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CONCEPTO Y EVOLUCIÓN.
PRINCIPIOS INFORMADORES DE LA LO 5/2000 DE 12 DE
ENERO, DE RESPONSABILIDAD PENAL DEL MENOR..
JUZGADOS DE MENORES.
MINISTERIO FISCAL..
EL PROCESO.
ASITENCIA JURIDICA, FUNCIÓN COLEGIO DE ABOGADOS.
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FRANCISCO MIGUEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ – ABOGADO-
RESUMEN
El presente trabajo trata sobre la responsabilidad que deben asumir los mayores de catorce años y
menores de dieciocho que cometen hechos tipificados como delitos o faltas en el Código Penal y en
las restantes leyes penales especiales; así como el estudio de los órganos Jurisdiccionales
especializados en menores , Fiscalia, Cuerpos de Seguridad y asistencia jurídica especializada.
INDICE
CONCEPTO Y EVOLUCIÓN I
Es la responsabilidad que deben asumir los mayores de catorce años y menores de dieciocho que
cometen hechos tipificados como delitos o faltas en el Código Penal y en las restantes leyes penales
especiales.
que se trate para que adopte medidas tendentes a la reeducación y protección del menor de
14 años que hubiera observado una conducta reprochable.
Las edades indicadas se han de entender siempre referidas al momento de la comisión de los hechos,
sin que el haberse rebasado las mismas antes del comienzo del procedimiento o durante la
tramitación del mismo tenga relevancia a los efectos de la aplicación de la Ley.
Se considera la imputabilidad como la actitud para poder cometer un delito y soportar la pena, es
decir, una especie de capacidad jurídica, de modo que, viene a asimilarse a la capacidad de obrar del
derecho privado, y lo mismo que se puede hablar de capacidad para realizar negocios jurídicos,
puede hablarse de capacidad o incapacidad para responder penalmente de una acción típicamente
antijurídica.
Viene así a perfilarse la imputabilidad como una posibilidad de atribución del hecho, si bien, es
necesario que el individuo además tenga unas determinadas cualidades, que son INTELIGENCIA,
VOLUNTAD y aptitud para sentir la MOTIVACIÓN de la norma, esto es, sentir la coacción
psicológica del castigo. En este sentido, podemos definir la imputabilidad como la posibilidad
abstracta y potencial de que a un hombre le sean atribuibles las consecuencias de su obrar, como su
causa eficiente, consciente y libre.
En primer lugar la anomalía o alteración psíquica, o intoxicación plena, siempre que anulen la
capacidad intelectiva y volitiva del sujeto es decir, que impidan comprender la ilicitud del hecho
o actuar conforme a esa comprensión,
En segundo lugar las alteraciones de la percepción que determinen una gran alteración de la
conciencia de la realidad y la minoría de determinada edad (14 años).
Esta concepción NEGATIVA servirá también para evitar la frecuente confusión entre causas de
inimputabilidad y las de exculpación o inculpabilidad. El INIMPUTABLE es psicológicamente
incapaz, y lo es para toda clase de acciones, ora de modo perdurable como el enajenado ora
transitoriamente. En cambio, el INCULPABLE es completamente capaz y, si no se le reprocha su
conducta, es porque a causa de error o por no podérsele exigir otro modo de obrar, en el juicio de
culpabilidad se le absuelve.
Pero a diferencia de los dos primeros supuestos, en que pericialmente se determina la imputabilidad
total o parcial y en un procedimiento penal se declara la misma, respecto a los menores se ha
elaborado una legislación ESPECIAL, tanto desde el punto de vista ORGÁNICO, en cuanto
los órganos encargados de enjuiciar las conductas típicamente antijurídicas por los mismos
realizadas, como en cuanto al PROCEDIMIENTO e IMPOSICIÓN en su caso de las medidas
correctoras o reformadoras, algunas sin diferencia cualitativa con las penas.
Pues bien, ese conjunto de normas específicas en su aspecto corrector es el que integra el Derecho
Penal de Menores, en cuanto que puede considerarse otro derecho de menores en su aspecto
protector, en los ámbitos civil y administrativo, a cuyas exigencias da respuesta en nuestro derecho
el Código Civil, y la Ley Orgánica 1/1996 de 15 de enero de protección jurídica del menor,
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anteriormente citadas.
En cuanto a los sometidos a este derecho corrector, puede seguirse un sistema de presunción iure
et de iure de falta de imputabilidad, es decir, de capacidad de culpabilidad por debajo de
determinada edad, o un sistema de examen del discernimiento o un sistema mixto.
2 El CÓDIGO de 1848 - 1850: Mantenía también un sistema mixto aunque modificando las
edades, al declarar EXENTO de responsabilidad criminal al menor de 9 años así como al
mayor de 9 y menor de 15, a no ser que hubiere obrado con discernimiento.
3 El CÓDIGO de 1928 establecía entre las causas de imputabilidad (Art. 56) como
IRRESPONSABLE al menor de 16 años, y los códigos siguientes de 1932 y 1944, éste con
sus textos de 1963 y 1973, siguieron el mismo sistema de presunción iure et de iure de
inimputabilidad, al incluir entre los EXENTOS de responsabilidad criminal al menor de 16
años, manteniendo como atenuante el ser menor de 18 años, al igual cp 1870
La creación de los tribunales tutelares de menores tuvo lugar por ley 25 de noviembre de 1918,
modificada por un Real Decreto ley de 1929 y ligeramente 1931, formulándose una nueva ley en
1940, modificada 1942 1943, aprobándose definitivamente el texto refundido de la ley de Tribunales
de menores por Decreto de 11 de junio de 1948 y por Decreto de la misma fecha su reglamento.
La ley de 1948 regulaba la organización de los Tribunales Tutelares, a los que reconocía
competencia no sólo para conocer de las acciones u omisiones atribuidas a los menores, realizadas
antes de cumplir los 16 años que código penal o leyes especiales califiquen de delitos o faltas sino
en los casos de menores de tal edad prostituidos, licenciosos, vagos o vagabundos que a juicio del
Tribunal requiriesen del ejercicio de sus facultades reformadoras, así como de las FALTAS
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cometidas por los mayores de 16 años comprendidas en el ART 584 del Cp entonces vigente, sin
otra EXCEPCIÓN que las atribuidas a la jurisdicción castrense por el código de justicia militar y de
las infracciones cometidas por tales menores consignadas en leyes provinciales o municipales.
Consecuentemente se preveía el ejercicio de 3 DISTINTAS FACULTADES: reformadoras que no
tendrían carácter represivo sino educativo-tutelar, protectoras cuyas resoluciones serán
esencialmente preventivas y de enjuiciamiento de mayores, que tendría carácter represivo.
Esta última modificación obedece, según su Exposición de Motivos a que las estadísticas revelan un
aumento considerable de delitos cometidos por menores, lo que ha causado gran preocupación social
y ha contribuido a desgastar la credibilidad de la Ley por la sensación de impunidad de las
infracciones más cotidianas y frecuentemente cometidas por estos menores, como son los delitos y
faltas patrimoniales. Junto a esto, debe reconocerse que, afortunadamente, no han aumentado
significativamente los delitos de carácter violento, aunque los realmente acontecidos han tenido un
fuerte impacto social. Con el objetivo de resolver estos problemas, esta Ley Orgánica plantea la
revisión de determinados aspectos de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la
responsabilidad penal de los menores.
- ÁMBITO DE APLICACIÓN: Según el ART 1.1 esta ley se aplicará para exigir responsabilidad
penal a los mayores de 14 años y menores de 18 por la comisión de hechos tipificados como delito o
faltas en el código penal o en las leyes especiales.
terapéuticas a las que se refiere el ART 7.1, letras d) y e), de la presente Ley.
3. Las edades indicadas en el articulado de esta Ley se han de entender siempre referidas al
momento de la comisión de los hechos, sin que el haberse rebasado las mismas antes del
comienzo del procedimiento o durante la tramitación del mismo tenga incidencia alguna sobre la
competencia atribuida por esta misma Ley a los Jueces y Fiscales de Menores.
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- TÍTULO II. DE LAS MEDIDAS – ART 7 (modificado por LO 8/2006)
Las medidas que pueden imponer los Jueces de Menores, ordenadas según la restricción de derechos
que suponen, son las siguientes:
1) Internamiento en régimen CERRADO. Las personas sometidas a esta medida residirán en el
centro y desarrollarán en el mismo las actividades formativas, educativas, laborales y de ocio. Este
internamiento se llevará a cabo, si hubiera plazas, en el centro más próximo al domicilio del menor,
sin que el traslado a otro centro pueda realizarse, salvo que sea en interés del menor y con
aprobación del Juez de Menores.
3) Internamiento en régimen ABIERTO. Las personas sometidas a esta medida llevarán a cabo
todas las actividades del proyecto educativo en los servicios normalizados del entorno (Colegios,
Institutos, Academias, etc), residiendo en un centro como domicilio habitual, con sujeción al
programa y régimen interno del mismo.
4) Internamiento TERAPEÚTICO en régimen cerrado, semiabierto o abierto. En los centros de
esta naturaleza se realizará una atención educativa especializada o tratamiento específico dirigido a
personas que padezcan anomalías o alteraciones psíquicas, un estado de dependencia de bebidas
alcohólicas, drogas tóxicas o sustancias psicotrópicas, o alteraciones en la percepción que
determinen una alteración grave de la conciencia de la realidad. Esta medida podrá aplicarse sola o
como complemento de otra medida. Cuando el interesado rechace un tratamiento de deshabituación,
el Juez habrá de aplicarle otra medida adecuada a sus circunstancias.
Según el art. 7.2, las medidas de internamiento constarán de dos períodos: El primero se cumplirá en
el centro de internamiento correspondiente y el segundo en régimen de libertad vigilada.
Estas 2 últimas medidas podrán aplicarse solas o como complemento de otra medida y cuando el
interesado rechace un tratamiento de deshabituación, el Juez habrá de aplicarle otra medida
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10) CONVIVENCIA con otra persona, familia o grupo educativo. La persona sometida a esta
medida debe convivir, durante el período de tiempo establecido por el Juez, con otra persona, con
una familia distinta a la suya o con un grupo educativo, adecuadamente seleccionados para orientar
a aquélla en su proceso de socialización.
13) AMONESTACIÓN. Esta medida consiste en la reprensión de la persona llevada a cabo por el
Juez de Menores y dirigida a hacerle comprender la gravedad de los hechos cometidos y las
consecuencias que los mismos han tenido o podrían haber tenido, instándole a no volver a cometer
tales hechos en el futuro.
Los Juzgados de Menores no podrán imponer medidas por tiempo superior al solicitado por el
Ministerio Fiscal o acusador particular ni medidas de internamiento por tiempo superior al que
habría durado la pena privativa de libertad si el menor, de haber sido mayor de edad hubiera sido
declarado responsable de acuerdo con el Código Penal.
1 El Juez PODRÁ IMPONER al menor una o varias medidas de las previstas en esta Ley con
independencia de que se trate de uno o más hechos, sujetándose si procede al artículo 11, pero,
en ningún caso, se impondrá a un menor en una misma resolución más de una medida de la
misma clase (art. 7.4)
2 El Juez competente para la ejecución, de oficio o a instancia del MF o del letrado del menor,
previa audiencia de éstos e informe del equipo técnico y, en su caso, de la entidad pública de
protección o reforma de menores, podrá en cualquier momento dejar sin efecto la medida
impuesta, reducir su duración o sustituirla por otra, siempre que la modificación redunde en el
interés del menor y se exprese suficientemente a éste el reproche merecido por su conducta.
1. Cuando los hechos cometidos sean calificados de FALTA, sólo se podrán imponer las
medidas de:
a) libertad vigilada hasta un máximo de 6 meses; b) amonestación; c) permanencia de fin de
semana hasta un máximo de 4 fines de semana; d) prestaciones en beneficio de la comunidad
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hasta 50 horas; e) privación del permiso de conducir o de otras licencias administrativas hasta 1
año; f) la prohibición de aproximarse o comunicarse con las personas que se determine hasta 6
meses o g) la realización de tareas socio-educativas hasta 6 meses.
a) Los hechos estén tipificados como delito grave por el Código Penal o las leyes penales
especiales.
b) Tratándose de hechos tipificados como delito menos grave, en su ejecución se haya
empleado violencia o intimidación en las personas o se haya generado grave riesgo para la
vida o la integridad física de las mismas.
c) Los hechos tipificados como delito se cometan en grupo o el menor perteneciere o actuare
al servicio de una banda, organización o asociación, incluso de carácter transitorio, que se
dedicare a la realización de tales actividades.
Cuando el responsable de los hechos cometidos sea un menor de dieciocho años, responderán
solidariamente con él de los daños y perjuicios causados sus padres, tutores, acogedores y
guardadores legales o de hecho, por este orden. Cuando éstos no hubieren favorecido la conducta
del menor con dolo o negligencia grave, su responsabilidad podrá ser moderada por el Juez según
los casos.
1 1.Cuando se trate de los hechos previstos en la regla 2ª precitada (aquellos en los que la
medida de internamiento en régimen cerrado puede aplicarse) el Juez, oído el Ministerio
Fiscal, las partes personadas y el equipo técnico, actuará conforme a las reglas siguientes:
o a) si al tiempo de cometer los hechos el menor tuviere catorce o quince años de edad,
la medida podrá alcanzar tres años de duración. Si se trata de prestaciones en
beneficio de la comunidad, dicho máximo será de ciento cincuenta horas, y de doce
fines de semana si la medida impuesta fuere la de permanencia de fin de semana.
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dicho Código o en las leyes penales especiales pena de prisión igual o superior a quince
años, el Juez deberá imponer las medidas siguientes:
o a) si al tiempo de cometer los hechos el menor tuviere catorce o quince años de edad,
una medida de internamiento en régimen cerrado de uno a cinco años de duración,
complementada en su caso por otra medida de libertad vigilada de hasta tres años.
Pluralidad de infracciones
1 1. Los límites máximos establecidos para la duración de las medidas serán aplicables, aunque
el menor fuere responsable de dos o más infracciones, en el caso de que éstas sean conexas o
se trate de una infracción continuada, así como cuando un sólo hecho constituya dos o más
infracciones. No obstante, en estos casos, el Juez, para determinar la medida o medidas a
imponer, así como su duración, deberá tener en cuenta, además del interés del menor, la
naturaleza y el número de las infracciones, tomando como referencia la más grave de todas
ellas.
Si dichas infracciones hubiesen sido objeto de diferentes procedimientos, el último Juez
sentenciador señalará la medida o medidas que debe cumplir el menor por el conjunto de los
hechos, dentro de los límites y con arreglo a los criterios expresados en el párrafo anterior.
1 2. Cuando alguno o algunos de los hechos a los que se refiere el apartado anterior fueren de
los que pueden imponerse medida de internamiento en régimen cerrado, esta medida podrá
alcanzar una duración máxima de diez años para los mayores de dieciséis años y de seis años
para los menores de esa edad, sin perjuicio de la medida de libertad vigilada que, de forma
complementaria, corresponda imponer con arreglo a dicho artículo.
2 3. Cuando el menor haya sido responsable de más de un hecho delictivo se le impondrá una
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o varias medidas. Cuando una misma conducta sea constitutiva de dos o más infracciones, o
una conducta sea medio necesario para la comisión de otra, se tendrá en cuenta
exclusivamente la más grave de ellas para la aplicación de la medida correspondiente.
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1 1. El Juez competente para la ejecución, de oficio o a instancia del Ministerio Fiscal o del
letrado del menor, previa audiencia de éstos e informe del equipo técnico y, en su caso, de la
entidad pública de protección o reforma de menores, podrá en cualquier momento dejar sin
efecto la medida impuesta, reducir su duración o sustituirla por otra, siempre que la
modificación redunde en el interés del menor y se exprese suficientemente a éste el reproche
merecido por su conducta.
2 2. En los casos anteriores, el Juez resolverá por auto motivado, contra el cual se podrán
interponer los correspondientes recursos.
1 1. El Juez competente para la ejecución, de oficio o a instancia del Ministerio Fiscal o del
letrado del menor, y oídos en todo caso éstos, así como el representante del equipo técnico y
de la entidad pública de protección o reforma de menores, podrá acordar motivadamente la
suspensión de la ejecución del fallo contenido en la sentencia, cuando la medida impuesta no
sea superior a dos años de duración, durante un tiempo determinado y hasta un máximo de
dos años. Dicha suspensión se acordará en la propia sentencia o por auto motivado del Juez
competente para la ejecución cuando aquélla sea firme, debiendo expresar, en todo caso, las
condiciones de la misma. Se exceptúa de la suspensión el pronunciamiento sobre la
responsabilidad civil derivada del delito o falta.
2 2. Las condiciones a las que estará sometida la suspensión de la ejecución del fallo contenido
en la sentencia dictada por el Juez de Menores serán las siguientes:
o a) No ser condenado en sentencia firme por delito cometido durante el tiempo que
dure la suspensión, si ha alcanzado la mayoría de edad, o no serle aplicada medida en
sentencia firme en procedimiento regulado por esta Ley durante el tiempo que dure la
suspensión.
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o e) En atención al interés del menor, el Juez podrá, previo informe del Ministerio
Fiscal, de las demás partes y de la entidad pública de reforma o protección de
menores, acordar motivadamente la alteración en el orden de cumplimiento previsto
en las reglas anteriores.
4 6. Lo dispuesto se entiende sin perjuicio de las previsiones para el caso de que el menor
pasare a cumplir una medida de internamiento en centro penitenciario al alcanzar la mayoría
de edad.
5 7. Cuando una persona que se encuentre cumpliendo una o varias medidas impuestas con
arreglo a esta Ley sea condenada a una pena o medida de seguridad prevista en el Código
Penal o en leyes penales especiales, se ejecutarán simultáneamente aquéllas y éstas si fuere
materialmente posible, atendida la naturaleza de ambas, su forma de cumplimiento o la
eventual suspensión de la pena impuesta, cuando proceda.
No siendo posible la ejecución simultánea, se cumplirá la sanción penal, quedando sin efecto
la medida o medidas impuestas en aplicación de la presente Ley, salvo que se trate de una
medida de internamiento y la pena impuesta sea de prisión y deba efectivamente ejecutarse.
En este último caso, a no ser que el Juez de Menores adopte alguna de resolución relativa a
la sustitución, modificación o deje sin efecto de la medida, la medida de internamiento
terminará de cumplirse en el centro penitenciario, y una vez cumplida se ejecutará la pena.
De la prescripción
Los hechos delictivos que hayan sido cometidos por menores prescriben y por tanto no podrán ser
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JUZGADOS DE MENORES IV
Juzgados de Menores son aquellos Juzgados especializados, y a quien la Ley tiene encomendado
con carácter exclusivo el enjuiciamiento de los delitos y faltas cometidos por los mayores de 14 años
y menores de 18, deben:
1 Pronunciarse sobre la responsabilidad penal derivada de los hechos cometidos por personas
de edades comprendidas entre los 14 y los 18 años.
2 Pronunciarse sobre la responsabilidad civil de los mismos por los daños y perjuicios que
hubiera ocasionado el menor con la comisión del delito o la falta.
3 Velar por el cumplimiento y la ejecución de sus sentencias que dicten.
El Juzgado de Menores que debe pronunciarse sobre la posible responsabilidad penal del menor es
el del lugar en el que se ha cometido el hecho presuntamente delictivo.
Si el menor hubiera cometido varios delitos o faltas en lugares diferentes, el Juzgado competente
para juzgar al menor por los diversos delitos cometidos será el del domicilio de éste.
Subsidiariamente, será competente el Juzgado del lugar en el que se hubiese cometido el delito
castigado legalmente de forma más severa, y si todos los delitos cometidos tuviesen el mismo
castigo, por el primero que comenzara la causa. Si las causas hubieran comenzado al mismo tiempo
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o no consta cual comenzó primero, el que la Audiencia o el Tribunal Supremo en su caso designen.
La competencia para conocer de los delitos de terrorismo corresponde al Juzgado Central de
Menores de la Audiencia Nacional con independencia del lugar de su comisión.
MINISTERIO FISCAL V
Fiscalía de Menores
Qué es un Fiscal de Menores
Es aquel a quien corresponde la defensa de los derechos de los menores, la vigilancia de las
actuaciones que deban realizarse en interés del menor y el cumplimiento de las garantías del
procedimiento contra el menor, dirigiendo personalmente la investigación de los hechos e
impulsando el procedimiento.
Quién puede acudir al Fiscal de Menores
Cualquier persona puede acudir a la Fiscalía para denunciar hechos presuntamente cometidos por
menores o para poner en conocimiento de la Fiscalía situaciones que puedan afectar la integridad
física o psíquica del menor.
EL PROCESO VI
o los hechos denunciados fueran delitos menos graves cometidos sin violencia ni
intimidación o faltas siempre y cuando el menor no hubiera cometido con
anterioridad hechos similares.
En el caso de que el Fiscal acordara el desistimiento, dará cuenta de lo actuado hasta ese
momento a la Entidad Pública que en la Comunidad Autónoma de que se trate tenga
encomendada la protección de los menores, para que si la misma lo estima conveniente
adopte medidas de protección y educación respecto al mismo. Asimismo, el Ministerio
Fiscal comunicará a los ofendidos o perjudicados conocidos el desistimiento acordado.
El desistimiento por el Ministerio Fiscal no impedirá que se realicen los trámites necesarios
para determinar la responsabilidad civil en que pudiera haber incurrido el menor por los
daños y perjuicios ocasionados a la víctima.
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DE LA CONCLUSIÓN DE LA INSTRUCCIÓN
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DE LA FASE DE AUDIENCIA
El Juez de Menores, una vez realizados los trámites anteriores, podrá :
Dictar sentencia de conformidad si se dan los requisitos previstos en la Ley.
Acordar la celebración de la audiencia.
El sobreseimiento, mediante auto motivado, de las actuaciones.
El archivo por sobreseimiento de las actuaciones con remisión de particulares a la
entidad pública de protección de menores correspondiente cuando así se haya
solicitado por el Ministerio Fiscal.
La remisión de las actuaciones al Juez competente, cuando el Juez de Menores
considere que no le corresponde el conocimiento del asunto.
Practicar por sí las pruebas propuestas por las partes y que hubieran sido
denegadas por el Fiscal durante la instrucción y que no puedan celebrarse en el
transcurso de la audiencia, siempre que considere que son relevantes a los efectos
del proceso. Una vez practicadas, dará traslado de los resultados al Ministerio
Fiscal y a las partes personadas, antes de iniciar las sesiones de la audiencia.
La audiencia se celebrará con asistencia del Ministerio Fiscal, de las partes personadas, del
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letrado del menor, de un representante del equipo técnico que haya evacuado el informe
correspondiente, y del propio menor, el cual podrá estar acompañado de sus representantes
legales, salvo que el Juez, oídos los citados Ministerio Fiscal, letrado del menor y
representante del equipo técnico, acuerde lo contrario. También podrá asistir el representante
de la entidad pública de protección o reforma de menores que haya intervenido en las
actuaciones de la instrucción, cuando se hubiesen ejecutado medidas cautelares o definitivas
impuestas al menor con anterioridad. Igualmente, deberán comparecer la persona o personas
a quienes se exija responsabilidad civil; aunque su inasistencia injustificada no será por sí
misma causa de suspensión de la audiencia.
El secretario judicial explicará al menor, en un lenguaje comprensible para éste, los hechos
que le imputa el Ministerio Fiscal y las medidas que el mismo solicita y la responsabilidad
civil. El Juez le preguntará si se declara autor de los hechos y si está conforme con la medida
solicitada y la responsabilidad civil. Si mostrase su conformidad con dichos extremos, oídos
el letrado del menor y la persona o personas contra quienes se dirija la acción civil, el Juez
podrá dictar resolución de conformidad. Si el letrado no estuviese de acuerdo con la
conformidad prestada por el propio menor, el Juez resolverá sobre la continuación o no de la
audiencia, razonando esta decisión en la sentencia.
Si el menor estuviere conforme con los hechos pero no con la medida solicitada, se
sustanciará el trámite de la audiencia sólo en lo relativo a este último extremo, practicándose
la prueba propuesta a fin de determinar la aplicación de dicha medida o su sustitución por
otra más adecuada al interés del menor y que haya sido propuesta por alguna de las partes.
Cuando el menor o la persona o personas contra quienes se dirija la acción civil no
estuvieren conformes con la responsabilidad civil solicitada, se sustanciará el trámite de la
audiencia sólo en lo relativo a este último extremo, practicándose la prueba propuesta a fin
de determinar el alcance de aquélla.
Cuando proceda la celebración de la audiencia, el Juez invitará al Ministerio Fiscal, a
quienes hayan ejercitado, en su caso, la acción penal, al letrado del menor, y eventualmente y
respecto de las cuestiones que estrictamente tengan que ver con la responsabilidad civil al
actor civil y terceros responsables civilmente, a que manifiesten lo que tengan por
conveniente sobre la práctica de nuevas pruebas o sobre la vulneración de algún derecho
fundamental en la tramitación del procedimiento, o, en su caso, les pondrá de manifiesto la
posibilidad de aplicar una distinta calificación o una distinta medida de las que hubieran
solicitado. Seguidamente, el Juez acordará la continuación de la audiencia o la subsanación
del derecho vulnerado, si así procediere. Si acordara la continuación de la audiencia, el Juez
resolverá en la sentencia sobre los extremos planteados.
Seguidamente se iniciará la práctica de la prueba propuesta y admitida y la que, previa
declaración de pertinencia, ofrezcan las partes para su práctica en el acto, oyéndose,
asimismo, al equipo técnico sobre las circunstancias del menor. A continuación, el Juez oirá
al Ministerio Fiscal, a quien haya ejercitado en su caso la acción penal, al letrado del menor
y al actor civil y terceros responsables civilmente respecto de los derechos que le asisten,
sobre la valoración de la prueba, su calificación jurídica y la procedencia de las medidas
propuestas; sobre este último punto, se oirá también al equipo técnico y, en su caso, a la
entidad pública de protección o reforma de menores. Por último, el Juez oirá al menor,
dejando el expediente visto para sentencia.
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DE LA SENTENCIA
Finalizada la audiencia, el Juez de Menores dictará la sentencia en un plazo máximo de cinco
días.
La sentencia contendrá todos los requisitos previstos en la vigente Ley Orgánica del Poder
Judicial y en ella, valorando las pruebas practicadas, las razones expuestas por el Ministerio
Fiscal, por las partes personadas y por el letrado del menor, lo manifestado en su caso por
éste, tomando en consideración las circunstancias y gravedad de los hechos, así como todos
los datos debatidos sobre la personalidad, situación, necesidades y entorno familiar y social
del menor, la edad de éste en el momento de dictar la sentencia, y la circunstancia de que el
menor hubiera cometido o no con anterioridad otros hechos de la misma naturaleza,
resolverá sobre la medida o medidas propuestas, con indicación expresa de su contenido,
duración y objetivos a alcanzar con las mismas. La sentencia será motivada, consignando
expresamente los hechos que se declaren probados y los medios probatorios de los que
resulte la convicción judicial.
En la misma sentencia se resolverá sobre la responsabilidad civil derivada del delito o falta.
También podrá ser anticipado oralmente el fallo al término de las sesiones de la audiencia,
sin perjuicio de su documentación con arreglo al artículo 248.3 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
Cada Juzgado de Menores llevará un registro de sentencias en el que se incluirán firmadas
todas las definitivas. La llevanza y custodia de dicho registro es responsabilidad del
secretario judicial.
La sentencia dictada por el Juez de Menores podrá ser recurrida en apelación ante la
Audiencia Provincial.
1. Cuando los hechos cometidos sean calificados de falta, sólo se podrán imponer las medidas de: a)
libertad vigilada hasta un máximo de 6 meses; b) amonestación; c) permanencia de fin de semana
hasta un máximo de 4 fines de semana; d) prestaciones en beneficio de la comunidad hasta 50 horas;
e) privación del permiso de conducir o de otras licencias administrativas hasta 1 año; f) la
prohibición de aproximarse o comunicarse con las personas que se determine hasta 6 meses o g) la
realización de tareas socio-educativas hasta 6 meses.
2. La medida de internamiento en régimen cerrado sólo podrá ser aplicable cuando se trate de: a)
Hechos tipificados como delito grave por el CP o las leyes penales especiales; b) Hechos tipificados
como delito menos grave, en:
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dicho profesional las entrevistas establecidas en el programa y a cumplir, en su caso, las reglas
de conducta impuestas por el Juez, que podrán ser alguna o algunas de las siguientes:
- Obligación de ASISTIR con regularidad al centro docente correspondiente, si el menor está
en edad de escolarización obligatoria, y acreditar ante el Juez dicha asistencia regular o
justificar en su caso las ausencias, cuantas veces fuere requerido para ello.
- Obligación de SOMETERSE a programas de tipo formativo, cultural, educativo,
profesional, laboral, de educación sexual, de educación vial u otros similares.
- Prohibición de ACUDIR a determinados lugares, establecimientos o espectáculos.
- Prohibición de AUSENTARSE del lugar de residencia sin autorización judicial previa.
- Obligación de RESIDIR en un lugar determinado.
- Obligación de COMPARECER personalmente ante el Juzgado de Menores o profesional
que se designe, para informar de las actividades realizadas y justificarlas.
- Cualesquiera otras obligaciones que el Juez, de oficio o a instancia del Ministerio Fiscal,
estime convenientes para la reinserción social del sentenciado, siempre que no atenten contra su
dignidad como persona. Si alguna de estas obligaciones implicase la imposibilidad del menor de
continuar conviviendo con sus padres, tutores o guardadores, el Ministerio Fiscal deberá remitir
testimonio de los particulares a la entidad pública de protección del menor, y dicha entidad
deberá promover las medidas de protección adecuadas a las circunstancias de aquél, conforme a
lo dispuesto en la Ley Orgánica 1/1996.
i. La PROHIBICIÓN de aproximarse o comunicarse con la víctima o con aquellos de sus
familiares u otras personas que determine el Juez. Esta medida impedirá al menor acercarse a
ellos, en cualquier lugar donde se encuentren, así como a su domicilio, a su centro docente, a sus
lugares de trabajo y a cualquier otro que sea frecuentado por ellos. La prohibición de
comunicarse con la víctima, o con aquellos de sus familiares u otras personas que determine el
Juez o Tribunal, impedirá al menor establecer con ellas, por cualquier medio de comunicación o
medio informático o telemático, contacto escrito, verbal o visual. Si esta medida implicase la
imposibilidad del menor de continuar viviendo con sus padres, tutores o guardadores, el
Ministerio Fiscal deberá remitir testimonio de los particulares a la entidad pública de protección
del menor, y dicha entidad deberá promover las medidas de protección adecuadas a las
circunstancias de aquél, conforme a lo dispuesto en la Ley Orgánica 1/1996.
j. CONVIVENCIA con otra persona, familia o grupo educativo. La persona sometida a esta
medida debe convivir, durante el período de tiempo establecido por el Juez, con otra persona,
con una familia distinta a la suya o con un grupo educativo, adecuadamente seleccionados para
orientar a aquélla en su proceso de socialización.
k. PRESTACIONES en beneficio de la comunidad. La persona sometida a esta medida, que no
podrá imponerse sin su consentimiento, ha de realizar las actividades no retribuidas que se le
indiquen, de interés social o en beneficio de personas en situación de precariedad.
l. REALIZACIÓN de tareas socio-educativas. La persona sometida a esta medida ha de
realizar, sin internamiento ni libertad vigilada, actividades específicas de contenido educativo
encaminadas a facilitarle el desarrollo de su competencia social.
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FRANCISCO MIGUEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ – ABOGADO-
- ÁMBITO DE APLICACIÓN: Según el ART 1.1 esta ley se aplicará para exigir responsabilidad
penal a los mayores de 14 años y menores de 18 por la comisión de hechos tipificados como delito
faltas en el código penal o en las leyes especiales.
- RÉGIMEN DE LOS MENORES DE 14 AÑOS; En virtud del ART 3 de la ley cuando el autor
de los hechos mencionados en los artículos anteriores sea menor de 14 años no se le exigirá
responsabilidad con arreglo a la presente ley sino que se le aplicará lo dispuesto en las normas sobre
protección de menores previstas en el CC y demás disposiciones vigentes. El MF deberá remitir a la
entidad publica de protección de menores testimonio de los particulares que considere precisos
respecto al menor a fin de valorar su situación y dicha entidad habrá de promover las medidas de
protección adecuadas a las circunstancias de aquel conforme a la LO 1/1996.
1. Los menores serán responsables con arreglo a esta Ley cuando hayan cometido los hechos a los
que se refiere el artículo 1 y no concurra en ellos ninguna de las causas de exención o extinción de
la responsabilidad criminal previstas en el vigente Código Penal.
2. No obstante lo anterior, a los menores en quienes concurran las circunstancias previstas en los
números 1, 2 y 3 del ART 20 del CP les serán aplicables, en caso necesario, las medidas
terapéuticas a las que se refiere el ART 7.1, letras d) y e), de la presente Ley.
3. Las edades indicadas en el articulado de esta Ley se han de entender siempre referidas al
momento de la comisión de los hechos, sin que el haberse rebasado las mismas antes del
comienzo del procedimiento o durante la tramitación del mismo tenga incidencia alguna sobre la
competencia atribuida por esta misma Ley a los Jueces y Fiscales de Menores.
- ART 6. DE LA INTERVENCIÓN DEL MINISTERIO FISCAL - Corresponde al Ministerio
Fiscal la defensa de los derechos que a los menores reconocen las leyes, así como la vigilancia de las
actuaciones que deban efectuarse en su interés y la observancia de las garantías del procedimiento,
para lo cual dirigirá personalmente la investigación de los hechos y ordenará que la policía judicial
practique las actuaciones necesarias para la comprobación de aquéllos y de la participación del
menor en los mismos, impulsando el procedimiento.
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hecho. Sin embargo el criterio de no admitir como parte acusadora al perjudicado provocó
una fuerte polémica social que ha sido rectificado por la ley orgánica 15/2003 que modifica
el artículo 25 de la ley que permite personarse en el procedimiento como acusador particular
al directamente ofendido, sus padres, herederos o representantes legales si fueran menores o
incapaces.
Además, según el ART 4 modificado por LO 8/2006 las víctimas y los perjudicados tendrán
derecho a personarse y ser parte en el expediente que se incoe al efecto, para lo cual el secretario
judicial les informará en los términos previstos en los artículos 109 y 110 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, instruyéndoles de su derecho a nombrar abogado o instar el
nombramiento de abogado de oficio en caso de ser titulares del derecho a la asistencia jurídica
gratuita. Asimismo, les informará de que, de no personarse en el expediente y no hacer renuncia
ni reserva de acciones civiles, el Ministerio Fiscal las ejercitará si correspondiere.
6. El reconocimiento implícito del PRINCIPIO DE FLEXIBILIZACIÓN Y DE
OPORTUNIDAD apoyado en el de intervención mínima que da relevancia a la posibilidad
de no apertura del procedimiento o de la renuncia al mismo tomando como base las
posibilidades del infractor en el ámbito familiar o educativo y el resarcimiento anticipado o
la conciliación con la víctima.
El ART 7 de la ley enumera las medidas susceptibles de ser impuestas a los menores y las ordena
según la restricción de derechos que suponen y que son:
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La DURACIÓN de las medidas no podrá exceder de dos años, computándose, en su caso, a estos
efectos el tiempo ya cumplido por el menor en medida cautelar, conforme a lo dispuesto en el ART
28.5 de la presente Ley. La medida de prestaciones en beneficio de la comunidad no podrá superar
las cien horas. La medida de permanencia de fin de semana no podrá superar los ocho fines de
semana.
En el caso de personas que HAYAN CUMPLIDO LOS 16 años en el momento de la comisión de
los hechos, el plazo de duración de las medidas podrá alcanzar un máximo de cinco años, siempre
que el delito haya sido cometido con violencia o intimidación en las personas o con grave riesgo
para la vida o la integridad física de las mismas y el equipo técnico en su informe aconseje la
prolongación de la medida. En estos supuestos, la medida de prestaciones en beneficio de la
comunidad podrá alcanzar las doscientas horas, y la de permanencia de fin de semana, dieciséis
fines de semana.
Excepcionalmente, cuando los supuestos previstos en la regla anterior revistieran EXTREMA
GRAVEDAD, apreciada expresamente en la sentencia el Juez habrá de imponer una medida de
internamiento de régimen cerrado de uno a cinco años de duración complementada sucesivamente
por otra medida de libertad vigilada con asistencia educativa hasta un máximo de otros cinco años.
Sólo podrá hacerse uso de lo dispuesto en los ARTS 14 y 51.1 de esta Ley una vez transcurrido el
primer año de cumplimiento efectivo de la medida de internamiento. Todo ello sin perjuicio de lo
previsto en la disposición adicional cuarta.
La medida de libertad vigilada deberá ser ratificada mediante auto motivado, previa audiencia del
Ministerio Fiscal, del letrado del menor y del representante de la entidad pública de protección o
reforma de menores, al finalizar el internamiento, y se llevará a cabo por las instituciones públicas
encargadas del cumplimiento de las penas, conforme a lo establecido en el artículo 105.1 del vigente
Código Penal.
A los efectos de este artículo, se entenderán siempre supuestos de extrema gravedad aquellos en los
que se apreciara reincidencia.
Las acciones u omisiones imprudentes no podrán ser sancionadas con medidas de internamiento en
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régimen cerrado.
Viene así a perfilarse la IMPUTABILIDAD como una posibilidad de atribución si bien, además es
necesario que el individuo tenga unas determinadas cualidades, que son INTELIGENCIA y
VOLUNTAD. En este sentido, podemos definir la imputabilidad como la posibilidad abstracta y
potencial de que a un hombre le sean atribuibles las conductas que pueda realizar, como su causa
eficiente, consciente y libre.
1. En primer lugar la anomalía o alteración psíquica, o intoxicación plena, siempre que anulen la
capacidad intelectiva y evolutiva del sujeto es decir, en términos de la doctrina germana que
impidan comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión,
2. En segundo lugar las alteraciones de la percepción que determinen una gran alteración de la
conciencia de la realidad y
ESTA CONCEPCIÓN NEGATIVA servirá también para evitar la frecuente confusión entre causas
de inimputabilidad y las de exculpación o inculpabilidad como la llamó GOLDSMITH. En España,
la diferencia la señaló, JIMÉNEZ DE ASÚA. Según este autor, el INIMPUTABLE es
psicológicamente incapaz, y lo es para toda clase de acciones, hora de modo perdurable como el
enajenado ora transitoriamente. En cambio, el INCULPABLE es completamente capaz y, si no se le
reprocha su conducta, es porque a causa de error o por no podérsele exigir otro modo de obrar, en el
juicio de culpabilidad se le absuelve.
Pero a diferencia de los dos primeros supuestos, en que pericialmente se determina la imputabilidad
total o parcial y en un procedimiento penal se declara la misma, respecto a los menores se ha
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elaborado una legislación ESPECIAL, tanto desde el punto de vista ORGÁNICO, en cuanto los
órganos encargados de enjuiciar las conductas típicamente antijurídicas por los mismos realizadas,
como en cuanto al PROCEDIMIENTO e IMPOSICIÓN en su caso de las medidas correctoras o
reformadoras, algunas sin diferencia cualitativa con las penas.
PUES BIEN, ese conjunto de normas específicas es el que integra el Derecho de Menores, en su
aspecto corrector, en cuanto que puede considerarse otro derecho de menores en su aspecto
protector, en los ámbitos civil y administrativo, a cuyas exigencias da respuesta en nuestro derecho
el CC, y la LO 1/1996 de 15 de enero de protección jurídica del menor.
En cuanto a los sometidos a este derecho corrector, puede seguirse, bien el sistema de presunción
iure et de iure de falta de imputabilidad, es decir, de capacidad de culpabilidad por debajo del
determinada edad, o un examen del discernimiento o un sistema mixto.
1. CÓDIGO DE 1822: seguía un sistema mixto, al disponer en el artículo 23, que no puede ser
considerado como delincuente ni culpable en ningún caso el menor de 7 años cumplidos
añadiendo que si el mayor de esta edad, pero que no haya cumplido los 17, cometiere alguna
acción que tenga carácter de delito o culpa, se examinará y declarará previamente en el juicio si
ha obrado o no con discernimiento y malicia según lo que resulte, y lo más o menos desarrolladas
que estén sus facultades intelectuales.
2. CÓDIGOS DE 1848- 1850: Mantenían también un sistema mixto, aunque modificando las
edades, al declarar EXENTO de responsabilidad criminal al menor de 9 años y, asimismo, al
mayor de 9 y menor de 15 a no ser que haya obrado con discernimiento.
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FRANCISCO MIGUEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ – ABOGADO-
La creación de los tribunales tutelares de menores tuvo lugar por ley 25 de noviembre de 1918,
modificada por un Real Decreto ley de 1929 y ligeramente 1931, formulándose una nueva ley en
1940, modificada 1942 y 1943, aprobándose definitivamente el texto refundido de la ley de
Tribunales de menores por Decreto de 11 de junio de 1948 y por Decreto de la misma fecha su
reglamento.
La ley de 1948 regulaba la organización de los Tribunales Tutelares, a los que reconocía
competencia no sólo para conocer de las acciones u omisiones atribuidas a los menores, realizadas
antes de cumplir los 16 años que código penal o leyes especiales califiquen de delitos o faltas
además de los casos de menores de tal edad prostituidos, licenciosos, vagos y vagabundos que a
juicio del Tribunal, requieran el ejercicio de sus facultades reformadoras, sin otra excepción que las
atribuidas a la jurisdicción castrense por el código de justicia militar y de las infracciones cometidas
por tales menores consignadas en leyes provinciales o municipales.
El derecho penal de hoy requiere como presupuesto para exigir responsabilidad al autor de un hecho
definido en la ley como delito su plena capacidad de culpabilidad, capacidad que se encierra en el
presupuesto de la imputabilidad. Y la imputabilidad puede definirse en el vigente código penal
conforme a los términos empleados en el artículo 20. 1 y 2 como la aptitud del sujeto para
comprender la ilicitud de su obrar y para actuar conforme a esa comprensión.
Esa aptitud va unida en el hombre a su desarrollo físico psíquico de manera que, en tanto una
persona no alcance en su desarrollo biológico intelectual un grado de maduración que lo haga
común al resto de los ciudadanos, no puede considerársele en condiciones de interiorizar las normas
jurídicas y acomodar su comportamiento a esas normas ni exigírsele, en consecuencia, que pueda
obrar conforme a ellas, o lo que es lo mismo, no puede hacerse el reproche de culpabilidad necesario
para declararlo penalmente responsable de sus actuaciones ilícitas.
Precisamente porque la falta de madurez ético-intelectual de los menores sólo es propia de una etapa
de crecimiento natural y fisiológico que va a ser superada, señala MAURACH que debe evitarse el
uso del término inimputabilidad que es más adecuado para referirse a perturbaciones patológicas y
debe utilizarse la expresión exclusión de responsabilidad, que sólo indica que al sujeto no se le
exigen las consecuencias de su actuación.
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FRANCISCO MIGUEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ – ABOGADO-
1. LOS INFANS que eran los menores de siete años y cuya responsabilidad se equiparaba a los
furiosis es decir a los incapaces de todo raciocinio.
2. LOS IMPÚBERES que eran los mayores de 7 años y menores de 10 años y medio para los
varones y de 9 años y medio para las mujeres y que si en principio estaban asimilados a los
infantes, eran susceptibles de ser sometidos a un examen sobre su discernimiento, el cual
determinaría la imposición o no del castigo.
3. Y LOS MINORIS que lo eran hasta cumplidos los 18 años, respondiendo de sus actos pero
pena atenuada.
Estos criterios inspiraron las legislaciones medievales, el derecho canónico e informaron el derecho
intermedio llegando así a los primeros códigos penales.
- Los penalistas de la ESCUELA CLÁSICA acogieron el criterio romano y declaraban que durante
la infancia no existía responsabilidad mientras que en la adolescencia que se fijaba en edades entre
los 10 y 14 años la irresponsabilidad sólo se presumía por lo que había que hacer un análisis del
discernimiento del menor y en caso de ser consciente aplicarle una pena menor. En cuanto al
simplemente menor, es decir, el joven que no ha alcanzado la mayoría de edad penal era siempre
responsable pero atendiendo al incompleto discernimiento o el mayor ímpetu de la juventud y menor
fuerza de reflexión propias de esa edad su responsabilidad se consideraba atenuada.
- NUESTROS CÓDIGOS PENALES, tanto el de 1822 como los de 1848, 1850 y 1870, acogieron
estos criterios, dividiendo la menor edad en tres periodos:
2. El segundo que alcanzaba a los 12 ó 15 años en el que el menor era sometido un examen de
discernimiento que resultar positivo implicaba responsabilidad atenuada.
- UNA EVOLUCIÓN POSTERIOR rompió con el criterio del discernimiento, prefiriendo acudir al
módulo objetivo de los tramos de edad prefijados rígidamente. Además, se incorpora una nueva
concepción del Derecho de menores, como un derecho tuitivo, centrado en el bien del menor y en
su reeducación y reinserción. Ese sistema fue introducido en nuestro derecho por el código penal de
1932 y mantenido en los de 1944 y 1973 hasta la promulgación del código vigente.
Estos códigos establecieron una menor edad ABSOLUTA fijada en los 16 años declarando
penalmente irresponsables a los que no hubiesen alcanzado dicha edad y otra menor edad
RELATIVA a la que se establecía una atenuación privilegiada correspondiente al tramo de edad
comprendida entre los 16 y los 18 años admitiéndose incluso a partir del código de 1944 que éstos
podían ser excluidos de las penas y sometidos a las reglas de internamiento de los menores exentos
de pena.
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1. Las reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores
conocidas como reglas de BEIJIN por ser adoptada en el congreso celebrado en la capital de
China en 1984 y que fueron aprobadas definitivamente en la resolución 40/53 de la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de noviembre de 1985.
2. Por otro lado la recomendación del Comité de Ministros del Consejo de Europa de 1987
sobre reacciones sociales ante la delincuencia juvenil.
En atención a estos planteamientos y recomendaciones las legislaciones modernas optan por otra
vía, excluyendo de la legislación penal ordinaria a los delincuentes juveniles y sometiéndoles a un
derecho penal específico.
Este es el sistema que adopta nuestro CÓDIGO PENAL DE 1995 cuyo artículo 19 declara que los
menores de 18 años no serán responsables criminalmente con arreglo a este código. Cuando un
menor de dicha edad cometa un hecho delictivo podrá ser responsable con arreglo a lo dispuesto en
la ley que regule la responsabilidad penal del menor.
En definitiva no se declara la exención de responsabilidad penal del menor 18 años sino que se le
excluye del código penal ordinario y su eventual responsabilidad podrá ser exigida conforme a los
términos de una ley específica cuyo objeto será regular la responsabilidad penal de los menores.
También se admite en artículo 69 que los delincuentes juveniles, considerando tales a los mayores
18 años y menores de 21 se les podrán aplicar las disposiciones de la ley penal del menor "en los
casos y con los requisitos que ésta disponga".
EN ESPAÑA la legislación de menores complementaria del código penal se inicia por la ley de
bases de 1918 desarrollada en un decreto-ley del mismo año que estableció los Tribunales para niños
a los que quedan sometidos los menores de 15 años, sin embargo la creación de esos tribunales
tutelares se hizo de modo paulatino y se dispuso que sólo quedarían sometidos a ellos los menores
que cometieran delitos en aquellos lugares donde estos tribunales estuvieran funcionando lo que
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generó graves situaciones de desigualdad, ya que en los demás lugares los menores eran juzgados
conforme a las reglas de la LECr y se les aplicaba el Cp.
Esa libertad de procedimiento dio origen a que el Tribunal Constitucional declarase resolviendo
sus sentencias 36/1991 de 14 de febrero varias cuestiones de inconstitucionalidad.
- En virtud del artículo 15 cuando el menor a quien se hubiere impuesto una medida de las
establecidas en esta ley alcanzase la mayoría de edad continuará el cumplimiento de la medida hasta
ALCANZAR LOS OBJETIVOS PROPUESTOS en la sentencia en que se le impuso conforme a los
criterios expresados en los artículos anteriores. NO OBSTANTE lo señalado el párrafo anterior
cuando las medidas de internamiento sean impuestas a quien haya cumplido 23 años de edad o
habiendo sido impuestas no haya finalizado su cumplimiento al alcanzar el joven dicha edad, el juez
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FRANCISCO MIGUEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ – ABOGADO-
1. EL JUEZ de menores no podrá imponer una medida que suponga una mayor restricción de
derechos ni por un tiempo superior a la medida solicitada por el MINISTERIO FISCAL o por el
ACUSADOR PARTICULAR.
2. TAMPOCO PODRÁ EXCEDER la duración de las medidas privativas de libertad del artículo
7. 1 letras a), b), c), d) y g) en ningún caso, del tiempo que hubiese durado la pena privativa de
libertad que se hubiese impuesto por el mismo hecho si el sujeto hubiese sido mayor de edad y
declarado responsable conforme al código penal.
Por último debemos señalar que la ley contiene en su artículo 10 normas especiales respecto a la
PRESCRIPCIÓN DEL DELITO, disponiendo que los hechos delictivos cometidos por los
menores prescriben: A los 5 años cuando se trate de un delito grave sancionado en el CP con pena
superior a 10 años; A los 3 años cuando se trate de cualquier otro delito grave; Al año cuando se
trate de un delito menos grave; A los tres meses cuando se trate de una falta. Las medidas que
tengan un plazo superior a los 2 años prescribirán a los 3 años. Las restantes medidas prescribirán a
los 2 años excepto la amonestación, las prestaciones en beneficio de la comunidad y el arresto con
tareas de fin de semana que prescribirán al año. Los hechos delictivos cometidos por mayores de 18
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REQUISITOS ESPECÍFICOS
Para acceder a los Turnos Especiales de cada una de las materias, así como a los Turnos de
Extranjería y Refugio, del Jurado y de Vigilancia Penitenciaria, será necesario acreditar además del
cumplimiento de los requisitos para acceso al Turno de Oficio, acreditar una antigüedad mínima de
cinco años en el ejercicio de la profesión y formación específica.
Para el Turno Constitucional será necesario acreditar una antigüedad en el ejercicio de la profesión
de diez años.
Para acceder a los Turnos de Menores, Extranjería y Refugio, Jurado, Constitucional, Violencia de
Género y Vigilancia Penitenciaria, será necesario acreditar la realización de un curso específico en
estas materias.
a.- Asistencia al menor en el Centro donde se encuentre detenido: Comisaría de Policía, GRUME,
Guardia Civil.
b.- Asistencia al menor que como detenido es puesto a disposición del Ministerio Fiscal para
tomarle declaración.
c.-Asistencia al menor citado por el Fiscal para tomarle declaración en fase de Diligencias
Preliminares abiertas en Fiscalía.
d.- Asistencia al menor en el acto de la comparecencia previa a la adopción de medidas cautelares
ante el Juez de Menores. La obligación de realizar dicha prestación recae sobre el Letrado que
asistió al menor en su fase de detención, con independencia de que la comparecencia se celebre
transcurridas las 24 horas del servicio de guardia del Letrado.
e.- En las comparecencias de prórroga de medida cautelar, excepcionalmente asistirá el Letrado que
el día de su celebración se encuentre en servicio de guardia cuando en el respectivo expediente de
reforma no conste designación formal de Abogado defensor del menor.
a.- Designación formal de Abogado: El criterio aplicable es el de Abogado por menor, de tal forma
que la designación siempre recaerá sobre el Abogado que asistió al menor por primera vez.
b.- El Abogado designado al menor asume su defensa en las fases d e instrucción, de audiencia y de
ejecución, así como en su caso en las vías de recursos (Reforma y Apelación).
c.- Al Abogado designado le corresponde, en su caso, interponer recurso de Casación para
unificación de doctrina, siempre que reúna la antigüedad de cinco años en el ejercicio, en caso
contrario el Letrado presentará escrito solicitando que, con suspensión de plazo, se interese del
Colegio designación de nuevo Letrado del turno de menores que cumpla el requisito de antigüedad.
a.- Designación de Letrado para los demandados (menor y representantes legales): Previa
comparecencia del / los demandados ante el Juzgado solicitando el nombramiento de Abogado de
oficio, la designación de Abogado para el menor recaerá sobre aquél que ejerció su defensa en el
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expediente de reforma principal, quien ejercerá la defensa del resto de los responsables civiles
demandados siempre que el menor no se oponga o las defensas no resulten contradictorias.
b.- Designación de Letrado a la parte demandante: Previos los trámites que impone la normativa
sobre la Justicia Gratuita o en su caso la existencia de desequilibrio procesal entre las partes (la
intervención de Letrado no es preceptiva), la designación de Abogado recaerá sobre aquél que
incorporado al turno de menores le corresponda por reparto rotativo, salvo que se haya designado
Abogado conforme lo dispuesto en el apartado IV de estas normas, en cuyo caso el nombramiento
corresponderá a aquél.
c.- La asistencia del Abogado designado a las partes se extiende también y en su caso a la segunda
instancia o recurso de apelación.
La designación se efectuará a favor del Abogado incorporado al turno de menores que por turno
rotativo corresponda.
BIBLIOGRAFÍA VIII
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