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La violencia infantil es parte o consecuencia de la violencia social, por lo que nos concierne a todos.
Comenzare definiendo los términos y explicando posibles causas de la violencia, para terminar dando
algunos lineamientos de cómo actuar ante el problema.
Una situación violenta es una experiencia terrible en la que se hallan involucrados importantes intereses y
donde la ansiedad es preponderante. La violencia es la solución más rápida.
En el sistema social actual hay una ansiedad compartida entre padres, docentes y alumnos. El hecho de
que la ansiedad es probablemente el sentimiento más común hoy en día significa que debemos entender la
violencia como la respuesta más común para ello, una reacción defensiva. Inicialmente se trata de un
instinto de conservación.
Tipos de violencia
Violencia verbal:
-verbalizaciones que indiquen falta de respeto por los derechos del otro.
-interjecciones negativas: voz que expresa algún sentimiento profundo como molestia, bronca, ira etc.
Violencia física:
-Gestos que indiquen falta de respeto por los derechos del otro.
-Maltrato físico.
De estos tipos de violencia hay que diferenciar las dirigidas a otro y las autodirigidas.
"La biología nos hace agresivos, pero es la cultura la que nos hace pacíficos o violentos".3
Conflicto
Relación de tal tipo en la que ambas partes procuran la obtención de objetivos que pueden ser o parecen
ser para alguna de las partes incompatibles. También el conflicto puede ser el resultado de expectativas
divergentes, de malentendidos o sobreentendidos.
El conflicto nace de la pugna o de procurar la obtención de objetivos o intereses incompatibles, lleva en sí
un componente de alta emotividad que puede derivar en agresividad cuando fallan en alguna medida, los
instrumentos mediadores con los que hay que enfrentarse al mismo. Ante una tensión de intereses,
aparece un conflicto, hasta ahora no es problemático porque todo depende de los procedimientos y
estrategias que se utilicen para salir de él. Si se usan procedimientos belicosos, apareceran episodios
agresivos, que pueden cursar con violencia si uno de los contricantes no juega honestamente y abusa de
su poder, luchando para destruir o dañar al contrario, no por resolver el asunto. Eso es violencia, el uso
deshonesto, prepotente, y oportunista del poder sobre el contrario.
El conflicto es parte de la vida humana y por ende de las instituciones; tiene un componente de
agresividad, que cuando no cuenta con los canales adecuados deriva en violencia.
Violencia infantil
En el curso del desarrollo infantil la agresión y la violencia nos dicen mucho acerca de la etapa en que se
encuentra el niño, de sus emociones, de sus aprendizajes y de sus ambientes familiares y educativos.
Todo niño es único, pero también miembro de la especie humana; por lo que hay series de crecimiento
que nunca o raramente se omiten.
La estructuración de la conducta, el sistema activo del niño, es una estructura viva que se forma
ingeniosamente mediante la arquitectura del crecimiento. A medida que madura el sistema activo logra la
conciliación y el equilibrio de una multitud de opuestos. Pero el proceso es tan intricado que el
crecimiento no puede seguir una línea recta. Zigzaguea, destacando una u otra función opuesta, pero
coordinando y modulando finalmente ambas. Los progresos del crecimiento se consolidan durante
períodos de relativa estabilidad. Hay una tendencia rítmica hacia el equilibrio. Las tendencia evolutivas
tienden a repetirse en niveles ascendentes de organización, tal como si el ciclo del desarrollo descubriera
una trayectoria espiralada. Se trata de una espiral progresiva, mas en una etapa el niño puede presentar un
notable parecido con lo que fue en una etapa anterior.
Violencia infantil
Si el niño no puede reflexionar sobre su agresión, y no se dan momentos evolutivos estables en donde se
puedan apreciar progresos en la modulación de su conducta, el niño es violento.
-Ira intensa.
-Irritabilidad extrema.
-Impulsividad extrema.
-Autoagresión.
-Tener pocos amigos, y ser rechazado por los niños por su conducta.
Si algunos de los padres o ambos y algún educador está preocupado, se debe someter al niño a una
evaluación completa por un profesional de la salud mental Un tratamiento psicológico eficaz y oporturno
garantiza una mejor calidad de vida al niño y su familia.
Los objetivos del tratamiento típicamente se enfocan en: ayudar al niño a aprender cómo controlar su ira,
a expresar su frustración y su ira de manera apropiada, asumir responsabilidad por sus acciones y aceptar
las consecuencias. Además, los conflictos familiares, los problemas escolares, y asuntos comunitarios se
deben tratar.
Los estudios de investigación demuestran que la mayor parte del comportamiento violento se puede
reducir o impedir si se reduce o elimina la exposición del niño a la violencia en el hogar, la comunidad y
los medios de difusión. Es evidente que la violencia fomenta la violencia
-En los momentos de estabilidad evolutiva debemos actuar, tanto padres como educadores, para que a
través de nuestro ejemplo, las habilidades sociales y la educación en valores, el niño aprenda a gestionar
sus conflictos sin violencia. Es importante edificar la conducta en los días buenos, porque hay mayor
respuesta de su parte.
-Métodos preventivos: es ideal para manejar la conducta explosiva que se encuentra entre cinco y medio y
seis. La mayoría de las irrupciones violentas provienen de acontecimientos cotidianos, que es posible
evitar. La prevención consistiría en acceder al pedido del niño, de ser esto posible; o de sugerir lo opuesto
al comportamiento deseado. Deben evitarse los choques directos de voluntad entre padres e hijos, porque
rechazan las tareas impuestas. Ante la presión de un adulto desafía verbalmente. Ante el castigo, el
resultado puede ser más violencia.
-Otro recurso es utilizar la magia, que consiste en contar en voz alta hasta que mágicamente se comienza
a portar bien.
-Si el niño se autoagrede o rompe cosas del ambiente, será necesario cortar esas conductas. Primero se
prueba con la distracción, si no resulta se pasa a evitarle conducirse de ese modo sujetándolo de sus
brazos, mostrando firmeza sin violencia ni verbal ni física; y se lo baña o se le moja la cara. Luego es
importante en algunos pequeños, relajarlos, mediante caricias, música suave, con una canción de cuna. Si
es posible que duerma unas horas. Sólo después de unas horas es posible invitarlo a reflexionar sobre lo
sucedido. Si el niño ha hecho algún destrozo es importante que repare sus daños, de ser posible. Si se
autoagrede, mostrarle sus lastimaduras y enseñarle la importancia de cuidar su cuerpo.
-Reflexión y diálogo, planenado estrategias para evitar una próxima irrupción violenta.
-Establecer límites claros, tanto en la familia como en la escuela, definir que se puede hacer y que no, qué
es lo bueno y qué es lo malo.
-Coherencia entre los padres, que un padre no desautorice al otro en presencia del niño.
Podemos elegir como comportarnos, si pensamos antes de actuar en cómo nos vamos a comunicar y en la
consecuencia de nuestros actos.
Una nueva forma de concebirlo es enterlo como parte de la vida por las diferencias de ideas que tienen los
seres humanos. Verlo como la posibilidad que tenemos los hombres de individualizarnos, ya que a partir
de la individualización el hombre puede tener ideas distintas a otro hombre. Así entendido es posible
enfrentarlo con éxito, porque comprendemos su causa y sabemos de que podemos elegir como
gestionarlo.
Educación en valores
Cada uno de nosotros sabe que cosas tienen importancia para nosotros mismos; esto se debe a que
tenemos una tabla de valores personal y propia, que se forma de tres fuentes principales:
1-lo que está vigente en la sociedad en la que se vive y que uno ve como normal
2-lo recibido por medio del aprendizaje y la educación, tanto en las instituciones educativas como en la
familia.
En esa tabla no es todo igualmente importante; los valores tienen una jerarquía. Algunos son más altos, y
están clavados en lo más hondo de la persona, y otros son más bajos y periféricos, nos afectan menos,
porque están en la superficie de la vida personal. Conforme a nuestra tabla de valores, distribuímos la
realidad según nos importe más o menos, y en consecuencia prestamos más o menos atención a las cosas
a la hora de actuar.
Lo interesante es preguntarse cuáles son los valores por los que cada uno se rige, cuál es su propia tabla, y
qué jerarquía tiene.
Los valores son criterios previos que guian nuestra acción. Por ellos elegimos el fin de nuestra conducta y
escogemos los medios para desarrollarla.
Durante la infancia desarrollamos la mayoría de los valores que nos acompañaran durante toda nuestra
vida, de alli la importancia de que como padres y educadores trasmitamos a partir de nuestro ejemplo y de
la reflexión, los valores que permitan llegar a un mundo de paz.
Para poder transitar nuestra vida eligiendo nuestros comportamientos y concretando nuestros propósitos,
debemos contar con una guía interna de porqué, para qué y cómo actuar.
Empecemos a reflexionar con nosotros mismos y con nuestros hijos y alumnos acerca de algunas palabras
que si todos internalizamos , no hay duda de que seremos más felices:
PAZ-SOLIDARIDAD-COOPERACIÓN-TOLERANCIA-ACEPTACIÓN DE LA DIVERSIDAD
La humanidad posmoderna urge, de nuevos valores "ideales y concepciones comunes" y esta nueva ética
debe trazar un camino ecuménico que comience por establecer la paz. Los elementos de la paz son la
Armonía, Libertad y Justicia.
Debemos construir una cultura de paz que resuma los valores de un auténtico humanismo en el que
armonice la pasión y la razón del hombre.