mujer y la peor madre (R).
Pero antes de llegar a su casa encuentra una posibilidad de verificar concretamente si el dato
aportado por su amigo es absolutamente cierto. Y allí se entera, sin duda alguna, que ese día y a esa hora
su esposa estaba en determinado lugar totalmente ajena a la información aportada por su amigo (S).
En ese momento, en ese mismo instante, el significado (C) atado al eje de sí mismo activa el
mecanismo de la memoria y recorre la otra vía seleccionando según el interés de dicho eje, que ahora ha
cambiado porque ha recuperado su seguridad emocional y tiene reubicada su imagen.
Entonces la memoria le trae los más satisfactorios recuerdos de su esposa y excelente madre de sus
hijos (R), haciéndole sentir un hombre despreciable por haber podido pensar y sentir semejante
desprecio por su compañera de toda la vida.
Esos dos recorridos opuestos se refieren a experiencias que se encuentran grabadas en la memoria de
un modo simultáneo cuando se hace la selección. Y por lo tanto mientras un opuesto se activa, el otro
está esperando el momento de ser activado. Y finalmente termina siendo activado, mientras el opuesto
espera su turno.
La memoria funciona de ese modo pendular. Y el funcionamiento del cerebro es inmodificable.
Emocionalmente hablando el placer y la angustia son opuestos pendulares que funcionan de la misma
forma.
No existe interiormente, en consecuencia, un placer permanentemente manifestado. Tampoco existe
una angustia permanentemente manifestada, salvo el caso de hacer una virtud de la angustia que, en ese
supuesto bastante común, se torna aparente, es decir al sólo efecto de mostrarla exteriormente como
interés correspondiente a la imagen de sí mismo.
La manifestación emocional de esos estados baila con dos compañeras al mismo tiempo pero tiene la
condición mágica de no mostrarlas al mismo tiempo. Así es como cuando está exteriorizada la
compañera alegría, se encuentra agazapada la compañera angustia esperando su turno de exterioridad.
Es un péndulo que está garantizado de instante en instante porque ambas cosas son simultáneas
aunque se exteriorice cada una de ellas en diferentes momentos.
Sin embargo no basta con conocer este funcionamiento. Hay que saber también que no puede ser
modificado en modo alguno.
46

En el mismo instante de una manifestación de alegría se encuentra oculta la angustia. Oculta como
manifestación o exteriorización únicamente, porque en verdad está. En psicología se diría que una cosa
se hizo consciente y la otra está también pero de un modo inconsciente. Pero en estos Fundamentos de
la Verdad Psicológica lo llamamos “manifestación o exterioridad” y “oculto”.
La razón por la cual ocurre esto con la alegría y la angustia es muy sencilla.
Ocurre que es imposible que la alegría o placer se manifieste o exteriorice interiormente por sí misma
sin causa ni motivo. Inexorablemente está relacionada con algo visible o invisible, sea un objeto,
persona, situación, pensamiento, ideas, recuerdos o lo que fuere. Está activada por algo.
Como es natural, la apetencia psicológica es la alegría, o placer, o satisfacción de sí mismo de un
modo permanente, pero al reconocer como causa a “algo” separado de ella y cuya permanencia se
encuentra fuera de su control, detrás de la alegría está el miedo a perder ese algo. Es un miedo-angustia
oculto que se anticipa al hecho de la posible pérdida de ese “algo”.
La manifestación de esta realidad se encuentra en la avidez de la apetencia psicológica por construir
constantemente otras formas de refugios para la exteriorización de la alegría o placer aún en el mismo
instante de alegría.
La apetencia psicológica en el cerebro busca la permanencia allí donde la “constante” inexorable es lo
impermanente.
Este Conocimiento permite manejar conscientemente los tiempos del péndulo en los momentos
realmente críticos, con ciertas limitaciones y en determinadas circunstancias. Esto quiere significar que
se puede acelerar el pasaje al estado opuesto. Lo que no se puede lograr en modo alguno es mantener la
constante de un estado emocional determinado.
Este Conocimiento de la maquinaria cerebral permite, como mínimo, administrar ordenadamente el
péndulo en aquellas personas que no pretenden, o no se encuentran en condiciones de hacerlo, de
indagar profundamente en sí mismos y vivir en el alma sana, que no es otra cosa que la Psique Despierta.

XVI
La memoria consolidada y la puerta metafísica

¿Cómo y dónde se guarda el pasado en el sistema nervioso del cuerpo animal en el Hombre? ¿Cómo
funciona? ¿Y qué es lo que se guarda, si es que se guarda algo?
Estas son preguntas sostenidas de siglo en siglo y que han sido respondidas en parte por la Ciencia
Neurológica clásica.
Esta ciencia ha encontrado, por ejemplo, que en el cerebro humano un grupo de neuronas llamadas
“neuromoduladoras” cumplen ciertas funciones específicas para reproducir y regular mensajes. Y han
descubierto que este tipo de neuronas no sólo está en el cerebro humano sino que también se encuentran
en los invertebrados cumpliendo funciones similares.
Las investigaciones en este sentido han tenido un campo fértil en el mundo animal, y muestran la
apariencia de una reacción sencilla de la memoria como si surgiera de un mecanismo muy sencillo de
respuesta refleja ante un estímulo externo cualquiera. Pero profundizando la investigación se ha llegado
a la conclusión de que la memoria adquirida es de tipo asociativa muy compleja.
El animal ante un estímulo negativo que representa una amenaza para la seguridad de su existencia
física lo asocia con el contexto. Y cualquier variación del contexto modifica su respuesta.
Así es como el animal no sólo deja de huir o responde agresivamente ante un contexto que amenaza
la continuidad de su existencia sino que se construye en él una respuesta diferente. De modo que el
animal puede recordar que estuvo antes en ese contexto y responder de una manera determinada, y si el
contexto no ha variado responde del mismo modo como si fuese la primera vez.
Todos estos fenómenos de la memoria animal dependen químicamente de la síntesis de proteínas, y
los científicos notaron que cuatro horas después de entrenar un animal para que responda de cierto
modo ante un estímulo exterior determinado, si se le introducen inhibidores de la síntesis de proteína, el
animal olvida, es decir pierde la memoria adquirida durante el entrenamiento.
Con lo cual los científicos están afirmando que existe un proceso que llaman de “consolidación de la
memoria”. Así es que para lograr una memoria de largo plazo necesita de este proceso de síntesis de
proteínas, que es considerado un proceso universal.
Esto quiere decir que cualquier bicho que adquiere un recuerdo queda registrado en una memoria en
un estado de fragilidad o continuidad extremadamente corta y en ese caso la memoria puede ser disuelta
por la brisa más suave. Pero una vez que es consolidada o cristalizada es prácticamente indestructible, se
convierte en una actitud fija hasta la desintegración del cuerpo fragmentado del animal.
La síntesis de proteínas está asociada al código genético, a los aminoácidos, al funcionamiento del
hígado y al plasma de la sangre, mientras que el suministro de antibióticos, salvo muy pocas
excepciones, inhibe la síntesis de proteínas.
El código genético es un mecanismo mediante el cual la información genética en el ADN (ácido
desoxirribonucléico) de los cromosomas se transcribe en otro ácido nucleico que es llamado ARN (ácido
ribonucléico) y posteriormente a las proteínas. El código genético es indispensable para realizar la
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síntesis de proteínas, que son cadenas de aminoácidos, y en la que cada proteína tiene una secuencia
precisa de aminoácidos.
La función esencial del hígado es la síntesis de proteínas. Y los riñones ponen su granito de arena,
porque secretan un agente denominado renina que activa la hormona angiotensina elaborada en el
hígado. Esto es muy importante porque cuando hay un proceso de aprendizaje para consolidar y
actualizar la memoria va acompañado inevitablemente por un aumento en el nivel de las angiotensinas en
el cerebro animal.
El plasma de la sangre (95% de agua) contiene también entre otras cosas proteínas y aminoácidos
necesarios para la síntesis de proteínas.
Los aminoácidos están constituidos por los grupos amino y carboxilo, que se encuentran unidos al
mismo átomo de carbono (que se reproduce por sí mismo), y ligado a él se encuentra un grupo variable
llamado (R), que puede ser complejo conteniendo los cuatro elementos en que se basa todo el edificio
orgánico, es decir Carbono, Hidrógeno, Oxígeno y Nitrógeno.
Tanto para los animales como para el cerebro humano, estas investigaciones de la ciencia clásica
conducen a afirmar que cuando el cerebro humano recuerda ocurre que al mismo tiempo incorpora una
nueva información a la memoria adquirida. Es una actualización. Y agregan algo fundamental porque
esas investigaciones indican claramente que para adquirir “nuevas” informaciones hay que tener presente
la “vieja”, porque de ese modo la memoria “vieja” que se reactualiza lo hace para proveer la base para la
“nueva” información. Y se ha centrado la atención en el hecho de la inmediata reactualización de la
memoria que provoca encontrarse en el mismo contexto.
También dicen las últimas investigaciones de la neurología que esta relación de adquisición-respuesta
entre memoria consolidada y contexto no es posible de ser alterada en modo alguno porque ni aún
apareciendo agentes amnésicos, como puede ser una distracción, no tienen ningún efecto en esa relación
fija porque la base está en una actualización determinada por el contexto anterior.
Esto es lo que afirma la neurología de la ciencia clásica actual. Pero la neurología es una de las tantas
disciplinas de la ciencia clásica, y no hay quien realice una analogía entre estas conclusiones de la
neurología y las obtenidas en forma fragmentada por las otras disciplinas como la física, la psicología,
etc.
Es una ciencia clásica llena de especialistas, cosa que refleja exactamente el funcionamiento de la
memoria animal que detecta la neurología en sus investigaciones y que incluye a los propios
investigadores.
Lo cierto es que en ese cerebro animal se procesan las emociones humanas. Allí en ese
funcionamiento cerebral está todo el problema humano, y si el sentir humano no ocupa otro lugar en el
hombre entonces el problema humano carece absolutamente de solución.
Lo primero que hay que comprender es que el cerebro humano es un cerebro animal y por tanto en
ese cerebro que investigan los científicos no hay nada interior. Al margen de lo genético, todo allí es
memoria adquirida desde el exterior, cuya función es responder también a estímulos o retos provenientes
del mismo lugar, es decir provenientes desde el exterior aún cuando el estímulo se fabrique dentro de ese
cerebro porque en él toda memoria ha sido adquirida desde el exterior y es la base de dicho estímulo.
En el cerebro no hay nada que sea propio, interior. Todo es memoria adquirida desde el exterior, y
absolutamente todo el cerebro investigado (el 5% que se utiliza del total de las neuronas en el cerebro
humano) es movido desde el exterior. Del otro 95% la ciencia clásica no tiene conocimiento alguno ni de
su funcionamiento ni de las razones por las cuales ese alto porcentaje de neuronas aparece como en
estado virgen en todos los laboratorios científicos. No tiene conocimiento alguno sobre este 95% ni lo
podrá tener, porque este 95% no está al servicio de la existencia que se encuentra basada en memorias
consolidadas que se reproducen a sí mismas y que están constituidas por una estrecha relación entre la
síntesis de proteínas y el contexto con el cual se asocian. Este 95% no puede ser tocado por el contexto
exterior y por tanto carece de memorias consolidadas. No está al servicio de la existencia sino que allí se
manifiestan los efectos de la ruptura del aislamiento con la Vida en el Hombre, y en la Vida no hay
memoria porque es Atemporal. Donde hay memorias consolidadas no hay Vida. En ese 95% hay una
memoria exclusivamente intelectual extremadamente frágil cuya extensión de tiempo es inmedible para
las memorias consolidadas en el 5%.
De modo que esa frágil memoria intelectual que habita en ese 95% es inatrapable para el laboratorio
científico que observa el experimento desde las memorias consolidadas en el 5%, porque se graba y
simultáneamente se desgraba y es por cuyo motivo que ese 95% “aparece” a los ojos científicos como
una inmensa porción de neuronas no colonizadas que se encuentra en estado virgen.
Como se dijo en párrafos anteriores los riñones secretan un agente denominado renina que activa la
hormona angiotensina elaborada en el hígado. Esto es muy importante porque los científicos observan
que cuando hay un proceso de aprendizaje para actualizar la memoria va acompañado
inevitablemente por un aumento en el nivel de las angiotensinas en el cerebro animal. Y este aprendizaje
es diferente por entero en el 95% de neuronas no colonizadas por el contexto exterior.
Existen constancias concretas sobre este hecho en diversos textos sagrados. En la Cábala, por
ejemplo, tal como lo señala el significado de la letra TETH, en la cual el grafismo es un escudo
protector diseñado por una serpiente que se muerde la cola y que los chinos llamaban “hígado”, el
órgano del tesoro. Un Hombre manifestado con un corazón transparente y neutro como el ámbar,
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cuyo alimento es la comprensión (cuyos efectos se manifiestan en el 95%) del caos emocional de las
memorias consolidadas del piso cerebral 5% de su propia Totalidad. Un Hombre que se manifiesta con
vida en sí mismo.
Por otro lado la mención china del “hígado” tiene relación con algunas menciones específicas
dentro de la transmisión cristiana, porque “hígado” viene del latín “ficus” que significa higuera.
Adán y Eva cosen hojas de higuera y se hacen unos ceñidores (Génesis- III, 7)
Esta palabra “ceñidores” está colocada de modo tal que implica que la obligatoria búsqueda que
llena la existencia toda está dirigida a lograr la propia satisfacción en Adán y Eva, como consecuencia
de la caída.
En los Evangelios, a su vez, Cristo pretende comer el fruto de una higuera y no encuentra más
que hojas porque no era la estación de los higos (Marcos XI-2,20).
Luego según Lucas XXI-29, se utiliza otra vez a la higuera diciendo que cuando brote sabrán
que el verano está cerca, y del mismo modo cuando vean ciertos acontecimientos que no pueden
saberse de antemano entonces podrán caer en la cuenta que el Reino de Dios está cerca.
En el mito hebreo de Tobías ( Cap. XIX) éste le devolverá la luz a los ojos de su padre mediante la
bilis y el hígado del gran pez de las profundidades, refiriéndose a profundidades interiores y no
memorias consolidadas por el contexto exterior.
En la secc. 6 el Sepher Yezirah dice que Vau predomina (operante, directora) en el pensamiento a
través del riñón derecho.
El riñón derecho es, en la simbología de la transmisión sagrada, el pie del Significado de Sí
descendido y degradado.
El nombre griego es “NEPHROS” que da raíz a las palabras relacionadas con el riñón. Invirtiendo
ahora las letras de dicha palabra tenemos como derivación la palabra “PHRONEO” que significa la
Acción de Pensar, en cambio otras derivaciones van degradando esa acción en una actividad cerebral
como la palabra “PHRONIS” que es buen sentido y “PHRONESIS” que es finalmente un proceso de
pensamiento, todo lo cual está señalando un descenso temporal de cualidad que tiene como base el 5%
del cerebro.
Este riñón preside el paso de agua a sangre en un proceso de transmutación. Esto quiere significar
el traspaso del Conocimiento al Sentir por descubrimiento propio.
El comienzo de la “vida pública” de Jesús, ¿Qué significa? Es la manifestación en la Tierra de
aquello que no es de la Tierra. Y en el mismo comienzo de esta “vida pública” Jesús -que está
manifestado en la Tierra pero Recuerda su Origen- lo hace saber en la boda de Caná en Galilea al
transformar el agua en vino.
¿Y qué hace saber al final de esa “vida pública”? En la Ultima Cena, recordando su origen y en víspera
del final de su estadía en el mundo, procede a señalar que el vino es Su Sangre ( es decir el Sentir ). Este
traspaso está relacionado con la Transmisión del hecho religioso en el Hombre.
En la Secc. 9 el Sepher Yezirah dice que esta letra predomina en la audición formando Leo en el
mundo y el riñón izquierdo en el cuerpo humano.
Predomina en la audición porque está referida a la resonancia de la transmisión del mensaje
esotérico, es decir al señalamiento sobre la posibilidad en el hombre, y esta resonancia para ser
percibida aún en los niveles más groseros requiere un oído interior relacionado con el Sentir (Leo),
condición ésta que provoca un filtro y una eliminación como si se tratara de las funciones del riñón en
el cuerpo físico.
Es en este sentido que puede hablarse de “lo insondable, de lo oculto”. No se trata de una acción
tendiente a ocultar intencionalmente códigos, palabras o ideas referidas a la Realización del Hombre.
Lo demuestra el hecho de que toda la historia humana está inundada, más de lo que generalmente se
cree, de la transmisión de dicho mensaje interior a través del único medio posible de hacerlo: las
palabras o sonidos humanos, las ideas, los códigos, los símbolos, los rituales, las danzas, los juegos, las
obras de arte, e infinidad de medios técnicos como los números, la geometría, la música, la literatura, y
tantos otros incluidos algunos medios científicos y astronómicos.
Todos estos medios de comunicación son cerebrales 5% y son recibidos por la “ audición” cerebral
de memorias consolidadas de un modo tal que el medio empleado está desconectado de la resonancia
que le dio origen y que se encuentra fuera del cerebro 5% en algún lugar de la Mente Total.
Lo que entonces resulta oculto, insondable, para el cerebro es el significado o resonancia de ese
sonido o medio utilizado en el mensaje de la transmisión sobre el hecho religioso en el hombre. Antes,
ahora y después será así, indefectiblemente así.
¿Por qué razón anda entonces esa transmisión circulando dentro del nivel de manifestación cerebral,
si sea como sea éste no podrá captar jamás su resonancia?
El cerebro pregunta “cuál es la razón” precisamente porque no puede captar la resonancia de estas
palabras: “transmisión sobre las posibilidades de comprender en el hombre lo que No Es en él”.
Es cuestión de sal, es cuestión de un pan que se procesa en el riñón izquierdo. Jesús dice a sus
discípulos: “Vosotros sois la sal de la Tierra” (Mateo V-13,14)
Y sal en hebreo es “MELAH” que está formada por las tres letras hebreas de PAN, es decir
“LEHEM”.
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Así como en la Ultima Cena Jesús transforma el vino en su sangre (riñón derecho, letra VAU), del
mismo modo transforma su Cuerpo en Pan (riñón izquierdo, letra TEHT).
La sal es así el sabor de la muerte del conjunto imagen sí mismo-yo ilusorio: puede transmutarse en
Fuego, en Luz. Por eso Jesús dice también a sus discípulos: “Vosotros sois la Luz del mundo”.
Cosa concordante con la visión del Hijo del Hombre por parte de Ezequiel (I-26,27): “Había,
semejante a una piedra de zafiro, una especie de trono y encima de él algo con apariencia humana. Vi
que esta tenía un resplandor rojizo, como si estuviera bañada por el fuego desde lo que parecían ser
sus riñones hacia arriba, mientras que desde sus riñones hacia abajo, vi como un fuego que esparcía su
resplandor en todos los sentidos. Era la imagen de la Gloria”.
Pero para predominar en la “audición” como dice el S.Y. tiene que haber una boca con su lengua, y
de esto surge el símbolo de la ESPADA (la cruz ansata), que no es otra cosa que una muerte-vida en el
FUEGO. Estas son las lenguas de fuego liberadoras que envuelven a los apóstoles el día de
Pentecostés. Así es como los once apóstoles y María reunidos en Jerusalén con todas las naciones
hablan en el Espíritu Santo un lenguaje único que todos ellos oyen y comprenden terminando con la
confusión de las lenguas.
En esta fiesta del Pentecostés se transmite que hay una Revelación y el Significado de Sí muere
para el mundo y retorna a su Alta Fuente de origen.
Pentecostés en griego quiere decir quincuagésimo, y la fiesta en consecuencia se celebra el séptimo
domingo después de Pascua conmemorando la venida de la Revelación o Espíritu Santo a los
apóstoles.
El hombre-máquina que existe en los fenómenos psicológicos está aislado de este hecho así
transmitido. Está en poder de ese cerebro animal de memorias consolidadas. En poder de esas memorias
consolidadas está puesto el Sentir. El sentir humano, el único real. De modo tal que los procesos
emocionales en el hombre, así tal cual lo forma la existencia desde el exterior constituyendo una estatua
de memorias emocionales adquiridas y consolidadas, están en poder del funcionamiento orgánico-
químico del cuerpo físico basado en la síntesis de proteínas y del mecanismo del cerebro animal en el
Hombre en un juego fijo e inalterable de contexto-memorias consolidadas.
En este mecanismo están tanto los procesos emocionales como los intelectuales. Este hombre
enajenado no piensa ni siente, sino que lo piensan y lo sienten el contexto exterior, la síntesis de
proteínas, el hígado, el plasma de la sangre, los riñones, los aminoácidos, los cuatro elementos químicos
básicos Carbono, Nitrógeno, Oxígeno e Hidrógeno, y todo en él surge de una plataforma de lanzamiento
construida por memorias consolidadas por síntesis de proteínas asociadas al contexto que las forma y
actualiza.
Esto no es un Hombre. Esta es la existencia de una síntesis de proteínas apoderada del Significado de
Sí caído en un profundo sueño en la cuna del cerebro animal. Esto es un sustituto de Dios creando un
hombre artificial.
La pretensión de emular a Dios, tanto interior como exteriormente es tan antigua como la existencia
del hombre sobre la tierra. Se puede decir que en el Talmud hebreo ya se menciona a la fantasía creando
seres animados utilizando una química mágica. Así es como se cuenta que en el siglo III se creó un
hombre (Sanhedrin 65. b). Un rabí habló con él pero como no le contestó le agregó: “Tú procedes, sin
duda, de la cofradía, retorna a tu polvo.” Siglos después apareció en Praga la leyenda del golem
(mediados del año 1500 d.C). El golem era un monstruo de barro que tenía capacidad de un
desplazamiento rudimentario, y al que su inventor manejaba con palabras muy precisas que estaban de
acuerdo con la doctrina desarrollada en la Cábala. Como le faltaba poder, su autor ubicó en la boca del
golem un papel en el que estaba escrito el nombre de Dios, mientras que en su frente le grabó el vocablo
“emet”, es decir la Verdad o el Dios Atemporal o Realidad Unica. De pronto el golem se evadió, con el
inventor detrás de él persiguiéndolo hasta que finalmente lo alcanzó y procedió a quitarle el papel de la
boca y además le borró la primera letra del vocablo “emet” convirtiéndolo de ese modo en “muerto”, y
de inmediato el golem se desintegró y retornó al barro con el que lo habían creado.
Cabe destacar que la palabra “golem” quiere decir en hebreo “materia sin forma” que puede
entenderse como un estado inicial del hombre en el proceso de la ruptura de su aislamiento con lo
metafísico, o si se quiere con Dios.
En la década del año 1930 Aldous Huxley imaginó un mundo lleno de felicidad habitado por seres
gestados en un laboratorio químico que estaban programados según las necesidades de la sociedad
organizada ubicándolos en un orden fijo basado en diferentes castas. Lo que Huxley olvidaba es que
con eso no imaginaba nada nuevo porque esa organización social funciona a la perfección en el mundo
de las hormigas y de las abejas, entre otros insectos, y que las máquinas aún cuando sean perfectas están
aisladas de la felicidad.
Esta tendencia a la autohipnosis en el hombre sustituyendo en él mismo su propia realidad metafísica
es la única y verdadera soberbia humana.

XVII
Recuerdo y olvido emocional
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El contenido de la memoria emocional cuando es activada y reactualizada es un recuerdo relativo al


sujeto y cuando no está activada no hay recuerdo, pero esto último no puede ser llamado “olvido”
relativo al sujeto.
Recuerdo emocional y olvido de dicho recuerdo son la misma cosa. Olvidar, emocionalmente
hablando, es recordar, es activar la memoria creando otra memoria que tienda a reprimir constantemente
la posibilidad de que se active el recuerdo que se pretende olvidar. Esa memoria censor puede reprimirlo
hasta el punto de que la memoria emocional reprimida sea desplazada a la zona que se llama
inconsciente para el Sujeto.
Pero ya se ha visto el juego que existe entre lo consciente y lo desalojado. Determinadas
circunstancias exteriores harán que se manifieste en la parte llamada consciente el “recuerdo olvidado”
que fuera desalojado aunque se oculte detrás del arsenal de disfraces que dispone todo lo desalojado.
No hay posibilidad alguna de borrar las huellas del cerebro que constituyen la memoria. Se supone
que el “borrador” sería la voluntad del Sujeto, pero la existencia de tal Sujeto, como ya se ha
comentado, es una idea sin fundamentos científicos, del mismo modo que su supuesta voluntad.
“Sólo recordamos lo que previamente hemos olvidado” es una frase muy bella e impactante pero en
su esencia quiere decir que sólo se recuerda cuando se activa una memoria que estaba “aparentemente”
inactiva con relación al Sujeto, cuya realidad se ignora, pero sea como fuere éste jamás podrá saber
cuántas veces fue ocultamente activada en su variedad de disfraces sin posibilidad de “recordarla”.
Todos esos movimientos no son causados por sujeto alguno. Las memorias son mecánicamente
activadas por cualquier impresión exterior o que se produzca dentro del propio cerebro, sin necesidad de
que intervenga ningún sujeto verdadero y menos aún si se trata de un sustituto ilusorio.
La propiateoría psicológica conocida dice: “ en el funcionamiento normal de la conciencia olvidos y
recuerdos se suceden y reclaman incesantemente y uno hace posible al otro y viceversa. Proceso de
alojos y desalojos, de entradas y salidas del campo de la conciencia, olvidos y recuerdos se dan en
sucesión ininterrumpida como dos modalidades inseparables de la función mnemónica ( del griego:
memoria ).” La pregunta es, ¿y el sujeto qué papel juega, además del condicionamiento imperante en la
memoria colectiva que le dice que él es ese vaivén pendular, oscilante, e inevitablemente mecánico?
El contenido de la memoria es lo conocido pero no puede ser llamado “recuerdo”. Para que se trate
de un recuerdo se requiere la presencia de un sujeto: el conocedor.
El recuerdo está cuando se re-conoce el contenido de la memoria para lo cual ésta tiene que ser
activada de modo tal que se produzca en el cerebro una sincronización temporal que en determinado
instante la re-construya para que sea reconocida, porque la memoria no ocupa espacio alguno en el
cerebro que sea relativo al sujeto o conocedor. Es decir, no se trata de un depósito espacial sino
temporal.
Este reconocer sólo es posible respecto a una sola memoria, porque es imposible para el cerebro
reconstruir simultáneamente dos o más memorias de la misma clase.
Hay siete clases de memorias que pueden ser reconocidas. Cinco de ellas corresponden a un orden de
realidad instintivo, exterior, y las dos restantes a un orden de realidad interior:

Instintivas, de acceso colectivo:


del olfato
del gusto
ópticas
del tacto
auditivas

Motoras, de acceso exclusivo del Sujeto:


mentales relativas y exclusivas del Sujeto.
emocionales relativas y exclusivas del Sujeto.

Lo que sí puede ocurrir, y de hecho ocurre, es que se produzcan una serie de reconstrucciones de
instante en instante de memorias asociadas por el significado, como si fueran los cuadros de una película
que permitan reconocer de un modo completo en la pantalla imaginaria una escena o situación
determinada.
Es imposible para el funcionamiento del cerebro recordar simultáneamente cosas asimétricas,
invertidas, por ejemplo, como el amor y el odio que se siente hacia una persona.
Seguidamente se expone un ejemplo contenido en el libro “La Revolución Psicológica”:
“Una noche, antes de regresar a mi casa y estando en el café reunido con las compañías de siempre,
vino un amigo, me llevó a otra mesa y me dijo con tono muy confidencial que mi esposa me engañaba,
que la había visto salir de un hotel con Raúl, un tercer amigo común, precisamente esa mañana a las 10
horas con mi propio auto manejado por mi esposa.
El cerebro se me dio vuelta como un guante cuando recordé que en efecto esa mañana le había
dejado el auto a mi esposa. Quedé sumergido en un submundo de emociones, y todo mi razonamiento se
ocupó de confirmar la sospecha y la historia contada por mi amigo. No es este libro el lugar para relatar
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todo lo que ese razonamiento me hizo pensar sobre la calidad humana de mi esposa, y no hubo en ese
inventario cosa alguna que pudiera rescatarse de ella, ni siquiera su condición de madre. Yo, en cambio,
me sentía un buen muchacho que había sido traicionado por una malvada. Me quedé en el café porque
tenía miedo de volver a mi casa.
Estuve en ese estado más de media hora sin poder salir de ese circuito de razonamiento. Fue en esos
momentos que se incorporó a la mesa el mecánico del barrio llamado Juan. Saludó cordialmente a todos
tal como era habitual en él, y me dijo:
- No te olvides de traerme el auto mañana. Ya tengo el repuesto que me faltaba.
Pensé que Juan estaba tan enloquecido como yo.
- ¿Qué repuesto?
- El de la llave de arranque.
- Estarás confundido. Mi auto no tiene ningún problema en la llave de arranque.
Y me contestó con sorpresa:
- ¿No pasaste por tu casa antes de venir aquí?
-¿Qué tiene que ver eso? No; no pasé.
- Esta mañana estuvo tu mujer en mi taller para que le viera un problema en la llave de arranque en el
auto, y se lo arreglé provisoriamente. Así que mañana tráemelo otra vez - y dando por terminada la
cuestión le gritó al mozo: - Pedro! Trae los dados!
Mi cerebro estaba a punto de explotar, literalmente hablando. Casi balbuceando le pregunté:
- Perdóname, Juan... ¿a qué hora estuvo mi esposa en tu taller con ese problema del auto?
- Lo que tardé en repararlo. Desde las 9: 30 hs. aproximadamente hasta las 11:30.
- ¿Y estuvo ella las dos horas allí?
Juan me miró con ojos picarescos y dijo:
- ¿Qué es esto? ¿La inquisición de un marido celoso?
Irritado contesté como si estuviera hablando con una banda:
- ¿Están jugando conmigo?
- Cálmate -repuso Juan-. No estuvo las dos horas en el taller. Yo no tengo nada que ver con las
razones de tu interrogatorio. Anduvo haciendo compras por el barrio y cada tanto pasaba por el taller
preguntando por el auto. Eso fue todo.
El cerebro volvió a darse vuelta como un guante pero esta vez retornando a su estado primitivo, y de
víctima y buen muchacho pasé a considerarme un atorrante indigno de la extraordinaria mujer que tenía
como esposa y madre de mis hijos. Ese mismo raciocinio me llevó a recordar las veces en que yo, en
cambio, le había sido realmente infiel -de hecho algunas pocas veces y de pensamiento en incontables
oportunidades- en todos nuestros años de matrimonio. Mi raciocinio me decía que yo no era el buen tipo
que imaginaba ser.
- ¿Juegas? -me preguntó Juan, el mecánico, cuando tuvo los dados en sus manos.
- Te lo agradezco, pero estoy en otro juego. Un juego donde en cada jugada he creído que estaba
ganando y casi al final de la partida recién me estoy dando cuenta que lo he estado perdiendo todo.
Todos mis amigos me miraron como si estuvieran viendo a un desconocido. Me puse de pie, los
saludé y me retiré.
Cuando llegué a mi casa anoté en mis apuntes:
“La emoción pendular gobierna el recorrido de nuestro raciocinio haciéndolo recorrer uno de los dos
carriles opuestos por los que puede circular por la memoria. Y cuando el raciocinio toma uno de esos
carriles no puede pasarse al carril opuesto ni lo abandona hasta el final, salvo el caso de que el péndulo
emocional se mueva a la posición opuesta, en cuyo caso el raciocinio cambia mecánicamente de riel.
Esto quiere decir que el raciocinio es empujado por una asociación de significados (algo emocional, algo
que implica una valoración) que está fijada como una trama dentro del cableado neuronal y siempre con
el propósito fijo de justificarse a uno mismo, es decir que al limpiar barre hacia adentro como los
plateros.”.
“Mi propia indagación me decía que tal cosa no podía ser llamada “razonamiento o raciocinio”,
siendo esto precisamente lo que se suponía que diferenciaba al hombre de los animales. En todo caso, si
algo de eso había, se trataba simplemente de una información referida a que tenemos la posibilidad de
diferenciarnos de los animales. Pero una posibilidad por más cierta que sea, es solamente eso: una
posibilidad. Que la posibilidad se realice es otra cuestión.”
En mi caso no sabía si la posibilidad existía, y si existía era obvio que en mi no estaba realizada.
Como consecuencia natural para la estructura psicológica en que existía esa noche dormí mal y poco. El
cerebro era agua hirviendo en su propio contenido. Y cuando por la mañana desperté a la hora
acostumbrada fui directamente a mi escritorio y escribí:
“De ser cierto lo que he anotado anteriormente entonces el Hombre es tan sólo una posibilidad en mí,
con lo cual podría decirse que soy un experimento. En cuyo caso, existiendo en ese simple estado de
posibilidad no realizada sueño, nada más que eso: sueño, que poseo las condiciones del Hombre. Y entre
esas condiciones estaría la facultad de razonar que nos diferencia de los animales”.”
En estas condiciones de identificación con el mecanismo del cerebro, en el que deposita su sentir, el
hombre tiene una moral imaginaria que está adaptada para resolver la moral exterior que necesita la
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Imagen de Sí cuyo único fin es lograr sus propósitos de satisfacción emocional de sí misma. En ese
estado de identificación el hombre se encuentra aislado de la Moral Verdadera.
No se está afirmando que esa Moral Verdadera no está en el Hombre. Se está diciendo que está aislado
de la misma a raíz de la identificación mencionada.
Ahora se expone un ejemplo con las memorias instintivas, mezcladas con las emocionales y mentales,
tomado del libro “El lenguaje unívoco de la Doctrina Sagrada”:
“En cualquier circunstancia experimentada (algo exterior obviamente) por el sujeto invisible están
activos los cinco sentidos, de un modo u otro. Por ejemplo, después de una fugaz tormenta y con cielo
despejado en las primeras horas nocturnas un hombre está visitando una concurrida librería ubicada en la
zona portuaria de un pequeño pueblo construido al borde del mar. Elige un libro que le interesa, lo
extrae de la estantería, lee atentamente una página y lo adquiere. Cuando regresa de su viaje y desarma
el equipaje encuentra el libro que había comprado. Ello le provoca una asociación de significados que le
hace recordar el momento en que ese libro vino a él.
¿Cómo y qué recuerda de ese momento exteriorizado? Recuerda que despertó su curiosidad la
numerosa cantidad de personas que recorrían la librería y que eso le impulsó a visitarla. Recuerda que
justamente allí encontró casualmente ese libro en el que desde la primera página que leyó trataba de un
modo muy novedoso una cuestión que siempre había sido de su interés.
Eso es todo lo que puede recordar de ese momento exteriorizado.
Sin embargo, en otros centros cerebrales donde están las bases temporales de su memoria los cinco
sentidos habían registrado simultáneamente en ese mismo momento exteriorizado el olor del ozono en
el ambiente y la tierra mojada a causa de la reciente tormenta, el olor a mariscos proveniente de los
comedores instalados en el puerto, el gusto a menta de un caramelo que había masticado unas cuadras
antes de encontrarse con la librería y que aún permanecía en su paladar, el sonido de las mareas
sustentadas por la Luna, el contacto de una mosca con la piel de su cuello, la visión de la estantería
mientras leía el libro, el sonido de un automóvil pasando por la calle, el sonido del aparato del aire
acondicionado, las voces de las personas que estaban dentro de la librería, el suave, normal y casi
imperceptible roce de una de ellas con la tela de su camisa, entre muchas otras cosas percibidas por los
sentidos en ese preciso momento.
De modo tal que el recuerdo de un acontecimiento (algo exterior) es siempre muy parcial, muy
fragmentado, y para que se sumen uno o más de los cinco sentidos, la memoria tiene que ser activada
por una asociación de significados a partir de los cinco sentidos.
Obviamente el recuerdo será en todos los casos muy parcial. Es imposible reconstruir totalmente el
acontecimiento ocurrido en un momento determinado.
El olor de un perfume, por ejemplo, puede activar la memoria provocando por asociaciones de
significados el recuerdo de un acercamiento emocionalmente exteriorizado entre dos personas humanas.
En la antigüedad se tenía un conocimiento muy profundo sobre el poder de los sentidos en el ser
humano, y los más utilizados en el aspecto religioso fueron el oído y el olfato. Se conocen antecedentes
de perfumes, por ejemplo, desde casi 2000 a.C. que eran empleados como incienso y también como
bienestar del alma, ofrendas religiosas y sanaciones mediante mezclas realizadas por los sacerdotes,
hasta que finalmente el resto fue hecho por el máximo sentido utilitario de los romanos que lo
comercializaron a nivel masivo hasta llegar a la química sexual junto con las inagotables feromonas
percibidas a través del vomero-nasal.
Algo de estas propiedades del olfato persiste en la actualidad, como por ejemplo la aromaterapia, y
otras derivaciones médicas de los aromas utilizados en pediatría, geriatría, psiquiatría y tratamientos
para los síndromes de abstinencia en los casos de drogas, tabaco y alcohol.
Los perfumes se utilizan también en los shoppings de Estados Unidos especialmente, y poco a poco
en todo el planeta, con fines comerciales de carácter subliminal que tienen efectos en la conducta
humana perfectamente predeterminados distribuyendo algunos preparados aromáticos mediante líneas
de ventilación que inducen a comprar ciertos tipos de productos.
Un hombre, reducido por la identificación con el cuerpo físico (el cerebro) a los cinco sentidos, es
aislado de una memoria viviente y de una existencia verdadera por una exterioridad correspondiente a
los cinco sentidos que gobiernan su territorio cerebral correspondiente a cierta capacidad intelectual e
ilusorias emociones humanas.”
¿Cómo y dónde se guarda el pasado en el sistema nervioso del cuerpo animal en el Hombre? ¿Cómo
funciona? ¿Y qué es lo que se guarda, si es que se guarda algo?
Estas son preguntas sostenidas de siglo en siglo y que han sido respondidas en parte por la Ciencia
Clásica.
Esta ciencia ha encontrado, por ejemplo, que en el cerebro humano un grupo de neuronas llamadas
“neuromoduladoras” cumplen ciertas funciones específicas para reproducir y regular mensajes. Y han
descubierto que este tipo de neuronas no sólo está en el cerebro humano sino que también se encuentra
en los invertebrados cumpliendo funciones similares.
Las investigaciones en este sentido han tenido un campo fértil en el mundo animal, y muestran la
apariencia de una reacción sencilla de la memoria como si surgiera de un mecanismo muy sencillo de
respuesta refleja ante un estímulo externo cualquiera. Pero profundizando la investigación se ha llegado
a la conclusión de que la memoria adquirida es de tipo asociativa muy compleja.
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El animal ante un estímulo negativo que representa una amenaza para la seguridad de su existencia
física lo asocia con el contexto. Y cualquier variación del contexto modifica su respuesta.
Así es como el animal no sólo deja de huir o responde agresivamente ante un contexto que amenaza
la continuidad de su existencia sino que se construye en él una respuesta diferente. De modo que el
animal puede recordar que estuvo antes en ese contexto y responder de una manera determinada, y si el
contexto no ha variado responde del mismo modo como si fuese la primera vez.
Todos estos fenómenos de la memoria animal dependen químicamente de la síntesis de proteínas, y
los científicos notaron que cuatro horas después de entrenar un animal para que responda de cierto
modo ante un estímulo exterior determinado, si se le introducen inhibidores de la síntesis de proteína, el
animal olvida, es decir pierde la memoria adquirida durante el entrenamiento.
Con lo cual los científicos están afirmando que existe un proceso que llaman de “consolidación de la
memoria”. Así es que para lograr una memoria de largo plazo necesita de este proceso de síntesis de
proteínas, que es considerado un proceso universal.
Esto quiere decir que cualquier bicho que adquiere un recuerdo queda registrado en una memoria en
un estado de fragilidad o continuidad extremadamente corta y en ese caso la memoria puede ser disuelta
por la brisa más suave. Pero una vez que es consolidada o cristalizada es prácticamente indestructible, se
convierte en una actitud fija hasta la desintegración del cuerpo fragmentado del animal.
La síntesis de proteínas está asociada al código genético, a los aminoácidos, al funcionamiento del
hígado y al plasma de la sangre, mientras que el suministro de antibióticos, salvo muy pocas
excepciones, inhibe la síntesis de proteínas.
El código genético es un mecanismo mediante el cual la información genética en el ADN (ácido
desoxirribonucléico) de los cromosomas se transcribe en otro ácido nucleico que es llamado ARN (ácido
ribonucléico) y posteriormente a las proteínas. El código genético es indispensable para realizar la
síntesis de proteínas, que son cadenas de aminoácidos, y en la que cada proteína tiene una secuencia
precisa de aminoácidos.
La función esencial del hígado es la síntesis de proteínas. Y los riñones ponen su granito de arena,
porque secretan un agente denominado renina que activa la hormona angiotensina elaborada en el
hígado. Esto es muy importante porque cuando hay un proceso de aprendizaje para consolidar y
actualizar la memoria va acompañado inevitablemente por un aumento en el nivel de las angiotensinas en
el cerebro animal.
El plasma de la sangre (95% de agua) contiene también entre otras cosas proteínas y aminoácidos
necesarios para la síntesis de proteínas.
Los aminoácidos están constituidos por los grupos amino y carboxilo, que se encuentran unidos al
mismo átomo de carbono (que se reproduce por sí mismo), y ligado a él se encuentra un grupo variable
llamado (R), que puede ser complejo conteniendo los cuatro elementos en que se basa todo el edificio
orgánico, es decir Carbono, Hidrógeno, Oxígeno y Nitrógeno.
Tanto para los animales como para el cerebro humano, estas investigaciones de la ciencia clásica
conducen a afirmar que cuando el cerebro humano recuerda ocurre que al mismo tiempo incorpora una
nueva información a la memoria adquirida. Es una actualización. Y agregan algo fundamental porque
esas investigaciones indican claramente que para adquirir “nuevas” informaciones hay que tener presente
la “vieja”, porque de ese modo la memoria “vieja” que se reactualiza lo hace para proveer la base para la
“nueva” información. Y se ha centrado la atención en el hecho de la inmediata reactualización de la
memoria que provoca encontrarse en el mismo contexto.
También dicen las últimas investigaciones de la neurología que esta relación de adquisición-respuesta
entre memoria consolidada y contexto no es posible de ser alterada en modo alguno porque ni aún
apareciendo agentes amnésicos, como puede ser una distracción, no tienen ningún efecto en esa relación
fija porque la base está en una actualización determinada por el contexto anterior.
Esto es lo que afirma la neurología de la ciencia clásica actual. Pero la neurología es una de las
disciplinas de la ciencia clásica, y no hay quien realice una analogía entre estas conclusiones de la
neurología y las obtenidas en forma fragmentada por las otras disciplinas como la física, la psicología,
etc.
Es una ciencia clásica llena de especialistas, cosa que refleja exactamente el funcionamiento de la
memoria animal que detecta la neurología en sus investigaciones y que incluye a los propios
investigadores.
Lo cierto es que en ese cerebro animal se procesan las emociones humanas. Allí en ese
funcionamiento cerebral está todo el problema humano, y si el sentir humano no ocupa otro lugar en
el hombre entonces el problema humano carece absolutamente de solución. Dicho problema, así
planteado, será tierra fértil, en cambio, para vender consuelos en las formas más variadas y proveer el
espacio que permite activar las fantasías de quienes quieren aprovecharlo para construir teorías en un
territorio en el que la ciencia clásica no puede penetrar.
Es lo que ocurre de hecho con la teoría psicológica que ha dominado los últimos cien años de la
humanidad, es decir el psicoanálisis de Freud. Esta teoría admite que el problema psicológico carece de
solución. Lo admite desde el momento que en sus comienzos tenía como finalidad encontrar la forma de
solucionar problemas físicos que pudieran ser originados por los fenómenos psicológicos que se
procesan en el cerebro humano, pero en ningún caso el psicoanálisis o consuelos por catarsis ha
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pretendido ni pretende terminar con el problema psicológico en el hombre. Lo acepta. Lo admite, como
la única psicología posible en el hombre. Y no sólo lo admite sino que niega de un modo absoluto que
exista otro lugar, que no sea el cerebro, para el Sentir Humano.
A esto el psicoanálisis responde que hablar de otro lugar para el Sentir Humano es hablar de algo
metafísico, y lo dice como si los fenómenos psicológicos relativos a un sujeto no fueran metafísicos, lo
dice como si la presencia del Significado de Sí o Sentimiento de Yo Soy que parece en el cerebro y que
inunda la existencia humana, al mismo tiempo que aceptan desconocer el origen del mismo, no fuera
algo metafísico.
Sin ese “algo metafísico” caído en el cerebro humano no habría teoría del psicoanálisis por la sencilla
razón de que sin ese “algo metafísico” identificado con el cerebro no habría fenómenos psicológicos ni
necesidades de catarsis.
Esta realidad, con sus consecuencias, no sólo asusta a los entusiastas de las teorías psicológicas, sino
que asusta a cada uno de los hombres en todo el planeta que se encuentran en esas condiciones de
identificación, y prefieren la seguridad de los consuelos y catarsis para seguir sosteniendo al problema
humano. Para lo cual tienen un buen dicho: “más vale malo conocido que bueno por conocer” o bien
“más vale pájaro en mano que cien volando”.
Así funciona el cerebro y sus fenómenos psicológicos: buscan permanentemente la seguridad, incluida
la seguridad de la desdicha.
Y esta última afirmación parecerá absurda. Sin embargo no lo es.
Si a un hombre se le muere un hijo y no sufre (lo que no quiere decir que se alegra, obviamente),
dirán que es insensible, que es un animal. Y a otro hombre que está sufriendo días y meses más tarde la
pérdida del hijo, lo que supuestamente sería sensibilidad, los que lo rodean no saben cómo hacer para
que deje de sufrir, para que encuentre un escape a través del cual se aloje un consuelo y se desaloje la
desdicha. Es siempre la misma partida doble de las operaciones especulativas y comerciales, de entrada y
salida, de dar y recibir. Cambiando de lenguaje necesita la seguridad de sentir la desdicha cuando, por
una razón u otra, pierde una posesión emocional, pero al mismo tiempo busca salir de ella hasta
encontrar otra posesión emocional que sustituya la perdida. Es decir un balance de pérdidas y ganancias.
La crítica al hombre del ejemplo, aquel que no sufre, es porque se está salteando la partida doble, es
decir por opuestos. Y en el cerebro es imposible concebir algo emocional o mental sin partida doble.
En cuanto al olvido es un equívoco tomarlo como “inconsciente”, y dividirlo de lo que se llama
“consciente”.
Esta división es producto de una idea de Freud para poder arrojar a lo llamado “inconsciente” todo
aquello que era inexplicable a los efectos de darle una explicación. Pasándolo a un lenguaje conocido
desde la antigüedad esa idea de Freud sustituyó la idea del “pecado original” inventando el
“inconsciente”, una habitación psicológica para depositar todo lo considerado “pecaminoso” o contrario
a la idea del “bien de sí mismo” según las ideas-formas que constituyen la Imagen de Sí Mismo en cada
hombre fragmentado.
Detrás de la teoría Freudiana, muy escondido, hay un fin moral que se encuentra alineado con la
doctrina elaborada por San Agustín convertida en el fundamento de la ortodoxia cristiana a través de lo
que fue llamado “pecado original”. Esta doctrina de San Agustín va dirigida directamente al falso orgullo
espiritual que enarbola la psique dormida en el hombre-máquina. Y la teoría de Freud va dirigida en la
misma dirección sólo que ese orgullo espiritual fue reemplazado por el “ingenuo amor propio del
hombre”, según las palabras utilizadas por Freud.
La doctrina de San Agustín desmantelaba ese orgullo espiritual ofreciendo el desarrollo minucioso
que mostraba a un hombre-máquina en poder de la imaginación emocional. Esta doctrina se basaba en la
naturaleza humana, a la que Darwin definió con estas palabras: “la indesarraigable naturaleza animal...
en el hombre”. El hombre está, en tal caso, enajenado, en poder de esa naturaleza animal sin ninguna
posibilidad de controlar sus procesos emocionales y mentales, que se activan mecánica y
automáticamente por impulsos electromagnéticos en el cerebro pendularmente movidos por la recepción
constante de impresiones exteriores. Y se agregaba que era inútil todo esfuerzo de la razón el hombre
para controlar ese territorio de los fenómenos psicológicos en la existencia terrenal. A través de esta
doctrina la organización religiosa aceptó la necesidad de la redención cristiana. De modo tal que todos
los hombres-máquina en la totalidad del plantea tienen enferma el alma, y por lo tanto necesitan, todos
por igual, un médico del alma.
Pascal, hablando de dos cosas que sustentan la fe cristiana, sintetiza esta situación humana del
siguiente modo: “la corrupción de la naturaleza y su redención por Jesús”.
La Teoría de Freud al inventar la idea del inconsciente a partir de la idea del pecado original, instaló
una fábrica de dependencias con médicos para dar consuelos a enfermos psicológicos incurables que
transitan por la tierra. Y de este modo hunde más aún al hombre en su enfermedad del alma, porque con
ese consuelo constante se cree sano, y mientras se considere sano jamás será realmente curado. Tal cosa
alimenta más lo que se pretendía demoler según las propias palabras de Freud: “el ingenuo amor propio
del hombre”.
Sobre esta cuestión existe un “diario secreto” inédito de Sandor Ferenczi, el discípulo más
significativo de Freud en los comienzos de su teoría, y que finalmente fue publicado en 1985, traducido
al francés. Dice allí textualmente: “El psicoanálisis engatusa a los pacientes con la “transferencia”.
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Como es lógico, el paciente interpreta la profunda comprensión (imaginada) del analista, su gran interés
por los detalles exactos de la vida y las emociones del paciente, como una muestra de interés personal,
aún de ternura. Dado que casi todos los pacientes se hallan emocionalmente postrados, y se agarrarán a
un clavo ardiendo, se ciegan, y se vuelven sordos ante signos que le demostrarían el poco interés
personal que los analistas sienten por sus pacientes.”
Y en otra parte de su diario dice también textualmente: “ El análisis es una ocasión fácil para llevar a
cabo actos inconscientes, puramente egoístas, sin escrúpulos, inmorales, e incluso criminales, y la
posibilidad de adoptar esa conducta sin culpa (sin sentirse culpable), por ejemplo, con un sentimiento de
poder sinfín de pacientes en vanos devotos, que admiran al analista sin reservas... el paciente se
convierte en un contribuyente para toda la vida. A resultas de experiencias infantiles similares a ésta, a
los pacientes les resulta imposible separarse del análisis, incluso después de un trabajo largo e
infructuoso, lo mismo que a un niño le resulta imposible escaparse de casa, ya que, abandonado, se
sentiría indefenso.”
Ferenczi escribió también algo esencial: “¿Por qué debería un paciente ponerse ciegamente en manos
del médico? ¿No es posible, incluso probable, que un médico que no se haya analizado bien (al fin y al
cabo, ¿quién está bien analizado?) no sólo no cure al paciente, sino que más bien pueda utilizarle para
representar sus propias necesidades neuróticas o psicóticas?”. (Citado por Richard Webster, en su libro
“Por qué Freud estaba equivocado - Pecado, ciencia y psicoanálisis”, publicado en Imago Mundi,
Ediciones Destino S.A. - Barcelona- y en el año 2002: Grupo Editorial Planeta. Buenos Aires.
¿Qué es lo que en verdad ocurre en el mundo de los fenómenos psicológicos? De instante en instante
todas las memorias emocionales están en el olvido, es decir se encuentran en un estado de pasividad que
consta de diferentes niveles de intensidad según la fuerza del significado que las instaló. Y para ser
recordadas requiere que la fuerza del significado las active, o las evoque.
Existen diversos grupos de memorias emocionales que se encuentran asociadas por el significado no
sólo entre ellas sino que también se incorporan por asociación en cada grupo diferentes memorias
mentales e instintivas., de modo tal que al activarse una de ellas se activan simultáneamente las demás
memorias asociadas proyectándose en una imagen que las contiene.
La ausencia del significado que instaló una memoria emocional es ausencia de evocación de dicha
memoria, es decir no puede ser activada y permanece pasiva, en el olvido.
Todo esto funciona de un modo mecánico, automático, movido por el significado del bien de sí
mismo lo que implica una compulsión mecánica en el proceso de la activación de las memorias que
selecciona precisamente el “bien de sí mismo”, motivo por el cual todos los fenómenos psicológicos que
se origina como consecuencia de esa compulsión aunque ocurra en el plano de lo emocionalmente
reconocido.
De modo que los diferentes planos psicológicos, son diferentes planos de lo conocido-reconocido.
Hay memorias emocionales desalojadas pero no implican un “olvido” y ni siquiera un “olvido
transitorio”.
Un ejemplo de ello es el “perdón” que presupone el olvido de una “ofensa” o una “traición”, o
cualquier otra cosa que haya afectado negativamente el bien de sí en la Imagen que una persona tiene de
sí misma.
El perdón, que presupone ese olvido, es una forma aparente de restaurar positivamente la Imagen de
Sí Mismo que fuera afectada negativamente para el bien de sí misma.
El significado del perdón produce en el que perdona un desalojo emocional especulativo de la
memoria que contiene la ofensa con lo cual restaura la Imagen de Sí Mismo alojada en el nivel más
superficial de lo consciente psicológico, es decir en el plano físico de la conciencia de estar, es decir la
conciencia mental de existir.
Ese re-conocer es por lo tanto mental, y no emocional. Ese es el único estado de conciencia, el de
estar, dentro del territorio de los fenómenos psicológicos que equivocadamente se pretenden como
conciencia de ser.
Los fenómenos psicológicos son todos mecánicos y compulsivos, y por lo tanto no pueden ser
llamados conscientes.
Prosiguiendo ahora con el perdón, cabe decir que el desalojo de la memoria que contiene la ofensa
estará presente, de un modo muy sutilmente disfrazado, imperceptible, porque todo allí es
emocionalmente no reconocible, en la posterior relación entre la persona ofendida y la perdonada.
Pero esa memoria desalojada finalmente adquirirá un significado que la evocará o activará sin disfraz
alguno cuando surja el primer inconveniente en la “nueva” relación entre esas dos personas dándole a la
memoria desalojada una potencia máxima de activación.
Y todo lo supuestamente “olvidado” tendrá un recuerdo vital. Y en este caso se puede afirmar:
Sólo se recuerda lo que se “olvidó”, y que se “olvidó” sólo lo que se recuerda.
De modo tal que “olvidos”y “recuerdos” se suceden y reclaman mecánica y compulsivamente en un
movimiento constante de oscilación pendular en el que uno hace posible al otro y viceversa.
Todo un proceso de alquileres transitorios y desalojos por falta de pago, como modalidades
especulativas e inseparables de la función mecánica del cerebro.
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XVIII
El proceso de la memoria psicológica.
Su conservación y su evocación.

En primer lugar hay que decir que psicológicamente todas las impresiones que penetran por los cinco
sentidos y que afecten al conjunto Imagen de Sí-Yo Ilusorio se constituyen en memorias emocionales
mediante procesos fisiológicos que son profundizados por el poder del significado. No hay memoria
emocional sin la intervención del Significado de Sí.
Estas memorias emocionales no están en ningún lugar, no ocupan un espacio, sino que se activan
mediante una sincronización temporal en el cerebro, al ser evocadas de instante en instante por el
significado en compañía del funcionamiento mecánico del cerebro traducido como “hábito”.
Este “hábito” es el que por una constante reproducción le da continuidad a la memoria emocional y
con ello la conserva, pero sin la evocación del significado ese “hábito” no se activa por sí mismo.
Por lo tanto el hábito y el significado constituyen una pareja indisoluble para conservar la memoria
emocional mediante la evocación.
Descubrir este hecho psicológico es de una notable importancia porque si desapareciera el significado
no habría activación de la memoria emocional, y muchos “Freuds” ya estarían maquinando la forma de
anular el significado respecto a todas las memorias emocionales de sufrimiento para que queden
conservadas y activadas únicamente las placenteras.
Sería cosa de mentes afiebradas, porque sin memorias de sufrimiento no se podrían activar las
memorias placenteras, porque en el cerebro no se puede tener una idea o significado del placer sin la
idea o significado del sufrimiento.
La consecuencia de lo dicho anteriormente deja abierta una sola posibilidad, y es que se pierda el
significado de la totalidad de la memoria emocional. En cuyo caso habría un vacío de formas
emocionales, y ese corazón vacío sería llenado por lo metafísico en el Hombre. Dicho de un modo
potencial.
Y así como Freud habló del “inconsciente” como lugar del desalojo de lo pecaminoso para darle un
espacio imaginariamente concreto al pecado original en el cerebro humano, se podría decir que ese
corazón vacío de ideas-formas es el lugar de Dios en el Hombre.
Sin embargo una cosa, la primera, puede y de hecho fue cálidamente aceptada porque estaba dirigida
al “bien de sí mismo”, mientras que la segunda, eliminaría la posibilidad del “bien de sí mismo”
sustituyéndola por la posibilidad del Templo de Dios en el corazón del Hombre, y aunque tal cosa fuera
posible puede afirmarse que no sería aceptada por el hombre así tal como exteriormente lo forma
emocional y mentalmente la existencia.
Pero el invento de Freud es una defraudación, porque lo considerado pecaminoso no es algo absoluto
sino relativo al “bien de sí mismo”. Y no existe un “bien de sí mismo” absolutamente común en todos los
hombres, sino que por el contrario son profundamente opuestos aunque exteriormente puedan parecer
afines como si fueran un “estado de comunión”. Por lo tanto lo “pecaminoso” que se desaloja hacia los
niveles más profundos de la inconsciencia están determinados por el conjunto armónicamente asociado
del resto de las memorias emocionales no desalojadas y que sirven al “bien de sí mismo” en cada hombre
fragmentado.
Como consecuencia de ello mucho de lo llamado “pecaminoso” anda disfrazado de placer para la
satisfacción del “Bien de Sí Mismo”. Y como el inconsciente no está dividido todo anda allí mezclado,
esperando el momento de ser activado por el significado para beneficio del Bien de Sí. Y pendularmente,
en un momento lo “pecaminoso” se hará “virtuoso” y lo “virtuoso” se hará “pecaminoso”, según las
necesidades del Bien de Sí.
S. Freud contradecía su propia teoría en más de una ocasión, pero interesa destacar ahora aquella
contradicción en la que terminaba reconociendo implícitamente que el inconsciente no está dividido de
lo consciente. Sostenía que el lugar (?) de conservación de la experiencia psicológica en cada hombre
sería el inconsciente. Y allí perdurarían todos los hechos psicológicos experimentados durante la
existencia completa de un sujeto y que la evocación de una parte de ellos depende del “grado de
intensidad” de la experiencia.
Era como todo, una simple teoría, obviamente. ¿Qué se quiere decir con “grado de intensidad”
necesario para evocar la experiencia o memoria psicológica? ¿Qué cosa regula el grado de intensidad?
Se podría entender que es algo regulado por el grado de profundidad de lo que siente el Sujeto en el
momento de la experiencia pero no dice nada. ¿Qué cosa regula la profundidad de lo que el sujeto
siente? ¿Qué es ese sujeto? Si ese sujeto tiene un sentir ajeno a esas memorias y si su sentir tiene
diferentes grados de intensidad, entonces unos hombres tendrían una existencia poblada de memorias
emocionales evocadas, otros medianamente, otros escasamente, y quizás la inmensa mayoría de escasa
intensidad emocional carecerían directamente de pasado emocional. Y en este caso: ¿Sería un premio o
un castigo? Como todo el mundo humano se queja de sus cargas de pasado emocional, esto último sería
un premio.
Mirado el último caso desde este ángulo no hay que olvidar que también existe una valoración o
significado meramente mental que puede evocar la memoria mental asociada con lo emocional en todas
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las experiencias del sujeto. De modo que careciendo prácticamente de pasado emocional el sujeto podría
evocar de instante en instante su pasado mental sin ninguna carga emocional. ¿Un verdadero paraíso
humano, verdad?
Lo curioso es que el psicoanálisis de S. Freud tiene al pasado emocional como objetivo de sus
terapias con el propósito de domarlo para que mansamente se adapte transitoriamente al Bien de Sí. Es
obviamente transitorio, porque eliminar un temor por catarsis, es abrir la puerta para que se instale uno
de los millones de temores que en diferentes escalas están esperando su turno. Eliminar un sufrimiento
por catarsis, es abrir la puerta para que se instale uno de los millones de sufrimientos que en diferentes
escalas están esperando su turno.
Sin necesidad de catarsis alguna, eso también lo puede lograr la inminencia cierta de una guerra.
Supongamos un pueblo de un país cualquiera. Un joven está estudiando la psicología de Freud y los
métodos de catarsis para instalar en sus futuros pacientes. Está estudiando su última materia para
recibirse y casarse con su novia. Rendirá en una semana y tiene temor al fracaso. Todo su significado
está puesto en ese último examen. De pronto estalla una guerra que involucra a su pueblo, a él, a su
familia, a su novia. A ese joven el temor por el examen se le esfuma porque se abren en abanico otras
escalas de temores por toda la miseria, hambre, violaciones, muertes, la pérdida de su novia y de su
familia por miles de causas diferentes en ese caos que representa una guerra, y que estaban agazapados
esperando su turno. Cuando cesa la guerra, esos temores en escala son desalojados y vuelve a alojarse el
temor al último examen.
Así es la catarsis inventada por el psicoanálisis convertido en rey de las sustituciones.

XIX
Los grados de intensidad emocional de Freud

Se ha dicho anteriormente que “S. Freud contradecía su propia teoría en más de una ocasión, pero
interesa destacar ahora aquella contradicción en la que terminaba reconociendo implícitamente que el
inconsciente no está dividido de lo consciente. Sostenía que el lugar (?) de conservación de la
experiencia psicológica en cada hombre sería el inconsciente. Y allí perdurarían todos los hechos
psicológicos experimentados durante la existencia completa de un sujeto y que la evocación de una parte
de ellos depende del “grado de intensidad” de la experiencia.”
Esta cuestión referente al “grado de intensidad” con la que ingresa una experiencia emocional al
contenido cerebral, es de mucha importancia. Y para comprenderla primero hay que comprender que el
Sujeto es quien ejerce ese “grado de intensidad emocional”. Ese Sujeto no es otro que el Significado de
Sí o Psique dormida en cuyo sueño cree ser ese cerebro y sus memorias consolidadas tanto emocionales
como mentales. A esto se le llama “identificación”, es decir una enajenación en que el Sujeto pasa a ser
la cosa con la cual se identifica, de modo tal que lo que sucede en la cosa le sucede al Sujeto. Esto es
alienación.
Así es como a mayor grado de alienación o enajenación hay mayor grado de intensidad emocional en
la experiencia.
De esta consecuencia proveniente de la afirmación acertada de Freud, surgen las dos tablas siguientes
que S.Freud no advirtió.

TABLA NUMERO 1

Grado de Intensidad Memorias emocionales Grado de alienación


activadas no activadas

Máximo 100 100 % 0% máximo


Mediano 50 50 % 50 % mediano
Mínimo 25 25 % 75 % mínimo
Nulo 0 0% 100 % nulo

TABLA NUMERO 2

Grados de ausencia de Memorias emocionales Grado de


recuperación
intesidad no activadas activadas del Sujeto

Máximo 100 100 % 0% máximo


Mediano 50 50 % 50 % mediano
Mínimo 25 25 % 75 % mínimo
Nulo 0 0% 100 % nulo
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Todo esto es lo que puede ocurrir, y de hecho ocurre, en el cerebro humano. Hay que recordar que el
cerebro es la maquinaria de la naturaleza destinada al conocimiento exterior, es decir al conocimiento del
cuerpo físico y todo su entorno.
De modo tal que todas las memorias emocionales son experiencias de sucesos exteriores que se
acumulan en las memorias y que son emocionales porque la alienación en el Sujeto las hace propias. La
consecuencia es que lo que, por causa de la alienación, ocurre en esas memorias le ocurre al Sujeto.
Esto no se puede discutir, por una sencilla razón: si no fuera así entonces el hombre es simplemente
memorias y no hay Sujeto fuera de las mismas y el que se cree tener es, obviamente, ilusorio.
Así que dadas estas condiciones, y si se quiere sostener la presencia de un Sujeto psíquico hay que
aceptar la alienación por parte de un Sujeto verdadero.
Este es un punto esencial.
De ambos gráficos surge entonces que ese Sujeto verdadero tiene pasado emocional únicamente en
su estado de alienación.
En ese estado de alienación el Sujeto no sólo tiene pasado emocional sino que la presencia de ese
pasado emocional permite proyectar un futuro emocional teniendo como puente una idea llamada
“presente”. Pero de hecho ocurre inexorablemente que el Sujeto alienado está siempre en el pasado
emocional que de instante en instante es reproducido pendular y constantemente mediante una
proyección o devenir o deseo o debiera ser considerado futuro emocional.
Esa alienación interior en el Hombre es un sueño que es producto de un estado hipnótico en el Sujeto
Verdadero, del que sólo puede despertar por la intervención del hipnotizador.
Se sabe por experiencias científicas que la alienación proyectada en cosas exteriores no tiene cura
mientras el sujeto no acepte su estado de alienación.
Pero la alienación interior en el Hombre no tiene cura posible mediante ningún método exterior sea o
no científico.
La respuesta de lateoría psicológica a este hecho es que tal cosa sería entrar en cuestiones
metafísicas, y que lo único posible es mantener al hombre en un estado de alienación supuestamente
aceptable desde el punto de vista social y hasta donde sea posible.
Y lo curioso es que todos los textos religiosos y/o metafísicos escritos en los últimos 5.600 años no
mencionan puntualmente algo relativo a esta alienación emocional en el hombre conocido. Hablan, sí, de
que el hombre está dormido y de la posibilidad de despertar. Pero puntualmente no se refieren a este
hecho psíquico que estamos tratando, sino que lo mencionan con la palabra “infierno”.
Hay un sólo versículo en esa montaña de textos que hace una mención puntual, y se encuentra en el
Eclesiastés 3.11. Allí dice, según algunas traducciones, que “Dios puso en el corazón del hombre el
sentido del tiempo pasado y futuro”, y en otras traducciones se habla de “sentido de eternidad”.
Metafísicamente hablando tal cosa sería el “infierno”, y psíquicamente sería un mundo constante o
eternamente reproducido por un sujeto enajenado creyendo ser lo que no es.
La ciencia en sus diferentes disciplinas relacionadas con esta cuestión afirma concretamente que el
cerebro no tiene emociones por sí mismo, y rechazando o no lo metafísico admite que los circuitos
neuronales se transforman en memorias emocionales por la presencia en el cerebro de algo ajeno a él y
que no es otra cosa que un “Sentimiento de Yo Soy” cuyo origen ignoran.
Es por lo menos curioso que las computadoras hayan podido reproducir de algún modo la maquinaria
cerebral únicamente en sus procesos mentales, pero la computadora no piensa por sí misma ni tiene un
sujeto en su interior. Para que la reproducción sea válida requiere un Sujeto exterior a ella que en un
estado de alienación termine creyendo o sintiendo que la computadora piensa como y por él.
Toda la existencia psicológica del hombre revela el hecho de su enajenación. Y la sociedad que
construye con sus mutuas relaciones no es precisamente un paraíso, sino que esa sociedad así
constituida es la perfecta reproducción de su propio mundo psíquico protegido por un derecho a la
intimidad que está más allá de las leyes escritas ya que se trata de un derecho metafísico: el mundo de
los fenómenos psíquicos en cada hombre fragmentado no es de acceso colectivo.
La existencia exterior de ese mismo hombre es, en cambio, de acceso cerebral colectivo. ¿A qué se
debe esta diferencia?
Se debe a que el mundo exterior de acceso colectivo es meramente mental al alcance de los sentidos
cerebrales asociados con formas de proyección genética, mientras que el mundo interior de los
fenómenos psíquicos es de conceptos emocionales, y al decir conceptos emocionales se está diciendo
“ideas-formas emocionales” cosa que es imperceptible para los sentidos cerebrales de un modo
colectivo.
En la Naturaleza, es decir en la existencia física, no hay sentir alguno, sino que es meramente mental.
Así es para todas las cosas que la constituyen, sean animales, plantas, etc.
Unicamente en el hombre hay una psique, sea que se encuentre dormida-alienada, o en su defecto
despierta o viviente. De modo tal que el Sujeto que habita en el cuerpo físico-naturaleza es ajeno a la
Naturaleza. Ese Sujeto no pertenece al cuerpo físico-naturaleza, sino que en su enajenación se ha
identificado con el cerebro y su contenido de memorias y se ha puesto en poder de las mismas.
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La existencia, es decir lo que perciben los cinco sentidos del cerebro y lo que ocurre en ese cerebro,
es algo exterior a la psique, lo que es decir es exterior al hombre y es, por lo tanto, meramente
mental.
A pesar de que los retos de la existencia que recibe el hombre son exteriores o meramente mentales,
de ordinario ocurre que la psique enajenada o alienada responde a esos retos mentales con conceptos
emocionales, que como se ha vista en las tablas número 1 y 2 “pueden tener” diferentes grados de
intensidad. “Pueden tener” quiere decir “posibilidad”, pero la posibilidad es una cosa y la realización de
la posibilidad otra diferente por entero.

TABLA NUMERO 1

Grado de Intensidad Memorias emocionales Grado de alienación


activadas no activadas

Máximo 100 100 % 0% máximo


Mediano 50 50 % 50 % mediano
Mínimo 25 25 % 75 % mínimo
Nulo 0 0% 100 % nulo

TABLA NUMERO 2

Grados de ausencia de Memorias emocionales Grado de recuperación


intensidad no activadas activadas del Sujeto

Máximo 100 100 % 0% máximo


Mediano 50 50 % 50 % mediano
Mínimo 25 25 % 75 % mínimo
Nulo 0 0% 100 % nulo

Así es como la casi totalidad de los hombres que habitan exteriormente el planeta, en su mundo de
fenómenos psíquicos habitan mecánica y emocionalmente en el máximo grado de intensidad de
identificación emocional.
Los demás grados menores de intensidad emocional si se producen automáticamente como
consecuencia de deficiencias en el cerebro, entonces las posibilidades de menor o nulo grado de
intensidad que se encuentran indicadas en la tercera columna de la tabla Nro. 2, ya mencionada, no
significan posibilidades realizadas.
La realización de esas posibilidades jamás es mecánica ni automática.
Lo que se está queriendo expresar es que existe la posibilidad en el Hombre de no mezclar el sentir
con lo mental, en cuyo caso las respuestas a los retos de la existencia son meramente mentales y el
problema humano desaparece. Esto no quiere significar que dejará de tener problemas mentales, pero si
un problema mental carece de solución entonces deja de ser un problema. El problema humano se
presenta cuando cada problema mental es interferido emocionalmente. Por eso es problema humano,
porque tal interferencia no es compartida por ninguna otra cosa en la Naturaleza.
Está claro, que el hombre puede seguir pensando, y de hecho ocurre en la totalidad de la humanidad
que habita la tierra, que sin ese problema humano la existencia no merece ser “vivida” porque entonces
se vegetaría como una vaca.
En tal caso sería inteligente abandonar las búsquedas para solucionar los problemas que se plantean
en el mundo de los fenómenos psicológicos relacionados directamente con los retos exteriores o
mentales que se atraviesan en la existencia.
¿Para qué se los busca solucionar con las confesiones religiosas y/o con las catarsis que ofrece el
psicoanálisis en los últimos cien años? ¿Para qué? ¿ “Para vegetar como una vaca”?
En verdad son preguntas tramposas porque lo cierto que es que el hombre no puede abandonar esa
búsqueda en modo alguno, sin excepción.
Todo intento será la misma búsqueda. Mientras se encuentre enajenado consumirá mecánica y
obligatoriamente su existencia en esa búsqueda vana.
46

XX
La evocación, reproducción o activación
de las memorias y la búsqueda psicológica.

La evocación de una memoria en el territorio de los fenómenos psicológicos es mecánica


(involuntaria) siempre y en todos los casos.
Las activaciones de dichas memorias son reacciones causadas por cada impresión que toque el
cerebro se trate de una impresión exterior o de una impresión emitida desde el mismo cerebro que se
encuentra en movimiento de instante en instante. Y el Sujeto que surge de la identificación de la psique
dormida se encuentra encadenado al movimiento pendular de tales reacciones.
Esto ocurre tanto con las memorias mentales como con las memorias emocionales.
En cuanto a las memorias mentales puede caerse en la presunción de que existen búsquedas
“voluntarias”, pero en verdad se trata de una activación constante que es propia del funcionamiento del
cerebro.
Si no fuera así, es decir que la búsqueda fuera voluntaria del Sujeto, no se explica la razón por la cual
surgen procesos mentales y emocionales que permanentemente perturban al Sujeto y que de ningún
modo éste quisiera tener. Esos procesos mentales y emocionales surgen mecánicamente, y del mismo
modo surgen los proceso mentales y emocionales para evadirse de los mismos.
El cerebro tiene un mecanismo cuya finalidad esencial es la búsqueda de seguridad permanente tanto
respecto a su relación con el mundo exterior como también respecto a todo aquello que en forma de
interrogante mental permanece en él sin posibilidad de ser resuelto a través de los mecanismos
habituales. Y en tal caso inicia mecánicamente una búsqueda en sus memorias consolidadas asociadas
por el significado.
Dicha búsqueda de seguridad será mucho más rápida y efectiva que cuando es interferida por los
deseos del Sujeto. Todo hombre ha experimentado alguna vez este hecho en su estado de vigilia física.
Freud llamaba mecanismos de defensa a esa búsqueda de seguridad, y tenía la convicción de que la
mente era una parte de dichos mecanismos físicos. Hablaba de un complejo sistema de fuerzas y
energías, como si se tratara de cosas diferentes y plurales. Pero cabe aclarar que psicológicamente
hablando hay una única energía real: el significado que proyecta el cerebro-mente como consecuencia de
la identificación de la psique dormida en él.
Freud, sin embargo, afirmaba que dichas fuerzas y energías podían cargarse o descargarse,
transferirse, como si se tratara de un sistema eléctrico.
Freud realizó un estudio sobre las neurosis de defensa o búsqueda de seguridad emocional y al
presentarlo dijo lo siguiente:
“Me gustaría detenerme por un momento en la hipótesis de trabajo que he utilizado en esta
exposición acerca de la neurosis de defensa. Me refiero al concepto en el que las funciones mentales
tienen que distinguir algo -un quantum de afecto o suma de excitación- que tiene todas las propiedades
de una cantidad (aunque no tenemos forma de medirla), que es capaz de aumentar y de disminuir y que
se extiende por los restos mnémicos de las representaciones, del mismo modo en que una descarga
eléctrica lo hace sobre la superficie de un cuerpo. Esta hipótesis puede aplicarse de la misma forma en
que los físicos aplican la hipótesis de una corriente eléctrica. De forma provisoria, se justifica por su
utilidad al coordinar y explicar gran variedad de estados psíquicos.”
Este fragmento suficientemente claro está indicando que Freud adoptó el sistema de pegar hipótesis
sobre hipótesis para armar su Teoría, y queda muy evidenciado que para justificar su sistema de hipótesis
hace una comparación con la forma en que los físicos aplican la hipótesis de una corriente eléctrica.
Sin embargo en esa comparación se le escapa algo esencial. En la hipótesis sobre una corriente
eléctrica no está en juego la vida en el hombre, mientras que Freud experimentaba hipótesis (que nunca
fueron demostradas con rigor científico) poniendo en juego la vida en el hombre, que no es física sino
psicológica.
Una búsqueda de seguridad que el cerebro de todo hombre la experimenta prácticamente todos los
días en los ensueños durante su estado de sueño físico.
Esos ensueños son una catarsis en búsqueda de seguridad emocional allí donde no la hubo durante el
estado de vigilia física. Es decir que todo aquello que ha afectado la estabilidad emocional de la Imagen
de Sí sin encontrar la forma de restaurar la Imagen de Sí afectada, desencadena una búsqueda en el
cerebro buscando esa forma. Y la única manera está en encontrar en las memorias emocionales todas
aquellas que puedan auto-justificar las necesidades de la Imagen de Sí que se encuentra afectada.
Y, liberado de las presiones del deseo fijo del Sujeto en estado de vigilia, siempre encuentra esa
forma, porque todas las memorias emocionales consolidadas constituyen una biblioteca en que cada
memoria tiene un lado positivo y otro negativo. De modo tal que partiendo de lo que necesita la Imagen
de Sí afectada para ser restaurada tal cosa se logra asociando mecánicamente las partes positivas y
negativas en cada memoria que se ajusten a esa necesidad. Esto es algo automático, porque ese es el
funcionamiento del cerebro en todos sus procesos tanto emocionales como mentales.
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Cuando por razones fisiológicas tal cosa no ocurre, entonces el cerebro se convierte en una olla a
presión, especial y más rápidamente si se trata de una inseguridad emocional.
Para Ribot la memoria es un hecho meramente biológico en su funcionamiento, o simplemente un
hábito. Y por esta razón agrega: “La memoria es un hecho biológico y sólo por accidente un hecho
psicológico.”
Dicho “accidente” tiene su propio peso, y si se aclara de qué se trata entonces a Ribot no le faltaba
razón.
Los fenómenos psicológicos que aparecen a raíz de la psique dormida e identificada con el
funcionamiento biológico del cerebro son absolutamente ajenos a lo biológico, y su presencia en el
cerebro humano es verdaderamente más que accidental cabe decir milagroso.
Milagroso suena a metafísico, y de hecho lo es porque la ciencia no puede explicar cómo aparece en
el cerebro el causante de todos esos fenómenos psicológicos, es decir el Sentimiento de Yo Soy.
Un milagro implica, precisamente, la imposibilidad de ser demostrado científicamente.
Se trata de un milagro absolutamente verdadero, cuya evidencia es el Hombre mismo.
Como la palabra "milagroso" es una ofensa para la ciencia, Ribot usó la palabra “accidental” muy
inteligentemente.
Pero el hecho, nos guste o no, es que todos los fenómenos psicológicos son accidentales, y eso
quiere decir que no hay en ellos voluntad alguna que los gobierne.
Se trata de una masa de hábitos y si algo escapa de esa masa de hábitos provoca inseguridad en el
cerebro, quien de inmediato lo ajusta a esa masa de hábitos.
Esto se comprueba analizando los pretendidos argumentos contrarios a la afirmación de Ribot, por
parte de Bergson en “Materia y Memoria. Cap. II”:
“Puedo también evocar el recuerdo de cada lectura aislada; recuerdo, por ejemplo, la impresión que
me produjo el trozo de poesía o de prosa cuando leí por primera vez. Este segundo recuerdo no posee
ninguno de los caracteres del hábito. Nada debe a la repetición y las lecturas posteriores no pudieron
borrar esa impresión dejada por la primera.”
A causa de la impresión es que esa experiencia de Bergson puede ser recordada con mayor nitidez,
pero dice Bergson que “las lecturas posteriores no pudieron borrar esa impresión dejada por la
primera.” Y precisamente, que esa impresión no haya sido borrada sino reproducida, esta reproducción
es hábito. Y resulta imposible, en especial en el propio Bergson, determinar cuántas veces esa
reproducción se ha disfrazado y teñido sus numerosos procesos emocionales.
La continuidad que marca un hábito en particular no puede ser medida por el lapso de tiempo en que
su manifestación reproductiva fue reconocida, porque la característica del hábito en los fenómenos
psicológicos indica precisamente lo contrario porque la reproducción es una reacción mecánica, no
consciente.
Esto demuestra que tampoco hay una memoria emocional que sea pura, como pretendía Bergson,
como tampoco la memoria emocional meramente biológica como lo sostenía Ribot.
Son posturas asimétricas, tal como funciona la maquinaria cerebral que las sostiene.

XXI
Yo Soy, Yo estoy

No hay fenómenos psicológicos sin un punto de referencia. Es decir, no son absolutos sino relativos a
un observador o Sujeto que se siente generador de los mismos lo que implica que está separado,
fragmentado, de los mismos. De allí frases como “Me atacó un miedo horrible”, “Me atacó un
sentimiento de soledad muy profundo”, “Tengo que salir de esta insatisfacción casi permanente”, “Tengo
que encontrar la forma de evadirme de esta rutina infernal”, etc.
La posibilidad de darle nombre a cada una de dichas emociones las convierte en re-conocidas, y por
lo tanto son memorias emocionales reproducidas constantemente (hábito) de un modo involuntario. Que
sea involuntario es una cosa obvia. ¿A quién se le ocurriría reproducir voluntariamente una memoria de
“profunda tristeza”o de “desengaño”, por ejemplo, para después andar buscando la forma de
desprenderse de ellas?
Este hecho, el de que las memorias emocionales son reproducidas involuntariamente, pone en duda
que el Sujeto de referencia sea absolutamente ajeno a esas memorias emocionales.
La respuesta del cerebro es: “La reproducción de esas memorias emocionales, re-conocidas, se
activan por causa de sucesos exteriores que nos afectan psicológicamente, y esos sucesos tienen formas
diferentes en cada ocasión que no pueden ser anticipadas ni re-conocidas.”
Es relativamente cierto. Pero la relación con esos sucesos exteriores se realiza desde las memorias
emocionales re-conocidas, y por lo tanto aunque varíen las formas exteriores la relación es una
reproducción.
Hay, sin embargo, una pregunta esencial para realizar: Esos sucesos exteriores, ¿a quién afectan? Y
no hay otro Sujeto que no sea ese conjunto Imagen de Sí-Yo Soy, que es el observador de los relativos
fenómenos psicológicos. En otras palabras, la afectada es la Imagen de Sí y sus necesidades.
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Y como el observador es lo observado, entonces ese conjunto Yo Soy-Imagen de Sí siente ser el


conjunto de esas memorias emocionales, incluidas las reproducidas obviamente, y todo lo que afecta a
esas memorias asociadas está afectando, en una dirección de satisfacción o de insatisfacción, al
Observador o Sujeto Psíquico.
Posteriormente ese observador o Sujeto Psíquico pretende modificar su estado emocional si es de
insatisfacción o darle continuidad si es de satisfacción.
Si el objetivo es darle continuidad a la satisfacción entonces necesita que los sucesos exteriores se
repitan constantemente sin modificación alguna, cosa absolutamente irrealizable.
Y si el objetivo es modificar el estado emocional de insatisfacción de sí mismo, entonces lo que
pretende hacer lo hace desde las mismas memorias emocionales, lo que es más de lo mismo, porque sin
esas memorias emocionales no hay Sujeto.
Es una jaula.
No reconocer este hecho, es creer que el Sujeto Psíquico es ajeno a las memorias emocionales, pero
en ese caso no necesita hacer cosa alguna, porque si es ajeno entonces la activación de las memorias
emocionales no podría afectarlo en modo alguno.
Si lo afecta es porque el Sujeto Psíquico es, en tal caso, dichas memorias.
Esto plantea un problema psicológico inmenso porque de ser así entonces el problema humano carece
de solución porque la solución, en ese caso, tendría que encontrarla ese Sujeto Psíquico que al mismo
tiempo siente ser la causa de sus problemas, es decir sus memorias emocionales proyectadas en una
imagen de sí mismo.
Y otra vez la jaula.
La única solución posible radica precisamente en el hecho de ver esta jaula, de darse cuenta de la
misma. Estoy hablando de un darse cuenta que no es meramente intelectual, y que puede surgir por leer
y entender estos comentarios, sino de un darse cuenta mental y emocional al descubrir dentro de uno
mismo el hecho que se está describiendo.
Si ocurre tal cosa, ¿qué Sujeto Psíquico es el que se da cuenta?. Sin plantear la necesidad de saber
cuál es ese Sujeto, hay una certeza: no puede ser en modo alguno el Sujeto Psíquico que forma parte de
la jaula.
Esta certeza indiscutible nos dice por lo tanto que el sujeto que se da cuenta es un Sujeto Psíquico
que es ajeno a las memorias emocionales fisiológicamente consolidadas en el cerebro, y por lo tanto no
está involucrado con las mismas.
Si no fuera así sería imposible darse cuenta de ese hecho psicológico en uno mismo.
Ese darse cuenta es la solución del problema humano, pero al mismo tiempo le crea un problema sin
solución al Sujeto Psíquico que “siente ser las memorias emocionales adquiridas durante la existencia”
porque uno de los dos sujetos es falso, ilusorio y ha sustituido al otro.
Pero ese no es el único problema que se le crea a este Sujeto Psíquico cuyo sostén son las memorias
emocionales adquiridas proyectadas en una Imagen de Sí Mismo, sino que podría ocurrirle lo que surge
de las tablas elaboradas a raíz de lo sostenido por S.Freud y que ya han sido comentadas en el cap. XIX:

TABLA NUMERO 1

Grado de Intensidad Memorias emocionales Grado de alienación


activadas no activadas

Máximo 100 100 % 0% máximo


Mediano 50 50 % 50 % mediano
Mínimo 25 25 % 75 % mínimo
Nulo 0 0% 100 % nulo

TABLA NUMERO 2

Grados de ausencia de Memorias emocionales Grado de recuperación


intensidad no activadas activadas del Sujeto

Máximo 100 100 % 0% máximo


Mediano 50 50 % 50 % mediano
Mínimo 25 25 % 75 % mínimo
Nulo 0 0% 100 % nulo
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Los renglones remarcados, es decir el primero en ambas tablas, indica una situación que se revierte
según sea el grado de intensidad emocional ( máxima o ausencia de la misma ) puesta en todas las
experiencias. A mayor grado de intensidad se activan todas las memorias emocionales y eso conduce a
un mayor grado de alienación en el Sujeto Psíquico que cree ser esas memorias. Y por ausencia total de
intensidad emocional en todas las experiencias se desactivan todas las memorias emocionales y el Sujeto
Psíquico se recupera.
Ahora surge esta pregunta: ¿Cuál Sujeto Psíquico se recupera? ¿El falso o el verdadero?
Obviamente, tiene que ser el verdadero, disuelta la alienación. Salvo que se piense que el hombre está
inexorablemente destinado a tener la existencia psicológica de un alienado, sugestionado e hipnotizado
desde el exterior tanto como autosugestionado y auto hipnotizado. Pero en este caso, creyendo que está
inexorablemente destinado a esta única clase de existencia hipnótica ¿para qué se pretende
permanentemente cambiar la situación buscando un bienestar psicológico?
Frente a estos hechos surge el miedo. Y todas las teorías psicológicas conocidas están confeccionadas
para sostener este miedo manteniéndolo como parte esencial de la existencia humana. Y eso es negar la
condición humana.
Frente a estos hechos surge el miedo, pero la causa del miedo en el hombre no está en estos hechos.
Aún ignorando estos hechos ¿el hombre carece de miedos?. En verdad toda la existencia del hombre
psicológico es miedo sea cual fuere el Sujeto Psíquico conocido con el que existe. y que cree ser.
Hay en el hombre un magnetismo animal. Está relacionado con la enajenación, la
alienación, y asociado con lo demoníaco desde la antigüedad. En verdad se trata de la
tendencia humana que por un lado facilita la sugestión y el hipnotismo exterior como
también, por otro, lado, la autosugestión, el auto hipnotismo.
A raíz de este hecho surgió la trepanación en la antigüedad. Los incas, por ejemplo,
realizaban una perforación en el cráneo como intento para obligar a salir a un espíritu
malévolo. La trepanación es la forma más antigua de intervención médica que se conoce y
fue considerada una forma de curación de lesiones craneales, enajenación mental e
incluso cefaleas.
A mediados del siglo XVIII las técnicas psicoterapéuticas comenzaron a basarse en
principios científicos cuando el físico austriaco Franz Anton Mesmer usó por vez primera
una forma de sugestión que denominó ‘magnetismo animal’. Las neurosis se tratarían en
el siglo XIX con medios semejantes, además de los baños de aguas medicinales o las
dolorosas corrientes eléctricas (electrochoque) cuya efectividad también dependía en gran
parte de la sugestión ejercida sobre el paciente. La hipnosis como forma de sugestión
para aliviar ciertas dolencias psíquicas alcanzó su máximo esplendor a finales del
siglo XIX, gracias a las investigaciones del neurólogo francés Jean Martin Charcot,
quien trabajó con mujeres epilépticas en el antiguo hospital de la Salpêtrière de
París, y cuyos descubrimientos fueron tomados por S. Freud para inventar lo que
hoy se conoce como psicoanálisis.
Para Charcot una idea podía llegar a producir un síntoma corporal, del mismo modo
que surgía durante la hipnosis que solía practicar e investigar. S. Freud se interesó en la
hipnosis a través de Charcot que hablaba de parálisis físicas causadas por ideas, es decir
causadas por la imaginación. Así fue que su teoría psicoanalítica se fundamentó en la
sugestión y la hipnosis, y terminó influenciando la psiquiatría moderna.
Fue Charcot el que logró que la Academia de Ciencias aceptar el término “magnetismo
animal” para referirse a la hipnosis.
Luego Hippolyte Bernbeim publicó su primer trabajo utilizando el término “sugestión” descubriendo
lo que sucedía en las reuniones con los pacientes psicológicos. Son “experimentos supuestamente libres”
que en verdad suceden en un ambiente de claves implícitas que permiten indicar a los pacientes de un
modo imperceptible, antes y durante la entrevista, qué tipo de reacciones son las esperadas.
Constituyendo un autoengaño tanto para el investigador como para el paciente.
Una idea inducida en un estado sugestionable, personal o colectivo, se convierte en una orden que
deberá obedecerse al finalizar dicho estado, y su manifestación no podrá ser detenida mentalmente en
modo alguno. Esa es la fuerza de lo que llamamos deseo.
Para que la orden sea detenida al manifestarse, es necesario la pre-existencia de un freno inhibitorio
de carácter emocional (instalado también en estado de sugestión, sea personal o colectivo, de gran
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intensidad) específicamente destinado a esa clase de deseo a los efectos de que su manifestación no
concluya ejecutándose exteriormente.
Dichos frenos inhibitorios son en verdad una represión permanente en el territorio de los fenómenos
psicológicos en el hombre. Una represión que mantiene desalojada del plano de lo emocionalmente
reconocido a las emociones profundamente no deseadas.
Ese mundo emocional reprimido es lo que Freud llamó “inconsciente”, es decir “experiencias
emocionales amordazadas”, y sus investigaciones propias y ajenas lo condujeron a pensar que
provocando un proceso que revierta el desalojo de una experiencia emocional amordazada de modo que
pueda ser expresada intelectualmente y relacionada, a la vez, con otras emociones del plano de lo
reconocido liberarían de ese modo su ahogada influencia en el plano emocional reconocido del Sujeto.
Este procedimiento se llama “catarsis”, y es muy antiguo porque fue aplicado entre los griegos y
mucho antes por diferentes novelistas que escribieron dramas que eran verdaderos tratados psicológicos,
y también por los sacerdotes católicos mediante la confesión.
De modo que desde que se tiene conocimiento histórico de la presencia del hombre en la tierra
siempre se ha utilizado el método de la “catarsis” para solucionar el problema humano. El método de la
“catarsis” provocada ha tenido muchísimos siglos para ser aplicado y demostrar si lo que pretende es
posible o no: solucionar el problema humano. Evidentemente, no es posible a través de ningún sistema.
Un sistema sólo puede proveer un momentáneo consuelo.
Lo que sí han demostrado todas esas aventuras psicológicas es lo que surge de los gráficos Nro.1 y 2:
“Los renglones remarcados, es decir el primero en ambas tablas, indica una situación que se revierte
según sea el grado de intensidad emocional ( máxima o ausencia de la misma ) puesta en todas las
experiencias. A mayor grado de intensidad se activan todas las memorias emocionales y eso conduce a
un mayor grado de alienación en el Sujeto Psíquico que cree ser esas memorias. Y por ausencia total de
intensidad emocional en todas las experiencias se desactivan todas las memorias emocionales y el Sujeto
Psíquico se recupera.”
Cambiando de lenguaje: el estado de alienación, que es el origen del problema humano, desaparece
por completo cuando las memorias emocionales no se activan. Esto se refiere únicamente a las memorias
emocionales, mientras que las memorias mentales adquiridas seguirían no sólo activas sino liberadas
porque el problema humano de alienación no es mental sino emocional, y si aparecen problemas en las
funciones mentales y físicas en el hombre se debe a los efectos de las interferencias emocionales que
perjudican ambas funciones.
Se trata de dos estados de conciencia que son diferentes por entero. La conciencia emocional implica
un concepto-emocional de “Yo Soy” montado sobre funciones fisiológicas, mientras que la conciencia
mental y física implica un estado mental de “Yo Estoy” (es decir “Yo existo”), por un lado, y “Sensación
física de estar”, por el otro.
Al plantear la desactivación de las memorias emocionales aparece esta pregunta: De ocurrir tal cosa
¿nos convertiríamos en animales?
En absoluto, si es por comprensión propia y no como producto de un accidente cerebral, porque los
animales no tienen conciencia de estar, no tienen el estado mental de “Yo Estoy”, no tienen un Sujeto
mental fuera del cuerpo físico. Solamente tienen una mera sensación física de estar. El único que “tiene
un cuerpo físico” es el hombre. El animal existe solamente como cuerpo. Carece de un Sujeto fuera del
cuerpo que sienta “tener” un cuerpo.
Y la otra pregunta que surge es la siguiente: ¿Puede hablarse de “hombre” sin el sentir?
La respuesta es no. No puede hablarse de Hombre sin el Sentir, pero hay que recordar que el cerebro
es una masa de materia gris llena de circuitos electromagnéticos y que carece de Sentir por sí y en sí
mismo. Lo que significa con claridad meridiana que una memoria consolidada por síntesis de proteínas
no puede ser emocional en sí y por sí misma. Esa memoria es un concepto adquirido desde el exterior.
En sí misma no puede ser otra cosa.
De modo que esos circuitos se convierten en procesos emocionales como consecuencia de que
aparece en el cerebro algo que es ajeno al mismo: un Significado de Sí que al identificarse o enajenarse
con el cerebro y sus memorias las convierte en procesos emocionales.
De modo que si se desactivan las memorias emocionales es porque ha concluido la enajenación del
verdadero sentir, es decir el Significado de Sí recuperado, liberado.
Ese Sentir verdadero, es el Hombre. Es algo real, viviente. El hombre no puede ser la fotografía de
una memoria de concepto emocional fragmentada en millones de pedazos consolidados, cristalizados,
fijos, que obviamente carecen de vida.
Y aquí aparece la segunda pregunta originada por el temor: ¿Se podría seguir existiendo con totalidad
de las memorias emocionales desactivadas?
No sólo es posible tal cosa, sino que se comprenderían totalmente las verdaderas causas de las
guerras, del hambre y la miseria en todo el mundo, de los conflictos interiores en el hombre, de los
conflictos exteriores en todas sus relaciones, del sentimiento de soledad, del sentimiento de vacío, del
uso psicológico mutuo en todas las relaciones, de las inagotables formas de evasiones, de los miedos
psicológicos, de los sueños y pesadillas, de la mendicidad emocional, de la permanente especulación
psicológica, del deseo, de la insatisfacción permanente, de las necesidades sexuales, entre tantas otras
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cosas que tanto preocupan y arruinan la existencia del hombre en todo el planeta cualquiera sea su
situación económica y lugar que ocupe dentro de la sociedad.
Por otro lado, las memorias mentales que sí están activadas junto con la conciencia de estar o Yo
Estoy permiten continuar de hecho, factualmente, con la existencia.
Desde esas memorias mentales se recuerdan nuestra casa, las personas que constituyen nuestra
familia, las personas relacionadas socialmente con nosotros, los conocimientos profesionales o de oficios
adquiridos, el lugar y funciones donde trabajamos, el cobro de sueldos o ingresos de cualquier índole, el
pago de nuestras deudas, lo que necesitamos para alimentarnos, el momento de dormir y despertar, el
uso de un micrófono, el día y la hora en que tenemos que participar en un programa de radio o
televisión, el discurso que hay que realizar esa noche, el examen que hay que rendir ese día, de qué
manera será posible construirnos una casa, qué necesidades tienen los miembros de la familia y de qué
modo satisfacerlas, etc. etc., y todo eso podría hacerse sin interferencias emocionales conflictivas o
deprimentes mediante una lucha que es inevitable pero en este caso meramente mental.
Desde el fondo de los siglos se viene diciendo al hombre que no hay otro lugar en él para el sentir que
no sean las memorias emocionales consolidadas. Entonces ocurre que quitarle el sufrimiento emocional,
los conflictos emocionales, la persecución mecánica del logro del placer y su acumulación en las
memorias, las inagotables formas de evasiones de todas esas cosas, y la constante lucha hipnótica por
lograr cosas irrealizables mediante los esfuerzos del cerebro animal en el hombre como son la
satisfacción plena de los deseos, de ideas como la libertad, el amor, la felicidad, etc., quitarle todo ese
condicionamiento, decía, es como “matarlo” porque para ese hombre formado por este
condicionamiento de siglos: “El hombre es una lucha constante, y sin lucha constante se vegeta como
una vaca”, una frase que ha sido aplicada al mundo emocional en el hombre. Sin embargo se puede
“estar en la lucha”, como generalmente se dice, de un modo meramente mental que liberado de la
interferencia emocional será absolutamente inteligente y con seguridad que no vegetará como una vaca
sino que por el contrario estará en condiciones óptimas de solucionar el problema de la existencia
liberado del auto hipnotismo y la sugestión.
Y además, la desactivación de las memorias emocionales libera la inteligencia instintiva del cuerpo
físico eliminando una innumerable serie de molestias y enfermedades. Con certeza absoluta puede
saberse lo que dirá el cuerpo físico en caso de desactivarse las memorias emocionales y sus proyecciones
permanentes que interfieren las informaciones que llegan al Centro Instintivo para que éste pueda
mantener integrado el cuerpo físico. Dirá aliviado: “Gracias”.
La psique dormida en el hombre ama tanto su cuerpo físico, hasta el punto de creer que el hombre es
ese cuerpo, que resulta difícil explicar las razones por las cuales desestima todo aquello que pueda
conservarle el cuerpo físico en muy buen estado. Difícil de explicar, pero no imposible.
XXII
La desactivación de las memorias emocionales
¿Cómo se hace? Esa es la pregunta de siempre. Pero esa pregunta se hace desde la proyección de
esas memorias emocionales. Obviamente es imposible que las mismas memorias emocionales se
desactiven.
La única posibilidad, pero verdadera, está en la psique dormida. Si se da cuenta de su situación se
rompe el hipnotismo y las memorias emocionales quedan automáticamente desactivadas en su totalidad.
Pero el ¿cómo se hace? está especulando con desactivar las que le causan sufrimiento y quedarse con
las que le causan satisfacción de sí mismo. Este deseo es irrealizable, como todos los deseos. Porque no
puede haber memoria emocional de placer sin memoria emocional de sufrimiento. Ambas son una sola
memoria asimétrica, es decir con la imagen opuesta especularmente invertida. No se puede tener una
idea del placer sin la simultánea idea del sufrimiento. El cerebro necesita comparar para recibir
impresiones acumuladas como memorias, y también necesita comparar para emitirlas.
Se desactivan todas o ninguna. Esta es la cuestión. Este es el verdadero problema humano. Queda
claro que no tiene solución de un modo colectivo. Es una cuestión estrictamente individual. Se adora
mucho la individualidad pero cuando se habla de estas cuestiones todos quieren que sea de realización
colectiva así queda enganchado con el carro que lo “salva” de realizar el trabajo en sí y por sí mismo.
Tal cosa es un sueño precisamente hipnótico. La desactivación de la que se habla no puede venir
hecha. Requiere un despertar en la Psique hipnóticamente dormida.
Este es un Tratado Filosófico de la Psique dormida y los fenómenos psicológicos, que muestra la
realidad de lo que ocurre en el territorio emocional del hombre.
Fuera de este Tratado, el hombre que tenga verdadero interés en ese despertar encontrará los
señalamientos que busca. No es algo colectivo.
En el capítulo VI se habló respecto a cómo acercarse a los fenómenos psicológicos
Sólo existen dos formas de acercarse a los fenómenos psicológicos, una de ellas es la Introspección,
algo individual, no colectivo.
Y al respecto se dijo:

“Tomando el término introspección con su significado original del latín, es decir “intro”:
dentro, “inspecere”: Mirar.
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“Mirar” quiere decir simplemente eso: “Mirar”, sin modificar lo que se ve ni pretender
modificarlo. Para que ese “mirar” sea objetivo, verdadero, no tiene que haber condena ni
justificación respecto a lo que se mira.
Obviamente la retrospección que observa el pasado está impregnada de condena o en su
defecto de justificación. Eso no es introspección.”

De todos modos conocer la verdad de lo que ocurre en los fenómenos psicológicos permite acercarse
colectivamente a los problemas emocionales que allí se plantean, de un modo enteramente nuevo,
directo y eficaz para mantener al hombre en cierta estabilidad psicológica comprendida por él mismo.
En capítulos posteriores se desarrollará esta cuestión. Mientras tanto sigamos desnudando la
maquinaria de estos fenómenos psicológicos.

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