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Los Primeros Asentamientos Humanos en America
Los Primeros Asentamientos Humanos en America
En nuestro continente, de acuerdo a la Teoría más aceptable, el hombre se trasladó hacia el sur
iniciando por Alaska, donde algunos de ellos se asentaron, luego viajaron por las cordilleras de las
Montañas introduciéndose a lo que hoy es Estados Unidos de Norteamérica, pasando por México
y finalmente llegando a Sudamérica.
Mencionemos tres regiones en las que se pueden dividir estos asentamientos:
a.- Aridoamérica, b.- Oasisamérica c.- Mesoamérica.
ARIDOAMÉRICA
Comprende varias regiones con características propias, regionalización que en este caso fue
determinada por ciertos matices en las condiciones ambientales y en prácticas culturales propias
de cada etnia, uno de cuyos rasgos era el idioma. Esos
grupos poseían numerosas lenguas, pertenecientes a
familias como la yutoazteca y la hokana. Eso permitió
a conquistadores y colonizadores españoles identificar
la diversidad étnica que caracterizaba al área, en la
que al momento de la conquista existían grupos como
pericúes, pimas, guachichiles, conchos y tarahumaras.
Una gran parte de Aridoamérica se localiza en
territorio de Estados Unidos, en donde se encuentran
las regiones conocidas como Centro y Sur de
California, Gran Cuenca, Noroeste de Arizona y
Apachería. Los miembros de esta última, que se
extendían sobre parte de los estados de Sonora,
Chihuahua y Coahuila, se encuentran entre los últimos
grupos nómadas en ser sometidos, lo que finalmente
ocurrió en los albores del siglo XX. Además de la
Apachería, en el territorio mexicano se encuentran
dos regiones aridoamericanas: la de Baja California –
que incluye parte de la Costa de Sonora- y la llamada
Norte de México.
Las condiciones ambientales de la zona determinaron en gran medida el desarrollo de los grupos
que la habitaron. Por ser un área en la que parte del territorio presenta condiciones de aridez –
aunque en su conjunto posea un régimen pluvial limitado y errático-, no tiene las condiciones
ambientales adecuadas para el desarrollo de la agricultura. Cabe aclarar que, aún bajo ese
esquema general de nomadismo y caza-recolección, existían diversos matices, tanto en la manera
concreta en que desarrollaban sus actividades como en los instrumentos que utilizaban.
Esto, en buena medida, era consecuencia, de la variedad de medios ambientales, lo cual planteaba
a sus habitantes exigencias diversas y modos distintos de resolverlas. Así, por ejemplo, en ciertos
momentos y entre ciertos grupos existía una preferencia por la recolección sobre la caza, mientras
que otros, como los seris y los grupos de Baja California, además de la recolección se dedicaban a
la pesca y poseían los conocimientos suficientes para fabricar embarcaciones. La permanencia de
esos grupos nómadas de cazadores-recolectores, más que como consecuencia de una falta de
evolución cultural, debe verse como una exitosa adaptación y sobrevivencia ante un medio
especialmente difícil. Para ello contaban con un instrumental básico pero de probada eficacia, lo
que en sí mismo constituye un notable logro cultural. De cualquier otro modo gracias a las
crónicas de la época del contacto con los españoles se posee información sobre prácticas que
denotan la existencia de complejos sistemas rituales.
El tratamiento a los cuerpos de los muertos y, sobre todo, la gran cantidad de pinturas rupestres y
petroglifos –con una enorme variedad de motivos, tanto naturalistas como simbólicos-, los cuales
se distribuyen por toda el área aridoamericana, son ejemplo de un sistema de creencias más o
menos elaborado. Entre los lugares con pintura rupestre destacan los de las cuevas de Baja
California Sur, como BOCA DE SAN JULIO (8) Y LAS FLECHAS (11), y los de otras regiones, como
BOCA DE PETRERILLOS (58). Los aridoamericanos poseían además los conocimientos necesarios
para elaborar varios objetos. Los hallazgos realizados en cuevas como PAILA (53) y LA CANDELARIA
(52) han mostrado que se procesaban distintas partes de plantas y animales para elaborar
sandalias, bolsas y redes. Por ello, sus habitantes dependieron por miles de años de la caza y la
recolección. Entre los principios de nuestra era y el año 1000 d. C., una amplia franja
Aridoaméricana fue colonizada por grupos mesoamericanos que establecieron una gran cantidad
de asentamientos relacionados con diversos desarrollo culturales. Es posible que esta expansión
mesoamericana fuera consecuencia, entre otros factores, de una época de condiciones climáticas
favorables. Los pueblos sedentarios mantuvieron una relación no exenta de conflictos con los
nómadas de la región. En la época de la conquista, Aridoamérica se extendía hasta el río Lerma y
los asentamientos mesoamericanos del norte habían sido abandonados.
OASISAMÉRICA
CULTURAS REGIONALES
Oasisamérica propiamente dicha incluye tres grandes culturas: la Anasazi, la Hohokam y la
Mogollón. Esta última es la que extendió sobre el norte del actual territorio mexicano y es a la que
se relaciona el sitio oasisamericano más importante: CASAS GRANDES PAQUIMÉ (30). Algunos
autores prefieren considerar al desarrollo Mogollón del área mexicana como una región específica,
a la que llaman cultura Casas Grandes. Además, es posible que con estas culturas principales
convivieran otros grupos situados en áreas contiguas, los de Fremont, Patayán y Trincheras, que
compartían con los pueblos de Oasisamérica algunos rasgos culturales.
CASAS GRANDES
El desarrollo más importante de la parte mexicana de Oasisamérica es el de Casas Grandes, centro
regional de considerables dimensiones que llegó a controlar un amplio territorio, en el cual se
localizaban asentamientos como CUARENTA CASAS (34), CUEVA DE LA OLLA(30) Y HUAPOCA (36).
Paquimé, otro nombre con el que se conoce a Casa Grandes, parece haberse beneficiado de su
posición geográfica, la que le permitía funcionar como eslabón entre los pueblos oasisamericanos
y mesoamericanos. Se trataba de una autentica ciudad, que llego a albergar una considerable
población y fue cuidadosamente planeada, como lo muestra claramente la distribución de sus
edificios.
Su apogeo tuvo lugar entre 1205 y 1261 d. C., cuando se construyeron montículos ceremoniales y
recintos de varios pisos. Para esa época, la relación con Mesoamérica es más evidente, se practica
el juego de pelota y se rinde culto a deidades de claro origen mesoamericano como Quetzalcóatl.
De 1261 a 1340 d. C. La Cultura Casas Grandes decayó notablemente, tal vez debido a conflictos
internos o por haberse enfrentado con otros lugares. Aun así, un pequeño grupo siguió habitando
la cuidad hasta que, alrededor del año 1340, fue incendiada y sometida a saqueo.
MESOAMÉRICA
Entre 2500 a C. Y 1521 d. C. gran parte del
territorio que ahora ocupa la República
Mexicana y algunos países centroamericanos
albergó uno de los desarrollos más originales
del mundo antiguo. Esa área cultural es
conocida como Mesoamérica.
Esta región, Mesoamérica, estuvo habitada
por un numeroso conjunto de pueblos que,
en el marco de una extraordinaria diversidad
cultural, compartieron una serie de lementos
de tal importancia, que es posible suponer no
solo que tuvieron un origen común, sino que
a lo largo de toda su historia participaron en una extensa red de relaciones. Debe señalarse que
Mesoamérica no es una entidad que los habitantes prehispánicos reconocieron como tal y que en
ningún momento, aún cuando existieron unidades políticas tan poderosas como Teotihuacan y
Tenochtitlan, el área en su totalidad estuvo bajo el control de un solo grupo.
La de Mesoamérica es una historia en la que confluyen dos vías: por un lado, cada región parece
haber seguido sus propias pautas y ritmos de desarrollo, y su integración con las otras se daba por
medio de alianzas políticas o, principalmente, por el intercambio comercial; por otro, la tendencia
dominante en el conjunto del área mesoamericana determinaba a su vez el desarrollo de cada
región. Es por ello que Mesoamérica debe entenderse más que como una entidad real como un
concepto utilizado por los estudiosos del pasado prehispánico de México para delimitar un objeto
de estudio, en este caso un conjunto de sociedades con tan obvias afinidades, que su comprensión
en lo particular sólo es posible si se toma en cuenta la situación general de cada época y la clase
de relaciones que se establecían entre las distintas culturas.
Los rasgos a partir de los cuales se define la extensión del territorio mesoamericano son de dos
tipos: los relativos a la estructura de la sociedad, como la economía, la política y la religión, y los
que se refieren a las pautas culturales específicas que derivan de ellas, la cerámica, la escultura y
el patrón de asentamiento, entre muchos otros. Es en éstos últimos, en las formas concretas en
que se expresaban las pautas de comportamiento y las creencias comunes, que se manifiesta la
extraordinaria diversidad de culturas que habitaron el área mesoamericana, de lo cual también
dan cuenta las decenas de lenguas que se hablaban al momento de la conquista.
Entre los elementos que caracterizan a las sociedades del área mesoamericana –cuyo territorio, si
bien comprende una amplia variedad de ambientes, también posee en toda su extensión las
condiciones necesarias para el desarrollo de la agricultura- se encuentran, entre otros, el
sedentarismo y el cultivo de plantas –entre las más importantes el maíz, la calabaza y el frijol-, la
organización territorial basada en la existencia de uno o varios centros dominantes, una estructura
social dominada por una élite –definida por su pertenencia a un linaje-, una religión politeísta y,
asociado a ella, un grupo de rituales como el juego de pelota y el sacrificio humano. Asimismo,
esas sociedades poseían un sistema calendárico basado en la cuenta de años civiles, compuestos
por 18 meses de 20 días y 5 días extras, y otro religioso de 260 días, formado por 20 trecenas.
El espacio
El de Mesoamérica es un territorio de extraordinaria riqueza natural en el que se encuentran
diversos medios ambientales, que abarcan desde extensos litorales marinos hasta altas montañas,
cada uno con un gran potencial productivo y una gran disponibilidad de materias primas
específicas. Esa diversidad ecológica se vio reflejada en la de las culturas que le habitaron y
proporcionó el establecimiento, desde épocas tempranas, de redes de intercambio, uno de los
factores fundamentales en la integración de la zona mesoamericana. Independientemente de la
configuración territorial que adoptó en distintas épocas, que sin duda derivaba de las modalidades
específicas en que se daban las relaciones entre sus distintos grupos, el área mesoamericana ha
sido dividida en varias regiones, cada una de las cuales corresponde a un espacio en el que se
desarrollaron culturas con rasgos particulares, si bien éste no es el único criterio utilizado en la
regionalización, pues se consideran además otros factores, principalmente la asociación con
condiciones geográficas determinadas.
El tiempo
Mesoamérica es un auténtico mosaico de culturas, cada una de ellas poseedoras de un conjunto
de características propias, si bien siempre inscritas en el marco mesoamericano. En ningún otro
aspecto esta diversidad resulta más problemática, que al establecer un esquema cronológico que
permita la comparación de los distintos desarrollos locales. Éstos, a pesar de darse
indudablemente bajo una tendencia común, suelen presentar ritmos distintos. Por ello no es raro
observar que mientras en alguna región una ciudad se encuentra en pleno apogeo, otra
experimenta un proceso de abandono. Además, debe considerarse que en la medida en que se
avanza en las investigaciones, las cronologías, sobre todo las locales, sufren ajustes, lo que en
ocasiones hace necesario el establecimiento de nuevos periodos, de ahí que en las periodizaciones
para ciertas regiones se encuentren términos como Protoclásico,
Dentro del territorio que actualmente abarcan los Estados Unidos Mexicanos se desarrollaron una
gran variedad de civilizaciones, cada una de estas civilizaciones tiene cosas en común, sin embargo
también cuentan con diversas características propias. Dentro del mosaico cultural que
representan, sobresalen las culturas: Olmeca, Maya, Tolteca, Azteca (Mexica).
Antes que nada debemos tener en claro el origen de los primeros pobladores de América.
Aunque durante mucho tiempo fue objeto de polémica, hoy es aceptada casi unánimemente la
teoría de que el continente americano comenzó a poblarse por el norte. Según esta teoría los
primeros pobladores pasaron de Asia a América a través del estrecho de Bering.
La distancia entre el cabo Dezhnev (Península ubicada en Siberia) y el cabo Príncipe de Gales
(Península ubicada en Alaska) es de solo 90 Km. Además debemos también tomar en cuenta que a
la mitad de dicho trayecto existen numerosas islas en donde podría ser posible descansar y
posiblemente la profundidad del mar en esta parte alcanzaba apenas los 40 metros, la idea del
paso del hombre primitivo de un continente a otro es fácil de aceptar, aunque con reservas.
Además de todo esto, existiría otro motivo para sostener esta teoría, ya que en la era geológica
conocida como Pleistoceno tuvieron lugar una serie de glaciaciones durante las cuales se
desarrollaron, en las altas latitudes, enormes casquetes de hielo. En esta época una importante
cantidad de agua dejaba de participar en el ciclo de lluvia-evaporación-condensación, generando
de esta manera una disminución en el nivel del mar. Es muy probable que en el estrecho de Bering
América y Asia hayan quedado unidas por una llanura.
De esta manera hace aproximadamente 35 000 años pequeños grupos de cazadores debieron de
haber cruzado al continente Americano y de manera inconsciente comenzaron a poblarlo, según la
mayoría siguiendo las rutas de algún animal.
Este proceso fue muy lento debido a las adversas condiciones climáticas. Sin embargo a lo largo de
los años se fueron dando variaciones en la temperatura que dieron origen a épocas más cálidas,
en las cuales el hombre se fue desplazando hacia el sur.
Estos primeros habitantes de América poseían una cultura relacionada con el Paleolítico superior
de Asia. Las características principales en estos grupos eran su capacidad para manejar el fuego y
producir herramientas de piedra, con las cuales posiblemente fabricaban abrigos de pieles y
labraban objetos de madera y hueso. Una buena parte de los primeros habitantes Vivian de la
recolección de plantas y frutos y de la cacería de pequeños animales; otros eran pescadores y
otros cazaban animales de mayor tamaño.
ETAPAS ARQUEOLOGICAS
En México, el periodo que empezó hace 22 000 años y concluyo hace 7 000 incluyó una evolución
cultural paulatina, de esta manera existen subdivisiones conocidas como Horizontes.
El horizonte Arqueolítico comprende, probablemente, de 22 000 a 14 000 años atrás y es en esta
etapa las actividades más importantes eran la cacería y la recolección. En esta etapa, los grupos de
personas, seguían siendo muy reducidos, la familia nuclear seguía siendo su base. Las
herramientas que se utilizaban en ese entonces eran de silex, obsidiana, basalto y pedernal, en
este sentido cabe destacar el hallazgo de tlapacoya que se encuentra a 25 Km. de la Ciudad de
México en un terrero que en aquella época debió de haber sido una isla. Existen además otras
excavaciones en Caulapan, Puebla, la Cueva del Diablo en Tamaulipas, la Laguna de Chapala en
Baja California, donde se han encontrado diferentes utensilios de esta época.
El horizonte Cenolítico abarco desde hace 14 000 a 7 000 años atrás, la característica principal de
este horizonte fue el cambio climático y como clara consecuencia el cambio de actividades,
aunque la recolección y la caza seguían siendo el principal sostén, la protoagricultura dio sus
primeros pasos, de esta forma las primeras civilizaciones comenzaron a aumentar su población y
por lo tanto el grado de organización empezó a aumentar. El maíz, todavía no era el principal
alimento en la dieta de los pueblos precolombinos, sin embargo ya empezaba a cultivarse de
forma bastante insipiente, en esta época también se introdujo el uso de prendas de algodón.
El horizonte preclásico: Esta etapa abarco del 2 000 a.C. al 300 d. C. y está considerada como una
etapa formativa que se caracteriza por la integración de una área cultural en Mesoamérica.
En este desarrollo paulatino hacia un patrón cultural más o menos común, podemos destacar la
fase de Tehuacán del 2 300 al 1 500 a. C., al que pertenecen los restos de cerámica más antiguos
de México. Todas las piezas que se han encontrado son de forma simple que imitan recipientes de
piedra o cestos, está claro que la vida aldeana cambiaba en cada lugar de acuerdo a su entorno, ya
que de él tomaba los elementos que le servían.
LOS OLMECAS
Esta civilización se desarrollo en la parte sur del estado de Veracruz y también en el norte del
estado de Tabasco. La palabra “OLMECA” significa “habitante del país del hule”, aunque esta
palabra está tomada del náhuatl, y esta lengua no existía en aquel entonces. El asentamiento de
esta cultura se ubica cerca del 1 200 a. C.
Las características de la región donde se asentó esta cultura, estaba cruzada por ríos y en la región
son comunes las lluvias todo el año, con estas características, su comercio se vio beneficiado, ya
que supieron aprovechar el caudal de los ríos para poder transportar todas sus mercancías.
Además de todo esto, la fauna nativa era abundante, y por lo tanto en la caza incluían presas
como el venado, jabalí, tapir, patos, armadillo, faisán, etc. Además aunque de menos importancia,
también tuvieron guajolotes y itzcuintli o xoloescuintles que era una raza de perro comestible. Su
alimentación se complementaba con los productos marinos que obtenían de la pesca.
En cuanto a la agricultura, realmente no desarrollaron grandes técnicas, y solo limpiaban el
espacio a sembrar para después sembrarlo, esta técnica genera desgasto, así que es muy posible
que poco a poco los terrenos de cultivo tuvieran que construirse cada vez más lejos.
La expresión artística en la cultura Olmeca tuvo su máxima expresión en la escultura y en este
ámbito resaltan las cabezas Olmecas, las cuales tiene dimensiones colosales. Están esculpidas en
bloques de basalto, de más de dos metros de altura y con un peso de por lo menos 30 toneladas.
Teniendo en cuenta que en la región no existían yacimientos de este material y de que en
Mesoamérica no se utilizaba la rueda, no porque no se supiera de su utilidad, si no porque no
había animales de carga como en Europa, la tarea de traer el material era en realidad titánica.
La figura del jaguar tenía mucha importancia para este pueblo, ya que aparece representado en
alto relieve, o bien aparecen sus rasgos.
Los lugares más explorados de esta cultura son San Lorenzo Tenochtitlán, Tres Zapotes en
Veracruz y la Venta en Tabasco.
Los restos más antiguos de esta civilización se encuentra hasta el momento en las exploraciones
realizadas en San Lorenzo Tenochtitlán, y proceden del 1 500, 1250 y 700 a. C., se construyeron
varios edificios ceremoniales y un Juego de Pelota, con orientaciones norte-sur. En los primeros
años se fabricaban figurillas de arcilla y no de jade, ya que en esa época todavía no se utilizaba, sin
embargo con los años fue uno de los materiales de mayor uso. También fue en este lugar en
donde se empezaron a elaborar las cabezas colosales, sin embargo muchas de ellas fueron
mutiladas y enterradas posiblemente por invasores entre el 900 y el 700 a. C.
Los Olmecas construyeron su centro ceremonial mas importante en La Venta, este se encuentra
ubicado en la zona colindante de Veracruz y Tabasco, en una isla que emerge de los pantanales
situada a 15 Km. de la costa del Golfo y mide 5.22 Km., cuadrados. Todo parece indicar que la
Venta fue una ciudadela planificada con rigor en todos sus detalles, entre sus construcciones
cuenta con Pirámides, Estelas y columnas.
Cabe mencionar el hecho de que toda la ciudadela está construida con una orientación norte-sur,
con una pequeña desviación de 8 grados. La venta fue destruida entre los años 600 y 400 a. C.
Muchos historiadores suelen llamar a los Olmecas como la “Cultura Madre de Mesoamérica”, ya
que de ella tomaron rasgos comunes muchas de las culturas que se desarrollaron posteriormente.
Para los años 400 y 300 a. C., última etapa del Preclásico, se inicio el proceso de decadencia de
esta cultura, y por otro lado comenzó a desarrollarse la cultura Maya.
El Horizonte Clásico comprende los años 300 al 900 d. C. En esta etapa, se desarrollaron varias
civilizaciones diferenciadas entre sí, que sin embargo intercambiaban ideas, población y
practicaban el comercio entre ellas.
Los vestigios de edificaciones no son muy abundantes, pues en esa época se construía
generalmente con madera, hojas de palma y otros materiales que no resistieron el paso del
tiempo. Los antiguos mesoamericanos creían en la existencia de un más allá donde moraban los
espíritus de los muertos. Lo sabemos porque en las tumbas que han sido descubiertas enterraban
a los muertos con objetos que, según ellos, podían necesitar en otra vida. Estos objetos eran:
joyas, vasijas, juguetes y figurillas de barro.
Había también una religión primitiva, en la que se veneraba a fenómenos de la naturaleza como el
Sol, la lluvia y la fertilidad de la tierra. En las sociedades estaban divididos en varios grupos:
gobernantes, que a la vez eran sacerdotes y jefes guerreros; artesanos y campesinos, que eran la
mayoría.
Estos últimos trabajaban la tierra, construían las obras públicas y en las guerras peleaban como
soldados. Los trabajos agrícolas se hacían en grupo y las familias se repartían los productos del
campo. Las técnicas progresaron con gran rapidez. Se tejían, entre otras cosas, telas, cuerdas,
redes y cestas. Los trabajos que se hacían en piedra y en barro alcanzaron una gran perfección.
Además de la civilización olmeca, en el Preclásico se desarrollaron las primeras etapas de las
grandes culturas de Mesoamérica. Esto sucedió en varias regiones: en la zona maya, en la
zapoteca, en el Occidente y en el Altiplano.
Los olmecas
En las selvas de lo que ahora son Veracruz y Tabasco, hacia el año 1200 a.C. se establecieron los
olmecas, que formaron la primera gran cultura mesoamericana. La región es muy favorable para la
agricultura. Así se pudo sostener una población numerosa, que estableció centros religiosos como
los encontrados en San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes.
Los olmecas fueron notables escultores. Tallaron en jade figuras humanas de unos cuantos
centímetros, pero también enormes figuras de piedra: cabezas de más de dos metros, altares y
columnas labradas.
La herencia olmeca
Muchos avances logrados por los olmecas se extendieron por todo Mesoamérica. En lugares tan
apartados entre sí, como Guerrero, el valle de México, Oaxaca y la zona maya se pueden encontrar
elementos culturales que indudablemente tienen origen olmeca, como la técnica para trabajar la
piedra, la observación de los astros y el culto a ciertas deidades. Es muy probable que el
nacimiento de la escritura y del cálculo del tiempo también sea producto de esta civilización.
La arquitectura de los olmecas tuvo una gran influencia, pues fueron los primeros que
construyeron centros ceremoniales, diseñados de manera que tuvieran una determinada
orientación en relación con ciertos astros.
Los centros ceremoniales estaban separados de las aldeas o los barrios donde vivía la gente. En los
centros religiosos vivían únicamente los gobernantes, los sacerdotes y sus sirvientes. El pueblo se
reunía en el centro sólo para las celebraciones religiosas y militares.
La religión y el arte se conocen mejor que la vida cotidiana de los pueblos mesoamericanos porque
los centros ceremoniales han resistido el paso del tiempo, mientras que las casas o los mercados
han desaparecido, pues estaban hechos de palma, adobe o madera.
Hacia el año 300 a.C. los centros ceremoniales olmecas ya habían sido abandonados por sus
pobladores, sin que sepamos qué provocó ese hecho. Sin embargo, para entonces ya se había
difundido la influencia de la que muchos historiadores llaman cultura madre de Mesoamérica.
PERIODO CLASICO.
Hacia el año 200 a.C. en varias regiones de Mesoamérica, se inicia el desarrollo de grandes
civilizaciones urbanas. Los centros ceremoniales se multiplicaron y las artes y las técnicas
alcanzaron un esplendor impresionante. Es la época en que florecen, entre otras, la civilización
maya, la zapoteca y la de los pobladores de Teotihuacán.
En esta época, la organización de la sociedad se volvió más complicada. Al lado de los guerreros-
sacerdotes surgieron los funcionarios encargados de impartir justicia y de recaudar tributos,
comerciantes que viajaban largas distancias y artesanos de gran especialización. La religión
ocupaba el lugar central de la vida y en torno a ella giraban las demás actividades.
Los asombrosos centros ceremoniales de esta época, sus templos y pirámides, tumbas y palacios,
nos dan una idea de lo importante que era la religión en las sociedades clásicas.
La construcción de esos centros ceremoniales tenía como finalidad obtener el favor de las
deidades, que según las creencias de aquellos pueblos, gobernaban la vida de los hombres y los
ciclos de la naturaleza. En ese periodo hubo, además, notables avances en ciencias como las
matemáticas y la astronomía, se crearon complicados sistemas de escritura y prosperó la
herbolaria, que estudia las propiedades benéficas o dañinas de las plantas. Las técnicas para
trabajar la piedra y el barro alcanzaron su punto más alto; las paredes de los centros ceremoniales
se cubrieron de pinturas y relieves. Cada pueblo desarrolló un particular estilo artístico, aunque los
pueblos de Mesoamérica compartían formas de arte parecidas.
La más antigua e influyente de las civilizaciones clásicas fue la de Teotihuacán.
EL PERIODO POSCLÁSICO
El periodo Postclásico o histórico se inicia hacia el año 800 y termina en 1521, cuando los
españoles tomaron la capital del imperio azteca.
El fenómeno que caracteriza al Postclásico es la invasión de Mesoamérica por pueblos
seminómadas que provenían del norte, de la vasta extensión de Aridoamérica. Estos pueblos se
asentaron en Mesoamérica, se mezclaron con los antiguos pobladores y asimilaron muchos
elementos de las culturas Clásicas. Con el tiempo crearían una nueva civilización, comparable a las
más avanzadas del continente americano.
En esta época se desarrollaron las técnicas para fundir y trabajar metales como oro, plata y cobre.
Estas técnicas se inventaron en la región andina y probablemente llegaron a Mesoamérica a través
de comerciantes que navegaban por las costas del Océano Pacífico. Aunque los pueblos del
Postclásico fueron artesanos maravillosos, no utilizaron los metales con fines prácticos, sino
únicamente en la fabricación de joyas y adornos. Los toltecas fueron una importante civilización
de esta época.
Los encomiendas.
En cuanto a servicios religiosos la encomienda siempre fue muy deficiente, en lo que toca a
Mercedes de encomiendas, la corona más bien confirmo, no siempre que buen grado, lo que aquí
se había hecho. La corona hizo esfuerzos por evitar la aparición denuevas encomiendas y su
continuidad, así como hacer que lostributos de indios entraran al Real erario.
En el XVII la encomienda se encontraba en total decadencia, desde 1570 en adelante los
encomenderos no gozaban del serviciopersonal de sus encomendados.
Así surgió el repartimiento; servicio retribuido con un salario. Los hacendados optaron en muchas
ocasiones por pagar el tributo al encomendero, y alegaban que los indios preferían estar en la
hacienda y no en los pueblos sujetos a encomienda. La abolición legal y definitiva de la
encomienda en el siglo XVIII fue un hecho ya consumado en el XVII.
Los obrajes.
La industria textil en nueva España implicaba competencia para uno de los
principales productos de Castilla. El virrey Enríquez trató de impulsar la exportación de lana
novohispana a la península ibérica. Las necesidades de un consumo local hicieron qué los obrajes
en que se elaborarán telas de lana, algodón, jergas, frazadas sombreros y aún algunos en que se
labraba la seda. Se extendieron a los principales centros del virreinato.
El obraje resultaba una empresa cuestionable, la principalinversión era la mano de obra.
Empleaban a personas condenadas por diversos delitos a la prestación de servicios forzosos; a los
trabajadores contratados, trataban de retenerlas endeudándolos con el adelanto de salarios y
pagos en especie que les daban a elevado precio.
Se conceden nuevas licencias para abrir obrajes advirtiendo que no se emplean indios, o, en los
casos en que se permitía, se solicitaban condiciones de buen tratamiento. México, Puebla, Oaxaca
y Valladolid. En 1599 estas ciudades, por ser cabezas de obispado, se facilitarían las visitas de
autoridades civiles y eclesiásticas que velan por el buen tratamiento y libertad de los trabajadores.
Las autoridades se empeñan en reducir los obrajes, ante las quejas por el mal tratamiento de los
indios, se trató de que los obrajes adquirieran esclavos negros, no se llevó a la práctica porque
resultaba excesivamente costosa.
Producción y demandas son imposibles de calcular debido al deficiente control y a la abundancia
de obrajes y obrajuelos que escapaban de las visitas de las autoridades.
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