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Geografia y Teoria Revolucionária Ii
Geografia y Teoria Revolucionária Ii
DE
BARCELONA
ISSN: 0210-
0754
Depósito Legal:
B. 9.348-1976
Año I. Número:
5
Septiembre de
1976
CONTENIDO
Nota introductoria
De todos ellos, los tres trabajos seleccionados. y aqu í publicados nos han
parecido particularmente interesantes, en relación con las preocupaciones y los
objetivos de Geo-Crítica.
Hasta donde las ciencias sociales han desarrollado una teoría, esta teoría ha
reflejado los valores y los intereses de la clase gobernante. Los mecanismos
fundamentales de nuestro sistema social -el mecanismo de! mercado, la
búsqueda de! beneficio, etc.- rara vez han sido puestos en cuestión. CuéJndo las
ciencias sociales han intentado tratar problemas sociales, ésto se ha hecho
dentro de la estructura de la sociedad capitalista. Algunas veces, esta limitación
ha sido explícitamente establecida, más frecuentemente ha sido tácitamente
asumida.
La teoría de los lugares centrales, la teoría del uso del suelo, la teoría de los
polos de crecimiento, etc., han sido aplicadas en un contexto de planificación
física y regional. Estas aplicaciones han llevado a la reproducción de las
estructuras físicas, regionales y sociales ya existentes - no en detalle, sino en
principio. La razón, claro está, es que los supuestos subyacentes en las teorías
de los lugares centrales y teorías afines son simplemente los mecanismos
fundamentales de la sociedad capitalista.
La perspectiva mundial del capitalismo actual no es de aspiración a un futuro más brillante sino de aferrarse
desesperadamente a las desigualdades presentes que pueden irse paliando pero no mantenerse
indefinidamente. En la medida en que las ciencias sociales reflejan los valores del capitalismo están
inevitablemente condenadas a retroceder. Pueden llegar incluso más lejos en su papel apologético y
mixtificador, y añadir numerosos y nuevos capítulos de estadística y análisis lógicos y psicológicos, pero
que carecen de importancia fundamental. Sin embargo, no necesitan, incluso en el mundo capitalista,
reflejar estos valores... Estamos entrando de un período de revisión crítica de la base de la sociedad y del
comportamiento humano..."
La perspectiva de Morrill
Sin duda Morrill está en lo cierto en su afirmación. No hay razón para creer que
los hombres de negocios sean menos racionales o realistas que los granjeros.
Pero si -como afirma- desea librar a la sociedad de la pobreza, la injusticia y la
desigualdad, esta labor tardará mucho más en efectuarse.
En otro pasaje, Morrill descubre la esencia de su Nuevo Pacto: "Yo creo que el
cambio institucional más importante que se precisa para construir una sociedad
más justa (e incidental mente, unos medios de convergencia entre el capitalismo
y el socialismo) es: o 1), que todos los precios y jornales deban establecerse
mediante una influencia equitativa de propietarios (dirección, capital),
empleados y representantes del público consumidor; o 2) que todos los precios
y jornales sean más justamente determinados por un pequeño grupo de
especialistas" (10).
Como corolario, Morrill exagera el papel que deben jugar los líderes y expertos,
incluyendo a los geógrafos. Proponer planes con unas disposiciones espaciales
más justas y equitativas no va a cambiar nada. El intentar persuadir a los que
toman decisiones, que no ven ningún interés personal, institucional o de clase,
en los cambios de localización sugeridos, va a ser un intento fútil. Un cambio
radical solo puede producirse a través de una movilización de masas, y en ésto
los geógrafos, al igual que otros científicos sociales, pueden contribuir a elevar
el nivel de consciencia exponiendo las consecuencias negativas del sistema
capitalista y mostrando que existen soluciones mejores totalmente posibles en
una sociedad organizada de modo distinto.
Con este artículo Harvey abre nuevas vías en el campo de la geografía. Pero la
introducción del pensamiento marxista en la geografía humana hace surgir toda
una serie de nuevos problemas (12). En lo que resta de artículo identificaré tres
de estos problemas que habría que plantearse. En algunas de las otras ciencias
sociales, sobre todo en economía y.sociología, han habido calurosos debates
sobre la solución burguesa (positivista) frente a la ciencia social marxista. Esta
discusión ha renacido recientemente centrándose alrededor de los trabajos de la
escuela de Frankfurt (13).
Uno de los principales impulsos de la escuela de Frankfurt ha consistido en
exponer las funciones ideológicas de la tradicional ciencia social burguesa.
Horkheimer (14), por ejemplo, ha mostrado como la pretendida libertad de
valores y objetividad de la ciencia social de base positivista no es más que una
cortina de humo que sirve a los intereses de clase.
La ausencia de una tradición marxista en los Estados Unidos -junto con las
condiciones sociales objetivas del principal centro imperialista del mundo- han
retardado y desviado todas las ciencias sociales. Pero ésto ha sido
particularmente desastroso en geografía, porque en ninguna otra disciplina ha
sido tan indiscutible la influencia norteamericana en definir las fronteras de la
investigación.
Esto abre camino a un abanico .de soluciones. Harvey asegura que nuestra labor
principal consiste en construir "un nuevo paradigma para el pensamiento
geográfico social" (17). En mi opinión, la tarea correcta consiste en elaborar un
nuevo paradigma, no para la geografía, sino para una ciencia social integrada y
unificada, de la que la geografía constituiría una parte. Harvey hace hincapié
correctamente en los frutos cada vez menores que se obtienen realizando
nuevos trabajos de ecología factorial, nuevos intentos para .medir el efecto de
la distancia o para identificar el alcance de un bien (18). Parte de la razón para
la no pertinencia de la mayor parte de la investigación geográfica estriba, sin
duda, en que el campo está demasiado estrechamente definido, ocupándose
demasiado exclusivamente de la dimensión espacial de los fenómenos o
procesos sociales.
No es accidental que las ciencias sociales estén tan fragmentadas. Si la clase
gobernante está interesada sólo en verdades parciales y soluciones parciales,
ésto se lleva a cabo mejor dentro de un sistema de disciplinas de investigación
muy fragmentadas y aisladas. Un principio básico de la investigación marxista
es que puede afrontar los problemas en toda su complejidad. es decir, utilizar
un enfoque hol ístico. Esto requiere una ciencia social integrada y unificada que
emplee el método del materialismo dialéctico.
Abbie Hoff (en Steal this Book, Grove Press, New York, 1971) propone la
ocupación de viviendas (squatting) como acto revolucionario. El "squatting" es
una transgresión política que lleva consigo una total negación de la autoridad
generada por los derechos de propiedad. ¿Por qué no entrar y utilizar algunos
de los excedentes no utilizados del capital de la élite? Genera una mayor renta
humana al enfrentarse a los fundamentos del sistema que restringen el acceso a
los valores a cualquiera excepto a aquéllos que juegan de acuerdo con las leyes.
El "squatting" se ha estado produciendo en una variedad de formas que todavía
no han sido explotadas en su totalidad; el movimiento contemporáneo de
comunas está formado en gran parte por "squatters". Vale recordar a los negros
que intentaron vivir en un puesto del Ejército abandonado en el Mississippi y
fueron echados a la fuerza. Sin embargo, la fuerza policial resulta insuficiente
para destruir totalmente a todos aquéllos que operan fuera de las fronteras del
actual sistema gubernamental legal. Los simples actos de aquéllos que desafían
la regulación y la reglamentación sirven para quebrantar el opresivo sistema
que genera estas reglas.
La.curva del coste del alojamiento de una persona está sólo parcialmente
influenciada por sus ingresos. De hecho, una gran variedad de otros factores
pueden influir la función de utilidad residencial y la curva del coste del
alojamiento: deseos de espacio, cercanía de las actividades y otros detalles
relacionados con una residencia. Así, sería necesario construir casas de
diferente tamaño y diferentes características de modo que aquella gente que
tiene mayores necesidades pudieran tener un hogar más favorable; de este
modo, se puede igualar la utilidad (uti/ity). El dinero sólo es competente para
ser usado como cambio y, por lo tanto, representa sólo la utilidad; sin embargo,
diferentes cantidades de dinero pueden representar una utilidad igual para gente
diferente. Así, observaremos la paradoja de que unas rentas iguales pueden
conducir a diferentes utilidades a menos que los gustos sean los mismos.
Ted Gurr (en The History of Violence in America, Bantam Books, New York,
1969) sugiere que la creciente insatisfacción puede ser resultado, en ciertas
situaciones, de unos niveles de utilidad crecientes. Una utilidad material
creciente, explica, puede verse acompañada por una ansiedad asim ísmo
creciente producida por perspectivas también crecientes. De este modo, la gente
que está experimentando aumentos marginales en la utilidad material puede ser
más desgraciada que la gente que no está experimentando cambio alguno en su
utilidad material, prescindiendo de los niveles ábsolutos de utilidad. Aunque
este argumento no pretende apoyar el mantenimiento de la pobreza absoluta
(falta de cosas esenciales para la vida como comida, casa y ropa), la conclusión
aquí podría ser que una opulencia creciente puede no alcanzar realmente su
propósito. Las funciones de utilidad poseen obviamente bases dinámicas.
Los ecólogos urbanos sentían, y sienten todavía, una curiosa fascinación por las
áreas sociaies resultantes de la emigración del Viejo Mundo a América en los
últimos 100 años. Esta emigración produjo la formación de comunidades
étnicas de extracción principalmente europea en las mayores, y en algunas de
las menores, ciudades. Estas comunidades fueron áreas objeto de detallados
estudios por parte de muchos ecólogos urbanos de la escuela de Chicago de la
década de 1920 y son todavía el fetiche de un cierto tipo de universitario
nostálgico. (El hecho de que algunos investigadores urbanos pongan a la ciudad
canadiense sobre algo así como un pedestal puede ser resultado de la actual
existencia y desarrollo de comunidades étnicas en Canadá). Burguess reconoció
que estas formas eran transitorias y que, una vez se produzca el reajuste, las
comunidades quedarán asimiladas en la corriente de la cultura norteamericana
y finalmente disueltas. Sin embargo, trabajos más recientes de geografía urbana
han seguido haciendo hincapié en la importancia de estas formas transitorias
sin reconocer su decreciente importancia en un Nuevo Mundo que ya ha dejado
de ser tan nuevo. Adicionalmente, las ciudades más pequeñas nunca han sido el
foco de más de uno o dos grupos de inmigrantes, si los ha habido. A menudo,
grandes ciudades del sur y oeste de Norteamérica no han recibido nunca una
inmigración significativa. A pesar de la limitada pertinencia temporal y espacial
de la comunidad étnica inmigrante. definida estrictamente en el terreno cultural
(no racial) la mentalidad de la cocina regional ha persistido entre muchos
geógrafos urbanos.
La segregación racial es, en cierto modo, diferente de la .segregación debida a
la adaptación, en la medida en que no importa cuanta "adaptación" pueda tener
lugar, ya que la evaluación racista de la físónomía puede impedir
indefinidamente la integración espacial; es imposible para grupos racial mente
distintos asimilarse sin alguna alteración de la élite poi ítica de la cultura
dominante. Así, la segregación racial puede no ser tan transitoria como la
segregación étnica no racial, sino que en vez de ello puede tener una
considerable persistencia. La tendencia de los ecólogos urbanos
contemporáneos a un análisis estructural más que a un proceso anal ítico puede
hacer que interpreten mal esta cuestión. Así, las ecologías factoriales han unido
frecuentemente grupos étnícos no diferenciados racial mente con grupos
víctimas del racismo dentro de un mismo componente étnico; este componente
étnico no llega a reconocer la existencia del racismo como fuerza segregativa
al incluir grupos no diferenciados racial mente. Esta confusión recuerda la del
ficticio mercader judío del ghetto que dice a los negros que, puesto que ha
tenido que habérselas igualmente con gran cantidad de prejuicios, su condición
es similar a la de los negros; yerra en un sentido parecido al de las ecologías
factoriales, por el hecho de que su piel es blanca, como la de la cultura
dominante, y que, por lo tanto, su condición es fundamentalmente diferente. La
existencia del racismo ha sido algo duro de admitir para la mayoría de los
blancos (incluyendo los universitarios) y mucho más duro de analizar. La
geografía urbana norteamericana de las décadas de 1950 y 1960 ha aportado
una insignificante contribución a la comprensión de cómo opera el racismo para
influenciar la estructura urbana (sólo el libro de Morrill es una excepción; sin
embargo, cabe notar que cuando Morrill adoptó el modelo de simulación su
trabajo perdió gran parte de su incisivo contenido politico). Brian Berry, uno de
los más prolíficos geógrafos urbanos norteamericanos, ha fracasado en
desarrollar el tema del racismo y cómo éste afecta a la geografía de la ciudad
norteamericana; ningún libro de texto de geografía urbana discute esa cuestión.
Muchas de estas omisiones podrían paliarse con un corto viaje del mundo
cerrado de los datos del censo al mundo de la experiencia y de la observación
participante. Mientras yo estaba en la ciudad de lowa, un cierto número de
estudiantes graduados de geografía estaban llevando a cabo proyectos de
investigación en los que la finalidad era analizar, descomponiéndolos en
factores, los datos espaciales del censo. Resulta difícil pensar que unos datos
que salen a borbotones de un computador puedan llevar el mismo grado de
comprensíón que el que puede obtenerse estando allí. En este sentido, una
combinación de aproximaciones positivistas y existenciales podrían ser
bastante útiles.
Me gustaría aislar dos temas para la discusión general. El primer tema dimana
de lo que considero que es una triste ignorancia por parte de todos nosotros en
lo que respectá al papel y naturaleza de los mercados autoregulantes y de precio
fijo en la actividad coordinadora en la sociedad capitalista contemporánea. El
segundo tema se desarrolla debido a una confusión en el escrito, que varios
comentadores señalan, concerniente a la relación entre las revoluciones sociales
y las revoluciones en el pensamiento de las disciplinas universitarias.
l. El proceso de mercado
Podemos desarrollar una teoría para que funcione como una descripción general
del desenlace de este proceso tal como se desarrolla en nuestra competitiva
economía. La formulación de Alonso-Muth no es "verdad" en ningún sentido
exacto. Está claro que formaba parte de mi argumento el que existen
desviaciones sustanciales a partir del equilibrio especificado en él (así no sé
como entender las precisiones de Gunnar Olsson sobre términos de error y
parecidos). Es curioso que casi todas las formulaciones políticas liberales
parecen designadas a dirigir nuevamente el sistema urbano a un equilibrio
del tipo especificado generalmente en el modelo. No deberíamos
sorprendernos de ello porque los liberales son expertos en encontrar razones
"humanas" para mantener un inhumano sistema capitalista con diplomacia. La
crítica de Folke a las proposiciones idealistas y no pertinentes de Morrill es, por
lo tanto, correcta. El tipo de solución que Morrill propone no es demasiado
diferente de lo que se ha intentado en Suecia y es constructivo preguntarse por
qué ha fallado la solución sueca (Gunnar Olsson está en lo cierto en lo que a
este punto respecta); Suecia está todavía dominada por la economía de mercado.
Ha tenido éxito en cambiar algunos de los problemas que se generan
inevitablemente en la economía capitalista. Utiliza la mano de obra barata
procedente del sur de Europa cuando es necesario y mantiene una demanda
eficaz a través de sus vínculos con la economía capitalista global. Gunnar
Olssqn considera a Suecia como "socialista" cuando yo sé que es una de las
sociedades más burguesas que existen. Los problemas visibles en el mercado
de la vivienda sueco demuestran lo que ocurre cuando un sector de la economía
es sacada del dominio privado en una economía capitalista expansiva (los
problemas. de distribución le siguen automáticamente). No es sorprendente que
resulte evidente un comportamiento marrullero y avaricioso, ya que es
imposible esperar que la gente sea amable y no se atropelle por la vivienda
cuando todavía son tratados como artículos y se espera que se atropellen sobre
todo lo demás. Considero Suecia como un opulento suburbio de la economía
capitalista global; enarbolada como modelo es como poner por ejemplo
Westchester o Baltimore como comunidades modelo que han solucionado sus
problemas sociales.
Dentro de las disciplinas debemos esperar, por lo tanto, que las formulaciones
más teóricas serán favorables al status quo o contrarevolucionarias. Estas
formulaciones característicamente materializan (y de este modo legitimizan
tácitamente) la situación existente en forma de concepto, o sino (siempre que
resulte pertinente) desvían la atención de las conclusiones reales a conclusiones
que no sean pertinentes o sean de menor significación. Esta última táctica da
una cierta cualidad irreal a la teoría -una cualidad que es particularmente
frecuente en la teoría científica social contemporánea-. En consecuencia,
supone un acto de consciencia revolucionaria para el universitario el desviarse
de las formulaciones contrarevolucionarias con el fin de ponerse a la altura de
las realidades que estamos intentando entender. Supone también un acto similar
el reconocer la cualidad apologética de gran parte de nuestra teoría o el adaptar
la teoría del status quo a circunstancias modificadas (la revolución keynesiana
fue de este último tipo). Actos de.consciencia revolucionaria de este tipo son
capaces de generar revoluciones en el pensamiento dentro de una disciplina.
A. Teoría del Status Quo, una teoría fundamentada en la realidad que intenta
retratar y que describe con exactitud el fenómeno con el que se enfrenta en un
particular momento del tiempo. Pero al haber adscrito a las proposiciones que
contiene un status de verdad universal, sólo es capaz de producir soluciones
políticas prescriptivas que redunden en perpetuación del status quo.
Notas
1. MAR X, K. y ENGELS. F.: Manifiesto Comunista, 1848 (edición de 1965. Foreing Languages Press.
Pekin. pág. 55.
2. BERNAL, J. D.: Science in History, 1954 (Penguin edition, Londres, 1969. págs. 1"206-07
3. MORRILL, A.: Geography and the Transformatíon of Socíety, partes I y II, "Antipode", vol. 1, n.o
1,1969, págs. 6-9; vol. 11, nº 1, 1970, págs. 4-10.
4. HARVEY, D.: Revolutíonary and counterrevolutíonaty theory ín Geography and the problem of ghetto
formarían, "Antipode", vol. IV, n.o 2, 1972, págs. 1-13, (traduc. cast. en "Geo-Crítica", nº 4).
12. Obviamente, cuando hablo de la introducción del marxismo en Geografía, ello se refiere solamente a la
Geografía de los países capitalistas. La Geografía soviética plantea un problema diferente, que no es
considerado aquí.
13. Los principales representantes de la escuela de Frankfurt son Max Horkheimer, Theodor W. Adorno,
Herbert Marcuse y Jürgens Habermas. Los tres primeros realizaron la parte esencia! de su obra sobre la
"teoría crítica" en los años treinta; su pensamiento fue redescubierto en relación con la revuelta estudiantil
de finales de los años sesenta.
14. HORKHEIMER, Max: Traditionelle und Kritische Theorie; "Zeitschrift für Sozial-forschung", Heft
2,1937.
15. Véase, por ejemplo Goran THERBORN: The Frankfurt School, "New Left Review", nº 63, 1970, págs.
65-96. También Wilhelm Raimund BEYER: Die Sunden der Frankfurter Schule,Berlin, Akademie Verlag,
1971.
16. Estas cuestiones fueron tratadas por LENIN en Materialismo y empirio-criticismo. El debate reciente
ha sido alumbrado por Louis ALTHUSSER y sus seguidores, como el mismo Goran THERBORN.
También ha tratado este problema otro seguidor de Althusser, Nicos POULANTZAS: Political Ideology
and Scientific Research, en Lars DENC I K (ed.): Scientific Research and Politics, Lund.. Studentlitteratur,
1969.