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Dolores, 26 de febrero de 2007.

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AUTOS Y VISTOS:
Que a fs. 49 se presenta el Dr. Alfonso Eduardo Speciale como apoderado
del Sr. Leonardo Marcos Russo, tal como lo acredita con poder general judicial,
solicitando como pretensión se dicte sentencia condenando a la demandada,
Municipalidad de la Costa al pago de pesos ochenta y dos mil, actualizado a la fecha de
su efectivo pago, con intereses, y costas.
Que según manifiesta la actora, con fecha 26-06-1995, la demandada
expide a favor de TRASNORTE S.R.L. a la orden de Leonardo Russo el certificado de
deuda –que adjunta en copia-, en la que se reconoce adeudar a los nombrados la suma
de cincuenta y un mil novecientos pesos por dicho certificado, más el monto de un
convenio de pago de reconocimiento de deuda por la suma de treinta mil ochocientos diez
pesos.
Que continúa su relato la accionante manifestando, que en el certificado de
deuda se reconoce, también que la debido es por motivo de los servicios prestados por la
empresa citada ut supra, en el cumplimiento de la recolección de residuos y levantamiento
de barrido en San Clemente del Tuyú, de conformidad a las constancias de los
expedientes administrativos números 4122-2857/94, 4122-2857 Alcance 1, 4122-1067/95
y 4122-1849/95.
Manifiesta la actora, que el certificado de deuda posee como característica
la posibilidad de ser cedido a terceros por ante escribano público, circunstancia que
acaeció el día 22 de agosto de 1995, oportunidad en que dicho certificado fue cedido por
el a la firma IVECAM S.A.
Expresa asimismo, que, se notificó a la demandada de la cesión de
derechos efectuada sobre el certificado de deuda a favor de IVECAM S.A., el cual debía
ser cancelado por la deudora el día 30-11-95.
Afirma luego la actora, que transcurrido en exceso la fecha de cancelación
de la deuda, sin que la ejecutada diera cumplimiento a su obligación, con fecha 4-12-95
envía dos cartas documento, una a la empresa IVECAM S.A. –las CD 011885104 AR, que
adjunta en fotocopia-, mediante la cual se notificó a la empresa mencionada que rescindía
la cesión de acciones y derechos referente a la certificación de la deuda; y la segunda a la
Municipalidad de la Costa –la C.D. 011885095 AR, adjunta también en fotocopia-, en la
cual se le notifica de manera expresa que se ha rescindido la cesión de derechos y
acciones a favor de IVECAM S.R.L. referente a la certificación de deuda por la suma de
pesos cincuenta y un mil ciento noventa.
Continúa su relato, diciendo que, en dos oportunidades se constituyó con la
escribana Ana Claudia Balaguer a la Tesorería de la Municipalidad de la Costa, los días
20-09-95 y 1-12-95, reclamando la cancelación de la deuda consignada en el certificado,
obteniendo como respuesta que: “no hay dinero disponible para efectuar el pago”,
-adjunta copias de ambas actas notariales-.
Que, posteriormente, expresa que la prueba a producir en autos tiende a
demostrar la totalidad de los trabajos efectuados y su correlación con la deuda, que la
comuna tenía con el actor.
Funda en derecho, justifica la competencia del Juzgado para intervenir en
autos, y propone prueba.
Que, con el proveído de fecha 8-03-05 se lo tiene por presentado, parte y
con el domicilio por constituido, tramitando la acción por la vía del proceso ordinario, y
dando traslado de la demanda por el término de 45 días para que la accionada, conteste y
comparezca a estar a derecho.
Que a fs. 60 y siguientes, con fecha 5-08-05 se presenta la demandada a
contestar demanda, compareciendo como apoderado el Dr. Marcelo Bonavita, quien
solicita se rechace la acción en todas sus partes, con condenación en costas para la
actora.
El apoderado de la demandada, luego de las negativas de estilo, opone
excepción de falta de legitimación activa, argumentado en contra de la pretensión de la
actora.
En el relato de los hechos, el apoderado de la accionada, aduce que el
crédito reclamado ha sido cancelado oportunamente, quedando extinguida la acción.
Además, expresa que la Municipalidad en ningún momento suscribió contrato alguno con
el actor, razón por la cual el reclamo impetrado deviene totalmente improcedente. Cita
doctrina y jurisprudencia en sustento a sus argumentos.
Finalmente, la demandada ofrece y propone prueba.
Con fecha 10-08-05, se tiene a la demandada por presentada, parte con el
carácter invocado, el domicilio legal mencionado como constituido, -ver fs. 65-.
Acompañada la cédula de traslado, se tiene por contestada en término la demanda, y
respecto de la excepción opuesta de falta de legitimación activa interpuesta por la
accionada, se rechaza la misma por extemporánea, pero se resuelve tratar la misma con
la cuestión de fondo -ver proveído de fs. 23-08-05-.
Seguidamente, con fecha 7-09-05, la parte actora interpone recurso de
reposición y contesta traslado, afirma que impugna el proveído del 23 de agosto de ese
año, por considerar que la excepción de falta de legitimación fue interpuesta
extemporáneamente, solicitando su rechazo. Argumenta a favor del recurso, y contesta al
traslado conferido, solicitando se resuelva lo planteado y se provea la prueba ofrecida.
Que a fs. 70/71 vta. se presenta la actora respondiendo al traslado de la
contestación de demanda, manifestando –entre otras cosas-, que la deuda reclamada en
autos no ha sido cancelada, y que la demandada debió asumir el onus probandi,
acompañando comprobante de pago, recibos o cualquier otro documento que acreditara
lo que expresa en su presentación.
Que con fecha 2-11-05 se realiza la audiencia preliminar prevista en el
artículo 41 del C.C.A., -ver fs. 66/67-.
A fs. 88/88 vta., se incorpora la respuesta al oficio remitido por el Sr.
Intendente de la municipalidad demandada.
Que con fecha 27-03-06 se presenta la parte actora, desistiendo de la
pericia contable, y solicitando se declare la negligencia de prueba de la contraria, -ver. fs.
95-.
Posteriormente, con respecto a la presentación de la actora, se resolvió
declarar la caducidad de las pruebas de absolución de posiciones y testimonial de la parte
demandada con fundamento en los artículos 408 y 430 del C.P.C.C., -fs. 96/97-.
Que a fs. 99 vta. se certifica la prueba a pedido de la parte actora.
Posteriormente, con fecha 19-05-06 se ponen los autos para alegar por el
término común de cinco días comunes. A fs. 91/94 vta. se presentan los alegatos de la
parte actora, y de fs. 101/102, los alegatos de la demandada.
Con fecha 6-07-06 pasan los autos para sentencia.
CONSIDERANDO:
I) Que en lo que atañe a la prueba presentada y producida en autos cabe
expresar, que con respecto a la documental acompañada por la actora consistente en los
convenios de pago obrantes a fs. 6/7 y 8, se tienen por reconocidos por no haber sido
expresamente cuestionados por la demandada, criterio similar debe adoptarse con la
cesión de derechos y acciones obrantes a fs. 11/12, y las constataciones notariales de fs.
14/19. Con respecto a las cartas documento de fs. 9 y 10, las mismas se tienen por
enviadas y recepcionadas, ya que las mismas no fueron controvertidas por la accionada al
momento de contestar la demanda.
En cuanto a la pericia contable solicitada por la actora, la parte se presenta
a fs. 95 desistiendo de la misma.
II) Corresponde, ahora abordar la excepción de falta de legitimación activa
introducida por la demandada, tal como expresara en el proveído de fs. 69 en esta
resolución, dado que su presentación extemporánea así lo determinó al no haberlo hecho
en el plazo fijado por las normas procesales para que sea tratada como excepción previa.
Sobre la excepción en tratamiento, se puede decir que, la misma ha sido
definida como: “La excepción de falta de legitimación para obrar en el actor se
corresponde con la tradicionalmente llamada defensa de falta de acción, por la que se
controvierte la existencia de la legitimatio ad causam, o sea que quien demanda no
revestiría la condición de persona idónea o habilitada por la ley para discutir el objeto
sobre el que versa el litigio, es decir, que no sería titular de la relación jurídica sustancial
en la que se funda le pretensión (art. 345, inc. 3ro, CPCC, 25, CPCA)”, (SCBA, Causa B.
59.538, “Rapagnini, Fernando Javier c. Caja de Previsión Social para Profesionales de la
Ingeniería s/ DCA”, sentencia del 9-V-2001).
Y también, que: “Si bien la decisión del litigio judicial supone como
presupuesto inescindible determinar si el derecho existe, previamente a ello es necesario
establecer si éste la corresponde a aquel que lo hace valer y si debe ser satisfecho por
aquel a quien se lo esgrime, pues el poder jurídico que deriva de los derechos sólo tendrá
eficacia para aquel que está obligado, y más allá de que se haya articulado la cuestión
como excepción previa, defensa de fondo o de otro modo, ya que la legitimación es
requisito esencial de la acción (art. 345, inc. 3ero, CPC; art. 499, C. Civ.)”, (Cámara Civil y
Comercial de La Plata II, Sala 3era., “Otta, María Carmen y otro c. Wengrovski, Gustavo
José y otro s/ daños y perjuicios”, sentencia del 24-V-2001).
Resulta acreditado en autos, que la Municipalidad de la Costa, reconoció
oportunamente adeudar a la firma TRASNORTE S.R.L. la suma de pesos cincuenta y un
mil ciento noventa correspondiente a los servicios que prestara para la demandada de
recolección de residuos y levantamiento de barrido en San Clemente del Tuyú y Las
Toninas, Expedientes Nros. 4122-2857/94, 4122-2857/94 Alc. 1, 4122-1067/95 y 4122-
1849/95, tal como se desprende de la certificación de deuda obrante a fs. 8; y la suma de
pesos treinta mil ochocientos diez, por los mismos servicios y constando en las mismas
actuaciones administrativas mencionadas ut supra, -ver fs. 6/7-, aunque ninguna de las
partes requirió su incorporación a este proceso.
Que, si bien la demandada no cuestionó la deuda, si en cambio argumentó
en la contestación de demanda, que la misma habría sido cancelada sin consignar ningún
dato sobre dicha circunstancia, ni tampoco acompañó documentación que acreditara el
pago. De todos modos, estas cuestiones son ajenas al tratamiento de la excepción que
desarrollo en este apartado.

Los créditos mencionados en el párrafo precedente, también como se


desprende de la documental acompañada, -ver en este sentido cesión de acciones y
derechos de fs. 11/13-, fueron cedidas a la empresa IVECAM S.A. tal como consta a fs. 11
vta. cláusula 2da. de la cesión, el precio fue convenido en un rodado que la cesionaria
debía entregar a la cedente como pago total de la cesión. Debo agregar que la cesión
mencionada, fue suscripta por el actor Leonardo Marcos Russo, que compareció a
concretar ese acto en su condición de persona física, pues no surge de la documental
acompañada – ver fs. 11-, que en la cesión de acciones y derechos por los créditos
mencionados, se presentara como representante de la sociedad que era acreedora del
crédito por los servicios de recolección de residuos y levantamiento de barrido en
beneficio de la demandada.
Tiene dicho la doctrina, que: “….La Ley 19.550 no prevé fórmulas expresas
para obrar en nombre de la sociedad, que no exige fórmulas sacramentales, pero debe
resultar indudable que el representante de la sociedad ha querido obligar a la misma. En
tal sentido, ha sido interpretado por nuestra jurisprudencia en forma por demás reiterada
que la firma o nombre social mediante la cual se establece la asunción de una obligación
por la sociedad debe presentarse con tal claridad que indique la actuación de un ente
colectivo y no el de una o varias personas visibles, descartando la responsabilidad de la
sociedad en casos de que los documentos imputados a la sociedad llevan firmas sin
indicación alguna de la representación de la misma (la antefirma)”, (Nissen, Ricardo A.;
“Curso de Derecho Societario”, Ad Hoc, Bs. As. 2003, págs. 224/225).
También corresponde expresar, que la rescisión de la cesión de acciones y
derechos, notificada a la firma IVECAM S.A., es realizada por el mismo actor sin que se
infiera de los términos en que fue redactada la C.D. Nro. 011 885 104 AR, que Russo
invocara su condición de representante de TRASNORTE S.R.L., pues afirmó en aquella
ocasión lo siguiente: “Notifico a Ud. por medio de la presente que he resuelto rescindir
la cesión de acciones y derechos de fecha 22 de agosto de 1995 referente a certificación
de deuda a mi favor otorgado por la Municipalidad de la Costa por valor de $ 51.190,
haciendo uso de la cláusula tercera del citado documento y ante el incumplimiento por
parte de la cesionaria a la cláusula segunda del mismo…Fdo. Leonardo Marcos Russo”,
-ver fs. 9-.
Algo similar, puedo decir respecto de la notificación que Russo envía a la
demandada mediante C.D. Nro. 011 885 095 AR, de cuyo texto puede inferirse que
también lo hace como persona física, y no en representación de la sociedad TRASNORTE
S.R.L., -ver fs. 10-.
Estimo, que yerra el actor al considerar que los créditos reconocidos por la
Municipalidad de la Costa en el convenio de pago obrante a fs. 6/7, y la certificación de
deudas de fs. 8, le otorgaran un crédito a su favor como persona física. Pues, en el
convenio de pago el demandante comparece en representación de TRASNORTE S.R.L.
tal como se menciona al inicio del documento analizado, y en el resto de las cláusulas se
hace referencia al Proveedor como la firma a la que representa Russo, y no a su persona
como parece entender al plantear la acción que interpusiera en este juicio.
En lo que atañe a la certificación de deuda acompañada a fs. 8 de autos,
creo que también el reconocimiento del crédito por los servicios prestados, se hacen
exclusivamente a favor de TRASNORTE S.R.L. , la referencia al actor en el documento
cuando expresa: “El Municipio reconoce adeudar a Don TRASNORTE S.R.L./Orden
Russo Leonardo Marcos….”, hacen referencia a que la deuda es a favor de la firma, y la
orden de pago que se prometía cancelar el 30 de noviembre de 1995, sería librada a
nombre del actor, lo cual despeja toda duda sobre de quién era la titularidad del crédito
reconocido.
Debo aclarar que los términos en que han sido redactadas las actas de
constataciones agregadas a fs. 16/19 y 14/15 vta., no pueden modificar la situación
jurídica del actor, dado que según consta en ambos documentos el mismo se presentó
ante la demandada para solicitar el pago de los créditos como proveedor, y le
respondieron que no existía dinero en efectivo, haciendo una nueva propuesta de pago un
funcionario municipal –ver fs. 16 vta.-, y “…que no hay ninguna orden de pago y no hay
dinero disponible para hacer efectivos los mismos…”, -ver fs. 15-. El actor Leonardo
Russo en todo caso era quien podía recibir el pago en nombre de la sociedad acreedora,
pero de ningún modo la prueba acompañada en autos, lo hace titular del derecho al
crédito reclamado, pues ambas partes coinciden en que la prestación del servicio fue
realizada por TRASNORTE S.RL. y no por el Sr. Leonardo Russo, quien en todo caso era
uno de los representantes legales de la firma acreedora, o quien eventualmente podía
percibir el pago en sede administrativa de haberse concretado lo acordado en los
instrumentos agregados, lo cual se deduce del concepto insertado en el texto del
convenio cuando expresa: “Orden Russo Leonardo Marcos…”.
Es decir que tanto en el convenio de pago, como así también en el
reconocimiento de deuda, -agregados a fs. 6/7 y 8 respectivamente-, las partes a que
hacen referencia dichos documentos, son por un lado como acreedor TRASNORTE
S.R.L., y como deudor la Municipalidad de la Costa, pero de ningún modo puede
concluirse que el actor individualmente pueda ser tenido como legitimado activo en este
proceso, pues solo actuó como representante de la persona ideal de la que era parte, y
tenía facultades para percibir el pago espontáneo o reclamarlo en sede administrativa,
pero en la instancia judicial solamente puede acudir como legitimado activo, acreditando
que actúa o se presenta como representante de la sociedad de la que era socio gerente a
la cual la demandada le reconoció oportunamente el crédito en exclusividad.
La titularidad del crédito por el servicio prestado a la demandada en
recolección y barrido de residuos que constan en la documentación ut supra mencionada,
siguió en todo momento en cabeza de la empresa, pues tanto la cesión de acciones y
derechos, como la rescisión de esta última fue efectuada por el actor por propio derecho
sin invocar la representación de la empresa, que era parte interesada en la transacción.
La circunstancia de que la accionada no haya cuestionado en su momento tanto la cesión
como la rescisión del crédito en nada modifica la situación, pues en ocasión de ambos
reclamos consignados en las actas de constatación un funcionario del municipio se limitó
a manifestar la inexistencia de dinero o cheques para saldar la deuda, y proponer una
nueva forma de pago, que no se concretó.
Y esto es así, dado que: “La entidad societaria no se confunde con las
personas que la integran, ni éstas, como personas visibles pueden arrogarse ni ejercer
individualmente los derechos que los contratos o las leyes confieren aquélla, por tratarse,
en este aspecto, de terceros ajenos al ente ideal. La vigencia de tales conceptos subsiste
en el caso de la disolución dado que a partir de tal supuesto, al ingresar la sociedad en la
etapa liquidatoria, puede decirse de la misma que conserva su personalidad a ese sólo
efecto, rigiéndose por las normas correspondientes a su tipo en cuanto sean compatibles,
y los socios sólo pueden atender asuntos urgentes y adoptar las medidas necesarias para
iniciar la liquidación, con prohibición de realizar cualquier operación ajena a dichos fines
(arts. 99, 101 Ley 19.550)”, (Cámara Civil y Comercial II de La Plata, Sala 2, 88.777,
“Valle, Miguel Eduardo c/ Asociación Coop. Hosp. de la Costa s/ Nulidad de res.
unilateral”, RSD, 316-98, sentencia del 10-11-1998, voto de la Dra. Suárez S.D.).
Partiendo de la base de lo expuesto anteriormente, resulta claro, que en el
caso en tratamiento a los efectos de determinar la legitimación activa, se debe tener
presente, que: “La exigencia prevista por el legislador (art. 46 del CPCB), referida a las
personas que se presentan en juicio por un derecho que no les es propio, engloba
además de los representantes legales a aquellos mandatarios convencionales que
pueden denominarse necesarios: los gerentes, directores, etc., de sociedades o
asociaciones y personas jurídicas, que en virtud de su propia naturaleza no pueden
actuar sino por intermedio de los órganos que los instrumentos constitutivos han
determinado (arts. 35, 36 del Código Civil y 268 de la Ley 19.550)”, (Cámara Civil y
Comercial de Quílmes I, 289, RSI 107-95, “Silket S.A. c. Deek, Sandra s/cobro ejecutivo”,
I. del 26-12-95).
III) Además, y en lo atinente a la cesión efectuada por el actor a INVECAM
S.A., no resulta correcto lo expresado por la accionada al manifestar que la misma es
inexistente por no contar con el consentimiento de su representada el Municipio de La
Costa, dado que: “La notificación de la cesión de derechos y acciones al deudor cedido
sólo interesa a efectos de que sepa a quién debe abonar su débito con efecto extintivo,
pero no hace a la validez de aquélla, no siendo necesaria su aceptación cuando no se
trata de una delegación de deuda”, Cámara Civil y Comercial I, Sala 2 de La Plata,
217879, RSD-123-94, “Ingenco Ingeniería en Construcciones SA c/ Russo, José y otra s/
Ejecución hipotecaria”, S, 5-7-1994, voto del Dr. Rezzonico, J. C., S.D.).
Pero, no obstante lo expuesto en el párrafo anterior, es menester aclarar
que le asiste la razón a la demandada al expresar que los actos realizados por el actor en
la cesión de derechos y acciones, entrarían dentro de la categoría de “actos inexistentes”,
que, aunque parte de la doctrina desconoce esta categoría como algo distinto al acto
nulo, otro sector calificado de la misma, -que parece ser la mayoritaria-, defiende su
aplicación.
Se ha expresado sobre el tema tratado –entre otras cosas-, que: “Nuestra
ley no admite los actos inexistentes como una categoría distinta de los actos nulos,
aunque algunos han sostenido que aquélla es una noción puramente racional –no legal-
que se aplica a ciertos actos que pese a su apariencia jurídica, carecen de algún
elemento vital para que se le reconozca esta calidad”, (Salas, Andel Ernesto; “Código
Civil y Leyes Complementarias Anotados”, T. 1; Desalma, Bs As. 1999, pág. 516).

Sobre este tema, se ha dicho entre otras cosas, que: “Algunos juristas
afirman que la inexistencia es la forma más radical de ineficacia, y lógicamente la primera,
puesto que excluye a las otras figuras: “el negocio que no existe no puede ni siquiera ser
inválido o ineficaz en el sentido estricto”. El acto inexistente es un acto no avenue, es
decir no sucedido para el Derecho, por lo que una cosa es existir con vicios –acto nulo- y
otra es no existir. La raíz de la inexistencia como categoría jurídica se encuentra en la
realidad o falta de realidad de la hipótesis negocial, lo que ante su ausencia le impide al
acto aparente producir efectos jurídicos”, (Bueres, Alberto J.; Highton, Elena; “Código
Civil”, T. 2C, Hammurabi Editor, Bs. As. 1999, pág. 271).
Complementando lo anterior, se puede agregar, que: “En nuestro país
podemos distinguir dos posiciones bien definidas en la doctrina nacional: la de los
partidarios de la teoría de la inexistencia como categoría distinta de la nulidad como
causal de ineficacia, y la de los autores que la niegan. En la primera posición,
aparentemente mayoritaria, encontramos los juristas que afirman la existencia de dos
categorías diferentes e independientes de ineficacia: la nulidad y la inexistencia….”,
(Bueres, Alberto J.; Higton Elena; obra citada supra, pág. 276).
Además, es pertinente mencionar, que: “En nuestra doctrina admite la
categoría de actos jurídicos inexistentes Llerena, Machado, Llambías, Molinario, Borda.
En cambio, la rechazan Salvat, Lafaille, Etcheverry Boneo, Castiglione, Segovia y Nieto
Blanc. Los primeros señalan que la categoría de actos jurídicos inexistentes es extraña al
sistema de las nulidades. En tanto que éstas constituyen sanciones legales que inciden
sobre los actos jurídicos privándolos de sus efectos propios, la inexistencia de tales actos,
más que un principio jurídico, es una noción primordial del razonamiento y de la lógica. La
nulidad es una sanción de la ley que recae sobre un acto jurídico real o existente, es
decir, que reúne los elementos esenciales de tal: sujeto, objeto y forma específica o
esencial. La inexistencia es una noción conceptual –no legal-, que nuestro entendimiento
aplica a ciertos hechos, que no obstante tener apariencia de actos jurídicos, no son tales
por carecer de algún elemento esencial de ellos, sea sujeto, sea el objeto, sea la forma
específica. A este no ser acto jurídico se lo designa adecuadamente con la denominación
de acto jurídico inexistente. López Olaciregui admite que la categoría de la inexistencia es
una noción autónoma, aunque con un alcance limitado. La inexistencia es una situación
de hecho: se llega cuando se comprueba que el acto no fue otorgado por el sujeto o que
lo que otorgó el sujeto no es el acto exigido por la ley. Si medio otorgamiento, hubo
celebración del acto en consecuencia, no se puede hablar de su inexistencia…”,
(Llambías, Jorge J.; “Código Civil- Anotado”; T. II-B, Abeledo Perrot; Bs. As. 1979, pág.
208/209).
Continuando con lo anterior, tengo que: “Quienes admiten la distinción
entre la nulidad y la inexistencia, advierten que no sólo tiene un mero valor lógico, sino
que reviste gran importancia práctica, señalando a tal efecto las siguientes diferencias en
el funcionamiento de una y otras categorías: 1) La inexistencia del acto jurídico puede ser
verificada sin necesidad de que ese punto haya sido incluido en la litis. Constituye una
cuestión de hecho, susceptible de acreditarse en el período de prueba. Ante la
comprobación de le inexistencia del acto jurídico que aparecía como real, el juez sacará
las consecuencias racionales pertinentes a los fines de la admisión o rechazo de la acción
entablada. En cambio, el acto nulo, en principio requiere, para que sobre él recaiga
pronunciamiento judicial, que la cuestión de la nulidad haya sido articulada por las partes
mediante acción o excepción. Sólo cuando el acto es nulo de nulidad absoluta puede
actuar el juez de oficio. 2) En cuanto a la oportunidad procesal de la articulación.- La
inexistencia del acto puede ser invocada aun después de trabada la litis, si resulta
acreditada en el período de prueba. Pero no podrá ser aducida en el caso contrario. En
cambio, la nulidad absoluta (sea acto nulo o anulable) puede ser alegrada en cualquier
estado del juicio, antes de la citación para sentencia. La nulidad relativa (sea acto nulo o
anulable) ha de ser alegada en la demanda o la contestación, no siendo últil la ulterior
alegación. 3) En cuanto al derecho a alegar la inexistencia o nulidad.- El acto inexistente
puede ser alegado como tal por cualquier interesado en la inexistencia, aun por el que lo
ha ejecutado sabiendo o debiendo saber el impedimento que obstaba al nacimiento del
acto. En cambio la nulidad absoluta y la relativa sólo pueden ser alegada por las personas
que expresamente contemplan los arts. 1047 y 1048, respectivamente….5)En cuanto a
los efectos del acto entre las partes.- Esta es la principal diferencia práctica. Los efectos
del acto anulable se rigen por lo dispuesto en los arts. 1050 y ss del Código Civil. Algunas
de estas disposiciones –arts. 1053 a 1055- importan acordar al acto anulable un cierto
efecto en cuanto a las partes vienen a quedar en una situación distinta a la que se
hubiese presentado si el acto no se hubiese cumplido, no obstante lo dispuesto en el art.
1050. En cambio el acto inexistente no es regido por los arts. 1053 a 1055, sino que, de
suyo, no produce ningún efecto. La situación resultante debe ser considerada con entera
abstracción del acto inexistente que le ha servido de antecedente accidental, y debe
regirse por los principios legales que corresponden a esa situación por sí misma…”,
(Lambías, Jorge J.; obra citada, pág. 209/210).
Tengo también, que más allá de las discrepancias en el ámbito de la
doctrina nacional, en cambio hay consenso en reconocer la categorización mencionada
en el párrafo anterior, dentro de la jurisprudencia de nuestro Supremo Tribunal provincial,
y los distintos órganos de alzada civil y comercial, tal como seguidamente se podrá
observar.
Y esto es así, dado que: “Esta Suprema Corte tiene fijada como doctrina
legal: 1. Que en el derecho civil argentino el acto jurídico inexistente configura un
supuesto diverso del acto jurídico nulo o anulable. 2. Que el párrafo final del art. 1051 del
Código Civil no resulta aplicable a la inexistencia (conf. causa Ac. 31.354, sent. del 7-XII-
82; “Acuerdos y Sentencias”, 1985-I-141). Uno y otro criterios han sido transgredidos por
el fallo en recurso al extender a un acto en el que se prescindió totalmente de la voluntad
del titular de un derecho para transferirlo (acto inexistente) la aplicación del mencionado
art. 1051 del Código Civil”, (SCBA, causa Ac. 43.223, “Ramos, Roberto Martín c/
Bagnardi, Martín s/ Acción reivindicatoria”, sentencia del 17-XI-1992, voto del Dr. Héctor
Negri).
En sentido congruente con lo anterior, otro ministro del Supremo Tribunal,
adujo sobre la cuestión tratada, que: “1. No se discute que el primer eslabón de la cadena
de transmisiones dominiales que culminaron con la realizada a favor del actor, se trató de
un acto a non domino, esto es, de un acto en el que se prescindió de la voluntad del
sujeto legitimado para transferir los derechos sobre el bien objeto del mismo. Ya esta
Corte ha tenido oportunidad de calificar a estos actos como inexistentes (v. causa Ac.
31.354, sent. del 7-XII-82 y “Acuerdos y Sentencias”, 1985-I-141). Se dijo en la última de
las causas citadas que se trata en rigor del acto non avenu que llevara a Aubry y Rau
(“Cours de Droit Civil Francais”, 4ª ed., t. I, pág. 118) a decir que el acto que no reúne los
elementos que suponen su naturaleza y en cuya ausencia resulta imposible pensar en su
existencia, ha de considerárselo, no sólo como nulo, sino como “no sucedido” o “no
acontecido…Los actos jurídicamente inexistentes no son confirmables, ni prescriptibles
(C.S.N. in re “Explotadora de Tierra del Fuego S.A. c/Gobierno Nacional”, sent. del 6-XI-
39, en J.A., t. 68, pág. 444, con cita de un caso anterior publicado en “Fallos”, t. 179, pág.
249, publicado en J.A., t. 23, pág. 645), no producen efecto alguno (Cordeiro Alvarez, E.,
“El acto jurídico inexistente”, en Bol. de Inst. de Der. Civ. de la U.N. de Córdoba, año VII,
oct.-dic. de 1942, pág. 254, Llambías, J.J., “Vigencia de la teoría del acto inexistente”, en
Rev. de la Fac. de Der. y C. Soc. de la U.N.B.A., año III, nº 11, jul.-set. de 1948, pág. 650
Borda, G.A., “Parte general”, ed. 1976, t. II, pág. 425, nº 1263; S.C.B.A., en “La Ley”, t. 79,
pág. 457)”, (SCBA, in re Ramos, Roberto Martín, cit. ut supra, voto del Dr. Miguel Amilcar
Mercader).

Posteriormente, en otra causa la Corte provincial, volvió a reafirmar su


doctrina acogiendo nuevamente la categoría del “acto inexistente”, en esa ocasión afirmó,
que: “Cuando hay vicio hay que recurrir a la teoría de las nulidades, en tanto que cuando
no hay otorgamiento del acto se está frente a supuestos de inexistencia. El acto que es
inexistente para quien no lo otorgó, igualmente lo es para todos quienes hayan
participado en él. En cambio, si el acto aparece viciado o defectuoso, en grado previsto
por la ley, con afectación de sus elementos constitutivos, el acto existe, pero podrá ser
nulo, anulable o simplemente inoponible. Los actos jurídicamente inexistentes no son
confirmables ni prescriptibles, no producen efecto alguno (conf. causa Ac. 32.560, en
“Acuerdos y Sentencias”, 1985-I-141)”, (SCBA, causa Ac. 56.169, “Firinu, Angel Alfredo
contra Frigorífico Alca S.R.L. y otros. Reivindicación”, sentencia del 7-XI-1995, voto del Dr.
San Martín).
De otros pronunciamientos de la Suprema Corte, se puede rescatar lo
siguiente: “Los actos jurídicamente inexistentes no son confirmables ni prescriptibles, no
producen efecto alguno”, (SCBA, Causa Ac. 32.560, Decuzzi, Hugo Horacio c/ Origgi de
Decuzzi, Luisa A. y otros s/ Nulidad”, sentencia del 2-II-1985, voto del Dr. San Martín SD,
AyS 1985-I-141 - JA 1986-I, 552 - DJBA 1985-129, 689, y SCBA, Ac 56169, S, 7-11-1995,
“Firinu, Angel Alfredo c/ Frigorífico Alca S.R.L. y otros s/ Reivindicación”; voto del Dr. San
Martín SD, sentencia del 7-XI-1995; DJBA 150, 39 - AyS 1995 IV, 152).
Resulta, entonces, que tal como expresara anteriormente, los
pronunciamientos sobre la categoría de “actos inexistentes”, en las distintas cámaras me
brindan un panorama completo del alcance que se le debe dar a este tipo de acto. En este
sentido se puede decir, que: “La inexistencia de un acto no solo puede ser declarada de
oficio por el juez, sin necesidad de petición de parte, sino que, además puede ser
planteada con posterioridad a la traba de la litis”, (Cámara Civil y Comercial de San
Nicolás, 982, RSD 61-3, “Albitre de Dávila Victoria c/ Banco de Galicia y Buenos Aires y
otro s/ Nulidad de hipoteca”, sentencia del 1-IV-2003).
En otro pronunciamiento interesante para dilucidar el presente caso, se
expresó, que: “La nulidad e inexistencia atienden a dos niveles distintos de planteo; en el
caso de la nulidad se está ante un acto que tiene existencia pero cuya eficacia, por
causas anteriores o coetáneas con el propio acto, está afectada. Cuando el acto, como en
la especie, por circunstancias relativas a su esencialidad, no puede nacer a la vida del
derecho, su ineficacia parte de su no existir y no puede quedar de él más allá de la
constatación de su inexistencia”, (Cámara Civil y Comercial I- Sala 1era. de La Plata, RSI
80-1, I, “Pérez, Cesareo s/ Sucesión (Reconstrucción)”, sentencia del 10-IV-2001). Y
también, se argumentó, que: “A diferencia de lo que ocurre con las nulidades los actos
inexistentes no tienen entidad para generar consecuencia alguna, no requiere una
expresa declaración judicial que así lo establezca y, si fuere el caso, aquella declaración
puede tener lugar sin límite temporal alguno”, (Cámara Civil y Comercial de Quílmes,
2770, RSI, 99-99 I, “Villa Leonor c/ Pilla Miguel y otros s/ Ejecución de alquileres”,
sentencia del 25-VI-1999, y 2098, RSI-33-00, I, Molinero, Maria c/ Baez Raul s/ Desalojo”,
sentencia del 14-III-2000).
La Cámara Civil y Comercial de Quílmes, también en otras causas,
expresó, que: “La teoría de la inexistencia implica consecuencia más abarcadoras que
una simple inoponibilidad y asimismo determina que el acto jurídico inexistente no es
confirmable ni prescriptible”, (Cámara Civil y Comercial de Quílmes, RSI, 99-99, I, “Villa
Leonor c/ Pilla Miguel y otros s/ Ejecución de alquileres”, sentencia del 25-VI-1999). Y
además, el mismo tribunal en la causa citada ut supra, dijo, que: “El acto inexistente no
constituye una mera clasificación dentro de la teoría de la nulidades. Se mueve en un
plano distinto, no delimitado por la Ley sino indicado por nuestro entendimiento, que no
puede prescindir de ese concepto, so pena de confundir todas las nociones acerca del
presunto acto”.
En otros casos, también en el ámbito de la alzada civil y comercial de la
provincia, se manifestó sobre los actos inexistentes, que: “Por aplicación de la teoría del
"acto jurídico inexistente", los adquirentes de buena fe de un inmueble -cuando la
transmisión del dominio fuera realizada por quien no era el titular- quedan desamparados
frente al verdadero propietario ajeno a la maniobra, quien tendrá acción para recuperar un
dominio que le fue falsamente sustraído, sin perjuicio, desde luego, de las acciones de
daños que podrán promoverse en contra del vendedor fraudulento”, y también, se
manifestó, que: “Cuando la transmisión de dominio la realiza quien no era el propietario,
la transferencia no puede alcanzar efectos ni siquiera respecto de terceros adquirentes de
buena fe y a título oneroso. Es ésta una de las situaciones en que no rige el título de la
apariencia jurídica pues se protege con mayor énfasis al verdadero propietario que ha
sido totalmente ajeno a la maniobra”, (Cámara Civil y Comercial de Mar del Plata I- Sala
2da., 109186, RSD-195-99, “Pirovano de Espinoza Silvia c/ Duarte Ricardo s/
Reivindicación”, sentencia del 27-V-1999). Otra cámara de la misma alzada, sobre los
actos inexistentes, expresó, que: “La distinción entre actos nulos e inexistentes cobra
indudable importancia, en cuanto se repara que la inexistencia veda la posibilidad de
producir efectos jurídicos y no requiere una expresa declaración judicial que así lo
determine y en caso que se formule no se encuentra sujeta al límite temporal, por lo que
el litigante que alega la carencia de extremos viscerales -por ser falsas las firmas- por
ejemplo puede intentarlo con amplitud, sin la cortapisa de un plazo estricto para ello”,
(Cámara Civil y Comercial I, Sala 1era. de Mar del Plata, 108195, RSI-1454-98, I,
Consorcio Coop.Edif. Gulfi IV c/ Ferreiro, Manuel s/ Ejecución de expensas”, sentencia
del 10-XII-1998; 108734, RSI-425-00, I, “Lorenzo R. c/ Ropón Morales s/ Ejecución
Hipotecaria”, sentencia del 18-IV-2000, y, 125512, RSI-968-3, I, “Zurita, D. s/ Incidente de
Inexistencia de Acto Jurídico en Expte. 2.614/99 Dimuro, G. c/ Zurita, D. s/ Ejecución”,
sentencia del 14-VIII-2003).
Asimismo, en una causa donde se trataba esta problemática, se adujo,
que: “El acto jurídico inexistente configura un supuesto diverso del acto jurídico nulo o
anulable...Cuando hay vicio ha de recurrirse a la teoría de las nulidades, en tanto que
cuando no hay otorgamiento se está frente a un supuesto de inexistencia”, (Cámara Civil
y Comercial I- Sala 2da. de Morón, RSD-270-95, S, Aires Armando s/ Concurso
Preventivo s/ Inc. de Nulidad”, sentencia del 1-VIII-1995). El mismo tribunal, al explayarse
sobre los actos inexistentes, dijo, que: “La nulidad es una sanción legal contra actos que
nacieron viciados. Se trata de actos que cumplen con todos los requisitos para su
constitución, pero que por algún vicio se ven perjudicados en su validez, es decir, se ven
privados de sus efectos propios. En cambio, cuando un acto se celebra faltándole uno de
esos elementos esenciales para que tenga vida, es sólo en apariencia un acto jurídico,
razón por la que no se puede hablar de nulidad, sino de inexistencia”.
Para completar la recorrida por los distintos criterios de las alzadas sobre la
figura que trato, tengo que: “Los actos jurídicamente inexistentes no son susceptibles de
producir efecto alguno (arg. y doc. arts. 913, 944, 973, 978, 1012 y concs., CC; arts. 330,
354, 375, 384 y 385, CPCC)”, (Cámara Civil y Comercial I, Sala 1era. de La Plata,
215806, RSD-96-94, AUTO-GAS SA c/ Eduardo Otero y Cía. SACI s/ Cumplimiento de
contrato”, sentencia del 26-IV-1994). Y también, complementando lo antes expuesto,
puedo afirmar, que: “Para que un acto sea considerado inexistente debe estar despojado
de algún requisito esencial, y por tanto indispensable, para su configuración jurídica”,
(Cámara Civil y Comercial I, Sala 2da. de La Plata, 215.180, RSI- 273-93, “Quiroga, Silvia
E. c/ Torquati, Pedro César y otra s/ cobro ejecutivo”, I. del 27-5-1993).
Como colofón a todo lo expresado por la doctrina y jurisprudencia sobre los
“actos inexistentes”, puede extraerse como ideas importantes para definir sus
características y alcances, las siguientes enunciaciones:
 Puede ser alegada como tal por cualquier interesado en la inexistencia.
 Se trata de un acto non domino, esto es de un acto donde se prescindió de la
voluntad del sujeto legitimado para transferir derechos.
 Se los tiene como no sucedidos, como no acontecidos.
 No son confirmables, ni prescriptibles, no producen efecto alguno.
 Pueden ser declarados de oficio por el juez, y además pueden ser planteados con
posterioridad a la traba de la litis.
 No requieren expresa declaración judicial, pero si se formula no se encuentra
sujeta a límite temporal.
 Es distinto al acto nulo o anulable.
 Carecen de alguno de sus elementos esenciales.
 Son los despojados de un requisito esencial.
Concluyendo de lo planteado ut supra, se infiere que los actos efectuados
por el Sr. Leonardo Marcos Russo al ceder derechos y acciones que eran exclusivos de la
firma que integraba como socio gerente, debo declararlos como “actos inexistentes”, pues
no surge de forma clara que en aquella ocasión el actor compareciera en representación
de la empresa, sino por el contrario tanto en la cesión como en la notificación de la
rescisión de la misma, es manifiesto que lo hizo en nombre propio como persona física
distinta y ajena al titular del crédito que se reclamaba.
En consecuencia, corresponde hacer lugar a la excepción de falta de
legitimación activa interpuesta por la demandada, declarando inadmisible la pretensión en
relación al referido accionado (arts. 33, 35, 40, 913, 944, 1434 y ccds. del Código Civil, 35
inc. g) y 36 inc. 2, d) de la Ley Nro. 12.008 (t.o.), arts. 2, 58, 157, de la Ley Nro. 19.550).
Por todo ello, RESUELVO:
I) Hacer lugar a la excepción de falta de legitimación activa formulada por
la demandada Municipalidad de la Costa, y declarar como inexistente la cesión de
acciones y derechos obrante a fs. 11/12 vta. (arts. 33, 35, 40, 913, 944, 1434 y ccds. del
Código Civil, 35 inc. g) y 36 inc. 2, d) de la Ley Nro. 12.008 (t.o.), arts. 2, 58, 157, y ccds.
de la Ley Nro. 19.550). II) Imponer las costas en el orden causado, teniendo presente el
beneficio de litigar sin gastos otorgado a la parte actora (art. 51 de la Ley Nro 12.008
(t.o.), y art.83 del C.P.C.C.). III) Regular los honorarios profesionales del Dr. SPECIALE
ALFONSO EDUARDO en la suma de pesos (...); del Dr. BONAVITA MARCELO en la
suma de pesos (...)-) con mas la suma de pesos 1.428 en concepto de I.V.A. dada su
condición de Responsable Inscripto y del Dr. VILAR ROUSSEAUX FERNANDO J. en la
suma de pesos (...) todos con más el aporte previsto por la ley 6716 (arts. 16, 21, 22, 23,
28, 44, 51, 54 y 57 de la ley 8904). REGISTRESE. NOTIFÍQUESE. Oportunamente
ARCHÍVESE.

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