Está en la página 1de 232

R. D. L A I N G y A .

E S T E R S O N

Cordura, locura y familia


Familias de esquizofrénicos

FONDO DE C U L T U R A ECONÓMICA
MÉXICO
Primera edición en inglés, 1964
Primera edición en español, 1967
Cuarta reimpresión, 1995

Título original:
Sanity, Madness, and the Family
© 1964, Tavistock Publications Ltd., Londres

D. R. © 1967, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


D. R. © 1983, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, S. A. DE C. V.
D. R. © 1995, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F.

ISBN 9 6 8 - 1 6 - 0 3 4 2 - 7

Impreso en México
P R E F A C I O

L o s DATOS contenidos en las siguientes páginas son p a r t e de una


investigación en familias de esquizofrénicos que los autores inicia-
ron en 1 9 5 8 . D u r a n t e este tiempo el d o c t o r R . D. L a i n g fue miem-
bro del Instituto de Relaciones H u m a n a s de T a v i s t o c k y de la
Clínica de Tavistock, y desde 1 9 6 0 ha sido socio del F o n d o de las
Fundaciones para la Investigación en Psiquiatría (Foundations'
F u n d for Research in Psychiatry). E l doctor A. Esterson formaba
p a r t e del personal de dos hospitales psiquiátricos, mencionados c o m o
East Hospital y West Hospital, en los que se realizó la m a y o r parte
de las entrevistas.
Otros que participaron activamente en la investigación fueron
el d o c t o r A. Russell L e e , la señorita Marión B o s a n q u e t , trabaja-
d o r a social psiquiátrica, el señor H . Phillipson, psicólogo en jefe
en la Clínica de Tavistock. L a participación del d o c t o r A. Russell
Lee fue posible debido a u n donativo del I n s t i t u t o Nacional de
Salud Mental (National Institute of Mental H e a l t h ) , Bethesda
( M F — 1 0 5 7 9 ) . Esta investigación recibió ayuda, además, en forma
de un donativo del F o n d o de las Fundaciones p a r a la Investiga-
ción en Psiquiatría (Foundations' F u n d for Research in Psychiatry).
Se h a n sostenido discusiones detalladas y útiles de este trabajo
en un seminario de investigaciones de la Clínica de Tavistock en
los tres últimos años, del cual ha sido presidente la doctora Marie
J a h o d a . L o s autores dan las gracias a los miembros de este grupo
por sus criticas constructivas: señor A. Ambrose, d o c t o r J . Bowl-
by, profesor Janis, señora J a n i s , d o c t o r Mitchell, señor J . Robert¬
son, señores E . Spillius, d o c t o r J . D. Sutherland. Deseamos d a r las
gracias especialmente a P a u l Senft p o r sus críticas minumiosas del
t e x t o y p o r nuestras discusiones con él.
Por medio del Foundations' F u n d for Research in Psychiatry el
d o c t o r L a i n g hizo u n a visita a los Estados Unidos en 1 9 6 2 y dis-
c u t i ó allí este trabajo con algunos investigadores: se señalan sólo
algunos de aquellos con los que tuvo valiosos cambios de impre-
siones: Gregory Bateson, R a y Birdwhistell, E r v i n g Goffman, Don
J a c k s o n , J o h n R o m a n o , R o g e r Shapiro, Albert Scheflen, Ross
Speck, L y m a n W y n n e .
Quedamos agradecidos a los superintendentes y consultores res-
pectivos de los dos hospitales mentales por las facilidades que nos
p r o p o r c i o n a r o n y p o r su autorización para publicar algunos datos
8 PREFACIO

clínicos. Estamos también agradecidos a los miembros del perso­


nal de enfermeras de estos dos hospitales.
N u e s t r a m a y o r gratitud es para las personas, enfermos y m i e m ­
bros de familias, a las que se refiere este libro, que tan generosa­
m e n t e accedieron a ser estudiados y a que se publicaran los resul­
tados de nuestra investigación.
H e m o s t o m a d o un cuidado especial en m a n t e n e r el a n o n i m a t o
d e todas las personas comprendidas en nuestro estudio.

R. D. LAINC
A. ESTERSON
Londres, agosto de 196}
I N T R O D U C C I Ó N

DURANTE cinco años h e m o s estado estudiando las familias de en-


fermos esquizofrénicos. E s t e libro es n u e s t r o p r i m e r informe de
esta investigación. C o n t i e n e apreciaciones d e las once primeras
de una serie de veinticinco familias de enfermas estudiadas en dos
hospitales.
Estas once c o m p r e n d e n familias de tres enfermos del East Hos-
pital, en el que se inició nuestra investigación, y ocho de W e s t
Hospital, en el que c o n t i n u ó .

CRITERIOS PARA SELECCIONAR LAS FAMILIAS

Queríamos investigar las familias de (I) mujeres (II) entre las


edades de quince y c u a r e n t a años (III) que h a b í a n sido diagnosti-
cadas c o m o esquizofrénicas p o r lo menos p o r dos psiquiatras de
planta y que eran consideradas c o m o tales p o r el personal; (IV)
que no tenían o no h a b í a n tenido ningún p a d e c i m i e n t o orgánico
(por ejemplo lesión cerebral, epilepsia) que h u b i e r a podido afectar
aquellas funciones consideradas c o m o alteradas en la esquizofrenia;
(V) que n o tenían una inteligencia s u b n o r m a l evidente; (VI) que no
habían estado sujetas a n i n g ú n t r a t a m i e n t o q u i r ú r g i c o cerebral; y
(VII) que n o habían recibido más de c i n c u e n t a electrochoques du-
rante el a ñ o anterior al inicio de la investigación, y n o más de
ciento cincuenta en total.
E n c u a n t o a la familia solamente q u e r í a m o s saber si cuando
menos u n o de los padres vivía y residía en el R e i n o U n i d o . L a s
enfermas podían tener o n o h e r m a n o s o h e r m a n a s , ser casadas o
solteras, con hijos o sin ellos. Podían estar viviendo con sus fa-
milias o solas.
E n el East Hospital este c r i t e r i o se aplicó a todas las enfermas
que se habían admitido en el hospital d u r a n t e u n a ñ o o más, an-
tes de iniciarse la investigación.
En el W e s t Hospital los mismos criterios se aplicaron a una de
cada tres enfermas que se a d m i t í a n después de haberse iniciado
la investigación.
T r e s enfermas de la población "crónica" del East Hospital sa-
tisfizo nuestros requisitos y sus familias son las tres primeras de
que se informa aquí. L o s estudios restantes que se presentan son
los ocho primeros de la serie investigada en el W e s t Hospital.
9
10 INTRODUCCIÓN

Ninguna de las familias r e h u s ó su c o o p e r a c i ó n y ninguna pidió


que se suspendiera la investigación. E s t a m o s todavía en contacto
con todas ellas.

No queremos e n t r a r aquí en u n a extensa discusión teórica sobre


la naturaleza d e la esquizofrenia o de la familia, pero es necesaria
una breve exposición de algunos de los fundamentos teóricos de
este trabajo p a r a a p r e c i a r en f o r m a a d e c u a d a la razón de nuestra
metodología.
A pesar de la frecuencia del diagnóstico de esquizofrenia no hay
estado sobre el q u e se discuta m á s en todo el c a m p o de la me­
dicina.
L a psiquiatría se h a o c u p a d o especialmente de experiencias indi­
viduales y de conductas consideradas e n nuestra sociedad como
"anormales".
E n un esfuerzo p o r p o n e r a la psiquiatría a tono con la neuro­
logía y la m e d i c i n a en general se h a n hecho intentos para clasi­
ficar tales experiencias y c o n d u c t a s en "síntomas" y ''signos" de su­
puestos síndromes patológicos o d e enfermedades.
Probablemente el p u n t o de vista más c o m ú n , aunque de ninguna
manera n o c o n t r o v e r t i d o e n t r e los psiquiatras de Inglaterra y de
Estados U n i d o s en el m o m e n t o d e escribir esta obra, es que hay
una condición o u n g r u p o de condiciones, habitualmente designa­
das, desde Bleuler, c o m o esquizofrenia, caracterizada por ciertas
formas de e x p e r i e n c i a y ciertas formas de conducta, que se consi­
deran c o m o los síntomas y signos de cierto padecimiento o cierto
grupo de padecimientos de o r i g e n desconocido, pero decididamente
determinados p o r factores genéticos y constitucionales. L a s inves­
tigaciones sobre el m e d i o f a m i l i a r de las personas que sufren esta
enfermedad se consideran c o m o estudios sobre la m a n e r a en que
la aparición de tal condición p a t o l ó g i c a influye sobre la familia
y la influencia q u e la familia, a su vez, puede tener sobre su apa­
rición y su evolución.
Aun c u a n d o el lector tiene libertad, n a t u r a l m e n t e , de aceptar
este p u n t o d e vista clínico sobre la esquizofrenia c o m o punto de
partida p a r a enfrentarse a los siguientes informes sobre las fami­
lias de personas diagnosticadas c o m o esquizofrénicas, recomenda­
mos que este libro se lea c o n el m e n o r n ú m e r o de ideas precon­
cebidas.
Usaremos el t é r m i n o "esquizofrénico" p a r a designar una persona,
o su experiencia o c o n d u c t a , e n t a n t o ella, su experiencia o su con-
INTRODUCCIÓN

d u c t a se consideren clínicamente c o m o manifestaciones d e la pre-


sencia d e "esquizofrenia".
E s t o es, a esta persona se le ha llegado a a t r i b u i r u n a c o n d u c t a
y u n a e x p e r i e n c i a q u e n o son simplemente h u m a n a s , sino q u e son
el resultado d e algún proceso o de algunos procesos patológicos,
mentales o físicos, d e naturaleza y origen desconocidos.
A h o r a bien, es c l a r o que la "esquizofrenia" es u n a manifestación
social en c u a n t o puede esperarse que más o menos el u n o p o r
c i e n t o d e la población a ser diagnosticado c o m o "esquizofrénico"
si vive lo suficiente. L o s psiquiatras se h a n esforzado d u r a n t e años
p o r descubrir lo q u e estas personas, que h a n sido diagnosticadas
así, tienen o n o tienen en común unas con otras. L o s resultados,
hasta a h o r a , n o son concluyentes.
N o se h a descubierto un acuerdo general sobre el c r i t e r i o clí-
n i c o objetivo p a r a diagnosticar la esquizofrenia.
N o se h a descubierto ninguna característica constante en la per-
sonalidad prepsicótica en el curso, en la duración, en el desenlace.
T o d o s los p u n t o s d e vista concebibles h a n sido sustentados p o r
las personas autorizadas en c u a n t o a si la "esquizofrenia" es un
p a d e c i m i e n t o o u n g r u p o de padecimientos; e n c u a n t o a si se h a
e n c o n t r a d o o puede encontrarse un estado patológico orgánico iden-
tificable.
N o se e n c u e n t r a n hallazgos anatomopatológicos post mortetn. N o
hay cambios estructurales orgánicos q u e se observen en el c u r s o
de la "enfermedad". N o hay cambios fisiológico-patológicos q u e
puedan relacionarse con esta enfermedad. N o hay u n a a c e p t a c i ó n
general en c u a n t o a q u e alguna forma de t r a t a m i e n t o tenga u n
v a l o r d e m o s t r a d o , excepto, quizás, relaciones interpersonales cui-
dadosas y sostenidas y los tranquilizantes. L a "esquizofrenia" se
presenta en familia p e r o genéticamente n o se sujeta a n i n g u n a ley
precisa. H a b i t u a l m e n t e parece no tener n i n g ú n efecto adverso so-
bre la salud y atendida debidamente p o r los demás n o causa la
m u e r t e ni a c o r t a la vida. Se presenta en cualquier tipo d e consti-
tución. N o se asocia con ninguna otra anormalidad física c o n o c i d a .
E s m u y i m p o r t a n t e reconocer q u e el enfermo diagnosticado n o
sufre d e u n p a d e c i m i e n t o cuya etiología es desconocida, a n o ser
1
q u e se demuestre lo c o n t r a r i o . Es u n a persona que tiene sensa-
ciones raras, q u e a c t ú a en u n a forma e x t r a ñ a desde el p u n t o d e
vista d e sus familiares y de nosotros. Si estas sensaciones y actos
e x t r a ñ o s están constantemente asociadas con alteraciones en su

i Para complementar este aspecto véase, Szasz, Thomas S. (1961). The Myth
of Mental Illness: Hoeber. Londres: Secker and Warburg. 1962.
12 INTRODUCCIÓN

organismo es algo todavía incierto, aun c u a n d o es m u y probable


que las alteraciones bioquímicas, relativamente constantes, puedan
ser la consecuencia de situaciones interpersonales de u n a natura-
leza especial, relativamente constantes.
Q u e el e n f e r m o diagnosticado sufre de un proceso patológico es
u n a realidad o u n a hipótesis, o u n a presunción, o u n a opinión.
Considerarlo c o m o una r e a l i d a d es decididamente erróneo. Con-
siderarlo c o m o u n a hipótesis es legítimo. Es innecesario formular
la presunción o aceptar la opinión.
A h o r a bien, el psiquiatra, a d o p t a n d o una postura clínica en
presencia de una persona antes de ser diagnosticada a la que ya
considera y escucha c o m o si fuera u n enfermo, m u y frecuente-
mente llega a pensar que está en presencia de la "realidad" de la
"esquizofrenia". A c t ú a "como si" su existencia fuera u n a realidad
establecida. Necesita entonces descubrir su "causa" o sus múlti-
ples "factores etiológicos", f o r m u l a r su "pronóstico" y tratar su
evolución. E l "fondo" del "padecimiento", todo lo que es el re-
sultado del proceso, queda entonces fuera de la influencia de la
persona. E s t o es, la enfermedad o el proceso se toman" c o m o una
realidad a la que está sujeta o padece la persona de la que se
supone que es o genética, o constitucional, o endógena, o exógena
u orgánica o psicológica, o u n a mezcla de todo ello. Esto, en nues-
tra opinión, es un p u n t o de p a r t i d a erróneo.
El criterio de que el e n f e r m o diagnosticado se c o m p o r t a de u n a
m a n e r a a n o r m a l biológicamente (y, p o r lo tanto, patológica) es,
pensamos, p r e m a t u r o y que deberíamos colocarlo entre paréntesis.
A u n c u a n d o nosotros .mismos n o aceptamos la validez de la ter-
minología clínica, es necesario establecer el hecho de que las per-
sonas cuyas familias describimos, son tan "esquizofrénicas", c o m o
el que más. Designamos c o m o "esquizofrénica" a u n a persona que
ha sido diagnosticada c o m o tal y que ha llegado a ser tratada de
conformidad con tal diagnóstico. P o r lo tanto hemos iniciado cada
relato por u n a descripción, e x p r e s a d a en términos técnicos, de la
experiencia y c o n d u c t a de la persona a la que se atribuye la "es-
quizofrenia". Insistimos en q u e nosotros mismos n o usamos el
t é r m i n o "esquizofrenia" para designar ninguna condición identifi-
cable que pensamos que existe "en" u n a persona. Sin embargo, ya
que el t é r m i n o sintetiza u n c o n j u n t o de atributos clínicos señala-
dos p o r algunas personas en relación con la experiencia y la
c o n d u c t a de algunas otras, conservamos el término p a r a este con-
j u n t o de atributos. Ponemos e n t r e paréntesis cualquier juicio en
c u a n t o a la validez o las implicaciones de este g r u p o de atributos.
INTRODUCCIÓN »3

Después de señalar estos atributos descubriremos las relaciones


familiares desde un p u n t o de vista fenomenología). N o presu-
ponemos que se pongan o n o se pongan de manifiesto ni un es-
tado patológico orgánico, ni un estado /vicopatológico, ni p a r a
el objeto (véase adelante), u n a patología d e grupo. Este proble-
m a sólo queda entre paréntesis. Siempre q u e usamos esta termi-
nología clínica sentenciosa fuera de la sección clínica, al princi-
pio de cada capítulo, el lector debe tener presente el paréntesis
en que quedan colocados todos estos términos o el aplazamien-
to en su calificación.

Nos ocupamos de personas, de las relaciones e n t r e las personas,


y de las características de la familia como un sistema c o m p u e s t o
de u n a multiplicidad de personas. Nuestra posición teórica, p o r
lo que toca especialmente a nuestro método, es la siguiente.
C a d a persona n o es sólo un objeto en el m u n d o de los otros,
sino que es también u n a posición en el espacio y en el t i e m p o
a partir de los cuales tiene experiencias, forma p a r t e y a c t ú a en
su m u n d o . Es su propio centro, con sus propios puntos de vista,
y es precisamente la perspectiva de cada persona en la situación
que c o m p a r t e con los demás, lo que deseamos descubrir.
Sin embargo, cada persona n o ocupa u n a posición única, defi-
nible, en relación con los otros miembros de su familia.
U n a persona puede ser hija y h e r m a n a , esposa y m a d r e . N o
hay m a n e r a de conocer a priori la relación e n t r e : el c o n j u n t o
bivalente de interrelaciones recíprocas que tiene con su padre, el
conjunto bivalente con su m a d r e y el c o n j u n t o trivalente q u e
tiene en el terceto de todos ellos juntos y p o r el mismo estilo,
puede ser u n a h e r m a n a de su h e r m a n o y d e su h e r m a n a , y ade-
más puede ser casada y tener un hijo o u n a hija.
Supongamos que J i l l tiene padre, m a d r e y un h e r m a n o , que
todos viven juntos. Si se quiere formar u n a imagen completa de
ella c o m o u n a persona de la familia, tomarla c o m o u n a persona
sola fuera de la familia, sería necesario v e r q u é e x p e r i m e n t a y
c ó m o actúa en todas las siguientes relaciones:

Jill sola
Jill con la madre
Jill con el padre
Jill con el hermano
Jill con la m a d r e y el padre
Jill con la m a d r e y el h e n n a n o
«4 INTRODUCCIÓN

J i l l con el p a d r e y el h e r m a n o
J i l l con la m a d r e , el padre y el h e r m a n o .

Se ve que se trata de u n a diferenciación bastante imperfecta de


las diferentes actitudes que tiene que a d o p t a r J i l l p a r a caracteri­
zarlas c o m o hija o c o m o h e r m a n a .
Se requiere t o m a r , en la misma forma, patrones de c o n d u c t a
de cada u n o de los miembros de las familias de que se trate. L a s
personas tienen identidades. P e r o pueden c a m b i a r también nota­
blemente c u a n d o se vuelven diferentes al estar otras frente a otras.
Es a r b i t r a r i o considerar alguna de estas transformaciones o altera­
ciones c o m o básicas, y a las otras c o m o variaciones.
N o sólo p u e d e la persona comportarse de diferente m a n e r a en
sus diferentes transformaciones o alteraciones, sino que puede sen­
tirse ella m i s m a diferente. Está obligada a r e c o r d a r diferentes
cosas, a e x p r e s a r actitudes diferentes, a u n algunas discordantes,
dejar c o r r e r su imaginación en distintas formas, etcétera.
Nuestro interés está siempre en las personas, en relación con
nosotros o e n t r e ellas mismas, y siempre enfocadas en el c o n j u n t o
de su g r u p o que, p a r a este trabajo, es, en primer término, la fa­
milia, pero q u e puede incluir también la red e x t r a f a m i l i a r de
personas de los miembros de la familia si tiene un significado espe­
cial p a r a los problemas q u e tratamos de dilucidar. E n otras pa­
labras, estamos interesados en lo q u e se podría l l a m a r el nexo
de la familia, o sea, el s i n n ú m e r o de personas que i n t e g r a n el
grupo u n i d o p o r un parentesco y de otras que, a u n q u e n o ligados
por lazos familiares, se consideren miembros de la familia. L a s
relaciones de las personas d e n t r o de u n n e x o se caracterizan p o r
la influencia recíproca, directa, intensa y duradera, sobre la expe­
riencia y la c o n d u c t a de los unos sobre la de los otros.
Estudiamos las personas que constituyen este n e x o , sus relacio­
nes y el n e x o mismo, en la medida en que pueden t e n e r es­
tructuras, procesos y efectos c o m o un sistema, no necesariamente
intentado p o r sus miembros, n o necesariamente previsto p o r el
conocimiento de sus miembros estudiados fuera del c o n j u n t o .
Si se quiere saber c ó m o organiza o desorganiza un e q u i p o de
fútbol sus acciones en el juego, n o se piensa solamente, ni siquie­
ra en p r i m e r término, en enfrentarse al problema h a b l a n d o in­
dividualmente con sus integrantes. Se observa la forma en que
juegan juntos.
L a m a y o r p a r t e de las investigaciones e n t r e las familias de los
"esquizofrénicos", a u n c u a n d o han p r o p o r c i o n a d o datos origina-
INTRODUCCIÓN »5

les y útiles en diferentes aspectos del problema, n o se h a n basado


en la observación directa de los miembros de la familia juntos, en
la m a n e r a en que de hecho ejercen influencia unos sobre los
otros.
L a forma en la que u n a familia se desenvuelve e n el espacio
y e n el tiempo, en q u é espacio, en q u é t i e m p o , q u é cosas son
privadas o son compartidas, y p o r quiénes, éstas y m u c h a s otras
cuestiones se dilucidan m e j o r si se ve q u é clase de m u n d o h a
a d o p t a d o para sí la familia, t a n t o en su c o n j u n t o c o m o , diferen-
cialmente, para cada u n o de sus miembros.
N o se desea, sin e m b a r g o , estudiar las propiedades del sistema
de u n a familia, separadas de la experiencia y las acciones de los
individuos cuya convivencia c o n t i n u a es la ú n i c a que, en forma
especial, garantiza la continuidad del sistema.
L a relación entre las personas, sus parentescos y el g r u p o que
constituyen continúa presentando dificultades conceptuales y me­
todológicas.
P a r t e del problema es la a p a r e n t e discontinuidad e n t r e los pro­
cesos del sistema y las acciones de los agentes q u e constituyen el
sistema. E n este aspecto consideramos c o n v e n i e n t e utilizar los
conceptos de praxis, proceso e inteligibilidad, e n la forma e n q u e
2
h a n sido desarrollados recientemente p o r S a r t r e .
Sucesos, incidentes, acontecimientos pueden ser actos realizados
p o r actores, o pueden ser el resultado de u n a serie c o n t i n u a de
operaciones que n o tienen ningún agente c o m o responsable.
E n el primer caso, hablaremos de los acontecimientos c o m o el
resultado de la.praxis; en el segundo, c o m o el resultado del pro­
ceso.
C u a n d o lo que sucede en algún g r u p o h u m a n o se puede atri­
buir a lo que hacen los agentes, se d e n o m i n a praxis. L o q u e su­
cede en un grupo puede n o ser el propósito d e nadie. P u e d e
darse el caso de que n i n g u n o siquiera se d é c u e n t a de lo que
sucede. P e r o lo que pasa en un g r u p o será inteligible si se pue­
de referir lo que está sucediendo (proceso) a el q u e a c t ú a (praxis).
Desde el punto de vista fenomenológico, u n g r u p o puede ser
sentido por sus miembros c o m o un organismo; a los que están
fuera de él, puede aparecer c o m o que a c t ú a c o m o tal. P e r o ir más
allá de esto y sostener que, ontológicamente es u n organismo, es

2 Una explicación más amplia de estos conceptos aparece en Sartre, J.-P.


(1960) Critique de la raison dialectique. París, Gallimard; y Laing, R . D., y
Cooper, D. G. (1964). Reason and Violence. A Decade of Sartre's. Philosophy
(1950-1960). Londres. Tavistock Publications; Nueva York: T h e Free Press.
16 INTRODUCCIÓN

equivocarse del todo. Precisamente c u a n d o todos los sociólogos


h a n a b a n d o n a d o completamente el organicismo, comienza a surgir
u n a n u e v a sociología médica cuando el clínico, a b a n d o n a n d o su
posición del psicólogo médico individual, comienza a o c u p a r la
a n t i g u a posición del sociólogo con un tipo curioso de o r g a n i c i s m o
médico.
P o r l o t a n t o , pensamos que el concepto de patología familiar
es u n c o n c e p t o confuso. E x t i e n d e la ininteligibilidad de la con­
d u c t a individual a la ininteligibilidad del g r u p o . Es la anologia
3
biológica, a p l i c a d a ahora n o sólo a u n a persona sino a u n sin­
n ú m e r o de personas. Este ejemplo de transferencia d e c o n c e p t o s
derivados de l a biología clínica al c a m p o de la multiplicidad d e
seres h u m a n o s es, según nuestro p u n t o de vista, estéril. Su efecto
inicial es a t r a c t i v o , pero crea, en último término, dificultades a u n
mayores q u e la analogía biológica aplicada a u n a persona. N o el
individuo, s i n o la familia, es la unidad de la e n f e r m e d a d : n o
el individuo, sino la familia, necesita, p o r l o tanto, los servicios
del clínico p a r a curarlo: la familia (y a u n la sociedad m i s m a )
es a h o r a u n a especie de hiperorganismo, con u n a fisiología y u n a
patología, q u e puede estar sana o enferma. Se llega a u n pancli-
nicismo, p o r decir así, que es más bien un sistema de valores q u e
un i n s t r u m e n t o del conocimiento.
E l g r u p o no es al individuo como un todo a la parte, como un
h i p e r o r g a n i s m o a un organismo. N o es un mecanismo e x c e p t o en
el sentido de q u e la acción mecánica del g r u p o puede estar cons­
tituida, en c u a n t o tal, por las praxes de cada u n o y de todos sus
m i e m b r o s , y es el resultado inteligible de tales praxes y p u e d e
ser d i l u c i d a d o si se utiliza una metodología apropiada.

P o r lo t a n t o , hemos tratado de desarrollar un m é t o d o q u e nos per­


m i t e estudiar aisladamente y al mismo tiempo (i) cada u n a de las
personas en la familia; (n) las relaciones e n t r e las personas en
la familia; ( m ) la familia misma c o m o un sistema.
H e m o s seguido el mismo plan general con todas las familias.
AI p r i n c i p i o de nuestro informe de cada familia y en el apéndice
se d a n detalles de la estructura de cada investigación.
E l p r i m e r paso en cada caso fue decir a la paciente q u e q u e r í a ­
mos t e n e r entrevistas con ella y con los miembros de su familia.

3 Véase MacMurray, John (1957). The Self as Agent. Londres, Faber, y


el capítulo 1 d e Laing R. D. (1960). The Divided Self. Londres: Tavistock
Publications; Chicago: Quadrangle Books.
INTRODUCCIÓN 17

Algunas manifestaron angustia al principio, p e r o n i n g u n a se re-


husó.
P o r lo regular, los primeros parientes con los q u e nos conec-
tamos fueron los padres de l a enferma. Se les e x p l i c ó que tratá-
bamos de obtener mayores d a t o s q u e pudieran a y u d a r n o s a com-
prender por qué la paciente estaba e n f e r m a y en el hospital. E n
todos los casos la respuesta fue p r á c t i c a m e n t e la m i s m a . Harían
cualquier cosa si eso nos servía p a r a a y u d a r a la enferma. E n se-
guida les decíamos que desearíamos saber más a c e r c a d e su vida
familiar y que la forma en q u e q u e r í a m o s h a c e r esto era reunién-
donos con ellos, separados y j u n t o s , en presencia d e la enferma y
sin ella y que desearíamos r e u n i m o s con ellos en sus casas, por-
que en esa forma, las cosas r e s u l t a r í a n más vividas p a r a nosotros.
Estos cambios de impresiones iniciales se hacían c o n la grabadora
conectada en el mismo c u a r t o , c o m p l e t a m e n t e a la vista. L e s de-
cíamos que ella era nuestra m e m o r i a . C o n ella p o d r í a m o s escu.
c h a r todo lo que se decía sin t r a t a r de r e c o r d a r al m i s m o tiempo
todo. N o h u b o objeciones a esto.
Después de una o dos entrevistas c o n los p r i m e r o s familiares,
sugeríamos r e u n i m o s p a r a entrevistar en la m i s m a f o r m a a otros
miembros de la familia. E n ocasiones se dieron razones por lo
cual esto no debería hacerse. N o insistíamos en el asunto cuando
se trataba de niños menores de doce años, p e r o c u a n d o no era
así tratábamos de vencer las objeciones, h a b i t u a l m e n t e con éxito.
Pero en algunas familias n o pudimos entrevistar a todas las perso-
nas adecuadas, a veces por el veto de algún p a r i e n t e que inicial-
m e n t e había aceptado, en ocasiones p o r q u e el p a r i e n t e e n cuestión
rehusó su cooperación. L o s detalles de estas omisiones se dan en
cada u n o de los estudios de que se informa. E l l e c t o r verá que,
en general, logramos entrevistar a todas las personas q u e quisimos.
Vimos todas estas familias a diferentes horas del día. Las vi-
mos cuando la enferma estaba en un estado psicótico agudo y
c u a n d o aparentemente estaba bien; vimos las reacciones de la fa-
milia c o m o un sistema total, de c a d a u n o de sus subsistemas, y de
cada uno de sus miembros, frente a la m e j o r í a de la enferma y
frente a recaídas posteriores posibles o reales. T r a t a m o s a todas
las familias de las que se i n f o r m a aquí d u r a n t e m á s de tres años
hasta el momento de r e d a c t a r este estudio.
Habiendo reunido nuestros datos en forma de notas y de graba-
ciones, se hizo una transcripción completa de estas últimas, TOIBU.
las cuales se conservan.
De cada juego de grabaciones y transcripciones, se h i / o un in-
i8 INTRODUCCIÓN

dice de concordancia y d e este expediente e x t r a j i m o s los once


informes siguientes. E n el undécimo le d a m o s al lector una vi­
sión más exacta del desarrollo cronológico del proceso propiamen­
te dicho de una investigación. E n este caso e x p o n e m o s al lector
los datos en una e t a p a intermedia, entre los datos iniciales y las
historias finales.
Hemos sustituido, n a t u r a l m e n t e , los n o m b r e s y tomado toda
clase de precauciones p a r a asegurar el a n o n i m a t o total de las per­
sonas. Con excepción de los cambios en n o m b r e s , lugar y ocupa­
ción, todas las conversaciones se reproducen al pie de la letra.

E n función de la fenomenología misma, este estudio es limitado


desde el punto de vista metodológico y heurístico.
L a mayor parte de nuestros datos están e n f o r m a de entrevistas.
A pesar de la naturaleza r e l a t i v a m e n t e sistemática del muestreo que
hicimos de la familia a través de tales entrevistas, nuestro estudio
sobre estas familias está lejos de ser c o m p l e t o , debido a que, en
primer lugar, la mayoría de estas entrevistas se realizaron en nues­
tros propios consultorios y n o en los hogares de las familias y.
en segundo lugar, lo q u e es m á s serio, u n a entrevista no es pro­
piamente una situación familiar que se p l a n t e a en forma espon­
tánea.
Estamos también insatisfechos con nuestro m é t o d o de registro.
Su principal limitación es q u e todos nuestros registros que conser­
vamos están limitados a las discusiones verbales y audibles de los
miembros de la familia en nuestra presencia. A u n cuando una
colección permanente de registros magnéticos significa un progreso
frente a las notas clínicas q u e se hacen d u r a n t e las entrevistas o
después de ellas, esto solo puede considerarse c o m o un paso hacia
los registros audiovisuales permanentes.
Nuestros hallazgos se presentan c o n m u y pocas interpretaciones,
ya sea existencialistas o psicoanalíticas. E l psicoanálisis se ha ocu­
pado de la relación e n t r e el inconsciente y la c o n d u c t a manifiesta.
E l psicoanalista frecuentemente hace interpretaciones en relación
con los motivos, experiencias, acciones e intenciones del sujeto
analizado, que éste desaprueba o de los q u e n o se d a cuenta. El
lector advertirá que hemos s i d o . m u y parcos en hacer interpreta­
ciones de esta naturaleza e n relación con los miembros de estas
familias.
E n nuestra opinión, es indudable que en todas estas familias
las experiencias imaginarias d e los m i e m b r o s de la familia y los
motivos, acciones o intenciones que resultan sobre la base de tal
INTRODUCCIÓN »9

experiencia, son en su m a y o r í a desconocidos p a r a las personas mis¬


mas. P o r lo t a n t o , n o es posible ocuparse a d e c u a d a m e n t e con un
p r o b l e m a básico tal c o m o , p o r ejemplo, la sexualidad sin estar
preparados p a r a atribuirles a los agentes participantes ideas ima­
ginarias, d e los cuales ellos mismos son inconscientes. De cual­
quier m o d o , en este volumen n o hemos intentado esto.
N u e s t r a discusión y nuestros comentarios sobre c a d a familia es­
tán limitados a lo q u e nos parece tener un f u n d a m e n t o innegable.
Deducciones sobre experiencias que los sujetos mismos niegan
y respecto a motivos e intenciones que el agente mismo desaprueba,
presentan dificultades de validez que n o pueden ser superadas en
el nivel fenomenológico al q u e nos hemos limitado.
E n términos generales nos ha parecido conveniente limitar la
presente o b r a en esta forma, en ocasiones a u n a costa de n o estar
en posibilidades de consignar lo que consideramos c o m o elemen­
tos básicos en la d i n á m i c a d e la familia.
P o r lo t a n t o , en este libro el lector e n c o n t r a r á c o m p r o b a d a s
las contradicciones bastante manifiestas que plantean estas fami­
lias, sin u n a m a y o r e x p l o r a c i ó n de los factores subyacentes que
puede suponerse q u e las generan y las sustentan. E n el segundo
t o m o nos p r o p o n e m o s ir m u c h o más adelante en la interpretación
de los datos.
O t r a limitación, q u e creemos necesaria en la transición de u n a
perspectiva clínica a u n a sociofenomenológica, es q u e nuestra tota­
4
lización de la familia misma, c o m o sistema, es incompleta. Nues­
tro informe de c a d a familia está polarizado en un g r a d o conside­
rable hacia la inteligibilidad de la experiencia y de la c o n d u c t a
8
de la persona q u e ha iniciado ya una c a r r e r a c o m o "esquizofré­
nica". De esta m a n e r a , el foco queda un poco en la enferma iden­
tificada, o en la relación madre-hija, o en la persona d e n t r o de
un n e x o , más bien que en el n e x o mismo. Creemos q u e esto es,
históricamente, inevitable. E l hecho de que este estudio sea transí-
cional constituye a la vez su debilidad y su fuerza, ya que espe­
ramos q u e constituirá un puente entre los esfuerzos pasados y fu­
turos p o r e n t e n d e r la locura.

Pensamos q u e en este libro se demuestra que la e x p e r i e n c i a y la


c o n d u c t a de los esquizofrénicos es m u c h o más comprensible, desde
el p u n t o de vista social, de lo q u e han supuesto la mayoría de
los psiquiatras.

4 Véase J . - P . Sartre (1960); y R. D. Laing y D. C. Cooper (1964). op. cit.


5 Véase Goffman. Erving (1961). Asylums. Nueva York. Doubleday Anchor.
20 INTRODUCCIÓN

E n c a d a caso especial hemos t r a t a d o de responder a la p r e g u n t a :


¿Hasta q u é p u n t o la experiencia y la conducta de aquella persona
que h a iniciado ya u n a carrera de "esquizofrénica" es comprensible
a la luz d e la praxis y del proceso de su n e x o familiar?
Creemos que la transformación en el punto de vista que estas
descripciones entrañan y demandan a la vez tiene una importancia
histórica no menos radical que la transformación del punto de vis-
ta demonológico en clínico, hace trescientos años.
F A M I L I A I. LOS ABBOTT

M A Y A es una m u j e r alta, morena, de veintiocho años. E s hija


única. H a s t a la edad de ocho años vivió con su m a d r e y con su
p a d r e que era gerente de un almacén. Desde entonces, hasta los
c a t o r c e años, estuvo c o m o evacuada con un m a t r i m o n i o de edad,
sin hijos, y de los catorce a los dieciocho años, en que p o r p r i m e r a
vez fue admitida en el hospital, estuvo n u e v a m e n t e con sus padres.
H a pasado nueve, de sus últimos diez años, en el W e s t Hospital.

PERSPECTIVA CLÍNICA

L a "enfermedad" de Maya se diagnosticó c o m o esquizofrenia pa¬


ranoide. P a r e c í a que se presentaba sin causa a p a r e n t e . E l infor-
m e d e una t r a b a j a d o r a social psiquiátrica, basado e n entrevistas
c o n su m a d r e y su padre, describía la aparición del padecimiento
de la siguiente m a n e r a :
L a enferma parece haber sido c o m p l e t a m e n t e n o r m a l en
su c o n d u c t a hasta un mes antes de su admisión en el hospital.
P o r supuesto que había estado p r e o c u p a d a p o r su t r a b a j o
e n la escuela, p e r o los padres estaban acostumbrados a esto,
y p o r experiencias anteriores consideraban sus temores total-
m e n t e infundados. U n a tarde llegó a casa de la escuela y
dijo a sus padres que la directora quería que dejara la escue-
la. L o s padres se preocuparon i n m e d i a t a m e n t e porque sabían
que esto no era cierto. E n lo sucesivo, la enferma insistió en
lo mismo en varias ocasiones. Después dijo que n o podía
d o r m i r y posteriormente tuvo la convicción de que e n t r a b a n
a la casa ladrones. Se prescribió un sedante pero la enfer-
ma, al principio, se rehusó a tomarlo. U n a vez, c u a n d o lo
hizo, se quedó sentada en la c a m a t r a t a n d o de seguir des-
pierta, a pesar de la medicina. E n t o n c e s pensó que su padre
la estaba envenenando y un día h u y ó de la casa y le dijo a
u n vecino que su padre trataba de envenenarla. L o s padres
la encontraron finalmente y la trajeron a casa. N o parecía
temer a su padre y discutía el asunto con toda c a l m a con él,
pero se rehusaba a aceptar que él n o pretendía desembara-
zarse de ella. Se llamó a un médico quien aconsejó q u e se le
tratara inmediatamente. L a enferma estaba deseosa de ser
t r a t a d a y entró al hospital c o m o enferma voluntaria.

Diez años después los padres nos dieron el mismo informe.


E n los diez años anteriores su conducta había permitido preci-
31
22 FAMILIA I

sar manifestaciones clínicas en el sentido de que tenía alucinacio-


nes auditivas y q u e presentaba u n a despersonalización; manifestaba
signos de c a t a t o n í a ; presentaba una disminución en su afectividad
y un aislamiento a m i s t a . E n ocasiones se le consideraba c o m o
"impulsiva".
E n términos más fenomenológicos, la enferma se sentía más
c o m o u n a m á q u i n a q u e c o m o u n a persona; carecía de la sensación
de q u e sus motivos, sus acciones y sus intenciones fueran coheren-
tes; estaba m u y confusa en c u a n t o a su identidad a u t ó n o m a . Sen-
tía la necesidad de moverse y h a b l a r con u n a corrección estudiada
y escrupulosa. A veces sentía q u e sus pensamientos estaban con-
trolados p o r otros y decía q u e n o ella, sino sus "voces", la hacían
pensar.
E n n u e s t r o informe, d a d o q u e n o enfocamos nuestro estudio
desde u n a perspectiva clínica sino fenomenológica social, n o po-
d r e m o s dividir n u e s t r o estudio en términos de categorías clínicas.
Los signos y los síntomas clínicos q u e d a r á n dispersos en la inteli-
gibilidad ( c o m p r e n s i ó n ) social del relato que sigue:
L o q u e p r e t e n d e m o s es d e m o s t r a r que las experiencias de M a y a
y sus acciones, especialmente las consideradas como más esquizo-
frénicas, se h a c e n comprensibles si se les ve a la luz de su situación
familiar. E s t a "situación" n o es sólo la familia vista por nosotros
desde fuera, sino la "familia" e x p e r i m e n t a d a o sentida por cada
u n o de sus m i e m b r o s , desde d e n t r o .
N u e s t r a p r e g u n t a fundamental es: ¿en qué medida la experien-
cia y la c o n d u c t a esquizofrénicas de M a y a son ininteligibles a la luz
de la praxis y del proceso d e su familia?

ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

Nuestra imagen de esta familia se basa en las siguientes entrevistas.

Entrevistas Número

Madre i
Padre i
Hija 2
Hija y madre 29
Hija y padre 2
Madre y padre 2
Madre, p a d r e e hija 8

45
LOS A B B O T T *3

E s t o representa c i n c u e n t a horas de entrevista, de las cuales cua-


r e n t a fueron grabadas.

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

E l señor y la señora Abbot parecen personas tranquilas, c o m u n e s


y corrientes. C u a n d o Maya tenía dieciocho años la señora A b b o t
fue descrita p o r u n a trabajadora social psiquiátrica c o m o "una
m u j e r de lo más agradable que parecía afectuosa y con la q u e se
podía convivir fácilmente". E l señor A b b o t tenía un aire tran-
q u i l o pero afable. P a r e c í a "un h o m b r e m u y sensible, p e r o menos
p r á c t i c o que su m u j e r . N o parecía estar dispuesto a h a c e r m u c h o
p o r su familia. T e n í a una salud excelente o impresionaba al en-
trevistador c o m o 'una personalidad m u y estable* ".
M a y a n a c i ó c u a n d o su madre tenía veinte años y su p a d r e
treinta.
C u a n d o n a c i ó su hija, la señora había estado leyendo acerca de
u n a excavación en u n a tumba maya. "Precisamente el n o m b r e
p a r a m i hijita", pensó.
E l padre y la m a d r e estuvieron de a c u e r d o en que hasta el mo-
m e n t o en que se le m a n d ó fuera del hogar, a los o c h o años, M a y a
h a b í a sido la consentida de su papá. É l la despertaba t e m p r a n o
en la m a ñ a n a y n a d a b a n juntos. Siempre estaba de a c u e r d o con
él. Se sentaban m u y cerca el uno del o t r o a la mesa y era él
ú n i c o que rezaba con ella por las noches. F r e c u e n t e m e n t e hacían
largos paseos juntos.
F u e r a de visitas cortas a su hogar, Maya vivió lejos de sus pa-
dres desde los o c h o hasta los catorce años. C u a n d o volvió a su
casa p a r a vivir permanentemente con ellos n o t a r o n q u e había
c a m b i a d o . Y a n o era más su niñita. Deseaba estudiar. Y a n o que-
ría ir a n a d a r , ni quería hacer largos paseos con su p a d r e . Y a n o
q u e r í a rezar con él. Quería leer la Biblia, ella misma, sola. L e
o b j e t a b a a su padre el que quisiera manifestarle su afecto sentán-
dose j u n t o a ella d u r a n t e las comidas. Q u e r í a sentarse lejos de él.
Ni t a m p o c o q u e r í a ir al cine con su m a d r e . E n su casa, quería
m a n e j a r las cosas y hacer las cosas p o r sí misma, c o m o (ejemplo
d a d o p o r su m a d r e ) lavar un espejo sin decírselo antes a su m a d r e .
Estos cambios en M a y a mencionados p o r sus padres en f o r m a re-
trospectiva c o m o los primeros signos de su enfermedad, nos parece
q u e son sólo simples manifestaciones de desarrollo. L o interesante
es la discrepancia e n t r e la opinión de los padres sobre estos cam-
bios y la nuestra.
*4 FAMILIA I

M a y a concebía c o m o su principal dificultad, seguramente c o m o


su tarea m á s importante en la vida, el logro d e su a u t o n o m í a .

H a y que ser capaz de pensar p o r sí mismo, de resolver las


cosas por sí mismo. Y o n o puedo. L a gente puede asimilar
las cosas, yo no. Y o olvido la m i t a d del tiempo. A u n lo que
r e c u e r d o n o es un recuerdo verdadero. E s necesario resolver
las cosas p o r si mismo.

P a r e c e que los padres siempre vieron con inquietud todas las


manifestaciones d e u n a a u t o n o m í a en desarrollo p o r p a r t e de
Maya, incluyendo naturalmente los esfuerzos p o r separarse de ellos
y p o r h a c e r las cosas por su p r o p i a iniciativa. L a i n q u i e t u d d e
los padres n o ha disminuido en la actualidad. P o r e j e m p l o , su
m a d r e objetaba el que p l a n c h a r a sin ser vigilada, a u n c u a n d o du-
r a n t e el último a ñ o estuvo t r a b a j a n d o e n u n a lavandería sin nin-
g ú n c o n t r a t i e m p o . E l señor y la señora A b b o t consideraban el
h e c h o de q u e su hija aplicara su propio "criterio", independiente-
m e n t e del de ellos, c o m o un sinónimo d e "enfermedad", y c o m o
un rechazo de ellos. Su m a d r e decía:

Pienso que estoy dedicada absolutamente a u n a cosa — e s t á


bien lograr q u e ella esté b i e n — digo, c u a n d o e r a n i ñ a y —
de diez años yo siempre podía c o r r e g i r lo que estaba m a l
— h a c e r algo en relación con ello, p e r o esta e n f e r m e d a d h a
sido tan c o m p l e t a m e n t e . . . — nuestras relaciones h a n sido di-
ferentes — vea usted, M a y a e s . . . — en lugar de a c e p t a r todo
— c o m o c u a n d o yo le decía, "negro es negro", probablemen-
te lo hubiera creído, pero desde q u e está enferma, n u n c a h a
a c e p t a d o nada más. T i e n e que r a z o n a r todo ella sola, y si n o
lo puede hacer, n o acepta lo que yo digo — lo que n a t u r a l -
m e n t e es muy distinto p a r a mí.

"Desde su enfermedad", c o m o ellos le dicen, se h a v u e l t o más


"difícil". Y a n o "se a d a p t a " c o m o lo hacía. E l hospital la h a pues-
t o p e o r en este aspecto, aun c u a n d o M a y a sentía q u e le h a b í a ayu-
d a d o a "usar su propio criterio", más q u e antes. E l usar el p r o p i o
criterio ocasiona naturalmente el tener experiencias propias. L o
q u e p a r a M a y a e r a "usar mi propio criterio" y "desear h a c e r las
cosas p o r m í misma", era p a r a sus padres "precocidad" y "bri-
llantez".
H a s t a los dieciocho años M a y a estudió con e m p e ñ o y a p r o b ó to-
dos sus exámenes; Se refugió, c o m o decía, en sus libros c o n t r a lo
q u e l l a m a b a las "impertinencias" de sus padres. L a a c t i t u d de sus
padres se hizo e x t r e m a d a m e n t e equívoca, a r r o g a n t e y condescen-
LOS ABBOTT 25

diente al mismo tiempo, penosa p a r a ellos y con u n a preocupación


angustiosa p o r ella. Decían q u e e r a m u y inteligente, quizá "dema-
siado inteligente". P e n s a b a n q u e t r a b a j a b a demasiado. Q u e no te-
nía ninguna distracción pues leía t o d o el tiempo, p o r lo cual había
que quitarle su lectura. Su m a d r e decía:

Acostumbrábamos ir al c i n e en aquellos días y yo decía


¿eh?, y a veces ella decía, "no c r e o que podré ir al cine esta
noche, m a m i , tendré q u e h a c e r u n a tarea". Y entonces yo le
decía, "está bien, estoy decepcionada", o que había pensado
en ir o "bueno, iré sola", y entonces ella decía, "bueno, iré".
E n realidad había que obligarla casi siempre a salir.

C u a n d o M a y a decía que sus padres ponían dificultades para sus


lecturas, ellos lo negaban en t o n o divertido. Insistía en que había
querido leer la Biblia; ambos r e í a n a n t e la idea de q u e le ponían
dificultades p a r a esto y el p a d r e , r i e n d o todavía, decía: "¿para qué
quieres leer la Biblia precisamente? Esa clase de información la
puedes e n c o n t r a r , y m u c h o m e j o r , en otros libros".
Consideraremos a h o r a con m á s detalle algunas imputaciones re-
petidas que hacían a M a y a t a n t o sus padres c o m o los psiquiatras.
Durante diez años, en todos los informes psiquiátricos se le des-
cribió c o m o apática, reservada, inafectiva, aislada, hostil, con una
disminución de su afectividad. Sus padres también la veían así. L o
habían dicho tan frecuentemente, desde que tenía catorce años, que
no tenía sentimiento, que se p o d r í a h a b e r pensado que se había
acostumbrado de buen g r a d o a a c e p t a r este calificativo, sin embar-
go, cuando se le "acusaba" de ello, se s o n r o j a b a y se enojaba. Ella,
por su parte, pensaba que n u n c a se le había dado afecto y que
tampoco se le había p e r m i t i d o manifestar su afecto espontánea-
mente y que la razón de m u c h o de lo que se llamaba su impul-
sivismo era su desesperación y su frustración por este motivo, por
ejemplo, el incidente que o c a s i o n ó su reingreso al hospital ocho
años antes, c u a n d o se le dijo q u e había agredido a su m a d r e con
un cuchillo.

M A Y A : B u e n o , ¿por qué te a t a q u e ? Quizá buscaba algo, algo de


lo que carecía, afecto, tal vez fue avidez de afecto.
MADRE: N O podías tener n a d a d e eso. Siempre piensas que eso
es "empalagoso".
M A Y A : B u e n o ¿cuándo m e l o diste?
MADRE: B u e n o , si yo te iba a besar, decías, "no seas empalagosa".
M A Y A : Pero nunca he sabido que tú me dejaras besarte.
26 FAMILIA I

M a y a hizo la observación que sus padres n u n c a se la imagina-


b a n , o la "veían" c o m o "una persona" / ' c o r n o l a persona que soy".
Se sentía atemorizada p o r esta falta de r e c o n o c i m i e n t o y se lanzaba
c o n t r a ellos c o m o u n a forma de auto defensa. P e r o esto, natural¬
m e n t e , era algo demasiado sorprendente p a r a sus padres, que en
n i n g ú n m o m e n t o podían c a p t a r ningún sentido en esta acusación.
M a y a insistía en que su padres no tenían n i n g ú n afecto verdadero
p o r ella porque n o sabían, y n o querían saber, lo q u e ella sentía,
y también que no le permitían expresar n i n g ú n c a r i ñ o espontáneo
p o r ellos, p o r q u e esto n o era forma de "adaptarse".
C u a n d o Maya decía que se h a b í a vuelto m á s lista después de que
se h a b í a despojado de sus sentimientos, su m a d r e replicaba: "bue-
n o , ya eras muy lista". Esto no se refería a n i n g u n a característica
h i p o m a n i a c a de la m u c h a c h a , ya que esto n o existía.
O t r o rasgo de su falta de sentimientos se pone en claro p o r el
p r o b l e m a de si era o n o t o m a d a en serio. C o m o decía M a y a , su
padre

. . . se reía con frecuencia de cosas q u e y o le decía, y yo n o


podía ver de qué se reía. Creía que se t r a t a b a de cosas m u y
serias. Desde los cinco años, cuando yo p o d í a d a r m e cuenta,
no sabía de qué se reía. L o s dos, m i p a d r e y m i m a d r e , se
ponían de acuerdo en c o n t r a de mí.
Y o le hablaba a mi padre de la escuela y él acostumbraba
reírse. Si le c o n t a b a mis sueños se reía a c a r c a j a d a s y m e de-
cía que n o m e p r e o c u p a r a . E r a n i m p o r t a n t e s p a r a m í en
aquella época: frecuentemente tenía pesadillas. A c o s t u m b r a b a
reírse de ellas. J u g a b a m u c h o conmigo c u a n d o era niña, pero
eso n o es igual.

Su m a d r e se quejaba con nosotros de que M a y a n o quería com-


prenderla; su padre pensaba lo mismo y a m b o s se sentían ofendi-
dos porque ella no les decía n a d a de ella m i s m a .
L a respuesta de los padres a esta situación e r a interesante. L l e -
g a r o n a pensar que M a y a tenía poderes mentales excepcionales,
t a n t o así que estaban convencidos que podía leer sus pensamientos.
P o r ejemplo,

PADRE: Si yo estaba a b a j o y alguien e n t r a b a y preguntaba


c ó m o estaba M a y a y si yo subía i n m e d i a t a m e n t e , M a y a m e
decía: "¿qué has estado diciendo de m í ? " Y o decía: "nada".
E l l a decía: "sí lo has hecho, te oí". " A h o r a , e r a tan e x t r a o r -
dinario que sin saberlo M a y a e x p e r i m e n t é c o n ella, y c u a n d o
lo confirmé pensé, "bueno, haré p a r t í c i p e de m i confidencia
a la señora Abbott", entonces se lo dije, y ella replicó "oh,
LOS ABBOTT *7

n o seas tonto, es imposible". Entonces yo dije: "está bien,


esta n o c h e , c u a n d o llevemos a M a y a en el automóvil m e voy
a sentar j u n t o a ella y me voy a c o n c e n t r a r en ella. Diré algo
y tú observarás lo q u e sucede". C u a n d o estuve sentado dijo:
"¿no te i m p o r t a r í a sentarte en el o t r o lado del automóvil?
N o p u e d o escudriñar los pensamientos de p a p á " Y e r a cierto.
A h o r a bien, siguiendo con lo mismo, un d o m i n g o dije, e r a
invierno: "Ahora M a y a se sentará en la silla de costumbre, y
estará leyendo un libro. T ú tomas un periódico y yo tomaré
u n periódico y yo te diré la p a l a b r a y . . . " Maya estaba ocu-
p a d a leyendo el periódico, y —le hice una seña a m i m u j e r
y entonces m e c o n c e n t r é en M a y a detrás del periódico. Cogió
el periódico — s u — revista o lo que fuera y se fue al c u a r t o
de enfrente. Y su m a d r e dijo: "Maya, ¿a dónde vas? N o he
puesto la calefacción." M a y a dijo: "No puedo entender — n o —
n o p u e d o llegar al fondo del cerebro de papá. N o puedo
profundizar el pensamiento de papá."

Esta clase de e x p e r i m e n t o s h a c o n t i n u a d o desde antes de su pri-


mera "enfermedad" hasta el presente y n o se descubrieron sino
hasta después que esta investigación se había venido realizando por
más de un a ñ o . D e a c u e r d o con esto, sólo con grandes dificulta-
des p o d r í a n continuarse considerando las ideas de influencia de
M a y a ' c o m o la manifestación de un proceso patológico individual,
ya se conciba c o m o orgánico, c o m o psíquico o c o m o a m b a s cosas.
C l í n i c a m e n t e "padecía" "ideas de influencia". Insistía repetida-
mente en su sensación de que, a su pesar, influía en otros en u n a
forma adversa y que otros podían influir en ella y de hecho la
influían en forma indebida, también a pesar de sus propios esfuer-
zos p o r contrarrestarlo.
A h o r a bien, en general, la naturaleza de las influencias recípro-
cas que las personas pueden ejercer y ejercen unas sobre otras, es
más bien incierta. Es u n c a m p o en el que la fantasía t r a t a de pro-
ducir un hecho. Sería m á s fácil, ciertamente, discutir la preocu-
pación de M a y a a este respecto si existieran ideas más claras entre
la población sana sobre lo que sucede y puede suceder en cone-
xión con esto.
E n forma específica, sería m u y i m p o r t a n t e para nosotros conocer
las respuestas a las siguientes preguntas.
¿Qué influencia pensaban el padre y la m a d r e de M a y a que te-
nía ésta r e a l m e n t e sobre ellos?
¿Qué influencia pensaban q u e podían tener o tenían, o debían
haber tenido sobre ella?
¿Qué influencia trataron de ejercer sobre ella?
28 FAMILIA I

¿Qué influencia se i m a g i n a b a q u e u n a persona podría tener


sobre otra, especialmente a c t u a n d o a distancia, y p a r t i c u l a r m e n t e
por medio de la oración, la telepatía, el c o n t r o l del pensamiento,
lo que más p r e o c u p a b a a M a y a ?
Sin las respuestas a tales p r e g u n t a s nadie puede e m p r e n d e r la
evaluación y dilucidación de las ilusiones de M a y a sobre u n a in-
fluencia recíproca. E s t e principio es válido, según nos parece, p a r a
todos los casos de interpretaciones semejantes.
En el presente caso, las ideas d e influencia resultan comprensi-
bles desde el p u n t o de vista social si r e c o r d a m o s que sus padres se
dedicaban, en forma activa, a t r a t a r de influir en ella, que creían
que podía leer sus pensamientos y q u e e x p e r i m e n t a b a n con ello y
le negaban q u e lo estuvieran h a c i e n d o . A d e m á s , al a t r i b u i r estos
poderes e x t r a o r d i n a r i o s a M a y a , c r e í a n , sin n i n g u n a d u d a , que ella
ni siquiera sabía lo que pensaba o hacía.
L a queja de M a y a de q u e su m a d r e y su p a d r e "influían" en
ella en alguna forma les h a c í a "reír", p o r lo que n o sorprende que
especialmente en su casa estuviera irritable, nerviosa y confusa. Sólo
d u r a n t e el curso de nuestra investigación admitieron, frente a ella,
lo que habían estado haciendo.

M A Y A : B u e n o , c r e o q u e n o deberían hacerlo; n o es natural.


PADRE: N O lo hago; n o l o hice, pensaba: "bueno, estoy ha-
ciendo algo i n c o r r e c t o , n o q u i e r o hacerlo".
M A Y A : Pienso q u e la f o r m a en q u e r e a c c i o n o demuestra
que es i n c o r r e c t o .
PADRE: Y sucedió algo, e n relación c o n esto, h a c e algunas
semanas: se le a n t o j ó u n a d e las faldas d e su m a d r e .
M A Y A : N O fue así; m e la p r o b é y m e quedó.
PADRE: B u e n o , tenían q u e ir con u n a modista —alguien
h a b r á r e c o m e n d a d o a la modista. L a señora A b b o t t fue p o r
ella y dijo: ¿ c u á n t o cuesta? L a señora dijo: " c u a t r o cheli-
nes"; la señora A b b o t t dijo, "no; debe haberle costado m u -
c h o más que eso". E n t o n c e s ella dijo: "bueno, su esposo m e
hizo un favor h a c e algunos años y n u n c a se lo he pagado".
Y o n o sé q u é fue. L a señora A b b o t t p a g ó n a t u r a l m e n t e más.
C u a n d o M a y a volvió a casa dijo: "¿conseguiste la falda,
m a m i ? " E l l a dijo: "sí, y costó m u c h o d i n e r o también, Maya".
Maya dijo: " N o puedes e n g a ñ a r m e ; m e dijeron q u e c u a t r o
chelines."
M A Y A : N O , yo creía que e r a n siete.
PADRE: N O , dijiste c u a t r o — e x a c t a m e n t e — y m i m u j e r m e
m i r ó y yo m e le q u e d é viendo. A h o r a , si puedes e x p l i c a r
esto; yo n o puedo.
LOS A B B O T T 29

U n a idea de referencia que tenía era que algo, que ella no po-
día entender, sucedía e n t r e sus padres en relación, a p a r e n t e m e n t e ,
con ella.
Seguramente que así era. C u a n d o se les entrevistó a todos jun-
tos el p a d r e y la m a d r e estaban continuamente haciéndose señas,
guiños y gestos, sonriéndose maliciosamente, en forma tan obvia
p a r a el que los entrevistaba, que veinte minutos después de la en-
trevista lo c o m e n t ó con ellos; sin e m b a r g o continuaron en la misma
f o r m a negándolo.
t

L a consecuencia, según nos parece, de esta incapacidad de los


padres p a r a reconocer la validez de semejantes comentarios hechos
p o r Maya, fue que ésta n o pudo saber cuándo percibía o c u á n d o
se imaginaba lo que sucedía entre sus padres. Estos intercambios
n o verbales, ostensibles a u n q u e no confesados, entre el p a d r e y la
m a d r e e r a n , de hecho, públicos y completamente obvios. M u c h o
de lo que podía tomarse c o m o paranoide en M a y a e r a el resul-
tado de que ella desconfiaba de su p r o p i a desconfianza. N o podía
creer realmente que sucediera lo que ella veía que sucedía. O t r a
consecuencia era que ella n o podía distinguir fácilmente entre ac-
tos que habitualmente no tienen por objeto ni se consideran una
forma de comunicarse, p o r ejemplo, quitarse los anteojos, parpa-
dear, frotarse la nariz, fruncir el entrecejo, etc., y otros que sí lo
son. Y e r a n precisamente estos actos, sin embargo, los q u e sus pa-
dres usaban c o m o "pruebas" para ver si Maya los c a p t a b a , pero
u n a parte esencial en este juego q u e practicaban los padres e r a
que, si se c o m e n t a b a n , la contestación era en forma festiva: "¿qué
quieres decir?, ¿qué es eso?", etcétera.
Además de atribuirle diferentes poderes asombrosos, los padres
a u m e n t a b a n además su confusión diciéndole que n o podía pensar,
recordar ni h a c e r lo que ella pensaba, recordaba y hacía.
Es ilustrativo c o m p a r a r en forma detallada lo que ello y su m a -
d r e tenían que decir en relación con la supuesta agresión a la
madre, que precipitó su reingreso al hospital (véase p. 2 5 , supra).
Según su m a d r e , M a y a la agredió sin motivo. E r a el resultado
de su enfermedad que se presentaba de nuevo. L a m a d r e insistía
c o n t i n u a m e n t e con M a y a p a r a que tratara de recordar.
Maya, sin e m b a r g o , dijo en una ocasión que podía r e c o r d a r el
hecho perfectamente. Estaba c o r t a n d o carne. Su m a d r e estaba pa-
rada detrás de ella, diciéndole c ó m o debía hacer las cosas correc-
tamente, y que, c o m o siempre, lo estaba haciendo mal. Sintió que
algo iba a estallar d e n t r o , si no actuaba. Se volvió y blandió el
cuchillo c o n t r a su m a d r e , y en seguida lo tiró al suelo. N o supo
3° FAMILIA I

por q u e lo hizo. N o estaba a p e n a d a p o r lo que había pasado, pero


quería e n t e n d e r l o . Decía que e n esa é p o c a se sentía bien; n o creía
que hubiera t e n i d o que ver n a d a c o n su "enfermedad". E r a res-
ponsable d e ello. Sus "voces" n o le h a b í a n dicho que actuara en
esa forma. D e c u a l q u i e r m o d o , decía, las voces e r a n sus propios
pensamientos.
Nuestra i n t e r p r e t a c i ó n es q u e t o d o el episodio p u d o haber pa-
sado inadvertido en cualquier h o g a r c o m o u n a manifestación de
un estado de exasperación, c o m ú n y c o r r i e n t e , e n t r e madre e hija.
N o nos fue posible e n c o n t r a r u n a zona en la personalidad de
Maya que n o estuviera sujeta a oposiciones de diferentes clases.
P o r ejemplo, piensa que c o m e n z ó a imaginarse "cosas sexuales",
c u a n d o volvió a su casa, a los c a t o r c e años. E s t a b a acostada en su
c a m a preguntándose si sus padres t e n d r í a n relaciones sexuales. Co-
menzó a e x c i t a r s e s e x u a l m e n t e y a masturbarse. Sin embargo, era
muy tímida y se m a n t e n í a a l e j a d a de los muchachos. Se sentía
cada vez más e x c i t a d a con la presencia física de su padre. Objetaba
el que él se r a s u r a r a en el m i s m o c u a r t o , c u a n d o ella se desayu-
naba. T e n í a temores de que sus padres supieran que tenía pensa-
mientos de o r d e n sexual en r e l a c i ó n c o n ellos. T r a t a b a de hablar-
les de esto, ¡>ero ellos le decían que no tuviera pensamientos de
esta clase. L e s d e c í a que se m a s t u r b a b a , y ellos decían que no
lo hacia. L o q u e sucedió entonces se infiere, n a t u r a l m e n t e , pero
cuando les dijo a sus padres en presencia del entrevistador que to-
davía se masturbaba, sus padres simplemente le dijeron que no lo
hacia.
Según r e c u e r d a , a la edad d e q u i n c e años comenzó a sentir que
su padre ocasionaba estos pensamientos d e orden sexual y que sus
dos padres t r a t a b a n de influir en ella en cierta forma rara. Inten-
sificó sus estudios, absorbiéndose en sus libros, p e r o comenzó a oír
en su cabeza lo q u e estaba leyendo, y c o m e n z ó a oír sus propios
pensamientos. E n t o n c e s luchó esforzadamente p o r pensar claramen-
te sus propios pensamientos. P e n s a b a sus pensamientos, oyéndolos
en su cabeza, sus cuerdas vocales e m i t í a n su voz, su mente tenía
una parte a n t e r i o r y otra posterior. Sus movimientos venían de la
parte a n t e r i o r d e su mente. Así sucedían. Estaba perdiendo toda
1
sensación de ser el agente de sus propios pensamientos y palabras.

i Por razones que se dieron en la introducción, nos limitamos considera-


blemente a la fenomenología convencional de estas situaciones familiares.
Decididamente aquí y en cualquier otra familia, el material que presentamos
está lleno de pruebas de la lucha de cada uno de los miembros contra su
propia sexualidad. Maya, sin duda, actúa con base en su propia experiencia
LOS A B B O T T 3»

N o sólo a m b o s padres de Maya contradecían sus recuerdos, sen-


timientos, percepciones, motivos, intenciones, sino que h a c í a n im-
putaciones q u e e r a n , en forma curiosa, contradictorias e n t r e sí y, al
m i s m o tiempo, q u e hablaban y actuaban c o m o si supieran m e j o r
q u e M a y a lo q u e recordaba, lo que h a d a , lo que se i m a g i n a b a ,
lo q u e deseaba, lo q u e sentía, si estaba contenta o si estaba c a n -
sada, este c o n t r o l se ejercía con frecuencia en una forma q u e re-
sultaba desconcertante.
P o r ejemplo, en u n a ocasión Maya dijo que deseaba salir del
hospital y q u e pensaba que su m a d r e trataba de que se q u e d a r a
en él, a pesar de q u e ya n o le era necesario c o n t i n u a r i n t e r n a d a .
L a m a d r e replicó:

C r e o q u e M a y a e s t á . . . — creo que M a y a reconoce q u e . . .


todo lo q u e deseaba realmente p o r su propio bien, yo lo ha-
ría — h m ? (ninguna respuesta) — N o hay limitaciones de
ninguna clase — digo si hay que hacer algunos cambios, los
haré con gusto a no ser que fuera completamente imposible.

N a d a podía h a b e r estado más alejado de lo que Maya reconocía


en aquel m o m e n t o . P e r o se observan muchas aseveraciones misti-
ficadas en la declaración. T o d o lo que Maya deseaba se califica
en forma más decidida con los términos "realmente" y "para su
p r o p i o bien". L a señora Abbott, naturalente, era a r b i t r o (i) de
lo q u e Maya r e c o n o c í a ( n ) de lo que Maya "realmente" deseaba,
en contraste c o n lo que ella podía pensar que deseaba, ( m ) de lo
que e r a por su p r o p i o bien, (iv) de lo que era u n a limitación o
un c a m b i o , (v) de lo que era posible.
Maya, en ocasiones, comentaba en una forma bastante lúcida es-
tas mistificaciones. P e r o esto era más difícil para ella q u e p a r a
nosotros. Su principal dificultad radicaba en q u e n o podía saber
c u á n d o confiar en sus propias percepciones y m e m o r i a o en las de
su padre y de su m a d r e o bien desconfiar de ellas.
L a investigación cuidadosa sobre esta familia revela que n o se
podía confiar en lo que los padres le decían a ella sobre ella,
sobre ellos, sobre lo q u e pensaban que ella pensaba q u e ellos pen-
saban, ni siquiera sobre lo que podía verse y oírse directamente.

sexual, particularmente en la forma de desdoblamiento, proyección, negati-


visrao, etc. Aun cuando está más allá de la limitación impuesta por nosotros
a nuestro enfoque particular en este libro el discutir estos aspectos, el lector
no debe suponer que queremos negar o reducir al mínimo la acción de la
persona sobre sí misma (lo que el psicoanálisis llama habitualmente meca-
nismos de defensa), especialmente por lo que toca a sensaciones sexuales
surgidas frente a miembros de la familia, es decir, en relación al incesto.
52 FAMILIA 1

M a y a sospechaba esto, pero sus padres consideraban precisamen-


te estas sospechas c o m o su enfermedad, y se lo decían. E l l a , p o r
este motivo, dudaba con frecuencia de la validez de sus propias
sospechas: muy frecuen temen te negaba e q u i v o c a d a m e n t e lo que
decía, en ocasiones inventaba u n a historia p a r a apoyarse en ella,
p o r ejemplo, que había estado en el hospital c u a n d o tenía ocho
años con ocasión de su primera separación de ellos.
N o resulta muy e x t r a ñ o el h e c h o de que M a y a tratara de ence-
rrarse en su propio m u n d o a u n q u e al m i s m o tiempo sintierst con
p e n a que n o era una persona a u t ó n o m a . Sin e m b a r g o , pensaba
que, a fin de lograr cierta independencia de sus padres, necesitaba
cultivar lo que llamaba "autoposesión". E s t o tenía varias conse-
cuencias.

Si yo no fuera d u e ñ a d e m í misma n o estaría en ningún


lugar, porque estaría m e t i d a en una mezcla de otras cosas.

C o m o hemos visto, sin e m b a r g o , era precisamente este intento


de autonomía lo que sus padres consideraban c o m o "su enferme-
dad", ya que esto ocasionaba que ella n o " e n c a j a r a " con ellos, que
fuera "difícil", "precoz", "demasiado inteligente", "demasiado or-
gullosa", y los culpara.
Maya trataba de explicarse en estos términos:

A c e n t ú o los defectos de los demás p a r a reconquistar m i


p r o p i o dominio. N o e n c a j o a d e c u a d a m e n t e con la gente: N o
es orgullo.
Mi m a d r e me molesta siempre. Siempre m e ataca. Siempre
trata de enseñarme c ó m o a p l i c a r mi criterio. N o se puede
decirle a u n a persona que aplique su criterio c o n t r a su vo-
luntad. Siempre ha sido así con mi m a d r e . Y o m e siento
ofendida.

P e r o en otras ocasiones d u d a b a del v a l o r de sus impresiones.


Decía:

N o m e molesta, p e r o yo así lo considero. P o r eso reacciono


en contra. Necesito c a l m a r m e . Siempre pienso que necesito
criticarla a mi vez, rebelarme y p o n e r m e necia, reconquistar
mi propio dominio.

Sentía que el padre y la m a d r e t r a t a b a n d e i m p o n e r sus opinio-


nes sobre ella, que t r a t a b a n de "obliterar" su pensamiento. P e r o
se le había enseñado a suponer q u e esto e r a pensar en algo insen-
sato, que esto era precisamente su "enfermedad".
LOS A B B O T T 33

Así, buscaba un refugio transitorio e n su propio mundo, en su


m u n d o privado, su coraza. H a c e r esto, sin embargo era ser "nega-
tiva", en la jerga de sus padres: "introvertida" en el lenguaje psi-
quiátrico.
C u a n d o n o asumía una actitud tan combativa, una actitud de-
fensiva c o m o lo que e r a capaz de asumir, Maya podía admitir que
se sentía m u y insegura de sus facultades. L a s cosas no eran siem-
pre ciertas.
N u n c a se m e permitió hacer nada yo sola, por Jo tanto, n o
aprendí a h a c e r las cosas. E l m u n d o no parece completa-
m e n t e real. Si n o se hacen las cosas, entonces las cosas n u n c a
son totalmente reales.

El c a m b i o p e r t u r b a b a su precario sentimiento de identidad.

N o se c ó m o enfrentarme a lo inesperado. Por eso m e gus-


tan las cosas claras y limpias. Entonces no pasa nada ines-
perado.

P e r o esta claridad y esta limpieza tenían que venir de ella mis-


ma, n o ser impuestas p o r la e x a c t i t u d o la "precisión" de sus
padres.
A c o s t u m b r a b a considerarlo c o m o una amenaza cuando era
más joven, c u a n d o n o tenía libertad de actuar en otra forma,
p e r o a h o r a p u e d o a c t u a r distinto: pero su "exactitud" M R
h a c e desear entender por qué son tan exactos, por qué hacen
las cosas c o m o las hacen y p o r q u é yo soy como soy.

R e p e t i d a m e n t e negaba toda clase de sentimientos por su parte y


todo interés por los sentimientos de o t r a gente.

Mi m a d r e es u n a persona con la que viví. N o siento nin-


g u n a otra cosa más que eso. Si algo le pasara la e x t r a ñ a r í a
y seguiría pensando en ella, p e r o n o cambiaría en nada m i
c a m i n o . N o tengo sentimientos profundos. Simplemente n o
soy así.

P e r o sí sabía con seguridad lo que es el miedo. P o r ejemplo,


c u a n d o u n a tía le g r i t ó recientemente.
L o sentí e x a c t a m e n t e . . . he visto con frecuencia c ó m o se
encoge el gato y sentí lo mismo dentro de mí.

E l l a m i s m a negaba ser la responsable de sus propios pensamien-


tos, en g r a n parte, según parece, para eludir la crítica Y la inca-
pacidad.
Yo n o pienso, piensan las voces.
54 FAMILIA I

Ellas hacían eso a sus lecturas y h a d a n "críticas" de personas


q u e le aterraría h a c e r ella misma.
Así c o m o n o era ella, sino sus voces, las que pensaban, así tam-
poco ella, sino su c u e r p o , e r a el que a c t u a b a .

T o d o está fuera d e m i control.

Había r e n u n c i a d o a t r a t a r de "averiguar" lo que les pasaba a sus


padres o a c u a l q u i e r o t r a persona.

Sólo puedo v e r u n aspecto del asunto: el m u n d o a través


de mis ojos y n o p u e d o verlo a través de los ojos de nadie
más, c o m o lo h a c í a .

Esta r e n u n c i a a c u a l q u i e r deseo de "ponerse en el caso" de


otros e r a en p a r t e u n a t á c t i c a defensiva, pero e r a también u n a
expresión del h e c h o d e q u e ella estaba sin saber qué hacer, since-
ramente.

E n c u e n t r o difícil conservar un empleo porque yo n o sé


qué pasa en la m e n t e de otras gentes, y ellas parecen saber
lo que estoy pensando. N o m e gusta que pregunten n a d a
porque no siempre sé lo que piensan las demás personas.
N o p u e d o a r r e g l á r m e l a s con su forma de vida. N o vivo
en su m u n d o .
N o sé lo q u e piensan ni lo que buscan, y tampoco lo pre-
tendo (dirigiéndose a su m a d r e ) .

L o s padres veían los esfuerzos de M a y a p o r "su propio domi-


nio", c o m o debidos sólo a u n a "naturaleza egoísta", a "ambición",
""enfermedad" o "falta de sentimientos".
Así, c u a n d o M a y a t r a t a b a de encerrarse en su propia coraza, vi-
vir en su p r o p i o m u n d o , enterrarse en sus libros (para usar sus
expresiones) su p a d r e y su m a d r e consideraban esto, como hemos
visto, c o m o un golpe terrible o u n a contrariedad. L a única vez
d u r a n t e nuestras entrevistas en que la señora Abbott comenzó a
llorar fue c u a n d o , h a b i e n d o h a b l a d o de la muerte de su propia
madre, dijo que M a y a n o q u e r í a comprenderla, porque sólo es-
taba interesada en sus propios problemas.
L a señora A b b o t t insistía persistentemente en lo m u c h o que
deseaba y pedía q u e M a y a r e c o r d a r a algo si eso ayudaba a los
médicos a llegar al fondo de su enfermedad. Pero que pensaba
q u e tenía q u e decir c o n insistencia a M a y a que ella ( M a y a ) n o
podía "realmente" r e c o r d a r n a d a , p o r q u e (según nos explicó)
LOS A B B O T T 35

M a y a estaba siempre dispuesta a pretender que n o estaba real¬


m e n t e enferma.
C o n frecuencia le preguntaba a Maya respecto a sus recuerdos
e n general, a fin de (según ella) ayudarla a darse c u e n t a de que
estaba enferma, demostrándolo en diferentes ocasiones o bien
q u e estaba amnésica, o que h a b í a c a p t a d o m a l los hechos, o que
sólo se imaginaba que recordaba lo que creía que r e c o r d a b a , por-
q u e lo h a b í a oído de su m a d r e o de su padre en u n a fecha pos-
terior.
Este r e c u e r d o "falso" pero "imaginario" e r a t o m a d o en c u e n t a
por la señora Abbott con gran preocupación. A M a y a también
le p r e o c u p a b a y la desconcertaba.
F i n a l m e n t e la señora Abbott nos dijo (no en presencia de M a y a )
que rogaba que Maya n o recordara n u n c a su "enfermedad" p o r q u e
ella (la m a d r e ) pensaba que el hacerlo la inquietaría. De hecho,
pensaba esto con tanta firmeza, que le parecía que sería "esplén-
dido" que M a y a nunca recordara su enfermedad, jaun c u a n d o ello
significara que tenía que permanecer en el hospital!"
H u b o u n m o m e n t o , curioso y revelador, c u a n d o h a b l a b a de lo
m u c h o q u e significaba p a r a ella el que M a y a se aliviara. L a se-
ñ o r a A b b o t t había dicho que para Maya el estar "bien" significaría
q u e volvería a "estar con ella". H a b i t u a l m e n t e h a b l a b a de su
devoción p o r Maya, c o m o reclamando gratitud de ella, pero en
esta ocasión habló de otra m a n e r a . H a b í a estado diciendo que
p r o b a b l e m e n t e Maya tenía temor de "sanar". R e c o r d ó u n a "ver-
d a d casera" que le había dicho recientemente u n a amiga respecto
a su relación c o n Maya.
M e dijo —sabe—, bueno, usted no puede vivir la vida de
otros por ellos; hasta se le podría castigar por hacerlo. Y m e
acuerdo que pensé: "qué cosa tan terrible es pensar", pero en
seguida pensé que podía tener razón. M e causó u n a gran
impresión. Me dijo: "tiene la vida p a r a vivir, y ésa es su
vida; usted no puede ni debe vivir la vida de nadie". Y pen-
sé después: "bueno, probablemente, está m u y bien.

Este pensamiento, sin embargo, fue pasajero.


E n lo que antecede hemos e x a m i n a d o varios "signos" y "sínto-
mas" que están reconocidos casi umversalmente en el m u n d o psi-
q u i á t r i c o c o m o "causados" por un padecimiento, es decir, un pro-
ceso patológico orgánico, posiblemente determinados en g r a n parte
por factores genéticos constitucionales que destruyen o dificultan
la capacidad del organismo para e x p e r i m e n t a r o a c t u a r en dife-
rentes formas.
FAMILIA I

E n relación con la despersonalización, los síntomas catatónicos


y paranoides, la disminución de la afectividad, el retraimiento
a m i s t a y las alucinaciones auditivas, la confusión en los "límites
del ego", nos parece, q u e en este caso, es más probable que sean
la manifestación de la experiencia recíproca y de la interacción
c o n sus padres. Parecen estar en armonía con la realidad social
en que vivió.
Podría argumentarse, p o r lo q u e toca a nuestra reconstrucción
histórica, que los padres pudieron haber estado reaccionando en
u n a forma a n o r m a l en presencia de una hija anormal. Los datos
difícilmente resisten esta tesis. Su m a d r e y su padre revelan cla­
r a m e n t e , en la actualidad, que lo que ellos consideran sobre
todo c o m o síntomas de enfermedad es lo que nosotros consideramos
c o m o personalización en desarrollo, realización, autonomía, espon­
taneidad, etc. Según su propio testimonio, todo hace pensar que
éste es el caso en el pasado también. Sus padres consideraban
c o m o tensión n o tanto la pérdida sino el desarrollo de su yo.
A P É N D I C E

L I S T A de algunas de las imputaciones ambiguas y puntos de vista


de la m a d r e , del p a d r e y de la hija. M u c h a s de ellas, a u n q u e n o
todas, h a n sido comentadas antes. (Resumidas de las grabaciones.)

O [unión de la hija O/tsnión de la madre y del ¡mdre

Ella dijo: Los padres dijeron:

L a oscuridad cayó sobre ella N o fue así. Su m e m o r i a falla. Se


c u a n d o t e n í a o c h o años. imaginaba esto. E s t o demostró
una "falla mental".

Estuvo p e r t u r b a d a emocional-
m e n t c e n t r e los o c h o y los ca-
torce años. N o estaba.

C o m e n z ó a masturbarse c u a n d o
tenía q u i n c e años. No lo hizo.

Se m a s t u r b a a c t u a l m e n t e No lo hace.

T e n í a pensamientos de orden se-


xual en relación con su padre y
su m a d r e . N o los tenía.

Se p r e o c u p a b a por sus exámenes. N u n c a se p r e o c u p ó porque siem-


pre resultó a p r o b a d a y n o tenía
necesidad de preocuparse. E r a
muy inteligente y t r a b a j a b a m u -
cho. Además n o pudo haberse
preocupado p o r q u e ellos lo hu-
bieran sabido.

Su m a d r e y su padre trataban de Absurdo: y necesitaba que se le


impedirle leer. separara de los libros. L e í a de-
masiado.

Su m a d r e y su padre trataban de Absurdo: y los esfuerzos p o r in-


influir sobre ella en distintas fluir en ella p o r medio de ora-
formas. ciones, telepatía, control del pen-
samiento.

No estaba segura si ellos podían Pensaban que conocían sus pen¬


leer sus pensamientos. snmientos m e j o r que ella.
APÉNDICE

Opinión de la hija Opinión de la madre y del padre

No estaba segura si podía leer P e n s a b a n que tenía poderes tele-


los pensamientos de ellos. páticos, etcétera.

Podía r e c o r d a r la "agresión" a
*u m a d r e bastante c l a r a m e n t e
pero no la podía explicar. N o lo podía r e c o r d a r .

E r a responsable de ello. N o e r a responsable. E s t a b a en-


ferma. E r a p a r t e de su enferme-
dad el decir que podía recordar
esto y que era responsable de
ello.

Su m a d r e e r a culpable de q u e se N o e r a así. E l l a (la m a d r e ) ni


le hubiera m a n d a d o fuera de la siquiera sabía q u e iba al hospi-
casa c o m o resultado de este epi- tal c u a n d o el m é d i c o las condujo
sodio. en el automóvil.

Sus padres decían que q u e r í a nqueE r asesu


ella enfermedad
aliviara, la q u e le ha-
peronolodeseaban.
cía decir cosas c o m o éstas.

Ponerse bien equivalía a: com- N o necesita c o m p r e n d e r nada.


prender p o r qué había a g r e d i d o Su enfermedad la hizo actuar
a su m a d r e ; ser capaz de usar su así.
propio criterio con confianza en Desde que estaba e n f e r m a Maya
sí misma. se había vuelto m á s difícil, p o r
ejemplo:

Si n o se p e r m i t e h a c e r las cosas I. Q u e r í a hacer la cosas sola sin


p o r u n o m i s m o las cosas se vuel- preguntarlas antes o decírselos.
ven irreales.
I I . N o t o m a b a e n c u e n t a la opi-
n i ó n de ellos. T a t a b a de hacer
su p r o p i o c a p r i c h o en todo.

N u n c a p o d í a estar segura si se I I I . T r a t a b a de r e c o r d a r las co-


imaginaba los sentimientos o si sas desde niña y si n o podía, se
realmente los tenía. i m a g i n a b a lo q u e sucedía.

N o sabía por q u é tenía pesa- Debería olvidarlas.


dillas.
" Y o n o c r e o que los sueños sean
n a d a mío. Son sólo cosas que
m e suceden."
(la m a d r e )
F A M I L I A II. LOS BLAIR

E N CONTRASTE con la familia A b b o t t , se habla admitido que la fa-


milia B l a i r le habla p r o p o r c i o n a d o un ambiente desfavorable a
su hija L u c í a antes d e q u e se iniciara esta investigación. Sin em-
bargo, n i n g u n o de los numerosos psiquiatras a cuyo cuidado había
estado d u r a n t e doce años h a b í a insinuado nunca que la "esquizo-
frenia" que "padecía" p u d i e r a ser comprensible en alguna forma.
L a opinión sustentada e r a que L u c í a , de treinta y ocho años de
edad, "padecía u n a esquizofrenia crónica", y que su familia, des-
graciadamente, a g r a v a b a su estado.

PERSPECTIVA CLÍNICA

L u c í a había sido a d m i t i d a p o r p r i m e r a vez a un hospital psiquiá-


trico doce años antes d e que c o m e n z a r a nuestra investigación. Du-
rante los siguientes diez años p e r m a n e c i ó internada. Después se
hicieron esfuerzos p o r conservarla c o m o enferma externa, vivien-
do con sus padres, p e r o estos esfuerzos fracasaron después de seis
meses.
Los expedientes hospitalarios revelaban, d u r a n t e años, los te-
rribles informes habituales, tan típicos de las descripciones d e es-
quizofrenia.
Su afectividad está disminuida. T i e n e alucinaciones auditivas,
ideas de referencia e influencia, ideas diversas de persecución.
Dice que le d a n t o r m e n t o y la c o r t a n en pedazos: siente que las
gentes ponen en su cabeza ideas de orden sexual desagradables.
Sufre de pensamientos vagos y borrosos. Especula sobre temas re-
ligiosos: se e n c u e n t r a desconcertada y confundida respecto al sig-
nificado de la vida. C u a n d o c o m e n z ó la investigación se conside-
raba que no h a b í a m e j o r a d o en n i n g u n o de estos aspectos y q u e
era, p o r a ñ a d i d u r a , m á s impulsiva. Se decía que había estado
padeciendo de una disminución en el control sexual, y había te-
nido un embarazo y la habían esterilizado. N u n c a llegó a casarse,
pero había tenido u n a n i ñ a en el transcurso de la guerra, que fue
adoptada.
V a m o s a hacer un r e l a t o de esta familia en términos sociales
fenomenológicos, sin t r a t a r de h a c e r e n c a j a r nuestros datos d e n t r o
de los cánones de la clasificación clínica. Sin embargo, nuestra
intención continúa enfocada hacia el objetivo de hacer compren-
39
4o FAMILIA II

sible la "esquizofrenia" de esta persona a la luz del sistema fami-


liar, de su praxis y de su proceso.

ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

Entrevistas Número

Hija 5
M a d r e e hija 13
M a d r e , p a d r e e hija 1

*9

Esto representa veinte horas de entrevista de las cuales dieci-


nueve fueron grabadas.

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

I
Dentro de la casa de los Blair, el tiempo n o h a pasado desde an-
tes de que comenzara el siglo. E l jardín del frente está cubierto
de u n a profusión de árboles, plantas y maleza. E l interior es as-
fixiante y oscuro. L a sala de espera y el recibidor al frente están
llenos de objetos de arte y chucherías de las épocas victoriana y
eduardiana.
El señor Blair, a u n q u e ahora tiene sesenta y o c h o años y está
inválido p o r u n a artritis reumatoide, es todavía decididamente el
jefe de la casa. Se casó con la señora B l a i r hace c u a r e n t a años,
c u a n d o ella tenía veinticuatro y tuvieron dos hijas, L u c í a y Mamie,
c u a t r o años m e n o r q u e la primera, que m u r i ó poco después que
L u c í a fue i n t e r n a d a en el hospital.
P o r una t e m p o r a d a corta, después del matrimonio, vivieron con
los padres de la señora Blair. Después volvieron a su casa actual,
propiedad de la m a d r e del señor Blair. Ella c o n t i n u ó viviendo
en la casa, con la h e r m a n a m e n o r del señor B l a i r , quedando la
esposa del señor B l a i r prácticamente c o m o su sirviente. L a her-
m a n a del señor B l a i r m u r i ó c u a n d o L u c í a tenía diecinueve años,
y su m a d r e c u a n d o tenía veinticinco. L a casa se h a conservado
e x a c t a m e n t e c o m o estaba c u a n d o el señor Blair e r a un niño.
E l señor Blair es el segundo hijo, con un h e r m a n o mayor y una
h e r m a n a menor. L a señora Blair describía unas relaciones curio-
LOS B L A I R 4>

sas y ambiguas entre su m a r i d o , la m a d r e y la h e r m a n a m e n o r de


él y la esposa de su h e r m a n o , p o r el hecho de que él e r a tirani-
zado por ellas y al m i s m o t i e m p o las tiranizaba. P e r o toda la
familia parece haber sido m u y rara. E l relato de la señora B l a i r ,
en presencia de L u c í a , sobre su vida inicial de casada es e x t r a o r d i -
nario desde todos puntos de vista. T r a b a j a b a en u n a fábrica d e
municiones d u r a n t e la p r i m e r a G u e r r a Mundial, p e r o al t e r m i n a r
la guerra n o tenía dinero y sus padres no podían sostenerla. L o s
padres del señor B l a i r estaban en la misma situación. Q u e r í a n
que el señor B l a i r se fuera de la casa.

P o r q u e la esposa de su h e r m a n o estaba esperando su pri-


m e r hijo y necesitaban u n a habitación más. Q u e r í a n que se
casara pronto; entonces yo dije: está bien, p e r o n o quiero
dejar el trabajo hasta q u e tenga suficiente dinero. Ellos di-
jeron "caerá muy bien el dinero". Me indujeron a casarme
antes de que estuviera p r e p a r a d o mi propio nido. E n t o n c e s
tuve que a c o m o d a r m e c o n mis padres. Esto les convino, por-
que se les podía h a b e r reprochado si algo resultaba m a l . É l
n o estaba p r e p a r a d o p a r a ser un verdadero m a r i d o . Sólo
m e quería p a r a ser la n i ñ e r a de los hijos. A l g o indigno de
él. Su defecto es la a r r o g a n c i a . T o d a la familia es así.

E n contraste, la señora B l a i r idealiza a su p r o p i a familia. Se-


g ú n ella, tenía un padre " e x t r a o r d i n a r i a m e n t e afectuoso y jovial",
"una m a d r e , que era u n a sabia", y un h e r m a n o m a y o r "bueno",
que, a diferencia de su esposo y de la h e r m a n a de él, era afectuoso
c o n los niños, y todo en su familia era adorable.
Sin embargo, resultó q u e la jovialidad de su p a d r e se traducía
frecuentemente en burlarse de todo lo que le decía; la sagacidad
d e su m a d r e incluía el hecho de aconsejarle que n o tratara de
dejar a su m a r i d o porque las dificultades serían m u y grandes. Su
h e r m a n o había estado en u n hospital psiquiátrico d u r a n t e c u a r e n t a
años.
L a señora Blair hace m u c h o s comentarios en relación con su
esposo y su familia. T o d o lo dice en u n a forma tan m o n ó t o n a y
sosa que a r r u l l a a quien la escucha, sin que pueda darse c u e n t a
de la i m p o r t a n c i a del c o n t e n i d o de su relato.

L a esposa de su h e r m a n o decía que yo había dicho que la


m a d r e cíe éste era u n a m a l a persona. Me lo e c h a b a n en cara.
E l viejo, el padre, no podía caminar, estaba clavado en su
silla. Me dijo: "dicen que la estás volviendo loca, Amelia".
Esta c u ñ a d a contaba que yo decía toda clase d e cosas que en
realidad no decía. Dijo que había estado en el descanso de
4t FAMILIA II

la escalera escuchando. Y o no le vi ahí. Entonces dije: "ya


n o volveré p o r aquí." Entonces fui y les dije en casa y dijeron
"es u n a lástima, consiguió un t r a b a j o p o r allí. Qué vas a
hacer de todos modos". Entonces la c u ñ a d a se m e acercó un
día en l a calle y quiso arreglar las cosas. M e dijo que siem-
pre habíamos sido buenas amigas. Q u e por lo tanto tenía
yo obligación d e no seguir peleando. Y o n o había dicho nada
de eso de su m a d r e . Y o sólo dije que quería educar a las
niñas lejos d e allí. Q u e no quería su influencia. N o tenían
consideración. M i tiempo n o significaba nada para ellos.
A c o s t u m b r a b a n tenerme de pie d a n d o vueltas con la niñita.
E s t a b a n dispuestos a ser testigos falsos.
D u r a n t e la g u e r r a fui atropellada por un automóvil. Me
llevaron al hospital sospechándose u n a fractura de cráneo.
C u a n d o el señor B l a i r llegó, dijo q u e según el parte médico
la enfermedad se debía a que h a b í a alcohol de por medio.
M e trasladaron a o t r o hospital y mi m a r i d o llevó a mi ma-
dre y a m i c u ñ a d a . E n t r a r o n m u y elegantes, mi marido y la
tía Inés, la c u ñ a d a . C u c h i c h e a r o n y le dijeron a mi padre
que yo h a b í a sido atropellada después de h a b e r estado en una
taberna. Sólo años después m e di cuenta de que alguien
debió h a b e r m e obligado a beber alcohol para que m e sin-
tiera m e j o r . M u c h a gente n o m e hablaba. U n a amiga me
dijo: "¿por q u é n o te sacudes eso?" Y o dije: "No me molesta.
Si alguien piensa que estaba b o r r a c h a , n o m e importa." Esto
sólo d e m u e s t r a que si n o está u n o muy l i s t o . . . mi m a r i d o
dice q u e y o n o tengo experiencia del m u n d o .
E n aquella ocasión, L u c í a esperaba su hijo. Si yo n o hu-
biera tenido este accidente h a b r í a yo podido ayudarle más.
H a b r í a p o d i d o h a c e r lo que yo quería. P e r o como estaban
las cosas esta c u ñ a d a l a tuvo en su casa seis semanas. Su pa-
d r e n o q u e r í a saber n a d a de q u e estuviera en nuestra casa.
Y o la quería.

L a forma m o n ó t o n a de h a b l a r de la m a d r e es sumamente im-


portante, ya q u e la p a u t a q u e sirve p a r a q u e sus padres juzguen
que L u c í a está p e r t u r b a d a , es el hecho de demostrar cierta vivaci-
dad o excitación, o de elevar el tono o el volumen de su voz.
Según la señora B l a i r , su m a r i d o h a b í a sido víctima de la vio-
lencia de su m a d r e y de su h e r m a n o mayor. Más tarde había
adoptado u n a a c t i t u d de sobreprotección, primero frente a su her-
m a n a y más tarde frente a su m u j e r y su hija, a c o m p a ñ a d a de
manifestaciones de r e n c o r c o n t r a ellas y c o n t r a su madre.

C u a n d o v o l ó el techo d u r a n t e la guerra su m a d r e se cayó


y él le dio de puntapiés. Se lo dije a alguien. Decían: "son
LOS B L A I R 43

sólo nervios". É l h a tenido tantas enfermedades e n casa que


siempre h a vivido en tensión. A h o r a se está volviendo m u y
n e u r ó t i c o . N o se debe h a b l a r sino c u a n d o él quiere que le
hablen. E r a áspero con L u c í a . Se ponía furioso p o r la cosa
más insignificante. E n una ocasión le dio u n golpe terrible
y al día siguiente tenía un enorme m o r e t ó n en la espalda.
M i m a d r e n o estaba en esa época. N o h a b í a testigos. L a
gente decía que debía yo hacer algo en relación c o n esto.
Se p r e o c u p a b a p o r aquella m u c h a c h a (la h e r m a n a del se-
ñ o r B l a i r ) , más q u e m i m a d r e . . . Se vigilaba a la m u c h a c h a
c o m o se hacía en dos generaciones anteriores a la de mi m a -
dre, c r e o yo, si a l g u n a vez las cosas fueron asi. N o sé —depen-
de de las novelas que u n o lee— a cuántas personas se trataba
así; es ridículo; n o había ninguna confianza, siempre bajo sos-
pechas. Y o n o l o podía entender, porque y o siempre tuve
libertad. Y o iba c o n la época. Ellos estaban m u y alejados de
la é p o c a en su actitud frente a las mujeres.

L a señora B l a i r decía q u e su m a r i d o vigilaba todos los movi-


mientos d e L u c í a , le pedía que diera cuenta de todos los m i n u t o s
q u e p a s a b a fuera de l a casa, le decía que si salía sola la r a p t a -
r í a n , la violarían o la m a t a r í a n . C u a n d o ella tenía e n t r e quince
y veinte años trataba d e t r a e r algunos amigos a casa, p e r o su pa-
d r e los rechazaba y la ridiculizaba. Su p a d r e (y el h e r m a n o , la
m a d r e , la c u ñ a d a y la h e r m a n a de él) la aterrorizaban con histo-
rias de lo que le sucedería si n o contaba con la "seguridad" de
su hogar. C r e í a que le hacía bien el que la "hicieran fuerte" e n
esta forma. Ridiculizaba todas las ideas que tenía: la desanimaba
en sus ideas de ser capaz de seguir una carrera; y decía que se
e n g a ñ a b a a sí misma, que era "necia", etc., si pensaba que al-
1
guien la q u e r í a o la t o m a b a en serio.
A h o r a bien, en t a n t o que esto es lo que la señora B l a i r le decía
a L u c í a e n relación con su padre y en ausencia de éste, p o r l o
general n o está de a c u e r d o con L u c í a cuando Lucia dice las mis-
m a s cosas, a u n c u a n d o él n o esté presente y además, p o r muchos-
años se t o m ó e n t r e ellos el a c u e r d o de que estando él presente la
m a d r e debería estar de su parte.
L o s cambios de la señora Blair, semejantes a los del camaleón,
se v e r á n m á s c l a r a m e n t e después.

i Recordamos al lector una vez más que somos totalmente conscientes de


las deducciones que se desprenden de esto, es decir, de la lucha del señor
Blair con sus sentimientos incestuosos inconscientes frente a Lucía, de los
celos que sentía la madre de Lucía y de su esposo, y de la fijación de Lucía
misma a su padre.
44 F A M I L I A II

Nos dijo que pensaba que n u n c a h a b í a estado en aptitud de


h a b l a r libremente sobre ella m i s m a y de revelar su propio yo, a u n
c u a n d o sabía c ó m o era su p r o p i o yo. T o d a su vida se le había
juzgado "al revés", p o r sus padres y sus parientes. Consecuente-
mente había evitado h a b l a r de ella o de L u c í a con nadie.
Describe su vida de joven en la siguiente forma:

Oh, el h o n o r y todo lo demás de irrealidad y artificialidad


n o hay duda de ello, las mujeres tenían tan limitado su pen-
samiento, p o r excederse en h a c e r l o , pero actualmente es dife-
rente, ya n o encuentran esa salida: h a b l a r m u c h o de las perso-
nas. Y o n o pienso así. Y n a t u r a l m e n t e muchas mujeres tienen
el privilegio de salir a t r a b a j a r , en lugar de estar contemplan-
do las paredes y esperando la siguiente crítica respecto a
c ó m o viven; así era c o m o vivían antes las mujeres: esperando
sólo que se les criticara; así es c o m o yo lo veo. Y c o m o digo,
n u n c a a b o r d o el tema de c ó m o soy porque, c o m o digo, he
tenido u n a experiencia desagradable, y entonces, n a t u r a l -
mente, c u a n d o salí de la escuela y trabajé se hablaba m u c h o
de mí, m e imagino, teniendo la cabeza roja, las personas vie-
nen y m e dicen "usted es esto", y "oh, sabe, usted es aque-
llo", y esa clase de cosas, s a b e . . . p u r a necedad. Se pueden
leer artículos respecto a esta clase de cosas, pero n o significan
n a d a p a r a mí, n o creo q u e sepan de lo que están h a b l a n d o
realmente. Q u i e r o decir q u e la gente es diferente según con
quien esté, y n o se puede p o n e r u n determinado m a r b e t e a
nadie, a n o ser en cuestiones de honestidad, y n a t u r a l m e n t e
la seriedad y la formalidad son d* ese tipo; n o hay que du-
dar: ahí están.

Y la familia de su esposo:

L a f a m i l i a . . . bueno, yo he pensado las mismas cosas que


tú, L u c í a , todo lo que haces está m a l , según ellos. Parece
que constituyen un j u r a d o . Se sienten superiores a todos p o r
alguna razón. E s t o es lo q u e le moletsa. E r a exagerado. Di-
cen: "pasa en todas las familias", pero esto era u n a ciencia.

D u r a n t e u n a larga temporada después de su m a t r i m o n i o , tuvo


muchas dificultades con la h e r m a n a de su esposo, hasta que m u r i ó .
Pensaba que su h e r m a n a política estaba trastornada mentalmente.
Siempre estaba hablando de las personas. C o m o al señor Blair, le
gustaba asustar a los niños, sólo que ella lo hacía comentando pa-
sajes terroríficos de la Biblia y diciéndoles que eso les pasaría a
ellos.
LOS B L A I R 45

E r a r a r a . É l (el señor Blair) tenía que h a c e r todo lo que


ella quería. Su madre se ocupaba de eso. Ella (la h e r m a n a )
acostumbraba manejarlo y m a n d a r l o .

N u n c a se casó. Inválida, con artritis, vivía con ellos y todo en


la casa giraba alrededor de ella, y aun era ella quien opinaba,
más que la señora Blair, en la forma de educar a las niñas. A las
niñas les decía el señor B l a i r que deberían a t e n d e r a su tía, en
tanto que a la señora B l a i r se le trataba como su niñera. Se sentía
totalmente impotente. Ni siquiera p u d o evitar que la tía L u c í a
fuera la m a d r i n a de Lucía. A esta tía se le confirió autoridad
frente a todos sus sobrinos y sobrinas, es decir, con los hijos de su
o t r o h e r m a n o también. C o n frecuencia pensó en dejar a su m a -
rido p e r o n o tenía dinero y nadie le podía ayudar. E s t a b a n los
niños, a los que habla que sostener. N o había esperanzas ni ayuda.
A h o r a que su m a r i d o se h a vuelto casi inválido le tiene menos
temor y ya n o se siente, en verdad, ligada a él.

N o lo quiero. N o m e gusta su actitud frente a la gente,


especialmente frente a las mujeres, pero m e explico p o r qué
es así — p o r q u e h a visto tantos problemas en su vida: m u -
c h a necesidad y muchos inválidos, y ha tenido m u c h a s enfer-
medades. N o h a habido más que enfermedades d u r a n t e toda
nuestra vida de casados, en su familia, y h a b l a r de enferme-
dades, y en parte, esto ha hecho de él lo que es, supongo;
yo n o lo disculpo. N o lo disculpo porque él, a u n c u a n d o
se trate de ayudarlo, se resiste algunas veces, si se siente r a r o ,
es que es cierto. C u a n d o le ayudo a vestirse n u n c a se pone
en u n a posición que m e permita hacerlo con facilidad. Siem-
>re sabe c ó m o hacer difícil ajustarle el cuello. Usted sabe,
Íevantar la cara primero y en seguida yo tengo que estar
haciendo esfuerzo. Sabe que tengo un p u l g a r m a l y mis de-
dos lastimados. Así es él. N o m e gusta esa clase de gente,
n u n c a rae gustará. A u n q u e m e volviera u n a m o n j a , esa gen-
te n o m e gustaría para nada. N o lo puedo tolerar. Y o no
d i g o . . . si han pasado tantas cosas y sufrido t a n t o y perdido
tanto, n o se puede tolerar. H a b r í a que resignarse, a reírse
c u a n d o se es joven, pero uno es muy tonto c u a n d o es joven,
a n o ser que pertenezca uno a una clase m u y especial, pero
yo no, c o m o ve usted.

Necesitamos tener aquí la seguridad de lo que es evidente y de


lo que sólo es una deducción. L o evidente, en forma clara, es que
en la actualidad la señora Blair expresa las anteriores opiniones
respecto a su marido y su familia, con insistencia y claridad.
46 FAMILIA II

P u e d e n ser o n o ser ciertas. Si n o son ciertas, la s e ñ o r a B l a i r


es p r o b a b l e m e n t e u n a ps ico tica. Si lo son, entonces su m a r i d o pro-
b a b l e m e n t e lo es, o ambos.

II

T o d o el r e l a t o de L u c í a sobre sí misma se caracteriza, e n p r i m e r


lugar, p o r la incertidumbre en c u a n t o a la i m p o r t a n c i a o seriedad
d e los temas que trata, y, en segundo lugar, por dudas respecto a
si describe hechos reales o si todo es p r o d u c t o de su imaginación.

N o p u e d o confiar en lo que veo. N o llega a t e n e r u n a base.


N o llega a confirmarse de ninguna m a n e r a ; n a d a más flota
¿sabe? C r e o que ése es probablemente mi p r o b l e m a . C u a l -
q u i e r cosa que diga n o se apoya en nada. Es t o d o debido
a la imaginación. Se le pone un alto, fracasa, algo así, ya sea
p o r q u e sólo es parte de la verdad de las cosas, y sin e m b a r g o
n o p u e d o defenderlo; n o creo que tenga u n a v e r d a d e r a com-
prensión de mi situación. ¿Qué puedo hacer? ¿ C ó m o puedo
volver a tener seguridad? N o tengo seguridad d e n a d a . Nun-
c a estoy segura de lo que la gente está diciendo, ni siquie-
r a d e si dicen algo. N o sé lo que está r e a l m e n t e m a l , si hay
algo m a l .

E s t o ofrece a los psiquiatras la o p o r t u n i d a d de "diagnosticar",


e n t r e otras cosas, "trastornos en la ideación". Estos "trastornos del
p e n s a m i e n t o " son el esfuerzo de L u c í a p o r describir hechos que
son ambiguos y que n o es capaz de c o n c e p t u a r c l a r a m e n t e y para
los q u e n o tiene las palabras adecuadas. Difícilmente se podría es-
p e r a r de ella que los conceptuara, si p o r lo regular n o se les con-
c e p t ú a a d e c u a d a m e n t e , ni en ningún lenguaje científico ni en los
coloquialismos de una psicología elemental. U n o de los objetos de
este l i b r o es, en realidad, esclarecer u n a praxis y u n proceso seme-
j a n t e . L a estructura de los acontecimientos que t r a t a d e describir
es intrínsecamente difícil de ser percibida y descrita adecuadamen-
te p o r c u a l q u i e r a , debido a su ambigüedad y, además, ella trata de
percibir y r e c o r d a r precisamente lo que siente (en nuestra opinión,
p r o b a b l e m e n t e en forma correcta) que h a sido m o t i v o de que se le
castigara persistentemente p o r percibir.
Así, c o m o se describe en un informe psiquiátrico, "tiende a di-
vagar y a ser prolija, tiene dificultad en precisar al asunto, habla
e l u d i e n d o el punto". C o n frecuencia se retracta de lo q u e dice o
lo limita en tal forma que n o se tiene la seguridad de lo que
quiere decir:
LOS BLAIR 47

LUCÍA: B u e n o , es algo que p a r e c e ser t a n vago; parece que


n o hay n a d a en ello. Supongo q u e n o h e logrado u n a defi-
nición clara de lo que quiero h a c e r en la vida, ésa es la ver-
dad, y n o puedo expresarme c o m o quisiera; parezco ser sola-
m e n t e un hueco.
ENTREVISTADOR: Esta sensación, sabe, c o m o usted dice, c o m o
las verdades q u e la gente d i c e . . . ¿dijeron que e r a usted mala
o qué es?
LUCÍA: N O , n o hubo n a d a , e r a — n o sé la p a l a b r a p a r a de-
cirlo — antes e r a capaz de usar las p a l a b r a s p e r o parece que
m e h a a p a r t a d o de todo — n o tiene o b j e t o t r a t a r de buscar
una p a l a b r a que sencillamente n o se e n c o n t r a r á .

Sin embargo, a pesar de su falta de confianza en sus propias per-


cepciones, tiene diversas cosas que d e c i r respecto a su m a d r e y a su
padre, a ella misma, y a sus parientes allegados. E n su m a y o r par-
te, nuestra investigación confirma las observaciones de L u d a . E n
parte, p o r atreverse a hacer estas observaciones sus padres h a n in-
sistido en que debía estar en u n hospital psiquiátrico.
Consideremos p r i m e r o lo que la m a d r e y la hija tienen que de-
cir del p a d r e de L u c í a .

L U C Í A : Al principio, c u a n d o m i p a d r e se casó, ellos querían


que saliera d e la casa. £ 1 quiere q u e a m í m e suceda lo que
le sucedió a él. Y q u e r í a que a su m a d r e , c u a n d o se estaba
m u r i e n d o , le pasara lo que le pasó a él, c u a n d o e r a niño. E l l a
era un poco r a r a . É l es rencoroso y vengativo frente a todo
m u n d o , especialmente sus familiares. P r i m e r o su m a d r e , lue-
g o su h e r m a n a , luego su h e r m a n o , a h o r a yo y su h e r m a n o
político y su suegra. E c h á n d o l o s a todos p a r a fuera, todos
fuera.

Sentía que le prohibían ver p o r sí m i s m a y pensar p o r sí misma.


N o se tomaba en c u e n t a n i n g u n a expresión de ella, la menospre-
ciaban, la ridiculizaban. Sus amigos e r a n tratados con desprecio.
Su m a d r e , según se d a c u e n t a ahora, estaba en u n a "situación difí-
cil". N o podía ponerse del lado de su hija a b i e r t a m e n t e , porque
estaba también ella de p o r medio.
P e r o L u c í a n o sabía esto en aquella época. C u a n d o e r a niña ha-
bía t r a t a d o de eludir la influencia absorbente de su padre para te-
ner algún apoyo en su m a d r e .

LUCÍA: C u a n d o yo era joven pensaba que m i m a d r e era


una autoridad y sabía algo. M e parecía n a t u r a l que fuera u n a
autoridad sobre mi padre y sobre la gente en general. Creía
48 F A M I L I A II

q u e p o d í a basar mis ideas en lo que ella decía. N u n c a m e


i m a g i n é q u e ella podía cometer un error. P u d e h a b e r m e for-
m a d o mis propias opiniones que hubieran sido m u c h o mejo-
res, en l u g a r de apoyarme en las opiniones de otras personas
t o d o el tiempo. T e m o que fue esto lo que ocasionó m i p r o -
blema realmente, basarme en las opiniones de los d e m á s y
n o tener u n a opinión propia.

P e r o su m a d r e sólo podía aconsejarla basada en lo que ella mis-


m a sabía. Su hija luchaba por su a u t o n o m í a , por confiar en sí
m i s m a , t r a t a b a d e ser una persona, pero si la señora B l a i r h u b i e r a
v i s l u m b r a d o alguna vez lo que esto significaba, h a b r í a c e d i d o m u -
chos años antes.

MADRE: Dedico mi tiempo a tratar de h a c e r la vida un p o c o


m á s fácil. P o r lo que toca a relaciones y todo eso, sencilla-
m e n t e n o está en mi programa. De o t r o m o d o o l v i d a r í a si
alguien necesitaba esto o alguien necesitaba lo o t r o . Sólo se
c u e n t a con un límite de tiempo en la vida y si u n o es d e esas
personas infortunadas que tienen que servir a personas q u e
n o pueden h a c e r las cosas p o r sí mismas, bueno, n o h a y m u -
c h o t i e m p o para analizar. E n c u a n t o a relaciones, n o pienso
en ellas. E s m e j o r no hacerlo.

L u c í a desarrolló una relación muy estrecha con su h e r m a n a y la


p é r d i d a d e esta h e r m a n a , diez años antes, parece haber a u m e n t a d o
su desesperación.

L U C Í A : C r e o todavía que casi inconscientemente m e h a c e


falta m i h e r m a n a . Perdí a m i h e r m a n a h a c e diez años y pienso
q u e inconscientemente todavía sufro p o r ella a ú n a h o r a en
u n a f o r m a subconsciente de la que en realidad n o soy cons-
ciente. D e b o sentirme terriblemente sola, sin d a r m e c u e n t a
p o r qué. A u n cuando era casada sólo se alejó m u y p o c o del
c í r c u l o familiar. De hecho, vivía bastante lejos d e nosotros.
E n la é p o c a en que m u r i ó estaba yo en el hospital, ve, y n o
supe g r a n cosa del asunto. E s necesario realmente d a r s e cuen-
ta de la soledad y no dejarse a t u r d i r por ella.

L u c í a n o podía evitar darse cuenta de que otra gente conside-


r a b a a su familia c o m o rara.

L U C Í A : N O crea, cuando éramos jóvenes comenzó esta clase


de p r o b l e m a y se hizo ostensible y otras personas se d a b a n
c u e n t a de él y lo decían.
M A D R E : O h , creo que era m u c h a ignorancia. N o olvides que
naciste en la edad de la ignorancia.
LOS B L A I R 49

LUCÍA: Pero otra clase de gente inteligente notaba que


había algo bastante e x t r a ñ o en las relaciones de la familia y
lo decían así. aun en aquellos días lejanos. Aun siendo yo
niña puedo recordar que tenías q u e escuchar a extraños, a
familiares, y sus comentarios. Y o oía p o r casualidad esas co-
sas. Me parecía que e r a ofensivo que m i m a d r e tuviera que
soportar, bueno, que otras personas descubrieran la verdad.
Me sentía lastimada p o r ello, que se dieran c u e n t a de la ver-
dad, de cómo eran las cosas. U n a atmósfera desagradable para
que en ella vivieran los niños. Y o pensaba que la situación
debería arreglarse en alguna forma. Estaba furiosa con la si-
tuación de la familia. M e d a b a c u e n t a de la atmósfera en la
que crecíamos y de todo en aquella época lejana. Desde en-
tonces sucede.

Y no pudo negar totalmente el hecho de percibir las inconsisten-


cias en el hogar.

M e predicaban sobre Dios y sobre lo q u e se supone que


debemos hacer con nuestras vidas; p e r o nadie lo creía. Se su-
pone que sólo los niños lo creen. Y o creo que yo tengo algo
especial que hacer con m i vida. T o d o s lo tienen. Entendí*
que todos estamos destinados a h a c e r algo en la vida. N u n c a
nadie m e lo explicó. Necesito llegar a mis propias conclu-
siones, y éstas son también m u y vagas. N u n c a h e hablado con
nadie de esto porque es un t e m a tan c o m p l e j o que la mayo-
ría de la gente lo e n c o n t r a r í a p o c o a t r a c t i v o . Descubren cosas
desagradables en relación con ellos. Usted es la primera per-
sona con quien he h a b l a d o de esto.

Sin embargo, era difícil establecer relaciones directas con otras


personas fuera de la familia. L a forma c o m o las veía, c o m o pen-
saba que la veían a ella, y c o m o se veía a sí m i s m a , era igualmente
a través, o por mediación de su padre, a p o y a d o p o r su madre.

Mi padre es el que ha sido especialmente así. "Oh, no de-


bes salir. Alguien puede robarte", y todo eso. Probablemente
él tiene más esa impresión d e . . . m e p r o d u c e esa impresión
más que usted. Usted h a sido siempre u n a de osas personas
a las que les gusta ver a las personas l u c h a n d o por lo suyo y
llenas de confianza en sí mismas. C r e o q u e por eso me a p o \ o
en mi madre, p o r q u e ella es así; ella t r a t a de d a r m e con-
fianza en mí misma. P e r o n o creo que sea la persona ade-
cuada para dármela r e a l m e n t e . . . " " P e r o es el recelo do m i pa-
dre por mí, temiendo que m e pudieran r o b a r , que alguna cosa
terrible me pudiera pasar. Es m i propia c u l p a . N o me tuvo
confianza para nada. Siempre estaré dirigida, desviada por
F A M I L I A II

algún h o m b r e m a l o , astuto y hábil. Usted ve, algo semejante,


siempre es así. M e m e t i ó eso en la m e n t e , m i m e n t e subcons-
ciente, que n o m e deja confiar, y siempre seré — s a b e — el
lobo feroz vendrá p o r mí; el m u n d o está lleno de lobos enor-
mes y malos; m e h a imbuido esta idea en m i cerebro en cier-
t a forma, en m i m e n t e subconsciente. Y en ocasiones parece
salir a la superficie en todo m o m e n t o , sabe, que el m u n d o
está lleno de lobos enormes y malos.

Su identidad, p a r a ella, tenía, p o r lo t a n t o , la siguiente es-


tructura:

Padre y madre

Ellos (los otros


fuera de la fa-
milia)

l 2 1 2
Ñ o había paso de L a L (si L -> L representa u n a opinión
1
directa de sí m i s m a ) , a n o ser a través del circuito L - » padre o
2 1 2
m a d r e - > L , o L - > p a d r e o m a d r e - > ellos —> L .
Esto es, tenía dificultades en verse a sí misma a n o ser c o m o su
padre y su m a d r e la veían; o c o m o su padre y su m a d r e le decían
"que ellos la veían".
H a p e r m a n e c i d o t o t a l m e n t e incapaz de r o m p e r este circuito.
C u a n d o trata de verse o ver a "ellos" directamente, o averiguar
c ó m o la ven "ellos", c o n t i n ú a oyendo lo q u e su padre le ha dicho
o lo que c o n t i n ú a diciéndole en nuestra presencia. L o que oye es, o
bien lo que su p a d r e le dice de ella misma (que era u n a perra,
u n a prostituta), o lo que le dice "que ellos piensan de ella".
Dice de su padre y de "ellos":

Mi padre h a criticado siempre m u c h o mi educación y todo.


Siempre se m e h a h e c h o sentir q u e n o era muy inteligente y
no podría e n f r e n t a r m e al m u n d o . Siempre decía que debería
ser "pisoteada". Se pone nervioso de ver que h a g o algo. M e
dice q u e soy incapaz de h a c e r n a d a y yo lo creo naturalmente.
N o cree en la e m a n c i p a c i ó n de la m u j e r . N o cree que las
mujeres se p u e d a n sostener p o r sí mismas.
Siempre m e h a h a b l a d o c o m o si todo m u n d o m e tratara
LOS B L A I R 5»

c o m o él m e h a tratado. Decía: "verás que todo el m u n d o te


trata igual". É s t a es m i actitud frente a la vida. Siempre lo
tengo en mi m e n t e . Siempre se m e representa lo que decía
d e m í y lo que m e decía. "Otras personas lo van a h a c e r " y,
n a t u r a l m e n t e , m e anticipo a que digan todo eso de mí, siem-
pre. N o me refiero a usted, doctor, sino a personas que real-
m e n t e querían denigrarme, sólo p o r el gusto de hacerlo. N o
sé qué tenían c o n t r a mí, p e r o creo que encuentro m u c h a
gente deseosa de hacerlo.
É l preferiría tenerme tirada en algún lado y olvidarme. E s o
es todo, y acordarse de vez en cuando de mí y m a n d a r m e al-
gunas rosas, y todas esas cosas: "Pobre hija, siempre enferma."
M e siento que n o pertenezco a mi familia. H a y algo de
— a l g o para desunir todo: mi propia familia, mi padre; he
estado t a n t o lejos de ellos. Traté de empezar de nuevo en la
vida hace un p a r de años y realmente comencé a hacerlo; p e r o
ahí está, tuve este problema otra vez. Esta clase de avisos que
llegan a mi cabeza, la palabra e x t r a ñ a que llega a mi cabeza.

Sin e m b a r g o , a pesar de esto, trata de conectarse con otras per-


sonas.

T r a t o de respetar a la gente en la forma en que debe ser


respetada. H a b i t u a l m e n t e encuentro una o dos personas en-
tre las enfermas de las que puedo ser amiga íntima. L a s res-
p e t o y m e respetan.

Vimos que la señora B l a i r había resuelto las dificultades de su


situación p o r medio de la sumisión. L u c í a n o lo hizo totalmente.
C u a n d o cedió se pensaba que sufría de "disminución en la afecti-
vidad", y c u a n d o no, se le describía como "impulsiva".

. . .pienso que es una especie de espíritu de desafío en m í


al que tengo q u e agredir en alguna forma, sabe, todo el tiem-
po, para decir q u e mis parientes no tienen razón.
Soy m u y sensible y fácilmente me altero p o r lo que pasa.
M u y sensible; n o sé p o r qué, p o r qué m e he vuelto así, o
quizás es n a t u r a l d e n t r o de mi m o d o de ser. N o lo puedo de-
cir e x a c t a m e n t e , en realidad. P o r q u e sigo exaltada, c o m o ve,
dedicada a t r a t a r de protegerme, pero esto n o lo entienden
bien con frecuencia. L a s personas creen que tengo mal carác-
ter o algo así, c u a n d o todo el tiempo estoy t r a t a n d o de pro-
tegerme de los ataques, usted sabe.

Su incapacidad p a r a e n c o n t r a r otras personas importantes c o n


a u t o r i d a d para c o n f i r m a r o darle validez a sus puntos de vista, la
5* FAMILIA II

dejó, c o m o vemos, d u d a r de la obra de su experiencia. Más aún,


la dejó descorazonada y desalentada.

Siento que he sido ignorada o simplemente olvidada. Siem-


pre h a sido así en mi vida, la gente sencillamente m e ignora.

Dice q u e desconfía de su experiencia porque su voluntad es dé-


bil, y q u e n o puede v a l o r a r las palabras y acciones de los demás,
y ni siquiera estar segura de si están diciendo algo. Sin embargo,
p r o c u r a creer lo que le dicen otras personas, aun cuando piense que
están equivocadas. A esto le llama falta de voluntad. E n ocasio-
nes piensa que puede deberse a falta de confirmación, pero n o está
segura si sus experiencias no están confirmadas porque, de hecho,
son tan erróneas como dicen sus padres. Está muy confusa, y una
de las pocas certezas que abriga es la de que es débil de voluntad.

Cedería si pensara que se acercaban más a la verdad, sabe,


respecto a la i m p o r t a n c i a de las cosas. Estoy dispuesta a ceder,
pero n o soy del tipo de gente que se aferra a lo que pien-
san que es correcto. H e sido muy tímida; he cedido porque
ellos eran más fuertes, vea, m e siento que tengo muy poca
voluntad; u n a especie de actitud poco decidida. Me siento en
el t r a b a j o . . . bueno, siento que me h a n dominado; nadie
en particular, todos a mi alrededor, todos con los que m e pon-
go en c o n t a c t o que tienen algo que ver conmigo, sin ningún
interés por mí. M e p r e g u n t o si eso es lo que me ha hecho n o
tener voluntad; n o se m e permite expresar mis opiniones.
Esto se evita siempre. N o se piensa que tenga una opinión
p o r q u e mi opinión es obligadamente incorrecta, sabe. Nadie
respeta mi opinión, yo n o pienso. Quizá, quizá mi opinión
n o es lo que se dice digna de crédito, quizá yo misma n o soy
digna de crédito en ningún aspecto, supongo. Pienso que ten-
go que admitir que no soy digna de crédito; pienso que tengo
que a c e p t a r lo que dicen todos. L o que todos dicen parece que
es correcto y que yo estoy equivocada, quisiera saber p o r qué.
. . .Perdí la fe en mí misma, naturalmente; n o tengo apoyo,
ningún apoyo en cualquier cosa que quiero hacer. Pienso
que es una especie de fracaso, una especie de estado de fracaso.
N o tengo ningún sostén en absoluto.

III

E l señor B l a i r parece haber a c l a r a d o bastante bien lo que esperaba


d e L u c í a , y nos lo a c l a r ó suficientemente a nosotros, sin revelar la
m e n o r impresión de que sus perspectivas eran insólitas.
LOS B L A I R 53

Pensó, en p r i m e r lugar, que L u c í a n o debió haberse rehusado a


c o n t i n u a r t o c a n d o el violoncelo c u a n d o tenía dieciséis años. É l to-
c a b a el violín, y c u a n d o ella dejó de tocar sintió que se había r o t o
u n lazo que había entre los dos. L u c í a dijo que se había rehusado
a seguir t o c a n d o c u a n d o se dio cuenta q u e él no quería que tocara
con n a d i e m á s q u e con él. E l l a quería llegar a ser una música
profesional. Según el señor Blair, las mujeres modernas habían
a d q u i r i d o la idea de ser independientes. Su hija n a c i ó p a r a ser
u n a d a m a . Siempre había habido un l u g a r para ella en el hogar.
C o n un a d e m á n generoso decía que n o objetaba el que saliera de
la casa. P o d í a ir a las tiendas de la localidad siempre que quisiera.
Salir sola p o r la noche era, n a t u r a l m e n t e , o t r a cuestión. Nos m a -
nifestaba q u e el peligro era que la r a p t a r a n o la violaran. Des-
a p r o b a b a decididamente que entrara sola a un cine y d u d a b a mu-
c h o de d e j a r l a ir al teatro.
D u r a n t e la guerra, L u c í a fue enrolada y quedó embarazada a los
tres meses. E l señor no la a d m i t i ó en su casa d u r a n t e un a ñ o des-
pués q u e q u e d ó encinta y prohibió que se m e n c i o n a r a el inciden-
te, o q u e se m e n c i o n a r a al niño. T a m b i é n prohibió a su esposa
que viera al niño.
Sin e m b a r g o , L u d a nunca gozó de m a y o r libertad d u r a n t e este
tiempo. Se había posesionado t a n t o ya de la situación anterior, que
e r a incapaz de utilizar la falta relativa de limitaciones en el m u n -
d o e x t e r i o r , fuera de su familia.
E l p a d r e creía que el barrio, un suburbio de d a s e media, estaba
infectado de pandillas de muchachos malvivientes t a n t o en el día
c o m o en la noche. Pensaba que era peligroso para una m u j e r salir
sola a c u a l q u i e r lugar, especialmente por la noche.
E r a evidente que el señor B l a i r no pensaba que su preocupación
p o r su m u j e r y su hija fuera excesiva, y resulta también evidente
para nosotros lo que esperaba que fuera su hija: una d a m a pura,
virginal, solterona. Su violencia, ocasionalmente física y frecuente-
mente verbal, contra ella, era auspiciada por su opinión sobre ella
c o m o m u j e r frivola sexualmente.
L o s otros fuera de la familia, "ellos", que eran la preocupación
del señor Blair, eran todos iguales, según él. N o se podía confiar
en ninguno. E r a n todos hombres. Su hija lo traicionaba por su
sexualidad. N o se le podía tener confianza, n o era m e j o r "que
ellos", y así sucesivamente.
A u n c u a n d o la señora Blair en alguna ocasión se refirió a todo
esto, calificándolo c o m o una farsa, en p a r t e c o m p a r t í a la opinión
de su m a r i d o , y, en la medida en que no lo hacía, más bien que
54 F A M I L I A II

rechazar este sistema i m a g i n a r i o enfocaba su atención hacia dife-


rentes aspectos del mismo. Su p u n t o de vista sobre el m u n d o n o
era menos imaginario, p e r o sus "otros" imaginarios eran las muje-
res. Vivía en un m u n d o de e s c á n d a l o y chismorreo. T o d o mundo
conocía los asuntos de todos, o deseaba hacerlo. "Ellas" eran todas
iguales, también. E r a m e j o r g u a r d a r s e las cosas de u n o para sí mis-
m o y nunca decir a nadie "sus asuntos". T o d a s las amistades verda-
deras que había tenido, las h a b í a " t r a t a d o con desprecio" el señor
Blair. A h o r a sólo visitaba a su a n c i a n a m a d r e y a su h e r m a n a , que
vivían juntas. N o h a b l a b a casi c o n nadie.
E n este ambiente L u c í a estaba aislada t a n t o de hombres como
de mujeres, ya que n o podía distinguir u n a amistad c o m ú n y co-
rriente de una violencia i n m i n e n t e o, de lo q u e su m a d r e llamaba
"familiaridad". Se le h a b í a e d u c a d o p a r a n o tener confianza en
nadie; para n o creer n u n c a que u n a observación fuera "inocente",
que n o "significaba" más de lo q u e parecía significar. Aun cuando
en cierta medida rectificaba la t e n d e n c i a de sus padres a darle un
significado a las observaciones intrascendentes, c o n t i n u a m e n t e es-
taba perpleja en c u a n t o a lo q u e tenía validez y lo que n o la tenía.
T r a t a b a de entender lo que e r a su vida, si tenía alguna trascen-
dencia en alguna forma, y e n c o n t r a b a que se sentía torpe y lenta
en compañía de m u c h a s personas q u e sólo h a b l a b a n superficial-
mente. N o sabía si lo h a c í a n así con intención y si realmente n o
sabían lo que parecían negar. C o n la gente con la que podía ha-
blar con confianza n o era, sin e m b a r g o , ni "encogida", ni "aso-
cial", ni "autista".
Evitaba las oportunidades en q u e tenía que condescender con la
charla superficial de los demás, modificando su m o d o de ser para
sostener u n a plática insustancial. U n a discusión sería, pensaba,
le daba a su yo a u t é n t i c o u n a o p o r t u n i d a d de p u g n a r hacia la
superficie; pero la gente p a r e c í a ponerse nerviosa de hacerle con-
cesiones en este aspecto. P a r e c í a n tenerle desconfianza. Querían
que fuera locuaz y divertida. P a r e c e que lo exigían. Si n o condes-
cendía la consideraban antisocial. C u a n d o condescendía con su so-
ciabilidad se sentía débil de v o l u n t a d y poco efectiva. Deseaba con
ansia una amiga con la cual p u d i e r a estar callada.

IV
Ahora es necesario considerar m á s de cerca la posición de la se-
ñora Blair frente a su m a r i d o y su hija.
Se aterroriza de " c o n t r a d e c i r " a su m a r i d o y L u c í a se aterroriza
LOS BLAIR 55

de "estar en d e s a c u e r d o " con su m a d r e . Pero le es m u y difícil es-


tar de a c u e r d o c o n su madre, más aún, en cierto m o d o , q u e c o n
su p a d r e .
C u a n d o vimos al señor Blair vivía totalmente en un m u n d o m u y
estrecho y si h a b í a q u e creerle a él, a su esposa y a su hija, h a b í a
impuesto sus opiniones a la señora B l a i r desde su m a t r i m o n i o , y
a L u c í a y a su h e r m a n a desde su nacimiento. Este p u n t o n o lo
discute n i n g u n o d e ellos, y es la conclusión a la que estamos obli-
gados a llegar. E s t o c o l o c ó a la señora Blair en u n a situación p a r a
la que n o estaba p r e p a r a d a .
L u c í a se a t e r r o r i z a b a de que su padre la hiciera pedazos, p e r o
también de p e r d e r el "lazo" entre ella y su m a d r e . Pensaba q u e
si perdía a los dos, a su padre y a su madre, no podría sobrevivir.
C o m o resultado de ello, trataba de "estar de a c u e r d o " con su m a -
dre. E s t o e r a artificioso.

ENTREVISTADOR: Usted estuvo de acuerdo conmigo, c u a n d o


dije q u e su m a d r e parecía estar defendiendo a su padre. ¿ T e -
nía usted t a m b i é n esa impresión?
L U C Í A : B u e n o , pienso que ella está en u n a posición na-
t u r a l m e n t e difícil y e n c u e n t r o difícil pensar en algo realmen-
te definido. T o d o es un poco vago.

E n p a r t e p o r q u e compadecía a su m a d r e y en p a r t e p o r q u e le
aterrorizaba r o m p e r relaciones con ella, no era capaz d e conciliar
las diferentes actitudes de su m a d r e con sus propias respuestas
variables según sus diferentes actitudes.
Así, por un lado, trataba de armonizar con su m a d r e .

M i m a d r e n o debe preocuparse para nada. N o necesita po-


nerse de m i p a r t e . E s contra los deseos de m i p a d r e .

Y sin e m b a r g o n o podía reprimir totalmente sus reproches.

Piensa d e m a s i a d o en sí misma, y no piensa p a r a n a d a en


mí. Estás (a la m a d r e ) diciendo que no tuve suerte con mis
padres.
N a d a h a sido confirmado (por la m a d r e ) , n a d a absoluta-
mente. T o d o h a quedado volando. Esto me hace tan insegura
de m í m i s m a , es algo c o m o descuido.

L o que sucede e n t r e la m a d r e y la hija en este m o m e n t o es m u y


c o m p l e j o y desconcertante.
L u c í a y su m a d r e están de acuerdo en que la señora B l a i r asume
dos actitudes, según q u e su m a r i d o esté presente o ausente. E n su
5& F A M I L I A II

ausencia l o m a la iniciativa p a r a a t r i b u i r la "culpa" a su m a r i d o y


a su familia, pero c u a n d o L u c í a la apoya, frecuentemente se r e t r a c -
ta de sus afirmaciones, llegando al g r a d o de ponerse de p a r t e de su
m a r i d o c o n t r a ella misma.

MADRE: E n su educación ella h a estado en condiciones des-


ventajosas. H a habido una tendencia en la familia a t r a t a r d e
sobrestimar a otros miembros en d e t r i m e n t o de ella, n o sé
por qué. Parece absurdo, pero es un hecho que ha c o m e n t a d o
m u c h a gente. C r e o que son personas torpes en algunos aspec-
tos. . . una cierta dosis de celos, a u n c u a n d o de chica n o h a b í a
p r o b l e m a , n o había ningún p r o b l e m a c u a n d o era niña. L e
gustaba más observar que hacerse presente; era m u y p o p u l a r
entre las personas mayores. C r e o q u e hay muchos celos en la
familia y h a b í a que estar m u c h o con la familia porque h a b í a
un abuelo inválido y teníamos q u e pasar los fines de s e m a n a
allí. C r e o que e r a exagerado. N o siempre se le d o m i n ó . E r a
bastante feliz c u a n d o tenía u n a h e r m a n a . Digo, ese tipo de
cosas (esa observación superficial y e x t r a ñ a ) n o i m p o r t a m u -
cho. Nadie lo notaba, pero surtía efecto, c r e o yo. N o tenía
m u c h a s oportunidades de traer amigos a la casa p o r u n a r a -
zón. Se les t r a t a b a un poquito m a l . El señor B l a i r t r a t a b a
con desprecio a cualquiera y a todos. N i n g u n o era bueno. T o -
davía lo hace. Y o n o traigo amigos a la casa, porque se les
trata mal.
E s t a b a viendo algunas de sus cartas que llegaban c u a n d o
d e j a b a sus empleos. " L a señorita B l a i r estaba muy bien reco-
m e n d a d a , pero d e j ó de trabajar p o r su propia decisión." Siem-
pre decía: "Dejó de trabajar por su propia decisión." C r e o q u e
por eso el señor B l a i r siempre estaba diciendo: "no, eso n o es
bastante bueno. Debes hacer algo m e j o r q u e eso". S i e m p r e
la criticaba, ¿ve usted? Es p o r lo que en lugar de seguir con
algo distinto, sencillamente c a m b i a b a de empleo.
P a p á es el tipo de caracteres q u e quiere que u n o h a g a las
cosas p e r o al mismo tiempo se pone nervioso porque las hace.
Es tan contradictorio. T i e n e una actitud contradictoria en re-
lación con las mujeres. N o le gusta que los hombres m a n t e n -
gan a las mujeres y al mismo tiempo no quiere que las m u -
jeres se m a n t e n g a n solas.

Sin e m b a r g o , la m a d r e parece pensar que L u c í a , aun de niña,


podía h a b e r sido capaz de ayudar suficientemente a su padre p a r a
evitar "agotarse", "enojarse" o "excitarse" p o r todo esto.
L u c í a n o está segura de sí, después de todo, todos sus problemas
n o son debidos a su propia culpa.
LOS B L A I R 57

LUCÍA: S Í , está bien; pienso q u e a alguien hay que repro-


char, p e r o . . . p o r eso y o m e lo r e p r o c h o .
ENTREVISTADOR: ¿ H a y q u e r e p r o c h a r a alguien?
LUCÍA: A alguien h a y q u e r e p r o c h a r , y si n o e n c u e n t r o a
nadie a quien r e p r o c h a r , m e r e p r o c h o a m í misma.
ENTREVISTADOR: ¿Quién piensa usted q u e pudieran ser la o
las otras personas?
LUCÍA: B u e n o , pienso q u e m i m a d r e p o d r í a ser una a las
que h a b r í a que r e p r o c h a r , p e r o eso m e p r e o c u p a . Pienso que
se sentiría muy lastimada p o r ello, o m e d a r í a . . . m e daría una
buena paliza.
MADRE: C r e o q u e esa situación existía p o r q u e había m u c h a
crítica injusta y menosprecio y bueno, y a h o r a estás pensando
que debes reconocer la injusticia de ello.
LUCÍA: E n aquella é p o c a . . .
MADRE: Y es de lo que te culpas tú m i s m a . . .
LUCÍA: YO sólo dejé seguir las cosas. L o dejé pasar ¿sabe?
n o lo detuve en n i n g u n a f o r m a .
MADRE: N O lo hiciste con energía, p o r q u e n o e r a justo real¬
mente, quiero decir, u n n i ñ o h a b r í a visto q u e había m u c h a
farsa.
ENTREVISTADOR: ¿Dices q u e un n i ñ o h a b r í a visto que "había
m u c h a farsa"?
MADRE: B u e n o , los niños de a h o r a lo hacen.
ENTREVISTADOR: M e p r e g u n t o p o r q u é la señorita B l a i r no
lo vio.
MADRE: Bueno, s u p o n g o q u e se le e d u c ó p a r a que no es-
torbara.
L I C I A : Sí, creo q u e me coloqué en u n a posición subordi-
nada. R e a l m e n t e me eliminé, a p a g u é mi vela, u n a cosa horri-
ble realmente, p o r q u e si decía algo tenía m i e d o de que me
dieran u n a bofetada, o algo, ¿sabes lo q u e q u i e r o decir?
MADRE: Oh, sí.

N o se pone en claro, ni en este pasaje ni en otros, si la señora


Blair insinúa o n o q u e el "problema" es, en cierta forma, culpa
de L u c í a , ya que ésta debería h a b e r sido capaz de descubrir la far-
sa, y que los reproches que se h a c e están de esta m a n e r a justilica-
dos en cierta forma, y que n o lo hizo totalmente.
Sin embargo, en ocasiones, la señora B l a i r parece a p o y a r a L u c í a
respaldando y a m p l i a n d o su opinión de que n o tuvo oportunidad.

Pienso, e s t o . . . pienso que es cierto; tiene absoluta razón en


lo que dice. Se hizo todo p o r desanimarla. G r a n parte es de-
bido a su padre, que e> de naturaleza nerviosa. T u v o el mis-
58 F A M I L I A II

m o p r o b l e m a con su h e r m a n a . T e n í a que estarla vigilando


todo el tiempo, c o m o si volviera a la época victoriana.

P e r o este respaldo es curiosamente ambiguo. L e dice que n o de-


bería "perder el tiempo" en tales consideraciones, q u e debería pen-
sar en "algo más interesante".

B u e n o , yo n o sé de gente que d u d a r a de t o d o lo que hacía.


Es u n p o c o propensa a escucnar las observaciones raras de la
m u c h a c h a . C r e o que L u c í a se p r e o c u p ó demasiado de la r a r a
observación superficial de la m u j e r , quizá, pero creo que siem-
pre h a pasado esto con su padre, en casa, insistiendo en estas
cosas. T e n í a lo mismo que su m a d r e . Si él tenía algo que ver
c o n u n a persona que a ella n o le gustaba, tenía que p a g a r
p o r ello. E r a precisamente la ley de la familia.

C o n frecuencia "apoya" a L u c í a con ciertas afirmaciones q u e


e n t r a ñ a n u n a falta de aceptación de las afirmaciones repetidas d e
L u c í a respecto a sí misma en el sentido de q u e carece de voluntad,
de que es indecisa, d e que titubea y q u e c o n t i n u a m e n t e d u d a de la
validez d e sus propias percepciones de personas, etc. L a señora B l a i r
manifiesta q u e ella la considera estable, honesta y precisa.

MADRE: Siempre pienso que L u c í a tiene bastante estabili-


d a d y honestidad y precisión en su m o d o d e ser, y seriedad
p a r a n o t e n e r q u e preocuparse m u c h o del aspecto superficial
— c u a n d o n o se es del tipo de caracteres que se inmiscuyen
e n m u c h o s asuntos triviales— pensamientos triviales y conver-
saciones triviales. T ú eres seria p o r naturaleza y más estu-
diosa y te gustan los temas más profundos en relación con la
vida — hay m u c h o s así y L u c í a es así, y si tú eres de ese t i p o
p o r q u é te preocupas o tomas e n serio comentarios q u e n o
son dignos d e tomarse en c u e n t a desde el p u n t o de vista sen-
timental. Q u i e r o decir, n o veo r e a l m e n t e p o r qué estás dis-
gustada p o r ello; pero, p o r q u é habías de p r e o c u p a r t e t a n t o
p o r las conversaciones triviales, e x c e p t o algunas veces c u a n d o
encuentras gente que se interesa p o r las cosas superficiales.

C u a n d o su m a d r e h a b l a en esta forma L u c í a huye del fuego y


cae en las brasas. E l m u n d o de su m a d r e es tan c e r r a d o c o m o el
de su p a d r e . Estos dos m u n d o s e n c a j a n e n t r e sí, ambos se c o n t r a -
dicen y se refuerzan m u t u a m e n t e . E l l a tiene u n a posición escasa-
m e n t e defendible en el m u n d o de su p a d r e o en el de su m a d r e .
L i m i t a d a p a r a c r e a r un m u n d o propio, que le está prohibido, sólo
tiene el e x t r a v a g a n t e sentido de la realidad de su m a d r e para opo-
nerlo al de su padre. M u r m u r a c i o n e s , actitudes inquisitoriales, fa-
LOS B L A I R 59

miliaridades, insinuaciones sexuales, desfachatez — l o que en tér-


minos clínicos se consideraría c o m o u n m u n d o típicamente para¬
noide— es el de la señora Blair, así c o m o el de su marido. L a
diferencia principal entre el señor y la señora B l a i r parace ser q u e
ella n o desea c o n t r o l a r y d o m i n a r t a n t o a L u c í a c o m o su marido.
H a c i e n d o u n a interpretación psicoanalítica de los dos, se les po-
drían i m p u t a r celos a los dos. E l señor B l a i r n o le tolera a L u c í a
que tenga relaciones fuera de la familia. L a señora B l a i r no quiere
que L u c í a esté en su casa, porque n o puede t o l e r a r ver los estre-
chos vínculos que hay e n t r e L u c í a y su m a r i d o .
" L o encuentra u n o en todo m o m e n t o — d i c e la señora B l a i r — ,
pero hay que hacerse fuerte; no hay q u e exaltarse, hay que olvi-
darlo. Es necesario mantenerse alegre y o c u p a d a p a r a resistir y
soportar." L a señora B l a i r describe su vida c o m o u n a lucha con-
tinua c o n t r a m u c h a s fuerzas, siendo su m a r i d o sólo u n a de ellas.
Aun cuando con frecuencia respalda las ideas delirantes de per-
secución de L u c í a , tiene ideas especialmente caprichosas en rela-
ción con lo que p a r a nosotros son los estados m á s lúcidos de L u c í a .
Apoya a L u c í a en su posición de perseguida, p e r o le dice que
está loca o enferma al enojarse p o r ello. Deberla olvidarlo, pero
no debería "darse p o r aludida". L e ofrece a L u c í a su propia solu-
ción. L a señora B l a i r se considera a sí misma c o m o sujeto de u n a
persecución d u r a n t e c u a r e n t a años p o r parte de su marido, pero
n o ha sido éapaz de separarse p o r q u e "ellos" y el m u n d o exterior
son igualmente perseguidores, si n o es que más. L a única solución
es aceptar la propia impotencia en la posición de persecución. N o
hay nada qué hacer. N o hay ayuda ni esperanza, ni para ella ni
para L u c í a . L o único que tiene que h a c e r L u c í a es darse cuenta
de esto y dejar de pelear en una lucha perdida en contra de ven-
tajas imposibles.
IJOS esfuerzos de L u c í a , ya sea p a r a l u c h a r c o n t r a sus persegui-
dores o bien para n o considerarse c o m o perseguida, son conside-
rados tanto por el señor c o m o p o r la señora B l a i r en el mejor caso
c o m o manifestaciones de necedad, p e r o más frecuentemente c o m o
signos de locura y m a l d a d .

V
N i n g u n o de los padres de L u c í a había surgido de sus relaciones
con sus padres c o m o personas p o r su propio derecho. Ambos ha-
bían estado irremediablemente sumidos d u r a n t e toda su vida en su
propia fantasía, no reconocida c o m o tal. Aun c u a n d o Lucía hacía
Co F A M I L I A II

muchas observaciones q u e indicaban que parcialmente se d a b a cuen-


ta del estado de las cosas, el señor y la señora B l a i r h a b l a b a n sin
aceptar en lo más m í n i m o que la modalidad de su experiencia y
de sus acciones era o b r a de su fantasía.
Si u n a percepción n o es confirmada por otra persona tenemos
todos la tendencia a d u d a r de ella. Decimos: "¿No sería imagina-
ción mía?"
N u e s t r a tesis sobre esta familia es que lo que L u c í a dice y su
forma de decirlo son perfectamente comprensibles si se les consi-
d e r a d e n t r o del c o n j u n t o d e su situación.
T e n e m o s que reconocer, n a t u r a l m e n t e , que esta situación, en la
forma e n q u e ella la c a p t a y asimila, está sujeta a u n a refracción
posterior en el proceso de internalización y reproyección: ve el
m u n d o e n su totalidad en términos de su experiencia familiar ori-
ginal. E s t o es, su e x p e r i e n c i a del m u n d o continúa asemejándose
a las realidades sociales q u e le proporcionó su familia.
Dentro d e esta situación ¿qué puede hacer? Muy al principio de
nuestra investigación L u c í a h a c e esta pregunta:

L U C Í A : . . .parece n o h a b e r solución ninguna a esto — no


q u e d a n i n g u n a clase d e — salida halagüeña — n o se puede
dar ningún paso satisfactorio, ¿se puede? Parece n o h a b e r es-
peranzas. Es c o m o u n juego de ajedrez, está u n o t o t a l m e n t e
acorralado.
MADRE: S Í , bueno, l a cosa es que quieras — si — si — si hay
alguien que te ayude — n o sirve de nada t r a t a r de e n c o n t r a r
personas que están t a m b i é n ellas mismas en un r i n c ó n estre-
cho, eso es, es la cuestión.
F A M I L I A III. LOS CHURCH

PERSPECTIVA CLÍNICA

C L A R A , de treinta y seis años de edad h a b í a estado hospitalizada


d u r a n t e cinco de los últimos seis años, c u a n d o comenzamos nues-
tra investigación de la familia. E r a una esquizofrénica p a r a n o i d e ,
tratada con insulina y muchos electrochoques. P a d e c í a ideas deli-
rantes y alucinaciones, manifestando trastornos en la ideación y dis-
minución en la afectividad.
T o d o s , padres y psiquiatras, parecen h a b e r estado de a c u e r d o en
que, desde por lo menos cinco años antes que se iniciara nuestra
investigación, es decir, p o r lo menos, "al comienzo" de su "enfer-
medad", Clara carecía de sentimientos afectuosos normales p o r sus
padres y otras personas. Se decía de ella, en la forma típica de
describir a estas personas, que le faltaba entusiasmo, que la veían
alejada, que era difícil. Presentaba accesos de violencia, d u r a n t e
los cuales rompía las tazas de té; había a m e n a z a d o con g o l p e a r a
su padre si continuaba t r a t a n d o de besarla c u a n d o le decía que
dejara de hacerlo. Se le describía c o m o "impulsiva".
U n a de las delusiones e r a que tenía u n a b o m b a a t ó m i c a d e n t r o
de ella. Habitualmente e r a indiferente, parecía estar "vacía" (au-
tismc pauvrc): ocasionalmente su vacío parecía c a r g a d o intensa-
mente de una energía violenta que a p a r e n t e m e n t e buscaba una
descaiga desordenada. Estaba propensa a ideas de referencia y de
persecución y sus arranques se dirigían a veces c o n t r a alguna o al-
gunas personas (habitualmente desconocidas) q u e la a t o r m e n t a b a n
(llamándola prostituta, cortándola en pedacitos, t o r t u r á n d o l a sin
piedad).

ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

L a familia de Clara está constituida p o r su m a d r e , su padre y un


h e r m a n o , siete años m e n o r que ella. U n a h e r m a n a nació c u a n d o
Clara tenía tres años y m u r i ó siete meses después. N o pudimos for-
m a r n o s una imagen completa de esta familia porque n i n g u n o de
sus miembros quiso que se entrevistara a su h e r m a n o Miguel. É s t e
había tenido un trastorno esquizofrénico c u a n d o tenía 1 6 años, pero
se decía que estaba bastante bien ahora. M u c h o s datos señalan que
éste n o es el caso. Sin embargo, tenemos datos de p r i m e r a m a n o
sobre el padre, la madre y Clara.
61
62 FAMILIA III

Entrevistas Número

Hija (Clara) 3
Madre 3
Padre 2
Madre y Padre 1
Madre e Hija 15

*4

E s t o representa v e i n t i c u a t r o horas en tiempo de entrevistas de las


cuales c a t o r c e fueron grabadas.

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

E n esta exposición de la familia de C l a r a enfocaremos nuestra


atención h a c i a su l l a m a d a "disminución" de la afectividad y hacia
su a p a r e n t e desinterés p o r lo q u e dice (discordancia del pensa­
m i e n t o o de la afectividad) y exploraremos esto especialmente en
función de su relación c o n su m a d r e . T o m a n d o este tema c o m o
hilo c o n d u c t o r , inevitablemente tendremos que vernos inmiscui­
dos en m u c h o s otros aspectos de su locura.
T e n d r e m o s q u e c o m e n z a r o t r a vez p o r el principio y e x p l o r a r
de nuevo, sin ideas preconcebidas, p a r a ver si estos signos y sín­
tomas esquizofrénicas son comprensibles en función de la praxis
y del proceso de su n e x o familiar.
A h o r a bien, a u n c u a n d o el problema para los padres y los psi­
quiatras h a b í a sido la "falta de afectividad" de Clara, nosotros
descubrimos al iniciar nuestra investigación que esto no era el
p r o b l e m a principal p a r a Clara. L o que más le preocupaba a Clara
e r a la falta de un afecto verdadero de sus padres hacia ella. T o d o
m u n d o parecía más o menos consciente de que esto era de lo que
ella t r a t a b a de h a b l a r , p e r o este interés de Clara era en cierta
forma considerada, en todo caso, c o m o u n a expresión más de su
falta de afecto real y de su actitud general exigente, ambiciosa,
q u e j u m b r o s a y de su falta d e comprensión.
C l a r a decía de su m a d r e y de su padre que no eran verdaderos
padres, q u e n o e r a n un esposo y una esposa, o un padre y una
m a d r e , sino simplemente un p a r de socios comerciales. Esto se
t o m a b a c o m o u n a delusión.
L o q u e C l a r a misma decía, e r a :
LOS C H U R C H

Y o tengo un yo que n o se ha desarrollado. C u a n d o pre-


domina, me asusto...

Decía q u e pensaba que su

m a d r e n u n c a quiso que yo creciera. C r e o q u e en cierto


m o d o la forma en que se portaba conmigo m e impedía m a -
durar.

Su m a d r e , sostenía, n u n c a la dejó vivir su propia vida. "No


m e quería d e j a r tener mis propias ideas sobre las cosas." Sin eno-
jarse a p a r e n t e m e n t e su m a d r e , decía, le evitaba ser ella misma en
forma a u t é n t i c a y utilizar su propio criterio. E l l a (Clara) creció
con el m i e d o de expresar sus propios sentimientos o ideas pero "se-
g u í su c a m i n o , en lugar del mío". Pero n o podía decir específi-
c a m e n t e en q u é forma su m a d r e le hacía sentirse temerosa. Si
se le insistía en esto, se volvía más imprecisa, se q u e j a b a de falta
d e m e m o r i a , o h a b l a b a de la gente en general, p e r o n o de al-
g u n a en p a r t i c u l a r .

Es más u n director-gerente que u n a m a d r e . Estaba más


interesada en los negocios que en ser u n a m a d r e y trasladaba
a la casa su actitud de m u j e r de negocios. M e a b a n d o n ó
intelectualmente.

L a opinión de Clara era que les tenía cariño a sus padres cuan-
d o era niña, p e r o que se los había perdido m u y p r o n t o porque
decía que ellos n o le tenían c a r i ñ o verdadero a ella, y que en
realidad n o querían que se los tuviera, aun c u a n d o querían pre-
s u m i r de que formaban u n a familia muy cariñosa.
H a s t a que se inició la presente investigación, el padre, la m a d r e
y la hija n u n c a habían discutido juntos estas "acusaciones". Sus
padres rechazaban estos cargos, considerándolos c o m o su "enfer-
medad". Además, c o m o su m a d r e decía, "nunca hemos sido u n a
familia hablantina".
Clara había h e c h o pocos esfuerzos para forzar la discusión sobre
estos temas p o r q u e le parecía inútil aunque, c u a n d o el entrevis-
t a d o r le d a b a un poco de crédito a su punto de vista, expresaba
bastante c l a r a m e n t e su posición. Sus dos padres, decía, simple-
m e n t e la habían ignorado, a u n q u e le habían d a d o toda clase de
cosas materiales. "Ella (la m a d r e ) me ignora, a mí, a lo que real-
m e n t e soy, n o puedo llegar a ella."
Sin e m b a r g o , el p u n t o de vista común de su m a d r e y de su
F A M I L I A III

p a d r e e r a que h a b í a n sido siempre una familia feliz y afectuosa


p e r o q u e los dos habían tenido q u e dedicarse intensamente a los
negocios y que su m a d r e había a r r u i n a d o su salud p o r algunos
años, c o m o consecuencia. P o r o t r a p a r t e , todo lo habían hecho
p o r el bien de los hijos. C l a r a , decían, había sido siempre u n í
n i ñ a cariñosa y a u n c u a n d o se había metido algunas ideas rara<»
en la cabeza c u a n d o tenía quince años, nunca se había "alboro-
tado", sino que h a b í a sido quieta, ha estado siempre contenta y
fue feliz y afectuosa hasta que su "enfermedad" se presentó de
repente.
E s t a ficción c o m p a r t i d a sobre la familia era radicalmente dis-
c r e p a n t e de los relatos que los dos padres nos hicieron de su vida
familiar, c o m o veremos. Sin embargo, n o tuvimos la impresión
de q u e estuvieran mintiendo, ni siquiera de que se dieran cuen-
ta de q u e existía tal discrepancia. L a señora C h u r c h , por ejemplo,
c u a n d o estaba sola tenía m u c h a s quejas en contra de su m a r i d o .
P e r o la opinión q u e creía tener de su m a r i d o era que, aun c u a n d o
los tiempos habían sido difíciles, los dos hicieron lo m e j o r que
p u d i e r o n , y n o tenían nada que reprocharse p o r ello.
L a discrepancia entre lo que la señora C h u r c h afirmaba que
d e c í a y lo que r e a l m e n t e decía, es decir, entre su seudodicho y
su dicho, así c o m o otras incongruencias entre el tono de su con-
versación y el contenido, eran m u y desconcertantes aun para el
entrevistador. Se podía escuchar la "música" adormecedora de su
relato, y era necesario pellizcarse p a r a darse cuenta que estaba des-
c r i b i e n d o cómo, d u r a n t e todos aquellos años felices, había estado
en c a m a la m a y o r parte del tiempo c o m o resultado de su c o n t i n u o
a g o t a m i e n t o p o r el "exceso de trabajo". E n realidad, había tra-
b a j a d o poco hasta que sus hijos llegaron a los diez años. N a c i ó
u n a n i ñ a c u a n d o C l a r a tenía tres años, que m u r i ó a los siete
meses. L a señora C h u r c h (que en las otras ocasiones, sin excep-
ción, h a b í a sostenido que la "enfermedad" de C l a r a se debía a
las incursiones aéreas) hizo n o t a r , al h a b l a r de la m u e r t e de esta
niña, q u e quizá, si esta niña n o hubiera muerto, C l a r a n o se ha-
bría enfermado. N o pudo e x p l i c a r por qué, y dijo solamente que
p o d r í a no haber habido ninguna pena en la familia.
Miguel nació c u a n d o la señora C h u r c h estaba (según nuestro
p u n t o de vista) m u y deprimida. Miguel había estado "enfermo
desde que nació". T u v o neumonía, y se le diagnosticó c o m o as-
m á t i c o desde la edad de dos años. U n alto porcentaje de sus pri-
meros años parece haberlos pasado de una cama a la otra, en la
de su h e r m a n a o en la de su madre. Parece que era costumbre
LOS CHURCH

que u n a u o t r a d e las dos le " c u r a r a n " el asma llevándolo a sus


camas o acostándose con él.
• Según parece, Miguel tuvo alucinaciones e ilusiones c u a n d o te-
nía dieciséis años y después de una estancia de algunos meses en
un hospital psiquiátrico ha vivido siempre con la familia.
C u a n d o Miguel se hizo psicótico los negocios d e la familia an-
daban f r a n c a m e n t e mal. En esa situación C l a r a , q u e e n t o n c e s te-
nía veintitrés años, hizo algo que, según dicen sus padres, los
c o n m o v i ó grandemente, así c o m o a Miguel t a m b i é n . Se r e h u s ó
a besar a su padre y a su madre y n o aceptó que la besaran. D i j o
también q u e estaba h a r t a de tener que "cuidar" a Miguel; es
decir, de tener que pasar tanto tiempo en el lecho o en el c u a r t o
de él, o d e tenerlo en su c a m a para evitarle el asma.
E n lo q u e sigue trataremos de reconstruir t e n t a t i v a m e n t e el pe-
riodo inicial de la vida de su m a d r e y de ella m i s m a .
L a m a d r e de C l a r a h a tenido siempre la impresión d e q u e co-
noce m u y bien los sentimientos de C l a r a , p o r q u e son muy pare-
cidas. H a c e n o t a r que ambas tuvieron madres q u e fueron muje-
res de negocios. Ninguna de las dos supo m u c h o de su m a d r e .
P e r o las dos tuvieron madres que "hacían todo p o r ellas". A m b a s
fueron "únicas", es decir, no tuvieron h e r m a n a s vivas; las dos
tuvieron hermanos menores que necesitaron que los a t e n d i e r a n .
L a semejanza entre las constelaciones familiares d e l a m a d r e
y de la hija, tal como eran vistas p o r la m a d r e , la hizo pensar
que sabía c ó m o eran los "sentimientos" de su hija m e j o r q u e
Clara misma.
1
E n términos descriptivos precisos, le atribuía a su hija recuer-
dos, experiencias y acciones que e r a n incompatibles con las c a r a c -
terísticas que C l a r a se atribuía a sí misma, y que al m i s m o t i e m p o
eran inaccesibles tanto para los sentimientos y acciones d e C l a r a
c o m o p a r a su opinión sobre ella misma.

MADRE: Pensaba algunas veces que eras sensitiva en rela-


ción a ciertas cosas, a diferentes cosas. A veces pienso q u e
te das c u e n t a que yo me parecía m u c h o a ti — u n a hija única,
y c u a n d o n o tiene uno hermanas que le h a g a n c o m p a ñ í a ,
c r e o que está u n o propenso a ser un poco sensible en este
sentido.
H I J A : N O creo que yo.
MADRE: ¿NO?

I U n a i n t e r p r e t a c i ó n psicoanalítica sería q u e la sonora C h i i r c h veía a Clara


a travos d e u n a p e l í c u l a d e identificaciones p r o y e c t i v a s .
66 FAMILIA III

H I J A : N O es p o r n o haber tenido hermanas —es p o r tener


un h e r m a n o m u c h o m e n o r que yo.
MADRE: N a t u r a l m e n t e yo tenía dos hermanos, pero n o te-
n í a m u c h o q u e ver con mi h e r m a n o mayor, p e r o mi h e r m a n o
m e n o r — y o e s t a b a en u n a situación muy semejante también.
H I J A : P o r supuesto entre más c o m p a ñ í a se tiene en su
casa, e n t r e m á s gente hay en la casa, resulta más fácil a d a p -
tarse en el m u n d o exterior.
MADRE: P u e d e ser, creería que es muy cierto. M e he fi-
j a d o a h o r a e n m í misma, y en tía Cissie y en la tía Elsie, las
tres fuimos "únicas" y las tres seguimos caminos muy seme-
jantes, y c o n frecuencia decíamos. "Oh, r e a l m e n t e salimos
tres personas raras. N o somos más que hijas" y con frecuencia
l o resentíamos algo a veces —veíamos otras m u c h a c h a s que
salían con sus h e r m a n a s tal vez, y nosotras n o teníamos nin-
g u n a , tú sabes. B u e n o , tuvimos una, pero la perdimos des-
g r a c i a d a m e n t e . P e r o tú te llevas bien con las demás social¬
m e n t e ¿o no?
HIJA: NO.
MADRE: Y ¿qué pasó con el club de tenis, con Betty y el
otro grupito?

C u a n d o la señora C h u r c h ocasionalmente sí parecía r e c o n o c e r


que C l a r a e r a diferente a la imagen que de ella se hacía, se des-
c o n c e r t a b a y se p r e o c u p a b a . L o s sentimientos propios de C l a r a
(desde nuestro p u n t o de vista) parecían coincidir, en parte con
los sentimientos n o aceptados de la señora C h u r c h , y en p a r t e
ser percepciones claras q u e la hija tenía de la m a d r e y que ésta
n o p o d í a tolerar; e n parte, eran sentimientos q u e su m a d r e n o
advertía, p o r q u e n u n c a los había e x p e r i m e n t a d o ella misma y n o se
los podía i m a g i n a r ; y en parte, sentimientos reales inducidos en
C l a r a debidos a la repetidas insinuaciones de la m a d r e de que los
tenía.
Sólo con dificultad podía la señora C h u r c h defender su idea
d e q u e e r a n "muy semejantes". H a b í a , en verdad, ciertas situa-
ciones similares en sus constelaciones familiares, pero allí ter-
m i n a b a toda la semejanza, hasta donde pudimos ver. A fin de en-
c o n t r a r u n a similitud que se a p r o x i m a r a a la identidad, la señora
C h u r c h necesitaba al mismo tiempo negar sus propias percep-
ciones y t r a t a r d e inducir a Clara a negar su propia experiencia
a fin de m o d e r a r su conducta, sus palabras, sus gestos, sus m o -
vimientos, a fin d e n o c h o c a r en una forma demasiado discordante
c o n la identidad q u e la m a d r e había forjado para ella.
Los esfuerzos d e la señora C h u r c h para a d a p t a r toda la exis-
LOS C H U R C H 67

tencia de C l a r a a su propio esquema se ilustran con toda claridad


en lo siguiente:

MADRE: . . .y definitivamente demostraste manifestaciones


de n o q u e r e r a la señora F r o m e , y dijiste también que n o
la podías tolerar y te puso nerviosa. B u e n o , de entonces en
adelante n o t é que estabas bastante irritable p o r diferentes
cosas. E r a difícil pedirte algo, c o m o si hubieras t r a b a j a d o
m u c h o en el día, o algo te h u b i e r a molestado. B u e n o , hi-
ciste o t r o viaje, y antes de ese viaje r e c u e r d o que dijiste
muchas veces: "Oh, necesito un día d e vacaciones, siento
que lo necesito mucho." Estabas muy agitada, p e r o n a t u -
ralmente n o le dábamos m u c h a atención a esto porque sa-
bíamos que estabas t r a b a j a n d o m u c h o , y d u r a n t e este viaje
te enfermaste ¿te acuerdas?
HIJA: M m .
MADRE: T a m b i é n c u a n d o hiciste este viaje h u b o u n albo-
r o t o en el barco. ¿ L o recuerdas?
HIJA: ¿ Q u é quieres decir c o n u n a l b o r o t o en el barco?
MADRE: B u e n o , n o sé si te p r e o c u p ó . U n h o m b r e e n t r ó al
c a m a r o t e de u n a m u c h a c h a .
HIJA: N O recuerdo.
MADRE: Y h u b o u n a lucha terrible y quiso aprovecharse
d e la m u c h a c h a , creo, y en esa época yo creí q u e estabas m u y
trastornada.
HIJA: N O recuerdo eso.
MADRE: YO hablé con u n o o dos amigos y dijeron: "Oh, n o
se preocupe. C l a r a es suficientemente g r a n d e p a r a cuidarse.
E l l a comprenderá." P e r o pensamos <jue después del viaje es-
tabas bastante trastornada. E n c u a l q u i e r f o r m a n u n c a parecis-
te volver a ser la misma. Parecías c o m o si, ¿sabes?, estuvieras
irritable siempre. Si fue la enfermedad q u e tuviste d u r a n t e
e l viaje, si fue la conmoción d u r a n t e el viaje o alguna o t r a
cosa, n u n c a lo supe, sabes, p o r q u e u n a o dos veces traté de
t o c a r el p u n t o pero tú parecías eludirlo. Y , de todos modos,
esta enfermedad que tuviste d u r a n t e el viaje, tuviste q u e
v e r al d o c t o r N o l a n cuando volviste. N o sé lo q u e te dijo.
Y o quería ir contigo pero n o m e dejaste. Dijiste: "No, soy
suficientemente grande para ir sola." Así es que realmente
n o sé lo que pasó, pero el m é d i c o del b a r c o m e dijo que
necesitabas que se te hiciera u n a radiografía y el d o c t o r
N o l a n no lo juzgó necesario. C r e o que e r a algo que tenía
que ver con tus problemas internos. De todos modos, lo
pasaste y eso fue todo. B u e n o , con frecuencia m e pregunto
si te preocupaste p o r aquella enfermedad.
HIJA: NO.
68 F A M I L I A III

MADRE: ¿NO? A h o r a , c u a n d o estuvimos en el H o t e l Boyd


—estuvimos allí por m u c h o tiempo, no r e c u e r d o c u á n t o , creo
que dos o tres a ñ o s — y d u r a n t e ese tiempo yo estaba ya
cansada de la vida de hotel. Q u e r í a alquilar u n a casa. Papi
y yo fuimos a c o m p r a r u n a casa, pero siempre decías: "No
quiero vivir en una casa, n o quiero irme del hotel." Pero
n u n c a nos explicabas p o r qué. Siempre m e p r e g u n t é p o r qué.
HIJA: B u e n o , porque m e gustaba la vida de hotel. Me
gustaba la libertad de ella.
MADRE: B u e n o , b i e n . . .
HIJA: M e gustaba c o n o c e r todas aquellas personas diferentes.
MADRE: B u e n o , Clara, a h o r a ves, eso demuestra que antes
del accidente te gustaba c o n o c e r gente y la tratabas, y lo
hacías m u c h o . L a pasabas m u y bien en todos sentidos y de
repente, desde tu accidente, sencillamente ya no quieres.
HIJA: ¿Desde mi accidente o desde mi enfermedad?
2
MADRE: N O , desde tu a c c i d e n t e , C l a r a , definitivamente. A
nosotros nos parece que fue desde tu accidente.
HIJA: A m í no. M e p a r e c i ó q u e fue en los ú l t i m o s . . . Des-
de que volví a Inglaterra.

Clara ha estado diciendo q u e sus padres le d a b a n muchas cosas


materiales, pero que no querían saber de ella. Su m a d r e entiende
esto c o m o u n a acusación de q u e h a a b a n d o n a d o a C l a r a en un
sentido material y comienza a p o n e r ejemplos p a r a demostrar que
n o la h a "descuidado".

1 ) MADRE: C o m o ves, p o r lo que toca a tu p a p á y a mí,


hicimos todo lo que creímos más conveniente, y m e sorpren-
de mucho el pensar que nos puedas r e p r o c h a r p o r tu enfer-
medad.
3
2 ) HIJA: Bueno, mencionas la p a l a b r a "descuidar". No
estoy sacando en conclusión q u e se m e haya descuidado desde
el punto de vista material; sé que he tenido todo, de hecho
quizá m u c h o más que otras personas, en el aspecto material.
3 ) MADRE: SÍ.
4) HIJA: P e r o m e estoy refiriendo al aspecto intelectual.
U n niño necesita atención y necesita sentir que se le quiere,
pero mira, por ejemplo, iba a la escuela y d u r a n t e mi periodo
escolar h u b o muchos actos en la escuela a los cuales asistían
los otros padres.
5 ) MADRE: SÍ, yo sé.
6) HIJA: Pero t ú . . .

2 Clara se había fracturado la clavícula corao un año antes de su trastorno.


3 Esto fue anterior, durante la conversación.
LOS C H U R C H 69

y) MADRE: N O podía ir.


8) HIJA: N o podías ir.
9) MADRE: A veces n o podía.
JO) HIJA: C o n m a y o r frecuencia, n o podías.
/ / ) MADRE: ES c i e r t o .
12) HIJA: Apenas si r e c u e r d o alguna vez.
13) MADRE: M u y cierto.
14) HIJA: Y es u n a de las cosas que resentí m u c h o .
/ 5 ) MADRE: B u e n o , es una gran lástima que n o hubieras
podido explayarte m u c h o c u a n d o eras más joven y n o m e lo
hubieras dicho, p o r q u e entonces hubiera hecho t o d o lo po-
sible para corregirlo.
16) HIJA: B u e n o , ya ves, n o te lo dije, no te dije n a d a
¿verdad?
iy) MADRE: B u e n o , n o fuiste exigente, n o m e dijiste:
"mami, quiero esto", y "mami, quiero aquello", yo lo sé. Y o
siempre creí que eras u n a n i ñ a muy buena.
18) HIJA: B u e n o , tú ves, yo siempre he sido y supongo
q u e hasta la fecha soy, en cierto modo, una persona m u y
feliz; a p a r e n t o ser m u y feliz superficialmente, p e r o en el
fondo siempre h a h a b i d o muchas cosas que m e bullen den-
tro, y ahí están todavía, a u n q u e no siempre sé qué cosas son.
19) MADRE: Supongo que es u n a lástima que a veces no
pudieras explicarte y n a c e r m e . . . puedo recordar ocasiones en
que he pensado a l g u n a vez que debiste haberte explicado
mejor. Pero hace m u c h o s años que le hablé de esto a nues-
tro médico de cabecera, lo recuerdo perfectamente, y él to-
m a b a en cuenta tu edad y el hecho de que en aquella época
estabas estudiando. Decía: "No se preocupe por ella. Si ne-
cesita algo, aquí está y ella lo pedirá." Bueno, n a t u r a l m e n t e
yo le hacía caso. A h o r a veo que probablemente debí haber
dicho: "Clara, ¿hay algo malo?" Y tú probablemente te ha-
brías ido a un r i n c ó n y habrías dado de gritos: B u e n o , y
yo h a b r í a tenido que a g u a n t a r todo ¿ves? P e r o siempre me
pareciste una niña muy feliz y satisfecha. T e n í a s todo lo
que podías desear, hasta donde yo sabía.
20) HIJA: T e n í a todas las cosas materiales, sí.
2 / j MADRE: ASÍ, c o m o digo, es una lástima que n o te hayas
e x p l a y a d o más, lo que algunas veces deseé que hicieras.
22) HIJA: B u e n o , n u n c a he sido capaz de e x p r e s a r m u y
fácilmente mis s e n t i m i e n t o s . . . de expresar lo q u e siento o
pienso.
2}) MADRK: SÍ, SÍ. Voy a seguir con algunos ejemplos aho-
ra, C l a r a , que sin d u d a recuerdas. C u a n d o tenías medio día
o un día libre en la escuela y yo no tenía tiempo libre que
dedicarte, acostumbraba buscar la forma de e n c o n t r a r tiem-
7o F A M I L I A III

p o y llevarte a la ciudad. Acostumbrábamos ir a t o m a r t é


y ver las tiendas.
24) HIJA: N O r e c u e r d o eso.
2 5 ) MADRE: C o n frecuencia volví a casa y le dije a p a p á :
"sabes, n o parece interesarse para nada en las tiendas". Acos-
t u m b r a b a llevarte a las tiendas grandes y a donde otras niñas
h u b i e r a n d i c h o " ¡ M i r a , m a m i , ve esto! ¿No es hermoso esto?
¿ N o es hermoso esto otro?". Y o hasta te enseñaba algunas
cosas y te decía: "Clara, ¿no es bonito este vestido?" — " M m ,
c r e o q u e les debe gustar a algunas personas; les debe que-
d a r bien a a l g u n a gente: A mí siempre m e gustó mucho la
r o p a , y siendo modista m e interesaba m u c h o . C r e í a q u e tú
e r a s . . . P e r o a ti no te interesaba absolutamente nada y se lo
m e n c i o n é al doctor u n a o dos veces. "Oh", decía, " c u a n d o
sea m a y o r p r o n t o sabrá de ropa". B u e n o , en cierta forma
tú sabes de r o p a y te gustan los vestidos bonitos, p e r o n o
lo demuestras.
26) HIJA: B u e n o , yo creo que s o y . . .
2 7 ) MADRE: Y es p o r lo que c r e o que así eras en m u c h a s
otras cosas.
28) HIJA: B u e n o , creo que fui de todos modos u n a adoles-
c e n t e difícil en muchos aspectos. Sé que n o m e p r e o c u p é
p a r a n a d a d e m i apariencia. E r a un verdadero m a r i m a c h o .
29) MADRE: E n u n a época, sí.

C l a r a n o h a h e c h o responsable a su m a d r e de su enfermedad
(I). H a n e g a d o estar enferma. T r a t a de hablar d e "descuido"
-—descuido en el sentido d e que n o se le h a r e c o n o c i d o c o m o
persona.
Su m a d r e manifiesta pena p o r q u e C l a r a n o se e x p l a y a b a más

P e r o en la conversación su m a d r e n o demuestra deseos de que


Clara se explaye a h o r a , y ella trata de hacerlo. L o s esfuerzos
de C l a r a p o r hacerlo (4, 6, 8, 1 2 , 1 6 , 1 8 , 2 2 , 2 6 ) o son i n t e r r u m -
pidos o son recibidos con u n a seudoaceptación que posteriormente
se rechaza o se pasa p o r alto.
Se n o t a en esto la falta de aceptación, p o r parte d e la m a d r e ,
del h e c h o de que la hija es u n a persona a p a r t e y diferente de ella.
N o puede e n t e n d e r que a su hija parece n o gustarle lo que a ella
le gusta. A l g o debe pasar con ella. E s t o está ligado c o n u n a
tergiversación disimulada del significado de los términos "expla-
yarse" y "ser exigente". "Explayarse" lo aprueba, pero "ser exi-
gente" no. L a m a d r e se queja de q u e la hija n o se explayaba
más. P o r otra parte, c o m o n o "exigía", pensó siempre q u e era
u n a n i ñ a buena. P e r o si a h o r a se explaya eso es exigir.
LOS C H U R C H

Es decir, u n a aseveración de la hija, según la m a d r e , es "ex-


playarse" si ello expresa un "yo" coincidente c o n el que la m a d r e
le atribuye a C l a r a ("otras niñas habrían d i c h o . . . " ) . Sin embar-
go, c u a n d o C l a r a se explaya (o se explica) en forma bastante cla-
r a , pero dice algo diferente de la noción que tiene su m a d r e de
lo que su hija debería sentir, esto se t o m a c o m o algo que con-
cierne al médico. L a calidad de algo que pasa — q u e no está
b i e n — que necesita "curación", n o castigo, el médico más bien
que la policía se evoca continuamente. C u a n d o ella (la hija)
puede empezar a explayarse, o a expresar su "verdadero" yo, la
m a d r e se apresura a d a r por terminada la o p o r t u n i d a d ( 2 3 , 2 5 ) .
L a m a d r e , desviando el problema de su posible descuido hacia
C l a r a al de la incapacidad de C l a r a para manifestarlo, y confun-
d i e n d o "explayarse" con "pedir cosas" y "exigir", confunde a su
hija y C l a r a se pone a discutir si fue o n o u n a adolescente "difí-
cil". L a señora C h u r c h parece entender el p r o b l e m a de "expla-
yarse" sólo en términos de pedir cosas, ser difícil y exigir.
L o que la señora C h u r c h afirma que dice es t r e m e n d a m e n t e
incongruente con lo que dice. R e p e t i d a m e n t e sostiene, p o r ejem-
plo, que ella olvida las cosas y olvida lo pasado, aconsejándole
a C l a r a que h a g a lo mismo. P e r o "olvida" las cosas en u n a for-
m a peculiar. L a s relata a la postre y califica su r e l a t o diciendo
que las h a olvidado. Después de un r e l a t o semejante de hace
veinte años, dijo, "pienso en aquellas cosas, C l a r a — q u i e r o decir
las olvido y las dejo pasar".
De n o tenerse u n a posición de ventaja fuera de esta relación
sería muy difícil saber dónde se está. Dice "voy a h a c e r esto".
E n t o n c e s h a c e aquello; entonces dice que hizo esto y espera que
C l a r a n o se d é c u e n t a que hizo aquello.
L a situación presente parece similar a la que existía antes del
trastorno de C l a r a , en que parece que el p a d r e y la m a d r e no
sólo le decían que tuviera miedo de la m u l t i t u d , de la gente, que
temiera a los hombres, etc., sino que le decían que tenia y tiene
4
m i e d o de la m u c h e d u m b r e y de los hombres. A C l a r a n o se le
decía q u e era mala p o r sentir esto, o que se le prohibía sentir
esto, o se le amenazaba o se le castigaba p o r sentir esto. Simple-

4 El niño prepsicótíco ¿está en cierta forma hipnotizado por los padres, o


es la hipnosis una psicosis tipo, inducida en forma experimental, o, quizás
más exactamente, una relación prepsicótica tipo, inducida cxperimentalraente?
L a hipnosis experimental efectivamente simula algunos aspectos de la rela-
ción prepsicótica niño-padres, que se presenta en la realidad, como ai lo
fuera. Esta relación, sin embargo, es demasiado complicada para designarla
simplemente como hipnótica, sin especificarla.
72 F A M I L I A III

m e n t e se le decía que sentía aquello. ¿ Q u é sucede con u n a per-


sona q u e es acreedora a imputaciones de esta n a t u r a l e z a desde sus
primeros años?
U n a secuencia constante y repetida es el h e c h o de q u e C l a r a
hace u n a afirmación y su m a d r e la invalida, diciendo:

i) realmente no quiere decir lo que dice, o


11) dice esto porque está enferma, o
ni) n o puede recordar o saber lo que siente o sentía, o
iv) n o tiene razón en decir eso.

F.n seguida, la señora C h u r c h continúa con u n a afirmación que,


sin intención, ratifica, lo que C l a r a ha dicho p e r o en la q u e se
contradice, agregando a esto u n a afirmación adicional final en
Ja cual se niega esta contradicción misma y con la q u e se esta-
blece de nuevo la disparidad entre lo que ella ha d i c h o y lo
que C l a r a dice.
U n ejemplo de esto se presenta c u a n d o

1) C l a r a dice que su m a d r e está "desanimándola" de salir del


hospital, y
2) 1) su m a d r e invalida esto diciendo que quiere verla fuera del
hospital, y
II) entonces procede a "desanimarla" de irse, poniendo fin a
esto, arguyendo que
III) la acaba de a n i m a r p a r a que vuelva a su casa.

En seguida continúa:

MADRL: Desgraciadamente estamos muy reducidos en don-


de vivimos actualmente. Quiero decir q u e siempre hemos
estado acostumbrados a un lugar más g r a n d e . A m í también
m e gusta un espacio g r a n d e pero ahí tienes. C u a n d o esta-
mos c o m o estamos a h o r a , ya ves, nos tenemos q u e aguan-
tar. Y no creo que tu p a d r e y yo estemos en condiciones de
podernos p r o p o r c i o n a r un espacio a m p l i o c o m o lo hemos te-
nido antes. C o m o ya te dije una vez con anterioridad, con-
forme vas siendo mayor, y en la situación en que estamos, ya
n o podrás d a r t e más estos lujos.
HIJA: Bueno, n o necesito vivir con ustedes, ¿o sí?
MADRH: NO. El asunto es, Clara, c o m o ves, que a u n q u e
vivieras en una casa de huéspedes, tendrías q u e a l t e r n a r con
más de media docena de gente.
HIJA: L o sé.
LOS C H U R C H 73

MADRE: M i r a , y tendrías que tener un cuarto m u y peque-


ño, en todo caso.
HIJA: H a y la esperanza de que c u a n d o me vaya del hospi-
tal, ya haya superado esa dificultad.
MADRE: Así lo espero, así lo espero.
Es esta mezcla de m u c h a s maniobras simultáneas lo que
p r o p o r c i o n a el significado c o m p l e t o de la mistificación en
estas entrevistas.
De nuevo el problema a q u í es la viabilidad de q u e C l a r a
se quede en casa.
MADRE: ¿Estás más a d a p t a d a ahora que como lo estabas al
principio c u a n d o entraste?
HIJA: O h , sí.
MADRE: SÍ, eso comienza a ser un problema difícil porque
te limita en c u a n t o a las actividades que puedes realizar ¿o
no? Y también pasa lo m i s m o con tus actividades en la fa-
milia, p o r q u e si vuelves a la casa n o quisiera invitar a na-
die c u a n d o estés allí, p o r q u e pienso q u e quieres estar tran-
quila.
HIJA: A m í n o m e preocupa que vaya gente a la casa.
MADRE: Y a lo ves.
HIJA: D e hecho, m e gustaría.
MADRE: ¿ T e gustaría?
HIJA: O h sí, me gustaría ver a alguien diferente.
MADRE: P e r o , mira, en u n a o dos ocasiones en que la tía
Cissie y la tía Elsi llegaron d e repente, preparaste la mesa para
sentarte a c o m e r y luego te levantaste y dijiste: "No puedo
estar sentada con m u c h a gente" y te subiste a tu cuarto.
HIJA: N O sé c ó m o r e a c c i o n a r é a h o r a .
MADRE: LO ves, C i a r a , a h í tienes, y eso cohibe a o t r a gen-
te, es el problema, es decir, yo n o lo puedo tolerar, y tu padre
también, p e r o otras personas, n a t u r a l m e n t e piensan que estor-
ban, ése es el asunto.
HIJA: A m í m e tienen q u e a c e p t a r n a d a más. Si piensan
que estorban es m u y m a l o , sencillamente.
MADRE: B u e n o , eso es u n sentido, p e r o el caso es que no
puedes seguir viviendo así. L a vida de uno debe ser una
especie de negocio c o m p l i c a d o y variado. ¿O no?

Las amistades son o t r o problema. L o s amigos simpáticos que


la m a d r e dice que le gustaban a Clara, Clara dice que n o los que-
ría, y n o los quiere ver. L a m a d r e cree que esto sería otra difi-
cultad que su hija tendría q u e vencer antes de poder volver a
su casa.
HIJA: NO, n o pienso verlos.
MADRE: NO.
74 FAMILIA III

HIJA: Prefiero hacer nuevas amistades.


MADRE: ¿ P r e f i e r e s ? . . . ¿Ni a L u c y Green?
HIJA: N O m e i m p o r t a r í a verla.
MADRE: P o r supuesto, ella es m u y irritable, t ú lo sabes,
¿no?
HIJA: SÍ, pero al m i s m o tiempo, es alguien c o n quien pasé
m u c h o tiempo.
MADRE: SÍ.
HIJA: Y que m e conoce m u y bien.
MADRE: SÍ. ¿ T e gustaría quizá q u e fuera algún sábado,
c u a n d o estés en la casa?
HIJA: SÍ, podría ir.
MADRE: L a única cosa es que n o sé cuántos niños tiene
ahora. C r e o . . .
HIJA: DOS.
MADRE: T i e n e dos o tres. B u e n o , n a t u r a l m e n t e si tiene que
llevar a los niños, los niños serán m u c h o p a r a ti. N a t u r a l -
mente son niñas, pero son niñas terriblemente traviesas.
HIJA: SÍ, estoy segura de que lo son.
MADRE: N O las he visto desde h a c e c o m o dos años, p o r lo
tanto no sabría c ó m o son a h o r a (cinco segundos d e silencio).
B u e n o ¿hay algo más q u e quieras p r e g u n t a r tú, o de que
quieras hablar?
HIJA: Mi mente está p o r c o m p l e t o t u r b a d a esta tarde.
MADRE: ¿ E s t á ? . . . ¿estás resfriada todavía?
HIJA: T o d a v í a un poquito, sí. (Silencio de diez segundos).

Debemos recordar que los padres l u c h a n desesperadamente den-


t r o de las limitaciones que a ellos les impusieron, a su vez, sus
padres.
L a m a d r e se rebeló en u n a ocasión c o n t r a su m a d r e . Sus úni-
cas vacaciones eran dos semanas al a ñ o . P r e c i s a m e n t e c u a n d o
estaba dispuesta p a r a salir en esas vacaciones, sola p o r p r i m e r a vez
en su vida (cuando Clara tenía diecinueve años), su m a d r e "ofre-
ció" llevar a C l a r a al e x t r a n j e r o d u r a n t e esas dos semanas. De-
bido a que Clara ayudaba e n el negocio d e sus padres, esto sig-
nificaba que la señora C h u r c h tendría q u e quedarse. L a m a d r e
de la señora C h u r c h dijo q u e ella lo p o d r í a h a c e r , n a t u r a l m e n t e ,
lo que implicaba tener q u e c a n c e l a r sus reservaciones a última
h o r a y perder dinero. E l l a lo objetó.

MADRE: N a t u r a l m e n t e tú conoces a la abuela, todo lo que


podía inventar, y dijo q u e yo era egoísta. Y o dije: "No, no
lo soy, si tú supieras t o d o lo que m e sacrifico p o r mis hijos,
por mi familia y p o r el negocio, n o dirías q u e yo era egoís-
ta. P o r primera vez, dije, "me rebelé. Siempre he dicho
LOS C H U R C H 75

sí, sí a todo. P o r p r i m e r a vez m e rebelé y p o r supuesto n o


te gustó." Y p o r supuesto terminamos porque tú te fuiste
y yo cancelé mis vacaciones y así fue.

E n ocasiones parecía c o m o si C l a r a y su m a d r e pudieran aliarse


en c o n t r a del señor C h u r c h , p e r o esto n o sucedió n u n c a p o r q u e
sus ideas sobre el señor C h u r c h e r a n precisamente lo q u e la se-
ñ o r a C h u r c h necesitaba suprimir en ella misma.
L o siguiente demuestra c ó m o luchaba C l a r a p o r confirmar la
validez de sus experiencias.

HIJA: B u e n o , pienso q u e debo haber sido m u y sensible.


MADRE: Debes haberlo sido.
HIJA: E n relación con todas estas cosas, porque todavía en
ocasiones m e vuelven o t r a vez.
MADRE: B u e n o , t r a t a de n o pensar en ellas.
HIJA: NO pienso en ellas. Sencillamente n o pienso en ellas.
MADRE: NO.
HIJA: P e r o el a s u n t o es q u e m e vienen o t r a vez.
MADRE: Sí.
HIJA: A u n c u a n d o n o p i e n s e . . .
MADRE: B u e n o , m e vuelven a mí. Bueno, sabes, mencio-
naste esa vez de las vacaciones. E s muy r a r o porque estando
u n a n o c h e en la c a m a , h a c e c o m o dos semanas, lo recordé
c o m o si fuera ayer, y pensé: "ahora m e pregunto si ese pe-
q u e ñ o incidente trastornaría a Clara". Pensé en eso p o r q u e
c u a n d o m e escribiste aquella cartita hace poco tiempo pensé:
"bueno, n o sé si ese es u n o de los incidentes que trastornaría
a C l a r a . T o d a v í a está impresionada por.él".
HIJA: B u e n o , la cosa es que c u a n d o una de estas cosas m e
vuelven, m e rebelo.
MADRE: M m .
HIJA: T o d o m i ser está en c o n t r a de ello, en forma espe-
cial, y m e siento i m p o t e n t e p a r a controlarlo.
MADRE: B u e n o , supongo que les corresponde a los médicos
ver lo q u e pueden h a c e r acerca de esa sensación.
HIJA: Ves, c u a n d o m e rebelé c o n t r a mi padre hace c o m o
cuatro meses...
MADRE: A fines de agosto.
HIJA: B u e n o , estaba ya m u y agotada y c u a n d o e n t r ó aquel
día m e dijo algo q u e n o m e gustó, no me acuerdo ya qué, e
i n m e d i a t a m e n t e sin saber lo que estaba haciendo, perdí el
control de m í misma y c o m e n c é a tirar cosas por todos la-
dos, y lo cogí y casi lo saco del hospital. Bueno, sencilla-
m e n t e n o lo pude evitar. P o r qué lo hice, no lo sé.
MADRE: Después te apenaste p o r ello y lloraste, ¿no?
76 FAMILIA III

HIJA: B u e n o , n o sé si m e apené. E n cierto m o d o c r e o


ue no estoy apenada. N o lo estoy desde m i propio p u n t o
3 e vista, y lo estaba, naturalmente, desde el p u n t o d e vista de
mi padre, p e r o lo acepto sencillamente c o m o algo en c o n t r a
dt* lo cual n o puedo hacer nada yo sola.
MADRE: B u e n o , eso es un problema ¿o no?
HIJA: Pienso que todavía seguiré siendo así. H a y algo to-
davía que m e h a c e . . .
MADRE: ¿ . . .que te hace agresiva?
HIJA: Q u e m e hace sentir lo mismo. Supongo que se le
llamará agresión.
MADRE: C l a r a , ¿no te da m u c h o sol en los ojos?

E l incidente tiene claramente una importancia inmediata y di-


recta para la señora C h u r c h , p e r o ella lo niega a ñ a d i e n d o q u e lo
r e c u e r d a fundamentalmente p o r su importancia para C l a r a , subes-
t i m a n d o , al m i s m o tiempo, su importancia ("aquel p e q u e ñ o in-
cidente").
L a justificación de la rebeldía, que la señora C h u r c h buscaba
en sí misma, es invalidada por ella misma c u a n d o C l a r a comien-
za a a p o y a r la rebeldía de su padre, y a manifestar ella m i s m a
c u a l q u i e r rebeldía. ("Bueno supongo que les corresponde a los
médicos ver lo que pueden hacer acerca de esa sensación.")
Es decir, la señora C h u r c h busca apoyo de su hija: c u a n d o
lo tiene, lo invalida. Ésta es u n a forma de traición. Se c o m p l e t a
c o n el r e p e n t i n o non sequitur: "Clara, ¿no te da m u c h o el sol
en los ojos?".
D e nuevo, la señora C h u r c h invalida a C l a r a cuando..discute
sobre su p a d r e con ella en los mismos términos que usa la señora
C h u r c h c u a n d o habla de él con nosotros, en ausencia de su hija.
P o r ejemplo, C l a r a decía:

N o me siento agresiva por el hecho de que c a m b i ó de ne-


gocio, p e r o m e siento agresiva porque fracasó.

Su m a d r e , sin embargo, no se podía permitir c o n f i r m a r sin am-


bigüedad este sentimiento de su hija aun c u a n d o nos h a b í a con-
fesado sentir lo mismo.

MADRE: SÍ, bueno, no puedes hacerlo responsable total-


m e n t e de eso.
HIJA: C r e o que en cierta forma sí puedo.
MADRE: M i r a que estaba trabajando; tenía m u c h a s difi-
cultades en aquella época, muchas cosas de las que tú n o sa-
bías nada, su edad, por ejemplo.
LOS C H U R C H 77

HIJA: Bueno, pienso q u e te había a b a n d o n a d o .


MADRE: No, n o diría q u e m e a b a n d o n ó C l a r a , oh no.
HIJA: Bueno, así es c o m o . . .
MADRE: Bueno, ésa es tu opinión, yo n o la p u e d o cambiar,
pero yo no d i r í a . . . N o nos a b a n d o n ó .

A Clara se le desconcierta en o t r a f o r m a c u a n d o la señora


C h u r c h dice que siempre h a n vivido todos en a r m o n í a . Clara
piensa que si esto parece ser así es p o r q u e su m a d r e la ha "do-
minado" tanto, siempre, que le pareció m e j o r someterse que dis-
cutir. L a respuesta de su m a d r e es decir en efecto, q u e esto es
cierto en parte pero termina afirmando, con un aire de decisión,
que n o es así. Clara n o sabe qué replicar a esto, y su m a d r e en-
tonces le pregunta si hay alguna o t r a cosa en la q u e p u e d a pensar.
Clara dice que le parece difícil expresar su p e n s a m i e n t o en pa-
labras y su madre le dice entonces que ella ( C l a r a ) n o es una
persona que sea capaz de a r m a r u n alboroto. U n "alboroto" sig-
nifica aquí claramente decir lo que su m a d r e n o quiere oír. En
seguida le pregunta a C l a r a si puede a h o r a e x p r e s a r en palabras
lo que quiere decir. C l a r a dice q u e lo h a olvidado y su madre
concluye este diálogo d a n d o fe de esta pérdida de m e m o r i a .

MADRE: Pienso que hemos armonizado todos m u y bien. No


creo que hayamos tenido n u n c a u n a v e r d a d e r a diferencia a
través de los años.
HIJA: L a única cosa es que tú tienes un c a r á c t e r muy do-
minante.
MADRE: Bueno, siendo una m u j e r de negocios, Clara, eso
viene con ello, ves, siempre he s i d o . . .
HIJA: YO prefiero s o m e t e r m e a tus decisiones, en lugar de
objetarlas.
MADRE: SÍ, lo creo así en ocasiones. C u a n d o se es orga-
nizador en los negocios c o m o que lo traes un p o c o a la casa
también, pero, yo no sé lo q u e tú piensas, p e r o parece que
nos hemos llevado m u y bien a través de los años.
HIJA: Oh sí, pero c o m o digo, contigo c o n c a r á c t e r domi-
nante.
MADRE: Siempre nos hemos c o m p r e n d i d o u n a a otra y ha
habido veces en que te he pedido tu o p i n i ó n y tú me has
d i c h o . . . has e x t e r n a d o tus opiniones de la m i s m a manera
que yo externaría las mías, pero de u n a m a n e r a comprensiva,
hemos sido capaces de superar estas cosas. (Silencio de trein-
ta y cinco segundos.) ; H a y alguna o t r a cosa en la que pue-
das pensar?
73 F A M I L I A III

HIJA: LO q u e estoy p e n s a n d o t r a t o d e expresarlo con pa-


labras, y lo e n c u e n t r o m u y difícil.
MADRE: S u p o n g o que es algo que n o puedes expresar con
p a l a b r a s . . . (silencio de veinticinco segundos). Y o sé u n a cosa,
Clara, a ti n u n c a te gusta s e r . . . n u n c a te gusta h a c e r m u c h o
alboroto. ¿O no?
HIJA: D e p e n d e de lo que quieras d e c i r con alboroto.
MADRE: B u e n o , p a r a decirlo en u n a forma r u d a , sé que
siempre, c u a n d o n o te sentías bien, lo q u e e r a m u y r a r o , si
yo te p r e g u n t a b a más d e u n a o dos veces "Clara ¿cómo te
s i e n t e s . . . m e j o r ? S a b e s . . . " "Oh, estoy bien, n o te preocupes;
estoy bien, n o te preocupes." D i r í a q u e m u y frecuentemente
parecía c o m o si n o quisieras q u e n a d i e hiciera m u c h o es¬
c á n d a l o en relación contigo. (Silencio de c u a r e n t a y cinco
segundos.) B u e n o , ¿ya conseguiste e x p r e s a r con palabras lo
que quieres decir?
HIJA: B u e n o , a h o r a ya olvidé l o q u e e r a (cincuenta se-
gundos de silencio).
MADRE: N a t u r a l m e n t e es m u y r a r o , c u a n d o estás lejos pien-
sas en m u c h a s cosas, c u a n d o se t r a t a el asunto, lo olvidas.

Queremos a c e n t u a r aquí, n o t a n t o las defensas intra personales


de la m a d r e , sino el hecho de q u e tiene q u e defenderse de evocar
sus propios sentimientos influyendo sobre C l a r a p a r a confundir-
la, p a r a h a c e r l a que enmudezca, p a r a e n t o r p e c e r su m e m o r i a ; en
síntesis, p r o d u c i e n d o u n a desorganización en la personalidad de
su hija. £1 h e c h o de que la a c t u a c i ó n d e la señora C h u r c h llene
esta función n o significa, n a t u r a l m e n t e , q u e p o r necesidad tenga
esta intención.
P a r a volver al p r o b l e m a del afecto, en nuestra opinión la se-
ñora C h u r c h n o podía t o l e r a r el admitirlo, p e r o tenía que creer
que C l a r a y ella se tenían u n afecto m u t u o . L o q u e e n c o n t r a b a
especialmente desconcertante n o era el enfriamiento en sus rela-
ciones, sino que C l a r a quisiera ocuparse d e este asunto.
C u a n d o en el transcurso d e nuestras entrevistas Clara conse-
guía seguir "insistiendo" u n p o c o m á s d e lo habitual, antes de
empezar a perder su m e m o r i a y a callarse (demostrando, clínica-
mente, amnesia y m u t i s m o ) , insistía en que aun c u a n d o su ma-
dre la besaba y esperaba q u e ella, a su vez, la besara, su m a d r e
no le dio ni quiso recibir u n afecto real y espontáneo. Más aún,
según Clara, su m a d r e n u n c a quiso "realmente" que ella tuviera
un afecto "real" p o r nadie. Su m a d r e , decía, trataba de "matar"
su (de C l a r a ) c a r i ñ o p o r ella (su m a d r e ) , p o r sus amiguitas, y
por otros hombres. Clara decía que a h o r a no tenía ningún ca-
LOS C H U R C H 79

r i ñ o p o r su m a d r e . N o la odiaba ni estaba a m a r g a d a . Simplemente


sentía indiferencia.
E l calificativo de C l a r a p a r a lo que nosotros señalamos c o m o
n o confirmación, invalidación, o falta de apoyo e r a "desaliento".
Decía que se le había desalentado o desanimado p a r a sentir o de-
m o s t r a r un afecto genuino. Esto se refiere, p r o b a b l e m e n t e , en
especial al periodo posterior a la muerte de su h e r m a n a pequeña,
c u a n d o C l a r a tenía tres años. Decía también q u e su m a d r e n o
tenía ningún c a r i ñ o p o r Miguel, o por su m a r i d o , y que todos
necesitaban demostrar que eran diferentes de lo q u e e r a n .
Es significativo el h e c h o de que en tanto que la señora C h u r c h
h a b i t u a l m e n t e y en forma efectiva impedía a C l a r a r e c o r d a r in-
cidentes específicos que apoyaran este punto de vista, la p r u e b a
de su validez la dio la propia señora C h u r c h .
Su denegación de cordialidad en ella misma y en su hija fue
subrayada p o r más de doce psiquiatras y sociólogos q u e h a n es-
t u d i a d o estas entrevistas. Nosotros deseamos insistir en el efecto
que sobre C l a r a tiene esta falta de aceptación o negación de esta
negación, y de la negación de la negación de la negación.
L a s mixtificaciones e n t r a ñ a n una constante modificación del sig-
nificado y de la posición. Evidentemente es m u y i m p o r t a n t e p a r a
su m a d r e y su p a d r e el creer que C l a r a era afectuosa antes de su
"enfermedad". Sin embargo, esto nunca se i n t e r p r e t a en función
d e lo que habitualmente se acepta c o m o "sentimientos", sino
sólo en función de conducta. Así, plantean el a r g u m e n t o de que
C l a r a era afectuosa, porque se despedía de sus padres c o n un beso.
Se pasa p o r alto la afirmación de Clara de que h a c í a esto sólo
p o r t e m o r y obligación. Sus padres se preocupan p o r q u e C l a r a
pudiera decir q u e no es cariñosa, especialmente d e l a n t e de nos-
otros p o r q u e eso podría darnos una idea equivocada.
L a señora C h u r c h , c o m o hemos visto, no h a b í a obtenido la
a u t o n o m í a frente a su propia familia. Algunas de las circunstan-
cias q u e contribuyeron a esto nos son conocidas: la m u e r t e de
u n a h e r m a n i t a m e n o r c u a n d o tenía tres años, la m u e r t e de su
p a d r e c u a n d o tenía ocho, un h e r m a n o menor enfermizo a quien
tenía que cuidar, una m a d r e que la desorientaba y la e x p l o t a b a ,
el casamiento con un hombre, que se casó con ella, según decía,
" p o r q u e e r a b u e n a con su m a d r e " (de ella); la pérdida de su se-
g u n d a hija, etcétera. L a señora C h u r c h misma h a b í a sufrido mil
c o n t r a t i e m p o s que la dejaron, según un informe de ella, c o m o
un caparazón vacío. Comprensiblemente y de seguro también
necesariamente, la señora Church trató de destruir, n o sólo su
8o FAMILIA III
5
p r o p i o m u n d o interior, sino también el de C l a r a , d a d o q u e en
f o r m a considerable vivía en y a través de Clara.
C l a r a estaba, por lo tanto, a t r a p a d a en el fracaso d e su madre,
t a n t o p a r a obtener la a u t o n o m í a de su propia m a d r e , c o m o para
reponerse de los distintos golpes en su vida. Dos nuevas personas,
C l a r a y Miguel, perecieron parcialmente en este dolor de la m a d r e
p o r la pérdida de sus antiguos objetos.
E l "caparazón" que conservaba la señora C h u r c h estaba consti-
tuido p o r actitudes y conductas institucionalizadas q u e h a b í a in-
t r o d u c i d o en sus relaciones con su marido, con Miguel y con
Clara. Sin embargo, ambos padres no podían evitar totalmente
ser espontáneos con sus propios hijos. Ellos mismos necesitaban
afecto, en la misma medida en que no podían d a r l o . E l señor
C h u r c h en una ocasión expresó: "hicimos todo lo q u e pudimos
p o r tener su c a r i ñ o (el de Miguel y el de Clara) pero d u d o si les
dimos bastante". E l cariño, c u a n d o lo manifestaban, les asustaba,
sin e m b a r g o , y evitaban manifestaciones más amplias. Siguiendo
con la institucionalización de la vida familiar, a toda persona aje-
n a a la familia se le consideraba en la misma forma, permutable,
a m e n a z a d o r a , observadora y sujeto de observación, indigna de
confianza. E l c a r i ñ o verdadero que tanto anhelaban y temían al
m i s m o tiempo se alejaba más y más en la medida en q u e su
m u n d o lograba e x c l u i r la posibilidad de cualquier manifestación
espontánea, sin reservas y sin desconfianza de ellos mismos frente
a los demás, sin c o n t r a e r derechos u obligaciones. N o sabemos
si ellos "sabían", c o m o estamos acostumbrados a decir "en cierto
g r a d o " lo que es el verdadero cariño; hay pruebas d e que lo sa-
bían sólo fugazmente. P e r o en la práctica, sin e m b a r g o , "cariño",
e r a sólo c o m o representar un papel teatral en forma estereotipada
y "cariño", "cuidado", "descuido", etc., no eran temas de discu-
sión ("nunca fuimos una familia parlanchína"). Esto e r a "ridículo".
C u a n d o Clara la llamaba, n o una madre, sino director-gerente,
y lo h a c e con frecuencia, la señora C h u r c h lo negaba y en se-
guida, a p a r e n t e m e n t e sin darse cuenta de lo que hacía, ponía
ejemplos de lo que negaba precisamente. E n lo que sigue, Clara
h a d i c h o que su m a d r e trataba de "menospreciar" sus sentimien-
tos. E n un tono y en una forma que hace pensar en que presenta
u n informe en u n a sesión de directivos, la señora C h u r c h dice:

5 Parece que no hay un instrumento más efectivo que otra persona para
hacer real un mundo propio, o para, por medio de una mirada, un gesto, o
una observación, estrujar ia realidad en que se está confinado, (p. 41) Goff-
LOS C H U R C H 81

MADRE: O h , n o sé. Sé que es u n a cosa grave, c i e r t a m e n t e ,


p e r o n o m e he d a d o c u e n t a que t r a t e d e (se r í e ) menospre-
c i a r n a d a ; n o lo h e n o t a d o a b s o l u t a m e n t e . U s t e d (entre-
vistador) a n o t e todo esto.
HIJA: Y o m e di cuenta.
MADRE: T a l vez. Quizá yo n o lo advertí. C r e o que puede
deberse a q u e sé q u e siempre trato y — l o he h e c h o siempre—
he t r a t a d o de h a c e r q u e la gente se sienta a gusto, y tú ves,
d u r a n t e m i vida h e tenido que t r a t a r c o n t o d a clase de em-
pleados, ves, y h e t r a t a d o siempre q u e h e p o d i d o de aparecer
amable con ellos. C u a l q u i e r a cosa p e q u e ñ a q u e sucediera siem-
pre traté, sabes, q u e apareciera c o m o , "bien, t o d o está bien";
de hacerles sentirse más cómodos en su t r a b a j o , así es que tal
vez, supongo que tal vez al h a c e r l o p u e d o h a c e r l o en otros
aspectos inconscientes, n o sé. R e c u e r d o h a c e años, c u a n d o m i
m a r i d o y yo trabajábamos, teníamos m u c h o personal joven, y
los jóvenes, c o m o sabe, son m u y susceptibles én su trabajo,
y c u a n d o el jefe se acerca parece c o m o si d i j e r a n : "aquí viene
el ogro", (ríe). Y yo acostumbraba t r a t a r d e hacerles sentirse
cómodos en su trabajo, a c o s t u m b r a b a t r a t a r d e q u e f o r m a r a n
un g r u p o alegre, algo así. Así es q u e tal vez eso es u n motivo.
(Diez segundos de silencio.) ¿ H a y algo m á s q u e puedas decir,
Clara?

E n este c o n t e x t o , los sentimientos sexuales se toleraban sólo si


a c t u a b a n en forma institucional. L o s sentimientos sexuales que
C l a r a conservaba t o t a l m e n t e para ella m i s m a e r a n censurados en
los términos más severos, t a n t o c o m o la c o n d u c t a sexual. Esta cen-
sura parecía derivarse del confinamiento d e la m a d r e d e n t r o de
u n a forma de relación en la q u e cada p e r s o n a se siente ligada obli-
g a t o r i a m e n t e a desempeñar el papel q u e la institución r e c l a m a de
ella. A c t u a r así es tan sólo la obligación p r o p i a : n o h a c e r l o es ser
egoísta.
L a espontaneidad, especialmente la e s p o n t a n e i d a d sexual, es la
esencia misma de la subversión a las reglas institucionales, a las re-
glas establecidas e n c u a n t o a distribución y desempeño de papeles
previos en la representación. E l c a r i ñ o e s p o n t á n e o , la sexualidad,
la c ó l e r a hubieran destrozado los caparazones del señor y de la se-
ñora Church.

MADRE: . . . y u n día quise besarte y m e h u i s t e . . . ocasio-


naste un "no m e beses, n o me beses". Y n a t u r a l m e n t e y ha-

man, E. (1961). Encounters. Two Studies in the Sociology of Intetaction,


Indianapolis: Robbs-Merriíl.
8t FAMILIA IU

b l e . . . te estaba viendo el d o c t o r R e a d i n g en aquella época y


le h a b l é al d o c t o r R e a d i n g sobre ello y él debe habértelo men-
cionado. B u e n o , d e c u a l q u i e r m a n e r a él le dijo a tu padre:
"dígale a su esposa q u e n o bese a Clara". C o n frecuencia me
p r e g u n t o a q u é se d e b i ó que, c o m o que explotaste en esa for-
m a . Desde aquel incidente n u n c a te besamos c u a n d o te vemos
o nos despedimos.
HIJA: B e s a r es u n a señal de c a r i ñ o (nótese que el problema
p a r a C l a r a es el c a r i ñ o d e su madre p o r ella).
MADRE: B u e n o , sí es.
HIJA: B u e n o , n o c r e o q u e s i e n t a . . .
MADRE: T Ú n o te sientes cariñosa ¿es eso? (Deliberadamen-
te c a m b i ó el t e m a p o r el c a r i ñ o de su hija para ella.) ¿No? O h ,
sin e m b a r g o p a r e c e bastante raro, ¿o no? ¿tu m a d r e y tu
padre?
HIJA: N o c r e o q u e sea, realmente.
MADRE: E s p e c i a l m e n t e c u a n d o u n o n o se h a visto por, di-
gamos, unos días o u n a semana, c u a n d o te despides, p o r lo
r e g u l a r te despides c o n u n beso. P o r supuesto, sé de m u c h a
gente q u e n o lo h a c e a h o r a p e r o n o sé si e r a una de esas
ideas e x t r a ñ a s q u e se te h a b í a n ocurrido.
HIJA: N o , c r e o q u e es sencillamente falta de sentimientos
de c a r i ñ o , eso es todo.
MADRE: ¿ Y p o r q u é esa falta de sentimientos o de cariño?
HIJA: B u e n o , y o n u n c a tuve m u c h o cariño por ti.
MADRE: ¿ N o lo tienes? ¿Puedes d a r m e una razón? Y sin em-
b a r g o sí la tenías c u a n d o eras m u y chiquita. R e c u e r d o cuan-
d o eras u n a n i ñ a p e q u e ñ a , recuerdo c u a n d o tenías un año,
a h o r a lo r e c u e r d o . Y o estaba en c a m a , estuve enferma d u r a n t e
tres meses. E s t a b a en la c a m a y te gustaba sentarte en mi
c a m a y a b r a z a r m e . Y p a r a decir verdad, algunas veces sé que
estaba tan a d o l o r i d a q u e n o podía soportarlo, y a ti te gusta-
ba; tenías e x a c t a m e n t e u n a ñ o c u a n d o empezaste a caminar.
T e subías a la c a m a y precisamente en esa época comenzaste a
ir a la escuela, lo r e c u e r d o , todas las tardes tu padre acostum-
b r a b a descansar p o r q u e se levantaba a las tres de la m a ñ a n a
en esos días y a c o s t u m b r a b a subirse y descansar en su c a m a
y t ú tenías la c o s t u m b r e d e subir con él y descansar y j u g a r
con él. Y a veces e n la t a r d e , c u a n d o sentía mal mis piernas
a c o s t u m b r a b a descansar, poniendo mis piernas en alto sobre
u n a silla y tú te subías y m e abrazabas y jugabas todo el tiem-
po, y c u a n d o yo estaba e n la casa, antes de irte a la escuela,
m e seguías p o r todos lados. Y recuerdo que después de aque-
lla e n f e r m e d a d fui a la playa a descansar por seis meses, para
aliviarme de la p i e r n a e n f e r m a , y ya c a s i . . . sencillamente no
querías p e r d e r m e de vista: "quiero a mi mami, quiero a mi
LOS C H U R C H »5

m a m i " . Y así seguíste por m u c h o tiempo. R e c u e r d o q u e u n


fin de semana mi m a d r e ofreció llevarte a su casa p o r ese fin
de semana. Dijo: "Déjame llevar a C l a r a a la casa. Se q u e d a r á
c o n m i g o , con eso se acabará todo." Y m i m a d r e te llevó a su
casa aquel fin de semana. Debe haber sido u n fin de s e m a n a
horroroso, pero te había prometido ir a buscarte el sábado.
"No m e dejes m u c h o tiempo." B u e n o , eso es u n a demostra-
ción de cariño, ¿o no? T o d a una manifestación de c a r i ñ o .

E n este pasaje la señora C h u r c h da a e n t e n d e r q u e es casi in-


creíble que su hija n o sea ahora cariñosa. P r e g u n t a a C l a r a : " ¿ P u e -
des d a r alguna razón?" E n forma característica procede entonces a
p r o p o r c i o n a r una parte de la contestación. N o p o d í a t o l e r a r los
abrazos de C l a r a , entonces le da la niñita a su p r o p i a m a d r e , p a r a
eliminarlos. E n t r e ellas parecen haber tenido é x i t o . P e r o h a b i e n d o
ofrecido u n a respuesta, niega haberlo hecho, p o r q u e , a u n c u a n d o
su r e l a t o sólo puede explicarse c o m o si hubiera sido p o r instiga-
ción de ella que su propia madre ayudó a r o m p e r el lazo de C l a r a
c o n ella, no admite explícitamente que esto es lo q u e h a dicho, ya
q u e menos de un m i n u t o después tiene lugar este diálogo:

ENTREVISTADOR: L a posibilidad de que su hija n o sienta


m u c h o c a r i ñ o p o r usted, señora C h u r c h , parece m á s bien in-
quietarla.
MADRE: ¿Perdón?
ENTREVISTADOR: L e molesta que su hija diga q u e n o siente
m u c h o c a r i ñ o por usted.
MADRE: N O diría que m e molesta. Y o lo a c e p t o n a d a más,
n a t u r a l m e n t e , pero me e x t r a ñ a q u e diga que n u n c a t u v o ca-
riño. N o sé c u á n d o comenzó con esto, p o r q u e r e a l m e n t e era
m u y cariñosa c u a n d o fue niña. P o r supuesto q u e conozco j ó -
venes q u e crecen y no les gusta p a r a n a d a q u e las a b r a c e n y
las besen. ( U n a vez más invierte el asunto: en su p r o p i o rela-
to, n o podía tolerar las demostraciones de c a r i ñ o de C l a r a , y
t r a t ó de evitarlas. A h o r a es Clara la que, i n e x p l i c a b l e m e n t e ,
n o quiere que la abracen y besen.) B u e n o , n a t u r a l m e n t e eso
desaparece c u a n d o crecen, porque n o se acepta, y lo mismo
también c u a n d o se da un consejo, si n o se acepta, después de
la segunda vez, si no se acepta, lo hago a un lado sencillamen-
te, a lo menos yo lo hago. Pero nunca hemos h e c h o n i n g ú n
escándalo p o r ello. Simplemente hemos d e j a d o a los hijos
seguir su propio camino agradable, cualquier c a m i n o q u e qui-
sieran seguir, siempre que fuera el correcto. E n realidad nun-
ca hemos intervenido demasiado en sus actividades.
ENTREVISTADOR: Siempre que fuera el c a m i n o c o r r e c t o . . .
MADRE: Siempre que fuera el c a m i n o c o r r e c t o . Sí, c r e o q u e
8 4
FAMILIA III

n u n c a . . . C l a r a h a sido u n a buena m u c h a c h a , c o m p a r a d a con


l o q u e oigo de otros padres ahora especialmente. Y l o mismo
c o n m i hijo Miguel. Q u i e r o decir que siempre h a n sido bue-
nos hijos. N u n c a hemos tenido d e m a s i a d o . . . n i n g ú n m o t i v o
de inquietud, n o creo.
ENTREVISTADOR: ¿Usted n o le h a b r í a p e r m i t i d o a la señorita
C h u r c h seguir ningún c a m i n o que h u b i e r a considerado c o m o
equivocado?
MADRE: Oh, decididamente no, decididamente n o . Mire,
nosotros somos gente que va a la iglesia y bueno, digamos, por
ejemplo, si C l a r a hubiera dejado de ir a la iglesia h a b r í a que-
r i d o saber p o r qué, decididamente. (Silencio de diez segun-
dos.) Y sus amistades, hasta donde podía ver, e r a n aceptables.
N o h a b í a m o t i v o para alarmarse en ese aspecto. ( U n m i n u t o
y veinte segundos de silencio.) ¿Algo más, C l a r a ?

A u n c u a n d o n o pueden reproducirse aquí los calificativos para-


lingüísticos es evidente la frecuencia de palabras y frases q u e des-
v i r t ú a n lo dicho antes. Sencillamente dejamos que los hijos sigan
su c a m i n o agradable siempre que sea el correcto, n u n c a hemos in-
tervenido demasiado, realmente... C l a r a h a sido realmente u n a bue-
n a m u c h a c h a c o m p a r a d a con lo que oigo de otros p a d r e s . . . " B u e n a "
a q u í p a r e c e que significa que n u n c a se atrevió a decir lo q u e pen-
saba o sentía, o a tener amigos o amigas vulgares.
Casi totalmente carentes de espontaneidad, el señor y la señora
C h u r c h se asustaban en forma particular de la m u r m u r a c i ó n y del
escándalo. O t r o aspecto de esto era su t e m o r de lo que l l a m a b a n
"una m u c h e d u m b r e " , "un gentío". Es necesario considerar m á s de
cerca lo q u e esta p a l a b r a significaba p a r a ellos.
U n aspecto d e u n a m u c h e d u m b r e es que es u n g r u p o de gente
n o ligadas m u t u a m e n t e p o r derechos u obligaciones estrictos. N o
tiene defensas institucionales ni orgánicas. L a señora C h u r c h se
aterrorizaba d e las "muchedumbres", especialmente de esas peque-
ñas "muchedumbres" (en lenguaje ordinario, u n a r e u n i ó n ) en las
que surgen posibilidades sexuales y de otra índole; reuniones pe-
queñas en las q u e la gente bebe, se suelta el pelo y son un poco
más espontáneas, p o r un breve rato, que p o r hábito.
Su m a d r e repetidamente le dice a C l a r a que a ella ( C l a r a ) , n o le
gustan las "muchedumbres", especialmente en la casa. Se observa
también que la palabra "muchedumbre" la usan en u n a f o r m a fa-
m i l i a r especial t a n t o la m a d r e c o m o la hija en el siguiente pasaje:

HIJA: M i r a , Miguel estuvo enfermo m u c h o tiempo, lo que


quería decir que estaba mucho con él, y yo pienso q u e ha-
LOS C H U R C H 85

biendo estado tanto con él y lejos de otros niños, n o me jun-


taba con otros niños c o m o lo h u b i e r a h e c h o tal vez en otra
forma; que a veces eso tuvo algo q u e ver con q u e yo no m e
lleve con u n a m u c h e d u m b r e a h o r a . E n c u e n t r o m u y difícil
llevarme, n o con u n g r u p o , sino con u n a m u c h e d u m b r e , pero
yo n o . . .
MADRE: Pero, ¿siempre has sentido lo mismo, Clara?
HIJA: B u e n o , creo que si lo piensas, te acordarás que nunca
m e llevé bien con u n a m u c h e d u m b r e . Siempre estuve fuera
de la muchedumbre.
MADRE: B u e n o . . .
HIJA: N u n c a pude, ni c u a n d o estaba t r a b a j a n d o , cuando
crecí y estaba trabajando, n u n c a m e mezclé, n u n c a m e mezclé
de veras fácilmente con u n a m u c h e d u m b r e .
MADRE: B u e n o , en ese sentido, C l a r a , te pareces a tu m a d r e
y a tu padre porque yo n o m e mezclo con las muchedumbres.
HIJA: NO, tú n o te llevas fácilmente.
MADRE: Y tu padre t a m p o c o . T e n e m o s nuestros pequeños
círculos, pero eso es suficiente. Estamos bastante satisfechos.
N o somos del tipo de g e n t e a la que les gusta a n d a r c o n mu¬
chedumbre. Y tus abuelos e r a n e x a c t a m e n t e igual: n u n c a
andaban con muchedumbres. í b a m o s a nuestra iglesia y nos
llevábamos con la gente de n u e s t r a iglesia, y nos casábamos
con gente de nuestra iglesia y l a m a y o r í a de nuestros amigos
estaban en las mismas condiciones. ¿Ves? N u n c a hemos sido
del tipo de los que a n d a n e n t r e m u c h e d u m b r e s .
HIJA: Bueno, nunca p u d i s t e . . .
MADRE: B u e n o , hemos tenido comidas y grandes reuniones,
pero sólo h a sido de vez en c u a n d o . P e r o n u n c a hemos sido
gente que hayamos invitado m u l t i t u d de personas a la casa y
todo eso.
HIJA: NO, realmente tú m i s m a n o has tenido m u c h a vida
social:
MADRE: NO, hemos tenido m u y poca vida social.
HIJA: Y c o m o consecuencia n u n c a m e he a n i m a d o a llevar-
me con mucha gente.
MADRE: Pienso que podrías decir eso.
HIJA: B u e n o , creo q u e es cierto. Sin e m b a r g o , n o quiero
decir que soy u n a persona insociable, y que no puedo llevar-
m e con toda clase de t i p o s . . .
MADRE: NO, como digo te pareces m u c h o a c o m o somos
nosotros, ves.

De nuevo:
MADRE: B u e n o , Clara h a sido siempre buena, más bien quie-
ta; no e x a c t a m e n t e quieta, estoy equivocada al decir eso, no
86 FAMILIA III

p a r e c e . . . n u n c a le gustó discutir m u c h o con u n o . A h o r a re-


c u e r d o c u a n d o u n a de sus a m i g a s . . . sabe, Gillian c u a n d o ella
estaba e n la R . A . F . d u r a n t e la g u e r r a y temo que se vio mez-
clada c o n m u c h a gente y tuvo dificultades, y r e c u e r d o que
C l a r a llegó a la casa y m e lo dijo. Averigüé que a la joven le
gustaba bastante el w h i s k y . . . se dedicó sencillamente a ese
vicio d u r a n t e la guerra; las tropas. E n t o n c e s C l a r a fue a una
fiesta a su casa poco después de eso, y r e c u e r d o que le dije
yo a C l a r a : "óyeme, C l a r a c u a n d o vayas a esas fiestas, tú n o
estás a c o s t u m b r a d a a beber. T ó m a t e u n jerez y ñ o dejes a
nadie que te p r e p a r e u n a bebida y ten m u c h o c u i d a d o con los
hombres." Y ella m e dijo: "Oh, n o tienes que p r e o c u p a r t e p o r
mí, m a m i , y o estoy bien. M e puedo c u i d a r sola." Y yo le
dije: "Escucha, C l a r a , todas las m u c h a c h a s dicen lo mismo,
p e r o a veces llega el m o m e n t o en que n o puedes cuidarte; un
m o m e n t o en que un h o m b r e te d a m u c h o de beber". Algunos
casos suceden, c o m o usted sabe. E n t o n c e s , de cualquier m o d o ,
después de esto [ríe] si yo le decía a C l a r a algo, c u a n d o iba a
alguna fiesta, ella se ponía c a s i . . . Supongo que veintitrés,
v e i n t i c u a t r o veces, le decía: "Ahora, C l a r a , cuídate de la be-
bida." N o le gustaba que le dijera eso, según n o t a b a ; pensa-
ba: " B u e n o , ya se lo he dicho tres veces."

L a señora C h u r c h , c o m o vemos, se p r e o c u p a m u c h o de los peli-


gros que podía c o r r e r C l a r a a manos de o t r a gente, en p a r t i c u l a r
en las reuniones sociales y en especial de peligros de orden sexual.
P e r o la " C l a r a " q u e e r a el objeto de la preocupación de la señora
C h u r c h , e r a más u n objeto de su fantasía que u n a persona real con
sus propios derechos en un m u n d o real. L o s peligros reales efecti-
vos en el m u n d o r e a l apenas si p r e o c u p a b a n a la señora C h u r c h .
P o r ejemplo, c u a n d o C l a r a e r a u n a n i ñ a pequeña, se le permitía
t r a b a j a r en el ú l t i m o piso de u n a casa, a la a l t u r a de los bombar-
deos aéreos en u n a de las zonas más bombardeadas, después de ha-
ber escapado de ser m u e r t a c u a n d o c o r r i ó a un refugio d u r a n t e un
bombardeo.

MADRE: . . . y después de eso, ves, tuvimos aquellos artefac-


tos y cohetes y tú te asustabas m u c h o después de eso; los dos,
tú y Miguel. De h e c h o yo también [ r í e ] . . . ¿ R e c u e r d a s algo
de la g u e r r a y de lo que pasó?
HIJA: M u y poco.
MADRE: ¿ T e acuerdas que acostumbrabas subir a tu c u a r t o
y sentarte allí a estudiar, mientras los bombardeos seguían
e x a c t a m e n t e encima de la casa? Y no querías bajar. Se lo dije
al d o c t o r R e a d i n g y n o lo podía entender. Decía: "¿No pen-
saba que e r a muy e x t r a ñ o lo que hacía su hija?" y yo le dije,
LOS C H U R C H »7

"no, que pensaba q u e eras m u y valiente". Acostumbrabas subir


hasta lo más a l t o de la casa. ¿Era de tres o de c u a t r o pisos
nuestra casa entonces? De cualquier m o d o , acostumbrabas
estudiar hasta las dos de la m a ñ a n a , m i e n t r a s los bombardeos
seguían, recuerdo; n u n c a te preocupaste. Y además le dabas
valor a tu abuela y se acostaba, ya n o se iba al refugio anti-
aéreo. Decía: "Si C l a r a puede estar en la p a r t e más alta de la
r
casa, yo puedo acostarme" [ríe]. ¿ N o t e acuerdas? Bueno, los
bombardeos n o podían h a b e r t e impresionado m u c h o , de o t r o
modo no creo q u e te hubieras a g u a n t a d o allá arriba.

L a teoría de la señora C h u r c h sobre la "enfermedad" de Clara,


es que es el "resultado" de estos bombardeos.
U n a vez más nos hemos señalado u n propósito limitado y, según
nuestra opinión, lo hemos logrado. P o d r í a n presentarse más prue-
bas, podrían discutirse muchos otros aspectos de esta familia, pero,
según creemos, hemos a p o r t a d o suficientes pruebas de que dos sín-
tomas especiales, que son aceptados c o m o síntomas principales de
un proceso esquizofrénico orgánico: disminución de la afectividad
y discordancia entre el pensamiento y la afectividad residtan aquí
comprensibles c o m o praxis social.
A P É N D I C E

Si PONEMOS algunos d e los atributos pasados y presentes, que su m a -


d r e le asigna a C l a r a , al l a d o de las que C l a r a se asigna a sí mis-
ma, se obtiene el siguiente c u a d r o .
£ 1 p u n t o d e vista de c a d a u n a se d a en forma condensada, la
que, sin e m b a r g o , coincide con las expresiones de las dos.
N i n g u n o de los a t r i b u t o s que expresa la m a d r e , en esta lista, pa-
rece e x p r e s a r el r e c o n o c i m i e n t o de C l a r a c o m o una persona r e a l e
independiente. L a identificación proyectiva se usa, así c o m o las
demás observaciones q u e hacemos sobre los atributos expresados
p o r la señora C h u r c h , en f o r m a p u r a m e n t e descriptiva.

Opinión de la madre Opinión de Clara

Nos p a r e c e m o s m u - Identificación N o nos parecemos.


cho. proyectiva.

Siempre fuiste muy Negativa. L o e r a . . . , pero dejé


cariñosa. de serlo.

H i c e todo p o r tí. N u n c a m e diste cari-


ño. Eras más u n a
m u j e r de negocios
que una m a d r e .

Siempre te asustaron Identificación N o tanto como tú.


las muchedumbres. proyectiva. Esto tuvo algo q u e
E l usar anteojos te ver con eso. P e r o e r a
hizo "susceptible". "susceptible" p o r q u e
pensaba que m e vela
ridicula ante los de-
más niños p o r q u e
nunca m e permitie-
ron j u g a r con ellos;
y se reían de m í por-
que tenía que pasear
a mi h e r m a n o en lu-
g a r de j u g a r c o n
ellos.

Sufriste c o m o yo por- Minimización, F u e la decepción más


que te sacamos de la incompren- grande de toda mi
escuela (precisamen- sión. vida.
88
APÉNDICE 89

Opinión de la madre Opinión de Clara

te antes de su gra-
d u a c i ó n , cuando es-
p e r a b a ir a la U n i -
versidad) y te hici-
mos trabajar en el
negocio.

E s t a b a s desconcerta- Identificación Estaba encantada de


d a p o r ir al C a n a d á . proyectiva. un c a m b i o .

N o te gustaba vivir Identificación Nunca me divertí


en hoteles. proyectiva. más.

Fuiste siempre sus- Identificación P o r p r i m e r a vez tra-


ceptible y n o te gus- proyectiva. té con "gente" allí.
t a b a t r a t a r con gente M e dio gusto: sin
e n los hoteles en C a - embargo era más
nadá. bien tímida.

T e aterrorizaban las Identificación M e asustaba ( p o r al-


"muchedumbres". proyectiva. guna razón) encon-
t r a r m e en u n a habi-
tación con seis per-
sonas más o menos.

Los bombardeos te Identificación Mi "enfermedad"


enfermaron. proyectiva. n o tiene n a d a q u e
ver con los b o m b a r -
deos.

E r a u n a niña perfec- Negativa e in- E r a p o r q u e te tenía


t a m e n t e buena ames comprensión. miedo.
de la "enfermedad".

Nos llevábamos to- Negativa e in- Y o sólo te d a b a gus-


dos perfectamente comprensión. to.
bien.
F A M I L I A IV. LOS DANZIG

PERSPECTIVA CLÍNICA

DESDE el p u n t o de vista clínico psiquiátrico, Sara Danzig comenzó


a presentar un p a d e c i m i e n t o que se manifestó en forma insidiosa a
la edad de diecisiete años. E m p e z ó a quedarse en c a m a todo el día,
levantándose sólo p o r la n o c h e y p e r m a n e c i e n d o pensando, o cavi-
lando o leyendo la Biblia. G r a d u a l m e n t e fue perdiendo todo inte-
rés en los asuntos diarios y c o m e n z ó a preocuparse cada vez más por
temas religiosos. Su asistencia a u n a escuela comercial se hizo irre-
gular y n o t e r m i n ó sus estudios. D u r a n t e los c u a t r o años siguientes
Sara fracasó en todos los trabajos o cursos de estudios que em-
prendió.
C u a n d o tenía veintiún años su enfermedad se agravó repentina-
mente. Comenzó a e x p r e s a r ideas e x t r a v a g a n t e s , por ejemplo, que
oía voces en el teléfono y veía personas en la televisión que habla-
ban de ella. P o c o t i e m p o después comenzó a ponerse furiosa con
miembros de su familia. Después de u n acceso violento en contra
de su madre, h u y ó de la casa y p e r m a n e c i ó fuera toda la noche. A
su regreso la llevaron a un c e n t r o de observación, donde permane-
ció dos semanas. Después de esto, se volvió indiferente, apática, ca-
llada, retraída y sin p o d e r concentrarse. A u n q u e de vez en c u a n d o
hacía aseveraciones e x t r a v a g a n t e s c o m o , p o r ejemplo, que la habían
violado, en general fue capaz de vivir en f o r m a tranquila en su
casa, y aun de volver a t r a b a j a r , en esta ocasión en la oficina de
su padre. C o n t i n u ó en esta f o r m a d u r a n t e q u i n c e meses y entonces
recayó. Volvía a e x p r e s a r d e n u e v o ideas extravagantes en forma
persistente. Se q u e j a b a de q u e la gente, en la oficina, hablaban
de ella, que t r a m a b a n algo c o n t r a ella y n o querían que trabajara
con ellas. Insistía en q u e interceptaban y r o m p í a n sus cartas. In-
sistía también en q u e sus cartas estaban siendo interceptadas en su
casa. Se quejaba con su p a d r e de que su personal era incompeten-
te, y reñía con él y su secretaria sobre la f o r m a de llevar los libros.
Finalmente se negó a i r al t r a b a j o y o p t a b a p o r quedarse en cama
todo el día, levantándose sólo p o r la n o c h e p a r a quedarse cavilan-
d o o sentarse a leer la Biblia. Apenas si h a b l a b a , a no ser para
hacer observaciones ocasionales sobre religión o para acusar a su
familia de que h a b l a b a de ella, o para quejarse de que los opera-
rios del teléfono escuchaban sus llamadas. Se volvió irritable y agre-
90
LOS DANZIG 9»

siva, especialmente c o n t r a su padre, y después de u n a r r a n q u e en


c o n t r a de él se la llevó nuevamente al hospital.

ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

L a familia estaba constituida p o r la m a d r e (de cincuenta años), el


p a d r e (de c i n c u e n t a y seis), Sara (de veintitrés) J u a n (de veinti-
u n o ) , R u t h (de q u i n c e ) .
A solicitud d e los padres n o se incluyó a R u t h en l a investigación.

Entrevistas Número

Hija
Padre 1
Madre :i
Madre y Padre 4
M a d r e e hija 11
P a d r e e hija n
Hijo 3
H i j o e hija 3
M a d r e , p a d r e e hija 8
/ M a d r e , padre, hija e hijo 4

39

E s t o r e p r e s e n t a 3 2 horas de entrevistas, de las cuides 1 8 horas


se g r a b a r o n .

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

E n este caso la necesidad de u n a diversidad de "perspectivas" d e


la familia en a c c i ó n se revela c l a r a m e n t e , en f o r m a especial.
Describiremos, en p r i m e r t é r m i n o , algunos a s p e c t o s de las e n t r e -
vistas familiares con especial referencia a lo que hace c o m p r e n -
sible varias ilusiones y manifestaciones psicóticas e n la c o n d u c t a
de Sara en el hospital. E l l a decía que:
1 ) L a h e r m a n a W a r d retenía cartas de ella y e**itaba pasarle
recados telefónicos d e su m a d r e . Sabía que las cariaos de su m a d r e
e r a n i n t e r c e p t a d a s p o r q u e su m a d r e le escribía catfa tercer día.
Sabía q u e su m a d r e le escribía cada tercer día p o i q u e ella e r a
la niña de su m a d r e y su m a d r e la quería.
2 ) E l hospital la retenía de m a l a fe, mientras q se sus padres
querían q u e ella estuviera en su casa.
Q2 F A M I L I A IV

3 ) T e m í a que la dejaran a b a n d o n a d a en el hospital y n o vol-


ver n u n c a a su casa. N o decía quién la d e j a r í a a b a n d o n a d a , pero
e n el fondo su temor era q u e d a r separada de su m a d r e .
4) Decía que su madre sólo h a b í a accedido a q u e ella viniera
al hospital porque n o la h a b í a querido d e j a r que se fuera de su
casa. Su m a d r e no quería p e r d e r a sus hijos. Decía que n o cen-
suraba a su madre y enfatizaba que ella y su m a d r e se querían
mutuamente.
5 ) E s t a b a disgustada con su padre y le temía. L o consideraba
e l principal p r o m o t o r de su detención en el hospital. Decía que
e r a un mentiroso y que era capaz de decir m e n t i r a s sobre ella.
D u r a n t e estas entrevistas Sara, en su m a y o r p a r t e , condescendía
pasivamente con sus padres y con su h e r m a n o .
E n la primera sesión familiar se p l a n t e ó el t e m a de su t e m o r
d e ser a b a n d o n a d a en el hospital. Sus padres y su h e r m a n o le
insistieron en que habían h a b l a d o p o r teléfono todos los días y
le h a b í a n dejado recados. E s t o , d e hecho, n o h a b í a sido así. L e
dijeron que estaba enferma, que ellos sólo q u e r í a n que p e r m a -
neciera en el hospital p o r su propio bien, n o p o r q u e quisieran
a b a n d o n a r l a . Sara n o hizo n i n g ú n i n t e n t o p o r rebatirlos.
J u a n p r o n t o hizo n o t a r que ella estaba e x c e p c i o n a l m e n t e ama-
ble y accesible ya que, "normalmente, era m u y resistente a la
sugestión". L a importancia d e esta observación se hizo más ostensi-
ble c u a n d o , en privado, nos advirtió que n o nos d e j á r a m o s enga-
ñ a r p o r ella. Ella sólo simulaba estar de a c u e r d o c o n ellos. E r a
u n a m a n i o b r a p a r a salir del hospital. C o n ella, sin e m b a r g o (el
h e r m a n o ) e r a agradable y afectuoso, n o haciéndole (a ella) nin-
g u n a insinuación de que pensaba que t r a t a b a de e n g a ñ a r l o .
Parecía, p o r lo tanto, que e r a necesario q u e ella desconfiara del
hospital a fin de m a n t e n e r su confianza en su familia, y a que
S a r a habría experimentado u n desconcierto mayor, t a n t o en sus
percepciones c o m o en sus ideas, si hubiera desconfiado m á s de
su familia que del hospital.
C u a n d o se le preguntó a la familia p o r q u é pensaban que esta-
b a enferma, contestaron que e r a perezosa, terca, sucia, descarada
con su padre, rebelde, obscena, etc. P a r e c í a n estar describiendo
u n a perversión, n o u n a enfermedad. C u a n d o menos así es c o m o
Sara lo sentía. T í m i d a m e n t e hizo n o t a r q u e había c a m b i a d o de
opinión en cuanto a su regreso a su casa.
U n o de los rasgos principales de su enfermedad, en opinión de
sus padres, era u n a hostilidad infundada, sin sentido y persis-
tente en contra de su padre; pero c u a n d o se le veía sola, su
LOS DANZIG 93

madre, sin n i n g u n a conciencia a p a r e n t e de ser inconsistente, des-


cribió también la hostilidad d e Sara c o m o u n a respuesta signifi-
cativa a diferentes cosas q u e h a c í a su padre. Ciertamente decía,
actuaba en la misma forma en relación con ella (la m a d r e ) y con
J u a n , haciéndolos e n o j a r también. E n realidad se descubrió q u e
reñían c o n t i n u a m e n t e . P o r lo t a n t o , se aclaró que el disgusto de
Sara c o n t r a su padre, q u e su familia n o podía tolerar, apenas e r a
mayor que la m a l a v o l u n t a d q u e su m a d r e y J u a n le habían
tenido (al p a d r e ) p o r años. P e r o objetaban el que Sara hiciera
lo mismo. S a r a había sido escogida finalmente por su m a d r e , su
padre y su h e r m a n o c o m o la ú n i c a persona de la que realmente
se esperaba q u e cumpliera los deseos de su padre. Esto n o se le
planteó en palabras, p e r o c a d a u n o de los demás, en forma pri-
vada, se d i o c u e n t a que ella estaba colocada en u n a situación
especial, sin que se dieran c a b a l m e n t e c u e n t a de las consecuencias
p a r a ella. A r g ü í a n que si S a r a n o podía estar de acuerdo con *>u
padre debía estar enferma.
P e r o n o e r a su padre el p r o m o t o r d e la idea de que Sara "tenía
que irse". A u n c u a n d o él y Sara peleaban y se gritaban más d e
lo que su m a d r e y J u a n podían tolerar, también se llevaban en u n a
forma más afectuosa e í n t i m a de lo q u e su madre y J u a n querían
admitir.
C u a n d o se entrevistó sola a l a m a d r e , ésta dijo claramente q u e
si Sara n o cesaba en su hostilidad frente a su padre debería per-
m a n e c e r indefinidamente en el hospital. C u a n d o estaba con Sara,
sin embargo, le d a b a a e n t e n d e r n u e v a m e n t e , sin incurrir aparen-
temente en contradicción, q u e n o e r a ella, sino su esposo y J u a n
quienes querían alejarla. L e dijo a Sara claramente que J u a n es-
taba h a r t o d e ella, que n o la podía t o l e r a r en su casa, y que n o
se iba a molestar por ella. E s t o era cierto, pero contrastaba con
las repetidas afirmaciones d e J u a n a Sara de lo contrario. J u a n
admitía que Sara sólo le decía a su p a d r e lo que él ( J u a n ) le había
dicho a ella sobre él (su p a d r e ) . P e r o , c o m o su madre, pensaba
que debía estar enferma si d e c í a tales cosas, ya que n o tenía de-
recho a hacerlo. C u a n d o estaba solo con el entre vis t ador, el señor
Danzig decía que su esposa h a b í a querido deshacerse de Sara p o r
algún tiempo, que había q u e r i d o "sacrificarla", pero que él se
había rehusado a aceptarlo. Se consideraba a sí mismo c o m o alia-
d o de Sara, p e r o el apoyo que le prestaba era más imaginario que
real, ya que n o la apoyaba ni c u a n d o su esposa y su hijo la ata-
caban, ni c u a n d o estaba solo c o n ella.
Sin e m b a r g o , en ausencia de Sara, discutía con ellos y aún ame-
94 F A M I L I A IV

1
nazaba c o n irse él m i s m o de su casa si n o la dejaban sola. R e -
sulta i r ó n i c o el h e c h o de q u e la señora Danzig insistiera en que
a causa d e su m a r i d o Sara debería ser tratada en el hospital d e su
"enfermedad".
P o r l o t a n t o , la interpretación de Sara, de que su p a d r e y el
hospital, y n o su m a d r e y J u a n eran los que querían tenerla en-
cerrada, e r a t a n razonable c o m o irrazonable. E n realidad con las
pruebas q u e tenía a l a m a n o e r a factible cualquier interpretación.
A Sara se le d e s c o n c e r t a b a c o n t i n u a m e n t e a este respecto. P o r
ejemplo, c u a n d o el entrevistador planteó el tema de si Sara ponía
nerviosos a todos, y n o sólo a su padre, la señora Danzig inter-
p r e t ó esto c o m o u n a crítica de Sara y le dijo que e r a m u y "in-
g r a t a " p o r disgustar a su p a d r e . Sara t r a t ó de defenderse con poca
energía y en seguida se q u e j ó de que estaba cansada. Su m a d r e
la c o m p a d e c i ó , p e r o siguió describiendo a Sara en sus términos
habituales c o m o egoísta, i n g r a t a , desconsiderada, etcétera. Siempre
fue difícil o b t e n e r tales calificativos en términos específicos de
c o n d u c t a . C u a n d o Sara, c o n indiferencia, coincidió c o n ella, su
m a d r e lo t o m ó c o m o p r u e b a de que tenía razón. E n seguida acon-
sejó a Sara seguir n u e s t r o consejo y permanecer en el hospital, en
bien de su salud. Nosotros n o habíamos aconsejado tal cosa.
O t r o rasgo d e s c o n c e r t a n t e de esta familia e r a el t o n o y la acti-
tud que a d o p t a b a n e n t r e sí y con nosotros, en ausencia de Sara, y
q u e d a b a la impresión de q u e estaban conspirando. E n t o n c e s de-
m o s t r a b a n u n a solidaridad d e la que carecían en otros momentos.
Es i m p r e s i o n a n t e el h e c h o d e c ó m o olvidaban sus conflictos.
E n u n a ocasión, c u a n d o Sara salió del c u a r t o , su m a d r e , su pa-
d r e y su h e r m a n o c o m e n z a r o n a cuchichear furtivamente. C u a n d o
Sara volvió dijo, e n u n a f o r m a indecisa, que tenía la impresión
q u e h a b í a n estado h a b l a n d o d e ella. Ellos lo negaron y nos vie-
ron en u n a f o r m a significativa c o m o si quisiera decir: "Mire c ó m o
es suspicaz."
Después de este vistazo a la actuación de esta familia en el pre-
sente y e n el pasado reciente, trataremos a h o r a de reconstruir
algunos hechos históricos decisivos.
Sara salió d e la escuela a los dieciséis años para ir a u n cole-
gio p a r a secretarias d u r a n t e quince meses, después a u n a escuela
de a r t e p o r dos años. R e c i e n t e m e n t e estuvo t r a b a j a n d o en la ofi-
cina de su p a d r e . H a b í a tenido hace dieciocho meses, un "rom-
pimiento" previo.

i Sus motivos para irse de su casa eran más complicados que esto y nunca
los expresó claramente (véase pp. 97-98).
LOS DANZIG 95

Según su m a d r e y su padre hasta la edad de doce años h a b í a


sido u n a niña de lo más encantadora. Sin e m b a r g o , siempre h a -
bía tendido a n o tener confianza en sí m i s m a y a preocuparse
p o r lo q u e los demás pensaban de ella ateniéndose c o n t i n u a m e n t e
a que sus padres y su h e r m a n o le d i j e r a n lo que o t r a g e n t e
pensaba de ella. Sin embargo, según ellos, h a b í a sido m u y esti-
m a d a y había tenido muchas amistades. H a b í a sido m u y ingeniosa,
h a b í a tenido muy buen sentido del h u m o r y del arte. L e gustaban
la p i n t u r a , la buena música, los buenos libros y tenía un talento
e x c e p c i o n a l p a r a d i b u j a r y escribir, con m u c h a s perspectivas en
estos aspectos en la escuela. T e n í a u n a c l a r a percepción del c a r á c -
ter de las personas y n o le gustaban las conversaciones triviales.
Ellos n o querían, sin embargo, que fuera artista.
Después de estar quince meses en u n a escuela comercial, d e j ó
d e asistir. Se quedaba en la c a m a hasta t a r d e en las mañanas, y se
q u e d a b a despierta toda la noche, p e n s a n d o y leyendo. C o m e n z ó
a p e r d e r sus amistades u n a p o r una. E n esta época c o m e n z ó a
leer la Biblia y a t r a t a r de interpretar p a r a ella misma lo que leía.
E l padre, la m a d r e , J u a n y Sara, todos coincidieron en los si-
guientes rasgos de la conducta de Sara antes de su admisión en
el hospital.
/ ) H a b í a estado diciendo d u r a n t e varios meses que los opera-
dores del teléfono (o alguien) escuchaban sus llamadas.
2 ) Creía que la gente en la oficina de su p a d r e hablaban de
ella y no querían que trabajara allí.
3) C r e í a que alguien en la oficina i n t e r c e p t a b a sus cartas y las
destruía, y que algunas personas, d e los empleados, e r a n
incompetentes.
4) C r e í a que sus padres y su h e r m a n o h a b l a b a n de ella.
5 ) C r e í a que se quedaban con sus cartas.
6) E r a irritable y agresiva frente a los m i e m b r o s de su fami-
lia, especialmente frente a su padre, frente al cual n o guar-
d a b a la actitud correcta que corresponde a u n a hija. E n
especial lo llamaba mentiroso, y decía que ya n o creía ni
confiaba en él.
y) E r a m u y tímida y c o n c e n t r a d a e n sí misma.
8) N o se llevaba con otras personas, p e r o e r a tranquila, reser-
vada, quejumbrosa e inconforme.
9) Se quedaba en c a m a todo el día y se levantaba en la m a -
drugada.
1 0 ) N o se c o n c e n t r a b a y pensaba m u c h o .
1 1 ) L e í a m u c h o la Biblia.
FAMILIA IV

D o c e meses antes Sara había ido a trabajar a la oficina de su


p a d r e . P r o n t o comenzó a darse cuenta q u e se h a b l a b a de ella
en forma despectiva. A su vez se quejó con su p a d r e de que algu-
nos empleados e r a n incompetentes. F i n a l m e n t e se negó a seguir
yendo. E n esta época (no se precisa c u á n d o comenzó) descubrió
q u e su sueldo a p a r e c í a aumentado en los libros y se lo dijo a su
p a d r e . Éste t r a t ó de explicarle esto, pero ella n o p u d o e n t e n d e r
ni su explicación ni la de su hijo ni la de su secretaria. "Nos
molestó a todos" (Madre). Insistía en que el empleado respon-
sable e r a incompetente, y cuando no lo a c e p t a b a n los acusaba
de q u e estaban en c o n t r a de ella, y comenzó a c o m p o r t a r s e en
casa en f o r m a provocativa, p o r ejemplo, f u m a n d o frente a su pa-
d r e el sábado, p o n i e n d o limonada en su té, y así p o r el estilo.
Estos actos se juzgaban con una mezcla de disgusto, culpa, ver-
güenza y p r e o c u p a c i ó n por sus padres y su h e r m a n o quienes, fi-
n a l m e n t e , resolvían su dilema considerándolos c o m o manifesta-
ciones de su enfermedad.
L o s padres consideraban la locura de Sara c o m o u n a c a l a m i d a d
que h a b í a caído sobre la familia.

MADRE: B u e n o , yo como que pensaba que todo este asunto


de q u e sucedieran, usted sabe, que pensaran cosas raras, di-
ciendo q u e la gente no e s . . . para mí esta clase de cosas,
q u e siempre les pasan a otra gente, que n u n c a nos pasarían
a nosotros. Usted sabe, estas cosas, u n o piensa que siempre
les suceden a o t r a gente; u n o sabe de gente que sufre inun-
daciones, sabe, m e da pena, pero u n o c o m o que piensa: oh,
n u n c a se i n u n d a r á donde vivo ahora ¿ve? L e estoy d a n d o un
ejemplo n a d a más. N u n c a se m e o c u r r i ó que se i n u n d a r í a
d o n d e vivo ahora, así es como yo lo veo.

Y:

PADRE: N O nos dábamos cuenta de lo que estaba pasando.


MADRE: N O nos dábamos, como lo decía, pensábamos que
estas cosas sólo les pasaban a los hijos de o t r a gente. Usted
lee en el periódico que m a t a r o n a u n a joven, o q u e la rap-
taron; usted lo siente m u c h o por la gente, pero n o la asocia
con su p r o p i a hija. C o m o digo, todo lo terrible le sucede
a o t r a gente.
PADRE: C u a n d o le sucede a u n o . . .
MADRE: Y c u a n d o desgraciadamente le sucede a u n o , en-
tonces la o t r a gente dice: "oh, q u é terrible", entonces es
u n a tragedia, nunca se m e ocurrió que alguna vez se pusiera
m e n t a l m e n t e así, que cambiara en esta forma.
LOS DANZIG 97

¿Cuál e r a la calamidad, c o m p a r a b l e a estas inundaciones, asesi-


natos, raptos, que le había sobrevenido a esta familia? E n t r e más
buscábamos menos evidente resultaba, p e r o lo o b v i o e r a la ver-
güenza y el t e m o r al escándalo de los padres. E n especial, se pre-
ocupaban p o r la ingenuidad social de Sara y su falta d e discreción.
L a consideraba c o m o u n a " q u e b r a n t a d o r a del frente familiar".
C u a n d o empezó a ir a t r a b a j a r en la oficina d e su p a d r e , éste le
exigía n o h a b l a r de su r o m p i m i e n t o . Desgraciadamente esto se
divulgó y su personal comenzó a m u r m u r a r a sus espaldas, aun
c u a n d o frente a ella eran amables y tolerantes. Se sentía agraviada
también p o r ser la hija del jefe. Sara sentía su hostilidad sin tener
la posibilidad de que nadie confirmara su sentimiento.
Descubrió también algunos errores efectivos q u e se habían co-
metido y se lo dijo a su padre. E n t o n c e s se sintió m á s agraviada
que n u n c a , pero n o se le podía a t a c a r d i r e c t a m e n t e . E n lugar
d e ello, estaba expuesta a más indirectas que n a d i e le podía con-
firmar ampliamente. C a d a vez se sintió más aislada e infeliz. E n
esta época, p a r t e de su correspondencia fue e x t r a v i a d a "acciden-
talmente" p o r o t r a empleada. P e r c i b í a el m o t i v o "inconsciente"
de la o t r a y t r a t ó de desafiarla. L a o t r a joven i n s i n u ó a l g o res-
pecto a su salud, y en u n estado d e agitación fue a v e r a su
padre, a quejarse. Su padre, angustiado p o r e v i t a r c u a l q u i e r acep-
tación tácita por parte d e sus empleados, respecto a q u e su hija
había sido u n a enferma m e n t a l , hizo a un l a d o sus quejas, ha-
ciendo aparecer c o m o dudosas sus sospechas: "no estás bien. Nadie
te tiene m a l a voluntad. N a d i e habla d e ti. E s p u r a imaginación",
y así p o r el estilo. Sin la confirmación de su p a d r e , se puso más
agitada y comenzó a l l a m a r l o mentiroso, acusándolo d e estar en
connivencia con los demás. Se rehusó a volver a l a oficina.
Además, mientras t r a b a j a b a con él, había d e s c u b i e r t o que su
padre, generalmente h o m b r e meticulosamente h o n r a d o , h a b í a come-
tido ciertas faltas de honestidad intrascendentes. Nosotros, natural-
mente, n o tenemos ninguna dificultad en conciliar esta p a r a d o j a , ya
que es característica de las personas compulsivo-obsesivas, pero
Sara n o podía entender esto que la confundía más, especialmente
c u a n d o su padre tuvo q u e defenderse desesperadamente, n o de sus
propios impulsos disociados, sino de ella. E s t o lo condujo, sin
darse cuenta, a fin de conservar la confianza de ella en él, a des-
truir la confianza en ella misma, y arrastró a lo mismo, hasta
donde pudo, a su secretario, a su esposa y a su hijo.
Decían, en efecto, "te estás imaginando que tu p a d r e ha come-
tido una falta" y "estás loca o eres mala si te imaginas eso" y
98 FAMILIA IV

"estás loca o eres m a l a si n o nos crees c u a n d o te decimos que


estás loca o eres m a l a p o r confiar en tus propias percepciones y
memoria".
M u c h o de lo q u e ellos llamaban su enfermedad consistía en
intentos d e discutir temas prohibidos, en comentarios sobre sus
esfuerzos p o r m a n t e n e r l a en la ignorancia o de confundirla y res-
puestas enojosas a tales mistificaciones y mistificación sobre mis-
tificaciones. Se le h a b í a situado en la actitud de tener que escoger
e n t r e el secreto y a la confusión, frente al hecho de ser confun-
dida respecto a l a validez de tratar de hacerlo. C o n cierta justi-
ficación, p o r lo t a n t o , Sara comenzó a sentir que se coludían en
c o n t r a de ella.
E x p l i c a r e m o s p o r q u é esta joven es tan ingenua en p r i m e r lu-
gar. P o d r í a a r g u m e n t a r s e que con u n a m u c h a c h a tan ingenua
la familia q u e r r í a m a n t e n e r l a ignorante de sus secretos, q u e el
h e c h o de e n g a ñ a r l a e r a u n a consecuencia de su ingenuidad. En
parte e r a así. P e r o las pruebas demuestran que su ingenuidad
había sido precedida p o r un engaño previo. L a familia se encon-
t r a b a presa en su círculo vicioso. E n t r e más se le e n g a ñ a b a más
ingenua se volvía y entre más ingenua era más sentían q u e tenían
q u e protegerse a sí mismos, engañándola.
E l señor Danzig vivía u n a vida familiar escrupulosamente recta,
y necesitaba ser considerado c o m o u n h o m b r e austero, d e u n a
rectitud perfecta, y c o m o el jefe de la familia. Su esposa estaba
d e a c u e r d o c o n esto pero, al mismo tiempo, estimulaba a su hijo
J u a n p a r a c r i t i c a r l o , p e r o n o en público. J u a n ayudaba a m a n -
tener la imagen q u e la gente tenía de su padre, pero su coopera-
ción en la casa e r a intermitente, y en esos lapsos e r a a y u d a d o con
frecuencia p o r su m a d r e . E l señor Danzig sabía de la alianza
madre-hijo, y la m a d r e y el hijo sabían que él lo sabía, y él sabía
q u e ellos lo sabían. H a b í a , por lo tanto, un a c u e r d o c o m p l e t o
e n t r e los tres a este respecto.
C o n Sara, sin e m b a r g o , e r a diferente. L a m a d r e y el h i j o con
frecuencia c r i t i c a b a n al señor Danzig delante de ella, pero n o se
p e r m i t í a que ella lo hiciera. L e planteaban, por lo t a n t o , u n a
tarea m u y difícil. L a opinión del señor Danzig en relación con
su m a t r i m o n i o (e, incidentalmente, algo de su m o d o de p e n s a r en
general), se verá en el siguiente pasaje:

Puede suceder que mi esposa, se olvide p o r m o m e n t o s y


m e hable con brusquedad en presencia de los hijos. E n otras
palabras, n o m e demuestra el respeto que debiera en pre-
sencia de los hijos. Y se lo he dicho con m u c h a frecuencia:
LOS DANZIG 99

si tienes algo que decirme, n o m e lo digas delante de los


muchachos.
Somos muy diferentes en eso (en tener la casa limpia, p o r
ejemplo, las r e c á m a r a s de los hijos). U n a d e sus disculpas
es: "No he tenido tiempo, paciencia", o "no tengo servidum-
bre". E s t á bien, t r a t o de aligerar sus problemas. L o admito
algunas veces. L e ayudo. Entonces v u e l v e . . , n o tengo dere-
c h o a intervenir. Y o m e exaspero. Digo "no, q u i e r o . . . sólo
intervengo c u a n d o veo algo que n o m e gusta".
Quiero cierta forma de pulcritud que p u e d e resultar de
u n a actitud; quizá ella p i e n s e . . . indiferencia p o r parte de mi
esposa. Siente q u e n o puede arreglarse bien c u a n d o sale.
P u e d o a c e p t a r esto. Piensa que c u a n d o sale n o está bien.
Y o le objeto; q u i e r o que se vista m u y bien, m u y pulcra, muy
limpia, m u y elegante. C u a n d o salgo m e g u s t a contemplarla.
E l l a n o se preocupa. E s indiferente p a r a esto. Digo: en pri-
v a d o n o m e i m p o r t a q u é pasa entre tú y yo, p e r o en público,
preséntate limpia. Sal de vez en cuando. N o está bien para
los niños. E s un e j e m p l o p a r a los niños el q u e salgas de vez
e n cuando. P o d r í a ser, diría yo, que h a s t a m e exceda un
poco. Podría ser y con frecuencia h e p e n s a d o en esto, podría
ser que yo n o h a y a sido su ideal en el m a t r i m o n i o , y quiero
concederle a usted q u e ella n o sea mi ideal e n el m a t r i m o -
nio. . . " . . . E r a sólo u n a chiquilla. E r a u n a persona bastante
inteligente, que h a b í a leído m u c h o , musical. Y o pensé: "po-
d r í a m o s congeniar. Sería posible, sería posible. Y o podría
ser u n a posibilidad p a r a ella". Se acerca u n o bastante a las
posibilidades, llega hasta lo más p r ó x i m o y m e j o r . Quizá ella
pensó lo mismo. T e n í a mis ideas en la cabeza p e r o . . . m i
m u j e r no e r a fea. Y así llegamos al asunto. Nos conocimos
y pareció factible. N o nos queríamos m a l , p o r n o d e c i r . . .
n o diré que estaba loco de a m o r p o r m i esposa, ni creo que
ella por mí; p e r o tal vez n o tenía experiencia suficiente p a r a
e n t e n d e r ciertas cosas. Y o n o e r a un g r a n p a r t i d o . . . n o era
un gran p a r t i d o . . . era joven. N o tenía ni la más remota
idea de a n d a r m e divirtiendo con otra gente — c o n otras mu-
j e r e s — sacándolas de salones de baile o de u n baile cuando
e r a soltero, y pensé: "bueno, éste es un buen p r i n c i p i o . . .
podría r e d o n d e a r l o . . . y así los dos pensamos la misma cosa.
T e n í a m o s la misma opinión.

N o e r a e x t r a ñ o que Sara conservara una imagen idealizada de


su p a d r e , disociada de sus percepciones discordantes, hasta que fue
m a y o r de veintiún años. H a b í a tenido disgustos con su padre an-
tes d e b i d o a que él e n t r a b a a su recámara sin anunciarse cuando
ella estaba sin vestirse, p o r la insistencia de él, sin que ello lo
ICO FAMILIA IV

pidiera, e n asear su r e c á m a r a , p o r escuchar c u a n d o ella h a b l a b a


p o r teléfono, p o r interceptar sus cartas, etc., pero en n i n g u n o de
estos casos h a b í a la seguridad de que su padre no tuviera razón.
T o d a su c o n d u c t a e r a , o negada p o r él, o racionalizada c o m o d e .
bida al c a r i ñ o que le tenía. Si ella pensaba que este c a r i ñ o era
molesto, sentía que h a d a m a l .
C u a n d o se d e r r u m b ó su idealización de su padre, se afianzó en
la f o r m a m á s desesperada a su idealización de su m a d r e , que
ésta a y u d ó a m a n t e n e r . L a c o n d u c t a de la madre en r e l a c i ó n con
el h e c h o d e q u e Sara permanecía hasta muy tarde en c a m a , ilus-
t r a esto. A m b o s padres le reprochaban continuamente el n o le-
vantarse t e m p r a n o . A gritos le exigían corregir su costumbre, di-
ciéndole q u e ya e r a m a y o r y n o debería comportarse c o m o niña.
Sus actos, sin e m b a r g o discrepaban marcadamente de esto p o r q u e
su p a d r e , p o r ejemplo, insistió e n su derecho a e n t r a r a su recá-
m a r a c u a n d o quería, a lo que n o se oponía su m a d r e y, a u n q u e
quejándose a m a r g a m e n t e de la molestia, continuaba p r e p a r a n d o ,
le sus alimentos c u a n d o decidía levantarse. C u a n d o le pregunta-
mos p o r q u é n o fijaba horas precisas para las comidas d e su hija
y p o r q u é n o evitaba su h o r a r i o desorganizado, contestó q u e si lo
h u b i e r a h e c h o se h u b i e r a sentido culpable y una m a l a m a d r e . El
p a d r e d e S a r a contestó con indignación que hubo ocasión en que
el m i s m o t u v o que subir la comida de su hija, y Sara pensaba
q u e su m a d r e se h a b r í a a p e n a d o si n o le hubiera d a d o d e c o m e r
c u a n d o ella tenía ganas de comer.
E n t r e m á s cosas h a c í a n sus padres por ella, más exigían su gra-
titud y m á s i n g r a t a resultaba. Buscando su gratitud, h a c í a n aún
m á s p o r ella. D e este m o d o , al mismo tiempo que esperaban de
ella q u e se hiciera adulta, la t r a t a b a n c o m o niña, y ella, al m i s m o
t i e m p o que quería ser considerada como adulta, se c o m p o r t a b a
c a d a vez m á s c o m o niña. E n t o n c e s sus padres le r e p r o c h a b a n el
ser m i m a d a p o r ellos y ella les reprochaba por n o t r a t a r l a c o m o
adulta.
C u a n d o Sara decía q u e le tenía miedo a su padre ellos n o
sólo n o p o d í a n e n t e n d e r esto, sino se negaban a creerlo. Des-
pués de t o d o él n u n c a la había insultado ni le había g r i t a d o , ni
la h a b í a golpeado. Prescindiendo d e que insistía en q u e obede-
ciera ciertas reglas religiosas, c o m o no fumar en sábado, n u n c a le
pedían n a d a . E n opinión de ellos el problema era que él n o había
sido suficientemente enérgico y la había mimado en exceso. T a m -
p o c o podía o b t e n e r Sara el apoyo de J u a n . Su posición era m u y
equívoca. £ 1 , en privado, c o m o se dijo, tenía el apoyo de su ma-
LOS DANZIG 101

¿ r e , c o n t r a su padre y obtenía el p l e n o apoyo d e ella, c u a n d o


se le enfrentaba. Sus padres lo estimulaban p a r a considerar a
Sara c o m o la n i ñ a m i m a d a y privilegiada. P o r u n a corta tempo-
rada, e n t r e los quince y los veinte años, h a b í a a p o y a d o a su her-
m a n a p e r o había terminado con ella. E n t o n c e s f o r m ó u n a alianza
con su m a d r e . T e n e m o s pruebas de que ésta estaba celosa de la
intimidad e n t r e él y su h e r m a n a . ¿En q u é medida e r a ella la res-
ponsable de estimular los celos de J u a n p o r la "indulgencia" de
su p a d r e frente a Sara, c o m o u n a forma de a t r a e r l o de su parte?
¿ E n q u é medida estimuló su desconfianza frente a su p a d r e y la
g a n ó apoyándola en ello? ¿ Q u é prueba hay de que a Sara se le
consentía m á s que a él?
Según todos ellos el señor Danzig era más "estricto" con J u a n
que con Sara y R u t h , p o r q u e J u a n e r a h o m b r e . P e r o J u a n le
r e p r o c h a b a a su padre el n o ser suficientemente e s t r i c t o con él.
Decía que su p a d r e debió haberle pegado p a r a h a c e r l o trabajar
más en la escuela. N o le tenía miedo a su p a d r e c u a n d o e r a niño
y decía q u e debía habérselo tenido. T o d o s los niños deberían
temer a sus padres. Decía que su padre tenía hijos malos, aun
c u a n d o había muchachos peores que él. T r a t a b a de obedecer, pero
no siempre podía. N o pensaba que las exigencias de su padre
fueran exageradas p e r o . . .
E l señor Danzig pensaba que había m i m a d o excesivamente a su
hijo. Debería haberle "asustado" más. H a b l a consentido a los dos,
a J u a n y a Sara.

El señor Danzig pensaba que había m i m a d o excesivamente a su


de haberlo consentido, consentí a Sara, consentí a J u a n . . .

Podemos decir que J u a n cree que a Sara se le consintió m á s que


a él. Sus razones para creerlo, según se deduce, son inciertas.
L a familia, por lo tanto, funcionaba p o r medio d e u n a serie de
alianzas: m a d r e y padre; m a d r e e hijo; m a d r e , p a d r e e hijo. Sara
quedaba fuera. N o sentía, según decía, "apoyo" de nadie en su
familia, y parece que así era. Estas alianzas ofrecían protección
c o n t r a ideales imposibles. Sara, sin ningún aliado, tenía que ajus-
tarse, sin ningún obstáculo, a las reglas que todos los demás pro-
c u r a b a n violar. P o r ejemplo, se suponía que J u a n no tenía vida
sexual, pero la tenía, en connivencia con su m a d r e . L a señora
Danzig violaba las leyes sabáticas, en connivencia con J u a n , sin
saberlo su marido, etc. E l señor Danzig e r a , sin confesarlo, un
insatisfecho sexual y con frecuencia había pensado en d e j a r a su
esposa en los últimos años. A u n considerada c o m o enferma, con-
102 F A M I L I A IV

sentida y m i m a d a , sólo a S a r a se exigía q u e controlara sus pensa-


mientos y sus actos de a c u e r d o c o n la interpretación obsesiva-com-
pulsiva del s e ñ o r Danzig d e u n a o r t o d o x i a rigurosa. Su ingenui-
dad social t e n í a así q u e constreñirse d e n t r o de los términos de
las exigencias d e sus padres p a r a u n a sumisión total de ella.
T a m p o c o p o d í a c o m p a r a r l a praxis d e sus padres con la de
otras personas, ya q u e sus c o n t a c t o s c o n el m u n d o extrafamiliar
estaban efectivamente suprimidos. A u n c u a n d o sus padres se pre-
ocupaban m u c h o p o r q u e n o tenía amigos, se inquietaban a ú n
más en caso d e ser seducida si h u b i e r a tenido relaciones sociales.

PADRE: B u e n o , u n a d e las razones p o r las que yo, personal-


m e n t e e s t a b a interesado e n su vida social n o es porque yo
m e estuviera inmiscuyendo en sus asuntos privados; estaba
interesado especialmente e n c u i d a r que n o se impresionara
p o r cuentos chuscos, p o r t o d a clase d e . . . todos y cada uno.
M e d a b a c u e n t a de q u e e r a u n a joven m u y sensible, m u c h o
m u y impresionable, y q u e n o h a b í a que impresionarla, para
que n o tuviera impresiones erróneas. P o r q u e hay tantos jó-
venes alrededor q u e h a b l a n m u c h o y tienen imaginación y
son capaces de c o n q u i s t a r a u n a m u c h a c h a c o m o Sara y con-
tarle toda clase de c u e n t o s y q u e pueden producir u n a serie
de c o m p l i c a c i o n e s . . . ésa e r a la razón principal p o r la q u e
estaba interesado en su posición social y en su vida social.
P e r o n o m e interesaba inmiscuirme e n sus asuntos privados.

N o le prohibían salir c o n m u c h a c h o s ; d e hecho, le decían que


lo hiciera, p e r o vigilaban todos sus movimientos en forma tan es-
trecha que sentía que n o t e n í a vida p r i v a d a y c u a n d o protestaba,
si no negaban lo que estaba h a c i e n d o , le reprochaban el ser in-
grata p o r su interés. P o r l o t a n t o se desconcertaba y n o sabía si
estaba bien o n o el que quisiera salir con muchachos, y ni siquiera
sabía si estaba bien o n o , e n p r i m e r término, tener su vida pro-
pia. Su p a d r e trataba d e investigar, sin conocimiento de ella,
acerca de sus amigos, p o r distintos caminos. C o m o explicaba
Juan:

JUAN: P e r o n o q u i e r o q u e tengan la impresión que papá


se cierne c o m o un á g u i l a y trate de controlar la vida social
de Sara. Antes de q u e estuviera enferma era m u y cuidadoso
en sus intromisiones en la vida privada de ella, porque sabía
que si se inmiscuía en f o r m a ostensible, ella se encolerizaba,
p o r lo t a n t o t r a t á b a m o s — c o n m u c h o , m u c h o cuidado en re-
lación c o n su vida s o c i a l — los problemas; si había alguno,
los p l a n t e a b a m a m i , los p l a n t e a b a en forma mañosa (sleeky),
LOS DANZIG

a veces (el p a d r e protesta p o r la p a l a b r a sneaky, "hipócri-


t a " ) ; yo n o dije hipócrita (sneaky), dije mañosa (sleeky) u n a
f o r m a suave (la m a d r e trata de c a l m a r al p a d r e , e x p l i c a n d o
lo q u e J u a n le. dijo). P o r p u r a . . . por c o n t i n u a insistencia
de m a m á "daba u n nombre", el correcto o no, daba un n o m -
bre, el que le satisfacía.

Y a u n c u a n d o n e g a n d o que le preocupara a él que fuera a lu-


gares d o n d e podía e n c o n t r a r muchachos:

PADRE: P e r o entiendo, entiendo totalmente que u n j o v e n


y u n a joven se diviertan; les gusta coquetear y b r o m e a r c o m o
le dicen, y los jóvenes, lo entiendo; soy h u m a n o ; yo t a m -
bién fui joven alguna vez; todavía estoy joven, p e r o . . .

su p a d r e i m p l í c i t a m e n t e le prohibía e n t r a r a esos lugares e x p r e -


sando advertencias vagas y siniestras respecto a sus peligros.

PADRE: N O decía cafés-cantina en general; puede h a b e r cier-


tos cafés-cantina que pueden resultar m u y peligrosos p a r a i r
a ellos. N o especifico ningún café en especial, ningún res-
t a u r a n t e , ningún salón de baile, ni ningún l u g a r d e r e c r e a -
ción; h a g o sólo u n a mención general de lo m u c h o q u e m e
p r e o c u p o p o r ustedes dos.

A u n c u a n d o J u a n se d a b a cuenta, en gran p a r t e , de lo q u e p a -
saba n o e r a capaz de apoyar a Sara en este asunto, ni en o t r o s .
C o m o hemos visto, él contravenía las prohibiciones y exigencias
d e su p a d r e , c o n la ayuda de su m a d r e , pero c u a n d o se e x i g í a
lo m i s m o de Sara, se ponía de acuerdo con su p a d r e en c o n t r a
de ella.

JUAN: Desde mi punto de vista, cuando se trata d e Sara


n o es u n a intromisión, cuando se trata de mi es u n a introw
misión.

F r e n t e a esta connivencia Sara cedía, p r o c u r a n d o enfrentarse a


alguien fuera de la familia.
Sara, en u n aspecto, se había vuelto a p a r e n t e m e n t e c a t a t ó n i c a ,
es decir, n o h a b l a b a ni contestaba a sus ataques, o sólo lo h a c í a
c o m p l a c i e n t e m e n t e . C u a n d o estaba en el hospital, este silencio y
esta c o m p l a c e n c i a e r a n m u y perceptibles. Según hemos h e c h o n o -
tar, su familia t o m a b a esto como un ardid para e n g a ñ a r al m é d i c o
y hacerlo a c e p t a r su salida. Su dilema, en este aspecto, p a r e c í a
ser que si h a b l a b a d e lo que pensaba, tenía que p e r m a n e c e r en el
hospital, y si se q u e d a b a callada su familia vería esto c o m o un
e n g a ñ o y le pediría al médico que la detuviera y la " t r a t a r a "
FAMILIA IV

hasta que tuviera las ideas "correctas". Si t r a t a b a de imponerse las


ideas "correctas", en c i e r t a f o r m a se estaría m a t a n d o . P e r o ni
esto la salvaría del hospital psiquiátrico, ni de ser separada de
su familia, p o r q u e entonces estaría "muerta", sería una "sombra
de ella misma", "carente d e personalidad", p a r a usar los términos
en que su h e r m a n o la describía, y necesitarla todavía "tratamiento".
Sara, según decían, estaba obsesionada con la religión. Durante
los últimos años había estado leyendo la Biblia continuamente,
haciendo citas de ella, y t r a t a n d o de entenderla. N o creían que
entendiera n a d a , según ellos, t a m p o c o le interesaba m u c h o real-
mente. Sólo la repetía c o m o loro. Insinuaban que su interés se
debía probablemente a u n sentimiento d e culpa. E r a , según
J u a n , "una forma de expiación p o r medio de u n trabajo forzado".
H a b í a u n a profunda confusión e n esta familia respecto al sig-
nificado de la religión.
L o s padres d e la señora Danzig procedían de la E u r o p a Orien-
tal. E r a n judíos ortodoxos: su p a d r e porque creía en la ortodoxia,
su m a d r e p o r q u e quería c o m p l a c e r l o . L a señora Danzig era hija
única. R e s p e t a b a a su p a d r e y n u n c a hizo n a d a delante de él que
pensara que le molestaría. Sus padres habían sido estrictos con
ella, p e r o n o tan estrictos c o m o lo habían sido los padres de su
esposo. E l p a d r e de ella h a b í a sido diplomático y sabía cerrar los
ojos frente a violaciones intrascendentes de las leyes ortodoxas.
P o r ejemplo, estaba p r o h i b i d o llevar dinero el sábado, pero en
v e r a n o ella a c o s t u m b r a b a i r a l a ciudad. Su padre, c u a n d o ella
salía d e casa, discretamente evitaba preguntarle adonde iba, o
c ó m o le iba a h a c e r sin llevar d i n e r o p a r a el transporte, la co-
mida, etc. E l l a , a su vez, se c o m p o r t a b a discretamente con él, y en
casa se sujetaba estrictamente a los reglamentos rituales. Su pa-
dre n u n c a salía e n sábado si n o e r a p a r a ir a la sinagoga, en
t a n t o q u e su m a d r e se q u e d a b a e n casa.
Según la señora Danzig, su m a r i d o era m u y ortodoxo. E l padre
de su m a r i d o h a b í a sido u n e r u d i t o del hebreo. N o objetaba su or-
todoxia. L a sabía c u a n d o se casó, y se sintió feliz de llevar su casa
conforme al ritual j u d í o " p o r q u e es c o m o debía ser". Es c o m o lo
había h e c h o su m a d r e .

Estoy de a c u e r d o en cierta forma en q u e si se es judío se


conserve la religión j u d í a . U n o va a la sinagoga el sábado,
n o hay n a d a m a l o en ir a l a sinagoga el sábado, esto está
bien. Q u i e r o decir que n o se puede eludir el hecho de que
u n o es lo que es.
LOS DANZIG

Es c i e r t o que d e s a p r o b a b a m u c h o s de los ordenamientos o r t o -


doxos, p o r q u e e r a n inconvenientes, p e r o los acataba p a r a d a r gusto
a su esposo, c o m o su m a d r e los había a c a t a d o para satisfacer a su
padre. P o r ejemplo, a h o r a n u n c a salía el sábado y n u n c a e n c e n d í a
luz o fuego delante de su m a r i d o . Sin embargo, a diferencia de su
rnadre, hacía ciertas cosas c o m o encender fuego si su m a r i d o n o
estaba presente p a r a verlo, p e r o n o lo disgustaría haciéndolo en
presencia de él. E r a su obligación c o m o esposa c u m p l i r con estas
cosas y d e m o s t r a r respeto p o r su m a r i d o . Si él quería que se pre-
sentara c o m o u n a judia o r t o d o x a , estaba dispuesta a aparecer en
esta f o r m a frente a él. Y además n o valía la pena tener un dis-
gusto p o r ello. H a b í a , sin e m b a r g o , ciertos campos en los q u e
un h o m b r e n o tenía n a d a que hacer: por ejemplo, la cocina, en
la que n o toleraba ninguna interferencia.
E l señor y la señora Danzig, aun c u a n d o estrictamente religiosos
1
en o p i n i ó n de ellos, e r a n bastante "modernos ', p o r ejemplo, en
asuntos sexuales. E s t o se refería especialmente a la señora Danzig.
L e gustaba q u e su hija saliera con muchachos. N i siquiera obje-
taba q u e saliera con un m u c h a c h o en sábado a u n c u a n d o Sara
habitualmente p e r m a n e c í a en casa ese día tratando de cumplir con
su padre y con el r e g l a m e n t o ritual.
Si quiere salir con un amigo el sábado, yo n o pienso que
sea algo tan terrible. N o hace nada inmoral. N o hace nada
m a l o saliendo con una m u c h a c h a o con un sujeto que la in-
vita a salir en sábado.

De hecho, la señora Danzig acostumbraba instar a Sara para


que saliera y conociera jóvenes. E r a bueno para ella. L e ayudaría
a vencer sus escrúpulos.

A c o s t u m b r a b a decirle: pienso que debes salir y encontrar-


te con m u c h a c h a s y muchachos. Deberías salir más y hacer
citas y t r a t a r d e c o n o c e r gente e ir a algún lado. L o s ves si ya
los conoces. Si ya los has visto antes puedes acercárteles.
Piensas que ya los has visto alguna vez antes, que los conoces
y entonces n o eres tan tímida.

N a t u r a l m e n t e las relaciones deberían ser de una índole ade-


cuada. E n otras palabras, n o solamente estaba perfectamente bien
salir con personas del sexo opuesto, sino que era una obligación
social de todas las m u c h a c h a s normales; pero, naturalmente, no
debería h a b e r nada sexual en estas relaciones.
B u e n o , m e hubiera gustado que saliera con muchachos.
Pienso que es muy normal en las jóvenes el salir con personas
LOÓ- FAMILIA IV

del s e x o opuesto, y creo que lo c o r r e c t o es que saliera con


gente del s e x o opuesto, en la f o r m a adecuada, n a t u r a l m e n t e ,
salir en f o r m a social, sí.

Sus padres, sin embargo, en forma secreta investigaban los m u -


chachos con los que salía, y consideraban que tenían derecho a
escuchar c u a n d o hablaba p o r teléfono, n a t u r a l m e n t e sin admitir
con ella que lo hacían.
Sara había adquirido el hábito de leer de noche y d o r m i r du-
r a n t e la m a ñ a n a . E s t o lo calificaban repetidamente c o m o "pereza"
todos los m i e m b r o s de la familia. E n realidad dormía bastante
menos q u e ellos y trataban d e que t o m a r a pastillas p a r a d o r m i r
más, y tranquilizantes para "pensar" menos. P o r q u e n o sólo les in-
quietaba el q u e Sara se q u e d a r a en c a m a , sino también el hecho
de q u e pensaba t a n t o . C o m o decía l a señora Danzig.

E s t a b a sentada toda la noche pensando y sin decir lo


q u e pensaba. N o es q u e quisiéramos precisamente saber
lo q u e Sara pensaba o hacía, a u n c u a n d o es natural q u e u n a
m a d r e tuviera curiosidad.

L o q u e Sara pensaba les preocupaba m u c h o a todos. L a señora


Danzig sabía q u e "pensar", especialmente "pensar" m u c h o , podía
ocasionar que tuviera pensamientos raros, porque "trastorna la
mente".

. . .sentada toda la noche con un camisón azul en la coci-


n a , con las luces encendidas, sin que nadie hiciera ruido.
P e n s a n d o y pensando, sólo Dios sabe q u é cosas estará pensan-
do. E s suficiente para trastornar cualquier mente.

Según la m a d r e , el padre, y J u a n el colapso de Sara se debía al


h e c h o de p e r m a n e c e r en la c a m a "pensando" en lugar de levantar-
se y ocuparse de algo y ver gente. N o i m p o r t a b a en q u é forma
su m a d r e le gritara, ella n o dejaba de "pensar", y p a r a su m a y o r
p r e o c u p a c i ó n , pensaba interiormente, n o en voz alta. A u n apa-
r e n t a b a estarse poniendo un p r e p a r a d o de belleza en sus piernas,
c o m o p r e t e x t o para quedarse en su c u a r t o y pensar. L a señora
Danzig se r e p r o c h a b a a sí misma. D e b i ó h a b e r llamado un psi-
q u i a t r a antes. L o s psiquiatras saben c ó m o m a n e j a r a estas per-
sonas.

L a pudieron haber vuelto más cuerda. Debí haber l l a m a d o


u n médico, en aquella época y decirle: "Mire, está arriba, ha-
ble con ella." Si ella se negaba a escucharle, él era un médico,
LOS DANZIG 107

m e hubiera sugerido o t r a cosa. N o caí en la cuenta en aque-


lla época que era un caso psiquiátrico, o c o m o le llamen.

Su p a d r e nos dice que e n t r ó a u n a habitación y q u e vio a Sara


de pie viendo h a c i a afuera p o r la ventana. L e p r e g u n t ó q u é pen-
saba y ella dijo: "No necesito decírtelo."
Sara y su h e r m a n o discutieron frente a nosotros respecto a "es-
tar pensando". Sara sostenía q u e J u a n "piensa" t a m b i é n .

JUAN: SÍ, pero n o c o m o tú.


SARA: B u e n o , precisamente ayer entré a tu r e c á m a r a y es-
tabas acostado en tu c a m a , pensando.
JUAN: NO, n o estaba pensando.
SARA: SÍ, SÍ estabas.
JUAN: Estaba oyendo el radio.

L e e r la Biblia e r a también u n a actividad m u y dudosa, especial-


mente para una m u c h a c h a . L a religión e r a u n a cosa, p e r o leer la
Biblia o t r a . L a Biblia estaba bien, posiblemente, p a r a hojearla y
quizá, a ú n más, u n a persona religiosa podría hacerlo; p e r o q u e r e r
sentarse a leerla y h a c e r u n escándalo si n o estaba en su lugar ha-
bitual . . .

MADRE: B u e n o , si n o e n c o n t r a b a la Biblia, resolvía los li-


breros: "¿dónde está? q u e alguien la cogió; éste l a cogió'".
Y o decía "¿quién quiere leer tu Biblia?", decía, "¿es n o r m a l
que u n a m u c h a c h a esté sentada toda la noche y lea la Biblia
toda la noche?". Pienso también que es b o n i t o leer. Y o leía.
P o d í a leer u n libro o u n a revista, pero n u n c a leía la Biblia.
N u n c a supe de eso. Si yo viera otra m u c h a c h a leyendo la Bi-
blia, vendría a casa y diría, esa joven tiene a l g u n a chifladura.
Sí, saber de ella, verla p o r cinco minutos, sólo u n a ojeada;
p e r o n o se h a c e un estudio de la Biblia. Y o n u n c a p u d e sen-
t a r m e y leer la Biblia p o r dos o tres largas horas. Y o n o creo
que la lea. C r e o que sólo d a un vistazo a las páginas.
ENTREVISTADOR: Estoy u n poco sorprendido p o r esto, tenía
la impresión que esto es lo que hubiera q u e r i d o su esposo.
MADRE: ¿Qué, leer la Biblia toda la noche? O h , no. Oh, no.
O h , no. A él le gusta descender a las cosas. Piensa que todas
las jóvenes deben saber, usted sabe, tener conocimientos natu-
rales. A c o s t u m b r a b a enseñarle música. N o q u e r í a e s t u d i a r . . .
m u y bien, lo dejamos. Y a h o r a con la televisión, n o quieren.
Y tocaba: m u y bien, n o aprendas. A él le gusta que salga
con muchachos. L e gusta que tenga relaciones sociales, que
vaya a reuniones, c o m o p o r ejemplo a discusiones. A ella le
gustaba ir a discusiones, tenían exhibiciones especiales de pe-
lículas, ¿sabe?, interés —demostrárselas a un g r u p o de perso-
io8 F A M I L I A IV

ñas—. O h , q u i e r e que ella tenga interés en toda esta clase de


cosas normales. Íbamos con m u c h a frecuencia, los c u a t r o , sin
R u t h p o r q u e e r a m u y p e q u e ñ a —salíamos al cine o a u n tea-
tro los c u a t r o , y salíamos e íbamos a cenar. O h él n o e s . . .
le d i g o . . . —fue educado; su p a d r e era m u y religioso, e r a un
d i g n a t a r i o de la Sinagoga y un g r a n talmudista j u d í o . . .

E l h e c h o de q u e Sara pensara y leyera la Biblia ocasionaba u n a


mezcla de a l a r m a , preocupación, consternación y desprecio. Su her-
m a n o se b u r l a b a d e ella, su m a d r e decía que era perezosa y su pa-
dre la r e p r e n d í a . Sin embargo, todos sentían que ella los juzgaba
mal. P e r o n o e r a difícil para ellos n o t o m a r en serio los esfuerzos
vacilantes d e u n a joven p o r adaptarse a su experiencia.
E l hecho de leer la Biblia en un esfuerzo p o r esclarecer su e x p e -
riencia e r a c o m p l e t a m e n t e incomprensible p a r a su familia. Acos-
t u m b r a d a a enfrentarse al ridículo y a las exhortaciones de q u e n o
fuera perezosa, egoísta, ingrata, etc., o bien se q u e d a b a callada
o bien de vez en c u a n d o h a c í a alguna breve observación que
sólo c o n d u c í a a su familia a l a m e n t a r más la calamidad que había
caído sobre ellos.
Sara h a b í a t o m a d o en serio lo q u e se le había enseñado, d e tal
m a n e r a que, c u a n d o descubrió las n o r m a s de vida a m b i g u a d e su
familia, se desconcertó. N o podía conformarse con a c e p t a r las nor-
mas de v i d a ambiguas de su h e r m a n o reconocidas a b i e r t a m e n t e ,
q u e eran t a m b i é n las de su padre, p e r o n o aceptadas p o r él. Cier-
tamente, a ella no se le permitía actuar en la misma forma. E l pa-
d r e y la m a d r e pensaban que esto er? necesario p a r a J u a n , pero
insistían en q u e ella a d o p t a r a el p u n t o d e vista de ellos sin reser-
vas. P e r o e r a imposible h a c e r esto sin a d o p t a r sus estratagemas
particulares, y le prohibían que lo hiciera.

H e m o s p r e s e n t a d o solamente u n c o r t o fragmento de nuestro ma-


terial sobre esta familia. E n el resto de nuestro m a t e r i a l las mis-
tificaciones a l r e d e d o r de esta joven n o están en n i n g u n a forma
atenuadas. U n a vez más hemos dado, según confiamos, elementos
suficientes p a r a establecer la inteligibilidad social de los sucesos en
esta familia q u e h a n llevado al diagnóstico de "esquizofrenia"
"en" u n o de sus miembros.
FAMILIA V. LOS EDÉN

PERSPECTIVA CLÍNICA

CUANDO R u b y , de diecisiete años, fue admitida en el hospital, se


e n c o n t r a b a en un estado de e s t u p o r c a t a t ó n i c o i n a b o r d a b l e . Al
principio se negaba a comer, p e r o se le instó a h a c e r l o . Después
de algunos días comenzó a h a b l a r .
Discurría en una forma vaga y borrosa, contradiciéndose frecuen-
temente de tal manera que n o p u d i m o s tener datos e x a c t o s d e ella
sobre sus relaciones con su familia o con o t r a s personas. E n un
m o m e n t o decía que su m a d r e la q u e r í a y en seguida que t r a t a b a
de envenenarla. Decía que su familia n o l a q u e r í a y q u e quería
deshacerse de ella y a b a n d o n a r l a en el hospital y en seguida decía
que eran buenos y afectuosos c o n ella.
E n términos psiquiátricos clínicos había inestabilidad en la afec-
tividad y discordancia entre el pensamiento y la afectividad. P o r
ejemplo, a veces, cuando h a b l a b a de su reciente e m b a r a z o y de SIK.
a b o r t o , reía, mientras que en o t r a s ocasiones discutía esto en forma
indiferente.
Se quejaba de ruidos en su cabeza y de voces f u e r a d e su cabeza
q u e la llamaban "perra", "sucia", "prostituta". P e n s a b a q u e la
gente n o la quería y que h a b l a b a n de ello en f o r m a despreciativa.
Decía que era la virgen M a r í a y la esposa d e Cliff R i c h a r d . L e
tenía miedo a las muchedumbres y a la "gente". P o r la noche la
"gente" estaba acostada sobre ella y tenía relaciones sexuales con
ella: había dado a luz u n a r a t a después de h a b e r ingresado al hos-
pital; creía que se veía a sí m i s m a en la televisión.

E r a evidente que la base del "sentido de la realidad" d e esta joven,


de lo que es y de lo que n o es, estaba hecha trizas.
E l problema es: ¿habían sido otros los q u e habían destrozado
lo q u e habitualmente se llama su "sentido d e la realidad"?
L a forma en que esta m u c h a c h a a c t ú a y las cosas que dice ¿son
inteligibles en términos de la praxis social, o son p u r a y simple-
m e n t e el resultado ininteligible d e un proceso patológico?
E s t a joven se encontraba desorientada p a r t i c u l a r m e n t e sobre
quién era ella —oscilaba entre la virgen M a r í a y la esposa de Cliff
R i c h a r d — , y dudaba asimismo si su familia y la "gente" la que-
rían o no en general e incluso a q u é punto o si querían a la per-
110 FAMILIA V

sona que era, o si la deseaban s e x u a l m e n t e , e n t a n t o que la des-


preciaban.
¿En q u é m e d i d a son inteligibles socialmente estas zonas de con-
fusión y su forma de c o m u n i c a c i ó n ?

ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

Entrevistas Número

Hija (Ruby) 8
Madre 2
Tía 1
Tío 1
M a d r e , hija 3
T í a , hija 1
M a d r e , tía, hija 2
M a d r e , tío 1
M a d r e , tío, s o b r i n o 1
M a d r e , tío, tía, sobrino 1
M a d r e , tía 1

22

E s t o representa dieciocho h o r a s de entrevista, d e las cuales se


g r a b a r o n ocho.

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

A fin de evitar al lector la confusión inicial d e los investigadores,


n o digamos la de la joven, vamos a o r d e n a r los nexos familiares.

Condición biológica Titulo que se enseñó


a usar a Ruby

Padre Tío
Madre Mami
T í a ( h e r m a n a d e la m a d r e ) Mamá
T í o (esposo de la h e r m a n a d e la
madre) P a p i — más tarde tío
Primo
Hermano
P a r a m a y o r claridad, los títulos de sus familiares biológicos se
subrayarán y los títulos con los que los n o m b r a b a , y o con los cua-
les se referían unos a otros, n o se s u b r a y a r á n .
LOS E D É N 111

Su m a d r e y ella vivían c o n la h e r m a n a casada de la m a d r e , c o n


el m a r i d o de esta h e r m a n a (papi o tío) y su hijo (su p r i m o ) . Su
padre (tío), casado, con o t r a familia en otro lugar, los visitaba
ocasionalmente.
Su familia discrepaba decididamente sobre si R u b y h a b í a cre-
cido sabiendo quién e r a . Su m a d r e (mami) y su tía (mamá), sos-
tenían e n é r g i c a m e n t e que n o tenía la m e n o r noción de la verda-
d e r a situación, p e r o su p r i m o (hermano) insistía en que d e b i ó
h a b e r estado e n t e r a d a desde h a c í a años. Ellos (madre, tía y tío)
sostenían que n a d i e en el b a r r i o sabía de esto, pero finalmente
a d m i t i e r o n q u e p o r supuesto, todos sabían que era hija ilegítima,
p e r o que nadie se lo h a b r í a r e p r o c h a d o . Las discrepancias y con-
tradicciones m á s intrincadas en su percepción de ella m i s m a y de
los demás se e x i g í a n de esta joven y eran practicadas al m i s m o
tiempo p o r los demás.
Q u e d ó e m b a r a z a d a seis meses antes de ser internada en el hos-
pital y tuvo un a b o r t o a los c u a t r o meses.
C o m o todas estas familias, ésta estaba obsesionada p o r los espec-
tros del escándalo y d e la m u r m u r a c i ó n , por lo que la gente pen-
saba y decía, etc. E l e m b a r a z o de R u b y intensificó esto. R u b y
pensaba que la g e n t e h a b l a b a de ella, y su familia sabía que de he-
c h o lo hacía, p e r o c u a n d o ella les hablaba de ello t r a t a b a n d e
tranquilizarla diciéndole q u e n o fuera tonta, que n o se i m a g i n a r a
cosas, que de h e c h o nadie h a b l a b a d e ella.
É s t a e r a u n a de las mistificaciones que rodeaban a la joven.
A q u í hay algunas d e las otras.
E n su estado p a r a n o i c o d e perturbación decía que pensaba que
su m a d r e , su tía, su tío y su p r i m o n o la querían, la molestaban,
se b u r l a b a n de ella y la despreciaban. C u a n d o se puso "bien" de
nuevo, sentía r e m o r d i m i e n t o p o r h a b e r pensado esas cosas tan te-
rribles, y decía q u e su familia había sido realmente "buena" con
ella, y q u e tenía u n a "familia encantadora".
Ellos, de h e c h o , le d a b a n toda clase de motivos para sentirse cul-
pable p o r considerarlos así, manifestando consternación y h o r r o r
p o r q u e ella h u b i e r a pensado que n o la querían.
Sin e m b a r g o , nos decían en forma vehemente y violenta, que e r a
u n a perdida, n a d a más que u n a prostituta. T r a t a b a n de nacerla
sentirse mal o loca p o r darse cuenta de los sentimientos reales de
ellos.
Ella sintiéndose culpable, sospechaba que no la querían en la
casa y los acusaba de que querían deshacerse de ella. Ellos le pre-
guntaban que c ó m o podía pensar tales cosas. Sin embargo, se mos-
112 FAMILIA V

traban e x t r e m a d a m e n t e renuentes a tenerla e n casa. T r a t a b a n de


hacerla pensar que la querían en su casa y h a c e r l a sentir q u e es-
taba loca o era mala si se d a b a cuenta q u e n o la q u e r í a n e n su
casa, c u a n d o de hecho no querían que estuviera ahí.
Se pusieron en juego actitudes e x t r a o r d i n a r i a m e n t e confusas
c u a n d o quedó embarazada.
T a n pronto c o m o pudieron, después de saberlo p o r R u b y , su
mami y su madre la pusieron en el diván d e la estancia, y mien-
tras trataban de introducir agua caliente c o n j a b ó n en su ú t e r o le
decían con lágrimas, reproches, con consideración y en f o r m a ven-
gativa, a la vez, que e r a m u y t o n t a , que e r a u n a perra, q u e estaba
metida en un lío terrible (igual que su mami), que el m u c h a c h o
era un cerdo (igual que su p a d r e ) , que e r a u n a desgracia, q u e la
historia se repetía, que c ó m o podía esperarse o t r a c o s a . . .
Ésta fue la p r i m e r a vez en que, en f o r m a c l a r a , se le hacía saber
su verdadera ascendencia.
A partir de entonces, la idea de R u b y d e q u e la "gente" h a b l a b a
de ella en forma despreciativa comenzó a desarrollarse en serio.
C o m o hemos hecho n o t a r , se le h a b í a d i c h o q u e esto e r a u n ab-
surdo. Nos dijeron que todos e r a n m u y "amables" c o n ella, al "juz-
garla". Su p r i m o era el más sincero. "Sí, la m a y o r í a d e la gente
e r a amable con ella, e x a c t a m e n t e c o m o si fuera d e color."
T o d a la familia se asfixiaba con un sentimiento de vergüenza y
escándalo. Al mismo tiempo que c o n t i n u a m e n t e r e c a l c a b a n esto a
R u b y , le decían que estaba sólo imaginándose cosas, al pensar que
la gente hablaba de ella. Sus vidas c o m e n z a r o n a g i r a r alrededor
de ella. Se escandalizaban d e ella y al m i s m o tiempo, la acusa-
ban de que la m i m a b a n y la consentían. C u a n d o ella t r a t a b a de
rechazar sus mimos le decían que e r a i n g r a t a y q u e los necesitaba,
que e r a todavía u n a niña, etc.
Se hizo sentir a R u b y que estaba loca y e r a m a l a p o r pensar que
su t í o n o la quería, y que quería deshacerse d e ella. R e p e t i d a -
m e n t e , su m a d r e y su tío le decían que él h a r í a c u a l q u i e r cosa p o r
ella. Su tío, efectivamente, tenía u n afecto e n t r a ñ a b l e p o r ella.
Su tío, inicialmente, se nos describió p o r su m a d r e y su tía c o m o
un m u y buen tío, que quería a R u b y y e r a c o m o u n p a d r e p a r a
ella. Nos aseguraban que estaba dispuesto a h a c e r todo lo posible
1
p a r a resolver el problema de R u b y .

i Sin embargo, nunca se le pudo ver para una entrevista concertada previa-
mente. Se hicieron seis citas convenientes para ambas partes durante el pe-
riodo de la investigación y todas se suspendieron, sin ningún aviso previo, o
informándose de la suspensión menos de veinticuatro horas antes. Sólo lo
LOS E D É N

Según el testimonio de su tío, d e su m a d r e y de su tía, el tío,


repetidas veces, le h a b í a dicho q u e tendría q u e salir de la casa si
n o "enmendaba sus pasos". Sabemos q u e en dos ocasiones él de
hecho le dijo que se fuera, y ella lo hizo. P e r o cuando ella le dijo
que él le había dicho q u e se fuera, se l o negó, aunque n o a nos-
otros. F u e sólo hasta que su esposa y su hijo n o quisieron ratifi-
c a r su dicho a n t e nosotros, a u n q u e en apariencia lo hacían en lo
q u e él le c o n t a b a a Ruby, a d m i t i ó q u e se ponía impaciente con
ella, q u e le aplicaba calificativos c u a n d o estaba enojado, pero que
en realidad n o quería decir lo q u e decía.
Su tío nos dijo t e m b l a n d o q u e ella lo había manoseado que le
pasaba la m a n o sobre sus pantalones, y que esto le había molestado
m u c h o . Su mujer, fríamente, dijo q u e n o había dado la impresión
de que esto le molestara.
R u b y n o tenía, a p a r e n t e m e n t e l a m e n o r idea de que a su tío
n o le gustara que lo acariciara y lo m i m a r a . Pensaba que le gus-
t a b a . . . lo h a c í a p o r darle gusto.
N o sólo en u n aspecto, sino en todos los aspectos de su vida, en
relación c o n su r o p a , con su lenguaje, con su trabajo, con sus amis-
tades, esta joven estaba sujeta a múltiples mistificaciones.
L a siguiente relación, resultado de u n a visita a la casa, revela
algunas de ellas.
L a familia vive en u n a calle estrecha en un barrio de gente tra-
bajadora donde t o d o m u n d o se conoce.
P r i m e r o se vio a la m a d r e sola: informó que las cosas estaban
todas bien, que R u b y estaba m u y bien, etc. N o había problema.
E n seguida se vio al tío sólo. L a n z ó u n a serie de improperios.

T í o : E s a joven, lo que h e h e c h o p o r ella, su ingratitud.


T e n g o buena voluntad p a r a que salga. ¿Qué está haciendo?
Siempre está blasfemando; su lenguaje obsceno es terrible.
NOSOTROS: ¿ Q u é dice?
T í o : Majaderías, p o r q u e le digo que deje de acariciarme.
E l lenguaje n o tengo la m e n o r idea d e dónele lo sacó. N o m e
quiere d e j a r en paz. Siempre m e está acariciando, así, sobán-
dome. Sabe que m e pone furioso, pero lo hace deliberada-
mente. Y o n o quiero m i m a r l a c o m o su m a d r e y su tía. L a s
h a c e d a r vueltas alrededor de ella. L e dan todo, el té en su
c a m a , todo. H a estado m u y consentida. Se le ha dado todo.
Piensa que puede salirse c o n la suya en todo. Si yo la con-
sintiera dejaría de estarme acariciando, pero yo n o lo hago.

vimos en una ocasión y esa fue cuando lo buscamos en su casa sin aviso
previo.
U4 FAMILIA V

NOSOTROS: Su m a d r e dice q u e todo va bien.


T Í O : ¿SU m a d r e dice que t o d o v a bien? Seré franco: Usted
n o puede t o m a r en cuenta n a d a de lo que dicen ella o su tía.
P o r el c o n t r a r i o , ella siempre h a sido m i m a d a y desobedien-
te. Desde que se le estaba enseñando a ir al b a ñ o , por me-
ses t r a t a r o n de sentarla en el bacín y cuando la dejaban se
iba y lo h a d a en cualquier p a r t e . L e d a r é o t r o ejemplo:
c u a n d o e r a chiquita a c o s t u m b r a b a sacarla j u n t o con mi hijo.
Subíamos a un tranvía y yo decía: "ven y siéntate aquí j u n t o
a tu papi", pero n o lo hacía. I b a y se sentaba en o t r a parte,
tan solo p a r a molestar. O t r a cosa de la que se escapaba eran
los e x á m e n e s . N u n c a se e x a m i n a b a , en lugar de ello, el día
a n t e r i o r se quedaba en c a m a . Decía que estaba enferma y
v o m i t a b a , p a r a librarse de los exámenes.
NOSOTROS: ¿ Q u é nos dice de su embarazo?
T í o : ¿Su embarazo? E s o fue u n golpe para mí. Encanecí
casi de u n día p a r a otro. E r a l o último que esperaba de ella.
Siempre decía que ella le sacaría los ojos a cualquier hom-
bre q u e intentara algo semejante con ella. Y o llevaba su
fotografía a mi t r a b a j o ; e r a m u y bonita, ahora se ve terrible.
E s t a b a orgulloso de su físico. L l e v a b a su fotografía a m i tra-
b a j o y l a enseñaba, y mis c o m p a ñ e r o s decían: "Es un bocado
delicioso", y yo decía, "cuidado, le sacaría los ojos al que in-
tentara cualquier cosa". F u e algo terrible. N o hay perdón
p a r a eso.

E n seguida se vio a la m a d r e y al tío juntos. L e informamos a


la m a d r e lo q u e el tío a c a b a b a d e decir. Se desató c o n t r a él.

MADRE: N o es cierto q u e esté consentida. T ú eres el úni-


c o consentido, tú y Alistair. Siempre estamos haciendo todo
p o r ustedes, Peggie y yo. E s t á n más mimados q u e ella.

A d e m á s l o acusó de ser más exigente y más nervioso de lo que


e r a R u b y . E l tío se t u r b ó m u c h o con esto y casi no p u d o hablar.

T í o : M m m m . . . ¿ Y o nervioso? Y o , no. T e n g o nervios de


acero. Sí, un poco irritable, tal vez eso e s . . . irritable (es-
tremeciéndome todo).

L e preguntamos a la m a d r e sobre si R u b y siempre estaba acari-


c i a n d o a su tío, lo cual t a n t o le molestaba.

MADRE: ¿Acariciándolo? Sí, siempre estaba acariciando a su


tío. M u y molesto p e r o n o p o r hacerle daño. Siempre lo está
h a c i e n d o con su papi. É l es juguetón.
T í o : Sí, le sobaba y le d a b a palmadas en la pierna. L a vi
darle palmadas en las piernas hasta que se ponían rojas, y
LOS E D É N 115

él se q u e d a b a sentado y se reía. Parecía gustarle. A m í m e


irritó. Y o n o soy juguetón, ni con mi hijo.
MADRE: P e r o a veces juegas c o n m i g o y c o n Peggie. R u b y
es buena m u c h a c h a .
£ 1 tío trajo en seguida o t r o t e m a a discusión.
T í o : O t r a cosa que es muy desagradable: la forma c ó m o
t o c a en la p u e r t a . N o toca c o m o c u a l q u i e r persona. H a c e
u n ruido terrible. N o c o m o Alistair: él toca.
MADRE: O h , también Alistair es capaz de h a c e r m u c h o
ruido.

C u a n d o la discusión sobre R u b y e n t r e la m a d r e y el tío c o m e n -


zaba a ceder, se puso de manifiesto o t r a faceta de sus relaciones, al
c o m e n z a r a ponerse de acuerdo.

MADRE: N a t u r a l m e n t e usted conoce m i problema. T u v e


u n a época m u y difícil.
T í o : Sí, ella fue la única que la pasó m u y mal, n o R u b y .
MADRE: SÍ, m i p a d r e n o quiso saber n a d a de mí, p e r o yo
vine a q u e d a r m e con Peggie y J i m .
T í o : Sí, nosotros la ayudamos.
MADRE: YO tengo un c u a r t o aquí, con mis propios muebles.

Aliándose con el tío de esta m a n e r a , la m a d r e acepta la f o r m a


en q u e el tío pone a Alistair frente a R u b y .

T í o : Alistair es un joven estudioso. A c a b a de pasar o t r o


e x a m e n . L e gusta sentarse con un libro; a R u b y no.
MADRE: NO. N u n c a estuvo m u y bien en la escuela. Siem-
p r e dice: "Me gustaría ser tan inteligente c o m o Alistair." Se
p o n í a en un estado terrible antes de los e x á m e n e s . Se enfer-
m a b a . U n a vez fui a v e r al director y d i j o q u e su hija e r a
igual, pero agregó q u e a su hija la obligaban a e x a m i n a r s e
a u n c u a n d o hubiera que arrastrarla. C u a n d o R u b y tenía
quince años estuvo enferma, aterrorizada p o r los exámenes.
T o m ó perfume. ¿ T ú n o lo sabías?
T í o : No.
MADRE: Dijo: " T o m é perfume. ¿ Q u é pasará?" E n t o n c e s le
dije: "No te preocupes, R u b y , ven y lávate la boca." E s t a b a
tan asustada esa vez, q u e salió corriendo a la calle. T r a í a su
blusa a m a r r a d a alrededor del cuello, y sus pantalones cortos
y un abrigo. C o r r i ó a la calle y e n t o n c e s . . . n o tenía idea
a dónde iba. U n h o m b r e la trajo a la casa.

Insistimos n u e v a m e n t e p a r a saber si ( c o m o su tío h a b í a dicho)


h a b í a habido algún problema con R u b y , antes d e llegar nosotros
o si ( c o m o la m a d r e decía) n o lo había habido.
116 FAMILIA V

MADRE: ¿Problema con R u b y esta noche? N o .


T í o : O h , tú n o estabas allí en ese m o m e n t o . C o m e n z a b a
con Alistair mientras nosotros estábamos t r a t a n d o de ver la
televisión. £ 1 n o la t o m a tan en serio c o m o yo, p e r o a m i
m e molesta. A veces él se desentiende y juegan.

E n seguida se nos r e u n i ó el p r i m o .
E l tío (el padre del p r i m o ) pidió a Alistair inmediatamente su
c o r r o b o r a c i ó n respecto a su opinión de que R u b y lo acariciaba en
c o n t r a dé su voluntad, y q u e estaba m u y consentida.

PRIMO: E l l a empieza, acariciándote cuando tú quieres ha¬


cer alguna otra cosa.
T í o : Sí, y siempre está haciendo preguntas.
PRIMO: SÍ, quiere saber toda clase de cosas respecto a los
personajes de la obra: su n o m b r e , su ocupación, su religión,
etcétera. E l acariciar m e pone nervioso, n o es totalmente cul-
p a suya, pero sabe que m e pone nervioso y no debía hacerlo.
T í o : Sí, «¿i es.
PRIMO: Está m i m a d a , consentida. Se le h a d a d o demasiado
p o r su lado.
T í o : ¿Qué decía yo?

E n este m o m e n t o , coincidiendo, y aliados estrechamente en apa-


riencia el tío y el sobrino, y sintiéndose vencida la madre, se r e u n i ó
con nosotros la tía de R u b y (la esposa del tío, la h e r m a n a de la
m a d r e , y la m a d r e del p r i m o , alias mamá).
Alistair comenzó a ser más explícito y a excederse un poco. C o -
m e n z ó a criticar la forma en que su m a d r e y su tía t r a t a b a n a
R u b y , con lo que, en forma curiosa, estuvieron de acuerdo.

PRIMO: Debería dejársele que hiciera las cosas ella sola.


Es indecisa. N o se le permite que tome una decisión. Se le
da la mesa puesta. Si n o se le permite decidir en cosas pe-
queñas n o a p r e n d e r á a h a c e r l o en cosas importantes.
TÍA: SÍ, n o es capaz de t o m a r ninguna decisión. ¿ R e c u e r -
dan c u a n d o dejó aquel trabajo? ¿Que yo pensaba que haría
esto, y ustedes pensaban que haría lo otro?
MADRE: SÍ, yo pensaba que haría lo otro, pero tú tenías
razón, Peggie.
TÍA: SÍ, se lo dije pero n o lo quiso hacer. Y o n o podía
obligarla a e n t r a r a fuerza.
T í o : ES cierto. Espera que otros lo hagan p o r ella.
PRIMO: N O quiere e x a m i n a r s e nunca. Se enferma antes de
los exámenes. N o quiere t o m a r una decisión.
TÍA: SÍ, después del e x a m e n es capaz de hacer bien las co-
LOS E D É N 117

sas. ¿ T e acuerdas de su baile? L a señora Smith dijo: "¿No es


curioso?, n o se p u d o e x a m i n a r y sin e m b a r g o a h o r a lo hace
m u y bien." E n aquella vez n o podía escribir p a r a el exa-
m e n y después escribía y escribía todo l o que debía haber
escrito.
T í o : N o , n o pude e x p r e s a r m e correctamente. N o se hace
la e n f e r m a antes del e x a m e n . Se p r e o c u p a t a n t o que se en-
ferma. O h , yo no diría que lo hace intencionalmente.

P r e g u n t a m o s a Alistair si creía q u e R u b y e r a la "preferida".

PRIMO: ¿ L a preferida? C r e o que ella pensaba q u e m e pre-


ferían a mí. Bueno, seré sincero. C r e o q u e es h o n r a d o decir
que yo e r a la niña de los ojos de mi abuela y creo q u e R ü b y
se d a b a cuenta.
T í o : Y o los trataba igual, n o hacía diferencias.
T Í A : LO que se le daba a u n o se le d a b a al o t r o .
MADRE: Sí.

P r e g u n t a m o s qué pensó de su embarazo.

PRIMO: ¿Embarazo? N o tuve n a d a c o n t r a ella p o r eso. A


c u a l q u i e r persona le podía pasar, a personas buenas, a perso-
sonas honorables, a cualquiera de mis amigas. N o , n o era
p o r estar embarazada, era p o r su actitud; indiferente, n o po-
d í a preocuparse menos; esto m e disgustaba.
T í o : Sí.
MADRE: F u e un golpe. A c a b a b a de recibir u n a c a r t a de
su p a d r e y le dije: "Ruby, he recibido u n golpe p o r ti" y
dijo: "y yo he recibido u n o p o r ti, estoy afligida". O h , fue
terrible.
T í o : Sí, yo estaba ahí. Dije: "No bromees, R u b y , es cosa
seria, ¿ c ó m o puedes decir eso en este m o m e n t o " ? Y dijo: "No
estoy bromeando." ;Qué golpel Corrimos con ella al d o c t o r ,
p a r a estar seguros.
T í o : Sí, yo la llevé. Necesitábamos saber.
MADRE: Sí.
PRIMO: A mí no m e sorprendió. Mi p r i m a E d i t h estuvo
e n aquella fiesta y un p a r de días después m e dijo: "Hubieras:
visto a Ruby". Y o lo m a n t u v e en secreto p o r q u e había al-
guien m á s en aquel m o m e n t o . N o se lo dije a nadie más por-
que n o sabía si era cierto. E d i t h es u n a persona a la que le
gusta c r e a r problemas. Sin embargo, c o m o decía yo, a cual-
quiera le pudo haber sucedido esto, p e r o era su m a n e r a
de ser.
E l joven no valía nada. É l también tenía m u c h a culpa.
n8 FAMILIA V

V i n o y d i j o q u e se casaría con ella, pero nos pidió que n o se


lo dijéramos a su p a d r e . Pienso que también le pegaba.
MADRE: SÍ, m e e n s e ñ a b a los golpes.
T í o : E r a malo.
MADRE: P e r o ella d e c í a que lo quería p o r todo eso.
T Í A : Así sucede c o n frecuencia. L a s tratan m a l y sin em-
bargo los q u i e r e n .
T í o : Si.

P r e g u n t a m o s sobre los vecinos — u n o de los temas más importan-


tes q u é a c l a r a r — ya q u e g r a n parte de la "enfermedad" de R u b y
consistía en sus i n t e r p r e t a c i o n e s en el sentido de que "todo el ba-
r r i o " sabía d e ella, h a b l a b a de ella, y le hacían creer q u e no lo
hada.

MADRE: Vecinos, n o . Nadie decía nada.


T í o : Sí, los vecinos son serviciales. Son tan cariñosos. L a
señora S m i t h dice: " N o tiene necesidad de d e j a r a R u b y sola,
y o la c u i d a r é s i e m p r e en vez de usted." H a b l a m o s de un
t r a b a j o p a r a R u b y . F o r m a m o s una comunidad estrecha, to-
dos a y u d a n a todos. Son muy amables con ella. T o d o s se in-
teresan p o r su bienestar. Nadie ha dicho nada respecto a lo
q u e pasó a su ingreso al hospital, ni u n a palabra, n o hay
chismes. N o sé p o r q u é R u b y podría pensar q u e los vecinos
h a b l a n d e ella.
T í o : No.
MADRE: N o .
T Í A : R u b y p r e g u n t ó en una ocasión si yo creía que los
vecinos h a b l a b a n d e ella, si sabían que estaba en el hospital,
y yo dije: " N a t u r a l m e n t e que no." R u b y es la que n o sabe
guardarse las cosas. A t o d o m u n d o le cuenta sus asuntos, y
tiene q u e h a c e r l o .
MADRE: SÍ.
TÍO: Sí.
TÍA: A c u é r d e n s e de aquella vez que iba a visitar a tía J o a n .
F u e con la p e i n a d o r a y se lo contó a la peinadora, y después
oí a la s e ñ o r a W i l l i a m s "oí que R u b y fue con su tía J o a n " .
N o , n o se g u a r d a n a d a . P e r o los vecinos n o m u r m u r a n . Son
tan cariñosos. S i e m p r e q u e vuelve a casa con permiso del hos-
pital la reciben: " Q u é hay, R u b y , ¿ya volviste?" Nadie ha
sido n u n c a h i r i e n t e c o n ella.
PRIMO: N O h a b l a n delante de ella. Son cariñosos con ella,
pero h a b l a n de ella en privado. Es c o m o c u a n d o viene una
persona de c o l o r a q u í . Nadie le dice n a d a en su cara pero,
sin d u d a , tienen m u c h o que decir cuando n o está presente.
H a b l a n de ella c o n seguridad.
LOS EDÉN

Decididamente, d e n t r o de esta situación de imputaciones c o n t r a ­


dictorias, de inconsistencias, de desacuerdos múltiples, algunos acep­
tados, otros no, que desde fuera n o somos capaces de ver en su to­
talidad, R u b y n o podía decir qué cosa e r a cierta y c u á l no. N o
podía tener u n a perspectiva consistente de su relación con ella
misma, o con otros, o de la de los otros entre sí, o c o n ella.
F A M I L I A VI. LOS FIELD

PERSPECTIVA CLÍNICA

JUNE FIELD, de quince años, ingresó al hospital en un estado estu¬


poroso catatónico. Se decía que n o había manifestado síntomas
clínicos hasta seis meses antes, c u a n d o su personalidad comenzó a
cambiar. Se h a b í a vuelto brusca y agresiva en su casa y había
perdido todos sus antiguos intereses. Y a n o jugaba, n o iba a la
iglesia ni se llevaba c o n la gente, ni siquiera salía con su m e j o r
amiga. T r e s días antes de su ingreso había comenzado a d o r m i r
mal y se había puesto c a d a vez m á s e x c i t a d a , quejándose de voces
q u e la amenazaban, q u e le decían que había destruido el m u n d o .
E n el hospital p e r m a n e c e rígida e n la c a m a rehusando c o m e r y
callada. C u a n d o se le p r e g u n t a sobre ella misma, simplemente
ve con suspicacia al q u e la interroga. E l problema de enfermería
más grave fue su resistencia a c o m e r , y se resolvió haciendo que
su m a d r e viniera a d a r l e su comida. Esto tuvo éxito, y en u n a
semana comenzó a c o m e r sola y a hablar. Desde el p u n t o de vista
clínico manifestaba algunos rasgos de alejamiento de la realidad
exterior, rigidez de c u e r p o y de m o v i m i e n t o , trastornos en la idea-
ción (vaguedad, bloqueo), e m b o t a m i e n t o de la afectividad, discor-
dancia del p e n s a m i e n t o y la afectividad, interpretaciones e x t r a v a -
gantes, p o r ejemplo, q u e se la estaba envenenando, que estaba
sujeta a torturas, q u e sus padres habían m u e r t o , que había des-
t r u i d o el m u n d o , q u e h a b í a ofendido a personas que h a n m u e r -
t o por ella.

ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

S u familia constaba d e su padre, su m a d r e , de J u n e (de quince


a ñ o s ) , su h e r m a n a Silvia (de diecinueve años), y un abuelo que
e r a muy a n c i a n o p a r a ser entrevistado.

Entrevistas Número

Hija
Madre il
Padre i
Hermana i
Hija, madre 4
120
LOS H E L D iti
Entrevistas Número

Hija, padre
Hija, hermana
P a d r e , m a d r e e hija
Madre, hermana

37
E s t o representa v e i n t i c u a t r o horas de tiempo de entrevistas, de
las cuales dieciséis fueron grabadas.
Nuestros datos sobre este caso a b a r c a n las siguientes etapas en
la vida de J u n e .

Etapa Testimonio

1. Desde el n a c i m i e n t o hasta el Antecedentes p r o p o r c i o n a d o s


v e r a n o antes d e su ingreso, p o r la madre, el p a d r e , la
c u a n d o su m a d r e n o t ó p o r hermana, J u n e y la direc­
p r i m e r a vez q u e J u n e comen­ tora.
zaba a estar e n f e r m a .

2. Desde el v e r a n o hasta q u e Familia


J u n e ingresó al hospital, seis Directora
meses más t a r d e , en un esta­ Dos médicos generales
d o c l a r a m e n t e psicótico.

3. C u a t r o semanas d u r a n t e el
t i e m p o en q u e J u n e estaba
m u y decaída.

4. T r e s a c u a t r o meses. E t a p a Periodo
d e r e c u p e r a c i ó n , d u r a n t e la de
cual estuvo e n u n estado hi- investigación
pomaniaco.

5. E n la actualidad. E t a p a de re­
cuperación clínica completa.

LA SITUACIÓN DE LA FAMILIA

Etapa I

L o s hechos q u e se m e n c i o n a n en seguida han sido c o r r o b o r a d o s


u n á n i m e m e n t e p o r la madre, el padre, J u n e y Silvia. L o s padres
122 F A M I L I A VI

ven los primeros c a t o r c e años de la vida de J u n e en la misma


forma. E s t o n o es el caso, sin e m b a r g o , en la e t a p a I I , en lo que
su m a d r e advierte q u e J u n e comenzó a estar enferma en tanto su
padre no. Silvia, q u e n o hace n i n g ú n esfuerzo p a r a disimular
su m a l a voluntad p o r J u n e , n o r e c u e r d a n a d a de los hechos du-
rante los diez primeros años de J u n e .

ENTREVISTADOR: ¿Podría darnos u n a cierta idea de las cir-


cunstancias e n q u e transcurrió la niñez de J u n e , de lo que
h a sido su familia?
MADRE: SÍ, lo h a r é . B u e n o , J u n e n a c i ó . . . e r a u n a niñita
e n c a n t a d o r a , pesaba alrededor de doce libras. C u a n d o tenía
cerca de dos años descubrimos q u e tenía u n a dislocación con-
génita d e la c a d e r a . F u e al hospital del señor Green y le
pusieron u n enyesado en m a r i p o s a d u r a n t e dos años, que se
le c a m b i a b a d e vez en c u a n d o , c a d a tres meses la llevaba, y
después de dos años el señor G r e e n la hizo c a m i n a r — e n t a -
blillada, sabe, n o r e c u e r d o el n o m b r e — pero eso n o importa.
Su pie izquierdo estaba —el lado izquierdo es el afectado,
era el afectado, y tenía u n a pieza de a c e r o en el zapato, y
tenía lo m i s m o en la pierna d e r e c h a , y c a m i n ó con ese apa-
r a t o d u r a n t e dos años debido a su peso. Sin embargo, estaba
m u y c o n t e n t a , a p r e n d i ó a c a m i n a r m u y aprisa con ese apa-
rato. C o m o digo, siempre h a sido u n a n i ñ a maravillosamen-
te feliz, y nos h a d a d o u n a g r a n c a n t i d a d de satisfacciones. Y
entonces fue a la escuela, pero, n a t u r a l m e n t e , n o podía sen-
tarse con los otros niños en la escuela porque ya era una
m u c h a c h a más g r a n d e y n o podía p o n e r sus piernas debajo
del pupitre (ríe discretamente) con este a p a r a t o , ¿ve? y lo
usó hasta los seis años. E n t o n c e s el señor Green dijo que
podía quitárselo y a p r e n d e r a c a m i n a r poco a poco, c o m o lo
hizo. Y o la ayudaba, n a t u r a l m e n t e . Siempre h a estado con-
migo, la llevaba conmigo, n u n c a la dejaba. Y aprendió, te-
nía un triciclo c u a n d o dejó los aparatos, le pregunté al señor
Green si eso le serviría, sabe, p o r q u e esta pierna izquierda
estaba atrofiada, pero usted ve a h o r a n o está atrofiada para
nada, a n d a e n bicicleta, va en ella a la escuela, puede na-
dar, j u g a r . Y vivimos bastante felices juntos, todos nosotros.
T e n g o o t r a hija Silvia, que tiene diecinueve años, tenemos
al abuelo q u e tiene noventa y tres, es el padre de mi esposo;
es un viejo alegre y m u y fino. A d e m á s está mi m a r i d o , que es
bastante t r a n q u i l o y r e t r a í d o y yo. Y yo estoy en la casa
todo el día. J u n e siempre viene a c e n a r a casa, come con el
abuelo y c o n m i g o . Mi esposo y Silvia, después de su trabajo,
vienen en la n o c h e a cenar.
ENTREVISTADOR: E s t o explica, n a t u r a l m e n t e , que J u n e es
LOS F I E L D «3

— e n p a r t e p o r su lesión congénita de la c a d e r a — , esto es,


q u e su niñez fue m u y distinta de la de Silvia, ¿ n o fue así?
MADRE: O h , m u y diferente, doctor, porque ella n o c a m i -
n a b a , ve. C o m o ve, yo ayudé a J u n e d u r a n t e c u a t r o años.
M i r e , c u a n d o se le puso el aparato, el señor G r e e n d i j o :
"Bueno, a h o r a J u n e v a a aprender a caminar." B u e n o , todas
las m a ñ a n a s , a las nueve, la llevaba cerca, al p a r q u e , y o la
e m p u j a b a en u n a silla de ruedas y en seguida la p o n í a en
la verja y la sostenía de u n a m a n o ¿ve? y poco a p o c o c o -
m e n z ó a a p r e n d e r a c a m i n a r . Aprendió a c a m i n a r m u y r á -
p i d a m e n t e , m u y p r o n t o , sola. E x a c t a m e n t e a las c i n c o sema-
nas ya h a b í a d o m i n a d o el a p a r a t o y podía c a m i n a r sola. Y
entonces c a m i n a b a u n trecho corto, porque decía que era
suficiente. B u e n o y tan luego como J u n e decía que e r a su-
ficiente la p o n í a o t r a vez en su silla de ruedas. N o q u e r í a
forzarla n a t u r a l m e n t e .
ENTREVISTADOR: P o r lo tanto, esto significaría q u e ella ten-
d r í a , n a t u r a l m e n t e , un vínculo más estrecho c o n usted.
MADRE: O h , sí, siempre estaba conmigo. B u e n o , n a t u r a l -
m e n t e , n o quería dejarla debido a su a p a r a t o p o r si se c a í a
o algo. E n realidad se cayó, se rompió los dientes de enfrente.
P e r o también j u g a b a con los otros niños, ve — e s t a b a Billy,
m i sobrino, y n a t u r a l m e n t e estaba Silvia, sé q u e Silvia es
m a y o r p e r o sacábamos a J u n e , porque siempre la llevé a
todas partes conmigo, siempre. N a t u r a l m e n t e lo hacía. N u n -
c a la dejé. C u a n d o J u n e estaba enyesada n o la p o n í a en el
suelo p o r q u e el yeso se habría estropeado m u y p r o n t o (son-
r i e n d o ) . L a ponía en la c a m a ¿ve? así (demostrándolo) y
entonces yo t e n í a . . . tenía en la puerta u n a correa de cuero,
p o r q u e siempre h a sido una niña m u y fuerte y tenía yo u n a
c o r r e a de p e r r o aquí y otra allá, y entonces J u n e se podía
m o v e r libremente p o r todas partes, n o m u y lejos, p e r o siem-
p r e de u n l a d o p a r a o t r o . Y brincaba sobre aquella c a m a ,
tan fuerte que (riéndose) en cosa de dos años todos los r e -
sortes se h a b í a n acabado. N o siempre estaba allí, porque,
c o m o digo, siempre salía conmigo. Y así también la llevá-
bamos al j a r d í n y la poníamos sobre el suelo en el j a r d í n
debajo de los árboles, c u a n d o era verano, sobre u n tapete, y
la a m a r r a b a al árbol, lo que quería decir que J u n e podía
moverse a l d e r r e d o r del árbol, pero no sobre el c o n c r e t o .
P o r el e n y e s a d o . . . bueno no es muy resistente, usted sabe
la fricción sobre el concreto se desgasta m u y r á p i d a m e n t e . Y
en medio h a b í a u n a varilla, era un enyesado en m a r i p o s a
y cada vez se estiraba más. Y en una ocasión se lo quitó,
n a t u r a l m e n t e J u n e se cogía del enyesado, con esa varilla y en
realidad casi se balanceaba sobre ella, lo podía hacer, con
12 4
F A M I L I A VI

bastante facilidad. Y u n a m a ñ a n a , temprano, se lo quitó, tuve


q u e llevarla o t r a vez al hospital para que le pusieran o t r o .
Y c o m o digo, siempre fue u n a niña m u y bulliciosa, h a sido
siempre u n a niña tan feliz. ¿ N o es cierto, J u n e ?
JUNE: M m m .
MADRE: SÍ, querida, sí lo has sido.

E l r e l a t o de la señora Field fue h e c h o en u n a forma alegre y


vivaz. H a s t a donde se p u d o observar, t a n t o en la forma de ex¬
presarse, c o m o en el contenido interesante. Se advierte la ausen-
cia del señor Field c o m o figura real en el m u n d o de la señora
F i e l d / L a p r i m e r a persona a la q u e consultó, c u a n d o sospechó
q u e algo estaba mal en la pierna de J u n e , fue su h e r m a n a . A su
esposo sólo se le dijo después de q u e ya habían llevado a J u n e
al hospital. E s t o es característico. Debe hacerse n o t a r t a m b i é n
q u e la señora Field niega n o sólo su propia infelicidad, sino la
desgracia d e J u n e . Esto también es característico.
E n todas las discusiones sobre la infancia de J u n e la señora
F i e l d n u n c a modifica sus calificativos sobre ella: e r a u n a n i ñ a en-
c a n t a d o r a , u n a niña m u y feliz, bulliciosa y cariñosa (el califica-
tivo a n t e r i o r n o se señaló en los dos extractos transcritos antes,
p e r o se aplica con frecuencia en otros lugares).
N o sólo la señora Field n o emite n u n c a u n a p a l a b r a q u e de-
m u e s t r e q u e en ocasiones J u n e p u d o haberle d a d o u n a impresión
desagradable a su m a d r e , a la vez que "encantadora"; h a b e r l a
s e n t i d o infeliz, desdichada, miserable quizás, al mismo t i e m p o que
m u y feliz; callada t a n t o c o m o bulliciosa; y n o necesariamente siem-
pre cariñosa, sino que su repertorio de calificativos positivos nun-
c a c a m b i a . Esta imagen de J u n e , hasta los catorce años, se con-
serva segura y rígida y, es indudablemente, u n a opinión e x t r a o r -
d i n a r i a m e n t e limitada sobre c u a l q u i e r ser h u m a n o . E s inaccesible
p a r a a c e p t a r sugestiones contrarias sobre J u n e . E j e r c e u n a presión
e n o r m e sobre J u n e para a c e p t a r esta imagen de su yo, y a t a c a
su v i d a si disiente. Esto es i n o p o r t u n o . C o m o la señora F i e l d dice
r e p e t i d a m e n t e : "ésta n o es m i J u n e . N o puedo e n t e n d e r a J u n e
a h o r a . Siempre fue u n a n i ñ a m u y feliz. Siempre fue u n a niña
1
m u y bulliciosa.

i Es un detalle curioso en la teoría psiquiátrica el hecho de que la persona


que sostiene en esta forma tal opinión sobre su propia persona debe ser
considerada como hipomaniaca, pero si la persona la sostiene en relación con
o t r a persona y trata de ajustar a esta persona a tal patrón a la manera de
Procusto, no hay ningún término aceptado para describirla. Tenemos tér-
minos clínicos para los perturbados, pero no para los perturbadores.
LOS F I E L D »«5

D u r a n t e la investigación, l a señora Field sólo tuvo dos opi-


niones de J u n e , con una sola breve e x c e p c i ó n (véase p. [ 1 3 2 ] , en
la que la vio c o m o "mala"). J u n e era o "mi J u n e " (feliz, cariñosa,
bulliciosa), o estaba enferma.
E s t o nos conduce a la e t a p a I

Etapa II

E n el verano anterior al invierno en q u e fue internada, J u n e


se separó de su m a d r e p o r p r i m e r a vez desde que estuvo internada
seis semanas en el hospital p o r su lesión de la cadera. E s t o suce-
dió c u a n d o fue a un c a m p a m e n t o p a r a niñas organizado p o r la
iglesia. L a señora Field fue l a ú n i c a m a d r e que a c o m p a ñ ó a J u n e
al c a m p a m e n t o . D u r a n t e el mes q u e estuvo fuera, J u n e hizo u n a
serie d e descubrimientos en relación c o n ella misma y con los
demás, desgraciadamente r i ñ ó con su m e j o r amiga. P e r c i b i ó su
propia sexualidad con m á s intensidad q u e antes.
E n opinión de su m a d r e , c u a n d o volvió del c a m p a m e n t o "no
era mi J u n e , n o la conocía".
L o que sigue es una r e l a c i ó n de las características de J u n e antes
y después de la separación d e su m a d r e , según las describió la
señora Field.

Antes Después

U n a niña encantadora Se veía horrorosa


se m a q u i l l a b a m u c h o
engordó
u n a niña muy feliz n o e r a feliz
bulliciosa retraída
me decía todo n o m e decía lo que pensaba
se quedaba en la estancia p o r se iba a su c u a r t o
las noches con su m a d r e , su
padre, su abuelo
acostumbraba j u g a r cartas c o n prefería h e r ,
su madre, su padre, su abuelo o j u g a b a pero sin entusiasmo
trabajaba m u c h o en la escuela t r a b a j a b a menos; n o trabaja-
ba bastante
era siempre obediente se volvió cruel e insolente
(por e j . , llamó mentirosa a su
m a d r e en u n a ocasión)
tenía buenos modales hacía ruido al c o m e r
26 FAMILIA VI

Antes Después

n o esperaba e n la mesa hasta


que todos t e r m i n a r a n
c r e í a en Dios decía que n o creía en Dios;
decía que h a b í a perdido la fe
en la naturaleza h u m a n a

era buena parecía m a l a a veces.

Su m a d r e estaba m u y p r e o c u p a d a p o r estos cambios y entre los


meses d e agosto y diciembre había consultado dos médicos y a la
d i r e c t o r a d e la escuela. N i n g u n a de estas otras personas vio n a d a
a n o r m a l en J u n e , ni t a m p o c o su h e r m a n a ni su padre. Sin em-
b a r g o , l a señora Field n o podía dejarla sola.
E s i m p o r t a n t e darse c u e n t a de que la imagen que la señora
Field tenía de J u n e n u n c a fue, naturalmente, cierta. L a vida com-
pleta d e J u n e e r a t o t a l m e n t e desconocida p a r a su m a d r e . E r a tí-
m i d a y falta d e espontaneidad, insegura de sí misma, pero m a y o r
en r e l a c i ó n a su edad y practicaba la natación y otros deportes a
los q u e se había d e d i c a d o p a r a dominar su condición prolongada
d e inválida en su infancia (hasta los diez años p u d o d e j a r defi-
n i t i v a m e n t e el a p a r a t o ) . A u n q u e activa, n o e r a independiente
p o r q u e , según nos dijo, h a b í a complacido siempre a su m a d r e y
r a r a vez se h a b í a a t r e v i d o a contradecirla. Sin e m b a r g o , comenzó
a salir c o n m u c h a c h o s a los trece años, m i e n t r a s hacía creer que
e s t a b a en el c l u b de la iglesia.
C u a n d o volvió del c a m p a m e n t o , comenzó a d a r ciertas mani-
festaciones de lo q u e e n realidad pensaba de ella misma, de su
m a d r e y de su t r a b a j o en la escuela, de Dios, de otras personas,
e t c é t e r a , p o r regla general, en forma muy limitada.
E s t e c a m b i o fue a c o g i d o con beneplácito p o r sus maestros, fue
o b s e r v a d o p o r Silvia c o n u n a cierta dosis de malicia fraternal, y
p a r e c í a a su p a d r e c o m o p a r t e del problema de tener u n a hija.
Sólo su m a d r e lo vio c o m o una expresión de su enfermedad, y
c o n f i r m ó su opinión c u a n d o J u n e comenzó a volverse más r e t r a í d a
después de las vacaciones de Navidad y de allí en adelante.
L a o p i n i ó n sustentada p o r la m a d r e en relación con los hechos
q u e c o n d u j e r o n al estado d e J u n e de u n a pasividad o inmovili-
d a d casi completas, p u e d e expresarse c o m o sigue: J u n e comenzó
a e s t a r e n f e r m a de agosto en adelante. Sufrió cambios insidiosos
en su personalidad, se volvió brusca, agresiva, cruel e insolente en
su casa, en t a n t o q u e en la escuela se volvió r e t r a í d a y falta de
LOS F I E L D 127

espontaneidad. Según esta opinión, u n a m a d r e c o n o c e m u y bien


a su hija, y puede descubrir el inicio d e la esquizofrenia antes
q u e otros (padre, h e r m a n a , maestros, médicos).

Etapa III

L a e t a p a en la que J u n e , clínicamente, e r a c a t a t ó n i c a y d u r a n t e
la cual su m a d r e la alimentaba c o m o a un n i ñ o p e q u e ñ o d u r ó
tres semanas, y fue la etapa en la q u e h u b o más a r m o n í a y q u e
fue observada directamente p o r nosotros e n c u a n t o a las relaciones
e n t r e m a d r e e hija.
E l conflicto sólo comenzó, según n u e s t r o p u n t o de vista, c u a n d o
J u n e empezó a recuperarse.

Etapa IV

D u r a n t e el periodo de recuperación, casi todos los progresos q u e


hacía J u n e (desde el p u n t o de vista del personal de enfermería,
de la trabajadora social psiquiátrica, de los médicos ocupacionales
y de nosotros) eran objetados v e h e m e n t e m e n t e p o r su m a d r e , la
que, consecuentemente, consideraba c o m o pasos hacia atrás, lo q u e
p a r a J u n e y para nosotros eran pasos h a c i a adelante.
H e aquí algunos ejemplos.
J u n e comenzó a manifestar cierta iniciativa. Su m a d r e manifes-
t ó g r a n a l a r m a frente a cualquiera de sus manifestaciones, bien
fundándose en que J u n e era irresponsable, o bien diciendo q u e
J u n e n o acostumbraba hacer nada sin p r e g u n t a r . N o era que hu-
biera alguna cosa m a l a en lo que J u n e hacía, sino q u e n o pedía
permiso antes.

EÍNTREVISTADOR: ¿ Q u é fue lo m a l o q u e a d v i r t i ó en J u n e
este fin de semana?
MADRE: B u e n o , el sábado, p o r e j e m p l o , J u n e quería i r al
C l u b J u v e n i l ; bueno, fue al C l u b J u v e n i l y estuvo bien, n o
tenía n a d a de malo; pero después fui a a t e n d e r al abuelo y
vi a J u n e que venía por la calle con dos m u c h a c h o s , n o traía
abrigo; J u n e estaba muy resfriada este fin de semana y usted
sabe el frío que hacía el s á b a d o . . . e n t o n c e s fui y la llamé,
n a t u r a l m e n t e , y le pregunté que a d ó n d e iba, e iba con E r i c
a . . . a un baile al salón de la iglesia. B u e n o , yo n o sabia
absolutamente nada de eso.
JUNE: (levantando la voz). B u e n o yo t a m p o c o hasta que
fui y estuve allí.
MADRE: SÍ, ya sé, pero yo hubiera e s p e r a d o que tú, J u n e ,
vinieras y dijeras a dónde ibas.
F A M I L I A VI

JUNE: B u e n o , h a b r í a v u e l t o a la m i s m a h o r a en que habi-


tualmente vuelvo del C l u b , p o r lo c u a l n o e n c o n t r é ningún
motivo p a r a . . .
MADRE: N O habrías vuelto.
JUNE: (indignada). Habría vuelto.
MADRE: J u n e , no lo habrías hecho. N o era posible que hu-
bieras podido volver del baile al m i s m o tiempo en que habí-
tualmente vuelves.
JUNE: B u e n o , n o sé. Volví a casa del o t r o lugar a las nueve.
MADRE: Y de todos modos n o tenías dinero p a r a ir al baile,
o para a l g o . . .
JUNE: B u e n o , m e h a b r í a prestado E r i c , y todo h a b r í a es-
t a d o bien.
PADRE: A h í está, ¿ves?
MADRE: Ahí está, ¿ves? ¿ C ó m o sabes siquiera si E r i c quería
llevarte?
JUNE: B u e n o . . .
MADRE: Fuiste a su casa, J u n e fue a su c a s a . . . lo sacó.
JUNE: B u e n o , él iba a venir de todos modos, siempre viene
los sábados.
MADRE: SÍ, p e r o n o fue al C l u b J u v e n i l , fue al salón de
la Iglesia.
JUNE: (enojada) Sí, y a sé; n o necesitas decírmelo mil veces.
MADRE: E s lo q u e p i e n s o . . . ¿ve? N o habría sabido dónde
estaba J u n e .
JUNE: B u e n o , h a b r í a vuelto a casa a la misma h o r a en que
h u b i e r a vuelto del C l u b J u v e n i l p o r lo que no vi la necesi-
d a d de avisarle.
MADRE: Y d e c u a l q u i e r m o d o , J u n e , c u a n d o te sientes can-
sado tú te conoces, sencillamente te quedas dormida ¿no?
JUNE: M m m .
MADRE: Sencillamente se pierde. B u e n o , n o te p o d r í a de-
j a r q u e te perdieras, q u e te quedaras dormida.
JUNE: (simultáneamente, sin que se oiga) . . .bueno, n o me
q u e d a r í a d o r m i d a en el baile ¿o lo haría? ¿De qué estás ha-
blando?
MADRE: B u e n o , y o n o sé lo que habrás hecho, sólo sé que
te quedas d o r m i d a en la casa, te duermes c o m o si estuvieras
m u e r t a ; m i r a el ú l t i m o fin de semana; dormiste el viernes
toda la tarde, todo el sábado p o r la tarde y toda la noche, el
d o m i n g o en la tarde y el lunes estabas perfectamente bien.
¿Ves? Yo no sé si te vas a q u e d a r dormida.
JUNE: B u e n o , n o lo h a b r í a hecho en el baile, m e sentía
perfectamente.
PADRE: SÍ, p e r o . . .
MADRE: Y de c u a l q u i e r m o d o el sábado querías acostarte,
LOS F I E L D

¿o no?, y yo dije: "Vamos a d a r un paseo p r i m e r o y después


puedes acostarte", y entonces decidiste ir al C l u b . B u e n o ,
eso está perfectamente bien, n o m e i m p o r t a q u e J u n e vaya
siempre que yo sepa dónde está.

L a m a d r e vio a J u n e en la puerta del hospital c o n u n joven


paciente d e n o m b r e R o b i n .

MADRE: P o r ejemplo esta noche, J u n e en la p u e r t a con R o -


bin, bueno, eso está bien, cogidos del brazo, n o cogidos del
brazo; J u n e coge a Robin del brazo, R o b i n n o coge el suyo
(ríe d e todo corazón) y precisamente estaba t a n ansioso d e
q u e J u n e saliera con nosotros.
JUNE: Casi me arrastró allí, ¿o no?
MADRE: SÍ, b u e n o él veía que estaba bien q u e vinieras.
C r e o q u e es muy amable de parte de él que te c u i d e . . . en
esa forma.
TUNE: É l puede cuidarse solo y yo p u e d o c u i d a r m e sola.
MADRE: ¿Puedes?

E n f o r m a característica, es difícil detener a la señora F i e l d c u a n -


d o suscita temas más p o r deducción que d i r e c t a m e n t e .
L o s entrevistadores c o m e n t a r o n en relación con su p r e o c u p a c i ó n
por Robin.

ENTREVISTADOS: C r e o que la señora F i e l d piensa q u e J u n e ,


de m o m e n t o , se inclina a excederse un poco c o n los m u c h a -
chos y q u e los muchachos podrían aprovecharse d e ella, c r e o
que esto es m u y . . .
JUNE: N O , n o creo que quisieran, n o c r e o q u e R o b i n lo
hiciera.
ENTREVISTADOR: NO, esto es lo que piensan sus padres, y
June piensa...
JUNE: B u e n o , es porque R o b i n n u n c a h a sido desatento
conmigo. Siempre ha sido bueno conmigo y yo h e sido bue-
na con él, pero n o veo p o r qué tengan q u e quejarse. C r e o
que es m u y . . .
MADRE: N O nos quejamos. J u n e , nos preocupamos.
JUNE: Bueno, n o veo p o r qué se preocupan, digo, m e pa-
rece estúpido, quiero decir que estoy a gusto c o n R o b i n y
R o b i n está a gusto conmigo.
PADRE: SÍ, pero m i r a J u n e , si estuvieras con m u c h a c h o s de
tu misma e d a d . . .
JUNE: B u e n o , tiene diecinueve años, está m u y bien.
PADRE: . . .pero es m a y o r que t ú ¿o no?
JUNE: SÍ, bueno, ¿por q u é n o puedo a n d a r con m u c h a c h o s
FAMILIA VI

mayores q u e yo? N o m e gusta salir c o n jóvenes de mi misma


edad.
PADRE: B u e n o , yo lo h a c i a c u a n d o e r a m u c h a c h o .
JUNE: B u e n o , yo lo sé, p e r o a h o r a es diferente.
ENTRE vi STADOR: ¿ T e m e usted q u e R o b i n se aproveche de
June?
MADRE: N O , y o no, p o r q u e he visto a Robin y he hablado
con él y r e a l m e n t e parece un joven agradable.
JUNE: LO es.
MADRE: U n m u c h a c h o m u y agradable con seguridad. No,
no es eso. R o b i n n o es el ú n i c o h o m b r e . Quiero decir p a r a
J u n e , p a r a ir a la ciudad c o n o t r o h o m b r e , J u a n o cualquie-
ra, T o m á s , o R i c a r d o , o E n r i q u e o cualquiera que sea, no
sé quiénes son (pausa). ¿ C ó m o p u e d o saber si puede ser res-
ponsable d e ella?

U n poco después su m a d r e se q u e j a de o t r o muchacho, porque


es muy joven p a r a J u n e y n o suficientemente responsable.
O t r o e j e m p l o q u e d i o la m a d r e , q u e le alarmó, fue que J u n e
se comió u n a t a b l e t a de chocolate, de tres peniques después del
desayuno, sin p r e g u n t a r t a m p o c o .

MADRE: Y entonces, en la m a ñ a n a m a n d é a J u n e a traer


unas hojas de r a s u r a r p a r a el abuelo. Bueno, le di dos che-
lines, la tienda está n a d a m á s a la vuelta, precisamente allí
en la esquina y, J u n e se h a b í a desayunado bien, se había
c o m i d o dos pedazos de tocino y un huevo, pan y mantequi-
lla, m e r m e l a d a y su café, entonces, después del desayuno,
le pedí q u e fuera a traer las hojas de rasurar y estuvo bien
dispuesta a traerlas, y lo hizo. Pero tenía que gastar parte
del d i n e r o en u n a tableta de chocolate y burlarse. B u e n o ,
antes, la s e m a n a anterior, le dije a J u n e . "Ahora, J u n e cuan-
d o c o j a s . . . c u a n d o te dé d i n e r o p a r a c o m p r a r algo, sólo quie-
ro lo q u e te p i d o , n o q u i e r o q u e vayas y te compres una
1
tableta de c h o c o l a t e sin preguntar* Y naturalmente, vino a
la casa y (ligera sonrisa) subió, t o m ó su monedero y sacó los
tres peniques q u e había gastado en el chocolate y puso el
c a m b i o en mi m a n o : ahí está. P e r o así no es J u n e .

El padre y la m a d r e ocasionalmente se acercan a la verdad, pero


nunca la c o n f i r m a n . E n el siguiente pasaje reconocen transitoria-
mente que h a n a d j u d i c a d o a J u n e u n papel rígido del que trata
de escapar y q u e están empeñados e n u n a lucha perdida.

PADRE: Silvia n o es afectuosa.


MADRE: N O lo demuestra.
LOS F I E L D »3*

PADRE: N O h a demostrado ningún afecto p o r años, a h o r a


June es...
MADRE: O h , es la criatura más adorable, y se puede q u e r e r
a J u n e , ¿o no?
PADRE: P e r o n o de Silvia; n u n c a lo hemos esperado de
Silvia.
ENTREVISTADOR: N O . Silvia es más reservada ¿o no?
MADRE: E S más refinada q u e J u n e , r e a l m e n t e .
ENTREVISTADOR: ¿Por qué piensa que n o manifiesta n i n g ú n
afecto?
PADRE (sonriéndose): B u e n o , a Silvia n u n c a le gusta q u e
la besen, ni n a d a p o r el estilo.
MADRE (sonriéndose): No. Silvia no. B u e n o , tampoco J u n e ,
ahora.
PADRE: A h o r a n o .
MADRE: O h , m e dijo: "No te voy a besar" (riéndose). P e r o
J u n e h a sido u n a niña m u y afectuosa.
PADRE: O h , sí.
MADRE (con tristeza): P e r o , n a t u r a l m e n t e , ya n o es u n a
niña.

A J u n e n o le permitían sus padres tener d i n e r o p a r a gastar, p e r o


se le d i j o q u e le d a r í a n dinero si e x p l i c a b a p a r a q u é lo q u e r í a .
C o s a n o sorprendente, prefirió pedir sumas p e q u e ñ a s a otras per¬
sonas. T e n í a q u e d a r cuenta de la c a n t i d a d m á s p e q u e ñ a q u z
¡poseyera.
E s t e c o n t r o l se ejerció por m u c h o tiempo. E n u n a ocasión J u n e
se a p r o p i ó de seis peniques que t o m ó del m o n e d e r o de su p a d r e ,
p a r a c o m p r a r helado, sin pedírselos. E l p a d r e le dijo a la m a d r e
q u e si J u n e estaba robando, estaba perdida p a r a él. E n o t r a oca-
sión h a b í a e n c o n t r a d o un chelín en el cine y sus padres insis-
tieron en que debía entregarlo en la taquilla. J u n e dijo que
esto e r a ridículo y e r a excederse en honradez, ya q u e si ella m i s m a
p e r d í a u n chelín, n o iba a pensar a r e c u p e r a r l o . P e r o sus padres
siguieron insistiendo todo el siguiente día, y p o r la noche, ya tar-
de, su p a d r e volvió a e n t r a r en su r e c á m a r a p a r a r e p r e n d e r l a nue-
vamente.
Los anteriores ejemplos pueden multiplicarse m u c h a s veces. Sin-
tetizan las intensas reacciones de los padres frente al resurgimiento
d e J u n e , p e r o sólo q u e b r a n t a n su a u t o n o m í a . E l calificativo de
la s e ñ o r a Field p a r a esta independencia en desarrollo e r a "una
explosión".
FAMILIA VI

Etapa V

Hasta aquí J u n e se había m a n t e n i d o firme. Su m a d r e c o n t i n ú a


expresándose en términos e x t r e m a d a m e n t e ambivalentes sobre las
manifestaciones de la independencia c a d a d í a m a y o r d e J u n e . L e
dice que se ve horrible c u a n d o t r a e u n m a q u i l l a j e n o r m a l , ridicu­
liza enormemente sus esperanzas d e q u e a l g ú n m u c h a c h o se inte­
rese por ella, interpreta cualquier expresión d e irritación o de
exasperación p o r p a r t e de J u n e c o m o síntomas de su "enferme­
dad", o las explica c o m o pruebas d e "maldad".
J u n e , sin embargo, parece estar resistiendo. Se da c u e n t a d e que
su m a d r e se opone a su independencia, considera a su m a d r e como
"terriblemente exagerada", cuida con t a c t o d e q u e n o se d é cuen­
ta de ciertos secretos, siente q u e tiene d e r e c h o a t e n e r su vida
propia, con menos frecuencia se siente obligada a e x p r e s a r su gra­
titud adaptándose a los prejuicios d e su m a d r e , se d a c u e n t a de
que su m a d r e n o la comprende, y n o se asusta m u c h o al advertir
esto. C o m p r e n d e hasta cierto p u n t o p o r q u é su m a d r e y su padre
son c o m o son, y p o r qué necesitan verla e n la forma q u e lo hacen.
Sin embargo, necesita conservar u n c o n t r o l estricto d e sí misma
porque si grita, chilla, llora, reniega, c o m e m u y p o c o o c o m e de­
masiado, come m u y de prisa o c o m e m u y despacio, lee m u c h o ,
duerme m u c h o o duerme muy poco, su m a d r e dice q u e está en­
ferma. Se necesita m u c h o valor, p o r p a r t e de J u n e , p a r a arries­
garse a n o ser lo que sus padres consideran que es estar "bien".
FAMILIA VIL LOS GOLD

PERSPECTIVA CLÍNICA

EN E L m o m e n t o en q u e c o m e n z ó nuestra investigación R u t h tenía


veintiocho años. Desde la e d a d de veinte años había sido hospita-
lizada e n seis ocasiones y pasado la m a y o r parte de estos años c o m o
enferma interna. D u r a n t e los primeros dieciocho meses de su en-
fermedad el diagnóstico fluctuaba e n t r e histeria y esquizofrenia
pero finalmente se estableció e n firme el de esquizofrenia, y éste
ha sido desde entonces el diagnóstico u n á n i m e d e diferentes psi-
quiatras de diversas orientaciones e n distintos hospitales.
Sus síntomas, a través d e los años, h a n v a r i a d o algo, p e r o e n
forma persistente h a b í a sido descrita c o m o paranoide, sujeta a sen-
saciones de irrealidad y a trastornos esquizofrénicos del pensamien-
to. E n algunas ocasiones se d e c í a q u e h a b í a estado deprimida y
h a b í a i n t e n t a d o suicidarse y e n o t r a s q u e h a b í a intentado suici-
darse y h a b í a estado s o b r e e x c i t a d a al mismo tiempo, y que e r a
ingenua y se reía sin m o t i v o .
C o m o sucede frecuentemente c o n alguien que llega a ser consi-
d e r a d o c o m o un "esquizofrénico crónico", t a n t o d e n t r o c o m o fuera
del hospital, u hospitalizado p o r m u c h o tiempo, los informes tien-
den a volverse más y más estereotipados y sucintos conforme el
tiempo pasa.

ESTUCTURA D E L A INVESTIGACIÓN

R u t h vivía con sus padres c u a n d o n o estaba en el hospital y tenía


un h e r m a n o de treinta y dos años, que se h a b í a ido d e la casa
c u a n d o ella tenía catorce. Su p a d r e decía que estaba de a c u e r d o

Entrevistas Número

Ruth 6
Madre 2
Hermano 1
Ruth y madre 1
Madre y padre 2
Madre, padre y R u t h 1

*3
»S3
»34 FAMILIA VII

c o n t o d o lo que su esposa tenía que decir y se rehusó a ser entre-


vistado e x c e p t o en presencia d e su esposa.
E s t o representa dieciséis horas de tiempo de entrevista, de las
cuales trece fueron grabadas.

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

E l señor y la señora G o l d c o m p a r t e n el mismo p u n t o de vista so-


b r e el curso de la vida de R u t h . Su r e l a t o parecía sencillo y sin
complicaciones al principio. C o n f o r m e se desarrolla el c u a d r o , ve-
remos que la "identidad" d e R u t h p a r a ellos tiene la simplicidad
del lecho de Procusto. P u e d e hablarse aquí de u n a identidad pro-
custiana.
Según ellos, su "colapso" se presentó r e p e n t i n a m e n t e y en forma
inexplicable. H a s t a ese m o m e n t o R u t h h a b l a sido u n a niña nor-
m a l y feliz y n u n c a h a b í a sido problema.

ENTREVISTADOR: ¿ J u g ó alguna vez con usted c u a n d o e r a


m u y pequeña, t i r a n d o sobre el b a r a n d a l de la c u n a o d e su
cochecito cosas q u e usted recogía?
MADRE: N O , n o r e c u e r d o eso; n o recuerdo q u e haya h e c h o
algo así, no.
ENTREVISTADOR: Y su educación respecto a evacuaciones,
¿cuando dejó de mojarse, dejó los pañales; c u á n d o dejó los
pañales?
MADRE: Supongo q u e a los dos años. E r a m u y buen.i en
todos sentidos, n o fue difícil. Y c u a n d o tuvo padecimientos
de la niñez, siempre fueron muy benignos. R e c u e r d o c u a n d o
ella y mi hijo —los dos tuvieron al mismo t i e m p o amigdali-
tis—, ella se alivió m u y pronto.

El p a d r e coincide en todo:

ENTREVISTADOR: SU esposa describe sus relaciones con R u t h


en sus primeros días c o m o m u y íntimas. ¿ C ó m o describiría
las relaciones d e usted con ella?
PADRE: B u e n o , n o tan íntimas c o m o las de m i esposa. Na-
turalmente u n a hija y su m a d r e . . . p e r o yo siempre m e ocu-
paba de lo q u e sucedía.
MADRE: U n a hija m u y considerada, siempre.
PADRE: SÍ lo e r a , sí.
MADRE: U n a n i ñ a m u y respetuosa, y n u n c a u n m o m e n t o de
angustia con ella.

Y otra vez:
LOS C O L D 135

PADRE: E r a u n a niña muy buena.


ENTREVISTADOR: ¿ T o d o fue agradable sin incidentes desagra-
dables?
PADRE: Sin incidentes desagradables, e x a c t a m e n t e .
MADRE: Sí.

ENTREVISTADOR: Decía usted que R u t h c í a u n a niña muy


fácil de e d u c a r .
MADRE: U n a niña m u y fácil de educar. U n a niña m u y re-
flexiva, m u y considerada, n u n c a tuve un m o m e n t o de angus-
tia con ella. H a c í a sus berrinches, ocasionalmente c o m o niña
— u n — si estaba e n o j a d a usted sabe, e n t r a b a y lloraba y co-
r r í a a la c a m a , se quedaba en la c a m a un m i n u t o o dos y
gritaba y lloraba y se b a j a b a y todo había terminado.
ENTREVISTADOR: ¿Diría usted que era u n a niña afectuosa?
MADRE: M u c h o , m u c h o .
ENTREVISTADOR: ¿Estaba apegada a usted, o a su esposo?
MADRE: M u y apegada a mí, muy apegada a mí.
ENTREVISTADOR: ¿Más a usted q u e a su esposo, diría usted?
MADRE: Pienso que sí, sí.

Por lo t a n t o , c u a n d o era niña se le describía en los pasajes an-


teriores como m u y buena, n o difícil, m u y considerada, muy res-
petuosa, sin p r o v o c a r n i n g u n a angustia, fácil d e educar, m u y re-
flexiva, si h a c í a berrinches pasaban en un minuto o dos, muy
afectuosa y m u y apegada a su m a d r e .
Se " a m o l d a b a " c o m p l e t a m e n t e , decían con beneplácito.
C u a n d o llegó a los veinte años se d e p r i m i ó en forma inexplica-
ble y se q u e j a b a de sentirse "irreal". Su c o n d u c t a se volvió "incon-
trolable" y desde entonces h a estado "enferma", u n a y o t r a vez,
9
a u n c u a n d o e n t r e los "accesos* puede volver a ser la misma, es
decir, muy buena, n o difícil, m u y considerada, etcétera.
E x a m i n e m o s más de cerca lo que sus padres entienden p o r su en-
fermedad.
P a r a su m a d r e y su p a d r e y también para su h e r m a n o , los prin-
cipales signos de la "enfermedad" de R u t h son su abuso y resenti-
m i e n t o con sus padres y su c o n d u c t a incontrolable.

MADRE: ES m u y abusiva a veces y n o . . . a h o r a n o está tan


resentida con nosotros c o m o estaba al principio de su enfer-
medad.
ENTREVISTADOR: ¿ C u á n d o e r a eso?
MADRE: B u e n o , usted sabe que ha estado enferma d u r a n t e
«36 FAMILIA Vil

m u c h o s años y antes decía que era culpa nuestra, q u e q u e r í a ,


m o s m a n d a r l a al hospital y que a causa nuestra está e n f e r m a
y nos lo echa en c a r a e n ocasiones, pero ahora ya n o se q u e j a
t a n t o d e nosotros.
ENTREVISTADOR: ¿ C ó m o se explica usted que se queje de us-
tedes? ¿ C ó m o e x p l i c a esto?
MADRE: B u e n o , s e n c i l l a m e n t e . . . n o m e lo explico en lo ab-
soluto, y o sólo m e doy c u e n t a que está enferma, p e r t u r b a d a
y n o sé l o que está diciendo.
ENTREVISTADOR: Usted sabe lo que quiere decir c u a n d o . . .
MADRE: P o r q u é nos lo h a dicho, ¿sabe?, e i n m e d i a t a m e n t e
después que l o h a h e c h o se disculpa: "oh, m a m i , lo siento, n o
q u e r í a d e c i r eso, n o q u e r í a decir eso".

Volveremos sobre esto c u a n d o analicemos la situación desde el


p u n t o d e vista d e R u t h . D e m o m e n t o debemos h a c e r n o t a r q u e
d u r a n t e o c h o años l a aseveración de que su "abuso y resentimien-
to" c o n sus padres y su c o n d u c t a incontrolable eran debidos a su
e n f e r m e d a d q u e h a b í a sido sostenida, n o sólo p o r su familia, sino
p o r los psiquiatras q u e la h a b í a n "tratado" p o r esta "situación" y
n u n c a fue puesta en d u d a p o r nadie, hasta donde pudimos colegir.
C u a n d o estaba "enferma", también se vestía "en forma e x t r a ñ a "
y t r a t a b a d e "imitar" a su h e r m a n o que es escritor.
ENTREVISTADOR: ¿Diría usted que R u t h se a m o l d a b a bien?
MADRE: Sí, sí.
ENTREVISTADOR: ¿NO h a b í a dificultad en eso?
MADRE: P a r a n a d a . Sólo durante su enfermedad, ¿sabe?,
c u a n d o se enferma. Se viste en forma rara, trata de i m i t a r a
los escritores.
Su h e r m a n o c o m p r e n d í a , según lo expuso, que sus padres e r a n
"gente m u y limitada". £ 1 se molestó p o r ello. Ellos se h a b í a n
a d a p t a d o e n cierta f o r m a a sus actividades "artísticas", p e r o n o le
d a b a n n i n g u n a validez a las tendencias de R u t h en esa dirección.
L a a c t i t u d de ellos frente a las cosas "artísticas" —literarias, visuales
o musicales— se p o n e de manifiesto en el siguiente pasaje.

MADRE: M e enseñaron a tocar p i a n o . . . m e obligaban a es-


tudiar, lo que yo odiaba, y lo estudié p o r muchos, m u c h o s
años, e iba con m i profesor de música a conciertos y m e flfcu-
rria siempre.
PADRE: YO c r e o que u n a persona que toca u n i n s t r u m e n t o
es c o m o u n a persona q u e aprende un oficio, p o r lo q u e toca
a u n artista es m u y abstracto.
MADRE: E s precario, quiero decir, el arte en la actualidad.
PADRE: ES tan precario.
LOS GOLD *37

P o r lo q u e respecta a la p i n t u r a ,

PADRE: Supongo que h a a d v e r t i d o q u e estoy m i r a n d o esa


p i n t u r a , p e r o n o m e i m p o r t a r í a u n bledo la m e j o r p i n t u r a
del m u n d o . P e r o m i hijo si tiene interés, ¿sabe?, si u n o vive
con alguien que sólo de vez en c u a n d o viene con u n o , u n o
c a p t a lo esencial de lo q u e se h a b l a y p o r eso estoy u n poco
interesado. Así c u a n d o R u t h está "enferma" se viste "en for-
m a e x t r a ñ a " e "imita" a su h e r m a n o .
ENTREVISTADOR: ¿Qué hay acerca de q u e lo que ella dice y
h a c e q u e le hace pensar a usted d e ella o verla c o m o q u e está
enferma?
MADRE: Conozco en el m o m e n t o c u a n d o tiene u n a c c e s o . . .
c u a n d o comienza.
ENTREVISTADOR: SÍ, ¿podría d e c i r m e q u é es lo q u e n o t a que
dice o hace, o c ó m o es su c o n d u c t a ?
MADRE: B u e n o , es sencillamente r a r o ; n o está bien. T a m -
poco se viste adecuadamente. Se pone los vestidos m á s horro-
rosos q u e puede e n c o n t r a r c u a n d o tiene u n acceso.
ENTREVISTADOR: ¿Pero hace — dice q u e traía a la casa u n o
de esos jóvenes — se viste así, se ve r a r a en esa ocasión?
MADRE: SÍ. H a sucedido antes c u a n d o h a tenido u n acceso.
H a c e m u c h o tiempo que n o sucede.
ENTREVISTADOR: ¿Qué clase d e vestido? ¿ P o d r í a describirlo?
MADRE: SÍ, buscaba medias d e c o l o r y se p o n í a t o d a clase
d e cosas raras — q u e n o se p o n d r í a n o r m a l m e n t e . N o es ella.

R u t h observaba o t r a c o n d u c t a "incontrolable", c o m o veremos,


p e r o n o es posible c o n t i n u a r n u e s t r o r e l a t o sin e m p e z a r a hacer
n o t a r ciertas imputaciones c o n t r a d i c t o r i a s y a l t a m e n t e significati-
vas q u e su m a d r e y su padre le h a c í a n d i r e c t a m e n t e a R u t h .
Su m a d r e nos dice que antes de "enfermarse" R u t h t e n í a muchos
amigos y o c u r r í a a reuniones y clubes, p e r o a h o r a . . .

ENTREVISTADOR: ¿Ya n o tiene n i n g u n a vida social?


MADRE: R e a l m e n t e no. L e gusta reunirse con personas ma-
yores, tiene u n a sola a m i g a —salen j u n t a s — sale m u y de vez
en c u a n d o con esta única amiga.
ENTREVISTADOR: ¿Pero n o se j u n t a p a r a n a d a con gente
joven?
MADRE: N O ; pero m e gustaría que llevara u n a vida activa
n o r m a l , reunirse con personas m á s de lo q u e lo h a c e ahora.
P a r e c e q u e h a perdido a todas sus amistades desde q u e está
enferma; n o tiene n i n g u n a vida social, antes leía m u c h o ; ya
n o lee p a r a n a d a a c t u a l m e n t e ; n o es capaz de concentrarse.
M e gustaría que se llevara con gente joven.
138
FAMILIA VII

Su falta d e vida social, su r e t r a i m i e n t o , parecen ser u n a inven-


ción inconsciente de sus padres q u e n u n c a se habla planteado.

R U T H : B u e n o , los lugares a d o n d e m e gusta ir n o les gus-


tan a mis padres p a r a q u e yo vaya.
MADRE: ¿ C ó m o cuáles?
R U T H : E l C l u b Eddie's.
MADRE
: P o r Dios. R e l a m e n te tú n o . . .
PADRE
R U T H : YO SÍ.
ENTREVISTADOR: ¿ Q u é es Eddie's?
MADRE: ES un l u g a r d o n d e se bebe. A ella n o le gusta en
realidad beber. E s n a d a m á s q u e le gusta conocer diferentes
tipos.
ENTREVISTADOR: D a l a impresión c o m o si ella pensara q u e
ustedes d e s a p r u e b a n a la gente con la que ella le gustarla
salir.
MADRE: Posiblemente.
PADRE: Sí.
MADRE: Posiblemente.

L a actitud de los padres frente a la vida que lleva a c t u a l m e n t e


R u t h incluye al m i s m o t i e m p o la negación de su existencia y la
percepción d e u n a c o n d u c t a loca y m a l a p o r parte de R u t h . Así,
se dice q u e bebe en exceso, e n t a n t o que, al mismo tiempo, se dice
que n o bebe en absoluto.

MADRE: B u e n o , antes q u e n a d a , la mayor parte de la gen-


te en estos lugares son gente m u y indeseables, desde mi pun-
to de vista, y p a r a u n a m u c h a c h a joven estar sentada toda
la tarde b e b i e n d o . . .
PADRE: B u e n o , n o bebe demasiado.
MADRE: N O , p e r o c u a n d o n o está bien está p e r t u r b a d a , y
n o sabe lo que está h a c i e n d o , así es que probablemente bebe
más d e lo que r e a l m e n t e quisiera.
ENTREVISTADOR: P e r d ó n . . . — c r e í que había dicho antes que
no bebe m u c h o .
PADRE
: N o bebe.
MADRE
MADRE: P e r o c u a n d o va a esos lugares y está m u y m a l n o
se d a c u e n t a d e lo q u e sucede, bebe más de lo que bebería
normalmente.
ENTREVISTADOR: ¿ C u á n t o bebe usted?
R U T H : N O b e b o t a n t o , u n a o dos copas.
ENTREVISTADOR: ¿ H a llegado alguna vez embriagada a casa?
MADRE
: No.
PADRE
LOS GOLD >39

Sus padres repetidamente dicen que R u t h no se d a c u e n t a d e lo


q u e pasa ni d e lo q u e hace. N o podemos e n c o n t r a r n i n g u n a prue-
ba p a r a a p o y a r estos cargos.

R u t h , sin embargo, según su m a d r e ,

MADRE: — N o le gusta que le recuerde t o d o esto. Nosotros


tratamos de n o hablar de estas cosas, ¿sabe? Q u i e r e o l v i d a r
t o d o esto.
EMTREVISTADOR: ¿Advierte usted que está e n f e r m a en estas
ocasiones?
R U T H : NO.
MADRE: N O , n o se da cuenta que está e n f e r m a , c u a n d o esto
pasa.
R U T H : YO n o c r e o que esté enferma en absoluto.
ENTREVISTADOR: ¿Qué advierte usted q u e pasa? ¿ C ó m o se
describiría a sí misma en estas ocasiones; q u é hace usted?
R U T H : B u e n o , s e n c i l l a m e n t e . . . pienso q u e mis padres ha-
cen un escándalo p o r ello, sólo m e gusta vesitirme, c o m o si,
si voy a estos sitios me visto c o m o se visten los demás.
ENTREVISTADOR: ¿Puede decir por qué le gusta vestirse d e
esa m a n e r a ?
R U T H : B u e n o , me atrae estéticamente.
ENTREVISTADOR: ¿Piensa que ese tipo de i n d u m e n t a r i a es en
realidad más artístico quizá que cualquier o t r o m á s conven-
cional?
RUTH: SÍ. T a m b i é n conozco m u c h a c h a s q u e usan medias
de color; yo aún lo hago.
ENTREVISTADOR: Podría ver c ó m o esto p o d r í a ser u n m o t i v o
d e tensión en la casa s i . . .
MADRE: N O , n o hay ninguna tensión. N o h a y n i n g u n a ten-
sión p o r q u e tan luego como pasa el acceso y se pone bien
vuelve a ser c o m o era. P e r o todavía le gusta v e r a estos artis-
tas, ¿sabe? Si ve a alguno en la calle dice: " M i r a , q u é sim-
pática, q u é graciosa, qué graciosa", ¿sabe?, si están vestidos
artísticamente en alguna forma.
PADRE: L o es, para un razonamiento conforrnfeta, estos suje-
tos que se visten estrambóticamente y estas jóvenes, son raros.
MADRE: L e llaman la atención.
PADRE: Son raros.

A d e m á s , trae personas a la casa.

MADRE: H a traído a gente a la c a s a . . . c u a n d o h a c M a d o


e n f e r m a ha traído a la casa a personas que n o r m a l m e n t e n o
toleraría, ¿sabe?, estos bealniks.
PADRE: H a n sido escritores y Dios sabe qué.
F A M I L I A VII

MADRE: H a n v e n i d o gente a la casa y h a n pedido que se


les deje p a s a r la n o c h e .
ENTREVISTADOR: ¿Usted n o a c e p t a a los escritores?
MADRE: O h , n o son escritores; no, no; naturalmente los
aceptamos.
PADRE: YO los acepto.

Se n o t a n u e v a m e n t e c u a n c o n t r a d i c t o r i a es la actitud de su m a -
dre y d e su p a d r e , oscilando e n t r e expresiones implícitas de des-
aprobación y confesiones explícitas d e a p r o b a c i ó n .

ENTREVISTADOR: E s t o y u n p o c o confuso en esto y trato sola-


m e n t e de sacar algo en claro. ¿Dicen ustedes que cuando trae
esta gente a casa está enferma?
MADRE: E s t o n o h a pasado en m u c h o tiempo.
PADRE: N O pienso q u e los trae todas las noches; a veces,
muy d e vez en c u a n d o .
MADRE: Sólo c u a n d o n o está bien.
PADRE: N O tiene c o s t u m b r e d e hacerlo.

El señor y la señora Gold, a pesar de estas actitudes contradic-


torias respecto a lo que R u t h hace, tienen u n a opinión favorable y
consistente respecto a lo q u e realmente es ella. Este esencialismo
es un rasgo de todas estas familias. C u a n d o ella es ella "misma", es
decir, c u a n d o está bien, es c u a n d o n o debe interesarse seriamente
en los escritores o en el a r t e , c u a n d o n o debe usar medias de color,
c u a n d o n o debe oír jazz e n un c l u b d e jazz, n o debe traer amigos
a la casa, n o debe e s t a r fuera d e casa hasta m u y noche. Sólo de
vez en c u a n d o R u t h t r a t a de reafirmarse e n c o n t r a de esta esen-
cia p a t e r n a l e t e r n a y entonces ella usa r o p a a su gustó, e insiste
vehementemente en i r a d o n d e q u i e r e y c o n quien quiere. E n t o n -
ces su m a d r e "sabe" q u e se v a a p r e s e n t a r u n "acceso". Se le dice
q u e es difícil, desconsiderada, irrespetuosa, inconsciente, porque oca-
siona t a n t a angustia a sus padres, p e r o n o la inculpan ni la hacen
responsable d e esto, p o r q u e saben es r a r a y está enferma. Descon-
c e r t a d a y puesta e n u n a situación intolerable, se excita y se deses-
pera, hace acusaciones "feroces" d e que sus padres n o la dejan
vivir, y se sale d e su casa sin arreglarse.
A la luz del conflicto presente c u y a existencia misma niegan los
padres, estamos e n mejores condiciones p a r a e x a m i n a r el relato "in-
sensato" q u e h a c e R u t h sobre el m o t i v o d e la pugna que sostiene
p a r a vivir.
Va retrospectivamente hasta el h e c h o d e que se le puso su nom-
bre p o r l a h e r m a n a m e n o r de su m a d r e q u e se suicidó a la edad
de diecinueve años después de u n a decepción amorosa infortunada.
LOS G O L D

L a e n f e r m e d a d de R u t h se puso de manifiesto a la e d a d de veinte


años y fue consecuencia d e ese lance amoroso q u e se semejaba m u -
cho al q u e ocasionó el i n t e n t o d e suicidio de la p r i m e r a R u t h .
I n d e p e n d i e n t e m e n t e del papel, r e a l o imaginario, q u e la m a d r e
de R u t h h u b i e r a desempeñado en el desenlace del lío amoroso de
su h e r m a n a , en el lance d e su hija desempeña u n p a p e l de lo más
curioso.
L o sucedido es c o m o sigue.
L a h e r m a n a d e la m a d r e d e R u t h se suicidó ahogándose.

ENTREVTSTADOR: ¿ P o r q u é hizo eso su h e r m a n a ?


MADRE: B u e n o , fue también u n lance a m o r o s o infortu-
n a d o . E s t a b a c o m p r o m e t i d a y había r o t o su c o m p r o m i s o .
ENTREVTSTADOR: E n t i e n d o . Es c o m o si la historia se repi-
tiera en cierto m o d o .
MADRE: SÍ, e r a m u y joven c u a n d o hizo amistad con este
m u c h a c h o . É l e r a c o m o diez años m a y o r que ella y ella te-
n í a c o m o dieciséis años c u a n d o lo conoció y v i n o a la casa
— m i p a d r e insistía e n esto— decía: " N a t u r a l m e n t e que eres
d e m a s i a d o joven", p e r o ellos insistieron y él finalmente les
p e r m i t i ó c o m p r o m e t e r s e c u a n d o ella tenía c o m o dieciocho
años, y él al p r i n c i p i o e r a m u y d o m i n a n t e con ella, hizo m u -
c h o d i n e r o m u y r á p i d a m e n t e , y yo creo que se le subió u n
p o c o y le gustaba divertirse; comenzó a j u g a r golf —estoy re-
t r o c e d i e n d o c u a r e n t a a n c a — y la descuidaba algo, y n a t u r a l -
m e n t e ella lo resintió; r o m p i ó el compromiso dos o tres veces
y s i e m p r e volvía él c o r r i e n d o lleno de disculpas, p e r o n o esta
ocasión especial h a b í a r o t o su compromiso y él n o h a b í a vuel-
to p o r u n a semana. L l o r a b a m u c h o y yo creo q u e m á s bien lo
h a c í a p a r a asustar a todos, ¿sabe?, n o c r e o q u e i n t e n t a r a . . .
b u e n o , ella n o sabía c u á l sería el desenlace; d e j ó u n a n o t a
q u e h a b í a escondido en su r o p a y se había q u i t a d o sus collares
y sus aretes y demás, y p o r la n o t a n o parecía q u e r e a l m e n t e
i n t e n t a r a matarse. Q u e r í a asustarlo a él; creía q u e tal vez asus-
t á n d o l o l o h a r í a volver, c r e o que en aquella ocasión, p e r o na-
t u r a l m e n t e era d e m a s i a d o joven, tenía sólo diecinueve años
y él e r a u n h o m b r e d e veintinueve.

E l a s u n t o a m o r o s o de R u t h (el d e su hija) siguió u n curso algo


semejante en el sentido d e q u e se dio p o r terminado, según p a r e c e ,
por R u t h , y el m u c h a c h o d e m o s t r ó su indiferencia n o rogándole
que c o n t i n u a r a .

ENTREVISTADOR: ¿Sabe usted lo que ella quiere decir c u a n d o


la a c u s a a usted ¿Sabe a q u é se refiere?
MADRE: " P o r causa tuya estoy enferma"; tuve u n a h e r m a -
«4* FAMILIA VII

na q u e se suicidó a la edad de diecinueve años y a R u t h le


dimos ese n o m b r e p o r ella, y c o n frecuencia lo trae a cola-
ción: " ¿ P o r q u é m e pusieron el n o m b r e d e tu h e r m a n a ? Y o
soy c o m o ella ¿o no?" H a b l a m u c h o de m i h e r m a n a . N i si-
quiera la c o n o c i ó .
ENTREVISTADOR: ¿ R u t h nació después que m u r i ó su hermana?
MADRE: O h , si. M i h e r m a n a tiene a h o r a t r e i n t a años de
muerta.
ENTREVISTADOR: B u e n o , ¿qué piensa usted q u e ella quiere
decir c u a n d o dice esto?
MADRE: B u e n o , e s t á . . . piensa quizá que es c o m o m i her-
mana, ¿sabe? pienso q u e m i h e r m a n a e r a tal v e z . . . dice: "¿Era
normal, estaba loca? ¿Estoy loca c o m o ella? Estoy loca c o m o . . .
¿estaba loca? ¿ F u e u n a cosa m e n t a l ? " U s t e d sabe. N o sabe a
qué atribuirlo.
ENTREVISTADOR: P e r o parece q u e r e r significar a l g o . . . parece
haber r e p r o c h e implícito.
MADRE: O h , sí, oh, sí.
ENTREVISTADOR: ¿Sabe usted p o r q u é . . . ?
MADRE: Ella p r o b a b l e m e n t e piensa que si n o le hubiera
puesto el n o m b r e d e m i h e r m a n a n o estarla enferma.
ENTREVISTADOR: M m . E s o n o lo h a dicho, ¿lo h a dicho?
MADRE: N o l o h a d i c h o e x p r e s a m e n t e p e r o lo dedujo.
ENTREVISTADOR: ¿ Y h a y algo m á s q u e haya deducido usted
de lo q u e h a dicho?
MADRE: N o lo creo. N o lo creo.
ENTREVISTADOR: ¿ P o r q u é la c u l p a a usted? ¿ N o hay nada
que haya m e n c i o n a d o ?
MADRE: N O , n o , no. C u a n d o está enferma n o quiere que
haga n a d a p o r ella, quiere tratar de h a c e r las cosas p o r sí mis-
ma, p e r o n o las puede hacer. Y o h a g o c o m o q u e n o m e doy
cuenta, y h a g o t o d o p o r ella. P r o b a b l e m e n t e la he consentido
un poco c u a n d o h a e s t a d o enferma, p e r o es t a n p o c o capaz de
cuidarse ella m i s m a y de su aseo ¿sabe?, q u e h a g o las cosas
por ella, p e r o dice: " N o te metas, d é j a m e sola." B u e n o , n o
se le puede d e j a r sola. N o se puede confiar e n q u e haga nada.
ENTREVISTADOR: ¿ C ó m o comenzó este trastorno, en primer
lugar?
MADRE: F u e p r o d u c i d o p o r u n a decepción a m o r o s a infortu-
nada. A n d u v o c o n u n m u c h a c h o d u r a n t e u n p a r de años y
entonces tenía dieciocho años y m e d i o , diecinueve. Siempre ha
sido u n a joven m u y agradable, u n a joven m u y fácil de con-
d u c i r — u m — n o tenía un c a r á c t e r fuerte p e r o e r a bastante
inteligente, a p r o b ó el g r a d o once, n o sé si así se decía en-
tonces y fue a la escuela secundaria; era u n a m u c h a c h a de
muy b u e n a índole, u n a joven m u y limpia, m u y ordenada, en
LOS G O L D MS

realidad e r a u n a delicia; en realidad lo e r a hasta q u e c o n o c i ó


a este m u c h a c h o . F u e u n a m u c h a c h a m u y popular, siempre
se divertía y c u a n d o c o m e n z ó a trabajar, r e c u e r d o , estuvo tra-
b a j a n d o c o m o dos años y medio, y este m u c h a c h o n o quería
que t r a b a j a r a en ese lugar, p o r una razón u otra.
ENTREVISTADOR: ¿Qué edad tendría en esa época?
MADRE: T e n d r í a dieciocho años, dieciocho y medio. Y , u m ,
iba a d e j a r su t r a b a j o y se molestaron m u c h o . L e pidieron
que n o lo hiciera. T e n í a n u n a confianza ciega en ella. E l l a
abría la tienda, ¿sabe?, y — e r a u n a tienda d e r o p a — ella e r a
vendedora. E s o e r a lo q u e a ella le gustaba hacer. E n u n a
época quiso ser diseñadora de vestidos. Su h e r m a n o , m i hijo,
es u n escritor y ella siempre t r a t ó de i m i t a r l o ¿sabe?, quería
ser artista c o m o él e r a , t o m ó u n curso c o r t o en —estoy tra-
t a n d o d e a c o r d a r m e a h o r a c ó m o se l l a m a — es, um, u n a escuela
técnica, usted sabe, d o n d e tuvo un adiestramiento p o r p o c o
t i e m p o p e r o n o tuvo constancia. E n aquellos días tenía la
idea de ser diseñadora de vestidos o algo p o r el estilo. Sin em-
bargo, d e j ó aquello y se hizo a u x i l i a r d e ventas y fue en esa
época c u a n d o c o n o c i ó a este m u c h a c h o ; n o estaba m u y ena-
m o r a d a d e él, e r a terriblemente d o m i n a n t e . 11 la veía todos
los días, p r á c t i c a m e n t e vivía en m i casa. E n esa época él era
estudiante d e m e d i c i n a y sus padres se disgustaron p o r q u e
tenía relaciones c o n u n a joven, p o r q u e pensaban que debía
c o n t i n u a r la c a r r e r a . R e p r o b ó en sus e x á m e n e s en dos oca-
siones y yo le r o g u é q u e t e r m i n a r a con ella. L e dije: "Los
dos son m u y jóvenes y pueden seguir m á s u r d e c u a n d o te
hayas establecido." Oh, no, n o podía seguir viviendo sin Rutli.
E s t o c o n t i n u ó d u r a n t e dos años y a u n q u e sus padres sabían
que la veía y q u e él venía a m i casa, él n u n c a la llevó a su
casa y ella se sentía muy humillada. Y ella e r a . . . e r a m u y
sensible. Se a p e n a b a con nosotros. Y d e c i d i ó dejarlo después
de h a b e r a n d a d o con él d u r a n t e dos años. Y r e c u e r d o la
noche que v i n o ella a la casa y dijo que lo iba a d e j a r y y>
le dije: " ¿ L o has pensado?, dos años son m u c h o tiempo." Y
dijo: "Sí, lo h e pensado con m u c h o c u i d a d o y ya n o lo vos
a volver a ver", y t e r m i n ó con él c o m p l e t a m e n t e . Y desde
entonces se puso d e p r i m i d a y ya n o fue la misma. Nosotros
no podíamos h a c e r n a d a . N o sabíamos d e qué se t r a t a b a , en
aquella época. Y o pensaba que todavía estaba loca p o r él.
P e r o estuvo saliendo con amigas, salía d e vacaciones, y cuan¬
d o volvió d e esas vacaciones precisamente había a u m e n t a d o
m u c h o de peso, d e m a s i a d o peso para ella porque en esa época
era m u y delgada. Y o n o podía entenderlo. O e o q u e la llevé
a un especialista, a un dietista, y m e p a r e c e que perdió alg»
de peso, p e r o n o m u c h o , y entonces comenzó a c o m p o r t a r s e en
44 FAMILIA VII

f o r m a m u y r a r a . F u e a pasar N a v i d a d con una joven q u e vivía


e n M a n c h e s t e r y volvió después de h a b e r estado allí dos días,
y yo dije: "¿Por qué?" "Oh, a m í n o m e gustó." Y entonces,
unas cuantas semanas después, u n a tarde tenía que i r a la fiesta
d e cumpleaños de u n a joven, que c u m p l í a 2 1 años, y n o
se presentó. Y recuerdo que estábamos m u y preocupados, bue-
n o , estábamos frenéticos. N o sabíamos d e q u é se t r a t a b a . Y
volvió a la casa esa noche — oh, e r a n c o m o las diez d e la
n o c h e , en un t a x i , sollozando y llorando, con sus zapatos — los
tacones d e sus zapatos estaban rotos, y desde entonces hemos
ido de u n psiquiatra a o t r o .

L o q u e es i m p o r t a n t e h a c e r n o t a r , en este y en otros pasajes, es


q u e la m a d r e declara e x p r e s a m e n t e q u e le rogó al muchacho que
terminara con Ruth y, sin e m b a r g o , expresamente le dice a R u t h
y, a veces a nosotros, que n o lo hizo. R u t h n o sabe e n definitiva
el p a p e l q u e desempeñó su m a d r e e n la r u p t u r a de sus relaciones
amorosas. N i t a m p o c o la m a d r e se d a c u e n t a cabal d e lo q u e hizo.
C u a n d o R u t h acusa a su m a d r e d e ser quien m a n i o b r ó p a r a lograr
su t e r m i n a c i ó n , se le dice sencillamente q u e está e n f e r m a .
L a m a d r e declara:

MADRE: B u e n o , yo estaba siempre preocupada p o r ella; siem-


pre estaba m u y preocupada. Y c r e o que lo q u e m á s la lasti-
m ó , después de h a b e r d e j a d o al m u c h a c h o , c o m o dos semanas
después, fue haberlo visto en alguna p a r t e con o t r a m u c h a c h a ,
y esto la lastimó m u c h o , m u c h o , profundamente, ¿sabe?, al
pensar q u e había perdido dos años con él y q u e él ni siquiera
la h a b í a buscado ni le había p r e g u n t a d o p o r los motivos que
tenía, ni h a b í a t r a t a d o de a r r e g l a r las cosas, p o r q u e él la ha-
bía q u e r i d o m u c h o . N o podía vivir sin ella, e n a q u e l l a época
y la h a b í a olvidado m u y p r o n t o . £ 1 e r a u n j o v e n m u y con-
sentido y m u y caprichoso.
ENTREVISTADOR: Dijo e l l a . . .
MADRE: Nosotros n o lo a p r o b a m o s en lo absoluto, pero no
quise evitarlo porque n o quise que m e lo r e p r o c h a r a ella.
ENTREVISTADOR: ¿SU desaprobación e r a por?
MADRE: LO desaprobábamos p o r q u e n o nos gustaba. E r a
bastante egoísta, m u y m i m a d o , n o t r a b a j a b a c u a n d o debía
h a b e r trabajado.
ENTREVISTADOR: ¿ Y había algo en su m o d o d e ser, q u e usted
descubrió?
MADRE: N O , e r a m u y respetuoso, u m , m e p a r e c e q u e lo to-
m a b a m u y a la ligera y, sin e m b a r g o , e r a m u y d o m i n a n t e y n o
se a p e n a b a p a r a nada d e n o llevarla n u n c a a su casa, ¿sabe?,
LOS GOLD »45

n o le d a b a vergüenza t o d o eso. £ 1 vivía en mi casa, pero


n u n c a la llevó c o n su gente.
ENTREVISTADOR: ¿Dijo p o r qué n o lo hizo nunca?
MADRE: J a m á s h a b l ó d e ello.
ENTREVISTADOR: ¿ L e p r e g u n t ó usted?
MADRE: N O lo hicimos; pero pensamos que deberíamos...
(jue deberíamos decir algo. H a b l a m o s c o n él en dos ocasiones
y le rogamos q u e la d e j a r a sola y e s p e r a r a hasta que hubiera
t e r m i n a d o su carrera, hasta que se h u b i e r a e x a m i n a d o y hasta
que su padres le p e r m i t i e r a n tener novia.
ENTREVISTADOR: E n t o n c e s ustedes d e h e c h o le pidieron que
la dejara.
MADRE: L e rogamos q u e la d e j a r a .

E l p a d r e y la m a d r e se dirigieron al m u c h a c h o y a sus padres,


sin que R u t h lo supiera. A l mismo t i e m p o la presionaron p a r a
dejar al m u c h a c h o p o r bien d e él. P e r o c u a n d o él, p o r su bien, la
dejó, la compadecieron p o r q u e esto d e m o s t r ó q u e n o la quería.
R u t h , hasta la fecha, n o se d a c u e n t a q u é pasó entonces, y es
difícil concebir que pudiera hacerlo, c o n la información d e que
disponía.

RUTH: B u e n o , esto es lo que m e p a r e c i ó curioso, porque no


puedo r e c o r d a r el m o t i v o p o r el q u e yo quería t e r m i n a r con
él, y n u n c a volví a saber de él. L o vi en varios lugares pero
nunca m e habló. U n d í a tuve u n colapso fuera d e u n edificio,
y tenía sensaciones raras. R e c u e r d o q u e u n día en el cine me
sentí r a r a , p e r o n o supe lo que e r a y mis padres me llevaron
al hospital, c o n un médico.
ENTREVISTADOR: ¿ F u e entonces c u a n d o comenzó a sentir que
había perdido a alguien o algo i m p o r t a n t e p a r a usted?
RUTH: SÍ.
ENTREVISTADOR: ¿ Y era R i c a r d o ?
RUTH: SÍ. P e r o todo e r a subconsciente p o r q u e consciente-
mente n o sentía que lo e x t r a ñ a b a . R e c u e r d o c u a n d o e s t a b a . . .
tuve u n a entrevista con u n médico y c o m e n c é a llorar y a ha-
blar d e R i c a r d o y en dos años yo n o había pensado n u n c a
en él. N i siquiera h a b í a pensado e n él. Y vino c o m o si bro-
tara de mí.
ENTREVISTADOR: Suena c o m o si lo tuviera embotellado,
¿o no?
RUTH: Sí, lo h a b í a embotellado t o d o d e n t r o de mí, es por
lo que tuve u n colapso, p o r q u e e m b o t e l l é d e n t r o de mí mis
sentimientos.

H a s t a a h o r a R u t h n o sabe lo que "realmente" sucedió.


FAMILIA VII

E n el m o m e n t o d e escribirse esto, R u t h vive en su casa. Sus pa-


dres están m u y c o n t e n t o s c o n el estado actual d e l a situación.

MADRE: P e n s a m o s lo mismo que ella. E s decir la s a c a m o s . . .


ella n o . . . ya n o está encerrada, ¿sabe?, todo el tiempo. L a
llevamos al c i n e o a d o n d e quiere ir. Q u i e r o decir q u e a h o r a
n u e s t r a vida se rige p o r ella.
PADRE: A S Í es, definitivamente.
ENTREVISTADOR: ¿Quiere decir que n o hacen cosas que ha-
r í a n si las cosas fueran distintas?
MADRE: E x a c t a m e n t e . Estamos muy contentos de h a c e r l o así.
R U T H : P o r s u parte, se siente "mejor". H a d e j a d o la forma
d e vestirse, los lugares, los amigos que sus padres desaprue-
ban. E n t i e n d e q u e sus padres la quieren y saben lo q u e más
le conviene.

E n ocasiones tiene dudas. P o r ejemplo.

R u n j : E n este aspecto estoy un poco en el aire. N o sobre


todas las cosas e n el m u n d o , n o sobre todo, n o todo; pero
sobre esto d u d o u n poco, porque la mayoría de la gente
desprecian a los beatniks y cosas p o r el estilo ¿o no? Sé que
m i a m i g a n o t o l e r a r l a salir con ellos.
ENTREVISTADOR: B u e n o , es un p u n t o de vista diferente
¿o n o ?
R U T H : SI, es preciso sólo un p u n t o de vista diferente.
ENTREVISTADOR: ¿ P e r o piensa usted que debe de estar de
a c u e r d o c o n l o q u e piensa la mayoría de la gente a su alre-
dedor?
R U T H : B u e n o , si n o lo hago, habitualmente voy a d a r al
hospital.
F A M I L I A V I H . LOS HEAD*

PERSPECTIVA CLÍNICA

L A INVESTIGACIÓN sobre J e a n H e a d (Jones de s o l t a r a ) y su familia


c o m e n z ó poco tiempo después de q u e presentó un acceso psicótico
d e tipo esquizofrénico.
Se e n c o n t r a b a confusa y ensimismada c u a n d o in;gioó al hospital.
E r a difícil i n t e g r a r su historia p o r q u e hablaba en u n f o r m a vaga
e imprecisa con u n a voz de n i ñ a pequeña, diciendlo h s cosas fuera
d e lugar con frecuencia y deteniéndose b r u s c a m e n t e a m i t a d de las
frases. E n ocasiones, c u a n d o hablaba, se reía sin rmorivo, en forma
incongruente, mientras otras veces lloraba, sin ninjgfa sentimiento
p r o f u n d o aparente. Estas manifestaciones emocionales e r a n , sin
e m b a r g o , pasajeras y su actitud p r e d o m i n a n t e eraa. h d e u n n i ñ o
desconcertado, q u e hacía todo lo posible p o r satisfacer las exigen-
cias de los adultos. H a b í a en ella u n a a c t i t u d sumisa c o m o de
a u t ó m a t a , n o sólo frente a nosotros sino t a m b i é n frente a las en-
fermeras y los miembros de su fimilia. C o n f o r m e fue m e j o r a n d o ,
esta actitud fue menos m a r c a d a p e r o , aún en el rmomento en que
clínicamente estuvo "bien" y c u a n d o volvió a lo qme ella y su fami-
lia decían ser su m o d o de ser n o r m a l , persistió en cierto g r a d o . Su
historia, según se dedujo, es c o m o sigue:
A p r o x i m a d a m e n t e tres años antes había tenido mn "agotamiento
nervioso" d u r a n t e el cual creía q u e sus padres y su marido (enton-
ces su p r o m e t i d o ) habían m u e r t o . F u e t r a t a d a en un hospital ge-
neral y se r e c u p e r ó después d e algunas semanas. Siigoió bien hasta
tres semanas antes de su i n t e r n a m i e n t o c u a n d o e m j yaó a sentir una
"corriente subterránea" en la tienda e n la q u e trabajaba. Alcan-
zaba a oír fragmentos de conversaciones q u e indicaban q u e se es-
taba p r e p a r a n d o un complot e n t r e sus c o m p a ñ e n * de oficina, en
connivencia con ciertas personas desconocidas, p a i r i íobarle, ya que
ella llevaba y traía dinero del b a n c o . E n seguida comenzó a pen-
sar q u e unos hombres e n la calle la vigilaban y L a seguían con Ja
intención, tal vez, de atacarla sexualmente. Est<oj pensamientos
cristalizaron g r a d u a l m e n t e en delusiones y c u a n d o esto sucedió co-
menzó a sentir q u e los objetos tenían un significa do especial para
ella. U n objeto tal e r a , p o r ejemplo, el b o t ó n de arranque de su
automóvil. Su angustia a u m e n t ó y llegó a su c l i m a x el día de
su internamiento, en que repentinamente "se dio c u e n t a " de que su
>47
i 8
4
FAMILIA VIH

esposo h a b í a m u e r t o . B u s c ó la protección d e la policía y fue inter-


n a d a f i n a l m e n t e en el Hospital. A l siguiente d í a d e su i n t e r n a ,
m i e n t o t u v o la seguridad d e que sus padres hablan m u e r t o también.
P a r a sintetizar, los siguientes fueron los rasgos clave d e la psi-
cosis d e J e a n .

1) L a sensación d e ser el centro d e cierta atención e n su t r a b a j o ,


tal vez d e orden sexual, quizá relacionada c o n u n c o m p l o t
p a r a r o b a r l e dinero q u e llevaba al banco.
2) U n a sensación d e q u e su esposo n o e r a su esposo o estaba
muerto.
5 ) U n a sensación d e que sus padres hablan m u e r t o .
L a a d o p c i ó n d e u n a sumisión infantil, seudofestiva, d a n d o
l u g a r e n ocasiones a u n remedo sarcástico d e s u m a d r e , d e su
p a d r e y d e su esposo. U n a vez más necesitamos remitirnos a
la pregunta:

¿En qué medida estas experiencias y esta conducta son compren¬


sibles a la luz de la praxis y del proceso de este vinculo familiar?

ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

L a investigación, iniciada inmediatamente después d e su segundo


ingreso a l hospital, se c o n t i n u ó en forma intensiva d u r a n t e l a fase
psicótica (tres semanas) y después de ella, d u r a n t e siete meses.
Su familia está formada p o r Jean, d e veinticuatro años d e edad,
su esposo ( D a v i d ) , d e veintiséis años, la m a d r e y e l p a d r e d e J e a n
y su h e r m a n o , d e veintiocho años.
Se les entrevistó e n las siguientes combinaciones:

Entrevista Número

Jean 10
Esposo 1
Madre 2
Padre 1
Hermano 1
é a n y su esposo 5
^ e a n y su m a d r e 1
é a n y su padre 1
1
¿ a d r e y padre 1
J e a n , m a d r e , padre y esposo 2

*5
LOS H E A D M9

Se entrevistó también a u n h e r m a n o a d o p t i v o y a l jefe de ella.


Esto representa treinta y c u a t r o horas d e entrevista, d e las cua-
les se grabaron treinta horas.

LA SITUACIÓN DE L A F A M I L I A

T a n t o J e a n c o m o su esposo son hijos d e fervientes cristianos no


conformistas de tendencia fundamentalista.
Aun cuando ambos adoptan u n a a c t i t u d algo m á s liberal que
5us padres, en algunos aspectos son los dos m i e m b r o s activos en
su iglesia y cristianos practicantes.
Pertenecen a esa m i n o r í a pequeña de cristianos q u e t r a t a n acti-
vamente de vivir de a c u e r d o c o n su o p i n i ó n de lo q u e son los
ideales cristianos.
C u a n d o se emprende la tarea de e x p o n e r l a n a t u r a l e z a de la
praxis y del proceso, y p a r t i c u l a r m e n t e la "atmósfera" o el espíritu
de la vida familiar cada u n a de las familias e n esta serie presenta
sus propias dificultades peculiares. L o s H e a d y los J o n e s n o son
ninguna excepción. E n este caso, m u c h a s d e las dificultades de-
penden de que ninguno de ellos, ni J e a n ( a n o ser c o m o "psicó-
tica"), ni su marido, ni su m a d r e , n i su p a d r e , c o n c i b e y m u c h o
menos expresa pensamientos n o cristianos.
E l lector que conozca la escencia a c t i v a de los n o conformistas,
la ideología fundamentalista y su f o r m a d e vida t e n d r á u n a base
sobre la cual situar la especificidad de esta familia y d e sus miem-
bros. N o nos interesa t a n t o la teología e n sí, sino el t i p o de con-
ducta y el tipo de ideales, aspiraciones, pensamientos, sentimien-
tos, que los buenos cristianos de esta clase y sus hijos e s t á n obligados
a manifestar y a abrigar.
Probablemente n o hay un sector d e l a c o m u n i d a d cuyos miem-
bros esperen más de sí mismos q u e esta gente.
Aunque cuando viven en familias y, p o r l o t a n t o , estén dispues-
tos a tener una vida sexual activa c o n sus cónyuges y a c r i a r hijos,
personas tales como los H e a d y sus padres consideran c o m o pecami-
noso el tener cualquier fantasía sexual, a u n e n r e l a c i ó n c o n sus
propios compañeros de m a t r i m o n i o . E s u n t a b ú a b s o l u t o el a b r i g a r
pensamientos sexuales en relación con c u a l q u i e r p e r s o n a . N a t u r a l -
mente que las relaciones sexuales premaritales o e x t r a m a r i t a l e s es-
tán totalmente prohibidas, asi c o m o las caricias y los m i m o s
premaritales.
Típicamente, en la familia J o n e s , el uso de toda clase de cosmé-
ticos era inaceptable: la señora J o n e s sólo h a b í a i d o u n a vez al
F A M I L I A VIII

cinc — p a r a ver la c o r o n a c i ó n d e la r e i n a Isabel—; el señor Jones


nunca había e s t a d o e n el cine. N i t a m p o c o habían estado n u n c a
en un teatro o en u n salón de baile. T e n í a n r a d i o pero no televi-
sión. F u m a r estaba al m a r g e n . £ 1 señor J o n e s acostumbraba fu-
m a r pero dejó d e h a c e r l o p o r q u e d a b a m a l ejemplo. Esto, c o m o
el cine, podía estar b i e n en sí, pero si a él o a su esposa "los veía
fumar o ir al cine u n a persona joven, eso podía ser el principio
de su caída", c o m o decía el señor J o n e s .
Según decían, n u n c a discutían ni se e n o j a b a n . P a r a cualquier
asunto pedían la g u í a de Dios en oraciones individuales y con-
juntas.
A h o r a bien, c u a l q u i e r a q u e i n t e n t a seriamente vivir de acuerdo
con estos ideales se v e envuelto n e c e s a r i a m e n t e en conflictos muy
graves.
E l h o m b r e h a sido c r e a d o frágil, p e r o h a sido condenado a ser
puro. Es m e j o r casarse que q u e m a r s e d e pasión. L a pasión debe
suprimirse antes del m a t r i m o n i o , y fuera del matrimonio, y en
gran medida d e n t r o del m a t r i m o n i o , p e r o debe quedar suficiente
pasión, y suficiente potencia también, p a r a engendrar hijos. Sólo
deben tenerse pensamientos limpios, p e r o hay que m a n e j a r hijos
sucios. L a finalidad esencial de la v i d a es glorificar a Dios, pero
los hijos tienen q u e ser educados en escuelas laicas y necesitan
adquirir c o n o c i m i e n t o s tecnológicos laicos y profanos a fin de com-
petir, c o m o c o n o r g u l l o se espera d e ellos, en u n a sociedad compe-
titiva, en la q u e e l a m o r cristiano tiene p o c o valor mercantil, aun
en el caso de q u e fuera u n p r o d u c t o c o m e r c i a l .
A u n c u a n d o los J o n e s e r a n cristianos d e tiempo completo, sub-
rayaban que su c o n d i c i ó n e c o n ó m i c a n o e r a satisfactoria, y aun
cuando poseían la i n t e r p r e t a c i ó n fundamentalista de las dificulta-
des del h o m b r e r i c o p a r a introducirse al cielo, estimulaban a sus
hijos para q u e sintieran la i m p o r t a n c i a de poseer una casa pro-
pia, de estar en a p t i t u d de "sostener" a los hijos, de tener automó-
vil propio, m o b i l i a r i o decente y otros rasgos materiales modestos
de la "seguridad" d e la clase m e d i a baja, que ellos mismos n o ha-
bían poseído n u n c a .
E l señor y la s e ñ o r a H e a d , especialmente el señor H e a d , estaban
decididos a tener, a diferencia de sus padres, "seguridad" económi-
ca. Vivían en u n a casa bien a m u e b l a d a . C o m o hacía n o t a r el jefe
de J e a n , parecía m á s la casa de u n h o m b r e de negocios ya estable-
cido que la de u n a pareja joven de p o c o más de veinte años de
edad y recién c a s a d a .
Pero, c o m o dijimos, estos dilemas, conflictos, y en ocasiones con-
LOS HEAD »5»

tradicciones, son el c o m ú n denominador de muchas de estas fami­


lias que, c o m o los J o n e s , son los primeros en atestiguar q u e está
fuera de sus posibilidades el vivir sin estos problemas. E n reali­
d a d , definen expresamente su condición h u m a n o espiritual y c a r n a l
c o m o un doble lazo. N o están justificados sino p o r la fe. N a d a les
salva sino la misericordia y la gracia divinas.
Éstos son los antecedentes. A h o r a necesitamos estudiar la for­
m a en que esta familia — l a madre, el padre, el h e r m a n o , la her­
m a n a ( J e a n ) y el esposo de J e a n — vive su situación a su estilo
p r o p i o y original, orientando nuestra atención hacia la c o m p r e n ­
sión (inteligibilidad) de la experiencia y la actuación de J e a n , c a ­
lificadas c o m o psicóticas.
L a familia J o n e s - H e a d constituye una unión c o n vínculos estre­
chos. "Somos u n a familia independiente, estamos adheridos unos
a los otros", según declara sucintamente el padre. L o s hijos naci­
dos d e n t r o de tal g r u p o nacen dentro de los derechos y obligacio­
nes, deberes, lealtades, estímulos y castigos, existentes a ú n , y g r a n
p a r t e de su adiestramiento infantil se emprende, necesariamente,
c o n técnicas paternas para producir la comprensión y adopción d e
todo este sistema.
E n opinión de los dos padres esto se había realizado absoluta­
m e n t e . J e a n había sido u n a joven muy feliz, alegre y b u e n a q u e
e r a t o d o lo que ellos deseaban o esperaban, c u a n d o menos hasta su
p r i m e r a "enfermedad".
E s t o e r a más cierto aún, en cierta forma, de lo q u e se imagina­
b a n . J e a n decía que hasta en un m o m e n t o de nuestra investiga­
ción, n u n c a h a b í a dejado de sentirse controlada, en lo q u e pen­
saba, sentía o h a d a , p o r sus padres.
A h o r a veremos en seguida que J e a n había estado viviendo, se­
g ú n parece, en u n a situación falsa que, aun en las mejores épocas,
e r a apenas sostenible. H a b í a pocas oportunidades p a r a ella p a r a
c a m b i a r , p e r o h a b í a logrado cierto grado de libertad "desdoblan­
d o " su personalidad, c o m o decía.
C o m e n z ó a h a c e r esto, según refería, a la edad de nueve arios,
c u a n d o p o r primera vez fue a un cine con una amiga y los padres
de su amiga, sin que los suyos lo supieran.
H a b i e n d o salido con bien de esto, comenzó después a vivir u n a
vida doble. H a c í a su vida lejos de sus padres, de la c u a l n o les
h a b l a b a . Se m a q u i l l a b a en secreto, iba al cine, salía c o n m u c h a ­
chos, y c o m o c o r o l a r i o de esta división en su vida, cultivaba un
desdoblamiento entre su yo "interior" y su yo "exterior". Sin em­
bargo, su yo "interior" tenía poco espacio para respirar. E s t a b a y
152 FAMILIA VIII

p e r m a n e c i ó e x e n t a de culpa p o r su duplicidad. A u n c u a n d o hacía


estas cosas, n u n c a se liberó del c o n t r o l interior ejercido sobre ella,
e n particular, p o r su padre, y se habría avergonazo m u c h o y sin
razón si él h u b i e r a tenido q u e saber de sus actividades.
Su h e r m a n o m a y o r , quien describía crudamente su propia téc-
nica p a r a r e a l i / a r su propia vida, la estimulaba y la apoyaba en
este aspecto, especialmente desde los nueve hasta los dieciocho
años, hasta q u e él se casó y se fue de la casa. Ella se había e n a m o -
r a d o de un joven c o n el que tuvo amores y relaciones sexuales de
los catorce a los dieciocho años, p e r o él tenía más dinero de lo q u e
ella estaba a c o s t u m b r a d a . A él le gustaba ir a buenos restaurantes,
a la ópera, al t e a t r o y ella n o podía plantearse la posibilidad d e que
a l g u n a vez sus padres se avinieran a él. T e r m i n ó las relaciones,
p o r ello, c u a n d o él la presionó p a r a que se casara con él, y se c o m -
p r o m e t i ó c o n David. Entonces tuvo relaciones eventuales c o n va-
rios hombres sin q u e David lo supiera, naturalmente, d u r a n t e c u a t r o
meses, y entonces t u v o su p r i m e r colapso, cuyas manifestaciones
e r a n u n a p r o f u n d a sensación de cansancio y la idea de que sus pa-
dres habían m u e r t o .
Sin e m b a r g o , se r e c u p e r ó de esto a los dos meses, reafirmó su
c o m p r o m i s o c o n David y p o c o después se casó.
Se había situado, en p a r t e , en u n a posición falsa frente a David
quien, en esa época, n o sabía n a d a de lo que le sucedía. E n p a r t e
se defendió a si m i s m a p o r q u e hizo todo lo que pudo p o r o l v i d a r su
pasado reciente, y alcanzó g r a n éxito, recordándolo sólo c o n pena
y con u n a resistencia considerable en el curso de las entrevistas
con nosotros, y en p a r t e se coludió con su m a r i d o para a d o p t a r la
identidad q u e él le asignaba.
E n cierta m e d i d a esta identidad se semejaba a la que sus pa-
dres le asignaban, p e r o también e r a contradictoria con ésta y con-
tradictoria e n sí misma, y e r a casi totalmente discordante c o n sus
sentimientos "interiores". A pesar de todo, d u r a n t e c u a t r o años
t r a t ó de c o n c i l i a r en su p r o p i a persona todas estas contradiccio-
nes. N o es de s o r p r e n d e r que por, con, o sin la g r a c i a de Dios,
sufriera u n colapso debido a esta tarea imposible.
David d e s a p r o b ó el fracaso d e su esposa p a r a separarse d e sus
padres, sobre la base significativa que ella era a h o r a "una parte de
mi, y no tanto una parte de ellos". Consideramos esto c o m o u n o de
los hallazgos clave en este caso.
A u n c u a n d o , p o r medio del m a t r i m o n i o , había l o g r a d o cierto
a l e j a m i e n t o emocional de sus padres — e r a capaz c u a n d o m e n o s de
LOS H E A D »53

estar físicamente separada de ellos—, esto fue a costa d e ligarse en


Ja misma forma con su m a r i d o .
N i David ni sus padres reconocían esto. A u n q u e m e n o s temero-
sa de él y más capaz de explayarse con él, tenía la sensación que
él e r a también igualmente inaccesible a lo que ella r e a l m e n t e sen-
tía. L a trataba como que "no era ella" c u a n d o manifestaba sus
sentimientos íntimos, o se reía de ellos c o m o si fueran u n a b r o m a .
L e i m p u t a b a los sentimientos y las intenciones que él s u p o n í a que
tenía, frecuentemente en total desacuerdo con los sentimientos e
intenciones que ella expresaba o que, c o m o h a b í a a p r e n d i d o a ha-
cer, se guardaba. Él le negaba intenciones o móviles (praxis) a su
c o n d u c t a que era innegable p e r o discordante con los deseos de él,
atribuyendo tal conducta a la enfermedad (proceso).
O t r a s contradicciones n o reconocidas eran c l a r a m e n t e evidentes:
p o r ejemplo, sobre el p r o b l e m a d e un hijo. David nos dijo con
toda franqueza: "No quiero familia y seré m u y feliz d e n o tenerla
nunca." Justificaba o racionalizaba esto (dinero, d e u d a s , la nece-
sidad de u n a casa, de un automóvil, etc., etc.), con u n a a n d a n a d a
de palabras a la velocidad de doscientas p o r m i n u t o .
P e r o a J e a n le decía que q u e r í a un hijo t a n t o c o m o ella lo que-
ría, p e r o todavía no. Antes q u e n a d a necesitaban d i n e r o p a r a
u n a casa, un automóvil, en seguida más dinero p a r a l i q u i d a r sus
deudas, en seguida para su s e g u r i d a d . . . y después p o d í a n tener el
niño. P e r o esto estaba tan lejano como siempre h a b í a estado.
P a r a hacerlo más p r ó x i m o , sin embargo, J e a n h a b í a a c e p t a d o u n
e m p l e o de tiempo completo, h a b í a admitido dos huéspedes a los
q u e les d a b a todas las comidas, se levantaba a las seis d e la m a ñ a -
na y se acostaba, agotada, a las diez de la noche c u a n d o n o a y u d a b a
a David hasta más tarde, tres veces p o r semana, e n t r a b a j o s d e la
iglesia. David insistía en q u e si bien necesitaban m á s d i n e r o si
h a b í a n de tener un hijo, n o h a b í a necesidad de q u e J e a n estuviera
tan cansada.
David: " . . .bueno, m i r a , la ú n i c a cosa es, J e a n , debes t o m a r las
cosas con más calma, si estás cansada, p o r el a m o r d e Dios vete a
la c a m a , si sientes que necesitas d o r m i r , d u e r m e ; si tienes h a m b r e ,
come."
E n opinión de David, a p a r t e de la falta de d i n e r o y del cansan-
cio d e J e a n , todo era satisfactorio y estaba bien. D a v i d estaba se-
g u r o que J e a n estaba de a c u e r d o con él, poniendo c o m o p r u e b a
de ello u n a complacencia a p a r e n t e c o m o la siguiente:

DAVID: Si tienes especial e m p e ñ o en volver a t r a b a j a r , eso


sólo depende de ti. E s p e r a a ver c ó m o te sientes e n unas cuan-
»54 F A M I L I A VIII

tas semanas — l a s e m a n a p a s a d a n o tenías un deseo especial


de volver ¿o sí? ( J e a n : ¿eh?) E l fin de semana pasado, recuerda
c u a n d o salimos de c o m p r a s dijiste que ni siquiera querías
pasar enfrente del lugar.
J E A N : SÍ, p e r o ya n o m e p r e o c u p a más.
DAVID: E n t o n c e s ¿quieres volver a trabajar?
JEAN: SÍ, si es necesario.
DAVID: N O es necesario, d i g o . . .
JEAN: B u e n o , está bien, n o quiero volver.
DAVID: ( R í e ) . B u e n o , e s o depende totalmente de ti, J e a n ,
si quieres volver allí puedes volver, si n o q u i e r e s . . . bueno, ve
a o t r a parte. Si n o quieres volver para nada, n o tienes p o r
q u é volver. Decías q u e querías tener un trabajo de medio
tiempo de c u a l q u i e r m o d o p a r a tener algo que hacer, p o r una
temporada.
JEAN: SÍ, volveré al m i s m o lugar y trabajaré por las tardes.
DAVID: T a l vez p o d r í a s h a c e r eso si quieres; de todas for-
mas, ya veremos.
JEAN: Sí, está bien.
DAVID: N O c r e o q u e tengas q u e p r e o c u p a r t e p o r n o poder
hacerlo bien. E l s e ñ o r Y o u n g estaba más que satisfecho, en
realidad n o h a b r í a h a b l a d o d e h a c e r t e jefe de ventas si hu-
biera — ¿ m m m m ?
JEAN: N O , n o , n o . ( E s t e ú l t i m o "no" en un tono curioso).
DAVID: ¿ Q u é sucede? ¿ M m m ? .

C o n t i n u a b a s u p o n i e n d o q u e ella estaba de acuerdo con él, aun


c u a n d o ella hacía d e c l a r a c i o n e s c o m o :

JEAN: R e a l y v e r d a d e r a m e n t e tú me estuviste hablando


p a r a h a c e r m e p e n s a r t o d o eso p o r q u e en mi interior n o pien-
so realmente — n u n c a t e n g o en realidad pensamientos— quie-
r o decir, he hablado e n esa forma. Inclusive te he dicho; "bue-
no, sí, es m e j o r . Seguiré t r a b a j a n d o . Me conseguiré un buen
t r a b a j o " y m e conseguí u n t r a b a j o , y siempre he tenido bue-
nos trabajos desde q u e m e casé. I b a a la ciudad todos los días
d u r a n t e dos años. D i g o , p o r q u e yo pensaba q u e . . . y seguía
pensando: "bueno, quizá a h o r a , " y entonces decía: "Oh, tengo
que ir, sigo t e n i e n d o q u e t r a b a j a r . "

David sostiene q u e c u a n d o J e a n es "ella misma" es inteligente


y alegre y ve las cosas c o m o él las ve. Sólo cuando está cansada o
enferma dice estas cosas (las anteriores) que en realidad n o quie-
re decir.

DAVID: . . . C r e o q u e está bien para nosotros seguir así un


LOS HEAD »55

p o q u i t o más y t r a t a r de afianzar ese p o q u i t o a fin d e poderle


d a r al n i ñ o una m e j o r base en la vida.
ENTREVISTADOR: ¿Ella se ha p r e o c u p a d o p o r esto?
DAVID: O h , sí.
ENTREVISTADOR: Dígame, ¿en q u é sentido?
DAVID: B u e n o , c u a n d o hemos estado h a b l a n d o d e esto ha
llorado, sabe, u n a o dos veces c u a n d o hemos h a b l a d o (ríe dis-
c r e t a m e n t e ) . Suena todo m u y d u r o p e r o n o fue así absoluta-
m e n t e . E s t o es c u a n d o hemos estado discutiendo, h a l l o r a d o
y se h a puesto triste quizá porque n o puede c o n v e n c e r m e .
Q u i e r o decir, yo he dicho: "Bueno, si esto te p o n e t a n m a l , es
suficiente, tendremos familia", y c u a n d o h e d i c h o eso ella
dijo: " B u e n o , n o , tu actitud respecto a eso es c o r r e c t a . " E s t o
sucede, p o r lo regular, e n t r e paréntesis, m u y t a r d e en la no-
che, sabe, después que hemos tenido u n d í a pesado o algo
semejante, c u a n d o está cansada y parece ponerse así. A u n q u e
h a estado cansada es c u a n d o he n o t a d o q u e h a sucedido esto.
Y en seguida, a la m a ñ a n a siguiente h a d i c h o : "Sé q u e a la
fría luz del día estoy t o t a l m e n t e de a c u e r d o c o n t i g o , n o vale
la p e n a t e n e r familia todavía", y h a sido sólo e n las raras
ocasiones e n que h a estado cansada c u a n d o se h a desesperado
p o r n o t e n e r familia.

Así, p a r a David, su m u j e r r e a l m e n t e coincide c o n él. Si n o está


d e a c u e r d o n o es p o r q u e esté pensando p o r sí m i s m a sino p o r q u e
n o p u e d e p e n s a r debido a cansancio o enfermedad. E l desacuerdo
resulta, p o r lo t a n t o , u n signo de enfermedad.
Según David, su esposa era, e n t r e otras cosas, m u y c o m p e t e n t e ,
p e r o l o t o m ó m u y en serio y se p r e o c u p ó m u c h o . E r a t a n compe-
tente q u e su a g o t a m i e n t o fue un golpe terrible y u n a sorpresa para
él. P e r o él dijo que n o debía preocuparse de lo q u e pensara de
ella si n o p o d í a salir avante, p o r q u e él sabía que ella saldría avan-
te si n o fuera p o r su enfermedad. A él n o le i m p o r t a b a q u e ella
pensara q u e n o podía l u c h a r p o r q u e él sabía q u e sf p o d í a . £ 1 n o
le m a r c a b a n o r m a s , pero ella e r a perfeccionista. £1 estaba orgu-
lloso d e ella. Si él n o hubiera estado orgulloso d e ella h a b r í a te-
n i d o m o t i v o p a r a preocuparse pero, n a t u r a l m e n t e , él decía que
ella n o debería hacerlo porque n o había n a d a q u e ella p u d i e r a ha-
cer p a r a q u e él n o estuviera orgulloso. Se p r e o c u p a b a p o r la falta
d e aseo. A él m i s m o le gustaban las cosas limpias, p e r o ella n o
debía p r e o c u p a r s e t a n t o porque la casa estaba aseada d e todos mo-
dos. A d e m á s sabía que n o era perfecta, a u n c u a n d o a sus ojos sí
lo e r a . Siempre la había a c e p t a d o tal c o m o e r a .
David, c o m o los padres de ella, n o le indicaba ideales a Jean,
156 F A M I L I A VIII

según la o p i n i ó n d e él, puesto q u e ella y a era ideal. ¿ C ó m o podría


él e n c o n t r a r imperfección en tal perfección? Sólo p o r u n total exce-
so de perfección podía ella preocuparse, cansarse, agotarse tanto, de
n o poder salir avante. P e r o c u a n d o esto sucedía n o e r a ella misma.
E n esta forma, implícitamente, le fijaban un ideal, negaban que
se lo h a b í a n fijado, y en seguida la h a c í a n responsable p o r exigir
tanto de sí m i s m a y p o r t r a t a r d e c u m p l i r con ello, y p o r agotarse
c o m o consecuencia.

PADRE: C r e o que es la ú n i c a cosa buena que puede surgir


de esta experiencia. Q u i e r o decir q u e la gente dice: "ahora
tienes que ayudarte a ti mismo", y todo esto y aquello y lo
otro, bueno, que puede o n o ser el caso, p e r o en este asunto,
pienso que la fuerza p a r a p r e v e n i r el que esto o c u r r a de nue-
vo está en las manos d e J e a n .

L a i m p u t a c i ó n de a u t o n o m í a a alguien que c l a r a m e n t e está ena-


j e n a d o de su yo a u t ó n o m o , p o r la$ personas que perpetúan esta
enajenación, a u n c u a n d o sea inconscientemente, es con seguridad
una g r a n mixtificación.
J e a n estaba en u n a situación falsa, casi insostenible, q u e sólo
fugazmente entreveía c o m o tal. Si discutía c u a n d o estaba cansada
se le decía q u e l o h a c e p o r q u e estaba cansada, y que debería irse
a la c a m a , lo cual hacía y a la m a ñ a n a siguiente estaba arrepenti-
da. Su esposo y sus padres r e z a b a n p o r ella en esas ocasiones.
Su r e c u p e r a c i ó n consistía e n su vuelta al statu quo ante bellum.
D u r a n t e su "colapso" y antes d e r e a d o p t a r el p u n t o de vista de su
esposo y d e sus padres, e x p r e s a b a , en cierta medida, sus sentimien-
tos íntimos, a u n c u a n d o c o n a l g o de apasionamiento y r a r a vez en
forma directa. Su m a n e r a d e hacerlos valer se consideraba simple-
m e n t e c o m o su enfermedad, p o r cuya curación rezaban todos a
fin de q u e se realizara t a n p r o n t o c o m o Dios quisiera.
L o q u e sigue sintetiza la influencia reciproca c u a n d o se le diag-
nosticó c o m o psicótica.

PADRE: B u e n o , a h o r a te ves algo cansada, ¿estás m u y can-


sada?
J E A N : Sí.
ESPOSO: H a b í a e s t a d o riéndose y b r o m e a n d o allá abajo
m i e n t r a s ustedes estaban a q u í arriba y entonces decidió que
q u e r í a dormirse y se q u e d ó d o r m i d a (riendo) ¿o no?
PADRE: D é j a m e s e n t a r m e c o n t i g o y quizá entonces estarás
t r a n q u i l a , ¿quieres? ( J e a n está sentada rígidamente con los
ojos cerrados.)
ESPOSO: Despierta.
LOS HEAD "57

J E A N : I O h ! N o m e hagas eso. ( E n forma enfática e inten-


cional, sigue c o n los ojos cerrados.)
MADRE: N O vas a poder d o r m i r e n la noche ¿o no?
EAN: P e r d ó n , ¿qué?
Í ÍADRE: D i g o que n o vas a poder d o r m i r en la n o c h e ^po-
drás? Si duermes m u c h o de d i a . . . — ¿ m m m ?
J E A N : ¿NO podrás? Oh.
PADRE: T r a j i m o s galletas y uvas.
J E A N : ¿ T r a j e r o n ? (Abre los ojos.)
PADRE: D i g o que las tenemos en el carro.
MADRE: Y u n shampoo. (David ríe, J e a n cierra los ojos.)
PADRE: B u e n o , espero q u e podrás usar el shampoo cuan-
do. . . (suspira).
DAVID: O h , querida.
MADRE: Se ve m u y guapa, David.
PADRE: SÍ, lo pensé c u a n d o la vi.
DAVID: SI, sí. L e traje tres pijamas, unas amarillas, otras
coral y . . . (ríen).
MADRE: T e n e m o s que irnos d e n t r o de unos minutos.
DAVID: ¿ T i e n e n que irse?
MADRE: A propósito, ¿recibiste m i carta?
EAN: N O .
Í ÍADRE: ¿ P o r qué no?
J E A N : (no se le oye).
DAVID: A propósito, gracias p o r su c a r t a .
MADRE: O h , creo que le escribí u n a carta también a J e a n .
PADRE: ¿NO has recibido c a r t a de m a m i ? Quizá la recibas
el lunes.
MADRE: B u e n o , no te decía muchas cosas, pero pensé que
te d a r í a gusto tener unas líneas mías. ¿Recuerdas q u e m e
m a n d a s t e una tarjeta?
DAVID: L á s t i m a que se h a quedado dormida, allá a b a j o . . .
MADRE: ¿Recuerdas la tarjeta que m e mandaste c o n . . .
J E A N : N O , n o recuerdo.
MADRE: A h ¿no recuerdas?
J E A N : N O , n o recuerdo nada.
DAVID: H a estado hablando, platicando, allá a b a j o , ¿sabe?,
sin d e c i r realmente mucho, sólo parloteando (ríe con dis-
creción).
(El p a d r e , la m a d r e y David tratan de atraer la atención
de J e a n . )
DAVID: Bo-ho (Silba) You-hu.
(El p a d r e se inclina y t o m a su m a n o . E l l a retira la suya.)
JEAN: ¡Oh!
DAVID: ¿NO prefieres sentarte en el sofá? Es más c ó m o d o .
¿Quieres, querida?
FAMILIA VIII

MADRE: Ven, q u e r i d a , siéntate.


JEAN: ( C o m i e n z a a h o r a a inclinarse, se sienta d o b l a n d o el
tórax, con los ojos cerrados.)
PADRE: T e vas a caer, te vas a g o l p e a r la cabeza.
J i AN: (con e n f a d o ) . No m e c a e r é d e la silla.
PADRE: Puedes golpearte la cabeza.
JEAN: ¿ P o r q u é m e h a b í a d e g o l p e a r la cabeza?
PADRE: C o n la chimenea.
JEAN: C o n la chimenea.
DAVID: C r e o q u e se h a d o r m i d o (risa ligera).
JEAN: M e d o r m i r é o t r a vez en u n m o m e n t o .
PADRE: B u e n o , n o le has d i c h o m u c h o a m a m á todavía ¿o sí?
JEAN: T o d a v í a n o h e visto a m a m á .
PADRE: B u e n o , allí está.
JEAN: N O , n o es ella.
PADRE: ¿ Q u i é n es entonces?
JEAN: N O sé.
PADRE: ¿Y q u i é n soy yo?
JEAN: N O lo sé.
MADRE: H e m o s venido desde m u y lejos p a r a verte, J e a n .
JEAN: ¿LO has hecho? E s lo q u e m e dijeron antes.
MADRE: SÍ. B u e n o ¿ n o puedes siquiera p r e g u n t a r m e algo?
JEAN: ¿ Q u é quieres q u e te pregunte? (ríe levemente) —¿si
eres F e o si eres u m ? —
MADRE: ¿ Q u i é n es F e ?
DAVID: M e a c a b a d e d e c i r q u e pensaba que usted e r a Fe.
Es alguien q u e t r a b a j a con ella. ( L a m a d r e y David hablan
sin que se les oiga.)
PADRE: B u e n o , ¿ c u á n d o e n t r ó tu m a d r e a verte?
JIIAN: N O sé.
PADRE: ¿ Y t u p a d r e ?
JEAN: N O sé.
PADRE: £ 1 viene h a b i t u a l m e n t e c u a n d o n o estás bien ¿o no?
JEAN: P e r d ó n .
PADRE: T U p a d r e viene h a b i t u a l m e n t e a verte c u a n d o n o
estás bien, ¿o no?
JEAN: M m m m .
MADRE: ¿ H a s visto televisión. J e a n , desde q u e estás aquí?
¿Tienes el televisor, J e a n ?
JEAN: ( a n i m á n d o s e ) Sí, si ves allí fuera, la puedes ver.
MADRE: N o la h e visto todavía.
JEAN: N o la has visto. jOhl
MADRE: ¿ Q u é p r o g r a m a te gusta más?
JEAN: N O recuerdo.
PADRE: ¿ Q u é viste el sábado?
MADRE: C r e o q u e oí el r a d i o entonces.
LOS H E A D »59

PADRE: YO c r e o q u e p u d o h a b e r sido la televisión.


MADRE: T u v e q u e i r a L o n d r e s ayer. F u i dos veces a L o n -
dres en esta s e m a n a , a los Comités.
J E A N : ¿Fuiste?
MADRE: M m m . E l m a r t e s y el viernes. N o te e n c o n t r é esta
vez. ¿O sí?
JEAN: ¿NO?
MADRE: A y e r . . . tú estás aquí, ¿o no?
DAVID: Sí, se a c a b a de q u e d a r d o r m i d a , estaba profunda-
m e n t e d o r m i d a , casi r o n c a n d o ahora. P r o b a b l e m e n t e despier-
ta e n c i n c o m i n u t o s (ríe nerviosamente).
PADRE: P á s a t e al sofá, querida.
J E A N : N O — o o (con enfado). ¿Me quieren dejar sola, p o r
favor? Gracias.
PADRE: B u e n o , n o necesitas d e c i r . . .
MADRE: B u e n o , necesitas ser amable con nosotros mientras
estamos aquí, linda, p o r q u e . . .
J E A N : ( S a r c á s t i c a m e n t e ) : Sí, tengo que serlo, o n o , m a d r e
q u e r i d a (pausa), (David y el padre ríen al mismo t i e m p o ) .
DAVID: O h q u e r i d a , querida.
PADRE: ¿Estabas d o r m i d a ?
JEAN: No.

T r e s semanas después su c o n d u c t a , aun c u a n d o más n o r m a l clí-


n i c a m e n t e , d a m o t i v o d e p e n a a sus padres y a David, y a que
P a d r e : . . . n u n c a h a h a b i d o ninguna manifestación de agradeci-
m i e n t o o de a t e n c i ó n , b u e n o , a p a r e n t e m e n t e , así nos parece, la
enfermedad la h a r e d u c i d o a u n estado d e n o enterarse de las de-
m á s personas, y h a c e m u c h o q u e n o hay u n a manifestación de agra-
d e c i m i e n t o ¿o no? — C u a n d o m e n o s ésa es nuestra impresión ge-
neral.
U n mes más t a r d e h a vuelto a tener atenciones j manifestacio-
nes de a g r a d e c i m i e n t o p o r las preocupaciones, p o r d afecto y p o r
las oraciones de sus p a d r e s y d e su m a r i d o , p e r o es m u c h o más
sincera que su yo n o r m a l .

DAVID: ¿Puedes precisar q u é es? P o r q u e yo no puedo, qui-


siera saber q u é es, si es q u e tienes alguna i d e a de lo que po-
d r í a ser (pausa). ¿ H a y algo en nuestras relaciones que tú se-
pas, J e a n , y p o r lo q u e n o eres feliz?
JEAN: Sólo q u e q u i e r o u n a familia, eso es todo.
DAVID: SÍ, l o s é . . .
J E A N : Sigues diciendo: "No, n o vamos a tener ninguna".
DAVID: ¿Dices q u e sigo diciendo q u e no?
JEAN: B u e n o , c a d a vez q u e lo sugiero, d i c e s q u e n o pode-
mos darnos ese lujo.
i6o FAMILIA VIII

DAVID: Bueno, hasta a h o r a n o hemos podido d a r n o s ese


lujo. Podría ser q u e ésta fuera una d e las p r i m e r a s . . . q u e
fuera una de las cosas; estoy dispuesto a a c e p t a r ese hecho. Sé
que siempre q u e hemos discutido esto J e a n se ha t r a s t o r n a d o .
Y sin embargo, en otras o c a s i o n e s . . . t o d o depende, ¿sabe?, en
diferentes ocasiones c u a n d o J e a n ha estado cansada, c o m o po-
dría decirse, a la fría luz de la m a ñ a n a , entonces J e a n h a
dicho: "No, obviamente no podemos p e r m i t i r n o s esto, obvia-
mente necesitamos tener antes estas otras cosas, necesitamos
estabilizarnos antes, necesitamos p r o c u r a r n o s . . . "
JEAN: C r e o que eso es lo q u e m e has repetido.
DAVID: ¿LO crees?
JEAN: P o r q u e c u a n d o recién nos casamos pensé q u e íba-
mos a dedicarnos a tener familia. N o sabía q u e íbamos a
t e n e r . . . al principio, c u a n d o nos casamos, n o pensé q u e fué-
ramos a c o n t i n u a r por varios años, r e a l m e n t e no.
DAVID: B u e n o , lo decidimos; decidimos eso antes de casar-
nos, ¿o no? (Pausa.)
JEAN: B u e n o , siempre te he dicho: " O i r á gente lo puede
hacer, ¿por q u é nosotros no? T u d i n e r o n o es tan m a l o .
DAVID: P e r o la mayor parte de la g e n t e tiene algo q u e las
apoya y tienen padres que les pueden a y u d a r a u n q u e sea
un poco, ¿o no?
JEAN: N O tiene caso estar diciendo s i e m p r e . . . estar discu-
tiendo que n u n c a llegaremos a tener un h o g a r . . . ¿o sí?

C o m o su esposo, dice,
Sí, sí, es un p r o b l e m a decididamente. Siempre ha sido un pro-
blema desde que nos casamos, sin ningún l u g a r a d u d a . E s t o ha
sido un problema p a r a los dos. P e r o p o r lo que a m í toca, me
gustan los niños. Siempre me han gustado, siempre m e he llevado
bien con los niños.
Más tarde, sin e m b a r g o , conforme ella se pone "mejor", llega a
a d o p t a r más cabalmente el p u n t o de vista de su m a r i d o . A m b o s
coinciden en que tendrán familia c u a n d o las cosas se arreglen. £ 1
la desea tanto c o m o ella. A veces ella está cansada p o r q u e trabaja
demasiado y se desahoga un poco, pero necesita cuidarse p a r a n o
cansarse demasiado, porque hay u n a v e r d a d e r a necesidad para ha-
cerlo. Ella tiene su propio criterio, y es u n a persona e x t r e m a d a -
m e n t e satisfecha y feliz, etcétera, etcétera.

Las discusiones anteriores y los resúmenes hechos n o hacen cabal


justicia a los rasgos, peculiarmente cristianos, de esta familia. És-
tos n o se pueden con facilidad caracterizar p o r m e d i o de transcrip-
ciones específicas, relativamente cortas; se advierten m u c h o m e j o r
LOS H E A D 16

por la forma de expresarse y t a m b i é n p o r el estilo de actividad que


puede verse.
E l siguiente pasaje, q u e n o se refiere específicamente a J e a n , ilus-
tra su p r á c t i c a del cristianismo. A d o p t a r o n un niño p e q u e ñ o para
darle u n buen hogar cristiano. E s t e n i ñ o ( J a n ) era u n "travieso
terrible".

ENTREVISTADOR: ¿Necesitaba q u e se le pegara en ocasiones?


MADRE: Oh, sí, muy seguido.
ENTREVISTADOR: ¿ P o r qué?
MADRE: Bueno, p o r h a c e r deliberadamente cosas que le de-
cíamos que n o hiciera.
ENTREVISTADOR: ¿Puede r e c o r d a r alguna ocasión especial?
MADRE: C u a n d o estaba e n la escuela tenía la costumbre de
sentarse alrededor del patio d e j u e g o y arrastrar sus zapatos
y todo eso, sabe, y venía a casa c o n sus zapatos todos estropea-
dos y se le decía y volvía a h a c e r lo mismo al día siguiente.
N o tenía ningún efecto en él, ¿ve?
ENTREVISTADOR: ¿Arrastraba sus zapatos?
MADRE: Bueno, usted sabe, h a c í a muchas cosas que se le
decía q u e n o hiciera. Es decir, los niños n o deben sentarse
en el patio, en el lodo. Y a n d a r a gatas alrededor del patio
y a r r a s t r a r las puntas de los zapatos y todo eso. E s o es lo que
tenía la costumbre de h a c e r y de hacerlo deliberadamente,
usted sabe, porque le decíamos q u e n o lo hiciera. Ésa era la
cuestión. E r a un niño q u e h a c í a las cosas que se le decía
q u e n o hiciera.
ENTREVISTADOR: H a b í a tenido poliomielitis, ¿no?
MADRE: H a b í a tenido poliomielitis, sí.
ENTREVISTADOR: B u e n o , ¿podía caminar?
MADRE: Oh, sí; c u a n d o llegó con nosotros n a t u r a l m e n t e te-
níamos que llevarlo y t r a e r l o d e la escuela, pero m e j o r ó tan-
to que se le dio de alta en el hospital, aun c u a n d o nunca h a
estado bien. Sus piernas q u e d a r o n afectadas.
ENTREVISTADOR: ¿SUS piernas quedaron afectadas?
MADRE: Oh, si, m u c h o .
ENTREVISTADOR: ¿En q u é sentido?
MADRE: B u e n o , n a c i ó con pie zambo y luego la poliomie-
litis lo agravó. T o d a s las noches tenía que acostarse con apa-
ratos, sabe. T e n í a todos los ligamentos rotos p o r detrás y
necesitaba acostarse con a p a r a t o s para detenerlos.
ENTREVISTADOR: Oh, veo, sí, está bien.
MADKF: ASÍ es que e s t a b a . . . estaba muy incapacitado real-
mente, así es que, digo, necesitaba más cuidados que nuestros
propios hijos, realmente.
FAMILIA VIII

ENTREVISTADOS ¿ASÍ es q u e tenía pie z a m b o y tenía sus


pies c o m o deformados p o r la poliomielitis además?
MADRE: M m m , sí, así es. Sus pies n o crecieron nunca. Es-
taban todos encogidos. Así es q u e e r a inválido y necesitaba
cuidados. E s p o r lo q u e decimos q u e J e a n y Carlos eran ma-
ravillosos p o r q u e e l l o s . . . ella tenía la costumbre de esperar
pacientemente y t r a e r l o a la c a s a . . .
ENTREVISTADOR: ¿ C ó m o . . . ? B u e n o , ¿así es que estropeaba
m u c h o los zapatos?
MADRE: Oh, sí; eso es sólo u n aspecto sin importancia. E r a
en p a r t e p o r su invalidez, n a t u r a l m e n t e , y . . . p e r o hacía las
cosas q u e le pedíamos q u e n o hiciera, l o h a c í a deliberada-
m e n t e sólo p a r a a t r a e r la atención, pensábamos.
ENTREVISTADOR: Sí, bueno, s e g u r a m e n t e . . . p o r esto le pe-
día q u e m e diera u n ejemplo.
MADRE ( p e n s a n d o ) : Digo, en la mesa y varias cosas pare-
cidas. . . él siempre q u e r í a las mejores cosas y si u n o decía,
bueno "no, n o más", h a c í a u n a escena, sabe, y se ponía c o m o
se ponen los niños.
ENTREVISTADOR: D e c í a . . . ¿o q u i e r e usted decir que hacía un
berrinche?
MADRE: Sí, lo h a c í a , sí, oh sí.
ENTREVISTADOR: ¿ F u e así desde el principio?
MADRE: Sí, siempre tuvo la c o s t u m b r e d e exaltarse mucho.
ENTREVISTADOR: ¿Sabe usted si e x t r a ñ a b a m u c h o a su madre?
MADRE: N O , n o p a r e c í a e x t r a ñ a r a su m a d r e .
ENTREVISTADOR: ¿ P a r a n a d a ?
MADRE: N O , n u n c a p r e g u n t ó p o r ella.
ENTREVISTADOR: ¿ N O le e x t r a ñ ó esto a usted?
MADRE: O h sí, bastante. P e r o pienso que ellos t a m b i é n . . .
eran m u y adaptables. E s t a b a n t a n acostumbrados a estar en
distintas situaciones y n a t u r a l m e n t e se a d a p t ó realmente.
ENTREVISTADOR: C u a n d o tenía c i n c o años, ¿llegó para que-
darse c o n ustedes?
MADRE: SÍ, antes d e los cinco años.
ENTREVISTADOR: ¿ C ó m o era? ¿ E r a m u y tranquilo?
MADRE: O h n o , n o disfrutaba las cosas. N o creo que tuviera
edad para darse c u e n t a , sabe. H a b í a estado en el hospital, y
con o t r a gente en distintos lugares, así es q u e . . .
ENTREVISTADOR: ¿ N O cree usted q u e tuviera edad suficiente
para darse c u e n t a de q u e n o tenía m a d r e ?
MADRE: N O , n o , r e a l m e n t e no. B u e n o , sabía que venía a
vivir con nosotros, ¿sabe?, e r a un n i ñ o m u y pequeño ¿o no?
Menos d e cinco años.

i, según la m a d r e , e r a m u y feliz, u n poco exagerado, pero no


LOS H E A D

nervioso. Se o r i n a b a e n la c a m a y "lo o t r o también", terriblemen-


te, y desde luego, se le castigaba p o r ello, y se m o r d í a las uñas
"hasta el hueso", p o r l o q u e se le ponían los brazos y las m a n o s en
bolsas q u e se a t a b a n a su c u e r p o p o r medio de cintas q u e se a m a -
r r a b a n e n l a espalda.
Sin e m b a r g o , decía q u e desde entonces el n i ñ o se h a b í a d a d o
c u e n t a d e lo travieso q u e e r a y que está agradecido.
L o s p a d r e s y el m a r i d o (de la m a d r e ) demuestran u n a incapaci-
d a d n o t a b l e p a r a darse c u e n t a de los puntos d e vista d e otras per-
sonas, y n o son conscientes en absoluto de esta incapacidad.
S o l a m e n t e p o r q u e J e a n n o sufrió de pie z a m b o congénito y de
poliomelitis es quizás p o r lo que es menos o b v i o q u e la imagen
q u e la m a d r e tiene de ella es tan inaccesible desde su p u n t o d e vis-
t a c o m o sucedió c o n el caso de J e a n .
J e a n e r a "bastante normal", "todo n a t u r a l " , "una joven m u y
b u e n a r e a l m e n t e " " n u n c a lloraba". A u n c u a n d o difícil d e destetar,
1
"tuvimos u n a p e q u e ñ a lucha". N o tuvo objeto transitorios. "Bue-
no, n u n c a la estimulé p a r a h a c e r muchas de esas cosas p o r q u e
pensé, usted sabe, se v a a la c a m a a d o r m i r . Y o decía bueno, la
c a m a es la c a m a y deben irse a d o r m i r y a la c a m a , eso pensaba."
R e s p e c t o al j u e g o d e a r r o j a r cosas fuera de l a c a m a , la m a d r e
dice:

N o , n o c r e í q u e fuera un juego, p e r o quiero decir q u e a


veces, c u a n d o u n o está fuera, tiran cosas y hay q u e recogerlas
(ríe) p e r o m u c h o s niños lo hacen ¿o no? F c r o n o r e c u e r d o
n a d a especial e n relación con esto. Q u i e r o decir q u e fueron
n a d a m á s niños normales.

N o h u b o n a d a d e celos e n relación con el h e r m a n o de J e a n y


"fue m a r a v i l l o s a con J a n , sin celos".
Según J e a n , sin e m b a r g o , h a b í a tenido (desde antes d e los cinco
años) pesadillas de árboles y sombras horribles, amenazadoras y si-
niestras. D e s p e r t a b a g r i t a n d o y su padre la castigaba p o r ello. E s t o
sucedió repetidas veces. U n a noche despertó g r i t a n d o p o r q u e veía
u n p e r r o e n su c u a r t o . Su p a d r e le pegó. Siempre le tuvo miedo
a la o s c u r i d a d y se lo tiene todavía.
A la e d a d d e c a t o r c e años comenzó a a s u s t a r e d e estar sola.
C u a n d o tenía dieciocho años trabajaba en u n a c a s a r o d e a d a de bos-

1 Objetos transicionales: cobertores, ropa, muñecas, etc. cjie los niños quieren
tan entrañablemente (descrito por Winnicott, D. W . [ 1 9 5 1 } "Transitional Ob-
jects and Transitional Phenomena", en Collected Paper ¡> Londres: Publica-
ciones Tavistock; Nueva York: Basic Books, 1958.)
F A M I L I A VIII

ques. Se i m a g i n a b a que hombres acechaban allí y se aterrorizaba,


pero n u n c a lo demostró. Se sentía c o m o u n a niña pequeña, y a u n q u e
n u n c a g r i t ó en estas ocasiones, le daban ganas de c o r r e r a lo l a r g o
del c a m i n o .
Según la m a d r e , n u n c a había habido ninguna falta de a r m o n í a
en las relaciones de J e a n con ella. Naturalmente que n o siempre
había estado de a c u e r d o con todo lo que su madre decía, pero siem-
p r e se h a b í a n llevado m u y bien. N u n c a había habido resentimien-
tos entre ella y sus padres, ni n u n c a había parecido q u e r e r m á s a
su p a d r e que a su m a d r e , porque los dos habían p r o c u r a d o t r a t a r -
la igual.
E l p a d r e decía que J e a n acostumbraba hacer rabietas. L a m a d r e
a g r e g ó r á p i d a m e n t e : "Bueno, se pone un poco excitada p e r o n o
e n o j a d a . N o he sabido n u n c a que se ponga tan mal ¿tú sí?" E l señor
J o n e s estuvo de acuerdo; coincidieron en que n u n c a se enojaba
p o r q u e n o era irritable, aun c u a n d o había tenido uno o dos a r r a n -
ques en q u e había tirado cosas, pero que eso n o era n a d a "real-
mente". Siempre había sido u n a niña controlada y responsable.
Ellos mismos n u n c a se enojaban con la gente "realmente". N o
podían h a c e r l o en su trabajo y, además, no era cristiano. E l señor
J o n e s e r a sarcástico, pero t r a t a b a de evitarlo. N o se disgustaban
sin j a z ó n . N a t u r a l m e n t e se indignaban, se indignaban con razón
frente a c u a l q u i e r injusticia. E l señor J o n e s decía que él tenía fama
de h a b l a r claro, pero que t o d o era cuestión de control. E l control
era el resultado de la experiencia y los jóvenes eran inexpertos, sin
n a d a q u e los hiciera retroceder, pero J e a n no lo era. C o m o la m a -
yoría d e "nosotros" sería capaz de pelear por las personas más dé-
biles, p e r o n u n c a se enojaba. Venían de una estirpe que p r o c u r a b a
quedarse tranquila o sentirse lastimada si se le ofendía, más bien
que blasfemar o demostrarlo. Se avergonzarían de perder los estri-
bos. D e s h o n r a r í a n su fe cristiana. Si alguien tratara de lastimarlos
lo c o m p a d e c e r í a n y rezarían p o r él. Abogaban por una forma de
vida q u e consideraban ideal a la manera cristiana. E r a n fundamen-
talistas, p e r o n o debíamos pensar que fueran fanáticos. Represen-
taban u n a d o c t r i n a religiosa equilibrada y, consecuentemente, de-
j a b a n a sus hijos ir hasta donde creían que era correcto. L o s hijos
n o h a c í a n n a d a obligados p o r su autoridad paterna; p o r ejemplo,
h a b í a n f o r m a d o su propio hogar.
H a y u n tabú absoluto en c u a n t o a abrigar o expresar "malos"
pensamientos. Se ve al esposo luchando enérgicamente, y siendo
d e r r o t a d o finalmente por este tabú, en lo que sigue.
Al preguntársele sobre J e a n y su madre dice:
LOS HEAD

U m . . . (sonríe) u m . . . bueno, h o n r a d a m e n t e pienso q u e


e l l a . . . —sé que siempre h a querido e n t r a ñ a b l e m e n t e a su pa-
dre, es la relación habitual que r e a l m e n t e pienso c u a n d o se
tiene m a d r e , padre, hija e hijo. L a m a d r e d e J e a n es, c r e o
yo, e x t r e m a d a m e n t e cariñosa y la adora, p o d r í a decirse. J e a n
y su padre se avienen m e j o r que J e a n y su m a d r e . J e a n y su
m a d r e también se llevan e x t r a o r d i n a r i a m e n t e bien. N o hay,
n o creo que haya ninguna dificultad real, n o , q u e yo sepa.

L a señora J o n e s suponía que J e a n h a b í a tenido m i e d o a la os-


c u r i d a d c u a n d o era niña, realmente, p e r o n o m á s de lo q u e ella
misma a su edad. A la señora Jones misma n u n c a le h a b í a gustado
la oscuridad, pero creía, realmente, que esto e r a m á s o menos nor-
m a l en una niña. Conocía multitud de jóvenes a los que n o les
gusta salir en la oscuridad, y cuando J e a n creció n o parecía que
esto le molestara m u c h o . Después de todo, n u n c a h a b í a tenido luz
c u a n d o se acostaba, lo que demostraba q u e n o le tenía m i e d o a la
oscuridad. N u n c a la habría dejado gritar en la oscuridad. Deci-
d i d a m e n t e J e a n n u n c a había tenido pesadillas. L e s había tenido
m u c h o miedo a* los perros, pero nunca se h a b í a q u e j a d o d e nin-
g u n o en particular.
J e a n y su h e r m a n o n u n c a habían querido estar fuera de casa
tarde. C o m o cristianos que eran nunca c o n t a b a n c o n ir a teatros o
cines. N u n c a habían ido a un baile y la señora J o n e s n o creía que
hubieran tenido en realidad ganas de ir. Es cierto que en u n a oca-
sión J e a n le había dicho cuando vio en un a p a r a d o r u n traje de
noche: "Oh, m a m i , n u n c a podré usar un traje de noche", p e r o
n a t u r a l m e n t e a h o r a J e a n , desde su m a t r i m o n i o iba a fiestas.
J e a n n u n c a había usado maquillaje. N o h a b í a querido, n o p o r -
que sus padres le hubieran evitado hacerlo. A ellos n o les gustaba,
en realidad, pero ellos n o intervenían, a u n q u e J e a n sabía c ó m o
pensaban. N u n c a había tenido discusiones p o r ello, ni las h a b r í a
p o r ir al cine. Ellos fueron razonables en relación con ella. Defi-
nitivamente n o le habrían dicho que n o fuera, en realidad. N u n c a
tuvieron un disgusto por ello. N u n c a h a b r í a n discutido p o r q u e
ella deseara ir a un baile, pero nunca se h a b í a p l a n t e a d o esto,
porque ella, en realidad, n u n c a quiso ir a un baile: De h e c h o nun-
ca había ido a ninguno, nunca fue.
J e a n n o leía m u c h o . Su m a d r e pensaba que ya había leído d e m a -
siadas revistas "y esa clase de cosas", pero en realidad, n o leía m u -
cho. N o h u b o jamás problemas respecto a libros que n o les gus-
taran a ellos o que tuvieran que evitárselos. R e s p e c t o a periódicos,
n u n c a le interesaron a J e a n , nunca había sido u n a gran lectora de
166 FAMILIA VIII

periódicos, a u n c u a n d o pudo haberse interesado más p o r los perió-


dicos después de q u e se fue de la casa, a los dieciocho años. N o
sabían lo q u e h a b í a pasado c u a n d o se fue de la casa. N o tenían
ninguna objeción respecto a que leyera periódicos.
N i t a m p o c o h a b í a n tenido ninguna objeción respecto a q u e J e a n
y su h e r m a n o tuvieran el r a d i o conectado, pero de h e c h o n o lo
ponían m u c h o p o r q u e n o querían. N u n c a tuvieron n i n g ú n pro-
blema sobre esto. N a t u r a l m e n t e que n o lo conectaban en domin-
go, p e r o fuera d e eso, acostumbraban o í r las noticias, la h o r a de
los niños, o c u a n d o pasaba algo agradable. P e r o n u n c a interferían
c u a n d o ella lo oía. De todas formas n u n c a había tenido m u c h o
tiempo p a r a escuchar radio y t a m p o c o h u b o disgustos p o r l a mú-
sica o porque J e a n conectara el radio c u a n d o n o debía.
Algunas ocasiones había protestado, p o r q u e se le p e d í a q u e hi-
ciera algo, p e r o n a d a importante. L o s padres, en estas ocasiones,
se ponían de a c u e r d o p a r a a c t u a r juntos. T r a t a b a n d e n o i r u n o
contra el o t r o , p o r q u e si estaban divididos fracasaban en sus obje-
tivos.
J e a n n u n c a había fumado en casa. F u m ó a l g u n a vez, pen-
saba su m a d r e , p e r o n o creía que hubiera adquirido u n h á b i t o , en
realidad. N o creía que J e a n fumara a h o r a para n a d a . N o se
suscitó n u n c a ningún problema respecto a fumar. N o c r e í a q u e a
J e a n le gustara. A ellos n o les h a b r í a gustado que J e a n f u m a r a ,
realmente. Se le hubieran evitado. N o tenían n i n g u n a objeción
c o n t r a el cigarro, en sí, etc., etc.
J e a n había sido muy popular con los muchachos. Su m a d r e ha-
bía sido m u y feliz p o r ésto; después de todo, los traía a casa. Siem-
pre acostumbraba traerlos a casa. Ellos n o se lo evitaban. P o r lo
que toca a muchachos que n o hubiera t r a í d o a casa, n u n c a supie-
ron de ellos, realmente, pero n o les h a b r í a gustado m u c h o . H a -
bía habido u n o o dos que trajo a casa c u a n d o vivían en o t r a más
grande, que n o les habían gustado. F u e r o n m u c h a c h o s d e tipo
m u n d a n o q u e n o encajaban bien en su "ambiente". N o t r a t a r o n
de evitar que J e a n saliera con esos muchachos. N o impusieron
reglas ni límites. E n lugar de ello rezaban p o r ellos p o r q u e consi-
deraban que estas cosas eran regidas p o r el Señor. P e r o decían que
esperaban que los amigos de su hija fueran buenos cristianos.
L a s siguientes son algunas de las afirmaciones de la m a d r e sobre
J e a n y la sexualidad:

i) N u n c a tratamos de evitar que J e a n usara cosméticos o


fuera a bailes. N u n c a le dijimos que n o lo hiciera.
LOS H E A D 167

2) N a t u r a l m e n t e que habríamos sido más felices si n o lo


hacia, p o r q u e teníamos que p o n e r el ejemplo.
J ) N a t u r a l m e n t e que queríamos q u e saliera con muchachos
y que fuera atractiva.
4) H a b r í a n tenido dificultades si J e a n h u b i e r a querido sa-
lir con u n m u c h a c h o , a u n q u e fuera católico, si perte-
necía a o t r o credo. P e r o
5 ) J a m á s h u b o n i n g ú n conflicto p o r q u e J e a n n u n c a quiso
usar p i n t u r a p a r a los labios ni salir con muchachos que
n o fueran del mismo credo.

L a imagen que tiene el señor J o n e s de J e a n es semejante a la


q u e tiene su esposa. N u n c a la tuvieron sujeta. E s fuerte e inde-
pendiente. Su inteligencia es n o r m a l y vivaz. T a m b i é n de niña
fue así. Estuvo más sujeta de n i ñ a y e r a m á s difícil de disciplinar
y c o n t r o l a r que su h e r m a n o , a u n q u e esto solo fue incidental. Ge-
neral y esencialmente n o h u b o "problemas, ni castigos, ni disci-
plina en este sentido".
L a s aseveraciones d e D a v i d señalan la m i s m a condición:
Estas mistificaciones d e b e n situarse d e n t r o del contenido de un
vínculo que se e x t i e n d e desde sus padres p a r a a b a r c a r a su marido.
Sus padres le pedían q u e fuera a t r a c t i v a , p e r o q u e n o utilizara
sus atractivos en la f o r m a habitual. D a v i d esperaba que ella se hi-
c i e r a atractiva p e r o n o q u e a t r a j e r a a los hombres. N o es de sor-
p r e n d e r el que llegara a preocuparse p o r ser demasiado atractiva,
p o r q u e se le perseguía. I n c a p a z de e x p r e s a r la falta d e satisfacción
con su m a r i d o e i m p e d i d a i n t e r n a m e n t e p a r a e x p r e s a r l a o bien su
decepción, decía q u e n o tenía m a r i d o . N o atreviéndose a rechazar
o a desafiar a sus padres a b i e r t a m e n t e , lo hizo c o n bastante clari-
d a d pero en u n a f o r m a q u e es "esquizofrénica".
APÉNDICE

Algunos rasgos atribuidos por la Rasgos atribuidos a si misma por


madre, el padre y el esposo a Jean Jean

Padre y Madre

S i e m p r e feliz Con frecuencia d e p r i m i d a y te­


merosa

Su v e r d a d e r o yo es vivaz y jovial guardaba las apariencias

n o h a b í a falta de a r m o n í a en la la falta de a r m o n í a e r a tan c o m ­


familia pleta que n o le podía decir n a d a
a su familia
N u n c a la tuvieron sujeta
por medio del sarcasmo, la ora­
ción o el ridículo t r a t a b a n d e
manejar su vida en todos los as­
pectos importantes

J e a n tiene su propio criterio cierto en d e t e r m i n a d o sentido,


pero todavía demasiado a t e r r o r i ­
zada por su padre p a r a decirle
sus verdaderos sentimientos, to­
davía se siente c o n t r o l a d a p o r él

J e a n nunca quiso quería y lo h a c í a

ir al cine quería y lo hacía

salir con muchachos de otro


credo quería y lo h a c í a

t e n e r relaciones sexuales antes


del m a t r i m o n i o quería y lo hacía

ir a bailes quería y lo hacía

ir a restaura ules quería pero n o podía

ir al t e a t r o quería pero n o podía

leer libros quería pero le daba miedo

Esposo

J e a n tiene m u c h a confianza y es muy insegura de si misma


m u y capaz
J e a n y él ven todo de la misma J e a n ve muchas cosas en forma
manera distinta
ios
FAMILIA IX. LOS IRWIN

PERSPECTIVA CLÍNICA

MARY tiene veinte años. Es u n a m u c h a c h a rolliza, atractiva, cuyos


movimientos y palabras son lentos y c u i d a d o s a m e n t e seleccionados.
Su enfermedad h a seguido la típica secuencia de la demencia
precoz. E s t u v o bien a p a r e n t e m e n t e h a s t a los quince años. E n t o n -
ces comenzó a perder interés en su t r a b a j o e n la escuela y perdió
su lugar en la clase.
Antes había sido feliz y sociable. Se volvió hosca y d e j ó sus amis-
tades.
Al salir de la escuela n o p u d o d e c i d i r lo q u e q u e r í a hacer, pero
en seguida e n t r ó a una oficina. C o n s e r v ó su puesto d u r a n t e dos
años, y después lo dejó p o r falta de interés. Después de esto no
quería hacer nada, pero p r o n t o t o m ó u n nuevo t r a b a j o . Se le des-
pidió a los tres meses p o r i n c o m p e t e n c i a . D u r a n t e los nueve meses
siguientes se le despidió de otros dos trabajos p o r la m i s m a razón.
Poco tiempo después fue i n t e r n a d a en este hospital p o r p r i m e r a vez.
E n la época en que salió de la escuela a d o p t ó varias "costum-
bres" como inspirar y e x p i r a r r u i d o s a m e n t e y toser. Se q u e d a b a de
pie o sentada inmóvil p o r más de u n a hora. Después, en el hospi-
tal, resoplaba, tosía o gesticulaba, y se q u e d a b a sentada o de pie
inmóvil hasta que se le obligaba a moverse.
C u a n d o la vimos iba a ser i n t e r n a d a p o r tercera vez después de
haber pasado veintidós meses d e los últimos v e i n t i c u a t r o en otros
dos hospitales psiquiátricos.
Durante su estancia en el hospital, había estado en aislamiento,
había adquirido la reputación de q u e se consumía en estados de
excitación catatónica, se le había sedado p o r m e d i o de electrocho-
ques diarios, y se le "sostenía" con electrochoques y Stclazine.
Desde su enfermedad sus padres la consideraron i n m a n e j a b l e en
el hogar. Aun c u a n d o deseaban q u e se r e c u p e r a r a , se consideraban
incapaces de enfrentarse a su e n f e r m e d a d hasta q u e n o se hubiera
"recuperado suficientemente".
l a lista de los síntomas y signos esquizofrénicos incluía bloqueo
del pensamiento y exceso de ideas, vaguedad, ideas especulativas
imprecisas sobre el significado d e la vida, incapacidad para enfren-
tarse a las dificultades de la vida y agresividad para vencerlas.
Se notaba indiferencia afectiva e incongruencia afectivo-cognosci-
170 FAMILIA I X

tiva, y delusiones d e persecución, p o r ejemplo, que su m a d r e estaba


m a t a n d o su criterio, se e n c o n t r a b a n también.
Se decía que su indiferencia afectiva d a b a lugar, repentinamente,
a accesos de e x c i t a c i ó n y violencia absurdos e incontrolados.
Se señalaban t a m b i é n diferentes movimientos estereotipados, ges-
ticulación, inmovilidad c a t a t ó n i c a , negativismo, flexibilidad cérea
m o d e r a d a y ocasional, o b e d i e n c i a a u t o m á t i c a , etcétera.
Su historia familiar e r a n e g a t i v a y n o se advertía ninguna relación
e n t r e sus síntomas y su a m b i e n t e .
E s t e caso es, en especial, interesante p o r q u e la joven h a b í a sido
estudiada especialmente c o n t o d o detalle desde u n p u n t o de vista
clínico psiquiátrico, p o r sospecharse u n a encefalitis a n t e r i o r a las
primeras manifestaciones psicóticas. Estos estudios fueron negativos
p o r lo que toca a hallazgos orgánicos.
L a opinión de los p a d r e s sobre esta joven c o m o "enferma" era
esencialmente c o n g r u e n t e c o n el c u a d r o clínico psiquiátrico.
Presentaremos a q u í u n c u a d r o r a d i c a l m e n t e diferente en el cual
el atributo de e n f e r m e d a d resulta comprensible sociológicamente.
Veremos c ó m o esta e n f e r m e d a d q u e se le atribuye llega a ser c a p .
tada c o m o un hecho, y c ó m o se le t r a t a d e a c u e r d o con ella. E s tal
la fascinación que p r o d u c e el artificio d e todos los que la tratan
c o m o si estuviera e n f e r m a , q u e es necesario pellizcarse para recor-
d a r q u e n o hay n i n g u n a p r u e b a q u e sustente esta suposición, a n o
ser los actos de los d e m á s q u e , a l a c t u a r en términos de esta supo-
sición, suscitan u n a sensación d e convicción d e que la experiencia
y las acciones en cuestión son el resultado ininteligible del pro-
ceso, y n o la expresión t o t a l m e n t e inteligible de la praxis de Mary,
en u n c a m p o social en el q u e su posición es insostenible y en el
que sus "jugadas" (sus praxis) se e x p l i c a n sobre la base de la pre-
sunción de que son g e n e r a d a s p o r u n proceso patológico misterio-
so, indudable, a u n q u e indefinible.
U n a vez más, tenemos q u e d e m o s t r a r en q u é medida las expe-
riencias y acciones q u e se c o n s i d e r a n c o m o síntomas y signos d e un
proceso patológico o r g á n i c o o psíquico son explicables c o m o u n a
praxis social d e n t r o del c o n t e n i d o del proceso-praxw del sistema
de la familia de M a r y .
Aquí, c o m o antes, p o n e m o s t o t a l m e n t e e n t r e paréntesis la vali-
dez de cualquier i m p u t a c i ó n d e enfermedad.
Revisaremos las e x p e r i e n c i a s y la c o n d u c t a de Mary, según las
ven su m a d r e , su p a d r e , su h e r m a n a mayor, los psiquiatras, las en-
fermeras y nosotros mismos; y finalmente, según las ve M a r y
misma.
LOS I R W I N 171

ESTRUCTURA DE L A INVESTIGACIÓN

E l n ú c l e o familiar está constituido p o r la m a d r e de M a r y , d e cua-


r e n t a y seis años; su padre, de c u a r e n t a y o c h o ; Ángela, d e vein-
tidós; M a r y , d e veinte y un h e r m a n o de dieciséis años d e e d a d .

Entrevistas grabadas
y transcritas Número

Mary 12
Madre 1
Padre 1
Hermana 1
M a r y y su m a d r e 2
Madre y padre 1
M a r y y su p a d r e 1
Mary, m a d r e y padre 1

20

E s t o representa veinte horas d e entrevistas, todas las cuales fue-


ron grabadas.

SITUACIÓN DE L A FAMILIA

Según el p a d r e , el problema comenzó c u a n d o M a r y tenía q u i n c e


años. Siempre h a b í a sido m u y dócil y c o o p e r a d o r a , p e r o entonces
c o m e n z ó a h a c e r preguntas a sus padres y a d e m o s t r a r falta d e res-
p e t o p o r ellos. Se volvió agresiva.

ENTREVISTADOR: ¿ E n q u é n o t ó usted, p o r p r i m e r a vez, q u e


se h a b í a vuelto agresiva?
PADRE: B u e n o , una cosa q u e tengo g r a b a d a e s . . . siempre
se p o r t ó m u y bien y todo c o m o usted sabe, y ese d í a volvió
d e la escuela; los jóvenes podían h a c e r p r e g u n t a s a l profesor
y ella le p r e g u n t ó que si creía que e r a c o r r e c t o q u e se permi-
tiera a los profesores que les pegaran a los a l u m n o s — o algo
s e m e j a n t e a eso— porque el día a n t e r i o r le h a b í a n p e g a d o a
su c o m p a ñ e r a , e n la escuela. B u e n o , m e s o r p r e n d i ó q u e M a r y
saliera a la defensa en esto. N u n c a se h u b i e r a p e n s a d o q u e
hiciera u n a cosa semejante antes.
ENTREVISTADOR: ¿Decir tal cosa?
PADRE: SÍ.
ENTREVISTADOR: ¿ L e dijo a usted eso: lo q u e h a b í a dicho?
172 FAMILIA I X

PADRE: SÍ, llegó a casa y nos lo dijo. N u n c a dijimos n a d a


en esa é p o c a , p e r o se m e q u e d ó g r a b a d o .
ENTREVISTADOR: ¿Se q u e d ó usted m u y sorprendido?
PADRE: M e quedé. M e sorprendí m u c h o p o r ello, p o r q u e
era m u y dócil y se p o r t a b a m u y bien. Supongo q u e n o hay
n a d a m a l o en ello, p e r o fue un poco impertinente con el
maestro.

E s t o fue el principio. Después las cosas fueron de "mal" en


"peor". P e n s a b a n q u e podía ser obstinada y necia, pero el "verda-
d e r o principio d e todo" fue c u a n d o salió de la escuela.

ENTREVISTADOR: B u e n o , ¿que sucedía entonces?


PADRE: B u e n o , c r e o q u e se rascaba la cabeza p r i m e r o ; y
siempre se le decía que d e j a r a de rascarse la cabeza; fue la
p r i m e r a cosa. Y se sentaba y movía el pie, ¿sabe?, esa clase
de cosas, y parece q u e h a c í a todo p o r causar y molestar. Ése
fue el principio.
ENTREVISTADOR: ¿ C o m o rascarse la cabeza y m o v e r el pie?
PADRE: SÍ. Se le decía que d e j a r a de hacerlo p e r o n o lo
hacía; resollaba c u a n d o se le h a b l a b a (resuella dos veces). Ésa
es o t r a cosa, sabe.

E l padre, sin e m b a r g o , n o tiene tan buena m e m o r i a c o m o la


madre.
Necesitamos situar la opinión de la m a d r e d e n t r o del m a r c o de
la idea q u e tiene de sí misma y de M a r y desde que M a r y n a c i ó .
Siente q u e ella y M a r y formaban u n a pareja ideal.

ENTREVISTADOR: A h o r a de M a r y , c u a n d o era p e q u e ñ a ¿pue-


de h a b l a r m e de ella?
Es d e c i r ¿qué clase de niña era?
MADRE: Feliz. E x a c t a m e n t e el tipo de niña que t o d o m u n d o
desea.
ENTREVISTADOR: ¿ C ó m o sería?
MADRE: E r a feliz. N o e r a problema. C o m í a todo lo q u e se
le d a b a . N o se le podía ver sino con una sonrisa p o r q u e e r a
u n a n i ñ a tan linda, con rizos dorados, grandes ojos azules,
piernas regordetas. E r a limpia. E r a preciosa. Se acostaba a
las seis y media y hasta las siete que se iba a la escuela . . .
sin n i n g ú n p r o b l e m a n u n c a . J u g a b a fuera, se divertía, se
subía a los muros — u m — en ocasiones se le g o l p e a r o n las
asentaderas: pero era una niña absolutamente n o r m a l .

V de ella misma, c o m o m a d r e , dice:


"Siempre m e dijeron que era la m a d r e más maravillosa."
LOS IRWIN »73

ENTREVISTADOR: ¿Quién le dijo esto?


MADRE: T o d a s las personas con las q u e estaba en contacto.
E l jefe de mi esposo decía: "Que m a d r e tan maravillosa." Su
esposa decía que n u n c a h a b í a visto niños m á s hermosos, que
eran tan buenos y atractivos. E r a n r e a l m e n t e buenos sin
que hubiera que pegarles o gritarles. E r a n sencillamente fe-
lices.

L a m a d r e habitualmente se dirige a M a r y , así nos parece, c o m o


si tuviera casi tres años d e e d a d , y es p r o b a b l e q u e h u b i e r a tenido
la tendencia a tratarla igual q u e a u n a n i ñ a d e tres años, t a n t o an-
tes c o m o después de esta edad.
Dice, p o r ejemplo:

MADRE: M e decía: " ¿ C ó m o diantres llegaré a h a c e r p a r a que


se eduque?" Pero c u a n d o llegábamos a n u e s t r a casa la acos-
taba y le platicaba, m e s e n t a b a j u n t o a ella y l a dejaba que
llorara nada más; y al p r i n c i p i o lloraba p o r c e r c a d e dos horas.
ENTREVISTADOR: ¿Esto e r a e n t r e seis y diez? (p. m . )
MADRE: SÍ.
ENTREVISTADOR: ¿Despertaba c o m o a las o c h o ?
MADRE: NO, despertaba c o m o a las seis y m e d i a ; apenas se
quedaba dormida y despertaba.
ENTREVISTADOR: ¿ T e n d r í a c o m o un a ñ o , entonces?
MADRE: T e n d r í a cerca d e un año.
ENTREVISTADOR: ASÍ es q u e usted se sentaba j u n t o a ella.
MADRE: SÍ. Decía: " A h o r a sé u n a n i ñ a b u e n a y d u é r m e t e "
y ella se volteaba hacia m í y decía: " C i e r r a los ojos y duér-
mete", y entonces se a c e r c a b a y comenzaba a l l o r a r de nuevo.
B u e n o esto lo decía después de algún tiempo, c u a n d o co-
menzaba a hablar.
ENTREVISTADOR: Veo. P e r o usted le h a b l a b a .
MADRE: L e hablaba fuerte y le decía: "Es h o r a d e acostarse
y Angela está durmiendo." Y poco a p o c o fue disminuyendo
hasta que, c o m o a las tres semanas ya n o molestaba.

O t r o rasgo en la actitud de la señora Irwin es q u e t r a t a a M a r y


en la misma forma que lo h a r í a u n a enferma. P a r a ella, M a r y es
u n a niñita a quien debe c o n s i d e r a r c o m o que está pasando p o r
u n a etapa difícil y penosa, p e r o es su obligación h a c e r l o así.
Sin embargo, según ella, M a r y y ella se p a r e c í a n en muchos
aspectos . . . cuando M a r y estaba bien, quiere decir.

M A D R E : T e n e m o s los mismos gustos, nos gustan los mismos


colores, um, bueno hasta hace poco; y a h o r a los gustos de
M a r v son diferentes, Je gustan los srueaters a n c h o s y gruesos
y pantalones sucios y a m í n o m e gustan; p e r o hasta que
•74 FAMILIA I X

tuvo diecisiete años, yo p o d í a i r a c o m p r a r algo p a r a ella y


ella podía i r a c o m p r a r algo p a r a m i y e r a e x a c t a m e n t e lo
q u e queríamos, ¿sabe?, e x a c t a m e n t e ; es q u e a las dos nos
gustaba l o mismo.

T o d o m a r c h ó satisfactoriamente hasta q u e M a r y se puso "en-


ferma". E n t o n c e s comenzó a "alejarse d e mí", se volvió egoísta,
provocativa, m u y engreída de sí m i s m a , y descarada.

MADRE: A h o r a estoy t o t a l m e n t e alejada d e ella, n o sé lo que


está haciendo ni lo q u e está pensando. Necesito pensar
q u e está enferma, o n o p o d r í a tolerarlo.

É s t a es, p o r a h o r a , la historia familiar. L o que la señora Irwin


e n c u e n t r a especialmente desconcertante es el alejamiento creciente
e n t r e ella y M a r y . H a b í a n sido iguales, y a h o r a son diferentes. Es
esta diferencia la que, p a r a la m a d r e , parece ser la esencia de la
enfermedad. Manifestaciones d e discrepancia coinciden c o n nega-
ciones o atributos de m a l d a d (egoísta, provocativa, cínica o desca-
r a d a , necia, etc.) o locura.
P e r o esto n o es todo. L a señora I r w i n tenia u n a " m a d r e anciana
terrible". A u n c u a n d o la odiaba, estaba atemorizada de ella, y se
había ingeniado p a r a salir de su casa, p a r a casarse, p e r o sólo des-
pués de u n a g r a n l u c h a interior, c u a n d o tenía veintidós años. Su
m a d r e había simulado siempre q u e estaba enferma, p a r a q u e hi-
cieran todo p o r ella. E r a egoísta. Su p a d r e e r a estricto y e r a r a r o :
decía u n a cosa c u a n d o q u e r í a d e c i r o t r a , p e r o si se sabía c ó m o
tratarlo, podía u n o entenderse bien c o n él.
E s t á orgullosa de sentir q u e a c t ú a en relación con M a r y , c o m o
su padre, a h o r a m u e r t o . C o m o le dijo u n a a m i g a . . . "en tanto
estés tú, tu p a d r e está vivo todavía".
A u n c u a n d o la señora I r w i n siente q u e ella es su p a d r e , en re-
lación con M a r y (¿quién es M a r y , entonces?), ella, sin saberlo, se
c o m p o r t a frente a M a r y c o m o su p r o p i a m a d r e y parece estimular
a M a r y p a r a verla c o m o ella h a b í a visto a su m a d r e y p a r a hacerle
y decirle lo q u e ella (la m a d r e ) n o le h a b í a dicho ni h e c h o a su
propia m a d r e .
E s t o es, la señora Irwin se ve a sí m i s m a en relación con Mary,
como:

(i) una buena m a d r e .


"siempre m e dijeron q u e e r a u n a m a d r e maravillosa", etcé-
tera.
(n) una m a l a m a d r e .
LOS I R W I N 175

"siento que soy yo la q u e estoy h a c i e n d o algo que n o es


correcto", y
(111) su propio p a d r e .

A d e m á s , está identificada con M a r y e induce a M a r y a verla


c o m o u n a "madre terrible".
L o s siguientes son dos ejemplos de la forma desconcertante en
que la señora Irwin a c t ú a frente a M a r y .
L a señora Irwin dice, c o m o hemos visto, q u e ella h a vuelto a
ser c o n M a r y e x a c t a m e n t e c o m o su padre (de la señora I r w i n ) :
"Soy consciente de ello c o n M a r y , p e r o con nadie más."
A h o r a bien, su p a d r e t e n í a u n g r a n sentido del humor. U n ejem-
plo de ello es la f o r m a e n q u e h a c í a b r o m a de M a r y y de su novio.
Se b u r l a b a d e que él r e s o p l a b a y g u i ñ a b a los ojos. "Nos divertía-
mos m u c h o de M a r y y de sus novios." Según ella, Mary sabía q u e
e r a b r o m a , pero M a r y d e c í a lo c o n t r a r i o . Resentía m u c h o las
"bromas" de su m a d r e . E s t e resentimiento e r a o t r o signo de su
enfermedad que su m a d r e esperaba q u e se le q u i t a r a en el hospital.
O t r o ejemplo d a d o p o r l a señora Irwin demuestra tanto su hu-
m o r i s m o c o m o su f o r m a d e "estimular" a M a r y . C u a n d o M a r y salió
del hospital la segunda vez a c e p t ó u n t r a b a j o en una oficina, p e r o
lo d e j ó pocas semanas después. E s t a n d o en el hospital p o r tercera
vez, tenía miedo d e a c e p t a r u n n u e v o t r a b a j o porque después de
dos años de estar i n t e r n a d a se h a b í a a c o s t u m b r a d o mucho al estilo
del hospital y h a b í a p e r d i d o la confianza en sí misma.

MADRE: V e n i m o s a verla el d o m i n g o y estaba muy preocu-


p a d a p o r t e n e r q u e salir a t r a b a j a r el lunes; "no voy a poder,
sé q u e n o p u e d o h a c e r l o . N o , n o quiero hacerlo ahora". Y o
dije: "No, está bien, ¿no quieres? T e vas a hacer toda líos".
Y yo estaba t r a t a n d o de b r o m e a r en esta forma.
ENTREVISTADOR: Y a veo, usted estaba t r a t a n d o de decirlo
en broma.
MADRE: Sí, p e r o ella se p r e o c u p a p o r todo.

Volveremos a la influencia recíproca e n t r e M a r y y su m a d r e des-


pués de haber o b t e n i d o de M a r y más datos respecto a sus propias
experiencias y acciones.
M a r y dice que lo q u e t r a t a de h a c e r es consolidarse a si misma
como persona, especialmente frente a su m a d r e . Siente que su m a -
dre está m a t a n d o su "personalidad" o su "criterio". Está resentida
de su m a d r e por esto, p e r o se siente incapaz d e obtener más de
ella misma. Se queja d e q u e su m a d r e le dice que haga una cosa,
y en seguida le r e c l a m a p o r q u e no hizo lo contrario. Siente que
176 FAMILIA IX

su m a d r e la entusiasmó respecto a su novio y q u e su m a d r e i n t r i g ó


p a r a q u e lo dejara. A h o r a piensa q u e si hubiera c o n o c i d o sus pro-
pios sentimientos en esa é p o c a n o h a b r í a a c t u a d o e n esa forma.
Su m a d r e es muy bondadosa y ha hecho m u c h o p o r ella, p e r o la
hace sentirse siempre agradecida y en deuda p o r todo. Y a n o quie-
re n a d a de su madre ni de nadie c o m o ella, y n o pide n a d a .
Su m a d r e considera esto c o m o ingratitud y egoísmo: o t r a faceta
de su enfermedad.
M a r y dice que su m a d r e le ha puesto siempre ideas en la cabeza
y n u n c a la ha dejado tener "su propio criterio". L o q u e h a venido
t r a t a n d o de hacer siempre, desde que tenía dieciséis años, es eli-
m i n a r a su madre. Siente que, a u n q u e n o h a t e n i d o u n é x i t o
total, se ha sostenido firme.
E n l a escuela, en lo que realmente estaba interesada e r a en la
p i n t u r a , p e r o para sus padres "esto n o e r a e d u c a c i ó n " . Si ella pu-
diera retroceder podría e n c o n t r a r su propia vida.
Sus padres aceptan que M a r y e r a buena p a r a la m ú s i c a y la pin-
t u r a en la escuela. Pero tienen u n a explicación p a r a esto.

MADRE: C r e o que se salió con la suya en m u c h a s cosas q u e


hizo, porque tiene muchas maneras de salir a d e l a n t e . A todo
m u n d o le caía bien, todo m u n d o la festajaba.
ENTREVISTADOR: ¿Qué quiere decir?
M A D R E : B u e n o , c u a n d o las pruebas e r a n — n o q u i e r o decir
aritmética o inglés en que n o se podía c o n t e s t a r m á s q u e en
una f o r m a — pero digamos en arte, composición, sacaba me-
jores calificaciones que cualquier o t r a m u c h a c h a m e n o s atrac-
tiva que escribiera lo mismo; n a d a más p o r q u e era M a r y .
ENIREVISTADOR: ¿Y en aquella época, pensaba usted lo mis-
mo?
MADRE: Sí.
ENTREYTSTADOR: ¿Eso pensaba en aquella é p o c a ?
MADRE: Sí, sí.
ENTREVISTADOR: Y su esposo, ¿pensaba eso entonces? En
otras palabras, ¿que se le sobreestimaba?
MADRE: SÍ, SÍ lo pensaba.

P a r a Mary, sus problemas comenzaron c u a n d o tenía o n c e años,


después que su madre fue operada de la tiroides. Según M a r y , su
m a d r e cambió con ella después de esta operación. L a molestaba
y estaba sobre ella. E n lugar de h a c e r algo, sólo h a b l a b a y hablaba.
N o podía hacer que su m a d r e dejara d e seguir h a b l a n d o todo el
t i e m p o y la conversación de su m a d r e comenzó a a t o n t a r l a . T r a -
t a b a de dciener el torrente de palabras de su m a d r e p o r medio
LOS I R W I N »77

de diferentes estratagemas. L a s siguientes son algunas de ellas.


Debemos r e c o r d a r tales estratagemas c o m o irse o decirle a su ma-
dre directamente que se callara, n o e r a n eficaces si nuestras obser-
vaciones en la actualidad sirven c o m o índice del pasado.

1 ) Se ponía rígida por dentro

ENTREVISTADOR: S u p o n i e n d o q u e usted tuviera una opinión,


y su m a d r e p l a n t e a r a la opinión c o n t r a r i a , y suponiendo
— q u i e r o decir que podía suceder q u e la opinión de su m a d r e
fuera c o r r e c t a — s u p o n i e n d o q u e usted se diera cuenta de
que su m a d r e tenía razón, q u e p o d í a v e r que tenía razón,
¿qué haría usted? ¿ L e d a r í a la razón o sostendría su opinión?
MARY: Estaría m u y a t a r e a d a l u c h a n d o por d a r m e cuenta
de que tenía razón. L e d i r é lo q u e hago, m e pongo rígida
para que nadie m e convenza.
ENTREVISTADOR: ¿ T o d o su cuerpo?
MARY: Sí, p a r a q u e ella n o m e convenciera, que nadie pu-
diera, p a r a que nadie c a m b i a r a m i opinión.
ENTRF.VISTADOR: ¿ P o d r í a m o s t r a r m e c ó m o la hace?
MARY: N O , n o puedo m o s t r a r l e p o r q u e es algo que hago de
tal m a n e r a . . .
ENTREVISTADOR: ¿Se p o n e así, o q u é , q u é hace?
M A R Y : YO c o m o que m e p o n g o así. N o se puede ver por-
que. . .
ENTREVISTADOR: ¿Quiere usted d e c i r p o r dentro?
M A R Y : SÍ.
ENTREVISTADOR: O h , veo, p o r d e n t r o ; ¿se pone tiesa por
dentro?
MARY: ESO es.
ENTREVISTADOR: ¿Y n o se da c u e n t a su m a d r e de eso?
M A R Y : N O ; lo puedo h a c e r a h o r a p o r q u e ella n o sabe, pero
n o puedo sostenerlo.

2 ) T r a t a b a de descartar a todos

C o n su m a d r e y después con las enfermeras en el hospital, tra-


taba de ser c o m o ellas, pero esto estaba prohibido. Entonces las
descartaba a todas.

MARY: M e ponía a pensar, t r a t a n d o de ser c o m o las enfer-


meras, pero hacía todo m u y difícil, mas difícil de lo que es
en realidad.
ENTREVISTADOR: ¿ E n el hospital?
MARY: SÍ.
ENTREVISTADOR: ¿En q u é forma?
i 8
7
FAMILIA I X

M A R Y : B u e n o , d e s c a r t a b a todo y luego tenía que alcanzarlo


de n u e v o y e n c o n t r a b a c o m o que h a b í a una especie de puente,
y tenía q u e s a l i r m e n u e v a m e n t e .

5) C u a n d o tenía como quince años comenzó a considerar "de-


testable" a su m a d r e .

C r e í a también q u e su m a d r e introducía sus pensamientos (los


de su m a d r e ) e n su cabeza, y n o la dejaba pensar sus propias ideas.
Sin e m b a r g o , se asustaba d e ver a su m a d r e bajo este ángulo y,
perpleja y avergonzada, se h a c í a tonta.
P a r a ella, n o e r a la m i s m a si pensaba lo que su m a d r e quería
q u e pensara, y p a r a su m a d r e , e r a mala o estaba loca si no lo hacía.
E l siguiente pasaje o c u r r e después de q u e la señora Irvvin ha
estado diciendo q u e piensa q u e algo m a l o pasaba con Mary.

M A R Y : ¿ Q u é piensas q u e a n d a b a m a l conmigo?
MADRE: B u e n o , pienso que tus nervios a n d a b a n mal. Quie-
r o decir q u e e n t o n c e s debe h a b e r habido algo que te mo-
lestaba q u e n o m e podías decir.
MARY: N O había nada.
MADRE: B u e n o , dices que n o h a b í a n a d a y así es, pero yo
sólo te estoy d i c i e n d o lo que pensaba entonces.
M A R Y : YO n u n c a . . . (pausa) Y a veo, sí. Bueno, eras tú la
q u e m e molestabas.
MADRE: ( r í e ) .
M A R Y : Y yo n o m e d a b a cuenta.
MADRE: ¿ N O te d a b a s cuenta que e r a yo la que te moles¬
taba?
MARY: SÍ.
MADRE: P u e d e ser, p u d o haber sido p e r o yo pienso que
era t u t r a b a j o el q u e te molestaba.
M A R Y : S Í , n a t u r a l m e n t e . . . n o hubieras sido tú ¿o no?
MADRE: A h o r a eso es el c o l m o y n o es algo que una madre
pueda e n t e n d e r . N o es la m a n e r a de hablarle a una madre y
m e estás c a n s a n d o .

4) C o n t e n e r la r e s p i r a c i ó n , quedarse callada, resoplar y toser eran


los medios de o p o n e r s e a lo que sentía c o m o impertinencias de
su m a d r e .

MARY: T e n í a la c o s t u m b r e de c o n t e n e r la respiración, por-


que mi m a d r e a c o s t u m b r a b a seguir tan de prisa y . . . (pausa)
ENTREVISTADOR: ¿ Q u i e r e decir, moviéndose?
M A R Y : SÍ.
LOS I R W I N 79

ENTREVISTADOR: ¿Quiere decir que su m a d r e se m o v í a p o r


la casa d e prisa?
M A R Y : S Í y todo.
ENTREVISTADOR: ¿Y q u é h a d a usted?
M A R Y : C o m o q u e m e quedaba así.
ENTREVISTADOR: ¿ M e lo podría demostrar, s e n t a d a en u n a
silla?
M A R Y : S Í . YO c o m o q u e . . . (demuestra lo q u e h a c í a ) .
ENTREVISTADOR: ¿Con sus codos?
M A R Y : E s p e r a b a hasta que dejaba de h a b l a r y t a l vez en-
tonces p o d í a volver a pensar. E l l a parece c o m o q u e m e ha-
cía d e j a r de pensar.
ENTREVISTADOR: ¿ Q u é estaba haciendo su m a d r e ?
M A R Y : Sigue y sigue haciendo lo que tiene q u e hacer. N u n -
ca p a r a y sigue haciendo lo que tiene que hacer. H a b l a de
lo que tiene q u e h a c e r y habla y habla.
ENTREVISTADOR: ¿ Q u é siente usted c u a n d o ella está hacien-
d o eso?
M A R Y : B u e n o , sus trabajos n o tienen n a d a cjue v e r conmi-
go. D e b e r í a c o n t i n u a r con los trabajos si los tiene q u e h a c e r
¿o no?
ENTREVISTADOR: Seguramente, seguramente. P e r o , q u i e r o
decir, ¿ q u é siente usted d e n t r o c u a n d o ella h a c e eso?
M A R Y : O h , n o sé. Parece c o m o q u e detiene m i pensamien-
to. N o p u e d o e x p l i c a r c ó m o s i e n t o . . . c o m o si estuviera t o d a
t r a s t o r n a d a , ¿sabe?
ENTREVISTADOR: ¿Y es entonces c u a n d o contiene l a respira-
ción?
M A R Y : Sí.
ENTREVISTADOR: M m m m .
M A R Y : Si. L a detengo para que n o m e siga afectando. Pa-
rece afectar m i cabeza y todo, ¿sabe?

U n a p r u e b a más, q u e demuestra que u n a c o n d u c t a semejante,


l l a m a d a c a t a t ó n i c a , e r a praxis, está contenida en dos relatos hechos
por la h e r m a n a de M a r y , Ángela, y p o r su m a d r e , respectivamente.

ÁNGELA: T e n í a la costumbre de ponerse toda rígida, y no


se movía; r e p e n t i n a m e n t e se sentaba en la silla y sólo se po-
nía tiesa y rígida; n o se le podía mover, n o se p o d í a . . . n o se
le podía h a b l a r , n o se podía llegar a ella.
ENTREVISTADOR: ¿ C u á n t o tiempo permanecía así?
ÁNGELA: P o d í a quedarse así c o m o media h o r a o más. H u b o
u n a ocasión, r e c u e r d o , en que fue al c u a r t o principal y se
quedó con una m a n o en el sofá y otra en la silla, inclinada
en esa forma, y se q u e d ó así d u r a n t e — oh, n o sé, quizás fue
i8o FAMILIA I X

u n a h o r a , y n o se movía. Y tuvimos que ir p o r el médico al


final, porque pensaron que pasaba algo m a l o (sonriendo) y
e n t r e t a n t o , vivíamos en cuartos en u n a casa grande, y la ca-
sera e n t r ó al c u a r t o principal y c u a n d o Mary la vio d e j ó de
hacerlo y, sabe, se puso o t r a vez bien. Y tan p r o n t o c o m o
la casera se fue y m i padre e n t r ó con ella, comenzó o t r a vez
(ríe).
ENTREVISTADOR: ¿Entonces usted piensa que era algo q u e
M a r y podía controlar?
ANGELA: O h , sí, sí. E s t a b a decididamente bajo su control.
Estoy segura d e ello.

L a m a d r e relata c ó m o M a r y se "alivió" para el m a t r i m o n i o de


su h e r m a n a .

MADRE: M a r y se alivió p a r a la boda y fue su m a d r i n a de


boda.
ENTREVISTADOR: ¿Se alivió p a r a la boda?
MADRE: SÍ, porque sucedió m u y repentinamente. F u i a
verla el d o m i n g o , tres semanas antes de la boda y le dije:
"¿Qué hay con la boda de Ángela? Ibas a ser madrina", dije,
"¿estarás m e j o r para la boda?" Y era así c o m o t r a t a b a de
convencerla. "Oh, sigue" dice. Y o dije: "Bueno, M a r y , Án-
gela está en u n a situación difícil, va a necesitar u n a m a d r i n a "
y dije, "su a m i g a t e n d r á que ser en tu lugar si tu n o puedes
estar ahí". "Si tú puedes, Ángela tendrá a las dos." Así es
que esa noche o la m a ñ a n a siguiente t o m ó n o sé cuántas as-
pirinas, pero yo no lo supe p o r m u c h o tiempo.
ENTREVISTADOR: ¿ T r a t ó de matarse?
MADRE: SÍ. Y c u a n d o volvió en sí, estaba tan fresca c o m o
u n a lechuga.
ENTREVISTADOR: ¿Qué quiere decir con que estaba tan fres-
ca c o m o u n a lechuga?
MADRE: B u e n o , a todo m u n d o le parecía perfectamente
normal.

Así, M a r y estuvo perfectamente n o r m a l para la boda e inme-


d i a t a m e n t e después volvió al hospital.
Mary, sin e m b a r g o , reconoce algunas de las consecuencias d e las
peligrosas estratagemas que usaba, ya que n o pueden fácilmente
suspenderse a voluntad, y pueden tener consecuencias secundarias
que n o se buscaban.
P o r ejemplo, si elimina a la gente y suprime las ideas de su ca-
beza, puede llegar a un paro, a sentirse vacía, y necesariamente
temerosa de la invasión o la explosión, en su interior, de la realidad
en forma persecutoria.
LOS I R W I N 181

M A R Y : M e espanto de que voy a tener un p a r o y e n seguida


t o d o lo q u e he hecho r e t r o c e d e r volverá en tropel y m e gol-
p e a r á y m e derribará.
ENTREVISTADOR: ¿Qué quiere decir con paro?
M A R Y : B u e n o , bueno, q u e n o sería capaz d e . . . (pausa).
ENTREVISTADOR: ¿Quiere decir que se asusta en a l g u n a for-
m a de q u e d e j a r a de vivir, o qué?
M A R Y : A eso no sería capaz de llegar, o llegaría a — oh, no
sé, sólo p a r e c e c o m o si ya n o pensara más, si usted sabe lo
que q u i e r o decir, y es sólo p o r q u e y o . . . oh, n o s é . . . (pausa).
ENTREVISTADOR: ¿Sólo p o r q u e . . . ?
M A R Y : B u e n o , y o . . . (pausa) h a g o a un lado t o d o de mí,
n o p u e d o seguir naciéndolo a un lado de mí ¿puedo? L l e g a
el m o m e n t o en que ya n o hay n a d a que h a c e r a un l a d o su-
p o n g o y es c u a n d o llego a un p a r o .
ENTREVISTADOR: ¿Quiere decir h a c e r a un l a d o sus proble-
mas y demás, o pensar en sus problemas, o qué?
M A R Y : N O , nada más a la gente.
ENTREVISTADOR: ¿ H a c e r a un lado el t r a t o c o n la gente o
qué? ¿ T r a t a n d o de eliminar a la gente de su vida?
M A R Y : SÍ.
ENTREVISTADOR: ¿ M m m m ?
M A R Y : ES lo que hago, eliminar a la gente de m i vida y . . .
(pausa).
ENTREVISTADOR: ¿ES lo que quería decir c u a n d o h a b l a b a de
h a c e r a u n lado las cosas?
M A R Y : N O lo hago deliberadamente pero u m . . . o h , ya sé
lo q u e es, lo que quiero decir es que dejo de h a c e r a u n lado
las cosas buenas y entonces e n c u e n t r o cosas malas.
ENTREVISTADOR: Deja de hacer a u n lado las cosas buenas.
M A R Y : M e deshago d e . . . (pausa). Oh, n o sé, h e perdido
c o n t a c t o con la realidad, parece que pierdo c o n t a c t o con la
realidad. Es ridículo (pausa). ¿Es correcto pensar? ¿Usted
pensaría?

L l e g a r a u n p a r o como éste sería m o r i r existencialmente si n o


es q u e biológicamente.
C o m o se h a demostrado en p a r t e hasta aquí, M a r y fue puesta
en u n a situación insostenible, en la cual n o podía d a r n i n g u n o de
los pasos más usuales como, por ejemplo, alejarse, c o n t r o l a r a los
demás, identificarse, sin tener q u e p a g a r un precio negativo muy
alto. L o s únicos pasos que parecían factibles de darse e r a n c o m o ,
por ejemplo, toser, soplar, contener la respiración, p a r a r s e o m a n -
tenerse quieta, ponerse rígida p o r d e n t r o , detener sus ideas, des-
c a r t a n d o a todo mundo. P e r o si ella considera a todo el m u n d o
182 FAMILIA IX

c o m o si fuera su m a d r e , es capaz de a c t u a r frente a todos los demás


s o b r e la base de q u e todos a c t ú a n frente a ella c o m o su m a d r e .
E n esto estaba en desventaja. L a transferencia es u n fenómeno
n o r m a l . C u a n d o fue de su casa al hospital, difícilmente se podía
e s p e r a r de ella que pudiera distinguir entre los dos sistemas so-
ciales. Su casa e r a muy semejante a un hospital psiquiátrico ya
q u e su m a d r e h a b í a definido sus relaciones c o m o las d e u n a en-
f e r m e r a con un enfermo de corta edad.
C u a n d o estaba en su casa necesitaba pedir permiso p a r a salir,
n o se le p e r m i t í a tener dinero propio, se le decía q u e estaba "en¬
ferma", y se esperaba que se recuperara. P e r o estar e n f e r m o es
p a d e c e r obstinación, oposición y provocación e i n g r a t i t u d . E s ca-
r e c e r d e sentimientos o tener sentimientos equívocos. E s t a b a en una
sección d e mujeres y cuando se e n c a r i ñ ó con un e n f e r m o se le dijo
q u e n o debía complicarse emocionalmente, etcétera.
N u e s t r a s observaciones en este caso se prolongaron p o r un perio-
d o en el c u a l M a r y comenzaba a a d q u i r i r un cierto g r a d o de auto-
t o m í a g e n u i n a y de independencia. E n todos sentidos esto c h o c ó
c o n la afirmación contraria de sus padres de que, lo q u e nosotros
t o m á b a m o s p o r independencia, era egoísmo y fatuidad.

M A R Y : M i m a d r e decía que estaba m a l que h u b i e r a vuelto


a casa la primera vez, pero yo m e sentía m u y c o n t e n t a . Es-
t a b a m á s contenta que n u n c a ; realmente m e sentía dueña
del m u n d o , algo así y e n . . . y m e sentía con m u c h a confianza,
y ella dice que estaba demasiado engreída de m í m i s m a .
MADRE: Mary, tú sabes que eso n o es lo que q u i e r o decir.
Viniste a la casa e inmediatamente te pusiste a t r a b a j a r .
M A R Y : C u a n d o venía a casa el fin de semana decía que n o
estaba bien y que yo e r a egoísta y presumida, y t o d o lo demás.
MADRE: B u e n o , eras egoísta entonces, Mary. E r a porque
estabas enferma.
M A R Y : Enferma.
MADRE: Bueno, así nos parecía; que eras egoísta.
M A R Y : ¿Cómo era egoísta?
MADRE: Bueno, n o puedo recordar a h o r a , p e r o sé q u e . . .
M A R Y : N O , n o m e lo quieres decir a h o r a , entonces n o se
c ó m o . . . así, si me alivio otra vez n o sabré si estoy bien o
mal o c u á n d o voy a estallar otra vez o qué voy a h a c e r .
MADRE: A h o r a , eso es lo que yo llamo egoísmo, imponién-
d o m e tu opinión y no escuchando la mía.
M A R Y : B u e n o , tú m e estabas imponiendo tu o p i n i ó n y no
estabas escuchando la mia. Ves que puede aplicarse en los
dos casos.
MADRE: Ya sé.
LOS I R W I N

MARY: P e r o yo siempre tengo q u e a c a t a r la tuya c u a n d o


estoy en la casa, p o r q u e tú eres m i m a d r e . ¿ L o ves? Y o n o
p u e d o ser egoísta; pero si tú eres egoísta eso n o es malo. T ú
n o estás enferma p o r ser egoísta, tú eres m i m a d r e y está bien
si lo puedes hacer.
MADRE: Sé lo que quieres decir.
ENTREVISTADOR: ¿Qué hacía de h e c h o c u a n d o usted pensaba
que era egoísta o que estaba enferma; q u é hacía en realidad?
MADRE: B u e n o , n o puedo r e c o r d a r .
ENTREVISTADOR: ¿ N o puede recordar?
MADRE: P e r o q u i e r o decir que p u e d o r e c o r d a r que decía
que era egoísta.

L a investigación n o l o g r ó aclarar en q u é sentido M a r y es egoísta,


e x c e p t o en que ya n o le dice todo a su m a d r e , n o busca su consejo
o le pide permiso p a r a h a c e r cosas, etcétera.
E s difícil p a r a la señora Irwin n o considerar a M a r y c o m o en-
ferma, p o r ejemplo, c u a n d o M a r y le dice q u e se siente c o m o presa
en su casa, y q u e le gustaría escaparse sola.

MARY: YO te lo había dicho antes, ¿no?


MADRE: SÍ, ya m e lo habías dicho, p e r o a h o r a es peor.
MARY: B u e n o , yo n o diría que es peor.
MADRE: B u e n o , entonces es más d u r o .
MARY: YO n o diría que es peor. Y o n o lo t o m a r í a c o m o
una enfermedad q u e empeora (pausa). E s sólo algo que quie-
ro. Si u n o q u i e r e algo n o es u n a enfermedad el quererlo. Si
te quisieras casar n o dirías que estabas enferma ¿o sí?
MADRE: N O .
MARY: B u e n o , es igual c o m o si dijeras que quieres una
carrera, ¿o no? T ú sigues diciendo: "Espérate hasta que en¬
cuentres algo q u e realmente quieras." N u n c a lo e n c o n t r a r é
;o sí? L a gente dice: "Bueno, n o te sientes nada más y esperes
algo." N o se sabe a qué atenerse.
91
MADRE: H e dicho: " T e n paciencia hasta que estés mejor.

Una vez más M a r y ha estado h a b l a n d o de ser independiente.


E s t o implica, dice, consolidarse a sí misma c o m o persona, encon-
t r a n d o por sí m i s m a lo que se quiere h a c e r con su vida. Inclusive
puede implicar el irse del hogar.

M.M.RK: Bueno, creo que la idea de M a r y de ser indepen-


diente no significa ser capaz de h a c e r lo que u n o quiere ha-
cer, sino significa ser capaz de m o d e l a r el curso de la vida,
encontrar caminos y medios para lograrlo. P e r o ser indepen-
d í e m e no significa salirse a la calle y no decir a nadie a dónde
184 FAMILIA I X

vas, mientras los demás se preocupan p o r saber d ó n d e estás;


ésa no es independencia para mí.
M A R Y : YO n o m e salí pensando que iba a ser independien-
te; p o r el a m o r de D i o s . . .
MADRE: N O m e refiero a aquella vez que fuiste.
ENTREVISTADOR: Pero tú n o verías eso c o m o i n c o m p a t i b l e
con ser independiente ¿o sí?
MADRE: B u e n o , podría ser una clase de independencia, p e r o
n o es la verdadera clase de independencia. E l l a puede ser
independiente. P u e d e prepararse y luego decir "saldré p o r
u n a semana el lunes o c u a n d o sea; e n c o n t r a r é u n buen tra-
bajo, y tal y tal", y hacérnoslo saber y a c t u a r d e c e n t e m e n t e .
ENTREVISTADOR: ¿ Y suponiendo que n o le dijera tales cosas?
MADRE: B u e n o , si n o quería que yo supiera p o d í a decir,
"bueno, m i r a , M a m i , m e voy, pero n o quisiera q u e supieras
a d ó n d e voy ni que te preocuparas". Y o diría, "está bien, en-
tonces". É s a es la forma correcta todavía ¿o no?
M A R Y : B u e n o , entonces, ¿cuándo hago mal?
MADRE: C u a n d o nos dejas sin saber c ó m o te va y q u é estás
haciendo.
M A R Y : ¿ C u á n d o he hecho esto?
MADRE: N u n c a lo has hecho, es la forma en q u e estás h a -
blando d e lo que vas a h a c e r . . . p o r lo que toca a la indepen-
dencia.
M A R Y : O h , caray; yo no soy así.
MADRE: B u e n o , dices que quieres valer te p o r ti m i s m a y
establecerte sola ¿o no?
M A R Y : N O sé si quiero hacer eso a h o r a (pausa). P o r lo q u e
quería i r m e d e la casa es porque no creía que p u d i e r a e n t e n -
d e r m e con ustedes.
MADRE: SÍ bueno, yo siempre te he aconsejado q u e te vayas
d e la casa ¿o no? T r a t á b a m o s de que entrarás al e j é r c i t o y
n o quisiste o í r n a d a de eso.

H a y que r e c o r d a r q u e la señora Irwin habla de algo q u e n u n c a


sucedió. L o más q u e sucedió es que en una ocasión M a r y salió
después de un disgusto sin decir a dónde iba y volvió después de
algunas horas. Su m a d r e es tan inaccesible en ese aspecto q u e M a -
ry repite frecuentemente que n o quiere que se le o r d e n e q u e sea
autónoma.
F A M I L I A X . LOS KING

PERSPECTIVA CLÍNICA

H A Z E L tiene dieciséis años. C u a n d o fue i n t e r n a d a en el hospital


estaba en un estado catatónico. N o h a b l a b a n a d a , n o se movía y
no comía. Parecía estar muy asustada. C u a n d o comenzó a h a b l a r
dijo, en voz muy baja, que tenía m i e d o de q u e su m a d r e la enve-
nenara o se desembarazara de ella en c u a l q u i e r o t r a forma. Pen-
saba que las muchachas, en la escuela, d e c í a n q u e e r a t o n t a y es-
túpida, y que quería asesinar a sus h e r m a n o s .
Gradualmente, en tres meses, se r e c u p e r ó d e este estado hasta
volver a ser lo que sus padres consideraban su m o d o de ser nor-
mal y habitual.
Nuestra investigación se prolongó p o r t o d o el periodo de recu-
peración relativa, d u r a n t e un segundo acceso menos grave y u n
segundo periodo de recuperación parcial.

ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

Entrevistas Número

Madre 2

Padre 2
Hazel ( 1 6 años) 3
H e r m a n o ( 1 3 años)
H e r m a n o ( 1 1 años)
Madre y Hazel 2
Madre, padre y Hazel 4
El padre de ía m a d r e (señor B r o w n )
L a m a d r e de la m a d r e (señora B r o w n )
L a hermana m a y o r de la m a d r e y su es-
poso (señor y señora Blake)
L a hermana m e n o r de la m a d r e y su
esposo
Madre, padre, m a d r e de la m a d r e y
Hazel

18

Esto representa diecisiete horas de entrevistas, de las cuales ca-


torce se grabaron.
»85
i8G FAMILIA X

INTRODUCCIÓN

L a investigación inicial de esta familia d u r ó dos años. D u r a n t e


este tiempo estuvimos h a c i e n d o c o n t i n u a m e n t e nuevos descubri-
mientos sobre sus m i e m b r o s . H a s t a q u e vimos a los abuelos m a -
ternos y a la tía m a t e r n a y a su esposo fue posible enfocar una
imagen comprensible de t o d a la situación familiar c o m o u n a cons-
telación alrededor d e Hazel.
¿En qué medida la e x p e r i e n c i a y la c o n d u c t a esquizofrénica de
Hazel son comprensibles a la luz de la praxis y del proceso de su
situación familiar?
L o que sigue es u n a síntesis de las múltiples perspectivas frente
a nosotros.

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

Se trata de u n a familia de la clase m e d i a m e d i a . E l señor King es


bioquímico. N a c i ó y c r e c i ó en Australia, d o n d e todavía vive toda
su familia. P o r lo t a n t o , en este caso, el n e x o familiar existe sola-
mente con la familia de la Señora King.
Para los fines presentes, el abuelo de la señora King puede ser
considerado c o m o el f u n d a d o r de este sector de la familia. De
origen obrero, a m a s ó u n a fortuna considerable q u e heredó a la
mayor de sus tres hijas, ya q u e no había hijos. Esta tía soltera d e
la madre de la e n f e r m a es la que abastece e c o n ó m i c a m e n t e a la
familia. L a abuela m a t e r n a fue la segunda hija, en edad, c o m o
también lo fue la señora King. L a a b u e l a m a t e r n a siempre se
sintió desplazada p o r su h e r m a n a m a y o r , y t u v o poco tiempo para
ocuparse de su h i j a m a y o r . Sin e m b a r g o , se forjaron lazos muy
estrechos con la m a d r e de Hazel. M á s d e l a n t e veremos cuan ex-
traordinarios e r a n estos lazos.
L a abuela m a t e r n a , a u n c u a n d o p r o t e g i d a p o r su h e r m a n a ma-
yor, tenía su p r o p i o i m p e r i o que incluía su esposo y la familia
King. Su esposo n o h a t r a b a j a d o p o r c e r c a de treinta años y es
considerado por toda la familia c o m o s u b o r d i n a d o a ella totalmen-
te en lo afectivo y en lo e c o n ó m i c o .
Según el propio r e l a t o de la abuela, el d e su esposo, y el de su
hermana mayor, la m a d r e d e Hazel siempre creció con el deseo
intenso de e m u l a r a su h e r m a n a mayor. E n t r e otras cosas, de acuer-
do con su m a d r e , q u e r í a desviar la f o r t u n a d e la familia de la suce-
sión de la h e r m a n a m a y o r (tía de la m a d r e y h e r m a n a de la abue-
la) a la sucesión de la segunda en edad (ella y su m a d r e ) . Esto
LOS KING

significaba ser la m a d r e del nieto v a r ó n mayor. Con esta idea


seguramente se casó antes que su h e r m a n a m a y o r y tuvo el p r i m e r
nieto. D e s g r a c i a d a m e n t e fue u n a m u j e r , Hazel, y la señora Blake,
que se h a b í a casado unos cuantos meses después de ella, tuvo el
p r i m e r n i e t o varón, pocos meses después de nacida Hazel y antes,
n a t u r a l m e n t e , d e que la señora King pudiera tener su segundo
hijo, q u e fue h o m b r e . L a señora King y su m a d r e siguen resin-
tiendo e n o r m e m e n t e el golpe tan a m a r g o que sufrieron y la m a l a
suerte q u e tuvieron. L a señora King cree también que su tía y su
h e r m a n a m a y o r le han p e r d o n a d o el haberse casado primero, y q u e
ellas (su tía m a t e r n a y la señora Blake) menospreciaran t a n t o a
ella c o m o a Hazel, desde el m o m e n t o en que Hazel nació.
Estas imputaciones, hasta d o n d e pudimos averiguarlas p o r el
c o n o c i m i e n t o d i r e c t o de la señora Blake, no tienen validez. A
pesar d e todo, siguen siendo el p u n t o de apoyo de la opinión q u e
tiene de ella la señora King y su m a d r e . Sin embargo, se g u a r d a n
todo esto y la señora Blake p a r e c e n o darse cuenta p a r a n a d a d e
los sentimientos intensos y e n c o n t r a d o s que tienen para ella su
m a d r e y la señora King, ni d e los sentimientos que piensan q u e
ella tiene p a r a ellas. A u n c u a n d o el señor King n o puede dejar d e
darse c u e n t a del vínculo tan estrecho entre su esposa y su m a d r e ,
n o percibe el h e c h o de que ella se casó con él, si hay que creer
a h o r a a su esposa y a su m a d r e , fundamentalmente p o r razones
d e intrigas familiares. Después de su boda, la señora King n o qui-
so d e j a r a su m a d r e y, p o r lo t a n t o , n o tuvieron luna de miel.
Sólo a condición que el señor K i n g c o m p r a r a una casa exactamente
enfrente de la casa de sus padres accedió a vivir con él. Su her-
m a n a m a y o r piensa que n o ha pasado ni pasa un sólo día de su
vida sin q u e la señora King n o haya visto o vea a su madre. L o s
vecinos h a c e n b r o m a d e esto p r e g u n t a n d o "cuándo se construirá
un túnel e n t r e sus casas".
E l señor King n u n c a h a logrado h a c e r que su esposa salga con
él d e vacaciones. Puede o p t a r entre salir de vacaciones con su es-
posa y sus padres, o salir solo. H a c e esto último.

ENTREVISTADOR: B u e n o , con sus padres políticos ¿hasta dón-


d e es posible describir sobre problemas c o m o éste? Según de-
duzco, usted más bien considera que estorban.
PADRE: B u e n o , ellos siempre han actuado de tal m a n e r a que
n o p u e d o lograr q u e mi esposa salga conmigo y la familia
de vacaciones, pero ella insiste en salir con su padre y su ma-
dre, c o m o digo, éste es el segundo problema.
ENTREVISTADOR: Sí, es realmente muy importante.
i83 FAMILIA X

PADRE: ES una cosa curiosa. Es decir, después de la guerra,


salí con todo el g r u p o , pero decidí después q u e esto comen-
zaba a ser demasiado, que si n o salía c o n m i g o y los niños
(riendo con m o d e r a c i ó n ) yo n o saldría n u n c a más con ellos
y de hecho habitualmente n o lo h a g o así, a u n c u a n d o siem-
pre estoy dispuesto a ayudar en lo que p u e d o en sus arre-
glos, sabe.
ENTREVISTADOR: ¿Y esto significa que lo dejan sencillamente
en casa?
PADRE: ASÍ es, sí.

Se le hizo ver que no i m p o r t a b a m u c h o lo que hiciera.


Disgustado, se fue de la casa p o r u n a t e m p o r a d a , pero volvió
porque sentía que era su obligación frente a los hijos " t r a t a r de
salvarlos, lo más posible, de la situación".
Sin embargo, el señor King, hasta d o n d e pudimos juzgar, e r a
incapaz de lograr intervenir en u n a forma efectiva. C u a n d o lle-
gaba el m o m e n t o en que sentía q u e tenía que oponerse, tenía
t e m o r de hacerlo, principalmente, decía, p o r q u e se d a b a cuenta de
que su esposa se desesperaría si él desorganizaba el sistema fami-
liar que estaba basado especialmente en la relación desesperada-
mente estrecha de su esposa con su m a d r e .
Nuestra impresión, c o m p a r a n d o las familias de los esquizofré-
nicos con otras familias, es que forman sistemas relativamente es-
trechos, y que el futuro enfermo está p a r t i c u l a r m e n t e e n c e r r a d o
d e n t r o del sistema familiar. E n n i n g u n a familia esto fue tan os-
tensible c o m o en la familia King.
A Hazel se le m a n t u v o limitada en g r a n medida a un círculo de
relaciones que c o m p r e n d í a a su m a d r e , a su abuela y a su abuelo.
A u n las relaciones con sus hermanos menores le estaban prohibidas
o eran desaprobadas.
N u n c a se permitió al señor King salir con Hazel sola porque,
según la señora King y su madre, "no se le podía tener confianza".
L o que entendían p o r esto se dejaba a la imaginación.
Desde que empezó a ir a la escuela Hazel, su abuelo la acom-
pañó, tanto de ida c o m o de vuelta. Ésta es u n a de sus tareas prin-
cipales. T a m b i é n la lleva y la trae a la escuela dominical: la única
situación extrafamiliar q u e se le permite.
Nunca en su vida se le ha permitido salir a la calle sin com-
pañía. N u n c a ha conocido m u c h a c h o s o m u c h a c h a s a n o ser en la
escuela o en la escuela dominical. N u n c a ha llevado un amigo o
una amiga a la casa. Según platican a todos la m a d r e y la abuela,
esta posibilidad está virtualmente eliminada. E l señor King piensa
LOS KING 189

que esto n o es bueno p a r a Hazel, p e r o "es m u y difícil", y n o ve que


pueda h a c e r algo.
U n a justificación a d u c i d a p o r la señora King para esta situación
tan singular es que esto es l o q u e Hazel quiere. L a señora King
n o siente ningún deseo de desligarse de su madre, y presume en
Hazel la misma ausencia de deseo. Hazel, c o m o ella, n o quiere
amistades, n o le gusta reunirse c o n gente ir o venir de la escuela
sola o con otras j ó v e n e s . . . S u p o n e también que Hazel n o quiere
a su p r i m a y que está celosa d e ella.
Estas imputaciones se h a c e n sin t o m a r en cuenta p a r a n a d a las
opiniones contrarias expresadas p o r Hazel.
P o r ejemplo,

PADRE: Sí, m e he p r e g u n t a d o si es que n o hemos estimula-


d o a Hazel p a r a ser m á s sociable y tener relaciones, estando
la familia tan e s t r e c h a m e n t e unida los abuelos con los nietos
y demás, n o se le h a n e s t i m u l a d o intereses fuera del círculo
familiar. N o sé si esto n o h a b r á sido un motivo que h a con-
tribuido. Pienso que H a z e l h a sido más bien sobreprotegida,
teniendo adultos y otras personas con ella; creo q u e es c i e r t o
¿o n o , Sibyl?
MADRE: B u e n o , yo n o sé de eso. N u n c a parecía q u e r e r salir
sola, a mi m o d o de ver, pienso.
PADRE: N O es cierto, es d e c i r c u a n d o venía en el autobús
de la escuela, q u i e r o d e c i r q u e tu padre iba m u y frecuente-
mente.
H A Z E L : A mí n o m e gustaba.
PADRE: ¿NO te gustaba?
HAZEL: NO.

Después:

PADRE: Más bien estaba t o d o el tiempo al c u i d a d o de adul-


tos; su abuelo la e s p e r a b a . . .
MADRE: ( I n t e r r u m p e . ) Sí estaba. L e gustaba. Q u i e r o decir
y e r a . . . era algo que tenía que hacer mi padre, es decir, lo
sabes. L e gusta d a r u n a vuelta y pasearse, tú sabes.
H A Z E L : A mí n o m e gustaba.
MADRE: N o . . . bueno.
PADRE: ¿NO te gustaba q u e fuera? ¿Acaso n o pensaba yo
q u e quizás las otras jóvenes pensarían que era r a r o q u e tu
abuelo te fuera a e n c o n t r a r ?
MADRE: Decías que n o te gustaba ir sola en el autobús.
H A Z E L : Oh, n o m e refería a volver a casa.

N o obstante la forma en q u e su m a d r e y la abuela la observen


FAMILIA X

y la aislan a ú n d e s u p a d r e , su c o n d u c t a es, al mismo tiempo, muy


contradictoria.
A u n c u a n d o a l p a d r e n o se le permitía estar con Hazel, se le
acusaba t a n t o d e d e d i c a r l e m u c h o tiempo c o m o demasiado poco.
Por ejemplo, se d i c e d e él q u e la consiente.

ENTREVIST \DOR: E s t a b a usted diciendo q u e ella se ponía de


m a l h u m o r . ¿ Q u é h a c í a n usted o su esposo c u a n d o se ponía
de m a l h u m o r ? ¿ C ó m o a c t u a b a n frente a esto?
MADRE: M e t e m o q u e yo la dejaba sola, pienso.
ENTREVISTADOR: U s t e d la dejaba sola; ¿y su esposo?
MADRE: B u e n o , pienso q u e la m i m a b a más q u e a los niños,
en realidad. C r e o q u e a veces iba a verla y se o c u p a b a de
ello p e r o . . .
ENTREVISTADOR: ¿ C ó m o se o c u p a b a de ella?
MADRE: B u e n o , c r e o q u e t r a t a b a de hablarle, o algo así
r e a l m e n t e . L a l l a m a b a a solas y c o m o q u e le p r e g u n t a b a p o r
q u é estaba m a l h u m o r a d a .

T a n t o el p a d r e c o m o l a m a d r e manifestaban u n a ambivalencia
y un d e s a g r a d o intensos e n relación c o n Hazel, en su presencia,
llamándola p a t i t o feo, g o r d a , desgarbada, sin atractivos sociales ni
gracia.

PADRE: N O es completamente tonta.


MADRE: C u a n d o t o d a l a familia ve tantas fallas en u n a jo-
ven, es difícil q u e eso n o le afecte.

Sin e m b a r g o , l a m a d r e dice q u e n o sabe d e dónde sacó Hazel la


idea de q u e n o e r a inteligente. T a l vez p o r q u e las m u c h a c h a s en la
escuela la l l a m a b a n t o n t a . E l l a y su esposo siempre le habían dicho
que n o se p r e o c u p a r a p o r los exámenes y n o la dejaron q u e tra-
tara de c u r s a r el g r a d o "once plus", p o r q u e n o querían forzarla.

MADRE: YO, en l o personal, c r e o q u e es bastante inteligen-


te, p e r o esto n o se h a m a n i f e s t a d o . . . si usted sabe lo que
q u i e r o d e c i r (ríe d i s c r e t a m e n t e ) . E s inteligente y sus conoci-
mientos generales y su m e m o r i a y cosas p o r el estilo son muy
buenos. N o es b u e n a en aritmética o cosas semejantes.

L a señora K i n g n u n c a p e n s ó q u e Hazel fuera desgraciada. Na-


t u r a l m e n t e q u e se ponía m a l h u m o r a d a , p e r o e r a p o r q u e siempre
estaba celosa d e sus h e r m a n o s . Su m a d r e n o podía e n t e n d e r c ó m o
era q u e Hazel p u d i e r a ser así, p o r q u e tenía toda clase de atencio-
nes "en realidad". De h e c h o Hazel había sido más bien m i m a d a .
N o p o r q u e la s e ñ o r a K i n g la hubiera m i m a d o , ya q u e ella n o ha-
LOS KING

bía m i m a d o a n i n g u n o de sus hijos. E r a el a b u e l o el que la había


m i m a d o y "codos los demás". Quizás su esposo h a b í a i n q u i e t a d o
a Hazel. N u n c a había t r a t a d o a los hijos c o m o debería h a c e r l o un
padre. L a señora King n u n c a había estado m u y cerca de Hazel.
E s t a b a más cerca de los muchachos, pero esto e r a sólo p o r q u e Hazel
e r a u n a joven difícil de la que poco se p o d í a obtener. C o n fre-
cuencia lloraba sola en forma callada y entonces la señora King
t r a t a b a de "sacarle algo", pero sin éxito. E l señor King estaba m á s
cerca de Hazel q u e ella.
H a s t a la edad de diez años Hazel había sido bastante desobe-
diente, pero desde entonces n o había tenido problemas con ella.
L a actitud de la señora King frente a Hazel reflejaba u n a ambi-
valencia que era muy desconcertante para los observadores. Hazel,
sobreprotegida en esta forma, e r a al mismo t i e m p o ignorada y tra-
t a d a con frío despego.
D u r a n t e el tiempo que estuvo en estado parcial de c a t a t o n í a , la
e n f e r m e r a de la sala hizo estas observaciones sobre la m a d r e , el
p a d r e y la hija juntos.

ENFERMERA: Sentía que la m a d r e n o tenía ningún interés


p o r los sentimientos de Hazel esta tarde, y el padre parecía
bastante indiferente. L a joven estaba acostada en la c a m a y
y o trataba de animarla. L a m a d r e está sentada y n a d a más
e x t e n d í a su m a n o , le echó los brazos a la m u c h a c h a a fin de
permitirle que más bien ella la acariciara q u e su m a d r e a ella.
E l único m o m e n t o en que la vi a n i m a d a fue c u a n d o habló de
sus hijos, lo q u e más bien m e irritó. El p a d r e — h a b l a b a con
u n a voz m o n ó t o n a como si estuviera insistiendo en lo m i s m o
la mitad del tiempo, y todo era c o m o si, bueno, usted sabe:
"tengo que hacer algo. E l médico quiere q u e hable" y a n o
ser que el médico le insinuara algo casi n o decía n a d a dife-
rente. L a m a d r e no parecía preocupada c u a n d o Hazel n o que-
r í a comer, se preocupaba más p o r los muchachos, se sentó con
los muchachos c u a n d o comieron, a u n a pesar de estar enfer-
m a Hazel p o r q u e ella t e n í a . . . el esposo decía que era desnu-
trición y n o parecían preocuparse p o r q u e Hazel n o comía. L a
m a d r e tenía una r i s i t a . . . realmente no p a r e c í a . . . p o r m o -
mentos parecía n o preocuparse para nada. N o entiendo qué
e r a lo que encontraba chistoso. L a m a d r e decía q u e n o podía
d o r m i r ; se acostó en la c a m a de Hazel, p e r o n o pudo d o r m i r ;
c ó m o puede una madre d o r m i r si su hija está enferma y tras¬
tornada; yo querría estar consolando a la niña. Y ella la dejó
c o n su abuelita y se fue con los niños a la ciudad, mientras
Hazel estaba obviamente enferma, siguiéndola con la m i r a d a
en forma e x t r a ñ a . L a m a d r e decía que esto no le gustaba: la
FAMILIA X

forma en que Hazel la miraba. Y en seguida el p a d r e llamó


a su cuñado, y el c u ñ a d o dijo q u e ella estaba e n f e r m a y que
era su destino; n o parecía pensar que pudiera h a c e r m u c h o
por lo que pasaba. Y c u a n d o la m a d r e se sentó con Hazel
d a b a la impresión de que había sido m u y valiente al hacerlo
estando la m u c h a c h a c o m o estaba, sintiéndose r a r a y viendo
en u n a forma rara.

E l señor King decía que su esposa se p r e o c u p a b a m á s p o r n o


p o d e r tener o t r o niño que por la enfermedad de Hazel. Según él,
h a b í a estado reprochándole a Hazel diferentes cosas que habían
salido m a l y había comenzado a ponerse en c o n t r a de ella.
E l señor King, sin embargo, a pesar de p a r e c e r el m á s razona-
ble de los dos, es tan contradictorio y confuso en sus aseveraciones
c o m o su esposa. A u n q u e habla del deseo de su esposa d e tener
o t r o hijo, es e x t r e m a d a m e n t e vago en relación c o n t o d o el asunto,
a u n p o r lo que se refiere a sí ella n o p u d o haberse e m b a r a z a d o
recientemente. Su esposa pudo h a b e r tenido un a b o r t o , p e r o si lo
t u v o "no se m e consultó". T o d o p u d o h a b e r sido a r r e g l a d o e n t r e
su esposa y su m a d r e y su h e r m a n a mayor. D e todos modos e r a
c u l p a de su esposa si n o tuvo c u a t r o hijos.
De nuevo, al mismo tiempo que dice que su esposa se h a puesto
en c o n t r a de Hazel, informa que desde el p r i m e r "colapso" de Hazel
ella h a d o r m i d o con su hija. L a señora K i n g le dice q u e h a c e esto
p o r q u e Hazel le grita por la noche. E l señor K i n g pone en d u d a
esto, diciendo que la conducta de su esposa responde a alguna ne-
cesidad de ella misma, más que a la de Hazel.
L a señora King es histérica en forma b u r d a , se ríe sin motivo,
incoherente, frígida, víctima de múltiples angustias a las que se
enfrenta con u n a e x t r e m a inhibición de su yo. P o r ejemplo, n o
sabe si h a tenido orgasmo o c l i m a x , n o está segura si su m a r i d o
tiene relaciones sexuales "adecuadas" con ella, n o está segura si él
usa anticonceptivos, y si eyacula d e n t r o o fuera de ella.
Desde su m a t r i m o n i o casi n u n c a h a salido de su casa a n o ser
a c o m p a ñ a d a de su m a d r e o de su padre, e x c l u y e n d o las visitas a
las tiendas de la localidad. T i e n e grandes temores a los viajes
o a conocer gente. L a conciencia de sí misma apenas le hace abri-
g a r ideas de que la gente la c o n t e m p l a en la calle y que hace
comentarios ridículos sobre ella.
L o s dos "colapsos" de Hazel se hacen más comprensibles si se le
sitúa en este ambiente totalmente confuso, en el que sus padres
se atribuyen y niegan simultáneamente sentimientos ambivalentes
LOS KING
'93

frente a ella, n e g a n d o que se los atribuyen e i m p u t a n d o al o t r o el


negarlos.
E n cierta forma la figura m á s patética de toda la familia es el
abuelo. Se le m a n t u v o fuera de nuestro alcance y, p o r lo tanto, sólo
fue posible verlo u n a vez. C o m o decía la abuela "¿para qué quiere
verlo? N o puede decirle n a d a q u e n o le haya d i c h o yo".
P e r o e n u n a ocasión c u a n d o u n a persona de nuestro equipo lla-
1
m ó a la p u e r t a de los K i n g , después d e u n a c o r t a espera la puerta
fue abierta p o r un a n c i a n o c o n u n a b u f a n d a y una gabardina. Pa-
recía d u d a r en h a b l a r c o n m i g o . L a señora K i n g estaba fuera de
compras; volvería p r o n t o si yo quisiera volver después. P a r a entrar
a la casa, pedí ver a Hazel p o r u n m o m e n t o . E l l a oyó esto y salió
de la sala, sonriendo: "Ah, es usted." D u d ó c o m o inseguro de con-
tinuar o n o y volvió a la estancia. E l abuelo, al que había igno-
r a d o completamente, dijo con tristeza: " N o quiere estar en la misma
pieza que yo a h o r a . E s terrible, terrible; p e r o si así lo quiere, trato
de n o demostrarle lo m u c h o q u e lo l a m e n t o . Y o siempre he tra-
tado de resignarme p o r el bien de ellos." N o se secó las lágrimas
que corrían p o r las mejillas d e su p e q u e ñ a c a r a redonda; como si
quizás estuviera demasiado a c o s t u m b r a d o a tenerlas allí para que
se vieran. E n u n a época debe h a b e r sido u n hombrecito jovial
c o m o petirrojo, de color y ojos claros. T o d a v í a tiene las mejillas
rojas y un bigote r o j o , posiblemente n o n a t u r a l , sino teñido por el
cigarro. N o se sentó ni m e pidió que l o hiciera, y mi impresión
fue q u e había estado de pie c o m o centinela en el vestíbulo frío,
con la r o p a con la que había estado fuera, desde que llegó. Aun
c u a n d o sabía que Hazel podía o í r todo lo q u e yo decía (su abuelo
es ligeramente sordo pero h a b l a q u e d o ) , esta oportunidad de ha-
blar con él n o debía ser desaprovechada. L e pregunté por qué
Hazel n o quería estar en el m i s m o c u a r t o que él. "Piensa que soy
yo el que la tiene presa. C r e o que ellos le han dicho algo, algo
que le hace o d i a r m e y pensar q u e es mi culpa. E l l a e r a mi pajarito,
toda mi vida, y a h o r a ellos se la han llevado y la han hecho callar.
Debería estar fuera en los c a m p o s y al sol. Debería aprender a
usar sus alas. Antes c a n t a b a tan dulcemente, m i pajarito. E r a tan
alegre, tan vivaz. P e r o poco a poco se volvió tan quieta. Pasaron
cosas que n o entendí. A c o s t u m b r a b a c o n t a r m e todo: era toda mi
vida, pero comenzó a asustarse y a h o r a ya n o m e quiere. Dice que
m e odia. N a d i e sabrá n u n c a lo que siento, n o sabrá lo que sufro.
M e pregunto p o r qué h a b r í a de o d i a r m e , p o r qué habría de tener
miedo de h a b l a r conmigo. Sólo sé que debería ser libre de usar

i De un informe de una visita domiciliaria.


91 FAMILIA X

sus alas, pero m e utilizan p a r a tenerla presa." T u v o que acabar de


sonarse copiosamente la nariz, y después de h a c e r esto, se fue tran-
quilamente, c o n t e s t a n d o solamente: " T r a t o de n o decir nada", cuan-
d o le pedí que c o n t i n u a r a . ¿Quizá Hazel q u e r í a tener amistades
propias? Contestó q u e a él n o le i m p o r t a r í a nada con tal de que
ella le volviera a h a b l a r .
Probablemente n o estuve con él ni diez m i n u t o s cuando se pudo
ver a través de las v e n t a n a s del vestíbulo a la señora King que
c o r r i ó hacia la casa d e su m a d r e p o r la a c e r a de enfrente. E l señor
Brown, ya calmado, c o m e n t ó : " H a de ir a p r e g u n t a r respecto a su
visita." L a señora K i n g estuvo allí c o m o c i n c o minutos antes de
reaparecer p a r a c r u z a r la calle, hacia su casa. E n t r ó ignorando a
su padre, que salió i n m e d i a t a m e n t e . E n t r a m o s a la estancia. A
Hazel, que estaba allí, se le e n v i ó a la cocina. L o hizo de mala
g a n a pero obedientemente c o m o u n n i ñ o q u e tiene que irse a la
cama.
F A M I L I A X I . LOS LAWSON

PERSPECTIVA CLÍNICA

Antecedentes remotos

Agnes L a w s o n , la hija d e u n plomero, e n t r ó p o r p r i m e r a vez a


un hospital psiquiátrico c u a n d o tenía diecinueve años. Allí se le
hizo el diagnóstico de esquizofrenia paranoide y se le dieron cin-
c u e n t a choques insulínicos. Seis meses después se le d i o de a l t a
estando "bien a p a r e n t e m e n t e " . D u r a n t e los dos años siguientes se
le t r a t ó c o m o e n f e r m a a m b u l a t o r i a y después fue d a d a de a l t a defi-
nitivamente.
A c e p t ó un e m p l e o , pero sólo trabajó en forma intermitente. U n
a ñ o después se le e n v i ó nuevamente a la clínica de consulta e x t e r n a
en d o n d e se le diagnosticó u n a recaída. Se prescribieron t r a n q u i -
lizantes y un a ñ o después de h a b e r sido admitida p o r segunda vez
ingresó d e n u e v o al hospital. T e n í a veinticuatro años.
N u e v a m e n t e se dieron c i n c u e n t a choques insulínicos y c u a t r o me-
ses después se le d i o de alta.
P e r m a n e c i ó e n su casa d u r a n t e un a ñ o sin t r a b a j a r y después sn
consiguió ella m i s m a un trabajo, pero un mes más tarde comenzó
a "recaer". Se le i n t e r n ó nuevamente. Entonces t e n í a veinticinco
años. Seis meses m á s t a r d e se le dio de alta, habiendo sido t r a t a d a
en esta ocasión e x c l u s i v a m e n t e con tranquilizantes. D u r a n t e los dos
años siguientes asistió a la clínica de consulta e x t e r n a , y d u r a n t e la
m a y o r p a r t e d e este t i e m p o permaneció clínicamente m e j o r a d a ,
a u n q u e , sin h a c e r ya más intentos por trabajar. Sin e m b a r g o , des-
pués de un a ñ o y m e d i o comenzó a recaer y seis meses después fue
internada p o r c u a r t a vez. A h o r a tenía veintisiete años.

Anlc.cedentcs recientes

D u r a n t e los seis meses anteriores a su c u a r t o ingreso, Agnes se


había q u e j a d o f r e c u e n t e m e n t e con el psiquiatra de la consulta ex-
terna de que pensaba que su padre n o la quería y que q u e r í a
deshacerse de ella, y que su m a d r e estaba en connivencia con él.
Decía también q u e estaba atemorizada y se sentía sola, insegura y
rechazada y que fácilmente podía imaginarse que o i i voces de
nuevo. P o c o antes d e su ingreso decía que oía la voz de u n elec-
»95
FAMILIA XI

trícista q u e h a b í a estado t r a b a j a n d o en su casa. E n esta época tam-


bién su m a d r e se quejaba sorprendida que Agnes le h a b l a t o m a d o
m a l a v o l u n t a d a su p a d r e "y esto es m u y perjudicial, doctor".
E l e x a m e n clínico e n el m o m e n t o de su ingreso reveló los siguien-
tes rasgos. Alucinaciones auditivas, ideas paranoides ( p o r ejemplo,
que la gente decía cosas desagradables de ella y que podía leer sus
pensamientos, q u e el hospital no tenía interés en ayudarla; que sus
padres n o la q u e r í a n y estaban coludidos en c o n t r a de ella), agre-
sividad impulsiva, desorden en la ideación (inconsistencia, divaga-
ción y v a g u e d a d ) , y discordancia entre el pensamiento y la afecti-
vidad. Sus modales e r a n infantiles y era tímida y m u y sensible
frente a l a presencia d e otras personas, teniendo m i e d o d e alternar
c o n la gente. Manifestaba falta de voluntad en el h e c h o de ser
incapaz de t r a b a j a r y de sostenerse sola, y se e n c o n t r a b a preocu-
p a d a p o r ideas religiosas.
Se le diagnosticó nuevamente u n a esquizofrenia p a r a n o i d e y se
instituyó un t r a t a m i e n t o con tranquilizantes.
T r e s meses m á s t a r d e se consideró a Agnes capaz ya d e salir del
hospital y de t r a t a r de aprender mecanografía, a u n c u a n d o desde
el p u n t o de vista clínico seguía siendo paranoide, y se a c e p t a b a que
persistían sus delusiones persecutorias y el hecho de que h a b í a es-
tado enferma. Se hicieron los arreglos para que asistiera a u n a
escuela local p a r a recibir educación complementaria c o m o taquime-
canógrafa. A l m i s m o tiempo se les dijo a los padres que ya estaba
a p t a p a r a salir y se les informó de lo que se planeaba p a r a ella. R e -
sultó m u y difícil, sin embargo, arreglar su salida. Agnes se q u e j a b a
de que tenía la idea de que sus padres n o la querían en su casa,
en t a n t o que sus padres, a su vez, dijeron que e r a muy difícil vi-
vir con ella. E s t o se atribuyó a la actitud paranoide de Agnes. Se
p l a n t e ó la posibilidad de que fuera a una casa de huéspedes. Sin
embargo, n o h a b í a u n a casa de huéspedes adecuada; nosotros pen-
samos q u e e r a el m o m e n t o más apropiado para c o m e n z a r la p a r t e
principal de n u e s t r a investigación, y se planearon u n a serie de
entrevistas.
Los padres se rehusaron a ser entrevistados solos y n o querían
a c e p t a r visitas domiciliarias (aun cuando en un m o m e n t o d e la in-
vestigación el p a d r e nos invitó a visitar su casa y a entrevistar a
todos los vecinos p o r q u e , c o m o decía, no tenía n a d a que o c u l t a r ) .
A pesar d e ello, obtuvimos información de la m a d r e , a u n c u a n d o
n o d u r a n t e entrevistas formales. Nos aprovechamos del h e c h o de
q u e venía al hospital a visitar a Agnes y después la a c o m p a ñ a b a
c o m o e n f e r m a a m b u l a t o r i a ; en estas ocasiones u n o de nosotros cam-
LOS LAWSON 197

bió algunas palabras con ella. D e esta m a n e r a conseguimos r e u n i r


algunos datos valiosos de información.

ESTRUCTURA DE L A INVESTIGACIÓN

E s t a familia está compuesta p o r el padre, la m a d r e , y tres hijos. E l


p a d r e tiene c i n c u e n t a y cinco años, la m a d r e c i n c u e n t a y siete; l a
h i j a m a y o r Shirley, tiene treinta y seis, J i m m y , el hijo, veintiocho;
y Agnes veintisiete. Ambos, el h e r m a n o y la h e r m a n a , están casados.

Entrevistas Cuando se realizaron Forma de registro

Agnes y su m a d r é I n f o r m e escrito
Agnes y su m a d r é o + 6 días 99 »*

Agnes o - f - 1 6 días grabación


Agnes y su m a d r é 0 + 1 7 días »»
Agnes y su p a d r e o - ( - 1 9 días 9»
Madré y Padre o -f- 2 0 días n
Agnes, m a d r é y padre o - f 2 0 días n
Madré o - f un año
Agnes 0 + 1 ano, 4 meses
informe escrito
Agnes 0 + 1 año, 4 meses, 1 se-
mana
Agnes 0 + 1 ano, 4 meses, 2 se-
manas grabación
H e r m a n o de Agnes y 0 + 1 ano, 4 meses, 2 se-
cunada manas
Agnes 0 + 1 año, 4 meses, 3 s e
-
manas

E s t o representa catorce horas de entrevistas d e las cuales se gra-


b a r o n diez.

PRESENTACIÓN DE LOS DATOS

Presentamos nuestra descripción de las entrevistas en el siguiente


orden.

Agnes
Agnes y su m a d r e (resultado de todas las tres entrevistas)
Agnes y su p a d r e
Madre y padre
198 FAMILIA X I

Agries, m a d r e y padre
Madre
Agnes (resultado de la serie d e c u a t r o entrevistas)
H e r m a n o y c u ñ a d a de Agnes.

Comenzamos con u n a relación d e la p r i m e r a entrevista con Agnes


sola porque, a u n c u a n d o se realizaron dos entrevistas con Agnes y
su m a d r e antes de esto, la investigación sobre la acción recíproca
e n t r e ellas n o se c o m p l e t ó hasta d u r a n t e la tercera entrevista, y las
tres se m a n e j a n m e j o r c o m o u n a serie única.
Agnes, c o m o hemos visto, había estado asistiendo a la consulta
e x t e r n a d u r a n t e seis meses antes de su internamiento, y en los in-
formes de la consulta e x t e r n a h a y anotaciones frecuentes de que
ella pensaba que su p a d r e n o la quería, que quería deshacerse
d e ella, que sus padres estaban coludidos en c o n t r a d e ella y que
le habían d i c h o que saliera de la casa y volviera al hospital. H a b í a
dicho también que se sentía atemorizada y sola, angustiada y recha-
zada y que fácilmente podía volver a imaginarse que oía voces.
C o m o u n mes después h a b í a u n a anotación que consistía de dos
partes: u n a declaración de Agnes d e que oía la voz de un hombre,
u n electricista que h a b í a estado t r a b a j a n d o en la casa, y una afir-
mación confusa de su m a d r e de q u e Agnes le había t o m a d o m a l a
voluntad a su padre, "y esto es m u y perjudicial, doctor".
Vamos a h o r a a describir, b a j o diferentes rubros, la primera en-
trevista con Agnes, sola.

ACNÉS

Discordancia entre el pensamiento y la afectividad

Agnes reía frecuentemente t r a t a n d o de ocultar su risa y en una


forma embarazosa c u a n d o h a b l a b a de asuntos sexuales. Esto fue
siendo menos m a r c a d o c o n f o r m e se fue desarrollando la entrevista
y se volvió menos tímida.

"Trastorno de la ideación" y "falta de discernimiento"

E l e x a m e n de esta entrevista demuestra que su "trastorno de la


ideación" e r a e x t r e m a d a m e n t e selectivo y se presentaba sólo en
relación con ciertos temas. L a vaguedad y la contradicción, descri-
tas clínicamente, p a r e c í a n la expresión de un conflicto entre el
deseo de juzgar cosas p o r sí mismas y su incertidumbre sobre la
LOS LAWSON »99

validez d e sus percepciones y evaluaciones. D u r a n t e la sesión, cons-


t a n t e m e n t e b u s c a b a la ratificación de sus puntos de vista p o r el
entrevistador y c u a n d o esto n o sucedía i n m e d i a t a m e n t e t r a t a b a de
retractarse d e lo que había dicho. C u a n d o se ratificaba su opinión
t r a t a b a d e sostenerla y reafirmarla.

El padecimiento

Su p r o b l e m a , según decía, consistía en que se imaginaba cosas,


r e ñ í a c o n sus padres especialmente con su padre, en q u e n o decía
a sus padres lo que estaba pensando, en que n o h a b í a m a d u r a d o ,
e n q u e q u e r í a que se le prestara atención y en q u e n o a l t e r n a b a
c o n gente.
A u n c u a n d o decía que esto e r a p a r t e de su padecimiento, siem-
p r e tenía d u d a s sobre si realmente se había estado i m a g i n a n d o co-
sas. A u n c u a n d o n o esperaba que el entrevistador fuera capaz de
d e c i r si esto h a b í a sucedido o no, constantemente buscaba su con-
firmación d e q u e tal cosa e r a posible. E s t o era:
j) O í r la voz de un h o m b r e c u a n d o estaba acostada p o r la noche
haciéndole el a m o r y pidiéndole que se casara con él. Algunas
veces la voz le a m e n a z a b a con m a t a r l a en tono a m o r o s o y afectuoso,
d e tal m a n e r a q u e n u n c a podía estar segura cuáles e r a n sus ver-
daderos sentimientos frente a ella. Esta alucinación la expresaba
en todos sus internamientos, aun c u a n d o c a d a vez q u e había es-
t a d o i n t e r n a d a se trataba de un h o m b r e distinto, p e r o en todas
las ocasiones fue la voz de un h o m b r e que conocía y con el q u e
h a b í a h a b l a d o y que tenía la impresión de que demostró afecto
e interés p o r ella. E n la ú l t i m a vez era la voz de un electricista
q u e estuvo h a c i e n d o una nueva instalación eléctrica en su casa.
P e r m a n e c i ó allí tres o c u a t r o días con un ayudante, u n m u c h a c h o
d e dieciséis años, que había estado h a b l a n d o con ella. L e p r e g u n t ó
si e r a casada y le había dicho que el electricista n o lo era. Des-
pués h a b l ó c o n ella el electricista y sobre él mismo, p o r ejemplo,
q u e su novia r o m p i ó recientemente su compromiso. Agnes tenía
la impresión q u e este individuo estaba interesado e n ella y ella
a su vez sentía a t r a c c i ó n p o r él y pensaba que el m u c h a c h o estimu-
laba su interés.
E l electricista le preguntó c ó m o empleaba su tiempo libre; si salía
m u c h o ; y c u a n d o le dijo que n o le ofreció llevarla a un club. An-
tes de irse p r o m e t i ó escribirle. E l l a estaba muy emocionada. Ese
día, más tarde, c a m i n a n d o por la calle, sintiéndose e x c i t a d a , co-
m e n / / ) a pensar si el sería su "hombre". Entonces, algo r a r o pasó
200 FAMILIA X I

d e n t r o d e ella, algo que n o podía describir claramente, p e r o esa


n o c h e , estando acostada lo o y ó que le hablaba.
2 ) A d v e r t i r que diferentes hombres, en su trabajo, la e n c o n t r a -
b a n a t r a c t i v a . T a m p o c o estaba segura si esto e r a sólo imaginación
o no. Sin e m b a r g o , pensaba q u e debería ser asi, porque ella vestía
e n forma m u y desaliñada y e r a demasiado inmadura p a r a ser atrae-
tiva p a r a n i n g ú n h o m b r e . H a b i t u a l m e n t e había sido la voz de
u n o de estos hombres la q u e h a b í a oído p o r la noche.
3) I m a g i n a r s e que las personas c o n las que trabajaba la h a b í a n
criticado.
4) I m a g i n a r s e q u e sus padres n o querían que estuviera e n su
casa.
5 ) R e ñ i r con su p a d r e p o r q u e se imaginaba que n o la quería.
6) I m a g i n a r s e q u e sus padres n o querían que se casara.
Se p r e o c u p a b a también d e su imaginación en otros aspectos, a u n
c u a n d o n o se p e r c a t a b a d e q u e usaba la palabra en dos sentidos
diferentes. P o r las noches, e n la c a m a , se excitaba sexualmente y
se i m a g i n a b a (no e r a u n a alucinación) escenas eróticas. E s t o le
p r e o c u p a b a p o r q u e sentía q u e esto ocasionaba el que oyera voces.
Desde su niñez se h a b í a m a s t u r b a d o c u a n d o se sentía sola y tenía
t e m o r d e que esto le hubiera hecho daño.

Comentario

L o s incisos ( 2 ) a (6) han sido calificados, desde el p u n t o de vista


clínico, c o m o delusiones (interpretaciones). Desde nuestro p u n t o
de vista, tal calificación n o es posible sin antes investigar el aspec-
t o social correspondiente. P o r ejemplo, en el caso del inciso (3)
r e l a t ó u n incidente según el cual se le había despedido p o r tra-
b a j a r c o n lentitud, p e r o carecía t a n t o de confianza en sus percep-
ciones q u e a ú n a pesar de ello d u d a b a de su impresión de q u e sus
c o m p a ñ e r o s de t r a b a j o le criticaran por su lentitud. E n el caso
del inciso ( 5 ) , sentía que había sido innecesariamente grosera con
sus padres en el pasado, y que les había dado motivo para preocu-
parse. Decidió que ya n o sería grosera en el futuro, aun c u a n d o de-
cía que sería difícil n o serlo p o r q u e su padre tenía m u y m a l carác-
ter. Se p r e o c u p a b a m u c h o p o r sus padres, aun cuando su p a d r e la
acusaba de tener mayores consideraciones hacia los e x t r a ñ o s que
hacia ellos. A pesar de que pensaba que esto n o era cierto, consi-
d e r a b a q u e quizá e r a un poco egoísta. P o r lo que toca al inciso
(6), r e l a t a b a un incidente con sus padres como prueba de que real-
m e n t e se i m a g i n a b a q u e n o querían que se casara, pero, iróni-
LOS LAWSON 201

c a m e n t e , el incidente, según lo relataba, e r a un e j e m p l o excelente


d e mistificación de este asunto. E l l a , n a t u r a l m e n t e , n o e r a capaz d e
percibir esto. P a r a nosotros estaba claro, p o r lo t a n t o , que esta
joven tenia u n a dificultad e x t r e m a en e v a l u a r la intención en la
c o n d u c t a d e otras personas, especialmente aquello q u e manifes-
t a b a interés sexual u hostilidad. Sus alucinaciones, c o n su con-
tenido sexual, y las amenazas hechas en t o n o afectuoso, ilustran
esto. E r a c l a r o también que tenía miedo de sus sentimientos se-
x u a l e s y de excitarse.

Otros detalles que Agnes consideraba como manifestaciones de en-


fermedad

Pensaba que no se habia desarrollado, y esto era porque no te-


nia novio. E s t a b a enferma, decía, p o r q u e se vestía desaliñada-
m e n t e y n o podía atraer, y m u c h o menos retener, a u n novio.
Decía que q u e r í a ser el c e n t r o de atención de u n m u c h a c h o ,
p e r o esto era u n a enfermedad, p o r q u e significaba q u e r e r "llamar
la atención". P o r lo tanto, e r a u n a enfermedad n o ser capaz de
a t r a e r a un novio, y e r a u n a enfermedad q u e r e r a t r a e r a u n m u -
c h a c h o , demostrando de nuevo su dificultad p a r a e v a l u a r sus
sentimientos sexuales. E r a consciente de este p r o b l e m a , y lo consi-
d e r a b a un factor importante de su "enfermedad", p e r o e r a inca-
paz de deducir sus implicaciones. P o r ejemplo, sabía q u e se sentía
angustiada c u a n d o era atraída p o r un h o m b r e , p e r o e r a incapaz
d e e x p l i c a r p o r qué. L a s razones que d a b a e r a n c o n t r a d i c t o r i a s
y a c a b a b a p o r decir en forma insegura: "Supongo q u e n o es algo
m u y bueno tener sentimientos sexuales, ¿piensa usted q u e es?"
Pensaba que parte de su enfermedad era el h e c h o d e reservarse
cosas para sí, p e r o era muy imprecisa en relación c o n esto y con
el m o m e n t o en que empezó. Pensaba que debió h a b e r sido c u a n d o
tenía diecinueve años, pero n o podía decir q u é era lo q u e se reser-
v a b a , porque, de hecho, decía, le era difícil reservarse n a d a por-
q u e hablaba m u c h o y además pensaba que la gente p o d í a leer sus
pensamientos. C u a n d o e r a n i ñ a siempre había sido f r a n c a con
la gente, porque quería ser c o m o Jesús, recta y sincera, p e r o en-
c o n t r ó que la gente era hipócrita; entonces comenzó a reservar-
se sus pensamientos, tal vez c u a n d o tenía c o m o diecinueve años.
O t r a razón p a r a reservarse sus ideas era que la gente e r a entro-
metida. Siempre estaban t r a t a n d o de fiscalizar sus asuntos, sus
familiares, p o r ejemplo, a u n q u e n o sus padres. S u p o n í a q u e e r a
cierto que sus padres querían saber todo lo que ella h a c í a , pero
202 FAMILIA X I

n o pensaba q u e fueran entrometidos, p o r q u e , después de todo,


e r a n a t u r a l p o r p a r t e de ellos el q u e r e r s a b e r t o d o a c e r c a de ella,
ya que querían q u e fuera m e j o r . Sin e m b a r g o , decía, ella n o dis-
cutía asuntos sexuales c o n ellos, p e r o fue imprecisa e n c u a n t o a
sus razones p a r a n o hacerlo. P a r e c í a q u e r e r d a r a e n t e n d e r q u e
e r a n dos cosas: q u e es c u l p a de ella, p o r q u e ella pensaba q u e e r a n
de criterio a m p l i o , y q u e fue c u l p a de ellos p o r q u e se les h a b í a
educado en f o r m a m u y estricta y n o e n t e n d e r í a n .
Pensaba q u e el n o a l t e r n a r con la g e n t e e r a o t r o aspecto d e su
padecimiento y q u e ella sería responsable p o r q u e n o e r a sociable.
Sin embargo, el informe clínico d e m o s t r a b a q u e e n ocasiones an-
teriores h a b í a r e p r o c h a d o esto a sus padres, quejándose q u e su
padre, en p a r t i c u l a r , h a b l a sido m u y e s t r i c t o con ella en c u a n t o
a alternar c o n gente y la h a b í a d e s a n i m a d o . R e c i e n t e m e n t e de-
cía (así c o n t i n u a b a el informe), su p a d r e la h a b í a a p r e m i a d o p a r a
salir y divertirse, p e r o ella sentía entonces q u e le faltaba la nece-
saria confianza e n sí misma.
Sin embargo, el a ñ o a n t e r i o r h a b í a e s t a d o yendo a la iglesia y
llevándose m e j o r c o n la gente. É s t a e r a su ú n i c a actividad ex-
trafamiliar, y le entusiasmaba m u c h o . Sentía q u e Jesús le estaba
ayudando y a h o r a q u e r í a a y u d a r l o a él. P o r consiguiente, rezaba
sus oraciones todas las noches e iba a la iglesia tres veces el do-
mingo, y todos los viernes p o r la noche.
P a r a sintetizar, Agnes c a r e c í a de confianza en sus percepciones
y evaluaciones de los móviles d e la c o n d u c t a , especialmente los
relacionados c o n la sexualidad y la hostilidad. E r a incapaz de eva-
l u a r las actitudes en estos aspectos y e s t a b a insegura de la validez
de sus sentimientos sexuales y de su deseo de aislamiento y auto-
nomía.

AGNES Y SU MADRE JUNTAS

Vamos a h o r a a sintetizar algunos de los datos deducidos de las


entrevistas con Agnes y su m a d r e .
E n los siguientes pasajes sintetizaremos secciones de la g r a b a -
ción conservando, lo m á s que podamos, las palabras y el lenguaje
propios del q u e habla.

Imputaciones, entredichos implícitos, contradicciones no recono-


cidas
MADRE: H a b í a n f o r m a d o u n a familia t a n u n i d a hasta la "en-
fermedad" de Agnes, q u e fue p a r a ellos u n golpe terrible. C r e í a
LOS LAWSON 203

q u e Agnes h a b í a a d q u i r i d o u n complejo de inferioridad en la casa


d e l a p e i n a d o r a , con la q u e h a b í a estado c o m o aprendiz, p o r q u e
vivían en u n multifamiliar. Agnes n o volvió n u n c a a ser la misma
desde entonces. Siempre h a b í a sido inteligente, conforme, generosa
y servicial hasta q u e c a m b i ó , en forma inexplicable. Se volvió
d u r a , irritable y grosera, especialmente c u a n d o sus padres le decían
q u e hiciera algo. C o m e n z ó a c r e e r que sabía más que ellos, y se
n e g a b a a h a c e r l o que ellos decían. Esto se agravó e n años r e -
cientes debido a q u e e n el hospital la estimulaban a tener ideas
propias.
E l t r a s t o r n o a c t u a l se h a b í a iniciado desde Navidad y la señora
L a w s o n h a b í a tenido u n a m a l a é p o c a debido a él. L a noche an-
terior h a b í a h a b i d o u n a g r a n m e j o r í a y ella (Agnes) había vuelto
a ser o t r a vez así c o m o e r a antes, pero antes de eso apenas se le
p o d í a h a b l a r . H a b í a q u e seleccionar las palabras con m u c h o cui-
d a d o . P o r ejemplo, c u a n d o Agnes estaba sentada frente a la chi-
m e n e a poniéndose c r e m a e n la c a r a antes de acostarse y — b u e n o ,
sabía q u e — tenían u n a c h i m e n e a curiosa y echaba el papel engra-
sado a r r i b a del fuego. E l p a d r e h a b í a dicho: "ten cuidado" y
Agnes h a b í a e x p l o t a d o e n f o r m a e x t r a ñ a , verdaderamente grosera
y ofensiva. P e r o , p o r fin, la n o c h e a n t e r i o r había mejorado. Sí;
ellos deberían p r e p a r a r s e p a r a tenerla a h o r a en casa p e r o n o pen-
saba q u e estuviera lo suficientemente bien todavía p a r a trabajar.
Sí, d e b í a n p r e p a r a r s e p a r a tenerla en casa. H a c í a n todo p a r a ayu-
d a r l e , decididamente. E r a u n g r a n p r o b l e m a p e r o harían todo
lo posible p a r a ayudarle, y lo h a r í a n . N o sabía si m e j o r a r í a cuan-
d o tuviera m á s edad. E n el hospital n o tenían idea realmente
lo difícil q u e e r a vivir c o n Agnes en ocasiones, porque n u n c a
vieron lo m a l q u e se p o r t a b a . De hecho nadie había visto c ó m o
se p o r t a b a . A u n la tía d e Agnes (la h e r m a n a de la señora L a w -
son), q u e visitaba frecuentemente la casa había dicho q u e n u n c a
h a b r í a pensado q u e h u b i e r a problemas con ella. E r a solamente
c u a n d o estaba sola con sus padres c u a n d o e r a evidente q u e estaba
enferma.
A C N É S : Sí, se volvió i r r i t a b l e y brusca, lo suponía, realmente.
P e r o se h a b í a c o m p u e s t o c o n f o r m e fue m a y o r realmente ¿o no?
Sí, el t r a s t o r n o venía desde N a v i d a d , pero ella había luchado con-
t r a él t o d o el tiempo. Sí, e r a diferente en frente de otras personas
p o r q u e n o podía exhibirse. L o s e x t r a ñ o s n o pensarían que algo
le pasaba; eso e r a definitivamente sólo con sus padres. T a l vez
se p o n í a n un p o c o nerviosos m u t u a m e n t e .
MADRE: Agnes le dijo a su m a d r e que le gustaría encontrarse un
JiOJ FAMILIA X I

trabajo. L a señora L a w s o n estuvo d e a c u e r d o e n que ésta era u n a


b u e n a idea, p e r o n o a h o r a , p o r q u e Agnes n o estaba bastante bien,
perp quizá lo estuviera e n dos o tres años. Después d e todo, decía,
Agnes debería acordarse d e lo q u e h a b í a pasado antes, d e que
siempre se t r a s t o r n a b a después d e t r a b a j a r dos o tres días. De
cualquier m a n e r a pensaba que Agnes iba a a c a t a r lo que el m é d i c o
dijera. Y además, h a b í a que v e r c ó m o se a b u r r í a con cualquier
cosa. N o p o d í a resolver n a d a n i t e r m i n a r n a d a . H a b í a que ver
lo que pasó en la casa; n o podía ponerse a coser o a planchar, y
e n todo caso, siempre está olvidando las cosas. Debería ser hon-
r a d a y a d m i t i r esto; decírselo al médico. E l l a realmente n o sabía
lo que quería hacer.
ACNÉS: SÍ, p r o b a b l e m e n t e se p o n d r í a m a l o t r a vez si se buscara
un t r a b a j o y e r a c i e r t o que se a b u r r í a , a u n c u a n d o pensaba que
estaba m u c h o m e j o r , p e r o quizás d e b e r í a r e a l m e n t e esperar u n
poco. E n realidad n o sabía lo q u e q u e r í a hacer.
MADRE: L a señora Lawson n o o b j e t a b a q u e Agnes fuera a bailes
o saliera con muchachos; podía salir, p e r o Agnes n u n c a había sido
u n a persona que lo hiciera. Sin e m b a r g o , n o le gustarla que Agnes
fuera c o m o algunos tipos en la a c t u a l i d a d . R e s p e c t o a los m u c h a -
chos, n o le i m p o r t a b a con q u é m u c h a c h o s saliera, siempre q u e él
tuviera la intención de casarse c o n ella y n o fuera veleidoso. N u n -
ca había objetado el que Agnes besara a los muchachos. E r a na-
tural, siempre que n o lo hiciera en público, p e r o ése e r a asunto
d e Agnes. N o intervendría, a n o ser que n o fuera el tipo de Agnes.
Respecto a los sentimientos sexuales, e r a u n a cosa n o r m a l , su-
ponía ella. E s t a b a bien el tenerlos siempre q u e Agnes n o hiciera
algo malo. P o r o t r a parte, pensaba q u e t a m p o c o está realmente
bien. B u e n o , n o sabía q u é pensar. A d e m á s Agnes nunca había
sido u n a persona q u e saliera. H a b í a n h e c h o todo lo posible p a r a
hacerla salir y de todos modos Agnes se h a b í a reservado frente
a ellos todas sus dudas respecto a sus sentimientos; n u n c a les había
hablado de ellos. P a r e c í a sentirse t o t a l m e n t e desconcertada res¬
pecto al sexo. De todas maneras ella (la señora Lawson) no había
sabido n a d a de ella cuandose casó (a los veintiún años). N i si-
quiera había sabido lo que era u n periodo. Se le había educado
en forma estricta y n o se avergonzaba d e ello; n o le había hecho
ningún d a ñ o , p e r o en la actualidad es t o d o lo que se oía. N u n c a
hablaban sobre temas sexuales en la casa. Imagínese, tenía una
amiga, su m e j o r amiga, que era m u y franca a ese respecto. L a ma-
n e r a en que h a b l a b a n en su casa (la de su a m i g a ) , bueno, ella los
aterrorizaba: c o n t a b a chistes sucios, p e r o ellos, en su casa, nun-
LOS LAWSON

ca hicieron tal cosa; le g u s t a b a pensar que había conservado algu-


nos ideales. Imagínese, esta a m i g a e r a u n a m u j e r maravillosa; ha-
bía tenido o c h o hijos, p e r o e n ocasiones lo desconcierta a uno.
N o q u e se p r e o c u p a r a p o r l o q u e su amiga decía. P e r o al señor
L a w s o n t a m p o c o le gustaba. P e r o su a m i g a e r a u n a m u j e r m a r a -
villosa.
P o r lo q u e toca a q u e r e r casarse, la señora Lawson decía que
pensaba q u e e r a u n a cosa n o r m a l , p e r o aquí también siempre
h a b í a pensado q u e el p r o b l e m a de Agnes e r a la religión. Sin
e m b a r g o , n u n c a se h a b í a i n t e r p u e s t o en el c a m i n o de Agnes pero
¿dónde iba a e n c o n t r a r A g n e s u n a persona que le gustara? Los
hombres en la a c t u a l i d a d n o le d a b a n la m e d i d a (de la señora
L a w s o n ) . D e todos modos, ¿ c ó m o podía Agnes cuidar un niño,
c o r r e c t a m e n t e con su m a l a m e m o r i a ? N i siquiera podía h a c e r un
m a n d a d o y n u n c a t e r m i n a b a lo q u e empezaba. Comenzaba a coser
algo y n o lo t e r m i n a b a , c o m e n z a b a a tejer y n o acababa. N o se
o p o n í a a q u e Agnes se casara, p e r o de m o m e n t o estaba m u y en-
ferma. Y además el m a t r i m o n i o n o lo e r a todo. Muchas m u c h a -
chas preferían m e j o r u n a c a r r e r a , c o m o ella hubiera hecho si no
se h u b i e r a casado con su m a r i d o . Después de todo n u n c a había es-
t a d o ella misma interesada e n los muchachos. Su esposo h a b í a
sido el ú n i c o m u c h a c h o q u e h a b í a conocido y se había casado con
él sólo p o r q u e ella e s t a b a viviendo en su casa y n o era feliz con su
1
m a d r a s t r a , y si n o l o h u b i e r a tenido a él n o hubiera tenido a
nadie. P e r o n u n c a h a b í a l a m e n t a d o n a d a , habían f o r m a d o una
familia tan u n i d a , h a s t a la enfermedad de Agnes.
ACNÉS: N O e r a n a d a m a l o el sentirse a t r a í d a p o r los hombres
; o era? T a l vez n o d e b e r í a ella h a b l a r de eso. E l l a esperaba que
la gente n o pensara q u e e r a fogosa sexualmente, pero tal vez
era p o r q u e fue u n p o c o a p a s i o n a d a o algo así. E l sexo era m u c h o
d e su p r o b l e m a y su m a d r e l a desconcertaba, probablemente por-
q u e ella m i s m a t a m b i é n se sentía desconcertada. L e gustaría ca-
sarse p e r o n o e r a fácil e n c o n t r a r el h o m b r e adecuado. Pensaba
q u e el m a t r i m o n i o sí tenía i m p o r t a n c i a p a r a ella, pero estaba de
a c u e r d o con su m a d r e q u e n o se p o d í a t e n e r seguridad, q u e podía
c r e a r problemas. A pesar d e eso, el sexo estaba en el fondo de sus
problemas, p e r o e r a c i e r t o q u e se h a b í a vuelto m u y religiosa. P e r o
a u n así, pensaba q u e estaría m e j o r si estuviera casada, p e r o n o
c o n o c í a a nadie. L o s m u c h a c h o s , p o r lo regular, querían hacerse

i L a señora Lawson tenía diez años cuando murió su madre de tubercu-


losis, y ella misma estuvo en esa época en el hospital, víctima del mismo
padecimiento.
FAMILIA XI

novios antes d e pedirle a u n o q u e se casara, p e r o h a b í a muchas


m u c h a c h a s q u e preferían t e n e r u n a c a r r e r a q u e casarse ¿o no?
MADRE: O t r o p r o b l e m a e n t r e ellos e r a q u e la s e ñ o r a L a w s o n
acusaba a A g n e s de ser reservada. L a señora Lawson se p r e o c u p a b a
efectivamente c u a n d o Agnes h a b l a b a de cosas sexuales. Sin em-
bargo, c u a n d o A g n e s le decía q u e se a p e n a b a c u a n d o h a b l a b a de co-
sas sexuales a su m a d r e , y q u e p o r eso n u n c a le h a b l a b a de esas
cosas, la señora L a w s o n replicaba que n o podía e n t e n d e r p o r qué
se apenaba. C u a n d o Agnes t r a t a b a de platicarle q u e se mastur-
2
baba, su " a c r o b a c i a " c o m o le llamaba, y le decía q u e ella (la
señora L a w s o n ) la h a b í a visto hacerlo c u a n d o e r a n i ñ a , el descon-
cierto de la s e ñ o r a L a w s o n se h a c í a aún más evidente. E n p r i m e r
lugar, n e g a b a s a b e r n a d a de esto, y además, decía q u e n u n c a ha-
bía h a b i d o tal cosa, y en seguida decía que r e a l m e n t e n o sabía
q u é e r a eso, y después q u e n u n c a la h a b í a visto h a c e r l o y termi-
naba diciendo q u e Agnes siempre le o c u l t a b a las cosas.
MADRE: L a f o r m a en q u e se vestían los jóvenes en la actualidad
era desagradable. N o sabía lo que Agnes quería d e c i r c u a n d o
decía que le g u s t a r í a vestirse e n forma más atractiva. Agnes po-
día pensar q u e e r a desaliñada, p e r o ella n o lo pensaba, y ade-
más había q u e r e c o r d a r q u e n o había t r a b a j a d o d u r a n t e tres años.
Respecto a u s a r pantalones, bueno, n o cree que a Agnes le gustaría
vestirse así. P e r o n o tenía n a d a que ver c o n ella la f o r m a en que
Agnes se vistiera, a u n c u a n d o n o le gustaría que fuera bohemia.
P e r o además, c o m o ella decía: p e r o n o pensaba que Agnes fuera
bohemia.
AGNES: E s t a b a d e a c u e r d o e n que era horrible la forma en que
vestían ciertos jóvenes, a u n q u e pensaba q u e se veían atractivos.
X o r e c o r d a b a h a b e r d i c h o la víspera q u e quería ser m á s atractiva
— p e r o q u e r í a verse m á s a t r a c t i v a en realidad, suponía, si pudie-
r a — bueno, m á s elegante, p o r q u e se sentía m u y desaliñada. Na-
t u r a l m e n t e q u e e r a c i e r t o q u e n o h a b í a t r a b a j a d o d u r a n t e tres
años. R e s p e c t o a pantalones y todo eso, bueno, e r a n más bien
hombrunos, a u n c u a n d o los hombres parecían encontrarlos atrac-
tivos, y Shirley y B e t t y los usaban. A d e c i r verdad le gustaría
usarlos, p e r o n o se a t r e v í a p o r q u e la gente pensaría q u e e r a un
poquito b o h e m i a y ella pensaba que n o lo era.
MADRE: Agnes pensaba q u e todo m u n d o estaba c o n t r a ella y no
tenía razón p a r a pensarlo. N o e r a c i e r t o q u e la gente n o fuera
amable con ella y q u e algo hubiese sucedido en su infancia. Res-
pecto a q u e s i e m p r e se le r e p r o c h a b a n cosas en su casa, t a m p o c o
- Cruzando sus piernas rígidamente.
LOS LAWSON 207

era cierto. H a b í a n sido u n a familia m u y u n i d a y Agnes h a b í a


sido m á s consentida que los otros dos. S i e m p r e estaba pensando
q u e se le hacía a un lado. P o r ejemplo, c u a n d o venía la her-
m a n a de la señora Lawson y ella y la señora L a w s o n e s t a b a n pla-
t i c a n d o juntas sin que Agnes p a r t i c i p a r a en la conversación, Agnes
pensaba que se le hacía u n desprecio y n o e r a así. Siempre se
e s t a b a i m a g i n a n d o cosas y e r a m u y molesto.
AGNES: L a sensación de que la gente e s t a b a e n c o n t r a de ella
se h a b í a vuelto peor realmente a h o r a . Se m a s t u r b a b a c o n fre-
c u e n c i a c u a n d o sentía que la gente n o e r a a m a b l e , o tal vez tenía
algo q u e ver con su infancia. P e r o e r a cierto q u e .se le había mi-
m a d o más que a los demás. E r a , tal vez, p e r o h a b í a sido d e m a -
siado m i m a d a p o r lo que lo h a b í a hecho, p r o b a b l e m e n t e p o r q u e
había tenido demasiado afecto c o n c e n t r a d o e n ella. R e a l m e n t e n o
siempre se le habían estado r e p r o c h a n d o cosas e n s o casa. E n rea-
lidad h a b í a sido m i m a d a . A h o r a lo podía ver. T e n d í a a sospe-
c h a r d e la gente p e r o r e a l m e n t e e r a i m a g i n a c i ó n . M a m i lo ha-
bía d i c h o siempre.
MADRE: SÍ, ella sabia lo que sentía Agnes y q u e t o d o e r a ima-
ginación. Enfatizaba q u e sabía que los sentimientos d e Agnes
respecto a ambientes hostiles e r a n sólo i m a g i n a r i o s ya q u e estaba
segura que así e r a . P o r lo demás, ella m i s m a c o n o c í a t o d o lo
relativo al ambiente porque descubría r á p i d a m e n t e s se le q u e r í a
o no. Ella podía leer m u y r á p i d a m e n t e lo q u e la j e n t e pensaba.
MADRE: Pensaba que la religión era el p r o b l e m a de Agnes por-
q u e e r a todo lo que habían obtenido de ella. Sierrapre estaba con
J e s ú s y todo eso y alguien h a b í a dicho q u e n o peíasaran q u e era
b u e n o para ella estar h a b l a n d o t o d o el t i e m p o df? eso. Después
d e todo, la señora Lawson sabía d e religión. H a b í a sido maestra
e n u n a escuela dominical. Se le había e d u c a d o en la religión
y en la misma forma había e d u c a d o a sus hijos. T o d a v í a a h o r a
iban a la iglesia los domingos en la m a ñ a n a , Agnes,, y ella, p e r o . . .
AGNES: Pensaba que el ir a la iglesia le h a b í a a n d a d o m u c h o ,
e n parte por estar en c o n t a c t o c o n la religión y eia p a r t e p o r re-
unirse con la gente. Sentía que h a b í a logrado a l g o . R e a l m e n t e la
religión era su problema. Se h a b í a vuelto m u y religiosa. L e gus-
taba rezar sus oraciones todas las noches y leía la Biblia casi
todas las noches si no estaba m u y cansada y siemp it h a b í a creído
e n Jesús, desde que era niña. Jesús le h a b í a a y u d a d o m u c h o , pero
r e a l m e n t e sentía que £1 e r a demasiado en su v i c k L a forzaba
m u c h o y la ponía nerviosa.
L a señora Lawson e x p l i c a b a q u e estaba m u y p r e o c u p a d a por
FAMILIA XI

la m e m o r i a de Agnes. Pensaba que e r a m a l a y c o n t i n u a m e n t e se lo


decía a Agnes. L a s dos creían q u e esto e r a p a r t e de la "enfer-
medad". (De h e c h o , a nosotros nos parecía que su m e m o r i a era
p e r f e c t a m e n t e b u e n a , y ningún médico, en ningún m o m e n t o , al
e x a m i n a r l a , l a e n c o n t r ó deficiente.) L a señora Lawson, sin em-
bargo, e r a i n c a p a z d e r e c o r d a r hechos desagradables p a r a ella, en
t a n t o q u e , al m i s m o tiempo, acusaba a su hija de que se los ima-
ginaba. P o r ejemplo, Agnes decía que le había d i c h o algo a su
m a d r e . L a s e ñ o r a L a w s o n lo negaba. Agnes estaba de a c u e r d o
e n q u e d e b i ó h a b e r estado equivocada, a c h a c á n d o l o a su tenden-
cia a reservarse las cosas y a imaginárselas. L a señora Lawson
a p r o b a b a esto: "Ése es el p r o b l e m a de Ajgnes, olvida todo." U n o s
m i n u t o s después, sin e m b a r g o , c u a n d o Agnes comenzaba a hablarle
del a s u n t o la callaba, diciendo: "Sí, ya sé, m e dijiste eso."
L a s e ñ o r a L a w s o n , al describir l a "enfermedad" de Agnes, omi-
tía c o m p l e t a m e n t e m e n c i o n a r sus alucinaciones. C u a n d o expresa-
m e n t e se le p r e g u n t a b a sobre ellas, las descartaba c o m o indignas
de c o m e n t a r i o o de a l a r m a .

ENTREVISTA ENTRE AGNES Y SU PADRE

E n esta sesión el señor Lawson invalidaba cualquier actividad o


interés d e A g n e s q u e hubieran podido a y u d a r a establecer su auto-
nomía. Agnes t r a t a b a de discutir con él pero e r a incapaz d e sos-
t e n e r su p u n t o de vista. P a r a realizar esto habría tenido q u e h a c e r
c o n t i n u a m e n t e afirmaciones sobre afirmaciones de índole muy
complicada.

Imaginarse (Agnes) el disgusto de sus padres por su enfermedad o


maldad

E l siguiente r e l a t o del señor L a w s o n d e m u e s t r a a qué g r a d o es-


t a b a dispuesto a considerar la c o n d u c t a de Agnes c o m o un proceso
m á s q u e c o m o praxis. Su disgusto m a l disimulado ( p a r a nosotros)
apenas p o d í a ser r e p r i m i d o .
PADRE: N O p o d í a e n t e n d e r esta irritabilidad de Agnes, p e r o ella
e r a irritable y eso e r a un hecho, y probablemente los p o n í a irrita-
bles (a él y a su esposa) con ella. E n ocasiones, decía, él se pre-
g u n t a b a si ella q u e r í a salir a a l g u n a parte y ella n o quería. P e r o
ellos n u n c a le h a b í a n e v i t a d o salir y Agnes lo sabía. A h o r a iba
a l a iglesia, p e r o u n o se puede cansar de la iglesia. Y a Agnes le
p r e o c u p a b a n las cosas pequeñas. A él también con frecuencia
LOS LAWSON

le p e r t u r b a b a n las cosas, pero n u n c a dejaba q u e fueran m o t i v o


de preocupación. Él las olvidaba, p e r o Agnes no. E l l a seguía in-
sistiendo e insistiendo en ellas, c o m o Jesús, esto y lo o t r o . N o le
i m p o r t a r í a admitirlo. P e r o n o podía t o l e r a r esa irritabilidad. N o
estaba acostumbrado. Ella quería vivir en a r m o n í a . Imagínese, él
la toleraba, pero en ocasiones sentía c o m o q u e la e x c i t a b a , si
pensara que eso servía de algo. P e r o si n o iba a servir d e n a d a
bueno, bueno, naturalmente n o lo h a r í a . P e r o algo m a l o pasaba
con Agnes, en lo muy hondo, y sólo Dios sabía l o que e r a . T e n í a
otros dos hijos, un m u c h a c h o y u n a m u c h a c h a , y a ellos nada
parecía preocuparles. E r a n sencillamente c o m o personas normales.
N o tenía idea p o r qué Agnes había d e ser así. E l l a pensaba que
ellos la habían descuidado, p e r o se le h a b í a e d u c a d o en la misma
forma que a los otros dos. C r e í a , en realidad, q u e h a b í a a r m a d o
un g r a n alboroto con ella, p e r o n u n c a le habían e v i t a d o ir a
cualquier parte y hacer cualquier cosa. Decididamente algo m a l o
pasaba con Agnes ya que de o t r o m o d o n o estaría en el hospital
¿o estaría? Esto era lo que él tenía q u e recordar. R e s p e c t o a su
vida de é l . . . Bueno, ella ni siquiera se ve a t o n t a d a . Y en estas
últimas dos semanas h a habido u n a m e j o r í a notable, p e r o ella
todavía n o podría hacer nada ni i r a n i n g u n a p a r t e . H a s t a cuan-
do iba a la iglesia quería que su m a d r e fuera c o n ella. Siempre
se agotaba tanto, a tal grado que se volvió a e n f e r m a r y n a t u r a l -
m e n t e volvió al hospital. C u a n d o A g n e s ingresó esta ú l t i m a vez
estaba enferma. N o había duda de ello, y se veía enferma. A h o r a
bien ¿qué será lo que la enferma físicamente? Piensa q u e sólo la
preocupación.
A C N É S decía que no sabía p o r qué se p r e o c u p a b a t a n t o . Simple-
m e n t e se volvió muy irritable e impaciente. Quizás e r a sólo que
e r a m u y susceptible. N o era cierto q u e hubiese d i c h o q u e sus pa-
dres la habían descuidado. De h e c h o había dicho siempre que
habían hecho m u c h o escándalo con ella. Y n o e r a c i e r t o q u e pen-
sara que nadie la quería. Antes l o pensaba, p e r o ya n o , p o r q u e
estaba mejor. N o pensaba que su p a d r e fuera malo. L o que le
molestaba era sólo su carácter. Siempre la había molestado más
a ella q u e a los demás, desde que e r a pequeña decía q u e ella era
la q u e ocasionaba los disturbios en l a casa. Si se refería a q u e los
cansaba c u a n d o se enfermó p o r p r i m e r a vez, n o e n t e n d í a c ó m o
podía decir tal cosa porque si estaba enferma ¿ c ó m o podía cul-
parla? N o le gustaba que su p a d r e la atacara, sabe usted, levan-
t a n d o la voz, pero entonces creía q u e r e a l m e n t e q u e r í a hacerlo.
L a siguiente relación de las imputaciones hechas p o r el señor
tío FAMILIA X I

Lawson en relación c o n Agnes indica, según él, q u e Agnes estaba


enferma.
1) Ser irritable e n su casa.
2) P o n e r l o nervioso.
3) Preocuparse p o r las cosas.
4) Insistir en las cosas.
3) N o salir ni a l t e r n a r c o n la g e n t e .
6) I r a la iglesia y a reuniones d e l a iglesia.
y) N o llevarse c o n nadie.
8) H a b l a r sobre religión e n f o r m a ingenua.
9) Decir q u e su p a d r e la a t a c a b a y la criticaba.
10) Pensar q u e sus padres n o q u e r í a n q u e estuviera e n su casa.
/ / ) N o salir a t r a b a j a r .
12) Preocuparse p o r n o t r a b a j a r .
13) Sentirse r e c h a z a d a p o r la gente.
14) Imponerse a l a gente c u a n d o l a gente n o quiere hablar
con ella.
13) N o decirle a su p a d r e lo q u e piensa.
16) Reírse sola.
/ 7 ) No actuar adecuadamente.
18) N o salir con m u c h a c h o s y pensar q u e él iba a impedirlo.
19) Gustarle u n m u c h a c h o y n o s a b e r si estaba o n o enamorada
de él.
20) Pensar q u e n a d i e la quiere.
21) N o ser insistente en la f o r m a e n q u e l o es u n a persona nor-
mal, sino insistir indefinidamente en las cosas.
H a s t a d o n d e p o d e m o s ver, el ú n i c o rasgo c o m ú n que tienen es-
tas imputaciones, es q u e todas i r r i t a b a n al señor Lawson. U n
e x a m e n más d e t a l l a d o d e algunas d e ellas y d e otras aseveraciones
del p a d r e a c l a r a n m á s el d e s c o n c i e r t o d e Agnes sobre aquellos
asuntos, q u e e r a n t a n i m p o r t a n t e s p a r a ella.
PADRE: T o d o lo q u e deseaba p a r a Agnes e r a q u e estuviera en
casa, fuera a t r a b a j a r y se divirtiera.
ACNÉS: N O p o d í a t r a b a j a r e s t a n d o c o m o estaba.
PADRE: N O necesita preocuparse p o r t r a b a j a r .
£ 1 decía q u e n o e r a un h o m b r e irritable. E r a u n h o m b r e de-
cepcionado. ¿ P o r q u é h a b r í a d e e s t a r e n o j a d o ? Disgustado con
la vida, e r a l a ú n i c a cosa. N o p o d í a e s t a r e n o j a d o c o n ella, porque
ella n o p o d í a evitarla. P e r o estaba d e c e p c i o n a d a de ella, por-
que debería ser n o r m a l , vivir u n a v i d a n o r m a l . E n lugar de ello
había estado e n f e r m a d u r a n t e n u e v e a ñ o s — n u e v e años era m u c h o
tiempo—; siempre estaba diciendo q u e sufría m u c h o interiormen-
LOS LAWSON 211

te. P e r o él n o r e ñ í a con ella c o n t i n u a m e n t e , a u n c u a n d o e r a deses-


perante. N o h a b í a n a d a q u e h u b i e r a deseado t a n t o c o m o q u e su
hija fuera a t r a b a j a r . N o h a b í a n a d a más hermoso en la vida c o m o
volver a casa después de u n d í a de trabajo intenso y descansar,
sentarse y o í r r a d i o y ver televisión, cerca del fuego. Es lo q u e
deseaba p a r a ella. E r a cierto q u e ella veía la televisión, p e r o n o
volvía del t r a b a j o a hacerlo ¿o sí? N o . Sólo había i d o a t r a b a j a r
dos o tres veces desde la p r i m e r a vez que e n t r ó al hospital, y e n
esas ocasiones h a b í a sido u n fracaso. O h , él sabía d e o t r a gente
que h a b í a n t e n i d o m á s empleos que ella, p e r o seguían yendo a
trabajar. N o es q u e se lo r e p r o c h a r a . H a b í a tenido la esperanza
d e q u e A g n e s se h u b i e r a c a s a d o y hubiera vivido u n a vida n o r -
m a l c o m o sus otros dos hijos. E r a decepcionante, pero n o e r a
c u l p a d e Agnes, según él entendía. P e r o esperaba que ella se
diera c u e n t a q u e le costaría m u c h o t r a b a j o e n c o n t r a r un empleo.
Sencillamente n o le d a n t r a b a j o A quienes salen d e ese lugar. E l l a
podía decirlo.
N o le i m p o r t a b a que Agnes fuera necia, p e r o n o lo e r a c o m o
otras personas. Sus otros hijos, c u a n d o pensaban que estaba equi-
vocado, se lo d e c í a n y allí a c a b a b a todo. P e r o n o sucedía así c o n
Agnes, ella seguía insistiendo con lo mismo. A ella le p a r e c í a
m u y bien d e c i r q u e insistía p o r q u e quería conservar la amistad d e
su m a d r e y d e su p a d r e p e r o ¿ p o r qué querer tener amistad c o n la
m a d r e y el p a d r e ? N o es necesario tener amistad con los padres.
N o podía e n t e n d e r esto.
Agnes p e r m a n e c í a callada.
E l señor L a w s o n y su esposa n u n c a le habían evitado A Agnes
salir o h a c e r algo y Agnes lo sabía. A h o r a iba a la iglesia, p e r o
r e a l m e n t e se a b u r r e u n o de la iglesia. N o parece q u e r e r salir A
n i n g u n a p a r t e . Y e r a m u y melindrosa p a r a a l t e r n a r con o t r a s per-
sonas. D e b e r í a a l t e r n a r con t o d o m u n d o c o m o él lo hacía. É l se
llevaba bien, en su época, con personas e x t r a ñ a s .
ACNÉS: N O , sus padres n u n c a le habían evitado ir a n i n g u n a par-
te. P e r o ella n a d a m á s n o quería salir y encontrarse con personas
p o r q u e se p o n í a nerviosa de a l t e r n a r con la g e n t e . P e r o a h o r a iba
a la iglesia, a u n q u e e r a el ú n i c o lugar al que iba. P e r o esto le ha-
bía servido m u c h o . N o pensaba que pudiera cansarse d e la igle-
sia. . . b u e n o , quizás estaba yendo demasiado.
PADRE: E l señor L a w s o n decía que n u n c a le habían evitado a
Agnes h a c e r c u a l q u i e r cosa y tener un c o m p a ñ e r o . Agnes p o d í a
hacer e x a c t a m e n t e l o q u e quisiera. £ 1 n u n c a se interponía e n su
c a m i n o y aseguraba que su esposa t a m p o c o lo había hecho, p e r o
212 FAMILIA X I

n o le gustarla que saliera con alguien del hospital p a r a e m p c / a r


c o m o muchas lo hacían. Esto era correcto ¿o no? P e r o ella podía
darse gusto. Se estaba m u c h o con la familia al salir de estos lugares.
ACNÉS: B u e n o , n o había nadie allí en quien tuviera interés.
PADRE: E l señor Lawson decía que pensaba q u e Agnes e r a lo su-
ficientemente grande para saber si estaba o n o e n a m o r a d a del elec-
tricista. P e r o así e r a . C ó m o podía habérselas c o n esta clase de co-
sas, ¿preguntándose lo que el electricista q u e r í a ? C i e r t a m e n t e n c
h a b í a n a d a m a l o en ello, p a r a u n a persona n o r m a l .
ACNÉS: P r o m e t í a q u e n o lo haría en adelante.
PADRE: Donde quiera que fuera Agnes siempre se i m a g i n a b a que
la gente n o la quería, como en las reuniones de la iglesia, o q u e la
g e n t e n o quería hablarle. E l problema de Agnes consistía en que
era celosa y siempre trataba de imponerse c o n la g e n t e c u a n d o
n o la querían.
AGNES: B u e n o , ella no era la única que pensaba q u e la g e n t e n o
la quería. Así e r a la gente. T a m b i é n su p a d r e pensaba cosas seme-
jantes de la gente. Pensaba que ella n o lo quería. Sin e m b a r g o ,
quizás ella era poco amable. A h o r a ella ya n o pensaba tales cosas
y n o t r a t a r í a de imponerse a la gente c u a n d o n o la quisieran. A u n
c u a n d o estaba desconcertada, porque si la gente, en la iglesia, n o
la q u e r í a ¿por q u é le pedían que ayudara?
PADRE: Agnes siempre era infeliz, n u n c a feliz. R e a l m e n t e nece-
sitaba a alguien a quien disgustar. Y había o t r a cosa, s i e m p r e se
estaba riendo sola. Estaba sentada j u n t o a la c h i m e n e a y repenti-
n a m e n t e hacía un gesto o reía, y él le decía: " B u e n o , ¿de q u é te
ríes? y ella decía: "Bueno, ideas" y n u n c a le decía, n u n c a le h a b í a
d i c h o q u é ideas tenía.
ACNÉS: N O lo había hecho desde que estaba en el hospital.
PADRE: Agnes era tan irritable y constantemente estaba diciendo
q u e él siempre la molestaba desde niña. C o n frecuencia sentía q u e
la molestaban. N o fue cierto que él tuviera la c o s t u m b r e d e de-
cirle, c u a n d o era niña, que ella a r m a b a todos los alborotos en
la casa, a pesar de que probablemente ella e r a la q u e ocasionaba
problemas c u a n d o empezaba a estar enferma. H a y q u e v e r lo que
pasó con el piano. É l había hecho que estudiara p i a n o a u n c u a n d o
ella n o tenía m u c h o éxito. H a b í a estudiado tres años. T r e s años
era m u c h o tiempo. Ahora, él podía leer música a u n c u a n d o n o e r a
pianista. É l podía leer música y podía decir c u a n d o Agnes l o h a c í a
m a l y entonces, t r a t a b a de corregirla. P e r o no, eso n o estaba bien.
É l n o sabía nada. " T ú qué sabes. T ú n o sabes, papi", y c e r r a b a
b r u s c a m e n t e el piano. É l pensaba "bueno, n o sé, Agnes, eres u n a
LOS LAWSON 213

niña chistosa. N o te gusta q u e te digan nada", y n o le gustaba.


Ella siempre sabía, y él e r a sólo u n necio y cosas p o r el estilo. Na-
turalmente, r e c o r d a n d o aquello a h o r a , se d a b a cuenta de que se
iniciaba su enfermedad.
P e r o también decía que Agnes n u n c a fue difícil ni agresiva. Nun-
ca le hacía d a ñ o a nadie. E r a a m a b l e , m u y amable realmente y
callada; c u a n d o menos callada en la casa. N o sabía c ó m o e r a en
el hospital, p e r o en la casa estaba c a l l a d a y dormía m u c h o o se
acostaba en el sofá. A no ser que, n a t u r a l m e n t e fuera porque pen-
saba q u e en su casa podía h a c e r l o q u e quería. T a l vez él debería
hacer que se levantara y estuviera sentada. P e r o si lo hacía ella
diría que él e r a malo.
ACNÉS: T r e s años n o es n a d a p a r a llegar a ser pianista. Se nece-
sitan c u a n d o menos siete años. D e todos modos, ella n o sabía en
aquella época q u e él trataba de ayudarle. E l l a no sabía q u é pen-
sar. L o único e r a que le cansaba q u e la molestaran todo el tiempo.
E r a cierto q u e n o le gustaba que alguien le dijera algo pero ella
pensaba que lo estaba haciendo bien. N o le había gustado que él
le dijera q u e lo hacía m a l y n a t u r a l m e n t e q u e él sólo había tratado
de enseñarle, p e r o eso no lo p u d o ver en aquella época. E s o era
porque ella n o estaba bien.
PADRE: E n ocasiones pensaba q u e Agnes no se había desarrolla-
do. M i r e c ó m o habla c o m o n i ñ a en ocasiones, totalmente c o m o
niña, sobre religión, "Jesús m e a m a , J e s ú s está conmigo". Sólo los
niñitos hablan así. E r a totalente infantil. N o era que él tuviera
nada c o n t r a la religión, él t a m b i é n e r a religioso, hasta cierto gra-
do, pero decir que Jesús e r a el ú n i c o q u e la cuidaba, en frente de
su padre y de su madre. B u e n o , p a r a él estaba bien, n o estaba en
contra de Jesús. N o le i m p o r t a b a q u e tuviera fe en É l , siempre
que fuera p a r a su bien. N o parecía ser así.
AGNES: Sentía q u e ir a la iglesia le h a c í a bien, pero era u n a cosa
tonta decir lo q u e decía de Jesús, r e a l m e n t e , porque su m a m i y su
papi cuidaban también de ella, a u n q u e a veces parecía que Jesús
era el único p o r q u e se sentía alejada de todos. Pero, había tenido
una recaída, l o que demostraba q u e n o le había hecho m u c h o bien.

Ideas paranoides:
a) Imaginarse que sus padres no querían que estuviera en su casa
b) Decir que el hospital no le había servido

PADRE: Agnes n o pensaría q u e n u n c a m e j o r a r í a convenientemen-


te. É l desearía que Agnes estuviera lo m á s p r o n t o en casa y fuera
214 FAMILIA X I

n o r m a l . ¿ P o r q u é n o hacía ella lo que le decían y se quedaba allí?


E s o d e p e n d í a d e Agnes. E l l a hablaba d e m e j o r a r s e , pero n o e r a
c o m o si p u d i e r a d a r u n salto y decir: "Ah, a h o r a ya estoy bien", y
olvidar todo. N o e r a n o r m a l en relación con esto. E r a cierto q u e
había estado perfectamente bien la n o c h e a n t e r i o r y si siempre hu-
biera estado así Agnes, a él n o le i m p o r t a r í a que estuviera e n la
casa p e r o esperamos que continúe así. H a b l a r de m e j o r í a . . . bue-
no, n o le gusta decir esto, p e r o aseguró que n o h a y nadie q u e
salga de allí que n o regrese y probablemente Agnes t e n d r á que estar
e n t r a n d o y saliendo de estos lugares p o r el resto de su vida. N o e r a
a g r a d a b l e p a r a un p a d r e el tener que c a r g a r c o n esta idea. £ 1 n u n c a
le h a b í a d a d o a Agnes la impresión de q u e él resintiera su estan-
cia en el hospital p o r t a n t o tiempo. L o q u e él sentía era decepción.
Después d e todo, estuvo enfermo d u r a n t e nueve años. H a b í a fra-
casado siempre que había salido. £ 1 n o sabía d e la a y u d a q u e
o b t u v o p e r o cualquiera que fuera n o le h a b í a servido. E s t a b a
m u y bien el decir q u e ella n o debería sentirse a m a r g a d a p e r o tenía
razón p a r a sentirse así.
AGNES: Se p r e g u n t a b a si n o e r a demasiado tarde p a r a aliviarse.
Estaba m u y ansiosa de m e j o r a r . H a b í a estado i n t e r n a d a y a tres
meses y se sentía m u c h o mejor, pero quizás estaba todavía enfer-
m a , a u n c u a n d o había pensado que estaba casi bien, r e a l m e n t e .
Sin e m b a r g o , e r a cierto q u e se preocupaba p o r q u e se imaginaba
que volvería antes de haberse ido. Sabía que n o debía p e n s a r en
esto, p e r o n o sabía c ó m o hacerlo. N o estaba a m a r g a d a , r e a l m e n t e ,
p e r o sentía que n o había tenido la ayuda q u e debería h a b e r tenido.

MADRE Y PADRE

"Imaginarse que sus padres no la quieren"; intratable y enferma;


cómo la ven sus padres:

Agnes, decían, e r a u n a m u c h a c h a m u y sensible y tímida y n o le


gustaba a l t e r n a r con la gente. E r a miedosa, p e r o p o r q u é lo era,
n o l o sabían. L e h a b í a n d a d o toda clase de estímulos. Y en más
de u n a ocasión h a b í a a r r u i n a d o un paseo rehusándose a salir en el
ú l t i m o m o m e n t o , tan sólo p a r a hacerse notoria. Ellos n o querían
h a c e r las cosas más graves p a r a ella de lo q u e realmente e r a n , p e r o
ella lo h a b í a h e c h o deliberadamente p a r a a t r a e r la atención, aun-
q u e n o lo hacia c u a n d o estaba con otras personas. N a d i e hubiera
pensado q u e pasaba algo m a l o con Agnes. P e r o c u a n d o estaba con
ellos e r a deliberadamente intratable e irritante. H a b í a sido así
LOS LAWSON

desde que estaba enferma, p e r o h a b í a sido peor en los últimos dos


o tres años. N o e r a asi antes de enfermarse. H a b í a sido m á s . . . bue-
no, era difícil describirlo, había sido m u y irritable c o n su padre. E n
relación con el piano, p o r ejemplo, y con la bicicleta. É l había
t r a t a d o de enseñarle a a n d a r en bicicleta y se volvió m u y irritable.
N o quería que le dijera n a d a . Si sólo hubiera podido vencer el
que n o se le dijera y el saber q u e tenía razón. B u e n o , ellos n o
sabían si realmente ella pensaba que tenía razón. P e r o decidida-
m e n t e a ella n o le gustaba q u e le enseñaran —desde luego ellos
n o — quizá otras personas, p e r o n o ellos.
M á s adelante dijeron que n u n c a había sido intratable o agresiva.
E r a realmente u n a m u c h a c h a e n c a n t a d o r a p e r o siempre tenía la
impresión que a nadie le gustaba y que nadie le quería y, sin em-
bargo, si h a b l a b a con alguien probablemente decía que quería a
su p a p i y a su m a m i . E r a m u y voluble. Q u e r í a quitarse esto.
Según sus padres, las críticas de Agnes n o tenían sentido. P o r
ejemplo, criticaba la p u l c r i t u d y competencia exageradas de su ma-
dre. R e s p e c t o a su p a d r e , c u a n d o se peinaba en la mesa, ella nece-
sitaba asegurarse q u e se h a b í a r e t i r a d o todo. L o esperaba para
hacerle esta advertencia: "Oh, n o hagas eso, n o está bien." O en el
baño, n o debía usar o t r a toalla y si usaba la franela de alguien
diría: "Es m i franela." B u e n o , a ellos n o les gusta que se les esté
diciendo t o d o eso a todas horas, ¿o sí? L a gente n o r m a l usarían
una toalla y un j a b ó n y con eso bastaría. Y de todos modos, usa-
rían siempre sus propias toallas y franelas y cosas.
Pensaban que Agnes h a b í a sido mimada. D e hecho, el padre
había m i m a d o a todos ellos. H a b í a n querido a sus hijos. N o po-
dían pensar en n a d a q u e h u b i e r a ocasionado esta enfermedad. Bue-
no, el señor Lawson podía r e c o r d a r algo — p o d í a recordar haber
d i c h o u n a o dos o tres veces—, ambos podían r e c o r d a r que él le
había dicho c u a n d o e r a n i ñ a q u e la habían e n c o n t r a d o en el vestí-
bulo o en la calle, p e r o e r a sólo u n a broma. Se preguntaban si eso
p u d o h a b e r tenido algún resultado, ya que n o pareciéndose a ella
a los otros dos p u d o h a b e r l o t o m a d o en serio. Sin embargo, n o
parecía t o m a r l o en serio; bueno, ella hablaba de ello, "no fue así,
papi, ¿o sí?"
P e r o no parecía preocuparle. C u a n d o él le garantizaba que tenía
razón en n o creerlo, t o d o t e r m i n a b a . N a t u r a l m e n t e él n o se con-
tentaba c o n eso, se lo volvía a decir. Se lo decía o t r a noche, c o m o
se hacía con los niños, p o r b r o m a .
N u n c a le evitaban a Agnes i r a cualquier parte o h a c e r cualquier
cosa siempre que estuviera bien. Y c u a n d o salía ella, él (su padre),
2lG FAMILIA X I

n o sabía si lo que estaba haciendo estaba bien o m a l ¿o lo sabia?


A n o ser que volviera con su problema, pero ellos n o se h a b í a n
p r e o c u p a d o p o r eso.
Los dos decían que h a b í a sido u n a nena y una niña maravillosa.
N u n c a un m o m e n t o de preocupación. E r a la mejor de los tres. L o s
otros habían llorado, p e r o ella no. H a b í a estado maravillosamente
bien hasta los diecinueve años, a u n q u e su padre p o r lo menos se
preguntaba, se p r e o c u p a b a mucho p o r ella. "Eres u n a m u c h a c h a
de un c a r á c t e r chistoso." P e r o n u n c a se le ocurría que estuviera
enferma. N o parecía estarlo. N o e r a diferente de los demás jóve-
nes. N u n c a había p r o b l e m a porque saliera y alternara con la gente.
A c o s t u m b r a b a ir al cine con su h e r m a n a y dos amigas de su her-
m a n a , o a p a t i n a r . Agnes era buena c o m o el pan.

Imaginarse que la gente no la quería y sentirse excluida*


Sin e m b a r g o , había habido algo que al señor Lawson no le h a b í a
gustado en relación con Agnes. Antes de ingresar al hospital tra-
4
bajaba con u n a p e i n a d o r a , y volvía a su casa pensando que las
m u c h a c h a s estaban en c o n t r a de ella y que eran altaneras y la tra-
taban c o n desprecio, y él pensaba p a r a sí, "bueno, n o sé, ¿son ellas
o eres tú?" L l e g ó a la conclusión de que era Agnes. N o sabía p o r
q u é y n o lo sabía p o r q u e ella es así. E n este m o m e n t o intervino
su esposa p a r a discutir p o r única vez d u r a n t e la sesión. E r a cierto
lo de esas m u c h a c h a s . H a b í a n sido altaneras porque Agnes vivía
en u n a casa del a y u n t a m i e n t o y ellas tenían casa propia, y Agnes lo
h a b í a resentido m u c h o porque era m u y sensible. Se le podía h e r i r
m u y fácilmente. E l l a siempre atribuyó la enfermedad a eso por-
q u e h a b í a c a m b i a d o desde entonces. Parecía que se le había for-
m a d o un c o m p l e j o d e inferioridad p o r q u e vivieron en u n a casa
del ayuntamiento.

Los primeros años


L o s tres hijos h a b í a n nacido en la casa.
L o s Lawson h a b í a n tenido experiencias muy desagradables con
sus otros dos hijos. Su hija mayor, Shirley, casi m u r i ó de h a m b r e y
de desnutrición p o r q u e , según decían, el médico de la señora L a w -
son había insistido en que le diera el pecho. D u r a n t e tres meses lo
había h e c h o y la n i ñ a sencillamente se estaba muriendo, hasta que
un día el señor L a w s o n le dijo que saliera a c o m p r a r u n a l a t a de
3 Considerado clínicamente como una delusión (interpretación) de referencia,
en su primer ingreso al hospital.
* Su primer y único trabajo- antes de su primer ingreso.
LOS L A W S O N
217

alimentos Nestlé. Desde entonces la n i ñ a se r e c u p e r ó . C u a n d o na-


ció el siguiente hijo, J i m m y , c i n c o años m á s tarde, la señora Lawson
h a b l a tenido u n a t e m p o r a d a terrible. N a c i ó asfixiado. T r a t a r o n
de revivirlo, pero después de u n r a t o l a p a r t e r a dijo: "No está bien
estai l u c h a n d o p o r el hijo, luchemos p o r la m a d r e . " P e r o la ma-
d r e de la señora L a w s o n estaba presente p o r casualidad y dijo: "No
se lo diga, haga o t r o esfuerzo p o r el n i ñ o , p o r el a m o r d e Dios", e
hicieron o t r o esfuerzo y lo salvaron t a m b i é n . J i m m y fue alimen-
t a d o con biberón p e r o d u r a n t e d i e c i o c h o meses estuvo m u y inquieto
hasta que se le p r a c t i c ó la circuncisión.
E n esa época los L a w s o n estaban en m a l a s condiciones económi-
cas. E s t a b a n en aprietos, viviendo e n u n a casa m u y p e q u e ñ a : una
r e c á m a r a , u n a estancia y u n fregadero; e r a la é p o c a de la depresión,
y el señor L a w s o n estuvo m u c h o t i e m p o sin t r a b a j o . Además, la
señora Lawson, que h a b í a padecido tuberculosis p u l m o n a r de niña,
estaba en condiciones precarias d e salud p o r el e m b a r a z o y el confi-
namiento. Decidieron que n o t e n d r í a n más hijos p e r o , p a r a des-
consuelo de la señora L a w s o n , q u e d ó n u e v a m e n t e e m b a r a z a d a nue-
ve meses después del n a c i m i e n t o de J i m m y . H a b l a pensado que
debido a la a n e m i a q u e padecía n o se h a b í a presentado su mens-
truación pero su m é d i c o c o n f i r m ó su embarazo. N u n c a había te-
nido un embarazo tan infeliz y sufrió u n a h e m o r r a g i a grave des-
pués del p a r t o y d u r ó enferma un a ñ o ; se sentía m u y m a l y no
tenía fuerzas. P e r o a u n q u e n o hablan deseado o t r o hijo, desde el
m o m e n t o en que n a c i ó la quisieron. E n realidad habían hecho
más p o r ella que p o r los otros. P e r o h a b í a sido u n esfuerzo muy
g r a n d e el sostener u n a familia en aquella época. Habían hecho
todo lo que habían podido.

MADRE, PADRE Y AGNES

Agnes estaba insegura respecto a qué pensar de ella misma (¿era


buena o mala, estaba sana o enferma?), respecto al hospital (¿era un
lugar bueno o malo?), respecto a sus padres .(¿estaban aliados en
c o n t r a de ella, o no; la querían o no?).
Existían dudas sobre todos estos problemas, y respecto a en qué
consistía su enfermedad, respecto a la validez d e sus percepciones
d e carácter hostil y sexual, y respecto a c ó m o valorar su propia
sexualidad y la actitud de sus padres en relación con ella.
218 FAMILIA X I

Sentimientos ambiguos en relación con el hospital y sus padres

L a a m b i g ü e d a d de la a c t i t u d d e su padres era clara. £1 señor


Lawson, según sabemos a h o r a , es e x t r e m a d a m e n t e ambivalente en
relación con el t r a t a m i e n t o d e su h i j a e n el hospital y d u r a n t e la
entrevista c o n Agnes manifestó a m a r g u r a y la estimuló para sentir-
se disgustada p o r n o habérsele a y u d a d o n i haberla c u r a d o . E n esta
sesión h a b l ó en forma diferente.
Agnes decía q u e quería volver a su casa porque se sentía bien.
"Admitía" q u e n o pensaba estar t o t a l m e n t e curada, pero no pen-
saba que h u b i e r a u n a c u r a c o m p l e t a .
T a n t o el señor c o m o la señora L a w s o n le reprochaban abrigar
tales dudas. T r a t a b a n de d e m o s t r a r l e a Agnes que en ciertos sen-
tidos todavía estaba e n f e r m a , p o r e j e m p l o , q u e todavía se seguía
imaginando cosas al decir q u e sus padres n o la querían (las enfer-
meras en realidad observaban q u e sus padres no la q u e r í a n ) , por
no ser capaz d e confirmar su r e c u e r d o d e que c u a n d o salió del hos-
pital la ú l t i m a vez, estaba m u y bien (los informes del hospital la
describían c o m o "muy razonable") y p o r n o ser capaz de apoyar
su p u n t o de vista de que, a u n c u a n d o ella solicitó salir del hospital
la última vez, su m é d i c o n o h u b i e r a a c e p t a d o si n o hubiera estado
bastante bien (el médico a q u e se referían recordaba, y los infor-
mes del hospital lo c o n f i r m a b a n , q u e salía del hospital porque se
consideró conveniente, sin n i n g u n a oposición). Ellos n o se rehusa-
ban a tenerla en su casa ni en esta ocasión ni después, pero su
actitud seguía a m b i g u a y desalentadora.
Este estilo d e "demostrar" q u e estaba enferma, de decirle que
tuviera confianza en el hospital, y q u e debería permanecer en el
hospital hasta que estuviera m e j o r , se repitió d u r a n t e la sesión en
tanto q u e Agnes replicaba q u e se sentía lo suficientemente bien
para ir a su casa p e r o a c e p t a b a q u e e s t a b a enferma y que quizás
debería quedarse hasta q u e se le prescribiera salir.

Evaluación de la sexualidad propia de Agnes y de las implicaciones


sexuales en la conducta de otros

Respecto al p r o b l e m a d e su s e x u a l i d a d , la actitud c o n j u n t a de
sus padres e r a tan engañosa c o m o lo h a b í a sido en las entrevistas
previas. Sus declaraciones d e m u e s t r a n también que h a n sido enga-
ñados p o r el criterio médico: "de o t r o m o d o n o hubiera estado allí".
Decían q u e la m e n t e d e Agnes n o funcionaba c o m o la de una
persona n o r m a l , de o t r o m o d o n o estaría en el hospital. Su enfer-
LOS LAWSON

m e d a d consistía en q u e estaba propensa a imaginarse que los h o m -


bres o algunos hombres la encontraban atractiva y o que su enfer-
m e d a d se debía a q u e se imaginaba esto, o ambas cosas. D e todos
modos, ella q u e r í a ser prudente con los hombres, p e r o e r a su en-
fermedad la q u e la h a d a imprudente, aunque debería h a b e r sido
p r u d e n t e d e todos modos con el electricista p o r q u e estaba e n f e r m a ,
aun c u a n d o en esa época n o estaba enferma. D e c u a l q u i e r f o r m a
él p u d o h a b e r pensado que era fácil de seducir p o r q u e estaba
enferma m e n t a l m e n t e , aun cuando Agnes n o lo estaba, p e r o eso le
podía suceder a cualquier muchacha; el señor L a w s o n sabía c ó m o
e r a n los obreros y los hombres también, porque él m i s m o era u n
h o m b r e . N o p o r q u e h u b i e r a conocido al electricista, p o r lo que n o
sabía c ó m o era, p e r o ¿ c ó m o sabían si Agnes podía controlarse?
Después d e todo n o se podía estar detrás de ella t o d o el tiempo.
N o q u e supieran q u e Agnes se volvía loca p o r los hombres ni si
su e n f e r m e d a d se debía a ello, aunque quizás sí l o e r a . P e r o n o
le h a b í a n i m p e d i d o a Agnes interesarse en los h o m b r e s o salir con
ellos. A d e m á s , m u c h a s jóvenes n o eran casadas. E l m a t r i m o n i o n o
lo e r a todo.
E l señor y la señora Lawson, según pudimos colegir, n u n c a le
habían sugerido q u e invitara a sus amigos a la casa a fin d e poder-
los juzgar y decirle h o n r a d a m e n t e lo que pensaban d e ellos. Su
ayuda parece h a b e r consistido en haberle hecho advertencias gene-
rales vagas p e r o siniestras: "Necesitas cuidarte t ú misma." Se espe-
r a b a de ella que a p l i c a r a este consejo general a individuos en par-
ticular y q u e fuera capaz de decir en quién podía confiar.
Agnes decía que e n c o n t r a b a difícil h a b l a r a su m a d r e de cues-
tiones sexuales. P e n s a b a que su m a d r e era un t i p o de persona di-
ferente a ella. Sus padres atribulan esta idea a su enfermedad.
Decía q u e le a p e n a b a h a b l a r a su m a d r e de asuntos sexuales. L a
respuesta d é su p a d r e e r a d a r a entender que n o tenía razón en
apenarse (sus padres habían dicho unos minutos antes que ellos
se a p e n a b a n p o r ello), y ordenarle que en el futuro n o se a p e n a r a .
E l c o m e n t a r i o de su m a d r e era que los jóvenes en la actualidad
son m u y complicados.
Agnes e x p l í c i t a m e n t e declaraba que la actitud d e sus padres le
ocasionaba falta de confianza en sí misma p o r q u e se rehusaba a
c o n f i r m a r sus percepciones y evaluaciones. Su padre ridiculizaba
esto p r e g u n t a n d o p o r qué, si Agnes decía que n u n c a se aliviaría,
él tenía que estar de acuerdo con ella.
G e n e r a l m e n t e , sin e m b a r g o , Agnes condescendía con el p u n t o de
vista de sus padres, a c e p t a n d o con ellos, por ejemplo, que su me-
2'ju FAMILIA X I

m o r i a e r a mala, que n o e r a capaz de trabajar p o r q u e n o podía


concentrarse, que tenía dolores de cabeza, que n o tenía dolores
de cabeza, q u e se imaginaba los dolores de cabeza, q u e n o e r a agrá,
dable en el hospital, q u e e r a a g r a d a b l e en el hospital, que se ima-
g i n a b a que sus padres n o la q u e r í a n , que su enfermedad la hacía
imaginarse esto, que sus celos le hacían imaginarse esto, que su
enfermedad la ponía celosa, q u e sus celos la enfermaban, etcétera.

MADRE SOIA

L a señora Lawson creía, c o m o Agnes, que la gente en el b a r r i o


h a b l a b a de ella por estar en el hospital, pero c o m o esto le pre-
o c u p a b a a Agnes le decía q u e nadie lo sabía.
Su m a d r e decía que ellos d e s a p r o b a b a n la asistencia de Agnes al
c l u b social de la consulta e x t e r n a del hospital p o r q u e n o e r a "agra-
dable" a l t e r n a r con enfermos e x t e r n a d o s . Así se lo decían a Agnes.
P o r lo t a n t o sólo había asistido desde que había salido del hospital.
Sin e m b a r g o , c o n t i n u a b a n quejándose de que Agnes n o alternaba
suficientemente con la gente. L a señora Lawson decía q u e des-
a p r o b a b a que el hospital la e s t i m u l a r a para asistir a reuniones en
las que, afirmaba, se p e r m i t í a u n a c o n d u c t a sexual relajada, y se
q u e j a b a también que el hospital h u b i e r a estimulado a Agnes para
t r a b a j a r antes de estar c a p a c i t a d a .

AGNES SOLA

U n a serie de c u a t r o entrevistas con Agnes, con intervalos de una


semana, dieciséis meses después de iniciarse la investigación, de-
m o s t r ó que estaba tan d e s c o n c e r t a d a c o m o siempre, a u n q u e clíni-
c a m e n t e curada.
Su enfermedad, decía, se r e d u j o a n o entenderse con los hom-
bres. Se preguntaba, sin e m b a r g o , si era demasiado fogosa sexual-
mente, y si algo m a l o le p a s a b a p o r q u e pensaba t a n t o en tener
novio y en casarse. Pensaba q u e estaba frustrada sexualmente, pero
si n o estaba segura ¿ c ó m o podía decirlo? Q u e r í a casarse y tener
relaciones sexuales p o r q u e esto modificaba a la m u j e r . Se daba
c u e n t a que las jóvenes se veían más guapas después de casarse. P e r o
n o sabía c ó m o e n c o n t r a r a u n m u c h a c h o y n a c e r l o que siguiera
interesado en ella después de h a b e r l a conocido. Suponiendo que
quisiera casarse con él y él empezara a salir con alguien ¿qué haría?
¿ T r a t a r í a de conservarlo o lo d e j a r í a , o dejaría que se fuera? Siem-
pre se había interesado e n los m u c h a c h o s y en c ó m o la veían ellos.
LOS LAWSON 221

N o e r a que se le h u b i e r a evitado salir con muchachos. E n reali-


dad, su m a d r e y su p a d r e n u n c a le habian dicho n a d a respecto
a ellos, y parecía s i e m p r e q u e pensaban que el m a t r i m o n i o n o era
para ella. Siempre h a b í a tenido m u c h o t e m o r de llevar u n mucha¬
cho a su casa, aun c u a n d o probablemente a sus padres n o les hu-
biera i m p o r t a d o siempre q u e hubiera sido un m u c h a c h o correcto.
P e r o desde que tenía dieciséis años sus padres decían: "Shirley se
casará, pero Agnes n o . E l l a n u n c a se casará." Si ella p r e g u n t a b a :
"Quisiera saber si m e casaré alguna vez, ¿a quien invitaré a m i
boda?", su m a d r e r e p l i c a b a : "¿De q u é te preocupas? E l m a t r i m o n i o
n o lo es todo. Estás m e j o r soltera." Y recientemente su m a d r e y
su h e r m a n a habían d i c h o lo mismo. E n c o n t r a b a esto m u y r a r o p o r
que, después de todo, ellas eran casadas y habían tenido niños.
N a d i e le había h a b l a d o n u n c a del m a t r i m o n i o en u n a forma a m a -
ble: "Oh, Agnes, quizás algún día te casarás." Sin e m b a r g o n o
pensaba que sus padres tuvieran ningún inconveniente si se encon-
traba un m u c h a c h o a g r a d a b l e a u n q u e su m a d r e había dicho: " T e
costará m u c h o t r a b a j o e n c o n t r a r un c o m p a ñ e r o agradable. T o d a
p o r aquí son unos pillos." E s t a b a temerosa de estarse poniendo
m a l porque a h o r a pensaba m u c h o en u n joven que había conocido,
y siempre que tocaba u n disco en su casa pensaba en él y c u a n d o
esto sucedía se sentía i n q u i e t a y se levantaba y bailaba al son de
la música. Esto, pensaba, n o era n o r m a l . L a gente n o r m a l no se
c o m p o r t a b a de esa m a n e r a , a u n q u e había visto muchachas que
lo hacían, p e r o . . .
E n realidad, su p r o b l e m a consistía en que n o se entendía con
la gente y se imaginaba que le tenían mala voluntad, p o r ejem-
plo, las jóvenes en la casa de la peinadora con la que había traba-
j a d o antes de su p r i m e r colapso, a pesar de que habían sido alta-
neras porque su familia vivía en u n a casa del ayuntamiento y eran
del partido laborista, en t a n t o q u e ellas tenían casas propias y
eran del partido conservador. Ella tenia tendencia a ser intratable
y brusca y demasiado exigente; p o r ejemplo, vaciaba regularmente
el baño, quitaba la c o m i d a y los platos c u a n d o su padre se peinaba
sobre la mesa, y se h a c í a la chistosa c u a n d o él usaba la misma
toalla que ella y pedía u n a para ella. P e r o eso había sido antes.
A h o r a n o le i m p o r t a b a c o m p a r t i r las toallas. Sólo había sido así
porque había estado e n f e r m a en aquella época. Sus padres eran
muy buenos con ella. E r a n encantadores. Su padre le había com-
p r a d o regalos p a r a N a v i d a d y p a r a su cumpleaños. R e a l m e n t e se
preocupaba m u c h o p o r ella. Se había puesto muy canoso de la
pena que ella Je causaba, así se lo había dicho. Pero con frecuen-
222 FAMILIA X I

cia discutían, y le decía cosas hirientes y su m a d r e siempre se ponía


d e p a r t e de él. R e a l m e n t e p o r q u e ella t e n í a la tendencia a enfras-
carse e n cosas intrascendentes, peleaban. P o r ejemplo, si ella tra-
t a b a d e ser afectuosa y se le a c e r c a b a y lo besaba él le decía q u e
n o l o hiciera. L e decía que se fuera y q u e d e j a r a d e molestarlo;
y, sin e m b a r g o , la dejaba q u e le l a v a r a el pelo, y q u e le pusiera
c r e m a y lo peinara. Ésta, sin e m b a r g o , e r a u n a costumbre antigua.
H a s t a la edad de catorce años ella a c o s t u m b r a b a sentarse en las
rodillas de su padre y p e i n a r l o m i e n t r a s él le c o n t a b a cuentos.
D e b i d o a que le cautivaba el pelo fue a casa de u n a peinadora,
p e r o a h o r a tenía t e m o r de que la p e i n a r a n y de verse atractiva.
R e c o r d a b a que sus padres le h a b í a n d i c h o que la h a b í a n encon-
t r a d o al pie de la escalera. L a h a b í a t o m a d o e n serio a u n q u e n o
sabía p o r qué. T a l vez h a b í a sido p o r q u e n o conocía la realidad
d e la vida. P e r o sus padres la q u e r í a n r e a l m e n t e . Su m a d r e t o m a b a
e n c u e n t a su m u n d o y la a d o r a b a , a u n q u e p o r la forma c o m o ha-
blaba e n ocasiones lo dudaba. Su m a d r e tenía la tendencia a pre-
ocuparse demasiado p o r ella y a r e g a ñ a r l a y a r e c l a m a r l e , y ella se
irritaba y le reclamaba a su m a d r e . P e r o esto e r a p o r q u e a ella
realmente n o le gustaba q u e le d i j e r a n n a d a , siempre q u e r í a las
cosas a su modo. C o m o su m a d r e decía: "Si dejas q u e la gente te
diga l o q u e está bien, siempre h a r á s t o d o bien." A d e m á s qui-
zás ellos se preocupaban demasiado y la t r a t a b a n c o m o n i ñ a pe-
queña. Su problema e r a q u e carecía de confianza y se a t e n í a dema-
siado a su m a d r e , y quizás su p r e o c u p a c i ó n tenía algo que ver con
esto, porque en ocasiones sentía q u e ellos le evitaban ir al trabajo.
Y en u n a ocasión que h a b í a estado a l a b a n d o al n i ñ o de u n a ami-
g a y habla dicho que le gustarla tener uno, su m a d r e replicó: " T ú ,
tú n o podrías cuidar a un niño."
O t r a cosa, en relación con ella misma, e r a que tenía la costum-
bre de h a b l a r m u c h o . Siempre les estaba c o n t a n d o a la gente sus
asuntos. Su m a d r e le repetía c o n s t a n t e m e n t e : "Siempre les estás
c o n t a n d o cosas a la gente y ellas n o te dicen nada." L a o t r a noche
c u a n d o salía p a r a ir a la iglesia su m a d r e dijo: " T e n c u i d a d o con
lo que dices allá. N o les cuentes d e tu enfermedad." L a gente
e r a tan curiosa y ella e r a capaz d e decir todo, así es q u e n o
había podido d o r m i r bien.

E L HERMANO Y LA CUÑADA DE ACNÉS

Confirmaron que Agnes y su p a d r e h a b l a n estado siempre muy


unidos. Ella se sentaba en el regazo de su padre mientras él le leía
LOS LAWSON

cuentos todas las noches hasta que ella llegó a c u m p l i r los catorce
años de edad.
Agnes, decían, insistía en q u e su m a d r e se l a v a r a las manos y se
limpiara d e b a j o de las uñas antes de a m a s a r la pasta p a r a hacer
pasteles y esto molestaba a su m a d r e .
T i e n e n la impresión de q u e la señora Lawson se preocupa dema-
siado p o r Agnes y la tiene e n c e r r a d a indebidamente. E l h e r m a n o
pensaba que su m a d r e lo h a b í a protegido excesivamente también
a él. E l ejército le a y u d ó a liberarse. Su m a d r e n u n c a quería de-
j a r a Agnes salir lejos, n i i r d e c o m p r a s sola, a pesaír de que c u a n d o
Agnes estuvo c o n ellos h a b í a salido sola de c o m p r a s m u y bien. L a
señora L a w s o n n o creía esto. N o q u e r í a d e j a r a Agnes lavar o
h a c e r las tareas de la casa, a pesar de que lo h a b í a hecho c u a n d o
estuvo con ellos. Agnes, decían, tenía poca confianza en sí misma.
C u a n d o d u d a b a de su a p t i t u d p a r a h a c e r algo, la m a d r e decía:
"Bueno, m e j o r n o lo hagas." Necesitaba de alguien que la es-
timulara.

C o m o todas las enfermas descritas en este libro, Agnes se encuentra


excesivamente confusa respecto a lo que siente y a lo que otras
personas sienten en relación con ella. Además, en esta ocasión tam-
bién esta confusión refleja la situación dudosa en la que ha vivido
p o r muchos años.
L a entrevista psiquiátrica c o m ú n y corriente n o es un instrumen-
to que p o n g a al descubierto esta condición social. Por lo tanto, en
ausencia d e lesiones e x t e r n a s ostensibles y de los llamados factores
psicogénicos internos, Agnes y las demás enfermas que hemos estu-
diado h a n sido consideradas c o m o personas que padecen de un
proceso patológico impreciso. Sin embargo, reconstruyendo la ima-
gen de la situación a c t u a l en la que ha estado viviendo por años,
comenzamos a darnos c u e n t a de que lucha p o r d a r sentido a un3
situación absurda, absurda, de todos modos, desde su posición den-
tro de ella.
Considerando la situación de Agnes s i m u l t a n é a m e t e desde nues-
tro p u n t o de vista y desde el de ella, c o m e n z a m o s a entender lo
que los psiquiatras todavía, en términos generales, consideran c o m o
absurdo.
A P É N D I C E

o r= principio de la investigación
E = registros escritos
C = c i n t a magnetofónica
(todos los datos grabados en cinta magnetofónica fueron transcritos)

M A Y A ABBOTT

Entrevista , . . , Modo de
^ Q Entrevistado^) 1 tempo de entrevista registro

1 Maya o E
2 madre y padre o E
3 madre o E
4 padre o E
5 Maya y madre 0 + 2 días C
6 Maya y madre o - j - 6 días C
7 Maya y madre ° + 9 días ^
8 Maya y madre o - j - 1 3 días C
l
g Maya y madre 0 + 1 días C
s e m
10 Maya y madre ° + 4 - 3 días C
0 s e m
11 Maya y madre + 5 - C
S G m
12 Maya y madre ° + 5 - 3 días C
13 Maya y madre o - j - 6 sem. C
14 Maya y madre o - j - 6 sem. 3 días C
S E M
15 Maya y madre ° + 7 - 3 días C
16 Maya y madre o - j - 8 sem. C
17 Maya y madre o -f- 9 sem. 3 días C
18 Maya y madre o - j - n sem. C
19 Maya y madre o-f- 1 2 sem. C
20 Maya y madre o - j - 1 2 sem. 3 días C
21 Maya y madre o - j - 1 3 sem. C
22 Maya y madre o + 1 3 sem. 3 días C
L
23 Maya y madre o - j - 4 sem. C
24 Maya y madre o - j - 1 4 sem. 3 días C
25 M a y a , m a d r e , padre o - j - 1 5 sem. C
26 Maya y madre o - j - 1 5 sem. 3 días C
27 M a y a , m a d r e , padre o - j - 1G sem. C
28 Maya y madre o - j - 1 6 sem. 3 días C
29 M a y a , m a d r e , padre o - j - 1 7 sem. C
30 Maya y madre o - j - 1 7 sem. 3 días C
31 M a y a , m a d r e , padre o - j - 1 8 sem. C
32 Maya y madre o - j - 1 8 sem. 3 días C
124
APÉNDICE "5

M A Y A ABBOT [conclusión]

Entrevista Modo de
Entrevistado(s) Tiempo de entrevista
registro

33 Maya, madre, padre o 19 sem. c


34 Maya y madre o -f 19 sem. 3 días c
35 Maya, madre, padre o -f- 2 0 sem. c
36 Maya y madre 0 + 2 0 sem. 3 días c
37 Maya, madre, p a d r e o + 21 sem. c
38 Maya y m a d r e 0 + 2 4 sem. c
39 Maya y m a d r e 0 + 39 sem. c
40 Maya y padre 0 + 40 sem. c
41 m a d r e y padre o 4 1 sem. c
42 Maya o -|- 1 año 2 meses £
43 Maya y madre o -|- i año 2 meses E
44 Maya, madre, padre o -f- i año 7 meses E

LUCÍA BLAIR

Entrevista
yp Entrevistado^) Tiempo de entrevista

1 Lucía y madre 0 C
Lucía y madre 0 + 3 sem. C
Lucía y madre sem. 4 días c
3
4 Lucía y madre
°+
0 + -1
3
sem. c
5 Lucía y madre 0 + 5 sem. c
6 Lucía y madre «>+ 5 sem. 4 días c
7 Lucía y madre 0 + 6 sem. c
co

8 Lucía y madre 0 + sem. c


9 Lucía y madre 0 + 9 sem. c
10 Lucía y madre 0 + 10 sem. c
11 Lucía y madre 11 sem.
12 Lucía y madre "0 + + 12 sem.
c
c
13 Lucía y madre 0 + '3 sem. c
Lucía, madre, p a d r e 2 años 4 meses E
14
15 Lucía "+ 2 años 7 meses c
16 Lucía 0 + 2 años 8 meses c
17 Lucía «>+ 0 años 9 meses c
18 Lucía 0 + 2 años 10 meses c:
«9 Lucía 0 + 2 años 11 meses c
t*6 APÉNDICE

CLARA CHURCH

Entrevista _ m......
Entrevistadas) Tiempo de entrevista

1 Clara O
2 Clara y madre 0 + 7 días
s
m a d r e y padre 0 + 2 sem.
4 madre 0 + 2 sem.
5 padre u + 2 sem.
6 Clara y madre o + 5 sem.
7 madre 0 + 6 sem.
8 Clara y madre 0 + 6 sem.
9
Clara y madre o + 7 sem.
io Clara y madre o + 8 sem.
íi Clara y madre 0 + 10 sem.
12 Clara y madre o + n sem.
Clara y madre 0 + 12 sem.
*4 Clara y madre o + 13 sem.
Clara y madre 0 + 15 sem.
16 Clara y madre 0 + 16 sem.
l
1 Clara y madre 0 + 17 sem.
18 Clara y madre 0 + 24 sem.
* 9
Clara y madre 0 + 25 sem.
20 padre 0 + 2 años 6 meses
21 madre 0 + 2 años 6 meses
22 Clara 0 + 2 años 6 meses
23 Clara 0 + 3 años
24 Clara y madre 0 -j- 3 años 1 mes

SARA DANZIG

Entrevista _ t .. . , .
Entrevtstado(s) Tiempo de entrevista

! Sara O
2 Sara 0 + 3 días
3 Sara 0 + 4 días
4 Sara 0 + 3 sem. 2 días
5 Sara 0 + 3 sem. 5 días
6 m a d r e y padre <> + 3 sem. 5 días
7 Sara 0 + 4 sem. 1 día
8 Sara 0 + 4 sem. 3 días
9
Sara, J o h n , m a d r e ,
padre 0 + 4 sem. 5 días
10 madre 0 + 4 sem. 5 días
APÉNDICE 227

SARA DANZIC [conclusión]

Entrevista _ a . . . , . Modo de
Entrevistadas) Tiemp 0 de entrevista
N 9
registro

11 padre ° + 4 sem. 5 días c


12 John 0 + 4 sem. 6 días c
13 Sara y m a d r e 0 + 4 sem. 6 días c
14 Sara, J o h n , m a d r e ,
padre 0 + 4 sem. 6 días c
15 Sara y p a d r e 0 + 4 sem. 6 días c
16 madre y padre 0 + 4 sem. 6 días c
17 Sara, J o h n , m a d r e ,
padre 0 + 4 sem. 6 días c
18 Sara y J o h n 0 + 4 sem. 6 días E
(fallido)
19 Sara, J o h n , m a d r e , 0 + 4 sem. 6 días C
padre
20 Sara 0 + 7 sem. E
21 Sara O - } - I 1 sem. E
22 m é d i c o genera] O - j - 1 2 sem. E
23 Sara, m a d r e , p a d r e O + 1 7 sem. E
24 Sara, m a d r e , p a d r e 0 + 1 9 sem. C
25 Sara, m a d r e , p a d r e 0 - f 2 1 sem. C
26 Sara, m a d r e , p a d r e 0 - | - 2 2 sem. C
27 madre y padre o-f 8 meses E
28 Sara, m a d r e , p a d r e o-f 8 meses E
29 Sara 0 + 8 meses E
30 Sara y J o h n 0 + 8 meses E
31 Sara o-f 8 meses
32 Sara, m a d r e , p a d r e o - j - 8 meses E
33 madre y padre 0 + 8 meses C
34 Sara 0 + 1 año 2 meses C
35 Sara, madre, padre o - f 1 año 2 meses C
36 John 0 + . año 2 meses C
37 J o h n y Sara 0 - f 1 año 2 meses C
38 Sara 0 + 1 año 2 meses c:
39 Sara, m a d r e , padre 0 + > año 2 meses C
228 APÉNDICE

RUBY EDEN

Modo de
Entrevistado(s) Tiempo de entrevista
registro

1 Ruby 0 E
2 Ruby 0 4. 1 sem. E
3 R u b y , m a d r e , tía 0 + 1 sem. 5 días E
4 Ruby 0 -j- 2 sem. E
5 Ruby 0 -(- 12 sem. E
6 R u b y y tía 0 + H sem. E
7 R u b y , m a d r e , tía 0 + 25 sem. C
8 Ruby y madre 0 + 28 sem. C
9 m a d r e y tía 0 + 33 sem. E
io madre 0
4* 3 4 sem. E
11 tío 0
+ 34 sem. E
12 m a d r e y tío 0 + 34 sem. E
'3 m a d r e , tío, tía 0 - j - 34 sem. E
»4 m a d r e , tío, tía.
sobrino 0 + 34 sem. E
"5 Ruby 0 + 36 sem. C
10 madre 0 + 38 sem. C
»7 Ruby 0 + 41 sem. C
18 R u b y y madre 0 + 45 sem. C
19 Ruby 0 + 48 sem. C
20 tía 0 + 50 sem. E

JUNE FIELD

Entrevista Modo de
Entrevistado(s) Tiemffo de entrevista registro

1 June E
2 June o + 7 días C
3 J u n e y madre o + 7 días C
4 J u n e , m a d r e , padre o + 7 días C
5 madre o + 9 días E
6 June o + 2 sem. 3 días C
7 J u n e
o + 2
sem. 3 días c
8 m a d r e y Silvia o + 4 sem. c
9 madre o + sem. E
10 madre o + 8 sem. E
o + 10 sem. C
11 June
o + 1 1 sem. C
12 padre
o + 11 sem. C
13 J u n e y padre
o + 11 sem. C
14 madre
APÉNDICE **9
J U N E FIELD [conclusión]

Entrevista . M w

Entrevistadas) Tiempo r de entrevista ™


registro

»5 Silvia 0 + 12 sem. C
iti J u n e y Silvia o -j- 12 sem. C
'7 madre 0 + 1 2 sem. E
18 J u n e , madre, padre o + 13 sem. C
>9 J e f e de enfermeras o + 13 sem. E
20 june y madre o + 14 sem. E
21 June o + M sem. 3 días E
22 médico general y
asistente 0 + 1 6 sem. E
2
3 madre o + 18 sem. E
24 madre o -j- 2 1 sem. E
25 madre 0 + 27 sem. E
26 June o + 27 sem. E
27 madre o + 3 1
sem. E
28 June o + 31 sem. E
29 June o + 34 sem. E
SO June o + 35 sem. E
3' J u n e y madre o + 35 S E M
- C

32 June o -j- 36 sem. E


33 madre o + 36 sem. E
34 J u n e y madre 0 + 36 sem. C
35 June 0 + 41 sem. E
36 June o + 43 sem. E
37 madre o + 44 sem. E
38 June o + 46 sem. E

RUTH GOLD

Entrevista Modo de
Entrevistado(s) Tiempo de entrevista
h¡9 registro

1 Ruth c
2 madre 0 + 18 sem. c
3 m a d r e y padre 0 + 18 sem. c
4 Ruth o + 44 sem. c
5 R u t h , m a d r e , padre o + 44 sem. c
6 hermano o + 48 sem. E
7 madre o + 51 sem. C
8 Ruth 0 + 1 a ñ o 4 meses C
9 m a d r e y padre o + 1 año 4 meses C
*3o APÉNDICE

RUTH GOLD [conclusión]

Entrevista Modo de
ENTREVISTADAS) Tiempo de entrevista
registro

10 Ruth u + * año 4 meses C


11 Ruth o -|- 1 año 5 meses C
12 Ruth o + 1 año 5 meses C
13 Ruth y madre o + 1 año 5 meses C

JEAN HEAD

Entrevista Modo de
№ Entrevistado(s) Tiempo de entrevista registro

1 Jean O C
2 padre O C
3 Jean y padre O C
4 Je a n O 2 días C
5 David 0 + 2 días C
6 J e a n y David 0 + 2 días C
7 madre 0 + 2 días C
8 Jean y madre 0 + 2 días C
9 madre y padre o" + 2 días C
10 J e a n , David, m a d r e ,
padre 0 + 2 días C
11 Jean 0 + 1 sem. 4 días C
12 Jean 0 + 2 sem. C
13 J e a n y David 0 + 3 sem. C
14 Jean 0 + 3 sem. 5 días C
15 Jean 0 + 4 sem. C
16 Jean 0 + 4 sera. 1 día C
17 J e a n , David, m a d r e ,
padre 0 + 4 sem. 2 días C
18 Jean 0 + 4 sem. 4 días C
19 J e a n y David 0 + 5 sem. C
20 Jean 0 + 7 sem. C
sem.
21 Jean y David o+ 8 C
22 madre 0 + 8 sem. días C
23 Patrono de J e a n 0 + 9 sem. E
24 J e a n y David 0 + »3 sem. C
25 h e r m a n o de J e a n 0 + 14 - S E M
E
26 hermano adoptivo 0 + 1 7 sem. E
de J e a n
27 Jean 0 + 1 9 sem. C
APÉNDICE *3»

M A R Y IRWIN

Entrevista _ , . . . . v Modo de
Entievtstado(s) Tiempo de entrevista
registro

1 Mary 0 E
2 Mary 0 + 1 día C
3 Mary 0 3 días C
4 Mary 0 + G días C
5 Mary 0 10 días C
6 madre 0 -j- 1 1
^i a s
C
7 Mary y madre 0 -j- 1 1 días C
oc

padre 0 + 2 sem. C
9 madre y padre 0 -j- 2 sem. c
io Mary o-j- 2 sem. c
li Mary 0 -j- 2 sem. 3 días c
12 M a r y y padre o + 2 sem. 4 días c
13 Mary, madre, padre 0 -j- 2 sem. 4 días c
14 Mary 0 + 3 sem. 6 días c
»5 Mary 0 + 4 sem. 1 día E
ìG Mary y madre 0 + 4 sem. 4 días C
17 Angela o-j- 5 sem. c
18 Mary 0 + 8 sem. c
19 Mary 0 -j- 12 sem. c
20 Marv 0 + 19 sem. c

H A Z E L KING

Entrevista Modo de
Entrevistadas) Tiempo de entrevista
registro

1 Hazel 0 C
0 Hazel 0 + 1 día C
3 Hazel y m a d r e 0 + 2días E
4 madre 0 + 2 d í a s C
5 Hazel, m a d r e , p a d r e 0 + 5 días C
6 Hazel 0 + 1 3 sem. C
7 Hazel, m a d r e , p a d r e o + 14 sem. C
8 Hazel, m a d r e , p a d r e 0 + 2 5 sem. E
9 Hazel y m a d r e 0 + 3 9 sem. C
10 padre 0 + 4 0 sem. C
11 Hazel, m a d r e , p a d r e 0 + 4 1 sem. c
12 padre 0
+ 4 9 sem. c
13 hermana mayor y
c u n a d o de la m a d r e 0 + 1 año c
14 esposo de la h e r m a -
APÉNDICE

H A Z E L KING [conclusión]

Entrevista Modo de
Entrevistado^) Tiempo de entrevista registro

na menor y madre
de la m a d r e 0 + 1 año 1 mes E
m a d r e d e la m a d r e 0 + 1 año 1 mes E
»5
16 esposo d e la h e r m a -
n a m e n o r d e la m a -
dre i año 1 mes E
p a d r e d e la m a d r e i año i mes E
17
18 madre 0 + 1 año 1 mes E

»9 Hazel, m a d r e , p a d r e ,
abuela o -\- 1 año 2 meses
Í N D I C E

Prefacio . . . . 7
Introducción 9

Criterios para seleccionar las familias, 9

1. F a m i l i a I . Los Abbott 21

Perspectiva clínica, 2 1 ; Estructura de la investigación, 22; Situa­


ción de la familia. 23

Apéndice . . . 37

2 . F a m i l i a I I . Los Blair 39

Perspectiva clínica. 39; Estructura de la investigación, 40; Situa­


ción de la familia, 40

3. F a m i l i a I I I . Los Church . . . . 61

Perspectiva clínica. 90; Estructura de la investigación, 9 1 ; Situa­


ción de la familia, 6 5

Apéndice . . 88

4. F a m i l i a IV. Los Danzig 90

Perspectiva clínica, 90; Estructura de la investigación, 9 1 ; Situa­


ción de la familia. 91

5. F a m i l i a V. Los Edén 109

Perspectiva clínica, 109: Estructura de la investigación. 1 1 0 ; Situa­


ción de la familia, 1 1 0

6. F a m i l i a V I . Los Field 120

Perspectiva clínica, 120; Estructura de la investigación, 120; Si­


tuación de la familia, 121

7. Familia V I I . Los Gold. . 133

Perspectiva clínica. 1 3 3 ; Estructura de la investigación, 1 3 3 ; Si­


tuación de la familia, 134
233
234 ÍNDICE

8. F a m i l i a V I I I . Los Head . . 147


Perspectiva clínica. 147; Estructura de la investigación, 148; Si-
tuación de la familia, 149

Apéndice . 168

9. F a m i l i a I X . Los lrwin 169


Perspectiva clínica, 169; Estructura de la investigación, 1 7 1 ; Si-
tuación d e la familia, 1 7 1

1 0 . F a m i l i a X . Los King 185


Perspectiva clínica, 185; Estructura de la investigación, 185: Si-
tuación de la familia, 186

1 1 . F a m i l i a X I . Los Lawson. . . . 195


Perspectiva clínica, 195; Antecedentes remotos, 195; Antecedentes
recientes, 1 9 5 ; Estructura de la investigación, 197; Presentación de
los datos, 197; Agnes: Discordancia entre el pensamiento y la afec-
tividad, 198; "Trastorno de la ideación" y "falta de discernimien-
to, 198; E l padecimiento, 199; Comentario, 200; Otros detalles que
Agnes consideraba como manifestaciones de enfermedad. 201: A>nes
y su madre juntas, 202; Imputaciones, entredichos implícitos, con-
tradicciones n o reconocidas, 202; Entrevista entre Agnes y su padre,
208; Imaginarse (Agnes) el disgusto de sus padres por su enferme-
dad o maldad, 208; Ideas paranoides: a) Imaginarse que sus padres
no querían que estuviera en su casa; b) Decir que el hospital no
le había s e n ido, 2 1 3 ; Madre y padre: "Imaginarse que sus padres
no la quieren"; intratable y enferma; cómo la ven sus padres. 214:
Los primeros años, 2 1 6 ; Madre, padre y Agnes. 2 1 7 ; Sentimientos
ambiguos en relación con el hospital y sus padres, 2 1 8 ; Evaluación
de la sexualidad propia de Agnes y de las implicaciones sexuales
en la conducta de otros, 2 1 8 ; Madre sola, 220; Agnes sola, 220; Fl
h c T m a n o y la cuñada de Agnes, 222

Apéndice 224
Maya Abbot, 224; Lucía Blair, 225; Clara Church, 226; Sara Danzi?,
226; Ruby Edén, 228; J u n e Field, 228; Ruth Gold, 229; Jean Head.
230; Mary Invin, 2 3 1 ; Hazel King, 231
Este libro se terminó de imprimir y encuadernar
en el mes de octubre de 1995 en Impresora y En­
cuadernadora Progreso, S. A. de C. V. (IEPSA), Calz.
de San Lorenzo. 244; 09830 México. D. F. Se tiraron
1 000 ejemplares.

También podría gustarte