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K.S.

GIRTAB

LOS 12
FILOS
PRIMERA PARTE :

CROSS
LOS 6 HUESPEDES
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Este libro es una obra de ficción y cualquier parecido con


personas, vivas o muertas, o lugares, eventos o locales es pura
coincidencia. Los personajes son producto de la imaginación del
autor y se utilizan de manera ficticia

Los 12 FILOS
Copyright 2010 por K.S. Girtab
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Tabla de Contenidos

INDICE
CROSS / LOS SEIS HUÉSPEDES

Capítulo 1 El joven guerrero


Capítulo 2 Nuevos huéspedes
Capítulo 3 Despedida
Capítulo 4 Arlés
Capítulo 5 La Academia Militar
Capítulo 6 Cástor y Póllux
Capítulo 7 Revelaciones
Capítulo 8 Michelle
Capítulo 9 Antares
Capítulo 10 Dorian
Capítulo 11 Información
Capítulo 12 Elektra
Capítulo 13 Rumbo al Círculo del
Zodiaco
Capítulo 14 Reunión
Capítulo 15 El Círculo del Zodiaco
Capítulo 16 El último Círculo
CAPÍTULO 1
EL JOVEN GUERRERO

<¡Aghhhh! ¡Duele! ¿Que demonios hago aquí? Yo sólo


buscaba saber donde se encuentra Christina. Ni siquiera deseo
ese maldito guante.>
Completamente herido, a punto de desfallecer a causa de las
múltiples lesiones que había acumulado a lo largo de varias
cruentas batallas, Lesath Crossifixio Sargás se lamentaba
mientras recibía una nueva dosis de electricidad en el cuerpo, ya
había agotado todas sus energías en los combates previos y no se
imaginaba que tuviera una pelea extra en el octavo Círculo, tenía
que pensar rápido, el cuerpo ya no le respondía y no le quedaba
más energía elemental para utilizar, pensó que ya no había
escapatoria, cerró los ojos y esperó a que le dieran el golpe fatal.
Mientras esperaba el momento de su muerte, recordó el largo
camino que había recorrido para llegar a tal punto, cómo el
destino lo había arrastrado a un final que él en su temprana
infancia nunca hubiera imaginado.

Lesath Crossifixio Sargás, “Cross”, tuvo una infancia


privilegiada. Había nacido en un mundo en donde el hambre, la
muerte, la guerra, las enfermedades y la pobreza son una
cuestión cotidiana, en donde persiste la ley del más fuerte y el
llevarse diariamente un alimento a la boca era la principal
preocupación para la mayoría de la población, un lugar en donde
los hijos son una moneda corriente para asegurarse un techo
sobre la cabeza, a pesar de eso, Cross tuvo la fortuna de crecer
en el hogar de una familia rica y poderosa en el área residencial
del Distrito Comercial del Estado de Arcadia. Sólo los muy ricos
y los poderosos vivían ahí.
Su padre, Mirkos Sargás, era el mayordomo en casa de la
familia Riazor. Dada la naturaleza del cargo que desempeñaba,
vivían en una construcción a un lado de la residencia principal,
por lo que nunca le falto techo y comida. Argento Riazor dueño
de la propiedad y Tesorero General del Distrito Comercial era
viudo y sólo tenía una hija.
En vista de lo anterior y a falta de un hijo varón, éste se
encargó de la educación de Cross que estuvo a cargo de
prestigiados profesores particulares, el muchacho era un
prodigio, aprendía con una facilidad extraordinaria y tenía una
capacidad inigualable en las prácticas de combate.
Mirkos Sargás tenía grandes esperanzas para su vástago; si
eran ciertas las especulaciones de sus profesores, su hijo podría
convertirse en un bérserker, y Mirkos sabía que en un mundo
controlado por la violencia y la ley del más fuerte, el ser un
guerrero poderoso equivalía al aseguramiento de una buena vida
en el futuro.
El Estado de Arcadia estaba dividido en cinco Distritos y una
Ciudadela, tres de ellos eran gobernados por Delegados, el
Distrito Comercial era administrado por un Regente y el Quinto
Distrito se encontraba dentro de la Ciudadela y era tierra de
nadie…
La Ciudadela era una vasta extensión de terreno amurallado
misma que se dividía en cuatro secciones; en la sección norte se
encontraba un gigantesco complejo de cincuenta pisos de alto
cuya superficie medía más de cien hectáreas, los primeros veinte
pisos correspondían a la base militar de Arcadia, en los
siguientes veinte se encontraba “la zona del cinturón” y
correspondían a la administración de los cinco Distritos y en los
últimos diez pisos se creía que vivían los verdaderos
gobernantes de ese Estado, era una ciudad dentro de un
inmueble.
Las secciones este y oeste tenían una superficie cinco veces
mayor a la del edificio de la Ciudadela y eran controladas por la
fuerza militar; finalmente en la sección sur (la más extensa), se
encontraba el Quinto Distrito, mismo que era regido por los
delincuentes desterrados de las otras demarcaciones.
Quienes controlaban los cinco Distritos eran guerreros que
habían impuesto su cargo por la vía de la fuerza y debían rendir
tributo a la Ciudadela, en caso contrario se enviaba a las fuerzas
militares a exterminar al gobernante rebelde.
En realidad a la Ciudadela no le interesaba lo que ocurriera
fuera de sus paredes siempre y cuando se cumpliera con el pago
de impuestos, pero siempre estaban al pendiente de que no
hubieran rebeliones, debido a esta situación los Distritos I, II y
III constantemente estaban en guerra por controlarse los unos a
los otros, el Distrito Comercial era intocable y el Distrito V a
nadie interesaba, en parte por su situación geográfica y en parte
por sus non gratos habitantes.
Los cuatro Distritos exteriores rodeaban a la Ciudadela; el
Distrito II era una isla que se encontraba en la parte norte del
Estado a espaldas del edificio de gobierno de la Ciudadela, los
Distritos III y Comercial se encontraban en la parte oriente y
poniente del muro de la Ciudadela respectivamente y abarcaban
hasta más allá del sur de la misma y el Distrito I se encontraba
en la parte sur de la Ciudadela limitando con los Distritos III y
Comercial, de esta manera todas las circunscripciones tenían
acceso a la zona comercial sin tener que cruzar por “territorio
enemigo”.
Debido a las permanentes guerras que había entre los
gobernantes de los Distritos I, II y III, el ser un guerrero
significaba tener un empleo seguro y por lo tanto alimentar a sus
familias, al vivir en un estado en el que su principal producto
interno era la formación de guerreros, los demás habitantes
tenían la obligación entregar tres impuestos: para la Ciudadela,
para el Delegado que se encargaba de la administración del
Distrito y para el mantenimiento de los ejércitos.
Había tres clases de guerreros: los troopers que eran
combatientes especialistas en el manejo de armas y lucha cuerpo
a cuerpo; los elementors, personas muy poderosas expertos en
batallas a distancia a través de energía creada a partir de las
fuerzas elementales o naturales y por último los bérserkers, que
eran guerreros capaces de combinar los estilos de los troopers y
los elementors.
Los guerreros manejaban nueve tipos de energía elemental:
aire, agua, tierra, fuego, metal, hielo, eléctrica, psíquica y pura.
En cuanto a la energía natural había tres tipos: Animales,
Dragones y Bestias Míticas.
Los troopers podían utilizar un elemento de energía elemental
sólo a través de un arma, los elementors no manejaban armas
pero controlaban dos fuerzas elementales o una natural,
finalmente los bérserkers eran capaces de controlar una energía
elemental tanto con un arma como con las manos desnudas.
Los bérserkers generalmente eran los líderes y gobernantes
de los Distritos y por lo tanto las personas con mejor posición
social en Arcadia, también podían trabajar para los nobles o los
ricos comerciantes, pero la protección que brindaban era un
acuerdo comercial en el que quien decidía todas las condiciones
de trabajo era el bérserker y sus contrapartes aceptaban las
mismas quedando al amparo de su protector.

Cross contaba con diez años cumplidos y ya había terminado


su educación superior, su coeficiente intelectual era el de un
genio, además de que era capaz de vencer a guerreros adultos en
combate, su manejo de las armas era impecable y su capacidad
de aprendizaje no tenía igual, era un muchacho alto y de
constitución fuerte, siempre llevaba el cabello muy corto lo cual
acentuaba sus rasgos atractivos, sus ojos café claro emanaban
inteligencia y confianza, era una persona introvertida pero de
ideas firmes, no temía expresarlas e imponerlas si era necesario.
El día de la finalización de sus estudios le había comentado
su padre que el Señor Riazor le tenía una sorpresa especial. Ese
día se levantó como cualquier otro a las seis de la mañana,
realizó sus rutinas de ejercicios hasta las diez, generalmente a
esa hora empezaban sus clases particulares pero ya se había
graduado, por lo que decidió ayudar a su padre en las labores de
la residencia.
A las tres de la tarde llegó el helicóptero de la familia Riazor
con el señor Argento a bordo, un hombre alto y con un físico
envidiable para alguien de más de cincuenta años, de tez blanca
y cabello encanecido, siempre llevaba una fina barba cortada
impecablemente y vestía de manera elegante, de acuerdo a su
posición social.
Cuando el dueño de la casa bajó del vehículo, Cross se
percató de que no venía solo, estaba acompañado de media
docena de niños, casi todos vestidos con harapos, en cuanto el
dueño de la residencia vio a Cross le extendió los brazos y lo
abrazó como a un hijo.
"Hola Cross, me enteré que ya terminaste tu preparación
académica."
"Si señor."
"Realmente impresionante si consideramos que no tomaste
clases regulares sino con profesores que son los mejores en sus
respectivos ramos."
"Gracias a ellos es que he logrado terminar mis estudios."
"También sé que has ganado el campeonato de lucha del
Distrito Comercial."
"Si, los dos."
"¿Los dos?"
"El de menores y el de adolescentes."
"Jajajajajajajajaja, me alegra que hayas aprovechado la
oportunidad que se te ha dado, tengo grandes planes para ti."
"Gracias, le aseguro que no le defraudaré."
"Lo sé, Cross, lo sé. Cambiando de tema. ¿Ves a esos
chiquillos?"
"¿Quienes son?"
"Niños de la calle, sin padres, pero que al igual que tú tienen
mucho potencial, ven, te los presentaré."
A Cross sólo le bastó ver a esos pequeños a los ojos para
constatar lo que le dijo su mentor, esos chiquillos realmente eran
especiales.
"Niños, les presento a su nuevo consejero, es el maestro
Cross. Muchacho, ellos son Arlés, Michelle, Elektra y Dorian;
ya conoces a Cástor y Póllux."
"Hola pequeños."
"Hola maestro."
"Bueno, vamos a dejar que estos chicos se instalen, por favor
Cross, después de tu rutina nocturna pasa a verme a mi estudio."
"Si señor."
Cross estaba inquieto, terminó su rutina de entrenamiento
nocturna de seis a diez de la noche, se fue a bañar y se vistió
apropiadamente para ver al señor Riazor.
Mientras caminaba hacia su encuentro se preguntaba si
aquellos chiquillos famélicos aguantarían las prácticas de
estudio y ejercicio que les impondrían, desde que él tenía
memoria siempre estuvo sometido a educación académica y
desde los tres años empezó su actividad de técnicas de combate,
a los cuatro años tenía la rutina de dieciséis horas de trabajo
diario, ocho de combate y ocho de estudios, los siete días de la
semana.
Toda su vida la había pasado en esa residencia, nunca había
salido al exterior más que en helicóptero o vehículo y
únicamente a combatir, jamás en su vida había socializado con
nadie más que con los habitantes y empleados de la residencia
Riazor.
El chico ingresó a la casa, había una enorme recepción con
una sala en la entrada, de frente estaban unas escaleras que
llevaban a las recamaras principales, había un pasillo a la
derecha que desembocaba en el estudio del dueño de la
propiedad.
El muchacho se detuvo en la entrada de la oficina del señor
Riazor, la puerta como siempre estaba franqueada por su
guardaespaldas particular, un hombre entrado en los treinta
años, uno ochenta y seis metros de estatura, atractivo y bien
rasurado, físico perfecto producto de entrenar su cuerpo durante
toda su vida, cabello largo atado con una cinta y mirada cordial.
"Buenas noches Lothar."
"Hola Cross. ¿Que ya te graduaste?"
"Así es y tu amo quiere verme."
"Cuida tus palabras, podrás ser más inteligente que yo pero
en cuestión de poder estás muy lejos todavía."
"Lo sé maestro, todavía me duelen las costillas que me
rompiste hace un mes." Cross se levantó la camisa de vestir que
llevaba puesta para que su maestro viera que aún tenía varias
marcas moradas en la piel. "Mira, todavía tengo los moretones."
El bérserker palmeó sin miramientos las marcas moradas,
Cross hizo un gesto de dolor, después, los dos sonrieron.
"Discúlpame, pero ya sabes cómo me emociono cuando te
entreno y al final se me olvida que eres un niño."
"No hay problema, la verdad es que si no fuera por ti nunca
hubiera podido con el entrenamiento físico."
El guardaespaldas revolvió cariñosamente el cabello de
Cross, desde el principio siempre quiso a ese muchacho a pesar
de que odiaba al padre.
Lothar era un bérserker enviado por la mismísima
administración de la Ciudadela a proteger al dueño de la
residencia y había sido el consejero de Cross en sus
entrenamientos, realmente estaba orgulloso de ese niño, daría la
vida por él por sobre de cualquiera, incluyendo a Argento Riazor
y a su padre.
Después de su breve plática con Lothar el muchacho ingresó
al estudio de su benefactor.
"Buenas noches señor."
Argento Riazor se encontraba sentado en su escritorio, era un
hombre grande y de espalda ancha, a pesar de que superaba los
cincuenta años se veía fuerte, su cabello era una combinación de
castaño y blanco, las canas lo hacían ver interesante, tenía una
fuerte personalidad y una voz enérgica, sus ojos negros
escudriñaron al muchacho.
"Buenas noches."
Cross lo conocía prácticamente de toda la vida, sin embargo,
seguía sintiéndose intimidado cuando estaba frente a su mentor.
"A sus órdenes."
Argento Riazor le ofreció a Cross sentarse en una de las sillas
que estaban frente a su escritorio; Lothar se quedó de pie cerca
de la puerta.
"Verás, Cross, te cité para informarte dos cosas."
Cross tenía un mal presentimiento y no quería preguntar, pero
al final tuvo que hacerlo.
"¿Qué cosas?"
"La primera es un favor; quiero pedirte que en los próximos
siete meses observes y ayudes a entrenar a los niños que traje,
tal y como Lothar te ayudó a ti."
"Señor, es imposible que yo pueda estar al nivel de Lothar
para enseñar o ayudar a alguien, pero daré mi mayor esfuerzo
por cumplir con sus deseos."
"Con eso me basta, muchacho. La segunda es que ya no
tienes lugar en esta casa; has superado a tus maestros, y no hay
nada más que puedas aprender aquí, por lo que te voy a enviar a
la academia militar de la Ciudadela."
Cross no dijo nada. Nunca había salido de la residencia, todo
su mundo estaba ahí; él no quería ser separado de su padre,
deseaba seguir preparándose en esa casa.
Tenía la esperanza de volverse un soldado de élite, quizá un
bérserker, y conseguir una recomendación del señor Riazor para
ser guardián de un rico comerciante o de un político. Así él
también sería rico, y su padre no tendría que trabajar más. Bajó
el rostro hasta ver únicamente el suelo y apretó los puños.
"Como bien sabes, tu padre siempre me ha servido, y yo los
acogí a ambos como miembros de mi familia. Comen la misma
comida que yo, viven bajo mi techo, yo me encargué de darte
una educación acorde a tus capacidades, incluso mejor que la de
mi hija; sabes que no tengo un heredero varón, por lo que
siempre te traté como un hijo."
Cross seguía en silencio; sólo asintió con la cabeza. Recordó
a Christina Riazor y en cómo ella no se esforzaba dieciséis horas
diarias con ejercicios y combates intensos combinados con
interminables horas de lecciones. Ella iba a la escuela de diez de
la mañana a tres de la tarde y se pasaba el resto del día
holgazaneando y molestándolo.
Él solo dormía seis horas diarias porque necesitaba de una
hora para desentumir sus agotados músculos por el
entrenamiento y otra hora más para preparar los estudios del día
siguiente. <Si, como a un hijo> pensó.
"Verás, te voy a platicar una historia."
Riazor tomó un puro de una caja especial que se encontraba
en su escritorio, lo olfateó y después lo encendió; le gustaba
fumar mientras platicaba de sucesos que habían ocurrido en
otros tiempos.
El muchacho puso atención. Generalmente su mentor le
hablaba con ejemplos de historias de grandes guerreros del
pasado así como de frases célebres que los habían inmortalizado
y la razón de su origen. Al joven pupilo le encantaban las
hazañas de los héroes del pasado.
"Lo escucho, señor."
"Como bien sabes, existen tres clases de guerreros: los
troopers, los elementors y los bérserkers. Tú has mostrado
excelentes habilidades para los dos primeros, por lo que tienes
probabilidades de convertirte en bérserker, pero esas habilidades
no las puedes desarrollar aquí."
"Lothar puede enseñarme."
"Muchacho, Lothar no es un profesor; además él tiene otras
responsabilidades, y tú necesitas un entrenamiento adecuado. Si
crees que tu preparación aquí era dura, en la academia será
mucho peor, pero yo sé que puedes lograrlo."
Cross no dijo nada.
"Además… ¿te han contado tus maestros la historia de los
doce FILOS?"
"No."
"Verás, hay un guerrero más fuerte que el bérserker: es el
dueño de una espada sagrada. Cuenta la leyenda que, en la
antigüedad, existían doce espadas sagradas que tenían un gran
poder, poder que entregaban a su portador y que les confería una
fuerza y energía sobrehumanas, capaces de derrotar a ejércitos
enteros. Se dice que la espada es quien escoge a su portador y no
al contrario. A las personas elegidas se les llamaba FILOS; la
conexión entre ambos era tan poderosa que las espadas sagradas
se fusionaban con el cuerpo de sus portadores y eran extraídas
de estos cuando necesitaban ser utilizadas. Debido a esa
situación, al morir los FILOS, las espadas se perdían con ellos, y
sólo volvían a aparecer en el momento en que naciera quien
ellas esperaban fuera su nuevo dueño. Pues bien, me han
informado que un día como hoy, hace ocho años, en las ruinas
de la Ciudadela, encontraron lo que parece ser una espada
sagrada; y, en este momento, los Distritos exteriores están
preparando a sus mejores guerreros para reclamarla. Yo creo
que tú tienes el potencial para ir por ella."
"¿Y qué es lo que debo hacer?"
"En diez años, si la espada no ha elegido dueño, se va a
realizar un torneo; el ganador se la llevará. En ese tiempo, tú te
vas a preparar junto con otros guerreros de los Distritos
exteriores para ese momento. Según tus capacidades actuales y
los informes de tus maestros, a esa edad te habrás convertido ya
en el bérserker más joven de la historia, y estoy seguro de que
ganarás el torneo."
"¿Y que haré con la espada una vez que la obtenga?" <en
caso de que gane>, pensó.
"Será tuya; regresarás a mi casa, y te nombraré heredero de
todo lo que tengo."
"¿Qué?"
"¿Por qué crees que no sólo te preparé físicamente?"
Cross estaba mudo, no supo qué responder. Riazor siguió con
su explicación.
"También te preparé académicamente para que algún día te
ocuparas de mi puesto en el gobierno y de mi fortuna, para eso
ya estás listo."
"Pero… ¿y Christina?"
"Cross, tú la conoces mejor que yo. No le interesan mis
negocios, sólo mi dinero; es una cabeza hueca que algún día se
casará y se irá de mi casa. Es preciosa, y pretendientes
poderosos no le van a faltar. Además, le voy a dejar su futuro
asegurado y yo sé que tú jamás la dejarías desamparada."
"¿Y los hijos de Lady Janette?
Janette Riazor era la segunda esposa de Argento Riazor, una
mujer hermosa que rondaba los cuarenta años pero que tenía el
cuerpo de una veinteañera. Fría, calculadora, ambiciosa y cruel,
había hecho de la vida de Cross un infierno en todo el tiempo
que llevaba ahí. Tenía tres hijos de Riazor, dos varones y una
niña que tampoco eran santos de su devoción, además de una
hija natural.
"Son hijos de Janette, no míos; a ellos los envié a estudiar
fuera, a ti te conservé. Sabía que eras el mejor de ellos, por eso
traje a los mejores maestros del país."
Thitus y Meirelle eran los hijos mayores de la esposa de su
mentor, Cross había presenciado la boda, había sido tres años
después de su llegada a la residencia Riazor, Thitus era un año
mayor que él y era un abusivo, su complexión alta y fuerte hacía
que pareciera más grande de su edad, pero cuando Cross se
enfurecía le daba unas palizas que lo hacían ir llorando con su
madre.
Meirelle era de la misma edad que Christina, le gustaba
Cross, pero cuando éste la desairó se convirtió en su peor
pesadilla, finalmente Craig era el menor de los tres, dos años
más joven que Meirelle. era un chico tranquilo y alegre, hubiera
sido su amigo pero Lady Janette se lo prohibía, ella consideraba
a Cross un sirviente y no permitía que sus hijos socializaran con
él.
Cuando su madre estaba presente obligaba a Craig a golpear
y pelear con Cross, el pupilo de Riazor no tenía nada contra
Craig y lo dejaba golpearlo, el chico se lo agradecía con la
mirada y trataba de no lastimarlo, esto enfurecía a Thitus que
después se desquitaba con su hermano, puesto que él casi nunca
lograba vencer a Cross. Janette siempre decía que los tres eran
hijos de su mentor, pero Argento Riazor nunca lo confirmó.
Finalmente Chanra era una hija natural de Janette, producto
de una relación anterior, tenía veinticinco años y trabajaba para
Riazor, era una chica con un talento especial y único que el
dueño de la residencia explotaba adecuadamente, nadie más que
su madre sabía quien era su progenitor.
Cross jamás pudo convivir mucho con ellos, sólo los veía a
veces cuando los chicos tenían vacaciones y se las pasaban con
su madre en la residencia Riazor.
"Está bien señor, le prometo que haré mi mejor esfuerzo."
"Así me gusta Cross, no te quito más tiempo, retírate y
mañana empieza con esos chiquillos."
Cross salió en silencio, todavía no acababa de digerir lo que
le habían dicho, él no quería irse de esa casa pero sabía que
Argento Riazor no le estaba pidiendo nada, le estaba informando
lo que iba a suceder de una manera sutil, pero negarse no era
una opción, pasara lo que pasara él en siete meses se marcharía.
Cuando Cross salió de su entrevista con Riazor estaba
pensativo, lo que más le aterraba de marcharse no era dejar a su
padre y a los trabajadores de la residencia que lo trataban tan
bien, tampoco irse a entrenar más duro a un lugar extraño o
pelear en un torneo que no le interesaba, lo que más temía y le
dolía era dejar a Christina.
La hija de Argento Riazor era la única razón de su existencia,
soportaba el dolor de los entrenamientos y la actitud de sus
profesores porque sabía que todos los días pasara lo que pasara
ella comería con él, lo apoyaría, lo molestaría y durante ese
tiempo sus fuerzas regresaban, su cerebro se aclaraba, ponía
todo su empeño en terminar las labores porque al final, en las
noches, Christina lo ayudaba a relajarse, le preparaba y untaba
los ungüentos para sus heridas, se acostaba con él para que
preparara sus clases del otro día, lo arropaba y le pedía que se
esforzara al día siguiente, le prometía que ella estaría sin falta a
su lado para compartir los alimentos.
No quería separarse de Christina, era la primer persona que
conoció que había sido amable y amistosa con él; Cross siempre
había estado solo, lo único que recordaba de su vida antes de
llegar a la residencia Riazor era un cuarto enorme y vacío con
una cama, un baño y una pequeña mesa; una persona casi
siempre distinta le llevaba sus alimentos tres veces al día, sólo le
entregaban el alimento.
En ese lugar nunca le dirigieron ni una palabra siquiera, la
soledad era lacerante, su única compañía era un enorme monitor
que le enseñó los significados de las palabras, esa pantalla era su
familia, su maestra y su amiga, hasta que un día se presentó una
persona quien le dijo era su padre y se lo llevó de ahí. Seguía en
sus pensamientos cuando se encontró con la esposa de Riazor de
frente.
"Lesath."
Janette era la única persona de la residencia que lo llamaba
por su primer nombre, se negaba a usar el apelativo cariñoso con
el que lo llamaban los demás.
"Lady Janette."
"¿Ya te dieron la noticia?"
"Si."
"Bien, quiero que sepas que todo fue idea mía, te dije que
haría que te corrieran de ésta casa."
"Felicidades, lo logró." Cross estaba demasiado molesto para
lidiar con ella, la rodeó y siguió su camino.
"Espera." Lady Janette lo cogió del brazo. "Hay otra cosa."
"¿Qué quiere?"
"Se trata de Christina, será muy duro para ella verte partir, lo
mejor será que cortes tu amistad con ella de una vez, es
preferible a que sufra siete meses por tu partida."
"Eso no lo decide usted."
"Yo lo decía por mi hija, pero si quieres que sufra, haz lo que
quieras."
Cross siguió su camino, melancólico sacó un anillo de oro
que le había regalado Christina el día anterior como premio por
haberse graduado, éste sin querer resbaló de sus dedos hacia una
rendija.
Cross sin pensarlo corrió hacia el exterior de la casa y entró
por una puerta hacia el sótano, conocía la residencia como la
palma de su mano, llegó al lugar donde se le había caído su
preciada joya y la recogió, cuando se estaba retirando escuchó la
conversación de sus mentores.
"Ve a descansar Lothar, por favor, dile a Maggie que me
lleve la cena a mi habitación."
"Sí señor."
Cuando el bérserker abandonaba el estudio Riazor notó un
gesto de preocupación en su rostro. "¿Preocupado Lothar?"
"Si Argento." En siete años nunca le había hablado por su
primer nombre. "¿Estará bien que mandes a Cross a esa
academia?"
"Aprobó el examen de ingreso con calificación perfecta, él no
lo sabe porque se lo hicieron durante la clase y pensó que era un
ejercicio, allá podrá estudiar una especialidad, además, también
pasó el examen de aptitudes físicas…"
"El torneo."
"Así es y lo ganó en dos categorías."
"Tampoco le dijiste que los combates por la espada serán a
muerte."
"Eso no lo tiene que saber ahora, ya se enterará en el
momento oportuno."
"De todas formas, aunque el pequeño cabrón sea un genio y
un súper dotado, sigue siendo un niño de sólo diez años."
"Créeme Lothar, ese bastardo dejó de ser un niño desde los
cuatro años de edad."
"No lo conoces, cualquiera en esta casa lo conoce mejor que
tú y nadie estaría de acuerdo contigo."
"A mí no me interesa la opinión de unos malditos sirvientes."
"¿Y la de tu hija?"
"Es una mujer, su opinión no cuenta, además, si ese pequeño
monstruo se le acerca, lo mato."
"Eso lo dudo."
"Ya basta Lothar, te recuerdo que aquí mando yo, voy a
enviar a Cross a la academia porque así lo he decidido."
"El no es un sirviente de tu propiedad."
"Pero su padre si y por su bien será mejor que obedezca."
"¿Por el bien de quien?"
"Ya lo sabes."
"Si, lo sé y créeme, espero que tu plan no tenga errores o lo
lamentarás."
Argento Riazor se puso rojo de coraje, empezó a gritar
señalando a Lothar con el dedo índice. "A mí no me amenaces
imbécil, recuerda que yo soy el señor de este lugar."
Lothar con voz tranquila pero firme respondió: "Sólo por esta
única vez voy a permitir que me hayas gritado Argento, recuerda
que yo no soy tu criado ni tu empleado, soy un bérserker y las
condiciones de nuestro acuerdo las pongo yo, te lo soporto
porque siempre has sido un caballero, además del hecho de que
eres el patriarca de unas de las principales familias del país, pero
si me vuelves a gritar, te mato."
Argento Riazor se tranquilizó. "Si no estás de acuerdo con
mis decisiones puedes renunciar e irte cuando quieras, dime la
cantidad que consideres justa como indemnización por tus
servicios y te la entregaré multiplicada por dos."
"Estás equivocado Argento, no es por ti que trabajo a tu lado,
fue la Administración de la Ciudadela la que me asigno aquí.
¿Recuerdas?"
"Ah, es cierto, lo olvidaba, en ese caso te ofrezco una
disculpa y espero que sigamos colaborando como siempre."
"Así lo espero yo también, hasta mañana."
Al salir Lothar del estudio, Argento Riazor se sentó en su
escritorio, sacó una pequeña caja de oro de su cajón central y
acariciándola con una sonrisa maligna susurró: "¡Bérserker!
Pobre imbécil, cuando esto acabe te mataré yo mismo."
Lo que ni Lothar ni Argento sabían es que por un pequeño
ducto de ventilación en la pared Cross lo había escuchado
todo… El muchacho estaba preocupado, lo que acababa de oír lo
estremeció hasta los huesos, él nunca quiso escuchar la
conversación de los hombres que más admiraba y temía…
Al principio no le había dado importancia a la plática y pasó
de largo, pero el hecho de que Lothar llamara al señor Riazor
por su nombre de pila le intrigó y más cuando se refirió a su
partida a la academia, se quedó en su sitio y lo escuchó todo, por
un momento temió que Lothar cumpliera su palabra y matara al
señor Riazor, tuvo miedo por Christina, pero Cross pensó que el
guerrero sólo estaba enfadado, Lothar adoraba a la hija de su
empleador y él jamás permitiría que nadie la dejara
desamparada.
Lo que más estremeció al muchacho fue esa malvada sonrisa
que esbozó Riazor al final, no escuchó lo que murmuró pero el
gesto de su “benefactor” lo decía todo, era malvado y no se
podía fiar de él, Cross no sabía por qué, pero así lo sentía, sin
embargo, ahora su preocupación era otra.
Por un lado estaba seguro que Riazor no cumpliría su palabra,
lo que él en realidad quería era la espada sagrada, peor aún, no
lo consideraba digno de pretender a su hija, debía pensar en
algo, tenía siete meses para urdir un plan y todo estaba ligado a
obtener la espada sagrada, ahora estaba seguro, él tenía que
ganarla, sabía que de alguna forma si obtenía el arma estaría
más cerca de estar con Christina.
Cross seguía con sus pensamientos, consideró que lo más
prudente por el momento era aceptar la propuesta de Lady
Janette, se alejaría de la hija de su mentor, sería lo mejor para
los dos irse alejando poco a poco, puesto que en siete meses el
se iría por diez años, en eso estaba cuando de regreso a su
habitación se la encontró.
"¿Como te fue?"
"Hola Chris."
"¡Cuéntame!"
"Me fue bien."
"¿Como que bien? ¿Cual fue la sorpresa que te dio papá?"
"Que voy a estudiar para ser un bérserker."
"¡Wowww! Es lo que siempre has querido."
"Ahh y también voy a entrenar a otros niños que trajo tu
padre."
"¿Tu de maestro? Esto va a estar divertido."
"¡Como sea!"
"¿Estas molesto?"
"No, sólo cansado, me voy a dormir, hasta mañana Chris."
"¿Te acompaño?"
"No, estoy bien, mañana te veo."
"Pero…"
"¡Dije que mañana te veo!"
Cross no dijo nada más, siguió de largo y se fue a su
habitación, esa noche por primera vez en su vida, a pesar del
duro entrenamiento, no durmió.

Cuando Argento Riazor llegó a su habitación Lady Janette lo


esperaba enfurecida, tenía en la mano unos documentos
apretándolos en un puño.
"¿Qué es esto Argento?" Su voz estaba llena de ira, sus ojos
llorosos, la mano le temblaba y parecía que quería matar a su
esposo.
Argento Riazor vio los papeles y se molestó, le respondió de
mala gana.
"¿De donde sacaste esos documentos? Sabes que no debes
tocar mis cosas."
Janette seguía viendo a su esposo cada vez más enojada.
"¡Respóndeme tú primero!"
El Tesorero del Distrito Comercial se acercó a su esposa, la
tomó de la muñeca que sostenía los documentos y se la apretó
con violencia hasta que los soltó, les dio una mirada y con
indiferencia le espetó en la cara: "¿Para que preguntas si ya
sabes lo que es?"
Janette lloraba de impotencia. "¿Es cierto lo que dice ahí?"
"Si, es cierto, voy a adoptar a Cross, me es útil en mis planes
a futuro."
"¿Pero como es posible? ¿Y que hay de mis hijos?"
"¿Qué hay con ellos?"
"¡Son tus hijos! ¡Sangre de tu sangre y no llevan tu apellido!
¿Sabes lo humillante que es poner una equis después de tu
nombre sabiendo que tu real apellido es uno de los más
respetados del país?"
Argento Riazor recordó a sus hijos, Janette era su amante y
tuvo a sus tres hijos cuando su primera esposa todavía vivía, los
niños no llevaban el apellido de su madre porque Riazor había
prometido reconocerlos.
"Ya te dije que tengas paciencia Janette, después de que mi
esposa falleció me case contigo como lo querías, cumplí mi
palabra, ni siquiera me dejaste guardar el luto adecuado, voy a
reconocer a los chicos, pero ahora no es el momento indicado,
hay demasiado en juego."
"No Argento, esto no lo puedo tolerar, te casaste conmigo
pero me quitaste a mis niños."
"No te los quité, los envié a las mejores escuelas para que
fueran educados, Thitus está en la mejor escuela del Cinturón,
Craig estudia bajo la protección y tutela de mi hermano Aureo
en nuestra tierra y Meirelle estudia en la escuela más reconocida
de Ishtar, deberías estar orgullosa y agradecida de la educación
que están recibiendo."
"¿Orgullosa? ¿Agradecida? Christina, la hija de mi sobrina,
tu primera esposa, vive en tu casa y estudia en el Distrito
Comercial, esa escuela es tan buena como la de Ishtar."
"Si, pero no es para alguien como Meirelle, ella es poderosa,
Chis es una niña común y corriente, lo único que tiene es su
belleza, pero nada más."
"¿Por eso la conservas a tu lado? ¿Por qué es más bonita que
Meirelle?"
"No, porque tu hija casi mata a la mía."
"¡Meirelle también es tu hija!"
"Lo sé, pero es muy impulsiva, como tú."
Riazor tomó a Janette de la cintura y con violencia la atrajo
hacia él, a pesar de los años todavía lo volvía loco, lo excitaba
su carácter salvaje.
"Un día de éstos en una pelea podría lastimar a Chris y eso no
lo podía permitir."
"¿Qué tiene la hija de mi sobrina que la quieres más que a los
míos?"
"Nada, si tuviera que elegir preferiría a Meirelle por encima
de Christina, sin embargo, Chris no tiene ninguna habilidad, es
una persona común y corriente, necesita de mi protección y
vigilancia."
"¿Y Lesath?"
"¿Que hay con el?"
"¿Por qué él tiene maestros particulares y mis hijos no? Si los
tuvieran no los habrías alejado de mi lado."
"Tus hij… nuestros hijos no son ni remotamente tan
inteligentes como Cross, pero te aseguro que serán más
poderosos, los envié a lugares donde sacarán a relucir su
verdadera fuerza, además, ya te dije, es sólo un eslabón más en
mi cadena, cuando deje de serme útil podrás hacer con él lo que
quieras."
Janette sonrió "¿En serio? ¿Lo que quiera?"
"Lo que tu desees, pero ahora lo voy a adoptar y a ti te voy a
dejar inconsciente de tanto placer…"
"Inténtalo y verás lo que te espera."
Janette besó a su esposo e hicieron el amor, pero su cabeza no
estaba con él en la habitación, estaba planeando la desaparición
del protegido y de la hija legítima de Argento Riazor, así como
había desaparecido a su primera esposa.

Mientras trataba de conciliar el sueño, Cross sintió un


escalofrío, presintió que su vida corría peligro, no dejaba de
pensar en la mirada de su benefactor, por más que se
concentraba no lograba identificar que es lo que quería
específicamente de él ni sus intenciones a futuro, ahora sabía
que de alguna manera Riazor le iba a hacer pagar todo lo que
había hecho por él y con intereses.
Los siete meses que le quedaron a Cross pasarían como un
suspiro, llegaría a conocer y a querer a esos niños que se
presentaron a entrenar a la mansión. Todos tenían cualidades
muy distintas entre sí, pero el maldito viejo tenía razón, eran
excepcionales, posiblemente combatiría contra alguno de ellos
en diez años por la espada sagrada, esperaba que no fuera así,
sin embargo, su único pensamiento era de tristeza, se deprimía
más conforme se acercaba el momento de su partida, el día que
dejaría de ver a Christina.
CAPÍTULO 2
NUEVOS HUESPEDES
Argento Riazor había ordenado que acondicionaran la casa de
huéspedes para que fuera habitada por los nuevos niños, habían
repartido a los chiquillos en tres habitaciones, en una se
encontraban Arlés y Dorian, en otra los gemelos Cástor y Póllux
y en la última las dos chicas, Michelle y Elektra, desde el
principio, en cuanto se ambientaron los nuevos invitados
sacaron a relucir su verdadera personalidad.
Arlés era muy parecido a Cross, destacaba en todas sus
materias así como en los entrenamientos, pero a diferencia de
éste último que era muy reservado, Arlés era completamente
extrovertido, hablaba mucho, le gustaban los retos, siempre
expresaba sus ideas y generalmente todos lo seguían, era un
líder natural, pero también era impositivo y rencoroso, cuando
otros no hacían lo que les indicaba imponía sus decisiones como
fuera, de ser necesario hasta por la fuerza. Ese muchacho sin
duda alguna iba a llegar muy lejos, lo que iba a ser determinante
en su vida y en la de muchos más es el camino que elegiría: el
del bien o el del mal.
Dorian era el perfecto soldado, atento, obediente y
disciplinado; no importaba el trabajo que le encomendaran él lo
realizaba, era una persona confiable y fiel, hablaba maravillas
del señor Riazor y no permitía que se hablara mal de su
benefactor, el que lo hiciera aunque el comentario se realizara a
manera de broma pagaba con su sangre, sin importar quien
fuera, hasta Elektra. Su única debilidad era Michelle, le
gustaba. Dorian la seguía a donde fuera y en los entrenamientos
físicos siempre la protegía. Michelle estaba consciente de esto y
lo utilizaba para que la cubriera de sus travesuras o para iniciar
peleas con los otros chicos. A Dorian no le importaba. El era
feliz con que Michelle le prestara atención.
Los hermanos Cástor y Póllux realmente se parecían muy
poco aunque eran gemelos idénticos. Cástor era delgado y
pequeño, en cambio Póllux era un gigante; aún y cuando
contaba con dos años menos que Cross era más alto que él, pero
ambos tenían una fuerza excepcional, Póllux era más fuerte que
su hermano pero no por mucho, sin embargo, Cástor era más
inteligente, rápido y ágil; pero si eran distintos en el físico, sus
personalidades eran dos polos completamente opuestos,
mientras Cástor era cruel y violento, Póllux era amable y evitaba
todo tipo de enfrentamiento, por su gran fuerza y resistencia
ambos se convirtieron en los favoritos de Cross para entrenar
puesto que representaban un verdadero reto para él, por lo
mismo, los gemelos sintieron un inmediato aprecio por ese chico
y prácticamente vivían en la casa de Cross y no en la de
huéspedes, ambos eran divertidos e independientes, tenían
problemas con la autoridad, no la respetaban. Por lo mismo, a
los maestros de la residencia, especialmente a los académicos,
les costaba educarlos.
Elektra aparentemente era una alumna regular, no destacaba
en ninguna materia ni en ninguna disciplina de combate, pero
tampoco era la peor, se llevaba bien con todos por su carácter
alegre, era muy sincera y frontal, decía siempre lo que sentía,
tenía un afecto especial por Cross y Christina (Elektra era la
única de los niños con la que platicaba), realmente era agradable
estar con ella, aunque no tenía el liderazgo natural de Arlés,
todos los que la conocían sin lugar a dudas la seguirían y darían
la vida por ella, esa chica junto con los gemelos fue quien más
acaparó la atención de Cross y era ella con quien Cross llenaba
un poco el vacío que le dejaba el no convivir con Christina,
Elektra desde que lo conoció supo que algún día compartiría su
vida con él… Y así se lo hizo saber.
Michelle era una niña preciosa pero tenía un carácter déspota
y altivo, era la más inteligente de todos y prácticamente los
adelantó en los estudios de inmediato, era realmente una
superdotada, pero no más que Cross. Los profesores aunque la
elogiaban siempre la comparaban con los logros de éste ultimo y
lo peor era que la comparación iba siempre hacia arriba,
“sorprendente Michelle completaste el ejercicio en solo dos
días, pero Cross lo hizo en ocho horas…”, esto sacaba de quicio
a Michelle y más porque los otros niños al ver esto se burlaban
de ella.
Los chicos que entrenaban en la residencia Riazor se hacían
cada vez más fuertes con las rutinas que sus profesores les
imponían, sin embargo, el tener a varios chiquillos con
personalidades tan diferentes y al mismo tiempo con
capacidades tan excepcionales era peligroso, los chicos
generalmente dirimían sus diferencias a golpes, peleaban por
casi cualquier cosa. Elektra no tenía problemas, se llevaba bien
con todos, pero Michelle era otra cosa, era demasiado
competitiva y siempre buscaba ser la primera en todo, además,
por su carácter soberbio y altivo discutía mucho con sus
compañeros, en especial con Cástor, Elektra ya le había tomado
la medida y sabía como tratarla, Dorian la seguía sin importarle
su carácter, era feliz sólo con estar con ella, Arlés era su amigo
desde antes de llegar a la residencia y ambos se respetaban,
cuando Michelle se enojaba su amigo prefería alejarse y dejar
que se calmara, Póllux era su adoración, el gemelo mayor
inmediatamente se había ganado su amistad y eran inseparables,
pero Cástor era distinto, no le soportaba a Michelle sus
desplantes y le respondía, siempre estaban peleando, la
diferencia era que Cástor tenía un carácter alegre, como el de su
hermano, pero era sarcástico y con facilidad se burlaba de sus
compañeros, eso molestaba a Michelle, sus altercados casi
siempre terminaban con Michelle insultando al gemelo menor y
retirándose furiosa del lugar de la discusión.
Cuando Michelle logró generar electricidad y manipularla se
sintió sin duda la mejor, estaba feliz y orgullosa, ella sabía que
ni Cross había logrado crear energía, ahora si estaba convencida
que era la alumna más completa que había pisado la residencia
Riazor… Hasta que Cástor le dijo que Cross podía producir una
energía mucho más poderosa que ella, sin contar con el hecho de
que ya era un bérserker más que respetable, Michelle se puso
furiosa, si bien es cierto que ella era la mejor alumna académica,
en los ejercicios físicos era mediocre, hasta Elektra la vencía y
eso que era la más débil de todos, enfurecida atacó a Cástor que
estaba riéndose y burlándose de ella, trató de electrocutarlo pero
Cástor estaba más maleado, el entrenamiento que llevaba con
Cross era despiadado y más si se encontraba Lothar con ellos, en
una fracción de segundo esquivó el ataque, todo hubiera
quedado ahí si Michelle se hubiera ido pero no lo hizo, volvió a
atacar a Cástor quien en esa ocasión hizo más que esquivar el
ataque, cogió un escudo y con ese atacó a Michelle lanzándoselo
y sacándola de balance, después, le propinó un puñetazo en el
pecho que la mandó volando cuatro metros de espalda, en ese
momento Dorian que siempre estaba tras de Michelle entró a la
pelea golpeando a Cástor en la cabeza con un palo,
instantáneamente su hermano gemelo se levantó y logró someter
a Dorian, él quería evitar la pelea pero Cástor con sangre en el
rostro le espetó que lo soltara, Póllux lo hizo, conocía a su
hermano, sabía que ya no se detendría y si había alguien a quien
ese gigante no deseaba enfrentar enojado era a su gemelo, se
hizo a un lado y empezó el combate.
Cástor dijo a Póllux que le devolviera el palo a Dorian, quien
una vez que estuvo armado se lanzó contra el gemelo menor, lo
golpeó varias veces con toda su fuerza y sus mejores técnicas,
Cástor se dejo golpear, cuando Dorian agotado tomó un respiro,
el gemelo más pequeño se lanzó contra él, sólo le bastaron cinco
golpes para derrotarlo, en menos de diez segundos Dorian estaba
casi inconsciente. Entonces pasó algo aterrador, Cástor fue por
Michelle quien todavía estaba en el suelo, tenía problemas para
respirar y el hombro dislocado, no podía ejecutar su energía
elemental, la arrojó al lado de Dorian y tomó el palo con el que
este último lo había atacado, con la mirada de un asesino
enloquecido les comentó: “Aquí termina su estancia en la
residencia, van a ir de vuelta a la calle a pedir limosna porque
los voy a dejar lisiados.” En ese momento levantó el arma para
empezar a golpearlos.
Póllux y Arlés estaban demasiado asustados para intervenir,
antes de que los caídos recibieran el primer impacto se escuchó
un ruido sordo delante de su agresor, este sorprendido observó
como su arma estaba hecha polvo, Cross la había destruido, con
sólo ver su rostro Cástor comprendió que no debía retarlo, Cross
empezó a golpear al menor de los gemelos hasta dejarlo
semiinconsciente, éste pensó en responder el ataque, pero algo
en su interior le dijo que no se defendiera, que si lo hacía sus
días estaban contados, una vez que terminó con Cástor, Cross
siguió con Póllux y Arlés, les dio una golpiza pero no de
gravedad, después tomó a Michelle en sus brazos y se retiró, les
encargó a Póllux y Arlés el cuidado de Cástor y Dorian les dijo
que enseguida mandaría a alguien a atenderlos.
Cross lo había visto todo, desde que Cástor empezó a burlarse
de Michelle su compañera Elektra supo que esta última lo
atacaría, no en vano llevaba seis meses viviendo con ella, la
conocía y sabía que era violenta, salió corriendo a buscar a
Cross, cuando llegaron fue en el momento justo en que Michelle
lanzó su segundo ataque, Cross no quiso entrometerse, estaba
consiente de que los muchachos debían arreglar sus propios
problemas, pero se quedó a una distancia prudente para que aún
sin ser visto pudiera evitar una tragedia.
Cross se quedó en la enfermería al lado de Michelle hasta que
despertó, después de lo sucedido Michelle cambió con él, lo veía
constantemente y le sonreía, también cambió su actitud, le
hablaba con respeto.
Cuando todos pudieron entrenar normalmente el joven
consejero habló con ellos, le dijo a Michelle que nunca debía
usar sus poderes contra uno de sus amigos fuera de las prácticas,
a Cástor que si volvía a atacar de esa manera a otro de sus
compañeros lo mataría, el gemelo menor le creyó, les explicó a
Póllux y Arlés que los golpeó por cobardes, la primer regla de su
entrenamiento es proteger a sus compañeros y ellos habían
fallado, ambos con vergüenza en los ojos y la cabeza baja le
juraron que no volvería a pasar. Sólo Dorian y Elektra se
salvaron del regaño, Dorian porque fue el único que defendió a
Michelle, aunque sus motivos eran distintos a los de ser un buen
compañero y Elektra que al final fue quien salvó el día.
Después del incidente Cástor se disculpó con Dorian y
Michelle, su compañero lo perdonó a regañadientes, pero con
Michelle fue distinto, cuando se estaba disculpando un gran
sentimiento se apoderó de él, por primera vez en su vida lloró,
estaba realmente afectado y avergonzado de haber golpeado a
esa niña que sin duda lo que necesitaba era protección, un
sentimiento conocido lo empezó a invadir: la furia incontrolable
que lo hacía perder su humanidad, Michelle lo abrazó, lo besó
en la mejilla y le dijo que la culpa había sido de ella, que no
tenía el derecho de haberlo atacado, también lloraba, Cástor se
calmó, le prometió que a partir de ese momento él siempre la
protegería al igual que a Elektra, no iba a permitir que nunca
nadie las lastimara y si lo hacían pagarían con su vida. Después
de ese momento su amistad no se fracturaría jamás.
Los seis niños que llegaron a la Casa Riazor eran huérfanos,
pero las circunstancias que los llevaron hasta la residencia del
Distrito Comercial eran distintas y a la vez extraordinarias,
todos le habían contado a Cross su historia.
CAPÍTULO 3
DESPEDIDA

Durante el transcurso de tiempo que le quedaba en la


residencia del Distrito Comercial Cross se fue alejando de
Christina poco a poco. El creía que así le dolería menos su
partida. Aunque sabía que la lastimaba, era mejor que se fuera
acostumbrando a estar sin él. Primero le prohibió que lo visitara
en las noches, le dijo que como ya no estudiaba las cargas de
ejercicio ya no lo lastimaban, así que ya no la necesitaba.
Después dejó de comer con ella, le informó que lo haría con los
otros niños para conocerlos mejor y entrenarlos adecuadamente,
para los últimos días del séptimo mes prácticamente ya no se
hablaban.
Cross hacía lo posible para no pensar en nada, puesto que si
llegaba un pensamiento a su mente era Christina, se levantaba
más temprano a entrenar, intensificó los ejercicios, en las tardes
se volcaba en sus alumnos para ayudarles y después entrenaba
hasta que ya no podía más, muchas veces llegó a quedarse
tendido de agotamiento en el lugar de entrenamiento que se
encontraba a espaldas de la residencia principal, era una
considerable extensión de terreno que tenía una superficie de
una hectárea, contaba con lo último en tecnología para auxiliar a
los maestros a entrenar a sus aprendices, era una copia exacta de
los campos de entrenamiento que se encontraban en la
Ciudadela en el área del Cinturón, tan sólo su mantenimiento
costaba una fortuna, aunque eso no era nada para el poder
adquisitivo del patriarca de una de las principales familias de
todo el país.
Cuando Lothar estaba en la residencia era peor, Cross
entrenaba con él hasta perder el sentido, no le importaba el
dolor, era bienvenido si le impedía pensar… Lothar en más de
una ocasión le cuestionó el entrenamiento, estaba preocupado
pero no podía dejar solo a aquel muchacho, Cross lo había
amenazado, si no lo ayudaba a entrenar él era capaz en algún
momento de excederse y lastimarse en serio o mortalmente. Ya
no entrenaba en combate con los demás profesores, los había
dejado atrás y ahora éstos le temían. Lo peor para el
guardaespaldas era que Cross lo atacaba a matar y por lo tanto el
contraataque de Lothar era más rudo de lo necesario y resultaba
en lesiones para su alumno.
Lo único positivo que había resultado de todo ese
entrenamiento fue que a finales del quinto mes Cross logró sacar
su primer vestigio de energía elemental, se encontraba al límite
de sus fuerzas cuando Lothar se dio media vuelta y le dijo que
era suficiente por ese día, Cross le gritó que aún podía pelear
pero su maestro no le hizo caso, entonces Cross juntó todas sus
fuerzas y las descargó en la espada para dar un último golpe a su
mentor, ya dominaba su energía y podía hacer verdaderos
ataques de trooper. Todo sucedió en segundos, el instinto de
bérserker de Lothar se encendió y lanzó un ataque mortal a
Cross, cuando se dio cuenta de lo que había hecho ya era
demasiado tarde, la ráfaga de energía en forma de viento
cortante iría directo a su discípulo y lo destrozaría. En cuestión
de décimas de segundos Cross comprendió el error que había
cometido y ya no podía hacerse a un lado, sin saber cómo, atrajo
toda la energía que tenía a su mano derecha y la expulsó en
dirección del viento, de su mano salió energía pura en forma de
un kunai (arma en forma de cuchillo de uso general, de punta
afilada con los bordes aserrados), misma que al impactarse con
el ataque del bérserker se extinguieron el uno al otro.
Ambos quedaron sin palabras, sorprendidos de lo que había
ocurrido, cuando por fin Lothar entendió lo que había sucedido
se acercó a su alumno.
"¿Te encuentras bien muchacho?"
"Creo que si. ¿Que sucedió Lothar?"
"Ese fue un ataque de energía elemental, ya eres un
bérserker."
"Pero no se como lo hice…"
"No te preocupes, en el tiempo que nos queda trabajaremos
en eso."
"¡Bien!"
"Sólo una cosa más…"
Cross no lo vio venir, Lothar le dio una paliza, una vez que
entendió lo que había pasado y de agradecer que no hubiera
matado al muchacho, decidió descargarse en su alumno.
"Muchacho del demonio. ¿Estás loco? Ya te había dicho que
jamás me atacaras de esa forma si no estaba preparado, pudiste
haber muerto."
El novel bérserker no lo escuchó por mucho tiempo, ni
siquiera comprendió las últimas palabras, se desmayó, pero por
primera vez en esos meses había sonreído.
Cross se levantó en la mañana pero estaba totalmente
adolorido, apenas si podía moverse, cuando salió al aire libre lo
recibió Elektra con un abrazo.
"Cross ¿estas bien?"
"Si, ¿por que preguntas?"
"Llevas dos días durmiendo."
"¿Dos días?"
Cross no lo podía creer, jamás a pesar de lo duro que fuera su
entrenamiento había quedado en ese estado, en ese momento vio
pasar a Christina, su mirada se nublo y pensó: <no esta tan mal,
de ahora en adelante entrenaré hasta quedar así de exhausto>.
Fue a buscar a Lothar pero le dijeron que había salido con el
señor Riazor y no sabían cuando volverían, regresó frustrado,
no sabía como iba a entrenar para ejercitar su nuevo poder.
"Hola Cross."
"Sensei."
"Lothar me dijo lo que sucedió."
"Si, pero lástima que no esté para poder practicar."
"¿Y para que necesitas a Lothar?"
"¡El es un bérserker y puede ayudarme a controlar ese
poder!"
"Si quieres yo puedo ayudarte."
"¿Puede usted maestro?"
"Por supuesto. ¿Viste que forma tomó la energía que
sacaste?"
"Si, la de un kunai."
"¿Sabes por que?"
"No, pero son las armas que utilizo para la batalla a distancia,
los kunais y las shirukens (arma arrojadiza en forma de
estrella)."
"¿Y quien te enseñó a utilizarlas?"
"Usted maestro."
"Bien, en principio es correcto lo que piensas, toda vez que al
estar acostumbrado a atacar a distancia a un enemigo con kunais
y shirukens tu cerebro esta educado de esa manera, por lo tanto,
al emitir energía que puedas arrojar a distancia cobra esa forma."
"¿Pero cómo me puede ayudar a controlar este poder si usted
es un entrenador de estilo trooper maestro?"
"Así es, pero también soy tu profesor académico y si bien es
cierto que no puedo crear energía elemental con las manos
desnudas conozco todos los fundamentos para que tú por lo
menos inicialmente puedas controlarlo."
"Perfecto... ¿Cuando empezamos?"
"Ahora mismo."
"Pero... ¿Y los muchachos?"
"Tendrán que prescindir de mi agradable persona por lo que
queda de tu estancia aquí, hay mucho que hacer y lo que no
tenemos es tiempo."
Efectivamente, el par de meses pasaron como un rayo, pero
los avances de Cross fueron gigantescos, apreciaba al Sensei
Tokugawa pero no tenía idea de hasta que forma lo podía ayudar
y retar, el ejercicio con Lothar le parecía un juego de muñecas,
Tokugawa era un demonio, sólo continuó con las rutinas que le
imponía porque tenía más miedo de su furia al decirle que
dejaría el entrenamiento que al entrenamiento mismo.
Al final del séptimo mes llegó Lothar, se sorprendió del
avance de Cross, no sólo ya podía controlar la energía al
lanzarla en forma de kunais, también podía hacerlo en forma de
shirukens, cuando entrenó con él no le cupo la menor duda de
que cuando controlara completamente ese poder sería mucho
más poderoso que él.
Una noche durante el último mes de su estancia en la casa del
Distrito Comercial, Cross estaba cenando en el comedor de la
residencia, era una ocasión especial, estaban celebrando el
cumpleaños del señor Riazor, éste mencionó a Cross que tuviera
todas sus cosas en orden puesto que su partida a la academia
estaba programada para dentro de diez días, Elektra, preguntó de
que hablaban y Riazor les explicó los detalles de la partida de su
compañero, Elektra se levantó y salió llorando del comedor,
Cross de reojo volteó a ver a Christina y observó que no se
inmutó, ni siquiera prestó atención a las palabras de su padre,
siguió comiendo como si no hubiera pasado nada, entonces supo
que su cometido estaba logrado, Chris no lo extrañaría, antes de
que se fuera ya lo había dejado atrás.
Cross se sintió miserable, aún y cuando eso era lo que había
planeado creyó estar más solo que nunca, pensó que había ido
demasiado lejos y ya no la podría recuperar, incluso extrañó la
peor etapa de su vida: su temprana infancia, la soledad dolía,
pero no tanto como el olvido. <Si es así que un rayo me parta>
pensó, y lo único que deseó en ese momento fue entrenar hasta
desfallecer.
"Con su permiso me retiro señor Riazor, tengo que entrenar
todavía."
"Así me gusta muchacho, ese es el espíritu, en la academia no
vas a tener descanso."
"No lo necesito. ¿Vienes Lothar?"
"Tu no lo necesitas pero yo si Cross, así que hoy estás por tu
cuenta."
Cross no dijo nada más, salió de la casa con la idea fija de
exigirse hasta no poder más.

Finalmente llegó el día en que Cross partiría a la academia


militar de la Ciudadela, por esa razón habían regresado Lothar y
el señor Riazor; esa mañana Cross se levantó con un extraño
pesar en el corazón, salió con su maleta y le pidió permiso al
bérserker de despedirse de todos en la casa, éste asintió.
Se despidió de sus profesores asegurándoles que seguiría
todas sus enseñanzas y que daría lo mejor de sí en la academia,
les prometió que sería el mejor aspirante y así todos sabrían que
el ganador de la espada sagrada era su alumno.
El maestro Tokugawa Hayabusa se acercó a Cross y le dijo:
“Haznos sentir orgullosos.” Lo abrazó y le susurró al oído:
"Recuerda, ya sabes cuál es la base de tus ejercicios, empaqué
todos mis apuntes con tus cosas, entrena en solitario y no
muestres tu energía elemental por ningún motivo a nadie…
Hasta el día del torneo."
Cross asintió, después se despidió de sus pequeños alumnos.
"Arlés, tú eres el líder, protege a todos tus compañeros."
"Te lo prometo Cross."
"Cástor y Póllux, ustedes son los más fuertes, incluso me
superan, sigan estudiando y vuélvanse más poderosos". Póllux
no pudo aguantar las lagrimas y abrazó a Cross, a pesar de ser
un gigante sus sentimientos lo traicionaban, consideraba a ese
muchacho apenas dos años mayor que él no como un hermano
mayor, sino que lo quería y lo respetaba como a un padre,
Cástor aprovechando la confusión y separando a su hermano
también abrazó a Cross, tenía el mismo sentimiento que su
hermano. "Pol, recuerda que debes controlar a tu hermano."
"Si, Cross."
"Cas, controla tu carácter y sobre todo tu instinto asesino."
"Ajá."
"Recuerda que si lastimas a alguno de tus compañeros
regreso y te mato."
A Cástor se le fue el color del rostro y poniéndose en
posición de firmes gritó: "¡Si señor, no instinto y no lastimo,
anotado!"
"Michelle, conviértete en una gran guerrera."
Michelle con su característica soberbia miró a Cross como se
ve a un compañero de igual a igual y le espetó con indiferencia:
"Eso no tienes que recordármelo." Después de pensarlo un
momento abrazó y besó a Cross en la mejilla, le susurró al oído:
"Cuídate mucho."
Cross le sonrió, esa niña lo desconcertaba pero la adoraba,
siguió con Dorian. "Aunque nunca congeniamos te respeto, eres
el que más duro trabaja de todos y espero competir contigo en
diez años."
"Ahí estaré."
"Elektra, cuida de todos, pórtate bien y por favor, cuida a
Chris."
Elektra ya no podía llorar más, estaba así desde el día
anterior, sólo abrazó a Cross y le dijo que algún día lo volvería a
ver y entonces se convertiría en su novia, lo besó en la mejilla y
se fue corriendo.
"Lo último va para todos, cuiden de Chris."
"Con nuestra vida."
Contestaron al unísono Arlés, Cástor y Póllux.
Cross levantó el puño con el brazo derecho estirado al frente
señalando hacia arriba a la altura de la cabeza, sus otros cinco
compañeros hicieron lo mismo, era un saludo que había
inventado para saludarse antes de empezar a combatir y
recordarse entre ellos que eran compañeros.
"Padre, gracias por cuidarme, todo lo que he logrado y lo que
soy te lo debo a ti."
Mirkos Sargás no dijo nada, sólo abrazó a su hijo, el sabía
que no había sido el mejor padre, toda su vida la había
consagrado al servicio de los Riazor y prácticamente nunca le
dedicó nada de su tiempo al muchacho. "Cuídate hijo y
recuerda: no defraudes la confianza que el amo ha puesto en ti,
cumple con tu misión aunque la vida te vaya de por medio."
"Si padre."
Después se dirigió a los empleados: "Gracias a todos por
cuidar de mí como si se tratara de un miembro de la casa."
Los empleados se despidieron de él, realmente le apreciaban,
a pesar de que el señor Riazor les ordenó que lo trataran como
un miembro de la familia desde pequeño se ganó sus corazones,
era un buen chico que nunca exigía nada, sólo recibía
silenciosamente y con agradecimiento lo que ellos le brindaban.
Cross vio a través de la ventana principal de la residencia a
Janette Riazor, desde que supo de su partida dejaron de
importarle las reglas de educación y cortesía para con ella,
actuaba como si no existiera, cosa que exasperaba a Janette,
quien aprovechaba cualquier ocasión para maltratarlo y
humillarlo, ambos se detestaban y no lo ocultaban, se vieron
fríamente, pero en los ojos de la esposa de su mentor también
había odio.
Con un nudo en el corazón se dirigió a Lothar: "Estoy listo,
vámonos."
"¿Y no te vas a despedir de Maggie?"
¡Maggie! Si alguien en esa casa hizo el papel de madre de
Cross esa fue Maggie, lo trató como a un hijo, lo consentía y lo
regañaba cuando se portaba mal, ella era quien permitía a
Christina estar con él todas las noches ocultándola del señor
Riazor y sobre todo de Janette a riesgo de ser despedida o algo
peor, esa mujer era quien preparaba los ungüentos que aliviaban
sus heridas y malestares después de los entrenamientos, Maggie
fue su ángel. ¡Por supuesto que ella no lo iba a buscar para irse a
despedir! A él le correspondía ir a buscarla para despedirse y
agradecerle por todo.
"Espérame un momento Lothar, me despido de Maggie y nos
vamos."
El guardaespaldas asintió, después volteó a ver al señor
Riazor adentro del vehículo y vio una cara de fastidio en su
rostro, entonces sonrió.
Cross entró a la residencia principal y corrió directo al área
de la cocina, ahí encontró al ama de llaves, una mujer entrada en
años, robusta y sonriente, era una de esas personas que inspiraba
confianza sólo de verla.
"Maggie…"
"Mi niño, cuídate mucho, prométeme que si se pone muy
peligroso en la academia te vas a escapar, yo tengo todos mis
ahorros y podernos irnos a vivir con mi familia al Tercer
Distrito."
"No te preocupes Maggie, al contrario, te prometo que voy a
ganar ese maldito torneo y cuando regrese ya seré todo un
bérserker, podré tener mi propia casa y tú te vas a ir conmigo."
"Claro que si mi niño, yo te espero."
"Gracias por todo Maggie, tú eres como mi madre, te
agradezco lo que hiciste por mi, sobre todo estos últimos siete
meses que me estuviste cuidando al final de mis
entrenamientos."
"No fue nada hijo pero no era yo quien te cuidó y trató en
esos siete meses."
"Entonces… ¿Fue mi padre?"
"No, fue la señorita Christina."
Cross no supo que decir, estaba estupefacto, desde que
amaneció había buscado con la mirada a Christina, quería verla
aunque fuera por última vez, pero ella jamás apareció, las
cortinas de su cuarto permanecieron todo el día cerradas y
ahora…, se enteraba que ella siguió velando por él, se sentía una
basura, se había despedido de todos menos de la persona a la
que más quería, ella había aceptado su indiferencia pero nunca
aceptó separarse de él. Maggie interrumpió sus pensamientos.
"No es demasiado tarde hijo, por lo menos dile adiós."
Cross abrazó a Maggie quien lo despidió con lágrimas en los
ojos y se dirigió al cuarto de Christina. Una vez que estuvo
frente a la recamara de la hija de su mentor, Cross no se atrevió
a tocar, se sentía fatal, no podía creer que él, quien se entrenaba
hasta desfallecer, quien atacaba y resistía los embates de un
bérserker como Lothar, no tenía el valor de ver a los ojos a su
querida amiga, no, a quien era más que su amiga, con la sombra
de la derrota en el rostro, arrastrando los pies y con una lagrima
corriéndole por la mejilla se alejó del lugar, en ese momento se
escuchó como se abría la puerta de la habitación, Christina le
reclamó: "¿Te vas sin siquiera despedirte?"
Sin voltear a verla le contestó: "No tengo el valor de
hacerlo."
"¿Tanto me odias que ni siquiera puedes decirme adiós?"
"No te odio."
"¿Entonces porque te despediste de todos en esta casa y no de
mi?"
"Porque es demasiado duro."
Cross notó que lo abrazaban, sintió un calor en su cuerpo que
lo hizo estremecer. Chris abrazándolo con todas sus fuerzas y
con voz apenas audible por sus sollozos le dijo: "Si no te quieres
despedir por lo menos prométeme que nunca me vas a olvidar."
"¿Que?"
"Sé que ahora no significo nada para ti, pero por lo menos
dime que no vas a olvidar el tiempo que pasaste aquí conmigo."
Cross no resistió más, se dio la vuelta y abrazó con todas sus
fuerzas a Christina, le explicó lo que había sucedido, no le
ocultó nada, su plan, la propuesta de su madrastra, la
conversación de Riazor con Lothar, la reacción de aquel, cómo
se entrenaba para no pensar en ella… todo.
"Eres un idiota Cross."
"Lo sé."
"Si me lo hubieras dicho desde un inicio hubiéramos
disfrutado de tus últimos meses aquí y no los hubiéramos
sufrido tanto."
"Perdón."
"Bueno, eso ya no tiene remedio, pero te juro que le haré la
vida imposible a la bruja de Janette." Tomó la mano de Cross.
"Prométeme que pase lo que pase vas a regresar por mí."
"Te lo juro."
En ese momento Cross se le quedó viendo a Christina, quería
dejar esa imagen impregnada en su memoria, como siempre se
veía preciosa, era de tez blanca, cabello largo y castaño, su
rostro era de rasgos finos y hermosos, tenía los mismos ojos café
claro que él, pero éstos mostraban bondad y buenos
sentimientos, fue la primer persona que le habló con amabilidad
y le brindó su amistad, y él esperaba que fuera la única en su
vida, no le importaba nada más que la sonrisa de esa niña,
entonces, se percató que Christina tenía una marca morada en el
rostro, en la mejilla del lado derecho. "¿Qué te sucedió?"
"¿No creías que iba a dejar que te fueras sin luchar, verdad?"
"¿Que hiciste Chris?"
"Pedí a mi padre que no te mandara a esa academia, cuando
se negó, me puse terca y se enfadó."
"Maldito cabrón."
"Tranquilo Cross, aún así es mi padre y sé que me quiere,
además, no me importa lo que piense, te quiero mucho y con tal
de estar contigo soy capaz hasta de escaparme de aquí."
"No te preocupes Chris, estoy seguro que no vamos a llegar a
eso, te prometo que no voy a regresar derrotado, no voy a
perder, voy a regresar con esa espada, se la voy a regalar a tu
padre y voy a ser un bérserker. ¡Tu padre no podrá oponerse a
que seas mi novia!"
"¿Entonces somos novios?"
Eso tomó desprevenido a Cross, las palabras se le habían
salido sin querer, se le puso el rostro rojo y pensó cómo con
todo su entrenamiento, sus grandes aptitudes académicas, todos
lo consideraban un genio y esta chica común, de calificaciones
regulares, siempre lo tomaba desprevenido y lo hacía ver como
un tonto. Lleno de vergüenza y con voz apenas audible le
contestó: "Sólo si tú quieres…"
"Entonces hasta que regreses con la espada me lo pides."
Cross no sabía que pensar pero de algo estaba seguro, nadie
le arrebataría esa espada "Te prometo que así será."
Chris divertida lo tomó del rostro "No es cierto tonto, claro
que quiero ser tu novia, no me interesa la espada ni nada más,
sólo que te cuides y que regreses por mi,"
"Te lo juro, y siempre llevaré esto conmigo como símbolo de
mi promesa."
Cross le mostró el anillo que Christina le había regalado, ella
tomó sus manos entre las suyas y sin decir más se dieron un
beso en la boca, un beso infantil y tierno, pero que sellaba un
pacto más fuerte que el destino mismo.
"Bueno, márchate ya, mi papá ha de estar hecho una furia,
pero recuerda: siempre te voy a esperar,"
"Te juro que volveré por ti,"
Cross salió corriendo de la residencia, cuando Lothar lo vio
sabía que era un chico diferente y se alegró. "Vámonos
campeón."
Christina Riazor y Lesath Crossifixio Sargás, ignoraban en
ese momento lo que les esperaba, lo único que sabían era que su
infancia había terminado en ese instante y que una nueva etapa
de sus vidas se abriría, sólo tenían diez años, lo habían tenido
todo y el destino se encargaría de enseñarles que la vida es dura.
Lo que Cross tampoco sabía es que Christina en ese momento
esbozó una de las últimas sonrisas que saldrían de su rostro en
muchos años, ella había descubierto el plan de su padre, sería
trasladada a otro estado. La habían prometido en matrimonio y
se iría a vivir con su nueva familia, no le quiso decir nada a
Cross para no preocuparlo, él necesitaba poner toda su atención
y fuerza en completar su misión, si se hubiera enterado hubiera
ido contra su padre y este lo hubiera matado, hubiera matado a
todos los que se le opusieran, incluso a Lothar, ella lo sabía, por
eso calló, le pidió a Maggie que cuando Cross regresara le
entregara una carta en la que le contaba todo, si los dioses así lo
querían y Cross regresaba siendo el portador de la espada
sagrada habría una pequeña posibilidad de que pudieran volver a
estar juntos, por eso le había pedido que no la olvidara y que
siempre guardara un recuerdo de ella en su memoria, por si no
se volvían a ver.
CAPÍTULO 4
ARLÉS
Arlés desde niño fue abandonado por sus padres, vivía en una
de bodega de la sección de tolerancia del barrio más pobre del
Tercer Distrito con su abuela que era alcohólica y no se
encargaba de él. Subsistía por sus propios medios. A los cinco
años se dio cuenta de que otros niños lo seguían y formó una
banda de delincuentes, lo seguían incluso chicos de dieciséis
años, en poco tiempo su pandilla era quien controlaba todo el
barrio pobre, era muy numerosa y estaban bien organizados,
como si fueran un ejército, tenía vigilantes, soldados, capitanes
y hasta contraloría interna, no había nada dentro de su
organización que él no supiera.
Los Distritos I, II y III se dividían en tres zonas: residencial,
de clase media y pobre, estas a su vez se subdividían en barrios.
Por lo general la zona pobre era la que tenía la menor superficie
pero mayor densidad demográfica. Los barrios de las tres zonas
a su vez se fraccionaban en secciones, había secciones
habitacionales, comerciales, de esparcimiento, escolares,
comunes y de tolerancia; mismas que se distribuían a lo largo de
todas las zonas y barrios. Los lugares de habitación en la zona
pobre eran edificios de departamentos de diez pisos de altura
que albergaban cada uno diez pequeños departamentos por piso
de setenta y cinco metros cuadrados, estos eran controlados y
distribuidos a los habitantes por la Ciudadela, el Delegado del
Distrito sólo tenía la administración de los mismos, pero debía
rendir cuentas al gobierno estatal, las rentas no eran baratas,
pero había un medio de poder vivir en esos lugares sin pagar en
efectivo: con los hijos, si una familia entregaba un hijo al
Estado, tenía un término de diez años para vivir en un
departamento; dependiendo de la constitución, características,
fuerza y edad del menor, se podía negociar si dentro del
“paquete” se incluían todos los servicios (agua, luz, calefacción,
mantenimiento, etc.) o sólo algunos de ellos. Menos del cinco
por ciento de las familias que vivían en la zona habitacional
pobre pagaba en efectivo, los salarios no alcanzaban para cubrir
las rentas, por lo que los habitantes prácticamente tenían dos
opciones, una era arriesgarse a vivir con sus hijos en la calle y
que seguramente se les murieran por las inclemencias del tiempo
o la violencia que era despiadada en esos lugares, la otra era
entregarlos al Estado, también existían las llamadas bodegas
humanas, grandes naves industriales en donde podían vivir los
ciudadanos y sus familias, para tener derecho a vivir en esos
lugares “de por vida” sólo hacía falta entregar a un hijo, en esas
bodegas la gente se repartía el espacio para poder dormir y
cuidar a sus hijos, no existía la intimidad, los mismos
ciudadanos estaban a cargo de su limpieza y mantenimiento, la
mayoría de esos lugares eran focos de infecciones en donde
convivía toda clase de personas: enfermos, adictos, locos,
delincuentes, etc., a cada familia se le asignaban unos cuantos
metros cuadrados, suficientes para resguardar sus pertenencias y
tener un lugar donde dormir, por lo general siempre debía estar
un miembro de la familia en su lugar asignado para evitar ser
robados, o en su defecto, debían dejar limpio su lugar al retirarse
en las mañanas, cargar con sus pertenencias todo el día y
regresar a descansar al anochecer, la administración del lugar
todas las noches entregaba una frazada por persona registrada a
cada familia, misma que debían entregar a la mañana siguiente,
en caso contrario ésta se les cobraba.
En las secciones comerciales y de esparcimiento de las zonas
pobres se encontraban los mercados, tanto fijos como
ambulantes, pequeñas unidades habitacionales de casas
individuales, restaurantes, hoteles, centros de entretenimiento,
bares, orfanatos, etc. En las secciones escolares se ubicaban los
institutos de estudio, mismos que había en tres niveles: básico,
medio y superior. En los lugares comunes se encontraban los
parques e inmuebles de eventos deportivos. Finalmente las
zonas de tolerancia, eran extensiones de terreno en donde el
Distrito no ofrecía garantías de seguridad a sus ciudadanos, ahí
se encontraban la zona de prostitutas, de ventas de drogas, el
mercado negro, así como viviendas de un piso construidas por
las personas que se negaron a entregar a sus hijos a la Ciudadela
pero requerían de un hogar, quienes habitaban estas casas eran
generalmente los delincuentes que operaban en esas zonas o
personas que trabajaban para ellos y así se les permitiera vivir en
su territorio, los inmuebles de esa zona estaban viejos y mal
construidos, cualquiera que tuviera fuerza o poder podía
reclamarlos, se libraban auténticas matanzas entre grupos rivales
por controlar las partes habitacionales de la zonas de tolerancia.
En ese lugar creció y se desenvolvió Arlés, ahí estableció su
imperio delictivo. Todo comenzó un día que se encontraba en la
calle hambriento, como siempre, estaba ideando la forma de
alimentarse cuando observó como unos comerciantes le estaban
dando una paliza a un niño por haber robado una fruta, mientras,
otro chiquillo observaba la escena con lágrimas en los ojos,
cuando se cansaron de golpearlo lo dejaron tirado en el suelo,
Arlés se acercó, los dos niños vestían como él, con harapos
viejos y descoloridos, apestaban, se notaba que llevaban un buen
tiempo sin darse un baño.
"¿Te encuentras bien amigo?"
"No, no estoy bien, esos malditos no sólo me golpearon sino
que aplastaron la fruta que había tomado para mi hermano
pequeño, llevamos varios días sin comer y el pobre se esta
enfermando."
Arlés vio a ambos muchachos, eran un poco mayores que él,
estaban excesivamente delgados, casi famélicos, les preguntó en
dónde estaba el local donde habían tomado la fruta, ellos se lo
indicaron.
"¿Les gustaría darle una lección a ese tipo?"
"¡Claro que sí!"
"Entonces hagan lo que les digo y no sólo le darán una
lección, también tendremos comida para esta tarde."
Los niños lo miraron sorprendidos, era un pequeño menor
que ellos y no comprendían que podría hacer para ayudarlos,
pero estaban desesperados, el hambre les calaba hasta los huesos
y no tenían nada que perder.
Arlés les contó su plan, ambos sonrieron y lo ejecutaron,
fueron al negocio del señor de la fruta, esperaron a que llegara
alguien importante, mientras tanto, observaban en donde
guardaba el dinero, cuando por fin apareció una elegante señora
con un guardaespaldas iniciaron el plan, ésta compro varias
clases de frutas y las guardó en una bolsa que llevaba con ella,
Arlés se acercó a la señora y sacó algunas frutas, pero lo hizo de
tal manera que su guardaespaldas lo observara, el acompañante
de la víctima estaba a punto de reprenderlo cuando se extrañó de
que el pequeño se encaminara rumbo al local donde habían
comprado esa mercancía, entonces observó que depositaba las
frutas en su lugar original. El guardaespaldas increpó al
vendedor. "¿Que sucede aquí?"
"¿De que habla señor?" El comerciante no entendía porque
aquel hombre le hablaba con ese tono de voz amenazante.
"Es usted un ladrón."
"¿Por que lo dice patrón? Yo soy una persona honrada."
"Acabo de ver como un muchachito sacaba la fruta que le
acabamos de comprar y la volvió a dejar en su local."
"No sé de que me habla señor. Yo no necesito robar a mis
clientes, mis frutas son lo mejor que hay en el estado, por eso
gente como ustedes viene de las zonas élite a comprar mi
mercancía."
"¿Como no va a saber? ¡Este es el chiquillo!" Gritó el
guardaespaldas señalando a Arlés.
"¡Pero si yo nunca he visto a ese niño en mi vida!"
"Eso lo veremos..." El hombre tomó al pequeño ladrón por el
brazo.
Arlés hizo como que intentaba huir pero el guardaespaldas lo
agarró con fuerza. "Déjeme señor yo no hice nada."
"No te pases de listo muchacho, yo vi cuando sacabas la
fruta."
"¡Seguro es un ladrón!" Gritó el comerciante. "Déjelo aquí,
yo me encargo de él."
El guardaespaldas sin hacer caso al comerciante preguntó al
niño. "Mira, yo vi cuando sacaste la fruta. ¿Por que lo hiciste?"
Arlés, volteó a ver al comerciante y con voz temblorosa
contestó: "Perdón señor, es que tenía hambre."
"Y si tenías hambre ¿porque no te fuiste con la fruta?
¿Porque la volviste a dejar en su lugar?"
Arlés nuevamente volteó a ver al comerciante, se tomó los
brazos en señal de temor, bajo la mirada y empezó a llorar, su
voz apenas se escuchaba. "Por favor, yo tuve la culpa, robé las
frutas y me puse nervioso, mi tío, perdón, el tendero no tiene
nada que ver en esto, castígueme como lo estime pertinente."
"Es todo lo que quería escuchar. Señor…" dirigiéndose al
tendero. "Es usted un ladrón y un abusador, exijo una
satisfacción."
El tendero se puso nervioso. "Tranquilo, le repito que yo no
sé que sucede, no conozco a ese niño."
"Ohh. ¿Entonces nunca lo ha visto en su vida?"
"No, nunca."
"¿Y me puede explicar porque robó las frutas de nuestra
bolsa y las depositó de nuevo en su local?"
"Porque esta loco, porque se arrepintió, yo no sé que es lo
que pasa por la cabeza de ese chiquillo."
"Pues no le creo." El bérserker sacó su espada y partió por
mitad el puesto del comerciante.
"Tranquilo hombre. ¡Seguridad! ¡Seguridad!"
Un par de guardias se aproximó al local del vendedor, ambos
traían una macana en la mano. "¡Que sucede aquí!"
"¡Este hombre acaba de destruir mi mueble!"
"Este maldito me está robando, estoy en mi derecho de
cobrarme la afrenta."
El personal de seguridad observó que los reclamantes eran
personas de dinero, prefirieron no intervenir. "Es su derecho
señor, pero le recomendamos que escuche la oferta del tendero,
quizá lo satisfaga."
El tendero se vio acorralado, todavía no se explicaba lo que
estaba pasando pero algo más que su negocio estaba en peligro.
"Mire señor, la verdad es que no entiendo lo que sucedió pero
asumo total responsabilidad de todo cuanto ha acontecido, que
le parece si toma de mi local cuanto apetezca y yo se lo
obsequio, espero contar con el beneplácito de su indulgencia."
El guardaespaldas hizo el amago de atacar al tendero, pero la
elegante mujer a quien servía intervino. "Toma lo que
necesitamos y vámonos, no quiero verme inmiscuida en un
escándalo."
"Si señora."
El tendero estaba furioso, no veía la hora de que esos
ricachones se fueran para darle una lección a ese muchacho, lo
despellejaría vivo, no era la primera vez que actuaba con tal
sadismo contra un pequeño ladrón. En cuanto se retiraron los
ofendidos inmediatamente buscó con la mirada al pequeño
rufián, le sacaría la verdad a golpes, le rompería todos los
huesos hasta que tuviera una explicación satisfactoria, pero no lo
encontró, por más que buscó nadie le dio razón de ese granuja.
Al otro lado del mercado, tres niños estaban dándose un
banquete y riendo a más no poder.
"Eres un genio."
"Ese pobre idiota nunca supo lo que le pasó."
Arlés, con el pan en la boca también sonreía, estaba
satisfecho consigo mismo. "Odio a malditos como ese tendero
que se aprovechan de su fuerza y tamaño para golpear a quien
no puede defenderse."
El plan era muy sencillo, en lo que se armó el alboroto los
niños se colaron al interior del local y robaron al tendero, Arlés
en cuanto vio que los chiquillos se retiraban también huyó, en
ese momento todos observaban al bérserker y al tendero, nadie
se percató de su huída, con toda la tranquilidad del mundo se
marchó.
"Bueno, fue un gusto conocerlos, luego nos vemos."
"Espera. ¿Donde vives?"
"En la parte del barrio sur que colinda con la entrada a las
montañas y la zona de tolerancia.”
"¿En una casa?"
"Ya quisiera… No, en una bodega."
"Que suerte tienes."
"¿Y ustedes?"
"En donde nos agarre la noche."
"Bueno, lo siento, pero tengo que irme."
"Por lo menos dinos como te llamas."
"Me llamo Arlés."
"Nosotros somos Viddar y Marko."
"Mucho gusto amigos, que estén bien."
Arlés se fue a dormir con su abuela a su espacio en la bodega,
no se dio cuenta que los hermanos lo siguieron. Al día siguiente
cuando Arlés salió de su domicilio se los encontró.
"Hola Arlés."
"¿Que hacen aquí?"
"Sólo dábamos la vuelta y te encontramos por casualidad."
"Si, seguro."
"¿Y que vamos a comer hoy?"
"No lo sé... ¿Quien más se ha portado cruel con ustedes?"
Los hermanos sonrieron, le señalaron a un vendedor de
comida ambulante que había marcado la espalda de Viddar con
un cuchillo por querer recoger comida que uno de sus
comensales había tirado al suelo.
"Manos a la obra, el plan es el mismo, yo me encargo del
sujeto y ustedes hagan lo suyo."
Repitieron el plan, observaron un rato al comerciante y lo
ejecutaron cuando éste estaba lleno de clientes, Arlés tomó una
bolsa con ratas muertas que habían cazado durante la mañana y
se presentó con el vendedor. "Aquí esta otra carga señor, con
esta ya me debe tres el día de hoy."
Arlés a propósito había atado mal la bolsa, cuando la dejó en
el suelo se abrió y se observaron las ratas muertas, aquello se
salió de control, los comensales empezaron a vomitar sus
alimentos, otros querían linchar al comerciante, nuevamente en
el desconcierto el autor intelectual huyó.
Viddar y Marko se convirtieron en incondicionales de Arlés,
cada día se le ocurría un truco distinto para comer, no siempre
era robar, algunas ocasiones engañaban a los comerciantes o a
sus clientes para sacarles comida, el grupo empezó a crecer,
cada vez más niños buscaban a Arlés para que les ayudara a
conseguir alimento, después de un año, dormían más de
cincuenta niños afuera de su casa.
Pero como todo, empezaron las envidias, varios chiquillos
que eran mayores trataron de ejecutar los planes de Arlés,
algunos con éxito, otros no tanto, los comerciantes se empezaron
a proteger, en una ocasión los chicos mayores que “controlaban”
el barrio trataron de intimidarlo para que “trabajara para ellos”,
Arlés les pidió que le dieran oportunidad de pensarlo, al día
siguiente lo citaron en su “guarida” que no era más que una gran
casa abandonada en la zona de tolerancia, Arlés les tendió una
trampa en su misma morada y los mató a palos con la ayuda de
todos sus nuevos amigos, la mayoría de ellos eran niños de la
calle que pasaban épocas sin comer y Arlés les había provisto de
alimentos, no estaban dispuestos a dejar que le sucediera algo, lo
protegerían incluso con sus vidas.
Cuando se corrió el rumor de que “habían desaparecido” los
chicos de la casa abandonada y de que Arlés y su pandilla ahora
la habitaban, varios grupos de adolescentes trataron de
arrebatárselas, pero todos cayeron, Arlés inventaba las más
ingeniosas estrategias para conservar su nueva morada, siempre
ganaba las batallas sin bajas en su equipo, con el tiempo, las
bandas rivales se fueron uniendo a él, pero se sentía indefenso,
dentro de su grupo muchos chicos mayores no estaban cómodos
con un niño de seis años como su jefe, prácticamente ya no salía
de su guarida y siempre había por lo menos diez chicos de los
más leales para protegerlo, un año después conoció a Yago.
Yago era un chico de dieciséis años, un bravucón, peleaba
con cualquiera que se le ponía enfrente, sólo porque no le
gustaba la mirada de alguien era motivo suficiente para retarlo a
golpes, nunca había perdido una pelea, bueno, sólo una vez en
un parque con un chico mucho más joven y pequeño que él, su
hermano era tan grande como Yago pero no intervino, en verdad
le habían dado una paliza.
Yago tenía un hermano pequeño al que protegía, pero éste le
había dicho que ahora pertenecía a una pandilla y que ya no lo
necesitaba, así el mayor se sintió libre de hacer lo que quisiera,
se volvió un criminal de poca monta, sólo que una vez se metió
con la gente equivocada, chocó sin querer con un joven y fiel a
su costumbre lo insultó, el joven le contestó a su vez y se liaron
a los puños, Yago le dio una golpiza pero no sabía que ese
muchacho era el hijo mayor del mafioso que controlaba todo el
barrio pobre del Distrito III, rastrearon al buscapleitos y lo
encontraron escondido en un basurero, lo golpearon hasta
dejarlo inconsciente, lo iban a matar al otro día, el mafioso se
hizo cargo que todo el mundo se enterara de la ejecución de ese
muchacho para que la gente supiera que su “familia” era
intocable, la ejecución se iba a llevar a cabo en un callejón
conocido como el infierno, ese lugar hacía honor a su nombre,
ahí se encargaban de todas las personas que atentaban contra los
intereses de ese grupo criminal.
Arlés estaba en su guarida que ya era conocida como la
Fortaleza, nombre que había sido bien ganado, puesto que nadie
que no era invitado lograba entrar, ya tenía siete años.
"Arlés."
"¿Que paso Danner?"
"Quiero pedirte un favor."
"Si puedo hacerlo con gusto te ayudo."
"Tengo un hermano, es bastante rudo pero es bueno, siempre
me ha cuidado hasta que llegué contigo, después de que me
admitiste Yago se quitó la carga de cuidarme y se volvió un
delincuente, es muy violento y se metió con quien no debía."
"¿Y que quieres que haga?"
"Que me ayudes a rescatarlo, hoy por la tarde lo van a
ejecutar."
"¿Quien?"
"Los matones de Brasco."
"¿El mafioso?"
"Si".
"Olvídalo."
"Por favor..."
"No se puede, si lo ayudamos Brasco vendrá por nosotros, no
es lo mismo defendernos de unos bravucones desorganizados a
pelear con el crimen que controla este barrio."
"Pero es mi hermano…"
"Lo siento."
Danner se fue con el rostro mirando al piso, de alguna forma
ayudaría a su hermano aunque la vida le fuera en ello, pidió a
Viddar que intercediera por él, éste se presentó con Arlés.
"¿Que sucede Viddar?"
"Nada, lo que pasa es que conozco a Danner y a su hermano,
de hecho yo lo traje a él."
"Si, lo recuerdo."
"¿No habría manera de echarle la mano? Me consta que Yago
cada que ve a alguien de la pandilla lo ayuda en agradecimiento
por aceptar a Danner."
"No es que no quiera ayudar Viddar, es que no podemos,
arriesgaríamos a todos los demás."
"Tú siempre dices que no dejas a nadie atrás."
"Me refiero a nadie de los nuestros y Yago no lo es."
"Pero su hermano si."
"Lo siento Viddar pero no voy a hacer nada, es muy
peligroso."
"Pues deberíamos, esos mafiosos tampoco nos dejan trabajar
a nosotros y cada que nos atrapan nos golpean."
"Mejor maltratados que muertos."
Viddar no dijo nada, sólo salió sin volver la vista atrás. Arlés
se quedó toda la tarde pensando, le enojaba no poder ayudar a
Danner, realmente lo apreciaba, además de que estaría
encantado de darles una lección a esos mafiosos, conocía al hijo
mayor de Brasco y lo detestaba, en ese momento uno de sus
amigos de más confianza lo sacó de sus pensamientos.
"¡Jefe! ¡Jefe!" Marko estaba descontrolado.
"¿Que sucede?"
"Danner, mi hermano y otros chicos se fueron al callejón del
infierno a salvar a Yago."
"¡Maldición! Les dije que no fueran."
"No Arlés, les dijiste que tú no harías nada."
"Estúpidos."
"¿Y que vas a hacer?"
"Ya lo sabes Marko, yo no dejo a un soldado atrás…, llama a
todos los muchachos."
Viddar, Danner y otros seis chicos se encontraban en el
callejón del infierno, pensaban atacar desde las alturas a los
mafiosos y rescatar a Yago, estaban nerviosos y mal
organizados, el plan fracasó rotundamente, todos fueron
atrapados y formados para ser ejecutados, Yago estaba furioso,
gritaba que soltaran a su hermano.
Estaban a punto de ejecutar al primer niño cuando sonó una
explosión, en cuestión de segundos el lugar estaba lleno de
guardianes del orden, soldados al servicio del Subdelegado, los
mafiosos se descontrolaron, sacaron sus armas, los guardianes
los rodearon y fueron arrestados, en lo que eso sucedía nueve
chicos eran rescatados desde el interior del callejón.
"Desobedeciste Viddar."
"Jefe…"
"Te dije que no vinieras."
"No, lo que me dijiste fue…"
"¡Cállate! Ya sé lo que vas a decirme, ya lo hizo tu hermano."
"Lo siento Arlés."
"No pasa nada, lo bueno es que no hay nadie herido."
En eso se escuchó que Yago empezó a gritarle a su hermano.
"Imbécil. ¿Como se te ocurre hacer esa estupidez? ¡Te iban a
matar!"
"No iba a dejar que te asesinaran."
"Y mira en lo que terminó, nos iban a matar a los dos. ¡Te
voy a enseñar a pensar!"
Yago levantó la mano para golpear a Danner, Arlés agarró
una piedra y se la lanzó al agresor. "Tranquilo, nadie puede
dañar a mis soldados y menos enfrente de mí."
Yago observó al chiquillo que le hablaba, era un pequeño
roedor de cabello negro, piel bronceada y ojos cafés, vestía con
harapos, como todos, pero tenía una mirada que intimidaba, era
severa, escrutadora y penetrante, el niño se distinguía de los
demás porque era además bastante atractivo. El muchacho
mayor se sintió intimidado por Arlés, pensó que era una
estupidez, ese pequeño no podía hacerle nada... "¿Y quien
diablos eres tú?"
"El que te salvó la vida."
"Déjalo Arlés, yo…"
"¡Cállate Danner! Bastante hiciste ya."
"¿Tú eres el jefe pequeñín? No me hagas reír."
"No estoy aquí para divertirte, tú no me interesas, estoy aquí
porque nunca dejo a un soldado atrás y tu hermano es uno de
mis favoritos."
"Te lo voy a pasar en esta ocasión por ayudarme, pero la
próxima vez que interfieras en una discusión con mi hermano te
daré una paliza mocoso."
"Corrección, yo te voy a pasar por esta vez la falta de respeto,
pero si me insultas otra vez odiaría tener que matarte después de
que te salvé la vida."
Todos los chicos rodearon a Yago, este volteó a ver a su
hermano, Danner sólo movió la cabeza en sentido afirmativo, el
muchacho sonrió. "No cabe duda que eres especial niño, desde
ahora me quedaré contigo para ver que trates bien a mi hermano,
a partir de este momento ya no necesitas a todos esos chiquillos,
quien se acerque a ti se muere."
Arlés sonrió, ahora estaba tranquilo, había conseguido a su
guardia personal. Marko les contó a todos lo que Arlés había
hecho para rescatarlos, su líder sabía que enfrente al callejón del
infierno había un local que pertenecía a la amante del
Subdelegado de ese barrio del Distrito, lo sabía porque la hija de
“la querida” era uno de los “suyos”, lo único que hizo fue hacer
que un chico mayor le dejara un recado al Subdelegado con su
secretaria haciéndose pasar por un exnovio furioso
mencionándole que primero la mataría a ella y luego a él,
hicieron una bomba casera y le encargó a su amiga que la
hiciera explotar dentro del negocio, los guardianes del orden ya
estaban en camino, se llevó a otro chico que era originario del
callejón del infierno para que les indicara otro camino para
llegar y sacar a los suyos sin volver a salir a la calle principal,
todo salió como esperaban, Yago estaba impactado, no podía
creer que ese muchachito tuviera esa capacidad de planeación.
De regreso todo era sonrisas y alegría, los chicos hacían bromas,
menos Arlés.
"¿Que pasa jefe? Todo salió bien."
"No estoy seguro, los atraparon a ustedes, espero que no den
con nosotros."
Todos callaron.
"No te preocupes jefe" dijo Yago. "Nadie se acercará a ti."
Los temores de Arlés se habían hecho realidad, los habían
descubierto, el hijo menor del gran Capo iba en un vehículo,
debía observar la ejecución, cuando se armó todo el
desbarajuste, ese chico fue el único que siguió poniendo
atención a lo que pasaba en el callejón.

Una semana después Arlés se encontraba en la Fortaleza,


estaba planeando la estrategia para ganarse unas monedas
cuando fue interrumpido.
"Jefe, quieren verlo."
"¿Quién?"
"Dice que es el hijo menor del mafioso que iba a matar a
Yago."
Un aire de temor cruzo por la habitación. "¿Viene solo?"
"Si."
"¿Están seguros?"
"Si, no hay nadie más en la calle... ¿Lo hacemos pasar?
"No, no quiero que vea que tenemos trampas por toda la
Fortaleza, yo salgo, vamos, Yago… Viddar… acompáñenme."
Arlés llegó con sus amigos a la entrada, el muchacho que lo
buscaba era un chico de unos dieciséis años alto y regordete.
Arlés lo saludó. "Hola."
"Buenas tardes. ¿Tú eres el jefe?"
"Me extraña que me lo preguntes a mi." Contestó Arlés
acostumbrado a que siempre lo ignoraban.
"Vengo de una familia de mafiosos y reconozco al jefe
cuando lo veo, el grandote fue el que apaleó a mi hermano y con
todo respeto no es muy inteligente. El otro chico esta situado
detrás de ti esperando alguna orden. ¿Me equivoco?"
"No, no te equivocas. ¿Que es lo que quieres?"
"Hacerte una oferta de negocios."
"¿Vienes acompañado?"
"No."
"Bien mátenlo."
Viddar tomo al chico por la espalda y Yago sacó una navaja,
el pequeño mafioso sólo alcanzó a decir: "Por lo menos escucha
lo que te vengo a proponer."
"Suéltenlo. Disculpa amigo, pero tenía que asegurarme que
venías solo, si alguien hubiera venido contigo ya habría salido a
rescatarte."
"Digno de ti."
"Primero dime tu nombre y después tú oferta…"
"Mi nombre es Andreas, Andreas Harald, soy el hijo menor
de Brasco Harald, el mafioso número uno de todo este barrio, la
semana pasada estuve presente en tu show y me encantó."
"Gracias, pero ve al punto."
"Está bien, tarde o temprano mi padre va a dar con ustedes,
esta encabronadísimo con lo que sucedió, lo hicieron quedar en
ridículo."
"Me lo suponía... ¿Y que propones?"
"Unirme a ustedes, por lo que indagué están bien
organizados, yo no existo para mi padre, mi hermano mayor y
yo nos odiamos, en un futuro la organización será de él y sé que
me matará, tengo algunos chicos que me son fieles y conocen la
estructura de la organización, sé en donde están todos sus
negocios y las rutas que recorren para hacer los cobros, podemos
quitárselos."
"¿Y cual pretendes que sea tu lugar aquí? ¿Quieres ser el
jefe?"
"De ninguna manera, tengo diecisiete años y no soy ni
remotamente tan inteligente como tú, tus hombres te son fieles a
ti, me ofrezco para unirme a tu organización, puedo ser un
miembro activo más o desempeñar el rol que tú me indiques."
Arlés aceptó, sabía que tarde o temprano irían por él, estaba
dispuesto a dar pelea, además, ese chico le proveería de una gran
ventaja, él conocía a su enemigo y los mafiosos no sabían contra
quien pelearían, ahora ya estaba completo, tenía a su asesino y
guardia personal en Yago así como a su mano derecha y
consejero general en Andreas, ya tenía a sus dos capitanes.
La batalla la comenzaron los chicos, los mafiosos nunca
supieron por donde les atacaban, sufrían pérdidas constantes,
gracias a los amigos de Andreas se enteraban de las posibles
emboscadas y contraatacaban su vez, los planes de batalla de
Arlés eran infalibles.
Aunque los planes de los chicos por lo regular funcionaban,
los mafiosos estaban armados y los estaban cazando, ya habían
matado a varios de los chicos de la Fortaleza, la situación no
podía seguir así, los adultos tenían algo que la pandilla no:
recursos, Arlés sabía que si la guerra por el control del barrio
continuaba aniquilarían a todos sus amigos.
Los dos grupos criminales se siguieron enfrentando hasta que
por azares del destino la batalla por el control del barrio sur fue
decidida por un niño ajeno a ambos grupos. Los mafiosos
estaban paranoicos, veían un peligro constante en cualquier
infante, pero no podían atacarlos, Arlés vio la oportunidad en el
hijo de un señor que al parecer pertenecía al ejército, era más o
menos de su edad, le daba lástima sacrificarlo, pero era por el
bien de sus muchachos, no dudó en hacerlo, el niño estaba
jugando solo con unos carritos de juguete, Arlés se acercó y le
preguntó si podían jugar juntos, el niño aceptó, después de jugar
un rato Arlés lo empezó a interrogar. "Oye... ¿Tu papá es
militar?"
"Si y es muy fuerte, yo algún día voy a ser como él."
"Y cuando seas así de fuerte... ¿Puedo ser tu ayudante?"
"Claro, tú vas a ser mi guardaespaldas."
"¡Que bien! ¡Ya sé! ¿Y si jugamos a la guerra? Aquí tengo
dos pistolas."
"Guau. ¿Son de verdad?"
"Si, pero ya no sirven, por eso me las dio mi papá."
"Que bien. ¡Yo quiero jugar a la guerra!"
"Perfecto, yo soy el bueno y tú el malo."
"No, eso nunca, yo soy el bueno y tu el malo, si no, no
juego."
"¿Que te parece si los dos somos los buenos y toda la demás
gente son los malos? Tú eres el capitán y yo tu ayudante."
"Si, vamos a jugar."
Arlés sentía lástima por el infante pero no dudó, empezaron a
jugar a dispararle a la gente, observó que su “nuevo amigo” se la
estaba pasando de lo mejor, pensó en lo distintos que eran los
dos a pesar de tener la misma edad, aquel era un chiquillo
inocente que sólo pensaba en jugar, en cambio él ya no era un
niño, la difícil vida que llevaba lo había obligado a crecer antes
de tiempo, él no pensaba en jugar, pensaba en comer, sobrevivir
y proteger a sus amigos, era un adulto con un disfraz de niño.
Puso su mejor sonrisa y llamó a su compañero de juego.
"¡Venga Capitán!"
"¿Que pasa soldado?"
"Allá esta el jefe de los malos, voy a dispararle y usted me
cubre, así podré ser un héroe."
"No, yo le voy a disparar."
"No, yo lo vi primero."
"Si, pero yo soy el Capitán y tengo el mando; lo mataré y tú
me cubres."
"Está bien, pero cuando lo mates dile algo espectacular,
como… ¡Muere maldito, este es mi territorio!"
"Si, eso se escucha genial, allá voy, cúbrame soldado."
El niño empezó a correr, Arlés sólo lo siguió con la mirada,
no quería ver lo que iba a pasar pero se obligó a hacerlo.
"¡Muere maldito, este es mi territorio!"
El mafioso al escuchar esas palabras y ver la pistola no dudó,
sacó su arma y le disparó al niño en la cara, se hizo un gran
alboroto, el padre del niño era un reconocido bérserker, un alto
mando militar, el asesinato de su hijo lo enloqueció, mató a los
mafiosos, a todos… En una noche exterminó hasta el último
miembro de la familia Harald, los empleados sobrevivientes
huyeron o pidieron protección a otras familias, Andreas pactó
con otros mafiosos entregar los negocios de su padre a cambio
de una cuota semanal y de que no entraran nunca en su
territorio, y así Arlés se convirtió en el Capo reinante en el
barrio sur del Distrito III.

Un año después, Arlés se encontraba en la Fortaleza, estaba


con sus Capitanes organizando sus actividades cuando llegaron
un par de niños muy contentos a mostrarle lo que habían robado,
era una billetera con más dinero del que jamás hubieran visto,
Arlés pensó que con eso vivirían varios meses, en eso sonó la
alarma de su escondite, pusieron en funcionamiento las trampas
pero todo fue inútil el ejército los había rodeado, una vez que
estuvieron todos detenidos y esposados, un hombre muy bien
vestido se acercó a él, le preguntó quién era el líder de su
organización, Yago se autonombró el líder de la banda, todos los
demás asintieron, entonces, el señor que preguntó le hizo un
ademán a la persona que tenía a su lado, era un hombre tan
grande como él pero tenía pinta de ser un guerrero, tomó al
supuesto líder del cabello, lo puso de rodillas y sacó su espada
para ejecutarlo, antes de que pudiera hacerlo Arlés gritó, se
confesó el líder de la organización, entonces el señor Riazor le
puso a su consideración dos opciones, o se iban todos a la cárcel
por ladrones o lo acompañaba a su casa, no le faltaría nada ni a
él ni a su abuela mientras estuviera bajo su protección, sólo
había dos condiciones: entrenar con él por diez años y no podía
renunciar, si después de ese tiempo decidía marcharse, lo podría
hacer con la billetera que le había robado, obviamente aceptó el
trato.
CAPÍTULO 5
LA ACADEMIA MILITAR

Cuando Cross llegó a la academia militar se encontró con


toda clase de chicos de todos los Distritos que deseaban
competir por la espada sagrada, se decía entre ellos que el que la
ganara no sólo dominaría su Distrito y se convertiría en el
Delegado, podría incluso ser el gobernante de todo el Estado,
Cross lo creyó, estaba seguro que Riazor quería la espada para
ser el gobernante de Arcadia.
La zona militar se encontraba dentro de la Ciudadela
colindando al norte con el edificio principal, tenía una superficie
de más de quinientas hectáreas, se dividía en sección este y
oeste, en la sección este se encontraba gran parte del arsenal
militar y era zona de pruebas, tenía varios campos de distintas
superficies y condiciones climáticas artificiales para probar las
diversas tecnologías y armamentos que eran inventados en la
parte superior del edificio principal, también se encontraban las
fábricas y laboratorios que funcionaban para la elaboración de
su armamento y tecnología, así como un gran número de
bodegas y naves industriales. En la sección oeste se encontraba
la academia militar así como los campos de entrenamiento de
los guerreros del estado, las instalaciones militares,
administrativas, la prisión, así como los inmuebles donde vivían
los soldados, también había bodegas y naves industriales,
principalmente en la zona que colindaba con el Quinto Distrito.
Como siempre, Cross se destacó inmediatamente de entre los
demás desde un principio, cuidándose todo el tiempo de no
demostrar lo que podía hacer con la energía pura, como era su
costumbre, no se relacionó con nadie, prefería estar sólo, lo
incomodaba estar entre tantas personas, era el único alumno que
aparte de los entrenamientos estudiaba una maestría en medicina
en el colegio principal que se encontraba en la parte del
Cinturón del edificio de la Ciudadela, entrenaba técnicas de
combate de seis de la mañana a tres de la tarde, de las cinco en
adelante subía al área del Cinturón a estudiar, sus compañeros
del área militar veían su introversión como si fuera soberbia y
superioridad, por lo que no les agradaba ese “cerebrito”, sin
embargo, le temían, en una ocasión quisieron jugarle una broma
pesada y todo terminó con dos bromistas hospitalizados, las
lesiones que les había infringido Cross los incapacitaron para
volver a pelear de por vida, en ese momento se dieron cuenta
que su compañero se contenía en los entrenamientos, nadie se
volvió a meter con él.
Después de un año de duro entrenamiento sus profesores se
sentían decepcionados de que otros alumnos ya conseguían crear
energía elemental y Cross no, pero aún así en combate no había
quien lo venciera, Cross era más rápido, más fuerte y sus
técnicas de combate no tenían igual, no importaba con que tipo
de energía lo atacaran, en contra de él nada funcionaba, absorbía
como esponja todo lo que le enseñaban y lo aplicaba a la
práctica de tal manera que hasta sus maestros se sorprendían.
Entre los profesores de Cross había un bérserker que lo
odiaba, su talento natural enfurecía al maestro quien le exigía de
más, lo peor fue que en una ocasión Cross lo dejó en ridículo en
el salón de clases demostrándole a todo el mundo que estaba
equivocado en la ejecución de una emboscada, era obvio que
aquel muchacho era más inteligente que el académico.
El profesor Phylax aprovechando que los chicos que habían
llegado a entrenar estaban bajo la jurisdicción de la Ciudadela,
se ensañó con Cross. Los Distritos de donde eran originarios los
cadetes de la Zona Militar habían firmado un acuerdo en el que
aceptaban sin preguntas si el pretendiente fallecía en los
entrenamientos. El bérserker lo tomó como su pupilo particular.
Phylax obligaba a pelear a su “protegido” con más de diez
chicos a la vez, le colocaba peso en sus brazos y piernas para
evitar que utilizara su fuerza y velocidad, le daban unas
golpizas, fue así como Cross descubrió su segundo poder. “Su
Tutor” había ordenado a todos los alumnos que cuando vieran a
Cross le lanzarán toda clase de objetos con la finalidad de
matarlo (para ayudarlo a desarrollar sus reflejos), por el
contrario, Cross no podía devolver el ataque so pena de recibir
veinte azotes por desobediencia, en una ocasión a un estudiante
le pareció gracioso atacar a Cross con un arma de fuego, en ese
momento al verse amenazado de muerte Cross activó su energía
elemental de un modo distinto: como una pared defensiva, ésta
apenas era visible de cerca ya que deformaba la visión que tenía
de Cross el agresor, como el reflejo de una persona en el agua;
sólo que por la distancia del disparo el tirador no se percató de
eso y simplemente pensó que había fallado.
A partir de ese momento Cross se dedicó a perfeccionar esa
técnica, se convirtió en un gran actor, ponía su defensa
milésimas de segundo antes de que le golpearan y salía volando
fingiendo ser golpeado, tenía mucho tiempo para practicar, su
“asesor” ya no le permitía asistir a los entrenamientos, lo tenía
como un criado enviándolo por todo el campamento militar a
hacer distintas diligencias, Cross en el camino practicaba.
Después del cuarto año de entrenamiento Phylax no se
explicaba cómo a pesar de las golpizas que le propinaban a
Cross él nunca tenía marca alguna de consideración, era para
que estuviera herido, casi al borde de la muerte, pero el
desgraciado cada vez se hacía más fuerte, sin querer lo había
convertido en una máquina de combate, con todo y el peso en
sus extremidades era más rápido que cualquier estudiante, ya se
había acostumbrado a la carga extra, el mismo Phylax fue
incapaz de dar un paso con el peso que le imponía a Cross en las
piernas, y ciertamente su cuerpo parecía de acero, en combate
cuatro contra uno no había quien le venciera a pesar de que los
otros estudiantes utilizaban la energía elemental.
Por su parte. Cross estaba desesperado, era más fuerte pero
no estaba aprendiendo nada en la academia y aunque por otro
lado tenía las notas del Sensei Hayabusa y tiempo para entrenar,
sabía que eso no era suficiente, si todo seguía así aunque fuera el
mejor de la academia, no podría ganar la espada sagrada. Si era
cierto lo que se comentaba, bérsrekers realmente fuertes
participarían en el torneo y él no tendría nada que hacer contra
ellos, Lothar le había platicado que había conocido guerreros
con los que no se enfrentaría ni aunque le ofrecieran un millón
de espadas sagradas y él no tenía opciones, era obtener la espada
o morir en el intento, jamás renunciaría a Christina, todo lo
hacía y soportaba pensando en ella.

Cuando estaba empezando el quinto año en al academia


militar, la suerte de Cross dio otro giro negativo, se volvió
descuidado y atajó con su energía elemental un golpe enemigo
enfrente de Phylax, este inmediatamente se dio cuenta y mando
llamar a su alumno.
"¿Que es lo que acabas de hacer cabrón?"
"Nada profesor."
"No me mientas, ese golpe no te alcanzó."
"Si profesor, incluso me tiró."
"¡Pero si fue con electricidad y no te dejó marca alguna!"
"Es que me he vuelto más resistente señor."
"Vamos a ver si es cierto. Tú, vuélvelo a golpear igual que
hace un momento."
El golpe fue mortal, no sólo mandó por los suelos a Cross a
más distancia de la que había saltado, el dolor lo hizo gritar
además de que le abrió el labio y le dejó un moretón.
"Con que más resistente, ¿eh?"
"Si señor."
"Veamos si es cierto."
El maestro era un bérserker con dominio de energía elemental
estilo agua, rodeó el cuerpo de Cross con una fina capa de agua
suficiente para inutilizarlo y les dijo a sus pupilos, que lo
golpearan hasta el cansancio, la paliza fue brutal, cuando Cross
sentía que se desmayaba Phylax apretaba con el agua a su
alrededor los nervios justos que le impedían desfallecer, lo iba a
matar.
Cross no lo pensó dos veces, utilizó su energía elemental para
establecer su escudo y deshacerse de la prisión de agua.
"Impresionante mocoso. ¿No que no habías hecho nada?"
"Vete al diablo hijo de puta."
"Es increíble, no sólo creas energía elemental con las manos
desnudas sino que es energía pura, eso sólo lo pueden hacer muy
contadas personas en todo el estado, ahora estoy seguro. ¡No
puedes seguir viviendo!"
Phylax hablaba en serio, sabía que algún día Cross sería más
poderoso que él y buscaría venganza, no lo podía dejar vivir, al
fin y al cabo sólo sería un estudiante menos que no soportó el
entrenamiento. "Acábenlo muchachos."
Esta vez Cross no se contuvo, de un movimiento se deshizo
del peso de sus extremidades y atacó a sus compañeros con su
energía elemental, acabó con la mayoría en segundos. Su
profesor estaba furioso. "Esto es demasiado, también dominas la
ofensiva… ¡Muere!"
Phylax, utilizó su técnica más poderosa, era un remolino de
agua que destrozaría definitivamente el cuerpo de Cross, quien
antes de ser alcanzado logró levantar su defensa pero fue inútil,
el ataque era demasiado poderoso, <así que este es el poder real
de un Bérserker> pensó. Cayó al suelo medio muerto, reunió
toda la energía que le quedaba y ataco a Phylax, este evito el
golpe con una cortina de agua, cuando se desvaneció el humo
provocado por el choque de esos dos poderes Cross ya no
estaba.
Cuando lanzó su último disparo Cross reunió todas sus
fuerzas y huyó, el instinto de supervivencia lo mantuvo
consiente, llegó a una barda que significaba el límite de la base
militar y cruzó el muro, este se alzaba veinte metros sobre el
piso, Cross no supo como lo había librado, cayó de costado en el
otro lado, trató de seguir andando pero en ese momento se
desmayó.
El profesor buscó en vano a Cross por toda la academia, en la
salida le dijeron que por ahí no había pasado, después de cinco
días y una búsqueda exhaustiva encontraron rastros de su sangre
en un muro que daba al Quinto Distrito, Phylax sonrió. "Hubiera
sido mejor que te matara chico".

Cuando abrió los ojos lentamente Cross no reconocía en


donde estaba, ni siquiera sabía que es lo que había sucedido.
"¿Cómo te encuentras muchacho?"
"Creo que bien."
"Estás muy mal herido, llevas dos semanas agonizando,
pensé que no lo contabas."
En ese momento Cross recordó todo lo que había pasado, vio
al hombre que le hablaba, era viejo pero se veía fuerte, sus ojos
estaban apagados, eran dos órbitas grisáceas, su rostro tenía
cicatrices y su boca se inclinaba hacia abajo por la comisura del
lado derecho, dando la sensación de que siempre estaba molesto.
"Gracias por ayudarme. ¿En donde estoy?"
"En el Quinto Distrito, en el territorio del Juez del Sur
muchacho, tienes suerte de que yo te haya encontrado en una
visita que hice al territorio del norte, de lo contrario ya habrías
muerto."
"¿Donde me encontró?"
"Exactamente donde caíste, en el límite del territorio norte
del Quinto Distrito y el muro de la Zona Militar. ¿Por que
escapaste de la academia?"
"Yo no escapé…"
"No me mientas, el uniforme que traías es de la academia."
"Perdón, huí porque intentaron matarme."
"Si, muchos no aguantan el entrenamiento y huyen aquí, la
mayoría no sobrevive ni dos días en este Distrito."
"Disculpe que lo interrumpa pero a mi realmente intentaron
matarme."
"Cuéntame."
"Es una larga historia."
"No te preocupes, estás herido y yo no tengo nada que hacer.
Te escucho."
Cross le contó toda la historia a ese extraño, excepto las
partes de Christina.
"Pues ya eres libre muchacho, en cuanto te cures yo te sacaré
de aquí, este Distrito es muy peligroso."
"No le temo al Distrito, lo que necesito es entrenar, me
quedan menos de seis años para competir por la espada
sagrada."
"¿Para que quieres competir por esa espada si ya nada te ata a
ella? Huiste de la academia, ya no puedes participar en el
torneo."
"Se equivoca, cualquiera puede competir, la academia es sólo
preparación."
"Está bien. ¿Y que nivel de poder tienes ahora?"
"¿Por que le interesa?"
"Sólo curiosidad."
"Soy un buen manejador de la espada y puedo utilizar energía
elemental con las manos desnudas."
"Tienes el nivel de un bérserker."
"Si, pero primerizo, el que casi me mata era experimentado."
"Pero por lo que me platicaste peleaste con ese bérserker al
límite de tus fuerzas."
"Así es, pero sentí que la diferencia de nuestros poderes era
mucha."
"Ok. ¿Y que clase de energía elemental utilizas?"
"Me parece que le llaman energía pura."
El anciano hizo una cara de sorpresa. "Ahora entiendo
perfectamente tu explicación del escudo y los disparos."
"¿Porque?"
"La energía pura es la única que es ofensiva y defensiva a la
vez, es la más letal de todas y la más difícil de controlar, sólo
unos cuantos en todo el estado la poseen y pueden manejarla."
En eso el anciano formó una esfera de energía en la palma de
su mano, Cross lo miró sorprendido. "¿Usted puede crear
energía pura?"
"No muchacho, llevo toda mi vida tratando de crearla y sólo
puedo hacer esto. ¿Quieres escuchar mi historia?"
El anciano se llamaba Viktor Von Hausen, era un trooper
respetado, había llegado a ser el Capitán de la división de los
manejadores de energía eléctrica, le explicó a Cross que el
ejército de la Ciudadela estaba dividido en tres grupos: troopers,
elementors y bérserkers.
Los troopers se repartían a su vez en dos divisiones, los
soldados metálicos y los que manejaban energía elemental. Los
soldados metálicos eran guerreros que cubrían sus cuerpos con
distintos tipos de metales, estaban los de acero, bronce, cobre,
plata y oro, los que manejaban energía elemental eran de tipo
agua, aire, fuego, tierra, metal (plomo), hielo y electricidad,
todos los troopers manejaban espadas, a excepción de los que
controlaban el metal (plomo), estos utilizaban armas de fuego,
toda vez que al crear las balas con su energía elemental su
munición era infinita.
Los elementors también tenían dos divisiones: Los que
manejaban energía natural de tipo Dragón que estaban divididos
en dragones verdes, dragones rojos, dragones amarillos,
dragones azules, dragones blancos, dragones negros y dragones
púrpuras; y los manejadores de dos tipos de energía elemental
que se dividían en agua, aire, fuego, tierra, hielo y electricidad,
la segunda energía que todos los usuarios de energía elemental
manejaban era metal como armadura.
Finalmente los bérserkers eran una sola división de
manejadores de energía elemental de tipo agua, aire, fuego,
tierra, metal, hielo y electricidad
En esa tesitura los rangos Militares estaban definidos de la
siguiente manera:
Soldado.- Troopers soldados metálicos de acero, cobre y
bronce.
Cabo.- Troopers manejadores de energía elemental agua, aire,
fuego, tierra, metal, hielo.
Sargento.- Troopers soldados metálicos de plata.
Teniente.- Elementors manejadores de energía natural
dragones verdes, dragones rojos, dragones amarillos, dragones
azules, dragones blancos, dragones negros y elementors
manejadores de energía elemental agua, aire, fuego, tierra, metal
y hielo.
Capitán.- Troopers manejadores de energía elemental
electricidad.
Mayor.- Troopers soldados metálicos de oro, elementors
manejadores de energía elemental electricidad y elementors
manejadores de energía natural dragón púrpura.
Coronel.- Bérserkers manejadores de energía elemental de
tipo agua, aire, fuego, tierra, metal, hielo y electricidad.
General.- Los bérserkers más destacados.
Comandante.- Bérserkers manejadores de energía natural
superior.
Los rangos que se manejaban eran los máximos a los que
podían llegar los guerreros de cada ramo, es decir, podían haber
bérserkers con la categoría de Cabo, éstos tenían la capacidad
ascender hasta Comandantes, pero un elementor manejador de
energía natural dragón verde no podía llegar más allá de
Teniente.
Viktor era Capitán, su futuro era prometedor hasta que llegó
la gran revuelta, la cual tuvo inicio en el Distrito V, mismo que
está dividido a su vez en cuatro secciones dominada cada una de
ellas por los que se autodenominaron a sí mismos como Jueces,
existían el Juez del Norte, el Juez del Sur, el Juez del Oeste y el
Juez del Este; todo comenzó en el norte, el Juez que dominaba
esa extensión hizo un pacto con los demás líderes, acordaron
tomar la Ciudadela y no volver a permitir que los dominaran,
también había llamado a los líderes de los otros Distritos de
“afuera” y varios lo apoyaron.
Atacaron por todos lados la base militar, después de una
cruenta batalla tomaron la zona castrense, muchos de los
militares entre ellos Viktor fueron contagiados por las palabras y
el espíritu de libertad de Genub, el Juez del Norte, se unieron a
su causa, después de organizar sus fuerzas marcharían a la torre
de la Ciudadela, pero no era tan fácil, la zona de afuera sólo era
la punta del iceberg, en los pisos inferiores del edificio principal
se encontraba el verdadero arsenal militar.
Todo estaba listo para la toma del inmueble, sólo que ni
siquiera llegaron a entrar, el recién nombrado gobernador de
Arcadia quien internamente era conocido por el nombre clave de
Leviatán se encargó personalmente de la rebelión, unos dicen
que tomó a sus mejores generales para combatir, otros que él lo
hizo solo, la cuestión es que asesinó en cuestión de días a todos
los líderes, tanto internos como externos, al parecer también
algunos Jueces traicionaron la causa, al quedarse la rebelión sin
líderes, dejaron que el grueso del ejercito los aplastara, hubo
muchos asesinatos en los cinco Distritos de gente inocente,
Viktor como era un Capitán renegado fue capturado y torturado,
le quitaron la vista y estaban a punto de matarlo si no es porque
un preso que estaba con él era uno de los líderes ocultos de la
rebelión y fueron a rescatarlo, al parecer todos murieron en el
intento de rescate pero Viktor aprovechó la oportunidad de
escapar, como muchos otros refugiados logró esconderse a los
siguientes diez años de persecuciones y aprendió a vivir con su
discapacidad, cuando se calmaron las cosas ya se había
establecido en el Distrito V.
"Y aquí me tienes, llevo doce años practicando controlar la
energía pura y solo he logrado hacer lo que ya te mostré."
"Una historia increíble… Le agradezco lo que hizo por mí,
pero debo irme."
"¿Cual es tu prisa?"
"Ya le dije, debo entrenar para el torneo."
"Si quieres, yo puedo entrenarte."
"¿Usted?"
"Así es, llevo doce años estudiando la energía elemental pura,
si alguien sabe de eso soy yo, además, también soy un soldado y
puedo ayudarte a mejorar tus técnicas de combate."
"¿Por que me ayuda?"
"Créeme muchacho, llevo mucho tiempo solo, el ayudarte va
a darle sentido a mi vida."
Cross aceptó, era la única opción que tenía. Esperaba que ese
anciano pudiera ayudarle, mientras tanto, pensó en Christina y
en cuanto la extrañaba, ya faltaba menos, tenía un poco más de
cinco años para volverse más fuerte.
En los años que siguieron Cross se sorprendió de los
conocimientos de su nuevo maestro y este a su vez estaba
impresionado de las capacidades de Cross, llevaron a cabo un
entrenamiento muy duro y disciplinado, al final, Cross, a sus
veinte años de edad realmente era un bérserker de temer.
En sus últimos meses de entrenamiento Cross no lo resistía
más, quería ver a Christina, aunque sea sólo verla, decidió que
no afectaría en nada a su entrenamiento el ver cómo estaba, ya
no tenía nada más que aprender con su maestro, todo lo que
hacía era practicar, iría a ver a su amiga.
"Maestro le informo que saldré unos días."
"¿A donde vas? Debes entrenar."
"Lo sé pero es algo que debo hacer, le prometo que seguiré
entrenando."
"Por mi parte no te dejaría ir, pero me imagino que de todas
formas lo harás. ¿Verdad?"
"Así es maestro."
"Entonces que los Dioses te acompañen."
"Gracias, estaré aquí antes de que parta a la arena."
"No te preocupes, resuelve tus asuntos."
Cross partió hacia el Distrito Comercial, cruzó por la zona sur
del Quinto Distrito, todo el lugar era una zona sin pies ni cabeza.
El Distrito V era una pequeña ciudad. Tenía una superficie
aproximada de veinte kilómetros cuadrados y era una zona en
ruinas. El lugar en sí no tenía sentido, había edificaciones por
todos lados pero no se distinguía un plan de desarrollo definido,
los caminos podían continuar o ser callejones sin salida, para
quien no los conociera era una trampa mortal, en un principio se
construyó como una pequeña ciudad para los delincuentes
tomando como base la infraestructura de la zona pobre de los
Distritos exteriores, pero las constantes batallas de las pandillas
internas, la falta de mantenimiento, la explosión demográfica,
las incursiones con artillería pesada de las fuerzas de la
Ciudadela y mil cosas más, hicieron de ese lugar un sitio bizarro
y habitable sólo por sus pobladores. Casas destruidas,
edificaciones levantadas con los desechos de otros edificios,
guaridas subterráneas; el lugar entero era una trampa mortal, y
lo peor del lugar no era la infraestructura, eran sus habitantes,
había sujetos tan peligrosos que ni la administración de la
Ciudadela se atrevía a entrar y poner orden en ese sitio.
Aún y cuando Cross era conocido y respetado en el territorio
del sur, le daban escalofríos cada que cruzaba por ese lugar.
Mientras caminaba se encontró con su único amigo del lugar,
una de las personas más respetadas en todo el Distrito.
"¿Ya te vas muchacho?"
"Así es Minos."
"Creí que todavía faltaban varios días para el torneo."
"Si, sólo que antes tengo que resolver unas cosas."
"¿Sabes donde esta la salida?"
"La conozco, es una pequeña entrada que me sacará al Tercer
Distrito. Te agradezco lo que hiciste por mí, sé que
personalmente te encargaste de que yo no fuera molestado, sin
conocerme me ayudaste, eso nunca lo voy a olvidar."
"No te preocupes, eres una buena persona, me alegra haberte
ayudado. Hasta luego muchacho."
"Hasta luego Primer Oficial."
Minos era la mano derecha del Juez del Sur del Quinto
Distrito, era amigo de Viktor y llevaba una relación cordial con
Cross, éste salió del peor de los lugares conocidos en Arcadia,
pensaba que lo peor ya había pasado, error, no sabía lo que le
esperaba.
CAPÍTULO 6
CÁSTOR Y PÓLLUX
Los gemelos Cástor y Póllux toda su corta vida habían estado
solos, o por lo menos desde que ellos recordaban, siempre
habían vivido al día e ideaban formas de convencer a la gente
para que les diera de comer, mientras Póllux trataba de trabajar
y ayudar a las personas a cambio de comida, Cástor se dedicaba
a estafarlas, así estuvieron un tiempo hasta que Cástor vio la
manera de sacar provecho a sus “cualidades”, ambos estaban
consientes de que eran mucho más fuertes que otros niños, por
lo que el plan de Cástor se dio de manera casual, a los siete años
de edad, todo empezó una vez en el mercado de la zona de nivel
medio del Distrito III, cuando un muchacho más grande que
Cástor chocó contra él, el otro chico al ver el menudo cuerpo de
ese niño lo empujó y le reclamó el haberlo golpeado, Póllux al
ver esto y conociendo el temperamento explosivo de Cástor se
colocó entre el chico y su hermano, el agresor al ver la altura de
Póllux y el evidente parecido físico creyó que era su hermano
mayor y se acobardó.
"Perdón, pero ese niño no se fijó por donde iba."
"No hay problema, es mi hermano, mejor sigue tu camino."
"Está bien, pero que tu hermano se fije por dónde camina, no
siempre vas a estar ahí para protegerlo."
"No lo estoy protegiendo a el."
"¿Entonces a quien?"
"A ti, quiero evitar que mi hermano te de una paliza."
Todos alrededor comenzaron a reír, era imposible que aquel
enclenque muchachito venciera al otro que claramente era más
grande y fornido, un comerciante se atrevió a decir: “Si eso es
cierto te regalo un par de monedas.” Otro más se unió
alegremente: “Yo también.”
Al escuchar esto a Cástor se le iluminaron los ojos y se puso
a gritar: "¿Quien apuesta a que venzo a este debilucho en menos
de un minuto?"
Muchos comerciantes y transeúntes se apuntaron, pero antes
de que empezaran a pelear uno de los apostadores le habó a
Cástor: "Bueno muchacho, las apuestas ya están cerradas, ahora
dime: ¿Quien garantiza tu pago si pierdes?"
Cástor no supo que decir, no tenía dinero y sólo alcanzó a
balbucear: "Si pierdo hagan conmigo lo que quieran."
"Eso no es suficiente muchacho, va a quedar muy poco de ti
y todos nos iremos con nada."
Al verse acorralado Cástor se negó a ser parte del circo que
habían organizado los comerciantes: "Si no hay apuestas no hay
pelea."
"Te aseguro que si la habrá muchacho, por lo menos por
diversión." El hombre llamó a otros observadores. "Amigos,
ayúdenme a detener al grandote." Después le habló al agresor:
"Y tú chico, si le das una paliza te regalo una moneda."
"El otro muchacho empezó a golpear a Cástor, pero este no
atacó, sólo se cubría de los golpes."
"¿Que sucede niño? ¡Defiéndete!"
"No soy su payaso señor, ya se lo dije, si no hay apuesta no
hay pelea."
"Y yo también te lo expliqué, si no tienes un respaldo no
puedes cubrir las apuestas."
"Entonces tenemos un problema..."
"No niño, tú tienes un problema, si no peleas te aseguro
que..."
"¡Yo lo respaldo!"
Todos voltearon sorprendidos, un hombre vestido como
guerrero con espada a la cintura mostraba una bolsa con
monedas, llevaba botas negras de combate amplias y con
broches a los lados, le llegaban a la pantorrilla, pantalón verde
militar por dentro de las botas, camisa verde olivo y gabardina
corta verde militar con la B de bérserker en la manga derecha.
"Yo respaldo las apuestas en contra de este niño."
El comerciante líder atónito le contestó: "¿Está seguro señor?
No queremos problemas."
"No se preocupe, estoy aquí como consumidor y sólo quiero
ver que hace ese chiquillo."
"Pero... ¿Y si pierde? No queremos dificultades con un
bérserker."
El comerciante se había dado cuenta del rango de esa extraña
persona, sintió miedo cuando vio que los guardias del mercado
se alejaban de él con las manos arriba, sabía que ese hombre
podía destrozar todo el mercado.
"No se preocupen, mi palabra es mi garantía, si ese pequeño
pierde yo pago las apuestas en su contra."
"Siendo así señor... ¿Podemos apostar un poco más fuerte?"
"Apuesten lo que quieran."
Se hicieron las apuestas, mientras unas personas apostaron
fuerte al chico más grande otros prefirieron no hacerlo por temor
al bérserker. La pelea no duró ni diez segundos al tercer golpe
de Cástor el chico más grande ya sangraba por la boca y la nariz
mientras sollozaba en el suelo que ya no lo golpearan más, la
gente se sentía estafada.
"Perdón señor, pero creo que estos chiquillos del demonio
estaban de acuerdo para estafarnos."
"¿Porque lo dices?"
"Es obvio que armaron todo este lío para quitarnos nuestro
dinero, es imposible que este debilucho venciera a ese
muchacho."
El guerrero volteó a ver a los tres chicos, los tres vestían con
harapos, aunque dos de ellos se parecían mucho, eran rubios y
muy atractivos, sus ojos verdes intimidaban, con las ropas
adecuadas fácilmente podrían pasar por dos chicos nobles, no
sabía porque estaban en la calle pero era seguro que su origen no
era humilde, se acercó a ellos y les preguntó: "¿Es cierto eso
niños?" Los tres contestaron inmediatamente que no. "¿Podrías
vencer a otro chico igual de grande, que escogieran los
comerciantes?"
"¡Por supuesto! Puedo vencer a cualquiera…"
"Ya lo oyeron señores, escojan ustedes a otro chico de la
complexión de este pobre muchacho que ya perdió y que pelee
con… ¿Como te llamas?"
"Cástor."
"Ok, que pelee con Cástor."
Esta vez el que habló fue uno de los guardias: "Si me lo
permite señor, me gustaría que peleara mi hijo, es de la edad de
aquel chico pero es un poco más fornido... ¿Sabe? Yo mismo lo
entreno."Lo dijo abrazando a su muchacho quien con la frente
en alto en señal de soberbia fanfarroneaba: "¡Ese bebe no me
dura ni medio minuto!"
El guerrero volteó a ver a Cástor. "¿Como ves chico? ¿Te
animas?"
Cástor veía con desconfianza al bérserker "¿Quien se va a
quedar con el dinero de las apuestas si gano?"
"Es todo tuyo muchacho."
"¿Y si pierdo?"
"Pierdo mi dinero y no pasa nada, es más, te invito a comer,
no todos los días me encuentro a un chico tan valiente."
"Vale, entonces peleemos."
Desde que ambos se pararon al centro para pelear se veía la
diferencia en la posición de batalla que cada quien mostró,
mientras que el hijo del vigilante se puso en guardia de combate
como lo hace alguien entrenado, Cástor lo hizo de manera
descuidada, como alguien acostumbrado a pelear en la calle, en
cuanto el gemelo atacó al chico mayor éste lo evitó y lo golpeó,
Cástor se fue al suelo, al ver esto el líder de los comerciantes le
gritó en tono de burla: "¿Verdad que no es lo mismo una pelea
real que una simulación renacuajo?"
El guerrero volteó hacia Póllux, esperaba ver preocupación
en su rostro por lo complicado de la pelea de su hermano menor,
pero se veía completamente tranquilo. La pelea continuó, Cástor
no atinaba hacerle daño a su enemigo y cada vez que lo
intentaba se llevaba un golpe, se le veía agotado, entonces el
otro chico cometió un error, quiso terminar rápido con el
combate y se le fue a los puños a Cástor, lo alcanzó a golpear
dos veces cuando se escuchó: "Te tengo idiota."
Cástor tenía agarrado al otro chico de la playera con su mano
izquierda, la escena hasta era graciosa, el hijo del militar le
sacaba más de setenta centímetros de altura a Cástor y pesaba
mucho más, el gemelo menor tenía su brazo izquierdo
totalmente estirado hacia arriba, con una facilidad increíble bajó
al contrincante a su altura e inmediatamente comenzó a
golpearlo con la mano derecha, el pobre muchacho ya no pudo
escapar, no sabía cómo esquivar los movimientos de alguien
más pequeño y a corta distancia, no duró ni quince segundos, al
quinto golpe ya estaba sangrando, tenía el rostro hinchado, había
perdido un par de dientes y suplicaba a su padre que parara la
pelea, Cástor no le hizo caso, Póllux tuvo que entrar a separarlo.
Todos se quedaron sorprendidos, Cástor como si nada
hubiera pasado le extendió la mano al guerrero y le dijo:
“págame.” Este soltando una carcajada le entregó el dinero y le
ofreció que se fueran con él pues corrían el peligro de que
algunos comerciantes molestos quisieran recuperar su dinero, el
ganador rechazó la oferta, prefería enfrentarse y huir de esos
comerciantes que de un bérserker, porque él aunque era un niño,
como todo mundo sabía de lo que eran capaces esos individuos.
Cástor se dio la vuelta y tomó a su gemelo por el hombro, por su
actitud parecía que acababa de comprar cualquier cosa y no que
recién había librado un serio combate. "Vámonos hermano."
"Espera cabrón. ¡Hiciste trampa!" Todos voltearon, quien
hablaba era el hijo del guardia, con el rostro ensangrentado,
amoratado y sin algunos dientes frontales lloraba enfurecido.
"Devuelve ese dinero tramposo, me ganaste con un truco sucio."
Cástor le respondió dándole la espalda: "Yo no hablo con
debiluchos, andando Pol."
El hijo del guardia tomó un garrote de un puesto cercano y
atacó por la espalda a Cástor, pero no tuvo tiempo de asestar el
golpe, antes de que se diera cuenta Póllux lo impactó con el
puño en el rostro, lo hizo volar más de tres metros y aterrizó en
el suelo con todo su peso, desde que iba cayendo ya estaba
totalmente inconsciente, el bérserker volteó a ver al padre del
muchacho tendido. "¿Algún problema?"
"No señor."
"Será mejor que eduques a tu hijo o yo te educaré a ti."
El soldado temblando y con un hilo de voz le contesto: "Le
aseguro que así lo haré su señoría."
"Escuchen todos, si me entero que algo les ocurrió a esos
niños a la salida de este lugar, lo pagarán ustedes con sus vidas."
Nadie contestó, entonces el guerrero le gritó a Cástor: "Eres
bueno chico, pero al parecer tu pariente es mejor."
"¡Claro que es mejor! ¡Es mi hermano!"
Los gemelos se fueron felices, nunca en su vida habían visto
tanto dinero, eso le dio la idea a Cástor de retar a chicos mucho
más grandes en sitios públicos apostando a su victoria, primero
se hacía el temeroso y Póllux los arengaba hasta que los
transeúntes se juntaban y entonces apostaba a su hermano, la
mayoría de las veces les salía bien el truco, otras, los apostantes
los golpeaban y les quitaban todo, pero Cástor nunca perdió una
pelea, libró batallas con chicos educados y acostumbrados al
combate, algunos de ellos manejaban algún tipo de energía,
llegó a quedar mal herido, pero nunca perdió, se necesitaban
más de seis hombres corpulentos y maleados en el combate para
someter a los dos hermanos.
Póllux ya no quería seguir con ese embuste, llevaban un año
con eso, el gemelo mayor no soportaba ver cuando golpeaban a
su hermano sin poder hacer nada para ayudarle, pero tampoco le
agradaba cuando su gemelo se ensañaba con los perdedores,
muchas veces los mirones lo sostenían a él imposibilitándolo
para detener a su hermano, estaba seguro de que algunos
muchachos no habían sobrevivido a las palizas de Cástor y lo
peor era que sabía que a su hermano no le importaba.
"Como ves a ese Pol. ¿Crees que me aguante un rato?"
"Lo siento Cas, pero ya no voy a hacerlo."
"¿Porque?"
"Ya lo sabes, no me gusta la violencia, no soporto ver que te
golpeen y menos ver lo que haces cuando te enfureces, te
transformas en una bestia sin emociones, no te importa lastimar
o matar a tu oponente, la verdad es que me das miedo."
"Sabes que yo nunca te haría daño."
"Lo sé, pero si quieres seguir con esto hazlo sin mí, yo ya me
voy."
Cástor no le temía a nada excepto a perder a su hermano,
aunque eran gemelos éste sentía que Póllux era su
responsabilidad, era demasiado bueno y el mundo donde se
desenvolvían no era un lugar para él.
"Espera hermano, si no es esto ¿que vamos a hacer? Ya sabes
que a mí no me gusta trabajar, no es por el esfuerzo sino porque
odio que me griten y me humillen."
"Yo trabajo por los dos, pero no vuelvo a apostar."
"Está bien, pero ya casi no tenemos dinero y bien sabes que
no es fácil encontrar quien de trabajo a un niño, vamos a hacerlo
una última vez para tener por lo menos algo guardado para
comer y después hacemos lo que tú quieras."
Póllux no pudo negarse, su hermano tenía razón y si había
algo peor que una golpiza era tener hambre, a su corta edad ya
habían pasado muchas veces por largos periodos sin comer y era
algo que el gemelo mayor no quería volver a sentir, ni él ni
mucho menos su hermano.
Hicieron lo que siempre hacían, ya eran unos maestros,
cuando de repente oyeron una voz conocida: "Yo apuesto lo que
quieran a que el pequeño le da una paliza a ese muchacho en
menos de treinta segundos."
Todos voltearon a ver al loco que había dicho tal cosa,
cuando lo vieron prefirieron no apostar en contra de un
bérserker, Cástor estaba furioso.
"¿Como estás muchacho?"
"Supongo que bien."
"¿Porque estás molesto? Deberías ser más agradecido."
"Lo soy señor, pero acaba de echarme a perder un buen
negocio."
El bérserker soltó una sonora carcajada "¿Así que ahora te
dedicas a golpear debiluchos y estafar a la gente?"
"Sé que se ve mal, pero es peor no comer…"
"Está bien, no me corresponde a mí juzgar cómo se ganan la
vida. ¿Que te parece si te recupero el dinero que perdiste?"
"No señor, tampoco estoy pidiendo caridad."
"No es caridad, lo que te propongo es una apuesta."
"Lo escucho."
"¿Qué edad tienes Cástor?"
"Mi hermano y yo tenemos ocho años, somos gemelos."
"Impresionante, me imagino que tu peleas y el come...
¿Verdad?"
"No me gusta que me insulte señor."
"Está bien, tranquilo, perdóname por ese comentario. ¿Ves a
ese muchacho que está ahí con el hombre elegante?"
"Si."
"Tiene diez años. ¿Crees poder derrotarlo?"
"He vencido a chicos más grandes."
"Pero este no es un enclenque como los que enfrentas, es
bueno."
"Así me han dicho de muchos y a todos los he derrotado."
"Está bien, vamos a hacer una cosa, si lo derrotas te doy esta
bolsa de dinero."
"¿De verdad?"
"¿Todavía dudas de mi palabra?"
"No, señor."
"Es más, a mi no me gustan las peleas ventajosas, tu hermano
te puede ayudar."
"No será necesario."
"Eso lo deciden ustedes. ¿Aceptan?"
"Por supuesto."
"Está bien. ¡Cross, son todos tuyos!"
La pelea no duro mucho Cross era un experto en técnicas de
combate y Cástor era bueno peleando pero era empírico, cuando
Cross lo golpeó por primera vez sintió un dolor intenso, sólo su
hermano le provocaba esas lesiones con sus golpes, en ese
momento supo que no era rival para ese chico, pero necesitaban
el dinero, tragándose su orgullo se dirigió a su hermano: "Pol
ayúdame."
Póllux se quedó impactado, su hermano nunca le había
pedido ayuda en una pelea aunque le estuvieran dando una
paliza, ese chico al que llamaban Cross no era normal, volteó a
ver al guerreo para pedir su consentimiento, este asintió.
"Adelante grandote, ayúdale a tu hermano."
Póllux entró a la contienda, ambos pelearon como unas fieras
pero el resultado ya estaba decidido desde antes de que
empezara la pelea, Cross no sólo los estaba apaleando, sino que
les daba consejos de cómo lo podían atacar mejor, pero con todo
y eso los gemelos por primera vez en su corta vida habían sido
derrotados.
Golpeados hasta que ya no podían levantarse Cástor sacó las
pocas monedas que les quedaban y con la mano temblorosa por
el cansancio se las ofreció al guerrero. "Tome, es todo lo que
tenemos, bien ganadas señor."
Lothar volteó a ver a Argento Riazor y este asintió, Cross
había ganado pero estaba tan herido como esos chicos, algo
increíble para alguien que nunca en su vida había sido entrenado
en el combate, en especial el pequeño, parecía que no se rendiría
nunca, llegó un momento en el que pensó que Cross perdería,
con el entrenamiento adecuado esos dos chiquillos serían
invencibles.
"Quédatelas muchacho lo importante ahora es que se
recuperen de sus heridas."
Los llevó a un hospital privado en donde los atendieron como
reyes, jamás habían probado mejor comida, a los tres días
Lothar los fue a ver. "¿Como están chicos?"
"Bien señor Lothar."
"Te ves en perfectas condiciones Póllux, los doctores dicen
que Cástor increíblemente al otro día ya estaba como si nada
hubiera ocurrido."
"Estoy bien señor, gracias, Cástor siempre se recupera de
inmediato de sus peleas, no importa cuanto lo lastimen…, por
cierto, si así cura a sus heridos dígale a ese muchacho Cross que
puede venir a patearnos el trasero cuando quiera."
"Bien dicho hermano."
"Niños... ¿Que dirían si les ofrezco un techo y comida como
esta todos los días?"
"Le preguntaría ¿que quiere a cambio?" Contestó Cástor con
desconfianza.
"Que estudien y entrenen muy duro, creo que los dos se
pueden convertir en unos bérserkers."
"¿Quiere que vayamos a la academia militar?"
"No, quiero que vengan a la casa de un amigo y que entrenen
con otros niños de su edad."
"Suena bien."
"Sólo hay dos condiciones."
"¿Cuáles son?"
"Se quedarán como mínimo diez años y no podrán renunciar
ni salirse, vivirán en una mansión muy grande y no saldrán al
exterior a menos que deban combatir y sólo a eso."
"Esto no me gusta Cástor."
"Cástor levantó la mano silenciando a su hermano. "Una
pregunta más señor."
"Dime hijo."
"Ese chico Cross... ¿Entrena ahí?"
"Así es."
"¿Pelearemos con él?"
"Estoy seguro de que el estará encantado de tomarlos como
sus aprendices y de que con el tiempo serán tan buenos como
él."
No tuvo que decir más, aceptaron de inmediato, no les
interesaba mucho convertirse en bérserkers, pero sí querían ser
más fuertes, tan fuertes como ese chico que los había derrotado:
Cross.
CAPÍTULO 7
REVELACIONES

Cross tardó una semana en llegar a la casa del Distrito


Comercial, el dinero no significaba nada en el Quinto Distrito,
casi todo se manejaba por trueque, pero afuera era otra cosa,
caminó todo el trayecto, al llegar a la residencia Riazor le
sorprendió que estuviera completamente cerrada, siempre había
alguien en la entrada para anunciar a los visitantes, saltó el muro
y descubrió que el inmueble estaba vacío, entró a la casa por el
sótano, se notaba que el lugar llevaba bastante tiempo sin
habitar, fue a la habitación de Christina y estaba completamente
vacía, entró al estudio de Riazor, tampoco había nada, salió y se
dirigió a los cuartos que se encontraban a un costado de la casa
principal, el lugar que había sido su hogar durante siete años, ahí
todavía estaban sus cosas y las de su padre. Esperó, al cabo de
unas horas llegó Mirkos. "Hola padre."
Mirkos dio dos pasos hacia atrás sorprendido "¡Que diablos!"
"¿No me reconoces? Soy Cross."
"Perdón hijo, me espantaste. ¡Como has crecido!"
Cross ahora tenía veinte años, seguía siendo delgado pero su
complexión era musculosa y atlética, además de que era alto,
media un metro con noventa centímetros, pero sus ojos eran los
mismos, café claro, inteligentes y escrutadores, vestía un
uniforme militar que le habían vendido a su maestro en el
Quinto Distrito, botas negras altas de agujetas, pantalón y
camiseta verde militar, camisola verde obscuro y casaca del
mismo color.
"Padre. ¿Que sucedió aquí?"
"Nada hijo, que todos se fueron."
"¿Por que?"
"El señor Riazor se fue con Dorian para que entrenara y
liquidó a todos los empleados, sólo quedé yo."
"¿Y a donde se fueron?"
"No lo sé."
"¿Y Christina?"
"Tampoco sé, ella se fue desde antes."
"¿No sabes a donde?"
"Cross, sólo soy el mayordomo, no debo hacer preguntas,
simplemente se fueron."
"Me voy padre."
"¿A donde?"
"Al Distrito III."
"¿Porque?"
"Ahí vive la familia de Maggie, ella debe de saber algo."
"Quizá Maggie se fue a trabajar a otro lado."
"No lo creo, ella siempre hablaba de irse con su familia, ya
era una persona de edad, seguro está ahí."
"Te voy a dar un consejo hijo."
"Dime."
"No busques a esa chica, está fuera de tu alcance, el señor
Riazor es muy poderoso y no quiero ni imaginarme lo que haría
si te le acercas."
"No le temo padre, además, sólo quiero saber donde está,
independientemente del hecho de que los dos ya somos mayores
de edad…"
"Eso no tiene nada que ver en este mundo hijo, lo que
importa es el poder."
"También lo tendré padre, ganaré la espada sagrada."
"Por favor hijo déjalo así, no vayas, si no lo haces por mi
hazlo por el recuerdo de tu madre."
"Jamás la conocí y nunca te escuché hablar de ella padre,
hasta luego."
"Espera, por lo menos ponte esta capa, hace frío y es época
de lluvias, te cubrirá."
"Es tuya..."
"No hay problema, yo tengo otra."
En cuanto Cross se fue Mirkos Sargás hizo una llamada por
un comunicador. "Cross estuvo aquí, avísale al amo."
Del otro lado la voz le contestó: "No es necesario, yo me
encargo."
Mirkos terminó la conversación. "Perfecto, lleva un
rastreador, te envío las claves."
Cross partió con rumbo al Distrito III, al llegar investigó
donde vivía la familia de Maggie, encontró la casa de los Boyet
en la zona de clase media, era la primera vez que Cross conocía
esa zona, a sus veinte años sólo había estado en la zona élite del
Distrito Comercial, la Ciudadela y el Quinto Distrito.
La zona de clase media de los distritos era la que tenía la
mayor superficie de los mismos, en sus barrios se encontraban
las secciones habitacionales, comerciales, de esparcimiento,
industriales, escolares y comunes, no había zonas de tolerancia.
Las Zonas habitacionales estaban constituidas por grandes
complejos de edificios, había tres tamaños de viviendas, de
doscientos, quinientos y mil metros cuadrados, dependiendo del
estatus de la persona que los habitara, en esos lugares se
encontraban establecidos todo tipo de servicios y pequeños
negocios. También había unidades habitacionales formadas por
casas de trescientos metros cuadrados, con jardín y traspatio,
todas eran idénticas y no podían ser modificadas.
En las áreas comercial y de esparcimiento que siempre
estaban juntas, se localizaban los centros comerciales, mercados,
hoteles, cines, teatros, bares, hospitales, etc. En la zona
industrial se hallaban las fábricas y empresas del Distrito. En la
zona escolar se ubicaban los colegios, la principal escuela de
todos los distritos era la de educación superior que se encontraba
en el límite de las zonas residencial y de clase media.
Finalmente, en las áreas comunes al igual que en la zona pobre
estaban los parques e inmuebles de eventos deportivos.
En la zona residencial de los Distritos se encontraban
únicamente secciones habitacionales, comerciales, de
esparcimiento, escolares y comunes. En las secciones
habitacionales no había un padrón fijo en la construcción y vista
de los inmuebles, cada propietario arreglaba su casa como mejor
le parecía, los complejos de departamentos eran de lujo, el lugar
más pequeño era de mil metros cuadrados y el límite lo ponían
los mismos constructores, podía haber departamentos que
abarcaban varios pisos de un edificio, los complejos incluían
cine, spa, gimnasio, centro comercial y todas las comodidades
imaginables y que el dinero pudiera pagar.
En las secciones comercial y de esparcimiento se encontraban
grandes centros comerciales de lujo, teatros, cines, restaurantes,
hoteles de cinco estrellas, museos, etc. Todas las escuelas eran
grandes mansiones de lujo, los parques tenían atracciones con lo
último en tecnología, las instalaciones para eventos deportivos
eran de primer mundo y en esa zona también se ubicaba el
palacio de gobierno.
Para llegar a la zona de clase media Cross tuvo que cruzar
por el barrio de clase alta, sin embargo, no le impresionó, no
tenía comparación con la zona élite del Distrito Comercial, ahí
las residencias eran realmente enormes, los complejos de
departamentos eran inmensos, y sólo la imaginación era el límite
de lo que podían contener: campos de golf privados, spas,
zoológicos, ríos artificiales, cualquier excentricidad era poca,
Cross fue llevado a combatir a esos lugares en varias ocasiones,
en el área industrial se ubicaban los grandes edificios de los
empresarios más prósperos del estado, las matrices de los
bancos, las corporaciones multinacionales y extranjeras,
estudios de cine y televisión. No había fábricas, éstas se
encontraban en los demás distritos. En el área comercial y de
esparcimiento se encontraban extensiones gigantescas de centros
comerciales con tiendas de lujo, nacionales e internacionales,
casinos, centros nocturnos, cines, teatros, reconocidos
restaurantes, centros de relajación, lo mejor de lo mejor, también
había centros comerciales para gente de clase media y hasta para
pobres (en el Distrito Comercial vivían un sinfín de empleados
domésticos, quienes forzosamente tenían que vivir con sus
patrones, no había lugar en el Distrito donde ellos pudieran tener
un lugar propio). El lujo y nivel de las escuelas era el más alto
de todo Arcadia, sólo superado por las escuelas del área del
Cinturón del edificio de la Ciudadela (únicamente en cuanto al
nivel académico), sus playas, parques e inmuebles de eventos
deportivos marcaban la pauta en todo el mundo, el Distrito
Comercial era un pequeño paraíso para las personas adineradas,
el edén del sibaritismo, era el lugar turístico de Boleria por
excelencia, y sólo personas VIP de otros países como líderes de
estado, personalidades públicas, multimillonarios reconocidos,
gente del espectáculo o grandes deportistas, tenían acceso a él,
únicamente bajo permiso y autorización del gobierno del Estado
y debían solicitar su visita con un año de anticipación.
Al llamar a la puerta de la casa de la familia Boyet Cross fue
atendido por una señora de edad avanzada.
"Buenas tardes."
"Hola joven, buenas tardes."
"¿Es esta la casa de la Familia Boyet?"
"Si joven es aquí."
"Quisiera saber si está aquí la señora Margareth Boyet o si
saben en donde la puedo encontrar."
"¿Quien la busca?"
"Me llamo Lesath Crossifixio Sargás."
"¿Cross?"
"Así es."
La señora lo abrazó. "Entra a la casa mi niño por favor, de
haber sabido que eras tú te habría pasado desde antes."
"Muchas gracias."
"Quita esa cara de asombro, Maggie hablaba todo el tiempo
de ti, ella nunca pudo tener hijos, a ti te consideraba como tal."
"Gracias, me alegra lo que me dice, yo siempre consideré a
Maggie como una madre. ¿En donde esta?"
El rostro de la anciana se contrajo, se sentó en una silla y
guardó silencio.
"¿Que sucede abuela?"
"Mi hermana está desaparecida."
"¿Como?"
"Desde hace un año que no sabemos de ella, antes
hablábamos casi todos los días y ella siempre nos enviaba todo
su sueldo para que se lo guardáramos, pero hace más de un año
nos dejó de hablar, su sueldo sigue llegando pero no tenemos
noticias de ella, quisimos averiguar donde se encontraba
hablando el señor Riazor, su patrón con el que trabajaba, pero
siempre nos atendió su asistente y nos dijo que Maggie se había
ido a trabajar al extranjero, que si no me hablaba era algo que él
ignoraba, prácticamente nos corrió de su oficina y nos dijo que
no volviéramos, fuimos a la casa en donde trabajaba en el
Distrito Comercial, en ese lugar un hombre calvo vestido de
negro nos dijo que Maggie ya no trabajaba ahí, que si volvíamos
a ir por allá nos podía pasar algo malo, después de eso
regresamos a nuestra casa, a los dos días le dieron una golpiza a
mi esposo, fue tan brutal que lo dejaron paralítico, ya no
quisimos seguir indagando, pero estoy segura que algo le paso a
mi hermana."
"No se preocupe, le aseguro que la encontraré o descubriré
que pasó con ella."
"Por favor, sea lo que sea dímelo, quiero saber que pasó con
Maggie, aunque sea lo peor."
"Le prometo que así será."
Cross se estaba despidiendo de la anciana. "Espera. ¿Ya
comiste?"
"No, pero no tengo hambre." Su estomago gruñó.
"Tu estomago dice otra cosa, siéntate a comer."
Cross comió con la hermana y el cuñado de Maggie, eran
personas buenas y realmente estaban angustiados de no saber
nada de su familiar. "Muchas gracias por todo, les prometo que
regresaré con noticias."
"Gracias, pero sea cual fuere el resultado de la investigación
esta es tu casa, eras como un hijo para mi hermana y por lo tanto
eres mi sobrino, todo cuanto hay aquí está a tu disposición."
"Se los agradezco."
"A propósito... ¿Llevas dinero?"
"Yo me las arreglaré."
"Espera, ten esto."
"No, no puedo aceptarlo."
"Es la tarjeta con los ahorros de Maggie, tú eres su único
heredero, sólo te estoy dando lo que te corresponde."
"Pero todavía no sabemos que pasó con Maggie."
"De todas formas llévatelo, si la encuentras y está
desprotegida lo vas a necesitar, también ten esto, ella lo estaba
haciendo para ti, te lo iba a dar cuando te graduaras de la
academia miliar."
Cross contuvo las lágrimas, era una insignia con la B que
simbolizaba Bérserker, también se llevó la tarjeta, era cierto, si
encontraba a Maggie desprotegida no la iba a llevar con él en el
techo de los trenes…
Una vez que se despidió de los Boyet salió en busca de
Maggie, aunque Christina era su prioridad le debía al ama de
llaves encontrarla, además, ella era la única pista para encontrar
a su amada, tenía muchas dudas, como por que Mirkos había
corrido así a esos señores, su padre era el único calvo vestido de
negro en esa casa, también deseaba saber porque le había puesto
un transmisor en la capa que le prestó, Viktor le había enseñado
a expandir su energía para saber si llevaba encima algún aparato
extraño, había aprendido a hacerlo casi por reflejo, llegó a la
estación de trenes y se instaló en el techo del tren que iba rumbo
al Quinto Distrito, después en un rápido movimiento paso a otro
tren que iba al Distrito II, dejando el rastreador en el vagón
anterior.
Viktor le había contado de un grupo que se hacía llamar la
Legión de los Iluminados del Distrito II, eran un equipo muy
poderoso de elementors, que aparte de controlar las dos fuerzas
natural y elemental, dominaban la energía psíquica, entre ellos
había alguien que podía localizar a las personas o saber que les
había sucedido si estaba en contacto con sus pertenencias, estaba
dispuesto a llevar incluso por la fuerza a ese elementor a la casa
Riazor.
Era del dominio público que los principales guerreros de un
Distrito estaban en las escuelas, los institutos educativos no eran
más que fachadas para probar la fuerza de los futuros guerreros,
a casi nadie le importaban las clases que se impartían en los
liceos, lo que buscaban era unirse a un club poderoso para llegar
a volverse fuertes y en un futuro convertirse en guerreros, sólo
estudiaban los hijos de las familias nobles o ricas que tenían un
futuro asegurado, así como las personas no violentas que
esperaban conseguir un empleo con éstos últimos.
Los líderes de las escuelas al igual que los Delegados de los
Distritos eran los más fuertes de todos y siempre estaban en
guerra con los colegios de las otras demarcaciones, cuando
llegaba la edad en que ya no podían seguir estudiando, se
convertían en soldados de sus Distritos, rara vez se unían al
ejército pues ya tenían “grabado en la sangre” su amor por su
lugar de origen.
Era posible llegar al Segundo Distrito por tren o por mar,
Cross prefirió hacerlo por tren, era la manera más rápida, en
cuanto llegó se dirigió a la principal escuela local, ahí alguien le
diría en donde se encontraba el lugar donde estaba la Legión de
los Iluminados.
Cuando Cross llegó a la escuela superior fue abordado de
inmediato. "Alto ahí." Varios chicos con cara de pocos amigos
lo habían detenido.
"¿Que desean?"
"Que te quites esa capa y nos muestres tu rostro y tus
colores."
"Vengo de la zona militar, tengo inmunidad, no tengo nada
que ver con la guerra de escuelas."
"Eso lo decidirá la líder acompáñanos."
"Lo siento, pero tengo prisa."
"Vendrás con nosotros por las buenas o por las malas."
"Elijo por las malas."
"¿Crees que podrás hacer algo? Nosotros somos cinco…"
"Lo voy a intentar".
Antes de que pudieran reaccionar Cross ya los había puesto
fuera de combate, excepto a uno. "Tú me vas a indicar en donde
está la Legión de los Iluminados."
"N…n…no l…l…lo sé".
Cross creó energía con su mano. "O me lo dices o te destruyo
el rostro."
"No, por favor, le aseguro que no lo sé, pero la líder de la
escuela es un Arcángel, es una de los Siete Iluminados."
"Llévame con ella."
"Si."
El estudiante llevó a Cross a través de la escuela, cuando
llegaron a un edificio les bloquearon el camino, era un
estudiante que parecía ser uno de los líderes del instituto. "¿A
donde van?"
"El chico que estaba con Cross habló con miedo "Viene de la
zona militar, dice que tiene inmunidad, lo llevo con la líder para
que decida que hacer con él."
"No te preocupes, yo sé que hacer con tipos como este…"
"No, espera." El estudiante temeroso trató de detenerlo.
"¡Quítate! Hola, soy Fenuet y soy el guardia de esta puerta,
de aquí no pasas amigo, hasta que te identifiques".
"Sólo soy un militar que viene de paso, necesito ir a la
Legión de los Iluminados."
"¿Que? ¿Estás loco? Nadie puede ir ahí."
"¿Apostamos?" Cross formó una kunai de energía y destruyó
una jardinera que estaba a un lado.
Todos se quedaron pasmados, los estudiantes se dieron
cuenta que ellos no eran rivales para él, ese chico podría destruir
toda la escuela. Habló Fenuet, esta vez con temor y respeto.
"Disculpe oficial, pero aunque sé que nuestras vidas corren
peligro no lo puedo dejar pasar."
"Entonces has decidido tu destino."
"¡Espera!"
<Esa voz…> Cross estaba seguro que la había escuchado en
algún lado.
Desde las sombras del edificio hablaba una chica: "¿Quien se
atreve a irrumpir de esa manera en mi escuela?"
"Sólo quiero hablar" <Esa voz… Estoy seguro que la conozco
>.
"Pues habla conmigo, soy la líder de la escuela superior del
Distrito II, soy una de los Siete Iluminados, me conocen como la
Arcángel Pariel, “el despiadado ángel de Dios”. ¡Que deseas?".
Cross sonrió, ya recordaba en donde había escuchado ese
tono de voz. "¿Y si simplemente te llamo… Michelle?"

Michelle sonrió, se dejó ver saliendo del edificio, estaba


contenta de que Cross la hubiera reconocido sólo con oír su voz.
"¿Como me reconociste? Estoy segura que mi voz ha
cambiado."
"Si, pero no el tono con el que tratas a la gente."
Michelle sonrió "¿Que quieres? Ahora podré ser un Arcángel
Iluminado, pero siempre seré una princesa…"
"Me imagino que si. ¿Podemos hablar en privado?"
"Sígueme."
"¿Estarás bien Pariel?" Mencionó un tímido Fenuet, no le
extrañaba que la guerrera más fuerte de la escuela conociera a
alguien tan poderoso.
"¿Crees que necesito protección? Y si así fuera... ¿Quien me
la dará? ¿Tú?"
Fenuet agachó la cabeza, estaba acostumbrado a los regaños
de Pariel, pero como todo mundo en la escuela estaba
enamorado de ella, sin embargo, era más grande a su amor el
miedo que le tenía, ya la había visto en batalla y no era algo para
tomar a la ligera. "No, discúlpeme mi líder".
Michelle veía a su subordinado con superioridad. "Además,
por más buen guerrero que sea, nadie es más poderoso que la
Legión de los Iluminados."
Fenuet con orgullo le contesto en posición de firmes: "Si,
líder, si."
"Acompáñame Cross." Michelle llevó a Cross a un salón que
habían adecuado como sala de reuniones.
"¡Con que la líder, ehh! Y además Arcángel."
"Así es."
"No esperaba menos de ti."
"No estoy aquí para enorgullecerte."
"Que hostil…"
"¿Y que? ¿No me vas a decir lo guapa que me he puesto?"
Cross la observó, realmente se veía divina, llevaba puesto un
vestido entallado color hueso que dejaba ver sus curvas y sus
piernas firmes y bien torneadas, lo usaba con botas color café de
diseñador. "Estás hermosa."
"Lo sé, ahora dime... ¿Cual es el motivo de tu visita?"
"Vengo buscando a la Legión de los Iluminados."
"¿A alguien en particular?"
"Si, a Rafael."
"¿Y para que?"
"Lo sabrás cuando estemos con él."
Michelle se estaba molestando. "¿Y ni siquiera me vas a
preguntar como me ha ido?"
"Si no mal recuerdo te felicité por tus avances y me
contestaste de manera grosera."
"Así soy yo."
"Si, y no me agrada."
"Entonces vete."
"No vine a verte Michelle, ni a socializar con nadie, prefiero
hablar con un burro que contigo, es más agradable y estoy
seguro que entiende mejor… Vine a buscar a Rafael y lo voy a
encontrar."
Michelle estaba furiosa, generalmente trataba a todas las
personas con desdén, sobre todo a los hombres, tenía bien en
claro que debido a su belleza le soportaban sus desplantes, pero
ya había olvidado que sus encantos no funcionaban en Cross, él
sólo tenía ojos para una persona y la Arcángel sabía que no era
ella. Su respuesta más que un reto era un reproche. "¿Piensas
obligarme a decírtelo?"
"Nunca levantaría la mano contra ti y lo sabes, pero si
destrozaría el lugar y a tus soldados hasta encontrarlo."
"Antes de que lo intentes te mataría."
"Entonces mi vida está en tus manos."
Cross se levantó y Michelle preparó su ataque. "Te lo
advierto Cross, no te acerques a esa puerta".
El guerrero no le hizo caso, Michelle atacó a Cross con una
descarga eléctrica, este no hizo nada por esquivarlo, pero
después de recibir el impacto, lanzó un ataque de energía pura
contra el muro, lo destrozó, junto con tres salones más, Michelle
lo volvió a atacar, nuevamente Cross no esquivó el ataque, ya
estaba mal herido, esta vez su ataque fue más poderoso,
destruyó toda el ala oeste del edificio, Michelle cambió el
ataque, encerró a Cross en un círculo de fuego, pero no fue
suficiente, Cross lo destruyó desde adentro, preparó un ataque
más poderoso, Michelle estaba desesperada. ¡Realmente Cross
iba a destruir el edificio! Y por más que era su escuela ella no
mataría a Cross, jamás…
Le gritó que se detuviera pero Cross ya estaba casi
inconsciente, el ataque sería fatal, antes de que soltara el disparo
Cross sintió que le explotaba la cabeza, se llevó las manos al
rostro y se desmayó.
"Ahora si te pasaste Pariel."Quien hablaba era un chico de
cabello negro, largo y lacio, era delgado, su rostro era fino y
atractivo, bien podría pasar por una chica, llevaba el uniforme
de la escuela, zapatos cafés, pantalón beige y camisa de manga
corta color hueso.
"¿Que hiciste Rafael?" Michelle encendió su aura, era hostil.
"Tranquila, sólo lo puse a dormir, de haber querido lo
hubieras matado tú. ¿Es acaso tu novio?"
Michelle se ruborizó "No digas tonterías, es sólo un amigo de
la infancia."
"Pues que amiguitos, mira como dejó el edificio…"
"Ya basta Rafael, bien sabes que eso no es nada, hemos
hecho cosas peores, mañana lo mando a reparar."
"Lo olvidaba señorita billetes, tú en vez de ser “el despiadado
ángel de Dios” deberías de ser la que tiene más dinero que
Dios".
El comentario hizo reír a Michelle, de los restantes seis
Arcángeles, Rafael era al que más apreciaba, era divertido. "Por
cierto Rafael, te buscaba a ti…"
Unos días después Cross despertó. "¿Donde estoy?"
"Lo lograste Cross, estás en la Legión de los Iluminados."
"¿No crees que ahora si te excediste un poco?"
"Te advertí que te detuvieras."
"Lo siento, creo que después de tu segundo ataque ya no
recuerdo mucho, sólo un terrible dolor de cabeza, eso fue
cruel…"
"Es tu culpa por no protegerte, pero vamos al grano. ¿Que es
lo que deseas de los iluminados?"
"Ya te lo dije, hablar con Rafael."
Entonces habló alguien a su espalda, Cross no lo había
notado. "Aquí estoy, mucho gusto, me llaman el Arcángel
Rafael, "el resplandor que cura”. ¿Que deseas de mí?".
"Si eres el resplandor que cura... ¿Te molestaría?"
"Tú te buscaste esa paliza, ahora arréglatelas solo."
"Está bien, no vine a eso, necesito tu ayuda."
"¿Para que?"
"Me han dicho que tú puedes visualizar que sucedió en un
lugar con sólo tocar las cosas…"
"Es cierto."
"Necesito que me acompañes al Distrito Comercial, debo
saber que sucedió hace diez años en una casa."
"Lo siento Cross, pero no puedo abandonar el sitio de la
Legión, no me está permitido."
"¿Con quien debo hablar?"
"No se trata de pedir permiso, simplemente no puedo ir."
"Si es necesario te obligaré."
"No tienes ninguna oportunidad, si te pones agresivo
morirás."
"Que así sea entonces."
Cross se levantó y colocó su cuerpo en posición de combate,
Rafael trató de calmarlo. "Tranquilo, te puedo ayudar de otra
manera."
"¿Cómo?"
"Si me traes objetos de esa casa, puedo ver que sucedió con
las personas que los usaban."
"Pero no tengo tiempo de ir y regresar…"
"Es todo lo que puedo hacer por ti."
"¡Espera! ¡Mi capa y mi insignia! Son de dos personas de la
casa, mi padre y Maggie."
"¿Que sucedió con Maggie?" Preguntó Michelle.
"No lo sé, pero al parecer desde que ustedes se fueron, todos
en la mansión fueron despedidos, quedó vacía, sólo permaneció
mi padre, pero al parecer Maggie está extraviada, fui a ver a su
familia y no saben nada de ella, lo cual es extraño, siempre
estaba en contacto con ellos…"
"Si, es raro…"
"A propósito Michelle... ¿Cuando fue la última vez que viste
a Christina?"
"¿Por que lo preguntas?"
"Porque todo esto es por ella, necesito buscar a Maggie para
que me diga en donde está. Por favor, si sabes algo dímelo."
"¿Todo esto era por Christina? ¿Estabas dispuesto a perder tu
vida sólo por saber en donde está?"
"Si, por favor, dímelo."
"Christina se fue cuatro años después de que te marcharas, la
habían prometido en matrimonio, tratamos de salvarla y sacarla
de la casa pero al final se rehusó a que la ayudáramos y se fue a
vivir con su prometido."
"¿Casarse? ¿Prometido?" Cross sintió un repentino escalofrío
y dolor en el pecho. "¿Sabes a que lugar se fue exactamente?"
"No, pero te aseguro que ella no quería irse."
Cross no sabía que pensar, se llevó la mano al mentón, la
noticia lo había perturbado "¿No recuerdas nada más? ¿Crees
que Elektra o alguno de los chicos tengan alguna información
que pueda ayudarme?"
"No. Es todo lo que sé y estoy segura que nadie sabe nada
más. ¿Irás a buscarla?"
"Por supuesto."
Michelle estaba furiosa, se dio la vuelta y salió de la
habitación.
"¿Que fue eso?"
"Lo ignoro Cross, dímelo tú."
"No lo sé, Michelle siempre ha sido un poco rara."
"Por esa “rara” yo te voy a ayudar, los Iluminados no estamos
para auxiliar a nadie del exterior, tu petición nunca hubiera
encontrado un cauce aquí, sólo lo estoy haciendo porque Pariel
prácticamente me rogó que lo hiciera."
"¿Michelle, rogar?"
"Así es, yo estoy más sorprendido que tú, ella se quedó todo
el tiempo a tu lado, me rogó que te ayudara, cuando me negué
me amenazó, dijo que si tú te empeñabas me llevarías por la
fuerza, si eso sucedía ella pelaría a tu lado…"
Cross guardó silencio, no supo que contestar, no sabía que
pensar, Michelle lo desconcertaba. Rafael seguía dándole sus
razones. "Es totalmente inadmisible una pelea entre iluminados,
eso no está permitido."
Con una voz apenas audible Cross comentó: "No hubiera
tenido que cuidarme si no me hubiera dejado fuera de combate."
"No fue ella Cross, fui yo, cuando te “apague la luz”
Michelle soltó realmente un aura agresiva y eso que soy su
mejor amigo, así supe que no estaba bromeando cuando me
amenazó, en realidad hubiera peleado a tu lado, lo que hubiera
significado no sólo tu muerte sino también la de ella, ten
cuidado con lo que haces, tus decisiones pueden afectar a otros
de manera irrevocable."
"No lo sabía y lo siento, pero vas a ayudarme… ¿No es así?"
"Si, lo haré, ve por tus cosas."
Cross fue por la capa y la insignia, en ese momento llegó
Michelle. "¿Siempre si te vas a unir Pariel?"
"Sólo porque me interesa saber que pasó con Maggie."
"Está bien, dejen aquí las cosas y aléjense."
Así lo hicieron, primero un aura blanca rodeó a Rafael,
después sus ojos cambiaron a un color blanco y se formaron
letras alrededor de su córnea.
"¿Que sucede Michelle?"
"Ese es el estado definitivo de un Iluminado, Rafael está
utilizando su máximo poder, es muy peligroso, por eso es que
jamás hace este tipo de investigaciones, sólo en casos de
extrema urgencia."
"Y tu, también…"
"No, yo no puedo alcanzar ese nivel, es casi imposible, sólo
los iluminados más poderosos lo pueden hacer: los Arcángeles
Miguel “el que es como Dios”, Gabriel “el gobernador de Dios”
que es el Delegado del Distrito II y Rafael, el Líder de los
Iluminados."
"Si Gabriel es el Delegado, entonces Miguel…"
"No lo sé, nadie lo conoce, solo Gabriel y Rafael."
"Realmente agradezco…"
"Ya te dije que no lo hago por ti, es por Maggie, siempre fue
muy buena con todos, además, Chris también es mi amiga."
"Aún así te lo agradezco."
Finalmente Rafael terminó con los objetos y le habló a Cross.
"Listo, espero que estés preparado para lo que te voy a decir,
quiero que entiendas que sólo veo fragmentos de un
rompecabezas que debo ir armando, puede haber lagunas.
Primero voy a empezar con la visión de Mirkos, después la de
Maggie."
Tanto Cross como Michelle se sorprendieron y horrorizaron
con la visión de Rafael; resultó que Mirkos no era el padre de
Cross, su nombre era Mirkos Sholmm, era un sirviente de
Argento Riazor, quien le encargó a Cross para que hiciera el
papel de su padre, cuando se fueron los seis prodigios hace un
año de la casa del Distrito Comercial, el supuesto progenitor
asesinó a todos los sirvientes por ordenes de Argento Riazor. Al
parecer, Christina fue prometida en matrimonio con un noble de
otro estado del país de Boleria y fue enviada a vivir con su
nueva familia, Mirkos se quedó en la residencia del Distrito
Comercial con el único objetivo de esperar a Cross, Riazor sabía
que volvería tarde o temprano.
En cuanto a Maggie, ella conocía más cosas de lo necesario,
Riazor la torturó hasta que le mencionó todo lo que sabía, las
visitas de Christina a Cross, así como la carta que Chris le había
dejado con ella, después, por diversión dejó que la siguieran
torturando hasta morir, el verdugo fue Mirkos.
"Maldito hijo de puta. ¿Y que decía la carta?"
"No lo sé, Maggie nunca la leyó, sólo la guardó."
"¿A que Estado mandaron a Christina?"
"Los objetos no lo revelaron."
"¿Cual es mi origen?"
"Eso no era lo que querías saber, no lo indagué."
Cross estaba desesperado. "Maldición, no me dices nada."
Rafael se molestó "Yo sólo hice esto como un favor a Pariel,
creo que ahora debes irte."
"Lo siento Rafael, estoy frustrado por lo que me dijiste, te
agradezco que hayas hecho esto y créeme que estoy en deuda
contigo, si algún día necesitas de mi, con gusto acudiré a tu
llamado."
"No te preocupes, te entiendo, ahora tienes muchas cosas que
hacer, te deseo suerte y lo que hablamos queda entre nosotros,
no quiero tener problemas. ¿Ok?" Volteó a ver a Michelle.
"No te preocupes, gracias por todo y hasta luego."
"Un momento" dijo Michelle viendo a Rafael. "¡Hazlo!"
"Vamos Pariel, me agotó lo de las prendas."
"Rafael…"
"Está bien."
Rafael levantó los brazos dijo una plegaria y un velo blanco
rodeó a Cross, todas sus heridas sanaron, incluso ya no le dolía
la cabeza.
"Eres un amor, gracias" dijo Michelle lanzándole un beso a
Rafael.
"Váyanse, quiero descansar."
Michelle acompañó a Cross hasta la salida del Colegio.
"Gracias por todo Michelle."
"Está bien, lamento haberte herido."
"No te preocupes, sé que nunca me lastimarías de verdad."
"Oye Cross. ¿Vas a seguir buscando a Christina?"
"Si, con todo lo que tengo."
Michelle agachó la mirada con tristeza.
"¿Que sucede? ¿No quieres que averigüe que pasó con
Christina?"
"No es eso, Christina era buena y no le deseo ningún mal, es
sólo que ha de ser lindo que alguien arriesgue la vida por ti."
"Haría lo mismo por ti Michelle, si estuvieras en algún
peligro daría mi vida por salvarte."
"¿En serio?"
"Claro, aunque lo más seguro es que tú terminarías
salvándome a mi, eres muy fuerte…"
Michelle sonrió, entonces Cross se percató que se había
convertido en una jovencita de una belleza deslumbrante, tenía
el cabello de color rojo, mismo que contrastaba con sus ojos de
un azul intenso, piel suave como la seda, cuerpo frágil y esbelto
pero bien formado, su rostro el de un ángel. "En verdad te has
vuelto hermosa y cuando no eres tan petulante en serio que es
agradable estar contigo, gracias por todo."
Michelle abrazó a Cross. "Cuídate por favor, no hagas nada
estúpido y si lo vas a hacer avísame, yo estaré ahí."
"Ya te lo dije muchas veces pero otra vez no está de más,
gracias." Besó a Michelle en la frente.
Michelle sintió que un escalofrío recorría su cuerpo, deseaba
que ese momento no acabara nunca. "Nos vemos después."
"¡Espera!" Ambos voltearon, era Rafael quien
hablaba."Dejaste la capa y la insignia."
"La capa pueden quemarla, gracias por la insignia."
Los dos guerreros se estrecharon la mano, lo hicieron de
manera abierta y sincera, se agradaban y se respetaban, los dos
esperaban que nunca llegara el día en que tuvieran que
enfrentarse; Cross se marchó.
"Interesante tu amigo Pariel."
"Si, lo es."
"Va a ser muy poderoso, espero nunca enfrentarme a el."
"No le dijiste todo ¿verdad?"
"No."
"¿Sabes donde enviaron a Christina?"
"No realmente, sólo averigüé un nombre, si es quien creo
entonces tu amiga está en un sitio muy peligroso y con el nivel
que tiene ahora ese chico iría a una muerte segura, tú lo estimas
demasiado para que se lo dijera."
"Gracias Rafael."
"No es nada, además, tu amiga es una Riazor de primera
línea, se podría decir que es de la realeza de Boleria, es
imposible que le hagan daño, ese apellido pesa tanto como el
mío. ¿Tú quieres saber el nombre de la persona que me
revelaron los objetos?"
"No, no me lo digas, no quiero mentirle a Cross si me lo llega
a preguntar."
"No te gustan los secretos entre novios ehh, mi niña esta
madurando."
"Ya te dije que no es mi novio, no huyas, ven aquí y
enfréntate a las consecuencias."

Cross partió con rumbo al Distrito Comercial, al irse no sabía


porque pero sentía calor en el pecho y un vacío en el estómago,
sintió que no quería despedirse de Michelle; pero tenía cosas
que hacer, debía hablar con su padre o más bien dicho con
Mirkos, le quedaba más cerca el Distrito III pero no quería ver a
la familia de Maggie, todavía no estaba listo para decirles lo que
había sucedido, tardó algunos días en llegar a la residencia
Riazor, al estar frente a la puerta decidió saltar el muro, no
quería darle a Mirkos la oportunidad de huir.
"Hola hijo. ¿Esos son los modales que te he enseñado?
¿Porque no tocaste a la puerta?"
"Porque no quería darle la oportunidad de huir señor
Sholmm."
"Muy impresionante Cross, tomando en cuenta que el patrón
borró todo registro de mí cuando te trajo a casa. ¿Como lo
averiguaste?"
"Eso es lo de menos, ahora vas a decirme donde esta
Christina."
"Lo siento pero esa es información confidencial, además,
ahora te has vuelto una persona peligrosa hijo, tendré que
retenerte aquí hasta que el patrón decida que hacer contigo,
salgan muchachos."En un instante una veintena de hombres
armados rodearon a Cross. "Sabía que volverías, por eso me
preparé, decían que eras muy inteligente pero la verdad no lo
eres tanto, te tendí una trampa y ni cuenta te diste."
"Ahora sé que con certeza que no eres mi padre Mirkos, yo
no podría ser descendiente de alguien tan estúpido. ¿Realmente
crees que estos idiotas con sus juguetitos van a poder con un
bérserker?"
"Te recomiendo que no lo hagas muchacho, el patrón se va a
molestar si te mato."
"Observa y aprende."
En cuestión de segundos Cross se deshizo de todos los
tiradores, no lo alcanzó ni un solo disparo. "Te recomiendo que
sueltes esa arma padre o te la arranco con todo y brazo."
"No serás capaz ¿verdad? Como quiera que sea no fui un mal
padre y sólo estaba obedeciendo órdenes."
"Suelta el arma."
"Ya la solté, ahora tranquilízate y no me hagas daño."
"¿Eso fue lo que te dijeron todos los empleados a los que
asesinaste?"
"¿Quien te dijo…?"
No alcanzó a terminar la frase, Cross lo golpeó en el cuerpo,
le fracturó las costillas. "¡Maldita sea! Controla tu fuerza. ¡Yo
no soy un guerrero!"
"Sólo te voy a dar una oportunidad. ¿En donde está
Christina?"
"Lo desconozco, sólo escuché que la prometieron en
matrimonio y la enviaron a vivir con su futuro marido fuera de
Arcadia."
"¿A donde? ¿Quien es la familia?"
"No lo sé."
Cross volvió a golpear a Mirkos, esta vez le destrozó el hueso
del hombro derecho. "Para, por favor, te juro que no lo sé, ese
maldito de Argento Riazor no me dijo nada más, sabía que
vendrías, por eso me dejó aquí y por lo mismo no me comentó
nada, estoy seguro que sabía que me torturarías, si alguna vez
sentiste algo por mí como tu padre te lo suplico, no me mates."
"No mereces piedad, mataste a gente buena."
"Por favor…"
Cross juntó energía en su mano derecha suficiente para
exterminar la construcción donde vivió, dirigió el disparo al
suelo, hizo un hoyo de siete metros de profundidad, Mirkos
estaba horrorizado, había mojado sus pantalones. "No me
mates… hijo."
"Jamás me vuelvas a llamar así, no te voy a matar, como lo
dijiste fuiste como mi padre y de eso no tengo queja."
Tomó por el cuello a Mirkos y lo arrojó al hoyo.
"¡Ayyyy! Creo que me rompí la pierna."
"Tuviste suerte, pudo haber sido el cuello."
"No me dejes aquí."
"Sube por tus propios medios."
"Tengo rota una pierna y tú me destrozaste el hombro y
algunas costillas, es imposible que pueda subir."
"Te equivocas, si se puede, yo he entrenado más herido que
eso, demuestra que eres de mi familia y sal de ahí tú solo."
"Por lo menos aviéntame algo para comer."
"Come insectos, así lo hacía Dorian y ve que fuerte se volvió,
han de tener muchas vitaminas."
"Mejor mátame, no voy a poder subir y cuando venga la
gente de Riazor me van a torturar y matar."
"Ya te dije que no lo haré, pero si quieres hazlo tú, ten esta
botella de combustible."
"Por lo menos dame un arma."
"No, arréglatelas así."
"¿Podrías pasarme el encendedor que está en mi chaqueta?"
"Ahí esta tu chaqueta, no quiero que pases frío, adiós papá."
"Dame la oportunidad de vivir, lánzame una espada o mejor
aún, un arma…"
"Favor por favor, dame un nombre que me sirva y te doy la
espada, dime donde está Christina y te saco de ahí."
"Está bien, te diré donde está Christina…"
"No me mientas Mirkos, te conozco bien y sé cuando
mientes, si tratas de engañarme, antes de irme te voy a romper la
otra pierna…"
"Está bien, cálmate, no se a donde enviaron a Christina, pero
hay dos personas que sí lo saben."
"¿Quiénes son?"
"Una es Bastián".
"¿El chofer de Riazor?"
"Así es, él se la llevó."
"¿Y la otra?"
"Hansel, el secretario particular de Riazor, seguramente el lo
dispuso todo para el viaje de Christina, te recomiendo que lo
busques primero a él, Bastián no se despega para nada de
Riazor."
"Ten tu espada. Adiós."
"¡Espera!"
"¿Qué quieres?"
"Te cambio el que me saques de este hoyo por lo que sé de tu
origen."
"Eso no me interesa mucho, después lo averiguaré por mi
cuenta."
"El saber tu verdadero apellido te abrirá muchas puertas."
"Prefiero que te quedes ahí dentro, adiós papá, sinceramente
espero que la gente de Riazor te encuentre, te torture y te mate,
como tú lo hiciste con personas buenas e inocentes."
"Maldito seas, yo te maldigo, espero que te mueras
desgraciado."
Cross nunca en su vida le había dicho “papa” a Mirkos,
siempre le había dicho padre, después de lanzarle una última
mirada de decepción se retiró, el torneo empezaría en unos días,
ya no había tiempo, tenía que hablar con Riazor en persona,
sabía que su mentor estaría en la Ciudadela observando el
torneo, lo confrontaría y de ser necesario lo obligaría a darle el
paradero de Christina.
CAPÍTULO 8
MICHELLE

Michelle Aphrodite Harrisson nació en el seno de una familia


noble, su padre, Johann Harrisson era el hombre más rico del
Distrito III, tenía uno de los negocios más prósperos en el
Distrito Comercial, era comerciante, inversionista y prestamista,
por lo que Michelle tuvo una infancia de cuento de hadas, sus
padres la adoraban y cumplían todos sus caprichos, era altanera,
egoísta y déspota, desde temprana edad su padre la empezó a
aleccionar para que en un futuro llevara el negocio familiar ya
que su madre no podía tener más hijos y su hermana mayor,
Eleonor, no mostraba carácter. Debido a lo anterior, Michelle
siempre estaba con su padre acompañándolo en los negocios,
era muy inteligente y prácticamente se convirtió en el libro de
cuentas y agenda de Johann, a los cinco años de edad ya le era
indispensable para su negocio, ella no lo veía como un trabajo,
para ella todo era un simple juego en el que era la mejor.
A Michelle le encantaba recibir atención y ser admirada por
todos, estaba acostumbrada a dar órdenes y a que todos la
obedecieran de inmediato, incluso Eleonor, quien la odiaba en
secreto, la frustraba ser ignorada por todos a pesar de ser la
primogénita, era cinco años mayor que su hermana pero todos la
pasaban por alto, incluso su propia madre, cuando Michelle
estaba presente no le prestaba atención, por eso no le importó
cuando su progenitora falleció, en se entonces ella contaba con
seis años, los sirvientes la veían como una chiquilla caprichosa
nada más, no le hacían caso, en cambio a Michelle le temían.
La hermana mayor no soportaba que la pequeña le ganara en
todo, a pesar de que todos decían que ella era muy linda,
Michelle lo era más, cualquier persona que conocía a Eleonor
quedaba encantada por su gracia y su belleza pero en cuanto
veían a su hermanita ella desaparecía, además, si le ganaba en
belleza en inteligencia era peor, no había comparación en cuanto
a sus intelectos. Pero era hipócrita y como todos los demás se
desvivía por atender a su hermana, planeando en secreto su
venganza.
Rhynguss Harrisson era el hermano menor del padre de
Michelle y la mano derecha de éste en todos sus negocios, el tío
sufría del mismo mal que su sobrina Eleonor: la envidia.
Rhynguss nunca fue tomado en cuenta para llevar el negocio
familiar, toda la atención se centró en el primogénito, él sólo fue
educado para ser un auxiliar, una buena mano derecha, cuando
su padre murió sólo le heredó unas cuantas propiedades a él y a
su madre, todo el negocio y su fortuna se la había dejado a su
hermano con la recomendación de que se encargara y cuidara de
ellos. ¡Una recomendación! Ni siquiera una cláusula obligatoria,
es decir, si a Johann se le antojaba despedirlo, él se quedaría en
la calle, por eso actuaba siempre como un leal colaborador con
su hermano, porque así se lo había ordenado su madre, una
mujer ambiciosa, impositiva y muy bella. Dikken, la abuela de
Michelle, se había casado con Paulssen Harrisson por su dinero,
venía de una familia noble venida a menos y pensó que casada
con el hombre más rico del Tercer Distrito su vida sería de
ensueño, que equivocada estaba… Al principio todo era fiestas y
lujos, hasta que nació Johann, entonces, su esposo la obligó a
dedicarse al niño, no quería que fuera educado por institutrices,
tenía que estar al pendiente de él todo el tiempo, después nació
Rhynguss, un niño tímido y falto de carácter.
Johann tenía las cualidades de su padre para los negocios, era
analítico e independiente, su madre nunca pudo dominarlo ni
ejercer control alguno sobre él, en cambio Rhynguss era un niño
falto de carácter completamente apegado a ella, era su
marioneta. Cuando Paulssen murió, Dikken Harrisson creyó que
por fin disfrutaría de todos los lujos y la diversión que el dinero
podía comprar, pero una vez más se equivocó, su maldito esposo
sólo les dejo unas cuantas propiedades a ella y a Rhynguss para
medio sobrevivir y a Johann toda su fortuna, fue en ese
momento cuando empezó a fraguar un plan para quedarse con la
fortuna de su hijo y Rhynguss sería su instrumento.
Convenció a Rhynguss de que él tenía tanto derecho como
Johann a la fortuna de su padre, observó a Eleonor, vio en su
mirada que ella se sentía como su hijo menor y se acercó a ella,
no le fue muy difícil hacerse su amiga y confidente, le
recomendó que fuera más unida con Michelle para que le
contara todo lo que sabía del negocio de su padre, cuando creyó
que tenía la información adecuada le ordenó a Rhynguss que
ejecutara su plan.
El hermano menor contrato a un par de bérserkers caídos en
desgracia, unos forajidos para que los asaltaran a el y a su
hermano, estaba aprovechando que tenían que cruzar una parte
de las montañas para entregar las cuentas de la administración
de bienes a un canterano de nombre Theobald, se había hecho
amigo de su guardaespaldas personal Atilus y a cambio de una
cantidad de dinero éste le había indicado cual era el mejor lugar
para tender una emboscada, les entregó las coordenadas precisas
a los forajidos para que los asaltaran, el plan fue un éxito, la
emboscada fue realizada con precisión, les quitaron el dinero
que llevaban de la rendición de cuentas, mataron a Johann
Harrisson así como a su pequeño grupo de escoltas y a
Rhynguss lo dejaron herido, casualmente aún y cuando fue
atravesado por una espada el filo no tocó ningún órgano vital.
Lo que los renegados no esperaban era la traición de
Rhynguss, estos fueron emboscados y asesinados a su vez por
Atilus, quien “de paso en una ronda”, se encontró con los
bérserkers forajidos y posteriormente con Rhynguss, lo llevó a
que le prestaran atención médica y logro salvar su vida,
desgraciadamente Johann Harrisson no tuvo tanta suerte.
Mientras tanto, en la residencia familiar, Michelle estaba
enferma, tenía seis años y no pudo acompañar ese día a su
padre, quien le ordenó que guardara reposo, la niña quería ir con
él, pero Johann Harrisson fue inflexible a pesar de la insistencia
de su tío Rhynguss de que la dejara acompañarlos, cuando se
trataba de la salud de Michelle, su padre paraba todas sus
actividades y se quedaba con ella hasta que sanaba, pero ese
viaje no podía ser aplazado por lo que Michelle estaba contando
las horas para que su padre regresara y ella pudiera hacer las
cuentas de los negocios…
Cuando se enteró de la muerte de Johann, el golpe para
Michelle fue devastador, adoraba a su padre, estaba demasiado
triste para pensar en otra cosa, no recordaba mucho a su madre,
contaba con un año de edad cuando ella falleció, su padre lo era
todo para Michelle, ahora su hermana y ella eran huérfanas, su
tío le había dicho que él se haría cargo de las dos, Rhynguss
siempre había sido bueno con ella.
Johann Harrisson le había encargado su testamento a
Michelle, la niña sabía que era la heredera de la fortuna y le
había prometido a su padre que dejaría que su tío se encargara
de los negocios hasta que ella fuera mayor y completara sus
estudios, una vez terminada su instrucción académica tomaría el
control de todo y Rhynguss volvería a ser la mano derecha, esta
vez de su sobrina.
Aprovechándose del estado melancólico de su sobrina,
Rhynguss preguntó a Michelle acerca del testamento de Johann.
La pequeña recordaba la recomendación de su padre cuando lo
redactó: <princesa, si algo me pasa llévale este testamento al
Señor Argento Riazor, mi socio en el Distrito Comercial, él
sabrá que hacer, no le digas a nadie que lo tienes, sólo
llévaselo, si no puedes hacerlo tu misma guárdalo hasta el
momento en que puedas entregarlo personalmente>, pero se
sentía demasiado deprimida para hacerlo, así que cometió un
grave error, le comentó que tenía el testamento a su tío.
"Yo tengo el testamento de mi papá."
"Me lo suponía princesa."
"¿Lo quieres leer?"
"Ya sé lo que dice y te aseguro que yo te ayudaré a llevar el
negocio hasta que tú puedas hacerte cargo, entonces, estaré feliz
de que me otorgues el honor de ser tu mano derecha."
"Claro que sí tío, mi papá confiaba en ti y yo también lo
haré."
"Me alegro pequeña."
"Tío. ¿Puedo pedirte un favor?"
"Por supuesto."
"¿Me acompañarías al Distrito Comercial a llevarle el
testamento al señor Argento Riazor?"
"Si quieres se lo puedo llevar yo mismo, me gustaría que
acompañaras y pasaras más tiempo con Eleonor, está destrozada
por lo de tu padre y ella no es tan fuerte como tú."
"Lo sé tío pero ya habrá tiempo para consolarla, mi padre me
encargó que lo entregara yo personalmente."
"Pero…
"Creo que fui clara. ¿No tío?"
A Rhynguss le hirvió la sangre, esa maldita niña le estaba
dando órdenes, pero se aguantó el coraje, necesitaba tener el
testamento en sus manos, después, ya sería otra cosa. "Esta bien
muñeca, vamos a entregarlo."
"Perfecto tío, vámonos."
Rhynguss trató de aprovechar la oportunidad "Bien
Michelle, toma el testamento y partimos al Distrito Comercial."
"El testamento ya lo envié, nos lo entregarán en casa del
Señor Riazor."
Rhynguss sintió que se le venía el mundo encima, esa maldita
niña era demasiado lista, le contó todo, pero al mismo tiempo se
aseguró de que no le robara el testamento, completamente
nervioso y decepcionado, fue a ver a su madre. "Espera un
momento Michelle, deja le aviso a tu abuela que vamos al
Distrito Comercial, a ver si no se le ofrece nada."
"Está bien."
Cuando Rhynguss llegó con su madre estaba demasiado
nervioso, tenía miedo de que lo reprendiera, siempre lo hacía y
ahora iba a ser peor, una pequeña niña había sido más
inteligente que él, después de pensarlo un rato se decidió a tocar
en su habitación.
"Pasa hijo."
Su madre se encontraba en la habitación acompañada de
Eleonor. "¿Puedo hablar contigo a solas?"
"No te preocupes, no guardamos secretos con mi nieta."
"Está bien. Madre... ¡Estamos perdidos!"
"¿Por que?"
Rhynguss le explicó todo a su madre.
"Te quiero mucho hijo pero siempre has sido un inútil."
"Lo siento..."
"No te preocupes, sabemos quien tiene el testamento."
"¿Como?"
En ese momento fue Eleonor quien habló. "Mi hermanita se
cree muy inteligente pero yo lo soy más, no por nada he sido
buena con ella todo este tiempo, ayer se le salió decirme que
enviaría a Peterssen a un mandado. ¡Estoy segura que el se
llevará el testamento!"
"¿Y donde esta Peterssen?"
"Tranquilo tío, la abuela ya mandó a otros criados a que lo
detuvieran, en este momento debe estar encerrado en las
bodegas."
"Perfecto yo me hago cargo."
Dikken Harrisson volteó a ver a si hijo y le advirtió: "Espero
que no lo eches a perder otra vez."
Rhynguss sonriendo le contestó: "No te preocupes madre,
este es mi momento."
Rhynguss llegó a las bodegas, arrebató el testamento a
Peterssen y lo mató, regresó a la habitación de Michelle."
"Tardaste mucho tío, no me gusta que me hagan esperar."
"Disculpa princesa es que fui a buscar un documento."
"No me importa lo que sea tío, cuando yo digo que nos
vamos, es nos vamos."
"Esta bien sobrina, a propósito... ¿Estas segura de que el
testamento va en camino?"
"Si, estoy segura."
"Que bueno. ¿Y no quieres saber que documento fui a
buscar?"
"Lo que hagas no me interesa tío."
"¿Tampoco te interesa esto?"
Cuando Michelle reconoció el testamento de su padre sintió
que un escalofrío recorría todo su cuerpo. "¿De donde sacaste
ese documento?"
"De donde lo dejaste."
"Devuélvemelo."
"Cállate mocosa, ya me tienes hasta la madre con tu actitud
de princesita, yo soy tu tío, soy el legítimo heredero de la
fortuna de los Harrisson y no me gusta que me falten al respeto."
Acto seguido golpeó a Michelle en el rostro, el golpe hizo
que se le partiera el labio, sintió en su boca el sabor de su propia
sangre, ella comprendió inmediatamente en que situación se
encontraba, pero era fuerte, con el rostro ensangrentado
preguntó: "¿Que hiciste con Pete?"
"Depende de que parte quieras saber... ¿Su cabeza o su
cuerpo?"
Michelle quedó impactada, quería mucho a Pete, era un joven
de su entera confianza, estaba segura de que había defendido el
testamento con su vida, pero no lloró, no le iba a dar ese gusto a
su tío.
"¿Que sucede aquí?" Diken Harrisson estaba en el umbral de
la puerta acompañada de Eleonor.
"Abuela, el tío Rhynguss no me quiere dar el testamento de
mi padre."
"¿Es cierto eso Rhynguss?"
"Si madre, al no estar mi hermano con nosotros yo debo ser
el heredero de los bienes de la familia."
"Eso es cierto, pero no te preocupes hija, nada te faltará, tu
abuela cuidará de ti."
"No necesito que nadie cuide de mí, se debe respetar la
voluntad de mi padre, la fortuna de los Harrisson nos pertenece
a Eleonor y a mí."
"Querrás decir sólo a ti. ¿No hermanita?"
"¿Qué dices Eleonor?"
"Así es, mi padre te lo dejó todo a ti."
"Nos lo dejó a las dos, sólo que yo voy a tener la
administración, a ti nunca te han interesado estas cosas."
Eleonor explotó. "¿Como lo sabes? ¿Alguna vez te
molestaste en preguntar? Yo simplemente fui ignorada, soy
buena en los negocios también ¿sabes? Yo puedo hacerme cargo
de la herencia familiar. ¡Soy la primogénita!"
"Eleonor, no sé porque mi padre te ignoraba o porque me
eligió a mi para ayudarle en sus negocios, pero yo no soy él, te
quiero hermana y juntas podemos sacar adelante esto."
"¿Juntas? ¿Cómo Michelle? Siempre me has tratado como tu
subordinada, igual que papá trataba al tío Rhynguss, no
hermanita, yo sola me voy a encargar de la fortuna de la familia,
ahora yo voy a ser quien reciba la atención, mi abuela y mi tío
me van a preparar para ello y tu querida, ahora vas a ser una
segundona, si me ruegas, te permitiré quedarte en la casa como
sirvienta."
"Antes muerta que servirte."
"No se peleen niñas, recuerden que son hermanas, mira
Michelle, yo te entiendo, pero comprende que sólo soy una vieja
y no puedo ir en contra de mi hijo y de tu hermana, además,
legalmente si no hay testamento ellos son los herederos antes
que tú."
"¡Pero si hay testamento!"
Rhynguss con una malévola sonrisa mientras quemaba el
testamento veía el rostro de sorpresa y rabia de Michelle. "Ya no
lo hay sobrina."
Michelle sólo podía ver lo que sucedía con impotencia, nada
podía hacer. Su abuela la mirada con compasión fingida. "¿Lo
ves hija? Ya es definitivo, no hay testamento, pero no te
preocupes, no es bueno ir en contra de tu tío y de tu hermana, no
dejaré que te echen a la calle para que mueras de hambre,
quédate conmigo, sírveme a mi, más que una sirvienta serás mi
dama de compañía, yo te protegeré."
"Está bien abuela."
De ninguna manera Michelle se estaba rindiendo, sólo estaba
ganando tiempo para recuperar su herencia, empezó a platicar en
secreto con los demás sirvientes, quería ver quienes todavía le
eran leales, tuvo tiempo de hacerlo puesto que ahora dormía con
ellos, la mayoría de los criados la detestaba puesto que era
demasiado caprichosa y altanera, pero algunos todavía le eran
fieles.
Desgraciadamente su plan fracasó, tenía muy pocos
empleados que estaban con ella, los demás tenían miedo de
perder su trabajo, al final, uno de ellos la traicionó, Rhynguss
mato a los sirvientes rebeldes y le dio una golpiza a Michelle, la
azotó con un fuete hasta cansarse, le dejó la espalda y las piernas
en carne viva, a pesar de que Michelle se resistió a llorar, al
tercer golpe gritó de dolor, cuando el castigo terminó, lloraba sin
cesar.
Al siguiente día Michelle fue obligada a trabajar como de
costumbre, tenía que servir a su abuela y ésta no tuvo
consideración con sus heridas, Eleonor se burlaba de ella y la
golpeaba en las marcas que le habían dejado los azotes, al final
del día, tenía la ropa pegada a la piel, trató de quitársela pero le
dolía demasiado el hacerlo, una señora de las que lavaban la
ropa de los Harrisson se compadeció de ella y la ayudó, le quitó
la ropa con rudeza, Michelle gritó de dolor. "Aguántate, si no
curamos esas heridas se te van a infectar." Michelle soportó el
dolor y ardor que le provocaban los ungüentos que le ponían,
pero después se sintió aliviada del escozor de las heridas. Una
semana después se encontró de frente con su tío Rhynguss, éste
divertido se burló de ella.
"¡Hola princesa! Espero que con los azotes que te dí aprendas
tu lugar en esta casa."
Michelle sabía que la iban a castigar pero era rebelde, a pesar
de no querer contestar para que no la golpearan las palabras
salieron de su boca. "Te juro que mientras esté aquí no dormirás
tranquilo."
"¿Y que va a hacer una niñita inútil como tu?"
"Ya lo verás."
Rhynguss la iba a golpear de nuevo cuando su madre lo
detuvo. "Espera hijo." Después de dirigió a su nieta. "Michelle,
ese comportamiento no es el de una señorita."
"Te recuerdo abuela que ya no soy una señorita, me han
degradado con la servidumbre. ¿Lo olvidas?"
"Es mejor que vivir en la calle."
"Lo dudo."
"Entonces para que aprendas a la calle te irás, Rhynguss...
¡Sácala de aquí!"
Michelle vio a su abuela con ojos de odio y desprecio,
entonces lo comprendió todo "Ya sacaste los colmillos…
¿Verdad abuela? Así que tú eres la que organiza todo…"
"No cabe duda que eres excepcional Michelle, pero yo soy
mejor que tú, ahora vete y cuando regreses por aquí a mendigar
por comida tal vez te deje ser la ayudante de los del servicio, por
ahora adiós."
"Adiós abuela y créeme que algún día te regresaré la
cortesía."
Michelle fue sacada a empujones de la casa de su padre, eso
le dolió en el alma, adoraba esa casa.
"¿Que se siente que te echen como perro, princesa?"
"Haz lo que quieras tío, pero te aseguro que recuperaré lo que
es de mi padre."
Rhynguss sonrió y le cerró la puerta en la cara, Michelle
había sido lanzada de la casa Harrisson pero no tenía tiempo
para lamentarse, de hecho, la batalla apenas comenzaba, empezó
a caminar dando saltitos y silbando una canción que le tarareaba
su padre para dormirla. Iba sonriendo.

Algunos días después en la Residencia Harrisson, Rhynguss


se lamentaba con su madre, le informaba que no encontraba la
fortuna familiar. "¿Que dijiste?"
"Lo que escuchaste madre, no está la fortuna Harrisson."
"¿Pero como?"
"Ya se hizo el inventario de bienes así como la contabilidad,
apenas tenemos para salir en los negocios y reinvertir, ni
siquiera seremos una familia acomodada, con las deudas que
tenemos sólo somos una familia de clase media que vive más o
menos al día, nada de lujos, se necesitarían cincuenta años para
recuperar la fortuna."
"Serían menos si tu hermano llevara el negocio pero contigo
yo creo que serán ciento cincuenta."
"Eso era innecesario de decir madre."
"Es que eres un inútil, pero no puedo creer lo que me dices,
siempre hemos vivido holgadamente…"
En eso habló Eleonor. "La fortuna esta escondida."
"¿Que dijiste?"
"Michelle me contó una vez que mi padre tenía su riqueza
escondida en un lugar en las montañas para evitar ser robado.
No confía en el gobierno que puede confiscar fortunas enteras si
así lo desea, prefería guardar su patrimonio él mismo."
"¿Y porque no lo dijiste antes estúpida?"
"Porque pensé que con la herencia venían todos los bienes,
hasta los que mi padre escondía, se supone que el tío Rhynguss
era su mano derecha, él debería saber donde está ese lugar."
"Ahora que lo recuerdo Johann muchas veces viajaba sin mi
cuando llevaba grandes cantidades de dinero, no me decía a
donde iba."
"¿Se llevaba a alguien del servicio?"
"No, no ocupaba a nadie de aquí, contrataba bérserkers."
"Ahora entiendo, tu hermano nunca confió en ti."
"Así parece madre, estamos en un lío pues nadie sabe el
paradero del lugar donde se encuentra el tesoro de la familia,
nadie acompañaba a Johann en esos viajes, sólo los
guardaespaldas que contrataba y…"
En eso Rhynguss lo comprendió todo, se llevó las manos a la
cabeza, los ojos casi se le salen de sus orbitas y sólo atino a
gritar: "¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ MICHELLE !!!!!!!!!!!!!!!"

Después de algunos días y varias dificultades Michelle había


llegado al lugar en donde se ocultaba la fortuna de Johann
Harrisson, había ido incontables veces a ese lugar, su padre le
había dicho que sólo ella lo conocía y que nunca revelara su
ubicación, después de lo sucedido con su tío se juró seguir las
instrucciones de su padre al pie de la letra, si no le hubiera dicho
a Rhynguss lo del testamento, ahora no estaría en ese problema,
el escondite estaba en una cueva perfectamente camuflajeada en
la parte baja de las montañas del Distrito III, para llegar era
necesario bajar por una pendiente bastante inclinada y peligrosa
para quien no la conociera. Michelle sabía exactamente por
donde podía pisar y por donde era peligroso acercarse, su padre,
a manera de juego se lo había enseñado, la cueva se encontraba
en la parte baja de un relieve, los árboles y otras plantas cubrían
su entrada, era casi imposible de detectar a menos que se
descubriera su ubicación por casualidad, pero esa posibilidad era
muy remota, alguien necesitaba caer por la pendiente y
sobrevivir... Una vez adentro Michelle encendió el interruptor
secreto de las luces, entró a la cámara de la bóveda, ingresó las
claves para abrirla, pasó su pulgar derecho y su pupila por el
escáner, dijo la palabra clave: "Aphrodite", el sistema de defensa
hizo el reconocimiento de voz y la bóveda se abrió, Michelle
tomó un saco de monedas y los escondió en un oso de peluche
que guardaba en la bóveda, en realidad ese muñeco se lo había
mandado a hacer su padre para que ella cargara con las monedas
de más valor y las joyas preciosas, así, si eran asaltados, lo más
valioso estaba a salvo.
Michelle estaba harta de vivir como pobre, una vez que llegó
a la ciudad fue a un spa a limpiarse y a que la arreglaran, mandó
a que le compraran un vestido de seda muy caro, zapatos y
algunas joyas para niña, las personas que la atendían la veían
con desconfianza, pero la niña era hermosa y tenía buenos
modales, además de que llevaba dinero y eso era lo que más les
importaba, Michelle notó las miradas de desconfianza, les había
dicho a los dependientes que había ido a las montañas con sus
padres y había arruinado su vestido, sus guías le habían prestado
las ropas que llevaba que eran de sus hijas pero deseaba
cambiarlas, más tarde sus padres la pasarían a buscar, cuando
estuvo lista pagó, pero se percató que el guardia de la salida le
impediría salir, Michelle con toda naturalidad se sentó en la
recepción y fingió esperar a sus padres, después de unas horas
un lujoso vehículo se detuvo en la entrada del Spa, Michelle
esperó a ver quien se bajaba, lo hizo una señora vestida con ropa
de diseñador seguida de varios empleados, Michelle aprovechó
la ocasión, gritó "¡mama!" y corrió a su encuentro, el guardia de
la entrada desconcertado la dejó salir y Michelle abrazó a la
dama, ésta la miraba sorprendida, después Michelle volvió a
gritar "¡ya vi a papá!" y volvió a correr, corrió hasta que ya no
pudo más, nunca volvió la vista atrás, finalmente se detuvo en
un crucero y se percató que nadie la seguía.
Después de huir Michelle se dio cuenta que no sería tan fácil
establecerse en ningún lugar por su edad, necesitaba la ayuda de
un adulto, rápidamente ideó un plan y lo puso en marcha, se
buscó a un par de mendigos en la calle.
"Buenas tardes caballeros."
"Hola nena."
"¿Por que están aquí?"
Con sólo verla los mendigos supieron que era una niña rica,
así que le siguieron el juego. "Como podrás ver somos unos
pobres desamparados que no hemos comido en días, queríamos
saber si podrías ayudarnos con una moneda que te sobre."
"Si, creo que tengo alguna por aquí, tome."
Los mendigos se quedaron boquiabiertos, la moneda que les
ofreció esa pequeña niña era la de más alto valor, con eso
podrían vivir cómodamente más de un mes. "Muchas gracias
joven ama."
"No hay de que. ¿Les interesaría ganar más de esas
monedas?"
"¡Por supuesto! ¿Que tenemos que hacer?"
"Miren, mi papá es un hombre muy poderoso y necesita una
casa en esta zona del Distrito, pero no quiere que su nombre
aparezca, entonces, si ustedes aceptan rentar una casa a su
nombre les daría otra moneda igual."
"¿Eso es todo?"
"Si, eso es todo."
"Pero... ¿Por que no nos lo pide su padre o una persona
mayor?"
"Ya les dije que mi padre es una persona de la política, es
muy importante y está en el ojo público, así como sus sirvientes,
a mí como su hija no me prestan atención, por eso me envió
aquí."
"Pero no tenía algún amigo…"
"Perdón por molestarlos caballeros, les regalo la moneda y
que tengan un buen día."
"Espere joven ama, no nos hemos negado."
"A mi padre no le gusta que lo cuestionen."
"Lamentamos si la ofendimos, usted díganos que hacemos."
"Una vez que mi padre localice la casa los vendré a buscar,
los necesitaré para hacer otras diligencias, si se portan bien, mi
padre los hará unas personas ricas."
Una vez que Michelle se fue los mendigos se quedaron
pensando en la suerte que tenían y esperaron la vuelta de aquella
extraña niña.
Michelle regresó a los dos días, había visto una casa grande
pero nueva en el área comercial del barrio pobre, la amuebló
lujosamente en su interior, a simple vista parecía un negocio,
pero la planta alta la acondicionó como vivienda y contrató a los
dos mendigos como sus ayudantes personales, realizó varios
negocios pequeños pero con buenos dividendos a través de los
mendigos, quienes ya hasta se vestían elegantemente, su padre le
había enseñado bien, no quería llamar mucho la atención, pero
Vagn y Dres empezaron a sospechar puesto que nunca veían a
ningún adulto que llegara a la casa, sólo ellos entraban y
Michelle los trataba como sus criados, empezaron a sospechar
que la niña estaba sola y un día la siguieron hasta la cueva,
cuando Michelle se fue, los vagabundos entraron y descubrieron
la bóveda pero no la pudieron abrir, decidieron que la seguirían
la próxima vez y la obligarían a abrirla. Y así fue, a la semana
siguiente Michelle regresó a la cueva, ahora en vez de sacar
dinero lo depositaba, sólo que en esta ocasión al no conocer bien
el camino Vagn dio un mal paso y cayó al fondo del barranco, se
rompió una pierna, Michelle escuchó el ruido pero cuando se dio
cuenta ya era demasiado tarde, Dres la había alcanzado.
"¿Que haces aquí?"
"Nada mi niña, sólo asegurándome que estés bien."
"Estoy bien, mejor ve a ayudar a tu amigo creo que está mal
herido, llora como un animal."
"Dejémoslo así por el momento, primero vamos a donde está
tu alcancía."
"Aquí no hay ninguna alcancía."
"Bueno, como la llames, quiero que me abras la puerta que
hay al fondo."
"¿Y si me niego?"
"Créeme niña, la vas a abrir por las buenas o por las malas."
"Recuerda que mi padre es una persona muy poderosa, él
sabe que estoy aquí y te matará."
"Michelle, si tuvieras el padre que dices jamás te mandaría
aquí sola, no tienes a nadie, no sé porqué conoces la ubicación
de este lugar y porqué lo puedes abrir, sinceramente no me
importa, lo que quiero es lo que hay adentro de esa bóveda."
"Está bien, sígueme."
Michelle abrió la bóveda, Dres se quedo petrificado con las
riquezas que había ahí adentro. ¡Tenía para vivir con todos los
lujos durante cien vidas! Estaba tan absorto con ese tesoro que
no vio cuando Michelle se escapó, cuando se dio cuenta corrió
detrás de ella y pronto la alcanzó, al final, sólo era una niña de
seis años, sus piernitas no le permitieron huir de ese hombre.
"¿A donde crees que vas chiquilla?"
Michelle guardó silencio.
"No puedo permitir que escapes, además, aunque eres una
pequeña arpía, eres preciosa, siempre me has gustado, te voy a
hacer mujer antes de matarte, aunque si me gusta, tal vez te
conserve por un tiempo."
"Haz lo que quieras, sólo te voy a decir una cosa."
"Dime, te escucho."
"No estaba huyendo, únicamente vine por esto."
El rostro de Dres se contrajo, se desapareció la sonrisa de su
rostro, Michelle lo rostizó con un arma que disparaba energía
eléctrica, su padre le había enseñado a usarla, a diferencia de un
arma que disparaba aire comprimido o plomo, esta era muy
ligera y fácil de usar, hasta para una niña…
Michelle salió a donde se encontraba Vagn, estaba casi
desmayado del dolor por la pierna rota, el hueso había
traspasado la piel.
"Hola Vagn."
"Ama, estoy herido, dile a Dres que me ayude."
"Lo siento, tu amigo está muerto."
"¿Que le pasó?"
"Lo maté, es lo que les pasa a los que intentan robarme."
"Espera Michelle, no hagas una tontería."
"No te preocupes, a ti no voy a matarte, voy a dejar que lo
hagan los animales o que mueras de hambre."
"No, por favor, ayúdame."
"Lo siento, ya te dije, quien trate de robarme se muere."
"Por lo menos mátame tú, no quiero que me coman los
animales."
"Lo siento, pero no es agradable matar, adiós Vagn."
"Espera, por lo menos dame algo para suicidarme."
"Arrástrate cien metros, te dejaré un arma con un tiro, haz lo
que quieras."
Cuando Michelle ya iba llegando a la cima de la cúspide se
escuchó una descarga. Ya en la ciudad se dedicó a buscar a otros
mendigos que la ayudaran. pero esta vez iba a escoger a alguien
menos ambicioso, alguien a quien pudiera controlar, eligió a una
pareja de ancianos, esperaba que ellos fueran menos codiciosos
que los mendigos anteriores… y así fue. Los ancianos no
preguntaron nada, estaban felices de tener un techo y comida, ni
siquiera les interesó el pago que Michelle les ofreció, en ese
momento supo que había elegido bien, compró la casa que
rentaba y pudo hacer mejores negocios con los ancianos como
intermediarios, ya no necesitaba cuidarse las espaldas.

Habían pasado dos años desde que Michelle se había ido, el


trabajo era demasiado y no había ni rastro de su sobrina,
Rhynguss Harrisson estaba desesperado, su hermano era un
maldito genio, escondió todas sus riquezas, pero si por alguna
razón las perdía el negocio seguía siendo sustentable, dejó lo
justo para que siguiera caminando. ¡Maldito bastardo! Lo que
más le enfurecía era que su madre tenía razón, Johann levantaría
el negocio en un santiamén, pero el no tenía su capacidad y por
el contrario, tenía muchos vicios.
"¿Señor Harrisson?"
"Dime Bertha."
"Aquí lo busca un señor Atilus."
"Que pase inmediatamente."
Atilus y Rhynguss se habían hecho buenos amigos, ambos
eran perezosos, ambiciosos y tenían debilidad por los antros
nocturnos, el botín de la emboscada Rhynguss se lo había
regalado a Atilus como premio “por salvar su vida”, aunque de
haber sabido lo que le tenía preparado su hermano le hubiera
ofrecido sólo la mitad, pero no podía echarse para atrás, además,
Atilus le estaba ayudando a encontrar a Michelle, no podía
decirle de su situación o lo dejaría de ayudar, en el peor de los
casos le exigiría parte del tesoro, Rhynguss no podía permitir
ninguna de las dos opciones.
"Atilus, mi hermano, que milagro que vienes a visitarme."
"Pues si Rhynguss, ya no te apareces por el Club."
"Es que he tenido mucho trabajo, pero un día de estos
cerramos el maldito lugar sólo para nosotros dos."
"Eso me agrada... ¿Por que no lo hacemos hoy?"
"Hoy no puedo."
"No te preocupes, yo te invito."
"¿De verdad?"
"Así es, yo invito y tú pagas."
"No estoy para bromas Atilus."
"Yo tampoco Rhynguss, vengo por el dinero que me debes."
"Disculpa compadre, pero yo no te debo nada…"
"Si amigo, me prometiste una jugosa recompensa si hallaba a
tu sobrina…"
El semblante de Rhynguss cambió. "Maldita sea mi hermano,
ahora si te ganaste el encerrón."
"Te lo dije."
"¿En donde está la pequeña zorrita?"
"En la zona pobre del barrio sur de este Distrito."
"No lo entiendo... ¿Pidiendo limosna?"
Atilus soltó una risa sarcástica. "Eso quisieras... Por lo que yo
he constatado se aloja en una casa muy bonita con unos viejos
millonarios, vive a todo lujo, lo extraño es que dicen que esos
viejos eran pordioseros, pero al parecer recibieron una herencia
y Michelle es su nieta."
"Pero... ¿Como vive en ese lugar a todo lujo? ¿No es
peligroso?"
"Cuenta con el favor y la amistad del Capo que controla esa
zona y créeme, ese cabrón es peligroso."
"Perfecto Atilus, has sido de gran ayuda, en unos días
recibirás tu pago."
"Yo pensaba que hoy."
"Deja me encargo de este asunto, después me voy a tomar
unas vacaciones y tú conmigo, vas a rogarme que te deje volver
a trabajar después de que te hartes de mujeres y alcohol."
"Eso lo dudo, espero noticias tuyas. ¿Quieres que te ayude en
algo más? Puedo proporcionarte algunos hombres."
"No te preocupes amigo, lo tengo todo controlado."
Esa misma tarde Rhynguss habló con su madre, ésta estaba
furiosa, esa maldita niña que habían echado a la calle estaba
viviendo con todos los lujos mientras que ellos vivían al día,
pero eso iba a cambiar… y juntos elaboraron un plan para
recuperar la fortuna familiar, el proyecto incluía a su nieta
mayor.
"Eleonor ¿puedes venir un momento?"
"¿Que deseas abuela?"
"Te voy a dar la oportunidad de que te reivindiques con
nosotros."
"Gracias abuela, te escucho."
Eleonor se había convertido en la dama de compañía de su
abuela, aunque más bien era una sirvienta, la habían golpeado y
castigado por no haberles dicho lo del escondite del dinero,
incluso su tío Rhynguss había abusado de ella en varias
ocasiones, los demás criados ahora se burlaban de ella, era peor
que cuando no le hacían caso, lo había soportado todo porque le
daba terror que la echaran a la calle como a Michelle, escuchó el
plan y aceptó.
Rhynguss contrató a varios matones a sueldo, evitó la ayuda
de Atilus para que no supiera que es lo que quería de su sobrina.
Al siguiente día un grupo de malhechores interceptó a los
ancianos que vivían con Michelle, los golpearon y torturaron
hasta que les contaron todo lo que sabían de la fortuna de los
Harrisson, cuando Michelle llegó ya la estaban esperando, se
horrorizó cuando vio a los ancianos medio muertos en el suelo,
estos, entre balbuceos sólo alcanzaban a decir: “Perdón mi niña,
lo dijimos todo.” Michelle se sintió terrible, había llegado a
apreciar a esos ancianos y les había contado su historia,
afortunadamente para ella nunca les dijo de donde provenía el
dinero que tenía ni dónde se encontraba éste.
"Hola sobrina."
"Mal nacido."
"Que malos modales, se ve que los arrabales te han
cambiado."
"¿Y a que debo el placer de tu visita tío? ¿Ya terminaste de
llevar a la quiebra las empresas de mi padre?"
"¡Maldita niña, tu bien sabes a lo que vengo!"
"Explícamelo."
"Dime en donde esta el escondite de tu padre."
"De mi fallecido padre querrás decir."
"Cómo sea, no me interesa de que manera lo llames."
"¿Que te hace creer que lo voy a decir?"
"Si no me lo dices mato a esos ancianos."
Michelle sintió un gran peso en el corazón pero no podía
dejarse vencer, si mencionaba la ubicación de la cueva todos
estaban muertos, así que mintió. "Son sólo mis sirvientes,
cuando quiera compro otros. ¿O acaso ya se te olvidó quien soy?
De hecho, cuando se vayan espero tengan la amabilidad de
llevarse sus cuerpos y botarlos donde quieran."
Rhynguss conocía a su sobrina, sabía que era una niña
déspota que poco le interesaban los sirvientes, le creyó.
"Entonces me lo dirás por las malas, te violaremos y
golpearemos hasta que me digas lo que quiero."
"¿Recuerdas las pastillas de acido que tenía mi padre para
matar a los animales sin dolor?"
Michelle le mostró una a su tío y acto seguido se la metió en
la boca. "Haz conmigo lo que quieras, primero muerta que
entregarte mi herencia, si alguien se me acerca muerdo la
pastilla y la fortuna de mi padre se pierde para siempre."
Rhynguss estaba furioso, esa maldita niña nuevamente le
estaba ganando la partida. "Tal vez tu vida y la de tus sirvientes
no te importe pero… ¿Que tal la de tu hermana? ¡Tráiganla!"
Los matones llevaron a Eleonor, se veía maltrecha, Rhynguss
no tuvo que disfrazarla, así se veía a diario. "Ayúdame
Michelle."
"¿Eleonor?"
"Me quieren matar, dile al tío Rhynguss lo que quiere saber."
"Suelta a mi hermana."
"Lo siento sobrina, pero la suelto sólo a cambió de la
ubicación de tu ya sabes que…"
"Suéltala o te arrepentirás."
"Esta en tus manos princesa."
Entonces Michelle le habló directamente a Eleonor con cara
de resignación. "Lo siento hermana, hice lo que pude, ojala seas
fuerte y aguantes la tortura."
"¿Que?"
"Lo que oíste."
"¿Por que me dejas sola?"
"Está bien, le diré a mi tío lo que quiere saber, sólo si
contestas bien a mis preguntas…"
"¿Que preguntas?"
"¿Desde cuando estas en contubernio con el?"
La pregunta tomó desprevenida a Eleonor "¡Yo no estoy con
el!"
"¿No recuerdas lo que me dijiste el día que me echaron?"
"Estaba enojada hermana, tú siempre recibiste toda la
atención, pero eso no es algo para que me dejes morir."
"Eleonor, tu ibas a ser la próxima administradora de los
bienes de la familia Harrisson. ¿No es así?"
"Me engañaron hermana, ahora sólo soy una sirvienta, por
favor, ayúdame."
La voz de Eleonor sonó sincera no sabía sus motivos pero por
lo que estaba conociendo del tío Rhynguss, no dudaba que así
fuera. "Lo siento Eleonor, pero tú eres la única culpable de la
situación en la que nos encontramos ahora."
"¿Por que dices eso? Mi única debilidad fue no defenderte
cuando te echaron, pero yo no tengo nada que ver con esta
situación."
"Tienes que ver con todo Eleonor. ¿Acaso crees que no
recuerdo que tú fuiste la única persona a la que le comenté que
iba a mandar a Pete a un encargo?"
Eleonor se supo atrapada, no respondió nada.
"Fue tu culpa hermana, mataron al pobre Pete, si no me
hubieras traicionado ahora las leyes nos protegerían."
"Perdón, me equivoqué, por favor discúlpame."
"Te perdono hermana, pero papá siempre decía que una
persona debe vivir con sus errores, las decisiones que tomamos
son las que marcan nuestro futuro, yo me equivoqué por confiar
en mi tío y en ti, por esa equivocación ahora estoy pagando las
consecuencias, ha muerto gente inocente por esa decisión y pesa
sobre mi conciencia, lo siento, pero estás sola hermana."
Eleonor ya no pudo más, soltó toda la frustración que llevaba
dentro, no sólo por su infancia y la atención que le robó su
hermana, sino por su situación actual, la cual atribuía también a
Michelle, por su culpa ella era ahora una sirvienta. "Maldita
seas, trágate esa pastilla y muérete de una vez. ¡Suéltenme! Yo
misma te voy a matar perra, ojala y te pudras, que bueno que
mataron al maldito Peterssen y a mi padre, que bueno que sufras
desgraciada, te juro que algún día me la pagarás."
"El sentimiento es mutuo hermanita" Michelle volteó a ver a
Rhynguss, lo miraba con ojos retadores. "¿Que vas a hacer ahora
tío?"
"Por el momento nada Michelle, pero créeme, voy a
recuperar esa herencia, no importa a donde vayas te voy a
encontrar. ¡Vámonos y callen a esa loca!"
Al irse, Rhynguss pensó que todo iba según el plan trazado
por su madre, quien muy claramente le dijo que si las cosas se
salían de control se fuera y se asegurara de que su sobrina lo
viera.
Michelle mandó a un sirviente para que siguiera a su tío, al
poco rato le informó que iban rumbo al barrio de la gente rica,
Michelle se fue con otro criado al hospital, en el camino le dijo
que se apresurara y solicitara que mandaran ayuda para la pareja
de ancianos a los que habían golpeado, aunque dudaba que
fueran a sobrevivir.
Ella inmediatamente se dirigió a la cueva, era ahora o nunca,
se iba a llevar lo más que pudiera, vendería todo lo que tiene y
se iría a otro sitio, tenía que huir, cuando llegó al límite de la
ciudad donde empieza el bosque que va a las montañas se cruzo
con un niño que la miró fijamente, ella siguió su camino.
Se tomó su tiempo en llegar, quería que estuviera oscuro,
cuando finalmente estuvo al pie del barranco que daba a la
cueva ya había anochecido, corrió a toda velocidad, tenía que
llegar cuanto antes, escuchó gritos de gente que caía, ahora
estaba segura, la seguían, si la pendiente era peligrosa de
descender de día, en la obscuridad era peor, los que la seguían
también corrieron por la pendiente y cayeron, debía darse prisa,
tenía que llegar a la cueva, si lo lograba estaría a salvo. Pero no
lo logró, sintió como la tomaban de los cabellos y la tiraban al
suelo. "Quieta chiquilla alguien quiere hablar contigo."
Quien la había alcanzado era un trooper, al ser un soldado
con experiencia el bajar la pendiente para llegar a la cueva era
un juego de niños, una hora más tarde se apareció el tío
Rhynguss. "Hola sobrina, al parecer este juego lo gané yo."
"No estés tan seguro tío, adentro hay cientos de cuevas y una
serie de laberintos que sólo yo conozco."
"¿La pastilla?"
"Aquí esta y también llevaba un arma."
"Uyyy, chiquilla peligrosa ¿eh? Tienes dos opciones
princesa, mostrarme el camino o quedarte con mis hombres y
que te conozcan mejor."
"Te mostraré el camino tío, pero primero necesito que me
digas algo."
"¿Que es?"
"¿Mataste a mi padre?"
"¿Que te hace pensar eso?"
"Fue lo que dijo Eleonor hace rato. ¿O no?"
"Ayy, tu hermana es más inútil que nada, pero aunque no lo
quieras creer la aprecio y me voy a encargar de ella, además,
para que veas que soy hombre de negocios acepto tu trato, me
guías a mi herencia y te doy una respuesta. ¿Está bien?"
"Ok".
"Yo no mate a tu padre."
"No te creo."
"Pero lo mande matar. ¿Contenta?"
Michelle no dijo nada.
"Ahora se una buena niña e indícame el camino."
"Está bien, pero vamos sólo tú y yo."
"Ese no fue el trato."
"Ya lo cambié."
"Soldado…" Acto seguido el trooper que la alcanzó la
levantó por los aires. "Arrójasela a esos hombres."
"¡Espera! Está bien, te diré cómo llegar."
"Pero hazlo ahora, antes de que cambie de opinión."
"Es por ahí."
"¿En donde esta la luz?"
"No sirve."
"¿Como que no sirve?"
"El interruptor está a tu izquierda pero se descompuso."
"Si patrón, parece que todos los cables se los han comido los
animales."
"Maldita niña."
"¿Que querías tío? ¿Que trajera a un eléctrico para que le
diera mantenimiento?"
"Enciendan las lámparas. ¿Ahora por donde sobrina?"
"Por ahí, yo voy primero."
"No sobrina, tú no, ustedes dos, asómense." Al hacerlo los
dos hombres cayeron al vacío.
"¿Que demonios?"
"Te lo dije tío, que iba yo primero para verificar donde
terminaba el piso…"
"Pudiste habérmelo advertido".
"No me diste tiempo."
"Amárrenla con un lazo." Una vez que estuvo bien amarrada
su tío le permitió seguir. "Ahora si sobrina, vas tu primero."
"Por aquí, pero con cuidado." Todos siguieron a Michelle y
así pasaron ese obstáculo.
"Ahora hay que cruzar por ahí." Michelle atravesó corriendo
un tramo de terreno sin problemas, pero los siguientes tres
hombres rompieron el piso y cayeron al vacío.
"¿Que demonios? ¡Soldado regrésela!"
"Espera tío, es por aquí."
"¿Y como quieres que pasemos?"
"No sé."
"No se preocupe señor levantaremos un puente con los
lazos."
"Perfecto soldado."
El trooper alcanzó a Michelle de un salto, improvisaron un
puente y pasaron al otro lado. "¿Que te crees maldita niña?
¿Quieres que te mate?"
"No tío, pero es que yo siempre he pasado por ahí, no sabía
que el piso no aguantaba mucho peso."
"Sigamos adelante." Rhynguss no dijo nada más, pero
presentía que esa mocosa se estaba burlando de el.
"Es pasando ese puente."
Rhynguss volteo a ver al trooper, sólo quedaban él y otros
tres cargadores. "Adelante soldado."
"De ninguna manera señor, yo no me fío de esta niña."
"Para eso le pago."
"Me paga para que lo acompañe, no para morirme."
"Si quieres yo paso primero tío…"
"De ninguna manera, la distancia es mucha y podrías soltarte,
hay que reforzar el puente, a ver tú." Rhynguss señalaba a uno
de los cargadores. "Ve del otro lado para reforzarlo."
El trabajador se negó a hacerlo le tenia miedo a esa sonrisa de
la niña, esa chiquilla era el mismísimo diablo. "Te digo que
vayas…"
"No patrón, yo renuncio."
"Aquí no renuncia nadie, ve o muere." El trooper sacó su
espada.
"Prefiero morir peleando que atravesar ese puente." El
trabajador sacó un arma que tenía escondida es sus ropas pero
no le dio tiempo de dispararla, el trooper le cercenó la cabeza,
Rhynguss le habló a otro trabajador. "¿Tú que dices? ¿Cruzas o
también pierdes la cabeza?"
"Cruzo patrón."
Mientras el trabajador cruzaba le imploraba a Michelle. "Por
favor niñita no me mates, tengo familia, yo no sabía a lo que
venía, mi hija es una niña como tú, soy lo único que tiene, te lo
suplico, no la dejes sin padre."
Michelle por más que quiso ignorar las suplicas del
trabajador no pudo hacerlo, le gritó al cargador: "¡Espera!
Pégate a tu derecha y a tu izquierda cada que te lo indique."
Así fue guiando al trabajador hasta el otro lado, Rhynguss
sonrió.
"Muy bien sobrina, no eres tan desalmada después de todo...
¿Cierto? Adelante soldado."
"Ok, así será más fácil, sólo hay que reforzar los lugares más
débiles."
"¿Ya sabe cuales son?"
"Si, los memoricé."
Una vez que el trooper arregló el puente gritó a Rhynguss:
"Está bien, pueden pasar los que faltan juntos."
"Casi te sale ¿verdad Michelle?"
Una vez que cruzaron el trooper se acercó a su empleador.
"Esa niña es de cuidado señor, el puente estaba arreglado,
cortaron los soportes estratégicamente para que si alguien no
sabía la combinación de pasos se rompiera y cayera, pero sólo
quien pisara mal y no todo el puente."
"Maldita mocosa, si hay una sorpresa más te mato."
"Pues ve sacando tu arma tío."
Acto seguido, Michelle arrojó una piedra contra un blanco
que había en la pared y se tumbó en el suelo, pero nada pasó,
Michelle se levantó sorprendida.
"¿Ahora que hiciste chamaca del demonio?"
Michelle no contestó.
"¿Buscabas esto niña?" El trooper le mostró a Rhynguss una
bomba de fabricación casera y le preguntó a su empleador: "¿De
donde diablos sacó a esta niña? No es normal, esto nos pudo
haber matado…"
"Es mi sobrina."
"Es el mismísimo demonio."
Habían llegado a la bóveda, Rhynguss habló con el otro
cargador: "Tu ve y acércate a esa bóveda, pero hazlo rápido, no
lo voy a repetir."
El trabajador se acercó temblando de miedo a la bóveda, nada
pasó. "Es una puerta automatizada señor, se necesita la clave,
huella dactilar y la pupila del autorizado."
"Dame la clave Michelle."
"No."
En eso llegó el otro trabajador que quedaba. "Patrón, por el
otro lado hay un túnel que da a la entrada por donde ingresamos
inicialmente, es un camino a sólo treinta metros…"
"¿Qué?"
Si patrón, al parecer la niña nos llevo por una ruta más larga
y peligrosa.
"¿Y no hay más cuevas?"
"No señor, sólo esas dos, por la que nos metió esa niña y la
que sale directo."
"Maldita niña." Exclamó colérico el trooper.
"Cientos de cuevas y una serie de laberintos... ¿Eh,
Michelle?"
"¡Jódete chamaca!" Gritó el otro trabajador.
"Soldado, ya estoy harto, córtele los pulgares y sáquele los
ojos a mi sobrina, si la puerta no abre la volamos."
"Eso es imposible señor, esa bóveda es especial, tendrá que
contratar especialistas para que la abran."
"No importa, se hará lo que se tenga que hacer, encárguese de
esa niña."
Michelle empezó a gritar. "¡Espere, nooo!"
El trooper sacó una daga que llevaba al cinto, se acercó a
Michelle, esta sólo alcanzó a gritar “aléjate”; y de repente, de
sus manos empezaron a salir rayos eléctricos, fue sólo un
disparo pero suficiente para matar al trooper que no pudo
esquivarlo, Rhynguss se quedó en una pieza, le gritó a sus
trabajadores pero ellos salieron corriendo, gritaban: “¡Si es el
diablo!”.
Rhynguss también sintió temor de acercarse a su sobrina,
Michelle aprovechó la ocasión para huir, saltó hacia la derecha
del puente cayendo en un bordo que era imposible de ver en esa
obscuridad, lo rodeó y corrió veinte metros hasta llegar a unas
escaleras, era una ruta de escape, su plan lo tenía claro, la
bóveda tenía una salida de emergencia que se abría por dentro y
la enviaba por otro pasillo, la mayor parte de la herencia de su
padre eran diamantes y documentos, le bastaría con ocho o diez
viajes para llevarse todos los bienes, su padre le había
comentado que para abrir esa bóveda mínimo se llevarían de tres
a cinco días, tiempo suficiente para huir con su fortuna, tenían
una segunda bóveda de seguridad cerca para proteger su
patrimonio, pero a Michelle le fallaron los cálculos, sabía que
había perdido la herencia de su padre, pero había salvado la
vida, ya pelearía en otra ocasión, ahora lo importante era salir de
ahí sana y salva. Mientras, corría estaba pasando nota mental de
cómo había librado la muerte.

Después de encargarse de los dos vagabundos, Michelle sabía


que debía hacer algo para evitar que alguien entrara y se llevara
su patrimonio, se prometió no volver a la cueva hasta saber
como salvaguardarlo, la respuesta le llegó unos días después,
Michelle le pagaba a los niños de la calle para que le hicieran
varios encargos puesto que no le gustaba andar sola en esas
calles y ya no estaban Vagn y Dres para protegerla, un día uno
de los niños le dijo: "El jefe la quiere conocer."
Michelle sintió desconfianza. "Pero yo no a él."
"Mejor vaya señorita, él controla todo el barrio, si no va, la
obligará a ir, le aseguro que no le pasará nada."
"Dile que sólo voy si alguien de ustedes se queda aquí en mi
casa, si no regreso en cinco horas se muere."
El niño no supo que pensar y se fue con el recado, al día
siguiente apareció acompañado de otro chico. "Señorita, dice mi
jefe que yo me quede, mi amigo la llevara con él."
"Espero que entiendas que si no regreso en cinco horas te
matarán."
"El jefe nunca deja a sus soldados atrás."
"Me alegra oírlo."
La llevaron a una casa abandonada, mientras la recorría
estuvo sorteando una serie de trampas que salían de lugares
insospechados, “por favor, péguese a la pared”, “¿cuanto pesa?”,
“pise donde yo piso” y así hasta llegar al cuartel general y con el
líder de la banda, entró en una habitación en donde se
encontraban un muchacho gordo como de unos diecisiete años
de edad sentado en una silla, al lado había otro chico más grande
con cara de asesino y junto a ellos, sentado en el suelo un
pequeño jugando con unos autos de madera.
"Aquí está la señorita jefe."
Michelle le habló al gordo que estaba sentado. "¿Que es lo
que quieres? ¿Para que me hiciste venir?"
El pequeño que estaba en el suelo jugando le ofreció asiento,
el chico obeso se levantó para cedérselo.
"Así estoy bien, dime: ¿Que es lo que quieres?" Seguía
hablándole al gordo.
El niño pequeño levantó la voz para que Michelle lo volteara
a ver. "Hablar de negocios."
"Disculpa niño pero me dijeron que viniera a hablar con el
jefe y no con sus criados."
"El jefe soy yo."
"No me hagas reír."
El niño se puso serio. "No es recomendable insultar a quien te
invita a su casa, en especial cuando es alguien peligroso."
Michelle vio que hablaba en serio, sacó su arma y le apunto
al pecho. "Si me hacen algo te mueres conmigo."
"Bien, me platicaron que eras bastante peculiar, baja el arma,
ya te dije que sólo quiero hablar de negocios."
"Si no te molesta me quedo así."
"Como quieras, muchachos, déjenos solos." Los dos
grandotes se quedaron viendo entre ellos. "No se preocupen, a
ver si así se le quita lo agresiva a nuestra invitada". Los
guardaespaldas se retiraron. "¿Podemos empezar?"
"Adelante."
"Mira Michelle. ¿Te puedo llamar Michelle?"
"Sólo un igual puede llamarme por mi nombre y no cualquier
criado, pero visto tu rango dentro de esta organización creo que
está bien tutearnos."
"Me alegra que pienses así."
"¿Que me decías?"
"Ah si, esta es una gran familia de puros niños y nos
dedicamos a varios rubros, hemos expulsado a todos los grupos
de mafiosos de este barrio, nosotros lo controlamos todo, pero al
ser una persona de negocios comprenderás que no es fácil llevar
una empresa sin disciplina. ¿Verdad?"
Michelle asintió.
"En este organismo todo lo que ingresa de cualquier rubro lo
juntamos en un sólo lugar y de ahí sale para pagar los gastos de
la organización, a veces hay algún integrante que no coopera
con la empresa y se queda el producto de su trabajo, es decir, no
lo comparte, sin embargo, sigue gozando de los beneficios de
ser miembro y es respetado afuera por ello, a esas manzanas
podridas primero tratamos de corregirlos, si fallan otra vez los
expulsamos, si siguen trabajando en nuestro territorio los
eliminamos."
"Entiendo lo que dices pero... ¿Eso que tiene que ver
conmigo?"
"Pues que los niños que te ayudan son miembros de esta
organización y cometieron su primera falla."
"Pero eso no es mi culpa, yo no lo sabía."
"Pero ahora ya lo sabes, así es que desde ahora ¿que te parece
si nos entregas una cantidad semanal? A cambio te ofrecemos el
trabajo de toda la organización."
"Pero hay veces que no los voy a utilizar."
"Siempre nos vas a utilizar, por lo que sé, tu casa es muy
bonita y tienes un negocio próspero, eso es peligroso en este
barrio, pero si la gente sabe que eres mi amiga nadie se va a
meter contigo."
"Mi padre era un gran hombre de negocios y yo aprendí de él,
si te hubiera conocido me habría dicho que tú eres una persona
de la que hay que tener cuidado."
"¿Por que?"
"Eres un excelente vendedor y esos no son buenos para
obtener ganancias, a menos que sean tus socios."
"Entonces... ¿Gustas asociarte conmigo?"
"Trato hecho, me llamo Michelle Harrisson."
"Arlés Probzzer."
Ambos estrecharon sus manos, finalmente Michelle preguntó:
"Oye Arlés... ¿Cuantos años tienes?"
"Siete".
"¡Yo también! ¿No eres muy chico para tener una
organización criminal?"
"Tal vez, pero acaso... ¿Tú no eres también muy chica para
ser una rica y próspera comerciante?"
Los dos se quedaron viendo el uno al otro y estallaron en
risas por un buen rato.
Arlés se hizo muy amigo de Michelle, le explicó en que
consistía su “organización”, también le indicó cómo entre los
mismos chicos él tenía a sus vigilantes que le informaban
cuando alguien se quedaba con el fruto de su “trabajo” y no lo
aportaba al fondo común, así como la manera en que rolaba el
puesto de vigilante para que nadie supiera quien era en ese
momento la persona que los inspeccionaba y no fueran
detectados, entonces a Michelle se le ocurrió una idea, pidió a
Arlés que le dijera como había hecho las trampas de la entrada
de la Fortaleza, una vez que aprendió ya tenía un plan, pero
necesitaba suministros, fue al mercado y compró alimentos para
salir de viaje, regresó a la cueva para comenzar su plan.
Pasó un mes entero recorriendo el mismo camino de la cueva
a la bóveda hasta que lo memorizó con lo ojos cerrados, podía
hacer el recorrido sin ver y corriendo a toda la velocidad que se
lo permitían sus piernas, después reventó el sistema de
alumbrado, ya no lo necesitaba, contrató chicos de la
organización para que le ayudaran a poner las trampas en el
camino largo a la bóveda, les dijo que quería matar a unos tipos
que la estaban molestando, los muchachos le creyeron, era tal la
obscuridad de la cueva que hicieron su trabajo y no regresaron
más, les daba miedo ese lugar, con el puente fue distinto, al estar
más cerca de la bóveda lo cortó ella misma.
Cuando estuvo todo listo contrató a los chicos de Arlés para
que la siguieran todo el tiempo sin ser vistos, así sabría si
alguien la estaba observando o estaba tras de ella, daba vueltas
al azar por el barrio y después se iba al bosque, la contraseña
para saber si alguien la seguía era que un chico pasara junto a
ella exactamente a la entrada del bosque y se le quedara viendo
fijamente.
¡Que buena inversión habían sido esos chicos! Arlés valía
cada moneda que le había cobrado, desde que salió del área
urbanizada del Distrito III Michelle se había percatado que la
seguían, pero decidió continuar, tenía fe en sus trampas, sabía
que no tendría otra oportunidad de ir a la bóveda en mucho
tiempo, prefirió vaciarla de inmediato, pero su plan falló…

Por fin llego a la escalera que la sacaría al bosque a espaldas


de la cueva, subió tan rápido como pudo, al salir empezó a
correr, tenía un refugio bosque adentro, al otro día decidiría que
hacer, cuando llego a su albergue había una persona adentro, se
regresó para escapar pero otro hombre le estaba bloqueando el
paso, Michelle se dejo caer al suelo.
"Tu ganas tío, haz lo que quieras."
"Me honra que me llames tío Michelle, pero no sé que es lo
que gané."
Michelle encendió la luz y de inmediato reconoció al hombre
que la saludaba, era Argento Riazor, sin pensarlo corrió y lo
abrazó. "Tranquila niña, ahora estás bien."
"¿Y mi tío? ¿Y mi herencia?"
"No te preocupes, Lothar ya se encargó de todo." Michelle
volteó a ver al otro hombre, este le sonrió.
"Me alegra verlo señor Riazor, pero me temo que es
demasiado tarde, por errores míos perdí la herencia de mi
padre."
"Hasta donde yo he visto toda su fortuna está intacta, de
hecho hasta se ha acrecentado, eres buena en los negocios
chiquilla."
Michelle se quedó de una pieza.
"No te preocupes niña yo fui quien le prestó la bóveda a tu
padre y el no quiso borrar mis datos por si algún día necesitabas
de mi ayuda, al enterarme de su muerte la he estado vigilando,
yo soy muy rico y no necesito más dinero, además, también soy
honrado."
"Lo se señor Riazor, mi padre lo tenía en alta estima."
"Mira, como ya me conoces sabes que no me gusta andar con
rodeos, vengo a proponerte un trato."
"Lo escucho."
"Sé todo lo que has hecho desde que murió tu padre y es
impresionante, creo que eres una muchachita con un talento
especial, te ofrezco entrenarte y educarte en mi casa, sólo hay
dos condiciones, que te quedarás por diez años y no puedes
renunciar, a cambio, yo cuidaré de tu herencia y la administraré,
cuando te la entregue la habré multiplicado por cien, si no
aceptas tomaré la herencia de tu padre y la depositaré en mi
banco, así podrás disponer de ella como mejor te plazca. Se lo
debo a Johann."
"¿Y que pasará con los negocios de papá?"
"Los recuperaré todos."
"Gracias, pero creo que yo no lo necesito, puedo valerme por
mi misma."
"Creo que eso ya lo has demostrado en estos meses, estoy
seguro que triunfarás en lo que te propongas, yo únicamente te
ofrezco una alternativa de ser realmente alguien que pueda
cambiar el mundo, algo que sólo unos pocos elegidos podrían
hacer y tú eres uno de ellos."
"¿Y que espera de mi en esos diez años?"
"Que seas tan fuerte como un bérserker, créeme Michelle, vas
a ser muy poderosa, hoy creaste energía elemental de tipo
electricidad sin tener ningún entrenamiento."
"¡Pero no sé como lo hice!"
"Por eso quiero que entrenes, para que lo controles."
"¿Y que quiere que haga después de esos diez años?"
"Te haré una propuesta como la de hoy, si aceptas bien, y si
no, tomas tu herencia y haces lo que mejor te plazca."
"¿Y con mi familia?"
"Lothar se encargará de ellos."
"Una ultima pregunta. ¿Como supo acerca de mí?"
"Le estaba dando seguimiento a un chico con cualidades tan
excepcionales como las tuyas, pero de diferente clase, hoy lo
recluté, él me habló de ti, me dijo lo que habías hecho y me dejó
impactado, pero me sorprendí más al saber que ese prodigio era
la hija de mi querido amigo Johann, después le informaron que
te dirigías al bosque y te seguían, como ya te dije esa cueva es
mía, inmediatamente supe que te dirigías aquí, pero debía
constatar que realmente eras excepcional, así es que Lothar
estuvo observando todo, si tu vida corría peligro su orden era
rescatarte hasta el último momento, pero al parecer no lo
necesitabas."
"Perdone que lo corrija señor Riazor pero la ayuda si la
necesitaba, la necesidad, la suerte y los brutos que me
secuestraron corrieron a mi favor."
"Tu lo llamas suerte, yo habilidad. ¿Entonces que Michelle?
¿Aceptas mi propuesta?"
Michelle lo meditó, decidió que era su obligación vengar la
muerte de su padre con sus propias manos, para eso necesitaba
el entrenamiento adecuado. "Si, acepto, pero no quiero que
toquen a mi familia, déjenles un negocio con el que puedan mal
vivir, que tengan que vender lo poco que les dejó mi abuelo de
herencia, quiero que vivan, hasta que los vuelva a ver en diez
años…"
CAPÍTULO 9
ANTARES
Llegó el día del torneo, como había sido predicho se
encontraban todos los alumnos que habían completado el curso,
de dos mil que iniciaron sólo terminaron cuarenta, de los cuales
veinte eran troopers, trece elementors y siete bérserkers. En la
Ciudadela se presentaron los Delegados de los tres Distritos
exteriores y el Regente del Distrito Comercial, también
estuvieron presentes las familias más nobles y ricas del exterior
de la zona militar, así como invitados especiales del resto del
país, era un evento que nadie se quería perder, iba a ser
televisado en todo Boleria, los combates serían de alarido, se
habían presentado también guerreros independientes y al
servicio del gobierno de todos los Distritos, troopers, elementors
y bérserkers, todos querían el premio, por un tiempo se especuló
que hasta los mismísimos Delegados combatirían por la espada
sagrada Antares, pero al llegar el día ninguno de ellos inscribió
su nombre entre los combatientes, pero algunos sí enviaron a sus
mejores oficiales, también se inscribieron algunos militares,
entre ellos Phylax.
Empezaron los combates, fueron dos días intensos, al final,
en el tercer día sólo quedaban veinte participantes, cinco
troopers, tres elementors y doce bérserkers, Phylax también pasó
de ronda.
Para ese día se presento Argento Riazor a ver los combates,
llegaba con tres bérserkers para pelear por la espada sagrada.
Cuando un guerrero era reconocido por su habilidad se le daba
el derecho de competir directamente en los dieciseisavos de
final, por lo que doce bérserkers prestigiados se presentaron a
pelear directamente a las finales, los combatientes de Riazor
eran Lothar, Dorian y Arlés.
Desde que se presentó en la arena Arlés preguntó por la
inscripción de Cross pero no le supieron dar noticias de él,
dijeron que no estaba en las listas, después, investigando más a
fondo se enteró que su nombre aparecía en el registro de
muertos en entrenamiento, no lo podía creer, él sabía que de
todos los alumnos que habían terminado su educación en la
academia sólo tres habían pasado a los dieciseisavos de final del
torneo y ninguno tenía posibilidades de pasar a la siguiente
ronda, recordaba que Cross era muy fuerte y además poseía la
habilidad de controlar la energía pura, algo andaba mal y estaba
decidido a averiguarlo.
Se llevaron a cabo los combates de dieciseisavos de final y
los tres bérserkers de Riazor pasaron sin problemas, Phylax
también seguía en la carrera, a partir de aquí ya empezaba la
dificultad, quedaban sólo bérserkers y guerreros poderosos.
Arlés paseaba por los alrededores de la arena cuando se
encontró con su antiguo compañero de cuarto de la residencia
del Distrito Comercial.
"¿Que hay Dorian?"
"Arlés."
"¿Sabes por que no vino Cross?"
"No y tampoco me interesa, él era el más interesado de todos
en esta espada, no hablaba de otra cosa, si no está aquí es porque
no progresó."
"¿En serio crees eso?"
"No importa lo que crea, el hecho es que no está aquí."
"En eso tienes razón. ¿Y que piensas del torneo?"
"Que esto es una pérdida de tiempo, deberíamos luchar tú y
yo por esa espada de una vez."
"Te has vuelto muy soberbio."
"No tanto como tú, además, nuestros verdaderos rivales no
quisieron participar."
"Es cierto, Michelle es una elementor y dijo que no le
interesaban las armas, Elektra no quiso participar, no lo
necesitaba, iba a venir como espectadora pero como no vio el
nombre de Cross en las listas de participantes decidió no hacer
el viaje hasta acá, Cástor y Póllux siguen siendo troopers, pero
de los más poderosos y ya los conoces, no les interesa nada."
"Así es, pero son los únicos rivales que valen la pena."
"¿Y Lothar?"
"Bien sabes como yo que ya lo dejamos atrás, si le toca
enfrentarnos se retirará."
"El señor Riazor nos dio la misma orden a nosotros, no
debemos pelear."
"Sabes que si nos toca lo haremos."
"¿Vas a desobedecer a tu mentor?"
"Yo no Arlés, pero tú sí."
"En verdad eres otra persona Dorian, espero no pelear
contigo, no tengo nada contra ti."
"Las deudas de mi señor son mis deudas Arlés, no lo
olvides."
"Te entiendo amigo, luego nos vemos."
Llegó el día cuatro, arrancaron los octavos de final, ya se
habían desarrollado dos combates, los de Dorian y Arlés, ambos
ganaron en menos de un minuto, seguía el tercero, era el
combate de Phylax, le tocaba pelear con un trooper, se alegró de
ello, aunque había mostrado unas cualidades excepcionales, él
podía vencerlo, quería enfrentar al final a Lothar, lo conocía
bien y sabía que era muy peligroso, los dos chicos que venían
con Argento Riazor también eran de cuidado, habían ganado sus
combates sin tan siquiera esforzarse.
Midió a su oponente, era de estilo energía elemental tierra, no
lo conocía pero realmente era bueno, además, era fuerte contra
el elemento agua, pero Phylax, tenía todavía algunos trucos bajo
la manga.
"Comiencen."
Ambos contendientes dispararon poder elemental para
medirse, cuando los elementos estaban a punto de chocar algo se
interpuso, una fuerza brutal extinguió ambos ataques, en el
centro de la arena estaba una persona vestido de guerrero.
"Mi nombre es Lesath Crossifixio Sargás y vengo a pelear
por el derecho a llevarme la espada sagrada, Antares."
La espada sagrada era de tamaño mediano manejable a una o
dos manos, la hoja mostraba un muy leve tono rojizo, la
empuñadura demostraba que era una espada especial, cuando
Cross apareció parpadeó en rojo un poco más oscuro, sólo los
que conocían los secretos de esa espada lo notaron, entre ellos
Argento Riazor.
"Ponga atención Delegado, esto se va a poner interesante."
"¿Conoce al chico señor Riazor?"
"Claro que lo conozco. ¡Es mi protegido!"
Toda la arena estaba en silencio total, hasta que Phylax
rompió el silencio. "¿Quien te crees que eres? ¡No puedes venir
a competir aquí!"
"¿Por que no?"
"No estás inscrito."
"Hasta donde yo sé todos los alumnos de la academia están
inscritos en el torneo."
"Pero tu fuiste dado de baja."
"Te equivocas Phylax" Lothar era quien hablaba. "Tú lo
declaraste muerto por no resistir los entrenamientos pero no
hiciste el trámite de baja de la academia, él sigue siendo un
alumno."
Obviamente no sólo Arlés había investigado por que Cross no
estaba participando en el torneo, Lothar también lo había hecho.
Phylax hecho una furia le increpó: "¿Tu que te metes? Es un
competidor más por tu objetivo."
"¿Que quieres que te diga Phylax? Me gusta hacerte enojar."
"De todos modos no puedes participar, te saltaste las
preliminares sin ser un bérserker de categoría o un invitado."
"Yo lo respaldo." Se levantó Argento Riazor. "Y mi amigo el
Delegado del Distrito II también. ¿No es así?"
"Si usted lo dice Lord Riazor."
Phylax estaba hecho una furia. "¿Y como piensan arreglar el
emparejamiento? No se puede agregar a alguien más, estamos
en octavos de final…"
Cross volteó a ver a su antiguo profesor, su rostro era
inexpresivo. "Ese problema lo arreglo yo… estimado maestro."
Acto seguido le arrojó un kunai de energía pura a Phylax,
este levantó su defensa pero fue inútil, el ataque lo impactó,
después de recibirlo sólo alcanzó a decir: "Que ataque tan
poderoso…" Y se desvaneció. Había perdido el brazo derecho.
"Problema resuelto. ¿Con quien me corresponde pelear?"
El trooper que iba a pelear con Phylax enfundó su arma. "No
conmigo, yo renuncio."
Entonces Cross se dirigió al palco principal "Perdón por la
interrupción, pero no vine a perder el tiempo, que todos los
aspirantes peleen contra mi, esa espada hoy se va conmigo."
Los demás contendientes se enfurecieron al escuchar sus
palabras, seis de ellos lo atacaron, los derrotó a todos en un
instante, entonces Cross caminó hacia la espada sagrada, nadie
se puso en su camino, al lado de ésta se encontraba Arlés.
"Hola Cross."
"Hola Arlés. ¿Piensas retarme?"
"No, hoy no, tu exhibición fue buena y si peleamos uno de
los dos moriría, no tengo ganas de morir hoy."
"Me parece sensata tu respuesta, porque yo si vengo
dispuesto a matar."
"Adelante, la espada es tuya, mi objetivo de todas formas es
otro." Volteó a ver a Argento Riazor.
"Me da pena contigo Arlés, pero vas a tener que esperar un
poco, tengo que cruzar algunas palabras con él."
"No te preocupes, sabes que soy paciente, si no es hoy otro
día será, pero créeme, ese día llegará."
Ambos se hicieron una reverencia con la mirada y chocaron
puños, con el revuelo que había causado Cross iba a ser muy
difícil llegar a Argento Riazor, Arlés prefirió observar y
divertirse, quien sabe, tal vez se dé un combate entre Cross y
Dorian; y entonces Riazor posiblemente pierda a su perro
guardián, le había gustado ese nombre, “perro guardián”, le
quedaba como anillo al dedo a Dorian, Arlés sabía quien era
ahora. Cross lo combatiría con la espada sagrada, sería una pelea
de pronóstico reservado.
Cross alargó el brazo hacia la espada sagrada, conforme más
se acercaba más resplandecía en rojo el metal del arma, cuando
finalmente su mano tocó el cerrojo de la urna en donde estaba
Antares, el contenedor explotó en mil pedazos, el arma estaba
expulsando demasiada energía, Cross la tomó en sus manos y la
espada trasladó su energía al cuerpo de su nuevo portador, en
cuestión de segundos Cross apareció en el palco de Argento
Riazor, con la mano izquierda inmovilizo a Dorian con su pared
defensiva y puso la punta de Antares en la garganta de su ex
mentor.
"Hola Cross. ¿Es esto necesario?"
"Aquí esta tu espada. ¿Donde esta Christina?"
Argento Riazor sintió que le hervía la sangre sólo de escuchar
pronunciar el nombre de su hija de labios de Cross, él había sido
el culpable de la tragedia de su niña. "¿De que me hablas
muchacho?"
Cross apretó la espada contra la garganta de Riazor, de su
cuello manó un hilo de sangre, Argento volteó la vista hacia
Lothar quien estaba impasible, no iba a actuar, luego giró su
visión hacia Dorian, observó como los ojos café claro se le
tornaban en un color cian claro, con la energía que desprendía
de su cuerpo “derritió” la pared de energía de Cross, se llevó la
mano a su espada.
"Tranquilo Dorian, Cross no va a hacer nada."
"Te lo repito Riazor. ¿Donde está Christina?"
"Si retiras tu espada de mi cuello hablamos, en caso contrario
haz lo que te apetezca."
Cross desvió unos centímetros la espada del cuello de Riazor
y la clavó en el respaldo de su asiento, se alejó tres pasos,
momento que Dorian aprovechó para atacar, en una fracción de
segundo golpeó a Cross en las costillas, éste se doblego,
después lo clavo con su espada por el hombro al suelo con una
precisión quirúrgica, no le tocó ningún órgano vital. Cross no se
inmutó. "Ya tienes tu espada Riazor. ¿A donde demonios
enviaste a Cristina?"
"Mira Cross, donde esté mi hija no es de tu incumbencia, yo
jamás te pedí la espada, tú decidiste venir a entrenarte y pelear
por ella."
"¡Porque tú me lo pediste!"
"Error, te lo sugerí."
"¿Entonces no deseas la espada?"
"Ah, eso es diferente, si me interesa."
"Entonces tómala y contéstame lo que te pedí."
"Cross, deseo la espada pero ahora está incompleta."
"¿Como?"
"Así es, el arma tiene un complemento sin el cual no puede
ser dominada."
"¿Entonces?"
"Te explico. Como ya te había dicho, la espada sagrada
escoge a su dueño, en este caso en particular tú muchacho, la
espada brilla ante tu presencia, por lo que todo este torneo fue
pura diversión, recuerda que también te había mencionado que
el torneo se realizaría siempre y cuando la espada no hubiera
elegido amo; Antares estuvo a la vista de todos, si te hubieras
molestado en ir a verla, la pudiste haber reclamado hace diez
años."
"Creo que esa información no me ayuda mucho."
"Oh claro, sólo quise hacerte sentir un poco tonto; como te
iba diciendo, el arma sagrada únicamente funciona con el
elegido, pero hay otra manera de dominarla…, existe un guante
especial que puede transmitir la energía de Antares a su
portador, no controla al cien por ciento a la espada pero si un
cincuenta por ciento, que créeme muchacho, es mucho poder."
"Así es que también deseas el guante."
"Sin el guante la espada en manos de cualquier persona es un
bonito objeto ornamental, indestructible, pero sólo un adorno."
"Ya me estoy cansando de estar en el suelo. ¿Podría decirle a
Dorian que retire su arma de mi hombro?"
"¿Y si no lo hago?"
"No creo que quiera averiguar de lo que soy capaz."
"Yo si." Le dijo Dorian.
"Tranquilo campeón. Esta bien Cross, solo promete que no
vas a volverme a atacar."
"No me interesa atacarlo, usted sabe lo que quiero."
"Ah, si Christina… Libéralo, no me atacará."
Antes de que Dorian retirara la espada, Cross lo hizo
utilizando su energía elemental, su herida no sangró, estaba
cauterizada, le entregó su espada a Dorian tomándola por la
hoja. "Eres bueno Dorian, me alegro de que no estuvieras con
los que derroté."
"No eres rival para mí."
"Si, seguro. Entonces Riazor... ¿Donde está ese guante y
donde está tu hija?"
"El guante está protegido por el Círculo del Zodiaco en el
Distrito I, mi hija estudia en la escuela superior del Distrito III.
¿Contento?"
"No mientas, sé que diste su mano en matrimonio y que la
enviaste con su futura familia fuera de Arcadia."
"Cross, yo jamás he mentido, si te digo que mi hija está
estudiando en la escuela superior del Distrito III es porque ahí
está. ¿Ok?"
"La voy a buscar y espero que no me detengas."
"Cross, lamento que te comportes de esa manera con quien te
dio casa, alimentos y estudios, nunca nada te faltó, te traté como
a un hijo…"
"Ahórrate tus discursos Riazor, ya sé como eres en realidad,
me enteré de la masacre en tu casa y lo que le hiciste a Maggie,
por el momento Christina es lo que más me importa pero
créeme, de una forma o de otra pagarás por lo que has hecho."
"Piensa lo que quieras muchacho, al parecer has sido
engañado, pero te perdono, eres como mi hijo y mis puertas
siempre estarán abiertas para ti."
Cross retiró la espada. "Al parecer esto todavía es mío, espero
que lo que dices sea cierto, porque de lo contrario te aseguro que
te voy a visitar y tendremos una agradable velada, bueno, eso si
no se me adelanta Arlés, al parecer también está ansioso de
mostrarte su gratitud.”
"Hagan lo que tengan que hacer, lo que hice por ustedes lo
realicé sin esperar ningún agradecimiento, pero tampoco
esperaba tal desprecio, a propósito, por lo menos espero que en
el futuro te dirijas hacia mi como señor o Lord Riazor."
"Nos vemos pronto Argento…, Dorian…, Lothar…,
Delegado…" Cross observó a cada uno de los mencionados a
modo de despedida.
Lothar vio como Cross lo miraba con tristeza en lo ojos, pero
no dijo nada, sólo inclinó la cabeza a modo de saludo, ya
averiguaría que es lo que pasaba, únicamente observó a su
antiguo alumno saltar a la arena y retirarse.
"Ufff, eso estuvo bastante fuerte Lord Riazor, creo que de sus
cuatro bérserkers su número se redujo a la mitad."
"Así es la vida Delegado, tal vez a menos…" Riazor observó
a Lothar quien le sostuvo la mirada.
La escena de Cross con el señor Riazor no fue televisada, la
señal fue cortada “por fallas técnicas”, después la editaron,
parecía que Cross había subido a que lo felicitara su benefactor,
así de poderoso e influyente era Argento Riazor. Se proclamó
vencedor del torneo a Lesath Crossifixio Sargás, quien por ser el
poseedor de la espada sagrada ahora recibiría el título de “Lord”
con todos los beneficios que esto traía, su rostro ahora era
conocido por todo mundo en el estado de Arcadia, así le sería
más fácil a Riazor tenerlo vigilado…
Una vez que todo terminó los Delegados de los Distritos I y
III así como las familias más ricas y nobles se volcaron con
Argento Riazor, nadie escuchó nada y el Delegado del Distrito II
tampoco hizo ninguna mención de lo realmente sucedido, dijo
que todo fue teatro de los muchachos felices por la victoria de
Cross, por lo que todos asediaban a Riazor para solicitarle como
extutor legal del vencedor (Cross tenía veinte años, la mayoría
de edad era a los dieciocho) que le permitiera unirse a sus
fuerzas como comandante de sus respectivos ejércitos (Riazor
vivía en el Distrito Comercial que era neutral), éste les contestó
que eso lo decidiría Cross en persona, al ser declarado Lord
tenía el derecho de decidir su futuro por cuenta propia.
Mientras tanto, en otro lugar de la arena dos viejos amigos se
encontraban.
"Habías dicho que no te interesaba el torneo."
"Tenía curiosidad."
"Que gran espectáculo... ¿Verdad Michelle? ¿O prefieres que
te llame Pariel?"
"Me da lo mismo."
"¿Disfrutaste del show?"
"No estuvo mal."
"Te vi apuntando al palco. ¿A quien querías lastimar?"
"A nadie."
"Tal vez… ¿Ayudar a Cross?"
"No seas ridículo, sólo estaba protegiendo al Delegado, por
eso estoy aquí, soy parte del servicio de inteligencia."
"Dicho así no hay nada más que decir, hasta luego, fue un
gusto verte."
"Espera Arlés. ¿Pensaste en mi propuesta?"
"Creo que ya te dí mi respuesta."
"Si, pero tampoco pudiste hacerte con el liderazgo del
Colegio del Distrito III, te propongo que formes tu propio grupo
independiente de la escuela, no le rendirás cuentas a nadie, sólo
quiero que en caso guerra pelees de nuestro lado."
"Acepto, pero si Riazor esta en tu bando iré por él."
"No hay problema, a mi tampoco me simpatiza."
"¿En serio? Te hizo una mujer muy rica."
"Lo hizo con mi fortuna y a cambio de algo que yo cumplí,
además, hay cosas más importantes que el dinero".
"Me alegra que así lo entiendas, pero a propósito de dinero,
voy a necesitar una nueva fortaleza…"
"Habla con mis contadores, tienes crédito ilimitado."
"Gracias princesa."

Horas más tarde en los cuarteles de la Zona Militar.


"Argento. ¿Que sucedió allá arriba?"
"Nada Lothar, sólo que Cross y al parecer también Arlés son
un par de malagradecidos."
"Desde que se fueron los niños me enviaste un año a ver tus
asuntos a la capital, mientras, te llevaste a entrenar a Dorian a tu
tierra natal" Lothar señalaba a Dorian. "Cuando regresaron este
cabroncito se había convertido en un robot, además, desde ese
entonces no he pisado tu casa en el Distrito Comercial. ¿A que
se refería Cross? ¿Que pasó con tu hija y con Maggie?"
"Lothar, te agradezco todos los años que has estado conmigo,
de verdad hiciste un gran trabajo, pero ahora tengo a Dorian, por
lo tanto, rescindo el contrato que tengo contigo y con la
Ciudadela, el tramite ya lo había iniciado antes, así que el
papeleo ya está en orden, tu ultimo compromiso conmigo era la
participación en el torneo y como siempre estuviste excelente, te
fuiste invicto, a partir de ahora te deseo la mejor de las suertes."
"Espera Argento, no me importa el contrato, por mi está bien,
pero me vas a explicar lo que sucedió."
"Cuidado con como le hablas a Lord Riazor." Dorian se puso
enfrente de Lothar con la mano en su espada.
"Como quieras chico" Lothar adoptó pose de ataque.
"¿Que pasa aquí?"
Todos voltearon hacia la voz que preguntaba, se trataba ni
más ni menos que de uno de los Comandantes del ejército de la
Ciudadela, nombre clave: Armagedón. "Lothar. ¿Ya olvidaste
saludar a tus superiores?"
"Lo siento Comandante Armagedón, el General de las
Fuerzas Especiales de Inteligencia del área del Cinturón, lo
saluda."
"Descanse soldado." Después volteó hacia donde estaba
Argento. "Lord Riazor." Lo saludó con una inclinación de
cabeza.
"Hola Comandante, le explicaba al General de la rescisión de
nuestro contrato".
"Ah si, los papeles están en orden, General, se le reasigna a
su antigua unidad en el área del Cinturón del edificio principal, a
falta del Comandante Ragnar usted será uno de nuestros
estrategas, repórtese de inmediato."
"Si Comandante, sólo necesito unos minutos con el señor
Riazor, debemos aclarar unos puntos."
"No hay nada que aclarar Lothar, todo está dicho entre usted
y yo."
"¡General! Me parece que el tiempo afuera le ha afectado la
cabeza, aquí no se perdona la indisciplina, repórtese con su
unidad".
"Señor, pido mi baja del ejército".
"Eso lleva su trámite y su tiempo, ya debería saberlo, ahora
es la última vez que se lo digo, repórtese a su unidad…, no,
espere, repórtese a la prisión, está usted arrestado por
desobedecer a su superior."
"A la orden señor."
Lothar se dirigió a la prisión, no tenía elección, le enfurecía
que un imbécil como Armagedón le diera órdenes, pero él así lo
había decidido, en el pasado su puesto había sido muy superior
al del Comandante, pero había sido hace mucho tiempo, cuando
él mismo era otra persona, de reojo observó como sonreían
Riazor y el Comandante, a su lado Dorian estaba impasible.
CAPÍTULO 10
DORIAN
Dorian vivía en una herrería, su madre murió cuando lo parió
y nadie desde ese día volvió a ver a su padre, su tía, hermana de
su progenitora se hizo cargo de él desde su nacimiento, a los dos
años lo vendió al canterano del pueblo, el señor Theobald que
era la persona más rica del pueblo montañés “C” del Tercer
Distrito, controlaba y explotaba la cantera más grande de toda la
zona, era conocido por su crueldad y porque compraba seres
humanos para que trabajaran en sus minas como esclavos, sólo
había dos formas de escapar de su yugo, comprando su libertad
o con la muerte. Theobald les cobraba a sus trabajadores
intereses gigantescos por haberlos “comprado”, lo que en
realidad hacía era pagar sus deudas a cambio de su trabajo en la
mina, también cobraba por la ropa que usaban, por el techo
donde dormían, por la comida, con lo que finalmente sus
trabajadores por más que se esforzaban terminaban por retirarse
de la segunda manera.
Desde que Dorian tenía memoria era obligado a cargar
piedras y comía una sola vez al día (cuando comía), la vida en la
mina era dura, los mismos trabajadores le quitaban su alimento,
era común que los niños pequeños que compraban para trabajar
en las minas murieran en pocos meses, los utilizaban para entrar
por reductos que sólo cabrían animales pequeños exponiéndolos
a gases tóxicos, también a la hora de comer y de dormir eran
sometidos así como despojados por los más grandes, ningún
niño pequeño duraba vivo más de dos meses.
Dorian sobrevivió. A los seis años ya era un veterano en las
minas del señor Theobald, entraba y salía por los reductos a los
que lo enviaban, su cuerpo se hizo inmune a los gases tóxicos y
a las altas temperaturas, había aprendido a alimentarse de
plantas e insectos, cuando podía se atragantaba con su comida
en cuanto se la servían, tenía que ser rápido, debía comer antes
de que se la arrebataran, dormía a la intemperie, era mejor que
ser violado, ya lo habían sodomizado en varias ocasiones y
prefería el frío a ese sufrimiento, su cuerpo se hacía cada vez
más resistente, desde los cinco años había dejado de cargar
piedras, Theobald se dio cuenta de que Dorian era demasiado
valioso como “topo” para exponerlo a una lesión, sin embargo,
el vigilante de la mina y mano derecha del patrón, un bérserker
de nombre Atilus lo odiaba, había apostado con Theobald que
ese mocoso no llegaría a los cuatro años, después volvió a
apostar que no llegaba a los cinco y a los seis… había perdido
una verdadera fortuna por culpa de ese maldito roedor; el
guardia, para asegurarse de que no resistiera fue el primero que
lo violó, después les permitió a los demás que lo hicieran, él se
hacía de la “vista gorda”, pero el niño era un sobreviviente, a
pesar del maltrato físico y de las condiciones en las que vivía
jamás se enfermó, al contrario, se hacía más fuerte.
Atilus era implacable con ese niño, aún y cuando el señor
Theobald había prohibido que le cargaran el trabajo pesado a
Dorian, el guardia se desentendía cuando los otros trabajadores
obligaban al niño a que les ayudara con su labor, Dorian no
podía hacer otra cosa más que someterse y obedecer, él quería
morir, pero su cuerpo se resistía a obedecerlo.
El tiempo siguió pasando hasta que Dorian cumplió la edad
de ocho años, entonces, su vida cambió, sucedió el día en que su
patrón lo mandó llamar, necesitaba que le trajera de la mina un
metal precioso para un caballero vestido elegantemente quien
iba acompañado de su guardaespaldas personal, un sujeto que
tenía un atuendo parecido al de Atilus, Dorian se encaminó a la
mina, en la entrada de la misma se encontró con el guardia.
"¿A donde vas mocoso?"
"Por la pieza preciosa que encontré la semana pasada."
"¿Que quieres hacer con ella?"
"Me la solicitó el señor Theobald."
Atilus se puso nervioso, había regalado esa pieza a una
prostituta de la que se había enamorado y pensaba utilizar a
Dorian para que posteriormente bajara a donde la había
encontrado y la repusiera.
"No vas a ningún lado."
"Pero el señor…"
"¡Cállate y escucha! Vas a hacer lo siguiente: dile a tu patrón
que la robaste para comprar comida y que te estafaron."
"¡Pero eso no es cierto!"
"Haz lo que te digo mocoso."
Dorian temía a Atilus, pero le tenía más miedo al señor
Theobald, en una ocasión observó como quemaba vivos a dos
trabajadores que habían robado algo de oro y pensaban escapar.
"Lo siento Atilus, pero no lo voy a hacer."
"¿Que estas diciendo?"
"Prefiero que me mates a enfrentarme a la furia del señor
Theobald, además, no importa que te haga caso o no, de todas
formas te vas a desquitar conmigo, siempre lo has hecho."
"Mira chamaco, si haces lo que te digo prometo no volver a
tocarte y prohibiré a los demás que se metan contigo."
"Pero el señor Theobald me castigará."
"No te preocupes por eso, yo hablaré en tu favor y cuando
mucho te azotará, yo cumpliré el castigo y seré blando contigo."
"No estoy seguro…"
"Acepta muchacho, que importa una paliza ahora si te vas a
evitar muchas más lo que te resta de vida." Atilus pensó:
<maldito cabrón, si Theobald no te mata lo haré yo>.
Dorian lo vio en su mirada, Atilus no cumpliría su palabra,
pero era peligroso decirle que no en ese momento, podría
matarlo.
"Esta bien Atilus, trato hecho."
"Tomaste la decisión correcta muchacho."
Dorian se regresó con el señor Theobald, por supuesto que le
diría la verdad, no quería morir quemado vivo, pero cometió un
error, empezó a caminar más rápido de lo normal y volteaba
frecuentemente a ver a Atilus, este se dio cuenta y tuvo un mal
presentimiento.
"¡Dorian espera!"
No le hizo caso, empezó a correr con todas sus fuerzas, Atilus
corrió detrás de él pero no podía alcanzarlo, con los excesivos
ritmos de trabajo a los que Dorian era expuesto su cuerpo no era
normal, sus piernas eran tan fuertes como el acero, Atilus que
era un bérserker controlador de energía elemental de tipo tierra
sacó su espada hizo un movimiento con ella e hizo temblar la
tierra, Dorian, seguía corriendo, sólo le faltaban unos metros:
siete…, cinco…, dos...
"¡Señor Theo…"
No alcanzó a terminar la frase. el techo se le vino encima y
junto con él a otros cinco trabajadores.

Cuando Dorian despertó todos lo estaban observando


asombrados, era el único sobreviviente, los demás cuerpos
estaban destrozados, el se salvó por su menudo cuerpo y porque
era muy resistente.
"Es un milagro que este niño haya sobrevivido."
"¿Por que?"
"¡Al parecer su constitución no es normal parece que su
cuerpo es de roca sólida!"
"¿Estas seguro Lothar?"
"Si Lord Riazor."
Argento Riazor observó al muchacho, aunque era menudo se
veía fuerte, su piel era clara y su cabello negro, su rostro sin ser
demasiado atractivo era agradable y llamaba la atención, su
mirada intimidaba, era demasiado intensa y penetrante, le
agradó. "¿Quien es este muchacho Theobald?" preguntó
Argento.
"Es sólo un aprendiz de minero señor."
"¿Y sabes por que sobrevivió a esta catástrofe?"
"No señor, me imagino que por su menudo cuerpo no lo
alcanzó ninguna roca grande."
"Cuéntame su historia."
"Nada extraordinario, su madre murió, su tía no podía
mantenerlo y lo dejaron a mi encargo."
"Bonita forma de decirlo… ¿Y que es lo que hace aquí?"
"Es muy pequeño para trabajar señor, como usted lo pudo
constatar lo usamos como mandadero."
"¿Estás bien niño?"
"Si señor."
Atilus vio aquí su oportunidad, en el derrumbe podía decir
que el muchacho soltó la pieza de oro, pondrían a varios
trabajadores a buscarla, tardarían por lo menos dos días a
marchas forzadas en limpiar todo y después, cuando no la
encontraran, diría que alguno la robó y los ejecutaría a todos,
nadie podía saber que él había tomado el metal precioso, su
prestigio estaba en juego, un bérserker no podía ser acusado de
ladrón, puesto que si cometía un delito en el encargo de sus
funciones perdía su rango; entonces tenía dos opciones, unirse al
ejercito como soldado raso sin posibilidad de ser promovido o
ser degradado a simple ciudadano, posteriormente sería cazado y
ejecutado, tendría que volverse un forajido. Pensó que debía ser
astuto y volver la situación a su favor.
"Dorian, entrégame por favor la pieza de oro que te encargó
el señor Theobald, espero que no se te haya caído en ese
accidente."
Dorian compendió inmediatamente la indirecta de Atilus, le
estaba ofreciendo una salida, había sido un accidente y no era su
culpa el haber soltado la pieza, pero algo se encendió en su
interior, al ver la risa de ese maldito asesino la sangre se le subió
a la cabeza, ese mal nacido había intentado matarlo y sin duda lo
volvería a hacer, en la mina todos lo odiaban, era un
desgraciado, había escuchado comentarios de que si el dueño de
la mina se enteraba de sus manejos podría ser degradado <al
diablo>, pensó <si me va a matar por lo menos me voy a
defender>.
"¡No te hagas el tonto Atilus, bien sabes que nunca me diste
una pieza de oro, tú la robaste!"
"Niño mentiroso, seguro la soltaste y tienes miedo de ser
castigado."
"¡No, tú la robaste!"
"Te voy a enseñar a respetarme maldito mocoso."
En ese momento Lothar se interpuso entre ambos. "Un
momento compañero."
"Hazte a un lado camarada, este asunto no es de tu
incumbencia."
"Perdón, pero si lo es, nosotros somos los compradores de esa
pieza de metal que al parecer está extraviada y ya pagamos por
adelantado."
"Está bien, lo entiendo y créeme que este chiquillo será
castigado por haberla robado."
"¿Cómo sabes que el chico la robó? ¿No decías hace rato que
quizá la había soltado en ese accidente?"
"Bueno…, si, pero es muy extraño que este tan nervioso... ¿O
no?"
Dorian observaba atento la plática de los dos guerreros
mientras pensaba: <nerviosa tu madre imbécil>.
"Yo más bien lo veo molesto."
<Si, estoy molesto. ¿Cómo no voy a estarlo? Por favor señor,
aléjeme de este maldito lugar>.
"Bueno, ya basta. ¿A quien le vas a creer? ¿A un compañero
de armas o a un mequetrefe muerto de hambre?"
<Estoy perdido, nadie me va a creer a mí>.
"Tú bien sabes que nosotros estamos con la verdad, así es que
suponiendo que este chiquillo haya soltado la pieza de oro.
¿Podrías explicarme cómo se dio ese derrumbe?"
<Estás atrapado maldito, a ver, contesta eso>.
Atilus se quedó petrificado, no esperaba esa pregunta, se
suponía que los bérserkers se apoyaban entre ellos y este
desgraciado lo estaba poniendo contra la espada y la pared. "Me
imagino que ha de haber sido por alguna explosión, aquí son
constantes en la mina y dañan la estructura del inmueble".
<Mentiroso, mil veces mentiroso>.
"Ok, razonable explicación, una pregunta más compañero:
¿Que tipo de fuerza elemental usas?"
<Tierra, siempre me castiga con tierra…>.
"Elemento tierra, por eso trabajo aquí".
<Lléveselo señor, por favor, lléveselo preso>.
"Muy conveniente. ¿Has usado tu poder recientemente?"
<Todos los días para castigarme>.
"No en los últimos días".
<Mentiroso, lo acabas de usar para enterrarme>.
"¿Puedo ver tu espada?"
<Te van a atrapar maldito, ese señor te va a atrapar>.
"¿Por que?"
<¿Qué importa? ¡Enséñale tu espada!>.
"Cuando usas tu poder tu espada emite calor por
aproximadamente dos horas."
<Si, la espada.¡Que alguien le quite la espada!>.
Inconscientemente el guardia volteó a ver su arma y la tocó.
<Seguro esta caliente… ¡Ya la sintió!>.
Lothar sonrió ante la reacción de Athilus. "Olvídalo
compañero, ya no es necesario."
<Lo atraparon, lo atraparon, lo atraparon, se lo tienen que
llevar de aquí>.
Atilus se puso rojo de vergüenza al ver que había caído en
una trampa tan infantil. "Maldito bastardo, nunca podrás probar
que yo hice algo, es tu palabra contra la mía."
"No seas idiota Atilus, tu espada no tiene marcas pero la
construcción sí, el inmueble queda como prueba de tu felonía.
¿Crees poder burlar al máximo tribunal?"
<No, no podrá, por favor dioses, tienen que llevárselo>.
Atilus estaba perdido, sabía que el máximo tribunal
investigaría su vida a fondo, no tardarían en enterarse a quien le
regaló la pieza, había sido arrinconado.
"Un momento caballeros."
"¿Que sucede señor Theobald?" A Lord Riazor no le gustó la
interrupción del dueño de la mina.
"Les recuerdo que la pieza era de mi propiedad y no deseo
levantar cargos, si hay una investigación diré que se la regalé a
Atilus."
"Aun queda el asunto del muchacho y los fallecidos."
"No pasa nada, eran mis trabajadores y querían huir sin pagar
lo que me deben, fueron castigados por eso, al Delegado no le
interesa la vida de la basura que trabaja conmigo y la verdad es
que yo soy un muy buen contribuyente."
"Esta bien Lord Theobald, usted lleva su negocio como mejor
le plazca, sólo queda pendiente nuestro asunto."
"Por supuesto, no se preocupe, en unos días le aseguro que le
haré llegar una pieza como la que le prometí con un pequeño
regalo de mi parte por los inconvenientes causados."
Al escuchar esto Dorian, sentía que se desmayaba, ahora sí
estaba perdido, Atilus lo destrozaría, maldijo su suerte, aquel
monstruo le había dado una salida y no la había tomado, ahora
se enfrentaría a toda su furia, volvió a lamentarse por no haber
muerto en aquella pila de escombros.
"Está bien" Argento Riazor no le quitaba la vista de encima a
Dorian, "únicamente tengo una pregunta más: ¿Cual es la deuda
que tiene con usted ese niño?"
< ¿Y eso que importa ya? ¡Estoy muerto! >.
"¿Por que?"
"Deseo pagarla."
<¿En serio? Por favor Dioses si…>. Al escuchar esto Dorian
se emocionó, podría salir de ahí, no le importaba a donde fuera,
lo que quería es no volver a esa mina, ni enfrentarse a las
represalias de Theobald y Atilus.
"La deuda es demasiado grande, lo trato como de la familia."
<Ni a los animales los tratan como a mí>.
"Pues usted viste como noble y el niño peor que pordiosero."
"Es su ropa de mensajero, la mina es muy sucia y no quiero
que arruine sus finas ropas."
<Mentiroso, mentiroso, mentiroso>.
"Aun así insisto en llevarme al niño, si pago su deuda él es
libre."
< Si por favor, seré un buen niño, haré todo lo que me digan.
¡Lo juro! >.
"Lo siento señor Riazor, pero el niño es menor de edad y yo
tengo la patria potestad sobre él, esto no es cuestión de deudas,
es cuestión de legalidad, cuando sea mayor de edad si usted
insiste en pagar su deuda con mucho gusto se la aceptaré y el
muchacho será libre."
Theobald de ninguna manera iba a permitir que se llevaran a
su mejor trabajador, Dorian era el único que podía bajar a
temperaturas asfixiantes o en donde habían gases tóxicos que
penetraban en la piel y regresar vivo, al fin y al cabo, ahí era
donde estaban los mejores metales y piedras para vender.
"Si me entrega al niño puede quedarse con el pago que ya le
hice, con eso se pagaría la libertad de por lo menos cien
hombres."
<Acepta, por favor, acepta>.
"Pues entonces le hago dos propuestas Lord Riazor, pague la
libertad de esos cien hombres, con gusto los liberaré, o en su
defecto le devuelvo su dinero, usted elige, pero el niño se queda
conmigo, estoy muy encariñado con él, ¿sabe? Los sentimientos
no tienen precio."
<Estoy muerto, el señor Theobald nunca me dejará ir, estoy
muerto…>
"Ni hablar Lord Theobald, cuando no se puede, no se puede."
<No se rinda, por favor, ofrezca más, yo se lo pagaré, juro
que se lo pagaré, pero por favor, no se rinda…>
Argento Riazor se dio la vuelta y le hizo una indicación con
la cabeza a Lothar, éste de inmediato comprendió. "Atilus, por el
poder que se me confiere como bérserker y a la luz de tus
posibles delitos en este momento yo te arresto, puedes venir
conmigo pacíficamente, si te niegas utilizaré la fuerza, si me
enfrentas perderás tu vida."
<Si, por lo menos que se lo lleven a él, el señor Theobald no
es tan malo, Atilus es el monstruo>.
Atilus no podía creer lo que estaba escuchando, sabía que
tenía una deuda con Theobald pero no le importaba, al fin y al
cabo le iba bien, no le importaba ser su subalterno, además, con
el tiempo este pasaje se olvidaría y el retomaría su función de
bérserker, de socio y no de lacayo, pensaba desquitarse después
con el muchacho, le quedaba claro que el patrón quería a Dorian
vivo, pero él lo lastimaría poco a poco… hasta matarlo. Pero
ahora era diferente, aquel hijo de puta lo quería arrestar, sabía
que Theobald si veía que las cosas se ponían difíciles lo dejaría
solo, al fin y al cabo podía solicitar a la zona militar la
contratación de un nuevo guardaespaldas, tendría que pelear en
un duelo de bérserkers, no había delito que perseguir contra el
ganador, esas eran las reglas, vivir o morir.
"Lo siento compañero, pero acepto tu reto, de aquí no salgo
sino por mi propio pie y como un hombre libre."
"Así sea".
<No, cuidado señor, Atilus es muy malo, lo va a matar, por
favor Dioses, ayuden a ese hombre para que le gane a Atilus>.
Ambos sacaron sus espadas, se midieron el uno al otro y
optaron por una pelea rápida, utilizarían su mejor técnica y la
más poderosa marcaría al vencedor, ninguno de los dos tenía
ganas de pelar realmente, lo mejor era un duelo rápido, Atilus
atacó a Lothar con una técnica más poderosa que la utilizada
para derrumbar el inmueble sobre Dorian, Lothar por su parte
utilizó la técnica del viento cortante, sin ser su técnica más
poderosa era la adecuada para destruir la defensa de su
oponente, la diferencia entre ellos era palpable, el
guardaespaldas de Riazor era un experimentado bérserker de
élite, disciplinado y entrenaba diario, el guardia de la mina era
un bérserker descuidado que ya no entrenaba, le gustaba
emborracharse y la vida nocturna, aunque en defensa de Atilus
habría que decir que aunque fuera disciplinado y entrenara,
nunca hubiera podido derrotar a Lothar.
El combate terminó en un movimiento, el viento de Lothar,
arrasó con el ataque de tipo tierra así como con su enemigo, el
vencedor se acercó al caído quien lo observaba con temor en los
ojos y el cuerpo destrozado.
"Muere en paz hermano."
"¡Alto!"
La voz era del señor Theobald. "Llévense al madito
muchacho."
<Si, gracias Dioses, gracias>.
"¿Está seguro?" contestó Riazor.
"Si, déjenme al bérserker, prefiero perder al muchacho que a
mi lacayo, porque a partir de ahora eres mi lacayo, cabrón,
¡espero que lo entiendas!" Theobald comprendió que de una u
otra forma Riazor le arrebataría a Dorian, prefirió ir a lo seguro
y conservar a Atilus.
"Si señor, gracias por salvarme la vida."
"Bueno señor Riazor, entonces como habíamos dicho ya no le
debo nada. ¿Verdad?"
"Te equivocas Theobald, me llevo al muchacho a cambio de
la vida de eso que dice ser un bérserker, el trato anterior lo
declinaste, te doy tres días para que me entregues mi pieza de
oro o mi dinero, de lo contrario, conocerás mi justicia."
Theobald sintió miedo, nunca había visto al señor Riazor de
esa manera, realmente temió por su vida.
"Si señor."
"Es todo Lothar, vámonos, y tú muchacho, sube al auto."
Dorian caminaba con paso lento, temía volver a correr y que
el trato se deshiciera. Cuando Lothar se encaminaba al vehículo
escuchó que Atilus le decía: "Mala suerte compañero, me
hubieras matado cuando tuviste la ocasión."
"La intención no era matarte idiota, era llevarnos al chico."
Dorian subió al auto, cuando Atilus vio al chofer del señor
Riazor lo comprendió todo, había sido engañado, ahora
recordaba como habían sucedido las cosas y el porque de la
presencia de esos hombres. Conoció al chofer en un bar y al
calor de los tragos Atilus le contó acerca del muchacho, de
cómo inexplicablemente había sobrevivido en el transcurso de
los años a pesar del infierno en el que vivía, después se lo volvió
a encontrar y le presentó a Jezabel… ¡Demonios! La maldita
ramera era parte de todo, decidió callarse, su nuevo patrón no
debía enterarse nunca de lo que había sucedido, desde ahora se
pondría a entrenar, algún día se vengaría.
Ya en el auto Argento Riazor le explicó los términos de su
propuesta a Dorian. "Mira hijo, eres libre de irte, si quieres yo te
ofrezco un hogar, una casa donde comerás y dormirás bien, no
volverás a trabajar ni a sufrir tratos inhumanos, a cambio te pido
dos cosas, que estudies y entrenes en mi casa por el transcurso
de diez años, si aceptas no puedes renunciar. ¿Que dices?"
"Señor, le debo mi vida, haga con ella lo que usted disponga,
no tengo a donde ir, si me da la oportunidad de servirle le
aseguro que moriré antes que defraudarlo."
"Te creo chico, confío en ti."
CAPÍTULO 11
INFORMACIÓN
Cross llegó al Colegio del Tercer Distrito, todavía se sentía
mal por haberles dado la noticia del fallecimiento de Maggi a
sus familiares, obviamente no les mencionó la parte de la
tortura, le habían ofrecido su casa para que durmiera ahí durante
todo el tiempo que estuviera en el Distrito III, no duraría mucho
tiempo.
Entró a la escuela, todavía llevaba el uniforme de militar, eso
haría que tuviera menos problemas que si fuera vestido de civil,
investigaría si realmente Christina estaba ahí, se presentó
inmediatamente con personal académico para evitar conflictos
con los grupos estudiantiles, se dirigía hacia los archivos de la
institución cuando fue detenido por algunos estudiantes.
"Hola profesor. ¿Quien es ese que viene con usted?"
"Es un enviado de la Ciudadela, viene a revisar nuestras listas
de alumnos."
"¿Para que viene a revisarlas?"
"No lo sé, ni es de mi incumbencia, aquí no preguntamos
porque la Ciudadela hace las cosas."
"¿Le entregó algún pedimento oficial y por escrito?"
"De hecho, no."
"Está bien profesor vaya a dar sus clases yo atenderé a
nuestro invitado."
"Ok, suerte oficial."
"¿Con que soldado ehh?"
"Así es."
"Entonces… ¿Donde están sus documentos?
"No los traigo."
"Si no los trae le tendré que pedir que se retire y regrese
cuando los tenga."
"¿Eso no lo decide el personal administrativo de la escuela?"
"Perdón, olvidaba que usted estudió en la academia militar,
aquí quien manda son los estudiantes, ¿entiende?"
"Entiendo, entonces te solicito que me lleves con quien
decide si puedo o no ver los expedientes."
"Yo decido."
"Bien, llévame a ver los registros por favor."
"¿Y si no lo hago?"
"Te mato y luego los voy a ver."
"Jajajaja, no digas estupideces, estás hablando con Solksjaer,
uno de los capitanes de esta escuela, primero muestra respeto,
bastardo, quítate la capucha."
Solksjaer era un guerrero que controlaba el aire, no se le
podía llamar elementor o trooper porque sólo controlaba una
energía elemental y no era experto en el manejo de un arma, a
un movimiento de su muñeca le quitó la capucha a Cross.
"Espera un momento, yo te conozco."
"No lo creo, nunca he estado por aquí."
Alguien más gritó: "Yo sé quien es, es el bérserker. ¡Es quien
ganó el torneo de la espada sagrada!"
Todos se quedaron pasmados, Cross aprovechó el momento
para enseñar a Antares, movió su gabardina para que se
observara la empuñadura, todos se alejaron con temor de él, ya
habían visto de lo que era capaz, en un instante había derrotado
él solo a seis experimentados bérserkers, ellos no eran rivales
para ese chico y encima de todo era el portador de la espada
sagrada, ese guerrero podría matarlos en un segundo.
"¿Que quiere usted aquí?"
"Ya te lo dije, ver sus registros de los estudiantes de esta
escuela."
"Se hubiera identificado antes Lord Lesath, yo personalmente
lo llevaré."
"Gracias, llámame Cross."
"A usted por brindarme la confianza, por aquí..."
"¡Croooooooooooss!"
Cross no pudo reaccionar, cuando volteó ya tenía a alguien
colgando de su cuello, cuando bajó la vista sonrió. "Hola
Elektra".
Elektra, con la singular alegría que la caracterizaba, sin dejar
de abrazar a su amigo, le contestó: "¿Que haces aquí? ¿Viniste a
verme?"
"La verdad es que no sabía que estabas aquí."
"Que malo… Pero te da gusto verme. ¿Verdad?"
"Claro que si."
Los demás estudiantes estaban sorprendidos. "Sssseñorita
Elektra... ¿Acaso usted conoce al guerrero sagrado?" Preguntó
un estudiante.
"¡Claro que lo conozco! ¡Es mi novio!"
Todos se sorprendieron y miraron a Cross con ojos de odio,
se pusieron en posición de atacarlo.
"Esperen, no me vean así, eso no es cierto, únicamente somos
amigos, díselos Elektra…"
"Sólo son tecnicismos, luego los resolvemos, además, si
alguien te tocara yo me enfadaría y nadie quiere eso. ¿Verdad
chicos?"
A todos les cambió el color del rostro, se notaba el miedo en
su mirada. "No líder. ¡Nadie la quiere ver enojada!"
"¿Líder?"
Elektra cruzó las manos por detrás de su espalda, levantó las
puntas de los pies y arqueó su espalda un poco, Cross no pudo
evitar echar un leve vistazo a ese buen par de senos que parecía
reventarían la blusa escolar, Elektra observó su mirada y Cross
de inmediato la desvió. "Si, al parecer soy la que manda aquí,
todavía ni yo me la creo."
Cross todavía estaba sonrojado, evitaba mirar el busto de su
amiga. "Con razón esta escuela es un desastre…"
Elektra sonrió. "Un poquito, pero es la más pacífica de los
tres Distritos, aquí no se permite la violencia."
"Pues tu amigo era un poco agresivo."
"Sólo un poco, pero es buena persona, se permiten las peleas
pero no con energía elemental, hay un lugar para eso."
"En serio que eres especial."
"Ven, vamos a otro lado a platicar."
Tomó a Cross de la mano y lo llevó a un lugar a solas, Cross
se sentía feliz, ese era el efecto que Elektra tenía sobre el.
"Ahora sí Cross, dime: ¿Que te trae por aquí?"
Cross le contó todo, para cuando terminó Elektra estaba
llorando."¿Maggie? ¿Y también todos los demás? Que
horrible… ¿Estás seguro que fue el señor Riazor?"
"Mi padre…, es decir, Mirkos, me lo confirmó."
"Posiblemente lo estaban incriminando."
"No Elektra, son demasiadas pruebas."
"No lo puedo creer."
"Entiendes que debo encontrar a Christina... ¿Verdad?"
"¡Por supuesto que si! Y yo te voy a ayudar."
"Riazor me dijo que estudiaba aquí."
"No Cross, ella nunca ha estado aquí."
"¡Lo sabía! Maldito mentiroso, claramente me dijo que su
hija estaba matriculada en esta escuela."
"Y lo está."
"Pero me acabas de decir…"
"Yo soy su hija, Argento Riazor me adoptó."
"Entonces no me mintió, sólo me engañó, no se si felicitarte o
compadecerte."
"Ninguna de las dos, pero como su hija tengo acceso a
lugares que no te imaginas, créeme, averiguaré donde está Chris
y la rescataremos, también es mi amiga, además, en parte me
siento culpable, cuando se la llevaron nosotros nos opusimos, le
ofrecimos que se quedara, todos la apoyábamos, sin embargo,
prefirió irse, pero estoy segura que no deseaba hacerlo. Sólo
tengo una duda: ¿Estarán Lothar y Basty al tanto de esto?"
"Bastián seguro que sí, me lo dijo Mirkos, pero meto las
manos al fuego por Lothar, su rostro era de sorpresa cuando
increpé a Riazor, además, él tiene un sentido de la justicia
irreprochable, eso sin contar el hecho de que adoraba a
Christina."
"Tienes razón…"
"¡Elektra!"
Quien hablaba era una hermosa chica de cabello castaño,
llevaba el uniforme de la escuela y traía un documento en la
mano.
"Dime Rhiannon".
"Te llegó esto de parte de tu padre."
"Gracias. Cross, te presento a Rhiannon es mi mano derecha.
Rhiannon, te…"
"Ya sé quien es, todo el mundo lo conoce, es el guerrero
sagrado."
"Sólo llámame Cross."
"Hola Cross."
"Es extraño pero tiene sentido, es un mensaje de mi padre,
dice que tú vendrías aquí, que estás enfermo y que te detenga,
menciona que los años que te perdiste en el Distrito V te
afectaron, quiere ayudarte, necesitas atención médica."
"¿No le crees verdad?"
"Eso depende."
"¿De que?"
"Si me das un beso te creo, si no, le creo al señor Riazor"
Elektra cerró los ojos y juntó los labios para dar un beso, Cross
se puso nervioso.
"Elektra…"
"Tenía que intentarlo... ¿No?"
"¿Por que yo? Realmente te has convertido en una chica
hermosa, de esas que quitan el aliento, estoy seguro que tendrías
a cualquier chico, me consta por lo que vi."
Rhiannon se sintió incomoda, intervino la conversación.
"¿Puedo ver la espada?" Cross se la entregó. "Es preciosa. ¿La
puedo probar?"
"Adelante."
Mientras Rhiannon se alejaba para probar la espada Elektra
contestó a Cross: "En primer lugar gracias por lo de hermosa, y
en segundo lugar no hay nadie más, porque siempre has sido
tú…"
"Pero sabes que Christina…"
Elektra sintió un dolor en el pecho, la lastimaban las palabras
de Cross, lo interrumpió con su sonrisa de siempre. "Es verdad,
ahora no podemos pensar en romances, debemos encontrar a mi
amiga, mira Cross, yo voy a investigar todo lo que pueda,
mientras, tú debes ir al Primer Distrito."
"¿Porque?"
"Debes ir por el guante que complementa la espada sagrada."
"¿Como sabes?"
"Simplemente lo sé, me educó Riazor. ¿Lo recuerdas?"
"No voy a ningún lado, yo investigo contigo."
"Cross, eres demasiado conocido, no podrás entrar a ningún
inmueble de mi padre, lo mejor que puedes hacer es prepararte
para lo peor, esto es sólo el principio, debes poder controlar al
cien por ciento la espada sagrada."
"Entonces debo irme, gracias por todo Elektra, por ayudarme
y por creerme."
"Siempre te voy a creer a ti por encima de cualquiera y
siempre voy a estar a tu lado." Tomó a Cross del rostro y lo besó
en la mejilla, éste la abrazó.
"No se que haría sin ti Elektra".
Elektra no dijo nada sólo descansó su cabeza en el pecho de
Cross y se dejo abrazar, el portador de Antares al tener tan cerca
el cuerpo de su amiga sintió un escalofrío en todo el cuerpo.
"Mirkos me dijo que Bastián sabe a donde enviaron a Chris,
también el secretario particular de Riazor."
"Hansel."
"Así es."
"Déjalo de mi cuenta, hablaré con los dos."
"Gracias. Nos vemos a mi regreso."
"Cuídate mucho."
"Espera... ¿Y mi arma?"
Rhiannon le entregó la espada. "Tanto trabajo te costó ganar
a Antares para que la dejes olvidada."
"Bueno, al final me acordé…"
"Jamás te separes de ella Cross, esta espada te ha elegido y se
esperan grandes cosas de ti, debes ir por el guante para poder
dominarla al cien por ciento."
"Ya había escuchado de ese guante. ¿Que es?"
"Es el complemento de la espada, desde el momento en que
Antares te escogió se ha convertido en una parte de tu cuerpo,
como tus manos o tus piernas, el arma reacciona contigo y
combate a tu lado, el guante es el interruptor que los hace
fusionarse, una vez que lo tengas la espada se fusionara con tu
cuerpo y podrás utilizarla aunque esté guardada dentro de ti, el
guante es la llave para extraerla de tu cuerpo y combatir con
ella, no lo olvides, no es algo que tú puedas escoger hacer,
elegiste ir por la espada y poseerla, ahora debes ir por el
complemento para unir tu vida y destino con el de Antares."
"¿Y donde puedo encontrar el guante? Es decir, el lugar
exacto."
"Está localizado en las instalaciones del Círculo del Zodiaco
en el Primer Distrito."
"¿El Círculo del Zodiaco? Ya había escuchado de él. ¿Qué
es?"
"Sería algo así como la Legión de los Iluminados del Distrito
II, son los guerreros más fuertes del Distrito I, tan fuertes como
los Arcángeles, es lo que equilibra el poder entre los Distritos,
sus fuerzas especiales, los ejércitos son para amedrentar a la
población, pero lo que realmente hace que un Distrito no invada
al otro es la equidad de sus fuerzas, ten cuidado, los guerreros
del zodiaco son muy poderosos, aún y con la espada sagrada te
será complicado."
"¿Y sabes donde está el Círculo del Zodiaco?"
Esta vez fue Elektra quien habló: "Si, detrás de la escuela de
nivel superior del Primer Distrito, pasa por la entrada principal,
muestra la espada y te dejarán pasar, ahí te dirán que deberás
hacer para obtener el guante."
"¿Como sabes eso?"
"Unos amigos me lo dijeron."
"Una última pregunta, si el Distrito II tiene la Legión de los
Iluminados y el Distrito I tiene al Círculo del Zodiaco. ¿Que
tiene el Distrito III que equilibra las fuerzas?"
"Ya lo descubrirás…"
"Vamos Elektra."
"Cuando regreses te lo digo."
"Está bien, hasta luego."
Mientras veían como se retiraba Cross, Rhiannon le preguntó
a Elektra: "¿Crees que estará bien? Podría morir."
"Creo en él, además, mis amigos lo cuidarán."
"Sabes que vas a sufrir mucho con ese amor ¿verdad?"
"Si, pero ¿que quieres? En el corazón no se manda."
CAPÍTULO 12
ELEKTRA
Elektra nunca conoció a sus padres, desde su nacimiento fue
dejada en un hogar para niños huérfanos en el Distrito III, sus
primeros años pasaron normalmente, como cualquier otro
huérfano, pero un día su vida cambió para siempre, el día en que
cumplió los siete años.
En el orfanato del Distrito III como en todos los demás del
Estado de Arcadia los encargados veían a los niños como
mercancía, los hacían trabajar en su beneficio o los vendían
según su conveniencia, generalmente al ejército, los prostíbulos
o como esclavos a ricos comerciantes que los utilizaban para
realizar desde quehaceres domésticos hasta como mulas de
carga.
Elektra a pesar de ser una niña muy bonita no había sido
vendida, tenía un carisma especial que hacía que todas las
personas que la conocían se encariñaran con ella, de hecho, era
la única que conocía la vida afuera del orfanato, la cocinera y
algunas niñeras se la llevaban para que las acompañara a realizar
las compras y otros menesteres, asimismo, podía pasar
desapercibida con las personas a quienes no les simpatizaba,
tenía una especie de defensa natural que la mantuvo al margen
del cruel destino que destrozaba las vidas de todos los niños que
pasaban por el orfanato.
Elektra tenía también un instinto natural para conocer a las
personas, sobre todo a las peligrosas, podía presentir sus
intenciones, así evitaba a quien consideraba peligroso, ella
estaba consiente de lo que sucedía en ese lugar por lo que
prefería aislarse y no entablar relación de amistad alguna con los
infantes residentes, aunque no sabía el destino de los chiquillos
que se marchaban, ella presentía que no iban a un buen sitio,
ningún niño duraba más de un año en ese lugar, por lo que
Elektra prefería estar sola, así era mejor, nunca tuvo una
amistad, hasta que un día conoció a Beatrice.
Todo comenzó una noche que estaba más agitada que de
costumbre, había custodios corriendo por todos lados, estaban
gritando y se escuchaba el abrir y cerrar de puertas, no había
duda, estaban buscando a alguien, Elektra, que ese día cumplía
siete años de edad trató de no prestar atención, se esforzó por
conciliar el sueño, sabía que debía dormir, las jornadas de
trabajo iniciaban a las cinco de la mañana y terminaban a las
ocho de la noche, eran realmente agotadoras y si no descansaba
bien era muy difícil poder aguantarlas, las horas laborales eran
combinadas con tres horas de estudios diarias, la mayoría no se
preocupaba por aprender, tomaba las horas de estudio como un
descanso, a los profesores eso no les importaba, pero a Elektra le
gustaba aprender.
A las cinco de la mañana en punto como todos los días
sonaron las campanas que indicaban el amanecer y el inicio de
la agotadora jornada de trabajo, Elektra como de costumbre ya
estaba lista, salió al corredor y se encamino a su lugar en la línea
de las costureras, sabía que debía coser todo el día mantas para
que el orfanato las vendiera, cuando estaba a punto de llegar a su
lugar en la fila de bordado notó que una rejilla de ventilación no
estaba bien cerrada, era apenas visible pero ella estaba
acostumbrada inconscientemente a revisar todos los detalles que
sucedían a su alrededor, siempre se percataba del más mínimo
detalle que sucedía en ese lugar, en ese momento pasó de largo
pero se propuso investigar que sucedía ahí.
Al medio día sacaban a los niños al patio en donde les daban
la primer comida de las dos a las que tenían derecho, eran treinta
minutos para comer y después debían seguir trabajando, Elektra
se dirigió a la ventilación y al acercarse tuvo el presentimiento
que ahí había alguien, su sentido de alerta no la incomodó por lo
que decidió colarse al interior y descubrir que es lo que sucedía.
Después de andar a gatas durante diez minutos le pareció
escuchar un llanto, por lo que se puso en marcha hacia el origen
de esos ruidos.
"Hola. ¿Hay alguien ahí?"
"Por favor, no me hagas daño."
"No te voy a hacer nada. ¿Quien eres?"
"Me llamo Beatrice."
"Hola Beatrice, yo me llamo Elektra."
"Hola."
"¿Por que estas aquí?"
"Porque necesito ocultarme."
"¿De quien?"
"De todos."
"¿Por que?"
"Porque me quieren vender a un lugar muy malo."
"Ya entiendo, tú eras la persona a la que están buscando
desde ayer. ¿Verdad?"
"Si."
"¿Y desde cuando estás aquí?"
"Desde ayer en la noche."
"¿Y no has comido nada?"
"No."
"Está bien, espérame aquí, yo te voy a traer comida."
Elektra salió y se escabulló en la cocina, ella no lo sabía
concientemente, pero instintivamente podía pasar por cualquier
lugar inadvertidamente, sabía cuando moverse, cuando esperar y
hasta cuando aparecerse y pasar como si nada, jamás había sido
atrapada o reprendida. Escondió la comida y se fue a trabajar,
espero el tiempo suficiente y se escapó del salón de bordado, fue
por la comida y se reunió con Beatrice.
"Come despacio, no te vaya a hacer daño."
"Lo siento, es que tengo mucha hambre."
"No te preocupes, yo te voy a traer de comer todos los días."
Beatrice no pudo contener las lágrimas, abrazó a Elektra y se
puso a llorar, le contó que tenía catorce años y que sus padres
habían muerto hace dos, no tenían mucho dinero, por lo que sus
familiares se repartieron lo poco que tenían y a ella la querían
vender. Al final ninguno de los familiares se atrevió a hacerlo
pues querían que lo hiciera alguien más, entonces, decidieron
enviarla al orfanato, llevaba ahí un año y medio, todo iba
normalmente dentro lo que se puede decir, pero de repente su
cuerpo empezó a cambiar, le empezaron a crecer los senos y las
caderas se le hicieron más anchas, se dio cuenta de que los
custodios y otros muchachos mayores la empezaron a ver de
manera distinta, de una manera que la incomodaba, por lo que
empezó a vestirse con ropas más holgadas, las pedía dos
números más grandes, así logró pasar inadvertida un tiempo.
Pasó un tiempo tranquila, hasta que una vez unos muchachos
la sorprendieron en la noche, la sometieron, la golpearon y
abusaron de ella, posteriormente cuando fue encontrada a la
mañana siguiente la llevaron al doctor quien en vez de ayudarla
abusó de ella también, después de esa experiencia su vida se
convirtió en un infierno, durante las siguientes dos semanas
alguien distinto iba a dormir con ella, la habían separado de
todos los demás, ahora dormía en los cuartos de los custodios, le
costaba trabajo hasta caminar, así pasaron los días, hasta que
una noche no pasó nada, nadie fue a “visitarla”, se enteró de que
los custodios estaban peleando por ver quien se la quedaría pues
ya no querían compartirla, empezaron con negociaciones,
después de tres días comenzaron los insultos y las agresiones, al
cuarto día se fueron a los golpes, el Director del Orfanato tuvo
conocimiento de ello y puso orden, la sacó del cuarto de los
custodios y la encerró en una habitación junto a su oficina, el no
abusaba de ella, pasaron dos semanas cuando volvió a ver al
Director, lo acompañaba un sujeto alto que llevaba un arma a la
cintura.
"Es ella."
"Realmente es muy bonita."
"¿Tenemos un trato?"
"Necesito verla bien, por favor niña quítate la ropa."
Beatrice no le hizo caso, estaba paralizada de miedo.
"Betty, quítate la ropa o le hablo a los muchachos para que te
la quiten."
Beatrice se desnudó, no quería volver a tener encima de ella a
esos monstruos que tanto daño le habían hecho.
"Muy bien necesito probar la mercancía. ¿Hay algún
problema?"
"Ninguno, pero dese prisa, soy un hombre ocupado."
El Director salió de la habitación, los dejó solos, Beatrice no
opuso resistencia, sabía lo que pasaría y no quería ser golpeada,
pero esta vez fue diferente, el miembro de esa persona era
demasiado grande, la penetró sin ninguna consideración, la
lastimó, ella empezó a gritar de dolor, situación que el sujeto
disfrutó pues la embistió con más fuerza, al final Beatrice quedo
tendida en el suelo, le temblaban las piernas, estaba toda
adolorida, pero eso no fue lo peor, era algo soportable en
comparación de lo que escuchó.
"¿Que tal estuvo?"
"Genial, vale cada moneda que esta pidiendo por ella, sólo
quiero saber algo. ¿Esta embarazada?"
"No, a menos que la haya embarazado usted, aquí están los
análisis que se le hicieron, desde esa fecha nadie la ha tocado,
excepto usted…"
"Le creo."
"¿Cuando cerramos el trato?"
"Pasado mañana, esta muchacha va a ser la más popular de
todo el lugar, podría satisfacer hasta a cincuenta hombres en un
día, es hermosa, se pelearán por ella."
Beatrice sintió que el mundo se le vino encima, pensaba que
se moriría cuando la visitaba un custodio diario, pero
cincuenta…, prefería estar muerta, buscó en la habitación pero
no encontró nada más que un abrecartas, trató de enterrárselo
pero no fue capaz de hacerlo, si ella no se podía matar alguien
más tendría que hacerlo…, pensó en un plan para tratar de
escapar, si no lo conseguía tendrían que matarla en el intento y
para eso ella tendría que ser capaz también de asesinar a alguien,
llamó al custodio que la cuidaba.
"Hola Vicenthius."
"¿Que necesitas Beatrice?"
"Nada, sólo estoy aburrida."
"¿Y que sugieres?"
"La verdad es que tú eras el único tierno conmigo, deseaba
que fueras tú quien me visitara diario…"
"¡Lo sabia! ¡Hijos de puta! Se los dije, les dije te de
dejáramos a ti decidir pero no me hicieron caso."
"Oye... ¿No sería posible que nos fugáramos tú y yo? Así
sería sólo para ti todas las veces que quisieras."
"Lo siento preciosa, pero eso me lo hubieras dicho antes, se
necesita tiempo para planear un escape de aquí y tú te vas
pasado mañana, pero no te preocupes, te iré a visitar al lugar a
donde vas, ya sé donde es y te prometo que disfrutaremos
juntos."
A Beatrice ya no le quedó duda alguna, ese bastardo no sólo
se negó a ayudarla sino que encima de eso pensaba ser uno de
los cincuenta diarios que le pensaban enviar en aquel lugar del
demonio.
"Bueno, pero ¿que te parece un último momento de placer
entre nosotros?"
"Lo siento, pero tampoco puedo, te han hecho exámenes y te
los volverán a hacer cuando te vayas, si se enteran que estuve
contigo me corren."
<Maldito maricón> Pensó decepcionada, ahora tendría que
actuar, no había vuelta atrás.
Después, en un tono sensual le susurró al guardia:
"Vicenthius, no tiene que haber penetración para darte placer,
puedo hacer otras cosas…"
Beatrice le dedicó una mirada lasciva al custodio y le mostró
un seno mientras se mordía el dedo índice, después, se sentó en
el sofá. "Ven aquí y bájate los pantalones, te voy a llevar al
cielo."
El custodio no pudo más, corrió hacia ella y se bajó los
pantalones. Beatrice le empezó a practicar el sexo oral,
Vicenthius estaba totalmente extasiado, no se dio cuenta que
Beatrice sacó el abrecartas, entonces, se lo enterró por el
escroto, el guardia empezó a gritar y cayó retorciéndose de
dolor, el siguiente golpe con el abrecartas fue en la boca abierta
del custodio, le destrozó las cuerdas vocales, ya no se oía nada,
se estaba muriendo, el tercer golpe fue fulminante, le enterró el
abrecartas en el ojo derecho, Vicenthius murió al instante, eso sí,
con una erección. Beatrice lo siguió apuñalando hasta que se le
acabaron las fuerzas, después, salió corriendo, como estaba a
oscuras tropezó y al caer golpeó el conducto de ventilación, se
levantó y observó la rendija, la tomó con fuerza y logró zafarla,
se percató que cabía por ahí, entró y volvió a poner la tapa en su
lugar, sólo le quedaba dejarse morir, ese día no había probado
alimento, al siguiente el estomago ya le dolía, tenía hambre,
pero era mejor morir de hambre que aceptar aquel cruel destino,
sólo esperaba la muerte, hasta que llegó Elektra.
Empezó a surgir una amistad entre Elektra y Beatrice, en un
principio la niña sólo le llevaba de comer y se retiraba, pero
poco a poco empezaron a convivir más, Beatrice ya había
recorrido todos los conductos de ventilación, se los sabía de
memoria y se los mostró a su amiga, a quien sólo le tomó un
recorrido para saber en donde estaba cada compuerta y a que
parte del orfanato daba. Elektra empezó a ausentarse más de su
trabajo en el área de costura del orfanato, con el tiempo sacó a
Beatrice a la superficie, afuera la vio por primera vez a la luz del
sol y no entre sombras, era preciosa, no le sorprendió que se
pelearan por ella. Una vez que Beatrice salió a la superficie,
Elektra sabía exactamente por donde llevarla, hubo ocasiones en
que la pasaba por delante de los custodios y estos no se
percataban de quien se trataba, ya hasta dormía con ella.
Y así pasaron seis meses, Elektra sabía que esa situación no
podría durar para siempre, en dos ocasiones casi la atrapaban y
en otra más fue descubierta en un lugar no autorizado, le dieron
el castigo menor, pero eso ya era para preocuparse, se había
colocado en el radar de algunos custodios que la ignoraban,
ahora ya la buscaban con la mirada y no era tan fácil desaparecer
para estar con Beatrice, quien al contrario ya no estaba asustada
y se había vuelto más temeraria, tenía que buscar la forma de
escapar.
"¿Entonces que Elektra? Mañana es mi cumpleaños, cumplo
quince años, tenemos que celebrar."
"No lo sé Betty, cada vez me es más difícil desaparecerme…"
"Pero es mi cumpleaños y yo quiero estar contigo."
"Ok, mañana veo la forma de desaparecer y te veo en nuestro
lugar secreto, donde nos conocimos."
"Está bien, te tengo una sorpresa."
"No quiero que me des nada Betty, mucho menos sorpresas,
sólo quiero que guardes silencio y que estés bien escondida
hasta que nos reunamos mañana en la tarde. ¿Me lo prometes?"
"Si, te lo prometo."
Elektra se fue con un nudo en el corazón, tenía un mal
presentimiento, vería la manera de escaparse lo antes posible,
tendría que ser ese mismo fin de semana, esa situación no
duraría mucho más.
Elektra estaba dormida cuando un sobresalto hizo que se
despertara antes que de costumbre, por instinto se bajó de su
cama y se sentó hecha un ovillo en el suelo en la esquina
derecha de la habitación, segundos después, alguien abrió la
puerta de su dormitorio y con un fuete empezó a golpear la cama
en donde se suponía ella dormía.
"Despierta maldita niña." El custodio encendió la luz, se
sorprendió al ver que no había nadie en la cama. ¿Que
demonios?"
Elektra les habló desde su rincón"¿Que quieren? Me
asustaron."
El custodio la tomó de los cabellos, iba a golpearla con el
fuete, pero su compañero lo detuvo. "Tranquilo, es sólo una
niñita, el Director dijo que únicamente la lleváramos, no que la
golpeáramos."
"Bueno, pero tampoco nos prohibió que lo hiciéramos y por
culpa de esta niña nos han castigado a todos. ¡Se burló de
nosotros en nuestras narices!"
"De todos modos déjalo, si se comprueba eso ya tendremos
tiempo para desquitarnos."
"Está bien, pero por lo menos así me la llevo."
El custodio levantó a la niña de los cabellos y se dirigieron a
la oficina del Director, en el camino Elektra por instinto cambió
su posición y por lo mismo el estado de su peso para lastimar las
muñecas del guardia, este no aguantó, sintió un intenso dolor y
la bajó. "Maldita mocosa, creo que yo me lastimé más que ella."
"Ya cálmate, te dije que la dejaras en paz."
Al llegar con el Director, Elektra inmediatamente supo lo que
sucedía, su instinto le dijo que mintiera.
"Hola Elektra."
"Hola señor Director."
"¿Sabes por que te mande llamar?"
"Creo que sí."
"¿Por que?"
"Porque le he llevado comida a la niña de la ventilación."
"¿Sólo has hecho eso?"
"Si."
"¿Y como lo hacías?"
"Me comía sólo la mitad de mis alimentos y guardaba el
resto, se los dejaba en la entrada del conducto del pasillo que da
al patio, siempre desaparecían."
"¿Y sabes como se llama esa niña?"
"Betty."
"¿Sabías que la estábamos buscando?"
"No, pero suponía que se escondía por algo."
"¿Sabes cual es el castigo por encubrir?
"Si, el más severo."
"¿Y cual es?"
"Cincuenta azotes."
"Y aún así la ayudaste."
"Me dio lástima."
"¿Y quien le mostró todo el orfanato a Beatrice y le abría los
conductos? Ella los conocía demasiado bien, dice que fuiste tú."
"Señor, sólo soy una niña y estoy en el área de costura, no
tengo acceso más que al patio, al salón donde trabajo y a mi
dormitorio, nunca he estado en ningún otro lugar."
"Espero que pienses en eso cuando te castiguen."
"Si señor."
Elektra vio en la mirada del Director que no hablaba en serio,
habría reprimenda pero el castigo no sería físico, de lo que
también estaba completamente segura era que definitivamente
su vida en el orfanato cambiaría.
"Abran la puerta."
"Si señor director."
Lo que vio Elektra la dejó impactada, era Beatrice,
completamente golpeada y sangrando, el Director se dirigió a su
amiga. "A ver Beatrice, es tu última oportunidad, dime: ¿Quien
más te ayudaba?"
"Beatrice levantó la vista y vio a Elektra."
"Perdón amiga, te traicioné, al principio aguanté pero soy
débil, merezco lo que me hacen por traidora, perdóname."
"Elektra ya nos dijo como te ayudaba Beatrice, pero debe
haber alguien más confiesa."
"No tengo nada más que decir."
"Si no confiesas te romperé las piernas, al fin y al cabo como
puta es lo primero que los clientes hacen a un lado."
Todos empezaron a reír, Elektra miraba la escena en silencio.
"Hagan lo que quieran, no me importa, mi peor castigo es ver
a los ojos a quien me ayudó y que sepa que la traicioné."
"Rómpanle las piernas."
El custodio levantó un mazo a la altura de las piernas de
Beatrice para rompérselas, Elektra por primera vez en su vida no
le hizo caso a su instinto. "¡Alto! ¡Fui yo! Yo la alimentaba tres
veces al día, también le mostré todo el orfanato. ¡Hasta la
paseaba enfrente de sus narices!"
"¿Que?"
Elektra les explicó como se movía por el sistema de
ventilación, horarios y rondas de todos los custodios, cuándo y a
que horas estaban libres las distintas habitaciones, todo…, el
Director no creía lo que escuchaba, esa pequeña era algo para
tomar en cuenta.
"Condenada niña, eres algo serio."
"Si. Y todo lo hice delante de usted y sus empleados."
"Bueno, vamos a ver que hacemos contigo, por lo pronto
quiero que veas algo."
Unos hombres llegaron por Betty, ésta inmediatamente
reconoció a uno de ellos, era el hombre del miembro
monstruoso, el que la había lastimado. "No, por favor, no me
lleven. Mátenme pero no me lleven, ayúdame Elektra, no te voy
a volver a traicionar, ayúdameeeeee."
Elektra impotente se quedó viendo como se llevaban a su
amiga, a la única que había tenido, no pudo contener sus
lágrimas, sólo alcanzó a susurrar: "Te prometo que te voy a
rescatar."
"Preocúpate por ti niña, algo me dice que tu eres más valiosa
que esa pequeña zorrita, por lo pronto, Derek, Wikkten,
enciérrenla y más les vale que la cuiden, no le quiten el ojo de
encima, me responden con sus vidas que Elektra no escape, en
este momento voy a buscar un servicio de seguridad que proteja
todas la salidas y en especial ese sistema de ventilación."
"Si, jefe."
Lo que sucedió esa noche fue el resultado de que Beatrice
dejó de temer, andaba más confiada en el orfanato, observó
cómo Elektra la pasaba por delante de los custodios y no la
detenían, dejó de creer que era por la prudencia de su amiga que
no la descubrían, después empezó a salir por su cuenta sin
decirle a Elektra, paseaba sola por todo el lugar, iba a la cocina
de noche y se preparaba sus bocadillos, entraba a la oficina del
Director y se bebía sus licores, la sorpresa para su cumpleaños
era que le iba a dejar una nota a su pequeña amiga en su lugar
secreto para que la alcanzara en la azotea del orfanato, le
prepararía una comida especial, ya había hurtado los
ingredientes y faltaba un licor dulce del Director que le
encantaba, este ya se había dado cuenta que sus licores estaban
siendo bebidos por alguien más y colocó un sistema de alarma
silencioso, cuando Beatrice entró por el licor fue detenida.
Derek y Wikkten eran conocidos como los custodios más
despiadados del orfanato, eran violentos, crueles, sádicos y
pedófilos, llevaron a la infractora a una celda, en el camino la
niña iba pensando en cómo escapar, debería hacerlo esa noche,
después sería más complicado, eso en caso de que hubiera un
“después”, llegaron a la celda y los dos custodios entraron con
ella.
"No lo había notado niña pero eres muy bonita, no me
explico como has estado tanto tiempo aquí y no me había dado
cuenta, tendremos que recuperar el tiempo perdido, estoy seguro
de que vamos a pasar un muy buen rato."
Elektra corrió hacía una esquina de la celda, ahí en el suelo
encontró un tubo de acero, en un principio no se veía por la
obscuridad de la habitación y porque estaba pegado a la pared,
pero nuevamente el instinto de Elektra la había enviado a ese
lugar. Derek empezó a reír. "¿Y que vas a hacer con ese tubo
jovencita? ¿Vas a golpearme?"
Derek y Wikkten eran dos gigantones de un metro con
noventa y cinco centímetros aproximadamente y completamente
musculosos. "Vamos niñita dame eso, que bueno que lo
encontraste, así los tres nos vamos a divertir con ese juguetito."
Y fue entonces cuando pasó, los ojos cafés de Elektra
cambiaron a un gris muy claro, casi blanco, vio con claridad
cuales eran los puntos donde tenía que golpear a Derek y la
fuerza que debía ejercer, también sabía cuando la iban a atacar.
Elektra dio dos pasos al frente y golpeó con el tubo la rodilla
de su agresor, éste gritó de dolor. "Maldita niña, te vas a
arrepentir."
Wikkten sonreía divertido. "Vamos Derek, le voy a contar a
todo mundo que una niñita casi te patea el trasero."
"Cállate cabrón, después de que acabe con esta zorrita no
habrá quedado nada para ti."
Derek atacó a Elektra dándole una bofetada pero esta lo
esquivó, lo intentó tres veces más y falló, Wikkten reía a más no
poder.
"A ver idiota atrápala tú, creo que me rompió la rodilla."
"Esta bien, pero entonces me la quedo yo…"
"Haz lo que quieras, me conformo con ver que sufra, cuando
hayas acabado será mi turno."
Wikkten intento atrapar a Elektra no con mejores resultados
que Derek.
"Tienes razón Wikkten es más divertido ver que actuar."
"Mira y aprende, he estudiado sus movimientos y ahora la
atraparé."
Esta vez Wikkten se puso serio y se fue con todo para atrapar
a Elektra, inmediatamente la niña vio un punto de desequilibrio
en su postura y lo tropezó, cuando cayó Elektra ya sabía
exactamente donde golpearlo, con ambas manos en el tubo lo
impactó en la nariz de abajo hacia arriba, por la fuerza del golpe
el hueso se le encajó en el cerebro, Wikkten cayó muerto.
"Wikkten, respóndeme amigo, maldita niña... ¿Que hiciste?"
Elektra no respondió, antes de que Derek se diera cuenta lo
golpeó en la otra pierna, gritó de dolor y cayó de rodillas, fue
entonces cuando un sudor frío recorrió su columna vertebral,
sintió miedo.
"Por favor niña, no me hagas nada, yo sólo seguía órdenes."
Elektra no dijo nada, sólo lo observaba atentamente con sus
ojos gris claro.
A Derek lo puso más nervioso todavía esa mirada
escrutadora. "Mira, tú dime lo que quieres, yo te ayudo."
Elektra seguía sin decir palabra, sólo observándolo.
Derek se quebró, no soportaba esa mirada, comenzó a llorar.
"¡Por favor, no me mates!"
"Dame las llaves."
"¿Que llaves?"
Derek fue golpeado en la mano derecha con el tubo, sintió
como se le rompía el hueso.
"Ayyyyy, ten, aquí están."
Elektra se dirigió hacia donde estaba el cuerpo sin vida de
Wikkten y puso el tubo en sus manos. "No te voy a matar
porque lo va a hacer el Director, va a creer que tú mataste
Wikkten y me dejaste escapar, sólo que no contabas con que tu
compañero te iba a dejar mal herido, espero que disfrutes tus
últimas horas."
Salió al corredor y gritó: "¡Gracias señor Derek, por favor no
se muera, lo espero allá afuera en donde usted me dijo!" Corrió
por los corredores hasta burlar las cámaras de seguridad, podía
ver claramente el rango de visión de éstas y en que momento
pasar, ni siquiera fue necesario utilizar el sistema de ventilación,
con las llaves del orfanato salió en un abrir y cerrar de ojos.
Horas más tarde encontraron a Derek arrastrándose por los
pasillos, para su mala suerte ya habían visto el video de
seguridad en el cual Elektra le agradecía que la liberara y habían
encontrado el cuerpo de Wikkten, era obvio que habían tenido
una pelea, el custodio fallecido había lastimado a su compañero
con el tubo, pero al final Derek había asesinado a su camarada
con un golpe mortal en la nariz, incluso se había lastimado la
muñeca al realizar tal maniobra. Derek gritaba y juraba que la
niñita de siete años había matado a su amigo, aseguraba que a él
lo había golpeado y coercionado para que le entregara las llaves
bajo amenaza de matarlo, nadie le creyó, fue torturado para que
revelara el lugar donde se vería con Elektra, pero no habló.
Al final tuvieron que matar a Derek, lo hicieron por respeto y
por piedad, las heridas de la tortura habían sido fatales, un
hombre tan duro como él no merecía morir como un cobarde,
alguien que no falta a su palabra y escoge morir sufriendo antes
que traicionar sus principios merece ser recordado y así Derek
se convirtió en leyenda, “el custodio más duro” que ha pasado
por el orfanato del Distrito III, la persona que dejó escapar a una
pequeña niña y prefirió morir torturado a dar el lugar del
paradero de su protegida, con el tiempo su fama abarcaría los
demás Distritos.

Una vez afuera del orfanato Elektra, comenzó a vagar sin


rumbo, necesitaba enterarse donde habían mandado a Betty,
tenía que rescatarla…, decidió seguir al Director, en algún
momento esperaba que visitara el lugar donde había enviado a
su amiga y entonces ella la sacaría de ahí.
Pasaron dos semanas y el responsable del orfanato no la
ayudaba a dar con el paradero de Betty, Elektra dormía y comía
en el hospital del Distrito III, nunca se dieron cuenta de su
presencia. Aunque había aprendido a ser paciente y sabía que
tarde o temprano el Director la llevaría a su amiga Elektra estaba
desesperada, lo que no tenía era tiempo, sabía que Betty sufría y
debía rescatarla, decidió que entraría nuevamente al orfanato.
Cuando llegó al lugar que había sido su hogar durante toda su
vida el instinto le dijo que era peligroso, ya se había reforzado la
seguridad, entonces, decidió cambiar la estrategia, dejaría la
entrada al orfanato como la última opción.
Elektra comprendía el valor del dinero y decidió comprar a
alguien de adentro, pero primero necesitaba conseguirlo, se fue a
la zona comercial, se detuvo enfrente de varios negocios que
parecían irles muy bien, memorizó todos sus movimientos, con
un día le bastó para saber por cual iría, era un negocio de
empeños, cerraban muy bien las puertas, dejaban guardias
afuera y el dinero junto con los bienes adentro, cuando estuvo en
el interior se percató que el sistema de seguridad podía ser
burlado, ese día sin que nadie la observara se quedó dentro del
local hasta que cerró por la noche, tomó la cantidad de dinero
que consideró sería suficiente y se volvió a esconder esperando
el nuevo día, a la mañana siguiente una vez que el negocio
empezó a operar, salió por la puerta principal como cualquier
persona.
Una vez con el dinero en la mano lo siguiente era buscar
ayuda interna, conocía a la persona del aseo, era buena con ella
y tenía acceso a la oficina del Director, esperó a que saliera de
trabajar y la abordó.
"Hola Bendine."
"¡Elektra! ¿Que haces aquí? Es peligroso, todo mundo anda
buscándote."
"Necesito un favor."
"Olvídalo, el último que te hizo un favor fue torturado hasta
la muerte."
"Se lo merecía, pero escúchame, tengo más monedas como
esta, son tuyas a cambio de información."
Cuando Bendine vio la moneda dudó. "¿Que clase de
información quieres?"
"Saber donde enviaron a Betty."
Elektra no lo sabía, pero era del dominio público en el
orfanato el lugar donde habían enviado a su amiga. "No lo sé
Elektra, lo que me pides parece peligroso."
"Si no me lo dices tú lo averiguaré por otro lado."
Bendine cambió de actitud, sabía donde estaba Betty pero
además de las monedas de Elektra deseaba la recompensa que el
Director ofrecía por ella. "Está bien mi niña, se dice que está en
un lugar para adultos, yo lo voy a averiguar y mañana te veo
aquí con la información."
"Está bien."
Bendine habló con un custodio con el que tenía un amorío,
los dos planearon quitarle el dinero a Elektra y entregarla al
Director.
Al otro día.
"Hola Elektra."
"Hola Bendine. ¿Como te fue?"
"Bien, ya sé a donde mandaron a Betty, pero fue difícil
encontrarla, me descubrió un custodio mientras veía la
documentación del jefe, ofreció no delatarme siempre y cuando
compartiera el dinero que me ofreciste con él."
"Haz lo que tengas que hacer Bendine, sólo dime donde se
encuentra Betty."
"Dame el dinero."
"Primero encontramos a Betty, cuando la vea te daré el
dinero."
"No. ¡Primero el dinero o no hay trato!"
"Entonces no hay trato."
"¿Segura? ¿Y si te quito el dinero?"
"No lo traigo yo, pagué a alguien que si es de confianza para
que me siga con el dinero, en cuanto vea a Betty te lo entrego."
"¿No me estarás engañando?"
"No. Y dile al idiota que esta tratando de ocultarse que puede
venir por mí, pero no les voy a dar el dinero."
"Está bien, si te entregamos al Director por lo menos
cobramos la recompensa que ofrece por ti."
"¿Y cuanto es?"
"Cinco monedas como la que me mostraste."
"Yo tengo quince."
A Bendine le brillaron los ojos, llamó a su amante y le contó
la situación. "Está bien llevémosla con la zorrita."
"¿Y la recompensa por Elektra?"
"Después de que te dé el dinero la atrapo y cobramos todo."
"Cuidado, dicen que es muy huidiza y tonta no es, ya ves, se
protegió bien de nuestra trampa."
"No te preocupes, este juego es de dos."
El custodio le había pedido a su hermano que le ayudara,
pensaba traicionar a Bendine y quedarse con todo el dinero.
Llevaron a Elektra al burdel donde habían enviado a Betty,
estaba en una zona de tolerancia.
"Es aquí."
"Está bien, voy a ver si se encuentra adentro."
"¿Estás loca? A esos lugares no entran niñas como tú."
"No voy a entrar yo, lo hará mi amigo."
Elektra señaló un lugar y un chico que se veía como de
dieciséis años muy bien vestido entró, después de diez minutos
salió y le entregó el dinero a su amiga. "Ahí está, es idéntica a la
descripción que me diste."
"Gracias."
Cuando el chico le dio el saco con las monedas a Elektra, ésta
lo abrió y las botó al aire, Bendine y su amante sorprendidos
empezaron a recogerlas, cuando terminaron Elektra ya no
estaba. "¡La perdimos Evan!"
"No te preocupes, ya la atraparé."
En la confusión Elektra escapó rápidamente, no le costó
trabajo perderse entre la gente, pero no sabía que alguien la
vigilaba.
Elektra volvió al lugar en donde tenían a Betty y comenzó a
hacer su rutina de observación, entradas, salidas, personas
conocidas, clientes, rodeó la construcción para encontrar puntos
débiles o lugares por los cuales escabullirse, había sido una
suerte encontrarse con esos gemelos, bueno, eso decían que
eran, porque más bien parecían hermanos con muchos años de
diferencia...
Elektra conoció a Cástor y Póllux por casualidad, estaba en
un parque esperando a que anocheciera para irse a dormir
cuando algo llamó su atención, era un chiquillo como de su edad
retando a un grandulón, al lado del chiquillo había alguien que
parecía ser su hermano mayor, Elektra se acercó por curiosidad,
en cuanto vio mejor al chiquillo supo que este ganaría, la pelea
no duró mucho pero el perdedor venía con muchos amigos,
rodearon a los hermanos y empezó el zafarrancho, a pesar de ser
más de diez chicos mayores contra dos niños la pelea se veía
pareja, de repente, el hermano mayor levantó a un chico por los
aires y lo lanzó contra el resto, en la confusión huyeron, en eso
estaban cuando Elektra les llamó, tomó de la mano al menor y
salió corriendo, los gemelos al ver el tamaño de la niña vieron
que era inofensiva y les dio confianza, la siguieron y en un
santiamén perdieron de vista a los bravucones.
"Gracias. ¿Como hiciste eso?"
"¿Eso que?"
"Perdiste en un instante a esos montoneros."
"Es que soy muy inteligente."
"No lo dudo."
"¿Como te llamas?"
"Cástor y él es mi hermano gemelo Póllux."
"¡No es cierto!"
"¿Como que no? ¿Acaso no ves que somos igualitos?"
"Pero el es muy grandote."
"Y más guapo" agregó Póllux.
Cástor empezó a reír, generalmente se molestaba cuando lo
rebajaban a hermano menor de Póllux pero esta niña tenía una
simpatía especial. "Siempre nos dicen lo mismo. Y tú... ¿Como
te llamas?"
"Elektra."
"Bueno Elektra, a nosotros nos gusta pagar nuestras deudas,
aunque no te pedimos ningún favor nos ayudaste, hubiera sido
muy cansado patearles el trasero a esos bravucones."
"Hasta donde yo vi ustedes iban huyendo…"
"Pura estrategia, si te fijaste bien ya habíamos derrotado casi
a la mitad."
"Eso es cierto, ustedes son increíbles."
"Bueno, entonces si hay algo en lo que te podamos ayudar
dínoslo."
Elektra lo pensó un momento y se le iluminó el rostro. "Si,
hay algo, si pudieras ayudarme Póllux te estaría eternamente
agradecida."
"¿Por qué Póllux?"
"Porque se ve mayor."
"¿Que es lo que quieres?"
"Que entre en un lugar para adultos y busque a una amiga
mía."
"Póllux es experto en eso."
"Perfecto, es para mañana. ¿Que les parece si les cuento mi
plan mientras los invito a comer?"
"¡Que bien!" gritaron ambos en coro.
Elektra les contó su plan, su instinto le decía que podía
confiar en esos dos chicos, desde el principio se fijó que eran
atractivos y daban confianza, en especial el mayor, “tomó
prestado” de una tienda un traje de ricos para Póllux y realmente
parecía alguien con dinero, le describió a Betty y los invitó a
dormir a “su hospital”.
Al día siguiente le entregó el dinero a Póllux, estaba segura
que no se lo robaría y ejecutaron el plan con maestría, el gemelo
mayor estaba acostumbrado por su físico a entrar en lugares para
adultos, se pintaba una barba semi-crecida y realmente parecía
un adolescente mayor, entró en el prostíbulo y jugando con el
saco de monedas pidió hablar con la “madame”, le entregó una
de las monedas y solicitó ver a su mejor chica, inmediatamente
lo llevaron con Betty.
"¿Que le parece milord?"
"Muy bella. ¿Cuanto cuesta?"
"Acaba de llegar, mañana será subastada por primera vez, si
el jovencito quiere entrar en la puja lo podemos anotar."
"Por supuesto que quiero entrar."
"Aunque usted es un poco joven."
"No se fije en eso, si me consigue lugar en primera fila otra
moneda será para usted."
"Cuente con ello milord."
Póllux salió del lugar y según lo acordado le entregó la bolsa
a Elektra, pero los gemelos no se fueron, se quedaron cerca por
si su nueva amiga necesitaba ayuda, aunque rieron al ver con
que facilidad escapaba, horas más tarde se la encontraron en la
parte trasera del prostíbulo.
"Bueno Elektra y ahora ¿que sigue?"
"Eso es todo, les agradezco lo que hicieron por mí."
"Pero... ¿No vas a sacar a tu amiga?"
"No, le voy a decir a su familia donde se encuentra para que
vengan por ella, muchas gracias."
"Bueno, entonces adiós, esperamos verte otra vez."
Elektra los abrazó a ambos y les prometió que se volverían a
encontrar. Ahora, mientras inspeccionaba el lugar se preguntaba
si había hecho bien en rechazar la ayuda de esos niños, eran muy
fuertes y sin duda alguna cualquier plan sería más fácil…, pero
no, eran buenos chicos y ella no tenía derecho a poner sus vidas
en peligro, una cosa era entrar a observar y otra muy distinta
poner su integridad personal en peligro, el plan lo ejecutaría ella
sola, ya había descubierto un sitio en la parte trasera por donde
podría entrar, al ingresar al inmueble tuvo que ser más
cuidadosa, era un lugar en donde no había niños, por lo tanto no
podía ser vista, pudo ir avanzando hasta la habitación que le
describió Póllux, entró con sigilo.
"Betty…"
"¡Elektra! ¿Que haces aquí?"
"Vine por ti."
"¿Por que?"
"Porque eres mi amiga."
Beatrice bajó la cabeza con vergüenza "Yo te traicioné."
"Te obligaron, yo hubiera hecho lo mismo."
"Pero... ¿Como entraste?"
"No te preocupes por eso, lo importante es como vamos a
salir."
Elektra le pidió a Betty que le describiera el burdel así como
las personas que lo integraban, guardias, todo, ya tenía una idea
del lugar por lo que le había descrito Póllux, Betty le contó que
no la habían tocado aún, se estaba recuperando de la golpiza que
le habían dado en el orfanato.
"Prepárate, hoy en la noche nos vamos."
"Si."
Elektra salió primero, recorrió el lugar y vio la forma en la
que escaparían, lo hicieron por la parte trasera, recorrieron un
pequeño pasillo, saltaron por una ventana, burlaron un par de
guardias, Beatrice estaba impactada, ahora comprendía el real
potencial de Elektra, era por ella que nunca fue descubierta en el
orfanato, ¡si no hubiera sido tan tonta...! Pero estaban a punto de
escapar, ya afuera tendría ocasión de congraciarse con su
querida amiga, una vez que salieron a la calle ambas sonrieron,
se tomaron de la mano y se encaminaron calle arriba.
"¡Alto! ¡Será mejor para su seguridad que regresen al
burdel!"
Ambas voltearon, mientras Elektra se preguntaba que había
pasado pues estaba segura que nadie la había visto, Betty sintió
un terror de muerte, quien les hablaba era el señor Holmes, el
maldito que la había comprado y quien la había llevado a ese
lugar, por instinto se echó a correr, Elektra estaba inmóvil no
sabía que pensar, en segundos ese hombre recorrió más de
treinta metros y atrapó a Betty, ni siquiera hizo ruido al correr,
Elektra no vio un punto libre por donde escapar y así fue la
primera vez que conoció a un bérserker.
"Hola Elektra, eres realmente impresionante, sígueme por
favor, tenemos que hablar."
"No."
"No voy a golpear a una posible socia de negocios, pero si no
vienes lastimaré a tu amiga."
"Está bien, no le haga daño, lo acompañaré a donde diga."
Holmes era hermano del custodio que trató de engañar a
Elektra, cuando este le pidió que la siguiera de lejos Holmes
sintió el potencial de la niña, había escuchado las historias que
se contaban acerca de ella y lo acababa de comprobar, esa niña
lo podría volver rico, su suerte empezaba a mejorar cada vez
más, desde que se convirtió en un bérserker caído en desgracia
empezó a frecuentar los burdeles, debido al gran tamaño de su
miembro en poco tiempo se hizo famoso. Entonces conoció a
Doreen, ella lo tomó para sí y le ofreció el cincuenta por ciento
de su negocio, le iba muy bien, pero con Beatrice sus ganancias
se iban a multiplicar y con Elektra las posibilidades eran
infinitas.
"Elektra, he visto tus habilidades y son impresionantes. ¿Te
gustaría trabajar conmigo?"
"¿Haciendo que?"
"De esto y de aquello, por el momento se me ocurre que te
voy a dejar encargada en unas guarderías para niñas ricas, tu te
escaparás y yo obtendré algunos beneficios a cambió de no
hacer un escándalo."
"Me imagino que no tengo opciones."
"No, no las tienes."
"Le ayudaré con una condición."
"¿Cual?"
"Que libere a Betty."
"Lo siento, pero eso no es posible, eres demasiado buena y
algún día vas a ser capaz de escapar hasta de mi, no, Betty se
queda, ella es mi seguro de que no me traicionarás."
"Está bien, pero no quiero que nadie la toque."
"Tampoco es posible, se hizo una gran inversión por ella y la
deben de recuperar."
"¿Cuanto es la inversión? Yo se la pago."
"¿Y como la vas a pagar?"
"Ese es mi problema."
"Hablando de eso... ¿Como conseguiste el dinero que le
pagaste a mi hermano?"
"Del mismo lugar donde conseguiré el de la libertad de
Betty."
"Mira mocosa, no juegues con mi paciencia, mejor explícame
como consigues el dinero o si no voy a torturar a tu amiga
enfrente de ti y cuando acabe con ella sigo contigo."
Elektra le explicó a Holmes como consiguió el dinero, a este
se le iluminaron los ojos.
"Maldita sea, eres una condenada genio y yo pensando a
menor escala, tú me harás millonario."
"Si no dejas en paz a Betty, a la primera oportunidad me
escapo o peor aún, te delato."
"Irías a la cárcel."
"Yo puedo escapar de cualquier lugar. ¿Tú también puedes
hacerlo?"
"No, no puedo. Vamos a hacer una cosa, es mi única y última
oferta, Betty va a ser subastada a diario, sólo estará con un
hombre por noche, sé que no es agradable pero es mejor que
cincuenta y así tú me ayudarás a mí. ¿Que dices?"
"No hay trato, la dejas en paz o no hago nada."
"¿Que te parece si lo platicas con ella y después decides?"
"Está bien."
Elektra platicó con Betty, al principio se sintió horrorizada
por lo que le proponían pero después lo meditó. "¿Y no corres tú
también peligro?"
"Si, pero vale la pena, no voy a permitir que te hagan daño."
"¿Por qué me ayudas a costa de tu propia seguridad Elektra?"
"Ya te lo dije, eres mi amiga y no te voy a dejar sola, te
prometo que estaremos bien."
"Entonces acepta, la verdad el trato es desagradable pero
prefiero que sea uno diario y no cincuenta, eso no lo podría
soportar, si tú vas a correr riesgos yo también haré mi
sacrificio."
"Sólo será hasta que encuentre la manera de escapar..."

A las órdenes de Holmes empezó la carrera criminal de


Elektra, durante algunos meses se introdujo y salió de distintos
negocios, cuando los propietarios doblaban la vigilancia se iban
a otro barrio y después a otros Distritos.
Durante ese tiempo Elektra trató varias veces de escapar con
Betty, pero Holmes siempre estaba un paso adelante, no sabía
cómo pero siempre se frustraban sus planes, no comprendía
como podía entrar y salir de lugares casi imposibles de robar y
no podía escapar del prostíbulo con Betty, estaba segura que era
mejor que Holmes, en los asaltos entraba y salía por lugares
distintos sorprendiendo a Holmes, citándolo en otro lugar
distinto al planeado, pero en el burdel simple y sencillamente no
podía escapar.
En una ocasión el día anterior al cumpleaños número
dieciséis de Beatrice estaba en una casa de valores, todo iba
según lo planeado, tenía el dinero en su poder, se disponía a
escapar, ya era de día y en cuestión de una hora el lugar estaría
lleno, así ella saldría por la puerta principal.
"¿Qué haces aquí jovencita?"
Elektra sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo,
finalmente había sido descubierta, ella sabía que tarde o
temprano pasaría, por eso tenía la esperanza de escapar cuanto
antes con Betty pero no lo había logrado, por segunda vez en su
vida activó su poder, sus ojos se volvieron gris claro, se preparó
para atacar.
"Lo siento señor, no quiero lastimarlo pero no puedo ser
arrestada, si me deja ir, le prometo que no me llevo nada…"
"Lo siento chiquilla pero no puedo dejarte escapar, a menos
que lleguemos a un entendimiento."
"Lo escucho."
Elektra estaba interesada en escucharlo, aquel hombre no era
normal, era como Holmes pero más poderoso, no observó punto
débil en él.
"Si me cuentas tu historia quizá entienda por que no puedes
ser arrestada y posiblemente pueda ayudarte."
Elektra le contó todo, no tenía más remedio, sabía que no
podría escapar de aquel hombre.
"Te propongo un trato."
"¿Que trato?"
"Te enseño porque no has podido escapar de ese burdel si a
cambio tú regresas hoy por la noche."
"¿Y si acepto y no regreso?"
"Eres una niña de palabra, sé que si me lo prometes aquí
estarás, además, conozco a alguien que puede hacerte una
proposición que tal vez te interese…"
"Está bien, acepto."
Cuando Elektra salió Holmes era un manojo de nervios, la
golpeó. "Niña idiota, estaba preocupado."
"¿Por mi?"
"No digas estupideces, tú me importas un carajo. ¿Donde está
el dinero?"
"No lo pude sacar pero lo dejé en un lugar de donde lo podré
recuperar hoy en la noche."
"¡Maldita sea!" Holmes no dijo nada más, le molestaba el
regresar con las manos vacías pero no dudaba del instinto de la
niña, si decía que no se podía le hacía caso, por eso habían
durado tanto tiempo sin ser atrapados. Llegaron de regreso al
burdel y Elektra se encaminó a la habitación de su amiga. "¿A
donde vas?"
"Con Betty, mañana es su cumpleaños y quiero ver que
vamos a hacer."
"Está bien, pero si no recuperas ese dinero lo que verás es
como la azoto."
"No te preocupes, lo tendrás."
Elektra entró en la habitación de su amiga quien se estaba
peinando. "Hola Betty."
"Hola Elektra, estoy preparando una sorpresa para mi
cumpleaños."
"No digas eso, la última vez no salió tan bien…"
"No te acuerdes de cosas tristes, estoy segura que pronto nos
sacarás de aquí, cuando cumpliste ocho años no hicimos nada,
por lo que celebraremos ambos en esta ocasión, ven, recuéstate
conmigo un rato y descansa, seguro no dormiste en toda la
noche."
Elektra así lo hizo, le encantaba dormir en el regazo de Betty,
sentía calidez, horas después la despertó Holmes. "Bueno, ya es
suficiente Elektra, ve a tu cuarto y prepárate para hoy en la
noche."
"Ya voy."
Elektra se fue a su cuarto, una vez adentro se colocó en su
oído derecho el pequeño cilindro que le había dado aquel
hombre, el transmisor lo había escondido en el cuarto de Betty.
"¿Como va todo mi amor?"
"Bien, pero esa maldita escuincla cada vez es más lista."
"No importa, mientras yo esté aquí no te va a traicionar, es
imposible escapar, siempre te aviso nuestro plan…"
"Lo sé, pero algún día se cansará."
"No te preocupes, mientras confíe en mí nunca te dejará. Y
ahora ven conmigo, quiero sentir a un hombre antes de que se
me suba cualquier payaso."
Elektra sintió que la cabeza le daba vueltas, ya no quiso
seguir escuchando, ahora entendía la razón por la cual no habían
logrado escapar, sus planes eran infalibles pero siempre la
descubrían, ahora ya sabía porqué: su amiga la había
traicionado, decidió que esa sería su última noche ahí.
Cuando se llevaron a Beatrice del orfanato al prostíbulo no
estaba en condiciones de “trabajar”, la habían golpeado mucho y
eso no era bueno en un negocio en donde lo principal era la
apariencia, Holmes encargó que cuidaran de ella y sanaran sus
heridas, sin prisas, la niña era un diamante en bruto y le haría
ganar mucho dinero, nadie la tocaría hasta que sanara, nadie
excepto el…, todos las noches la visitaba, Beatrice al principio
lo aborrecía, su enorme miembro la lastimaba, pero de pronto
empezó a disfrutar, aquel hombre de verdad la hacía ver el cielo,
la llevaba al clímax, empezó a desear que se hiciera de noche,
que la visitaran, todo el día se sentía lujuriosa, sólo esperaba el
momento en que Holmes la poseyera, cuando éste por fin la
tenía comiendo de la palma de su mano la convenció de
subastarla para que se acostara con otros hombres, la idea le
vino cuando dos adinerados caballeros empezaron a pujar por
poseerla, fue cuando se le ocurrió que sería más redituable si era
deseada, solo uno al día, el que pujara más fuerte, la convenció
de que actuara, debía moverse y gritar con los demás como
cuando estaba con él, debía volverlos locos, así su reputación
crecería.
De pronto, un par de días antes del “gran estreno”, su
hermano le habló, le comentó que tenía un buen negocio para él,
le platicó la historia de la niña y de cómo quería recuperar a su
amiga, Holmes se interesó, su hermano le había platicado de esa
niña cuando se fugó y él quedó intrigado, aceptó el trabajo,
siguió a la menor, cuando aventó las monedas prefirió no
interceptarla, quería saber hasta donde llegaría, una vez que la
atrapó con su amiga cuando escapaban del burdel habló con
Betty, la convenció de utilizar a Elektra, la muchacha le temía y
aceptó, así traiciono a su única amiga, la única persona en el
mundo que la quería y se preocupaba por ella.
Elektra y Holmes salieron del prostíbulo a las once de la
noche, llegaron a su destino a las dos de la mañana.
"Apúrate Elektra, hoy no estoy de humor y si algo sale mal
las dos lo pagarán."
"No te preocupes Holmes, te aseguro que lo que está del otro
lado te sorprenderá."
"Más te vale que así sea."
Elektra saltó la barda con una agilidad envidiable, pero esta
vez se dio cuenta que no estaban activadas las alarmas, sonrió.
"Hola Elektra."
"Hola señor. ¿Lleva mucho tiempo esperando?"
"Más del que tú supones. ¿Descubriste lo que buscabas?"
"Desgraciadamente si."
"Ven, quiero presentarte a alguien."
Elektra siguió al desconocido a una de las oficinas del lugar,
dentro había un hombre mayor vestido elegantemente.
"Elektra, este es el señor Argento Riazor y tiene una
propuesta para ti."
"Hola Elektra."
"Buenas noches señor."
"Yo soy el dueño de este lugar y de otros más que has
visitado."
"Lo siento…"
"No te preocupes, necesito que me escuches."
Elektra sólo afirmo con la cabeza.
"Mira, llevo meses buscándote, eres demasiado buena, tu
trabajo es impecable, tengo una propuesta para ti."
"Lo escucho, pero le advierto que no me gusta robar y no lo
haré más."
"No te preocupes chiquilla, como puedes ver lo que a mi me
sobra es dinero, mi propuesta va más allá, sé que tienes un don
muy especial, estoy buscando niños con capacidades
extraordinarias para que las desarrollen y tú eres la mejor de
todos, ninguno ha despertado las habilidades que tú tienes y
mucho menos al nivel que las has llevado por tu cuenta, con el
entrenamiento adecuado podrías cambiar al mundo."
"No sé de que habla pero será mejor que me diga su
propuesta de una vez, afuera me están esperando y tengo cosas
que hacer."
"Me gusta que seas directa, mi propuesta es la siguiente:
quiero que vengas conmigo a mi casa, ahí nada te faltará,
convivirás con otros niños de tu edad con capacidades casi tan
extraordinarias como las tuyas, te aseguro que cuando termines
la primera parte de tu educación no volverás a ser utilizada por
nadie."
"¿Y no me está utilizando usted?"
"Yo sólo te estoy haciendo una propuesta, si no te interesa
eres libre de marcharte."
"¿Así sin más?"
"Si y puedes llevarte las bolsas que dejaste en la mañana."
"¿Y que pasará si me vuelve a atrapar en otro de sus
negocios?"
"¿No dijiste que no ibas a volver a robar? Yo te creo."
"¿Me puede dar un tiempo para pensarlo?"
"¿Cuanto tiempo?"
"Un par de días."
"Generalmente no hago ese tipo de concesiones, soy alguien
que no da segundas oportunidades, ni permito que me den
largas, pero en tu caso haré una excepción, me interesas
demasiado."
"Está bien. ¿Nos vemos aquí en un par de días?"
"Dime Elektra: ¿Tienes donde quedarte?"
"No, pero me las arreglaré."
"Estoy seguro que si. Mira... ¿Que te parece si te llevo al
Hotel Riazor en el Distrito Comercial? Es de mi propiedad, ahí
puedes hacer lo que quieras, entrar y salir cuando se te de la
gana, si prefieres dormir en otro lado está bien, es tu decisión,
pero acompáñame al hotel para que te presente y sepan que la
habitación esta reservada para ti."
"Está bien, sólo queda un detalle."
"Ah si, lo olvidaba, el renegado de afuera, no te preocupes,
en un momento lo despacho."
Holmes estaba desesperado, Elektra llevaba más de una hora
adentro, si lo traicionaba se lo haría pagar, lastimaría a Betty,
ella no le importaba en lo absoluto, se la entregaría a su hermano
para que la sodomizara y la torturara como a la niñera del
orfanato, a quien después de quitar las monedas que le dio
Elektra y torturarla, la cortó en pedazos mientras estaba viva,
pobre, sufrió hasta su último aliento.
"Ya llegué Holmes."
"Maldita niña. ¿Por que tardaste tanto?"
"Se complicaron las cosas."
"¿Y el dinero?"
"Lo siento Holmes, pero esta vez no te voy a dar nada."
"¿Que dices?"
"Lo que escuchaste, este fue mi último robo."
"No me hagas reír niñita, en primer lugar dame el dinero
antes de que te lastime y en segundo lugar sabes lo que le va a
pasar a tu amiguita si tú huyes. ¿Verdad? "
"No le va a pasar nada y si le haces algo no me importa, ya sé
que son amantes."
Holmes se sorprendió, pero después volvió a tomar control de
la situación. "Ni hablar, fue bueno mientras duró, ya me serviste
como ladrona, me hiciste un hombre muy rico. También eres
muy linda, ahora me servirás como puta."
"Cuide sus palabras señor."
La voz era de un hombre, Holmes lo buscó con la mirada.
"¿Quien eres?" Argento Riazor guardó silencio, eso puso
nervioso al bérserker.
Holmes sorprendido vio a un señor bien vestido, revisó y no
había nadie más, se serenó, ese catrín no era rival para un
bérserker. "¿Que desea caballero?"
"Que dejes a la niña en paz."
"¿Y si no me da la gana?"
"Tendré que hacer justicia por propia mano."
"Justicia…"
"Así es, soy el dueño de este local así como de muchos más
que has robado."
"¿Y usted cree poder vencerme?"
"No, yo no, pero él sí." Dirigió su mirada hacia Lothar.
Holmes observó hacia la barda del local, vio sentado a un
guerrero que le sonreía, Lothar bajó de un salto y caminó
tranquilamente hacia él. Holmes no se dejó intimidar. "Un
bérserker eh."
"Eres una basura y te voy a matar como tal Holmes."
"Espera Lothar, le propongo un trato señor Holmes. ¿Le
interesa oírlo?"
"Siempre estoy abierto a un buen negocio, sobre todo si mi
vida va de por medio."
"Quédese con todo lo que me robó, sólo espero de usted que
me permita quedarme con la niña y que en el futuro me haga un
favor."
"¿Que tipo de favor?"
"Uno que sin duda estará en sus posibilidades."
"¿Y si me niego?"
"Entonces dejaré que Lothar platique con usted."
"Es un gran negociador caballero, la niña es suya, de todas
formas si ya no quiere trabajar conmigo igual se iba a escapar,
en cuanto al favor si está en mis posibilidades cuente con el.
Hasta luego Lothar, mejor suerte la próxima vez."
La primera vez que Argento Riazor vio a Elektra quedó
sorprendido, un guardia de seguridad que estaba en su nómina
era custodio a medio tiempo, estaba enterado que Riazor
buscaba niños extraordinarios y “le vendió” información de
Elektra, cuando le llevó el video de vigilancia, Lothar y Riazor
inmediatamente vieron algo que todos los demás pasaron por
alto: los ojos de la niña.
Desde entonces dedicó sus esfuerzos en atraparla, sabía que
vivía en el prostíbulo, sin embargo, necesitaba sorprenderla
robando para convencerla de que se mudara a la residencia del
Distrito Comercial, pero era muy escurridiza, no lograba
atraparla, eso le gustaba, probaba la valía de Elektra, la niña
siempre iba un paso adelante, le había ofrecido una fuerte
cantidad al Director del Orfanato si le entregaba a Elektra, por
eso éste estaba desesperado por encontrarla, pero nada. Entonces
decidió atraerla por el hilo más delgado: Holmes. Riazor corrió
el rumor que en uno de sus negocios estaba mal el sistema de
vigilancia y lo cambiarían en unos días, después, sólo tuvo que
esperar.

Pasaron los dos días que había pedido para pensar la


propuesta, Elektra se quedó en el Hotel Riazor, la verdad es que
se la pasó de maravilla, ahí la atendieron como una reina, todos
se esforzaban por cumplir sus más mínimos deseos.
"Hola Elektra."
"Buenos días señor Riazor."
"¿Sabes que día es hoy?"
"Si, pero el día no acaba hasta la noche…"
"No juegues conmigo niña."
Elektra le dedicó una tierna sonrisa a Riazor, este se la
devolvió. "Está bien. ¿Quieres que regrese en la noche?"
"Jamás me atrevería a jugar con su tiempo, usted debe ser una
persona muy ocupada."
"Tú vales la pena Elektra, créeme."
"Se lo agradezco, pero dígame: ¿Que es lo que espera de
mí?"
"Que te des cuenta de tu verdadero potencial y lo explotes."
"¿Cuales son las condiciones si acepto?"
"Sólo pido dos, que te quedes conmigo por diez años a
estudiar y desarrollar tus capacidades, si aceptas no puedes
renunciar."
"¿Y que pasará después?"
"Eso tú lo decidirás."
"Acepto. Sólo tengo una petición."
"¿Cual es?"
"Que me ayude a liberar a Betty."
"Pero ella te traicionó…"
"Betty es buena y ha sufrido mucho, no se merece esa vida,
además, estoy segura que Holmes se desquitará con ella y todo
es por culpa mía, aunque sea indirectamente. Yo sé que usted
no da segundas oportunidades señor Riazor, pero yo sí, ella es
mi amiga y aunque acepto su propuesta de entrenamiento no me
iré con usted hasta haber liberado a Betty, con o sin su ayuda."
"Es tu decisión niña, tu amiga no me ha hecho nada, por lo
tanto no le estoy dando una segunda oportunidad, considéralo
hecho, en unos días te avisaré cuando sea libre y te irás
conmigo."
"Gracias señor."
Riazor le encargó el trabajo a su chofer, liberaría a Betty,
pero también le sería útil.
Cuando Holmes llegó al prostíbulo estaba hecho una furia, se
desquito con Betty, la golpeó.
"¿No que la maldita escuincla estaba muy apegada a ti?" -
golpe-.
Beatrice con el rostro sangrando y con lágrimas en los ojos le
preguntó: "¿Que pasó?"
"La muy cabroncita se fue."
"Pero... ¿Como?"
"Como, lo escuchas, no sé que le comentaste o que pasó, pero
se enteró de lo nuestro y se largó, y para colmo ¡no me dio mi
dinero!" –golpe-.
"Yo no le dije nada, debes creerme."
"Cállate, maldita puta, ya me tienes hasta la madre, a partir de
mañana ya no habrá subasta, cada vez ofrecen menos dinero,
ahora te acostarás con el que pague."
"No, por favor, yo te quiero."
"Al diablo contigo, no eres más que una puta y como tal serás
tratada."
Los tres días que sucedieron no pasó nada, Holmes esperó a
que se le quitaran los moretones a Betty por los golpes que le
había dado, pero al cuarto cumplió su amenaza, el día fue un
martirio para Beatrice, al enterarse sus clientes que era pública y
no solamente del ganador volvieron a ofrecer grandes cantidades
por estar con ella, el primer día fueron más de treinta…, Betty
estaba desconsolada, pensó que era su castigo por haber
traicionado a la única persona que se había preocupado por ella,
a su única amiga… y llegó el último de la jornada, para entonces
estaba totalmente adolorida la habían penetrado por todos lados
no podía ni moverse.
"Por favor ten piedad, si me dejas tranquila te prometo que
otro día te lo compensaré."
"No se preocupe, yo no vengo a eso."
Bastián le ayudo a incorporarse y la cubrió con una sábana,
Betty temblaba. "Gracias."
"Escúchame, estoy aquí para ofrecerte un trato que no podrás
rechazar."
"¿Que trato?"
"Necesito que enamores a un sujeto, ya te iré dando
indicaciones sobre el camino, a cambio te aseguro que nadie
más te tocará, ya he comprado todo tu tiempo por dos semanas.
¿Que dices?"
"Que acepto señor. ¿Pero que pasará después?"
"Te liberarán y te entregarán una cantidad de dinero
suficiente para que empieces otra vida en un lugar distinto."
"¿Está seguro?"
"Seguro… Jezabel."
Jezabel, así es como le llamaban en el prostíbulo, “la reina
lujuriosa”, llevó a cabo su papel a la perfección, tenía dieciséis
años recién cumplidos pero un cuerpo de mujer. Atilus cayó en
sus redes, pasando las dos semanas se presentó Bastián con
Holmes.
"Hola Bastián, dile a tu jefe que ya no le debo nada, el favor
que me pidió ya está cubierto."
"Así lo haré Holmes, te aseguro que está muy complacido."
"Hola Lothar. ¿Vienes a agradecerme de parte de tu patrón?
¿O quizá te interesa alguna de mis chicas?"
"Te equivocas Holmes, el ser un proscrito te ha dañado la
cabeza, recuerda que un bérserker no tiene patrones, sólo tiene
socios."
"Como lo veas no me interesa, si no tienes nada más que
decir vete de mi negocio y no regreses, aquí no eres bien
recibido."
"Créeme que espero nunca más regresar por aquí, sólo debo
hacer algo más y me voy."
"¿Y que es?"
"Me llevo a Beatrice."
"Aquí no hay ninguna Beatrice, sólo hay una Jezabel y me
pertenece, de aquí no sale."
"¿Quieres apostar?"
"No tienes derecho a llevártela, yo ya cumplí mi parte del
trato."
"Te recuerdo que cumpliste con Riazor, no levantará cargos
contra ti por haberlo robado, independientemente de que te pagó
una pequeña fortuna por que lo dejaras disponer de Beatrice por
dos semanas, pero tú y yo tenemos un negocio pendiente…"
"No puedes venir a retarme sólo por el hecho de que no te
agrado, los bérserkers no pueden tocar a los civiles sin un
motivo... ¿Recuerdas? Aquí hay testigos de que yo no te estoy
faltando al respeto."
"¿Y quien está hablando de reglas civiles? Eres un bérserker
proscrito y no te enrolaste en el ejército, hay una pena de muerte
sobre tu cabeza y yo voy a ejecutarla."
Eso tomó a Holmes desprevenido, era cierto, él se había
vuelto un bérserker proscrito, pero lo de la cacería y la pena de
muerte era ley muerta, si no quebraban la ley simplemente eran
ignorados, se sintió acorralado y decidió blufear.
"Esta bien, si quieres un combate de bérserkers lo tendrás,
pero no tendré piedad…"
"No te preocupes, cuando termine contigo serás un eunuco,
no volverás a violar a nadie, jamás… "
Holmes sopesó la situación, él era realmente fuerte, fue
expulsado de la Zona Militar por su insaciable apetito sexual,
pero aquel era un bérserker experimentado, había investigado y
era conocido por todos como un guerrero de cuidado, era una
leyenda viviente, el resultado de la batalla estaba de lado de
aquel hombre, sería un milagro si Holmes lo derrotara, sus
posibilidades de sobrevivir eran mínimas, su única ventaja era
que Lothar lo consideraba un inútil, pero eso no le aseguraba la
victoria, quizá sorprendería en un principio a su contrincante,
pero si se recuperaba… Entonces pensó en su situación actual,
él ya era un hombre muy rico, tenía un negocio próspero y a las
mujeres que necesitara, finalmente la cordura le ganó a la
ambición, Holmes no era estúpido y esa zorra no valía la pena,
ya la había disfrutado lo suficiente.
"Está bien Lothar tu ganas, llévate a la puta, no me importa."
"Vámonos Betty."
Jezabel ya había sido advertida, estaba en la entrada del
burdel con sus pertenencias esperando marcharse.
"Espera" Holmes tomó a Betty del brazo."Te aseguro que vas
a regresar, nadie te hará sentir como yo."
"Claro que no, nadie me tratará con el desprecio que tú lo
hiciste."
Beatrice le dio un puñetazo a Holmes en el rostro, éste
levantó la mano para devolver el golpe, Lothar se llevó la mano
a la espada.
"Jajajajajajaja. ¿A eso llamas un golpe? Eso más bien me
puso caliente, vengan chicas hoy estoy triste y las necesito a
todas". Holmes abrazó a dos de las chicas y se metió al
prostíbulo.
"Gracias señor."
"No hay de que, nosotros cumplimos lo que prometemos,
además, fue Elektra quien solicitó que te ayudáramos, ten, este
dinero te será suficiente para iniciar un negocio a donde vayas,
también puedes conservar la pieza de oro, es muy valiosa, si un
día estás en problemas véndela, te sacará de apuros."
Cuando Lothar regresó a la casa del Tercer Distrito Riazor lo
estaba esperando. "Misión cumplida."
"Lo sé, Bastián me lo informó por el comunicador."
"Pues entonces vamos por Elektra y llevémosla a la casa
provisional."
"Eso va a ser difícil, cuando Bastián me llamó le dije a
Elektra que ya estaba todo solucionado, que se preparara para
partir. En cuanto escuché que llegaron le subí a avisar que ya
nos íbamos y no estaba, sólo esta carta."
Lothar con una sonrisa en los labios leyó la carta:
“Estimado señor Riazor, cuando recibí su noticia me hizo
muy feliz, espero comprenda que tengo que verificar por mi
misma lo que me acaba de decir, después de localizar a Betty y
saber que está bien lo encontraré.
Saludos a Lothar y Basty.
Besos, Elektra.
Los dos voltearon a ver a Bastián.
"¿Basty?"
"¿Que quieren? Así me dice, por más que la corrijo no me
hace caso y a esa niña ¿quien puede decirle que no?"
Todos rieron.
"¿Que opinas Lothar? ¿Regresará?"
"Téngalo por seguro."
"¿Y su localizador?" Preguntó el chofer.
"Estamos hablando de Elektra mi estimado Bastián, en
seguida lo descubrió y lo dejó encima de la carta."
"¡Claro! ¿Quiere que localicemos a Betty?"
"No, déjalo. Si Lothar dice que regresará, así será."

Unos días después Beatrice caminaba rumbo a la estación del


tren, había decidido irse a vivir al Distrito II, siempre le había
gustado el mar, Lothar le había entregado una llave inteligente
del banco Riazor para que si así lo consideraba pertinente
depositara su dinero, podría cobrarlo en cualquier banco y su
pieza de oro la depositó en una caja de seguridad del mismo
banco, era mejor arriesgarse con él a ser asaltada, una mujer
caminando sola no era seguro… Pero antes tenía que hacer algo,
su rostro era una maldición, no le había ocasionado más que
desgracias, lo iba a destruir, después también acabaría con su
cuerpo, nadie iba a abusar de ella otra vez, sería indeseable para
cualquier hombre, sería su recordatorio de la amiga a la que
traicionó y que aún así la salvó, tomó un frasco de ácido,
derramó un poco en una esponja y se la llevó al rostro.
"¡Betty detente!"
"Esa voz…"
Elektra había llegado a tiempo, como un relámpago alcanzó a
Betty y le quitó la esponja, ésta no se percató que los ojos de su
amiga eran de un gris muy claro.
Elektra había presentido que algo malo pasaba, se concentró
y activó su poder, cada vez le costaba menos trabajo iniciarlo
pero le absorbía demasiada energía, en segundos pudo presentir
el aura de Betty y en diez minutos recorrió ocho kilómetros,
estaba exhausta, se desmayó, cuando despertó estaba en el
regazo de Beatrice.
"Betty no te hagas daño."
"Me lo merezco, además, este rostro no me ha causado más
que problemas."
"No es tu rostro, tu cara es buena y ahora puedes iniciar una
nueva vida."
"¿Por que me ayudas si yo te traicioné dos veces? La primera
contra mi voluntad y la segunda…"
"No digas más, también fue contra tu voluntad, se
aprovecharon de ti, sólo tú sabes por lo que has pasado, has
sufrido mucho, no sé si yo hubiera soportado todo tu dolor…"
"¿Pero por que me ayudas?"
"Ya te lo he dicho muchas veces, porque eres mi amiga y los
amigos se ayudan y se perdonan."
"Algún día yo te ayudaré a ti."
"Estoy segura que si."
"¿Cómo me encontraste?"
"Sabía que te gustaba el mar, además, eres muy bonita, a
quien preguntaba me daba señas de ti."
"¿Por que no te vienes conmigo? Pondremos un negocio y tú
irás a la escuela. ¡Con tu inteligencia seguro triunfarás en la
vida!"
"Nada me gustaría más que estar a tu lado pero yo también
tengo cosas que hacer."
"Te comprometiste con los que me ayudaron para salvarme.
¿Verdad?"
"Algo así, pero no te preocupes, aunque no estuvieras en
peligro y me hubieran hecho la misma propuesta yo de todas
formas la habría aceptado."
"¿Y me hubieras abandonado? Dijo Betty sonriendo.
"Eres mi amiga y sé que lo hubieras entendido."
"No, no lo hubiera entendido, me sobreestimas, te quiero
mucho y no quiero separarme de ti."
"Yo tampoco."
"Prométeme que te volveré a ver."
"Te lo juro."
Betty abrazó a Elektra con todas sus fuerzas y la besó en los
labios. "Ya no somos amigas, a partir de ahora somos hermanas
y mi corazón siempre estará agradecido contigo."
"Lo sé, y el mío siempre te acompañará."
Elektra se alejó unos pasos, volteó y le gritó a Beatrice: "A
propósito Betty…"
"¿Que pasó?"
"Prométeme que pase lo que pase jamás me volverás a dar
una sorpresa en tu cumpleaños."
Betty no pudo contener la risa. "Te lo juro."
Y Elektra se fue…, por primera vez en su vida lloró de
felicidad.

En la casa provisional de Argento Riazor.


"Es hora de irnos niños. Bien Lothar, parece que tu amiguita
esta vez si te falló."
"Algo ha de haber pasado, seguro llegará."
"Espero no te equivoques, sabes que una vez que se instalen
en la casa no podrá ser recibida."
"Mi instinto nunca me ha fallado."
"Siempre hay una primera vez, vámonos."
Una vez afuera, cuando el guardaespaldas salió, abrió la
puerta del vehiculo, al asomarse sonrió. "Hola pequeña."
"Hola Lothar. ¿Llegué a tiempo?"
"Más puntual imposible."
Elektra abrazó a Lothar y a “Basty”, quien aseguró que no
vio cuando subió al vehículo, ni Argento Riazor era inmune a
sus encantos, la cargó y besó como si fuera su hija.
"Espero que esto no se vuelva a repetir."
"No señor."
CAPÍTULO 13
RUMBO AL CÍRCULO DEL ZODIACO
Cuando Cross iba rumbo al Primer Distrito un automóvil
pasó enfrente de él, era imposible no verlo, era el tipo de
vehículo que sólo utilizaba la clase más alta del país como
Argento Riazor, en Arcadia el transporte más popular que había
era el tren en sus tres versiones: elevado, terrestre y subterráneo,
sólo los muy ricos o los altos funcionarios tenían vehículos. Se
percató que en el auto viajaba una joven de tez morena clara
más o menos de su edad, muy hermosa, se atrevería a decir que
rivalizaba con Michelle, ambos cruzaron la mirada y la
sostuvieron durante el breve tiempo que pasó el vehiculo, Cross
sonrió, estaba seguro que Michelle hubiera hecho algún
comentario acerca de su superioridad sobre esa chica, siguió su
camino.
Estaba a punto de comprar su boleto del tren cuando se
escuchó el disparo de varias armas, Cross instintivamente
volteó, estaban atacando el auto de la chica que lo había
impactado, sin pensarlo corrió en su auxilio, la emboscada era
exagerada a juicio de Cross, eran más de diez vehículos de
asalto contra un auto sin protección, éste solo contaba con dos
guardaespaldas y un chofer que había muerto en el impacto, los
guardaespaldas no eran guerreros, defendían a la joven con
armas de disparo, los agresores atacaban a su vez con el mismo
tipo de arsenal, en segundos Cross llegó al lugar de la batalla,
ayudándose de la espada sagrada puso fuera de combate a tres
vehículos, el auto de lujo estaba volteado, rápidamente se asomó
y ahí estaba la chica, no parecía asustada pero lo veía
sorprendida.
"Dame la mano, te sacaré de ahí."
La chica le dio la mano a Cross y se resguardó del tiroteo a su
espalda, de otros movimientos Cross acabó con otros tres
vehículos.
"Joven, por favor llévese a la señorita de aquí, nosotros nos
encargamos."
"Pero son muchos, yo puedo con…"
"No, por favor, la seguridad de la señorita es lo primero, con
usted estará más segura, llévela al edificio de gobierno."
Cross no lo pensó más, cargó en sus brazos a la muchacha y
huyó del lugar, una vez que estuvieron a salvo la depositó en el
suelo. "¿Te encuentras bien?" preguntó Cross a chica.
Ella con voz apenas audible le contestó "Sssi gracias."
"¿Sabes por que fue todo eso?"
"Mi padre tiene muchos enemigos."
"Bueno, me imagino que hay que ir al edificio de gobierno,
vamos."
Cross avanzó pero la chica se quedó en su lugar, lo miraba
con desconfianza.
"Por favor, no te haré daño, te aseguro que si algo sucede yo
te protegeré."
"Gracias."
"¿Como te llamas?"
"Kharynna."
"Yo soy Lesath Crossifixio, pero llámame Cross."
"Si."
Los dos jóvenes caminaron sin hablar por un buen rato,
ambos eran introvertidos y no sabían que decir, solo volteaban a
verse esporádicamente y sonreían, hasta que Cross se decidió a
romper el silencio.
"No eres de por aquí... ¿Verdad?"
"No, soy de Aztlán."
"Del norte de Boleria."
"Así es."
"¿Y que te trae por aquí?"
"Mi padre vino a arreglar unos asuntos."
"¿Y por que te trajo con él si es tan peligroso?"
"Porque en sus asuntos está dar mi mano en matrimonio."
Cross se enfadó, eso le hizo recordar a Christina. "Y tú
¿quieres casarte? ¿No estás muy chica para eso?"
"Ni siquiera conozco a mi futuro esposo, eso lo decidieron
los dos estados."
"¡Estados madres! ¿Te importaría si hacemos una escala en la
casa de unos amigos?"
"No, no me molesta."
Cross llevó a Kharynna a casa de los Boyet, fueron bien
recibidos y comieron con ellos, al final le ofrecieron a Kharynna
quedarse con ellos el tiempo que quisiera, se fueron en la tarde
con rumbo al Edificio de Gobierno. "¿Segura que quieres ir?"
"Si, mi padre debe estar muy preocupado."
"Piénsalo bien, nadie debe ser obligado a hacer lo que no
quiere."
"Te equivocas Cross, hay veces que debes hacer
determinadas cosas por el bien de tu pueblo."
"Siempre hay una salida, recuérdalo."
"¿Porque te molesta tanto mi situación?"
"Porque yo perdí a alguien por el mismo motivo que te trajo
aquí y estoy seguro que fue obligada, pero yo la voy a encontrar
y la traeré de regreso."
"Suena lindo lo que dices, no que hayan obligado a alguien a
separarse de quien ama, pero si que la busques para poder estar
juntos."
"Espero que tomes la decisión correcta, de todas formas ya
conoces a los Boyet ellos te apoyarán si decides seguir tu
camino y yo también."
"Gracias."
"¡Alto ahí!"
Cross se llevó la mano a la espada, pero escucho el grito de
Kharynna llamando a su padre.
"¡Papá!"
"Hija... ¿No estás herida?"
"Estoy bien, gracias a ese joven, él me rescató."
"¡Bajen las armas y muestren respeto!"
Los militares guardaron sus armas.
"Le agradezco el haber salvado a mi hija, mi nombre es
Kharlozz Humbolt y soy un emisario del Estado de Aztlán, si
hay alguna manera de pagarle por la ayuda prestada a mi hija, no
dude en decírmelo."
"No se preocupe, hice lo que cualquier ciudadano conciente
haría en estos casos, espero que esto no haga que se forme una
mala impresión de Arcadia."
"De ninguna manera, al contrario, esos eran terroristas de
nuestro estado que nos siguieron hasta acá, sus autoridades ya
tomaron cartas en el asunto, vuelvo a agradecerle y a ponerme a
sus órdenes. Vamos hija."
"Si papá, gracias por todo Cross."
"Adiós Kharynna y no olvides lo que te dije."
Cross vio alejarse a esa muchacha, era realmente hermosa
pero muy tímida y asustadiza, pensó que Christina era más
fuerte y estaba seguro que resistiría hasta que él la encontrara, se
dio la vuelta y se apresuró a irse al Primer Distrito.
Mientras Cross se iba Kharynna volteó a verlo y pensó en lo
afortunada que era esa chica a la que Cross buscaba, en cambio
a ella nadie la extrañaría…
Cross se fue directo al Círculo del Zodiaco en el Distrito I, en
el camino habló con su maestro Viktor, quería que le contara
todo lo que sabía de ese lugar, al final sólo le pudo decir que lo
enfrentarían a pruebas muy duras, pero que confiaba en él para
superarlas.

En las instalaciones del Círculo del Zodiaco. Conversación


entre Tauro y Sagitario:
"Que bueno que llegaste Sagitario, me informan que el
ganador del torneo viene por el guante."
"Ya era hora, se había tardado."
"¿Que opinas de él?"
"No lo sé, pero me gustó su estilo, reclamar y arrebatar…"
"Si, eso fue divertido."
"¿Te molesta que venga a tomar tu lugar Tauro?"
"Para nada, pero primero debe pasar las pruebas, después ya
veremos."
"Espero no lo mates en la que tú le apliques..."
"Jajajajaja, si muere no merecía ese guante."
"Tienes razón."
"¿Y quien practicará las pruebas en los Círculos de Aries,
Géminis y Cáncer?"
"En Aries seré yo."
"¿A que se debe tal honor?"
"Quiero conocerlo personalmente, yo le explicaré las reglas."
"¿Y en Cáncer?"
"Será Acuario."
"¿Estás segura?"
"Si. ¿Por qué lo preguntas?"
"Acuario siempre quiso el guante…"
"Si, pero no pasó las pruebas."
"¿No será muy dura?"
"Esperemos que sea una profesional."
"Esperas demasiado de todos nosotros."
"Porque se que pueden."
"Y por Géminis. ¿Quien irá?"
"Aún no lo sé."
"¡Yo lo haré!"
Ambos voltearon, el guerrero llamado Hermes reclamaba su
lugar.
"¿Seguro vaquero?"
"Si, también quiero probar al elegido”.
"Espero que Titán no se entrometa."
"No lo hará."
"Entonces que así sea."
"Bueno Sagitario, ahora sólo queda el detalle de Libra…"
"¿Que hay con el?"
"¿Vendrá?"
"No lo sé, le avise de la prueba y sólo se dio por enterado,
pero no confirmó."
"El hace lo que quiere…"
"Es indispensable para el Círculo, desde que aceptó unirse
puso como condición que no se regiría por nuestras leyes, pero
pelearía a nuestro lado de ser necesario."
"Si, es alguien de palabra y un buen amigo."
"Así es, Piscis está lista para ocupar su lugar si no llega."
"Bien."

Cross llegó a la Escuela del Distrito I y como se lo había


advertido Elektra pasó sin problemas y sin preguntas, sólo
mostraba la espada sagrada, de hecho hasta sentía que lo
respetaban, finalmente llegó a la entrada de las instalaciones
para los guerreros más poderosos del Primer Distrito.
"¿Que deseas?"
La entrada estaba bien resguardada, unas enormes puertas
metálicas franqueaban el ingreso a las instalaciones del Círculo
del Zodiaco, Cross pensó que sería imposible derribarlas para un
enemigo. "Entrar al Círculo".
"No puedes entrar si no perteneces a él."
Cross mostró la espada sagrada, cuando los guardias la vieron
cambiaran su actitud prepotente. "Disculpe usted, puede pasar,
lo esperan en el primer Círculo."
Los Círculos no eran más que aulas de un edificio de tres
pisos, en la entrada de cada salón se leía encerrado en un círculo
el símbolo del signo que representaba, Cross ingresó al que
mostraba el símbolo de Aries.
CAPÍTULO 14
REUNIÓN
Cuando los chicos empezaron a convivir en la casa del
Distrito Comercial el único que no encajaba era Dorian, Arlés y
Michelle ya se conocían, así como los gemelos y Elektra, Dorian
era antisocial, no le importaba relacionarse con los demás, salvo
con Michelle…, esa niña podría hacer que perdiera la cabeza.
Una vez que se fue Cross siguieron con sus clases, después de
cinco años cada alumno tomó a un instructor de combate para
desarrollar sus capacidades, Tokugawa Hayabusa tomó como
alumna permanente a Elektra por pedido expreso de Cross.
Los siguientes dos años fueron de entrenamientos
exhaustivos, sin descuidar la parte académica ni la de fuerzas
elementales, el par de años que le siguieron fueron de práctica,
cada alumno se retiró de la casa Riazor a practicar con su
maestro, Michelle, Arlés y Póllux se fueron a las montañas
Arlés a las tierras altas, Póllux a las faldas y Michelle a las
cavernas, Dorian regresó al área de las minas y Cástor se fue al
bosque, sólo se quedaron en la mansión Elektra y Tokugawa.
Dorian fue el primero en partir, se despidió de sus
compañeros fríamente, ya deseaba que pasaran rápidamente ese
par de años para estar de regreso, si había alguien a quien quería
enfrentar era a Cástor, pero no por venganza, ese sentimiento
nunca lo sintió, después del incidente en el área de
entrenamiento, Dorian se sintió fatal, ¡era un debilucho! Su
mayor orgullo era su resistencia al maltrato y dolor físico, y ese
muchacho lo había vencido con suma facilidad, lo que quería
decir que se contenía con él cuando entrenaban. ¡Que
humillación!
Días después cuando habían sanado las heridas de ambos
(Cástor era el único que sanaba más rápido que Dorian),
volvieron a entrenar normalmente, entonces, el gemelo menor se
disculpó con su compañero.
"Discúlpame Dorian, perdí la cabeza ese día, espero que
sigamos siendo amigos."
"¿De verdad quieres disculparte?"
"Si, somos condiscípulos, todos venimos de lugares difíciles
y estamos aquí para apoyarnos."
"Entonces no vuelvas a humillarme."
"Ya te dije que no lo haré, voy a controlarme."
"¡No! No me refiero a esa vez, me refiero a todos los días, no
te contengas conmigo, golpéame como ese día, si no soy capaz
de aguantarlo no soy digno de estar aquí."
"Pero es peligroso…"
"¿Eres mi amigo o no?"
"Si, si lo soy."
"Entonces compórtate como tal, no voy a ser mejor si no me
ayudas."
Cástor sonrió "Cuenta con ello."
"Y lo mismo va para ti Póllux."
"Te voy a destrozar pequeñín."
"Eso es lo que espero."
Desde ese día Dorian experimentó el verdadero dolor de los
entrenamientos y le gustó…
Arlés también mejoró sus habilidades, nadie mejor que él
para liderar las misiones en grupo, era infalible, Elektra cada vez
entrenaba menos con sus compañeros, prefería llevar su rutina
por separado y Michelle…, ella no cambió en lo más mínimo,
seguía siendo la misma déspota, altanera, competitiva,
berrinchuda y controladora de siempre.
Al final del noveno año todos regresaron a la residencia
Riazor, al volverse a encontrar Cástor y Dorian se dieron un
fuerte apretón de manos, aunque Dorian era el más introvertido
de todos, era querido y respetado por los demás; incluso el
mismo Dorian se sorprendió de lo bien que se sintió cuando
volvió a ver a sus compañeros, realmente los había extrañado, al
principio confundió a Cástor con su hermano, todos lo hicieron,
ahora era un gigante de casi dos metros, hasta que vieron a
Póllux, el gemelo mayor se había convertido en una masa de
músculos de dos metros con diez centímetros, se veía
imponente. Arlés, se veía confiado y seguro de sí mismo, quizá
arrogante sería la expresión correcta, Elektra se había convertido
en una chica preciosa, pero jamás comparada con Michelle, su
amor por su compañera se había vuelto obsesión.
Lothar les informó que tomarían una semana de descanso, al
final de ésta les aplicarían los exámenes finales para graduarse,
si reprobaban serían expulsados, además, para ellos no sólo eran
exámenes, era una competencia por ver en que lugar quedaban,
para darse cuenta de quien era el mejor…
*****
PRUEBA ACADÉMICA
La prueba académica fue de conocimientos generales, de todo
lo que habían aprendido durante los siete primeros años, más de
la mitad de ellos (Michelle, Cástor, Póllux y Dorian) habían
dejado de lado los estudios, estaban nerviosos (con excepción
de Michelle), Póllux dio un repaso a todos sus apuntes pero se
desesperaba al darse cuenta de que tenía poco tiempo para
repasar sus lecciones, con Dorian sucedía lo mismo pero a
diferencia de Póllux, tomó más en serio los exámenes y se
dedicó doce horas diarias a estudiar, físicamente estaba bien,
pero también tenía que ser el mejor intelectualmente; Cástor no
le dio importancia, decía que no iba a aprender en una semana
lo que no aprendió en siete años y Michelle sencillamente no
necesitaba estudiar.
Al final los seis aprobaron los exámenes en el siguiente
orden:
1.- Michelle
2.- Arlés
3.- Elektra
4.- Dorian
5.- Póllux
6.- Cástor
Dorian estaba decepcionado de no quedar en primer lugar,
seguramente si no hubiera descuidado sus estudios tal vez habría
ganado, quizá no a Michelle (nadie era más inteligente que ella),
pero sí a todos los demás, pero bueno, por lo menos salió mejor
que los huevones de Cástor y Póllux, quienes por cierto, estaban
felices de haber aprobado y no les importó quedar en último y
penúltimo lugar.
*****
PRUEBA DE ENERGIA
La prueba de energía se desarrolló al día siguiente, para ese
momento todos podían utilizar energía elemental, Dorian estaba
seguro, los había escuchado hablar de cómo utilizaban sus
poderes elementales con las manos desnudas, menos él, por más
que lo intentó no lo pudo lograr, pero en cambio, sí podía
realizarlo a través de una espada, Lothar le mencionó que con
eso bastaba, no necesitaba crearla con sus manos desnudas,
entonces se dijo que no importaba que los demás pudieran
hacerlo, la de él iba a ser la demostración más aparatosa y sería
el número uno…
Comenzó la prueba, las demostraciones de Michelle y Arlés
eran espectaculares, la primera manipulando la electricidad y el
segundo el hielo, Dorian dudó que su poder compitiera con eso,
apretaba los puños de coraje. Todavía faltaban esos malditos
gemelos, Póllux le comentó al oído: "¿Impresionante verdad?"
Dorian pretendiendo que no importaba le respondió: "Más o
menos. ¿Tu que tienes?"
"La verdad es que ni Cástor ni yo podemos controlar el
elemento, necesitamos armas."
Dorian casi se infarta del coraje. "¿Como es posible que no
puedan crear energía elemental con las manos desnudas?"
"Perdón. Pero por más que lo intentamos no pudimos."
"¡Inútiles!"
Dorian se dio media vuelta y se alejó de su compañero, pensó
que esos brutos no deberían estar ahí, llegó a creer que sería una
pérdida de tiempo el volver a pelear con Cástor, no se alegró
porque alguien además de él tampoco manejara la energía
elemental con las manos desnudas, eso significaba que él era el
peor, Cástor y Póllux no contaban como rivales.
Tocó el turno a los gemelos de probar sus habilidades con la
energía elemental, al verlos Dorian cambió de parecer, Cástor
dominaba el elemento aire y Póllux el elemento metal, ambos se
auxiliaron de armas cortas, Cástor de dagas y Póllux de un par
de bayonetas, el poder destructivo de ambos era de temer…
Dorian realizó su exhibición, su elemento era el fuego,
aunque todos quedaron impresionados con ésta, el sintió que fue
la más débil, su última esperanza era Elektra, ella se quedó a
entrenar en la casa y por lo que platicó, su entrenamiento no fue
tan duro como el de los demás, esperaba por lo menos ser mejor
que ella…
La exhibición de Elektra no tuvo comparación, solicitó a
todos que la atacaran al a mismo tiempo con su respectivo poder
elemental, lo primero que le vino a la mente a Dorian fue que
iba a utilizar algún tipo de truco de escapismo, por lo que
decidió no contenerse, no le daría tiempo de huir, todos a la vez
dispararon contra Elektra su energía elemental, aire, fuego,
metal, hielo y electricidad, cuando sus poderes estuvieron a
punto de alcanzar a la exponente los detuvo, transformó todos en
energía pura y después se los devolvió, milímetros antes de que
la energía los alcanzara se desvaneció. Todos quedaron
estupefactos… menos Michelle, ella se sentía enojada, sabía que
había perdido el primer lugar, cuando estaban a punto de dar los
resultados Michelle de manera ríspida comentó:
"¿Para que los dan? Si ya sabemos quien ganó."
Al final los resultados confirmaron los peores temores de
Dorian.
1.- Elektra
2.- Arlés
3.- Michelle
4.- Cástor
5.- Póllux
6.- Dorian
Todos aprobaron, Lothar les explicó que tanto Cástor como
Póllux podían haber competido por el segundo lugar, pero les
bajó puntos el no controlar la energía elemental con las manos
sin un arma, a ellos no les importó…
*****
PRUEBA DE COMBATE
Esta era su prueba, aquí no fallaría, Dorian estaba seguro de
su fortaleza y habilidades físicas, no importaba con quien se
midiera, en un combate no importa que tan impresionante sea tu
poder elemental, lo importante es como lo utilices en una
situación real y él era un experto, hasta ahora los exámenes eran
teóricos, en la práctica nadie lo superaría, esperaba no
enfrentarse con las chicas, aunque amaba a Michelle si le tocaba
pelear con ella la derrotaría, después vería la forma de
contentarla, Dorian sabía que Michelle era la peor en combate y
realmente no veía a Elektra como un rival a vencer, manejaba
bien la energía pura pero eso era todo, como un truco de magia,
Elektra sería una buena atracción de circo pero no una buena
guerrera, sus verdaderos rivales eran los varones, los gemelos
eran unos combatientes naturales y su poder destructivo era
enorme, ya lo había comprobado, su batalla con cualquiera de
ellos era de pronóstico reservado… a menos que usara esa
técnica, él quería reservarla para el final, si la hubiera realizado
en el examen de energía quizá hubiera ganado, pero prefirió
guardarla, por el contrario, él ya había observado lo mejor de las
técnicas de sus oponentes y ya sabía como neutralizarlas, así que
por más buenos que fueran los gemelos peleando, si neutralizaba
su poder elemental se colocaba un paso por delante, Arlés era
otra cosa, su estrategia con él sería inmediata y fulminante, si le
daba tiempo tarde o temprano su amigo encontraría la manera de
vencerlo, la batalla debía de ser rápida.
Así como Dorian no quería enfrentar a las chicas, los demás
también querían evitar a alguien en particular, los gemelos no
querían combatir entre ellos, Michelle deseaba evitar a Arlés, la
electricidad era débil ante el hielo y éste era mejor que ella en
técnicas de batalla, por su parte Arlés por ningún motivo quería
enfrentar a Elektra, el vio su poder real y le temía, en cambio a
Elektra le daba lo mismo quien fuera su rival, todos eran muy
fuertes, por lo tanto, cualquiera sería un oponente peligroso.
Lothar habló: "Muy bien chicos, la dinámica será la
siguiente, sólo serán tres enfrentamientos, las calificaciones se
darán por lo que cada quien haga en el campo de batalla, es
decir, un perdedor puede tener mejor calificación que un
ganador si su desempeño en la batalla fue mejor, los combates
se decidirán al azar."
Los emparejamientos quedaron de la siguiente manera:
Combate 1.- Michelle vs. Arlés
Combate 2.- Póllux vs. Dorian
Combate 3.- Elektra vs. Cástor

COMBATE 1
MICHELLE VS. ARLÉS
Michelle maldijo su suerte, fue la única a quien le tocó pelear
con quien no deseaba hacerlo, su combate es el que decidiría
quien era el mejor de todos los alumnos, Arlés o ella. Su
compañero iba perdiendo por una pequeña diferencia, Michelle
había ganado la prueba de conocimientos, pero quedó un lugar
por debajo de su amigo en la de manipulación de energía, para
colmo, su compañero era mejor en combate y el hielo nulificaba
el trueno, lo anterior sin contar que en la exhibición de energía
elemental la había vencido, a todo eso había que agregar que
Arlés era su amigo, lo había conocido antes de entrar a la casa
Riazor y lo estimaba, era al único que no trataba mal… o bueno,
no tanto. Estaba segura que él se sentía igual de incómodo.
Arlés pensaba completamente distinto que Michelle, se sentía
mal también, pero la razón era que amaba a su amiga, se había
enamorado de ella desde que la conoció, él la había
recomendado para entrar en la casa Riazor, se alegró cuando fue
admitida y ahora… pelaría con ella con todo su poder, se lo
debía como su compañero, se enamoró de Michelle porque era
tan inteligente como él y más astuta, siempre se preguntó quien
sería mejor, hasta el momento estaban igualados, pero ella tenía
un primer lugar, aunque eso no importaba, el resultado final
dependía de esta batalla, Arlés no se confiaría, la atacaría con
todo lo que tenía.
Ambos contendientes se miraban sonrientes, levantaron el
puño derecho al frente para demostrarse respeto, tal y como les
había enseñado Cross. La batalla comenzó, ambos lanzaron
ataques a distancia, se nulificaron mutuamente, Arlés eligió una
espada como arma, Michelle eligió dagas, Arlés había
planificado una estrategia para acorralar a Michelle, primero la
obligó a correr a una esquina del área de duelo, después, lanzó
su ataque más poderoso, Michelle lo esquivó, mientras evadía
los ataques que le enviaban Michelle lanzaba dagas cargadas
con electricidad pero por las prisas y el constante ataque de
Arlés no conseguía atinarle, llegó un momento en el que los dos
se quedaron quietos, ambos entendieron que el combate no
duraría mucho tiempo más, su energía se estaba terminando,
Arlés fue más rápido y no permitió que su contraria hiciera su
jugada, lanzó nuevamente un poderoso ataque que obligó a
Michelle a colocarse en el mismo lugar donde había lanzado el
primer disparo, eso fue todo, los pies de Michelle se empezaron
a hundir en el suelo.
"¡Que rayos!"
"Lo siento Michelle el combate terminó."
"¿Que?"
"Acabas de caer en mi ardid de hielo, ese primer ataque fue
un engaño, su finalidad era colocar mi trampa en donde estabas
parada, las demás acometidas fueron realizadas para llevarte a
ese lugar nuevamente, no la viste porque estabas muy ocupada
protegiéndote de mis disparos…"
"Digno de ti Arlés, un combate perfectamente planeado, pero
esto no se ha terminado, es mi turno."
Michelle estiró su brazo izquierdo para realizar su
movimiento, pero nada pasó. "¿Que sucede?"
"Todos tus músculos ya están congelados e impiden que
realices cualquier tipo de ataque."
<Maldición tiene razón> Pensó Michelle, sentía que se le
congelaban todos los huesos.
"Perdiste Michelle, ríndete."
"No, todavía puedo…"
"Es imposible, si no te rindes ahora te congelaras por
completo, podrías morir."
"No me importa, no voy a perder."
"Michelle no voy a retirar mi ataque, te lo advierto…"
"Haz lo que tengas que hacer."
"Está bien. ¡Prisión de hielo!"
En segundos Michelle quedó cubierta de hielo.
"Todo ha terminado, lo siento Michelle."
Bastián era el árbitro de los encuentros, observó a Michelle y
se apresuró a declarar al ganador antes de que esta sufriera
lesiones serias por el congelamiento.
"El ganador del primer combate es…"
"¡Espera Bastián! ¡Mira hacia el hielo!" le gritó Lothar.
El hielo se estaba derritiendo y al final se hizo añicos,
Michelle seguía en pie.
"Te hubieras quedado así Michelle, pero como lo desees."
Esta vez Arlés dirigió su poderoso ataque directo hacia
Michelle pero ésta lo detuvo.
"¿Como es posible?" Gritó Arlés.
El cuerpo de Michelle estaba congelado y no podía moverse,
había detenido el ataque de su rival pero no con electricidad,
sino con fuego, este salía de todo su cuerpo, al nulificarse ambos
ataques, Arlés nuevamente tomo control de su mente, lo había
sorprendido lo que había hecho Michelle, pero estaba seguro
que ese poder lo acababa de despertar, ella estaba tan
sorprendida como él, todavía no controlaba ese elemento y sus
fuerzas debían estar al límite, esta vez acabaría con el combate
con un ataque frontal, se llevo la mano a la espada y la empuñó,
entonces atacó.
"Lo siento Arlés, ahora es mi turno."
A Michelle le temblaban las piernas, no podía dar ni siquiera
un paso, utilizó toda la energía que le quedaba y activó las dagas
que había lanzado, su objetivo nunca había sido Arlés, era crear
una especie de esfera eléctrica en el terreno de combate que se
entrelazaba por medio de las dagas y Arlés estaba en medio de
ellas, no alcanzó a cubrirse con su escudo de hielo, del suelo
salieron rayos que le detuvieron sus movimientos.
"Maldición, no conté con esas dagas."
Arlés recordó perfectamente esas armas, Michelle las había
estado enterrando en el suelo, para después recogerlas y
lanzárselas, el creía que ella estaba tratando de controlar el
terreno y tener armas para lanzar en lugares estratégicos, pero lo
que estaba haciendo era tender una trampa, como la de el…
Michelle lo había vencido, Arlés soltó su espada y cayó al suelo,
Michelle se acercó dando pequeños pasos, parecía que caería en
cualquier momento, sabía que si su compañero se levantaba
estaba a su merced, no le quedaba nada, pero cuando lo vio a
unos centímetros de distancia observó que estaba inconsciente,
Michelle sonrió, levanto la mano en señal de victoria y luego se
desvaneció.
Argento Riazor estaba satisfecho, ya sabía cual era el futuro
de Michelle, sería una elementor y una muy poderosa.
"¿Que te pareció el combate Lothar?"
"Estupendo, no pudo haber mejor emparejamiento, Arlés
ganó la guerra de estrategia pero el poder oculto de Michelle
nuevamente la salvó, esa chica no sabe perder y por lo mismo es
capaz de llegar a los extremos, los dos son increíbles."
"Pienso lo mismo."

COMBATE 2
DORIAN VS. POLLUX
Dorian estaba complacido, él quería pelear con Cástor pero
Póllux también estaba bien, era más fuerte, así su victoria sería
total, ya tenía una estrategia para derrotarlo. Levantaron el puño
derecho al frente y Dorian le habó a su oponente.
"¡Hey Póllux! ¿Que te parece si calentamos con un poco de
combate cuerpo a cuerpo?"
"Me parece bien, no es sensato de tu parte pero adelante."
Y comenzó la batalla, Póllux se sorprendió, Dorian aguantaba
muy bien sus golpes, no lo lastimaban, en cambio él si sentía los
golpes de Dorian, aunque tampoco lo lastimaban iban haciendo
mella en su rendimiento, decidió terminar con el calentamiento
en ese momento, Dorian podría lastimarlo, reunió energía en su
puño y golpeó a Dorian, éste salió volando por los aires, al
aterrizar se levantó sangrando.
"Ufff, que golpazo. ¿Como lo hiciste? "
"Simplemente empecé a golpearte reuniendo energía en mis
puños."
"No cabe duda que eres muy fuerte. ¡Yo todo el tiempo te
golpee con energía en mis puños!"
"Con razón me estabas acribillando…"
"Bueno... ¿Que te parece si nos ponemos serios?"
"Me parece bien."
Ambos sacaron sus armas, Dorian una espada larga y Póllux
un par de bayonetas que se calzó en las muñecas. Los dos se
lanzaron al ataque, el duelo se veía parejo, Dorian pensó que con
la velocidad podría herir a Póllux, pero para su sorpresa el
gemelo mayor era tan rápido como él, entonces se decidió por
fin a usar su poder elemental, su contrincante era más fuerte y
Dorian no resistiría mucho tiempo más, en cambio Póllux ni
siquiera estaba sudando, empezó a arrogarle ráfagas de fuego,
eso le dio una ventaja, observó que el gigante aunque las
desviaba le causaban daño.
Póllux sentía que le ardía todo el cuerpo, aún y cuando
desviaba los ataques de Dorian el fuego lo alcanzaba y empezó a
sentirse más lento, sus extremidades ya no le respondían igual,
entonces Dorian empezó a ser más certero, ahora era mucho más
rápido que él, después de lanzar un ataque con fuego
inmediatamente atacaba cuerpo a cuerpo, Póllux sólo podía
protegerse de uno o de otro, estaba perdiendo.
Su fuerza iba menguando, lo sentía, en cambio los ataques de
Dorian cada vez eran más efectivos, en ocasiones hasta lo había
alcanzado con ambos, ya no podía más, deseaba simplemente
bajar la guardia para que Dorian le diera el golpe final, el que lo
pusiera a dormir y terminara todo, no tenía importancia perder, a
él no le gustaba pelear, pero no podía hacerlo, le había
prometido a su hermano que daría todo de sí, Cástor nunca le
perdonaría si se dejara ganar de esa manera, entonces decidió
que debía terminar ese combate, sus fuerzas estaban al límite y
no aguantaría por mucho tiempo, esta vez él tomaría la ofensiva.
Encendió su energía elemental, no la había utilizado aún,
transformó las bayonetas en dos enormes martillos, eso
sorprendió a Dorian, al tener energía elemental de tipo metal,
Póllux podía cambiar la forma de las bayonetas hasta
transformarlas en cualquier tipo de objeto, hasta uno tan
contundente como el que iba a utilizar, nuevamente se
equilibraba la balanza, ahora ambos contendientes podían atacar
a distancia y el ataque de Póllux era más rápido y contundente,
golpeaba la tierra y las ondas de energía que creaba impactaban
directamente a su adversario, lo goleaban de una manera brutal,
entonces Dorian llevó a cabo la segunda parte de su plan usaría
su poder como arma defensiva, empezó a lanzar cortinas de
fuego contra Póllux.
El gemelo mayor nuevamente estaba en problemas, aunque
eran más rápidos sus ataques, por el humo y las quemaduras
perdió visibilidad, no encontraba a Dorian quien lo seguía
atacando, él veía perfectamente a través del humo, las llamas no
lo afectaban, su cuerpo ya estaba acostumbrado al calor, pasaba
a través de ellas sin ningún problema, pronto, muy pronto se
terminaría el combate.
Póllux no podía más, debía usar su técnica máxima si quería
ganar, se había prometido que sólo la utilizaría en el examen de
energía pero no en contra de alguien. ¡Podría ser fatal! Pero no
tenía otra opción, de hecho, él en ese momento ya había perdido
mucha sangre y estaba a punto de desfallecer.
Concentró toda su energía y fijó un punto para atacar a
Dorian, no lo veía bien pero ya había leído sus movimientos, la
explosión lo alcanzaría sin duda alguna, cuando Dorian vio que
Póllux hizo los movimientos con la mano para hacer su gran
ataque sonrió, eso es lo que esperaba, para eso habían sido todas
sus arremetidas, ahora él haría su movimiento, era una ofensiva
fulminante y casualmente el poder de Póllux le daba más
potencia al suyo.
El ataque de Póllux consistía en juntar toda la energía del
metal en sus manos, la comprimía con tal fuerza que un golpe
suyo terminaba en una explosión por la potencia que llevaba,
leyó los ataques de Dorian y lanzó su poder, era imposible que
su rival lo evitara, pero lo que desconcertó al gemelo fue que su
oponente no hizo nada por intentar huir de su ataque, clavó su
espada en la tierra y soltó toda su energía, una espiral de llamas
lo rodeó y explotó, la explosión de fuego tomo más fuerza con el
golpe de Póllux y lo alcanzó a este de lleno, con la espada en el
suelo Dorian había creado un vórtice que lo había mantenido a
salvo, Póllux no tuvo tanta suerte, la explosión le golpeó
directamente, sólo se veía humo en donde la explosión había
alcanzado al gemelo mayor, del otro lado Dorian estaba de pie
impasible.
El silencio era total. ¡Póllux podría haber muerto!
"Maldito cabrón si mataste a mi hermano pelearás conmigo."
"El sabía los riesgos del combate y así los aceptó."
"¡Pero el combate no era a muerte!"
"El lo volvió más peligroso cuando me atacó con ese poder."
"Pero Pol nunca mataría a nadie."
"Esa es la diferencia entre nosotros."
Cástor estaba a punto de saltar al área de combate cuando
Lothar lo detuvo.
"Si debo hacerlo también pelearé contigo."
"Mira hacia allá."
Cástor se quedó con la boca abierta, una vez que el humo se
estaba dispersando se alcanzó a ver la figura de un gigante, pero
no era Póllux, era un hombre rodeado de una armadura de un
metal gris irreconocible, un aura plateada lo rodeaba.
Dorian no lo podía creer, el maldito no había caído con su
ataque, volvió a atacarlo con su máximo poder pero fue en vano,
no le hizo daño, todo terminó en un movimiento, Póllux golpeó
a Dorian con el puño con una fuerza tan poderosa como su
explosión, esta vez Dorian no cayó, sólo fue arrastrado unos
pocos metros hacia atrás, Póllux preparó un segundo golpe.
"¡Espera Pol! ¡Dorian esta desmayado!"
Era Elektra la que había hablado, Póllux detuvo su ataque y
volvió a su forma original, el combate había terminado. Cuando
Póllux soltó el último golpe Dorian concentró toda su energía en
endurecer su cuerpo, pero el impacto fue demasiado poderoso,
lo único que mantuvo a Dorian de pie fue su fuerza de voluntad,
Póllux cargó a Dorian y él mismo lo llevó a la enfermería, sólo
faltaba un combate y no estaba interesado en verlo, de ninguna
manera observaría como se destrozaban Elektra y su hermano.
"¡Guau! ¡Que combate! Estoy seguro que ese mocoso podría
vencerme."
"Y que lo digas Lothar, y aún no nos mostró su verdadero
poder, pero Dorian no se queda atrás, nadie tiene la voluntad de
ese chico."
"Todos son increíbles, pero ahora viene lo mejor…"

COMBATE 3
ELEKTRA VS. CASTOR
Los combatientes se quedaron viendo el uno al otro un rato,
se estaban midiendo, ambos sabían que el rival que tenían
enfrente era de cuidado, muy probablemente ellos dos eran los
más poderosos de los seis. Se saludaron con el puño derecho tal
y como lo hicieron los demás antes de empezar a combatir.
"¿Estás segura de esto Elektra?"
"¿Por que me lo preguntas Cas? ¿Tu no?"
"Sabes que tú eres la última persona en el mundo a quien yo
lastimaría."
"Sabes que a mi no me gusta lastimar a nadie…, que no sea
igual de fuerte que yo."
"He mejorado."
"Lo sé."
"Sólo voy a pelear si tú te pones seria."
"Si me pongo seria no tienes oportunidad."
"Podría sorprenderte… "
"Adelante amigo, si lo mereces me conocerás."
Cástor sonrió, sabía que además de su hermano Elektra era la
única persona que tenía posibilidades reales de vencerlo. Ellos
estuvieron presentes cuando le mostró su verdadero poder a
Cross, fue la tarde antes de que este se fuera, estaban entrenando
como siempre cuando Elektra pasó por ahí.
"Cross... ¿Seguro que tienes que irte?"
"Si Elektra, todos tenemos cosas que hacer."
"¿Puedo acompañarte?"
"Voy a un lugar muy peligroso."
"Entonces te sería de gran ayuda."
"Lo siento Elektra, pero no basta con que puedas escabullirte,
allá también es necesario pelear."
"Puedo pelear."
"No contra estas personas, la mayoría está en mi nivel, los
hay más fuertes."
"Yo también soy fuerte, además, aunque sean poderosos no
pasa nada si no me pueden tocar."
"¿A que te refieres?"
"Yo sé de lo que hablo."
"Elektra. ¿Estarías dispuesta a mostrarme tu verdadera
fuerza?"
"Sólo si me llevas."
"No te puedo llevar, bien sabes que no depende de mí, pero
me sentiría más tranquilo si me demuestras que puedes cuidar a
los muchachos."
"Está bien."
Cástor protestó "Hey, no hablen de nosotros como si no
estuviéramos, Elektra es débil pero nosotros la podemos
proteger."
"Yo no soy débil."
"Pruébalo, muchachos al que la someta le dejo mi chamarra
para conquistar chicas."
Los gemelos pusieron manos a la obra, Cross les había
contado que esa chamarra era su favorita, con esa prenda era
infalible, era un imán para atraer a las chicas, los hermanos
trataron de capturarla pero Elektra siempre estaba un paso
adelante, cada vez que la atacaban los tropezaba, cayeron
demasiadas veces, después, los empezó a golpear hasta que ya
no pudieron más.
"Es toda tuya jefe, estamos demasiado cansados, no podemos
ni levantarnos, y de ninguna manera vamos a pelear en serio con
ella."
"Esta bien Elektra, pero... ¿Que pasa si te atacan con
energía?"
"Atácame."
"No. Podría lastimarte."
"¿Como esos dos?"
Cross lo pensó un momento y le disparó un kunai de energía,
no muy poderoso, Elektra detuvo el ataque y se lo devolvió, ella
sí pegó en el blanco. "Eso dolió. ¿Podrías sostener un combate
conmigo?"
"Si."
"Aquí voy."
Cross la atacó en serio, todos sus ataques le eran devueltos
pero tampoco lo alcanzaban, era demasiado rápido, al final con
un veloz movimiento logró acercarse a Elektra y sacó el disparo
de energía, Elektra lo vio venir, predijo su movimiento, pero no
lo pudo evitar, no era tan rápida, solo cerró los ojos, Cross
detuvo el ataque antes de golpearla.
"Sorprendente Elektra, vuélvete más fuerte, en diez años te
buscaré y volveremos a pelear, estoy seguro que será
emocionante."
"Si Cross."
Cástor y Póllux estaban sorprendidos, no tenían ni la remota
idea del poder de Elektra, a partir de ese día la respetaron más y
le temieron, pero no fueron los únicos, Arlés iba pasando por ahí
y lo vio todo, tomó nota mental y se dijo que trataría de jamás
enfrentarse a esa niña.
En el campo de entrenamiento que estaba a espaldas de la
residencia Riazor, Cástor finalmente se había decidido a atacar.
"Bueno Elektra, supongo que este examen es para probarme a
mi, tú ya estas del otro lado, entonces ahí voy."
Cástor atacó con dagas de doble hoja, es decir tenían el filo
por la parte de arriba y abajo, se empuñaban de en medio,
Elektra optó por un par de tonfas, la chica se sorprendió, Cástor
era un maestro en el uso de esos instrumentos, podía
controlarlos a la perfección, pero como la última vez que se
enfrentaron Elektra se adelantaba a sus movimientos, se había
vuelto realiente rápida y ágil.
"Vamos Elektra, si no atacas no me vencerás."
"Está bien." Esta vez Elektra atacó. Golpeó a Cástor con sus
armas en todo el cuerpo, ni siquiera lo movió. "Eres resistente
Cas pero... ¿Por cuanto tiempo aguantarás?
"La misma pregunta te hago yo."
"¿Por que a mi?"
De repente Elektra sintió un fuerte dolor en el abdomen,
escupió sangre, volteó a verse y tenía un moretón. "¿Como es
posible? Esquivé todos tus ataques."
"Tal vez no eres tan rápida como piensas."
Elektra volvió a atacar, siguió golpeando a Cástor, cuando se
alejó esta vez tenía dos golpes más. "¿Porque?"
"Será mejor que cambies la estrategia, ambos sabemos quien
tiene el cuerpo más fuerte."
Elektra no escuchó y lo volvió a atacar, esta vez se llevó
cinco golpes.
"No sigas Elektra, vas a perder…"
"Te equivocas Cástor, esta vez mi ataque no lo realicé para
dañarte, lo hice para ver tu truco, ya lo descubrí."
"¿Y cual es?"
"Mientras me atacas con tus golpes disparas contra mí
ráfagas de aire, que en tu caso es como si golpearas con el
puño."
"¡Bravo! ¿Y que es lo que gano?"
"La pelea que querías."
"Perfecto."
En un movimiento imperceptible Cástor desapareció, por el
contrario, Elektra cerró los ojos y se quedó inmóvil, una
ventisca verde la rodeó, se empezaron a escuchar explosiones a
su alrededor pero no se veía nada, sólo el eco de los impactos.
Todos los demás combatientes ya habían despertado y habían
convencido a Póllux de que los llevara a ver el combate, Póllux
no tuvo más remedio que aceptar y los cargó a todos hasta la
arena.
"¿Ves algo Arlés?"
"No, nada Michelle."
Dorian comentó: "¡Novatos! No se como diablos me
vencieron." Aunque la verdad el tampoco veía nada.
Los únicos que seguían el curso de las acciones eran Lothar,
Riazor y Póllux. De repente Cástor volvió a aparecer, se le veía
cansado.
"¿Estás bien Elektra?"
"No, a pesar de que pude desviar la mayoría de tus ataques
algunos me alcanzaron, realmente estoy lastimada."
"Yo también estoy al límite."
"Ok, mi turno de atacar."
Elektra había guardado suficiente energía de la que le había
lanzado Cástor y la empezó a enviar en su contra, no importaba
que tan rápido se moviera siempre lo alcanzaba con sus ataques
de energía pura. Aún y cuando ningún golpe fue de
consideración puesto que Cástor pudo protegerse de todos,
también estaba herido.
"Bien hecho Cástor, ahora va la segunda oleada."
Cástor pensó que esto no podía seguir así, si lo alcanzaba esa
oleada perdería, sacó sus dagas de hojas dobles y las lanzó
girando al cielo.
"¡Viento cortante!"
Riazor estaba estupefacto, esa era la técnica secreta de su
guardaespaldas. "¿Cuanto tiempo te llevo aprenderla Lothar?"
"No sólo aprenderla, es mi creación y me llevó diez años de
duro entrenamiento."
"¿Y a Cástor?"
"Seis meses."
Argento Riazor sonrió, Lothar fue el maestro de Cástor en los
bosques, no se había equivocado con ninguno de esos chavales.
El viento cortante de Cástor se estrelló con la ráfaga de energía
pura de Elektra, los dos estaba exhaustos.
"Creo que ya nos queda poco Elektra."
"Así es Cástor, pero recuerda que no puedes tocarme, este
encuentro no lo vas a ganar."
"Te equivocas Elektra a los dos nos queda poca energía
ganará quien la utilice mejor."
Entonces Cástor soltó las dagas y las empezó a controlar con
el viento, pero no fueron dos dagas, fueron ocho… "A ver
Elektra, esquiva esto."
Elektra fue golpeada una y otra vez por las dagas de Cástor,
éste fue muy inteligente, Elektra podía leer los movimientos de
su contrincante, con sólo verlo se anticipaba, pero no podía
anticipar el viento, este cambiaba caprichosamente los
movimientos de las cuchillas y Elektra no podía saber por donde
le golpearían, ejecutó un último movimiento, hizo explotar todo
a su alrededor, fue una explosión de energía pura que tomo del
viento de Cástor, destruyó las armas de su rival y no solamente
eso, también lo alcanzó a lastimar a él.
Cástor se levantó con dificultad. "¿Ahora que va a pasar
Elektra? Me he quedado sin energía elemental."
"Yo también."
"Tendremos que pelar cuerpo a cuerpo."
"Así es."
Inició el combate, pero esta vez fue distinto, Cástor empezó a
pelear como el viento que había lanzado, sin patrones fijos,
decidiendo hasta el último instante donde golpearía y era más
rápido que Elektra, la alcanzó en varias ocasiones, hasta que
Elektra cayó.
"Esta pelea ya terminó." comentó Arlés.
"Así es." dijo Dorian. "Elektra ya perdió su ventaja, y sin ella,
la lucha cuerpo a cuerpo con Cástor es una misión imposible,
aunque más o menos lo evade no puede atacar, sus golpes no
son efectivos contra un cuerpo como el de Cástor."
"Están equivocados, Elektra no es la misma de hace dos años,
ahora es más fuerte." Todos voltearon a ver a Póllux. "Ninguno
de ustedes se dio cuenta pero el ataque que acaba de realizar
Cástor lo hizo con toda la violencia de la que es capaz y Elektra
sigue en pie, se ha vuelto muy fuerte, vamos a ver su
contraataque."
Póllux no fue el único que se dio cuenta de la fuerza de
Elektra, Cástor también lo notó, el próximo ataque sería el
último, entró en modo furia, una aura verde lo rodeaba, sintió
como la fuerza inundaba todo su cuerpo, había aprendido a
controlarlo, sabía que no dañaría a Elektra de gravedad, sólo
necesitaba ponerla a dormir…
Elektra advirtió el peligro de inmediato, activó su poder
especial, sus ojos cambiaron a un gris claro, vio a través del
ataque de Cástor, ambos se lanzaron al frente, pero esta vez a
Cástor no le dio tiempo de atacar, Elektra evitó su primer golpe
y después lo golpeó veinticuatro veces con las tonfas a una
velocidad impresionante, todos los golpes fueron dirigidos a un
área especifica para dejar su cuerpo fuera de combate, pero
Cástor seguía en pie, parecía que era indestructible.
"Todavía no me vences Elektra."
"Lo sé. Pero ahora sí."
Elektra golpeó el pecho de Cástor con la palma de la mano
derecha, se activó una reacción en cadena de todos los demás
lugares donde lo había golpeado antes, los veinticuatro puntos.
"Bien hecho Elektra, a propósito, bonitos ojos…"
Cástor cayó de rodillas y Bastián lo revisó.
"No puede más, la ganadora es Elektra."
Póllux entró a la arena por Cástor, quien increíblemente
estaba todavía consiente.
"Es buena hermano."
"Lo sé."
"Fue cuestión de suerte Cástor, yo llevo más tiempo
controlando mi poder que tú el tuyo, en igualdad de
circunstancias no sé que hubiera pasado."
"Seguramente lo mismo amiga, insisto, eres buena…"
"Lo dudo, me obligaste a utilizar todo mi poder al máximo,
es la primera vez que lo hago, de hecho, si me hubieras
golpeado tú primero habrías ganado."
Castor sonrió, estaba feliz de haber sostenido ese combate,
Póllux se lo llevó a la enfermería y después, a todos los demás.
"¿Que opinas Lothar?"
"Esos chicos realmente son algo especial, sobre todo Cástor y
Elektra, ellos desde antes de venir ya contaban con ese gran
poder, sólo que Elektra estaba consiente de que lo tenía y Cástor
no, de hecho, ninguno de los dos ha desarrollado todavía su
máximo potencial y aún así hay muy pocas personas en Arcadia
capaces de sostener una pelea con ellos."
"Tienes razón, pero Póllux ya lo despertó también y al
parecer lo controla mejor que Cástor."
"Es correcto, pero aún así yo creo que Cástor esta un nivel
por encima de Póllux y los demás no tardarán en despertar su
verdadero potencial, sin embargo, por el momento hay que
dejarlos ir…"
Los resultados del examen de combate fueron los siguientes:
1.- Elektra
2.- Póllux
3.- Cástor
4.- Michelle
5.- Dorian
6.- Arlés
La cuenta del ganador se realizó por puntos
1er lugar 10 puntos
2do lugar 8 puntos
3er lugar 6 puntos
4to lugar 5 puntos
5to lugar 4 puntos
6to lugar 3 puntos
Quedando finalmente así la tabla:
1.- Elektra26 puntos
2.- Michelle 21 puntos
3.- Arlés19 puntos
4.- Póllux16 puntos
5.- Cástor14 puntos
6.- Dorian12 puntos

Un mes después.
"Bueno, ya que están todos sanos y reunidos he de contarles
una historia..." Argento Riazor les contó la historia de los doce
FILOS. "...Como ya lo saben el torneo es en un año en la zona
militar, todos son libres de tomar el rumbo que su conciencia les
dicte, el que quiera participar allá lo veré, algunos años después
del torneo les haré una nueva propuesta y espero que la acepten,
mientras tanto, les deseo surte en lo que emprendan."
"Pero señor, falta un año de nuestro convenio." Mencionó
Dorian.
"Lo sé, pero son demasiado excepcionales, cumplieron con el
objetivo por adelantado, son libres de irse y sepan todos que esta
es su casa, siempre lo será, cuando llegue el momento los
mandaré llamar, espero que atiendan a el llamado de este viejo."
"Lo prometemos."
La primera en irse fue Michelle, le urgía ver el rumbo que
habían tomado sus negocios y la fortuna de su padre, se despidió
de todos con un simple adiós, todavía estaba molesta por haber
quedado en segundo lugar, esa Elektra era temible, pero no
importaba, ella era más bonita y se fue sin volver la mirada.
Después partieron los gemelos, viajarían por todo el estado
buscando personas fuertes a las cuales enfrentar, querían
fortalecer y perfeccionar ese poder que habían descubierto, el
del aura que los rodeaba, prometieron a Elektra que la
encontrarían algún día y pelearían a su lado hasta el fin del
mundo.
Le tocó el turno a Arlés, él era el único que se había vuelto un
bérserker, no sabía cual sería su destino, pero deseaba ir a visitar
a sus amigos de la infancia, tomaría el examen para hacer oficial
su condición de guerrero y después decidiría si estaba dispuesto
a pelear por la espada sagrada, no debía olvidar que ahí estaría
Cross y enfrentarse a él era cosa seria, manejaba el mismo tipo
de energía elemental que su compañera, energía pura, la más
letal de todas.
Tocó el turno de Elektra, abrazó y besó a los que quedaban,
no pudo evitar soltar unas lágrimas cuando se despidió de
Dorian. "Nos vemos."
Dorian también tenía los ojos llorosos, Elektra siempre se
portó como una hermana con él, nunca le reclamó su hostilidad,
siempre lo quiso como era. Era cariñosa, comprensiva y siempre
veía que estuviera bien. La adoraba, se pasó el brazo por los ojos
y le dio la espalda. Elektra lo volvió a abrazar.
"¿Me vas a extrañar?"
Dorian se fijó que nadie lo escuchara, con voz muy baja le
respondió "Siempre…"
Elektra se disponía a marcharse cuando Lord Riazor le
preguntó: "¿Sabes a donde vas?"
"Si, voy al Distrito III, quiero seguir estudiando, me voy a
matricular en la esuela superior."
"Está bien. ¿Sabes a donde llegar verdad? Recuerda que te he
adoptado y ahora eres mi hija ante la ley, todo lo que tengo te
pertenece."
"Gracias pero no lo necesito, te agradezco que me adoptaras,
adiós papá."
"Adiós hija y recuerda: ¡Ahora tu nombre es Elektra Riazor!"
Por último toco el turno a Dorian, estaba muy deprimido,
sentía que había fallado a la confianza de su benefactor.
"¿Y tú que harás Dorian?"
"Supongo que me uniré a la fuerza militar, tengo que
ganarme el pan."
"Estoy seguro que harás una gran carrera y en corto tiempo
serás un bérserker reconocido."
"Cuente con ello señor, quiero que sepa que agradezco lo que
hizo por mi, me cambió la vida y lamento el haberlo
decepcionado."
"¿Por que lo dices?"
"Fui el último lugar de los exámenes."
"Mira Dorian, la competencia fue cosa de ustedes, yo lo que
quería era que aprobaran y todos lo hicieron con creces, tu
combate fue impresionante."
"Pero igual perdí." Dorian era incapaz de sostener la mirada
de su mentor, la vergüenza lo consumía.
"Que eso no te detenga, todos los niños que vinieron tenían
cualidades extraordinarias, tú también, te ofrezco que te quedes
conmigo y que sigas entrenando aquí, yo te convertiré en el
bérserker más fuerte de tu generación y podrás ser mi
guardaespaldas."
"¿En serio señor?"
"¿Que dices? ¿Aceptas?"
"Claro que acepto, nada me haría más feliz que poder
servirle, le aseguro que yo ganaré esa espada sagrada."
"Estoy seguro que si muchacho, la espada sagrada será tuya."
CAPÍTULO 15
EL CÍRCULO DEL ZODIACO

EL CÍRCULO DE ARIES
Al ingresar a al aula del primer círculo Cross se encontró con
una atractiva joven de tez blanca a la que le calculó unos
veinticinco años, cabello negro, corto, a la altura de la nuca con
un peinado a la moda, irradiaba personalidad e imponía respeto.
"Hola Cross."
"Sabes mi nombre."
"Todo mundo sabe tu nombre."
"Me refiero a como me llaman mis amigos."
"Si te molesta dime como prefieres que te llame."
"Cross está bien."
"Perfecto, mi nombre es Sagitario, soy la líder del Círculo del
Zodiaco."
"Gusto en conocerte."
"Te voy a explicar las reglas. Pon atención. No voy a
contestar preguntas ni a repetir las cosas. ¿Entendiste?"
"Si."
"El Círculo del Zodiaco es el órgano protector del Primer
Distrito, en sus filas se encuentran los líderes de esta
circunscripción, como su nombre lo índica existen doce
símbolos zodiacales, por lo tanto, somos doce guerreros,
incluyendo dos en Géminis, Escorpión está vacío, la mitad de
los miembros tienen el estilo de pelea de trooper y la otra mitad
de elementor, como te darás cuenta más adelante el poder de un
guerrero no radica en su “estatus”, radica en el manejo de su
energía. Como bien sabes el trooper puede utilizar un elemento
de energía elemental sólo a través de un arma, los elementors no
manejan armas pero controlan dos fuerzas elementales o una
natural y los bérserkers pueden controlar una energía elemental
tanto con un arma como con las manos desnudas, la creencia
general es que no hay guerrero más poderoso que el bérserker y
en parte es correcto, pero hay excepciones, como lo son los
Arcángeles de la Legión de los Iluminados del Distrito II, cuyos
miembros son elementors superiores que manejan dos tipos de
energía: natural y elemental, además de la fuerza psíquica y el
Círculo del Zodiaco, cuyos miembros tienen un poder adicional
asociado a su signo, yo por ejemplo soy una elementor superior
que maneja energía elemental de tipo aire y también controlo la
energía natural, domino a la bestia mítica llamada Centauro,
pero puedo lanzar flechas de energía pura por mi ascendente, el
signo de Sagitario. Debes de saber que es indispensable que los
líderes de los principales grupos de defensa de los Distritos
manejen energía pura que es la más poderosa, Rafael en el
Distrito II y Elektra en el Distrito III también pueden manejarla,
pero la verdad es que lo importante de los grupos especiales de
todos los Distritos es cómo controlas tu energía y la cantidad
que puedes almacenar y expulsar. ¿Hasta ahora entiendes?"
"Si, pero... ¿Quienes defienden al Distrito III? ¿Bérserkers?"
"Sí; y muy poderosos."
Cross pensó en Elektra, no sólo era la líder de la escuela del
Distrito III, también era la líder de las fuerzas especiales,
Sagitario la había puesto al nivel de ella y Rafael, su poder debía
ser impresionante.
"Te preguntarás porque te estoy contando esto, es porque
quien obtenga el guante se convertirá en el guerrero del octavo
Círculo del Zodiaco, el Escorpión."
"¿Y si no deseo serlo?"
"Te dije que no habría preguntas, pero te responderé. No
depende de ti decidir si serás un guerrero del Círculo del
Zodiaco, la espada que portas es la legendaria espada roja, su
nombre es Antares y pertenece a este Círculo, al reclamarte
como dueño automáticamente eres un guerrero del Zodiaco, sólo
falta tu consagración: el guante; si lo consigues pertenecerás al
Círculo, si no lo haces pero sobrevives la espada te será retirada
y podrás irte."
"Pero si lo consigo te aseguro que no me quedaré en el
Círculo."
"Nadie hablo de que te quedarías aquí, hablamos de
“pertenencia a un grupo” no de fijar una residencia, ahora te
hablaré de las pruebas. ¿Correcto?"
"Adelante."
"En cada Círculo te vas a encontrar con un guerrero que te
practicará una prueba, podrás salir de esa aula sólo si el
aplicador te lo permite con su aprobación, en caso contrario
habrás fallado. Además, no se te permite usar a Antares en las
pruebas, no te has ganado ese derecho."
"Está bien, te la entrego."
"¿Acaso eres idiota? Jamás entregues a nadie esa espada,
ahora es parte de ti, llévala pero no la uses, la voy a cubrir con
esta tela especial, eso hará que su energía no te alcance, si no
pasas las pruebas la espada no te considerará digno y te
abandonará, entonces podrás entregarla, si la utilizas durante las
pruebas entonces morirás. ¿Aceptas el reto?"
“Jamás la entregues", era la segunda persona que se lo decía,
a Cross no le interesaban el guante y la espada, los necesitaba
para recuperar a Christina, aunque eso nadie lo podía saber.
"Acepto."
Sagitario envolvió la espada y Cross se la colocó en la
espalda.
"Y ahora ¿que arma usaré?"
"En eso debiste haber pensado antes de aceptar el reto, no
preguntaste. La primer prueba del Círculo de Aries comienza
ahora."
Cross se mordió el labio, Sagitario lo había engañado, con
todo su parloteo hizo que se le olvidara preguntar por su arma
antes de iniciar el reto, además, le habían prohibido hacer
cuestionamientos, se preguntó ¿quien fue el imbécil que dijo que
él era un genio? Estaba más que demostrado que era un idiota.
"¿Estas listo?"
"Espero que si."
"Mi prueba es muy sencilla, voy a disparar una flecha contra
ti."
"¿Y después?"
"Eso es todo."
"¿Segura?"
"Segura. ¿Listo?"
Cross se preparó para la flecha, la iba a detener con su pared
de energía, no confiaba en Sagitario, si la esquivaba
posiblemente sería capaz de manipularla y golpearlo con la
defensa baja, decidió que lo mejor sería recibir el golpe directo,
concentró su energía en su escudo.
Sagitario empezó a expulsar viento de su mano derecha,
Cross pensó que había acertado en su estrategia, con el viento
sería difícil predecir por donde atacaría la flecha de energía
pura, con su defensa la detendría.
"Ahí voy…"
¿Que le pasaba a esta chica? ¡Todavía anunciaba su ataque!
Cross se concentró.
"¡Flecha de energía!"
En segundos un huracán de viento golpeó la defensa de
Cross, éste pensó que hábilmente Sagitario le daría más fuerza a
su flecha, concentró toda su fuerza en su defensa y entonces…
Una flecha de energía de dos metros de altura surgió del
suelo exactamente donde Cross estaba parado, lo impactó
directamente, el golpe fue mortal, el aspirante cayó al suelo con
los ojos en blanco.
"Lo siento pero reprobaste, espero no hayas muerto, te dije
que las pruebas iban a ser muy duras, mientras te distraías con el
viento de mi mano izquierda y lo que te decía, con la derecha
estaba formando la flecha por debajo tuyo, no pusiste la debida
atención y fallaste, te falta mucho para ser un guerrero del
Círculo." Entonces Sagitario se reprendió a si misma. "¿Pero
que estoy haciendo? Estoy hablando sola."Se acercó a Cross
para quitarle la espada.
"No la toques, no la puedo abandonar."
"¿Que demonios…?"
Cross se levantó sonriendo y sin ningún rasguño.
"¿Como es posible? Claramente te impacté con mi flecha.
¡Eso hubiera matado a cualquiera!"
"Si, ahora sé porque eres la líder del Círculo, ese ataque fue
muy poderoso, pero tú no eres la única que puede hacer trucos,
el viento fue un buen factor de engaño, pero también me hizo
pensar que debido a su fluctuación el golpe vendría de cualquier
lado, por lo que la pared de energía fue sólo para que pareciera
que detenía el viento, engaño contra engaño, la verdad es que
era una defensa muy endeble y sólo estaba desviando tu
ventisca, no sólo puedo defenderme con la pared de energía,
también puedo crear una armadura de energía alrededor de mi
cuerpo, ahí concentré todo mi poder, sabía que me pegarías."
"Te felicito, me venciste por completo, estas aprobado, suerte
en el próximo Círculo."
Cross salió del aula de Aries, había completado la primer
prueba pero fue más dura de lo que imaginaba, había utilizado
demasiada energía, esperaba que tuviera la suficiente para llegar
al octavo círculo, se encamino a la siguiente aula, en la entrada
se leía el símbolo de Tauro.
*****
CÍRCULO DE TAURO
Cuando Cross entró al aula se encontró con un musculoso
gigante.
"Hola aspirante, llámame Tauro, soy el líder de la escuela.
"Hola. ¿Cual es tu prueba?
"Una muy sencilla. ¿Ves la marca que hay detrás de mí?"
"¿La que esta a tres metros? Si, la veo perfectamente."
"Sólo tienes que hacer que yo esté del otro lado, tienes media
hora para hacerlo."
La prueba no se veía muy complicada, a pesar de que el
estudiante de Tauro era una masa de músculos de un poco más
de dos metros, Cross ya había peleado con otros guerreros
parecidos.
"¿Puedo preguntarte algo? Para saber como atacarte."
"Adelante."
"¿Cual es tu especialidad?"
"Soy un trooper superior de estilo agua."
"¿Y tu arma es…?"
"Esta hacha."
"¿Y el poder de tu ascendente zodiacal?"
"Energía natural, controlo a una bestia llamada el Toro de
Creta. ¿Ya sabes como atacarme?"
"Ni idea, pero lo voy a intentar."
"Adelante compañero, el tiempo empieza ahora."

Mientras eso sucedía Sagitario en la primer aula estaba


reflexionando sobre el siguiente combate de Cross, era con
Tauro, uno de los más fuertes, si el aspirante conseguía el guante
le quitaría su posición al toro, eso era doblemente peligroso para
el muchacho, enfrentaría a alguien no sólo para pasar una prueba
sino para quitarle el puesto que detentaba en la escuela, esperaba
que Tauro no se ensañara, Cross le había caído bien, le gustaría
que triunfara.

Cross primero quiso medir el poder del toro, le lanzó un


kunai de energía con la mano extendida, generalmente cuando lo
hacía de esa manera la forma de energía tenia una longitud de un
metro, Tauro la detuvo con el hacha.
"Por favor amigo, dime que ese no fue tu mejor ataque, voy a
creer que la prueba de Sagitario fue el reto a un juego de cartas y
ella es malísima en eso."
"De hecho si fue mi mejor ataque, pero sólo estoy
calentando."
"Pégame con todo lo que tienes."
Cross empezó a hacer sus movimientos, cuando levantaba el
brazo en forma vertical lanzaba los kunais, pero cuando movía
los brazos en forma horizontal lanzaba shirukens, comenzó a
lanzar los kunais uno tras otro pero todos eran desviados por el
hacha, intentó al mismo tiempo golpearlo por detrás con las
shirukens, estaba seguro que lo impactaría, a unos milímetros de
golpearlo una pared de agua nulificó su ataque.
"¿Cómo es posible?"
"Mi defensa es perfecta, mientras tenga esta hacha estaré
protegido contra cualquier ataque aunque yo no lo vea. ¿Que
sigue?"
Cross intentó moverlo en un combate cuerpo a cuerpo, ambos
eran peleadores expertos, pero Cross no tenía arma, esa fue la
diferencia.
"¡Embestida!"
Cross salió volando y aterrizó contra la pared de la
habitación, no supo que lo golpeó pero sintió que se le rompían
todos los huesos, con sangre en el rostro y todo el cuerpo
adolorido preguntó: "¿Que fue eso?"
"Un ataque con mi don especial."
"Es muy bueno, destruyó lo poco que quedaba de mi
armadura, no la podré volver a utilizar en un buen rato."
"Te felicito, eres un peleador excepcional, sin mi arma me
hubieras vencido, ese don te ayudará con Géminis, pero no
aquí."
Ya habían pasado quince minutos y todavía no lo había
movido ni un centímetro, no le quedaba de otra, utilizaría ese
truco, se lo estaba guardando para una emergencia final, pero de
nada le serviría si se le acababa el tiempo, concentró toda su
energía en su cuerpo, endureció sus músculos al máximo y se
lanzó girando en contra de Tauro, se había convertido en una
shiruken humana de energía pura, Tauro lo recibió con un
torrente de agua, eso disminuyó la velocidad y la potencia, pero
aún así siguió empujando, sintió que Tauro se movía, un metro,
dos metros, perdió la noción del espacio, entonces, sintió un
golpe en el estomago, después en el rostro, voló varios metros
hacia atrás, estaba al borde del desmayo, veía a tres Tauros.
"Bien hecho, casi lo logras, pero todavía no." Tauro se había
quedado a milímetros de pisar la raya, avanzó tres metros y se
coloco en posición, sonreía con autosuficiencia. "Te quedan diez
minutos."
"Eso es trampa, volviste a avanzar a tu posición original."
"Yo nunca dije que me quedaría estático, yo sólo te comenté
que debías moverme del otro lado de la línea, tú de un lado y yo
del otro."
Cross se sentía desfallecer, ya no tenía fuerza y para colmo
los golpes de ese gigante eran terribles, con uno más que le
alcanzara a pegar estaba seguro que quedaría fuera de combate y
fracasaría, pero observó algo, el toro estaba traspirando,
¡también estaba cansado! Eso le dio nuevos ánimos y empezó
nuevamente atacarlo a distancia no se podía arriesgar a
acercarse, un disparo dos, tres, estaba combinando sus ataques,
horizontal – vertical.
"Ya te dije que así no me vas a hacer nada."
Pero algo sucedió, el cuerpo de Cross empezó a moverse más
rápido, empezó a disparar proyectiles del tamaño de su cuerpo,
daba una vuelta sobre si hacia atrás y disparaba un kunai, daba
un giro con brazos y piernas extendidas en el aire con el rostro
hacia abajo y disparaba un shiruken y cada vez lo hacía a una
mayor velocidad y potencia, su cuerpo se convirtió en una
gigantesca esfera, a Tauro le dolían hasta los dientes cada vez
que sentía un impacto y éstos eran consecutivos, utilizó toda su
energía en su defensa, el toro ya estaba de rodillas, no sabía que
hacer, sentía que estaba a punto de desfallecer, si bajaba su
defensa y lo impactaban podría incluso morir, de pronto todo se
detuvo, Tauro estaba mareado pero vivo, vio su posición, no se
había movido, casi había usado su máxima defensa, a sus
espaldas escuchó a Cross.
"Gané." Estaba tendido en el suelo del otro lado de la línea.
"Te equivocas, no me moviste de mi sitio."
"Me dijiste que no te quedarías estático, tú de un lado de la
línea y yo del otro, ¿o no? Bueno, cada quien esta de un lado de
la línea."
Tauro vio a Cross con una sonrisa en los labios. ¡Estaba
jugando con sus palabras! Eso era trampa, pero todavía
quedaban un par de minutos y no quería saber lo que ese
muchacho desesperado haría en ese tiempo.
"Jajajajajaja, ahora si la hiciste buena, no me venciste en
batalla pero si en ingenio, adelante amigo mío, ve al siguiente
Círculo, has pasado mi prueba, y si consigues el guante,
orgullosamente te cederé el liderazgo de la escuela."
"Gracias Tauro."
En cuanto Cross abandonó el aula, Tauro se agarró el costado
del estómago y cayó de rodillas, se resquebrajó su armadura,
estaba herido, esperaba que Cross se saliera lo más rápido
posible, no quería mostrar debilidad frente a él, no le había
gustado su truco barato pero el cabroncito era bastante fuerte, en
el siguiente ataque uno de los dos hubiera podido morir o salir
seriamente lastimado y al fin y al cabo sólo era una prueba. Pero
le agradaba ese muchacho, le agradaba la gente que lo daba todo
sin dejar nada por su objetivo.
Y así, mal herido y con una nueva técnica de su poder, Cross
avanzó a la tercer aula, el Círculo de Géminis.
*****
EL CÍRCULO DE GEMINIS
Cross ingresó en el Círculo de Géminis, adentro vio la figura
de un hombre bastante alto, debería de medir más o menos lo
mismo que él, un metro con noventa centímetros, su cabeza
estaba oculta por un sombrero, tenia la cabeza baja y no se le
veía el rostro.
"Adelante postulante."
"¿Cual es tu prueba?"
"No te aceleres, no tenemos prisa, soy uno de los dos
custodios del tercer Círculo del Zodiaco, Géminis, me llaman
Hermes."
"Ya que estamos muy formales mi nombre es…"
"El maestro." El guerrero se levantó el sombrero y mostró su
rostro.
Cross no lo podía creer, conocía al guardián del tercer
Círculo, era su amigo, su alumno, su hermano menor…
"Cástor."

Mientras, en el Círculo de Tauro, éste se estaba recuperando


de sus heridas.
"Hola Tauro, parece que lo pasaste mal. ¿Verdad
compañero?"
"Y que lo digas…"
"Te dije que no fueras tan estricto."
"Es que ese maldito es muy fuerte y me emocioné."
"Y ahí está el resultado, enseguida te curo. ¿Porque no usaste
tu máxima armadura?"
"Me agarró desprevenido, no creí que fuera tan poderoso.
¿Como crees que le vaya en Géminis?"
"No lo sé, Hermes lo conoce y por lo que sé lo respeta, pero
es Hermes …"
"Me extraña que su hermano lo haya dejado hacer la prueba."
"Cuando Hermes se pone necio no hay quien lo haga
desistirse."
"Tienes razón, a ver si no se emociona de más."
"Esperemos que no."
Los dos guerreros estaban intrigados, conocían bien a Cástor
y su carácter inestable.
"¿Como estás maestro? Eres la primer persona que veo
después de varios años y no me confunde con mi hermano."
"Por los ojos Cástor, los de tu hermano son amables, los
tuyos son los de un loco."
"Jajajaja, se me olvidaba que sólo tú nos conoces mejor que
nadie."
"Ahora entiendo cuando Elektra me dijo que tenía unos
amigos que le daban información del Círculo."
"Elektra es un amor, en cuanto vio que ganaste la espada nos
habló para que le explicáramos como conseguir el guante."
"¿Y Póllux?"
"Ya lo verás después, quería saludar pero estás de prueba.
¿Recuerdas?"
"Perdón, lo había olvidado, trata de no matarme, me gustaría
saludar a tu hermano."
"Ya lo veras. ¡Está enorme!"
"Te creo, pero no sé porque sospecho que hubiera sido mejor
que el fuera mi sinodal."
"El te hubiera dejado pasar con la condición de que le jalaras
un dedo, aunque eso tampoco es recomendable, sus gases son
mortales, han despejado el Círculo completo en más de una
ocasión. ¿Te imaginas?"
"Tiemblo de sólo pensar en eso."
"Pero yo no soy así. ¿Lo entiendes verdad?"
"Claro que si amigo, no sé por lo que pasaron para llegar al
nivel de ser miembros del Círculo del Zodiaco, pero me siento
orgulloso. Cuando ustedes llegaron a la mansión yo llevaba toda
mi vida entrenando, diez años, la gente y los maestros decían
que era un genio, pero al llegar ustedes la percepción cambió,
eran dos años menores y sin ningún entrenamiento, pero todos
tenían unas cualidades excepcionales, cuando escuché las
historias de sus vidas antes de llegar a la mansión y cómo fueron
seleccionados por Riazor sentí que me echaron de la casa porque
no me podía comparar con ustedes… y tenía razón, en diez años
ustedes me sobrepasaron, todos han cumplido con las
expectativas, son personas influyentes en todo el Estado, con
ustedes dos ya los he visto a todos, Elektra, Michelle, Póllux y
tú, pertenecen a lo más alto de las jerarquías entre los
guerreros."
"No te subestimes maestro, eres ni más ni menos que el
portador de la espada sagrada. ¡El elegido!"
"No me engañes amigo, sólo estoy en este momento
compitiendo por llegar a su nivel, además, gané porque no
combatí ni con Arlés ni con Dorian, estoy completamente
seguro de que ambos son mejores que yo, lo sentí en cuanto los
vi."
"Esos dos son más que buenos guerreros, ya lo verás después.
Además, estoy intrigado por todo esto de las pruebas ¿sabes? Yo
solicité hacerlas pero me negaron el derecho."
"Ya me imagino porqué, seguro nadie quiso pelear contigo, el
hecho de que alguien quiera hacer este recorrido por diversión
significa que no está bien de la cabeza."
Castor empezó a reír, si alguien lo conocía perfectamente ese
era Cross. "Algo así. Bueno, pues... ¿Que te parece si probamos
tu teoría maestro?"
"Adelante mi hermano. ¿Puedo hacer las preguntas de
rutina?"
"Las que quieras."
"¿Estilo y elemento?"
"Trooper supremo, elemento: aire."
"Siempre creí que serías un bérserker."
"Nunca me interesó, sólo quería ser más fuerte. ¿Recuerdas
mi furia? Resultó que era un don que aprendí a controlar."
"Me alegro, eras muy peligroso. ¿Tu cualidad ascendente del
Círculo?"
"Soy uno de los guardianes de Géminis, mi cualidad es que
manejo también el elemento de mi hermano: metal."
"O sea que prácticamente son unos elementors con armas.
Eso es peligroso y más tratándose de ustedes."
"Algo así pero sólo controlo una parte del elemento de
Póllux, es algo complementario."
"Y me imagino que es al revés con Póllux."
"Así es, pero te darás cuenta que se convierte en algo muy
hermoso…"
"Ya estoy emocionado, muéstramelo, saca esa enorme espada
que tienes en tu espalda y empecemos."
"Te equivocas, esta espada es para la pelea a corta distancia,
mis armas de trooper son estas." Cástor sacó dos hermosas
pistolas, Cross estaba estupefacto.
"¿Eso se puede?"
"¡Por supuesto! Los troopers del Círculo no somos troopers
ordinarios, recuerda que necesitamos un arma para expulsar
nuestra fuerza elemental, pero no es obligatorio que sea una
espada, yo utilizo a estas preciosidades. ¿Empezamos?"
"Adelante. ¿Cual es la prueba?"
"El primero que pierda un litro de sangre pierde."
"¿Y como sabremos…?"
"Tomate esta píldora, es especial, tu sangre se verá verde
fosforescente, cuando llegues al litro de sangre perdida se verá
roja…"
"Dame eso."
Acto seguido Cástor clavó su arma en el suelo, era una
enorme espada plana llamada Doppelhander, después, empezó a
disparar en contra de Cross, este activó su pared de energía y
entonces observó los disparos de Cástor, realmente era hermoso,
utilizando el poder de Póllux creaba los misiles que disparaba y
utilizando su propio poder de viento daba un impulso de vértigo
a sus proyectiles, impactaban su pared con una potencia
impresionante, de repente, se empezó a resquebrajar su defensa,
los proyectiles la estaban perforando, tenía que atacar también y
sabía como hacerlo, así como podía disparar kunais y shirukens
de dos metros, también los podía disparar de dos milímetros y al
ser más pequeños podía dispararlos a velocidades
impresionantes; esto sin contar que a diferencia de Cástor toda
su mano era un área de disparo, empezó a atacar a Cástor y
entonces se dio cuenta de la función de su espada, debía medir
de punta a mango un metro con setenta centímetros, y de ancho
un metro más o menos, Cástor se protegía detrás de ella, Cross
pensó que eso no le duraría mucho, sólo tenía que rodearlo,
cuando lo empezó a rodear y lo vio desprotegido le disparó, pero
Cástor de un movimiento de su mano movió el espadón como si
fuera un palo de madera, haciéndolo girar en el aire y
deteniendo todos sus disparos, pero lo más impresionante era
que aunque el espadón giraba como un ventilador, Cástor podía
disparar entre los giros con una precisión quirúrgica, no fallaba
un solo tiro, la pared de Cross empezaba a ceder, uno, dos, tres,
cuatro, ¡cinco tiros lo alcanzaron! Empezó a salir de su cuerpo
sangre con color fosforescente.
"Esto se complica." murmuró para sí.
Era imposible atinarle a Cástor, a donde iba movía esa espada
del demonio, intentó quitársela lanzando energía de mayor
tamaño pero la espada la resistía, Cross lanzó un disparo con un
gran poder y la espada salió volando por los aires, pensó que era
su oportunidad pero otra vez se equivocó, al lanzar el disparo
consumió mucha energía y su defensa bajó, Cástor lo aprovechó
para dispararle una nueva ráfaga de plomo, impactó a Cross más
de diez veces, ninguna de ellas fatal, pero estaba perdiendo
mucha sangre, levantó su defensa nuevamente y se abalanzó
sobre la espada de Cástor, cuando la tuvo a su lado la trató de
levantar para usarla esta vez él como escudo, ¡pero era
demasiado pesada! Con las fuerzas que le quedaban no podía
levantarla, los efectos de la batalla con Tauro le estaban pasando
factura, pero aun así recordó que Cástor usaba esa espada como
si estuviera hecha de plástico, cuando eran pequeños su fuerza
superaba a la de Cross pero no por mucho, ahora no había
comparación entre la fuerza de Cástor y la suya, aunque
estuviera al cien por ciento de sus facultades.
Cástor nuevamente volvió a tocarlo, la defensa de Cross cada
vez era más débil, pensó en Christina, no podía fallar, no podía
usar la espada de Cástor pero él tampoco, era hora de
acribillarlo, esto acabaría ahora, lanzó su poder contra Cástor,
esta vez no tenía defensa alguna o eso creía Cross, antes de que
su energía lo impactara Cástor creó un huracán a su alrededor,
ningún disparo lo tocó, entonces todo se aclaró, Cross disparaba
más en cantidad pero al ser más pequeños sus disparos no eran
tan potentes y alguien con la fuerza y energía de Cástor podía
desviar sus tiros, no podía arriesgarse a lanzar un misil de
energía más potente, eso debilitaría su pared y todo terminaría,
volteó a ver sus heridas, seguían manando sangre verde,
continuaba en el “juego”, con una ráfaga de disparos cada vez
más potentes Cástor obligó a Cross a separarse de su espada y la
recuperó, Cross se sentía perdido, entendió la estrategia de
Cástor, necesitaba la espada para ahorrar energía, si la espada lo
cubría no necesitaba usar el viento para protegerse, mientras que
él cada vez se estaba desgastando más.
Entonces sucedió, al igual que su ataque en el Círculo de
Tauro subió al segundo nivel, su defensa lo hizo en este, su
pared le empezó a mostrar puntos azules, tanto en la espada
como en el cuerpo de su oponente, Cross disparó a través de su
pared a los puntos exactos que le indicaba su poder, los primeros
sacaron de balance a la espada, los siguientes impactaron a
Cástor, este recuperó la espada, la volvió a hacer girar y empezó
a avanzar, pero el resultado fue el mismo, esta vez ya no recogió
la espada, se adelantó y cubrió con un huracán que fluctuaba
alrededor de su cuerpo, solo estaba a unos disparos de ganar,
Cross volvió a ver a través del la defensa de su amigo y volvió a
disparar, estaba emparejando las cosas, Cástor no dejaba de
sangrar y para su sorpresa tampoco lo estaban golpeando en
ningún punto vital, cambió la estrategia, volvió a avanzar con su
defensa activada, Cross volvió a ver a través de ella y disparó,
pero esta vez no tocó a Cástor, éste con su arma derecha estaba
disparando a los misiles de Cross, todo lo que pasaba lo destruía,
era increíble, entonces le apuntó con la izquierda, todo estaba
terminado, Cástor disparó, entonces Cross en un auto reflejo
lanzó su pared hacia el frente, las balas de Cástor quedaron
atrapadas en el intervalo, la energía alcanzó al mismo Cástor y
lo lanzó al suelo, Cross lo inmovilizó con su pared, claramente
vio como se encendían en azul sus puntos vitales, a un
movimiento de su muñeca cambió los objetivos del cuerpo de su
oponente, estuvo a punto de disparar cuando empezó a ver que
la sangre de Cástor se tornaba roja, todo había terminado.
"Gané."
"Maldita sea. ¡Que buen combate! Hagámoslo de nuevo."
"Ni en un millón de años."
"¿Que no te emocionaste como yo? Eres mi ídolo, ni
Sagitario usa la energía pura como tú."
"Me imagino que es así porque sólo es el poder especial de su
símbolo."
"Tú poder sólo es comparable al de Elektra."
"Si tú lo dices…"
"Hasta me dan ganas de volver a entrenar contigo."
"Esta bien, pero lo haremos después de despertarme, porque
creo que me voy a desmayar…"
De su cuerpo empezó a salir sangre roja, Cástor se acercó a él
y le tocó el pecho hizo que una ráfaga de viento corriera a través
de su cuerpo, coaguló y cicatrizó la sangre de sus heridas, dejó
de manar la sangre.
"No puedes desmayarte hermano, eso te descalificaría, ve al
siguiente círculo, yo Hermes de Géminis te apruebo". Cástor le
dio una nalgada a Cross y lo sacó de su aula. "Suerte hermano".
Cross caminó a la siguiente aula: Cáncer.
*****
EL CÍRCULO DE CANCER
Una vez que Cross ingreso en el Círculo de Cáncer, se
percató que lo esperaba una guapa jovencita.
"Vengo a realizar la prueba de Cáncer."
"Perfecto, soy Acuario y seré tu sinodal."

Póllux estaba preocupado, las pruebas cada vez eran más


difíciles, el quería hacer la de Cross, su plan era ayudarle para
enfrentar a Acuario pero Cástor no se lo permitió.
"¿Que pasó hermano? Ya no alcanzaste al maestro."
"Lo sé. ¿Como fue todo?"
"Fue increíble, es mejor de lo que suponíamos, va a obtener
el guante."
"¿Como lo sabes? Salió más muerto que vivo de aquí gracias
a ti."
"Se lo debía como su estudiante."
"¿Y como su hermano menor?"
"Lo habría dejado pasar, pero para eso estabas tú y perdiste el
volado."
"Si, siempre me ganas, vamos a tener que buscar otro método
para zanjar nuestras diferencias."
"¿Con una moneda? ¿Con eso decidieron el futuro de ese
muchacho?"
"Hola compañeros."
Sagitario y Tauro no podían creer lo que estaban escuchando.
"¡Ya ni la chingan…!" les gritó Tauro.
"Es eso o a los golpes, y Póllux se niega a hacerlo…"
"Oye Hermes."
"Dime Sagitario."
"¿Por que no utilizaste tu energía oculta?"
"Porque Cross todavía no descubre la suya y eso hubiera sido
desleal."
Póllux abrazó a su hermano y le revolvió la cabeza "Ya ven
como no es tan malo…" Luego se puso serio. "Pero… ¿Porque
Acuario?"
"Ella me lo pidió." Respondió Sagitario.
"Sabes lo que pasó con ella, no está bien, podría
excederse…" le reclamó Titán.
"Al igual que tu hermano o que Tauro y ambos lo hicieron
bien, confiemos en ella."

Acuario era una chica de veintiún años, estaba enojada


porque ella había tomado la prueba una semana antes del torneo
por la espada sagrada y había fracasado, había sido precisamente
en el Círculo de Cáncer con Póllux como sinodal, sabía que
Cross era su maestro y lo apreciaba, todos se preguntaban si
tomaría venganza.
"Eres más guapo en persona que en la tele."
"¿Perdón?"
"No seas tímido, vamos a divertirnos."
"Posiblemente tú, yo no lo creo."
"¿Estas listo?"
"No, no lo estoy, pero empecemos. ¿De que se va a tratar esta
vez?"
"Es muy sencillo, camina de regreso a la puerta por donde
entraste y vete."
"¿Que?"
"Lo que oíste."
"¿Así como así?"
"Puedes retírate."
Cross empezó a avanzar hacia la puerta, sabía que había
alguna trampa, tenía sus sentidos alertas al máximo.
"Sólo hay un detalle, si te duermes pierdes…"
¡Lo sabía! Era una trampa… Cuando Cross reaccionó ya era
demasiado tarde, sintió una oscuridad total…, su cuerpo se
empezó a sentir pesado, muy pesado, no podía dar un paso más.
"No me digas… energía psíquica ¿verdad?"
"Me sorprendes guapo, eres tan listo como cuentan."
"Ya sabes, una vez dices algo inteligente, se corre la voz y al
final resulta que todos creen que eres un genio."
"Me caes bien. ¿Que te parece si te duermes y cuando
despiertes tenemos una cita?"
"En realidad suena tentador pero... ¿Alguna vez has oído
hablar de Elektra, la líder de la escuela del Distrito III?"
"Si, dicen que es hermosa."
"¿Y del Arcángel Pariel?"
"La conozco, la chica más bonita que he visto en mi vida y la
más odiosa también."
Acuario se estaba molestando. ¿Que le pasaba a ese chico?
La estaba comparando con esas dos bellezas con las que sabía
no podía competir. ¿Acaso se creía el último galán del mundo?
Era guapo, pero esas chicas estaban fuera de su liga…
"¿Acaso me vas a decir que has salido con ellas?"
"No, no me refiero a su aspecto físico, me refiero a su poder,
he entrenado con ellas y no es por hacerte menos, pero no eres
tan fuerte."
"Lo dices porque no me has visto en acción, ninguna de las
dos es competencia para mí."
"Eso lo dudo, ellas ya me hubieran puesto a dormir."
"¿Eso es lo que quieres? Yo lo quería hacer de una manera
linda, pero si lo deseas por las malas entonces…"
"¡Espera! Recuerda que es una prueba y estamos cambiando
las reglas, antes de que me destroces dime: ¿Que es lo que tengo
que hacer?"
"Tienes razón… ¿Que te parece un beso?"
"Me parece bien."
"Entonce prepárate. ¡Energía elemental…" Acuario no
alcanzó a terminar la oración Cross la había besado. "¿Como...?"
"Misión cumplida."
"Pero…"
"Adiós."
"Espera. ¡No he dicho que has aprobado!"
"¿No vas a cumplir tu palabra?"
"Por supuesto que si, sólo quiero saber cómo lo hiciste."
"No lo sé, de repente sentí que podía bloquear tu habilidad,
seguí hablando contigo para que no te dieras cuenta, te reté para
que no la hicieras más intensa y me pusieras a dormir."
"Al parecer los rumores eran ciertos, si eres inteligente. ¿Te
gustaría hacer una prueba?"
"Pero…"
"No te preocupes, yo Acuario te apruebo en el Círculo de
Cáncer. ¿Que me dices?"
"¿Que quieres probar?"
"Por lo visto el bloqueo tiene que ver con el poder de tu
ascendente, el Escorpión, te estás acercando a tu meta."
"¿En que consiste la prueba?"
"Te voy a atacar más fuerte psíquicamente, debes de poder
bloquearlo."
"¿Y si fallo?"
"No te voy a noquear pero si a dejar débil…"
"Mejor paso."
"Te falta la prueba del Círculo de Virgo, ella también maneja
la energía psíquica, yo que tu iría preparado."
"Está bien, adelante."
"¿Sabes cómo me bloqueaste?"
"No, simplemente sucedió."
"Haz esto, sabes concentrar tu energía en tus extremidades
para realizar tus ataques ¿cierto?"
"Así es."
"Pudiste bloquearme porque en principio tu mente es fuerte
debido al ejercicio que realizas para activar tu pared defensiva,
es lo que tratabas de hacer ¿no es así? Activar tu defensa para
ver si bloqueabas mis ondas psíquicas."
"Así es."
"Bueno, olvídate de tu pared defensiva y vamos al siguiente
nivel, trata de crear ondas cerebrales defensivas, como las que
crea un escorpión para dominar a sus víctimas, concéntrate en tu
ascendente. ¿Listo?"
"Adelante…"
Cross sintió cómo era atacado su cerebro y cómo se defendía
de esas ondas cerebrales, después de un rato empezó a dolerle la
cabeza. "¡Basta!"
"¿Estás bien?"
"Si, pero empecé a sentir que la cabeza me explotaba."
"Tu poder es muy fuerte, no sólo me estabas bloqueando,
estabas empezando comprender mi ataque para poder
desenvolverte sin preocuparte por mis ondas cerebrales, pero
supongo que con práctica podrás subir al siguiente nivel."
"Gracias."
"Fue un placer, me alegra haber fallado esta prueba, tú
mereces esa espada."
"¿Tú tomaste…?"
"No hay tiempo, ve a la siguiente aula, cundo pertenezcas al
Círculo te platicaré mi historia, por lo pronto vete y recuerda
que me debes una cita."
"Pero nunca quedamos en…"
"Créeme, no me quieres ver enojada."
"Está bien, hasta luego y gracias."
Al salir del círculo de Cáncer Cross había descansado
físicamente pero mentalmente se sentía agotado, como no
contaba con un arma necesitaba su fuerza y su concentración al
máximo, respiró hondo y entró al siguiente Círculo, el aula de
Leo.
*****
EL CÍRCULO DE LEO
Cross entró en el quinto Círculo estaba consiente de que su
energía elemental estaba al límite, logró pasar la prueba de
Acuario por casualidad, intentó establecer su pared defensiva y
no lo logró, entonces, de ahí salió el poder de su ascendente,
ahora debía enfrentarse a la prueba de Leo, un chico un poco
más grande que él le esperaba, era de estatura media, no más de
un metro con ochenta centímetros, cabello negro y rizado,
llevaba una fina barba que lo hacía ver más grande, sus ojos
verdes demostraban confianza en sí mismo.
"Hola."
"Así que tú eres el aspirante."
"Es correcto."
"El hecho que hayas llegado hasta aquí demuestra que eres
digno participante."
"Gracias. ¿Cual es tu prueba?"

Mientras, en el Círculo de Géminis.


"Hola chicos."
"Acuario."
"Interesante muchacho, no exageraban, realmente merece
estar en el Círculo."
"¿Quien habla? ¿La guerrera Acuario o la chica Andrea?"
Alegó Tauro con una sonrisa.
"Las dos, me agrada el chico y ha demostrado ser digno."
"Le quedan las dos pruebas más difíciles." Comentó Póllux.
"Tienes razón Titán, conozco a Leo desde que estábamos en
la academia militar y es muy duro, realmente hay veces que creo
que intencionalmente no pasé tu prueba para no enfrentarme a
ese tipo."
"Cross está muy débil, las pruebas han sido muy duras, sólo
nos queda creer en él."
"Tienes razón hermano, sólo eso queda."

En el Círculo de Leo
"Permíteme presentarme primero, soy el guerrero de Leo,
residente del Quinto Círculo, trooper superior estilo fuego, mi
ascendente es energía natural, controlo a la bestia mítica el León
de Nemea."
"Creo que todo está dicho. ¿Cual es tu prueba?"
"Para ser considerado un guerrero del Zodiaco debes probar
tu valor y fuerza, vamos a pelear hasta que te apruebe…"
"¿Que?"
"Lo que escuchaste."
"¿No hay algún límite? ¿Es pelear hasta que estés
satisfecho?"
"Así es."
"Ya no tengo energía…"
"Puedes regresar, nadie te puede reprochar nada, has pasado
todas las pruebas valientemente, sólo deja la espada sagrada en
el piso y abandona el Círculo."
"Dije que no tenía energía, no que renunciaba, aún si
estuviera medio muerto pelearía contigo, avísame cuando
empezamos."
"Ahora."
Cross peleó con todo lo que tenía eligió el combate físico,
debía reunir toda la energía de la que disponía, tendría que
acabar la pelea en un disparo, tal vez en dos, no podía
desperdiciar energía ni siquiera en su defensa.
Por su parte Leo, contraataco con el mismo estilo, era un
guerrero honorable, pelearía en los mismos términos de su
oponente, por un muy leve margen la batalla se inclinó hacia el
lado de Leo, era más rápido y más fuerte, Cross estaba agotado,
cayó más de cinco veces al suelo, en la última Leo se le acercó
para rematarlo pero Cross concentró energía en su puño, ya no
salía ningún poder pero si se formó una especie de guante
alrededor de su mano, con esa energía golpeó a Leo, éste salió
volando por los aires, aterrizó de fea forma en el suelo. Se
levanto con sangre en el rostro.
"¿Ahora utilizamos energía? Perfecto. ¡Ahora es mi turno!
¡Rugido de León!"
La fuerza golpeó de lleno a Cross, sintió que se le
desprendían todos los miembros de su cuerpo, pero no podía
perder, estuvo tentado a dispararle a Leo pero no tenía fuerza
para un tercer disparo, el primero debía ser una distracción y el
segundo debía ponerlo fuera de combate, si fallaba no tenía más,
Leo lo terminaría. Empezó a recordar sus entrenamientos con
Arlés y como convertían el terreno de batalla en un juego de
ajedrez, en esos entrenamientos no siempre ganaba el más
poderoso, ganaba el que presentaba la mejor estrategia y en eso
él era el único que podía competir con Arlés, pero necesitaba
tiempo, deseaba conocer mejor los ataques de Leo para
entramparlo, lo volvió a atacar con los puños cubiertos de
energía elemental, esta vez el león estaba preparado, volvió a
impactar a Cross con su energía natural, las heridas que le había
ocasionado Cástor se habían abierto nuevamente, estaba
volviendo a perder sangre, Cross estaba al borde del desmayo,
ya tenía su estrategia, ahora faltaba que tuviera la oportunidad
de ejecutarla, en ese ataque se jugaría el todo por el todo.
"Esto va a doler…"
Se levantó y atacó a Leo, el guerrero del zodiaco sabía que
Cross no soportaría un tercer ataque natural, nuevamente
esquivó su ataque y preparó un nuevo golpe, al momento en que
lo estaba ejecutando, Cross lo atacó con su nuevo poder
psíquico, ni siquiera sabía si iba a resultar pero lo intentó, le
funcionó, al activar su poder confundió a Leo, lo ralentizó unos
segundos y preparo su shiruken de energía, se lo lanzó pero no
llegó a su objetivo, Leo había sacado su espada y había lanzado
un ataque de fuego contra Cross, aunque no le pegó de lleno si
lo alcanzó, Cross cayó.
"Bien hecho amigo, a pesar de tus heridas peleaste con honor
y fuerza, me obligaste a sacar mi arma y atacarte cuando
pensaba pelear contigo en igualdad de circunstancias, pero no es
suficiente, ni siguiera pudiste hacerme daño, sólo una vez me
tocaste, quisiera aprobarte pero no puedo hacerlo, tu último
ataque ni siquiera me alcanzó, se quedó a centímetros…"
Leo observaba el suelo, la shiruken estaba a sus pies, pensó
que si Cross hubiera tenido más fuerza para lanzarlo unos
centímetros arriba lo hubiera lastimado, pero no fue así.
"Esto no se ha terminado."
"Te equivocas, ya acabó, en este momento terminaré con tu
sufrimiento, no te preocupes, no te dolerá."
Antes de que Leo diera el primer paso, Cross hizo un
movimiento de su mano derecha hacia arriba, con la palma
viendo al cielo activó la shiruken de energía que estaba a los
pies de Leo, esta golpeó directamente al guerrero del zodiaco, la
energía de la shiruken explotó hacia arriba, lo levantó varios
metros del suelo, cuando estaba cayendo Cross transformó su
cuerpo en un Kunai como en la batalla en el Círculo de Tauro y
golpeó nuevamente a Leo, ambos cayeron al suelo. Finalmente
Cross estaba derrotado, no podía ni moverse.
"Ahora si Leo, puedes acabar conmigo, ya no tengo más… "
El ataque que Cross efectuó lo copió de Sagitario cuando lo
alcanzó con su flecha de energía, creyó que Leo no esperaría ser
atacado desde el suelo y le resultó, pero ya había agotado todas
sus fuerzas.
Leo se levantó con mucho trabajo apoyándose en su arma,
estaba mareado por el golpe y mal herido, con paso inseguro y
lento se acercó al aspirante, con la mano derecha utilizó su
espada y lanzó un ataque de fuego hacia Cross, éste sintió que
un viento caliente lo envolvía, le ardía todo el cuerpo, en
especial sus heridas.
"Con eso basta, he vuelto a cicatrizar tus heridas, has perdido
mucha sangre y no podrás continuar si sigues así, yo Leo te
informo que has aprobado el examen del Quinto Círculo, eres
libre de irte."
Cross levantó la vista, Leo tenía su ropa llena se sangre, en
verdad lo había golpeado.
"Te lo agradezco Leo, pero ya no tengo fuerza ni para
levantarme… Lo siento." Cross estaba llorando.
"No te preocupes por eso hermano, yo te ayudo."
Leo levantó a Cross, apoyó el brazo de su oponente en su
hombro y caminó con ese valiente chico hacia el siguiente
Círculo: Virgo.
*****
EL CÍRCULO DE VIRGO
Leo llevó a Cross casi cargando hasta la entrada del Círculo
de Virgo "Hasta aquí llego yo camarada. ¿Podrás pasar tu solo?"
"Si, gracias por todo."
"Al contrario, sinceramente espero que lo logres, una
advertencia: posiblemente la siguiente prueba sea la más dura de
todas."
"Lo tendré en cuenta, gracias."

Una vez que Cross entró Leo se retiró del lugar.


"Hola Tauro".
"Que tal Leo, ¿Como ves al chico?"
"Es duro, ni tu, ni Titán me habían golpeado tan fuerte como
él."
"Si, es realmente poderoso, cuando obtenga el guante no
habrá quien lo venza, la cuestión es si lo logrará."
"Es difícil saberlo, todo depende de su corazón, su carácter y
de su fuerza de voluntad, Virgo no tendrá piedad…"
"No, no la tendrá, pero también es la prueba más importante
de todas las que ha realizado."
"Es cierto."
"Todos están en el Círculo de Géminis. ¿Los alcanzas?"
"Por ahora no, gracias, la verdad es que ese chico en verdad
me zarandeó, prefiero ir a descansar."
"Sagitario puede curarte..."
"No, tampoco estoy tan mal..."
"Tú te lo pierdes."
"¿A donde te diriges?"
"A platicar con Brachium."
"Tenía tiempo que no escuchaba ese nombre, pensé que no
estaría aquí para la prueba."
"Recién llegó, quiero ponerlo al tanto de la situación."
"Bien, dile de mi parte que no sea duro con el chico, ya tuvo
suficiente y la verdad es que el Círculo lo necesita más de lo que
él al Círculo."
"Es cierto, se lo diré."
"Hasta luego…"

En el aula de Virgo
"Hola Cross."
"Una mujer de prominentes curvas y movimientos sensuales
se acercó a Cross, no llegaba a la treintena de años, morena clara
de ojos color miel, cabellera larga, ondulada y castaña, labios
carnosos y mirada traviesa le daba la bienvenida, pero lo que le
puso los nervios de punta al aspirante no fue su exquisita figura,
fue la energía que desbordaba, era peligrosa, más que cualquier
guerrero al que hubiera enfrentado en toda su vida, pensó que
las advertencias de los otros miembros del Círculo se habían
quedado cortas, esa mujer era la muerte en persona "Hola
Virgo."
"¿Listo para la prueba?"
"Tanto como se pueda."
"Generalmente ya hubiéramos iniciado pero debido a tu
nueva habilidad te daré dos opciones y tú escoges la que más te
acomode ¿ok?
"Está bien."
"La primera es un combate, si me vences pasas, tan sencillo
como eso."
"¿Sencillo? No sé si te has dado cuenta de mi situación
actual, creo que voy a pasar por alto esa."
"La otra es una prueba psíquica, te daré una visión, tendrás
que vivirla y salir de ella, pero no podrás usar tu nuevo poder."
"Entonces... ¿Como saldré?"
"Al final de la visión tomaras una decisión, no importa la que
sea, eso te regresará a la realidad, entonces podrás irte."
"Me estás diciendo que no importa lo que pase... ¿Regresare
de tu prueba psíquica y podré pasar a la siguiente aula?"
"Así es, pero no te confundas, seré sincera contigo, esta
prueba es más dura que un combate físico, puedes regresar con
los nervios destrozados o peor aún, con daño cerebral
permanente, puedes quedar como un vegetal, todo depende de ti,
de tu confianza y de tu fuerza interior, es como un sueño, en un
momento estarás en medio de una situación que tu cerebro
creará, pero tu pensarás que es real. ¿Entiendes?"
"Ya me asustaste pero de todas formas tomaré esa prueba, no
estoy en condiciones de afrontar un duelo físico, tendré que
agotar mis esperanzas en tu prueba psíquica."
"No te preocupes, creo en ti y en que lo lograrás, todos tus
sinodales están contigo y te apoyan, ya te consideramos uno de
nosotros."
"Gracias por tus palabras, me han dado fuerza, estoy listo,
comienza."
"Ok, quiero que pongas la mente en blanco, no pongas
resistencia, permíteme ingresar a tu cabeza, así está bien,
empezamos…"
Cross sintió que empezaba a caer, después, perdió el sentido.
De repente se encontraba en la residencia del Distrito
Comercial, estaba sentado en el vestíbulo esperando por una
audiencia.
"Cross, el señor Riazor te va a recibir en este momento."
"Gracias Lothar."
Cross ingresó al estudio de Argento Riazor.
"¿Como estás muchacho?"
"Bien, gracias."
"Espero que hayas conseguido la espada y el guante."
"Si, aquí los tengo. ¿Donde esta Christina?"
"Entrégame la espada y el guante."
"No, primero dime donde esta Christina."
"Casada con un Duque de la Capital."
"¿En donde exactamente y con quien?"
"¿Por que no te lo dice ella misma?"
"¿En donde está?"
"La espada y el guante."
"Aquí están y Chris…"
Chistina se presentó en la oficina, se veía hermosa, Cross
sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo, pensó que todo lo
que había hecho por volverla a ver había valido la pena.
"Hola Cross."
"Christina."
"Cuanto tiempo…"
"¿Donde has estado? ¿Cómo estás?"
"Bien Cross, ahora vivo en la capital, en Ishtar".
"Pero ¿por que?"
"Estaba comprometida para casarme, me enviaron con mi
nueva familia y conocí a Armand, mi esposo…"
"Pero tu…"
"Al principio no deseaba hacerlo, estaba buscando la
oportunidad de escapar, pero después comprendí que era
necesario para la unión del país, entonces, fui un poco más
abierta y decidí conocer a Armand, el tampoco deseaba el
matrimonio, por lo que decidimos tratarnos abiertamente,
después de cinco años nos enamoramos y decidimos cumplir
con el compromiso, no por obligación, sino por amor."
"Pero... ¿Donde está el?"
"Decidimos que no viniera conmigo, no sabía como ibas a
reaccionar, mi padre me dijo que estabas un poco paranoico y no
podía arriesgarme a que lo lastimaras."
"Pero tú sí decidiste venir…"
"Sé que jamás me harías daño, entiende Cross, yo siempre te
voy a querer pero lo nuestro fue un amor infantil, siempre
seremos amigos, pero ahora mi corazón le pertenece a alguien
más."
"Entonces... ¿Todo termina aquí?"
"Es lo mejor, sigue tu vida, yo ya tengo hecha la mía."
"Entonces eres feliz."
"Más que nunca en mi vida."
"Está bien, es lo único que importa, con permiso, me retiro."
Cross estaba destrozado, haber perdido el único amor que
tenía lo había deshecho, la vida ya no tenía ningún sentido,
pensó que hubiera sido mejor no saber en donde estaba
Christina, podría vivir con la ilusión de volverla a ver pero no
podía con la seguridad de que la había perdido, decidió irse al
único lugar al que ahora pertenecía: al Quinto Distrito, el lugar
de los renegados, de los proscritos, donde las ilusiones no
existen.
No sabía cuantos años habían pasado, el tiempo era algo que
ya no importaba, Cross era un alcohólico, vivía al día, recordaba
que se había convertido en un mercenario, peleaba para el mejor
postor, pero ya había perdido sus facultades, en eso sintió que
alguien lo pateaba.
"Señor no debería hacer eso, es peligroso para su salud."
"Pero si el vago y borracho es usted."
"Si, pero también soy muy agresivo, lo podría matar."
"Eso lo dudo… Cross."
El vago se sorprendió, hacía mucho tiempo que no escuchaba
ese nombre, volteó a ver al sujeto que le hablaba y creyó
reconocerlo, sí, lo conocía, era Lothar.
"Lothar, amigo mío... ¿Que haces por aquí?"
"Lo que todos Cross, ya no hay lugar afuera para mi, aunque
a decir verdad, ya no hay mundo para nadie."
"¿Porque lo dices?"
"No te enteraste ¿verdad? ¿Cuanto tiempo llevas así?"
"Ya ni lo recuerdo."
"Te voy a hacer una breve semblanza, regalaste la espada a
Riazor sólo para saber que Christina estaba felizmente casada,
con ese acto de egoísmo entregaste Arcadia, con la espada
Riazor conquistó la Ciudadela, se convirtió en un dictador,
muchos se levantaron en armas pero cayeron, Riazor ahora lo
controla todo. Los primeros en caer fueron los guerreros del
Círculo del Zodiaco, se sintieron responsables por entregarte el
guante que controlaba la espada, fueron por ella y los
exterminaron."
"¿Cástor y Póllux?"
"Murieron con todos los demás, la Legión de los Iluminados
fue la siguiente en caer, Michelle fue ejecutada en público, le
cortaron la cabeza. Elektra y Arlés formaron la resistencia, te
buscaron pero estabas demasiado drogado para ayudar, era
cuestión de tiempo, los capturaron y torturaron hasta la muerte,
yo fui dado por muerto, ya no tengo la mitad del cuerpo…"
Cross observó bien a Lothar, debido a su estado etílico no le
había puesto atención, le faltaban el brazo y la pierna izquierda,
usaba prótesis, también estaba tuerto.
"¿Y que paso con Christina?
"Por ella no te preocupes, ya no pertenece a este Estado, es
ajena a todo lo que sucedió."
"¿Nadie queda?"
"Nadie, Arcadia esta completamente militarizada, espero que
te lo estés pasando bien, adiós Cross."
"¿Que vas a hacer?"
"¿Acaso te importa?"
Lothar se alejó, Cross se quedó quieto, tiró la botella de licor
que tenía en su mano derecha, no había droga en el mundo que
pudiera controlar su dolor, afuera había sufrimiento, gente mala
estaba ocasionándolo y de todas no había nadie peor que él, su
egoísmo había ocasionado todo y no había hecho nada para
cambiarlo, quienes lo querían y confiaron en él dieron su vida
para arreglar su error, pensó en el suicidio pero eso no era un
castigo, era un premio, escapar de todo, él era una espada rota,
no le quedaba nada, comprendió que en el mundo hay algo más
que su dolor y que no todo giraba en relación a sus deseos, pero
ya era demasiado tarde… Sólo le quedaba algo por hacer, si
tenía que morir no lo haría honorablemente ni mucho menos,
pero lo haría tratando de liberar a su Estado, a partir de ese
momento se juró que recuperaría la espada sagrada y la libertad
de su pueblo.

Cross abrió los ojos, se encontraba en el aula del sexto


Círculo, estaba realizando la prueba por obtener el guante que
controlaba la espada sagrada.
"Volviste, que bueno."
"Creaste una buena ilusión."
"Yo no la cree, fuiste tú."
¿"Cómo?"
"Esa fue una visión de tus temores más profundos."
"Fue demasiado real." Todavía tenía los ojos llorosos.
"Todo vino de tu cerebro."
"¿Esto no fue una especie de predicción?"
"No Cross, el futuro lo escribimos con nuestras acciones, el
que hayas despertado significa que enfrentaste tus temores,
pasaste mi prueba, eres libre de continuar si es que así lo deseas,
tienes cinco minutos para ingresar al último círculo, el de tu
prueba final."
"Gracias Virgo."
Al salir del Círculo de Virgo, Cross no supo que hacer,
cuando llegó lo tenía muy claro, ahora dudaba, ya no era llegar
tomar el guante y entregar la espada, sabía que la decisión que
tomara iba a ser trascendental, Virgo le había mostrado algo que
él simplemente no quería ver, estaba dispuesto a sacrificar al
mismo mundo por Christina, pero tal vez ella no necesitaba ser
salvada. Finalmente tomó una decisión, iría por Christina, daría
su vida por encontrarla, pero no la espada, si él moría en el
intento Antares se perdería con su vida, compartirían el mismo
destino, había pensado en renunciar a las pruebas y buscar al
amor de su infancia, pero también era demasiado irresponsable
dejar que alguien más obtuviera la espada sagrada, ahora
entendía que desde el momento en el que la tomó se convirtió en
su responsabilidad, terminaría las pruebas y con la ayuda de
Antares iría por su amada, con total seguridad se encaminó a la
siguiente aula, a la prueba final, al Círculo de Libra.
*****
EL CÍRCULO DE LIBRA
Mientras Cross estaba en la prueba de Virgo.
"Brachium, que bueno que decidiste acompañarnos."
"Hola Tauro."
"¿Estás al corriente del chico de la prueba?"
"Sólo lo que se dice de él en televisión."
"¿Y cual es tu interés en Cross?"
"Ninguno en especial, Sagitario fue quien me llamó para que
viniera a probarlo. ¿Recuerdas?"
"Si, pero casi nunca respondes a nuestros llamados, no viniste
cuando Acuario tomó la prueba."
"Esto es distinto, lo de Acuario nunca creí que fuera serio, en
cambio este chico no sólo obtuvo la espada, ésta lo eligió como
su portador, quiero ver que clase de persona es Cross, quiero
personalmente ver quien es el destinado a dirigirnos. ¿Puedo
hacerte algunas preguntas?"
"Adelante."
"Me gustaría saber la opinión de nuestro líder."
"Es un chico inteligente y muy poderoso, maneja la energía
pura y al parecer la energía de su ascendente es psíquica, es un
buen sujeto, se ve que es leal, los guerreros de Géminis ya lo
conocían y lo estiman como a un hermano, de hecho, lo
seguirían hasta la muerte, Sagitario y yo lo aprobamos, Acuario
y Leo lo recomiendan ampliamente y si llega hasta aquí pues
significa que superó la prueba de Virgo."
"Gracias Tauro. ¿Y cual es tu opinión personal?"
"Es un guerrero muy fuerte, con el tiempo será tan poderoso
como tú, lo necesitamos en el Círculo, pero por otro lado tiene
conflictos internos muy intensos que podrían poner en peligro el
destino de la espada sagrada, pero tiene un alto sentido de la
justicia y creo que al final en cada disyuntiva que le ponga la
vida elegirá el camino correcto."
"Eso es lo que crees de todos nosotros."
"Si y espero no equivocarme con ninguno."
"Lo esperamos todos amigo, lo tendré en cuenta cuando lo
examine, gracias Tauro."
"Por nada, luego nos vemos."
Al salir del aula de Libra, Tauro se encontró con Cross.
"¡Que bien! Superaste el examen de Virgo."
"Si, pero no me gustó lo que vi."
"¿Te explicó en que consistía su prueba?"
"Perfectamente. No se si soy la persona adecuada para llevar
esta responsabilidad."
"Lo que decidas está bien amigo, el Círculo te apoya."
"Gracias."
"No tardes en decidir, el tiempo corre."
"Así lo haré."

En el círculo de Tauro.
"¿Que pasó Titán? ¿Ya se terminó la reunión?"
"No, está en su apogeo, ya se unió Virgo y está contando sus
impresiones."
"¿No te quedaste a escucharlas?"
"No es necesario, estoy seguro que siguen el mismo cauce de
las demás."
"¿Y cual es el motivo de tu compañía?"
"Quería saber si llegó Libra."
"Aquí está."
"¿Vino exclusivamente para aplicar su prueba?"
"Ya lo conoces, él no sigue ningún estándar impuesto en el
Círculo, yo más bien diría que vino a conocer al elegido."
"Todavía recuerdo cuando trajimos a Brach."
"Si, sólo a ustedes se les ocurriría ir a ese lugar…"
"De todas formas es un miembro del Círculo y uno muy
importante…"
"Por supuesto, y más teniendo en cuenta quien es su familia."
"Jefe Tauro, ha venido una nueva visita."
Los guerreros de Tauro y Géminis voltearon extrañados hacia
el emisario. "¿En donde está?"
"Va camino al octavo Círculo."
"¿Por que le permitieron la entrada?"
"Tenía la marca maldita…"
Tauro y Titán se voltearon a ver, sabían lo que eso
significaba y no era nada bueno, decidieron ir directamente al
octavo Círculo.
"Está bien, yo me encargo a partir de aquí, regresa a tu
puesto."
"Pero Sagitario…" dijo con temor el emisario.
"Yo me encargo de informarle, tú regresa y no hables de esto
con nadie. ¿Entiendes?"
"Si señor."
"Vamos Titán."

En el círculo de Libra.
"Hola Cross, pasa por favor."
"Hola."
"Mi nombre es Brachium, soy el guerrero de Libra, pero
prefiero que me llames por mi nombre."
"Está bien Brachium. ¿Cual será mi prueba?"
"Es difícil decidirlo, no te ves en condiciones de hacer
ninguna prueba."
"A decir verdad me veo mejor de lo que me siento."
"Eso es terrible, han sido duras las pruebas... ¿Verdad?"
"Demasiado, en todos los niveles."
"Así es, por lo visto para pertenecer al Círculo debes ser un
guerrero impecable en todos los aspectos."
"¿Tú pasaste por lo mismo?"
"No Cross, al parecer hay distintas formas de ingresar al
Círculo, yo ingresé por invitación."
"Me imagino que has de ser increíble…"
"Jajaja, nada de eso, estoy seguro que no hubiera completado
tus pruebas, es sólo que cada Círculo tiene sus propios requisitos
para ser miembro, por ejemplo, Aries, Tauro y Sagitario son
miembros por herencia familiar, Leo y Acuario por invocación,
sintieron el llamado de su ascendente, yo por votación de
mayoría absoluta, una vez que somos aprobados y hemos jurado
fidelidad al Círculo, adquirimos nuestro poder de ascendente.
En cambio Géminis ingresó al Círculo porque así estaba escrito,
es decir, sus anfitriones deben cumplir con determinados
requisitos, como ser gemelos, haber nacido en un año en
específico, tener un determinado poder de nacimiento y
presentarse en el Círculo en la época exacta, en el caso de tu
Círculo el requisito es…" Libra calló.
"Ser el portador de la espada sagrada."
"Así es, pero además tu signo es el más importante, por si no
te lo habían dicho, en el Círculo del Zodiaco sólo hay troopers y
elementors por igual número, seis y seis, el escorpión es el único
bérserker y por lo tanto el llamado a ser nuestro líder, por eso las
pruebas para poder ingresar al Círculo, debes tener la
aprobación por lo menos de la mayoría de los miembros, seis
más uno y ésta la obtienes mediante siete pruebas, al octavo
Círculo le llaman el círculo maldito porque cualquiera que haya
portado la espada sagrada puede reclamar el guante si alguien
más ya pasó por las pruebas, en este caso tu no tienes problema,
la espada te reconoció y por lo tanto nadie puede quitártela, la
espada no lo dejará…"
"Interesante, pero a riesgo de verme grosero con mi anfitrión,
me gustaría saber en que consiste tu prueba, no es que no
disfrute de tu compañía o no me interese lo que me dices, de
hecho, si apruebo me gustaría platicar más contigo, pero la
verdad es que estoy a punto de desmayarme…"
"Está bien, pero antes dime: ¿Que es lo que harás una vez que
obtengas la espada?"
"Mi objetivo ha cambiado, era uno cuando llegué pero a lo
largo de estas pruebas me dí cuenta que estaba equivocado,
originalmente pensaba…"
"Olvídate de eso, si ya no es tu objetivo no me interesa
conocerlo."
"Esta bien, a lo largo de estas batallas he conocido a
guerreros increíbles que me han brindado su amistad, me
gustaría compensárselos jurando lealtad al Círculo, bien me dijo
Sagitario que al final yo pertenecía aquí, mi espada servirá en
primer lugar para proteger la justicia y a mi país, después a mi
grupo de pertenencia, pero no me voy a quedar en el Círculo,
tengo otra importante misión personal que he de cumplir aunque
la vida me vaya en ella y usaré todos mis recursos así como mis
poderes para cumplimentarla, aún y cuando vaya en contra de
los intereses de este grupo de guerreros del Zodiaco."
"Me alegra que me hables con honestidad, no te preocupes
amigo, mi prueba ya la has pasado, todos tus anteriores
sinodales no sólo te aprobaron, sino que me solicitaron que no
fuera duro contigo, todos desean que te unas al Círculo y te
recomiendan ampliamente, si mis colegas y amigos creen en ti
yo el guardián del séptimo Círculo de Libra también, estas
aprobado."
Cross no lo podía creer, sabía que estaba al límite de sus
fuerzas y que muy difícilmente aprobaría otro desafío, casi
desfallecido se levantó y con paso lento se dispuso a salir con
rumbo a la octava aula. "Gracias."
"Gracias a ti por considerarnos para unirte y bienvenido seas
guardián del octavo Círculo: Escorpión."
Cuando Cross salió de la séptima aula estaba en el límite, su
visión cada vez le fallaba más, le costaba un dolor insufrible
cada vez que daba un paso, sólo quería tomar el guante,
desmayarse y que pasara lo que tenía que suceder, entró a la
octava aula, la que pertenecía al círculo del Escorpión.
CAPÍTULO 16
EL ÚLTIMO CÍRCULO
EL CÍRCULO DEL ESCORPION
Cross ingresó en la octava aula, al fondo había un estante de
cristal parecido al contenedor que tenía la espada sagrada, en el
interior había un guante gris claro, en el dorso estaba escrito el
símbolo:

Mismo que estaba bordado con hilo negro, sintió que la


espada se encendía, era la proximidad con el guante, estaba
quitando la protección que Sagitario le había puesto a la espada
cuando sintió el peligro, había alguien más ahí, ¿cómo era
posible? Las pruebas ya habían terminado. ¿Que tipo de broma
era esta? Salió una silueta de la obscuridad, una capucha le
impedía ver el rostro del atacante, la silueta sacó una espada y
atacó a Cross, éste vio el ataque pero estaba demasiado débil
para evitarlo, lo recibió de lleno.
<¡Aghhhh! ¡Duele! ¿Que demonios hago aquí? Yo sólo
buscaba saber donde se encuentra Christina. Ni siquiera deseo
ese maldito guante>.
Completamente herido, a punto de desfallecer a causa de las
múltiples lesiones que había acumulado a lo largo de varias
cruentas batallas, Lesath Crossifixio Sargás se lamentaba
mientras recibía una nueva dosis de electricidad en el cuerpo, ya
había agotado todas sus energías en los combates previos y no se
imaginaba que tuviera una pelea extra en el octavo Círculo, tenía
que pensar rápido, el cuerpo ya no le respondía y no le quedaba
más energía elemental para utilizar, pensó que ya no había
escapatoria, cerró los ojos y esperó a que le dieran el golpe fatal.
"Lo siento Christina, te fallé."
El extraño se acercó a Cross, estaba dispuesto a darle el golpe
mortal.
"Antes de que me mates. ¿Podrías decirme por qué?
Maestro..."
Viktor Von Hausen, se quitó la capucha, estaba sorprendido.
"¿Como lo supiste muchacho?"
"Estudié con usted durante varios años, puedo reconocer su
energía."
"Interesante cualidad, había escuchado que los verdaderos
guerreros podían desarrollarla, no cabe duda que eres increíble
Cross, sólo tú podías superar estas malditas pruebas."
"Pero ¿porque usted?…"
"Ya que me descubriste y voy a matarte te lo explicaré; te
mentí Cross, nunca me uní a la resistencia, yo efectivamente
pertenecía a la élite del ejército, en la guerra civil el portador de
Antares que no era el antiguo Escorpión sino un guerrero más,
murió en batalla, pero se llevó consigo a toda mi unidad, sólo yo
sobreviví, tomé la espada e investigué todo de ella, aunque esta
a mi no me reconoció como su dueño sentí que cierto poder fluía
de ella y me alimentaba."
"¿Como es posible que alguien más empuñara un arma
sagrada sin ser el elegido?"
"La espada roja tiene una maldición, es la única de las
espadas sagradas que nunca desaparece, cualquiera la puede
empuñar pero nadie más que su elegido puede disponer de su
poder. Yo había nacido en el mes de octubre bajo la
constelación del escorpión, con la espada en mis manos
sobresalí en batalla, subí a lo más alto que mi posición podía,
pero yo quería más, el poder es una droga que te consume, ya
sabía de la existencia del guante y del modo de obtenerlo, me
dijeron en el ejército que esa prueba yo la debía de tomar solo,
que no podía llevarme el guante por la fuerza, ya que si así lo
hacía éste desaparecería y la espada absorbería mi vida,
entonces, decidí tomar la prueba, como tú ya sabes no te
permiten usar la espada para realizar los exámenes y yo no tenía
ni una quinta parte de tu poder, por lo que en el aula de Tauro
perdí. No sólo fue la batalla, también mi ojo derecho, el
guardián me solicitó la entrega de la espada pero huí con ella, a
las afueras del Círculo tenía a todo un escuadrón esperándome y
logré irme con Antares, debido a la situación en la que se
encontraba Arcadia no me siguieron, lo peor fue que con el
tiempo y a raíz de la herida de Tauro también perdí la visión de
mi otro ojo, fui despojado de la espada sagrada y echado del
ejército como un perro."
"Así fue a parar al peor de los Distritos..."
"Efectivamente, me recluí en el único lugar que hay para
gente como yo, el Quinto Distrito, pero no me dí por vencido,
entrené mi cuerpo y mi mente, sabía que tendría una segunda
oportunidad, aprendí a vivir con mi discapacidad y la verdad es
que ahora ya no necesito la vista, puedo manejarme
perfectamente sin ella, con el entrenamiento he desarrollado mis
otros sentidos hasta límites insospechados, yo iba a participar en
el torneo, me había inscrito, volvería a tener la espada sagrada,
el guante ya no me importaba."
"Y entonces me conoció..."
"Así es, apareciste tú. Vi el gran potencial que tenías y
cambié mis planes, otra vez lo quería todo y lo haría a través de
ti, no sólo te entrené para que ganaras el torneo, también lo hice
para que pasaras a través de las aulas del Círculo, tendrías éxito
donde yo había fallado, tomarías las pruebas para obtener el
guante por mi… Pero te fuiste, cuando se acercó el día del
combate y no regresabas tuve que presentarme a combatir, me
diste un gran susto, al principio creí que podía ganar, hasta que
se presentó ese maldito de Riazor con sus bérserkers, eran muy
poderosos, para colmo, después de los dieciseisavos de final me
había tocado combatir con Lothar."
"Usted no tenía oportunidad de vencer a Lothar."
"Eso ya lo sé, iba a ser muy difícil derrotarlo si no imposible,
desde que yo estaba en el ejército ese sujeto era conocido como
el cadete más poderoso de su generación, nuevamente estaba
contra la espada y la pared, pero de pronto de la nada apareciste
tú, Antares te reconoció y volviste a salvar el día y mira lo que
son las cosas, ni siquiera tuve que engañarte para que vinieras
por el guante, ¡lo hiciste por iniciativa propia! No sé si lo sepas
pero cuando alguien toma las pruebas y tiene éxito, un segundo
postulante que haya sido portador de la espada puede pasar, es
detectable por una marca que deja la espada en la mano de quien
la porta sin ser el elegido, por supuesto yo la tengo."
"Si, algo me dijeron hace poco."
"Bueno, pues aquí lo importante es saber como y cuando,
afortunadamente tu me avisaste e inmediatamente vine hacia
este lugar, soborné a unos tipos de la Ciudadela y llegué a
tiempo en helicóptero, por más fuerte que seas las pruebas son
demasiado duras, sabía que acabarías en este estado, sólo tuve
que esperar el momento adecuado y aquí estamos, ahora me
llevaré la espada y el guante, lo siento Cross, de verdad me
agradabas, pero las cosas son así."
"Si tuviera aunque sea un poco de energía evitaría que te
llevaras la espada, pero no la tengo, lo único que me consuela es
que no saldrás de aquí con vida."
"¿De que hablas?"
"De los integrantes del Círculo por supuesto, ve el estado en
el que me encuentro y sólo fueron pruebas las que pasé, ninguno
utilizó su poder real, aunque tengas la espada sagrada no serás
más poderoso que ninguno de ellos y yo tengo aquí a un par de
amigos…, no, tengo a ocho amigos que vengaran mi muerte,
adelante Viktor, haz lo que tengas que hacer."
"¿Todavía no sabes nada de la espada verdad? Hubiera sido
un desperdicio que te la hubieras quedado, adiós Cross y que la
muerte te brinde descanso."
Viktor atacó nuevamente a Cross, ambos sabían que este
ataque era el definitivo, pero el golpe nunca llegó a su destino.
"¡Que diablos! ¿Quien interrumpe?"
"Me llaman Titán y soy el guerrero de Géminis."
En el último segundo Póllux había intervenido y había
detenido el ataque de Viktor.
"No puedes intervenir, esto es una cuestión entre aspirantes
del Círculo de Escorpión."
"Querrás decir entre un aspirante y su rémora del Círculo de
Escorpión."
"Tranquilo Titán, tiene razón, no puedes participar."
"Está bien Tauro, yo no sabía esa regla y me enfurecen los
cobardes…"
"Ya habrá tiempo para que te tragues esas palabras Géminis.
Y Tauro… dile a Sagitario que acabando esto voy a retarla por
el liderazgo del Círculo y después me ocuparé también de ti,
tengo una deuda con tu padre y la saldaré contigo."
"Valientes palabras de alguien que no saldrá vivo de esta
aula…"
Tauro volteó a ver a Póllux y le hizo una indicación con la
cabeza. Titán le gritó a su amigo: "Hey Cross, sólo pasábamos
por aquí para felicitarte, ya has pasado todas las pruebas del
Círculo, ya no tienes que seguir las reglas que te señaló
Sagitario…"
Cross se quedó viendo intrigado a Póllux, había intervenido a
tiempo pero no hizo más que alargar unos segundos su vida, la
ejecución se llevaría a cabo y el verdugo estaba listo, pero esas
últimas palabras de Póllux…, estaba seguro que tenían un
contenido oculto, no habían sido dichas al azar, sobre todo la
última parte, había hecho mucho hincapié en sus últimas
palabras, bueno, la verdad es que ya le dolía hasta pensar, lo
mejor era que todo terminara, la espada se la llevaría Vik… un
momento, ¡Antares! Ya habían terminado las pruebas, Cross se
dio cuenta de que podía usar la espada, volteó a verla y observó
que la envoltura estaba destrozada, Póllux no sólo lo había
salvado, sino que había dejado la espada a su disposición,
Antares estaba brillando al máximo, Cross sintió que su energía
regresaba, en ese momento Viktor lo descubrió también y atacó
con todo su poder, fue inútil, la espada al ser liberada protegió a
su amo, Cross la agarró y sintió que toda su energía regresaba,
realmente sentía todo el poder de la espada, los ojos cafés de
Cross se habían tornado de un color rojo claro.
"Viktor, lo que has hecho es imperdonable, no solo intentaste
matarme, sino que amenazaste a mis hermanos, eso merece la
muerte, pero me salvaste la vida y te debo eso, lárgate a tu cubil
y no regreses, nunca vuelvas a cruzarte en mi camino, si te
vuelvo a ver te mato."
"Esto era la razón de mi vida, no voy a regresar a ese
basurero, prefiero morir."
Viktor atacó a Cross, este lanzó un ataque con la espada que
atravesó el cuerpo de su maestro, lo dejó moribundo. Estaba
muriendo en los brazos de su alumno.
"Yo no quería que esto acabara así"
"No te preocupes, yo me lo busqué."
"Gracias por salvar mi vida y por todo lo que me enseñó."
"De eso no me arrepiento, tu le diste sentido a mi vida,
aunque todo lo hice por la razón equivocada estoy orgulloso de
que seas mi alumno, al final si los logros del discípulo son los
del maestro sí alcancé a tener otra vez la espada sagrada."
"Tiene razón Capitán tropper, Viktor Von Hausen, te
presento mis respetos y espero que descanses en paz."
Y así falleció aquel hombre, con una mano en la de su
alumno y la otra en el objeto que toda su vida lo obsesionó.
"Lo siento hermano."
"No te preocupes, así es la vida, a propósito, gracias por
salvármela."
Cross y Póllux se dieron un abrazo, ahora su amistad había
alcanzado otro nivel, no sólo eran amigos, hermanos, maestro y
alumno, ahora eran compañeros de armas del Círculo del
Zodiaco, ese era un vínculo de sangre que los uniría de por vida.
"¡Vivan los novios!"
Se escucharon varias risas, todos los miembros presentes del
Círculo se encontraban ahí, a excepción de Aries y Cáncer,
Cross conoció a las guerreras de Capricornio y Piscis,
bromearon acerca de que gracias a Libra estaba ahí pues Piscis
tenía una prueba bastante ruda reservada para Cross, se sentía un
ambiente familiar y Cross era parte de él. Sagitario habló:
"Bueno guerrero del Círculo del Escorpión, es hora de reclamar
su premio."
Cross se acercó a la urna, al igual que con la espada sagrada
esta se rompió con su presencia, tomó el guante y se lo colocó
en la mano derecha, la espada resplandeció, por instinto Cross
empezó a introducir la espada en su espalda a la altura de la
nuca, cuando terminó sólo quedó un tatuaje en su espalda con la
forma de la empuñadura de Antares.
En ese momento aparecieron los guerreros de Cáncer y Aries,
ambos ya eran adultos, los únicos del Círculo junto con
Capricornio. A Cáncer Cross ya la conocía, por lo menos de
vista, era la Delegada del Distrito I, a Aries nunca en su vida lo
había visto, pero estaba seguro de que era alguien realmente
importante, ambos se presentaron con Cross y lo felicitaron,
después, habló Aries: "Lesath Crossifixio Sargás, a partir de este
momento serás conocido como el FILO número siete. Portador
de la espada roja, la espada sagrada conocida como Antares.
Ahora tu nombre es Escorpión. Cuando estés enfrente de otro
igual así te deberás de presentar, bienvenido al Círculo del
Zodiaco, serás el guardián y defensor del octavo Círculo.
Sagitario te dirá tus derechos y obligaciones para con el Círculo,
tu Distrito, tu Estado y tu País, te damos la bienvenida a esta
familia, te brindamos nuestra vida y nuestra amistad."
Acto seguido los doce miembros se cortaron la palma de la
mano y ofrecieron su sangre a Cross, este hizo lo mismo. "Ahora
que eres miembro del Círculo te corresponde por derecho propio
el liderazgo de la escuela."
"Disculpe pero lo rechazo, creo que Tauro es la persona ideal
y me pongo a su disposición para seguirlo, tengo cuestiones
personales que resolver y no puedo ejercer las funciones que se
me encomiendan."
"Así sea entonces, bienvenido compañero."
Después de la ceremonia hubo una gran fiesta en la escuela
del Distrito I, tanto Cáncer como Aries y Capricornio se
excusaron de participar por compromisos “previos”, pero la
noticia llegó a todos los rincones del Estado, la espada sagrada
Antares después de más de cien años volvía a tener dueño
definitivo: un guerrero perteneciente al Círculo del Zodiaco del
Distrito I, su nombre era Escorpión.
Cross era ajeno a la fiesta en su honor, lo único que quería en
ese momento era irse al Distrito III y buscar a Elektra, quería
saber lo que había averiguado, a partir de ese momento su
principal objetivo era encontrar a Christina.
*****
Al mismo tiempo, en una parte del Estado de Levit, en una
habitación a oscuras se encontraba una chica temblando en un
rincón, únicamente vestía un camisón, su cabello estaba
enredado por la falta de cuidado y le temblaba todo el cuerpo, su
mirada antes tierna y cordial ahora carecía de brillo y sólo
deseaba la muerte, estaba tomándose las rodillas y lloraba, ya no
soportaba su situación, mientras las lágrimas corrían por su bello
pero resignado rostro se lamentaba: "¿Por que me abandonaste
Cross? Yo creí que me querías. ¿Por que me prometiste lo que
no ibas a cumplir?"
El ritual del llanto nocturno era una práctica común de la
chica, su único modo de desahogo, mientras seguía
lamentándose, una sombra se aproximaba a ella, la maldad que
emanaba de esa criatura era palpable, era una bestia de la
oscuridad, un ser de puro odio, sus grandes fauces se acercaron a
la cabeza de Christina, era el momento de cobrar su presa.
*****
Conversación en la parte superior del edificio de la
Ciudadela.
Tres hombres mayores vestidos elegantemente quienes se
piensa son los reales gobernantes de Arcadia discuten los
eventos recientes:
"Al parecer Antares ha sido despertada."
"Sucedió mi predicción, la espada roja finalmente tiene
dueño definitivo después de un siglo."
"Sólo que al parecer la situación se nos fue de las manos…"
"¿Por que lo dices?"
"Por el espectáculo que brindó Escorpión."
"No pasa nada, es joven pero está controlado."
"¿Y que sucede con las demás espadas sagradas? ¿Ya
tenemos la lista completa de los FILOS?"
"En eso estamos."
"Es importante estar un paso adelante, ahora mismo el pueblo
sólo conoce a un portador…, faltan once."
"Ya irán saliendo los demás."
"El problema no es que salgan, el objetivo es que estén bajo
nuestro control, no quiero otra revuelta…"
"Yo tampoco, pero siempre existe un riesgo al despertar a un
FILO…"
"Está bien, continúa con tu plan, pero no quiero fallas."
"No las habrá, de todas formas, si algo no sale como lo
esperamos volveremos a soltar a Leviatán."
"Esperemos evitarlo. Lo que también me preocupa es que
Ragnar no ha regresado…"
"Déjalo, ahora es de más utilidad afuera, después ya
veremos…"
Los tres hombres se levantaron y cada quien tomó un camino
distinto, todos sabían que la parte más difícil de su plan apenas
comenzaba: el reclutamiento.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

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