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Me permitiré hacer algunas reflexiones entorno al tema de la política a luz de la Fe, en

ocasión del quincuagésimo aniversario de la Segunda Conferencia Episcopal


Latinoamérica en Medellín.

Indudablemente los documentos de esa Conferencia han marcado un hito importante en


el desarrollo de la evangelización en America, iluminados y coronados posteriormente
en Puebla y Santo Domingo ya bajo el Papado de San Juan Pablo II.
Algunos teólogos en interpretación equivocada de aquellos y un análisis /hermenéutica
marxistoide confundieron escenarios sociológicos con teológicos ( Teología de la
Liberación) que al decir de San JP II en ese caso están en el ámbito de la Sociología y
no de la Teología.
Felizmente nuestra Fe viene de Dios a través del Magisterio de la Iglesia.
Precisamente el Magisterio produjo dos documentos aclaratorios ( en cierto modo
condenatorios) con relación al tema, felizmente precisado en Santo Domingo y Puebla,
así como sendas magníficas Encíclicas: la Sollicitudo Rei Sociali, Laboren Excercens,
y la Centesimus Annus que, sentimos decirlo, buena parte de los laicos y también de los
sacerdotes desconocemos tanto en la praxis cotidiana como en la catequesis.

Deseo expresar que la presente no es una exposición académica entorno a la política,


poder, autoridad, etc, sino más bien una serie de comentarios en cuanto al marco que la
Fe da a la política en su desarrollo.

A partir de Maquiavelo la ciencia política es una reflexión sobre el poder, palabra que
tiene variados matices:
En primer lugar existe el poder de hacer algo y éste se extiende a todos los aspectos de
la realidad. Segundo, existe un poder con derecho a hacer algo y este está limitado por
un ordenamiento jurídico de la fuerza. Al primero le llamamos poder a secas y al
segundo potestad , indica Calderón-Bouchet.

En su libro Politica y Poder Labourdette señala que “La política es el descubrimiento y


ejercicio del poder. En realidad la política es el arte, la ciencia y la técnica de la
creación y uso del poder sobre distintos conjuntos de relaciones sociales.
En sentido restringido la política se ocupa de las tensiones y los modos organizativos de
la esfera estatal (desde la global hasta la local); en sentido general la política interviene
en todos los ordenes de la vida social en cuanto origina relaciones de poder en la
unidades estatales, militares, económicas, sindicales, eclesiásticas, educacionales,
familiares, etc.”

“El poder, sigue Labourdette,”es una entidad política compleja, enigmática y paradójica.
Es compleja pues se compone de diferentes elementos que abarcan todas las posibles
actividades de la sociedad: población, espacio, recursos y tecnologías, estructuras
simbólicas, etc. Es enigmático pues con frecuencia es más lo que oculta que lo que
muestra, lo que se desconoce que lo que se descubre, lo que escamotea, que lo que
presenta y ofrece. Además el poder se mimetiza fácilmente en las más sofisticadas
formas del No-Poder, tales como por ejemplo “ amor desinteresado”, educación
generosa, saber científico aséptíco, sacrificio solidario etc. Además el poder se disfraza
del no poder en todas las manifestaciones de la manipulación y del ocultamiento de
intereses medios y propósitos considerados no ostensibles – inconfesables. (…) Luego
hay más poder diseminado por todo el territorio social que el que somos capaces de
descubrir y describir”.

El poder es paradójico como lo es todo proceso social. Se hace y deshace al mismo


tiempo. Es obra de los actores sociales y simultáneamente estos quedan a su merced.
(…)
Tiene además una compleja multiplicidad por la proliferación de sus funciones. es decir
el poder desarrolla las funciones de obtención (creación de resultados o destrucción de
los mismos), las de promoción y las de subordinación .
La concepción reduccionistas y unilaterales han adjudicado al poder solamente la ultima
función: ser agente subordinador , sin embargo las relaciones y su estructura muestran
claramente la diversidad de funciones. Tanto como subordina, promueve; y tanto como
promueve y subordina, obtiene”.

Junto al concepto de poder, está el de autoridad. Bochenski ( Qué es la autoridad


-Herder), distingue entre autoridad epistemológica (del que sabe) y autoridad
deontológica (del que manda).

La Política Nacional, tiene como Objetivo Permanente la búsqueda y conquista del Bien
Común. Éste es una entidad que no es simplemente el bienestar general, cuya búsqueda
como objetivo final de la Política proclaman tanto la ideología liberal como la marxista.
En ese sentido, conviene indagar algo más sobre el concepto. Para ello leemos en el
inicio de una ponencia de Sanguinetti ( Congreso Mundial de Filosofía Cristiana 1981):
El Creador ha constituido un universo ordenado, poniendo límite a la cantidad y a las
dimensiones de las cosas y asignado cada una un valor determinado. La ley divina en
el mundo es una ley de orden; todo lo que es, está ordenado por Dios.

Al respecto, en su libro ”Sobre las causas de Orden Político”, dice Calderón Bouchet
El orden connota multiplicidad de entes referidos a un principio de cuya naturaleza
participan según prioridad o posterioridad. En la referencia de muchos distintos y
desiguales a un bien común radica el fundamento de la participación social.
La sociedad política es un orden de muchas personas distintas y desiguales, unidas por
un principio primero: el bien común, en función del cual se distribuyen las prioridades y
las posterioridades.

El bien común social implica bienes materiales cuantitativamente participados por sus
componentes pero el esfuerzo mancomunado de los miembros de una sociedad tiende a
la promoción de bienes espirituales cuya participación es cualitativa e incide en la
perfección de todos y cada uno de los participantes.
La noción del bien común es análoga y con analogía de proporcionalidad. Su mayor o
menor perfección depende del grado de participación del análogo (bien común natural)
con el analogado principal, Dios.

Refiriéndonos a Cruz Prados, en su libro Filosofía Política leemos:


“Toda comunidad se constituye para un fin o bien común. En algunos casos el fin que
se persigue es un algo distinto de la misma comunidad y por esta razón una vez
alcanzado el fin, la comunidad cesa. Esto ocurre cuando se trata de una comunidad de
acción que tiene como fin un objetivo delimitado para la ocasión/situación.

No es este el caso de un pueblo. Pues la comunidad política no es una comunidad de


acción sino una comunidad de vida; ser miembro de la polis consiste en compartir una
forma de vida en común, un habitar en común. Por vida entendemos la integridad de la
actividad de un sujeto, no sólo el simple vivir físico. Por habitar entendemos la
integridad de la vida de un sujeto en cuanto desplegada en un espacio ordenado, no
entendemos la pura materialidad de encontrarse en un espacio acostumbrado y protector.
Entonces, resulta claro que el vivir y el habitar no se ordenan a algo distinto de ellos
mismos sino que se ordenan a su propia perfección”.

El bien común político no es otra cosa que el bien y perfección de la polis es decir, la
bondad o calidad de la vida común en la polis, de la vida política.
Es un bien plural e inclusivo: es la integración y ordenación de una pluralidad de bienes.
El bien es fin y por lo tanto solo pude ser común si lo es como fin.
La sociabilidad humana implica que el hombre alcanza su actualización o perfección en
sociedad. El bien humano es un bien común.
Un aspecto central en la búsqueda del Bien Común es el de la pobreza.
En un estudio sobre “Variables e indicadores en la operacionalización para la
medición de las pobrezas en el Paraguay actual” que se publicó en la Revista de la
Sociedad Científica del Paraguay , se plantea como “ejercicio de acompañar otro
modelo de abordaje”, asociar la producción de la pobreza con la desigualdad en la
apropiación del excedente económico y las clases sociales. Para ello, se agrupa a la
población del Paraguay en conjuntos o estratos, definidos por compartir niveles de
ingresos similares, pero con “marcadas” diferencias entre cada uno de ellos en cuanto a
sus niveles de vida.

Asociando diez variables (indicadores reconocidos) a más de la inserción inicial en el


mercado laboral y el ingreso, como características relevantes, en dicho trabajo se
establecen cuatro estratos, como sigue: 1 Clase alta 2 Clase media alta 3 Clase media
baja 4 Clase baja, que con respecto a la distribución porcentual del ingreso percibido
por cada clase social estructuran la Tabla 1.

Tabla 1 Distribución porcentual de población e ingresos.

Clase %Personas %Ingresos


Clase alta/media alta 5 19,3
Clase media baja 47,4 57,6
Clase baja 47,6 23,2
Total 100 100.1
Fuente:Caballero Merlo J.N.,Rev. Soc. Cient. Parag., Nº 22, 231,(2009)

Esta distribución sugiere a primera vista como perturbadora de la equidad social la


distribución porcentual tanto en número de personas (5%, bajo) como en el de los
ingresos (20%, alto) correspondiente a las clases alta y media alta.
Basado en ese trabajo y específicamente en dicha tabla, posteriormente (06/2011) en la
misma Revista, Vol 16 Nº1 se publicó un ejercicio “En torno a las Pobrezas en el
Paraguay” (Facetti-Masulli) a partir del ingreso per cápita (IPC) de 2009: En tal año el
ingreso per cápita de la población del Paraguay fue de USD 2.350= lo que permite
calcular para una población estimada de seis millones de almas, un producto interno
bruto (PIB) igual a 1.41x1010 USD.

En efecto a partir de dicha tabla se plantean dos escenarios.


En el primero, utilizando los valores del PIB y del IPC y de la distribución porcentual
de personas y de ingresos, mediante cálculos sencillos se encuentra que a las clases alta
y media alta corresponden un IPC de 9.400 USD/año (25,75 USD/día), a la media baja
un IPC de 2856 USD/año (7,82USD/día) y a la baja el IPC es de 1145,5 USD/año
(3,14USD/día)-

En el segundo, como se trata de focalizar el impacto de la función perturbadora; se


plantea una distribución aceptable en que el 5% de la población (clase alta y media alta)
reciba solamente el 10% del PIB y el 10% restante fuere distribuido entre las personas
de la clase media baja y de la clase baja.
Con la misma metodología se encuentra que a las clases alta y media alta corresponden
un IPC de 4.700 USD/año (12,88 USD/día), a la media baja un IPC de 3.633 USD/año
(7,82USD/día) y a la baja el IPC es de 1200 USD/año (3,45USD/día)-

Que lectura se deriva de estos escenarios?

El escenario 1 , que sería el real, atribuye a la clase alta y media alta un per cápita de
USD 9.400 lo que en países desarrollados como EEUU las ubicarían en la franja de la
pobreza. En moneda nacional corresponde a un salario mensual de ~ Gs.3.760.000, algo
más que el doble del salario (minino vigente en 2009).
Ciertamente no es la gran cosa. En cuánto a la clase baja, la cifra ronda los
Gs.458.000/mes.

El escenario 2, señala que la clase alta/media alta percibe un per cápita de U$


4.700/año, de pobreza extrema en los países desarrollados y en varios de aquellos en
vías de desarrollo. El 10% redistribuido en las clases más bajas no soluciona en nada
la situación económica /financiera de sus integrantes. Cuál habría sido el resultado?: la
generación de más pobreza, evidentemente.
No se trata de quitar/escamotear a unos para fortalecer, en este caso quimérico, a otros.

Otro enfoque de donde radica el problema.

Se acepta que una persona rica es aquella que tiene capacidad de hacer trabajar a
otros para su propio provecho: genera trabajo. La riqueza no está en la acumulación de
bienes sino en la generación de trabajo que redunde en mayor riqueza para el que lo
promueve.

El enfoque funciona de manera similar con respecto a las naciones: un país no es rico
sólo por tener vastos recursos naturales sino por la capacidad de su población,
dirigentes y dirigidos, de utilizarlos de modo sustentable, racional, solidario.

Es sabido que tal acervo no puede servir al hombre, sino es mediante el trabajo y todo
progreso, en sus etapas sucesivas se logra siempre por el trabajo (Populorum
Progressio, Laborem Excercens). La inteligencia y experiencia humanas son la causa
eficiente del desarrollo de la ciencia y de la técnica que así se integran como
constituyentes esenciales de dicho patrimonio nacional, y lo enriquecen.
Se trata entonces de obtener de dichos bienes, el mayor provecho personal y social: es
decir el provecho que se atribuye a la persona humana, sujeta a los valores
éticos/morales “informando” el medio social esto es, dándole vida subsistente y
evitando perjudicar el bien común. Sin esos valores, incluso las mejores estructuras
claudican (Card. Dulles SJ).

Es evidente que no bastan los recursos naturales: son imprescindibles los recursos
intelectuales y morales para generar/incrementar riqueza. El trabajo es de esta manera,
un medio y un fin, la educación su fundamental sustento.

Este ejercicio es semi cuantitativo pero es de valor indicativo importante con relación a
la pobreza en nuestra Patria . Existen desde luego varios otros aspectos que están fuera
del objeto de este ejercicio.
Para cerrar el mismo, se debe enfatizar que la actividad económica es importante, pero
es un medio que debe proporcionar los bienes materiales necesarios para asuntos aún
más importantes: el desarrollo físico, ético y noético (intelectual) de la persona humana
y su relacionamiento afectivo, social y espiritual.

Finalmente, si un país con recursos naturales, como por ejemplo el nuestro, no ingresa
en el círculo virtuoso del desarrollo, se infiere que el capital intelectual y moral del
mismo es débil y necesita ser fortalecido.

En esto, todos debemos ser actores pero también mentores: la Iglesia,”Mater et


Magistra”.
Los laicos tenemos responsabilidad directa en la Política, su ordenamiento, su recto
accionar.
Pero nuestra formación en la Fe proviene (al menos así debería ser) de nuestra Madre y
Maestra, la Iglesia.
Nuestro desarrollo en gracia y sabiduría, en buena parte es misión de nuestros pastores.
Para ser políticos sanos, debemos empezar por ser buenos cristianos y por lo tanto buenos
hijos de nuestra Madre responsable en buena medida de nuestra acción.
Evitemos los pastores, que frente a las tensiones “profundizan los abismos en lugar de
colmarlos” como expresara Paulo VI y que a veces pareciera que insisten solamente en
el “pecado social” para cubrir un profundo desaliento fruto de una Fe debilitada.

No importa tanto la liberación lo que vale es la conversión. Eso nos enseña el Génesis:
Adán fue la persona hiper liberada, rico en bienes de todo tipo, sin las presiones de las
“estructuras del pecado” y sin embargo claudicó.

Precisamos pastores prudentes de profunda Fe, de la que mueve montañas, prolíficos en


el Anuncio , ni de derecha ni de izquierda, sino que puedan juntar ambas manos en
oración al Señor, que es precisamente Verbo e hijo de carpintero.

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