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Aspectualidad y significado léxico: el caso de intentar en el discurso académico

Article · January 2006

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Silvia Ramirez Gelbes


Universidad de San Andrés
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Espacios Nueva Serie. Estudios literarios y del lenguaje. Año II / Nº 2. (2006): 242-261

Aspectualidad y significado léxico: el caso de intentar en el discurso académico


Silvia Ramírez Gelbes
Universidad de Buenos Aires
Universidad de San Andrés – IES Lenguas Vivas
sramirezgelbes@gmail.com

Resumen

En este trabajo y basados en los estudios de la aspectualidad (llamada


también Aktionsart), demostramos la diferencia de los contenidos
semánticos de las frases de intentar + infinitivo, según sea ese infinitivo
atélico o télico. En un corpus de 297 ponencias académicas, elaboramos
una clasificación en ese sentido y constatamos que las frases de intentar +
atélico funcionan como atenuaciones del enunciado asertivo y revelan la
desconfianza epistemológica que plantea el sujeto en relación con su
capacidad para llevar a cabo el evento adecuadamente, en tanto que las
frases de intentar + télico ponen en evidencia las dificultades del objeto,
que pueden llegar a impedir el acceso a las metas perseguidas.

Palabras clave
aspecto – Aktionsart – evidenciales – discurso académico - atenuación

1. Introducción
Aunque se la ha reconocido, como mínimo, desde Aristóteles y ha recibido un nombre
distintivo (Aktionsart) desde hace casi una centuria, la aspectualidad ocupa aún hoy un
espacio exiguo en el universo de los estudios del lenguaje.
Entendida como el modo en que se realiza la acción e inherente al contenido semántico de
ciertos lexemas, la aspectualidad da cuenta –desde nuestro punto de vista– de muchos
fenómenos de significado que no han podido ser explicados por otra vía. En este sentido, el
análisis de la aspectualidad no solo permite elaborar clasificaciones de verbos, por dar un
ejemplo, sino también explicar diferencias ostensibles en frases verbales que no parecen
diferir a primera vista.
En efecto, sintagmas como intentar buscar o intentar hallar no parecen distinguirse más
que por los significados correspondientes a buscar y hallar respectivamente.
Demostraremos aquí, sin embargo, que una y otra frases se diferencian no solo por el
significado de los verbos en cuestión sino también por el distinto valor que adquiere
intentar en presencia de uno u otro.
En lo que sigue, recordaremos en primer lugar algunos de los trabajos fundacionales
relativos al concepto de aspectualidad, para determinar en qué sentido aspectual se

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distinguen intentar buscar e intentar hallar. Luego, consideraremos las ocurrencias


efectivas de intentar con verbos del tipo de buscar y de intentar con verbos del tipo de
hallar en un corpus de 297 ponencias académicas presentadas en el I Coloquio Argentino
de la IADA, en torno al diálogo: interacción, contexto y representación social y el
Congreso Internacional: La Argumenatción. Concluiremos, finalmente, que las frases
constituidas por intentar + infinitivo presentan, como mínimo, dos descripciones
semánticas determinadas por la aspectualidad del infinitivo.

2. La aspectualidad: estado de la cuestión


A pesar de que distintos lingüistas alemanes venían ya hablando de ella hacia finales del
siglo XIX, fue Sigurd Agrell quien reconoció la aspectualidad de manera oficial y la
denominó Aktionsart en un trabajo de 1908 (Miguel, 1999). Habitualmente, Aktionsart es
un término que se refiere a ítems léxicos aislados y se traduce como “modo de acción” pero
también como “carácter”, “naturaleza”, “índole” o “cualidad de la acción o del proceso”.
Por otra parte, no sólo los verbos –que es la clase de palabra que analizamos aquí– sino
también cualquier otra clase de palabra que actúe como predicado puede proveer este tipo
de información aspectual o Aktionsart.
Por ello, puede decirse que esas palabras de las que se trata portan, de acuerdo con el
contenido semántico de su raíz, cierta información que se relaciona con la manera en que
tiene lugar el evento que describen: por ejemplo, por única vez o repetidamente, con
duración o sin ella, con límites o sin límites. El propio Aristóteles, primero en la Metafísica
IX, Libro 71, y luego en su Ética a Nicómaco2, consideró esta distinción como verbos de
kinesis (movimiento) y de energeia (actividad y eficacia, es decir, resultado).
Sugerimos, de todos modos, el término aspectualidad en lugar de Aktionsart porque
creemos que, aun cuando se analicen verbos –como aquí–, que son definitivamente clases

1
“Se puede ver, concebir y pensar y haber visto, concebido, pensado; pero no se puede aprender y haber
aprendido la misma cosa, curar y haber sido curado... llamaremos a los unos movimientos (kinesis) y a los
otros actos (energeia)”. (Aristóteles, 1947: 233)
2
“...el deleite no es movimiento, porque todo movimiento se hace en tiempo y va a algún fin enderezado,
como el edificar entonces se dice ser perfecto, cuando haya dado remate a lo que pretende, o en todo el
tiempo, o en este tal particular; pero considerados los movimientos en cualquiera parte del tiempo, todos son
imperfectos y diferentes en especie, así del todo como entre sí; porque el poner una piedra sobre otra, diverso
movimiento es del levantar el pilar, y ambas dos cosas difieren del hacer el templo, y el edificar el templo es
acción perfecta, porque para lo propuesto no le falta nada.” Aristóteles, Ética, libro X, cap IV)

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de palabras y por lo tanto items léxicos, el concepto debe abarcar el tipo de predicados que
se desarrollan y no acotarse a la entrada léxica per se.
En lo que sigue, haremos una descripción (no exhaustiva, dadas las limitaciones del
trabajo) de los análisis más representativos referidos a la aspectualidad.

2.1.1. La clasificación aspectual de Vendler (1967)


La clasificación aspectual más repetida, analizada e incluso discutida es la clásica tipología
tetrapartita de Vendler (1967). Como el mismo autor aclara, los verbos han sido
clasificados en términos de tiempo, pero esas clasificaciones temporales inherentes deben
ser más abarcadoras, desde el momento en que otros factores –como la presencia o ausencia
de un objeto o las condiciones en que se da el evento– también influyen.
Para Vendler, hay cuatro tipos de verbos (o predicados): los estados, las actividades, las
realizaciones y los logros.
Los estados, las actividades y las realizaciones insumen tiempo, pero los logros no lo
insumen. Sin embargo, los estados difieren tanto de las actividades como de las
realizaciones en el hecho de que, en el período considerado por el evento, no prevén
cambios, lo que sí ocurre con las actividades y las realizaciones. Por su parte, las
actividades difieren de las realizaciones y de los logros en el hecho de que, para que el
evento se consume, no requieren de llegar a un determinado punto, lo que sí sucede con
realizaciones y con logros.
En definitiva, estados y actividades se parecen porque insumen tiempo pero difieren por la
dinámica de insumo de ese tiempo. Realizaciones y logros se parecen porque requieren de
llegar a un término para que el evento se consume, pero difieren en el insumo de tiempo,
dado que las primeras son durativas y los segundos son puntuales.
Estados y logros no implican proceso, pero debe notarse que esa falta de proceso tiene
características diferentes. Así:
(1) Juan tiene un auto.
(2) Juan detonó el dispositivo.

discriminan claramente en cuanto a la presentación de los tiempos internos: el tiempo


interno de tener –que constituye un predicado estativo– no cuenta como proceso porque se
presenta como permanente, sin consideración de inicio o de término, en tanto el tiempo

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interno de detonar el dispositivo –que constituye un predicado de logro– no cuenta como


proceso que requiere tiempo desde el momento en que es un evento instantáneo.
En cuanto a las actividades, el proceso debe ser visto como un desarrollo de fases cíclicas,
es decir, como un desarrollo procesual constituido por momentos que no son
necesariamente iguales pero sí que se repiten en ciclos, esto es que no tiene el sentido de
progreso que se encamina hacia un fin delimitado. Las realizaciones, por su parte, son
eventos que tienen un proceso que requiere la inversión de tiempo y, además, se encaminan
hacia un fin determinado. Así:
(3) Juan escribe.
(4) Juan escribe un libro.

se distinguen por el hecho de que, si bien ambos eventos presuponen un desarrollo


temporal, el primero –el caso de un predicado de actividad– no presenta un límite
alcanzado el cual se habrá concretado la actividad y no podrá seguir concretándose –Juan
puede perfectamente escribir a lo largo de toda su vida sin que este hecho implique
contradicción. Por su parte, el segundo –que es el caso de un predicado de realización– se
habrá concretado una vez alcanzado el límite impuesto por el argumento interno –cuando
Juan haya escrito el libro– y la realización no podrá seguir extendiéndose en el tiempo –una
vez escrito el libro, Juan podrá escribir otro, pero esa realización particular se habrá
terminado.
Esta concepción de término o límite ha sido descripta en la literatura posterior como
telicidad. El carácter télico de un evento se relaciona con el hecho de que, para concretarse,
debe llegar a un cierto punto y, por ello, si el evento es interrumpido, no puede decirse que
se haya cumplido. De este modo, la distinción entre dos predicados muy similares como:
(5) Juan durmió.
(6) Juan se durmió

radica exclusivamente en el hecho de que el primer evento se lleva a cabo sin necesidad de
alcanzar ningún término. Por el contrario, el segundo evento no se habría realizado si algún
otro evento (un estallido, por ejemplo) lo hubiera interrumpido. Por ello se hace la
diferenciación entre predicados télicos (los que denotan eventos télicos) y predicados
atélicos.

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Así, en términos de Vendler, tendremos un estado como saber que se caracteriza por no
implicar ningún tipo de cambio o dinamismo a lo largo del tiempo descripto en el evento.
Una actividad es trabajar, situación dinámica homogénea a lo largo del tiempo en el
sentido de que puede fragmentarse temporalmente y cada uno de esos fragmentos será
descripto con el mismo verbo, trabajar. Una realización será construir una casa en tanto
define un evento que requiere el insumo de tiempo para concretarse y no se concreta en
caso de ser interrumpido, además de que describe una situación que no es homogénea a lo
largo del tiempo, situación que implica un proceso y un desarrollo. Y un logro es, por
ejemplo, hacer un gol, ya que el evento descripto por el sintagma es claramente dinámico
(violentamente dinámico si se quiere), puntual –se hace un gol en el momento en que la
pelota atraviesa la línea del arco– y definitivamente resultativo, en el sentido de que la
pelota tiene que cruzar la línea del arco para que el evento se concrete y, si el arquero tapa
la valla y no permite el ingreso de la pelota al arco –es decir, si interrumpe el evento–, no se
hace el gol.

2.1.2. La perspectiva de Mourelatos (1978)


Basada en el trabajo de Vendler, pero establecida como un avance superador, la propuesta
de Mourelatos determina la existencia de tres categorías de predicados desde el punto de
vista de la aspectualidad, lo que algunos autores llaman ontología tricotómica (Kuzlowska,
1998), que presenta tres niveles, cada uno compuesto, binariamente, por dos elementos
opuestos.
Según Mourelatos, no se pueden clasificar los verbos en sí sino, en todo caso, los
predicados –que él denomina situaciones–, y estos pueden dividirse en estados y en
ocurrencias. Las ocurrencias se subdividen en procesos –similares a las actividades de
Vendler– y en eventos, que son las ocurrencias que tienen término o límite, es decir, las
ocurrencias télicas. Finalmente, los eventos se subdividen en desarrollos –las realizaciones
en la terminología de Vendler– y en ocurrencias puntuales –los logros de Vendler.
Como ejemplo de estado podemos tener oler. Un ejemplo de proceso es nevar. Un
desarrollo se da en ponerse (el sol). Y una ocurrencia puntual es el caso de pegar (el cable
en el agua).

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En su propuesta, que puede verse como una perspectiva económica de la visión de Vendler,
Mourelatos define un interesante paralelismo entre los sintagmas nominales continuos y los
discontinuos (dados los objetivos de este trabajo, nos limitamos a mencionarlo sin
exponerlo) 3.

2.1.3. El aspecto léxico según Comrie (1976)


En su trabajo, un hito de los estudios sobre aspecto, Comrie dedica un capítulo a las
cuestiones de la aspectualidad o Aktionsart. La aspectualidad en tanto significado inherente,
en la propuesta de Comrie, se refiere a las propiedades aspectuales inherentes de las
distintas clases de items léxicos y puede clasificarse según tres pares de opuestos, que no se
excluyen entre sí: estado frente a situación dinámica, puntual frente a durativo y télico
frente a atélico.
Así, los estados son además durativos y también atélicos; las situaciones dinámicas pueden
ser durativas o puntuales y télicas o atélicas; las situaciones puntuales son dinámicas y
pueden ser télicas o atélicas; las durativas pueden ser télicas o atélicas; las télicas son
dinámicas y pueden ser puntuales o durativas; finalmente, las atélicas pueden ser estativas o
dinámicas y pueden ser tanto durativas como puntuales.
Si se ponen en relación dos verbos del tipo de tener y caminar, una de las primeras
observaciones que podemos hacer es la presencia o ausencia de las fases de la situación. En
tener, todas las fases resultan idénticas. Por el contrario, caminar denota una situación con
fases bien definidas. En otras palabras, para permanecer en un estado no es necesario
ningún tipo de esfuerzo en tanto las situaciones dinámicas requieren alguna forma de
energía.
Debe hacerse notar, sin embargo, que los estados pueden contener como información
inherente la existencia de un cambio previo o posterior, en el sentido de que pueden denotar
un inicio o un cese. Así, el verbo estar contiene información inherente a una instancia
previa o posterior de cambio pero, aun en ese caso, el lapso evocado por el verbo se
presenta como homogéneo, sin las fases que caracterizan a las situaciones dinámicas.

3
Otros autores aún, como Lyons (1989), llevan a cabo su análisis dentro de la línea de Mourelatos.

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Son puntuales aquellos eventos4 que no conllevan proceso, que no indican un desarrollo o
una duración en el tiempo. En tanto, los verbos durativos son aquellos que describen
eventos que implican algún tipo de duración, ya sea que se trate de una duración
encaminada hacia un fin o resultado, ya sea que se trate de una duración homogénea a lo
largo de un período determinado.
Finalmente, los verbos télicos son aquellos que refieren eventos que se concretan cuando se
ha llegado a determinado punto. Dicho de otro modo, si se fragmentara el tiempo del
evento descripto por un verbo télico, no podría decirse que esos fragmentos son
equivalentes: cada uno de esos fragmentos representa una evolución distinta en el
desarrollo que conduce al resultado. Los verbos atélicos, por el contrario, refieren tanto a
los estativos como a eventos dinámicos; en el caso de ser dinámicos, no tienen un resultado
o no se encaminan a un resultado. En ese sentido, entonces, aun cuando el evento descripto
por el verbo atélico fuese interrumpido en cualquier momento, incluso apenas iniciada su
realización, el evento ya se habría efectuado concretamente.

2.1.4. El análisis de Verkuyl (1993)


Verkuyl, por su parte, entiende que la aspectualidad léxica es un fenómeno composicional
y, en este sentido, la información que cada entrada léxica contiene no es necesaria ni
suficiente para determinar el contenido aspectual.
Por esa razón, no puede decirse que leer y leer un libro admitan la misma categorización
aspectual: si leer en:
(7) Juan lee bastante.

es un evento atélico, que no determina un resultado, leer un libro en:


(8) Juan leyó un libro muy interesante.

es un evento télico que solo se lleva a cabo cuando la acción que describe llega a término.
Y, como se ve, ambos predicados discriminan según la selección del argumento interno. Es
más, leer libros, como en:
(9) Juan lee libros de medicina.

4
Para Comrie, el término evento refiere a una situación dinámica como unidad integral. Esto es, un evento es
una situación dinámica, ya sea que tenga duración o no, ya sea que tenga resultado o no.

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puede considerarse tan procesivo y tan opuesto a leer un libro como leer en términos de
telicidad; esto se debe al hecho de que leer libros como en:
(10) Juan lee libros de medicina.

selecciona un predicado de individuo como argumento interno en tanto leer un libro


selecciona un predicado de estadio5.
A diferencia de Vendler, Verkuyl propone la existencia de tres clases aspectuales que se
relacionan con la oración completa, esto es, con el verbo y sus argumentos. Esas clases
aspectuales son los estados –equivalentes a los estados de Vendler–, procesos –
aproximadamente equivalentes a las actividades de Vendler– y eventos –que, por ser
télicos, se corresponden con los logros y las realizaciones de Vendler. Y las variables que
interpretamos como discriminatorias de estos aspectos son el carácter estativo o dinámico,
por un lado, y las propiedades cuantificacionales6 del sintagma nominal que el verbo
selecciona como argumento interno por el otro.
En sus propias palabras, el aspecto es una propiedad oracional compuesta por la
información relevante que aparece codificada en el verbo y sus argumentos, es decir, en el
predicado. La contribución aspectual se da por medio de la información léxica [ADD TO] y
la contribución nominal relevante está dada por la noción [SQA]. [ADD TO] refiere a la
idea de dinamicidad como opuesta a estatividad, razón por la cual los verbos dinámicos son
descriptos como [+ADD TO] en tanto los verbos estativos son descriptos como [-ADD
TO]. En tanto, [SQA] o Specified Quantity of A (cantidad especificada del argumento
interno) se relaciona con la cantidad específica del sintagma nominal que constituye el
argumento interno, por lo cual un libro aparece descripto como [+SQA] en tanto libros
aparece descripto como [-SQA].
Como lo plantea Filip:
Perfective and imperfective aspectual operators as well as specific
verbal affixes stand in a similar relation to the Incremental Theme

5
El análisis de predicados de individuo y predicados de estadio es un capítulo interesante en los estudios de
semántica de los últimos años (cf. Carlson, 1977; Manninen, 2004; Kormack, 1998; Fernández Leborans,
1999; entre otros).
6
La cantidad específica o inespecífica puede equipararse a los predicados de estadio y a los de individuo
respectivamente.

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argument as determiner quantifiers do to the nouns with which they are


combined. (Filip, 1993, page 4)7

Así, los estados se caracterizan por no presentar dinamismo. Los procesos, que son
dinámicos, solo pueden tener argumentos internos inespecíficos. Así, en:
(11) Juan lava autos.

la inespecificidad cuantificacional del argumento interno implica que el proceso se puede


seguir llevando a cabo indefinidamente, es decir, sin término.
En cuanto a los eventos, Verkuyl sostiene que son dinámicos y tienen un argumento interno
específico; a esto se suma el hecho de que la telicidad está dada por el dinamismo, la
cuantificación específica del argumento interno y la cuantificación específica del
argumento externo. Por ejemplo:
(12) Juan lava su auto.

donde el argumento externo es específico (Juan), el argumento interno está cuantificado y


es específico (su auto) y el evento presenta un límite, más allá del cual deja de llevarse a
cabo y se tiene un resultado (el auto de Juan está lavado). Efectivamente, Verkuyl habla
del Plus principle de acuerdo con el cual un predicado resulta terminativo sólo cuando
todas las indicaciones (ADD TO, SQA y argumento externo) tienen un signo más (+).
La prueba que Verkuyl propone para la telicidad8 es la coocurrencia con adjuntos
temporales iniciados por en, como:
(13) Juan lava su auto en una hora.

frente a la prueba para los predicados atélicos, correspondiente a los adjuntos temporales en
por, como:
(14) Juan lava autos por ocho horas
(15) Juan tuvo un auto por dos meses.

Y la imposibilidad de invertir, gramaticalmente, las pruebas:


(16) *Juan lava su auto por una hora
(17) ?Juan lava autos en ocho horas

7
“Los operadores aspectuales perfectivos e imperfectivos, al igual que los afijos verbales, establecen con el
argumento de tema incremental una relación similar a la que los cuantificadores mantienen con los sustantivos
con los que se combinan” (la traducción es nuestra).
8
Verkuyl habla de terminatividad.

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(18) ?Juan tuvo un auto en dos meses9

En suma, el trabajo de Verkuyl pone en evidencia la importancia de las características de


los argumentos en tanto manifestación de las propiedades aspectuales de los predicados.

2.1.5. La hipótesis de interfaz aspectual de Tenny (1989)


De acuerdo con Tenny, ciertas propiedades constituyen el nexo entre la sintaxis y la
semántica léxica. En efecto, existe una estructura aspectual universal que se asocia con los
argumentos interno o directo, externo y oblicuo en la estructura sintáctica. Esa estructura
aspectual determina restricciones sobre los participantes eventivos que pueden ocupar esas
funciones argumentales.
Es decir, el evento está lingüísticamente delimitado en el sintagma verbal, gracias a la
restricción que ejerce la estructura aspectual, estructura que no necesariamente está
realizada de forma completa con todos los verbos sino que, en muchos casos, está latente.
Sin embargo, siempre aparece como potencialmente realizable.
La correlación existente entre las propiedades aspectuales del sintagma nominal y la
estructura argumental sintáctica determina ciertas restricciones de la semántica léxica sobre
la sintaxis, desde el momento en que solo algunos tipos de roles temáticos cumplen con la
exigencia de delimitar10 el evento. La propiedad aspectual fundamental está asociada con el
argumento interno directo del verbo. En el caso de los verbos de cambio –los verbos no
estativos–, el argumento interno directo del verbo delimita en el tiempo el evento descripto
por el verbo. Y esto ocurre así porque el aspecto se refiere específicamente a la
organización temporal interna del evento. Desde este punto de vista, la delimitación que
establece el argumento interno directo es una forma de representar el cambio uniforme y
consistente que el propio argumento determina, a la manera de cambio que se produce a lo
largo de una escala. En consecuencia, un evento delimitado será un evento que tiene un
límite en algún punto del tiempo.
Asimismo, la delimitación que se define como temporal puede darse también en términos
espaciales o de volumen. Tanto en:

9
Claramente, este adjunto le otorga al predicado un carácter ingresivo.
10
Esta es nuestra traducción para la expresión measure out que utiliza Tenny.

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(19) Juan empuja el carro.

como en:
(20) Juan empuja el carro hasta Tandil.

con un evento no limitado para el primer ejemplo y un evento limitado para el segundo, es
en realidad el argumento interno directo el que delimita (pone límites a) el evento, aunque
es necesario otro argumento –locativo– para limitarlo (para establecerle un término).
Por supuesto, existen casos en los cuales el argumento interno directo no solo delimita el
evento, como en los casos que acabamos de presentar, sino que también limita el evento,
como en:
(21) Juan traduce el poema.

Por esta razón, Tenny retoma las expresiones adverbiales temporales para distinguir entre
eventos limitados y eventos no limitados. En efecto, puede decirse:
(22) Juan empujó el carro hasta Tandil en una hora.
(23) Juan tradujo el poema en una hora.

pero no:
(24) *Juan empujó el carro en una hora.

dado que un adjunto temporal del tipo en una hora es admitido por los eventos limitados
pero no por los eventos no limitados (sean estos delimitados o no).

2.1.6. El aspecto léxico para Morimoto (1998)


Según Morimoto, el aspecto es la estructura temporal inherente al significado de las piezas
léxicas. Conocer el significado de un verbo significa asociarlo con una estructura aspectual
o eventiva, es decir que la representación semántica de los verbos incluye (entre otras
nociones) la información relativa a la constitución interna de la situación denotada:
estatividad, perfectividad, iteración, momentaneidad, incoación, terminación.
Para esta autora, las clasificaciones aspectuales pueden realizarse sobre la base de la
clasificación de Vendler, es decir, la clásica tetrapartición en estados, actividades,
efectuaciones –como prefiere llamar a las que hemos nombrado como realizaciones– y

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logros. Sobre ellas, determina una valoración original relativa a los tipos de argumentos que
desarrollan los predicados.
Las situaciones descriptas por los predicados de estado tienen que ver con las propiedades
del sujeto y no con sus actividades ni con los procesos en los que el sujeto se ve
involucrado. Las actividades son eventos homogéneos que se extienden a lo largo del
tiempo y carecen de un término o punto final. Las efectuaciones, por su parte, son eventos
que se extienden en el tiempo pero, dentro de su propia estructura temporal, hay un
momento en que culminan o se completan y, en consecuencia, no pueden continuarse más
allá de ese punto; ahora bien, puede considerarse que esa estructura temporal consta de dos
etapas: un proceso de desarrollo que evoluciona in crescendo con cierta orientación y un
estado final resultante del proceso anterior. En cuanto a los logros, estos son eventos
puntuales que marcan el comienzo o el cierre de una situación y pueden ser situados en un
punto del tiempo pero no en un intervalo porque el logro enfoca el punto de quiebre entre
un estado situacional y otro.
Las oposiciones semántico-aspectuales que establecen los criterios de estatividad,
delimitación y puntualidad determinan restricciones sintácticas y lógicas en la construcción
de los distintos predicados. Esos predicados, entonces, generarán enunciados aceptables o
no e interpretaciones diferenciadas según coocurran con ciertas expresiones temporales o
aparezcan en distintos tiempos gramaticales.
Así, los predicados télicos aceptan los adjuntos temporales iniciados con en y rechazan los
que se inician con durante. Se ve en:
(25) Juan construyó su casa sobre la playa (en un año)
(26) Juan construyó su casa sobre la playa (*durante un año)

La autora afirma que, de todos modos, estas pruebas no son absolutas porque los factores
que entran en juego a la hora de proveer aspectualidad al predicado son muchos: los
adjuntos temporales, el tiempo verbal, los adjuntos locativos, los argumentos.
De todos modos, el avance más notorio de Morimoto radica en el reconocimiento de dos
tipos diferentes de verbos que pueden presentar argumentos delimitados: los verbos de
cambio y los verbos de trayectoria.
Los verbos de cambio seleccionan lo que da en llamar argumentos afectados. Los
argumentos afectados, tradicionalmente identificados como paciente o tema, representan al

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objeto que sufre el cambio central del evento expresado por esos verbos. Habrá, así, verbos
de consumición, creación o destrucción –los que expresan un cambio que afecta a la
existencia o integridad del objeto, como construir o comer– y habrá verbos de cambio de
estado –los que expresan un cambio que afecta a una propiedad asociada al objeto, como
crecer.
Los argumentos de trayectoria, por su parte, son los seleccionados por verbos que denotan
un evento de desplazamiento, incluyendo casos que no son estrictamente espaciales sino
referidos a un campo nocional más abstracto. Cuando se trata de un verbo de trayectoria
espacial, el objeto que se mueve –el tema del desplazamiento– avanza a lo largo de una
trayectoria, recorriéndola de un extremo al otro, por lo que puede decirse que el progreso se
refleja en la distancia recorrida desde el punto de partida. Si la trayectoria es delimitada
(como en ir hasta), el evento tendrá término cuando el objeto llegue al punto final de la
trayectoria. Frente a esta posibilidad, una trayectoria no delimitada supone un
desplazamiento continuo sin límite (como en ir hacia). Pero también hay predicados
delimitados per se, como es el caso de traer algo.
En suma, la función semántica que desempeña el argumento, dentro de la situación evocada
por el verbo que selecciona ese argumento, es el factor primordial, en esta propuesta, para
determinar la naturaleza aspectual del predicado.

2.1.7. Las aspectualidades cualitativa y cuantitativa de Miguel (1999)

Como venimos formulando aquí, el contenido aspectual de los verbos no sólo determina un
significado sino, también, las condiciones de ocurrencia sintáctica y los alcances
semánticos.
Miguel Aparicio (1999) plantea una interesante discriminación que puede funcionar como
resumen de las distintas posibilidades aspectuales que diversos autores han reconocido
hasta el momento. De acuerdo con la autora, la aspectualidad11 en los verbos puede
dividirse en cualitativa y cuantitativa, factores que, además, se entremezclan y producen
diversos resultados. En efecto, el mismo verbo puede aparecer clasificado dentro de uno u
otro tipo de aspectualidad y de acuerdo con distintos parámetros.
Dentro de la aspectualidad cualitativa, reconoce tres divisiones:

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Miguel, como Morimoto (1998), habla de aspecto léxico.

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a. estativos y dinámicos
b. télicos y atélicos
c. ingresivos, en progreso y terminativos y resultativos12.
Su descripción de estativos y dinámicos o de télicos y atélicos no difiere de la propuesta por
otros autores, por lo que no la repetiremos. En cuanto a los predicados que refieren a las
distintas fases del proceso, Miguel los discrimina a su vez en tres tipos.
Los verbos ingresivos, incoativos o inceptivos, normalmente, desembocan en un evento
diferente y los modificadores temporales deícticos, como a las 9, señalan el momento en
que el evento comienza. Así, el ejemplo de:
(27) Hoy amaneció a las 7:18.

Como ingresivos, propone Miguel Aparicio: amanecer, brotar, caer, florecer, alborear,
hervir, sentarse, surgir, ver, marearse, irse, caerse. Los eventos en progreso contemplan la
fase intermedia del proceso como envejecer, estar dormido, enamorarse. Finalmente,
cuando se enfoca la fase final, tenemos dos posibilidades: hablamos de terminativos cuando
se alcanza un límite y de resultativos cuando se hace hincapié en el resultado. Como
ejemplos de terminativos tenemos: comerse (todo), bailarse (todo), tomarse / beberse
(todo), restaurar, entrar. En cuanto a los resultativos, podemos mencionar: convertirse en,
volverse, ponerse, sonrojarse, enfadarse, hartarse, enojarse.
La aspectualidad cuantitativa, por su parte, es reconocida también según tres oposiciones:
a. durativos y puntuales
b. semelfactivos y repetitivos
c. intensivos, neutros y atenuativos
Nuevamente, su descripción de durativos y puntuales no difiere de sus antecesores y, por
ello, no la incluimos.
Cuando un evento se da en forma única se dice que es simple o semelfactivo y, como tal, se
opone a los eventos que se repiten, esto es, los repetitivos, que se dan de manera múltiple.
De este modo:
(28) Juan disparó (un tiro) al aire. (semelfactivo)
(29) El asesino ametralló a la víctima. (repetitivo)

12
Sin desmerecer la originalidad de Miguel en la inclusión de estas perspectivas aspectuales, debe recordarse
que la discriminación de verbos en términos de incoatividad o de iteratividad, por ejemplo, resulta bastante
tradicional en los estudios lingüísticos del español (cf. Gili y Gaya, 1948 o Ragucci, 1956, entre otros).

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difieren en términos aspectuales cuantitativos. Entre los semelfactivos, tenemos: disparar


un tiro, asestar un golpe, emitir un grito, explotar, morir, saltar una valla. Son múltiples:
ametrallar, temblar, tiritar, relampaguear. Como ejemplos de iterativos podemos
mencionar: ametrallar, besuquear, castañetear, corretear, pisotear, picotear, disparar,
martillar, pestañear, papadear, rehacer, recolectar, toser. Pero estos no son los únicos que
señalan eventos que se repiten. Otro grupo de verbos señala acciones que el sujeto lleva a
cabo de forma cotidiana o frecuente, los frecuentativos, como: cortejar, frecuentar, sesear,
tutear, tartamudear.
Dentro de la última clase de situaciones descriptas según la aspectualidad cuantitativa,
debemos reconocer la existencia de eventos que aparecen denotados con una intensidad
normal, que podríamos llamar neutros, frente a otros que manifiestan una intensidad
superior o intensivos y otros que manifiestan una intensidad inferior, los atenuativos o
minorativos. Así, pueden registrarse cadenas de verbos que se enlazan en este sentido:
devorar (intensivo), comer (neutro) y picar (atenuativo) o diluviar (intensivo), llover
(neutro) y lloviznar (atenuativo), por dar solo unos ejemplos.
Especie de resumen de los análisis previos, la propuesta de Miguel Aparicio parece bastante
completa y abarcadora y un buen cierre para este estado de la cuestión.
En lo que sigue, pondremos en consideración algunos verbos desde el punto de vista de la
aspectualidad, para prever el análisis de las frases verbales con intentar.

2.2. Buscar vs. hallar o atélicos vs. télicos


En consonancia con las propuestas desarrolladas hasta aquí, puede decirse que existe una
amplia y reconocida división entre eventos télicos y eventos atélicos. Los eventos télicos
requieren de alguna instancia de límite o término que establezca un corte e impida que el
evento se siga desarrollando una vez alcanzado ese límite, restricción que no se presenta en
el caso de los eventos atélicos.
Como prueba consensuada y bastante definitiva para evidenciar un predicado de tipo atélico
o un predicado de tipo télico, conviene utilizar la coocurrencia con adjuntos temporales del
tipo de durante X tiempo o en X tiempo.

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Si los predicados que admiten el adjunto durante X tiempo son atélicos y los que admiten el
adjunto en X tiempo son télicos, podemos establecer una distinción clara entre los dos tipos
de predicados que nos ocupan. Veamos los siguientes casos:
(30) Juan buscó datos durante dos horas.
(31) Juan buscó su destino durante toda la vida
(32) *Juan buscó datos en dos horas.
(33) *Juan buscó su destino en toda la vida

Frente a estos:
(34) Juan halló la evidencia en dos horas.
(35) Juan halló sus anteojos en poco tiempo
(36) *Juan halló la evidencia durante dos horas.
(37) *Juan halló sus anteojos durante poco tiempo

En efecto, buscar aparece habilitado en coocurrencia con durante X tiempo pero no con en
X tiempo. Por el contrario, hallar es plausible con en X tiempo pero no lo es con durante X
tiempo. Esta evidencia indica que buscar es un verbo atélico de actividad (durativo,
dinámico y sin límite), en tanto que hallar es un verbo télico de realización (durativo,
dinámico y con límite).
Retomando las explicaciones propuestas por otros autores (Comrie, 1976; Morimoto, 1998;
Miguel, 1999), cuando se ha comenzado a buscar ya se ha buscado efectivamente, porque
buscar denota una actividad que no requiere de llegar a un término para concretarse; por el
contrario, si la realización denotada por hallar es interrumpida, el evento no se consuma
porque hallar exige el acceso a un límite que permite efectuar el hallazgo.
En lo que sigue y a partir de un corpus de 297 ponencias académicas, analizaremos las
ocurrencias de verbos atélicos y télicos en frases verbales con intentar, para poner en
evidencia que esas frases no pueden clasificarse dentro de un único tipo.

3. Corpus y metodología de trabajo


Trabajamos con dos córpora: el primero se trata de 81 ponencias académicas publicadas en
el libro de Actas del I Coloquio Argentino de la IADA, en torno al diálogo: interacción,
contexto y representación social; es un texto informatizado de 727 páginas con un
promedio de 3750 palabras por ponencia. El segundo, Actas del Congreso Internacional:
La Argumentación, es un texto informatizado de 1491 páginas constituido por 216

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ponencias académicas con un promedio de 4050 palabras por ponencia. Cada uno de los
trabajos fue nombrado con una letra (la I para IADA y la A para Argumentación) y un
número correlativo correspondiente a su aparición alfabética en la publicación. En total,
hallamos 327 ocurrencias de intentar (en sus distintas formas, es decir, en formas finitas y
no finitas) + infinitivo.
Cada uno de los casos registrados fue analizado, en contexto, en términos de las pruebas
provistas para discriminar predicados atélicos y predicados télicos, esto es, según
admitieran el adjunto durante X tiempo (para reconocer los atélicos) o el adjunto en X
tiempo (para reconocer los télicos). A modo de ejemplo, dado el caso:
El paciente no sabe de antemano que al llegar al análisis intentando develar un enigma se
encontrará precisamente con la evidencia de ese secreto. (5: 455)

tomamos el infinitivo correspondiente a la frase de intentar con los argumentos y adjuntos


respectivos y le aplicamos el criterio de discriminación:
(38) *develar el enigma durante dos horas
(39) develar el enigma en dos horas

lo que nos permitió decidir que develar el enigma es un predicado télico. Por esta vía,
entonces, elaboramos una clasificación de los sintagmas que forman frase con intentar.
Resultan atélicos:
buscar las relaciones - introducir una serie de categorías – afirmar algo – utilizar el trabajo de X – ocuparse
del uso – referirse a los mitos – presentar una noción – manifestar algo – proponer la argumentación –
investigar el fenómeno – continuar interrogando - buscar el apoyo discursivo - abordar la producción -
vehiculizar la comprensión - mantener junto lo que los hablantes tienen junto - defender su punto de vista -
justificar la proposición inicial - puntualizar cuáles son los factores - responder - colocar su experiencia
personal en la conversación - decirse una y otra vez –comunicar - exhibir algo malo - relevar las estrategias de
reformulación - explorar 13

y resultan télicos:

demostrar algo - hacer un repaso del uso de las repeticiones problematizar el tema – resaltar la importancia -
reforzar su argumento - explicar fenómenos - adscribir a una imagen – señalar ciertos rasgos – transmitir –
reconocer diferentes modalidades –refutar – persuadir – convencer - estudiar cómo los hablantes introducen
objetos –determinar reglas - destacar aspectos - reconstruir situaciones verosímiles - caracterizar
groseramente las diferentes etapas – mostrar la iconicidad del lenguaje - inferir la naturaleza - abarcar, definir
y .denominar todos los espacios - completar esos espacios - dar una explicación – influir - llamar la atención
de los oyentes - influir en el enunciatario y persuadirlo - vincular temas teóricos con prácticas concretas -
adecuarse al género discursivo solicitado - construir una argumentación - “descomprimir” la situación de
comunicación - hacer un trámite - llevar las riendas del país - restablecer los lazos de filiación - intervenir
positivamente en la experiencia de aprendizaje - explicar la persistencia de algunas ideas - dilucidar por qué el

13
No registramos algunas ocurrencias que aparecen repetidas, tanto entre los atélicos como entre los télicos.

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enfoque dialógico se define con estas características – construir un conocimiento - reemplazar la concepción
de conocimiento - ocultar su carácter de construcción - reformular los cambios producidos - delinear sus
características - develar un enigma - hallar “la verdad” - determinar quiénes son - demostrar que existe una
alternancia - realizar una actividad - devolver el agasajo – minimizar el entredicho - imponer, asumir o
rechazar valores socioculturales - descubrir cuáles son los problemas - establecer una determinada relación -
rescatar lo esencial - explicar la presencia y la funcionalidad de algunas reformulaciones - derribar su
autoconfianza - alejarse de esta asociación - precisar cuáles de esos usos son consecuencia del contacto –
aproximarnos – formular una interpretación - clasificar los trabajos - visualizar en qué forma y medida se da
esa incidencia - generar en la escuela un ambiente de respeto – interpretar las motivaciones - analizar y
comprender el fenómeno14

En el próximo parágrafo, demostraremos que intentar + atélico tiene un contenido


semántico diferente de intentar + télico.

4. Intentar buscar vs intentar hallar: atenuaciones y esfuerzos en ponencias académicas

Hyland (1998) define la existencia de verbos epistémicos (los que señalan la forma de
conocimiento y su origen) y, dentro de estos, la de aquellos que proponen comparar la
justificación evidencial del conocimiento con las metas propuestas por el autor. En este
grupo se incluye el caso de intentar (García Negroni et al., 2004).
Intentar proviene del latín (intento y este de intendo) y tiene, básicamente, dos acepciones:
1. iniciar la ejecución de algo
2. tener ánimo de hacer algo
Si se revisan las ocurrencias diferenciadas de intentar del parágrafo anterior, se observará
que las glosas admisibles para cada uno de los casos es, pues, diferente. En efecto, la glosa
para el atélico:
En este trabajo, intentamos buscar este tipo de uso: el caso en que la partícula aparece en
posición final. (A212: 241)

parece ser:
En este trabajo, buscamos efectivamente este tipo de uso, sin embargo no sabemos si lo
hacemos bien.

pero no:
#Es difícil buscar este tipo de uso, por lo tanto no sabemos si lo lograremos.

Y también:

14
No incluimos 218 casos de intentar +télico porque creemos que resulta innecesario. Presentamos estos a
modo de ejemplo.

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En este estudio, intentaré utilizar el trabajo de Carel & Schulz, De la généricité des
proverbes (2002). (A65: 70)

se lee como:
En este estudio, utilizaré efectivamente el trabajo de Carel & Schulz, sin embargo no sé si
lo haré bien.

pero no como:
#Es difícil utilizar el trabajo de Carel & Schulz.,por lo tanto no sé si lo lograré.

Porque la acepción correspondiente a intentar + atélico es la primera, esto es, iniciar la


ejecución de X, pero no estar seguro de que se lo haga apropiadamente.
Por el contrario, dado:
La interacción verbal transcurre en un suceder en el que cada uno propone su verdad y
opone sus dichos intentando hallar “la verdad” por la vía de la confrontación. (I5: 456)

puede glosarse como:


Es difícil hallar “la verdad” por la vía de la confrontación, por lo tanto no se sabe si se
logrará.

pero no como:
#La interacción verbal transcurre en un suceder en el que cada uno propone su verdad y
opone sus dichos hallando efectivamente “la verdad” por la vía de la confrontación, sin
embargo no sabe si lo hace bien.

Y del mismo modo:


De esta manera, intentamos descubrir las diferentes marcas lingüísticas de
argumentación, las cuales -según Ducrot (1980)- componen instrucciones sobre la
manera en que se interpreta un enunciado. (A184: 222)

puede ser leído como:


Es difícil descubrir las diferentes marcas lingüísticas de argumentación, por lo tanto
no sabemos si lo lograremos.

pero no como:
#De esta manera, descubrimos efectivamente las diferentes marcas lingüísticas de
argumentación, sin embargo no sabemos si lo hicimos bien.

porque intentar + télico se corresponde con la segunda acepción, es decir, tener la


intención de hacer X, que es difícil, por lo tanto no estar seguro de lograrlo.

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Dicho en otros términos, las ocurrencias de intentar + atélico (como intentar buscar)
funcionan como atenuaciones de la aseveración que representaría la enunciación sin
intentar, relativas a la desconfianza que el propio sujeto tiene en relación con sus
competencias y su posibilidad de cumplir adecuadamente con los estándares que se ha
impuesto. Frente a ello, intentar + télico (como intentar hallar) plantea la dificultad propia
del objeto que no le permite garantizar el acceso a determinada meta o a “adquirir las
evidencias adecuadas para llegar a los resultados propuestos” (García Negroni et al., 2004)
y remite a un esfuerzo cuyo resultado no se garantiza.
Debe hacerse notar, de todas maneras, que la presencia de intentar tiende a promover
lecturas télicas. Así, mientras es aceptable interpretar mostrar las relaciones como atélico
(desde el momento en que puede decirse perfectamente mostrar las relaciones durante una
hora), intentar mostrar las relaciones desarrolla, por lo menos en el discurso académico,
una interpretación télica del tipo de demostrar las relaciones (dado que admite intentar
mostrar las relaciones en una hora).
Sea como fuere, las diversas constataciones que presentamos parecen dejar en claro
diferencias ostensibles entre uno y otro contenidos semánticos de las frases con intentar.

5. Discusión
Dado que excede los límites de este trabajo, no nos ocupamos de los casos de intentar +
estativo. Sin embargo, queremos hacer notar el hecho de que intentar parece promover una
interpretación télica con todos los estativos. En efecto, tanto con los que podríamos llamar
estativos puros (como ser) como con los que podríamos llamar estativos delimitados (como
estar)15, hay una tendencia a generar una lectura que denota algún tipo de límite, como se
ve en:
Intentaré ser justa
Intento estar a la altura de las circunstancias

Este es un tema, de todos modos, que reservamos para investigaciones futuras.

6. A modo de conclusión

15
Ver Ramírez Gelbes, 2004.

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Como se sabe, el género académico se caracteriza por un discurso que no solo debe
presentar un contenido original sino que, además, debe promover su aceptación por parte de
la comunidad científica. En ese sentido, se reconoce como muy operativo el uso de hedges
o atenuadores (Hyland, 1998), items léxicos o marcas morfológicas que permiten disminuir
la imposición de los enunciados asertivos.
Si bien siempre tienen un matiz que aminora la fuerza asertiva con que se expresan las
metas perseguidas, las frases dominadas por intentar presentan dos contenidos semánticos
claramente diferenciados: intentar + atélico funciona como un verdadero hedge del
enunciado, relativo a la desconfianza del sujeto en relación con la calificación de sus
propias competencias, en tanto intentar + télico pone de manifiesto que la dificultad del
objeto puede impedir el acceso al objetivo denotado por el enunciado.
En definitiva y como se demuestra aquí, la descripción aspectual permite reconocer
diferencias ahora ostensibles en estas frases verbales. Queda aún, de todos modos, mucho
camino por recorrer e investigar en esta línea.

Referencias
Aristóteles (1947). Ética a Nicómaco en Obras completas. Buenos Aires, Anaconda, tomo II.
Aristóteles (1947). Metafísica IX, Libro 7, en Obras completas. Buenos Aires, Anaconda, tomo II.
Comrie, B. (1976). Aspect. An introduction to the study of verbal aspect and related problems. Cambridge.
CUP.
García Negroni et al. (2004) “La evidencialidad y conclusividad en el abstract académico. Dos aspectos
epistémicos en tensión” en Actas del Congreso Internacional “Políticas culturales e integración
regional”. Buenos Aires, UBA.
Gili y Gaya, S. (1948). Curso superior de sintaxis española. Barcelona, Spes.
Hyland, K. (1998). Hedging in Scientific Research Articles. Amsterdam/Philadelphia, John Benjamins
Publishing Co.
IADA. (2003). Actas del I Coloquio Argentino de la IADA, en torno al diálogo: interacción, contexto y
representación social. La Plata, UNLP.
Kozlowska, M. (1998) "Aspect, modes d'action et classes aspectuelles", en J. Moeschler (dir.), Le temps des
événements: pragmatique de la référence temporelle, Paris, Kimé, págs. 67-85.
Lyons, J. (1989). La semántica lingüística. Barcelona, Teide.
Miguel Aparicio, E. (1999). “El aspecto léxico” en Bosque, I. y V. Demonte. Gramática descriptiva de la
lengua española. Madrid, Espasa Calpe, pp. 2977-3060.
Morimoto, Y. (1998) El aspecto léxico: delimitación. Madrid, Arco/Libros.
Mourelatos, A. (1978). “Events, processes, and states” en Linguistics and Philosophy 2, pp. 415-434.
Ragucci, R. (1956). El habla de mi tierra. Buenos Aires, Editorial Don Bosco.

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Ramírez Gelbes, S. (2004). Ser y estar y la aspectualidad léxica: un caso de restricción procedimental. Tesis
de D.E.A. (inédita)
Tenny, C. (1989) “The Aspectual Interface Hypothesis” en NELS, 18: 1-27.
Vendler, Z. (1967). “Verbs and times” en Z. Vendler. Linguistics in philosophy. Ithaca, Cornell University
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Verkuyl, H. (1993). A theory of aspectuality. The Interaction between temporal and atemporal structure.
Cambridge, CUP.

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