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Tarea 6
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de los más pobres y garantizar un mínimo de previsión social. Instituciones ya presentes
en el Siglo XV, generalmente apoyadas por la iniciativa eclesiástica. En el Siglo. XVIII,
los montes de piedad están patrocinados por la iniciativa real, manteniéndose la
inspiración benéfico - religiosa de su funcionamiento. El concepto más moderno de caja
de ahorro aparece en Europa, durante la segunda
Hemos de constatar en primer lugar que el origen de las cajas de ahorro está atado
históricamente a las instituciones de tipo benéfico, especialmente de los montes de
piedad. Instituciones ya presentes en el S. XV, generalmente apoyadas por la iniciativa
eclesiástica. En el S. XVIII, los montes de piedad están patrocinados por la iniciativa real,
manteniéndose la inspiración benéfico – religiosa de su funcionamiento. El concepto más
moderno de <<caja de ahorro>> aparece en Europa (concretamente en Gran Bretaña)
durante la segunda mitad del S. XVIII. Este concepto tiene sus bases en el pensamiento
de Jeremy Bentham (1748-1832 ), la filosofía del cual consiste en considerar las cajas de
ahorro como un instrumento de mejora de las condiciones de vida de las clases
trabajadoras, mediante la remuneración del ahorro y creando un nivel de seguridad
económica superior.
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El año 1834 funcionaba una caja de ahorros en Jerez de la Frontera; echo que consta en la
real orden del 3 de Abril de 1835. Este real decreto exhorta a la creación de cajas de
ahorro. Como consecuencia de esta iniciativa oficial del año 1835 serán creadas, a parte
de la caja de ahorros de Madrid, las de Granada (1839), Santander (1839), Sagunt (1841),
Valladolid (1841), Sevilla (1842), la Coruña (1842), Barcelona (1839-1844), Valencia
(1851). En todos los casos nombrados, las cajas de ahorro quedan vinculadas a los
montes de piedad, sean de creación anterior como la de Barcelona, o de creación
simultánea en la misma caja. La razón de esta vinculación, debajo de la inspiración
benéfica i filantrópica que las patrocina, está en la falta de confianza en el crédito oficial.
Este, en otros países europeos, era el destino principal de las inversiones hechas con los
fondos de las cajas de ahorro.
Precisamente entorno este tema de la colocación de fondos de las cajas para asegurar la
remuneración al ahorrador, la Junta Promotora de la caja barcelonesa había propuesto que
el rendimiento del capital se realizara mediante el préstamo a fabricantes y comerciantes.
Esta propuesta fue descartada seguramente porque no se encontraba dentro del espíritu
benéfico y el ambiente de confianza que caracterizarían las cajas de acuerdo con la
disposición del año 1835.
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realizar operaciones de crédito a instituciones públicas y privadas. La caja barcelonesa
mantenía también depósitos remunerados en la banca.
El segundo impulso en la creación de las cajas de ahorro proviene del decreto del 29 de
junio del año 1853. Este decreto representa la primera normativa de carácter reformista y
de una rigidez excesiva, calidad típica de la legislación española. El decreto pretendía una
regulación completa del funcionamiento y carácter de las cajas, obligándolas a la
adaptación de sus estatutos a la del modelo de la caja madrileña. Tal decisión dejó patente
un intento uniformizar e intervenir sobre las cajas ya creadas y las de nueva creación. El
decreto obligaba a la creación de cajas en todas las capitales de provincia, a iniciativa del
gobernador civil, menospreciando la diversidad de cada provincia, tanto con relación a la
cpacidad para crear cajas, como en relación de los que tenían que ser los promotores.