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SOMOS TODOS CYBORGS: Tecnología y literatura

Una tecnología es un producto humano creado a partir de la aplicación de


conocimientos científicamente ordenados con el fin de facilitar la adaptación
al ambiente. También se refiere al conjunto de conocimientos que se aplican
para el desarrollo de esos productos.

En general, utilizamos el concepto de tecnología para hablar de productos


tangibles y materiales, aquellos cuyo desarrollo depende de ciencias exactas
como la física, la química o las matemáticas: desde las máquinas simples
como la rueda o complejas como los motores, hasta los chips de la
microelectrónica, las semillas transgénicas o la tecnología láser. Sin embargo,
una tecnología puede ser también un dispositivo inmaterial que igualmente
determina la adaptación del ser humano al ambiente y que depende de
disciplinas humanas o de raigambre social como la sociología, la estadística,
la psicología. Llamaremos a las primeras (las tangibles) tecnologías duras.
Las segundas, en cambio, serán tecnologías blandas.

Educación espartana y sistema hoplítico: El Estado asumía la tutela hasta los veinte años.
A partir de esta edad, los jóvenes espartanos seguían viviendo en un régimen de cuartel y
se les destinaba a distintas agrupaciones militares. El vínculo entre soldados se creaba así
desde la niñez. Cada espartano dormía, comía y luchaba con sus compañeros de armas
de la infancia. Este ambiente de camaradería se construía sobre una especie de amor.
Este vínculo era decisivo a la hora de la guerra: una de las razones que impedían que un
soldado escapara y desertara era la voluntad de no abandonar a aquel compañero de la
infancia que marchaba a su lado en la batalla. Esto se combinaba con una estrategia
militar (el sistema hoplítico) de formación en filas en la que que cada soldado llevaba del
lado izquierdo un gran escudo circular que defendía la mitad de su propio cuerpo y la
mitad del cuerpo del compañero que estaba a su lado.

Telar: es una máquina para tejer, construida con madera o metal, en la que se colocan
unos hilos paralelos, denominados urdimbres, que deben sujetarse a ambos lados para
tensarlos (función que suelen cumplir las pesas). Mediante un mecanismo, estos hilos son
elevados individualmente o en grupos, formando una abertura denominada calada, a
través de la cual pasa la trama. En la Atenas clásica del siglo V, el telar fue la tarea
privilegiada para las ciudadanas y madres: a diferencia de la actividad de coser, el tejido
requería de las personas una atención extrema que impedía que pensaran en otras
cuestiones mientras cumplían con sus labores.

Democracia: forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto
de la ciudadanía. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del
Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante
mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus
representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la
que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen conforme a
mecanismos contractuales
Escritura: es un sistema de representación gráfica de un idioma, por medio
de signos trazados o grabados sobre un soporte. En tal sentido, la escritura
es un modo gráfico específicamente humano de conservar y transmitir
información. Las sociedades que cuentan con esta tecnología, a diferencia de
las ágrafas, no dependen de la memoria como estrategia de conservación de
la cultura.

Inquisición: varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía


mayoritariamente en el seno de la Iglesia católica. La herejía en la era
medieval europea muchas veces se castigaba con la pena de muerte y de
esta se derivan todas las demás

Autocontrol: concepto por el cual cada individuo es responsable de lograr


que su razonamiento domine a su cuerpo. Fue diseñado hacia finales del
siglo XVI e instaurado en la sociedad después de un duro proceso con el fin
de que los ciudadanos abandonaran la concepción mágica del mundo y
aceptaran el nuevo sistema de trabajo asalariado.

1. ¿Qué tecnologías y de qué tipo son las que aparecen en el capítulo de


Black Mirror titulado “Nosedive”? ¿Y en “La lotería”? ¿A qué género de
la ficción especulativa pertenecen? Argumentá.

2. ¿Cómo afectan esas tecnologías la identidad y la forma de actuar de


los personajes?

3. ¿Cómo considerás que te desenvolverías en un mundo como el que


plantea cada una de las historias?
4. ¿Qué problemáticas de la sociedad y de la vida pensás que estas
historias ponen en primer plano?

Propuesta para la paz 2014

Para que haya paz primero nos tenemos que tranquilizar un poco. En calma, todos vamos a
tener el mismo derecho a perder el control porque la gravedad de las cosas depende de la
forma de verlo de cada uno y además hay secretos y mambos que vamos a cuidar sin
preguntar. En lugar de gritar más fuerte vamos a dar uno de esos abrazos tipo película de
pareja pasional en los que el sujeto primero se niega y después llora. Estos abrazos en días de
calor serán gestos como invitar una coca cola y retirarse para que la tome tranquilo.

Vamos a tener más presentes a todas las especies que habitaron el planeta para no tomarnos
las cosas tan en serio. Un documental que muestre a los dinosaurios grandes y poderosos y
después la consigna ¿Vieron algún dinosaurio últimamente? Y no, se murieron igual, relájense.

Para convivir necesitamos que cada uno se sepa importante y capaz de cuidar al otro. Vamos a
generar un sentimiento de comunidad aunque Buenos Aires sea un lugar enorme, cada uno
tendrá que aprenderse tres nombres que en el 2013 no usaba por ejemplo un vecino, un
kioskero y un guardia de seguridad, entonces cada día va decir -Buen día Jorge- y al sentirse
reconocido e integrado le va a dar gusto dar trato amable al resto. Por ejemplo, si Jorge sabe
que va a llover te recomienda que lleves paraguas.

El país va a ser una enorme escuela waldorf dónde cada uno muestre lo que hace bien y cada
seis meses los linyeras nos preparen la merienda a todos. Vamos a hacer una campaña para
concientizar sobre los sentimientos, al principio con consignas fuertes como remeras con la
inscripción -tengo sentimientos- y se va a ir haciendo sutil a medida que seamos ciudadanos
suaves.

No vamos a pelear más a los gordos y a los famosos no los vamos a a maltratar por tuiter
(porque usaron la remera que dice que tienen sentimientos). Vamos a dar importancia al
trabajo, las estrellas no van a ser los del cine y el rock sino los que hacen cosas concretas que le
cambian la vida a las personas como maestros y enfermeras. Los médicos van a salir de los
hospitales con anteojos de sol y habrá paparazzis que los corren hasta su casa gritando
¡Contanos qué hiciste hoy! Vamos a admitir que Kafka era muy inteligente pero que nuestra
vida sin él sería idéntica. Igual lo vamos a querer y a leer en el secundario.

Las mujeres van a conseguir la empatía de género que tanto les costó porque va a estar mal
visto guardarse los pensamientos buenos y ellas tienen muchos de esos (antes producto de la
envidia, ahora de la admiración por la estética). La regla es que lo lindo se dice, guardárselo o
decirlo por atrás es de cuarta, como si fuera robar, como quedarse con algo que no es tuyo. Las
embarazadas van a usar un sticker brillante de la India en la frente y las vamos a tratar como
diosas.

En los primeros días de enero vamos a poner una oficina en el jardín botánico y podrá acercarse
cualquiera que desee que se le asigne un rol para el año, esto sirve especialmente para los
autodestructivos, les vamos a dar un árbol o un gato del botánico para cuidar y será solamente
su responsabilidad.

Vamos a televisar más cosas hermosas porque la tele es inspiración y menos detalles
escabrosos sobre asesinatos lentos. Para los menores, un nuevo dibujo animado sobre un niño
que es el único de la tira con un aura violeta alrededor porque tiene energía de la buena. Invita
a todas las tribus urbanas a jugar, se integran aunque le parece lógico que los punks se junten a
escuchar punk entre ellos, nadie se pone eufórico hablando mal del reggaetón.

A los famosos tóxicos tipo Luis Ventura los vamos a suspender y a colocar en programas de
reconciliación de las tres de la tarde como aprendices. No todas las novelas van a ser de amor
porque a partir de esas historias los solteros creen que aún no empezaron a vivir, los tres
pilares de la ficción serán: naturaleza, amistad, ingeniería. A cada rato en la tele una persona
común cuenta una intimidad que la revela fuerte y a la vez vulnerable.
JUEGO DE ROLES
Trabajo Práctico

1. Organizar tres grupos de siete personas y un grupo de seis personas.


2. Cada miembro del grupo va a seleccionar un cuento de ficción
especulativa de los que se ofrecen en la lista y lo va a leer. El cuento
debe ser leído para una fecha estipulada.
3. En la fecha estipulada, cada miembro de cada grupo se va a presentar
con el cuento leído. A partir de ahí, la consigna de trabajo va a ser la
escritura colectiva de una historia de ciencia ficción distópica a partir
de las diferentes lecturas de cada integrante del grupo.

MECÁNICA DE LA CONSIGNA DE ESCRITURA COLECTIVA:

1. Materiales: cartulina grande y fibrones de diferentes colores.


2. Cada miembro del grupo toma la voz de un personaje del cuento
que leyó. Tiene que contar con un AVATAR (imagen física que
represente a su personaje), una HISTORIA y una MOTIVACIÓN (un
objetivo claro, algo que quiere lograr, un problema que tiene que
resolver). La base del personaje es el cuento original, pero la idea
es que los participantes hagan las modificaciones necesarias.
3. La cartulina se divide en dos espacios: MARCO Y PERSONAJES. En
el MARCO, los participantes escribirán hechos de alcance general
que influyen en todos los personajes. En PERSONAJES, columnas
verticales paralelas, los participantes desarrollan la historia de sus
personajes por separado.
4. La dinámica de escritura sigue rondas y turnos. Se tiran los dados y
quien saca el número más alto empieza la ronda. Cada participante
espera su turno para escribir. La escritura está guiada por CARTAS
de un mazo.
5. Las CARTAS dan indicaciones para la escritura. MARCO indica que
el participante puede agregar información a la situación general.
PERSONAJE indica que el participante debe desarrollar su historia
individual (siempre en relación al marco). CRUCE indica que un
personaje puede interactuar con otro. FLASHBACK permite
introducir un recuerdo.

—Sí —susurró ella. Aceleró el paso


— ¿Ha visto alguna vez los coches retropropulsados que corren por esta calle?
—¡Estás cambiando de tema!
—A veces, pienso que sus conductores no saben cómo es la hierba, ni las flores, porque
nunca las ven con detenimiento —dijo ella
— Si le mostrase a uno de esos chóferes una borrosa mancha verde, diría: ¡Oh, sí, es
hierba? ¿Una mancha borrosa de color rosado? ¡Es una rosaleda! Las manchas
blancas son casas. Las manchas pardas son vacas. Una vez, mi tío condujo lentamente por
una carretera. Condujo a sesenta y cinco kilómetros por hora y lo, encarcelaron por
dos días. ¿No es curioso, y triste también?
—Piensas demasiado —dijo Montag, incómodo.
—Casi nunca veo la televisión mural, ni voy a las carreras o a los par-ques de atracciones.
Así, pues, dispongo de muchísimo tiempo para dedicarlos a mis absurdos
pensamientos. ¿Ha visto los carteles de sesenta metros que hay fuera de la ciudad? ¿Sabía
que hubo una época en que los carteles sólo tenían seis metros de largo? Pero los
automóviles e
mpezaron a correr tanto que tuvieron que alargar la publicidad, para que durase un
poco más.
—¡Lo ignoraba!
[…]
Cuando llegaron a la casa de ella, todas sus luces estaban encendidas.
—¿Qué sucede?
Montag nunca había visto tantas luces en una casa.
—¡Oh! ¡Son mis padres y mi tío que están sentados, charlando! Es como ir a pie,
aunque más extraño aún. A mi tío, le detuvieron una vez por ir a pie. ¿Se lo había
contado ya? ¡Oh! Somos una familia muy extraña.
—Pero, ¿de qué charláis?
Al oír esta pregunta, la muchacha se echó a reír.
—¡Buenas noches!
Empezó a andar por el pasillo que conducía hacia su casa. Después, pareció
recordar algo y regresó para mirar a Montag con expresión intrigada y curiosa.
—¿Es usted feliz? —preguntó
—¿Que si soy qué? —replicó él
Pero ella se había marchado, corriendo bajo el claro de luna. La puerta de la casa se cerró
con suavidad.
—¡Feliz! ¡Menuda tontería!
Montag dejó de reír.

—Millie... —susurró
—¿Qué?
—No me proponía asustarte. Lo que sí quiero saber es...
—Di.
—Cuándo nos encontramos. Y dónde.
—¿Cuándo nos encontramos para qué? —preguntó ella
—Quiero decir... por primera vez.
Montag comprendió que ella estaría frunciendo el ceño en la oscuridad.
Aclaró conceptos:
—¿Dónde y cuándo nos conocimos?
—¡Oh! Pues fue en...
La mujer calló.
—No lo sé —reconoció al fin
Montag sintió frío.
—¿No puedes recordarlo?
—Hace mucho tiempo.
—¡Sólo diez años, eso es todo, sólo diez!
—No te excites, estoy tratando de pensar.—Mildred emitió una extraña risita que fue
haciéndose más y más aguda—. ¡Qué curioso! ¡Qué curioso no acordarse de dónde o
cuándo se conoció al marido o a la mujer!
Montag se frotaba los ojos, las cejas y la nuca, con lentos movimientos. Apoyó ambas
manos sobre sus ojos y apretó con firmeza, como para incrustar la memoria en su
sitio. De pronto, resultaba más impor-tante que cualquier otra cosa en su vida saber
dónde había conocido a Mildred.

Bueno, ¿no existía una muralla entre él y Mildred pensándolo bien?Literalmente, no


sólo un muro; tres, en realidad. Y, además, muy caros. Y los tíos, las tías, los primos, las
sobrinas, los sobrinos que vivían en aquellas paredes, la farfullante pandilla de
simios que no decían nada, nada, y lo decían a voz en grito. Desde el principio,
Montag se había acostumbrado a llamarlos parientes. «¿Cómo está hoy, tío Louis?»
«¿Quién?» «¿tía Maude?» En realidad, el recuerdo más significativo que tenía de
Mildred era el de una niñita en un bosque sin árboles (¡qué extraño) o, más bien,
de una niñita perdida en una meseta donde solía haber árboles (podía percibirse el
recuerdo de sus formas por doquier), sentada en el centro de la «sala de estar». La sala de
estar ¡Qué nombre más bien escogido! Llegara cuando llegara, allí estaba Mildred,
escuchando cómo las paredes le hablaban.

¿Por qué no recuerda su niñez?

Beatty tardó un minuto en acomodarse y meditar sobre lo que quería decir.


—Me preguntarás, ¿cuándo empezó nuestra labor, cómo fue implantada, dónde, cómo?
Bueno, yo diría que, en realidad, se inició aproximadamente con el acontecimiento
llamado la Guerra Civil. Pese a que nuestros reglamentos afirman que fue fundada
antes. En realidad es que no anduvimos muy bien hasta que la fotografía se implantó.
Después las películas, a principios del siglo XX. Radio. Televisión. Las cosas empezaron a
adquirir masa.
Montag permaneció sentado en la cama, inmóvil.
—Y como tenían masa, se hicieron más sencillas —prosiguió diciendo Beatty—. En
cierta época, los libros atraían a alguna gente, aquí, allí, por doquier. Podían permitirse
ser diferentes. El mundo era ancho. Pero, luego, el mundo se llenó de ojos, de
codos Y bocas. Población doble, triple, cuádruple. Films y radios, revistas, libros,
fueron adquiriendo un bajo nivel, una especie de vulgar uniformidad. ¿Me sigues?
—Creo que sí.
Beatty contempló la bocanada de humo que acababa de lanzar.
—Imagínalo. El hombre del siglo XIX con sus caballos, sus perros, sus coches, sus
lentos desplazamientos. Luego, en el siglo XX, acelera la cámara. Los más breves,
condensaciones. Resúmenes. Todo se reduce a la anécdota, al final brusco.

—Acelera la proyección, Montag, aprisa, ¿Clic? ¿Película? Mira, Ojo, Ahora, Adelante,
Aquí, Allí, Aprisa, Ritmo, Arriba, Abajo, Dentro, Fuera, Por qué, Cómo, Quién, Qué,
Dónde, ¿Eh?, ¡Oh ¡Bang!, ¡Zas!, Golpe, Bing, Bong, ¡Bum! Selecciones de selecciones.
¿Política? ¡Una columna, dos frases, un titular! Luego, en pleno aire, todo
desaparece. La mente del hombre gira tan aprisa a impulsos de los editores, explota-
dores, locutores, que la fuerza centrífuga elimina todo pensamiento innecesario,
origen de una pérdida de tiempo.

—Los años de Universidad se acortan, la disciplina se relaja, la Filo-sofía, la Historia


y el lenguaje se abandonan, el idioma y su pronunciación son gradualmente
descuidados. Por último, casi completamente ignorado. La vida es inmediata, el empleo
cuenta, el placer domina todo después del trabajo. ¿Por qué aprender algo, excepto
apretar botones, enchufar conmutadores, encajar tornillos y tuercas?

—El cierre de cremallera desplaza al botón y el hombre ya no dispone de todo ese tiempo
para pensar mientras se viste, una hora filosófica y, por lo tanto, una hora de melancolía

—La vida se convierte en una gran carrera, Montag. Todo se hace aprisa, de
cualquier modo.

—Vaciar los teatros excepto para que actúen payasos, e instalar en las habitaciones
paredes de vidrio de bonitos colores que suben y bajan, como confeti, sangre, jerez
o sauterne. Te gusta la pelota base, ¿verdad, Montag?

LA FICCIÓN ESPECULATIVA
Si el género terror se encontraba obsesionado con la muerte y no puede dejar de mirarla y
pensarla, el género de la ficción especulativa está obsesionado con la vida.

Podríamos decir que la pregunta central que se hace la ficción especulativa es: ¿cómo
vivimos? Y esta pregunta es doble. Por un lado es una pregunta especulativa: ¿en qué
condiciones es posible vivir? ¿Qué necesitamos para vivir? ¿Cómo es deseable vivir?
¿Qué formas de vida son imaginables? ¿Cómo se construye una forma de vida? Y al
hacer estas preguntas, al preguntarse por el otro, se hace también una pregunta sobre
uno mismo, una pregunta crítica: ¿cómo estamos viviendo los seres humanos en el
momento en que se escribe o se lee la obra? ¿Cómo están construidas nuestras vidas

El ser humano no vive de forma inmediata, en estado natural. Su vida se encuentra


mediada por toda una serie de tecnologías que le permiten adaptarse al ambiente,
organizar la experiencia, relacionarse con otros y construir su identidad. Desde la forma
de gobierno hasta las técnicas de registro de la experiencia (ya sea transmisión oral o
internet), la experiencia del sujeto está mediada por tecnologías. Podríamos decir
entonces que la ficción especulativa habla, justamente, de tecnologías, de cómo vivimos.

El sujeto, entonces, vive conectado a dispositivos: la democracia, el censo, la escuela o el


trabajo, celulares, redes sociales, zapatillas ultraboost, botines o tacos, vehículos, medios
de comunicación. Cada dispositivo tiene funciones que se organizan según un esquema
general de las cosas. La ficción especulativa plantea: ¿qué pasa si lo desconectamos al
ser humano de todo? ¿Qué pasa si lo conectamos a nuevos dispositivos, si cambiamos de
entrada los cables? ¿Vive? ¿Cómo? ¿Es deseable? ¿Qué pasaría si viniera un apocalipsis
zombi? ¿Y si una pandemia dejara a las personas sin capacidad de hablar? ¿Y si se
instaurara un gobierno que prohibiera pensar? ¿Qué haríamos si perdiéramos la
capacidad de recordar? ¿Y si nos desplazáramos siempre a altas velocidades? ¿A dónde
iríamos? ¿Nos quedaríamos en algún lugar? ¿Es necesario el contacto con otros seres
humanos? ¿Y con otras especies? ¿Es necesario el contacto con el otro? ¿Podemos vivir
solos? ¿Y cómo vivimos juntos? ¿Cómo somos en otro mundo? Cambiar los dispositivos
implica cambiar no solo el sistema general en el que funcionan las personas, sino también
a las personas mismas.

Es la paradoja cyborg: vivimos conectados, somos mitad humanos y mitad tecnología.


Todos somos cyborgs ¿Pero existimos por fuera de la tecnología? ¿Existe un individuo
humano en estado natural cuya adaptación no haya sido mediada por dispositivos?

¿Qué es para nosotros el contacto humano? ¿Qué es dudar? ¿Es más importante el
proceso o el resultado? ¿Somos iguales? Son algunas de las preguntas que Fahrenheit
plantea.

¿Es posible prescindir del contacto humano? Vivir juntos ha sido una cuestión siempre
problemática y esta es una pregunta que la ficción especulativa se ha hecho durante
mucho tiempo. Fahrenheit 451 la explora en profundidad. Hace unos años, el físico
Lawrence Krauss se preguntaba si en algún futuro las personas podrían vivir sin
contactarse con otros humanos, simplemente encontrando todo el acompañamiento
necesario en robots o mascotas, encerrados en su cueva, con acceso a internet. En
internet, nunca sabés si no estás hablando del otro lado con un perro, decía una viñeta del
New York Times. La novela de Ray Bradbury plantea un mundo en el que las personas ya
no hablan entre ellas. Ya no hacen nada que pueda traer dudas, melancolía. El amor no
es una cuestión importante. No conversan. Escuchan todo el tiempo ruidos lejanos en sus
auriculares. Sus paredes son pantallas de televisión. Viven rápido, suben sus cierres
apretando un botón, no pueden circular a velocidades mínimas. Montag no habla con su
esposa. Ni siquiera recuerda el día que se conocieron. Ni siquiera recuerda su infancia, ni
por qué decidió meterse a los bomberos.

Ahora de nuevo, ¿qué es para nosotros el contacto humano?

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