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1- ¿Qué valorización hace Platón del cuerpo y del alma?

Platón es un pensador dualista, por lo que considera que el ser humano está formado por cuerpo
y alma. Plantea que la muerte es la separación del cuerpo y del alma. Asimismo, piensa que sólo se
puede adquirir el saber auténtico y verdadero una vez que morimos, ya que es allí cuando el alma,
al desprenderse del cuerpo, puede comprender todo lo puro. Este es considerado según el filósofo
como un impedimento u obstáculo, ya que se encuentra arraigado profundamente al plano
terrenal y a los placeres del mundo. En otras palabras, el cuerpo es la “cárcel” del alma ya que se
encuentra dominado por deseos y pasiones.

2- ¿Cómo se puede relacionar lo anterior con “La Teoría de los Dos Mundos” y la “Alegoría de
la caverna?

Platón plantea la existencia de dos mundos: el mundo sensible y el mundo intelegible. El cuerpo
nos vincula con la realidad material y pertenece al mundo de los sentidos: es corruptible, material
y mortal. En esta dimensión se encuentra el conocimiento sensible, opinión o doxa. En cambio, el
alma nos conecta con el mundo de las ideas: es inmaterial, inmortal e incorruptible. En este plano
podemos hallar el conocimiento inteligible, científico o espisteme.

3- ¿Cuál es la concepción de la muerte que tiene Platón y que postura tiene el filósofo ante
estos temas?

Platón considera que el arte de filosofar es ejercitarse para la muerte, es decir, vivir nutriendo al
alma y despreciando a nuestro cuerpo. Plantea que un verdadero filósofo no debe temer a la
muerte, demostrando incluso su propia valentía hallándose sentenciado a morir, ya que es allí
cuando va a alcanzar su fin último: conocer la verdad auténtica fuera de este mundo, es decir, lo
que intentaron lograr mientras estaban vivos, pero que no consiguieron hacerlo en su totalidad
debido a su atadura al cuerpo.

Diálogo
YO: Dime, Platón, ¿Cómo podemos llegar al conocimiento verdadero?
PLATON: Pues, imagínate al conocimiento auténtico como un bien inmaculado, libre de toda
corrupción humana y terrenal. ¿No es nuestro cuerpo la mayor barrera para adquirir el saber real?
YO: Indudablemente
PLATÓN: Piensa ahora esto: ¿no es la muerte el momento más importante en la vida de un
filósofo? Es allí entonces cuando se traslada del mundo sensible hacia un plano superior, digno de
admiración y sublime en sí mismo, ¿no es así?
YO: Así lo creo
PLATÓN: ¿No deberíamos nosotros desligarnos de los placeres mundanos y las distracciones de
este mundo?
YO: Desde luego que sí.
PLATÓN: Por consiguiente, deberíamos vivir de acuerdo con el alma, filosofando la mayor parte de
nuestras vidas y apuntando al conocimiento inteligible, el más preciado de todos.
YO: Si tu también eres humano, ¿Por qué no deberíamos desconfiar también de tus ideas?
PLATÓN: Piensa lo siguiente: mis ideas no son propias de mi yo corporal, sino que fueron fruto de
un arduo trabajo y esfuerzo de mi alma. No debes confiar, de todos modos, en todo lo que te
presenten. Debes cuestionarlo y buscar la verdad por ti mismo.
YO: Si yo creo haber percibido una verdad, ¿eso la hace auténtica en sí misma?
PLATÓN: ¿No es la percepción un fenómeno propio del cuerpo, subjetivo y dependiente de
nuestros sentidos?
YO: Claro que sí.
PLATÓN: Pues entonces debes tener en cuenta que los sentidos no hacen más que engañarnos y
brindarnos una visión sesgada de la realidad. ¿no existen intereses personales al interpretar la
realidad o condiciones propias del ser humano que la distorsionan?
YO: Desde ya que sí.
PLATÓN: Imagínate, la sombra de un objeto en un día soleado. Supone que no puedes ver el
objeto en sí. ¿Puedes conocer la altura del objeto solamente viendo su forma?
YO: Claramente sí
PLATÓN: Estás equivocado. No será igual la sombra al mediodía que durante el atardecer. La
posición del objeto y del sol, según el horario del día, determinan la forma de la sombre del objeto
en cuestión.
YO: Estás en lo cierto. ¿Y qué ocurre con la esencia de las cosas? ¿Es posible conocerlas?
PLATÓN: Piensa en un cachorro. ¿Puedes imaginártelo sin pensar en su raza?
YO: No, no puedo.
PLATÓN: No existe aquello que tú dices en el plano terrenal. Aquellos conceptos universales son
imposibles de alcanzar.
YO: Tienes razón.
PLATÓN: Aquí puedes ver que el ser humano no puede alcanzar el conocimiento auténtico en este
mundo, pues aquí es imposible conocer la esencia real de las cosas. Solo vemos modelos de
aquello que se encuentra en el mundo de las ideas, es decir, el lugar todo lo eterno e inmutable.
YO: Así es, gracias por tu tiempo y sabiduría.
PLATÓN: De nada. Hasta luego.

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