Está en la página 1de 2

ENSAYO

EL CENTAURO DE LA VILCAS

La historia de Gregorio Albarracín, narrada en estas páginas con la emoción


propia de un militar de nueva generación, es un referente obligatorio para las
Fuerzas Armadas. Su difusión es un acto de justicia y un privilegio para los
lectores, pues nos permite saber cómo este héroe, que se inmoló durante la
Guerra de Chile contra el Perú, supo enfrentar al invasor y fomentar el espíritu
guerrero en sus bravos jinetes, quienes no se rindieron ante la adversidad.

Nació en la campiña tacneña al sudeste de la ciudad en el año 1817 fueron sus


padres don Melchor Albarracín y doña Tomasa Lanchipa. De niño fue enviado a
una escuela particular en la ciudad, ya de joven amaba la vida al aire libre y las
correrías a caballo por la campiña de Tacna. Así creció el coronel ágil, fuerte y
libre.

Cuando asomó por el valle tacneño en sus correrías revolucionarias don Ramón
Castilla, Albarracín se alisto en las filas del famoso guerrero tarapaqueño
acompañándolo en sus distintas campañas.

Militar peruano que participó en la Guerra entre Perú y Bolivia en 1842, guerra
civiles peruanas y la Guerra del Pacífico en 1880. Es conocido como El centauro
de las vilcas. La vilca, un árbol típico de Tacna, fue usado como asta para izar la
bandera peruana durante la ocupación chilena de la zona. Fue hijo de Melchor
Albarracín y Tomasa Lanchipa Saco. Durante su juventud fue arriero junto a sus
hermanos, llevando carga de Arica a Tacna y La Paz. Durante la guerra civil fue
vencedor en las batallas de Lluta, Arica y Poconchile. El noviembre de 1845 el
prefecto Juan Mendiburu lo nombra "Comandante de Policía" cargo que ocupa
hasta 1854. En agosto de 1848 se casa con María Berríos del cual nacieron sus
hijos Ramón, Rufino, María Dominga, Ruperto Domingo y Alejandro. Fue
subprefecto de la Provincia de Arica entre 1870 y 1872. Durante la Guerra del
Pacífico participó en la Batalla de San Francisco, Batalla de Tarapacá y Batalla
del Alto de la Alianza El Coronel Gregorio Albarracín “El Centauro de las Vilcas”,
el heroico soldado, el hábil jinete, el valiente tacneño, no se rindió en la lucha.
Murió como un soldado peruano, cubierto de gloria y sin arredrarse ante la
adversidad; partiendo a su destino superior, al toque de guerreros clarines de
sus bravos jinetes que lo escoltaron camino a la inmortalidad.

Como muchos peruanos, el Coronel Gregorio Albarracín sostuvo el honor


nacional en las condiciones más adversas. Nuestro héroe partió a la inmortalidad
a la edad de 65 años, dejándonos un ejemplo de valor, patriotismo y dignidad. El
extraordinario jinete Albarracín se elevó a la gloria, fiel a la sagrada tradición de
la Caballería del Ejército Peruano, de “Vencer o morir”.

UN ALBARRACINO NO SE RINDE JAMAS

También podría gustarte