Está en la página 1de 1

YO HE VIVIDO PORQUE HE SOÑADO MUCHO

Hay muchos casos en que la sentencia pitagórica “el silencio es el


comienzo de la sabiduría” nos puede ser de gran ayuda, sobre todo en lugares
abarrotados de gente que tienden al ruido más que a las palabras.

La muchedumbre es bulliciosa, es una gran verdad, pero también algunos


silencios lo son. Uno calla de muchas maneras, hay silencios incomodos que
necesitan ser urgentemente llenados, como cuando estas en una cita y sientes
que si no conversas con la persona al lado las cosas no saldrán como uno las
desea, también hay silencios de complicidad que dibujan sonrisas en nuestros
rostros. Silencios de misterio, silencios de ignorancia, silencios y más silencios.

En particular nos interesa ahora el enmudecer cognoscitivo, ese al que


recurrimos cuando las palabras no son adecuadas para expresarnos.
Wittgenstein ya lo dijo “de lo que no se puede hablar es mejor callar”. Si
insistimos en hablar y muy especialmente de asuntos trascendentales usaríamos
irremediablemente mal el lenguaje, por ello mejor no decir nada.

En un primer momento estuve de acuerdo con esto, que el silencio es


mejor a mil frases sin sentido, que el silencio es el primer paso a la sabiduría.
Pero, ¿hasta dónde nos es útil la salida enmudecedora? En vigilia quizá es muy
cauto callar pero ¿en sueños? ¿Alguno de nosotros ha tenido alguna vez un
sueño mudo? Al parecer hablamos siempre en nuestro soñar, pero el lenguaje
es distinto.

No les ha pasado que una buena portada de libro a veces nos dice más
que todo el contenido que hay en él, o por el contario que no es para nada
adecuado pues similarmente ocurre con nuestro inconsciente. Ella es la carátula,
la tapa y contratapa de nuestro libro personal que por ser tanto lo que soporta no
puede sino expresarse simbólicamente.

Un sueño, digámoslo es un mar de significados o un desierto desolador.


Nos dice todo o nos dice nada. El símbolo es esa barca que nos permite navegar
en tales aguas, nosotros somos el agua y el barco, la marea o la calma.

Si el silencio es primer paso hacia el saber el símbolo es el salto hacia el


mismo. Un salto que no promete buen aterrizaje y tampoco uno malo. Qué nos
queda entonces sino soñar.

También podría gustarte