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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA

CURSO: CIRUGIA I

CAPITULO: TRAUMATOLOGIA Y ORTOPEDIA

ORGANIZADOR PREVIO: LESIONES


TRAUMATICAS DEL MIEMBRO SUPERIOR

Autor: Dr Ricardo Luis Zavaleta Alfaro

2010
MIEMBRO SUPERIOR
Este capítulo, miembro superior, describe las enfermedades traumáticas que abarcan
desde la cintura escapular hasta la mano. Detallando de manera particular, las fracturas
y las luxaciones más prevalentes; describiendo actitudes y procedimientos, para su
solución tanto para el estudiante de medicina, por el médico recién graduado como por
el que se inicia en la especialidad de Traumatología y Ortopedia, aplicando los
conceptos básicos del trabajo traumatológico como son la reducción y la
inmovilización, sobre todo el tratamiento no quirúrgico o incruento.

1. Fracturas de la clavícula.
2. fractura de la diáfisis del húmero.
3. Fractura de Colles.
4. Luxación de hombro
5. Luxación de codo.
.
Fracturas de la clavícula
Las fracturas de la clavícula ocurren en todos los grupos etéreos, puede ocurrir en los
recién nacidos a través de un trauma obstétrico en el canal del parto, predominando en
los niños, en quienes sus actividades recreativas y el juego lo hacen más expuestos.

Su mecanismo de producción es por un trauma directo en la región anterior del hombro


o de manera indirecta cuanto se cae con hiperextensión del miembro superior hacia
atrás.

Las fracturas de la clavícula ocurren en tres niveles o tercios: interno, medio y externo,
predominando las fracturas del tercio medio; es muy importante recordar esta
clasificación, por que nos va a permitir determinar el tratamiento a llevar a cabo así
como predecir las complicaciones: en el tercio interno los vasos subclavios, en el tercio
medio los troncos secundarios del plexo braquial pueden mayormente lesionarse. El
trazo de fractura es de tendencia oblicua y en dos fragmentos.

Clínicamente, se encuentra incapacidad funcional para realizar los movimientos activos


del hombro, dolor y deformación anatómica del eje de la clavícula.

El tratamiento de las fracturas de la clavícula, la mayoría de los autores consideran que


debe ser incruento, basándose en la reducción y la inmovilización de la fractura. La
reducción de la fractura se lleva a cabo con el paciente sentado en un taburete (silla sin
espaldar) con los miembros superiores flexionados en el codo y apoyando los dedos de
la mano con el pulgar hacia atrás localizados en las crestas iliacas; el médico realiza las
maniobras de reducción; traccionando de los hombros del paciente hacia atrás y
aplicando fuerzas de contratracción hacia delante con su rodilla colocada en la columna
dorsal a nivel de los ángulos interescapulares internos. La inmovilización se lleva a
cabo a través de un vendaje en ocho; el cual debe ser acolchado con una capa de
algodón y luego un vendaje elástico colocado suavemente, pues ajustarlo puede
producir un síndrome compartimental distal en el brazo o antebrazo. Este vendaje en
ocho, en general debe cambiarse cada 3 o 4 días y debe mantenerse por cuatro o seis
semanas, esto en realidad dependerá de la edad del paciente.
Fracturas de la diáfisis del húmero

Las fracturas de la diáfisis del húmero ocurren mayormente en las personas adultas,
como consecuencia de una caída en hiperextensión del miembro superior, creando en el
paciente dolor de grado variable, impotencia funcional para la extensión, flexión,
elevación del brazo. Respecto a los trazos de fractura a este nivel pueden ser
espiroídeos, oblicuos y transversos; e igualmente, la fractura puede ser simple o
conminuta. Por vecindad de la fractura es probable una lesión del nervio radial y de la
arteria humeral profunda, esa es la razón por la que debemos evaluar exhaustivamente al
paciente cuando ocurre una fractura a este nivel.

El tratamiento de las fracturas de la diáfisis del húmero depende del trazo de la fractura;
si los trazos son oblicuos o espiroideos , estos tiene amplio espacio óseo de contacto que
permiten estabilizarse muy bien con un aparato de yeso colgante o de Cadwll; sin
embargo, las de trazo transverso, generalmente requiere cirugía con variados sistemas
de inmovilización: clavo endomedular bloqueado, placas y tornillos, por éstas se
desplazan o angulan en demasía que impide una consolidación anatómica.

El tratamiento de las fracturas con un yeso colgante, no requieren de reducción, basta


con colocar el aparato de yeso braquiopalmar con el codo flexionado 90 grados,
suspendido al cuello desde el nivel de la muñeca con una tira de tela, el peso de este
yeso al caer distalmente reducirá la fractura.

Fractura de Colles.
La fractura de Colles, es un tipo de fractura de los tantos que existen en el extremo
distal del radio; es más frecuentes en la cuarta y quinta década de la vida, con
predominio del sexo femenino. El mecanismo de producción de esta fractura es por
una caída de la altura de nuestro cuerpo con hieperextensión de la mano.

En el examen clínico encontramos tres deformaciones características producidas por


desplazamiento del segmento óseo distal:
a). hacia lado dorsal, determinando el signo clínico de dorso de tenedor.
b). hacia el lado radial o externo, determinando el signo clínico de la bayoneta.
c) la impactación del segmento proximal de hueso cortical hacia el segmento distal
constituido por hueso esponjoso, determinando el signo clínico de Lauggier, es decir
que ambas apófisis estiloides tanto del radio como del cúbito están al mismo nivel,
en estado normal la apófisis estiloides radial está un centímetro distal a la del cubito.

Fig. 1: Desplazamiento posterior del fragmento óseo distal


En la radiografía nos permite visualizar que el trazo de fractura es transverso y los
tres desplazamientos que encontramos en el examen clínico (1).

Respecto a su tratamiento, mayormente es de tipo incruento a través de maniobras


de reducción e inmovilización (1,2,3).

La reducción se lleva a cabo por medio de tracción longitudinal, corrigiendo las tres
deformaciones ya descritas y desplazando el segmento óseo distal en sentido inverso
del desplazamiento; para realizar la tracción longitudinal el paciente debe estar
acostado en posición supina con codo en flexión de 90 grados, la tracción se hace
cogiendo del pulgar y de los cuatro últimos dedos, y la contratracción se hace
traccionando en sentido inverso desde el brazo.

La inmovilización con aparatos de yeso deben basarse en el concepto de


ferulización en tres puntos. Los aparatos de yeso de tres puntos deben aplicarse en
los sitios de las flechas, además de la desviación cubital y ligera flexión palmar de
mano y muñeca. Si bien es cierto, existe discrepancias en cuanto a la colocación del
antebrazo en posición de supinación o pronación lo que si es un consenso que el
yeso debe ir desde el brazo a la mano con codo en 90 grados con desviación cubital
y flexión palmar ( FIGURA 32.23 PPA 631 DE 2HJ (2).

Luxación del codo

La luxación del codo constituye una emergencia traumatológica, ocupa el segundo


lugar entre las luxaciones traumáticas, después del hombro. Ocurre por un
traumatismo de gran violencia de caída de bruces con hiperextensión del codo sobre
la mano cuando uno cae de espalda, o por un trauma directo en el codo, que hace
que el cubito y radio juntos puedan desplazarse hacia los lados medial, lateral,
anterior y posterior, esta última es la más frecuente; en raras ocasiones puede ocurrir
una luxación divergente, en la que el radio y el cubito se desplazan a sus respectivos
lados es decir lateral y medial.

Al evaluar a un paciente con luxación del codo, encontramos dolor de severa


intensidad, impotencia funcional para los movimientos activos y pasivos de flexión,
extensión y las rotaciones interna y externa; deformación anatómica en relación a la
dirección del desplazamiento, aumento de volumen del codo de manera
desproporcional debido a la hemorragia que ocurre como consecuencia del
traumatismo.

Considerando que el codo es tránsito obligado de la arteria braquial y de los nervios


mediano, radial y cubital, es necesario reconocer su lesión o indemnidad

Su diagnóstico y tratamiento deben ser precoces antes de cumplir 6 horas desde el


accidente; el tratamiento se basa en reducción e inmovilización.
La reducción para la luxación más frecuente, la posterior; debe llevarse a cabo con
anestesia general, con el codo flexionado en 110 grados con tracción en la muñeca y
contratracción en el brazo, Para las del desplazamiento lateral y medial , se debe
manipular con suavidad en sentido contrario al desplazamiento. La inmovilización
debe hacerse solamente con una férula dorsal en flexión de 90 grados
aproximadamente y sostenido por una venda elástica; por ningún motivo el yeso
debe ser circular por que puede producir síndrome compartimental agudo , pero
en la inmensa mayoría de los casos por razones de la anatomía articular y
el mecanismo de producción del accidente, es el desplazamiento posterior
el más frecuente.

Bibliografía
1. Green D., Hotchkiss R. , Pederson W., Wolfe S. (2007) Cirugía de la mano
Tomo I Marban editores Madrid
2. Rendón,J. (2001) Reconstrucción quirúrgica de la extremidad superior Mc
Graw-Hill Interamericana Mèxico.

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