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ENSAYO

IRIS DEL CIELO POZO LUNA


CATEDRATICO: Dr. JUAN CARLOS COLORADO
HIGUERA
Caa
La “inviolabilidad” de la Constitución
I. Introducción
Comenzaré por explicar la estructura que utilizaré para desarrollar el siguiente trabajo, en esta parte denominada
introducción realizaré una pequeña remembranza histórica de los acontecimientos que dieron origen a la
Constitución de 1857 y a su artículo 128 para posteriormente desarrollar la interrogante: ¿Cómo pudo modificarse
la condición de inviolabilidad de la constitución de 1857 en la constitución de 1917? Poniendo especial atención
al problema de distribución de la tierra de aquel periodo para después realizar una conclusión al respecto.
Luego del triunfo de la Revolución de Ayutla que terminó con un periodo de 22 años en el que hubo 16 presidentes
incluido Santa Ana, 35 “periodos” presidenciales y 5 constituciones vigentes en esa etapa política, se dio inicio
al predominio del proyecto liberal, Juan Álvarez, que fue uno de los hombres que participó en el gobierno
emanado de dicha revolución como presidente interino, ocupando ese puesto por dos meses 7 días en el último
trimestre de 1855, se considera que fue él, quien dio inicio a la reforma liberal pues dio a conocer la “Ley Juárez”
y convocó a un nuevo Congreso Constituyente para comenzar actividades en febrero de 1856, su postura radical
desató circunstancias que lo obligaron a renunciar. Fue sustituido por Ignacio Comonfort.
En el gobierno de este último, mientras el congreso sesionaba aspirando a una regularidad constitucional, se
promulgó un decreto que suprimió la coacción civil para el cumplimiento de los votos monásticos y más adelante
se acabó con la obligatoriedad del pago del diezmo. El 28 de diciembre de 1855, se dio la Ley Lafragua que
concedía de nueva cuenta la libertad de imprenta, suprimida por la Ley Lares que emitió el gobierno santannista.
El 25 de junio de 1856 se conoció la Ley Lerdo o Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas Propiedad
de las Corporaciones Civiles y Religiosas, misma que sentaría las bases para el artículo 27 del nuevo proyecto
constitucional.
Ambas serían discutidas dentro del Congreso y ratificadas y aprobadas en todas sus partes para incorporarse al
texto constitucional del 57.
Durante las sesiones que dieron comienzo en febrero de 1856, hubo propuestas de algunos legisladores de índole
social, principalmente con referencia a propiedad territorial y a la libertad de cultos. Sin embargo, estos votos y
otras propuestas también novedosas no fueron incorporadas a la Carta Magna del 57, por considerarse, en ese
momento, demasiado radicales. El 16 de junio de 1857 se presentó a la Cámara el proyecto de Constitución que
tras su discusión quedó integrada por 8 títulos y 120 artículos.
La Constitución garantizaba los derechos del hombre; dividía los poderes de la nación en Ejecutivo, Legislativo
y Judicial, donde se depositaba el Poder Legislativo en el Congreso de la Unión que sería constituido por una sola
cámara, la de diputados; el Poder Judicial se integraría por tres departamentos: la Suprema Corte de Justicia y los
tribunales de circuito y de distrito, a fin de evitar en lo sucesivo otro fenómeno análogo a la dictadura santaanista.
Con respecto a los estados exige que adopten en su interior el régimen republicano, representativo y popular, con
una serie de restricciones que limiten la soberanía estatal e impidan la disolución de la federación; se suprimen
las alcabalas y las aduanas interiores, medidas éstas conducentes al fortalecimiento de la unión nacional.
Esta Constitución fijaría la posibilidad de reformas posteriores en beneficio del bien común y como medidas de
adecuación a la realidad imperante. La Constitución de 1857 se convirtió en la máxima ley que regiría sobre los
destinos del país; ninguna otra ley podría estar por encima de ella.
II. Desarrollo
Curiosamente lo que se pretendía evitar con el artículo 128 de la constitución de 1857 que a la letra versa de la
siguiente manera:
“Esta constitución no perderá su fuerza y su vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su
observancia. En caso de que, por un trastorno público, se establezca un gobierno contrario a los
principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá su observancia,
y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido, serán juzgados, así los hubieren
figurado en el gobierno emanado de la rebelión como los que hubieren cooperado a ésta.”
Se repiten poco después, con el plan de Tacubaya, que fue impulsado por Ignacio Comonfort, quien
posteriormente y a la letra del 128 vigente, tenía que ser juzgado por contravenir la constitución, con el paso del
tiempo fue decretada una amnistía por el presidente Juárez en un afán de unidad ante la invasión francesa, para
todos los participantes del plan, si bien los constituyentes no estaban a favor de las revueltas la palabra “aun” fue
pasada de largo quizás por error pues nos dice que si hay una rebelión que triunfa, esta deberá actuar conforme a
la constitución y además recaerá sobre ellos una responsabilidad y puede generar la falsa idea de que dicha
constitución es eterna o yo diría omnipotente, pues esta aplicación y vigencia como nos enseña la historia se
encuentra condicionada a la actividad de los hombres.
La observancia de la constitución de 1857 alcanzó su plenitud después de 11 años de promulgada, ya que en esos
11 años el país se vio afectado por la invasión francesa. Después del periodo presidencial de Juárez, da inicio el
porfiriato que terminó con el siguiente gran movimiento de la historia iniciado por Francisco I. Madero con el
Plan de San Luis, mismo que no tenía los matices de acogerse a la constitución y solo atendía el echo del fraude
electoral. A la muerte de Madero, considero que realmente comenzó uno de los más devastadores movimientos
que ha tenido el país, cimbrando la estructura socioeconómica de México.
Carranza en un afán “defensor Constitucionalista” en el Plan de Guadalupe se emprende lo que ahí se denominó
el restablecimiento del orden constitucional, pero con el tiempo esa posición se fue alejando de la Constitución
de 1856 y el 14 de septiembre de 1916 expidió el decreto convocando al congreso Constituyente, Carranza
argumentó que con este decreto no se contravenía lo dispuesto por la constitución en cuanto a su reforma, porque
lo preceptuado por ella solo era aplicable a los congresos ordinarios. Invocó, además, la circunstancia de que los
constituyentes de 1856-1857 tampoco aplicaron los términos de la Constitución de 1824 en materia de reforma.
Dados dichos argumentos puedo decir que ciertamente me parece que Carranza tenía razón, y le en todo momento
le dio continuidad a la constitución inscribiendo en ella “Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
que reforma a la del 5 de febrero de 1857” pretendiendo hacer creer que la Reformaba, aunque en realidad la
sustituyó, medida que no solo era justa sino necesaria.
Si a esta constitución se le ve como simple papel derivado de un acuerdo de voluntades de los hombres a los que
está dirigido y de los cuales depende su observancia pueden acordar así mismo desconocer y crear algo nuevo,
pues parece ser éste el origen de dicho artículo, el miedo a que cualquiera quiera crear su propia constitución,
recurriendo a una revolución misma que, atentaría contra los derechos humanos, aunque yo considero que tal vez
le tenían más miedo al imperialismo, a la dictadura y es por esa razón que realizaron éste artículo así los
constituyentes de 1857 y no por que estuvieran en desacuerdo con que se creara una nueva constitución 50 años
más tarde, pero en sentido progresivo.
Con toda la incertidumbre y terror que Santa Ana en todo el país, algo más o menos parecido a lo que ocurre en
la actualidad solo que ahora al parecer, no es el gobierno el causante de ese terror, sinceramente yo tengo mis
dudas, a pesar de parecer con tendencias a la teoría de la conspiración, entre más aprendo de historia más me
sorprendo de la forma en que pueden llegar a actuar los hombres que representan a las instituciones en nuestro
país, ¿será que se nos quedó la mala costumbre de creer que los gobernantes son mandados y ungidos por dios?
Son simples hombres movidos y motivados por el capitalismo frente a una sociedad ignorante que sacrifica su
“bienestar” a cambio de su “libertad” cada vez más protegida en un papel y aminorada en la práctica, lo que
observo es que el gobierno nos tiene tan mal económicamente que no tenemos tiempo de otra cosa más que de
trabajar, la educación no sólo no es valorada sino menospreciada por un sector de la sociedad que se encuentra
en completa indefensión y para muestra un botón; el conflicto reciente entre los trabajadores de la empresa Tenaris
Tamsa, dos muertos y más de 25 heridos de bala y nadie, absolutamente nadie, ni un solo medio de comunicación
nos habla de las condiciones laborales de los trabajadores, que seguramente deben de ser denigrantes con un
salario “regular” y con altísimos riesgos por el tipo de material y procesos que se manejan y la secretaría del
trabajo “brilla por su ausencia” casi literal, pues cuando no admiten errores, resulta que violaron el procedimiento
y un disculpe usted es más que suficiente para justificar sus faltas sin que haya una severa sanción que ponga fin
a estos abusos.
En lo que se refiere a la distribución de la tierra, ha sido entre el pueblo mexicano el detonante principal del
movimiento de Madero, ya que en la época colonial se tenían grandes latifundios propiedad del clero, sin embargo,
aún en el México independiente continuaron existiendo, latifundios en donde el crecimiento poblacional y la
demanda de la propiedad de la tierra agudizaron los conflictos sociales. Una de las alternativas para la solución
de estos conflictos sociales se dio en 1856 con la llamada Ley Lerdo, pero lamentablemente debido a la miseria,
ignorancia e incapacidad probatoria, de los habitantes indígenas, esta ley fue mal empleada perjudicando a las
pocas comunidades indígenas y a las comunidades agrarias, que habían logrado defender su propiedad comunal,
después de ser desamortizadas las comunidades y añadirse a los latifundios colindantes aumentó la tensión.
En Plan de San Luis que lanzó Francisco I Madero en 1910, claramente se atendía a las demandas de estos grupos
sociales al incluirse en él lo siguiente:
"Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos pequeños propietarios, en su mayoría indígenas, han
sido desalojados de sus terrenos [...] Siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores los
terrenos de los que se les despojó de modo tan arbitrario, se declaran sujetas a revisión tales disposiciones
y fallos y se les exigirá a los que los adquirieron de un modo tan inmoral, o a sus herederos, que los
restituyan a sus primitivos propietarios".
La intensión de restituir las tierras a los indígenas, me parece, fue una de las causas más nobles de los ideales de
este hombre.
Un grupo de revolucionarios “del sur” en 1911 temía que dicho artículo no fuera cumplido así que se dispusieron
a hacer un plan que plasmaran sus demandas al que se denominó Plan de Ayala, en él se plasmaba
“en los artículos sexto y séptimo del Plan Libertador se establecía que los pueblos entrarían en posesión
de los terrenos, montes y aguas que hubieran sido usurpados por los hacendados, científicos o caciques
a la “sombra de la tiranía y de la justicia venal”
Pero de todos modos se verían envueltos en pleitos legales al terminar la revolución, Carranza por su parte que
no discernía la magnitud de la exigencia de la tierra, con el tiempo entendió que la reforma agraria tenía que darse
con amplio sentido de consciencia social y así es como finalmente el resultado es el artículo 27 constitucional el
que definió las diferentes formas de ejercer la propiedad rústica de México en el siglo pasado, las leyes
reglamentarias posteriores fueron otra cosa, todas mal hechas al grado que con solo recurrir al amparo se podían
anular las acciones interpuestas. En diciembre de 1925 se establece la naturaleza inalienable, imprescriptible,
inembargable e intransmisible de las tierras ejidales, indivisas o parceladas en una nueva ley reglamentaria de
tierras Ejidales, pero nuevamente se podía recurrir al juicio de amparo para obstaculizar las acciones agrarias, es
hasta el La ley Bassols que el procedimiento agrario se transforma en verdadero juicio, aunque los que se sentían
afectados seguían recurriendo al juicio de garantías, fue así como se recurrió a la reforma del artículo 27
constitucional en diferentes ocasiones. El estado seguía siendo garante y autoridad ejidal y se reconocen
asambleas, comisariados y consejos ejidales.

III. Conclusión
Me parece muy claro y es de entendible que habiendo tantos grupos que fueron despojados, las condiciones de
miseria y marginación en las que fueron obligados a vivir, éstos, se volcaran en un apoyo incondicional y
estuvieran dispuestos a todo por recuperar sus propiedades, ahora entiendo mejor cual es el factor que mueve a
las masas a tratar de cambiar una estructura social, en primer lugar el que hayan tenido algo, en algún momento,
que consideren lo suficientemente valioso como lo es la tierra, que se sientan robados, abusados, que ya no tengan
nada de que perder y que les prometan que se los van a devolver.
Entiendo el sentido en el que nace el artículo 128 de la constitución mexicana pero pienso que no es tan
descabellado pensar en un cambio de constitución en este momento si veo algún tipo de condición social
semejante en amplio sentido al problema agrario de los dos siglos anteriores; el problema laboral, las condiciones
de explotación, la agudización del capitalismo y la inconformidad de las masas que como en los buenos tiempos
de Santa Ana viven en el temor constante, tal vez nos falten más de 50 años para la revolución, ¿se podría volver
a dar? Espero que no, pero lamentablemente no se vislumbra muy claramente otra solución, quizás y sólo quizás,
la educación podría llevarnos a dar el gran salto como sociedad, pero parece ser que el alcanzar un nivel educativo
elevado es todavía más difícil que realizar una nueva revolución.
Bibliografía

La inviolabilidad de la constitución 1857 y el congreso constituyente de 1917, Valdez Diego, Biblioteca


jurídica virtual del instituto de investigaciones jurídicas de la UNAM.
http://www.museodelasconstituciones.unam.mx/Exposiciones/page14/page8/page8.html

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