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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA
CARRERA DE DERECHO

CRIMINOLOGÍA Y CIENCIAS PENALES

Estudiante.- Jordan López

ENSAYO DE VIGILAR Y CASTIGAR: SUPLICIO

En la historia se han documentado varios métodos con el objetivo de castigar o corregir


los delitos, antes de los siglos XVIII Y XIX, la forma de corregir era barbarie como
describe la condena de Damiens al inicio del libro (Vigilar y Castigar) el cual torturado
cruelmente, primero fue amarrado en las extremidades por caballos, con el fin de
descuartizarlo, después como los caballos no lograron esto, procedieron a amarrar más
caballos y como estos finalmente no lograron descuartizarlo, procedió a cortar las
extremidades manualmente, aparte de esto se derramaba azufre en el cuerpo de él.
Finalmente sus extremidades, y su torso se quemaba, mientras unos gritaban sigue vivo, al
final solo quedaban cenizas. Todo este proceso, tenía un complejo ordenamiento jurídico,
que estaba en función al dolor que produzca el castigo por su falta y a esto se lo llamó
suplicio.

Pero no fue hasta finales del siglo XVIII y comienzos del XIX que se suprimen estos
actos barbaries, porque notaron que estos reaniman la violencia, y así dio comienzo al
nacimiento de las cárceles; por consiguiente el suplicio dejo de ser un espectáculo, otro
aspecto como Foucault (Vigilar y Castigar, 1976, pág. 12)lo menciona “Es feo ser digno de
castigo, pero poco glorioso castigar.” Esto significo que la sociedad observó que esto no era
productivo para corregir, dando así una nueva manera de corregir a la persona. No obstante
ya con cárceles, en Francia estas estaban administradas por el ministerio del interior que
seguían ignorando que el suplicio ya no castiga sino que corrige, el cuerpo del reo pasa a
ser un intermediario en función a una economía de derechos, en donde según su pena se le
priven derechos.

Empero en 1760 en Londres se ideó una nueva moral del acto de castigar (Foucalut,
1976, pág. 14), nace una forma de privar el derecho a la vida y así se consolidó la pena de
muerte, con la justificación de que esta quita la vida al igual que la prisión la libertad, el
nombre del que recibía esta pena no era publicado aparte de su delito.

En el siglo XVIII nace otra posición dicha por un filósofo llamado Mably, en el que
sugiere castigar el “alma” y ya no el cuerpo, y así da otra nueva cara a las penas, los
códigos consiguientes dejan de juzgar los delitos, sino que juzgan el fondo de esto; el
código penal francés ya da una idea de esto, menciona:

“Il n’y a crime ni delite, lors que le prevenue était en érat de demence au temps
d’action” (Artículo 64 del “Código Penal Frances” 1810)

Que traducido dice: “No hay delito ni delincuencia, cuando el defensor estaba en peligro
de demencia en el momento de la acción”, por consiguiente menciona que en vez de
castigarlo hay que cuidarlo. Por lo tanto en el momento del juicio ya entraron a escena
psicólogos, psiquiatras, entre otros que no hacían más que ilustrar la decisión de los jueces.

En todo este sistema punitivo también prevalecen relaciones de poder en función al


saber, el reo pasa a ayudar al Estado según la economía punitiva que se encuentren y nace
así una esclavitud “civil”, surge así una tecnología del poder sobre el cuerpo, en donde el
castigado tiene “menos poder” y teóricamente surge el “alma” que nace de los
procedimientos de vigilar y castigar, el estado comienza a vigilar a niños, colegiales,
colonizados, locos, entre otros, se asemeja también que el alma es la prisión del cuerpo y el
“alma” de los reos pasa a ser una relación de poder entre personas sin delitos y personas
con delitos. Es por esto que por más psicólogos, psiquiatras, que posean las prisiones,
seguirán existiendo protestas de parte de estos.
El suplicio penal por lo tanto ya no está encaminado al dolor, actualmente los jueces
ante las denuncias penales se basan en pruebas por verificar y así dan un veredicto final, no
obstante en el siglo XVIII los jueces llegaban a torturar a los sospechosos de la pena, esto
con ayuda de la iglesia el sospechoso pasaba a ser torturado públicamente, y el verdugo al
torturar no se manchaba judicialmente, pero moralmente sí; por consiguiente el sospechoso
confesaba en ciertos casos asertivamente y en otros confesaban como plegaría para que
cese la tortura, sin que haya cometido el delito. Todo esto en función de la venganza del
pueblo y para que se muestre el poderío del rey. En el siglo XIX esto cambio gradualmente,
el sistema punitivo trato que el poder castigador no haga actos inhumanos

Conclusión.-

El ser humano, con las ansias de curar el crimen, ha hecho un sin número de hechos para
castigar este, en el siglo XVIII creo un sistema suplicial, en el que se torturaba al
delincuente, para que la sociedad tenga miedo y no cometa ese crimen, no obstante esto no
resulto después nacieron las cárceles y por consiguiente una relación de poder, donde el
preso se convirtió en una arma estratégica del estado, según lo leído y lo que creo, para que
exista un corregimiento del crimen debe existir la restauración de la moral, de la
consciencia, del ser del delincuente, pero no como una relación de poderes, tomando esto a
conveniencia del que tiene más poder, sino de servidumbre hacía la sociedad en donde
corrigiendo esto una sociedad puede crecer progresivamente en muchos ámbitos, la idea
central de la restauración del ser del delincuente debería ser: “Ama a tu prójimo como a ti
mismo”, esta frase tan pequeña engloba una restauración muy completa.

Bibliografía
(1810). Artículo 64. En Codigo Penal Frances. Francia.

Foucalut, M. (1976). Vigilar y Castigar. Siglo XXI Editores, S.A. de C.V. .

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