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CRONOLOGÍA
CONTEXTO POLITICO
Influido por el geopolítico Karl Haushofer, Adolf Hitler pensaba convertir las tierras
de la Unión Soviética en colonias alemanas a las que denominaría Germania. Entre
1939 y 1941, la Alemania estuvo ocupada luchando con sus históricos enemigos
de Occidente: Francia y el Reino Unido, no obstante Hitler nunca perdió de vista su
verdadero objetivo: invadir el este de Europa y aniquilar a los eslavos.
El 22 de junio de 1941, Alemania invadió la Unión Soviética, incluso
cuando Inglaterra no había sido derrotada. Hitler, convencido de la debilidad del
Estado soviético a quien consideraba como un gigante con los pies de barro, creía
que el pueblo soviético se volvería contra Stalin, y la invasión concluiría antes del
invierno, y prohibió a sus generales pensar de otra manera. De esta forma, un día
antes de la invasión, unos tres millones de soldados alemanes esperarían el inicio
de la mayor operación militar hasta la fecha, distribuidos desde Finlandia hasta
el mar Negro. Unos 950 000 soldados de otras naciones aliadas de
Alemania acompañaban a los alemanes. Estas tropas, de inferior calidad militar,
peor armadas, de baja moral combativa y menos fanatizada, desempeñarían un
papel clave en el desastre alemán en Stalingrado, un año y medio después.
En diciembre de 1941 era evidente que el rumbo de la guerra en la Unión
Soviética no era el que el Alto Mando Alemán había planeado, debido a
que Leningrado y Sebastopol continuaban resistiendo el cerco en el norte y el sur
respectivamente, y la ofensiva contra Moscú había llegado a un punto muerto.
Inesperadamente, los alemanes se encontraron con una gran contraofensiva
soviética desde la capital rusa y tuvieron que afrontar el hecho de que, a pesar de
haber aniquilado y capturado a cientos de miles de soldados del Ejército Rojo en los
últimos meses, pactando la no agresión con Tokio, el Alto Mando Soviético había
encontrado reservas suficientes en las resistentes tropas siberianas para
emprender una poderosa contraofensiva. Tardíamente, los invasores
comprenderían que aparentemente las reservas enemigas eran inagotables.
Habiendo fracasado en capturar Moscú, Hitler se centró entonces en tomar los
campos petroleros del Cáucaso. A pesar de no contar con la aprobación de sus
generales, Hitler se empeñó en capturar estos yacimientos, e incluso les reprendió,
acusándolos de no saber nada de economía de guerra. La Operación Azul, como
se denominó la campaña alemana en el sur de la Unión Soviética, tenía como
objetivo la captura de puntos fuertes en el Volga primero y, posteriormente, el
avance sobre el Cáucaso.
CONTEXTO SOCIAL
MEDIDAS PASIVAS
MEDIDAS ACTIVAS
CONCLUSIONES
Desarrollo:
La batalla de Stalingrado fue de suma importancia dado que gracias a la derrota del
Ejército Alemán se pudo frenar el avance de éstos sobre territorio soviético, lo que
permitió que los soviéticos lanzaran una contraofensiva que terminaría en la capital
del Tercer Reich, lo que los haría ganar la guerra.
Además esa fue la primera gran derrota del Ejército Nazi en aquella época, lo que
transformó a la URSS en una potencia militar a nivel mundial.
La batalla de Stalingrado duró aproximadamente 6 meses entre Agosto de 1942 y
Febrero de 1943, fue considerada la batalla más sangrienta de la
historia llamada “la guerra de ratas”.
Las cifras oficiales indican que hubo alrededor de 4 millones de bajas de ambos
bandos, pero fueron principalmente civiles rusos. Las fuerzas alemanas avanzaron
hacia Stalingrado luego de haber tomado la ciudad de Rostov del Don.
La primera ofensiva de gran escala fue cuando la mayoría del ejército alemán había
llegado a Stalingrado, por lo que dio tiempo a los soviéticos para preparar sus
defensas. Eso implicó para los alemanes ir conquistando calle por calle, casa por
casa.
En los primeros meses de combate, el avance alemán fue lento pero continuo,
tratando de conquistar la ciudad antes de que llegara el invierno. Hitler habría
nombrado a Friedrich Paulus como encargado para tomar la ciudad. Stalin, en
cambio, preocupado de la ineficiencia de sus generales de repeler a los alemanes,
los cambiaba continuamente, hasta que nombró a Vasili Chuikov como encargado
para defender la ciudad.
Debido a los pocos suministros que les llegaban, además del frío y las
enfermedades, el ejército alemán se fue reduciendo hasta que el 31 de enero los
alemanes liderados por Friedrich Paulus se rindieron. Lo que quedaba de las
fuerzas alemanas en ese instante eran alrededor de 95 mil (de 250 mil), sin embargo
sólo unos 5 mil soldados salieron con vida de Stalingrado.
Este evento es muy trascendental para la historia de la humanidad porque, por una
parte, significó el freno al avance alemán sobre el terreno soviético lo que provocó
que la Alemania Nazi no se siguiera expandiendo y eventualmente perdiera la
guerra. Por otro lado, sirve de ejemplo para la sociedad del esfuerzo y el sacrificio
humano que realizan dos naciones en pos de conseguir un objetivo. El resultado de
ese sacrificio humano fue muy grande, ya que se refleja en más de 4 millones de
víctimas, la mayoría de ellos civiles.
Esta batalla no se podría comparar con ninguna otra dado que fue la batalla más
grande que haya ocurrido en la historia de la humanidad. Pero, se debe hacer una
crítica sobre el costo humano que la Batalla de Stalingrado, ya que fue muy grande
y sobre-exagerado, además de innecesario. Matar a más de 4 millones de personas
por el simple hecho de dominar una ciudad, es algo absurdo ya que el costo
económico (retirar los cuerpos y enterrarlos), sanitario (surgimiento de
enfermedades y olores producto de la descomposición de los cuerpos), social
(impacto visual que genera ver la gran cantidad de muertos) y político (las funciones
que deben realizar para identificar los cuerpos, y devolverlos a las ciudades o países
de origen) es muy grande, no importa cuán grande o importante la ciudad sea, el
costo humano es inaceptable.
Conclusión:
El costo humano que tuvo la batalla de Stalingrado fue muy grande. En primer lugar,
dado que aunque se haya logrado defender la ciudad se tuvieron que matar a más
de 4 millones de personas para lograrlo, lo cual es inhumano dicho sacrificio
humano en sólo 6 meses.
El propósito de este ensayo es que los individuos se puedan informar, opinar y/o
argumentar más sobre este tema que es trascendental para la historia del ser
humano, y que puedan valorar la vida humana; impactándose de la matanza de 4
millones de personas que se realizó en busca de objetos materiales. Además
muestra todo el esfuerzo que realizaron ambos bandos en pos de un objetivo.
-La dura vida que tuvieron que vivir ambos bandos para poder intentar conquistar
Stalingrado, lo que implicaba un esfuerzo físico y psicológico
-La forma en que se realizaron los ataques sobre valorando la vida humana
-Deben evacuar a la población civil antes de que el ejército invasor ataque una
ciudad.
-La población civil debe estar al tanto de lo que ocurre en su ciudad, de manera que
le permita apoyar o rechazar dichas acciones
-En caso de la destrucción de una ciudad, la población civil debe ser reubicada y
asistida de manera física (comida, agua, elementos básicos de higiene, techo, etc.)
como también psicológica (superación de traumas)
Bibliografía
Antecedentes[editar]
Artículo principal: Operación Barbarroja
Influido por el geopolítico Karl Haushofer, Adolf Hitler pensaba convertir las tierras
de la Unión Soviética en colonias alemanas a las que denominaría
Germania.23 Entre 1939 y 1941, la Alemania nazi estuvo ocupada luchando con sus
históricos enemigos de Occidente: Francia y el Reino Unido (véase Batalla de
Francia y Batalla de Inglaterra); no obstante, Hitler nunca perdió de vista su
verdadero objetivo: invadir el este de Europa y aniquilar a los eslavos.
El 22 de junio de 1941, Alemania invadió la Unión Soviética, incluso
cuando Inglaterra no había sido derrotada. Hitler, convencido de la debilidad del
Estado soviético a quien consideraba como un gigante con los píes de barro, creía
que el pueblo soviético se volvería contra Iósif Stalin, y la invasión concluiría antes
del invierno, y prohibió a sus generales pensar de otra manera.24 De esta forma, un
día antes de la invasión, unos tres millones de soldados alemanes esperarían el
inicio de la mayor operación militar hasta la fecha, distribuidos
desde Finlandia hasta el mar Negro.25 Unos 950 000 soldados de otras
naciones aliadas de Alemania acompañaban a los alemanes. Estas tropas, de
inferior calidad militar, peor armadas, de baja moral combativa y menos fanatizadas,
desempeñarían un papel clave en el desastre alemán en Stalingrado, un año y
medio después.
En diciembre de 1941 era evidente que el rumbo de la guerra en la Unión
Soviética no era el que el Alto Mando Alemán había planeado, debido a
que Leningrado y Sebastopol continuaban resistiendo el cerco en el norte y el sur
respectivamente,26 y la ofensiva contra Moscú había llegado a un punto muerto.
Entonces, inesperadamente, los alemanes se encontraron con una gran
contraofensiva soviética desde la capital rusa y tuvieron que afrontar el hecho de
que, a pesar de haber aniquilado y capturado a cientos de miles de soldados
del Ejército Rojo en los últimos meses, pactando la no agresión con Tokio, el Alto
Mando Soviético había encontrado reservas suficientes en las resistentes tropas
siberianas para emprender una poderosa contraofensiva. Tardíamente, los
invasores comprenderían que aparentemente las reservas enemigas eran
«inagotables».
Habiendo fracasado en capturar Moscú, Hitler se centró entonces en tomar los
pozos petrolíferos del Cáucaso. A pesar de no contar con la aprobación de sus
generales, Hitler se empeñó en capturar estos yacimientos, e incluso les reprendió,
acusándolos de no saber nada de economía de guerra.27 La Operación Azul, como
se denominó la campaña alemana en el sur de la Unión Soviética, tenía como
objetivo la captura de puntos fuertes en el Volga primero y, posteriormente, el
avance sobre el Cáucaso.
«Operación Azul»: el camino a Stalingrado[editar]
Artículos principales: Segunda batalla de Járkov y Fall Blau.
Avance hacia el Don[editar]
El 10 de mayo, el general Friedrich Paulus, comandante del 6.º Ejército Alemán,
presentó al Mariscal de CampoFedor von Bock un esbozo de la «Operación
Federico». Paulus había tomado el mando del 6.º Ejército poco antes, después de
que su anterior comandante, Walter von Reichenau, falleciera a consecuencia de
un ataque cardíaco sufrido después de hacer ejercicio en la campiña nota 5 rusa a
temperaturas bajo cero.
La Operación Federico significaba la consolidación del frente delante de Járkov,
recién capturada por Alemania. No obstante, el mariscal Semión Timoshenko se
adelantó a Paulus, ya que el 12 de mayo emprendió una contraofensiva
desde Vorónezh, cuyo objetivo era precisamente la liberación de Járkov, rodeando
al 6.º Ejército en un movimiento de pinza. Cuando 640 000 soviéticos con 1200
tanques se lanzaron contra las fuerzas de Paulus, este se encontró al borde del
desastre. Solamente la oportuna llegada del 1.º Ejército Panzer de Ewald von
Kleist permitió revertir la situación de la ofensiva, y en lugar de ser capturados, los
hombres de Paulus ayudaron a los de Von Kleist a capturar los Ejércitos soviéticos
6.º y 57.º en Barvenkovo. Unos 240 000 soldados soviéticos fueron embolsados y
capturados, fracasando la contraofensiva de Timoshenko.
El 1 de junio, Adolf Hitler y el mariscal Fedor von Bock presentaron a los generales
del Grupo de Ejércitos Sur la Operación Azul en los cuarteles generales de esta
unidad, ubicados en Poltava. Al 6.º Ejército de Paulus se le encargó la tarea de
limpiar Vorónezh, y luego dirigirse a Stalingrado acompañado del 4.º Ejército
Panzer de Hermann Hoth. Una vez allí, se encargarían de destruir los complejos
industriales y de proteger el Cáucaso desde el Norte. En aquel momento, Hitler no
consideraba necesaria la captura de la ciudad.
Para proteger los planes de la Operación Azul, se prohibió tajantemente la
transcripción de órdenes; todo debía comunicarse de manera verbal. Sin embargo,
el 19 de junio, un avión alemán que llevaba anotaciones personales del
general Georg Stumme acerca de la operación fue derribado detrás de las líneas
enemigas, y los papeles fueron capturados por los soviéticos. No obstante, después
de que el general Filipp Gólikov los entregara directamente a Stalin, este los
rechazó como falsos, convencido de que Moscú seguía siendo el principal objetivo
alemán.
El 28 de junio inició la ofensiva contra Vorónezh, hacia el sur de Rusia, y el error de
Stalin fue obvio. Dos días después, las fuerzas de Paulus cruzaron el Donets, con
el 2.º Ejército Húngaro y el 1.º Ejército Panzer cuidando su izquierda y su derecha
respectivamente. Debido al rápido avance alemán, Hitler decidió enviar parte de las
fuerzas del 4.º Ejército Panzer, que estaban atacando Vorónezh, al sur. Esto
significó un retraso en la captura de Vorónezh, lo que supuso que las fuerzas
de Timoshenko, que escapaban hacia Stalingrado, tuvieran más tiempo para
hacerlo. El plan original implicaba que el 6.º Ejército y el 4.º Ejército Panzer cortaran
la retirada a los soviéticos antes de que éstos se reagruparan, luego
atacaran Rostov del Don y después fueran a reforzar las líneas defensivas
del Cáucaso. Pero impaciente por el retraso, Hitler cambió el orden del plan, y en
lugar de esperar a las fuerzas de Paulus y Hoth, ordenó que se capturaran
Stalingrado y el Cáucaso al mismo tiempo.
No contento con esto, Hitler dividió al Grupo de Ejércitos Sur en dos fuerzas: A y B,
y los colocó al mando de los mariscales Wilhelm List y Maximilian von Weichs. Sin
esperar la opinión de Fedor von Bock, Hitler lo retiró del mando. Aunque las
reservas alemanas de combustible eran alarmantemente escasas, Hitler tomó otra
decisión polémica: dividió las fuerzas que se dirigían a Stalingrado, quitándole las
unidades mecanizadas al 6.º Ejército Paulus y desviando el 4.º Ejército Panzer de
Hoth hacia el sur, para ayudar en la captura del resto de las fuerzas de Timoshenko,
que se esperaba tendría lugar cerca de Rostov del Don. A Hitler le obsesionaba la
idea de anular los restos de las fuerzas de Timoshenko antes de que reforzaran
Rostov, lo cual no se logró plenamente, ya que muchas se retiraron a tiempo. Rostov
fue atacada y reconquistada por los alemanes el 24 de julio.
La ciudad[editar]
Un militar alemán armado con un subfusil soviético PPSh-41 vigila desde una
barricada. Muchos alemanes tomaban armas soviéticas cuando las encontraban
porque eran mejores para el combate en espacios cerrados.
El mismo día que Chuikov tomó el mando del 62º Ejército, Paulus se encontraba
en Vinnitsa, en el Wehrwolf con Hitler, que quería saber cuándo caería la
ciudad. Paulus se encontraba preocupado por los flancos de su 6.º Ejército, que
estaban desprovistos de unidades mecanizadas de consistencia y eran
resguardados por ejércitos de varias nacionalidades: rumanos, italianos, húngaros.
Estas fuerzas de inferior calidad resultarían ser el talón de Aquiles de las fuerzas
alemanas en Stalingrado, unos 20.000 soldados en aquel momento. No
obstante, Hitler minimizó esta debilidad, convencido de que el frente soviético
estaba al borde del colapso, una falsa confianza que fue contagiada a Paulus.
El 14 de septiembre, se inició el primer intentó alemán de tomar la ciudad —que se
pensaba sería el único intento— y la 71ª División alemana llegó al centro
de Stalingrado, acercándose peligrosamente al embarcadero principal, la terminal
de llegada de refuerzos soviéticos. En estos combates cae abatido el
teniente Rubén Ruiz Ibárruri, el único hijo de la pasionaria, en la estación central de
la ciudad.
Yeremenko alertó a Stalin de la llegada de más tanques alemanes a Stalingrado,
por lo que se envió a toda prisa a la 13ª División de Fusileros de la Guardia
del coronel general Alexander Rodimtsev, que había participado en la batalla de
Guadalajara como asesor. Esta división de élite perdió el 30% de sus efectivos el
primer día, pero con la ayuda de Katiushas y de los francotiradores lograron
mantener alejados a los alemanes del río. La conquista de la colina de Mamaev
Kurganen el centro de la ciudad se convirtió en una enconada lucha en que las
banderas de ambos bandos ondearon alternadamente, ya que si los alemanes
controlaban esta colina, su artillería dominaría el Volga. Los alemanes desplegaron
todo un sistema de altavoces incitando a la deserción de los soviéticos. Muchos se
pasaron y se convirtieron en hiwis y muchos soldados soviéticos también fueron
fusilados por acción u omisión frente a la deserción.
Artillería de campaña alemana bombardeando posiciones soviéticas en el verano
de 1942.
Por el sur, el XLVIII Cuerpo Panzer del 4.º Ejército Panzer avanzaba hacia el centro
de la ciudad. Un enorme silo de cereales fue aislado por las fuerzas alemanas, que
fue defendido por soldados e infantes de marina soviéticos durante más de diez
días. No obstante el poderoso ataque alemán, los soldados del Ejército
Rojo resistieron sin agua ni comida, hasta agotar sus municiones y finalmente
sucumbieron en un feroz combate cuerpo a cuerpo. El general Paulus decidió que
el enorme silo sería colocado en la banda que sus soldados recibirían al conquistar
la ciudad.
Probablemente este fue el momento más crítico para los soviéticos en la batalla, ya
que los alemanes asaltaron al 62º Ejército en un momento muy grave. En efecto, el
desastre solamente pudo ser evitado gracias a la rápida llegada de la 13ª División
de Fusileros de la Guardia del general Rodimtsev, si bien esto fue reconocido
después. La reactivación de la 8ª Fuerza Aérea Soviética, donde servía un hijo
de Stalin, también fue importante.
Rattenkrieg[editar]
Francotiradores soviéticos.
En este campo de batalla, los alemanes estaban bajo constante tensión ya que el
soldado soviético se había convertido en un maestro del camuflaje y las
emboscadas eran comunes. La noche no ofrecía descanso al alemán, ya que los
defensores de la ciudad preferían atacar de noche, neutralizando el peligro de los
bombarderos alemanes. Sin embargo, la noche no era una limitación para los
bombarderos soviéticos, que pasaban sobre la ciudad arrojando pequeñas bombas
de 400 kilogramos. Finalmente, el 6.º Ejército solicitó a la Luftwaffe que mantuviera
la presión sobre la aviación soviética en la noche, porque «las tropas no tienen
descanso». Si los bombardeos nocturnos, las minas antipersonales y las
emboscadas de la infantería enemiga no eran suficientes para mantener alerta a los
alemanes en Stalingrado, los francotiradores sí lograron captar la atención de los
oficiales germanos. El número de oficiales muertos por francotiradores,
especialmente los observadores también se disparó y muy pronto se tuvo que
recurrir a realizar promociones prematuras, con el fin de reemplazar a los caídos.
La neurosis que un soldado podría desarrollar por estar sometido constantemente
al grado de tensión de la llamada Rattenkrieg ('Guerra de ratas') no era excusa para
abandonar el campo de batalla, ya que tanto alemanes como soviéticos no
reconocían esta condición y la calificaban de cobardía, que usualmente era
solucionada con la ejecución sumaria inmediata.
La artillería pesada se volvió inútil en este ambiente de lucha urbana, ya que debido
a la falta de precisión de la misma, no se podía atacar una casa ocupada por el
enemigo, porque las casas vecinas estaban ocupadas por tropas amigas. Hubo el
famoso caso de la llamada Casa de Pávlov en que el dominio de los pisos se
alternaban cruentamente entre los bandos.
Tropas del ejército rojo entre las ruinas de la fábrica Octubre Rojo.
Sabiendo que el invierno se aproximaba, Paulus decidió acelerar la toma de la
ciudad y preparó una ofensiva que se ejecutó el 27 de septiembre. La principal
fuerza alemana atacó al norte del Mamaev Kurgan, cerca de los asentamientos
obreros de las fábricas Octubre Rojo y Barrikady. Los alemanes observaron
atónitos cómo los civiles que huían de los asentamientos para buscar refugio en las
líneas alemanas era derribados por sus propios soldados. Desde ahí, una división
escogida de soldados alemanes capturó la «Casa de los Especialistas», donde se
hicieron fuertes y comenzaran a disparar contra las lanchas que iban y venían por
el Volga trayendo soldados. Los cañones de 88 mm, los Stukas y la artillería
alemana competían en hundir las barcazas que traían soldados del otro lado
del Volga; el mar Caspio empezó a recibir cadáveres.
Las bajas alemanas entre el primer y segundo día de combate sumaron 2500
soldados, contra 6000 soldados soviéticos; para los soviéticos la pérdida era
terrorífica: casi 3000 soldados morían por día (a razón de un centenar cada hora).
Aunque las tropas alemanas lograron penetrar en la ciudad o lo que quedaba de
ella, nunca se hicieron completamente con la totalidad (el muelle y la colina), puesto
que los primeros no pudieron ser alcanzados, y mientras permenecieran en manos
soviéticas, los refuerzos y suministros necesarios para proseguir la batalla podrían
afluir con regularidad. Batallones y brigadas de comandos alemanas que intentaron
llegar a los muelles fueron prácticamente aniquiladas al 50 % de sus efectivos.
Para octubre, los alemanes no habían conquistado la totalidad de la ciudad, pero sí
habían ocupado el 80 % de ella. En ese octubre, los alemanes capturaron las
fábricas de tractores Octubre Rojo y de cañones Barricady, y las bajas rusas se
incrementaron a razón de 4000 soldados diarios. Los heridos soviéticos se
arrastraban a la orilla del Volga con la efímera esperanza de poder ser auxiliados, y
miles murieron congelados. El hecho de cruzar el río no constituía ninguna garantía
de recibir atención médica, ya que debido a la falta de recursos, muchos soldados
eran dejados a su suerte. Lo que los soviéticos no podían notar era que los
alemanes estaban al borde de su capacidad ofensiva; de hecho, no tenían las
suficientes fuerzas para conquistar la ciudad, pues su línea de abastecimientos era
insuficiente.
Comienza el principio del fin[editar]
La «Operación Urano»[editar]
Artículo principal: Operación Urano
La casa de Pávlov fue defendida de los ataques alemanes por el pelotón del
sargento Yákov Pávlov durante dos meses, del 27 de septiembre al 25 de
noviembre de 1942.
El OKW alemán ordenó retirar el grueso del 6.º Ejército desde Stalingrado por el
sudoeste hacia el Don, y así evitar el encierro. Tal proyecto aún podría ejecutarse
ya que había brechas importantes que aún no estaban cerradas, pero Hitler se negó
a aceptar semejante solución y exigió a Paulus y sus hombres mantenerse en la
ciudad conquistada mediante una contraorden directa, y tuvieron que volverse en
una penosa retirada las vanguardias enviadas en dirección sudoeste.
Hitler consideraba que la situación no estaba aún perdida y podría repetirse la
situación producida en febrero de ese mismo año en la Bolsa de Demyansk, donde
una gran masa de soldados alemanes pudieron resistir un prolongado cerco
soviético mediante un puente aéreo. Tal idea llegó a oídos del jefe máximo de
la Luftwaffe, Hermann Goering, quien sin consultar a sus asesores técnicos
prometió a Hitler que sus aviones podrían realizar un vasto abastecimiento desde el
aire. La promesa de Goering exasperó al general de aviación Von Richtofen pues el
tiempo nublado con tormentas de nieve impediría volar a los aviones de forma
sostenida e incluso haría imposible siquiera que despegasen. En estas condiciones
Paulus radió un mensaje directo a Hitler:
Mi Führer: se nos agotan las municiones y el combustible. Abastecimiento suficiente
y oportuno es imposible. En estas circunstancias, solicito plena libertad de acción.
Paulus.
Las tenazas soviéticas se cerraron en menos de 4 días de lucha. El 24 de noviembre
ya era imposible fugarse de Stalingrado. La División 94º al mando del
general Walther von Seydlitz-Kurzbach, al ver que Paulus carecía de iniciativa
ordenó a su tropa evacuar su sector y forzar el bloqueo, esperaba que las demás
divisiones le siguieran en su retirada no autorizada. Apenas dejó su posición, le cayó
encima el 62º Ejército Soviético y muchos de sus batallones fueron aniquilados sin
contemplaciones, no hubo prisioneros.
Goering, de manera irresponsable, ante los informes advirtiéndole lo imposible de
la misión —que recibió e ignoró—, prometió abastecer al Kessel con
500 toneladas diarias de pertrechos, pero los aviones apenas lograron llevar 130
toneladas en tres días de operaciones a horizonte raso y en medio de tempestades
de nieve. Esto causaba que los vuelos nunca fueran realmente permanentes (como
debía corresponder a un eficaz puente aéreo) sino que por causa del mal clima
durante varios días los aviones no podían despegar de sus bases, o simplemente
despegaban pero no podían aterrizar en Stalingrado. Para aumentar los males, los
soviéticos atacaron de manera audaz la principal base aérea de suministros, el
aeródromo de Pitomnik, llegando a colapsar las bases de reaprovisionamiento y
acentuando la escasez de aviones de carga para las operaciones del puente aéreo.
Sumado a las inclemencias climatológicas perjudiciales para los alemanes,
los soviéticos lanzaban bengalas desde posiciones recién tomadas para hacer creer
a los aviones de abastecimiento que en ese emplazamiento todavía quedaban
soldados fieles al Reich que solicitaban suministros. Las provisiones caían en
manos soviéticas dejando a los alemanes desprovistos de todo pertrecho. Hitler,
obsesionado, dijo a Von Richtofen: «Si Paulus sale de Stalingrado, jamás
volveremos a tomar la plaza».