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Réquiem por un hermano Con Bladimir en la distancia:

Cuba y poesía
Por Guille Vilar
Por Felipe Lázaro

P
asa con bastante frecuencia que no le decimos a tiempo cuánto
apreciamos a alguien, y todo lo que significa para los demás, tanto
La ideología de un poeta, por detestable que sea,
por sus condiciones personales como por el legado, el elemento de
no puede alejarnos de la consideración de su poesía.
identidad que nos deja en calidad de donación antes del momento de
Gastón Baquero
partir. He pasado ya por esta experiencia en unas cuantas ocasiones,
pero la más reciente me sucedió con Bladimir Zamora. Por modestia, el

C
on sumo pesar nos ha golpeado la noticia del fallecimiento, el pa-
hermano se hubiera sonrojado profundamente solo con la mitad de las
sado 5 de mayo, de un buen amigo: el poeta y periodista cubano
cosas que voy a expresar acerca de él, pero seguro que todos estaremos
Bladimir Zamora Céspedes (Cauto del Paso, 1952-Bayamo, 2016).
de acuerdo.
En la década de los 90, conocí a un nutrido y talentoso grupo de
No sé cuántas distinciones o medallas le han impuesto a Bladimir;
jóvenes escritores y poetas cubanos, residentes en la Isla, que comenzó a
supongo que bastantes, pero en esta ocasión no quisiera hablar de las
frecuentar las calles de Madrid: León de la Hoz, Efraín Rodríguez Santana,
mismas. Nunca tuve la oportunidad de decirle que mientras yo “roqueaba”
Nidia “Puchi” Fajardo (q.e.p.d.), Camilo Venegas, Alberto Lauro, Nelson
desde mi sección de “Entre Cuerdas” en El Caimán Barbudo de los años
Simón González y Bladimir Zamora Céspedes, entre otros. Llegaban a
80, no dejaba de sentir una creciente admiración por lo que él escribía
España con la intención primordial de acercarse a la figura de Gastón
en dicha publicación y por el profundo respeto con que se refería a los
Baquero y conocer al poeta ausente de Cuba desde 1959.
cultores de la trova tradicional.
En el caso de Bladimir, no solo comenzó a ser asiduo de la calle Anto-
Pocos críticos hay como Bladimir, quien tenía el don de hablar con
nio Acuña 5, domicilio madrileño del poeta de Banes, sino que se incor-
pasión tal acerca de estos añejos trovadores que nada más hacía falta
poró a varios proyectos de Betania como coautor de la antología poética
para convencernos de que eran verdaderas glorias de la música cubana.
Poesía Cubana: La Isla Entera (1995) y del libro Entrevistas a Gastón
Pocos intelectuales como Bladimir Zamora aplicaron el ejercicio del mar-
Baquero (1998). Además de asistir, durante sus prolongadas estancias en
keting con tanta eficacia, porque este era del tipo más puro: el que
Madrid, a casi todos los actos de presentación de libros betanianos,
proviene de los latidos del corazón, al hacernos sentir que hay que estar
como el de la antología poética antes citada en la madrileña Casa de
profundamente orgullosos de tener como preciados valores patrimonia-
América junto al diplomático español Ión de la Riva, que moderó dicho
les a un Sindo, un Corona, o a un Matamoros, para no hacer esta lista
acto. Hasta nuestra participación de casi tres días en el “Homenaje Inter-
interminable.
nacional a Gastón Baquero”, celebrado en Salamanca (1993), organiza-
Por si fuera poco, los integrantes de la Nueva Trova le deben mucho
do por el amigo poeta Alfredo Pérez Alencart.
también al empeño intransigente y confiado de este bardo. No había
Un año después colaboramos en la organización del evento madrile-
concierto, peña o lanzamiento del último disco de cualquier consagrado
ño “Jornadas de Poesía Cubana: La Isla Entera” en la Casa de América y
o novísimo trovador que él no reseñara en las páginas de su Caimán, o en
la Universidad Complutense de Madrid (1994), auspiciado por la Secre-
cualquiera de los tantos programas radiales o televisivos donde se pre-
taría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica
sentó. Con toda responsabilidad, digo que la historia de la trova cubana
del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, con la asistencia de 24
no habría sido igual sin la imprescindible presencia de un Bladimir Zamora.
escritores y poetas cubanos: 12 residentes en Cuba: Rafael Alcides,
Corren los días en que a menudo se avala el rango del arte a partir de
Guillermo Rodríguez Rivera, Pablo Armando Fernández, José Prats Sariol,
la acumulación y ostento de bienes materiales por parte de los intérpre-
Cleva Solís, Jorge Luis Arcos, Efraín Rodríguez Santana, César López, Del-
tes, como para dar apariencia de que mientras más tienes, más vales… Y
fín Prats, Reina María Rodríguez, Enrique Saínz y Bladimir Zamora Céspe-
aunque Silvio en su obra “Canción de Navidad” advierte que “tener no es
des y 12 del exilio: Gastón Baquero, Heberto Padilla. Manuel Díaz Martínez,
signo de malvado y no tener tampoco es prueba de que acompañe la
Nivaria Tejera, Pepe Triana, Mario Parajón, Pío E. Serrano, Orlando
virtud”; sin embargo, existen individuos como Bladimir Zamora, que son
Rossardi, León de la Hoz, Alberto Lauro, José Kozer y Felipe Lázaro.
de otro tipo de “ricos”. Son millonarios en los sentimientos enriquecedo-
Desde esos años, fraguamos una gran amistad. Nos teníamos afecto,
res que expresan, son millonarios en las elevadas virtudes que profesan.
hermandad sellada por nuestro mutuo amor a todo lo cubano y a la
Estamos hablando de seres que se consideran a sí mismos como per-
poesía. Respecto a nuestras diferencias de ideas, ambos respetábamos
sonas comunes y corrientes, cuando son humanamente muy singulares
26 pues han sido capaces de descubrir que el secreto para alcanzar una vida
plena, no se encuentra en la lucha lamentable para poseer cosas a toda
nuestro personal pensamiento político y eso nos permitió vislumbrar y
alumbrar proyectos reconciliadores como la ya citada antología poética
EL CAIMÁN BARBUDO—mayo-junio—2016

que realizamos juntos en 1995. Personalmente, creo que nuestra amistad


costa, sino en el placer de entregarse a los demás, y en la capacidad de
sincera se fundó en ese espíritu de “La Isla Entera”, basado en el respeto
traspasar el extenso conocimiento propio a sus semejantes. No es que
de las diferencias y en la defensa de lo plural.
Bladimir no pudiera desear una vida mejor, como cualquiera, pero es
Pienso que la fecha del fallecimiento de Bladimir, en estos días de
que no concebía de ese modo el fundamento de la existencia. Su com-
mayo, no ha sido del todo una casualidad, sino más bien representa una
promiso con lo más representativo y autóctono del arte cubano le ocu-
gozosa y plausible señal, pues en un mes como este también fallecieron
paba demasiado espacio en el arca del pecho, y a ese universo le dedicó
sus dos grandes maestros: Gastón Baquero —hace ya casi veinte años— y
hasta el último aliento.
José Martí en el siglo XIX; siendo ambos los poetas que más influyeron
Se cuenta que a los pocos días de firmado el Pacto de Zanjón, el
en la vida de mi buen amigo.
general Máximo Gómez tuvo un encuentro con Martínez Campos. El es-
Desde este exilio ya vitalicio, me uno —con mi más sentido pésame—
pañol pretende sobornar al glorioso combatiente, ofrece dinero y desti-
al dolor de su mamá, hermano y demás familiares de Bladimir. Extiendo
nos de importancia en la Isla al insurrecto, le dice: “Pida por esa boca,
mi abrazo fraterno al resto de amigos mutuos, como el cineasta Kiki
porque excepto la mitra del Arzobispo todo se lo puedo dar”. Pero
Álvarez, los poetas Sigfredo Ariel y Arístides Vega Chapú, los diplomáti-
Gómez rechaza cualquier ofrecimiento. El teniente general español ob-
cos españoles Fidel Sendagorta y Carlos Barbáchano, los pintores Waldo
serva lo deteriorado de su vestimenta y, amistosamente, le dice: “No es
Balart, Javier Guerra y Zaida del Río, el cantautor Carlos Varela, el escri-
posible que vaya usted a su país con esa ropa miserable”. A lo que Gómez
tor Joaquín Borges-Triana, Deborah Fajardo, David Gastón Gall Concina y
responde escueto, pero tajante: “General, no cambio yo por dinero es-
tantos otros que en España, Cuba o en el destierro recordamos hoy al
tos andrajos que constituyen mi riqueza y son mi orgullo. Soy un caído,
amigo ausente.
pero sé respetar el puesto que ocupé en esta Revolución.”
¡Descansa en paz, amigo Bladi!
Bladimir Zamora en su batallar por la cultura, tampoco se preocupó
por el desaliñado ropaje con que nos honró. Se marchó con la misma
vestimenta moral que siempre le conocimos. Descansa en paz, Hermano.
Con Bladimir Zamora aprendí que la La última broma de Bladimir Zamora
cubanía te hace rico, te salva
Por Paquita Armas Fonseca

E
l miércoles 4 de mayo corrió por la red un titular: El Caimán Barbu
Por Camilo Venegas
do está de luto: Bladimir Zamora Céspedes murió. Por unas horas,
la noticia se adelantaba a la realidad. Pero esto tiene su historia:

T
arde en la noche recibí una llamada de Alfonso Quiñones. Algo
Una semana atrás, llamo al Blado y él me dice que tiene un dolor en
malo debe haber ocurrido, me dije, por eso tardé tanto en contes-
el estómago, que va al hospital. Como tres horas después, Joaquín Borges
tar. “El Bladi, asere, el Bladi”, oí. Aunque era algo que esperaba
Triana (nos turnábamos en las llamadas hace cerca de dos años) me
hace meses, llegué a convencerme de que al final no ocurriría. Nunca vi a
calma: “No te preocupes. Ya se le quitó el dolor, le dio por la cantidad
Bladimir Zamora dándose por vencido, por eso tenía la certeza de que
de medicamentos pero le pusieron una inyección y se alivió”. Le digo:
su lucha contra la Parca no sería una excepción.
“Eso es una gastritis medicamentosa, pero no me gusta…”, y el Joaco:
Lo conocí hace exactamente 30 años. Un poema mío acababa de
“Ahí está la doctora. Me das pánico cuando hablas así”. Entonces nues-
aparecer en la sección, “Por Primera Vez”, de El Caimán Barbudo, y fui,
tro amigo todavía pensaba en venir a La Habana para celebrar las cinco
junto a Norge Espinosa, de los jóvenes escritores de provincia que invita-
décadas del Caimán.
ron a celebrar el 20 aniversario de la revista. Cuando me lo presentaron,
Al otro día volvieron a inyectar al Blado. Luego comenzó con vómitos
él conversaba con Sigfredo Ariel; de manera que en ese momento di con
y diarreas de sangre y se lo llevaron al hospital. Comenzaron las llama-
dos de las personas que más me influirían en lo adelante.
das, correos, a médicos, funcionarios, para que se preocuparan por el
Viví tantas experiencias inolvidables junto a Bladimir Zamora, que se-
querido paciente del hospital Carlos Manuel de Céspedes. Averigüé el
ría incapaz de ponerme a elegir. Pero hay una, en la Plaza de los Toros de
teléfono de la terapia y llamaba haciéndome pasar por médica. Racso
Las Ventas, en Madrid, que quizás pueda servirme de resumen. Corría el
hacía lo mismo, hasta se conocía el nombre de las enfermeras.
año 1993 y en el medio del ruedo tocaba una orquesta de viejos músicos
El martes decidieron que no se le podía hacer la hemodiálisis. Tenía
cubanos.
prácticamente paralizados los riñones, más el hígado que apenas funcio-
De pronto, por una de las esquinas, subió al escenario una negra con
naba por la cirrosis hepática, con los pulmones contrayéndose por respi-
un vestido que brillaba como un cometa. Cuando se oyó la palabra “¡Azú-
ración artificial, y el cerebro muriendo por la intoxicación debida al fallo
car!”, todos rieron y aplaudieron. Bladimir y yo, en cambio, empezamos
renal y hepático.
a llorar. Si ese momento me emocionó tanto como a él, es porque ya me
El miércoles es día de Peña del Caimán, desde hace siete años. Mien-
había enseñado lo esencial que era Celia Cruz para esa convicción que es
tras el ron y la música circulaban con el sabor especial de estos encuen-
saberse cubano.
tros, el Joaco atendió una llamada del trovador Pedrito Beritán, quien a
En la calle Monserrate, a media cuadra de la barra donde Ernest
su vez dice haber recibido comunicación de Salvador desde Bayamo.
Hemingway se bebió los mejores tragos de su vida y a dos puertas del
“Murió el Blado”, rezaba la noticia; y Joaco así lo trasladó. Fidelito llamó
último refugio de Reinaldo Arenas en Cuba, estaba La Gaveta, los poquí-
a Anita, su esposa y también amiga de Blado, y de este modo empezó la
simos metros cuadrados donde Bladimir estableció su residencia en la
cadena... Yo llamaba a algunos amigos, ella a otros.
tierra. Todos los escritores y trovadores de mi generación, sin excepción,
Pensaba que lo único que se debía publicar era El Caimán Barbudo
dejaron algún recuerdo allí.
está de luto: Bladimir Zamora Céspedes murió. Pero el editor, nuestro
Del mismo centro de La Gaveta colgaba una pequeña campanita. En
eficaz Rafael Grillo, me convenció de que escribiera una nota. Lo hice, se
su badajo había atada una medalla de plástico de la Virgen del Cobre.
la leí por el teléfono, me dio el Ok y la mandé a Racso para la web del
Bladi no era ateo, pero tampoco era religioso; creía en la magia de la
Saurio, al tiempo que la colgué en Facebook, la envié a Cubadebate,
cubanía y en ella siempre depositó toda su fe. De ahí que Cachita estuvie-
Radio Reloj, Cubasí, porque el Blado se merecía que todos sus amigos
ra a cargo de la gravedad de La Gaveta. Lo recuerdo pegándole a la
supieran que decía adiós a la madre tierra.
medalla sus manotazos casi albinos y gordos.
Diez minutos después me llamó Anita y me dijo que desde Bayamo le
—¡Chiiica —le decía a la Virgen— ilumina a este cubano que te quiere
informaban que el Blado seguía vivo. Entonces se armó otro corre corre,
tanto!
regando la ¿buena nueva? Pero ya, por ejemplo, Cubadebate lo había
Hoy, cuando el amanecer entró en Santo Domingo, caí en cuenta de
colgado. Quizás estuvo ahí por veinte minutos; y se destapó al abejero
que él ya no podrá verlo llegar a Bayamo. De mucha gente he aprendido
en la red:
muchas cosas de Cuba; pero con Bladimir Zamora entendí que la cubanía,
“Habían preparado una nota antes de que muriera” (Lo cual es falso).
aun en medio de las peores carencias y privaciones, te hace rico, te salva.
Nos vimos por última vez en la noche del 1 de octubre de 2011. Fue
“No dicen la causa de la muerte” (¿Era necesario? Si en Facebook,
Racso y yo escribíamos partes continuos.)
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EL CAIMÁN BARBUDO—mayo-junio—2016
en casa de Odette Pantoja, donde Carlos Varela, Polito Ibañez, Kelvis
“Se publicó la misma nota en todos los lugares”.
Ochoa y David Torrens le pusieron música al reencuentro y a la despedi-
Hasta culparon a Cubadebate del error.
da. Los abrazos y el ron hicieron que todo fuera menos doloroso.
Me molesté mucho con esa cantidad de acusaciones. La única que
Casi al final de la noche, mientras Carlitos cantaba “Habaname”,
puedo aceptar es que podría haberse confirmado con el hospital antes
Bladimir, Omar Mederos (quien también había vuelto a Cuba por esos
de escribir la nota. Pero es que la noticia parecía totalmente creíble,
días) y yo coincidimos en un abrazo. Conservo una foto de ese momen-
pues muy poco antes los mismos médicos habían asegurado que la situa-
to. Estamos de espalda, por eso no se ve que lloramos.
ción del Blado era crítica y solo cabía esperar.
Poco después, ya sin la ayuda de ninguna canción, Diana Sarlabous y
Ahora pienso que quizás fuimos “víctimas” de la última broma del
yo llevamos al Bladi hasta La Gaveta y le dimos un último abrazo. Aunque
Blado, que vía telepática dijo a Salvador que había muerto, y este a
ya no volveré a esos pocos metros cuadrados donde Cuba era tan gran-
Beritán, para que se soltara la bomba en el lugar ideal: la peña que justo
de, ahora quisiera pararme en su mismo centro y darle un manotazo a la
él había creado y conducido por años junto a Fidelito. ¿Y a quién induce
medalla de plástico de la Virgen del Cobre.
que le avisen? Pues al Joaco, el mismo que lo llamaba con frecuencia y se
Me gustaría pedirle que ilumine a ese cubano que tantos queremos.
ocupaba de su bienestar. Por supuesto que el velatorio empezó cómo
debía ser: entre canciones y rones, en el sitio donde aún reina su olor.
No habían transcurrido 24 horas y ya la noticia era cierta, a mí trasmi-
tida por boca de su hermano. En Facebook, un espacio ignorado por el
Blado, llovieron las notas de congoja por su deceso. Aparecieron amigos
de diversos lugares. Algunos que incluso no lo veían desde el
preuniversitario. Mientras en Bayamo, su querida cuna, se le rendía buen
homenaje, su nombre se volvió recurrente en la red de redes. Estoy segu-
ra de que, con su sonrisa sarcástica, desde algún lugar me está mirando
escribir estas líneas y dirá, a lo oriental y refiriéndose a internet: “¿Viste,
tú? Esa cagá sirve para algo.”

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