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La sexualidad en el campo educativo

Tropiezos. Malestar. Trauma

Reflexión de la Lic. Pia Liberati y la Lic. Beatriz Gregoret

Ante la promulgación de una nueva ley que establece la obligatoriedad de la


educación sexual en todos los niveles del sistema educativo, el equipo editorial de
T*e¿Ui<¡fóytco4, desea com partir con ustedes esta reflexión, en la cual se
plantean algunos interrogantes clave en torno a la sexualidad humana.
¿Qué es la sexualidad?, ¿es educable?, ¿qué sabem os y qué no sabem os de
ella? son los cuestionam ientos frente a los cuales se plantean, desde el psicoanáli­
sis, respuestas que invitan a la reflexión y al diálogo.

La pregunta por la posibilidad de edu­ ción a partir de los cuales había roles bien
car la sexualidad es un tema que interesa y precisos sobre cuál era la función a cum ­
preocupa a las instituciones educativas. Hoy, plir como hombre o como mujer dentro del
a partir de la promulgación de la nueva ley, grupo social.
cada escuela, cada docente, cada padre que­
Pero hoy, ¿cuáles son los ritos de pa­
da implicado en el debate. Tema actual, pero
vale también decirlo, tema antiguo. Desde saje? Si los hay, ¿mantienen todavía su efi­
siem pre ha preocupado a la hum anidad cacia simbólica?, ¿qué les dice a los niños y
cómo se le habla a las generaciones más niñas de hoy, cómo hacerse hombre, cómo
jóvenes sobre "las cosas de la vida". hacerse padre, que no es lo mismo, cómo
hacerse mujer o madre que tampoco es lo
Cada cultura fue inventando un modo mismo?
de abordar la cuestión, o tam bién de ca­
llar, de negar, de desconocer, que son otros Decimos, entonces, tema antiguo pero
modos de hacer con eso. De manera ge­ que hoy aflige a las instituciones a partir de
neral, podemos decir que si antes pesaba una multiplicación de casos donde lo sexual
el rezo que decía que de eso no se habla; irrumpe, conmoviendo a la opinión pública.
el sujeto de nuestra sociedad actual, más Si leemos los diarios o escuchamos las no­
bien está em pujado a decirlo todo. Las so­ ticias nos encontramos con una multiplica­
ciedades creaban diversos m odos de trans­ ción de denuncias, juicios y escraches pú­
mitir a los niños y a los adolescentes cómo blicos. ¿Es que ahora hay más hechos de
debían proceder a la hora de acercarse al violencia y abuso sexual? O más bien, ¿lo
otro sexo. Sabemos que los pueblos más que ocurre es que se puede hablar más de
arcaicos obraban según los ritos de inicia­ estos hechos? ¿Se trata de que en la ac-

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tualidad, al haber un lugar para la víctima y cos o de bien social, que tiene una familia,
sus fam iliares a diferencia de unos años llegue a realizar, desde esa posición, sem e­
atrás, esto posibilita que las denuncias se jantes actos?
realicen con mayor frecuencia? La polém i­
Ya no del lado de estos hechos que pro­
ca está instalada.
vocan horror, sino en otra vertiente, introdu­
Para algunos funcionarios públicos, lo cimos en este debate, el malestar que des­
que ha aumentado no son los hechos. Ellos piertan episodios cotidianos que ocurren en
consideran que a partir de la preocupación el ámbito escolar. Para ello, transcribimos una
del estado de ofrecer instancias jurídicas que anécdota relatada a un diario matutino, por
fa c ilit e n la s d e n u n c ia s , é s ta s se han una docente de una escuela de la periferia
incrementado. Contrariamente a este plan­ de la ciudad de Córdoba: "la maestra no supo
teo, los medios de comunicación insisten en qué responder cuando se le acercaron dos
afirmar, basándose en datos estadísticos, de sus alumnos de catorce años, que cursan
que los delitos sexuales sí han aumentado quinto grado y le preguntaron sin ponerse
de manera notable desde el año pasado. colorados: -Seño, ¿es cierto que a las m uje­
También podemos pensar que este incre­ res les gusta el sexo? La docente tragó sali­
mento se debe a que la vida en sociedad se va y pensó dos veces antes de responder. -
ha vuelto "light": las normas o leyes que Le preguntamos porque usted es m ujer y es
imponen un límite a los propios impulsos del seño. Debe saber..., agregaron" (DIARIO LA
ser humano se han debilitado. Ello produce VOZ DEL INTERIOR, abril 2006).
que lo que antes permanecía en el plano de
A este ejemplo, sum am os hechos fre­
las fantasías de un sujeto, ahora, pueda
cuentes que se presentan en las escuelas
pasar al acto con facilidad.
como embarazos adolescentes, niños iden­
Aquello que aparece como más impre­ tificados a rasgos opuestos a los típicos de
sionante es el abuso del adulto sobre el niño, su sexo, juegos sexuales que ocurren en
joven o discapacitado, en medios donde se los recreos, en los baños, o incluso en las
espera que se los cuide: escuela, hogar de aulas. Frente a estos acontecim ientos, ¿qué
día, instituciones para menores en riesgo... responsabilidad le toca a la educación? ¿Es
¿Cómo se explica que un sujeto adulto, que posible la prevención? ¿Por qué la escuela
vive en sociedad, que ocupa cargos públi­ se ve implicada en este problema?

LIC. PIA LIBERATI

Licenciada en Psicología, Psicomotricista y Profesora en Psicomotricidad. Docente de


la Facultad de Educación de la Universidad Católica de Córdoba. Miem bro del Centro
de Investigaciones y Estudios Clínicos (CIEC). E-mail: m ariapialiberati@ yahoo.com .ar

LIC. BEATRIZ G R EG O RET

Licenciada en Psicología, Psicoanalista. Docente de la Facultad de Educación de la


Universidad Católica de Córdoba. Miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana
(EOL) y del Centro de Investigaciones y Estudios Clínicos (CIEC).
E-mail: beatrizgregoret@ nysnet.com .ar

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La sexualidad en el campo educativo

Los diputados aprobaron un proyecto tan, porque nombrarla no agota su empuje,


sobre educación sexual que establece la s ie m p r e e s c a p a a la p o s ib ilid a d de
obligatoriedad de esa enseñanza en todos simbolizarla, de civilizarla.
los niveles, en escuelas públicas y priva­
Es quizás por este mismo hecho, que la
das. Legisladores, en su mayoría mujeres,
problemática sexual en el campo educativo
proponen capacitar a los docentes antes de
introduce, en padres y docentes, preguntas
la aplicación del programa. Ambicionan que
y tropiezos que merecen ser abordados. Es­
este proyecto contribuya a "consolidar una
tos interrogantes no pueden ser aplastados
sociedad más sensata y m ás consciente de
solamente con informaciones, conocim ien­
lo que es se r varón o m ujer" (DIARIO LA
tos preestablecidos, ni con lo políticamente
NACIÓN, 16 de agosto de 2006); además,
correcto, ya que cualquier perspectiva de do­
de servir para que los niños y jóvenes pue­
minio, es decir, que intente borrar, anticipar,
dan defenderse de los acosos que padecen
prevenir el malestar, está condenada a re­
habitualmente.
forzar lo que pretende evitar.
Sólo un legislador se opuso a este pro­
yecto. Él considera que la aplicación de es­
tos programas en el mundo provocó m ayo­ Entonces, primer punto, ¿qué es la
res problemas a la juventud. Es un debate sexualidad?
abierto...
En su definición misma, se halla radi­
Según un artículo de psicoanalistas es­ calm ente m odificada d espu és de Freud.
pañoles (AA.VV, 2003:36), en su país las es­ Arrancada del reino biológico, la sexualidad
tadísticas muestran un aumento de los em ­ humana está atravesada por el lenguaje.
barazos no deseados entre adolescentes, en Esta especificidad de la sexualidad se reve­
un momento en donde la información sobre la también en la elección freudiana de los
la sexualidad no falta. Los autores sostie­ térm inos libido o pulsión que no pueden ser
nen que la sexualidad carece hoy del estig­ asimilados al instinto.
ma de "lo prohibido" como en la época de
Ya en los primeros escritos, Freud pro­
Freud, y que se ha pasado a un exceso de
ponía hablar de libido (FREUD, 1987:123)
información.
que es un término filosófico; para despegar
¿Es que dar mucha información podría este concepto de la pregnancia biológica que
evitar que el sexo funcione sin tropiezos? tenía en el discurso científico de su época.
¿Acaso la información sexual ahorra al su­ Lo diferencia de la palabra instinto, en tanto
jeto los efectos de su elección? ¿El enigma libido se emparenta con el apetito sexual y
de la sexualidad podría ser reducido por el con el gusto. En este mismo texto, señala
conocimiento? con prudencia y firmeza que no existe un
objeto de satisfacción predeterminado para
la sexualidad, como en el caso del animal.
¿Es educable la sexualidad humana? Suponer lo contrario sería m anejarse con
parámetros moralistas.
Desde el Psicoanálisis sostenemos que
la sexualidad no es educable en términos El concepto de sexualidad en Freud es
pedagógicos. La sexualidad va más allá de nuevo también ya que apunta a reconocer
lo consciente, lo racional; es lo que noso­ que la sexualidad puede satisfacerse con pa­
tros llamam os la libido o la pulsión o el goce. labras, con lo bello, con los valores más al­
Diferentes términos que intentan cernir lo tos de la cultura. Es otra forma de compro­
menos aprehensible del ser humano. Inten­ bar que la sexualidad humana no está a ni­

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REFLEXIONES

vel de la naturaleza, no se trata de un ins­ llas de placer y de goce que Freud llamó
tinto, sino no podríamos com prender que el zonas erógenas y que hacen a un cuerpo
sujeto obtenga satisfacción a través de la vivo, que siente, que está afectado de la
cultura. Podemos decir, entonces, que la na­ lengua que lo habló al nacer.
turaleza del hombre es cultural.

El espacio social de la familia humana


Segundo punto, ¿qué sabem os de la
es diferente al de la familia animal, porque
sexu alidad?
la primera está inmersa en un campo de
lenguaje, que implica que los lazos fam ilia­ Sabemos que, habiendo sido atravesa­
res necesitan ser vehiculizados por vía de dos por el lenguaje, éste a la vez, condena
la palabra. Sabemos que ésta, algunas ve­ al hombre al hecho de que no alcanza ja ­
ces, posibilita el entendimiento, y otras pro­ más a decir todo lo que se necesitaría sa­
duce el malentendido. Cada familia, cada ber de la sexualidad. Jaques Lacan, psicoa­
época, cada cultura instituye aquello que nalista francés, de quien seguim os su orien­
está permitido y aquello que está prohibi­ tación, advertía que no hay un saber pro­
do. Sin embargo, existe una prohibición que gramado que diga cóm o relacionarse entre
funda a la familia humana, más allá de la los sexos (LACAN, 1992:20) y eso mismo
particularidad de cada una, que es la inter­ produce lo traum ático de la sexualidad para
dicción de las relaciones sexuales endogá- el ser hablante. Instala así la idea del trau­
micas y la obligación de encontrar el objeto ma, no como un incidente particular en la
sexual fuera del espacio familiar. Los lazos vida de un su je to , sin o que el trau m a
familiares son libidinizados primariamente deviene inevitablem ente por el hecho de
y, luego, sobre la base de estas relaciones, estar afectado el sujeto por las palabras que
se posibilitan las condiciones para la elec­ son siempre insuficientes para nom brar lo
ción de amor exogámico. que le pasa a nivel de su cuerpo.

El niño, bañado en esta lengua familiar, La curiosidad sexual infantil evidencia


aprehende de sus padres cómo podrían re­ que en tanto no hay un saber a priori sobre
lacionarse un hombre y una mujer, inten­ lo sexual, ésta será el modo para el niño de
tando deducir, también, qué es una mujer, ir fabricando esos saberes necesarios para
qué es un hombre. Esto es lo que Freud su vida de relación y la desplegará princi­
problematizaba a través del Complejo de palmente en el ámbito familiar, escolar y
Edipo. Podemos decir que este mito freu- de su com unidad de amigos. Así como el
diano le da tratamiento a la forma en que alboroto de esta curiosidad infantil confron­
en cada familia se habla de la relación y del ta a los padres y educadores a preguntas
malentendido entre los sexos. Por esto m is­ para las cuales no encuentran respuestas
mo, pensamos, desde el Psicoanálisis, que tan justas que los liberen de la conmoción
la sexualidad está inevitablemente ligada a y de la v erg ü e n za que in e v ita b le m e n te
las palabras y al cuerpo. Va más allá de los despiertan, tam bién el drama puberal re­
límites de lo orgánico, de la maduración bio­ nueva esta confrontación con la ausencia
lógica, de la genitalidad y de la finalidad de un saber asegurado. Las palabras siem ­
reproductiva. En cada ser hablante, la sexua­ pre son insuficientes, vienen en retraso, no
lidad está afectada por la lengua familiar. alcanzan para nom brar el torbellino de la
Va tramándose en el cuerpo del sujeto des­ m etamorfosis que irrumpe. El púber, para
de los cuidados más tem pranos que recibe, alcanzar un saber que le dé algunas res­
a partir de las prim eras experiencias de puestas, deberá enlazarse al Otro. Nom ­
satisfacción que van inscribiendo las hue­ bramos con este térm ino a los padres, a

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La sexualidad en el campo educativo

los parientes próximos, a sus compañeros, tiones de la vida". Será el tiempo de encon­
a sus profesores, es decir, a la cultura mis­ trar una respuesta posible, siempre singu­
ma que aloja al sujeto. lar, a esto que, decíamos, se abre a partir
de la ausencia de saber.
A los fines de contrastar lo que afirma­
mos, proponemos, nuevamente una com ­
paración entre la situación del ser hablante
Tercer punto: partir desde lo que no
en su relación a la sexualidad con la de los
sabem os
animales. Para estos últim os funciona un
saber instintual que les trasmite cómo con­ En el intento de analizar el asunto de la
servar la especie. Así, sim plem ente será educación sexual en la época actual, pode­
posible para ellos seguir un programa que mos considerar algunas de las diversas pers­
asegure luego de la maduración de sus ór­ pectivas a partir de las cuales es abordada
ganos reproductivos, aparearse y criar a sus la temática, aunque a veces no en forma
cachorros. Para el púber de la especie hu­ explícita, por las instituciones.
mana, la cuestión se torna bien embarazosa.
Algunas pretenden reducir la cuestión
Cuando los varones quieren acercarse a una
a la información científica biológica en la cual
chica, dudan sobre cómo hacerlo; por su
se incluye lo referente a la reproducción, al
parte, ellas no aciertan acerca de los pasos
conocim iento del organism o humano y al
que deben dar en su anhelo por acercarse
cuidado de la salud en una perspectiva que
a los chicos. No hay un saber que diga qué
podríamos denominar higienista. Un ejem ­
conviene hacer. Los asalta, y al mismo tiem ­
plo permite ver la diferencia entre conoci­
po angustia, la pregunta sobre cómo hacer
miento y saber. Respecto a la información
para producir un encuentro.
sexual se ha podido verificar en varios ca­
Para el sujeto, una cuestión es el sexo sos el hecho de que los niños pueden expli­
con el que nace y otra es la posición que car hasta en sus últimos detalles el funcio­
hace falta tomar con respecto a este dato namiento de la reproducción como si fuera
inicial. Con ello, queremos señalar que esta una clase de ciencias naturales. Pero cuan­
segunda instancia, que en psicoanálisis lla­ do al concluir se les pregunta qué han en­
mamos "sexuación", va a ser un resultado tendido de todo ello responden: "nada".
de lo que cada sujeto construya con el senti­
Otras, naturalizan la problem ática al
do que le dé al lugar que ocupa en el deseo
deslizaría hacia el dejar hacer y alentar a
de sus padres. A eso llamamos sexuación, a
que todo puede ser dicho. Esta tendencia
eso que no está en el origen, sino que impli­
empuja al hedonismo contemporáneo. Una
ca un segundo momento y que, por lo tanto,
tercera supone que el atem orizar trasm i­
trasciende la conformación biológica y el dato
tiendo una figura mortífera de lo sexual fre­
genético. No es suficiente con las caracterís­
naría el impulso sexual; así, esta perspecti­
ticas que muestra el cuerpo de cada uno,
va moralista homologa lo sexual a lo mor­
sino que será necesario a eso darle un sen­
tal. Ejemplo de esta visión es reducir la pro­
tido, es decir, subjetivarlo. Así la problemáti­
blemática a dar información sobre las en­
ca de la identidad sexual conviene que la
ferm edades de transm isión sexual. Estas
entendamos como un sufrimiento caro a la
posiciones que van de un extremo al otro
adolescencia.
se pueden ver en la actitud de los adultos
Se trata así de pensar a la adolescen­ frente a los juegos sexuales infantiles, so­
cia como ese tiempo necesario para cada bre los que, en algunos casos, no se pone
sujeto del despertar de los sueños, del en­ límite y, en otros, se ha llegado a hablar de
sayo de las primeras respuestas a "las cues­ "acoso sexual" entre niños.

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REFLEXIONES

La cuestión sería que pudiéramos en­ al niño modos socialm ente aceptables para
tender que se trata de crear una oferta de alcanzar su satisfacción. Podemos ejem pli­
palabra para escuchar a niños y adolescen­ ficar este funcionam iento a partir de lo que
tes en lugar de abrumarlos con informacio­ sucede con el niño pequeño que cuando
nes y demandas para intentar que el sexo busca jugar con sus heces, su maestra se
funcione sin traspiés. Sigmund Freud, que lo prohíbe, hace operar así la represión, a
en numerosas oportunidades se ocupó de la vez que le ofrece para jugar plastilina,
la problemática educativa, decía en 1932 barro, etc. Ése es el m e ca n ism o de la
algo que nos maravilla hoy por su vigencia. sublimación.
Trascribimos su texto:
La educación implica, entonces, poner
"Veam os clara m e n te qué es lo que límites. Esto requiere confiar en la idea po­
constituye la misión prim era de la educa­ sitiva del límite como aquél que posibilita al
ción. El niño debe aprender a dom inar sus decir: "esto no se puede, pero esto sí". Hace
pulsiones. Es im posible dejarle en libertad falta que el Otro a la vez que prohíbe, auto­
de seguir sin restricción alguna sus im pul­ rice modos culturalm ente admitidos, para
sos. Ello constituiría un experim ento muy que esta función civilizadora opere.
instructivo para los psicólogos, pero les ha­
Observem os que es en esta época ac­
ría im posible la vida a los padres y aca­
tual, en la que el Otro está devaluado, de­
rrearía a los niños m ism os graves perjui­
bilitado, carente de autoridad, que se hace
cios, como se dem ostraría en parte inm e­
un llamado a la escuela para que tome a su
diatamente, y en parte en años posterio­
cargo lo que la fam ilia de hoy ha relegado.
res. Así, pues la educación tiene forzosa­
Entendemos que es allí donde aparece esta
mente que inhibir, prohibir y sojuzgar, y
nueva ley de educación sexual que le de­
así lo ha hecho am pliam ente en todos los
manda a la escuela que se ocupe de la pro­
tiempos. Pero el análisis nos ha dem ostra­
blemática; y ante la cual, las escuelas y los
do que precisam ente este sojuzgam iento
d o c e n te s se p re g u n ta n cóm o co n v ie n e
de las pulsiones trae consigo el peligro de
abordar esta cuestión, prevenidos de que
la enferm edad n eu ró tica (...) En c o n s e ­
no es tan sim ple com o d ia g ra m a r otros
cuencia, la educación tiene que buscar su
programas.
camino entre el escollo del dejar hacer y el
escollo de la prohibición. Y si el problem a Pensam os que para crear una oferta
no es insoluble, será posible hallar para la de palabra en nuestras aulas, el dispositi­
educación un camino óptimo, siguiendo el vo de la conversación apuesta a que los
cual pueda procurar al niño un máxim o de niños, los padres y los docentes encuen­
beneficio causándole un m ínimo de daños. tren un lugar para que la palabra transcu­
Se tratará, pues, de decidir cuánto se p u e­ rra, en el sentido de "escucha r" que no es
de prohibir, en qué épocas y con qué m e­ n ece sa ria m e nte acordar, ni coincidir, ni
dios. Y luego habrá de tenerse en cuenta conceder. Im plica reciprocidad y respeto
que los objetos de la influencia educadora por la diferencia en la respuesta de cada
entrañan muy diversas disposiciones cons­ uno, así com o tam bién, im plica que los lu­
titucionales; de manera que un mism o m é­ gares de los participantes no sean sim é­
todo no puede ser igualm ente bueno para tricos.
todos los niños" (FREUD, 1981:3186).
La educación y el psicoanálisis com par­
Efectivamente, la educación tiene la ten las problem áticas subjetivas que niños
función civilizadora en tanto intenta regular y jóvenes les plantean, una y otra están
lo libidinal, socializarlo. Es decir, le propone advertidas que su chance de operar será

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La sexualidad en el campo educativo

por via del consentim iento del sujeto, y si giada de ubicar el marco de lo no sabido,
bien son dos registros de acción diferentes, reintroducir las preguntas y abrir espacios
ello no impide hacer posible el ejercicio de de palabras.
un diálogo sostenido entre ambos. La pro­
puesta es, entonces, que el trabajo realiza­
Lic. Pia Liberati y
do en la conexión del psicoanálisis y la pe­
Lic. Beatriz Gregoret
dagogía permita poner en primer plano los
puntos de dificultad como manera privile­ Córdoba, 22 de marzo de 2007

Bibliografía

AA.VV. "Saber-hacer y tropiezos en el campo educativo sobre la cuestión sexual". En


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