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Formación de los Enlace Covalente

Un enlace covalente entre dos átomos se produce cuando estos átomos


se unen, para alcanzar el octeto estable, compartiendo electrones del
último nivel1 (excepto el hidrógeno que alcanza la estabilidad cuando
tiene 2 electrones). La diferencia de electronegatividad entre los
átomos no es lo suficientemente grande como para que se produzca
una unión de tipo iónica. Para que un enlace covalente se genere es
necesario que la diferencia de electronegatividad entre átomos sea
menor a 1,7.2
De esta forma, los dos átomos comparten uno o más pares
electrónicos en un nuevo tipo de orbital, denominado orbital
molecular. Los enlaces covalentes se producen entre átomos de un
mismo elemento no metal, entre distintos no metales y entre un no
metal y el hidrógeno.
Cuando átomos distintos de no metales se unen en una forma
covalente, uno de ellos resultará más electronegativo que el otro, por
lo que tenderá a atraer la nube electrónica del enlace hacia su núcleo,
generando un dipolo eléctrico.5 Esta polarización permite que las
moléculas del mismo compuesto se atraigan entre sí por fuerzas
electrostáticas de distinta intensidad.
Por el contrario, cuando átomos de un mismo elemento no metálico
se unen covalentemente, su diferencia de electronegatividad es cero y
no se crean dipolos. Las moléculas entre sí poseen prácticamente una
atracción nula.
Formación de los Enlace Metálico
En los enlaces metálicos se unen entre sí dos o más átomos de
elementos metálicos. Dicha unión se debe no a la atracción entre
ambos átomos entre sí, si no entre un catión y los electrones que han
quedado libres y ajenos haciendo que sea tal cosa. Los diferentes
átomos configuran una red en torno a estos electrones, con patrones
que se van repitiendo. Estas estructuras tienden a aparecer como
elementos sólidos y consistentes, deformables pero difíciles de
romper. Asimismo, este tipo de enlace se vincula a la conductividad
eléctrica propia de los metales, al ser sus electrones libres.

Un enlace metálico es un enlace químico que mantiene unidos los


átomos (unión entre núcleos atómicos y los electrones de valencia,
que se juntan alrededor de éstos como una nube) de los metales entre
sí.
Estos átomos se agrupan de forma muy cercana unos a otros, lo que
produce estructuras muy compactas. Se trata de líneas
tridimensionales que adquieren estructuras tales como: la típica de
empaquetamiento compacto de esferas (hexagonal compacta), cúbica
centrada en las caras o la cúbica centrada en el cuerpo.

En este tipo de estructura cada átomo metálico está dividido por otros
doce átomos (seis en el mismo plano, tres por encima y tres por
debajo). Además, debido a la baja electronegatividad que poseen los
metales, los electrones de valencia son extraídos de sus orbitales. Este
enlace sólo puede estar en sustancias en estado sólido.
Enlace químico
Enlace iónico del cloruro de sodio, donde sodio da su electrón de
valencia al cloro para ambos tener 8 electrones en su valencia.
Un enlace químico es el proceso químico responsable de las
interacciones atractivas entre átomos y moléculas,1y que confiere
estabilidad a los compuestos químicos diatómicos y poliatómicos. La
explicación de tales fuerzas atractivas es un área compleja que está
descrita por las leyes de la química cuántica.
Una definición más sencilla es que un enlace químico es la fuerza
existente entre los átomos una vez que se ha formado un sistema
estable.
Las moléculas, cristales, metales y gases diatómicos (que forman la
mayor parte del ambiente físico que nos rodea) están unidos por
enlaces químicos, que determinan las propiedades físicas y químicas
de la materia.
Estos enlaces químicos son fuerzas intramoleculares, que mantienen
a los átomos unidos en las moléculas. En la visión simplista del enlace
localizado, el número de electrones que participan en un enlace (o
están localizados en un orbital enlazante), es típicamente un número
par de dos, cuatro, o seis, respectivamente. Los números pares son
comunes porque las moléculas suelen tener estados energéticos más
bajos si los electrones están apareados. Teorías de enlace
sustancialmente más avanzadas han mostrado que la fuerza de enlace
no es siempre un número entero, dependiendo de la distribución de
los electrones a cada átomo involucrado en un enlace. Por ejemplo,
los átomos de carbono en el benceno están conectados a los vecinos
inmediatos con una fuerza aproximada de 1.5, y los dos átomos en el
óxido nítrico no están conectados con aproximadamente 2.5.

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