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El poema describe cómo el poeta miró fijamente al sol cuando era joven y audaz, dejando una mancha negra permanente en su visión. Ahora, esta mancha negra se mezcla con todo lo que ve como un signo de duelo, posándose en cualquier lugar donde dirija la mirada. La mancha negra se interpone constantemente entre él y la felicidad, recordándole que sólo el águila puede contemplar impulsivamente el Sol y la Gloria sin sufrir consecuencias.
El poema describe cómo el poeta miró fijamente al sol cuando era joven y audaz, dejando una mancha negra permanente en su visión. Ahora, esta mancha negra se mezcla con todo lo que ve como un signo de duelo, posándose en cualquier lugar donde dirija la mirada. La mancha negra se interpone constantemente entre él y la felicidad, recordándole que sólo el águila puede contemplar impulsivamente el Sol y la Gloria sin sufrir consecuencias.
El poema describe cómo el poeta miró fijamente al sol cuando era joven y audaz, dejando una mancha negra permanente en su visión. Ahora, esta mancha negra se mezcla con todo lo que ve como un signo de duelo, posándose en cualquier lugar donde dirija la mirada. La mancha negra se interpone constantemente entre él y la felicidad, recordándole que sólo el águila puede contemplar impulsivamente el Sol y la Gloria sin sufrir consecuencias.
Cree ver ante sus ojos volar obstinadamente A su alrededor, en el aire, una mancha lívida. Así, muy joven aún y más audaz, Sobre la gloria un instante osé fijar los ojos: Un punto negro ha quedado en mi mirada ávida. Desde entonces, mezclada a todo como un signo de duelo, En todas partes, en cualquier lugar donde se detengan mis ojos, ¡Veo posarse también la mancha negra! — Pero ¿siempre? ¡Entre la dicha y yo, incesantemente! ¡Oh! es que sólo el águila - ¡ay de nosotros, ay! — Contempla impulsivamente el Sol y la Gloria.