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UNIVERSIDAD

DE
BARCELONA
ISSN: 0210-
0754
Depósito Legal:
B. 9.348-1976
Año I. Número:
5
Septiembre de
1976

GEOGRAFIA Y TEORIA REVOLUCIONARIA (II)

CONTENIDO

Porqué una Geografía radical debe ser marxista


Por Steen Folke

Reacciones libertarias ante los puntos de vista marxistas: comentario a David


Harvey
Por John S. Campbell

Un comentario de los comentarios


Por David Harvey

Nota introductoria

Publicamos en este número algunos de los comentarios realizados al artículo de


David Harvey Teoría revolucionaria y contrarrevolucionaria en Geografía y
el problema de la formación del ghetto, incluido en el número anterior de Geo-
Crítica; así como la réplica a dichos comentarios realizada por el mismo
Harvey. Todos estos artículos fueron publicados en la revista "Antipode",
volumen 4, número 2 de julio de 1972. Deseamos agradecer a Richard Peet el
permiso para su traducción y publicación.

La lista completa de los comentarios suscitados por el artículo de Harvey (publi-


cados todos en el mismo número de "Antipode" es la siguiente:

Steen FOLKE: Why a radical Geography must be marxist, Alison HAYFORD:


Commentson Harvey'spaper,

John S. CAMPBELL: Libertarian reactions to a marxist view: comment on


David Harvey,
Gunnar OLSSON: On reason and reasoning, on problems as solutions and
solutions as problems, but mostly on the silver tongued devil and "

Brian J. L. BERRY: "Revolutionary and counter revolutionary theory in


Geogra- phy"-A ghetto commentary,

Arthur GETIS: Other revolutionary paradigms: Comments on Harvey's paper,


David HARVEY: A commentary on the comments.

De todos ellos, los tres trabajos seleccionados. y aqu í publicados nos han
parecido particularmente interesantes, en relación con las preocupaciones y los
objetivos de Geo-Crítica.

En cuanto a los autores de estos artículos, Steen Folke es profesor de la


Universidad de Copenhague, John S. Campbell de la de California, en Berkeley,
y David Harvey de la John Hopkins University

(Estos artículos fueron publicados en Antipode A radical Journal of


Geography, Worcester, Mass. vol. 4 nº 2, julio de 1972, p. 13-18.)

PORQUÉ UNA GEOGRAFÍA RADICAL DEBE SER MARXISTA


"Lo que la ciencia social necesita es un uso menor de técnicas elaboradas y más valor para afrontar, más
que eludir, las soluciones centrales.
Pero pedir esto es ignorar las razones sociales que han convertido la ciencia social en lo que es". J. D.
Bernal, Ciencia en la Historia

No es accidental el hecho de que la geografía y otras ciencias sociales hayan


evolucionado hacia disciplinas sofisticadas, orientadas técnicamente, pero muy
descriptivas, con poca pertinencia para la solución de agudos y, al parecer.
crónicos problemas sociales. Se puede apuntar como explicación hacia los
intereses de aquéllos (gobiernos y empresas) que financian y utilizan la
investigación social. Se puede señalar también la procedencia social (clases
media y alta) de la gran mayoría de los científicos sociales. O se 'puede citar a
Marx y Engels: "¿Qué prueba la historia de las ideas sino que la producción
intelectual varía su carácter en relación con el cambio de la producción
material? Las ideas predominantes de cada época han sido siempre las ideas de
su clase gobernante" (l) .

Hasta donde las ciencias sociales han desarrollado una teoría, esta teoría ha
reflejado los valores y los intereses de la clase gobernante. Los mecanismos
fundamentales de nuestro sistema social -el mecanismo de! mercado, la
búsqueda de! beneficio, etc.- rara vez han sido puestos en cuestión. CuéJndo las
ciencias sociales han intentado tratar problemas sociales, ésto se ha hecho
dentro de la estructura de la sociedad capitalista. Algunas veces, esta limitación
ha sido explícitamente establecida, más frecuentemente ha sido tácitamente
asumida.

A diferencia de las otras ciencias sociales, la geografía ha tenido impacto en la


sociedad en virtud principalmente de su posición en los planes de estudios. Ha
ayudado a los niños a configurar la visión del mundo exterior, tanto de su propio
país como de naciones extranjeras. No hace falta decir que ésto no se ha visto
libre de valores y objetivos. Por el contrario, ha servido consciente o
inconscientemente a propósitos ideológicos.

La geografía no ha sido utilizada en la ingeniería social en el mismo grado que


la sociología, la psicología y la economía. El fragmento de teoría más
desarrollado y perfeccionado que existe en el campo de la geografía humana -
la teoría de los lugares centrales- es poco más que un recurso descriptivo.
Cientos y cientos de estudios de lugares centrales cada vez más sofisticados han
demostrado: ¡ésto es como es! Muy pocos análisis que llevasen la etiqueta de
"geografía" se han enfrentado con el problema mucho más interesante de: cómo
podría cambiar.

La teoría de los lugares centrales, la teoría del uso del suelo, la teoría de los
polos de crecimiento, etc., han sido aplicadas en un contexto de planificación
física y regional. Estas aplicaciones han llevado a la reproducción de las
estructuras físicas, regionales y sociales ya existentes - no en detalle, sino en
principio. La razón, claro está, es que los supuestos subyacentes en las teorías
de los lugares centrales y teorías afines son simplemente los mecanismos
fundamentales de la sociedad capitalista.

Resumiendo, la geografía al igual que las otras ciencias sociales se ha


desarrollado en un sentido que expresa las fuerzas sociales dominantes. Pero la
base material de nuestra sociedad está cambiando constantemente y lo mismo
ocurre con las relaciones entre las fuerzas y las clases sociales. Vivimos en una
época de crecientes contradicciones, de creciente tensión económica y social.
Junto con los cambios en las bases materiales se abren nuevas posibilidades
para el desarrollo de una ciencia social diferente que puede servir a su vez como
guía para un cambio social posterior. Citando a Bernal (2):
"No obstante. más tarde o más temprano, el desarrollo de las ciencias sociales tendrá efectos que sus
promotores no pretendían. Es imposible utilizar. y todavía menos desarrollar, cualquier ciencia sin sacar a
relucir sus posibilidades latentes para críticas fundamentales en ellas contenidas. Será en la lucha por liberar
sus disciplinas y poner de manifiesto las implicaciones de sus críticas como las nuevas ciencias sociales
encontrarán sus formas apropiadas.

La perspectiva mundial del capitalismo actual no es de aspiración a un futuro más brillante sino de aferrarse
desesperadamente a las desigualdades presentes que pueden irse paliando pero no mantenerse
indefinidamente. En la medida en que las ciencias sociales reflejan los valores del capitalismo están
inevitablemente condenadas a retroceder. Pueden llegar incluso más lejos en su papel apologético y
mixtificador, y añadir numerosos y nuevos capítulos de estadística y análisis lógicos y psicológicos, pero
que carecen de importancia fundamental. Sin embargo, no necesitan, incluso en el mundo capitalista,
reflejar estos valores... Estamos entrando de un período de revisión crítica de la base de la sociedad y del
comportamiento humano..."

Esta nueva tendencia de revisión crítica se ha introducido finalmente en el


campo de la geografía humana. "Antipode" es uno de los primeros intentos de
establecer un for.um para el desarrollo de una geografía crítica y radical. Pero
es también un testimonio del hecho de que existe un amplio campo para la
discrepancia en el contenido de la geografía radical. En lo que resta de artículo
haré algunos comentarios sobre dos escritos que han aparecido
en "Antipode", uno escrito por Morrill (3), el otro por Harvey (4). Ambos
ilustran el amplio campo del concepto de geografía radical
de Antipode. Teniendo en cuenta que estoy casi completamente de acuerdo con
los puntos de vista de Harvey, mis comentarios sobre su artículo se concentrarán
en algunos problemas importantes que él simplemente anota.

La perspectiva de Morrill

Morrill quiere un cambio radical, pero no revolucionario. Denuncia


explícitamente los "sueños de revolución" de la Nueva Izquierda, pero lo que
rechaza es un "programa revolucionario muy brusco y simplista ...que imagina
que la racionalización yel 'control por los trabajadores' se verían acompañados
por una edad de oro" (5). Como muestra el pasaje que viene a continuación, su
ataque va dirigido contra un tipo de marxismo vulgar:
"Un simple cambio del tipo marxista en la propiedad de la empresa pasando de la propiedad privada a una
burocracia gubernamental o sindical conduciría con todas las probabilidades a un descenso de la producción
y no conduciría necesariamente a ninguna mejora en las condiciones de base" (6).
Dejando aparte la cuestionable profecía sobre el rumbo de la producción debido
a un cambio de este tipo en la propiedad, debe señalarse que Marx nunca puso
como meta la propiedad de la empresa por un gobierno o un sindicato. Lo que
Marx previó era la posibilidad y la necesidad de que los "productores
asociados" estableciesen un control sobre los medios de producción. Postulando
el dominio por parte de una "burocracia" como una meta marxista, Morrill
convierte su propia tarea en demasiado sencilla.

Rechazando las soluciones que titula de "tipo marxista", Morrill delinea su


propia estrategia para los cambios sociales. "La clave consiste en encontrar
cambios que preserven las formas obvias de la sociedad existente, pero que de
hecho transformen radicalmente la sustancia, cambios que no supriman
inmediatamente y reemplacen la autoridad existente, sino que circunscriban
esta autoridad y transfieran el poder significativo a aquellos realmente
dedicados al cambio básico" (7). Más específicamente: "La clave está en
mantener la institución de la propiedad privada mientras se instituye el control
social sobre su cambio y se circunscribe su poder sobre la gente" (8).
El cambio radical deseado por Morrill debe llevarse a cabo persuadiendo a
aquéllos que se hallan en el poder, en las empresas, en el gobierno y en la
comunidad intelectual. Afirma que "se pondría convencer a muchas empresas
de aceptar una dilución de su poder y del paso a una autonomía a cambio de
una estabilidad. Por ejemplo, en muchas zonas, los granjeros de productos
lácteos prefieren seguir los dictados del precio garantizado por el consejo de
compra local, que arriesgarse a los caprichos del mercado" (9).

Sin duda Morrill está en lo cierto en su afirmación. No hay razón para creer que
los hombres de negocios sean menos racionales o realistas que los granjeros.
Pero si -como afirma- desea librar a la sociedad de la pobreza, la injusticia y la
desigualdad, esta labor tardará mucho más en efectuarse.

En otro pasaje, Morrill descubre la esencia de su Nuevo Pacto: "Yo creo que el
cambio institucional más importante que se precisa para construir una sociedad
más justa (e incidental mente, unos medios de convergencia entre el capitalismo
y el socialismo) es: o 1), que todos los precios y jornales deban establecerse
mediante una influencia equitativa de propietarios (dirección, capital),
empleados y representantes del público consumidor; o 2) que todos los precios
y jornales sean más justamente determinados por un pequeño grupo de
especialistas" (10).

Dejando aparte la arriesgada visión de la convergencia capitalista-socialista, no


está muy claro que medidas de este tipo produzcan un cambio radical. La
primera solución se parece a una que se viene practicando durante décadas en
los países escandinavos, donde se ha visto hasta la saciedad que la idea de una
influencia equitativa de empleadores y empleados es una ilusión. Después de
medio siglo de un gobierno social demócrata siguen prevaleciendo las
injusticias y las desigualdades. La pobreza no existe tanto como en los Estados
Unidos, pero las enfermedades sociales enumeradas por Morrill no ha.n sido
extirpadas en absoluto de Escandinavia.

La segunda "solución" es típica del pensamiento idealista de Morrill. De algún


modo cree que un grupo de expertos presumiblemente neutrales y objetivos
pueden llegar a una determinación justa y equitativa de los precios y jornales.
Esto no son más que castillos en el aire. Ningún grupo pequeño de expertos
puede llevar a cabo nada de esta escala cuando se opone a los intereses de las
fuerzas sociales dominantes. Estas no están interesadas en la igualdad o la
justicia, sino en el beneficio.

En su conjunto, el concepto de Morrill de un cambio radical muestra su falta de


comprensión de las fuerzas, sociales que determinan la dirección del desarrollo
de la sociedad. Especialmente subestima el poder que queda en las manos de
aquellos que poseeen los medios de producción. De modo concomitante
subestima el poder potencial de aquellos que actualm'ente son explotados y
oprimidos pero que pueden, a través de una acción colectiva, apoderarse de los
medios de producción y der:rocar el sistema capitalista.

Como corolario, Morrill exagera el papel que deben jugar los líderes y expertos,
incluyendo a los geógrafos. Proponer planes con unas disposiciones espaciales
más justas y equitativas no va a cambiar nada. El intentar persuadir a los que
toman decisiones, que no ven ningún interés personal, institucional o de clase,
en los cambios de localización sugeridos, va a ser un intento fútil. Un cambio
radical solo puede producirse a través de una movilización de masas, y en ésto
los geógrafos, al igual que otros científicos sociales, pueden contribuir a elevar
el nivel de consciencia exponiendo las consecuencias negativas del sistema
capitalista y mostrando que existen soluciones mejores totalmente posibles en
una sociedad organizada de modo distinto.

Hacia un sistema marxista en geografía humana

Una de las cosas que hace Harvey en su artículo pionero es exponer


precisamente las consecuencias de tener un sistema capitalista. Al tratar del
problema de la formación del ghetto muestra que sólo una medida tan grande
como eliminar el mecanismo que regula el mercado del suelo y de la vivienda
puede eliminar el problema del ghetto. Esto supondría el establecimiento de un
mercado del suelo y de la vivienda controlado de un modo socialista, algo
incompatible con la propiedad privada.

Harvey arguye que todo el paradigma de la geografía de base positivista está


maduro para ser deshechado, porque "existen demasiadas anomalías entre lo
que queremos explicar y manipular y lo que actualmente ocurre" (11). Rechaza
las alternativas fenomenológicas e idealistas y señala al pensamiento marxista
como el correcto para la creación de un nuevo. paradigma geográfico. A partir
de ahí pasa a demostar la impotencia de la teoría tradicional del uso del suelo
urbano frente al más arriba mencionado problema de la formación del ghetto y
demuestra cómo el problema sólo puede ser entendido propiamente dentro de
un sistema marxista.

Con este artículo Harvey abre nuevas vías en el campo de la geografía. Pero la
introducción del pensamiento marxista en la geografía humana hace surgir toda
una serie de nuevos problemas (12). En lo que resta de artículo identificaré tres
de estos problemas que habría que plantearse. En algunas de las otras ciencias
sociales, sobre todo en economía y.sociología, han habido calurosos debates
sobre la solución burguesa (positivista) frente a la ciencia social marxista. Esta
discusión ha renacido recientemente centrándose alrededor de los trabajos de la
escuela de Frankfurt (13).
Uno de los principales impulsos de la escuela de Frankfurt ha consistido en
exponer las funciones ideológicas de la tradicional ciencia social burguesa.
Horkheimer (14), por ejemplo, ha mostrado como la pretendida libertad de
valores y objetividad de la ciencia social de base positivista no es más que una
cortina de humo que sirve a los intereses de clase.

Sin embargo, la misma escuela de Frankfurt ha tenido que soportar


recientemente un duro ataque. Marxistas-leninistas de Oriente y Occidente han
acusado a Horkheimer y sus colegas de ser fi!ósofos idealistas más que
científicos sociales materialistas(15). Uno de los puntos del presente debate
epistemológico es la cuestión de si se puede decir que la teoría marxista posee
una cierta objetividad históricamente definida. En términos más generales es la
cuestión de la relación entre ciencia e ideología. Pero no es éste el lugar para
entrar en detalles (16). Sólo quiero indicar que gran parte de este debate es
pertinente para los geógrafos interesados en establecer un nuevo paradigma
fundado en el marxismo.

La ausencia de una tradición marxista en los Estados Unidos -junto con las
condiciones sociales objetivas del principal centro imperialista del mundo- han
retardado y desviado todas las ciencias sociales. Pero ésto ha sido
particularmente desastroso en geografía, porque en ninguna otra disciplina ha
sido tan indiscutible la influencia norteamericana en definir las fronteras de la
investigación.

La tardía entrada del pensamiento marxista en el campo de la geografía humana


ilustra otro problema, el del aislamiento que hay entre las ciencias sociales. En
disciplinas vecinas han aparecido en años recientes cierto número de artículos
y libros que discuten y aplican un enfoque marxista. Sin embargo, en el campo
de la geografía humana un artículo como el de Harvey sólo puede calificarse
como de pionero.

Esto abre camino a un abanico .de soluciones. Harvey asegura que nuestra labor
principal consiste en construir "un nuevo paradigma para el pensamiento
geográfico social" (17). En mi opinión, la tarea correcta consiste en elaborar un
nuevo paradigma, no para la geografía, sino para una ciencia social integrada y
unificada, de la que la geografía constituiría una parte. Harvey hace hincapié
correctamente en los frutos cada vez menores que se obtienen realizando
nuevos trabajos de ecología factorial, nuevos intentos para .medir el efecto de
la distancia o para identificar el alcance de un bien (18). Parte de la razón para
la no pertinencia de la mayor parte de la investigación geográfica estriba, sin
duda, en que el campo está demasiado estrechamente definido, ocupándose
demasiado exclusivamente de la dimensión espacial de los fenómenos o
procesos sociales.
No es accidental que las ciencias sociales estén tan fragmentadas. Si la clase
gobernante está interesada sólo en verdades parciales y soluciones parciales,
ésto se lleva a cabo mejor dentro de un sistema de disciplinas de investigación
muy fragmentadas y aisladas. Un principio básico de la investigación marxista
es que puede afrontar los problemas en toda su complejidad. es decir, utilizar
un enfoque hol ístico. Esto requiere una ciencia social integrada y unificada que
emplee el método del materialismo dialéctico.

Finalmente, haré unas pocas observaciones sobre la relación entre teoría y


práctica. En dos o tres ocasiones Harvey hace hincapié en términos generales
acerca la conexión entre teoría revolucionaria y práctica revolucionaria -
expresada en el párrafo concluyente con estas palabras: (19) "Además, el
surgimiento de una verdadera revolución en el.pensamiento geográfico está
destinado a ser ajustado por un compromiso revolucionario. Ciertamente, la
aceptación general de la teoría revolucionaria dependerá de la energía puesta en
la práctica revolucionaria",

No es necesario insistir mucho en ésto. Pero no es sólo la aceptación general de


la teoría revolucionaria lo que depende de la práctica revolucionaria.
El desarrollo de la teoría revolucionaria depende a su vez de la práctica
revolucionaria, Es crucialmente importante entender que no puede desarrollarse
primero una teoría y luego Ilevarla a la práctica. El proceso revolucionario debe
ser un proceso dialéctico entre la teoría y la práctica. Una teoría revolucionaria
sin una práctica revolucionaria no es sólo inútil. es inconcebible.

Como universitarios tenemos una comprensible inclinación a la teoría, Se nos


ha educado en verificar y rechazar cosas en un terreno teórico. Nos llevará
tiempo indudablemente a todos nosotros comprender totalmente las
implicaciones del axioma marxista de que la práctica es el último criterio de
verdad.

REACCIONES LIBERTARIAS ANTE LOS PUNTOS DE VISTA


MARXISTA: COMENTARIO A DAVID HARVEY

Aunque un análisis marxista de una sociedad capitalista resulta bastante


atractivo, las soluciones marxistas al dilema capitalista son irreales. Si la
política de Marx es suficiente para resolver problemas de desigualdad, se puede
esperar que aquellos países que se han organizado según los principios
marxistas no tengan los problemas de las naciones capitalistas. Esto no es lo
que ha ocurrido. Ciudades de todas las zonas del mundo tienen todavía áreas de
contraste en rentas. Ninguna nación presenta una igualdad total en las rentas.
Posiblemente debería intentarse algo que todavía no se ha intentado.
La destrucción de la competitividad

Una de las principales razones de la falta de éxito del socialismo en la abolición


de las diferencias de rentas es la persistencia de las formas burguesas que se
desarrollaron en tiempos pre-revolucionarios. Era, y sigue siendo, imposible
abolir totalmente todas las formas burguesas sin alterar drásticamente la cultura.
Las viviendas pre-revolucionarias eran de una calidad y estilo variables, dando
pie al mantenimiento de la competencia por la residencia. Resultaría costoso
destruir totalmente el actual stock de viviendas y desarrollar un nuevo stock
carente de las desigualdades previas; otras formas en el paisaje.cultural podría
plantear problemas igualmente difíciles. De hecho, las variaciones existentes en
el paisaje físico (por ejemplo, temperatura, panoramas) pueden producir el
mismo dilema. La competitividad en sí misma, es extremadamente difícil, si no
imposible de destruir; el énfasis puesto en los deportes atléticos en los países
comunistas es, en parte, un esfuerzo para canalizar la competitividad en
direcciones triviales. con el fin de eliminarla de los sectores de la vida más
importantes. La ironía es que los deportes ya no son, en un sentido metafísico,
tan triviales como cualquier otra cosa, y tienen de este modo, por habérsela
dado, una impotancia suma. Si una cultura es fundamentalmente competitiva,
seguirá siendo competitiva hasta que cada individuo altere su propio
comportamiento para evitar la competitividad. En los países socialistas la
competencia económica ha sido reemplazada por formas no económicas de
competencia; ha pasado a ser un acto competitivo el convertirse en miembro
del partido comunista en la Unión Soviética; la gente compite por la adulación
y los favores que pueden ser otorgados. En la medida en que la gente posee
habilidades desiguales, la competitividad sólo puede conducir a la
diferenciación de bienestar y de cargos.

David Harvey señala correctamente que la destrucción de la competitividad es


necesaria para la creación de una sociedad igualitaria. Es imposible que
competitividad e igualdad coexistan, ya que la competitividad es, por su propia
naturaleza, un esfuerzo para alterar la propia posición frente a la posición de los
demás. La competitividad, como el juego, está siempre disfrazada; no existe
una competencia noble. La competencia debe realizarse según las reglas
firmemente establecidas. Algunas reglas son más satisfactorias para ciertos
individuos y grupos que otras reglas. En la medida que existe una amplia
elección del tipo de reglas que pueden ser escogidas, existe el inevitable
esfuerzo por establecer reglas que favorezcan a ciertos competidores.

La economía capitalista de mercado del suelo y de la localización establece un


determinado juego de reglas legales claramente dispuestas para favorecer a
ciertos grupos. Aquellos cuyas familias nunca han tenido tierras, tal como
ocurre prácticamente con todos los negros, encuentran muy difícil competir
dentro de la estructura del aétual sistema de leyes norteamericano. Reglas y
leyes regulan y sancionan la competencia de modo que un cierto grupo sale
favorecido. Las leyes no pueden destruir la competencia, sólo pueden regularla.

El único modo de que la competencia sea destruida consiste en que los


individuos empiecen a extirparla de sí mismos por voluntad propia. Un
movimiento contemporáneo está haciendo hincapié en muchos lugares del
mundo en la importancia del individuo a expensas de la estructura de las reglas
legales. La idea es que si la gente empieza a rechazar la competencia y la
autoridad que la genera, cada vez habrá menos gente para la confabulación legal
que permite explotar directamente; un individuo puede ser asesinado o
encarcelado, pero no puede ser explotado a menos que coopere con el sistema
que lo explota. Si rehusa cooperar, su existencia no será de ningún valor para el
mantenimiento del sistema.

Abbie Hoff (en Steal this Book, Grove Press, New York, 1971) propone la
ocupación de viviendas (squatting) como acto revolucionario. El "squatting" es
una transgresión política que lleva consigo una total negación de la autoridad
generada por los derechos de propiedad. ¿Por qué no entrar y utilizar algunos
de los excedentes no utilizados del capital de la élite? Genera una mayor renta
humana al enfrentarse a los fundamentos del sistema que restringen el acceso a
los valores a cualquiera excepto a aquéllos que juegan de acuerdo con las leyes.
El "squatting" se ha estado produciendo en una variedad de formas que todavía
no han sido explotadas en su totalidad; el movimiento contemporáneo de
comunas está formado en gran parte por "squatters". Vale recordar a los negros
que intentaron vivir en un puesto del Ejército abandonado en el Mississippi y
fueron echados a la fuerza. Sin embargo, la fuerza policial resulta insuficiente
para destruir totalmente a todos aquéllos que operan fuera de las fronteras del
actual sistema gubernamental legal. Los simples actos de aquéllos que desafían
la regulación y la reglamentación sirven para quebrantar el opresivo sistema
que genera estas reglas.

La policía y los militares pueden manipular fácilmente grupos organizados que


intentan cambiar el sistema gubernamental a través de la solidaridad de grupo;
cuando el grupo es derrotado, cada uno de los miembros de este grupo es
también derrotado. Sin embargo, si cada individuo actúa sobre la base de su
propia toma de conciencia, cada individuo sirve como su propio grupo, ya que
para que el sistema político pudiese derrotar a esta masa de gente requeriría que
fuera derrotando a cada persona en particular. Muy probablemente, David
Harvey opondría a ésto el que esta solución es menos eficaz que la solidaridad
de grupo; la victoria llegaría seguramente de manera más lenta, pero sería
menos probable perder o que se convirtiera en una victoria pírrica, como ha
pasado con otras revoluciones. También es menos probable que el individuo
pierda su identidad en favor de un grupo más amplio que puede cambiar el
carácter bajo su control. Algunas personas tienden a influir más que otras en los
grupos; en las situaciones de grupo tienden a desarrollarse las desigualdades.
Los grupos que no tienen otro propósito más que la inmediata supervivencia
son peligrosos y pueden ser contraproducentes.

La curva del coste del alojamiento

La.curva del coste del alojamiento de una persona está sólo parcialmente
influenciada por sus ingresos. De hecho, una gran variedad de otros factores
pueden influir la función de utilidad residencial y la curva del coste del
alojamiento: deseos de espacio, cercanía de las actividades y otros detalles
relacionados con una residencia. Así, sería necesario construir casas de
diferente tamaño y diferentes características de modo que aquella gente que
tiene mayores necesidades pudieran tener un hogar más favorable; de este
modo, se puede igualar la utilidad (uti/ity). El dinero sólo es competente para
ser usado como cambio y, por lo tanto, representa sólo la utilidad; sin embargo,
diferentes cantidades de dinero pueden representar una utilidad igual para gente
diferente. Así, observaremos la paradoja de que unas rentas iguales pueden
conducir a diferentes utilidades a menos que los gustos sean los mismos.

Ted Gurr (en The History of Violence in America, Bantam Books, New York,
1969) sugiere que la creciente insatisfacción puede ser resultado, en ciertas
situaciones, de unos niveles de utilidad crecientes. Una utilidad material
creciente, explica, puede verse acompañada por una ansiedad asim ísmo
creciente producida por perspectivas también crecientes. De este modo, la gente
que está experimentando aumentos marginales en la utilidad material puede ser
más desgraciada que la gente que no está experimentando cambio alguno en su
utilidad material, prescindiendo de los niveles ábsolutos de utilidad. Aunque
este argumento no pretende apoyar el mantenimiento de la pobreza absoluta
(falta de cosas esenciales para la vida como comida, casa y ropa), la conclusión
aquí podría ser que una opulencia creciente puede no alcanzar realmente su
propósito. Las funciones de utilidad poseen obviamente bases dinámicas.

"La hipocresía de la ciudad norteamericana"

Una de las características más importantes del escrito de David Harvey es la


explicación de cómo las teorías geográficas ordinarias pueden utilizarse para
identificar los dilemas sociales esenciales en nuestras ciudades. No es
necesario, sin embargo, disponer esta discusión dentro del bien conocido
sistema del "paradigma" porque, quién sabe, quizás pronto estaremos
abandonando el "paradigma del paradigma".

La injusticia más importante está indicada por la desigual distribución de


ingresos dentro de la ciudad. Todas las pruebas y la experiencia apuntan el
hecho fundamental de que la forma primaria de segregación en las ciudades
occidentales (así como en muchas otras ciudades) descansa sobre la base de los
ingresos. Cualquier ciudad en que las unidades de viviendas se venden o
alquilan a precios diferentes está cond.enada lógicamente a tener segregación.
A pesar de este hecho, muchos geógrafos urbanos y sociólogos urbanos,
particularmente aquéllos con inclinación ecológica, han escogido centrarse en
otras bases de segregación urbana. Esto no implica que las bases secundarias de
segregación urbana no pueden tener una gran importancia local en situaciones
particulares; sin embargo. la base fundamental de la segregación urbana son los
ingresos personales. Incluso el ghetto negro, que en el p9sado se vió reforzado
por alianzas raciales de varias formas, se está convirtiendo con la relajación
legal de Jim Crow en un producto de ingresos diferenciales.

Podría resultar útil dividir las bases secundarias de la segregación urbana en


tres tipos: 1) la segregación resultante del impacto de una emigración reciente,
para la que todavía no ha tenido lugar un reajuste; 2) segregación racial; 3)
segregación debida a funciones diferenciales de utilidad residencial de diversos
tipos de personas (por ejemplo, viejos, mujeres, solteros).

Los ecólogos urbanos sentían, y sienten todavía, una curiosa fascinación por las
áreas sociaies resultantes de la emigración del Viejo Mundo a América en los
últimos 100 años. Esta emigración produjo la formación de comunidades
étnicas de extracción principalmente europea en las mayores, y en algunas de
las menores, ciudades. Estas comunidades fueron áreas objeto de detallados
estudios por parte de muchos ecólogos urbanos de la escuela de Chicago de la
década de 1920 y son todavía el fetiche de un cierto tipo de universitario
nostálgico. (El hecho de que algunos investigadores urbanos pongan a la ciudad
canadiense sobre algo así como un pedestal puede ser resultado de la actual
existencia y desarrollo de comunidades étnicas en Canadá). Burguess reconoció
que estas formas eran transitorias y que, una vez se produzca el reajuste, las
comunidades quedarán asimiladas en la corriente de la cultura norteamericana
y finalmente disueltas. Sin embargo, trabajos más recientes de geografía urbana
han seguido haciendo hincapié en la importancia de estas formas transitorias
sin reconocer su decreciente importancia en un Nuevo Mundo que ya ha dejado
de ser tan nuevo. Adicionalmente, las ciudades más pequeñas nunca han sido el
foco de más de uno o dos grupos de inmigrantes, si los ha habido. A menudo,
grandes ciudades del sur y oeste de Norteamérica no han recibido nunca una
inmigración significativa. A pesar de la limitada pertinencia temporal y espacial
de la comunidad étnica inmigrante. definida estrictamente en el terreno cultural
(no racial) la mentalidad de la cocina regional ha persistido entre muchos
geógrafos urbanos.
La segregación racial es, en cierto modo, diferente de la .segregación debida a
la adaptación, en la medida en que no importa cuanta "adaptación" pueda tener
lugar, ya que la evaluación racista de la físónomía puede impedir
indefinidamente la integración espacial; es imposible para grupos racial mente
distintos asimilarse sin alguna alteración de la élite poi ítica de la cultura
dominante. Así, la segregación racial puede no ser tan transitoria como la
segregación étnica no racial, sino que en vez de ello puede tener una
considerable persistencia. La tendencia de los ecólogos urbanos
contemporáneos a un análisis estructural más que a un proceso anal ítico puede
hacer que interpreten mal esta cuestión. Así, las ecologías factoriales han unido
frecuentemente grupos étnícos no diferenciados racial mente con grupos
víctimas del racismo dentro de un mismo componente étnico; este componente
étnico no llega a reconocer la existencia del racismo como fuerza segregativa
al incluir grupos no diferenciados racial mente. Esta confusión recuerda la del
ficticio mercader judío del ghetto que dice a los negros que, puesto que ha
tenido que habérselas igualmente con gran cantidad de prejuicios, su condición
es similar a la de los negros; yerra en un sentido parecido al de las ecologías
factoriales, por el hecho de que su piel es blanca, como la de la cultura
dominante, y que, por lo tanto, su condición es fundamentalmente diferente. La
existencia del racismo ha sido algo duro de admitir para la mayoría de los
blancos (incluyendo los universitarios) y mucho más duro de analizar. La
geografía urbana norteamericana de las décadas de 1950 y 1960 ha aportado
una insignificante contribución a la comprensión de cómo opera el racismo para
influenciar la estructura urbana (sólo el libro de Morrill es una excepción; sin
embargo, cabe notar que cuando Morrill adoptó el modelo de simulación su
trabajo perdió gran parte de su incisivo contenido politico). Brian Berry, uno de
los más prolíficos geógrafos urbanos norteamericanos, ha fracasado en
desarrollar el tema del racismo y cómo éste afecta a la geografía de la ciudad
norteamericana; ningún libro de texto de geografía urbana discute esa cuestión.

Muchas de estas omisiones podrían paliarse con un corto viaje del mundo
cerrado de los datos del censo al mundo de la experiencia y de la observación
participante. Mientras yo estaba en la ciudad de lowa, un cierto número de
estudiantes graduados de geografía estaban llevando a cabo proyectos de
investigación en los que la finalidad era analizar, descomponiéndolos en
factores, los datos espaciales del censo. Resulta difícil pensar que unos datos
que salen a borbotones de un computador puedan llevar el mismo grado de
comprensíón que el que puede obtenerse estando allí. En este sentido, una
combinación de aproximaciones positivistas y existenciales podrían ser
bastante útiles.

Los ecólogos tienden a no tener en cuenta la edad, el tamaño de la familia y la


segregación de sexos como formas de segregación económicas. En lugar de
ésto, estas formas de segregación son consideradas sólo como analizables desde
una perspectiva "más suave" y más social. Sin embargo, aunque este tipo de
segregación no segrega necesariamente clases económicas, puede ser analizada
directamente utilizando métodos económicos de análisis. La gente de familias
numerosas están dispuestas a sustituir porción de espacio por distancia desde el
centro de la ciudad; la gente de diferentes edades tiende a tener familias de
diferentes tamaños, igual que sucede con los cabezas de familia de sexos
diferentes. Aunque esta segregación no es segregación de clase en un sentido
estricto, sigue siendo segregación basada en sustitutivos económicos.

El factor básico para la segregación residencial en la ciudad occidental lo


constituyen los ingresos. El análisis del área social y la ecología factorial
tienden a ofuscar este hecho considerando en su lugar sólo un factor
"económico" general, que incluye un cierto número de irrelevantes cargas de
factores (como la educación) que no influyen directamente, de forma
significativa en la segregación residencial. El factor de los ingresos en la
segregación residencial fue reconocido en las primeras teorías de Burgess y
Hoyt. Sin embargo, desde el punto de vista de Harvey, ¿cambia algo realmente
el que la segregación por ingresos sea en zonas concéntricas, por sectores, o de
otro modo? De hecho es bastante probable que la distancia tenga sólo una
importancia modesta a la hora de influir actualmente en la estructura por
ingresos de una ciudad. Un promotor puede levantar un grupo de grandes casas
de lujo en varios lugares potenciales dentro de una ciudad, y vender estas casas
a la élíte a un alto precio; parece, también que las viviendas de bajos ingresos
pueden levantarse en cualquier lado, y venderse o alquilarse. Las ubicaciones
de las zonas de ingresos altos o bajos dentro de una ciudad pueden ser más
resultado de un accidente histórico que de un equilibrio económico situacional;
la naturaleza y aspecto del domicilio actua) pueden establecer mayores
diferencias que las de su ubicación. No es necesario entender o apreciar la teoría
de von Thünen para entender el problema; la exactitud empírica de las teorías
de von Thünen y Alonso es de todos modos sospechosa. Es necesario
simplemente entender de forma clara que los ingresos constituyen el factor
primario de la segregación en la ciudad norteamericana. Esto es, en sí, la
hipocresía de la ciudad norteamericana.

UN COMENTARIO DE LOS COMENTARIOS

Me gustaría aislar dos temas para la discusión general. El primer tema dimana
de lo que considero que es una triste ignorancia por parte de todos nosotros en
lo que respectá al papel y naturaleza de los mercados autoregulantes y de precio
fijo en la actividad coordinadora en la sociedad capitalista contemporánea. El
segundo tema se desarrolla debido a una confusión en el escrito, que varios
comentadores señalan, concerniente a la relación entre las revoluciones sociales
y las revoluciones en el pensamiento de las disciplinas universitarias.

l. El proceso de mercado

Muchos de nosotros podemos estar de acuerdo en que el sistema de mercado


es el aparato fundamental que coordina la actividad en nuestra actual sociedad
y que todos los aparatos (como la intervención del gobierno) están
esencialmente subordinadas o son meros modificadores. La gloria del
mecanismo del precio es que oculta a la vista las relaciones sociales y las
estructuras sociales a través de las cuales el "valor" recibe vida. Si la
"fenomenología" es un método para descubrir "esencias" entonces quizá sería
sensato para aquellos interesados en su aplicación empezar con una
investigación del precio. Esto es lo que hace Marx en los primeros capítulos
del Capital, en el que términos como interés, valor de cambio, valor de uso,
precio, fuerza de trabajo, están todos sometidos a una profunda investigación.
Los precios, tal como se presentan en una economía capitalista de mercado
expresan relaciones sociales de un tipo particular. Estas relaciones sociales son
reales y suficientemente tangibles. Las hay entre la gente en la tienda, en la
calle, en el banco, y en la granja. Pero son cubiertas en todas partes por la
deshumanizadora fuerza del mercado que convierte a cada persona en un
producto con cierto valor de cambio en la plaza del mercado. De este modo, las
personas son colocadas en relaciones antagónicas unas respecto a otras, ya que
el valor de una sólo puede conseguirse a expensas de la otra. (Los recursos
humanos es una frase aborrecible ya que representa y vuelve equivalente los
hombres a balas de algodón o pedazos de mineral de hierro). Este hecho vital
elemental en la sociedad capitalista es lo que Engels y Marx vituperan con tanta
fiereza. Pero hacemos lo posible para evitarlo, ya pretendiendo que carece de
importancia ("sólo parte de la historia"), ya reconciliándonos de algún modo
con el alienado estado del yo que genera y pretendiendo que hay
compensaciones adecuadas (comodidad, fetichismo, consumo, y cosas por el
estilo) que convierten la vida en satisfactoria y disfrutable (un tipo de falsa
"bonhommie" social con respecto a la alienación masiva). Por descontado,
estoy tentado de elaborar .la hipótesis de que nuestra "salida" cuando se llega a
explicaciones "económicas" (y, por descontado, nuestra aparente incapacidad
psicológica para habérnoslas con el verdadero análisis de! mercado de cambio)
procede bastante simplemente del hecho de que a ninguno le gusta admitir que
nosostros, como individuos humanos, tenemos la mera condición de un
producto, en la medida en que se trata del modo fundamental de integración
económica en nuestra sociedad.

Esta incapacidad por ver lo que yace detrás de un precio y examinar el


funcionamiento del sistema del precio es lo que hay tras la reacción a algunas
de las proposiciones sentadas anteriormente en mi escrito. Getis acepta la
importancia del mercado pero, en un estilo realmente contra-revolucionario,
busca derivar nuestra atención hacia la biología del hombre (desgraciadamente
Hitler también hizo ésto con cierto grado de sofisticación). Las soluciones
individualistas de John Campbell fuera del sistema presuponen que cada
individuo esté fuera del alcance de la economía de mercado. Cada vez que gasta
un céntimo se está dentro del sistema (con todas las relaciones que representa).
Abbie Hoffman y Campbell tienen en común su total ignorancia de lo que
significa realmente el precio. El individuo de Campbell sólo puede abandonar
el sistema no comprando nunca nada, lo que significa volver a un estado de
primitivismo que la mayoría de nosotros, de todos modos, no soportaríamos.
Brian Berry demuestra una ignorancia similar. Le da la vuelta a mi versión del
individualismo del mercado convirtiéndolo en una teoría conspiradora con la
intención de reintroducir el individualismo mercantil como un benevolente
proceso que eliminará la escasez y dará alojamiento a todos excepto a aquellos
"burbujeantes negros etnocéntricos" que desarrollarán un "optimista" sistema
alternativo de valor para reconciliarse ellos mismos con el hecho de que han
alcanzado el poder y el control en ciudades abandonadas e insolventes -control
de comunidad significa realmente "controla tus propios tugurios".
El individualismo en el mercado que Berry mira como tan benéfico depende
para su funcionamiento de un cierto nivel de escasez si la sociedad quiere
sobrevivir. La ironía está en que cuanto más se expande la economía tanto más
debe aumentar dicha escasez para mantener"viva la eficaz demanda del
producto capitalista -¿de qué otro modo pueden seguir sobreviviendo si no los
mercados que fijan el precio y permiten la obtención de beneficios y ganancias?
La construcción de viviendas, por ejemplo, opera (a través de la política del
gobierno en el mercado de créditos) como un regulador keynesiano que es
incitado a subir o presionado a bajar según dicta la economía. El mismo proceso
global de suburbanización es una parte de este proceso por medio del cual una
economía capitalista inevitablemente expansiva encuentra una demanda eficaz
para absorber su siempre creciente poder productivo. Es asimísmo un campo
importante dentro del cual la actividad empresarial localiza su búsqueda de
beneficios. ¿Cómo podemos esperar solucionar el problema de la vivienda
cuando el 'mercado de la vivienda es un estabilizador del gobierno para las
fluctuaciones empresariales capitalista así como un lugar para la creación de
una demanda efectiva? La obsolescencia económica en el stock de viviendas en
el interior de la ciudad (que marca la pauta actualmente y que dicta la
obsolescencia física) existe para estimular la demanda eficaz en los márgenes
urbanos (y en otros lugares), y si no existiera este nivel de planeada
obsolescencia la economía norteaméricana se encontraría ante un serio
problema. Es sencillamente triste que la gente (sí, verdaderos seres humanos)
deba vivir entre bienes que están siendo obsoletos física y económicamente por
la inexorable presión de las fuerzas del mercado. Y si se duda de lo inexorable
de las fuerzas del mercado, basta con imaginarse lo que le ocurriría a la
economía norteamericana si la suburbanización se parase. Es un supuesto
general el de que vivimos en una sociedad de consumo en la que el insaciable
apetito de los individuos por lo que Adam Smith llamaba "baratijas y
chucher:ías" es la fuerza fundamental que genera la expansión. Este supuesto
no ha sido nunca probado y representa probablemente un grave error. Vivimos
en una sociedad productora en la que las necesidades deben ser creadas, las
escaseces institucionalizadas, con el fin de mantener una demanda suficiente
para la expansión de la producción sobre la que se afirma el capitalismo. Como
el .Dios de Samuel Butler, si la suburbanización no existiese deberíamos
inventaria.

Podemos desarrollar una teoría para que funcione como una descripción general
del desenlace de este proceso tal como se desarrolla en nuestra competitiva
economía. La formulación de Alonso-Muth no es "verdad" en ningún sentido
exacto. Está claro que formaba parte de mi argumento el que existen
desviaciones sustanciales a partir del equilibrio especificado en él (así no sé
como entender las precisiones de Gunnar Olsson sobre términos de error y
parecidos). Es curioso que casi todas las formulaciones políticas liberales
parecen designadas a dirigir nuevamente el sistema urbano a un equilibrio
del tipo especificado generalmente en el modelo. No deberíamos
sorprendernos de ello porque los liberales son expertos en encontrar razones
"humanas" para mantener un inhumano sistema capitalista con diplomacia. La
crítica de Folke a las proposiciones idealistas y no pertinentes de Morrill es, por
lo tanto, correcta. El tipo de solución que Morrill propone no es demasiado
diferente de lo que se ha intentado en Suecia y es constructivo preguntarse por
qué ha fallado la solución sueca (Gunnar Olsson está en lo cierto en lo que a
este punto respecta); Suecia está todavía dominada por la economía de mercado.
Ha tenido éxito en cambiar algunos de los problemas que se generan
inevitablemente en la economía capitalista. Utiliza la mano de obra barata
procedente del sur de Europa cuando es necesario y mantiene una demanda
eficaz a través de sus vínculos con la economía capitalista global. Gunnar
Olssqn considera a Suecia como "socialista" cuando yo sé que es una de las
sociedades más burguesas que existen. Los problemas visibles en el mercado
de la vivienda sueco demuestran lo que ocurre cuando un sector de la economía
es sacada del dominio privado en una economía capitalista expansiva (los
problemas. de distribución le siguen automáticamente). No es sorprendente que
resulte evidente un comportamiento marrullero y avaricioso, ya que es
imposible esperar que la gente sea amable y no se atropelle por la vivienda
cuando todavía son tratados como artículos y se espera que se atropellen sobre
todo lo demás. Considero Suecia como un opulento suburbio de la economía
capitalista global; enarbolada como modelo es como poner por ejemplo
Westchester o Baltimore como comunidades modelo que han solucionado sus
problemas sociales.

En general, es un pensamiento triste el que tengamos un alcance tan pobre de


la naturaleza de los procesos del mercado y que nos veamos intimidados tan
frecuentemente por el poder analítico (pero enormemente irrelevante) de gran
parte de la teoría económica occidental contemporánea. Esta teoría nos
proporciona cierta penetración sobre cómo trabaja la economía de mercado
bajo ciertas condiciones, pero ignora casi totalmente lo que hace. No se me
ocurre ninguna exposición mejor que la proporcionada por Karl Polanyi en La
Gran Transformación:
"El permitir que el mecanismo del mercado sea el único director del destino de los seres humanos y de su
medio ambjente natural, incluso de la cantidad y uso del poder adquisitivo, acabará provocando la
demolición de la sociedad. Pues la supuesta mercancía "fuerza de trabajo" no puede ser alojada. utilizada
indiscriminadamente, o dejada sin uso, sin afectar también al individuo humano, que es, de hecho, el
portador de esta peculiar mercancía. Al disponer de la fuerza de trabajo del hombre, el sistema dispondría
incidentalmente de la entidad "hombre" física, psicológica y moral, ligada a esta etiqueta. Privados de la
cobertura protectora de las instituciones culturales, los seres humanos perecerían por los efectos de la
exposición social; morirían víctimas de una aguda dislocación social por el vicio, la perversión, el crimen
y la miseria. La naturaleza sería reducida a sus elementos, mancilladas las vecindades y el paisaje, los ríos
polucionados, comprometida la protección militar, destruida la capacidad de producir alimentos y materias
primas. Finalmente, la administración del mercado del poder adquisitivo liquidaría empresas
periódicamente ya que las escaseces y sobreabundancias de dinero acabarían siendo tan desastrosas para
los negocios como las inundaciones y sequías en la sociedad primitiva. Sin duda, los mercados del suelo,
del trabajo y de! dinero son esenciales para la economía de mercado. Pero ninguna sociedad puede soportar
los efectos de un sistema de este tipo de crudas ficciones incluso durante una muy corta duración de tiempo
a menos que su sustancia humana y natural así como su organización comercial fuesen protegidos contra
los estragos de esta satánica empresa".

Las soluciones a nuestros "problemas" que no afrontan este poderoso,


generativo, pero satánico plan están condenadas a ser ineficaces.

II. Revolución social frente a revolución disciplinaria

Tanto Hayford como Folke apuntan perceptiblemente a una cierta ambigüedad


en mi escrito en lo que concierne a las relaciones entre comportamientos
disciplinarios y revoluciones sociales en general. Esta ambigüedad permitió a
Brian Berry atribuir una cierta cualidad mesiánica a mis propósitos, que la
mayoría de los lectores reconocerán se halla claramente fuera del espíritu de mi
escrito. Esta es sin embargo una difícil cuestión y, por lo tanto, es necesario
para mí aclarar mis puntos de vista.

Acepto la proposición adelantada por Marx y Engels en La ideología


Alemana, de que la clase dominante produce las ideas dominantes en la
sociedad. Por descontado esta; producción no es un simple proceso, pero de una
manera general las ideas generadas en la sociedad son aquellas que se adaptan
a los intereses de aquéllos que controlan la producción. Sin embargo, no sólo
se producen ideas y conceptos. Toda la organización del conocimiento (la
organización del proceso de instrucción, la estructura del sistema educacional,
la división del conocimiento en disciplinas y cosas así) debe adaptarse asimíimo
a los intereses de los intereses dominantes en la sociedad, ya que cada sociedad
busca perpetuarse y repetirse. Esto no quiere decir que no pueda existir una
considerable diversidad en las formas particulares de la organización académica
y en los sentimientos expresados, sino que quiere decir que sea cual sea la forma
que se produzca debe primero y ante todo satisfacer la necesidad de perpetuar
la sociedad. Esto significa que en general todo conocimiento es difundido
mezclado con una defensa del status qua y de las formulaciones contra-
revolucionarias que funcionan para frustrar el cambio. También significa que
la organización del conocimiento (incluyendo las divisiones del conocimiento)
posee una disposición contrarrevolucionariao en favor del status qua. La
búsqueda de conocimiento y la organización del conocimiento es
inherentemente conservadora, -siendo esta una situación que la extensión
general del método científico de tipo lógico-empírico ha contribuido a reforzar-
.

Dentro de las disciplinas debemos esperar, por lo tanto, que las formulaciones
más teóricas serán favorables al status quo o contrarevolucionarias. Estas
formulaciones característicamente materializan (y de este modo legitimizan
tácitamente) la situación existente en forma de concepto, o sino (siempre que
resulte pertinente) desvían la atención de las conclusiones reales a conclusiones
que no sean pertinentes o sean de menor significación. Esta última táctica da
una cierta cualidad irreal a la teoría -una cualidad que es particularmente
frecuente en la teoría científica social contemporánea-. En consecuencia,
supone un acto de consciencia revolucionaria para el universitario el desviarse
de las formulaciones contrarevolucionarias con el fin de ponerse a la altura de
las realidades que estamos intentando entender. Supone también un acto similar
el reconocer la cualidad apologética de gran parte de nuestra teoría o el adaptar
la teoría del status quo a circunstancias modificadas (la revolución keynesiana
fue de este último tipo). Actos de.consciencia revolucionaria de este tipo son
capaces de generar revoluciones en el pensamiento dentro de una disciplina.

No quiero minimizar el esfuerzo que exigen, o la significación, de tales


revoluciones en el pensamiento disciplinario. Pero representan sólo el comienzo
de una lucha para dar vida a una teoría revolucionaria más completa que puede
ser confirmada por la práctica revolucionaria. Esta "segunda etapa" lleva
consigo el reconocimiento de que todas las fronteras entre disciplinas
científicas son ellas mismas contrarevolucionarias. La división del
conocimiento permite que el cuerpo político divida y domine en lo que se refiere
a la aplicación del conocimiento. También consigue hacernos impotentes, ya
que si intentamos entender la realidad a través de lo que cada disciplina tiene
que decir sobre su fragmento particular, entonces pronto nos desanimaremos y
abandonaremos lo que parece una labor imposible. Los estudios inter o
multidisciplinarios son potencialmente revolucionarios, pero nunca tienen
éxito; la desproporción de fuerzas es demasiado grande. Por consiguiente,
debemos acercarnos a la realidad directamente más que a través de las
formulaciones de disciplinas académicas. Debemos pensar en términos no
disciplinarios o metadisciplinarios si pensamos académicamente sobre todo
ésto. Por eso creo que el énfasis de Folke en la ciencia social (como algo
separado de las ciencias naturales) es pe!igroso y potencialmente
contrarevolucionario.
Las formulaciones revolucionarias genuinas no pueden tener una base
disciplinaria específica; deben localizarse respecto a todos los aspectos de la
realidad material. Desgraciadamente, la mayoría de nosotros hemos sido
adiestrados a pensar en términos de compartimentos disciplinarios (la geografía
tiene a este respecto menos problemas que otros: gracias a Dios no sabemos lo
que es la geografía). Sin embargo, todos los universitarios deben
"indisciplinarse" ellos mismos en cierto sentido antes de hallarse realmente en
una posición capaz dte confrontar las realidades que les rodean de un modo
directo.

Al confrontar directamente nuestra situación nos convertimos en activos


participantes del proceso social. La labor intelectual consiste en identificar las
opciones reales tal como son inmanentes en una situación existente e inventar
caminos para dar validez o invalidar estas opciones a través de la acción. Esta
labor intelectual no es específica de un grupo de personas llamadas
"intelectuales", ya que todos los individuos son capaces de pensar y todos los
individuos piensan acerca de su situación. Un movimiento social se convierte
en un movimiento académico y un movimiento académico se convierte en un
movimiento social cuando todos los elementos de la población reconocen la
necesidad de reconciliar el análisis y la acción.

Es, sin embargo, mostrarse realista aceptar que nuestra labor


inmediata dentro de la geografía es abjurar del status qua y de las
formulaciones contrarrevolucionarias. Apenas estamos en posición adecuada
para distinguir el trigo de la paja en nuestro pensamiento, y nos supondrá cierto
trabajo de avenamiento el conseguirlo. Pero tiene sentido seguir en esta labor
sólo si llevamos en la mente el contexto más amplio del movimiento social y
del cambio social. Lo que hagamos dentro de la geografía será en última
instancia irrelevante, pero ahí es donde estamos normalmente y es a partir de
ahí que estamos obligados a empezar. Mi llamamiento para una revolución en
el pensamiento geográfico debe interpretarse por tanto como un llamamiento a
cuestionarse en el seno de la disciplina y reformular una teoría para "ponernos
al día" con las realidades que intentamos entender (por consiguiente, un alegato
para una crítica completa de la economía de mercado). Mis comentarios sobre
la revolución social iban destinados a señalar que la actividad en el seno de la
disciplina debía últimamente ser reemplazada por un movimiento social real.
Siento que esta distinción no quedase clara en la presentación original.

Mi argumento fundamental es que existe cierto número de labores positivas a


realizar dentro de nuestra estructura disciplinaria. Debemos aclarar la
confusión contra- revolucionaria que nos rodea (y me temo que las
formulaciones de Gunnar Olsson -que son simplemente ejercicios formales de
lógica sin contenido- se hallen en esta categoría). También debemos reconocer
la cualidad apologética del status qua del resto de nuestra teoría (que realiza
claramente Gunnar Olsson). Estas dos labores pueden de hecho realizarse
exponiendo cierto número de proposiciones sobre la naturaleza de la teoría.
Permitidme hacerlo lo mejor que pueda.

1. Cada disciplina delimita problemas y soluciones a través de un estudio de las


condiciones reales efectuado a través de un sistema teórico que consiste en
categorizaciones, proposiciones, relaciones sugeridas y conclusiones generales.

2. Existen tres tipos de teorías:

A. Teoría del Status Quo, una teoría fundamentada en la realidad que intenta
retratar y que describe con exactitud el fenómeno con el que se enfrenta en un
particular momento del tiempo. Pero al haber adscrito a las proposiciones que
contiene un status de verdad universal, sólo es capaz de producir soluciones
políticas prescriptivas que redunden en perpetuación del status quo.

B. Teoría Contra-revolucionaria, una teoría que puede o no aparecer


fundamentada en la realidad que intenta retratar, "pero que oscurece, nubla y
generalmente ofusca (sea por intención o por accidente) nuestra comprensión
de esta realidad. Una teoría de este tipo es normalmente atractiva (y por lo tanto
obtiene estimación general) porque es coherente lógicamente, fácilmente
manipulable, estéticamente atrayente, etc., pero de hecho se halla divorciada de
la realidad que intenta describir. Una teoría contrarevolucionaria frustra
automáticamente tanto la creación como la puesta en práctica de soluciones
políticas. Es un instrumento perfecto para que no se tomen decisiones, ya que
distrae la atención de las soluciones fundamentales hacia las soluciones
superficiales o no existentes. Es asimísmo potencialmente peligrosa ya que
puede servir para legitimizar una acción contra-revolucionaria (por ej., la
utilización de analogías orgánicas en teoría política).
C. Teoría revolucionaria, una teoría firmemente fundamentada en la realidad
que intenta describir y cuyas proposiciones individuales están adscritas a un
status contingente de verdad -están en proceso de hacerse verdaderas o falsas
según las circunstancias. Una teoría revolucionaria está dialécticamente
formulada con respecto a los procesos dialécticos que busca retratar y puede
abarcar en sí misma la contradicción y el conflicto. Una teoría revolucionaria
ofrece verdaderas opciones para momentos futuros en el proceso social a base
de identificar las opciones inrnanentes en una situación social presente. La
realización de estas opciones sirve para probar la validez de la teoría y
proporcionar el terreno para la formulación de una nueva teoría.

3. Las proposiciones individuales y, por descontado, todos los sistemas teóricos


no pertenecen necesariamente en sí mismas a ninguna de las categorías
anteriores. Sólo pertenecen a una categoría en el proceso de utilización en una
situación social. De lo contrario permanecen abstractas, formulaciones
idealizadas que poseen forma, pero no contenido. Las formulaciones contra-
revolucionarias normalmente permanecen siempre en este etéreo estado
abstracto.

4. Una formulación teórica puede, según vayan cambiando las circunstancias,


moverse o verse movidas de una categoría a otra. Esto indica dos peligros:

A. Una adaptación contra-revolucionaria, la perversión de una teoría de un


estado revolucionario a uno contrarevolucionario (por ej., la perversión
stalinista del marxismo).

B. Un estancamiento contra-revolucionario, el estancamiento de una teoría


revolucionaria por el fracaso en reformularla con respecto a las nuevas
circunstancias ya las nuevas prácticas (por ej., el estancamiento del análisis
marxista en gran parte del mundo comunista).

Pero también existen dos importantes labores revolucionarias:

C. La negación revolucionaria, tomando la teoría contra-revolucionaria y


exponiendo el porqué lo es.

D. La reformulación revolucionaria, tomando las teorías del status


quo, demostrando su carácter de status quo, y poniéndolas en movimiento para
adaptarlas a los procesos de cambio y utilizándolas para identificar opciones
inmanentes en el presente.

Notas
1. MAR X, K. y ENGELS. F.: Manifiesto Comunista, 1848 (edición de 1965. Foreing Languages Press.
Pekin. pág. 55.
2. BERNAL, J. D.: Science in History, 1954 (Penguin edition, Londres, 1969. págs. 1"206-07

3. MORRILL, A.: Geography and the Transformatíon of Socíety, partes I y II, "Antipode", vol. 1, n.o
1,1969, págs. 6-9; vol. 11, nº 1, 1970, págs. 4-10.

4. HARVEY, D.: Revolutíonary and counterrevolutíonaty theory ín Geography and the problem of ghetto
formarían, "Antipode", vol. IV, n.o 2, 1972, págs. 1-13, (traduc. cast. en "Geo-Crítica", nº 4).

5. MORRILL, R.: Op. cit. 1, pág. 7.

6. MORRILL, R.: Op. cít., 11, pág. 8.

7. MORRILL, R.: Op. cit., l. pág. 8.

8, MORRILL, R.: Op. cit., 11, pág. 8.

9. MORRILL. R.: Op. cit, 11, pág. 9.

10. MQRRILL. R.: Op. cit., 11. pág. 7.

11. HARVEY, D.: Op. cit., pág. 6.

12. Obviamente, cuando hablo de la introducción del marxismo en Geografía, ello se refiere solamente a la
Geografía de los países capitalistas. La Geografía soviética plantea un problema diferente, que no es
considerado aquí.

13. Los principales representantes de la escuela de Frankfurt son Max Horkheimer, Theodor W. Adorno,
Herbert Marcuse y Jürgens Habermas. Los tres primeros realizaron la parte esencia! de su obra sobre la
"teoría crítica" en los años treinta; su pensamiento fue redescubierto en relación con la revuelta estudiantil
de finales de los años sesenta.

14. HORKHEIMER, Max: Traditionelle und Kritische Theorie; "Zeitschrift für Sozial-forschung", Heft
2,1937.

15. Véase, por ejemplo Goran THERBORN: The Frankfurt School, "New Left Review", nº 63, 1970, págs.
65-96. También Wilhelm Raimund BEYER: Die Sunden der Frankfurter Schule,Berlin, Akademie Verlag,
1971.

16. Estas cuestiones fueron tratadas por LENIN en Materialismo y empirio-criticismo. El debate reciente
ha sido alumbrado por Louis ALTHUSSER y sus seguidores, como el mismo Goran THERBORN.
También ha tratado este problema otro seguidor de Althusser, Nicos POULANTZAS: Political Ideology
and Scientific Research, en Lars DENC I K (ed.): Scientific Research and Politics, Lund.. Studentlitteratur,
1969.

17. HARVEY, D.: Op.cit., pág. 10.

18. HARVEY, D.: Op. cit., pág. 6.

19. HARVEY. D,: Op. cit., pág, 11.

© Copyright Steen Folke, John S. Campbell, David Harvey 1976.


© Copyright Geocrítica, 1976
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