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¿QUÉ ES LA ENERGÍA ELÉCTRICA?

Encender un ordenador, iluminar nuestra casa o mantener frescos los alimentos


de nuestro frigorífico, son acciones cotidianas que las podemos hacer gracias a
la energía eléctrica. Dicha forma de energía es la más empleada por el ser
humano en su rutina diaria, pero, ¿sabemos qué es, de dónde proviene y cómo
se genera la energía eléctrica?

La energía eléctrica es causada


por el movimiento de las cargas
eléctricas (electrones positivos y
negativos) en el interior de
materiales conductores. Es
decir, cada vez que se acciona el
interruptor de nuestra lámpara,
se cierra un circuito eléctrico y
se genera el movimiento de
electrones a través de cables
metálicos, como el cobre. Además
del metal, para que exista este
transporte y se pueda encender
una bombilla, es necesario un generador o una pila que impulse el movimiento de
los electrones en un sentido dado.

Siguiendo el principio de conservación de la energía en el que se indica que


ésta no se crea ni se destruye, sólo se transforma de unas formas en otras, se
explica que la energía eléctrica pueda convertirse en energía luminosa, mecánica
y térmica. A esto hay que añadir su facilidad con la que se genera y se transporta.
No obstante, y a pesar de ser una de las energía más utilizadas por el ser humano
debido a su aplicación en una diversa gama de productos y aparatos cotidianos,
esta energía tiene la dificultad de almacenar la electricidad. Este inconveniente
provoca que la oferta tenga que ser igual que la demanda. Como consecuencia,
es necesario ya no sólo una coordinación en la producción de energía eléctrica,
sino también entre las decisiones que se tomen para llevar cabo una inversión en
la generación y en transporte de dicho bien.

¿Cómo se genera la energía eléctrica?

1. Generación. La energía eléctrica se obtiene en las centrales de generación,


las cuales están determinadas por la fuente de energía que se utiliza para mover
el motor. A su vez, estas fuentes de energías pueden ser renovables o no. En el
grupo de las renovables se encuentran las centrales hidráulicas (hacen uso de la
fuerza mecánica del agua), eólicas (viento), solares (sol) y de biomasa (quema de
compuestos orgánicos de la naturaleza como combustible). Cada una de estas
fuentes indicadas se pueden regenerar de manera natural o artificial.
Frente a éstas últimas, se encuentran las centrales que utilizan fuentes de energía
que no son renovables. Es decir, aquellas que tienen un uso ilimitado en el planeta
y cuya velocidad de consumo es mayor que la de su regeneración. En esta
segunda formación se agrupan las centrales térmicas (se produce electricidad a
partir de recursos limitados como el carbón, el petróleo, gas natural y otros
combustibles fósiles) y las nucleares (a través de fisión y fusión nuclear).

2. Transmisión. Una vez que se ha generado la energía eléctrica por alguna de


las técnicas precedentes, se procede a dar paso a la fase de transmisión. Para
ello, se envía la energía a las subestaciones ubicadas en las centrales
generadoras por medio de líneas de transmisión, las cuales pueden estar
elevadas (si se encuentran en torres de sustentación) o subterráneas. Estas líneas
de alta tensión trasmiten grandes cantidades de energía y se despliegan a lo largo
de distancias considerables.

3. Distribución. El último paso antes de obtener la electricidad en los hogares es


el que corresponde a la distribución. Este sistema de suministro eléctrico tiene
como función abastecer de energía desde la subestación de distribución hasta los
usuarios finales.

Problemas medioambientales

Hoy en día, los transportes, supermercados, empresas, industrias y la mayor parte


de los hogares del mundo dependen del suministro de energía eléctrica. Sin
embargo, satisfacer esta demanda global está comenzando a pasar factura al
medioambiente del planeta. La generación de energía eléctrica se sigue
obteniendo, en gran medida, por la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y
carbón). Esta combustión está expulsando a la atmósfera gases contaminantes,
como el dióxido de carbono, el cual es considerado por muchos científicos como el
responsable del recalentamiento de la Tierra. En este mismo grupo de fuentes de
energías no renovables, se encuentran las centrales nucleares, las cuales siguen
despertando gran preocupación por el almacenamiento a largo plazo de sus
residuos, así como por la posibilidad de que se produzcan accidentes que
acarreen la liberación de agentes radioactivos al entorno. Ejemplos como el de
Chérnóbil (Ucrania) y Fukushima (Japón) ponen la voz de alarma sobre las graves
consecuencias que pueden tener para el medio ambiente y la sociedad. En este
sentido, cada vez es más frecuente que los gobiernos de diferentes países
comiencen a apostar por el desarrollo de energías renovables como la eólica y
solar.

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