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lamentables que se configuran en una abierta contaminación minera, afectando el medio ambiente
y poniendo en riesgo la salud de miles de pobladores en varias localidades del país donde
funcionan empresas mineras, muchas, inclusive las denominadas o reconocidas como
tradicionales, y una suma de otras minas irregulares en manos de cooperativistas, que igualmente
son culpables de un lamentable proceso de contaminación que abarca grandes extensiones de
terreno por donde circulan ríos saturados en alto grado de contenido de desechos tóxicos.
Una investigación del Banco Mundial, determinó que por lo menos once cuencas hídricas del país
estaban comprometidas por la acción irresponsable de empresas mineras y de trabajadores de
concesiones menores, pero igualmente dejando que aguas contaminadas se insuman o mezclen
con el líquido elemento, destinado de manera natural al consumo humano en comunidades y para
abrevaderos de ganado, además del riego de pastizales y una fauna cada vez más reducida por el
letal efecto del líquido envenenado, según establecen los estudios efectuados.
Otro informe ampliado menciona más de 20 fuentes de agua potable que abastecen a extensas
poblaciones metropolitanas de la zona occidental del país, que son amenazadas por la actividad
minera, con alto grado de contaminación de las aguas, pese a un control existente, pero por lo
visto burlado por protagonistas de la actividad minera que operan al margen del control estatal.
En la referencia que tiene que ver con Oruro, se consigna a Huanuni, que tiene el mayor problema
de contaminación, luego se incluye la mina San José, aledaña a la ciudad y que prácticamente
forma parte de un sector densamente poblado donde se ubica la denominada "ciudadela minera",
incluyendo el Hospital San José y algunas dependencias de la mina y de la Comibol. Por los datos
que se tienen, en la zona se percibe la contaminación de aguas, que son expulsadas desde la
empresa, ahora explotada por trabajadores cooperativistas.
Potosí es el departamento que tiene más cantidad de minas en producción y propiamente todas con
más o menos grados de contaminación, incluyendo las operaciones que se realizan en el Cerro
Rico y en las faldas de este coloso de plata, donde el uso de agua es parte ineludible de las tareas
mineras, y desechadas al curso de ríos. Hay algunas operaciones mineras de gran escala, a cargo
de empresas medianas que han tomado las previsiones del caso, para mitigar la afectación al
medio ambiente. Un ejemplo de trabajo específico se da en la minera San Cristóbal, el
emprendimiento minero más importante del país, donde la contaminación de aguas es minimizada,
con procedimientos de permanente control.
Es un hecho innegable que la minería realizada sin controles adecuados, con abundante uso de
aguas y sin la habilitación de diques correctamente protegidos con materiales especiales como
material plástico de alta resistencia y otros detalles técnicos, es una amenaza permanente a las
corrientes hídricas próximas a las operaciones mineras, por la "liberación" de sustancias tóxicas y
metales pesados que llegan a los ríos y estos hasta zonas lacustres, donde sus efectos son
realmente depredadores.
El daño en personas por consumo de agua o ingerir alimentos contaminados tiene efectos que se
manifiestan en el tiempo, con problemas hepáticos, renales e inmunológicos, que provocan hasta
consecuencias fatales, si no se toman medidas oportunas.