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GUIA DE LECTURA SOBRE VALORES ANDERSEN

Nivel: I (6º y 7º grados)

EL PATITO FEO
Todos esperaban en la granja el gran acontecimiento. El nacimiento de
los polluelos de mamá pata. Llevaba días empollándolos y podían llegar
en cualquier momento.
El día más caluroso del verano mamá pata escuchó de repente…¡cuac,
cuac! y vio al levantarse cómo uno por uno empezaban a romper el
cascarón. Bueno, todos menos uno.

- ¡Eso es un huevo de pavo!, le dijo una pata vieja a mamá pata.


- No importa, le daré un poco más de calor para que salga.

Pero cuando por fin salió resultó que ser un pato totalmente diferente al resto. Era grande y feo, y
no parecía un pavo. El resto de animales del corral no tardaron en fijarse en su aspecto y
comenzaron a reírse de él.

- ¡Feo, feo, eres muy feo!, le cantaban

Su madre lo defendía pero pasado el tiempo ya no supo qué decir. Los patos le daban picotazos, los
pavos le perseguían y las gallinas se burlaban de él. Al final su propia madre acabó convencida de
que era un pato feo y tonto.

- ¡Vete, no quiero que estés aquí!

El pobre patito se sintió muy triste al oír esas palabras y escapó corriendo de allí ante el rechazo de
todos.
Acabó en una ciénaga donde conoció a dos gansos silvestres que a pesar de su fealdad, quisieron
ser sus amigos, pero un día aparecieron allí unos cazadores y acabaron repentinamente con ellos.
De hecho, a punto estuvo el patito de correr la misma suerte de no ser porque los perros lo vieron
y decidieron no morderle.

- ¡Soy tan feo que ni siquiera los perros me muerden!- pensó el pobre patito.

Continuó su viaje y acabó en la casa de una mujer anciana que vivía con un gato y una gallina. Pero
como no fue capaz de poner huevos también tuvo que abandonar aquel lugar. El pobre sentía que
no valía para nada.

Un atardecer de otoño estaba mirando al cielo cuando contempló una bandada de pájaros grandes
que le dejó con la boca abierta. Él no lo sabía, pero no eran pájaros, sino cisnes.
- ¡Qué grandes son! ¡Y qué blancos! Sus plumas parecen nieve .

Deseó con todas sus fuerzas ser uno de ellos, pero abrió los ojos y se dio cuenta de que seguía
siendo un animalucho feo.

Tras el otoño, llegó el frío invierno y el patito pasó muchas calamidades. Un día de mucho frío se
metió en el estanque y se quedó helado. Gracias a que pasó por allí un campesino, rompió el frío
hielo y se lo llevó a su casa el patito siguió vivo. Estando allí vio que se le acercaban unos niños y
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creyó que iban a hacerle daño por ser un pato tan feo, así que se asustó y causó un revuelo terrible
hasta que logró escaparse de allí.

El resto del invierno fue duro para el pobre patito. Sólo, muerto de frío y a menudo muerto de
hambre también. Pero a pesar de todo logró sobrevivir y por fin llegó la primavera.

Una tarde en la que el sol empezaba a calentar decidió acudir al parque para contemplar las flores,
que comenzaban a llenarlo todo. Allí vio en el estanque dos de aquellos pájaros grandes y blancos y
majestuosos que había visto una vez hace tiempo. Volvió a quedarse hechizado mirándolos, pero
esta vez tuvo el valor de acercarse a ellos.

Voló hasta donde estaban y entonces, algo llamó su atención en su reflejo. ¿Dónde estaba la
imagen del pato grande y feo que era? ¡En su lugar había un cisne! Entonces eso quería decir que…
¡se había convertido en cisne! O mejor dicho, siempre lo había sido.

Desde aquel día el patito tuvo toda la felicidad que hasta entonces la vida le había negado y
aunque escuchó muchos elogios alabando su belleza, él nunca acabó de acostumbrarse.

ACTIVIDAD EN CLASE
1. COMENTA EN CLASE ACERCA DE CUALES VALORES NOS ENSEÑA ESTE
CUENTO.
2. ELABORA UN DIBUJO, PINTURA O CARICATURA BASÁNDOTE EN LOS
SENTIMIENTOS QUE TE INSPIRA ESTA HISTORIA Y MUÉSTRALO A TUS
COMPAÑEROS O PÉGALO EN UN MURO DE TU SALON DE CLASES.

NIVEL: II (Grados 8º y 9º)


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LAS ZAPATILLAS ROJAS
Érase una vez una niña pobre llamada Karen. Karen era tan pobre
que solo tenía unos zuecos por calzado, unos zuecos que le
dañaban los pies, por lo que en verano iba descalza.

En el centro de la aldea vivía una anciana zapatera que le hizo a


Karen un par de zapatitos con unos retazos de tela roja. Los
zapatos resultaron un tanto desmañados, pero a la niña le
encantaron.

Al morir su madre, una señora rica acogió a la niña y la cuidó como si fuera su hija. Lo primero
que hizo fue tirar los zapatos rojos, pues le horrorizaban, y comprarle un calzado más discreto.

Cuando llegó el momento de confirmación de la niña la señora le compró a Karen unos


zapatos. Cuando fueron a ver al zapatero Karen se enamoró de unos zapatos rojos de charol
que el zapatero había hecho para una condesa, pero que no le iban bien. La niña se los pidió a
su benefactora que, como ya no veía bien, no se enteró de que eran rojos.

El día de la confirmación todo el mundo miraba los zapatos rojos de Karen. Y la niña no podía
pensar en otra cosa que en sus zapatos rojos.

Cuando la señora se enteró reprendió a Karen y le ordenó no volver a ponérselos.


Pero la niña decidió aprovechar cualquier ocasión para ponérselos y desobedecer a la señora.

Al domingo siguiente, cuando acompañó a la señora a misa, la niña se puso sus zapatos rojos, a
pesar de que la buena mujer le recordó que debía ponerse zapatos negros. Cuando llegaron a
la iglesia, un mendigo se ofreció a limpiarles los zapatos.

-¡Qué bonitos zapatos de baile! -dijo el mendigo a la niña-.Procura que no se te suelten cuando
dances.

Y al decir esto tocó las suelas de los zapatos con la mano.

Al salir de la iglesia el mendigo volvió a decir:

-¡Qué bonitos zapatos de baile!

Inmediatamente, Karen empezó a bailar sin poder parar, llevada involuntariamente por sus
zapatos rojos.

El cochero, que la esperaba a ella y a la señora, metió a la niña enseguida en el carruaje y le


quitó los zapatos.

Por esos días la señora cayó enferma y Karen tuvo que hacerse cargo de cuidarla. Pero la
habían invitado a un gran baile. Después de dudarlo unos minutos, Karen decidió dejar
dormida a la señora y marcharse al baile con sus zapatos rojos, sin recordar el incidente que
había sufrido el domingo.
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Cuando llegó al baile con sus zapatos rojos estos empezaron a mover sus pies, y la niña
empezó a bailar sin poder parar. Pasaron los días y Karen seguía bailando y bailando. Estaba
cansada, pero no podía parar, así que lloraba mientras bailaba, pensando en lo tonta y
vanidosa que había sido y en lo ingrata que había sido con la señora que tanto la había
ayudado.

- ¡No puedo más!- lloró desesperada-. ¡Tengo que quitarme estos zapatos aunque tengan que
cortarme los pies!

Karen se dirigió bailando a casa del carnicero. Cuando llegó, sin dejar de bailar, le gritó desde la
puerta:

-¡Sal! ¡Sal! No puedo entrar porque estoy bailando. Córtame los pies para que pueda dejar de
bailar, porque hasta entonces no podré arrepentirme de mi vanidad.

Cuando la puerta se abrió apareció el mendigo limpiabotas que había encantado los zapatos
rojos a la puerta de la iglesia.

-¡Qué bonitos zapatos rojos de baile! -exclamó-. ¡Seguro que se ajustan muy bien al bailar!
Déjame verlos más de cerca.

Nada más tocar el mendigo los zapatos rojos se detuvieron y Karen dejó de bailar. Karen
aprendió la lección y, agradecida, volvió a casa a cuidar de la señora que tanto había hecho por
ella. Karen guardó los zapatos en una urna de cristal y no volvió a desobedecer nunca más.

ACTIVIDAD EN CLASE
1. COMENTA EN CLASE ACERCA DE CUÁLES VALORES NOS ENSEÑA ESTE
CUENTO.

2. ELABORA UN DIBUJO, PINTURA O CARICATURA BASÁNDOTE EN LOS


SENTIMIENTOS QUE TE INSPIRA ESTA HISTORIA Y MUÉSTRALO A TUS
COMPAÑEROS O PÉGALO EN UN MURO DE TU SALON DE CLASES.

NIVEL III (10º Y 11º)

EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR


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Había una vez un emperador al que le encantaban los trajes. Destinaba toda su fortuna a
comprar y comprar trajes de todo tipo de telas y colores. Tanto que a veces
llegaba a desatender a su reino, pero no lo podía evitar, le encantaba verse
vestido con un traje nuevo y vistoso a todas horas. Un día llegaron al reino unos
impostores que se hacían pasar por tejedores y se presentaron delante del
emperador diciendo que eran capaces de tejer la tela más extraordinaria del
mundo.

- ¿La tela más extraordinaria del mundo? ¿Y qué tiene esa tela de especial?

- Así es majestad. Es especial porque se vuelve invisible a ojos de los necios y de quienes no
merecen su cargo.

- Interesante… ¡entonces hacedme un traje con esa tela, rápido! Os pagaré lo que me pidáis.

Así que los tejedores se pusieron manos a la obra.

Pasado un tiempo el emperador tenía curiosidad por saber cómo iba su traje pero tenía miedo
de ir y no ser capaz de verlo, por lo que prefirió mandar a uno de sus ministros. Cuando el
hombre llegó al telar se dio cuenta de que no había nada y que lo que los tejedores eran en
realidad unos farsantes pero le dio tanto miedo decirlo y que todo el reino pensara que era
estúpido o que no merecía su cargo, que permaneció callado y fingió ver la tela.

- ¡Qué tela más maravillosa! ¡Que colores! ¡Y qué bordados! Iré corriendo a contarle al
emperador que su traje marcha estupendamente.

Los tejedores siguieron trabajando en el telar vacío y pidieron al emperador más oro para
continuar. El emperador se lo dio sin reparos y al cabo de unos días mandó a otro de sus
hombres a comprobar cómo iba el trabajo.

Cuando llegó le ocurrió como al primero, que no vio nada, pero pensó que si lo decía todo el
mundo se reiría de él y el emperador lo destituiría de su cargo por no merecerlo así que elogió
la tela.

- ¡Deslumbrante! ¡Un trabajo único!

Tras recibir las noticias de su segundo enviado el emperador no pudo esperar más y decidió ir
con su séquito a comprobar el trabajo de los tejedores. Pero al llegar se dio cuenta de que no
veía nada por ningún lado y antes de que alguien se diera cuenta de que no lo veía se apresuró
a decir:

- ¡Magnífico! ¡Soberbio! ¡Digno de un emperador como yo!

Su séquito comenzó a aplaudir y comentar lo extraordinario de la tela. Tanto, que aconsejaron


al emperador que estrenara un traje con aquella tela en el próximo desfile. El emperador
estuvo de acuerdo y pasados unos días tuvo ante sí a los tejedores con el supuesto traje en sus
manos.
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Comenzaron a vestirlo y como si se tratara de un traje de verdad iban poniéndole cada una de
las partes que lo componían.

- Aquí tiene las calzas, tenga cuidado con la casaca, permítame que le ayude con el manto…

El emperador se miraba ante el espejo y fingía contemplar cada una de las partes de su traje,
pero en realidad, seguía sin ver nada.

Cuando estuvo vestido salió a la calle y comenzó el desfile y todo el mundo lo contemplaba
aclamando la grandiosidad de su traje.

- ¡Qué traje tan magnífico!

- ¡Qué bordados tan exquisitos!

Hasta que en medio de los elogios se oyó a un niño que dijo:

- ¡Pero si está desnudo!

Y todo el pueblo comenzó a gritar lo mismo pero aunque el emperador estaba seguro de que
tenían razón, continuó su desfile orgulloso.

ACTIVIDAD EN CLASE

1. COMENTA EN CLASE ACERCA DE CUÁLES VALORES NOS ENSEÑA ESTE


CUENTO.

2. ELABORA UN DIBUJO, PINTURA O CARICATURA BASÁNDOTE EN LOS


SENTIMIENTOS QUE TE INSPIRA ESTA HISTORIA Y MUÉSTRALO A TUS
COMPAÑEROS O PÉGALO EN UN MURO DE TU SALON DE CLASES.

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