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Sam Wheat (Patrick Swayze), un ejecutivo de banca e inversiones, y

Molly Jensen (Demi Moore), una escultora de cerámica, son una pareja
feliz que vive en la ciudad de Nueva York. El único problema en su
relación es la incomodidad de Molly por el hecho de que cuando le dice
a Sam "Te amo" ("I love you" en inglés) éste simplemente le responde
"ídem" ("igual" en latín, "ditto" en la versión original en inglés, en toscano
"lo dicho") y él nunca es quien toma la iniciativa diciéndoselo a su chica
antes de que lo haga ella. Esto molesta a Molly, que siente que necesita
escucharlo diciéndole "Te amo" como respuesta o bien en primer lugar
antes de que sea ella quien lo exprese.
Una noche, mientras caminan hacia su nuevo apartamento tras una
salida al teatro, son atacados por un ladrón llamado Willy López (Rick
Avilés). Éste saca una pistola y durante el forcejeo entre Sam y el
atracador, la pistola se dispara. Tras el disparo, Sam comienza a
perseguir al ladrón, que sale huyendo, aunque finalmente lo pierde de
vista. Cuando regresa hacia Molly, se da cuenta de la verdad: el disparo
le ha alcanzado en el corazón y ha muerto prácticamente en el acto.
Como un espectador invisible, presencia a Molly meciendo su cadáver,
intentando desesperada e inútilmente mantenerlo con vida, y se da
cuenta que se ha convertido en un fantasma, atrapado entre ambos
mundos. La luz viene a buscarlo desde lo alto pero él no quiere dejar
sola a Molly, y logra escapar. Poco a poco, logra hacerse a la idea de
que ya no está vivo.
En el hospital donde llevaron su cuerpo se encuentra con un anciano,
quien también es un fantasma, e intentan reanimarlo. En ese momento
ven a un paciente que se está muriendo y viene la luz para llevarse su
alma, ésta sale del cuerpo del paciente, mientras que el anciano dice
que tuvo suerte de que no vinieran los otros para llevárselo. Sam intenta
preguntarle ¿quiénes son...? cuando el anciano desaparece. En su
sepelio, Sam ve a una mujer de azul cruzar una lápida mientras ésta le
saluda.
Mientras poco a poco va aceptando que ha muerto, y que ya no puede
estar con Molly. Sam se da cuenta de que el robo había sido planeado
cuando Willy entra en la casa y camina entre sus pertenencias. Sam
sigue a Willy hacia su casa y descubre que su amigo y compañero de
trabajo, Carl Bruner (Tony Goldwyn), había contratado a Willy para
robarle a Sam y así obtener la contraseña del ordenador de su oficina.
Carl estaba envuelto en un blanqueo de dinero en el banco en el cual
trabajaban él y Sam. Sam había cambiado recientemente su
contraseña, encerrando a Carl fuera de las cuentas falsificadas en las
que Carl había ocultado el dinero. Sam se llena de resentimiento hacia
su supuestamente mejor amigo, pero se da cuenta de que, como
fantasma, no puede hacer mucho.
Sam teme que Molly esté en peligro pero él se encuentra indefenso,
incapaz de comunicarse con ella en su estado actual. Sin embargo,
encuentra a Oda Mae Brown (Whoopi Goldberg), una artista que se
hace pasar por médium que irónicamente descubre (después de
escuchar a Sam criticando su negocio fraudulento) que realmente tiene
el poder de su familia de escuchar a los fantasmas, aunque no puede
verlos. Viéndola como su única esperanza de comunicarlo con Molly,
Sam comienza a acosar a Oda Mae hasta que ella finalmente se rinde
y accede a ayudarlo.
Oda Mae, reticente, llama a Molly y le dice que se está comunicando
con Sam, pero Molly es escéptica. Sólo logra convencerla cuando le
cuenta cosas privadas que sólo sabía Sam, principalmente su uso de la
palabra "ídem".
Mientras perseguía a Willy hasta su apartamento, Sam conoce a un
fantasma inquieto (Vincent Schiavelli) rondando en el subterráneo de
Nueva York, quien le enseña a mover y tocar objetos focalizando sus
emociones en el blanco. También descubre que Oda Mae estaba siendo
solicitada por fantasmas provenientes de lugares tan lejanos de Nueva
York como Nueva Jersey para que hablase con sus parientes vivos.
Uno la posee brevemente, pero este acto baja la energía de los
fantasmas. Sam le promete a Oda Mae que ya no la molestarían si lo
ayuda.
Mientras tanto, Molly va a la policía, ya que había vuelto su escepticismo
acerca de las palabras de Oda Mae. El sargento le asegura que tenía
razón al dudar, y que no había carpeta alguna con el expediente de
'Willy López', aunque sí había una gran carpeta con datos de Oda Mae
Brown, quien es reconocida entre los policías locales como una
impostora.
Sam y Oda Mae deciden frustrar el plan de Carl. Carl había robado
cuatro millones de dólares y los había depositado en una cuenta
fraudulenta. Bajo las instrucciones de Sam, Oda Mae se hace pasar por
'Rita Miller' (el nombre de la cuenta) para retirar el dinero, Sam le dice
que debe entregar el dinero para no ser perseguida por Carl y de mala
gana le da el cheque a dos monjas que pedían caridad. Carl entra en
pánico cuando se da cuenta de que la cuenta había sido cerrada, y es
atormentado por Sam quien, invisible, se comporta como
un poltergeist y teclea la palabra "ASESINO" y cuando en su
desesperación pregunta Carl al aire quién lo está acosando, Sam teclea
SAM numerosas veces en su computadora.
Carl piensa que Sam le quitó el dinero por lo que termina en la puerta
de la casa de Molly, preguntando por Oda Mae. Molly revela que Oda
Mae era Rita Miller y que es una timadora. Carl se da cuenta de que el
fantasma de su antiguo compañero de trabajo está presente y que usó
a Oda Mae para quitarle el dinero, por lo que le dice (a Sam) que
regresaría a las 11 pm a matar a Molly si no le devolvía el dinero. Sam
corre a advertirle a Oda Mae, pero casi de inmediato Willy y Carl llegan
a tratar de quitarles el cheque de la cuenta liquidada. Oda Mae y sus
hermanas escapan mientras Sam aterroriza a Willy, propiciándolo a huir
hacia la calle en estado de pánico. Willy es golpeado por un camión y
muere, pero su alma no fue llevada por la luz, sino que unas sombras
comenzaron a convertirse en seres demoníacos quienes lo tomaron a
la fuerza y lo arrastraron hacia el infierno mientras pide
desesperadamente por ayuda. Presenciando esto, Sam comprende que
esos demonios son los otros que el anciano en el hospital le había
mencionado.
Sam y Oda Mae se dirigen rápidamente a advertirle a Molly que está en
peligro, pero Molly sigue sin estar segura acerca de Oda Mae; no
obstante, se convence luego de que ésta pasa un penique bajo la puerta
y Sam usa sus poderes para ubicar el penique en la mano de Molly
(Molly y Sam coleccionaban peniques para tener buena suerte). Molly
le habla a la policía para que las proteja de Carl y en lo que la esperan
Sam usa el cuerpo de Oda Mae para lograr tocar por última vez a Molly
pero en eso Carl llega, eran las 11 pm ya, amenazando con matar a
Molly si Oda Mae no le da su dinero. Sam es eyectado a la fuerza del
cuerpo de la médium y trata de detener a Carl, pero la posesión había
bajado la fuerza de sus poderes.
Molly y Oda Mae escapan hacia un desván ubicado sobre el
departamento, perseguidas por Carl. Éste trata desesperadamente de
atrapar a las mujeres y finalmente atrapa a Oda Mae, empuñando un
arma. Molly sale a defensa de la médium, pero Carl la supera y la toma
como rehén. La energía de Sam regresa y obliga a Carl a arrojar el
arma, permitiéndole a Molly huir sin sufrir daños. Peleando en vano para
detener los ataques de Sam, Carl torpemente le arroja el gancho de la
grúa (polea) del edificio para subir cosas. El gancho pasa a través del
cuerpo transparente de Sam y golpea una ventana abierta, de la cual
caen rotos los vidrios de la misma y matando a Carl mientras trata de
escapar. Carl ve a Sam cuando su alma sale de su cuerpo y se
entristece cuando se da cuenta de que murió y los demonios se lo van
a llevar porque había sido malo. Los demonios salen de las sombras y
se lo llevan, y Carl expresa terror mientras su espíritu es arrastrado al
infierno.
Cuando Sam regresa hacia donde estaban Oda Mae y Molly, les
pregunta si están bien. Molly se da cuenta de que puede oír a Sam,
luego comienza a brillar una luz y Sam asume una forma parcialmente
visible. Tras despedirse de Oda Mae, comparte un último beso con Molly
y le dice que la ama, a lo que ella responde con "ídem". Sam luego se
va acompañado por una luz brillante.

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