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GLOBALIZACIÓN Y TRANSFORMACIONES FAMILIARES EN AMÉRICA

LATINA12

Irma Arriagada, Socióloga de la Universidad de Concepción de Chile, estudios de


postgrado en la London School of Economics (L.S.E.), Universidad de Londres y
Doctorado en Estudios Americanos, mención Historia económica y social en el Instituto de
Estudios Avanzados (IDEA) Universidad de Santiago de Chile. Actualmente es consultora
internacional e investigadora asociada del Centro de Estudios de la Mujer (CEM) en
Santiago de Chile. Entre1993 y 2008 fue Oficial de Asuntos Sociales de la División de
Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de
Naciones Unidas, trabajó durante 2001 a 2003 en la Comisión Económica y Social para
Asia Occidental (CESPAO), Naciones Unidas en Jordania. irma.arriagada@gmail.com

RESUMEN

En el texto “Globalización y transformaciones familiares en América Latina” se


presentan algunas dimensiones de la globalización, las cuales han afectado de
manera diferencial a los países de la región latinoamericana y han transformado a
las familias. Entre esos aspectos se tratan la difusión de valores asociados a la
modernidad, el debate en torno a la familia y los efectos de las migraciones.

Asimismo, se muestran los cambios en las estructuras familiares en el período de


1990 a 2005, basada en la información proveniente de 18 encuestas de hogares
de América Latina y la diversidad de estructuras familiares resultante. Se destaca
el incremento de hogares y familias con dos aportantes económicos (con doble
ingreso), con jefatura femenina y el incremento de los hogares unipersonales.

Se sostiene que una de las principales explicaciones que subyace a estos


cambios, se encuentra en las transformaciones de los papeles sociales y
económicos desempeñados por las mujeres. Se plantea que durante las últimas
décadas, las mujeres han ingresado masivamente al sistema educativo, al
mercado de trabajo y al ámbito público, y de esa forma, han modificado los
papeles de género desempeñados en las familias y en la sociedad.

Palabras claves: Globalización, Transformaciones, Modernidad, Roles sociales,


Roles económicos.

1
En: (2008) Revista de Trabajo Social, Universidad de Antioquia, No7/8. Medellìn. Vieco&Ltda.
2
Artículo basado en la conferencia presentada en el Seminario Internacional Familias y
Globalización ¿Qué globalización, para qué futuro?, Octubre 14-16, 2008, Madrid: Ministerio de
Educación, Política Social y Deporte y FAD (Fondo de Ayuda contra la Drogadicción). 2008.
ABSTRACT

Globalization and family changes in Latin America

In the text “Globalization and family changes in Latin America” some dimensions of
globalization that affected Latin American countries and families in different ways,
are presented. Among those aspects the text deals with social diffusion of values
associated to modernity, the debate related to family and the effects of migration.

Based on data from 18 household surveys of Latin American countries, changes


regarding the diversity family’s structures during 1990 and 2005 are shown. It is
stressed the increase of families and households with double income, the families
headed by women and the rise of one-person households.

Subjacent to those changes, the transformation in the social and economic roles
performed by women are emphasized. During the last decades, women entered
massively to the educational system, to the economic market and the public
sphere, and in this way, the gender roles performed inside families and in society
have been transformed.

Keywords: Globalization, Changes, Modernity, Social roles, Economic roles.

1. GLOBALIZACIÓN Y MODERNIDAD

En América Latina, las familias cumplen funciones de apoyo social y protección


ante crisis económicas, desempleo, enfermedad y muerte de alguno de sus
integrantes. La familia, como capital social, es un recurso estratégico de gran
valor, ya que la limitada cobertura social existente en algunos países
latinoamericanos (laboral, en salud y seguridad social) la convierte en la más
importante, y a veces, la única institución de protección social frente a los eventos
traumáticos. “Específicamente, la familia se hace cargo de los niños, los ancianos,
los enfermos y las personas con discapacidad, mediante el trabajo doméstico y de
3
cuidado de las mujeres” .

Los cambios ocurridos en las familias en relación con la incorporación de América


Latina a una economía global y a “…procesos de modernización y modernidad”4
3
ARRIAGADA Irma. Estructuras Familiares, trabajo y bienestar en América Latina. En: CEPAL.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Cambios de las familias en el marco de las
transformaciones globales: necesidad de políticas públicas eficaces. Santiago de Chile: Naciones
Unidas. 2004, p 44.
4
Se distingue analíticamente entre procesos de modernización de carácter más estructural y los
de modernidad con mayor incidencia en el ámbito simbólico, a los que se referirá este texto. Entre

2
son relativamente desconocidos. Las transformaciones ligadas a la globalización
se interrelacionaron con las transiciones sociodemográficas, con los efectos de las
crisis económicas y sus repercusiones sociales, así como con los cambios en el
ámbito cultural y de las representaciones y aspiraciones respecto de la familia.

En este texto se presentan algunas dimensiones de la globalización que han


afectado y transformado a las familias, como por ejemplo: la difusión de los
valores asociados a la modernidad, el debate en torno a la familia y los efectos de
las migraciones, para luego mostrar lo cambios de las estructuras familiares en el
período de 1990 a 2005.

Subyacente a estos cambios como elemento central, se encuentran las


“…transformaciones en el papel social y económico desempeñado por las
mujeres, quienes durante las últimas décadas, han ingresado masivamente a la
educación”5, al mercado de trabajo y al ámbito público, y de esa forma, han
modificado los papeles de género desempeñados en las familias y en la sociedad.

1.1 Efectos desiguales de la globalización

“La globalización”6 con su creciente gravitación mundial sobre los procesos


económicos, sociales y culturales de carácter nacional ha afectado de forma
desigual a los países de América Latina. Aún cuando la integración a la
economía mundial presenta la generación de oportunidades para el desarrollo
económico de algunos países, se advierten impactos negativos derivados de este

los procesos de modernización y sus efectos específicos sobre las familias, se puede indicar los
siguientes: cambios en los procesos productivos, modificación de la composición demográfica,
nuevas pautas de consumo y trabajo; acceso masivo pero segmentado a los bienes y servicios
sociales (educación, seguridad social y salud). En la modernidad se consideran otros aspectos, los
siguientes: promoción de la libertad social e individual (individualización; progreso social para el
desarrollo de las potencialidades individuales; reflexividad, vocación democrática, progresiva
secularización de la acción colectiva, representación democrática de gobierno. Difusión de una
racionalidad formal e instrumental, generación de sociedades en las cuales se mezclan cada vez
más diferentes culturas, que incorporan la diversidad en los estilos de vida y en la forma y
estructura de las familias. Un análisis más detallado en Arriagada, 2002.
5
En varios países de América Latina se ha producido la brecha inversa en educación, donde las
niñas y las jóvenes están sobrerepresentadas en relación con los varones en la enseñanza básica
y media y, en algunos pocos casos, también en el nivel universitario.
6
En este texto se entiende por globalización los procesos asociados a la creciente gravitación de
los procesos económicos, sociales y culturales de carácter mundial sobre aquellos de carácter
nacional, regional y local. La globalización es el proceso resultante de la capacidad de ciertas
actividades de funcionar como una unidad, en tiempo real, a escala planetaria (Castells, 1999). Así,
las decisiones y actividades en cualquier lugar tienen repercusiones significativas en lugares muy
distantes, simultáneamente. El proceso ha sido apoyado por la revolución informática y de las
comunicaciones que da la base tecnológica para que esa operación en tiempo real pueda
producirse. El tiempo y espacio se compactan.

3
modo de desarrollo mundial y de la propagación de las crisis económicas
internacionales. La mayor movilidad de los recursos financieros se traduce sobre
todo en un cambio en las relaciones laborales y en las formas de contratación que
aumentan la inseguridad, la rotación y la precariedad en el empleo en paralelo a
nuevos y crecientes flujos migratorios.

Sin embargo, esto no significa que los espacios locales ya no importen. Los
mercados globales y las actividades integradas globalmente requieren espacios
donde operar y donde generar ganancias. “Más bien, allí se concentran también
una serie de operaciones de producción y de apoyo para que la gran empresa
global funcione, marcadas por las condiciones locales de la mano de obra, la
cultura laboral y política, y otros procesos que operan dentro de los estados
nacionales”7.

La heterogeneidad estructural, característica de los sistemas productivos de


América Latina, se ha acentuado al ampliarse las diferencias de productividad
entre las grandes empresas ligadas a cadenas globales de producción y el amplio
y variado espectro de actividades rezagadas, la mayoría de carácter informal, que
concentra el grueso del empleo.

De esta forma, la acumulación histórica de rezagos sociales, particularmente


agravada por la crisis de los años ochenta, afecta tres aspectos interrelacionados
que son: la escasa generación de empleo productivo y de calidad, la magnitud de
la pobreza y la exclusión social. Así, grupos importantes de la población
latinoamericana -donde las mujeres están sobrerepresentadas- continúan
marginados de la participación en los beneficios del desarrollo social y económico
en los países de la región.

En relación con las dimensiones sociales de la globalización, han surgido nuevos


actores que juegan en el concierto mundial: los actores no estatales y los
movimientos por la ampliación de la ciudadanía de diversos tipos. Desde esa
perspectiva, cabe destacar la extensión gradual de ideas y valores globales, como
los Derechos Humanos, el desarrollo social, la equidad de género, el respeto a la
diversidad étnica y cultural, la protección del medio ambiente y otros consagrados
en las Cumbres Mundiales de las Naciones Unidas. Los valores asociados a la
igualdad de Derechos –especialmente para las mujeres y los niños, entran en
contradicción con los valores tradicionales sociales y, en especial, con los
familiares.

7
SASSEN, Saskia. Toward a Feminist Analytics of the Global Economy, Indiana Journal of Global
Studies, Vol.4 Issue 1 Fall, Indiana University School of Law, Bloomington. 1996.

4
El aumento de las migraciones internacionales es también otra área importante
donde se aprecian los efectos de la globalización, si bien, la región
latinoamericana ha acogido fuertes migraciones de Europa, en especial, a
principios de siglo y durante las dos guerras mundiales, las características de la
migración intrarregional y hacia Estados Unidos y Europa, reviste características
nuevas, ya que en la actualidad y de manera creciente, los nuevos migrantes son
mujeres y sus condiciones familiares de vida en los países de llegada y en los de
origen son más riesgosas y precarias.

Asimismo, el acceso a las nuevas tecnologías de comunicación y reproductivas,


ha tenido también su impacto notable sobre las familias. El uso de las nuevas
técnicas reproductivas ha afectado el modelo tradicional familiar, la postergación
de la maternidad y la constitución de nuevas familias. La gran desigualdad en el
acceso a los métodos anticonceptivos queda de manifiesto cuando se observa –en
varios países de la región– la considerable magnitud de demanda insatisfecha por
planificación familiar, especialmente en mujeres pobres rurales.

1.2 Los efectos de los valores asociados a la modernidad, en las familias

Para analizar los efectos de la globalización y de la modernidad sobre las familias,


es preciso considerar las consecuencias que tuvieron la secularización y la
individuación sobre la constitución de nuevos sujetos individuales de derechos,
como las mujeres y los niños.

El surgimiento de los movimientos de mujeres en las décadas de los sesenta y


setenta posibilitó que la legislación internacional considerara sus derechos y
cuestionara el poder patriarcal al interior de la familia a nivel nacional e
internacional. La aprobación de la Convención para la Eliminación de todas las
formas de Discriminación en contra de la mujer (CEDAW), la cual adoptó la
Asamblea General de Naciones Unidas en 1979, plasmó esos logros. Esta
Convención es descrita como la ley Internacional de los Derechos de las Mujeres.

Consiste en un preámbulo y 30 artículos, donde se define la discriminación en


contra de las mujeres y se establece una agenda nacional para terminarla. Al
ratificar la Convención, los países se comprometen a incorporar el principio de
igualdad de hombres y mujeres en el sistema legal, abolir las leyes
discriminatorias y propiciar otras que prohíban la discriminación; a establecer
tribunales e instituciones públicas para asegurar la efectiva protección de las
mujeres en contra de la discriminación y eliminar todos los actos en contra de las
mujeres por personas, instituciones o empresas. La mayoría de los países
latinoamericanos han suscrito la Convención y sólo cinco países de América
Latina (Colombia, Chile, Honduras, El Salvador y Nicaragua), aún no la han hecho.

5
En el caso de la Convención de los Derechos de los Niños de 1989, la ratificación
de la Convención ha sido general.

Con la modernidad se desarrollan las potencialidades individuales en desmedro


de la importancia atribuida a los modelos tradicionales y a los roles familiares
establecidos que se expresan, por ejemplo, “…en la postergación o ausencia de
constitución de familia nuclear, en el aumento de la opción por tener o no hijos y
que a su vez tiene efectos importantes demográficos como el envejecimiento de
las sociedades e innumerables efectos culturales, sociales y económicos”8.

Por ejemplo, en el caso chileno, según los datos disponibles existentes entre 2000
y 2007, se puede indicar que el número de matrimonios anuales disminuyó de
104.700 a sólo 59.100, situación que se produce en un período en el cual había
aumentado la población en edad de casarse (entre 20-34 años), si bien hubo
aumento de uniones libres y de nacimientos fuera del matrimonio, en Agosto de
2008, el 62% de los nacimientos se realizó fuera del matrimonio. A ello se suma el
alza del índice de separaciones y ahora de divorcios que tienen sobrepasados a
los tribunales de familia, luego de promulgada la Ley de Divorcio recién en 2004.

Una de las dimensiones de la modernidad se refiere a que la mayoría de los


aspectos de la actividad social están sometidos a revisión continua a la luz de las
nuevas informaciones o conocimientos. “La familia no escapa a esta actitud
reflexiva”9. El avance médico y tecnológico ha planteado nuevos problemas y
resuelto otros, para mencionar un ejemplo positivo: el test de ADN que permite la
identificación sin dudas de paternidad y ha permitido la modernización de algunas
legislaciones (Costa Rica y Chile).

Así, el reconocimiento de la igualdad de los hijos ante la ley ha evitado mucho


sufrimiento a algunas madres y a sus hijos e hijas. En esta línea es importante
señalar la posibilidad de maternidad in vitro y del arriendo de vientres como
nuevas formas de maternidad que plantean problemas éticos, psicológicos,
sociales, económicos y culturales. Es entonces que los miembros de las familias
no encuentran en el pasado, las reglas para su futuro sino que el presente les
exige adaptarse a reglas cambiantes, se gana en versatilidad al asumir la
provisionalidad de todo y se aprende a vivir sin certidumbres sólidas.

8
CASTELLS, Manuel. La era de la información: economía, sociedad y cultura, Vol. II, Madrid,
Alianza Editorial. 1997.
9
GIDDENS, Anthony. Las consecuencias de la modernidad, Madrid, Editorial Alianza. 1994.
________La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades
modernas, Madrid, Ediciones Cátedra. 1992.

6
La secularización progresiva de la acción colectiva, ha llevado a que las personas
se distancien cada vez más de las imposiciones religiosas y cobren autonomía,
con una ética individual, en especial, respecto al ejercicio de los derechos
reproductivos y en lo referente a la moral sexual. En este plano, el ejemplo más
notable es la separación entre sexualidad y reproducción que permitió el uso de la
píldora anticonceptiva y la revolución que esa separación provocó en las familias
y en las sociedades en los años sesenta. La reducción del tamaño de la familia y
el aumento de la distancia entre la edad del inicio sexual y la edad al tener el
primer hijo, son algunos de los efectos más directos de este proceso, que continúa
hasta la actualidad.

Otro efecto atribuible a la cercanía cultural, a la circulación de ideas de la


modernidad, que la globalización ha acentuado, se refiere al desarrollo de
sociedades civiles más diferenciadas y exigentes. Irrumpen los movimientos de
mujeres y de minorías sexuales, que amplían la vocación democrática de defensa
de la diversidad y que se traduce tanto en aumento de la tolerancia como de su
opuesto: los fanatismos. La ampliación de la ciudadanía hacia otros sectores
sociales, ha permitido la apertura a nuevas formas familiares y a la aceptación y
legislación (en Argentina, Colombia y ciudad de México) de las uniones de
personas del mismo sexo.

La ampliación democrática genera un tejido social intercultural que incorpora la


diversidad en los estilos de vida y en las formas y estructuras de las familias. En
ese plano, cabe indicar que el modelo tradicional de familia con padre, madre e
hijos con jefe proveedor y madre ama de casa ha dejado de ser predominante.

Han aumentado las familias donde ambos padres trabajan, las familias sin hijos,
las con jefas y las uniones consensuales. En suma, la diversidad de estilos de vida
junto con una sociedad de clases muy marcada, se manifiesta también en la
variedad de formas familiares existentes en las sociedades latinoamericanas.

A futuro, la modernidad en la familia tenderá a manifestarse en el ejercicio de


Derechos Democráticos, en una creciente autonomía de sus integrantes y en un
mayor equilibrio en el reparto del trabajo (doméstico y social), de las
oportunidades, del tiempo, de los recursos y de la toma de decisiones familiares.

“Se tratará de una nueva relación basada en asimetrías matizadas por pautas
democráticas”10. En síntesis, con la modernidad y con los cambios sociales que
han afectado a las familias, se han diluido los límites de lo privado y lo público y

10
SALLES, VANIA y TUIRÁN. Mitos y creencias sobre la vida familiar, Revista Mexicana de
Sociología, año LVIII, N°2, México, D.F. Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), Abril-Junio. 1995.

7
las formas de relación sociedad-familia; Junto con lo cual se redefinen funciones
básicas de la familia como la reproducción y la filiación, las mismas que
lentamente se incorporan en la legislación.

1.3 Algunos efectos de la globalización y de la modernidad sobre el debate


del tema de familia

En relación con el interrogante sobre la manera en que la difusión de los valores


de la modernidad –que la globalización ha acelerado–, coloca a la familia como
elemento de debate, podemos constatar que el tema de familia está en los
discursos públicos y que aparece desde distintas perspectivas: económicas,
sociales, culturales y políticas. La apelación a la familia o a las familias surge
desde todo el espectro político.

Al respecto, quisiera destacar el hecho de que la secularización permite ampliar el


debate sobre la familia, en la medida que la transforma en una institución social
histórica, sujeta a transformaciones y no en una institución “esencialista” ahistórica
y creada por mandato divino.

“La consideración de la familia como moldeable y por tanto objeto de políticas,


abre un campo de disputa, puesto que cualquier tipo de política tiene incorporada
una idea de familia "normal" y también se basa en hipótesis de cómo son o
deberían ser los vínculos familiares (conyugales, filiales y fraternales)”11.

El campo de disputa se extiende principalmente al tema de Derechos Sexuales y


Reproductivos, donde los Derechos de las Mujeres son cuestionados en torno al
tema de aborto, la legalización y distribución de la píldora del día después, el
arriendo de úteros, en suma, en relación al derecho de controlar su propio cuerpo.

En este punto cabe destacar –una vez más- las asincronías existentes entre la
dimensión cultural, el imaginario de instituciones y personas sobre la familia, y las
estructuras y funcionamiento de las familias reales. Pese a la diversidad de
estructuras y modelos familiares que hay en la actualidad en América Latina, un
análisis de discursos y de las políticas mostraría que la familia patriarcal
tradicional, es el modelo único que considera la mayoría de los políticos y los
diseñadores de política. En la misma medida que se evidencian asincronías
respecto de las familias y su imaginario, también se observan diferencias en
relación con las realidades entre países y clases sociales.
11
GÜELL. Pedro. Los derechos individuales y el vínculo familiar ¿contrarios o complementarios?
en Arriagada, I. y V. Aranda (comps.) (2004). Cambio de las familias en el marco de las
transformaciones globales: necesidad de políticas públicas eficaces. Serie de Seminarios y
Conferencias Nº 42. CEPAL-UNFPA. Santiago de Chile. 2004.

8
De esta forma, el cambio cultural en relación con las familias se aprecia con más
fuerza en las prácticas de las personas relativas a las formas de constitución y
estilos de vida familiares que con respecto a los discursos sobre la familia y en el
diseño de las políticas orientadas a su bienestar. “Diversos estudios de opinión y
encuestas mundiales de valores”12, muestran sistemáticamente la valoración del
papel tradicional de la mujer dentro de la familia tanto en los hombres pero como
en las mujeres, el que varía por clases sociales y por grupos de edad (valores
respecto al respeto a y responsabilidades de los padres, relación de las madres
que trabajan remuneradamente y las que no reciben remuneración con sus hijos y
otros).

Así, se apoya el hecho que el papel fundamental de la mujer sea cuidar a su


familia y a sus hijos, lo que se contradice con una tasa de participación económica
de las mujeres urbanas cada vez mayor, en especial entre las mujeres que
realizan la crianza (25 a 34 años). Esta tensión en el doble papel de mujer-madre-
ama de casa y trabajadora y la culpa generada por el incumplimiento del papel
que se le asigna socialmente, sería consistente con los hallazgos de algunas
encuestas de opinión que indican que las mujeres están más insatisfechas con su
vida privada que los hombres. (Ver resultados de las Encuestas de Universidad
Diego Portales y de Humanas, Santiago de Chile, 2007).

Es posible interrogarse acerca de esta resistencia cultural y axiológica que dificulta


que los cambios en las familias y en las relaciones familiares, sean incorporados
en el discurso y en las políticas que se diseñan sobre la familia y que se refieren a
la persistencia de una identidad femenina y masculina tradicional en la cultura
latinoamericana.

1.4 Migraciones y algunos efectos sobre las familias

“Se sostiene que los procesos migratorios siempre implican una fragmentación de las
unidades familiares, afectando a la organización de hogares y familias en los lugares

12
INGLEHART, Ronald. Et al. Human Beliefs and Values. A cross cultural sourcebook based on
the 1999-2002 value surveys, Edit. Siglo XXI. 2004.
SUNKEL, Guillermo. La familia desde la cultura. ¿Qué ha cambiado en América Latina? En
Arriagada, I. y V. Aranda (comps. 2004), Cambio de las familias en el marco de las
transformaciones globales: necesidad de políticas públicas eficaces, CEPAL – UNFPA, Serie de
Seminarios y Conferencias Nº 46, Santiago, Chile. 2004.

9
de origen y en los de llegada”13. Es necesario destacar el cambio desde la migración
interna (campo-ciudad) hacia nuevos patrones de migración estacional y permanente,
tanto dentro como fuera de América Latina.

“En la actual globalización, la región es claramente origen de migración y está


exportando capital humano a destinos diversificados, y lo hace con importantes
riesgos para sus migrantes, con deterioros de su capacidad de innovación y con
síntomas de una nueva dependencia de recursos que provienen de sus emigrados”14.

“De acuerdo con estudios recientes”15, llama la atención el incremento de la


participación de las mujeres que migran por razones laborales, de carácter familiar e
individual, y que, en algunos casos, son sometidas a riesgos y desprotección
mayores en los países de destino, situación que sugiere la necesidad de ampliar la
investigación sobre los efectos familiares de la migración, especialmente de la
femenina. La participación de las mujeres tiene especificidades y significados
profundos, asociados tanto a las transformaciones económicas mundiales y a la
reestructuración de los mercados laborales como a la consolidación de redes sociales
y familiares.
“Este hecho acarrea también la potencialidad de abrir más espacios para las mujeres,
al mismo tiempo que amenaza perpetuar patrones de desigualdad de género”16.
Asimismo, se ha señalado que la magnitud de las remesas de los migrantes a sus
familias de origen ha generado una nueva fuente de recursos no solo para estas, sino
también para algunos países de la región (Ecuador, El Salvador, Nicaragua,
República Dominicana)”17.

En primer lugar, según la CEPAL, se ha dado un aumento significativo de la


migración internacional en las últimas décadas. En el 2005 se presentaban en
total, alrededor de 190 millones de migrantes internacionales en el mundo, que es
equivalente al 3% de toda la población mundial. En comparación con los datos de
13
JELIN, Elizabeth. Las familias latinoamericanas en el marco de las transformaciones globales:
Hacia una nueva agenda de políticas públicas, en Arriagada (2005) (ed.) Políticas hacia las
familias, protección e inclusión sociales, CEPAL–UNFPA, Serie de Seminarios y Conferencias Nº
46, Santiago, Chile. 2005.
14
MARTÍNEZ, Jorge. Cambios y desafíos en la migración Internacional latinoamericana: El ejemplo
de Iberoamérica. Vía electrónica. www.pydlos.ucuenca.edu.ec. 2008.
15
STAAB, Silke. En búsqueda de trabajo. Migración internacional de las mujeres latinoamericanas
y caribeñas. Bibliografía seleccionada. CEPAL, Serie Mujer y Desarrollo N.51, Santiago de Chile.
2003.
16
Op Cit.
17
En países como Haití, Nicaragua y Honduras representan el 24%, 11% y 10% del PIB,
respectivamente. Por otra parte, en economías algo más grandes, como las de El Salvador y
República Dominicana, representan el 14% y 10% del PIB (CEPAL, 2006).

10
1970 la población absoluta de migrantes se ha más que duplicado (en 1970
sumaban 81 millones de migrantes equivalentes al 2,2% de la población).

Los patrones migratorios en América Latina y el Caribe también muestran cambios


en los últimos años: cambio en la composición de los migrantes internacionales en
la región, diversificación de destinos desde la región y una feminización de la
migración. Según CEPAL, en 2005 había cerca de 25 millones de
latinoamericanos y caribeños que vivían fuera de su país de nacimiento, cifra que
corresponde a un poco más de 13% de los migrantes internacionales del mundo.

“La mayoría de estos migrantes proviene de México (9,2 millones de emigrantes


en 2000) y Colombia (1,4 millones de emigrantes en 2000)”18. En el 1960 casi
47% de los migrantes internacionales eran mujeres y para 2005 se indica una
porcentaje de 49,6%. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas “…las
trabajadoras domésticas representan hasta 60% de todas las migrantes internas e
internacionales procedentes de América Latina”19, quienes realizan los trabajos
domésticos y de cuidado en países desarrollados, constituyen de esta forma,
cadenas internacionales de cuidado en países que cada vez envejecen más y
demandan una mayor provisión de cuidados. Si bien esta situación alivia un
problema social en los países desarrollados, genera otros en los países de las
migrantes.

Aún cuando existe una proporción de migración calificada femenina (brain drain), a
lo que se asiste es a la denominada “Fuga de cuidado” (care drain), “…un modelo
donde la fuerza de trabajo femenina y flexible, habitualmente de mujeres
inmigrantes indígenas y afrodescendientes, reemplazan el trabajo doméstico no
remunerado que efectuaban las mujeres en los países industrializados”20. Esta
situación genera un importante déficit de cuidado en las familias, especialmente de
los hijos que quedan en los países, habitualmente a cargo de las abuelas.

En conjunto con el resto de los migrantes, conforman nuevos tipos de familia


llamadas “Familias a distancia o Familias transnacionales”. El aumento de la
jefatura femenina en décadas previas puede atribuirse en alguna medida a la
migración masculina, pero en la actualidad la migración femenina configura
patrones familiares donde los abuelos y otros parientes deben hacerse cargo del
cuidado de las hijas e hijos que las migrantes no pueden llevar consigo. Algunos
18
MARTÍNEZ, Jorge. Cambios y desafíos en la migración Internacional latinoamericana: El ejemplo
de Iberoamérica. Vía electrónica. www.pydlos.ucuenca.edu.ec. 2008.
19
UNFPA. Estado de la población mundial. Hacia la esperanza: Las mujeres y la migración
internacional. Nueva York. 2006.
20
Citado por BETTIO, En: PARELLA, Sonia. Las migraciones femeninas y la internacionalización
de la reproducción social. Algunas reflexiones. IEMED7, Barcelona, España. 2007.

11
países como Ecuador muestran un aumento de las familias monoparentales de
jefatura masculina que posiblemente dan cuenta de este fenómeno.

A pesar de que las familias que se quedan en los países de origen, muchas veces
se benefician económicamente de la migración, la distribución desigual de
responsabilidades de cuidado entre hombre y mujeres, hace que la ausencia de la
madre, quien ha sido tradicionalmente la principal responsable de los cuidados
familiares, pueda causar una crisis de cuidados en estas familias que se reflejan
en costos sociales para toda la familia.

2. LAS TRANSFORMACIONES FAMILIARES

Durante la década de 1990, América Latina se incorporó a la economía global.


Esa inserción incrementó la heterogeneidad y la vulnerabilidad externa de las
economías de los países de la región, al crecer también la desigualdad en el
acceso a los mercados globales, lo que a la postre dificultó su capacidad para
generar un crecimiento estable y sostenido, crear empleos productivos y de
calidad, y mejorar la equidad entre su población. Así, en el plano interno, debió
enfrentar un panorama social y económico complejo, que se tradujo en un
aumento de la población en situación de pobreza, a la vez que se mantuvo la
desigualdad de los ingresos.

Aún cuando en lo que va de este decenio, el producto per cápita de la región


latinoamericana ha crecido y reducido la magnitud de la pobreza, así como
también de la indigencia, este crecimiento se presenta como desigual y variable
entre países y no se evidencia una reducción drástica los niveles de desigualdad
existentes tanto socioeconómicos como de género.

“En los países de América Latina, las transformaciones culturales asociadas a los
procesos de globalización y modernidad han modificado las estructuras familiares,
las que se presentan a continuación”21. Cabe tener cierta precaución sobre esta
información, puesto que existe una gran diversidad de situaciones demográficas,

21
La construcción de tipologías de hogares y familias y de las etapas del ciclo de vida familiar se hizo a
partir de las encuestas de hogares de 18 países de América Latina. Se distinguió entre hogares no familiares y
familiares. Las familias, a su vez, se dividieron en nucleares, extendidas y compuestas, con ambos padres o
monoparentales, con y sin hijos. Esta clasificación, construida con base en datos estadísticos secundarios, no
permite distinguir a las familias nucleares complejas o reconstituidas, es decir, de aquellas parejas que se
divorcian o se separan y constituyen nuevas uniones; por lo tanto, aún cuando no correspondan a la primera unión,
todas son consideradas familias nucleares biparentales. Tampoco es posible distinguir a las familias en que alguno
de sus miembros es emigrante temporal o permanente, las que pueden aparecer como familias
monoparentales. Al respecto. Véase ARRIAGADA, 2002 Y 2007 Y CEPAL, 2006.

12
económicas y de bienestar en la región de las que no se puede dar cuenta dado
que se está trabajando con promedios regionales.

A) Evolución de las familias. La región latinoamericana presenta múltiples


situaciones respecto del tipo de hogares y familias existentes, que se ha
acentuado entre 1990 y 2005 (véanse los gráficos 1, 2 y 3).22 En ese período, las
principales transformaciones fueron las siguientes:

− Reducción de las familias nucleares: Estas familias –constituidas por uno


o ambos padres con o sin hijos– continúan predominando, pero su
porcentaje se redujo de 63,1% a 61,4%, debido al incremento de los
hogares no familiares.

− Disminución de las familias nucleares biparentales con hijos: De


46,3% a 41,1%, que se explica en parte por su transformación en familias
monoparentales con hijos, de jefatura femenina.

− Aumento de los hogares monoparentales con jefas: “Constituye un


fenómeno ampliamente analizado en la región latinoamericana,
especialmente en México y Centroamérica”23. Desde una perspectiva
demográfica, se relaciona con el incremento de la soltería, de las
separaciones y divorcios, de las migraciones y de la esperanza de vida.

Desde un enfoque socioeconómico y cultural, obedece a la creciente


participación económica de las mujeres, que les permite la independencia
económica y la autonomía social para constituir o continuar en hogares sin
parejas.

Véase a continuación los detalles mencionados previamente.

Gráfico 1. AMÉRICA LATINA (16 PAÍSES): CAMBIOS DE HOGARES Y


FAMILIAS URBANAS, 1990-2005 (en porcentajes)

22
El procesamiento de la información estadística y la elaboración de los gráficos estuvo a cargo de
Ernesto Espíndola, funcionario de la CEPAL, Santiago de Chile, 2007.
23
CHANT, Sylvia. Nuevas contribuciones al análisis de la pobreza: desafíos metodológicos y
conceptuales para entender la pobreza desde una perspectiva de género”, serie Mujer y desarrollo,
o
N 47 (LC/L.1955-P), Santiago de Chile. Publicación de las Naciones Unidas, N° de venta:
S.03.II.G.110. 2003.
LOPEZ, María Paz y SALLES, Vania (comps.). Familia, género y pobreza, México, D.F., Grupo
Interdisciplinario sobre Mujer, Trabajo y Pobreza (GIMTRAP).

13
100% Familias compuestas
6,6 6,8
90% Compuesta
Familias extensas
15,3 13,7 Extensa
80%
monoparental jefa
10,5
Extensa
70% 8,4
monoparental jefe
Extensa biparental
60%
Nuclear monoparental
50% jefa
Familias nucleares 41,1
Nuclear monoparental
Porcentaje

46,3
40% jefe
Nuclear biparental
30% con hijos
Nuclear biparental sin
20% hijos
7,2
8,2
Hogar sin núcleo
10%
5,1 conyugal
4,8 Hogares no
familiares
Hogar unipersonal
9,7
6,7
0%
1990 2005

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la


base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos
países.

− En el período, se reduce levemente de 23% a 21,7% la proporción de


familias extendidas que constituyen algo más de uno de cada cinco hogares
latinoamericanos. Las familias compuestas solo alcanzan al 2% de los
hogares.

− Aumento de los hogares no familiares: de 11,5% a 14,8%. A su vez, entre


ellos, los hogares unipersonales crecieron de 6,7% a 9,7%. La mayor
proporción de hogares unipersonales se encuentra en las áreas urbanas de
Uruguay y del Gran Buenos Aires, que son las ciudades con mayor
proporción de adultos mayores en la región. Los procesos de
“individualización”, propios de la modernidad, se reflejan en el incremento
de los hogares unipersonales, es decir, de las personas que por opción ya
no viven en familia –más habitual entre la población joven, que posterga la
decisión de unirse, o entre la adulta mayor, con suficientes recursos
económicos.

B) La diversidad de las familias nucleares en América Latina

14
La familia nuclear encierra una múltiples situaciones. En el 2005, un 13,1% son
familias monoparentales, de las que el 86,8% tienen jefatura femenina y un 13,2%
jefatura masculina. Un 13,1% de familias nucleares están constituidas por parejas
sin hijos, y en un 5,5% de ellas ambos miembros de la pareja trabajan (véanse los
gráficos 2 y 3). Entre los cambios más notorios del período 1990-2005, se observa
la disminución del modelo tradicional patriarcal (male breadwinner) y el aumento
de las familias biparentales con hijos, donde ambos padres desarrollan actividades
remuneradas (de 27% a 33%). Asimismo, crece la proporción de familias
nucleares monoparentales y las familias nucleares con jefas que trabajan (véase
el gráfico 2).

Por largo tiempo, la familia nuclear con presencia de un padre proveedor, una
madre ama de casa e hijos, fue considerada –y aún lo es– el paradigma de familia
ideal y el modelo familiar sobre el que se planifican las políticas públicas. Hacia
2005, se observa que ese modelo de familia nuclear tradicional no era el
mayoritario en la región latinoamericana. Solo el 34% de las familias nucleares, un
24,6% del total de las familias y un 20,9% del total de hogares se ajustan a ese
modelo tradicional; por ejemplo, en Uruguay solo el 15% de los hogares conforma
este modelo, según CEPAL.

15
Gráfico 2. AMÉRICA LATINA (18 PAÍSES): TIPOS DE FAMILIAS NUCLEARES
Y TRABAJO FEMENINO EN ZONAS URBANAS, 1990-2005. (En porcentajes)
2005

Otros hogares
14,9% Familias nucleares
tradicionales
20.9%

Otras familias
23,7%
Familias nucleares
monoparentales con
jefe mujer
10,5%
Familias nucleares
monoparentales con
jefe hombre
Otras familias nucleares 1,7%
28,3%

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la


base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos
países.

Con respecto al modelo tradicional de familia, “Jelin”24 sostiene que entre los
hogares con mujeres cónyuges de 20 a 60 años en el área metropolitana de
Buenos Aires, el modelo de proveedor masculino bajó del 74,5% al 54,7% entre
1980 y 2000, mientras el modelo de hogar con dos proveedores aumentó del
25,5% al 45,3%. Este cambio ocurrió en todos los estadios de la vida familiar, con
o sin niños pequeños, aunque es más común en hogares con un solo hijo
residente que entre otros hogares con más niños y, como podría esperarse, más

24
JELIN, Elizabeth. Las familias latinoamericanas en el marco de las transformaciones globales:
Hacia una nueva agenda de políticas públicas, en Arriagada (2005) (ed.) Políticas hacia las
familias, protección e inclusión sociales, CEPAL–UNFPA, Serie de Seminarios y Conferencias Nº
46, Santiago, Chile. 2005.

16
frecuente entre mujeres con niveles altos de educación. Además, “…ocurre más a
menudo en los estratos socioeconómicos más altos y más bajos que en las capas
medias”25.

Gráfico 3. AMÉRICA LATINA (18 PAÍSES): SIGNIFICACIÓN DE LAS FAMILIAS


NUCLEARES TRADICIONALES EN EL TOTAL DE HOGARES, ZONAS
URBANAS, 2005. (En porcentajes)

2005

Hogares unipersonales
y sin núcleo
14,9%
Familias nucleares
t radicionales
20,9%

Familias extendidas
y compuestas
23,7%

Familias nucleares
monoparentales con jef e
mujer
10,5%

Familias nucleares
monoparentales con jef e
hombre
1,7%
Otras familias nucleares
28,3%

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la


base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos
países.

En síntesis, en la región latinoamericana, una de cada cinco familias corresponde


al modelo de familia nuclear patriarcal tradicional, dado que una proporción
importante de ellas son monoparentales, sin hijos o con doble ingreso –donde
ambos padres trabajan remuneradamente. Los principales cambios en el período
1990-2005 ocurren respecto del trabajo femenino, puesto que una creciente
proporción de mujeres se han incorporado al trabajo remunerado. En América

25
WAINERMAN, Catalina. Conyugalidad y paternidad ¿Una revolución estancada?, documento
presentado al Seminario internacional “Género, familias y trabajo. Ruptura y continuidades”,
Montevideo, Universidad de la República/Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO). Abril, 2003.

17
Latina, entre 1990 y 2005, la tasa de participación laboral femenina en las zonas
urbanas de 18 países subió de 45,9% a 58,1% (CEPAL, 2006).

“En términos generales, visto el aumento de las familias monoparentales, se puede


inferir que si bien la carga total del trabajo de socialización disminuyó al reducirse el
número de niños por hogar, también descendió el número de adultos que tenían a su
cargo esa socialización, lo que es especialmente notorio en el caso de los hogares y
familias con jefas, donde las mujeres tienen la exclusiva responsabilidad de las
tareas productivas y reproductivas”26. Esto se suma a una creciente complejidad de
las tareas de socialización en sociedades cada vez más riesgosas, contradictorias y
heterogéneas.

3. PARA FINALIZAR

Como resultado de un conjunto de procesos interrelacionados, que combinan


globalización con modernidad, y se desarrollan sobre tendencias
sociodemográficas preexistentes, en la región latinoamericana se asiste a cambios
centrales en la organización y estructura de hogares y familias; entre ellos cabe
destacar el incremento de hogares y familias con doble ingreso y con jefatura
femenina, y el crecimiento de los hogares unipersonales. Se aprecia también que
en ciertos tipos de familia y etapas del ciclo de vida familiar, se encuentra una
relación más estrecha con la pobreza y la indigencia, que en general
corresponden a las etapas del ciclo de vida familiar donde hay hijos pequeños y
dependientes económicamente.

Entre los cambios más notables se encuentra la incorporación masiva de las


mujeres al mercado laboral, en etapas del ciclo de vida familiar de formación y
consolidación, con hijos menores que demandan un nuevo enfoque social y de
políticas respecto del cuidado de hijos, adultos mayores y enfermos.

La información que proveen las encuestas de hogares de América Latina sirve de


ayuda para configurar un nuevo cuadro de la situación de las familias; sin
embargo, no puede dar cuenta de la forma en que los procesos de cambio familiar
han repercutido en sus relaciones internas. Tampoco es posible diferenciar la
configuración de las nuevas familias, como lo pueden ser: familias recompuestas,

26
En México, se estima que en 1970 una madre pasaba alrededor de 20 años con
responsabilidades de crianza y cuidado de los hijos menores de cinco años; en la actualidad, las
mujeres que inician su período reproductivo ocuparán 12 años en esas labores, es decir, con un
descenso de 8 años (CONAPO. LOPEZ, María Paz y SALLES, Vania (comps.) Familia, género y
pobreza, México, D.F. Grupo Interdisciplinario sobre Mujer, Trabajo y Pobreza (GIMTRAP).)

18
a distancia, parejas que no viven juntas (Living apart together, LAT),
homoparentales.

Para ello se requiere de un instrumental analítico y de medición diferente, que


considere dimensiones no tratadas en las encuestas de hogares y permita
aproximarse a temas como la violencia doméstica e intrafamiliar, el uso de tiempo
entre trabajo remunerado y doméstico y la toma de decisiones por los diferentes
miembros del hogar, así como los efectos de los procesos migratorios de sus
miembros.

Estas investigaciones son cruciales para un adecuado diseño de políticas que


incorporen un diagnóstico de la situación actual de las familias. Especialmente
importante resulta establecer nuevos diseños de políticas en que se articulen
trabajo y familia, considerando el aumento de los hogares con jefatura femenina y
los de doble ingreso.

Actualmente se debate sobre el enfoque y las diversas combinaciones que puedan


tener estas políticas y se concluye que: sean dotadas de una concepción más
individualista, sean orientadas a las familias, o que incorporen el trabajo doméstico
y reproductivo como una responsabilidad de toda la sociedad.

Las nuevas situaciones reseñadas, demandan que se considere el tiempo de


cuidado, el tiempo laboral y de traslado de hombres y mujeres, y organizar la
producción y reproducción de una manera más equitativa; éstas serían premisas
básicas en un nuevo sistema del bienestar social que proporcione mejores
oportunidades de vida para la población latinoamericana. Este tipo de políticas
requiere un rediseño del Estado y, por tanto, un nuevo pacto social, político y
económico, que incorpore de manera central la equidad y justicia de género.

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