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Filosofía Antigua
Aristóteles. El conocimiento.
Ética, política y metafísica
Aristóteles nació en Estagira en el año .384 a. de C. A los 18 años entra en
la Academia como discípulo de Platón, al lado del cual permanece durante
20 años hasta la muerte del maestro. Parte entonces al Asia Menor, donde
con otros compañeros funda una escuela semejante a la Academia.
Durante tres años permanece en Assos, ciudad en la que se había radicado,
y luego vive en Mitilene. En el 342 a. de C. marcha a la corte macedónica
para encargarse de la educación del hijo de Filipo, rey de Macedonia,
Alejandro Magno. Cuando Alejandro asume el reinado Aristóteles regresa a
Atenas y funda una escuela, el Liceo.
El conocimiento
Aristóteles sigue la línea de pensamiento iniciada por Sócrates, que
culmina en la filosofía de Platón. Sin embargo hay diferencias muy
marcadas entre el pensamiento de este último y la concepción aristotélica.
Platón tratará de darle una respuesta satisfactoria a la antinomia entre lo
uno y lo múltiple, el ser y el devenir, planteada por Parménides pero no
resuelta por él. El ideal científico de Platón - común a casi todos los griegos
- lo llevara a buscar un saber perfecto y acabado, universal y objetivo. Para
ello separa, en primer lugar, la razón de los sentidos. Solo la primera puede
darnos conocimientos verdaderos. Luego coloca la idea, el ser, fuera del
devenir y se desentiende de este porque lo considera ilusorio. Todos sus
intentos por conciliar esas dos realidades serán vanos. El mundo inteligible
acabará por convertirse en la única realidad, y el mundo sensible quedara
reducido a una mera apariencia, la sombra confusa del primero. Ya no
habrá en Platón dos realidades, el mundo es uno solo: el cosmos noeticós.
De este modo la contradicción entre lo uno y lo múltiple quedara
aparentemente resuelta en favor del primer extremo, suprimiendo
simplemente al segundo. Pero esta solución, que de algún modo ya
Parménides había logrado, traerá aparejados una serie de problemas. El ser
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de Parménides es efectivamente uno e indivisible. El mundo ideal de
Platón, en cambio, estará compuesto por una pluralidad de seres: las ideas.
Casi podría decirse que en el mismo seno del cosmos noeticós la dicotomía
entre lo uno y lo múltiple vuelve a plantearse y a quedar sin solución.
Aristóteles intentará resolver el problema. y para ello, en vista de las
dificultades que se derivan de suponer la existencia de una realidad
absolutamente inteligible, lo primero que hará será rechazar la separación
entre las ideas y las cosas. Pues comprende que no solo no se puede
explicar la realidad del mundo natural a partir de ideas que están fuera de
él, sino que tampoco se halla solución alguna para la antinomia entre lo
uno y lo múltiple en el orden lógico - ideal del mundo platónico. Por otra
parte, Aristóteles considera que una ciencia como la filosofía tiene por
objeto encontrar la razón de los fenómenos que acaecen en el mundo
sensible, por lo tanto tiene que buscar esa razón en el interior de las cosas
mismas y no en un supuesto mundo ideal que, aunque satisfactorio para el
pensamiento, no logra explicar ni el movimiento ni los cambios de la
naturaleza. Ya hemos visto que poco puede servir un mundo inteligible, por
más perfecto que pueda ser, si con ello no podemos lograr un
conocimiento de las cosas tal como son. Aristóteles, como ya el mismo
Platón lo había visto, se da cuenta que es imposible sentar las bases de una
ciencia del devenir a partir de una teoría de las ideas. El devenir no puede
ser objeto de conocimiento, puesto que pasa constantemente del ser al no
ser y viceversa. Cuando queremos conocer algo ese algo ya no es. Desde
este punto de vista es lógico suponer, como lo hizo Platón, que la filosofía,
como ciencia de la realidad, debe buscar la verdad en un orden ideal. La
verdadera realidad. que debe ser permanente y estable, no puede estar en
las cosas del mundo natural. Sin embargo, Aristóteles, aún sin desconocer
la importancia del orden ideal, advierte la necesidad de que ese orden
debe formar un todo indivisible con el orden sensible. Pues las cosas de
este mundo están y existen. Es más, son los individuos compuestos de
materia y forma los que constituyen la verdadera realidad, y no las ideas
platónicas. "La realidad - dice Aristóteles - en el sentido primero, riguroso y
verdadero de este término, es lo que no es ni predicable de un sujeto, ni
presente en él, por ejemplo, un hombre o un caballo particulares" (Metaf.
XII,8) .Y quien esto afirma no puede conformarse con una doctrina que
hace de las sustancias, los entes reales, algo distinto de lo que son las
cosas. Las sustancias no pueden ser ideas, como lo sostiene Platón, deben
ser las cosas mismas. La realidad concreta es, en suma, el individuo.
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satisfacer plenamente a la inteligencia, a partir del conocimiento de los
individuos? Para que esto fuese posible sería necesario que en cada cosa,
en cada sustancia particular, hubiese algo susceptible de ser aprehendido
intelectualmente. Algo semejante a las ideas de Platón, pero no separado
de las cosas sino en el interior de ellas mismas. Ese algo debe ser lo que
hace que cada cosa sea lo que es y no otra distinta. Es lo que hace que el
hombre sea hombre y no árbol. Platón diría que ese "algo" es la Idea de
Hombre., idea que existe separada en el mundo ideal. Pero Aristóteles no
acepta esto. La idea, que es la esencia de cada cosa, debe estar en ellas y
no en otro mundo. Ahora bien, las cosas son muchas. No hay un sólo
hombre, sino una multiplicidad de ellos. Esto quiere decir que la esencia
debe ser común a todos los hombres. Algo que estando en cada uno no es,
sin embargo, patrimonio exclusivo de cada uno. Si es así, la esencia ya no
puede ser el individuo. Por lo tanto no puede ser captada por los sentidos,
puesto que estos solo aprehenden lo individual. Pues si la esencia as
común a un conjunto de individuos debe ser algo general, o, si se prefiere,
universal en relación a la particularidad de cada sujeto. Evidentemente, la
esencia no es algo empíricamente observable. Pero esto no significa que
estemos imposibilitados de aprehenderla.
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expresión hacemos explícito el concepto de hombre, o sea, la
representación intelectual que tenemos de su esencia. Estas
representaciones intelectuales de las esencias son también universales y
son la base sobre la cual se estructuran las ciencias.
Ahora bien, ¿cómo adquirimos los conceptos por medio de los que nos
representamos la esencia. de las cosas? En primer lugar, debemos
diferenciar dos procesos paralelos: uno de orden gnoseológico, al que
llamamos abstracción, y otro de orden lógico, denominado razonamiento.
Acotemos que por medio de la abstracción aprehendemos la esencia de las
cosas, que en el plano lógico se traduce en la formulación de definiciones,
leyes generales y raciocinios. Aristóteles dice, a este respecto, "... que
aquello de que se posee ciencia estricta no puede ser de otra manera de
como se conoce (por lo tanto) tiene que ser forzosamente algo necesario
todo aquello que conocemos con saber apodíctico. Y es apodíctico aquel
saber que se da como resultado de una demostración. Por eso es la
demostración un proceso racional por medio del cual se deduce
(silogísticamente) algo de cosas necesarias" (Anal. post. A;4). Ahora bien,
las " cosas necesarias" son las esencias y sin el conocimiento de estas no
sería posible hacer deducciones apodícticas, puesto que para concluir
apodícticamente es necesario partir de premisas apodícticas. Demostrar es,
valga la expresión, hacer ver lo que se quiere fundamentar en su
fundamento mismo, es decir, en su esencia. Mostrar la esencia de Sócrates
en Sócrates es deducir apodícticamente que: si todo hombre es racional y
Sócrates es hombre, entonces Sócrates es racional.
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permanece en nuestra conciencia, Este tipo de conocimiento es común al
hombre y a los animales, ya que estos también tienen percepciones
sensibles. Para el hombre las imágenes del sentido común constituyen solo
una parte del conocimiento, su nivel inferior, puesto que las imágenes no
son todavía la representación de las esencias. Es necesaria la intervención
de una facultad específica del hombre para captarlas: el intelecto. Este es
el que va a abstraer, a capturar. por decirlo así, lo que hay de inteligible en
las imágenes sensibles. Ahora bien, el intelecto (o entendimiento) cumple
dos funciones: por una parte forma representaciones muy generales, que
son el resultado de imágenes sucesivas que se tienen luego de haber
percibido muchos objetos semejantes.
La metafísica
Sustancia y accidente. Las categorías
del ser.
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"Hay Una ciencia que estudia al ser en tanto que ser y las condiciones que
le son intrínsecas por sí mismo. Ella no se identifica con ninguna de las que
tienen un objeto particular de estudio, porque ninguna de ellas estudia al
ser en tanto que ser". Con estas palabras comienza Aristóteles el libro IV de
la "Metafísica". Y con ellas nos introduce en el tema central de la filosofía
especulativa: el estudio del Ser, de sus métodos y de las causas primeras.
Pero, ¿qué es el Ser? Esta pregunta, a la que se le han dado diversas
respuestas (ninguna de ellas definitiva) nos introduce en el problema
crucial de la metafísica aristotélica. Veamos en qué términos plantea
Aristóteles la cuestión:
"La palabra "ser" se emplea de distintos modos... por una parte significa la
esencia y la existencia individual; por la otra, la calidad, la cantidad y cada
uno de los atributos (o accidentes) de especie semejante. Pero, aun
empleando la palabra "ser" con tantos significados, es evidente que la
esencia es el ser primero entre todos estos, como que manifiesta la
sustancia. En efecto, cuando queremos expresar una cualidad de un ser
determinado decimos, por ejemplo, bueno o malo (pero) cuando
queremos expresar la esencia no decimos blanco o caliente o de tres
codos, sino, por ejemplo, hombre o Dios. Las otras determinaciones se
llaman "seres" porque ellas son las cantidades o las cualidades o las
afecciones o algo semejante, del ser así considerado (...). Ninguna de ellas
existe naturalmente de por sí ni puede (existir) separada de la sustancia
(...). Más bien parecen seres porque hay un sujeto determinado en el que
ellas son y este es la sustancia o el individuo (...). En efecto, sin él no puede
decirse bueno o sentado (o algo parecido). Es claro, entonces, que solo por
medio de aquello (que es la sustancia) puede existir cada uno de estos. De
manera que la sustancia será el primer ser, y no cualquier ser, sino el Ser
simplemente. Luego, en muchos sentidos se dice el primero; sin embargo,
la sustancia es primera entre todos por el concepto, por el conocimiento y
por el tiempo. Ninguno de los otros predicamentos puede existir
separadamente sino únicamente en ella. Y es primera por el concepto o
porque es necesario que el concepto de sustancia sea inherente al de cada
cosa. Y cuando sabemos que es una cosa, solo entonces, sobre todo,
creemos saber cada cosa... más bien que cuando sabemos cual, cuando y
donde, pues también de estas cosas conocemos cada una cuando sabemos
qué es la cantidad o la cualidad, etc. Y por ello, antes, ahora y siempre, la
investigación y el problema: ¿qué es el Ser? equivale a esto: ¿qué es la
sustancia?" ( Metaf. VII, 1).
Las palabras de Aristóteles nos han llevado al punto crítico del asunto que
nos ocupa: determinar qué es la sustancia y sus atributos esenciales
(categorías).
Hemos visto en el capítulo anterior, que las sustancias son, en primer lugar,
los individuos. Pero también hemos señalado que la esencia es la sustancia.
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Ahora bien, para Aristóteles el termino "sustancia" tiene otras
significaciones, aparte de las ya indicadas. "En efecto - nos dice - parece ser
sustancia de cada cosa la esencia, lo universal (el concepto), el genero, y,
en cuarto lugar, el sujeto. El sujeto es aquello de lo cual se predican los
otros (accidentes); en cambio él no se predica nunca de otro... Por eso es
necesario determinarlo en primer lugar, pues el sujeto parece ser la
sustancia primera por excelencia"(Metaf.VII,3).
Las categorías
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Un hombre no dejará de ser lo que es por el hecho de no estar sentado o
no tener los ojos azules o no tener pelos en la cabeza. Pero esto no quiere
decir que ese hombre pueda existir absolutamente sin ningún rasgo
accidental que lo caracterice. Es cierto que una determinada cosa, por
ejemplo una silla, existe aun cuando la posición o lugar que ocupa se
modifique. Pues es accidental que esté en la galería, la cocina o en
cualquier otro sitio. No va a dejar de ser silla aunque se la cambie de lugar
permanentemente. Pero ¿podría existir sin ocupar alguna posición en el
espacio? naturalmente, no. Para el caso del hombre vale el mismo ejemplo.
Del hecho que pueda no estar ni sentado ni parado no se infiere que pueda
no estar en posición alguna. Si existe tiene que estar en alguna posición,
debe ocupar un lugar en el espacio puesto que no puede existir fuera de él.
También es accidental que se lave los dientes a la noche (podría lavárselos
a la mañana); lo que no podría hacer es lavárselos fuera del tiempo. Lo que
haga debe hacerlo en el tiempo, su modo real de ser exige que así sea. Es
accidental, del mismo modo, que algo sea grande, pequeño o mediano.
Una cacerola de juguete, no por el hecho de ser pequeña deja de ser
cacerola. El ser pequeña es un accidente de la cacerola, la que no significa
que una cacerola cualquiera pueda existir sin tener ningún tamaño. Para
ser (y por ser) de un modo real debe tener una magnitud. De lo dicho se
desprende que las cosas son de algún modo en la realidad. La experiencia
nos muestra a las sustancias siendo de varias maneras determinadas. No
podríamos pensarlas ni imaginarlas si no existieran de algún modo. Estos
modos de ser de las sustancias reciben el nombre de "categorías". Las
categorías resultan, así - como correctamente lo observa Mondolfo -
elementos y condiciones necesarias al modo de concebir a lo real como
real; si faltase alguno de estos elementos, faltaría la realidad del ser
concebido.
Las categorías consideradas desde un punto de vista lógico son los géneros
supremos, por lo cual Aristóteles afirma que "de las palabras expresadas
fuera del nexo del discurso, cada una significa o la sustancia, o la cantidad o
la calidad o la relación o el donde o el cuándo o la situación o el hábito o la
actividad o la pasividad. Sustancia es, por ejemplo, hombre, caballo;
cantidad: dos o tres codos; calidad, blanco, gramático; cantidad: doble,
medio, mayor; el dónde: en el Liceo, en la plaza; el cuándo: ayer, el año
pasado; situación: yace, está sentado; hábito: está calzado, está armado;
actividad: corta, quema; pasividad: es quemado, es cortado. (Categ., 4,1).
En los juicios se predica del sujeto una cualidad o un estado, etc., es decir,
que se lo incluye o no en uno de los géneros supremos que es cada
categoría. Por ejemplo al decir: la puerta es blanca: sujeto "puerta",
cualidad "blanca".
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esencia o sustancia segunda, que es la primera de las categorías
enumeradas en la lista de Aristóteles. Sin embargo, las sustancias primeras,
los individuos efectivamente existentes, no pueden ser considerados,
ontológicamente, como una categoría más, puesto que el individuo
sustancial no es un modo de ser de alguna cosa, sino que es la cosa misma.
Las categorías, por lo tanto, deben ser consideradas como los atributos de
la sustancia. Son los accidentes en un sentido absoluto y genérico. Son
aquellos de los que ninguna sustancia individual pueden prescindir, ya que
sin ellos ningún ser sustancial puede existir. Estos géneros supremos
constituyen el objeto formal de las ciencias particulares, "... porque
ninguna de éstas considera al ser en cuanto ser de manera universal, sino
que, recortando una cierta parte, consideran de este (el ser o sustancia) los
accidentes, como por ejemplo, entre otras ciencias, las matemáticas" (Mth,
IV,l).
Con las categorías quedan puestas las bases para una ciencia de lo
accidental, que le permitirá a Aristóteles lograr una comprensión racional
del ser en el devenir. Pero no le bastará con esto; para explicar el cambio y
las modificaciones constantes de los seres tendrá que precisar dos
modalidades (o estados) del ser en movimiento: el acto y la potencia.
Todos los seres del mundo sensible son una "composición" de potencia y
acto. Esto se debe a que las sustancias - tal como las concibe Aristóteles -
no son ideas simples e inmutables sustraídas al devenir, como lo pensaba
Platón. Sustancias son cada uno de los individuos que componen el mundo
físico, sujetos a modificaciones y cambios que son la consecuencia de su
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propio movimiento interno. Este movimiento no podría explicarse sin
recurrir a las nociones de ser en acto y ser potencia. Si las sustancias fueran
seres simples, como las ideas de Platón o el Ser de Parménides, el
problema del movimiento como cambio interno cualitativo no tiene
sentido. Pero es otra la cuestión cuando los seres son las cosas del mundo
natural, que no son simples ni indivisibles ni inmutables. Antes bien, la
experiencia misma nos muestra cómo cada uno de esos seres aparecen y
desaparecen, cómo se generan y se corrompen, cómo se construyen y se
destruyen. La idea de una casa, por Ej., es inmutable, al fin de cuentas no
es más que una idea. Y si se tratase de una idea platónica, subsistente, ni
que decir tiene que será imperturbable. Pero una casa real, de piedras,
ladrillos y arena necesita ser construida para ser una casa. También se la
puede destruir, puede dejar de ser una casa para pasar a ser otra cosa; un
montón de escombros, por ejemplo.
Hemos dicho que la potencia es no ser algo todavía. Pero para que algo no
sea aún, es necesario que haya un ser que todavía no es ese algo. Un
hombre que está en potencia de ser sabio tiene que ser en acto ignorante.
Un niño es en potencia un hombre maduro; pero no sería hombre maduro
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en potencia si no fuese a la vez niño en acto, Esto significa que el acto es
siempre anterior a la potencia (nada hay en potencia que no sea potencia
de un acto).
Materia y forma
La potencia y el acto permiten explicar cómo cambian las cosas. La materia
y la forma permiten entender cómo están compuestas. Sendas nociones
son correlativas: pues hay un paralelo entre la forma y el acto, y la materia
y la potencia. Lo que hay de actual en la sustancia es la forma; el elemento
potencial es la materia. Hay una materia que es común a todos los seres
compuestos: es la materia prima. Pero también hay una materia individual,
propia de cada sustancia en particular. Esta materia individualizada posee
ya una forma: la forma del individuo, y es la materia segunda (signada y
cuantificada).
La materia prima es el substrato común del que proceden todas las cosas
del mundo corpóreo. "Respecto a la sustancia material - dice Aristóteles -
no debe pasar desapercibido que... una misma materia es principio de
todas las cosas engendradas" (Metaf. VII,3). Esta materia es, en cierto
modo, la sustancia, puesto que forma parte de todos los sujetos y es lo que
permanece por debajo de los cambios. Por eso Aristóteles afirma que la
sustancia es el sujeto que, desde cierto punto de vista, es sujeto en
potencia (llamo materia a aquello que no es algo determinado en acto, sino
solamente en potencia...) (Metaf. VIII,l). Para que algo cambie algo debe
permanecer. "Pues si el cambio se produce de un contrario a otro (de joven
a viejo, por Ej.), es necesario que haya algo subyacente que cambie en el
pasaje de un contrario a otro, pues lo que cambia no son los contrarios
mismos. Lo que cambia queda, mientras que el contrario no permanece; y
por eso (es necesario) un tercer término además de los contrarios, o sea, la
materia" (Metaf., XII,2).
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materia de la que esté hecho. La materia inteligible, en cambio, es el
mismo círculo material, es decir, el bronce con la forma de círculo. No se
puede percibir ni imaginar la materia por sí misma; la percibimos ya con
una forma y no podríamos imaginarla sin ella. De aquí que Aristóteles
afirme que la materia inteligible es la que está en los seres sensibles, pero
no en tanto que sensibles sino en tanto que determinados por una forma
inteligible que los hace ser lo que son. En otras palabras, la materia es
inteligible sólo y por cuanto posee una forma inteligible que la determina
de un modo y no de otro. De esto se saca que "la materia por sí misma es
incognoscible" (Cfr. op. cit.) y por ello no se puede afirmar que la materia
prima (indiferenciada y pura potencia) es inteligible. La materia prima no
puede existir sin una forma.
El par de conceptos materia - forma, que nos sirve para explicar cómo
están compuestas las sustancias tiene otras connotaciones. Ya vimos que
está en estrecha relación con los conceptos de acto y potencia que nos
permiten comprender el cambio de los seres inmersos en el devenir. Pero,
además de esto último, dichos conceptos también están ligados a otra
cuestión de suma importancia en el pensamiento aristotélico: las causas
del ser.
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sentidos, uno de los cuales es que consideramos como causa la sustancia
(segunda) y la esencia (la forma) .... otro, la materia y el substrato( causa
material) ; un tercero, aquel de donde proviene el principio de movimiento
(causa eficiente); un cuarto la causa opuesta a esta, o sea el fin y el bien
(causa final) 11 (Metaf., 1,3). Aclaremos esto con un ejemplo del mismo
Aristóteles:" ¿ Cuál es la causa del hombre con materia?, ¿ no es quizás el
menstruo? Y, ¿cuál es la causa eficiente? ¿no es acaso la esperma? Y, ¿cuál
es como forma? la esencia. ¿Cuál como fin?, la finalidad del hombre.
Quizás estas dos últimas son la misma cosa" (Metaf., VIII,4). Las cuatro
causas: formal, material, eficiente y final se pueden reducir a dos: la formal
y la material. Esto se debe a que la causa eficiente y final son de algún
modo la causa formal: la final es aquello para lo que la cosa es, o sea su
esencia, y la causa eficiente primera de toda cosa es su propia forma.
Ética y política
La ética de Aristóteles de denomina eudemonista porque la vida del
hombre se orienta hacia la felicidad, o sea, la eudaimonía. La felicidad no
es otra que la realización de la propia esencia racional. Esto quiere decir
que las virtudes más importantes son aquellas que le permiten al ser
humano realizarse como ser racional. Estas virtudes se denominan
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dianoéticas, y entre ellas se encuentra la sabiduría. Las virtudes llamadas
éticas son las que el hombre necesita para convivir en sociedad. Son
hábitos que le permiten realizarse como ser social. Estas virtudes éticas son
consideradas por Aristóteles como el justo medio entre dos vicios: uno por
defecto y el otro por exceso. Así la generosidad será el justo medio virtuoso
entre la avaricia y el despilfarro. La misma doctrina del justo medio es
aplicada a otras virtudes éticas. La ética aristotélica es intelectualista, esto
significa que la racionalidad es una condición del sujeto moral. Dicha
racionalidad es prudencial y le permite al hombre tomar decisiones justas y
prudentes. La ética es producto de la educación. El hombre distingue lo
bueno de lo malo porque es un ser inteligente, y puede elegir entre lo uno
o lo otro porque es un ser libre. Esto lo hace responsable de sus actos.
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La concepción de Aristóteles admite la esclavitud y considera que existen
esclavos por naturaleza y esclavos por otras condiciones. Los primeros han
nacido para obedecer, mientras que los segundos son convertidos en
esclavos por distintos motivos. Eso sucedía con los prisioneros de guerra.
La concepción esclavista de Aristóteles solo es entendible en una sociedad
en la que la mano de obra productiva era en su mayoría esclava. Lo que no
justifica la esclavitud. Por otra parte hay que señalar que los argumentos
de Aristóteles para explicar la existencia de esclavos por naturaleza carece
de sustentación. Las mujeres carecen de la condición de ciudadanas. Los
niños y los ancianos son ciudadanos a medias. Los primeros porque por su
edad no participan todavía del gobierno y los segundos porque han dejado
ya de participar.
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